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INTRODUCCION

LITERARIA
A LA .
FlLOSOFIA

JUAN DAVID
GA·RCIA BACCA

Copyrighl 1964 by Ediciones de l.. Bibliott'Ca de la Universid3d


UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
CenIl'1l1 de Vent'zuela.
PRELUDIO GENERAL

ADVERTENCIAS

(1) Esta obra es en múltiples sentidos BNSAYO. Y rogamos cortésmen­


te al lector que no lo pierda de vista; y se lo rogamos al lector literato, que
tal vez eche de menos referencias a otras obras literarias, <y al lector filósofo "Las imágenes de los grandes filóso­
quien, a lo mejor, desearla más precisiones técnicas, y aprovechamiento de fos, aunque ejercen una función didácti­
otras obras filosóficas, tal vez muy queridas de su entendimiento. Y como ca, tienen un valor poético indudable",
no voy a justificar en este Ensayo ni las presencias de ciertas obras ni las au­
sencias de otras, dejo a la benevolencia del lector determinar la proporción A. MACHADO. Ob,as t"omplelas
de lo que no está presente, porque el autor lo ignora, o de lo que no lo es­ (edic. Séneca, pág. 478)
tá simplemente porque< no ha entrado en sus designios incluirlo.

(2) Seria sumamente conveniente para una lectura provechosa hacerla


preceder de la de las obras literarias aludidas en el decurso de este Ensayo.

"

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PROLOGO A LA SEGUNDA EDICION

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La primera edición (1945) tllVO por Jitlllo FüosofIa' en metá­
foras y parábolas, y por sllbtitlllo Introducción literaria a la filosofia.
En esta edición ha, pasado a títlllo el sllhtltlllo, y se ha descartado ' el
antigllo tillllo. No se trala, claro está, de IIna Jencilla sllstitllción y

1
de IIna fllra eliminación. Tal vez serIa excesivo afirmar qlle el' pri.l
mitivo Millo era fallo; es decir, falleaha el contenido de la ohril. No
\i '
l Je propasará injllstamente el alltor si lo tilda de erróneo: de no 'dar

1
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en el hlanco propllesto. Por de pronto ¡as ohras literarias empleádas
no son, en verdad, tli metáforas tti paráholas respecto de lamosofla;
1
cllal si fllera, ella de SIlYO, la verdadera proPia declaración Je lo qlle
,>~ :
S011 el mllndo, la vida, la conciencia, e pensamiento, el ser y la na­
da . .. Pecaría de igllal, allnqlle de itlVerso error, afirmar qlle la filo­
sofía es metáfora y parábola de la litera/lira. Filosofla y literatllra "to
'}

,,¡,ti. .
están en semejante relación, siempre peyoraliva para IIna de las dos
partes. Cada 111M, filosozia y literatllra, es interpretación en, palahras
del mismo IIniverso fea, cada IIna a Sil manera, original y perfecta,
',~ algo así como aglla en río yagua en nllbe. Para ciertos menesteres
vale más aglla líqllida qlle en vapor,' para olros, no. j

,~ y en ciertas épocas toda el agua de la tierra, dicen, estllvoen


;~
vapor; y en ciertos IlIgares de nllestra tierra, está toda eIJa en estado
sólido. Preferir lino a otro estaflo: estado literario a estado filosófico
J del IIniverso es cllestión del lipo de inslalación de cada homhre en
:."~,, el mllndo; o depende del proyecto existencial, dícese ahora, de ca­
;',
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­ da lino, -individllo, colecllVidad, época.

,i ! . ~
Fácil es, de ordinario, cOl11lel'Iir 11l1he en aglla corrienle; y no
más dificil levantar aglla de laG.O a I1l1he. No tan sencillo resllllaría
trallSformar lileralllra e11 fi/osofla y ¡i/osofla en lileratllra. Más alÍn:
tal Ifdnsformtlció1t es indeseable,' clla lo fllera la de transmlltar mim­

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zallas en IIVtlS, a pesar de qlle en tal transmlltación se cOnJerve la qlll­

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_ _ _ _, _ _ _...... C" ...- ,'~ . . . ~ ..¡~• ."..,.. . . .I.
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~~m=~~..~1...... & ita"?; aUZ1M?"~
mica orgánica de productos ternarios. El plllral de sabores es prefe­
rible a la unidad de sabor.
El títlllo Introducción literaria a la filosofia no es promesa, o
atentado de convertir, por qllímica o alquimia slltiles, literatura en
filosofla. Dado !lile el alltor no puede, entre otros motivos por edad, PROLOGO A LA PRIMERA EDICION
cambiar de profesión 'J vocación, fi/osofla tiene qlle hacer de térmi­
no; literatllra, de introductora a la filosofla. Nada de transformacio­
nes. Cada cual permanece lo que es. Amablemente IIna conduce al
lector 'J al pensador a la otra; 'J esta otra es sencillamente término,
sin privilegio intrínseco, sin carácter de Fin último. Igual pflfliera
otra persona más competente qlle el autor acometer 'J escribir una
Introducción filosófica a la literatura. Se lo agradecería en el alma
más de un filósofo.
Claro está que eso de servir la literatura como introdllctora a la
filosofía no es oficio tan inocente e inofensivo, como parece por lo En esta obra, que ofrece al lector en bandeja de blanco par,el
dicho. Escudriñando afablemente, con sus ojillos inteligentes y pI­ trazos negros, vestimenta visible de invisibles ideas, no se va a lla­
caros, estos mis lejemaneies, un poco contrabando entre dos reinos, mar al pan pan y al vino vino, sino a decir sistemática e intencio­
don' Alfonso Reyes, que para gloria de nuestra América Dios debe nadamente una cosa por otra, y todas mediante algunas privilegiadas
tener en su gloria, me deda, hace años, que creería en la sinceridad que ciertos tipos de vida eligieron para sí a fin de hacer de ellas, no
de mi amor a la literatura cuando me viera leyendo novelas folidacas. lugar de nudIsmo integral, inmediato y desenvuelto, de su intimidad,
De ellas, añadía, no podrá usted sacar nada para la filosofta; su. lec­ sino de descubrimiento simbólico, indirecto y alusivo de su original
lura es, inevitablemente, desinteresada Y objetiva. Es verdad. Así ~tle y propia manera de vivir el universo. .: .
he .de pedir disculpas a los literatos por la violencia que el oficio
de introduclora impone a las obras literarias que aquí se emplean. Porque, de juzgar según los programas de propaganda, la tarea
y finalidad propias de la filosofía consistieran en llamar al pan
En la primera edición se dividla la obra ett dos partes, de tí­ pan y al vino vino, y en descubrir cada cosa en sí misma, por sI
IlIlos tan ambiguos como Filosofar en universal (primera parle) y misma y desde sí misma, intuyéndola directa e inmediatamente, sin
Filosofar en español (segunda). Aquí se han cambiado por estotroS: intermediarios, y con un entendimiento tipo labIa rasa r papel blan­
Introducción literaria a mosofias existentes, Introducción literaria a co y en blanco, pasivo y acogedor, donde cada cosa ImpnmieriL. el
una probablemente posible filosofia. texto de su esenCIa, sin fe de erratas posible. ,
La lectura justificará, así creo, el cambio. Los errores aparecerían en esas segundas o terceras ediciones,
corregidas y allmenladas por el juicio individual, pretencioso y des­
contentadizo, desilúsionado por ver que en ninguna página sale eso 7
Desde la primera edición de esta obra han pasado veinte años. de yo. .
6 Acepte, pues, el amable leclor la afirmación de que no han pasado
para mí en vano: que no suscribo ahora todo lo que va aqllí, y que Pues bien: este nudismo integral --de las cosas y del 'entendi­
mucho de lo escrito --aun de lo aceptable ahora-, no lo redactarÍa miento-, inocente y espontánea actitud en la filosofía griega y me­
en la forma con qlle aqllí se presenta. Me parece, con todo, qlle los dieval, adquirió desde el Renacimiento un cierto matiz de desver­
posibles beneficios sllperan las probables aesventaias . Por eso esta güencería forzada, de exhibicionismo impuesto por ese postulado .0
imperativo de lIamar a cada cosa por su nombre y verla y dejarse
edición es casi casi IIna reediciÓn. ver sin intermediarios y sin tapujos. . ." .
y digo que tal nudismo posrenacentista presenta un cierto ma­
Cambridge, marzo 17 de 1963. tiz de desvergüenceria y exhibicionismo forzados e impuestos 'por
una especie de imperativo moral de la conciencia filosófica; porque
todos los filósofos van teniendo ya un vago presentimiento, secreta

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Empero, en el fondo de las gal1as de pecar, y sobre todo en el
y dulcemente acariciado, de que el yo tiene en el libro del universo hondón de los pecados sólo cometibles de intención, late, cual en el in­
algo así como esos derechos de "autor", que consisten en encabezar tento perruno de ladrar a la luna, un afán de trascendencia, de
con su nombre cada página de su obra. elevarse sobre sí y su estado actual, de inconformidad con el estado
Empero tales derechos parecían un robo sutil perpetrado con­ momentáneo de su ser.
tra Verdad la objetiva; Y todos los filósofos posrenacentistas, hasta De la rabia de no ser Dios puede surgir la blasfemia, y es ésta
Dilthey exclusive, se contentaron con raterías, con hacer caer en la entonces reconocimiento sincerísimo de la propia finitud y una su­
esférica alcancía del "yo" algunas cosillas -ideas innatas, formas blevación contra ella; y no puede ser pecado sublevarse contra la
a priori-, o bien renunciaron a robarse algo para el yo de orcada cárcel cerrada que sin nuestro consentimiento se nos impuso.
uno y se arroba ron y lo robaron todo para o se dejaron robar e un Frente a esta humildad insumisa, la humildad sumisa de quien
Yo universal: por un Yo trascendental, por un Yo espíritu absoluto. no blasfema pudiera parecer resignación y abatimiento. Dejemos, na­
1'odas las cuales posiciones, Y otras más, reconocian implícita­ turalmente, lo que Dios deba pensar de 'nuestros pecados y blasfe­
mente los inalienables derechos del yo a intervenir en el mundo de mias, que, o mucho me equivoco, o deben parecerle ridículas bravatas
las cosas Y en el universo de los seres. o comprensibles desahogos de quienes se sienten ahogados en su
Hasta Dilthey, con todo, no se desvanece ese escrúpulo de con­ propia finitud, en la finitud que ellos no se dieron por cierto a sí
ciencia: itldividualizar la filosofia es 1m ciel'to faba ti Verdad la mismos.
objetiva. Dilthey lo deshace por un procedimiento delicado e indi­ El Sflbjetivismo clásico, bien en su forma moderada y francesa de
i'ect : mostrar que la Vida no puede apropiarse en grado tan pro­ Descartes o en la exagerada y descomunal de un Hegel, no pasa
fundo0 las cosas Y los seres, sino' a lo más trocarlos en joyas suyas,
de ser una bravata, un pecado cometido y cometible s610 de intenci6n.
en adornos de su yo, en vestidos que descubran encubriendo sus Y la insatisfacción que hallamos en todo subjetivismo, más o menos
líneas. solipsista, consiste en que notamos que nos han dejado con las ga­
, la vida superior no digiere las cosas de manera tan real y bru­ nas sin satisfacer.
tal como la viaa inferior, que llega a hacer para sí una química la vida superior -intelectual, moral, estética, religiosa-, tiene
orgánica por digestión real de una química inorgánica, incorporán­ apetitos o ganas parecidas de alguna manera a las de la vida infe;
dosela, sino que la vida superior, por serlo, no forma cuerpo con las rior -vegetativa y animal-¡ ¡ero, a diferencia de ésta, no puede
ideas ni se las une ser a ser, cosa a cosa; déjalas, más bien, intactas apresar las cosas en su realida bruta y hacerse con ellas un cuerpo
en su ser mismo y truécalas en metáforas y símbolos de si misma, vlviente, rrque si la vida superior apresara al dos en su reali¿ad
a' la' manera como un movimiento físico se matiza en gesto, un de verda , pongamos como tipo de ser puramente aritmético, no
trapo ~n bandera, unoS palmos de seda en vestido, un ánUlo de oro pudiera aplicar el concepto de dos a mil órdenes distintos, y hablar
~ :! ~n ,prenda de amor Y avance de entrega. de dos hombres, de dos focos de una elipse, de dos mitlu/os, de dos
. Las ideas no forman un cuerpo o realidad con la inteligencia Y sentimientos contrarios, pues es claro que "dos" se dice sólo meta~
con la vida; y cuando -por la extraña unión de cuerpo Y alma-, fóricamente de cosas materiales, de elementos geométricos, de esta­
ciertas ideas se conviertan en hábitos, caerán por tal hecho en el dos del alma... El alma que asimilase los números, como la vida
dominio de lo inconsciente Y obrarán maquinalmente, con la segu­ sensible los cuerpos químicos, resultaría ánima geométrica con un ':9
ridad de un órgano más; pero, igualmente, con la inconsciencia de tipo de entendimiento infinitamente más especializado y rígido que
8 el del matemático más entregado y estragado por su ciencia.
toda función orgánica en estado normal.
: Si las ideas no se incorporan propiamente con el alma, ésta no Imaginemos, por un momento, lo que seria nuestra vida inferior,
las hace suyas, no roba para sí el ser ae ellas ni lo puede aunque lo si, en vez de tener que vivir todos nuestros placeres y dolores a
quisiera; que eso de querer apoderarse de las ideas para hacerlas base de un teclado químico reducidisimo que comprende probable­
ser del propio ser, alma del alma propia, nunca ha pasado de ese mente muy pocos cuerpos químicos, --como el carbono, el hidr6geno,
intento o atentado frustrado que en filosofía ha recibido el n0mbre el oxígeno, el nitrógeno, el azufre, el hierro ... - , pudiese la vida,
de subjetivismo. por un proceso metabólico desconocido y envidiable, tocar la sinfo­
Este pecado de intención es el que remedia la filosofía post­ nía de sus afectos, deleites y penas sobre el teclado íntegro de la
diltheyana. Y el remedio de él consiste en darse cuenta de que no escala periódica de los elementos, o sobre el teclado de los gases no~
puede pasar de ganas e intentos, que es pecado no cometible en rea­ bIes, o vivirse con un cuerpo integrado de los elementos radiactivos"
lidad de verdail.

