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LA POLÍTICA DE SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO

Es el documento que recoge el compromiso de la Alta Dirección con el bienestar de los


trabajadores y donde, a su vez, se fijan los objetivos que se esperan alcanzar con
un programa de Seguridad y Salud en el Trabajo.

Sin definir unos contenidos mínimos, la política de seguridad y salud en el trabajo podría
ser tan sólo un documento de intenciones, lo que haría que en algunas organizaciones
fuese muy nutrido y sólido, en tanto que en otras resultase escueto y poco preciso.

Si bien, teniendo en cuenta que la seguridad y la salud de los trabajadores implica una
serie de obligaciones legales y regulatorias, el contenido de la política de seguridad y
salud en el trabajo debe reunir ciertos elementos para evitar que la gestión de la
seguridad de los trabajadores se pueda ver comprometida.

La política de seguridad y salud en el trabajo es la bitácora que marca el rumbo de la


gestión que tiene por objetivo garantizar la integridad y el bienestar de los trabajadores,
contratistas, visitantes y otras partes interesadas.

En la política de SST se indica lo que la organización quiere hacer, de qué forma se


compromete a hacerlo y en qué términos puede hacerlo. Aunque es un documento que
redacta y suscribe la Alta Dirección, su alcance es ilimitado dentro de la organización.

Todos los empleados, directores, gerentes, profesionales en SST, contratistas y otras


partes interesadas, encontrarán en él la orientación necesaria para implementar
procedimientos, programar actividades, informar sobre problemas o posibles riesgos,
entre otras acciones que, en su conjunto, conforman la gestión de Seguridad y Salud
en el Trabajo.

La política de seguridad y salud en el trabajo debe ser redactada y firmada por la Alta
Dirección. Esto se entiende con mayor claridad si analizamos los contenidos mínimos
a incluir en este documento:

¿Qué incluir?

Muchas organizaciones comenten el error de copiar su política de otra organización en


la que la gestión de SST ha sido exitosa. Aunque todas las organizaciones tienen la
obligación de implementar un programa de Seguridad y Salud en el Trabajo, o un
Sistema de Gestión con el mismo objetivo, el compromiso y los objetivos no son
necesariamente los mismos. Una organización puede decidir ir un poco más allá de
lo regulatorio, fijarse objetivos muy altos, en tanto que otra puede necesitar asegurar el
cumplimiento y abarcar objetivos más amplios posteriormente.
Toda política debe partir de lo mínimo. Lo que no puede faltar, esto es:

1. Compromiso de la Alta Dirección con la Seguridad y la Salud en el Trabajo

Este compromiso es recurrente en cualquier estándar de SST. Además de


comprometerse, la Alta Dirección, o la organización, deben asumir el liderazgo de la
gestión. Pero este compromiso y este liderazgo deben ser precisos y específicos.

Por tanto, es necesario que la política declare sin lugar a dudas que la
organización se compromete a:
• Construir espacios de trabajo seguros para trabajadores, contratistas,
proveedores, etc.
• Proporcionar instalaciones sanitarias limpias y accesibles.
• Capacitar a los trabajadores para que puedan realizar sus tareas con
seguridad, pero también en los temas relacionados con prevención de
riesgos y SST, en general.
• Implementar programas y protocolos para el mantenimiento de las
instalaciones y de la maquinaria y los equipos utilizados.
• Verificar el cumplimiento de las normas de Seguridad y Salud Ocupacional.
• Garantizar la formación y capacitación de nuevos empleados.
• Asegurar la disposición y almacenamiento de sustancias peligrosas, como
productos químicos o elementos radioactivos.
• Diseñar, implementar y poner en práctica planes de emergencia.

2. Objetivos de desempeño

Visto lo que la organización se compromete a hacer, lo que sigue en el orden de la


política es establecer los objetivos. Esto significa, qué queremos hacer con exactitud y
en qué periodos de tiempo esperamos hacerlo.

Los objetivos de SST dependerán en gran medida del contexto de la organización


y su situación al inicio de la gestión. En una organización que exhiba cifras
alarmantes de lesiones y accidentes, muchos de ellos con resultados fatales, es claro
que rebajar estas cifras, hasta eliminarlas, debe ser un objetivo primordial.

Algunos ejemplos de objetivos recurrentes en todo tipo de organización son los


siguientes:
• Reducir hasta un punto específico, o eliminar si esta posibilidad existe, el
número de accidentes, incidentes y casos de enfermedades originadas en
el trabajo.
• Reducir el absentismo laboral.
• Aumentar el número de empleados capacitados en SST y en prevención de
riesgos.
• Obtener información inmediata sobre incidentes, casi accidentes y
accidentes.
• Reducción de reclamaciones civiles.
• Implementar un estándar de SST y certificarlo.
3. Responsabilidades

El compromiso para implementar un sistema de gestión SST es de la Alta Dirección, y


también la responsabilidad de fijar los objetivos. Pero no serán ellos quienes se
encarguen de llevarlos a la práctica en el día a día.

La responsabilidad viene desde arriba hacia abajo, e involucra a todos los empleados,
en todos los niveles. Por supuesto, es mayor la responsabilidad del director de un área
que la de un empleado de servicios generales.

La gestión involucrará responsabilidades específicas, que la Alta Dirección establecerá


dentro de la política de seguridad y salud en el trabajo. Esto se puede hacer utilizando
un organigrama que establezca jerarquías y funciones. El organigrama, por
supuesto, será tan grande o pequeño como sea el tamaño y la complejidad de la
organización.
Sobre este punto es importante recomendar que la asignación de responsabilidades
sea coherente con la cadena de mando y los cargos que las personas desempeñan en
la organización.

4. Otros aspectos relevantes para la gestión

Hasta aquí, una política podría ser funcional y adecuada. Pero, si queremos un
documento que esté blindado y que sea aceptado por los trabajadores, es bueno incluir
también:

• El compromiso de la organización con el cumplimiento de la normativa y las


regulaciones estatales, a nivel nacional, local e internacional.
• La obligación de consultar a los trabajadores e integrarlos en forma activa a
la gestión.
• Compromiso con la mejora continua del programa o sistema.
• Los recursos que se asignan a la gestión.

5. Recursos

Hasta el momento, este es un documento de intención. Nos comprometemos,


asignamos responsabilidades, fijamos objetivos, pero aún no sabemos cuánto costará
y qué debemos invertir para alcanzar los objetivos.

La gestión de SST necesita recursos humanos, financieros, formativos


y, especialmente, tecnológicos. Estos últimos desempeñan un rol definitivo en el éxito
de la gestión.

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