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DINÁMICAS DE PODER

Sara Newball, Juan Manuel Sepulveda, Angie Giraldo Padilla

“​El problema con Eichmann fue precisamente que muchos fueron como él, y que la mayoría

no eran ni pervertidos ni sádicos, sino que eran y siguen siendo terribles y terroríficamente

normales. Desde el punto de vista de nuestras instituciones legales y de nuestras normas morales

a la hora de emitir un juicio, esta normalidad es mucho más aterradora que todas las

atrocidades juntas”​ (Arendt, 1963).

El objetivo principal de este ensayo es el de hacer una apreciación comparativa sobre el

concepto de obedencia que se vivió en la alemania nazi junto a las bases éticas construidas desde

sus diferentes estudios posteriores, la cual data del periodo de 1933 a 1945, basado en el libro de

Hannah Arendt, pensadora y escritora alemana, segun el caso de Eichmann en jerusalén: lo que

dio como resultado un estudio sobre la banalidad del mal, que insentivó a el experimento

Milgram, realizado posteriormente por Stanley Milgram, psicólogo graduado de la Universidad

de Yale, en donde se estudió, basado en el concepto de "banalidad del mal", los resultados de la

sumisión a la autoridad.

Dicho lo anterior, en el campo de la historia y las ciencias sociales se le ha dado especial

espacio en la investigación a temas de dictadura y régimen totalitario, puesto que han ocurrido

catástrofes que han marcado a la humanidad hasta el tiempo de hoy. En este caso nos centraremos

en el regimen del partido Nacionalista Obrero Aleman, dirigido por Adolf Hitler, gobernante del

país. Bajo el gobierno de Hitler, Alemania se transformó en un estado totalitario que afirmaba

controlar todos los aspectos de la vida, donde t​odo el poder se concentró en manos del mismo y

su palabra estaba encima de todas las leyes. ​El racismo, especialmente el antisemitismo, era una
de las principales características de la ideología oficial, en donde el pueblo germanico se auto

cosideraba una raza pura, la representación del “arianismo” y que por lo tanto se les tenia como

superiores a cualquier otro origen étnico existente, es por esto que otros grupos étnicos, como los

jud​í​os, fueron masacrados gracias a que eran tenidos en cuenta como indeseables.

Estas ideas se plasmaron en el proceso de desplazamiento, detención y posterior eliminación

sistemática de aproximadamente 11-12 millones de personas. Un tema que ha estado plagado de

debates sobre la Alemania nazi es lo que en la escuela de Frankfurt describieron como la caida de

la barbarie: ¿cómo fué posible que la masacre sucedió?, ¿cómo llegar a ese límite?, ¿De verdad

ahora podemos considerar que acabó tal barbarie?, ¿que se aprendió de tal acontecimiento?.

Llegados a este punto se propuso un estudio que toma en cuenta la investigación y la

información anterior donde se le pudiera dar una explicación a las preguntas específicamente

sobre la obediencia civil, o sea, lo que Arendt en 1963 llamó "banalidad del mal", en donde hubo

violaciones a los derechos civiles de miles de personas y, además de esto, participaron personajes

como Adolf Eichmann, miembro de las SS alemanas, el cual era responsable de transportar a

cientos de miles de judíos a campos de exterminio, y que por su parte, en cuanto al juicio que se

le hizo, en el contenido de su discursiva propendía el estar obedeciendo a lo que se le demandaba.

Por otra parte, y en consonancia con lo anterior, en cuanto el experimento Milgram, se trató

sobre la disposición que tenía un sujeto a obedecer o acatar las órdenes que se le daba por una

figura autoritaria aún cuando estas le generan conflicto moral. Este experimento se hizo tres

meses después de que Eichmann fuera juzgado por crímenes contra lesa humanidad, con el

objetivo de responder el por qué una persona como él podría causar tanto daño bajo la

enunciación de estar siguiendo órdenes.


Este experimento se enfocó en adecuar un espacio en donde estuvieran dos participantes, el

primero quien estaría propiciando descargas eléctricas al segundo, estando este fuera de su vista.

Esta separación supondría que se le eximiera al primer sujeto, presenciar el resultado de sus actos

y por lo tanto un desligamiento del dolor del otro.

“​Cualquier fuerza o acontecimiento que se sitúe entre el sujeto y las consecuencias de hacer

daño a la víctima produce una reducción de esfuerzo en el participante y, por lo tanto, reduce el

nivel de desobediencia. En la sociedad moderna, hay a menudo otras personas situadas entre

nosotros y el acto destructor final al que contribuimos”​ (Milgram, 1974).

Ahora bien, Sigmund Bauman, en su libro Modernidad y Holocausto, nos recuerda que el

trabajo en la sociedad moderna se logra mediante una eficiencia razonable. Los comportamientos

se segmentan por nivel de autoridad y por funcionalidad. Esto posibilita la realización de

comportamientos inhumanos: es más probable que la organización de la acción, de manera

racional, pueda permitir el causar dolor y que la persona aún se siga llevando bien consigo

mismo.

De esta manera la secuencia con la que se realiza la acción y su cantidad, causa un efecto

acumulativo en la persona, donde entre más acciones se suministren, más influenciará sobre la

decisión de seguir o no. Esto debido a que, “Si el sujeto decide que no es aceptable aplicar la

siguiente descarga, entonces como ésta es (en todos los casos) sólo ligeramente más intensa que

la anterior, ¿cuál es su justificación por haber aplicado la última? Negar la corrección del paso

que está a punto de dar, implica que el paso anterior tampoco era correcto y esto debilita la

posición moral del sujeto. El sujeto se va quedando atrapado en su creciente compromiso con el

experimento” (Bauman, 2006). En esta acción secuenciada se incluye un conflicto que favorece
el resistir la reevaluación y la condena del comportamiento anterior de una persona, y después de

que el compromiso inicial con el "propósito" del experimento se haya cumplido durante mucho

tiempo, estimula el seguir avanzando (Laso, 2013).