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..,i.~'Ug!IIIQrIAJflllll:Kll'",,,~).:'$l;'¡";':¡¿.... ,,,..,.~~~'·"·-'"
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su natural pesadez lo que en tierra posee su centro de equilibrio;


solos,' o, por fin, desenvolver sus virtualidades en un paquete de atornillase en el aire, y aquello que la antigua mitología dijo de
ondas luminosas, visibles o invisibles. ¿C6mo serian nuestros pla­ Atenea, la diosa de la Inteligencia: que era de ojos en hélice, de
ceres sensibles fundados sobre cuerpos radiactivos?, ¿cuáles fueran ojos taladrantes, eso mismo hace esotra má9uina maravillosa: sus
nuestros amores, asentados y ejecutados sobre un teclado de ondas manos de taladro parecen empeñadas en horadar lo que la mano hu­
mana no consigue, porque el aire se le cuela entre los dedos y no hay
electromagnéticas? modo de agarrarlo. Pero en él prenden esotras manos metálicas. de
La. acústica moderna conoce Y emplea, además de esos instru­
mentos de madera, cuerda y metal en que cada sonido hay que arran­ la hélice, y lo agarran tan bien que por él, cual por invisibles esca­
carlo a golpes, a rasguños, a resoplidos, otros más sutiles en que el leras, se remonta hacia las alturas.
sonido surge misteriosamente por un movimiento de las manos, por Y, ¿será posible que la inteligencia del hombre invente la mane­
un gesto, que cambia invisiblemente un campo electromagnético,por ra de levantar lo pesado, de hacer explotar lo líquido, de horadar
inducción, por alteración de intensidad de una corriente. lo sutil y que, con todo, la Vida, de quien Inteligencia procede y de
¿Que va a ser la vida del hombre de cualidad inferior a su técnica, quien la técnica deriva, no pueda trocar este cuerpo pesado por otro
a un vulgar aparato de radio o a un manoseado teléfono, de manera más sutil, estos líquidos Vitales en energía pura, y salirse airosa,
que éstos conviertan en sonido las ondas y corrientes electromagné­ mente de la envoltura de la materia, llevando consigo hacia las altu,
ticas y, con todo, la vida no sea capaz de fabricarse J?llra si otra clase ras del ciclo otra más secreta sustancia del hombre? I

de cuerpo, un cuerpo ondulatorio, sirviéndose mistenosamente de los


mismos elementos guímicos que durante esta vida' cotidiana tiene U¿Y lenillldo yo más alma
a su disposici6n? ¿Que es más sabia y poderosa la vida mental que IlIIgo millos liberlad?",
la sensible, de modo que la primera pueda trocar unos cuerpos en
instrumentos que transformen lo invisible Y ondulatorio en sonido teniendo la vida más recursos que la técnica y más que la inteli­
y al revés, y no va a poder la vida sensible cori su fuerza y penetra­ gencia, que es una especial forma de la vida, ¿tendrá. la vida que
ci6n profunda en 10 químico fabricarse algo asi como un cuerpo quedar para siempre encarcelada en este tipo de cuerpo que actual·
etéreo? ¿Y no será esta faena electromagnética y ondulatoria, esta mente posee y que por el momento la define y aprisiona? ¿Libertan.
fabricaci6n de su aparato de radio, la principal faena de nuestra el alma a lo pesado de gravar la tierra, y se quedará ella muerta
cuando se le quede en tierra este pesado de su cuerpo?, ¿hará volar
vida mientras está en este cuerpo? a las cosas y habrá ella de renunciar a elevarse sobre lo químico
Dios lo sabe, y no tardaremos mucho en saberlo todos.
reducido y confinado que actualmente la configura?".
Empero todas estas consideraciones Y más que se pudieran ha­ q
cer en este lugar, fuera de lugar, y que ampliaremos en otro ade­ (2) "Nace el brulo . .. ",
ruado, iban a dirigidas a suscitar una duda y despertar unas ganas:
la duda de que el hombre sea de "una sola mallerd', Y las gaflas "Nace el teléfono; y mediante unos estilizados carboncitos que
de .rerlo de "muchas", porque -y no voy a echar aqui la culpa a bailan rítmicamente al paso de una corriente, transforma el hombre el
nadie, pues todos padecemos de las consecuencias-, noS han enca­ sonido en electricidad y electricidad en sonido, lo inaudible en audible; 11
nijado y empequeñecido el alma y los deseos. y solemnemente noS enseñando así la humana destreza al sonido a dejar de ser por un tiem­
10 han dicho, y lo que es peor noS hemos dejado persuadir, de que el po audible y a la electricidad, naturalmente inaudible, a convertirse
hombre tiene "esencia": una única, irreformabl-e, inmutable, nece­ en audible; y la Vida que a hacer tales prodigios enseña a la inteli­
saria manera de ser. Yeso de creer que somos sin remedio hom­ gencia y a las manos del Hombre, ¿no inventará ella para. sí, en el
bres, es la mayor enfermedad de que padece el hombre moderno. fondo de su sustancia, en las profundidades donde opera sin ser es­
Se cort6 a sí mismo las alas, y por compensaci6n remota le nacieron torbada por vista y miradas indiscretas, donde no gasta en exhibicio­
las alas a los aviones. nismo 10 que la vida sensitiva emplea en ser vista, una maneta de
E imitando a Calder6n en La Vida es Sueño: uni6n con cuerpo más sutil que este que vemos, transformando una
parte de la energía corpuscular visible o pesada en energía luminosa
(1) "Nace el ave . .. ", <le rayos poderosos e invisibles, cuerpo nuevo que ella prepara secre­
tamente para cuando se le desmorone o deje desmoronarse este cueI:­
"Nace el avi6n, y con las alas que le fabric6 el ingenio del hom­ po visible, audible, tangible?
bre, transformando un líquido en explosiva materia, levanta contra

.___=."'_~ .. _'_".~.'''_'''''''~''' _ _~'''.:;k;" •.?&~,''!JG''iR:a~Wli _"a _ 'In,,", >1° "~",~,, ..~.... _~ ,......- - - - . - • .,. .¡ .J ";J 4{ntXfJ~F:: Al . I .III'!'I!
(4) tr Nace el arroyo . .. "
"¿Y yo con mejor jltStjlllo
"Nace la orquesta, y de unos aparatos de madera, metal o cuerdas
, tengo menos libertad?" que accidentalmente encontró la vida sensible --en entrañas de vul­
gares bestezuelas o en bosques callados o en minas opresoras--, saca
''- I
¡ ¿Será posible que la Vida, con instinto superior a la inteligencia Y un universo sonoro, donde nada de la contextura y extrañas gesticu­
i la técnica, no pueda operar y. formar para si otro género de vida laciones de los instrumentos queda perceptible; más aún, por nueva
más sutil, un cuerpo más delicado Y menos expuesto a las brutali­ invención produce ese mismo universo sonoro en material comple­
dadeS de lo tangible y pesado, de lo audible y atropellable cual el que tamente distinto, en sutiles surcos de un disco, que orfebre genial
pudiera grabar directamente sin pasar por ese intermedio de una
ahora tiene?" material orquesta; y así la vida ha libertado al sonido de sus suje­
I (3) "Naceelpez ..." ciones materiales, mostrando que no pasaban de ser puramente ca­
suales y accidentales, y que igual y por más delicada y permanente
: . i "Nace el aparato de radio, y por medio de unos intercambios en­ manera, por más espiritual y extramaterial modo puede surgir en
tre chispas Y corrientes eléctricas, ni visibles ni audibles, convierte lo mil distintas materias".
visible Y audible en invisible e inaudible, lo lanza al espacio cual
proPiedad cósmica, lo difunde por todo el universo, da a nuestra voz, "y ¿teniendo yo más vida
confinada de suyo a la atmósfera, una amplitud tan grande como el tengo menos libertad?"
universo; Y después, transfinito bumerang, recoge lo ,que dio al uni­
verso en forma de ondas, de velocidad inimaginable e' inasequible para ¿Será posible que la técnica, inventada por la vida, libre al so­
ningún cuerpo y lo devuelve otra veZ en forma de voz, confinada de nido de tener que producirse en el mismo material natural --en la
nuevo a. los dominios humildes a que alcanza todo lo corporal y garganta del hombre, en los susurros de la selva movida por el na­
tural viento, en las resonancias monótonas del eco entre montañas-;
humano. y que no esté ella trabajándose en sus entrañas otros instrumentos
. y ¿será posible que la Vida que supo dar a un fenómeno local es y
aéreo, como el sonido, cual nuestra voz, resonancias Imiversal , di­ más finos en que ejecutar su melodía vital, otros aparatos más su­
fusión cósmica, quede ella confinada a este cuerpo Y a estas dimen­ tiles que esos de carbono, oxígeno, hidrógeno, hierro... en que ac­
siones que vemos y tocamos? Y ¿no pasará más bien que, cual apa­ tualmente parece ejecutar, como Con orquesta algún tantico bronca
raot infinitamente superior a nuestras radios, ella se esté fabricando. y primitiva, los universos sonoros y magnificentes de sus pasiones
mientras vive en este cuerpo, otro [mÍI/ersal, suprastral, etéreo, de e ideas?
quien el que ahora tenemos se asemeje a esas apariencias finitas y ¡Que el cambio de material en que surja el mismo universo
delimitadas de nuestros aparatos de radio? sonoro -orquesta unas veces, discos otras ... - esté al alcance .de la
y ¿no serán nuestras invenciones técnicas simples muestras de Vida y no lo esté el cambiarse el material de su cuerpo en que ejecuta
',.
lo que en hondón del fondo de nuestro ser está haciendo la vida? ¿No una sinfonía patética, apasionada, quasi una fantasía... infinita­
1", noS estará dando a catar la Vida en estos aparatos, finitos al parecer, mente más íntima e interesante que los universos sonoros' de nuestra H
1.1 música instrumental!
1;1 mas' de resonancias infinitas, algo de lo que ella será?"
12 ¿Que ha de poder la Vida menos sobre su orquesta fntima que
"ll "¿Y yo COII más albedrío, lo que puede sobre la orquesta de nuestros conciertos?
~ :
"
lengo menos libertad?", ¿Con más Vida, va a tener menos libertad que el más vulgar o
el más genial de nuestros compositores?
Y ¿yo, puede decirnos Y noS está diciendo la Vida, con albedrío Todo este largo paréntesis, que bien se pudiera excusar, se .en­
Y' chispa inventiva superior a la que despliego en una radio, voy a caminaba a poner nuestra alma en tono ,Poético, único en que po­
tener menos libertad. no voy a poder transformar este cuerpo visible, drán ser lefáas con provecho las páginas siguientes. .
tangible, confinado al parecer en un espacio yen. un tiempo, Y cons­ El epíteto de edifican/es se ha reservado, por una tradición lite~ \.
truirme otro de alcance infinito, de importancia universal? ¿Que
voy a tener menos libertad sobre mí que la que ocasionalmente en raria respetable, para hablar de ciertos escritos religiosos, ascéticos

la técnica ostento?

"~'";''¡.1.:.,*,",~~~~N''' p'. 2.0; ;r;p:,,~,.5R. L.,J.'" ,,!~e~


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colores definidos y bien determinados y con bien determinados con­


más especialmente; filosofía edificante quisiera que resultara la que tornos.
El procedimiento definitorio trasladado a lenguaje pictórico es
a continuación voy a desarrollar. de la más aburrida monotonía. Forma escuela y cierra época.
y para devolver a la filosofía esta propiedad que en otros tiem­
pos poseyó, cuando no se había separado aún de la poesía y del y la raíz de su monotonía estriba en que sistemáticamente se
mito, es preciso que en ella hable el hombre entero y no sólo la in­ evita mirar una cosa mediante otra, y cuando uno se coloca en tal
plan tiene que emplear no-colores -blanco, negro, gama de grises-¡
teligencia.
. Por este motivo he dado a la obra presente el título de filosofía es decir: tiene que servirse de conceptos indeterminados que valgan
por igual, II1ziversalmente, para muchos, y para cosas tan diferentes
en. metáforas Y en parábolas, cual las que caben holgadamente en un género, como el de sustancia,
I Metáfora es palabra griega que viene a significar 10 que nuestra como el de cuerpo. No hay cosa que sea pura y simplemente ser o
frase castellana de decír una cosa por otraí y el universo metafórico cuerpo, como no hay color que sea propiamente nada más un gris pu­
se' integraría Y quedada perfecto si pudiéramos decir una cosa por ro y limpio.
medio de todas las demás. Fue sin duda un progreso y una invención pictórica representar
Ponderemos en unas líneas las ventajas y el valor del empleo sis­ la tercera dimensión por escorzo¡ por un haz de rectas, más o menos
discretamente designadas, convergentes en un punto. Tal es la cár­
temático de la metáfora, cel euclídea de la pintura clásica. Con lo cual se demuestra no sólo
Si quiero hablar cientificamente de hombre tengo que incardi­
nado dentro de una jerarquía de predicados que ascienden, sin des­ que la geometría era incardinable al arte y podía hacer de elemento
viación, desde racional, por viviente sensitivo, por viviente vegetativo, artístico en pintura -valor estético de ciertos procedimientos de suyo
por cuerpO, por sustancia material, por sustancia, hasta llegar al de geométricos-, sino al revés, que la pintura era encarcelable yen·
ser, . donde, según todas las apariencias, se detiene la excursión in­ cajable en un molde geométrico. En este caso, tan leonardesco, no
telectual. E inversamente: si parto de ser, por sucesivas divisiones
ente se conseguía la impresión de profundidad por una gradación de­
esenciales podré llegar a encasillar unívoca Y determinadam a creciente en la intensidad del color -por una tendencia hada no
hombre dentro de tal casillero de predicados. y da la mala casuali­ color definido-, sino por una disminución o escorzo progresivo, y
dad que esta clase de predicados esencíales se acaba a pocos pasos regulado por una ley matemática sencilla, como es la que rige en
y cada uno es más vago que los anteriores; que dice omucho menos perspectiva.
cuerpo, que cuerpo viviente, Y éste a su vez que cuerr viviente con Esta cárcel euclídea de la pintura renacentista pronto se hizo
,vida sensitiva, y sólo cuando se llega a lo que técmcamente se de­ insoportable al genio pictórico; y la nueva invención -más discreta
nomina diferencia especifica nos encontramos con la última determi­ y propia de la pintura: representar piclóricamente la profundidad, meo,
nación de la cosa. Hasta entonces hemos procedido de nebulosa a diante semicolores, cual el gris-, libertó por un tiempo al arte pictó­
estrella, de gama de grises cada vez más claros hasta color determi­ rico de la cárcel geométrica elemental en que lo encerrara de VInci.
nado. y siguiendo esta metáfora dida que toda la filosofía clásica,
clásica en sentido de "filosofía que no se sirve de metáforas", pinta Pues bien: pintar en claroscuro es el equivalente pictórico dé
definir por conceptos cada vez más universales, generares y vagos, 15
sobre un fondo de claroscuro que va desde un gris difuminadí­
simo --el concepto de ser, en que todos los seres, .todos los gatos, son como los de ser, sustancia, material, viviente, sensitivo ...
14 pardos-, con un segllndo plano superpuesto de gris más determi­ Con la agravante en filosofía de que no caben, como en pintura,
nado, hasta llegar a figuras completamente coloreadas Y cromática­ matices personales en el empleo del claroscuro, sino que la gama
mente definidas. y no deja de ofrecer particular deleite ver surgir, de conceptos tendientes hacia ese gris conceptual puro que es el con­
por definición, desde tal neblina los contornoS precisos y los colores cepto de ser está prefijada invariablemente. De ahi la monotonía
de las ·cosas especiales; pero el proceso es igual para todos los cua­ conceptual de este procedimiento para caracterizar los seres,
dros ideológicos que se quiera pintar: para hacer salir del fondo El procedimiento metafórico permite explicar una cosa mediante
gris del ser el concepto de hombre, para pintar defitzitoriamente hom­ otra, conservando ambas su carácter concreto.
bre, empleo el mismo método que para definir número dos, o para
definir perro o para definir agua. Siempre sobre un último fondo Nótese el gusto doblemente inverso de aquellas metáforas geme- "­
vagllísimo de gris, lo más uniforme posible, ir haciendo poco a poco las de Calderón:
resaltar las figuras hasta que en el pdmer plano se presenten con

__••"".... _~_'... , liJar., ""mar _;Az·ll$~:""¡:'U"'~ "...:..~.~"i.,.....W ,j;"_·I·"'"


Empero junto a la metáfora menciona el título de esta obra las
"El jardín, 1111 lIMI' de flores; parábolas.
y el mar, fm jardín de espumas", Parábola es una curva geométrica, de esas que técnicamente se
(El Príncipe ,'onstante) clasifican como secciones cónicas, una de cuyas propiedades más
típicas consiste en que sus ramas se prolongan al infinito, aproxi­
O aquellas otras de Góngora: agua, crislal fluyente; cristal, agua mándose gradual y constantemente a unas rectas llamadas asínto­
tas, porque si bien es verdad que la distancia entre la parábola y
al fin dulcemente dura, dichas rectas disminuye constantemente, jamás llegan a encontrarse;
O aquellas unilaterales: isla, paréntesÍJ frondoso en el periodo cuando más se dida --con ese pequeño dejo irónico de la frase co­
de una corriente; estrecho, bisagra de dos océanos (G6ngora). rriente: "ahi me las den todas"-, que "se encuentran en el Infinito".
"Sacudiendo las velas, Entran en la filosofía conceptos y procedimientos de estilo para­
Que son del viento liso n ja" (Calderón). bólico, abiertos al Infinito, indefinidamente crecientes, aproximado­
nes graduales y continuas a esa linea recta absoluta CJ.ue es la Ver­
Estas inversiones resultan filos6ficamente imposibles. dad, Verdad la objetiva; y nuestras ganas dicen en seno que Verdad
objetiva y Verdad humana se encontrarán en el Infinito.
"Hombre, animal racional" es una descolorida, insípida defini­ No escamotearemos en esta obra indicaciones expresas de tales
ción de hombre, pintada sobre un fondo de grises convergentes en escapes al Infinito Jue se hallan en el hombre. Problemas parabó­
gris puro: racional, animal, viviente, cuerpo, sustancia, SER, El fon­ licos, que nos tenta n interiormente cual aquella frase bíblica: (terÍ/is
do de la definición no puede ser más uniforme y uniformemente con­ sicul d/i", "seréis como Dioses". Y con ellos tal vez nos resulte posi­
vergente hacia lo Descolorido, hacia lo bldeterminado puro y sim­ ble retorcer ac¡uella blasfema frase de Nietzsche: "si exÍJtiera Dios,
ple, como describía Hegel el concepto puro de ser. 'jo ya no podrltt serlo; luego Dios no eXÍJte",
¡Qué diferencia y qué distancia respecto de esas definiciones me­ Si existe Dios, podremos serlo, porque en nosotros se dan un
tafóricas, tan sabrosas y llenas de colorido concreto que los poetas conjunto de procedimientos de paso al límite I1lfinilo, andanzas pa-,
citados nos han dado de lo que la geografía, la químICa, la náu:ica rabólicas, y pluscuamquijotescas. :
noS definieron por géneros y diferencias conceptuales propias de isla, y cuando nos digan, los criados de tantos señores absolutos co­
estrecho, jardín, agua, espuma! mo, aunque parezca mentira, hay todavía en este mundo, lo del criado
¿Tan desamparada estará la filosofía que no disponga de un de La Vida es sueño:
procedimiento parecido al metafórico? "Con los hombres como 'jo
Para ello es preciso, ante todo, decidirse a hablar de una cosa No puede hacerse eso",
por otra; y, de consiguiente, a decir una cosa por otra entre ciertos
límites y de cierta manera. Con ello nos escapamos de los domi­ respondamos con Segismundo:
nios' y cárcel de la ontología, de esa ciencia tremebunda que preten­ <tiNo?,
de decir de cada cosa ni más ni menos que 10 que ella es. ¡Por Dios!, que lo he de probar". 17
Pero no es que se trate de un procedimiento nuevo y atentatorio Que, en efecto, es cuestión de honra divina el que intentemos ser
16 contra los sacrosantos derechos de Verdad la objetiva; es que todo í dioses, para que quede de manifiesto que o no es posible -10 cual
pensamiento es necesariamente metafórico; y sólo es cuestión de sa­
ber encontrar las metáforas más sutiles, coloridas, jugosas y aperitivas l
t
será máximo, comprobado, consciente y rendido reconocimiento de su
trascendencia-, o que 10 es -10 cual será a su vez comprobación
de que somos nosotros dioses, y entonces nada podrá pasarnos. Y
para la vida mental.
No voy en este prólogo a perderme en generales disquisiciones
y en pruebas a priori. Esta obra intenta ser una demostración de que
toda teoria filosófica, p<:!r muy abstracta que sea, no pasa de ser en
el fondo sino una metáfora en CJ.ue unas cosas, al parecer muy neu­
trales -como ser, sustancia, aCCidente, causa, efecto, acción, lugar,
tiempo ... _, están hablando de otras muy distintas: de la Vida y
I podremos exclamar:
"¡Vive Dios!, que pudo ser".
y ¿por qué no intentarlo si el fracaso es honra para Dios y el
éxito, honra para nosotros?
México, 19 de octubre de 1944.
\
'
de los tipos históricos de Vida.

.' ,.... ~"""'~P<U;~tl""Nf~.,......... .6 1 (j. 4 i ' ,.$l, iY".·A.3\ .~'--;


~ , SIGNIFICADO Y SENTIDO

Para declarar en qué se diferencian significado y sentido no


r
hallo medio mejor que transcribir comentar filosóficamente una de
:'
las historietas de nuestro Juan RUIZ, Arcipreste de Hita, no sin ro­
gar antes cortésmente al lector se sirva excusar y disimular los ana­
cronismos e inverosimilitudes conceptuales que saltan a la vista en
1,"
la narración de nuestro clásico.

"Entiende bim mis dichos y piensa la sentencia,

I
:;1 no me contezca contigo como al doctor de Greda
,1
;, con el ribaldo romano y con Sil poca sabiencra
,1: ~
Cllando demandó Roma a Grecia la ciencia.

l'¡"
1i As! file qlle romanos las leyes 110 habían;
fllérol1Jas demandar a griegos 'lile las tenlan¡
l'espondierol1 los griegos qlle no las merecían, 21
ni las podrían el1tel1der, plles 'lile tan poco sabían.

Pero si las qllerlan para por ellas IIsar,


qlle antes les convenía con SIIS sabios displltar
por ver si las entendían y merecían llevar:
esta respllesta hermosa daban por se excllsar.

Respondieron romanos 'lile les placía de grado;


para la disp"tación pllsieroll {leito firmado; \
mas porqlle 110 el1tenderlal1 e lengllaje 110 IIsado,
qlu displltasen por señas, por señas de letrado.
r-­
!

Pregunlaron al griego qué fue lo que dijera


PUlieron dla labido lodol por contender,' por leñas al romano, y qué le respo/rd¡era.
jueron romanOl en cuita, no lablan qué le hacer, Diz: l/yo dije que eS UI1 Diol; el romano dijo que era
porque no eran letrados, ni podrían entender uno ylrel personas, y tal leiial hiciera.
a los griegos doclores ni al SIl mucho laber.
Yo dije que era todo a la lU voltmtad,.
Estando en esla cuila, dijo un ciudadano relPondió que en su poder tenía el mundo, y diz verdad;
que lomasen un ribaldo, un bellaco romano, desque vi que entendían y creían la Tril1idad,
según Dios le demoslrase hacer señas con la mano en/mdl que merecían de leyes cerlinidad".
que Iales las hiciele. Flléles consejo sano.
Preguntaron al bellaco cuál fuera lU anlojo.
" DIz: "Díjome que con lU dedo me quebrarla el ojo;
Fueron a un bellaco muy grande y muy ardid'
d¡¡éronle: "Nos habemos con griegos nueslro convid' i desto hube gran pesar y lomé gran enojo,
y respondí/e con laña, con ira y con cordojo
para dilpular por señas: o que IIÍ quisieres pid' t
1,
y nos dártelo hemos: exc,ílanol de esta lid". que yo le quebranlarla, anle 10Jal las gentes,
con dOl dedos los ojos, COI1 el pulgar 101 diel1tes.
1 !
I!
r
r Dljome luego apól ello, que le parase mientes,
¡ Villiéronle muy bien pañol de gran valía, que me daría gran palmada en los oídos relinienles.
~
I

como li fuele doclor en la fí/olofía; .


i ,1' I lubió en alla cátedra; dijo con bavoquía: Yo le relPondí que le darla Ul1a lal puñada
1\', "De hoy más vengan /01 griegos con loda lU porfía". I que en tiempo de lU vida nunca la viéI' vengada;
J:
l' t, desque vió que la pelea le11ía mal aparejada,
Vino ahl un griego, doclor muy esmerado, dejóse de amenazar do no Se lo precial1 nada".
elcogido de griegos, entre lodos loado; ~
subió en olra cátedra, lodo el pueblo junlado, ~ * * *
j: y comenzó SUl señas, como era Iratado.
! La inestimable historieta que acaba de leer d curioso lector nos
¡: Levant61e el griego, sosegado, de vagar, va a proporcionar, convenientemente desarrollada, la distinción ca·
¡. pital entre lignificado y lenlido,' capital y básica, porque de eUa de­
ji
y mostró lólo un dedo, que está cerca del pulgar,
i¡ luego se alentó en ese mismo lugar; pende la posibilidad de que existan algo así como sabores propios
.! levanlóse el ribaldo, bravo, de mal pagar, y condimentos peculiares que cada tipo de vida y cada pueblo con
.!:
personalidad pueda dar a la filosoffa, a lo que de suyo es universal,
,! impersonal y humanamente neutro.
Moslró luego tres dedos contra el griego tendidol:
,¡:: el pulgar con olrOl dOl, que con él son contenidol, Coloquémonos por unos momentos en d punto de vista de ser 23
,,,
11::
2~
en manera de harpón, los otros dos encogidol; en cuanto ser, quiero decir: hagamos el balance de lo que de realidad
d: hallamos en los geslOl de los dos contendientes. Un dedo, tres dedos,
asenlóse el necio, calando sus veltidol.
palma de la mano, puño: la realidad bruta y firme de estas cosas,
Levantóse el griego, lendió la palma llana, su composición anatómica, su funcionamiento fisiológico, en una ~.
y asenlóle luego con lU memoria sana; bra solemne, su cantidad de ser, se conserva constante e invariable
levanlóse el bellaco con fanlasía vana, a lo largo de la disputa. Un químico presente, un fisiólogo, un ana·
mOllró puño cerrado: de porfía habld gana. tómico, un ffsico que con los respectivos ojos de tales ciencias estu~
viese mirando los dedos y manos del ribaldo romano, bellaco clasi­
ficado entre los del pofu/us romanus, y dd doctor griego, ciudadano
A lodos los de Grecia dijo el labio griego: ilustre, heredero de Clen soles intdectuales, no podría señalar un
"Merecen los romanOl las leyes, no se las niego". solo cambio de realidad. El balance de ser, nada sufrió ni se altero,
Levanláronse lodos con paz Y con 101iego; por d curso o resultado de la disputa.
grande honra hubo Roma por 1m vil andariego.
Pues bien: dedos, número de ellos, figuras geométricas que du­ La realidad, Ima misma realidad, puede admitir muchos sentidos,
rante la disputa hicieron, direcciones ffsicas de las manos, estructu­ prestarse a múltiples y divergentes ¡'zterpretadolzes.
ra anatómica y fisiológica de ellas. .. todo esto que entra, en rigor, Pero la cosa no termina aqui.
en el orden de lo real, del ser, integra lo que podemos denominar
"significado", contenido real y entitativo de la disputa, contenido y IlI. El sentido oculta el significado.
significado que para nada interviene en aquellos sentidos que los Griego, doctor nada menos, y romano, hombre de lo real y ape­
disputantes daban a tales seres. gado a la tierra, ninguno de los dos ve la realidad pura y simple.
De la misma realidad, en su realidad de verdad: del número de No ven ni dedos ni palma de la mano: ven ideas teológicas o señas
dedos, de su figura geométrica, de sus funciones orgánicas. .. daba tlaras de agresión.
el griego una interpretación que ahora llama riamos espiritualista, la y es que la realidad ---en su realidad de verdad, pura, brutal,
más exacerbad amente teológica. Dedo podía ser en sí y en reali­ simple--, no interesa a nadie, por muy extraño que parezca. Como
dad algo viviente, miembro de un cuerpo humano, con funciones or­ iremos diciendo paso a paso, la realidad en si está cruda para la vida,
gánicas determinadas ... ; nada de esto veía el buen doctor griego, na­ es indigesta e in digerible.
da signifitaban para él lo que las diversas ciencias pudieran decir del Cuando uno va a un concierto no le interesan propiamente ha­
dedo del ribaldo o bellaco romano o sobre el suyo propio, ni le impor­ blando ni la composición química ni las propiedades f1sicas de los
taba la definición de palma o de puño. Para él dedo, tres dedos, pal­ instrumentos, ni la estructura anatómica y fisiológica de los ejecu­
ma, puño tenian smtido divhlO; eran símbolos de la unidad de Dios, tantes, ni sus pasiones reales, ni su real cansancio. Le atrae ese uni·
de su Trinidad, de su voluntad y poder; y el sentido eclipsaba el sig­ verso maravilloso del sonido en que nadie pudiera adivinar de qué
"
nificado real, cientifico, teológicamente indiferente de los miembros tipos de realidad procede, porque la música tiene la virtud de oci:tl­
humanos que en la disputa intervenian. tar la realidad que le está dando origen. Y es que la música es puro,
Por el contrario: el bellaco romano tampoco se enteró ni por un simple, subsistente smtido; por esto nos dice tantas cosas sin signi­
momento del significado real y cient[fico de los dedos y manos del ficarnos concretamente ninguna, sin darnos lecciones de acústica, sin
doctor griego. No vio en ellos y en sus movimientos reales sino un exhibir conocimientos de anatomía y fisiología animal o humana,
sentido, al que en nuestra terminología daríamos el apelativo poco lejos igualmente de esas pedantes. inexpresivas y literarias diserta­
favorable de materialista. Un dedo le decía amenaza de quebrantarle ciones que, con pretexto de la mlÍsica, nos colocan los criticos corrien­
un ojo; y los tres suyos querlan decir que JO le quebrantaría con tes y los introductores palabreros de esa su embajada aérea. llena de
dos dedos los ojos, C01: el pulgar los dimtes; y la palma real del sentido y de sublime desprecio hacia las explicaciones científicas, his­
griego tenra a los ojos del romano el sentido de palmada, de agre­ tóricas y psicológicas que los parlanchines de signifkddos cuelgan al
sentido musical.
sión manual, y su puño el de puñada o puñetazo.
Juan Ruiz, arcipreste de Hita, llega a entrever el verdadero tra­
Las interpretaciones que griego y romano daban de la misma to que debe darse a lo real. ¡­
realidad no podlan, por tanto, ser más divergentes e inconciliables.
Empero si hubieran llamado a consulta a fisiólogos y qufmicos, "De todos los butrumentos lO, libro, SOl pariente; 25
24 éstos hubieran convenido en una especie de sistema de definiciones bien o mal, cual puntares, tal te dirá dertamente;
que fijaran de una manera univoca y sin tergiversación posible el sig­ cual tú decir quisieres, ¡ faz punto, I tente;
si me puntar supieres, siempre me habrás en miente".
nifitado de dedos y manos.
I. El Significado es, de suyo y por plan intrínseco, uno y el Todo lo real, todos los significados, definiciones, demostracio­
mismo, o unívoco. nes, explicaciones reales que pretende damos la ciencia han de ser
Empero el Sentido, la interpretación que de un mismo conjunto tratados como instrumentos de orquesta; y hay que saber "puntarlos",
de hechos o realidades se puede dar es mlUtiple y puede ir, en un tocarlos, pulsarlos, puntearlos y leerlos en solfa o en puntos, que co- ,
caso tan sencillo como el que aquí donosamente nos presenta Juan mo puntos más o menos cuadrados eran las notas de música de aque­
Ruiz, desde un sentido teológitonasta otro materialista y brutal. llos tiempos.
! ~):
H. El Sentido puede ser múltiple, aunque se trate de una y si Galileo dirá más tarde que toda la naturaleza está escritli
\ ,,\ en caracteres matemáticos -aunque a primera vista parezca que está
¡'¡\\ misma realidad.
1:11:
, ,)
~~tl ,