De este modo fue presentado el dinamismo en términos experimentales, es decir, la esfera en

donde se conciben los conocimientos acerca de los accionares de estos se han dado de acuerdo a

distintos sistemas integrados que perpetúan el poder, que, según Michel Foucault “el poder no

puede ser definido como una cosa”. Esto no se trata solamente de cuestiones de orden psíquico

preciso o un orden, demanda, y acto de persuasión; se trata de una integración interactiva en

donde el individuo no puede ser separado de la sociedad y la sociedad no puede ser separada de

los actos de cada individuo, así como una banda de Moebius donde sus lados representan la

conexión recíproca. Entonces para ser más precisos en términos de instancias macro “El poder es

una institución, no es una estructura o una fuerza de la que dispondrán algunos: es el nombre que

se le da a una situación estratégica compleja en una sociedad dada” (Foucault, 1976).

Esto nos permite concebir que en los experimentos realizados por Milgram, junto a conceptos

dados por Foucault, nos demuestran los principios éticos de cada persona en términos también

intersubjetivos, explicandonos que esta aparición de la institución mantiene una tensión hacia los

pensamientos reflexivos, mancillados por varias presentaciones de poder que nada mas buscan su

perpetuidad mediante distintos métodos que no dejan de ser implícitamente violentos en el

ejercicio de la reflexión propia sobre cuestiones que fortalezcan a el bien común.

Para Michel Foucault, la palabra justicia está enmarañada en descripciones del poder

institucional y la auténtica política, critíca y ataca las instituciones. Primero, para no digerir de

lleno las palabras de Foucault, analizaremos por partes; ¿cómo se atacará la institución para que
la ética individual aflore?; se atacaría desde los aprendizajes y actos que perpetúan en esta tarea

expresada, siempre dejando en claro sus diferencias existentes entre lo que se incorpora. Esto es

necesario para el propio individuo junto con la sociedad. En términos de la ética, se relacionaría a

los constructos morales que imperan en el discurso en los cuales se está inmerso en todo

momento, debido a que como habíamos mencionado antes, somos intrínsecos con lo social . Por

lo tanto, es necesario ser constantes en la tarea de ver internamente estas concepciones de una

realidad construida desde el poder institucional, para poder así transformar desde los mismos

métodos totalizadores aquel conocimiento, el uso de él y además las consideraciones de formas

evolutivas transformacionales.

Entonces, estos actos o acciones ¿cómo se relacionan con la ética?; de este gran bagaje teórico

e histórico que hemos desarrollado, podemos considerar que la ética es la reflexión de las

experiencias basadas en el comportamiento, en los accionares de cada sujeto que

consecutivamente se convierten en patrones de conducta o carácter, y que nos conlleva a repetir

hazañas, pero también en relación a estos catástrofes, lo cual explica la filósofa Adela Cortina, en

su estudio y conferencia sobre ¿qué es la ética?. Dentro de este orden de ideas (Arendt, Milgram,

Foucault, Bauman, Cortina) no existe más banalidad del mal que el hombre que pone por encima

de todo, su deseo de ser un buen súbdito. Tal hombre que ha evolucionado solo para ser un

sumiso a la jerarquía, permitiendo que otros con poder les de obligaciones así sean de orden

malvado.

Con estas teorías expuestas anteriormente y los estudios recientes sobre el experimento de

Milgram, podemos concluir que las personas que participan en actos horribles, no pueden ser

vistos solamente como funcionarios sin sentido que no saben lo que están haciendo. Al contrario,
se puede entender que éstos llegan a creer, por lo general bajo la influencia de la autoridad, que lo

que están haciendo es correcto, esto es visto como un mecanismo de defensa para proteger su

integridad como humano, su moralidad y su propio código ético. La pregunta clave de esta

banalidad del mal no sería entonces el por qué los participantes muestran obediencia ciega, sino

el por qué se identifican con la autoridad (en vez de la víctima) y se muestran dispuestos a

seguirlos por el camino de conductas destructivas y aniquiladoras.

Podemos determinar que el argumento definitivo es que la causa del mal está en las

circunstancias; al ser expuesto ante una circunstancia extraordinaria, el ser humano normaliza las

malas acciones, justificando entonces sus malas intenciones con un desprendimiento de

conciencia. Esto es exactamente lo que se evidenció en Alemania Nazi, en el experimento de

Milgram e incluso en el experimento de la prisión de Stanford. La filosofía de la banalidad del

mal nos dio un marco en relación con las motivaciones del mal y la justificación superficial para

proteger la moral. Aunque todavía hay dudas sobre la definición de lo que es el mal y a pesar de

las críticas que tiene esta filosofía, nos permitió ver una perspectiva diferente sobre por qué existe

el mal.

“El bien está enraizado en la conciencia, mientras que el mal no tiene raíces, es como un hongo:

surge por motivos absolutamente banales” - Hannah Arendt

Bibliografía

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Arendt, H. (1963). Eichmann en Jerusalén: un estudio sobre la banalidad del mal. Nueva

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revistas y publicaciones de la Universidad ORT Uruguay.


SARA NEWBALL, JUAN MANUEL SEPULVEDA, ANGIE GIRALDO

DINÁMICAS DE
PODER.
Un análisis sobre el concepto de obediencia, su influencia
y resultado.

TRES PENSAMIENTOS CRÍTICOS

CONCLUSIÓN

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