escrita en anatomía y fisiología, en colores y peso, en figuras anima­


les y dibujos geográficos-, de parecida manera dice nuestro gran propio sentido y funciones intenta condimentar lo humano, escribir
Arcipreste: todo lo real es orquesta; puntéala como quisieres, trá­ en lenguaje humano, dar sentido humano a lo real.
tala como escrita en notación musical: y mejor, escribe tú mismo en Por esto cada pueblo con personalidad puede poner en música
su realidad de verdad signos musicales, arbitrarios, a tu talante, a tu especial, dar peculiar set1lido a todas las verdades o significados; y
temple de ánimo, con la misma libertad con que sobre un papel blan­ cuanto un pueblo tiene más personalidad tanto más sentido da a las
co tral!as unas líneas para pentagrama y sobre ellas escribes según cosas y tanto menos se preocupa por su sigl1Ífitado real, por su neutra
tu inspiración de momento -triste o alesre, apasionada o patética-, y fría, deshumanizada y abstracta contextura.
una sonata, sinfonía, coral, scheno... Que lo real, por muy deter­ y por la cantidad de set1Jido humal10, por la calidad de lar In­
minado que esté en cuanto a significado, estructura, esencia y demás terpretaciones que de lo real dé un¡ueblo se lo deberá colocar en la
caracteres firmes que la ciencia dice tener, está yermo de sentido, va­ ¡ escala humana, y no por la cantida de pretendidos significados que
do de humanidad: Y en virtud de este vacío es tabla rasa, papel en
t
hubiera legado a la hIstoria.

I
blanco que el hombre puede rayar y trazar sobre él esa quíntuple vía
férrea del pentagrama por la que circularán según horario, tarifas,
itinerario y velocidad los pasajeros interioresi,del hombre que son sus
pasiones, sus anhelos, sus concepciones o interpretaciones del universo. I
Empero el sentido, como quedó ya ex.{>Hcado y explícitamente
afirmado, no altera el significado, no intervIene en la estructura de
10 real, ni cambia su contextura o esencia. Por esto, a pesar de la
variedad de smtidos, de la omnímoda libertad que cada tipo de vida
r r
Porque lo real, por muy determinado que esté en su esencia, se
halla todavía yermo y desierto, indeterminado vado de sentido
humano, es capaz de ser tratado en plan musica. Y cada interpre­
tación del universo es un nuevo y original pentagrama con nuevos
tiene en este punto, no caeremos ni en historicismo, ni en esceptich­
mo ni en relativismo.
Entiéndase bien, con todo, una afirmación ¡:adical que de pasada
signos, compás, tiempo, partitura que cada época y tipo de hombre f hemos hecho anteriormente: la realidad en su realidad de verdad

I
ejecutarán a su manera y, estilo. está cruda para el hombre; la verdad en su forma absoluta no es hu­
" manamente asimilable. Es como el agua químicamente pura que es
Desechemos por falsa la concepción de que todo en el universo la forma más indigesta que puede tener el agua. Para que la ver­
está ya perfectamente y definitivamente determinado, que el hombre dad resulte asimilable al hombre, y a los tipos primariamente diver­
no tiene otra cosa que hacer sino mirar lo que sin su intervención ha sos de hombres que hay en el mundo, es menester prepararla, darle
sido hecho y terminado. sentido, ponerla en solfa.
"Tal cual tomo puntáremos", tal como sepamos trocar en notas Pero en buena solfa:
musicales lo real, "tal te dirá ciertamente", tal será el sentido que
para nosotros tenga; y este sentido será "tual tlí decir quisieres", en "Que saber bien y mal, decir e1]tllbierto y doñegllil,
nuestro poder, a medida de nuestros deseos y quereres, invención li­ 110 hallarás 11110 de trovadores mil".
bre humana. Podemos hacer punto donde queramos: ni faz punto",.
detenernos donde nos plazca: ni tente". Todo 10 que técnicamente se llaman sistemas filosóficos o teoló­
26 Que "si me puntar supieres, siempre me habrás en miente",. que, gicos: idealismo, realismo, naturalismo, escepticismo, dogmatismo,
en efecto, la única manera para que se nos queden a los hombres las subjetivismo, objetivismo, ontologismo, existencialismo, fenomeno­ 27
cosas en la mente es que les hayamos dado smtido humano, las haya­ logía, idealismo trascendental, cristianismo, teología, logicismo, em­
mos hecho bailar a nuestro son. pirismo. .. son nada más, y nóteselo bien, sentidos diversos, música
diversa que se pone a la misma realidad del universo.
, IV. Las cosas, por muy determinadas que estén en cuanto a esen­
da, admiten todavla una il1terpretación humana, son capaces de sen­ Por este motivo se hallará en esta obra que los mismos proble­
tido humano. mas se tratan Con sentidos diversos: una vez en plan no español,
otra en plan y sentido español. Y con todo no se pretende CJue el
De estos sentidos o interpretaciones de lo real, de Weltal1­ sentido español sea el único posible ni el único biensonante, SinO el
shallung, de "concepciones del universo", como se dice germanísti­ único que transformará la realidad cruda en realidad digestible pa­
camente en nuestros días-, se compone la filosofla. Y no se integra ra nuestro tipo original de vida. Y además: que esa digestión espa­
propiamente la filosona de ¡rocedimientos para alterar, cambiar, do­ ñola no afecta propiamente a la realidad misma, al significado de
minar lo real en su realida de verdad, sino que la filosofía en su las cosas en sí mismas.
Por fin: la posibilidad y el hecho histórico de que el tipo de hom­ Vayan otros pueblos tras la Verdad Objetiva, tras la esenda en
bre español -tomando esta palabra en sentido c;;ultural no en senti· sí y para sí de las cosas, tras una formulación deshumanizada y des­
do geográfico o politico-, haya sido capaz de dar a la realidad un Ilaciol1alizada del universo; que el castizo español --como sin pre­
senitdo propio y original, sabrosísimo para nosotros, que nos ha vuelo tensiones científicas, con la humilde y llana sencillez de este admi.
to digestible la realidad de todas las cosas, divinas y humanas, pone rabIe Arcipreste de aquellos tiempos ya idos, nos lo hallamos dicho
de manifiesto que el español tiene derecho a existir como tipo de en estos primeros versos de la obra "Libro de Buen 4mor"-,
hombre, y no simplemente como entidad geográfica o jurídica. Y por
fin: que todo pueblo posee la facultad inalienable de inventar su rt es de todos los 1mtrumentos pariente",
sentido del universo, y que tiene el deber vital de trocar en diges­
tible para su tipo de vida lo que otros tipos de humanidad han dige­ de todos sabe sacar una maravillosa música sensible y otra no me­
rido ya a su manera, con su sentido. nos admirable y entrañable ideológica.
Porque, y es última advertencia en este punto, nadie se haga la y esta Imíúca ideológica que de todos los sistemas, como de
ilusión de que pueda tratárselas con la realidad mano a mano, ha­ instrumentos e ideas sabe sacar el genio español, es la que en la 2' par­
bérselas con los significados, hacer ciencia pura; la vida mental no te de este libro se intenta reproducir, cual en disco gramofónico que el
soporta la verdad pura y simple, como el estómago no puede digerir autor ha dejado graben en él los clásicos de nuestra literatura, porque
el agua químicamente pura. Todo tiene que poseer su provisión pe­ literario. es el carácter y sentido general que el español auténtico da al
culiar de vitaminas: intelectuales o no, de otro modo no es vitalmente Universo de las cosas y al Mundo de las esencias.
asimilable. Y esta indigestión de verdad pura, ese empacho que ca­
racteriza ciertos sistemas de filosofía abstracta no es una cualidad
apreciable; es, por el contrario, síntoma de enfermedad vital, de falta
de fuerza asimilativa, de defecto de personalidad individual o colectiva.
"Cada lino es como Dios le hizo", decía Don Quijote; a cada
hombre -de los que vale la pena de contar aparte, y no de los que
son un Cualquiera-, hizo DIOS a su manera; y esta manera de ser
hombre· posee como cualidad primaria y caracteristica el poder dar
un sentido nuevo al universo.
Bajo este punto de vista me parecen igualmente aceptables una
interpretación o sentido materialista del Universo que uno espiritua­
lista, que otro idealista, que uno subjetivista.
y esta comprensión humana y respeto por los tipos de hombre
se basa en el derecho a poner en solfa propia todo el universo. Nadie
se escandaliza ni arma guerras porque cada pueblo e individuo ge­
28 nial tenga su tipo de música. Si llegáramos a convencernos de que en
ideas se da también algo asi como música, como tipos de sentido,
qué en nada alteran la realidad que todos tratamos, y que, en rigor,
nadie ve en sí misma, por cruda y humanamente inasimilable, tal vez
consiguiéramos convencernos de algo muy humano y humilde: que

"no hay mala palabra, si no es ti mal tmida".


"Verás que bien es dicha, si bietl fuese etltmdida".

Lo genuinamente español, lo auténticamente humano, se cifra


en dar sentido a todas las cosas, en ente/lder bím las cosas, en no
tomar a mal cosa ni palabra alguna.

'>
Empero es de notar cuiJadosamente que en todos estos casos
muerte sobrenatural (estado de pecado), o vivir con vida sobrena­ se trata de una conciencia que cabría denominar vital, inmediata,
tural, muerto al mundo, sus pompas y vanidades, es decir: muerto realisima.
con muerte natural. y podrá decir San Pablo: "Vivo yo, mas no soy
yo qllien vive sino qlle Cristo vit1e ell mili. Y Jesucristo: rr qtlim En ella y por ella se saben las cosas según aquel modelo de
pierda Sil alma -el alma que anima con vida natural el cuerpo-:-, herida ~ue alumbra y no duele, de que nos habla Valéry en la "Iellne
la ganaráll , es decir: ganará por la muerte de la vida natural la vida Parqlle' :
sobrenatural. No cabía, pues, vivir con las dos vidas, natural y so­
brenatural. Había que elegir; y la conciel1cia cristiana surgió de ese itA la hle/" de la dou/ellr laissée
desajuste entre posibilidad doble y realidad sencilla, entre poder vi­ ItI me semis com1lle encore plm qlle blessée"¡
vir en doble tipo de vida, y tener que vivir de hecho con uno solo
de los dos. O salvarse o condenarse. Nada ya de cielo o infierno que, en efecto, la conciencia inmediata es una especie peculiarísima
naturales. Además: la vida natural se obtiene por generación y he­ de dolor que nos deja esa inmediata comprobación de que la realidad,
rencia biológica, y de hombre s610 procede otro hombre; aquí regía la acción, tienen que recortarnos ese cuerpo astral, ectoplasmático,
un determinismo irremediable, por<Jue el hombre natural sólo podía metapsíquico, verdadera prolongación protoplasmática de nuestro ser
ser de IIna manera, y, por tanto, tema que ser real de IIna sola manera real hacia dimensiones de posibilidad. La amputación de lo posible
también. Aquí el cristianismo, aun la filosofía medieval, en nada por 10 real trae consigo una lumbre (Iue/Ir) que hace nos sintamos
contribuy6 a ensanchar la conciencia uatllral del hombre. Empero conocidos, conocidos por el Yo, mas no por un Yo definido --que
dilató extraordinariamente la sobt'enatllral. El hombre podía ser en­ piensa, oye, ve, construye, se hace pintor, poeta, músico, trabajador
gendrado y nacer con nuevo y jamás visto nacimiento, por obra de manual. ..- ; Yo individual e individuado, al que le está doliendo
la gracia divina, por una cierta especie de generaci6n divina que noS no poder ser en realidad lo que por dentro nota le fuera posible.
hace hi jos de Dios (cf. 1. 3). y esta generación es graciosa, no ne­ y no nos sentimos heridos de real herida (blessée) por cuchillo o
cesaria por parte de Dios sobrenatural; este tipo de posibilidad ar­ bisturí reales, porque eso de tener que ser Yo individllal --que ahora
bitraria, de posibilidad de ser, de vivir, depenCliente no de la esen­ piensa, que ahora ve esto, que ahora siente este frío ...- , a costa
cia sino de fa voluntad de un Absoluto, despert6 en el cristiano pri­ del Yo posible, es sólo cual condensación en un núcleo, cual yema
mitivo, sobre todo en San Pablo, aquel temor y temblor, aquella tem­ de huevo, alrededor de la cual queda una sustancia de Yo, indife­
blequera del ser desconocida por el griego, ignorada necesariamente renciada, protorlasmática, infinita en posibilidades que está dando
por quien está convencido inmediatamente de que lo posible sólo a la acción fea concreta, individuada, aspiraciones infinitas, tenden­
es de una manera y lo real no tiene más remedio que serlo de esa cias hada necesidad, universalidad, absolutismo, enderezándola hacia
aquella Comle/acilm de que nos hablaba Mallarmé.
sola manera que es posible.
La diferencia entre posibilidades de vida y realidad única de vi­ Si la yema del huevo tuviera conciencia, se notara flotando y
da adquiere en el cristiano un valor infinito, una tensión inconmen­ sustentada por la clara,. por un océano de sustancia alimenticia; nues-.,
tro Yo individllal '---el delimitado y confinado a lo real- se nota
surable. y no tiene nada de extraño que, al producirse en un genio sustentado dentro del Yo posible, y le parece que su individuación y
filos6fico como San Agustín, diese de sí formulaciones de indivi­ 175
realización, su concreción y confinamiento a lo real es cual herida
dualismo natllral consciente, eco del individualismo sobrenatural, pri­ sutil que, si bien le hace conocer las cosas y 10 trueca en conocedor
174 mariamente consciente en todo cristiano genuino. "Alln si me er­
de los objetos, lo hace ltotarse C01lOCido por otro Yo más hondo 'y
gaño, soy", "Si fallor, sum", exclamaba San Agustín; "alll1 si me
engaño en lo natllral, el1 filosofía, ell ciencias", porque en lo sobre­ amplio.
natural, en la fe, no podIa él engañarse sin engañarse Dios en per­ En esta "llaga profllnda )' sorda", que la individualidad y la rea­
sona, que es el fundamento de la Fe. Por este motivo he dicho que lidad introducen en nuestras 'posibilidades, "arde" sin llama visible,
la frase, precartesiana Y presuareziana, "Si fallor, sll1n", era en San con el ardor oscuro y reprimIdo de ciertos líquidos y gases en in­
Agustín un eco en conciencia natural individual, eco de la conciencia candescencia, una. "hermana secreta", hermana de otra "extremada­
cristiana, que resonaba con voz divina. mente atenta", atenta y embargada de atenci6n en cosas reales, con­
cretas, distintas entre sí. Y esa hermana secreta es el Yo de nues­
De los desequilibrados es el reino de la conciencia; desequili­ tras posibilidades; la hermana extremadamente atenta y distraída por
brados con desequilibrio entre posibilidades Y realidad, según el gra­ atender a lo real, siempre único y confinado, es el Yo individual.
do de diferencia entre plural de posibilidad Y sittg1llar de realidad.

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Y esta conciencia /'efle:úva tiene la propiedad de ser conciencia
despierta, "bien difermte de lodo tipo de sueño" o sonambulismo,
"Así lo expresa bellísimamente Valéry: "flexible mujer", con esa flexibilidad de torsión perfecta que es la
;! re-flexión de uno sobre sí mismo: "sileuciosa J fil't11e" observante
" ... Dalu ma 101trde plaie lme secrete soellr
Brlile, qlll se préfere a l'exll'eme altenlive". de silencio "esencial ti 10I actos puros", a los actos purificados y
libres de contenido concreto que en los actos ordinarios de la vida
'''UI1 flllid o bméfico 110S baña" -dice Bergson- ; "de él saca­ lleva la voz cantante y distrae la atención de la hermana real. Tal
mos fuerzas para trabajar y vivir. De esle océano de vida m qfle IIOS es el Yo armonioso, el Yo reflexivo o de la reflexión, de que nos
hallamos Sllmergido s aspiramos sin cesar y selltimos que l/uesl1'O ser, habla Valéry:
o cflando menos la inteligencia qlle lo guía, se ha fotmado por UIM
especie de solidificación local" (Evol. cl'éall'., pág. 209). Nuestro "Harmol1ieJlSe MOl, différente d'un songe,
ser; real, individual, nuestro Yo consciente con conciencia intelecti­ Femme flexible et ferme allx si/enees sllivÍJ
D'actes purs!
va/clara y distinta, se halla sumergido y sustentado por ese Océano
de",vida (océan de vie) que es el Yo de las posibilidades, puesto que (La ¡eul1e Parque.)
la Vida es surtidor ininterrumpido de novedades, de posibilidades
no ~l1sayadas. mas ensayables en concreto. La conciencia reflexiva es, en efecto, conciencia de vigilia, flexi­
Los buenos catadores de la vida, de la V ida·océano Y de esa con­ ble, silcnciosa o sin contcnido propio, acto puro y límpido, sin ma­
teria intrlnseca, la igual y esposa del Día, de la Luz solar que, sin
densaci6n individual que es el Yo reetl, temen con Valéry perder ser cosa alguna concreta -ni hombre ni planta ni piedra- las baña
ese '!dolor divino" de nO poder ser real sin perder y amputar posi­ a todas y las torna lucientes y deslumbrantes,
bilidades muy nuestras.
"Mais. je Iremblai! de perdre Ime douleur diville". "rétais l'égale et I'épotue du jOllr",
(lbid.)
"Somos gajo de Hombre", deda ya Platón por boca de Arist6­
fanes en el Banqflete (191 D), desgajados en dos: un Yo de posi­ La conciencia reflexiva es el soporte o basamento que, sonriente
bilidades, y otro Yo real, individual, limitado que pretende conocer y complacido, forma el Yo real a la todopoderosa J adorada Tras­
todo clara y distintamente, es decir: desgajadamente. Infeliz del que cendencia, porque sólo y propiamente la conciencia reflexiva se da
no sienta en sI esta he'rida y no tiemble de perder este dolor verda­ cuenta de que el Yo real proviene de un desgajamiento interior por
deramente divino, pues hace que el Yo real individual confine con el que la infinidad y amplitud inconmensurables de lo posible, de la
el Yo posible, con el Océano de Vida y de creación en que todos Vida, se cierran en forma de gajo: de vida que, para ser real, sacri­
est:un.0s sumergidos. fica su infinidad y sus posibilidades, que sólo realizando lit/a po­
"': Por el Yo posible, por nuestro hermano secreto, podremos reali­ drá ser real.
zar aquel esfuerzo necesario para que llegue a feliz término la fun­ Sobre este Yo /'eflexivo descansa aquel altar sin ejemplo, sin an­ 177
ci6n".esencial del Universo que es ser "máquilla de fabricar Dioses": terior dechado en 10 real, de que más adelante nos habla Valéry.
176 ."La fOIUlioll essmlielle de l'univeI's qui esl ~l1e machíne a faire tt Seul StlPPol'l IOllriam que je fO/"lnais d'amo/l1'
des diellx" (Les dellx sou/'ces de la Mo/'ale el de la Religiol1, pág. 343. A la tOllte puissal1te altitflde adorée.
Bergso n ). "QUE SUR MOl REPOSE UN AUTEL SANS EXEMPLE".
Junto a esta conciencia inmediata, doble, entre Yos hermanos,
uno secreto y otro dislraído -entre nuestras posibilidades Y I1l1esll'a Empero el Yo de la reflexión "está el1 pelig/'o de se/' presa de
realidad-, se puede dar en el Hombre una segunda conciencia po­ SIl proPia mirada",
tenciada que es la t'eflexión, conciencia armoniosa porque acompa­
ña discretamente la melodía de la conciencia inmeaiata doble; ar­ "O dangereuseme1lt de sou t'egard la pro;el" \,
moniosa porque cierra el cerco de las relaciones entre los dos Yos (lbid,) ,
hermanos, dando constancia explícitamente que se trata de dos herma­
nos, de yema 'J clara de la misma realidad total

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decaer en las redes que él mismo tendió; porque, continúa Valéry, Un modelo de tales sombríos ensayos: Husserl.
este ojo espiritual ha visto ya sobre sus playas de seda amanecer y
ponerse demasiados días, a los que habia previsto colores y cursos de y así nada tiene de extraño que "alll1 bajo los l'ayos" del Yo
astros y. naturalmente, estos avances y predicciones habían de resul­ reflexivo, del Sol de la Razón pura, tiemble y tirite la Vida, el Yo
tar funestos al gusto de la Vida, a su inintert"umpible sllrtidor de no­ real, "la estatlul', lo firme de mi ser.
vedades, pues, antes de vivir las cosas, ya les había ~uitado el gusto
y la sorrresa con esa golosineda abstracta del entendimiento concep­ "le sem SOIlS les fayom f"¡ss01111er 111a statue",
tual,. de Yo reflexivo, por la que le da por probar todo "de antema­
no", adelantándose a la Duración. Y el efecto vital, sobre el Yo real (lbid.)
y sobre el Yo de las posibilidades, es el hastío, un "hastlo e/aro", Consolémonos: que además del "Yo individual", el real _y, por
trasparente y frío. real, real de Ul1a sola manera-, y del "Yo armol1ioso" o Yo reflexi­
El Yo pensante que está notando que piensa, cuando ve la "au­ vo puro, el Yo cartesiano y husserliana, hay en nosotros un "Yo mis­
rora" ya ha descubierto el "dla mlel'o"; y este día entero, previsto terioso", "mystérieuse MOl" que, "a pesar de todo", -a pesar sobre
y desflorado en la aurora, es un día "enemigo de la vida", de la in­ todo del Yo reflexivo, de la reflexión trascendental y abstenci6n fe­
venci6n y sorpresa. Que si la vida auténtica posee el futuro bajo la nomenológica-, "vive todavla",
forma aliciente de porvenir, el Yo pensante, el de la reflexión y aro
monía intelectual pura, lo tiene bajo forma de futuro simple, y "sólo "M)'stérieuse MOl, pOl/rtant, tu vis encore".
sueña 'con hacer del fulllro un diamante que complete su diadema".
y así está el Yo pensante "medio muerto o tal vez medio ill­ Este "Yo misterioso" es, por de pronto, el Yo del recuerdo, el
que lucha contra la memoria.
mortal"; medio muerto, a la vida real; medio inmortal, porque para
él no corre ya la Duraci6n; se rige por el Tiempo puro en que no "ArrastMmos detrás de nosotros" -dice hermosamente Bergson-,
hay, como dijimos, distinci6n entre pasado, presente y futuro. "y sin apercibirnos de ello, la totalidad de I1l1estro pasadoj con to­
do tluestra memoria tlO escancia el1 el presel1te sino los dos o tres
"Car I'oeíl spirituel Sllr ses plages de soie recllerdos que servirán para completar nllestra situación actllal" (Evol.
Avail déja vu luire et pálir trop de JOUrI cféatric., pág. 181).
Dont je m'élais prédil les couleurs el les cours. "En I'ealidad" --continúa Bergson-, "el pasado se conserva
Vennui, le e/air ennui de mirer leur nuanCe poI' sí mismo, automáticamente, Sin dllda alguna 110S sigue a cada
;. Me donnait sur ma vie ulle funeste avance; mome1lto todo él e1ltero,' todo lo qlle hemos sentido, tensado, qlle­
Vaube me dévoilait tOl/t le jOllr elwemi. rido desde nllestra infancia está ahl, Í11c1iuado sobre e prese1lte qlle
J'étais ti demi-morte el pelll-étre a demi· se le va a ¡/IIltat; presiollaudo contra la puerta de la conciencia qlle
lmmortelle, révant, qlle le futur lui-mime querl'Ía dejado fllera. Porqlle el mecanismo cel'ebral está hecho pre­
Ne flit qu'ulI diamant fermant le diademe". cisamente para aherrojar la casi totalidad del pasado en lo incons.
y el Yo pensante, el Yo reflexivo, ¿con qué ojos puede mirar ciente y para 110 i11lroducir e1l la cOlUietlcia sino lo 'lile de sllyo
'178 el Día, la Vida, sino con ttUl1a mirada de extranjero"? contribuya a aclarar la sitllación presente. a)'lIdar la acción 'lile se
"Te Ite rellds plus au jour qu'UI1 regard étrallger".
y no tiene más remedio que reconocer "CUál1 descomunalmente mis·
¡,I
prepara y dar, en fil1, un trabajo Titil. Cllando más algllnos remerdos
de lujo llegan a pasar de contrabando POI' la pllerta entreabierta. Men­
Sfljeros del inconsciente, 110S advierten de lo qlle, sin saberlo, arras­
179

terioso se le vuelve el corazón, Sil corazón, en esa noche curiosa de tramos tras de 110Soll'os". " "Nllestro pasado se 110S manifiesta 1111e­
la reflexión pura, y en qué sombríos ensayos penetra y Se hunde ese grame1lte en impulso y bajo la f01'111a de te1ldencia, por más 'lile sólo
al'te de la pura reflexión" de un Yo puesto a ser armonía pura, tl1ta peql1eña parte de él llegue a feprese11taciól1" (Evol. créatrie., pá­
ginas 5-6).
identidad perfecta y abstracta.
"O combien peut grandir dans ma nuit curieuse En el depósito, acuario, del pasado van acumulándose gota a
De mon coeur séParée la parl mystérieuse, gota, cántaro a cántaro, diluvio a diluvio, todo lo que en la Vida
El de sombres essais s'approfolldir mon art!" nos acontece; la memoria, cual sutil espita, cuya llave está a dispo­
sición de 10 real, del Yo real --el de la línica manera de ser en cada -,
(La Telme Parqlle.) momento-, s610 deja pasar 10 que el momento exija; empero, aun \

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esa. poquita agua, con peces y algas, con detritus y fOsos, sale a la
presión y con la fuerza total del pasado íntegro, de volumen total no declarable, contra el ser, contra el ser que lo es de hecho sola­
del depósito-acuario que es el Pasado vital, mente, como el Yo individual; y llama a los Deseos "mimados fan­
Ese Pasado -suma, compendio, integral, enciclopedia de todo tasmas, f al1tasmas nacientes, unidos conmigo", no por vinculos bru­
lo vivido--, es el Yo misterioso que a fuerza de presionar oscura­ talmente reales, sino "POI' comunidad de ser",
mente las paredes de la individualidad, el caparazón del Yo real, con­
sigue hacer pasar de contrabando algunos recuerdos, recordatorios "Chers fantómes naissants, dont la soíf m'est unie, Désirs!"
de la Vida, de ese "surtidor de n01Jedadel' que es ella y que llevamos
todos por dentro, mejor o peor embotellado, más o menos presionante. Y en verdad son los Deseos "fantasmas", entes fantasmagóricos,
El Yo misterioso es el Yo de Jas posibilidades, Mar de Vida en porque, desde el punto de vista del ser -de un ser que es lo que
el que el Yo individual no es mucho más que un metro cúbico de es, cumplidor y observante perfecto del principio de identidad de
agua que mentalmente designemos en el volumen continuo del Océa­ él consigo mismo--, los deseos --que es tender a ser lo que no se
no, Bajo la presión realísima del Yo posible, el Yo real se siente es--, no debieran ni pudieran surgir,
finito, recorte de un Infinito; lleno de deseos, de anhelos, de inten­ El Deseo es un testimonio real de la existencia de un Yo mis­
tos, de planes que desbordan por todas partes, cua:! presión super­ terioso, rebelde perpetuo contra el Yo real, contra el ser, que sólo sea
ficial de vapor contra paredes, la finitud real, sÍ, mas puramente de de hecho lo que es,
hecho de nuestro Yo individual, de la "Soeuf mor/elle" de que nos Y es el Yo individual "duJce testigo, calltivo en redes de AzuJ",
habla Valéry. en las redes de Azul del Yo posible, del Yo misterioso; y ¡"qué bo­
Por eso el poeta se encara con el "recuerdo", "pira" en que con­ cado tan dulce pat'a la boca infinita deJ Yo posibJe" es el Yo indi­
sumir esas rretenciosas paredes, de madera nada más, 'lue aislan el vidual, "duro en sí mismo", con la rigidez e inflexibilidad del que
Yo real de Yo posible, lo que de hecho somos de lo Inmenso que para ser real tiene que ser de lI11a soja manera!
podríamos ser; y le pide que con su aliento nos ech,e en cara, en la
máscara del Yo indIvidual, ese hálito vivificador, púrpura de vida, "TI'es doux temoitl captif de mes ,'éseaux d'dZlJr
y reanime y avergüence con él esa negativa de ser YO mismo, Yo Dur en mo;". mais si Joux a la bouch" infinie".
posible y no recortado, para así, en llamas, ser otro del que se fue,
otro y diverso del finito y circunstanciado Yo individual, Yo real que El Yo misterioso es el Yo de los deseos. Y es el Yo de las lá­
sólo de una manera puede ser en acto, cuando tantas y tantas es en grimas. De esas lágrimas que no proceden de gases lacrimógenos o
bien real potenda. ' de agentes mecánicos y fisiológicos, sino "del alma, como orgullo
"Souvel1ir, o blicher, dont le vent d' or m'affronte del laberinto", que así resulta el Yo misterioso, el Yo de lo posible,
Souffle au masque la pourpre impregnant le refus para el Yo real e individual, confinado en espacio y en tiempo, me­
D'étre moi-méme en fJamme une autl'e que je fus". tido en carnes. Y son tales lágrimas ontológicas tt tierna libación de
un pensamiento de trastienda", trascendente, respecto del pensamien­
. Y suplica a la "Sangre" --esa forma de Vida en potencia liquida, to de primer plano, directo e inmediato, que es el pensamiento del
180 asimilable y vivificante de todos los órganos concretos, individua­ Yo individual, entregado a los objetos que estén delante.
lizados y confinados cada uno a sus funciones-, que venga a enro­ 181
jecer la "circunstancia pálidd' del Yo individual, de la "hermana "Tendl'e libation de I'arriere pensée".
morta!", ennoblecida solamente por el "azul de la santa distancia",
por el Yo posible, por el Yo misterioso que, cual horizonte y cúpllla Y esos pensamientos de trastienda, "tras", respecto de la tienda
celeste, levantaba, r:r contraste, y ponía un marco de infinidad a la y comercio diario, en que vive azacanado el Yo individual, son los
finitud circunstancial y de hecho del Yo real. de Infinidad, Eternidad, Posibilidad, Absoluto, Necesidad ... ; pen­
samientos "temerosos" y tremebundos, pues nos recuerdan nuestras
"Viel1S, mOl1 sang, viem rougír la paje circonstance postrimerias: Muerte, Juicio, Infierno y Gloria.
qu' elmoblissait l'azur de la saÍlz/e distance".
Para que esas lágrimas afloren a los ojos, han de recorrer peno.
Y apela a los "deseol', esa sutil realidad descontenta con lo mente, con "renovado y triste trabajo", los "grados de mortalidad"
real, protesta ontológicamente ininteligible, rebelión declarada, mas del Yo real individual; tienen que "abrirse desgarradoramente paso": \
y mientras tanto el Yo misterioso, el Yo que quisiéramos ser, por

_:...~'1'~.l!IitfjJ aL I \A '" $ a _ Ca: ." ,u.; tU ~


"Tout va donc accomplir son acte solennel
el ~ue suspiramos y lloramos, "se ahoga pOtO la lmtitud con que SIIr­ de toujours reparaítre incomparable et chaste
gm' y acuden a los ojos, al rostro del Yo individual, para "flln­ Et de restítuer la tombe mthousiaste
dirlo", que tales son las "ganal' del Yo misterioso. Au gracieux état dll rire ullÍversel".
"Qllel travail tOfljOll1'S tdste et nOllveau (La ¡eune Parqlle.)
Te ti"e avec retard, ¡arme, de l'ombre amere?
Tu gravis mes degrés de mortelle et de mere Para los cuales maravillosos versos de Valéry no encuentro me­
jor estribillo que la frase de Bergson:
Et déchirant ta route, opiniátre faix,
Dans le lemfI que je vis, les lenleurs qlle tu fais Vida: "jail/issemel1t de t:ouveautés", bien surtido surtidor de no­
vedades, formas y figurines de ser.
M'élouffent' .
y lo que delicadamente experimenta el poeta, la experiencia
A la Duración, tiempo proPio del Yo misterioso -"dam le Temps inmediata de la Vida en cuanto poética, lo expresa en proposición
que je vis"-, no le queda más remedio <Jue "callarse, bebielldo su clara y distinta el filósofo: "Part vit de création et impliqlle Ul1e cro­
segura marcha", esa marcha segllra y no lmpedible que lo Infinito lance latente a la spontanéité de la nature" (Evol. créatric., pág. 49);
hace en nuestra finitud y a costa de ella, porque "para la conciencia, y si el arte vive de creación e implica una creencia latente en la
existir comisle... e11 crearSe indefinidammle a sí misma" (Evol. espontaneidad de la naturaleza, ¿no será este testimonio del arte tan
créatr;c., pág. 8). y no contentarse con la primera creación que es el verídico y fehaciente, al menos, como el de la filosofía?
Yo indivIdual, el Yo que sólo es de una manera. . El sentido vivencial, el sabor peculiar que filósofos y poetas le
Si el Yo individual se perpetuara, no fuera tan sólo "un momen­ encuentran a la vida, y por la vida a todas las cosas, habló una vez
por registro filosófico y se expresó de parecida manera: "cual lor­
to O1'iginal de Ul1a no menos original historia" (ibid., pág. 7), sino la
bellinos de polvo levantados por pasajero viento, así giran los vi­
historia entera del hombre, condenado a la peor de todas las conde­ vientes sobre sI mismos, smpendidos en eSe gran soplo que eS la
naciones: la del principio de identidad: "ser lo que se d'. Vida".
Con todo, esa dureza del Yo individual es "dureza preciosa" "comme des tourbillons de poussiere soulevés par le vent r¡ui
para el Yo misterioso, porque los pasos, traspasos, trascendencia;¡ Y passe, les vivallts tournent sur eltx·mémes, suspendu! a1l grand souffle
superaciones ordenadas que la Infinidad está naciendo en nosotros y de la vie" (Evol. créatric., pág. 139).
de nosotros 'j a costa. de nuestra finitud sólo pueden ser reales sobre Y otra, por boca de un poeta-filósofo; y dijo:
la base realtsima del Yo individual. Este Yo mortal nos da aque! "EI porvenir aromático del humo sen/la que me estaba reserva.'
"sentimienlo de sludo firme", de que nos habla Valéry, firme para do; a él estaba ofrecida, en él co,wlmida. Yo entera, promesa inte·'
"el pie vivo que tanlea" y prueba su firmeza, "que la crea", pues la gral a las bienaventuradas 11ubes. Y mm me pareció que era vapo':
inmortalidad da sentido a la mortalidad,. y en la mortalidad senti­ roso árbol, cUla majestad, con fácil pérdida, se abandona al amor
da y llorada se funda la "seguridad sagrada" de ser inmortal. de la extensión plena. El Ser inmenso me gana para sí, 1 del incien­
so de mi corazón divino se expira, al arder, indefinida forma ... To­ 183
" .. . DI/reté préciellSe . .. O set11iment du sol, dos los cuerpos radiantes tiemblan en mi esencia".
182 Mon pas fondait sllr toi l' assurance sacrée!
"Vers un aromatique avenir de fumée
El Yo misterioso, el Yo de nuestras posibilidades, no es tan sólo le me sentais cOl1duite, offerte et c01ls1lmée
el Yo de los "recuerdos" (souvenir) que devoran las "memorias" 'Toute, toule, promise aux nuages hellreux.
(mémoire) y el Yo de los Deseos -frente al Yo del hambre o del Méme, je m'apparus cet arbre vaporeux
apetito--, y el Yo de las Lágrimas que funden el rostro de bien de­ De flui la majesté légeremel1t perdue
finido, demasiado definido, perfil del Yo individual; el Yo miste­ S'aban40nne a l'amOflr de tOllte l' étendue.
rioso es el Yo "suflidor de novedades", el Yo de los "actos de crea­ L'étre lmmense me gagne, et de mO'1 coeur divin
ción", Yo de "resurrección", Yo "refarador de castidad", que hace L'encem qui brule exPire fme forme sans fin . ..
sonreír al rigido y envarado rostro de Yo individual, del pensamien­ ¡ Tou! les corps radie/IX tremblent dans mon essence".
to lógico, cuyo único gesto, único posible, es el principio de iden­ (Valéry, La ¡eune Parque.) "
tidad: "COI1, de, en, por, sin, sobre, Iras lo mismo". \
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Empero, ¿por qué la laven Parca puede decir lo que en modo
alguno pudieran las tres antiguas viejas: Gloto, Láquesis y Atropas? 18
Cuando la posibilidad, decíamos con Bergsoll, encaja perfecta­
mente con la realidad, porque lo real es posible de una sola manera
y 10 posible es único, la conciencia, que es la diferencia entre posi­
ble y real, es nula, -:y, mejor, anulada, como punto de ClJuilibrio entre SENTIDO IIEXISTENCIAL" DE LA
dos fuerzas reales antagónicas (ibid., pág. 156). Y asl entonces, al
expresarse la Vida poéticamente, dirá, con el mito helénico: que nues­ FILOSOFIA MODERNA
tra vida está en manos de tres Parcas, .de tres viejas de edad inme­
morial: GIOIO, que es la hiladora; L!u¡uesis, que es la tejedora o tra­
madora del plan de la vida según sus designios, y Atropas, que es
la Inflexible, la que da consistencia y determinismo a los hilos de la
vida de cada cual, hilados por Cloto, y a la trama entera tejida y
diseñada por Láquesis. En definitiva y última instancia, nuestra vi­
da resulta una trama inflexible, unívocamente determinada. Y con ne­
cesidad . no hay plenitud de conciencia, y ni siquiera conciencia; por
esto le faltó al griego, aun al filósofo. 1. La "PreocupaciólI" es el Ser de la Realidad de verdad del
,Frente a las Parcas griegas, viejas y endurecidas, la vida moder­ hombre.
na,' desde el Renacimiento, ha notado y tiene el horizonte de posibi­
lidades abierto ante sí; y correlativamente nota que lo real, lo indi­ Das Seín des Dasei/1s als Sorge (Heidegger, Sehz Imd Zeil,
pág. 191).
vidual, opera una restricción o recorte, herida ontológica bien dolo­
rosa :por cierto, en el dominio de la posibilidad, en ese ectoplasma 11. Esta eSe11cial "Dellt/tI' e11lilatiwt es la condición existen­
y mejor aún protoplasma de que se forma, por local condensación, cial que hace posible Bien y Mal morales.
la individualidad.
Dieses wesenhaft Schuldigsein ist. .. die existenziale Bedingu11g
La Parca que fije los destinos de esta nueva generación, de del' Moeglichkeit, fuer das moralisch Gute Il/1d Beose (Heidegger,
este nuevo tipo de Vida, podrá ser denominada "lovm",' y sus ofi­ Sein und Zeit, pág. 286).
cios no consistirán en hilar, tramar y dar inflexibilidad a tal cota de
malla, sino en hacernos vivir a nosotros mismos en tres estados o for­ III. Más positiva afín que el Hombre mismo es la "Finitud"
mas: cual Yo mortal, cual Y o armonioso, cual Y o misterioso, todos de Sil Realidad de vel'dad.
tres hermanos. Unpl'llenglicher als del' Me11Sch ist die Endlichkeit des Daseins
Por esto La leune Parque, de Valéry, sustituye con verdad vi­ in ihm (Heidegger, Kant ul1d das Pt'oblem del' Metapbysik, pág. 215,
tal, y para la vida posrenacentista, al mito helénico de las tres viejas edic. 1929).
Parcas: Gloto, L/v¡uesis, Atropas. Descansen en paz, IV. No es la 11egaciól1 -por freClle11le y multiforme que sea, 185
explícita o no-, el testigo más valioso de esa revelación de la Nada
que a nuestra Realidad de verdad eSe11cialmente pertenece... Es les­
tigo de más peso la adusla "Misedtl'.
So oft u11d vielfaellig IZun allch die Verneinul1g, ob ausgespro­
chen oder nichl,... so tl'enig isl sie allein del' 'vol/gllellige Zeuge
fller die zum Dasein tvesenhaft gehoerige Offenbarkeil des Nkbfs.
Lastender isl die Herbe des Entbeberelu (Heidegger, IJ?'as ist
Aíetaphysik, pág. 21, edic. 1931).
V. La "Muerte" es la posibilidad más proPia de 11ueslra Rea- \
lidad de verdad. .


I
J
··,,·:r...... ~~~~--..nrtiSCr: ~l"" T lB- J. ti;) " CM (j it ¡ . . a~ji
Der Tod isl eigensle Moeglichkeit des Dasein; (Heidegger, Sein Privación. Vosotras, gris hermandad, alejaos de aquí.
und Zeil, pág. 263) .
Deuda. A tu lado me pongo; bien junto contigo .

La filosofía existencial, Olyo máximo representante es, por aho­
ra, su mismo autor, Heidegger, se resume en cinco palabras que for­
Miseria.
Ltt.r Ires.
Te sigue Miseria; los talones te piso.
Se arrastran las nubes; oscilan los astros.
De atrás, de detrás; de lejos, de bien lejos viene
man un acorde perfecto. PreOOlpación (Sorge) , Deuda (Schuld) , la Hermana Afuerte.
Finitud (Endlichkeil) , Miseria (Bnlbehren) , Muerte (Tod).
Y, a la vez que acorde, fijan el tema de toda la sinfonía heidegge­
riana, filosofía en marcha flíl1ebre, y no a la Muerte de un Héroe
sino a la Decisión de morirse, por un convencimiento parecido al que Fausto (en el Palacio).

expresa nuestra frase corriente: "lo 111e;01' qlle pudo hacer fue mo­ Vi venir Olatro, se van s610 tres y no pude com­
rirse", que, en efecto, la mejor, la más auténtica, propia, inaliena­ prender lo que en sus palabras dedan.
ble posibilidad y poder del Hombre, en Olanto y en lo que tenga
de Realidad de verdad (Dasein), es morirse de muerle emilaliva, mo­ El eco resonó con nombre parecido a A1ala Suer­
rirse de finitud. te,' y con él rimó otro más lúgubre: el de Muerte.
Sonaba a hueco; a apagadas voces de espectros;
Este es el sentido con que Heidegger condimenta todos los pro­ y aún no reacciono y de ellas me liberto.
blemas de la filosofía tradicional y moderna.
Ojalá pudiera alejar de mi senda la Magia, des­
Bien al revés del smlido o sabor que el español da a la realidad aprender para siempre y del todo encantos en f6r­
total de sí y del Mundo, que es el de las cuatro postrimerías: Muerte, mulas; y, Olal simple Hombre, plantarme ante ti,
Juicio, Infierno y Gloria. Sentido dramático y autosacramental. Naturaleza, que entonces valiera la pena de ser hi·
Pero, dejando suelta esta indicación, he aOldido a una escena jo de hembra.
del Fausto de Goethe en que forman una danza Privación, Deuda, Eso fui en otros tiempos, antes de revolver ti­
Preocupación y Miseria, con la hermana de todas: Muerte, escena que nieblas, antes de maldecir, osado, a mi mismo y al .
presenta en condensada esencia el sentido heideggeriano de la filosofía. mundo; y así está ahora el aire tan preñado de ves·
, La trascribo integra aquí para que su gusto ayude a catar el tiglos que librarse de ellos táI vez nadie sepa.
genuino de la filosofía existencial: y aunque un Día nos sonda con racional clari­
dad, en trama de ensueños nos enreda la noche.
(Cuatro mujeres grises se adelantan.) Volvemos gozosos de campos en flor, y a solas
Primera. Me llamo Privaciól1. nos quedamos, solos.
Segunda. Mi nombre es Deuda. Rechina la puerta, mas nadie entra.
186 Tercera. El mío, Preompación. (Empavol'ecido) .
¿Hay alguien? 187
Cuarla. Yo me llamo Miseria.
Preocupacióll. Pues tu pregunta 10 exige: "SI".

Tres de ellas.

Está con cerrojos la puerta, no podemos entrar. .L
Fausto.
Preocupación.
y tú ¿quién eres?
Quim aqul está.
Morada es de un Rico; no debemos entrar. Fausto. Apártate.
Privación. Aquí, fuera yo Sombra. PreocllPaciól1. EslOy en mi lugar.
Deuda. Nada fuera yo aquí. Fallsto. (primero mcolerizado, después apaciguándose).
MiJeria. Los rostros mimados quitaran su vista de mí. (Aparte). Repórtate, nada de mágicas palabras.
Preocupación. Ni podéis ni debéis entrar; Preocupación, si; que Pl'eompaciólI. Aunque ningún oído me percibiera, tendda yo que
aun por el ojo de puertas se desliza. tronar en el corazón. \
(Preompaciól1 desaparece). Bajo cambiantes figuras, terrible poder ejerzo. '.

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..( );: M e ,,. •• I :#:_Z45: 191l. H1J;NMN'/<, .UIM ¿,IV
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Pt"eompación. ¿Se irá? ¿Vendrá? ¡Si se le fue Decisión!
"Ang1lstiosa, etema compañera Sobre camino abierto, a mitad, vacila
de oJas y de sendas. con medios pasos, a tientas.
Siempre hallada, mmca btlJcada, Cada vez se pierde más hondo,
lan maldecida como adlllada". cada vez ve más en falso las cosas;
peso pesado para sí y para los otros,
¿Nunca conociste a Preocupación? toma aliento, y se sofoca;
Pauslo. Yo no he hecho más que rodar por el Mundo. Por los no queda en sofoque y sin vida,
cabellos agarré los deleites. no se resigna, no desespera.
Dejé correr lo que no me satisfacía, y escaparse lo Incesante rodar, repugnancia al deber, renunciar
que huía. [dolorido,
Se me ha pasado todo en desear y realizar, y en vol­ libertad de pronto, desaliento repentino,
ver a desear. sueño a medias, penoso descan~o:
Y así, esforzado, atravesé cual tempestad mi vida: clavos le son en lugar.
primero, a lo grande y poderoso; ahora, en reflexivo Preparativos de infierno.
y sabio. Fausto. ¡Malaventurados espectros! .
Conozco suficientemente el círculo entero de la tie­ En miles y miles de veces tal es el trato que dais al
rra; que las vistas hacia lo Alto nos están vedadas. género humano. Aun la indiferencia de los días tro­
Insensato del que, aun pestañeando, dirige hacia allí cáis vosotros en repugnante Ho de enredados tor­
sus miradas. Y finge, en poeta, que sobre las nubes mentos.
hay otros semejantes a él. Mejor le fuera, circuns­ Mal se libra uno, bien lo sé, de Demonios, que difí­
pecto, afincarse aquí, que para el industrioso no es ciles son de romper los firmes lazos de espíritu.
este Mundo tan mudo. ¿Qué falta le hace vagar por Mas ni aún así, Preocupación, lu poder de reptil des­
lo Eterno? Por el conocimiento real se deja mane­ comunal será reconocido por mI. .
jar lo conocido. Preocupación. Experiméntalo, pues; que me alejo de ti, y dejo con­
Peregrine, pues, así a lo largo de su día sobre la tie­ tigo por maldición:
rra, y persista en su paso, aun entre conjuros de es­
píritus. ' "Todos Jos hombt-es son ciegos
Preocupación. A quien yo una vez poseo cua11to JIIS flidas les duran;
de nada le aproved1a el mundo entero. mas ttí, Fallsto, lo serás
Sobre él descienden eternas tinieblas; ahora al final de la IlIya".
no le sale el sol, no se le pone.
Con los externos sentidos perfectos (le sopla al rostro y queda ciego Fausto.)
189
188
está alojando tinieblas por dentro.
y no sabrá de todos los tesoros
hacerse él a sí mismo dueño.
Dicha y desdicha truécansele por igual en quimeras; Según el mismo Heidegger, la interpretación del Ser de nues­

tiene hambre en la abundancia;
goces y sufrimientos
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• ¡ -
tra realidad de verdad como Preocupación le fue sugerida por la ler.
tura y comparación de la antropología agustiniana con la ontología
aristotélica; y para confirmar su explicación con un testimonio neu­
un día siempre se le aplazan. tral, es decir: anterior a la interpretación, aduce en Ser y Tiempo
iEspía del porvenir una fábula de Higinio, que Goethe tomó de Herder y Herder elaboro
nunca está listo en nada! en su Das Kind der Sorge (Suphan, XXIX, 75). Así, pues, podemos
Pauslo. ¡Basta! Que así no podrás conmigo. afirmar que Heidegger aprovechó para esta parte de Ser 1 Tiempo
No puedo soportar sandeces tantas. la escena del Fausto que hemos citado y traducido. Sólo 'Jue las 11;1­
Vete, que tan macabra letanía fluencias entre Goethe y Heidegger tal vez no queden ClCcunscritás
pudiera enloquecer la mente más sensata.
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a la persona simbólica de PreoCllpaciótl --como parecería indicar la Un se1zlimimlo inferior descubre lodo 1m Mundo m bloqlle¡ el
cita de Heidegger, en las págs. 197-199-, sino que creemos se ex­ sentimiento de flotar descubre las dimensiones del Mar en bl<><Jue,
tiende a las "cim:o" viejas grises que aparecen en la escena citada: cosa que no hace con tanta facilidad, y nunca con tanta inmediaCIón,
Preo(1lPación (Sorge), Deuda (Schuld), Privación (Mangel), Mise­ el cOlzocimiento sensible, ayudado del inteligible.
ria (Not) y Muerle (Tod). En Heidegger se conservan hasta con
los mismos nombres Mllerle (Tod, págs. 235-267 de Sein und Zeit), Y, aunque no se nos presente de forma sentimentalmente tan
PreoclIPación (Sorge, págs. 180-231, ibid.) , Dellda (Schuld, págs. conmovedora y explicita, es claro que la seguridad con que nos mo­
280-289, ibid.) y, en vez de las palabras Mangel y NOI, emplea Hei­ vemos sobre la tierra no proviene de los dos palmos que en cada
degger las más filosóficas de Endlichkeil y ElIlbehren, jugando la pri­ momento sostienen nuestros pies, sino que es la Tierra en bloque
mera un papel decisivo en Kanl und das Problem der Melapbysik la que nos está manteniendo y si, por un acaecimiento no deseable,
(págs. 209-236 sobre todo) y la segunda en 117as iSI Melapbysik se fueran reduciendo sus dimensiones gradualmente, llegaría un mo­
(pág. 21). Estos detalles preliminares no van dirigidos a recor­ mento en que nota riamos que no nos sostiene ya tan firme como
ahora, que nos hundimos, que se nos va de los pies. A fuerza de
dar a Hiedegger deudas que él tenga con otros --que ¡quién no ha
de repetir con frecuencia lo del Padre mleslt'o: "perdónanos nues­ sentirnos seguros sobre la Tierra, sobre su volumen operando en
tras deudas asi como nosotros perdonamos a nuestros deudores!"-, bloque, sosteniéndonos cual Todo, hemos perdido la conciencia ex­
sino para justificar, si hiciera falta, el plan de explicar a Heidegger, plícita de que no es un trozo especial de tierra el que nos sostiene,
aunque a primera vista veamos que sólo en él nos apoyamos inme­
en lo que de original tiene, con un texto literario como la escena del
diatamente -más aún, aunque no podamos apoyarnos en acto más
Fauslo de Goethe. que en un trozo bien delimitado--, sino que en rigor nos está soste­

, I.' No hay nadador, por inexperto que sea en física de los lí­
• niendo la Tierra en conjuntoj y el senlimielzlo de seguridad al andar
es una resultante sentimental y realísima que nos da sumada de
original manera toda la Tierra, todo el volumen real de ella.
quidos, que no comprenda sin más ser necesario un cierto volumen De nuevo: un sentimiento sensible nos descubre un Todo, nos lo
de agua para poder flotar. Y, aun si se sometiera a un aprendizaje da sumado o sintetizado de original manera, aun cuando, por la
ordenado, conseguiría llegar a percibir y calcular aproximadamente fitzilud de nuestro cuerpo, sólo nos hallemos presentes en un trozo
las' dimensiones del volumen total de agua en que está nadando; de él.
que más sostienen mil metros cúbicos de agua del mar que cien, ¿Seríamos tan felices o estaríamos tan desamparados en el orden
y mejor se mantiene uno en un millón de metros cúbicos que en de la vida superior que no dispusiéramos de sentimientos parecidos
cien mil. Claro que para sostenerse en el mar no calculamos jamás, que nos dieran como sumado, resumido, sintetizado, todo el Universo
antes de echarnos, si tendrá o no el suficiente volumen para man­ del ser, por más que, en cada momento, nuestras facultades finitas
tenernos, pues lo tiene de sobras,' pero esto no quita su valor ni a estén percibiendo nada más una cosa concreta --esta idea, este teo­
la ley física corres~ondiente, que no voy a formular aqu! con la so­ rema, este objeto de estos deseos, este valor o bien especial?,.
lemnidad de los terminos que emplea la fisica, ni a la experiencia
y convencimiento inmediato de que no es el par de .metros cúbicos No se trata, pues, como advierte explícitamente Heidegger, en
'190 "Was isl MetaphJsik"¡ pág. 14, de que abarquemos y comprendamos 191
que están en contacto inmediato o próximo con nuestro cuerpo los
que nos sostienen, sino que es un volumen grande, todo el mar "de el Ser en su totalidad, y 10 abarquemos con un acto nuestro, que
vez" el que está. sosteniéndonos cuando nadamos, y que, con una para esto habríamos de ser al menos tan grandes como el universo
práctica conveniente, llegariamos a poder calcular por el se11limim­ abarcado, sino que podamos, mediante setllimienlos adecuados, no­
lo de sllSpensión, por Illleslra ligereza, pár la facilidad de flota­
miento las dimensiones del agua en que nos hallamos,
., . tar que estamos en un universo en conjunlo; que está sosteniendo
nuestros actos concretos, delimitados en cada momento, un 'universo
en bloque. .
El smlimimlo de suspensión mayor o menor, de flotamiento
más o menos intenso nos da noticia imnediala de las dimensiones Y así, en acto sólo podemos estar pensando en un número o un
del Mar en bloqlle. Tal sentimiento nos descubre, para icIo ya dicien­ conjunto finilo de números que formen un sistema -los factores
do con palabras de Heidegger, el Mar m bloqlle, sin que sea menes­ primos de tal número, los divisores de tal otro, el máximo común
ter haberlo recorrido todo él en sus tres dimensiones, midiendo pal­ divisor de tales y cuales,., - ; pero ¿no será menester que, para .
mo a palmo longitud, latitud y profundidad. movernos entre tales números especiales, como para movernos de \.

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una parte a otra de mar, nos esté sosteniendo el univerJo aritmético otros entonces que estamos presentes sin remedio en un universo en
m bloque, como en estotro caso nos tiene que estar manteniendo un bloque.
volumen de agua en bloque mucho mayor que el que actualmente y la raíz honda de por qué suele acometernos en reuniones el
esté en contacto con nuestro cuerpo? aburrimiento es precisamente porque lt tenemos que estar en ellas",
En cada momento nos estamos tratando con 1111 ser u otro -físi­ porque tenemos que acudir, porque tenemos que escucllar, porque no
co, matemático, lógico, viviente ... -, ¿no será menester, para po­ podemos salirnos a voluntad. Este componente de forzosidad y obli­
dernos tratar con uno, que nos esté sosteniendo el universo de lO! gación es la raiz de que procede, cual sentimiel1to libertador, el abu­
seres en bloque? Y en este caso no bastará para sustentar la acción rrimiento. Empero el aburrimiento no puede liberarnos, de por sí
intelectual, la acción moral individual el que versen sobre un objeto y solo, más que de los objetos particulares integrantes de la reunión:
-no pudiéramos pensar sí nada más hubiera un número, ni 'querer y as! hace que nos distraigamos, casi inevitablemente, que se come­
si nada más hubiera un bien especial, como no pudiéramos andar si tan descortesías, que esté uno ausente ... ; empero no puede llegar
nada más hubiera un metro cúbico de tierra ...- , sino será preciso a libertarnos de la reunión misma, hacer eficientemente que nos au­
que el acto individual especial, concreto, esté respaldado, sustentado, sentemos de ella. Y este "110 poder libertamos del hecho de estar
mantenido por el correspondiente universo e11 bloque,' y, por igual presentes" es la causa de que el conocimiento nos tenga que estar
razón, que un ser concreto esté siendo mantenido por el UniverJo de haciendo presente la t'eullión en bloque.
los seres. El aburrimiento es origen de un concepto con forma global,
. Es im'p?sible que podamos abarcar el universo de los seres con con forma IIniversal.
actos indiViduales, cuales son los de pensar, querer, tender a, real­ Pues bien: no hay hecho más bruto, imponente, desabrido que
zar ... ; pero se dan ciertos y originalísimos se11timie1Ztos que nos el de tener que estar en este milI/do; y lo es para el entendimiento
descubren que estamos e1Z un tmiverso e1Z bloque. el tener que tratarse con ideas, para la voluntad el tener que desear
Entre estos sentimientos cuenta Heidegger dos: el abllrrimiento y proponer adquirir bienes, para la vida el tener que contar con las
plenario (Langeweile), y la "familiaridad" (Vertrautheit). Cuando, inclemencias de los tiempos y circunstancias exteriores... Es decir,
por circunstancias diversas, 110 tmemos más remedio que estar en en resumen y compendio: al hombre le sobreviene IIn abllrrimiento
una reunión desagradable, suele asaltarnos, como libertador senti­ '¡Ienario y surremo cuando cae en cllenta de que tiene que estal' sin
miento, el de abllrrimiento,' en su virtud desaparecen de nuestra vis­ remedio en e univet'so de los seres. y el efecto de este sentimiento
ta y oído, atención y pensamiento todos los Objetos especiales que la es el concepto de ser y los conceptos estrictamente metafísicos.
integran: personas, palabras, acciones ... , Y sólo nos queda un con­ En efecto: notemos por un momento qué matiz de menosprecio,
tenido vaguísimo de una indefinible presencia global en que notamos de indiferencia, de "ningtmeo", posee el concepto de ser. "Tanto mon*
que tenemos que estar en una t'em1Íón, sólo que reducida ahora a ta, monta ta/ltO üflbel como Fefl1alldo", decía un refrán clásico. Fren­
bloque indistinto en que nada peculiar y singular resalta, te al concepto de ser monta tanto Dios como las creaturas, las sustan­
Este semiconcepto global de retmión, especie de universal sen­ cias como los accidentes, los seres físicos y vivientes como los mate­
timental, es efecto propio del sentimiento de aburrimiento. El abu­ máticos e ideales. 193
192 rrimiento no hace desvanecer todo conocimiento, sino solamente el y asi Dios es ser, y el hombre es ser, y el dos es ser, y el árbol
conocimiento o acciones singularizadas, especificadas y como pren­ es ser, y el barro es ser, y la porqueria es ser ... Todos los seres con­
didas de objetos determinados, dejándonos de todas ellas una pe­ cretos, por sublimes que sean o por despreciables, todos pasan por
ruliar. suma, resumen, bloque: el de simple reunión. el mismo rasero. Nos importa un comino lo ~ue en su realidad au­
téntica y original sean. Todos van tta la tina', con un borreguismo
Hay veces en que al hombre le acomete otro aburrimiento más
hondo: ei aburrimiento de estar en el Universo de los seres, o con sin la grandeza trágica de los de FuenteovejU11a.
frase más castellana, la desga/la universal; y en este caso o acaeci­ Pero nótese cuidadosamente un sutil conjunto de detalles: a) El
miento pasa algo importantísimo y nunca valorado hasta Heidegger, concepto de ser tiene por contenido, por significado propio, el de
a saber: que la desgatra ,miversaJ, el flbllrrimiento total nos hace per­ "todos los seres en bloqlle", sin distinciones ni privilegios para nin­
der de vista, de atención, de voluntad... todos los objetos parti­ guno; b) Este concepto "nínglmeador', uniformador y plebeyo, se
culares, por muy sublimes, atractivos y evidentes que sean, y quedan origina no de una abstracción intelectual, sino de la. desgana o aburri­
todos sumidos en una especie de indiferencia global, notando nos­ miento puro, de un sentimiento original con efectos metaflsicos; c)

:-~~~~¡,:,,.'.,, .. ;.~.. J¡~1..." ....:'-" ,.",~"".......~~~~iI.1Jlll i;; qt%;II44*' .;.,!. . .p;P#!1!.' ..... .Ir..
y a su vez el aburrimiento puro proviene de que de repente el hom­ ontológico y es origen nada menos que del concepto de Ser. Ahora
bre cae en cuenta de que no tiene más remedio que estar en esa vemos por qué en la noche del concepto de ser todos los gatos son
inmensa "etmión que es el universo de los seres. pardos.
El Aburrimiento, la Desgana -así con mayúsculas para designar y si volvemos a la metáfora inicial de este párrafo nos será
este tipo supremo de ambos--, se funda en que somos reales con fácil descubrír que la posesión y formación en nosotros de tal con­
tipo de simPle hecho,. no somos creadores, no somos Dios; sobre este cepto nos certifica de que el universo entero y en bloqlle nos está sos­
hecho surge a ratos, plldiendo siempre mrgít·, el Aburrimiento, la teniendo. Al dejar, por el aburrimiento, de pensar en seres especia­
Desgana; y cuando estos sentimientso surgen, no nos liberan del he­ les, en ideas sublimes o llanas, al dejar de querer cosas concretas,
cho de tener que estar en este mundo de seres, sino sólo de tratarnos bienes o valores determinados, a! dejar de ver en especial y con aten­
y atender a cada uno en particular, haciendo, por tanto, el efecto ción los objetos, al cansarnos de desear y dejarnos llevar por lo que
de desvanecer su pluralidad y distinción, sus eSe11cias, y nos deja venga ... - no por eso nos aniquilamos y perdemos el ser. Es que no
cual resultado, suma simplificada, resumen global no detallado, el nos apoyaban y sustentaban los seres particulares en cuanto particu­
contenido del concepto de Ser, con el que tratamos a todos los seres, lares; lo que nos está manteniendo es el universo en conjunto, todos
en el mismo pie de igualdad, de indiferencia, de uniformismo. los seres en cuanto forman un cierto bloque.
El concepto supremo de la metafísica, el de se/', procede, pues, E inversamente: la formación de ese extrañísimo concepto que
de un especialísimo sentimiento, y se basa en un hecho bl'llto: en el es el de Ser nos descubre que todos los seres por muy independien­
hecho bruto de que existimos. tes y perfectos, definibles y cerrados que aparezcan, forman un blo­
: ¡Ahí es nada la inversión que en la valoración de los concep­ que semejante a! Mar. Los seres constituyen un Mal- de ser. Y es
tos universales introduce Heidegger! este Mar de ser el que nos sustenta y mantiene, el que afirma y ase­
gura el hecho de nuestra existencia, aunque dejemos por un momen­
• El aspecto de "universal", de todos en bloque indistinto, no es
to de apoyarnos en seres determinados, como nos mantiene en vilo el
una propiedad sutil, sublime, demostradora de derechos a espiritua­
lidad, inmortalidad, vida perdurable ... ; procede de un hecho, del Mar aunque no nos movamos en él de este volumen de agua a estotro.
hecho de nuestra existencia; y es expresión de -indiferencia, de des­ Otro sentimiento de esta misma clase enumera Heidegger y es
vío, de desinterés por los seres en particular; y como los seres par­ el de familiaridad con el Universo. Si pensamos un momento en la
ticulares o especiafes -Dios, hombre, aire, agua, dos, cinco ... - , variedad de seres que ante nosotros se nos presentan -tan diversos
son los propiamente rc:ales, el concepto de ser los pasa a todos por como vivientes y no vivientes, frío y calor, espacio y tiempo, reposo
alto; y así, lejos de atender a sus esencias, se desentiende de ellas. Es, y movimiento, números y figuras, dioses y hombres, montañas y lo­
por tanto, un concepto con funciones antiontológicas, antidefinito­ garitmos, pares y parientes ... - , nos admiraremos de que este mun­
rias, anticognoscitivas. do no sea un mundillo, revoltijo, cajón de sastres o leonera. Y con
Algo debió de barruntar en este punto la filosofía teológica, la todo en la vida ordinaria no nos extraña ver jlmtos todos estos tipos
que respeta a Dios sobre todas las cosas, pues sostuvo que el concepto il1conexos y diversos de seres. Parece como si todos formasen una
de ser, en este su aspecto vago, indeterminado, nivelador, no tenía familia; sólo cuando, puestos en plan científico, notamos sus in­
194 derechos de concepto, no tenía unidad alguna positiva. Así Santo conmensurables e invencibles distancias -¿qué tiene que ver dos con i9~
Tomás y Cayetano, con la escuela tomista primitiva. Es que allá en hambre, qué Plató11 con el logaritmo de dos, qué aire con Dios? _. ­
lo hondo de su alma, sinceramente teológICa, notaban la irreveren­ caemos en cuenta de que esa natura! familiaridad y falta de extra­
cia de un concepto que se pudiera decir Con pleno derecho de todos ñeza con que vivimos en el Mundo nos lo descllbre et1 bloque, co­
sin distinción: de Dios y de las creaturas, pues equivalía a hacer. mo formando un natural bloque con nosotros, sin que sea menes­
pasar a todos los seres por el mismo rasero. ter que de antemano hayamos hecho experiencia de su común aire
de familia con nosotros, ni estudiado y comrrobado científicamente
Heidegger pone el dedo en la llaga. El concepto de ser provie­ su parentesco COIl el hombre y el grado de mismo. Por esto, ya
ne del sentimiento de Aburrimiento o Desgana que nos da a! caer de desde los orígenes de la filosofía se impuso implícitamente este sm­
repente en cuenta de que no tenemos más remedio que estar en U11 timiellto de familia con todo lo del Universo; y Aristóteles le dio
mundo que nosotros no hemos hecho, que no hemos elegido y que formulación significativa al decir que todos los seres forman ge­
no podemos dejar cuando queramos. lIealogías: pueden ser o;denados y lo es~á~ ya en géneros y especies\
Empero este senlimie11to entra con plenos derechos en el campo de géneros, o sea: segun orden gellealoglco real. .

'-,:.l'~~~'>'lo--_."" ......... ,.. ~j--_._~.- -


"~"
"---. r·H'~U''''''''', IIU porque medHlnte una y frío más que de cero absoluto a~iÜn'i~e~~~-'de~l~ ·~o;~;~V')Pi"'H(l¡\U

Sentirse en familia, Con todos los inconvenientes y ventajas de como en cosmos, como en creanUlI, ...u ........ ¡ ..v ...... • • • • ______ ...
tal vínculo, es otro sentimiento estrictamente ol1tol6gico que nos des­
cubre que nos estamos encontrando, sin habérnoslo propuesto o ele­ verso de los seres, de suyo indiferentes al hombre en cuanto hombre,
en Mundo.
gido, en un Universo de objetos que, en bloque, sean los que fue­
rén, parientes conocidos o desconocidos, todos somos parientes efec­ Mundo, pues, a diferencia de Universo es adquisición o apro­
tivamente. El Universo entero nos está, pues, sosteniendo como a piación del Universo por el Hombre.
miembros de la misma universal familia. Tal sentimiento de familiaridad -tenga el matiz de familiaridad
El haber, pues, ordenado el Universo y todos sus seres según por ser de la misma cáJa, por ser del mismo género o ascendencia
árboles de Porfirio, según géneros y especies, proviene no de una real, por formar un COSIllOS, por constituir una creación en que todos
operación puramente intelectiva, sino por imposición, implícita mas venimos del mismo Principio supremo, por prestarse a ser recreado
potente, de ese sentimiento ontológico que hemos denominado "Vel'­ por el hombre en plan instrumental, cual fábrica del Mundo ••.­
Iraulheit", familiaridad, parentesco con todo el Universo y con todos es cual pantalla en que todo lo que haya en el Universo tendrá que
sus seres, por muy enemigos, contrarios, opuestos que parezcan a tomar, cuando quiera aparecérsenos a los hombres, dichos matices
primera vista. , o aspectos. Es. pues, un sentimiento ontológico, porque da una ra­
zón (lagos), matiz, aspecto original a todos los seres del Universo.
n. Empero la sutileza sentimental heideggeriana, digna de los De este sentimiel1to de familiaridad proceden los conceptos es­
mejores tiempos de los grandes románticos, no pára aquí. Conviene
que distingamos entre sentimienlos con valor ónlico y se11timienlos peciales de M1Iltdo: mllndo como casa, tlltmdo como árbol genealó­
con valor 0111016gico estrictamente tal. gico, mundo como Cl'eaCiÓI1, mundo como fábrica ... De ·donde se
deduce, una vez más, 9ue ciertos sentimientos tienen función yac­
Hago gracia al lector de las explicaciones estrictamente técnicas ción estrictamente filosofíca, y son, aún más, fundamentos de todos
y le ofrezco unas razones en metáforas. los grandes conceptos, hasta de los supremos, como ser y Mundo.
El aburrimiento pertenece, en rigor, a la clase de sentimientos III. Pues si las cosas quedaran asf, fuéramos los hombres los
ónticos que nos descubren el hecho de que tenemos que· estar en más infelices de los esclavos. Primero: no sólo estaríamos sujetos a
universo de seres, como uno de tantos, sin podernos evadir a volun­ las cosas especiales que en un momento dado estuviesen ocupando
tad, zarandeados por ellos desconsideradamente, embargados por sus nuestra atención o acción -esla idea en que pienso, y tengo que
leyes, sometidos a su ambiente, con total desconoc;imiento, por parte pensar en una especial para poder pensar realmente; esle bien que
de lo físico, biológico, ..• de la dignidad de hombre en CUanto tal. estoy deseando y proyectando obtener, y es preciso desear y ponerse
Se asemeja, pues, este sentimiento al que, en el orden corporal, a trabajar por un bien especial para que la voluntad obre de hecho;
notamos al sostenernos en el Mar: sentimiento de ser mantenidos este objeto coloreado que estoy viendo, y es preciso para ver en acto
en vilo, en manos -resumen de todo el volumen y presión del Mar-. ver un objeto coloreado especial ... - , sino que, segundo: estariamos
y se denomina, con· razón, sentimiento óntico o entitativo, pues nos sujetos al universo en con;unlo o en bloque, sometimiento que nos
descubre que estamos en un universo de seres, como uno de tantos, descubrirían, de cuando en cuando, esos sentimientos que hemos lla­
196 sin especiales derechos o consideraciones. mado ónticas, cual el aburrimiento: sumisión al universo en cuanto
todo; y tercero: estaríamos sujetos al Mundo en cuanto mundo, te­ 197
En cambio: la familiaridad o confianza con que vivimos en el niendo que vivir en familia con él, en familia casera, en familia por
universo de las cosas, el no sentir a ninguna de ellas como extraña, comanguinidad (género), en familia por afinidad espiritual (por
como de otro Mundo, nos descubre que el Universo es Mundo para creaturas de Dios), en familia de trabajadores ...
nosotros, que resulta casa habitable, conjunto de objetos bien y be­ En estos casos el hombre podrfa hacer óntica y ontologla: des­
llamente ordenado --que así lo veía el griego, y por esto lo llamó cribir los seres y dar razón de ellos, y aun darla de tantas maneras
COS1nOS-; creación o sllma de creallll'as -tal era la manera como y con tantos matices cuantos tipos de Mundo haya hecho, trasfor­
el cristiano vivía el Universo de los seres-; fábrica o todo instru­ mando el Universo. Pero no habría, en rigor de la palabra, me·
mental, interpretación que da el moderno al Universo de los seres ... tafísica.
Así que el Univeno de los seres o cosas puede tomar a los ojos Porque metaflsica, dice Heidegger, restituyendo a esta palabra
del hombre múltiples selttidos o interpretaciones que lo humanizan su originario y prfstino sentido, exige ponernos más allá (metá) de \
y vuelven familiar; y notarse viviendo en él como en casa habitable, lo físico, significando físico no, como ahora y desde el Renadmien- .
:¡ 't"

to, lo material no viviente, sino todo lo que puede aparecer en el pOSItiva acclOn los destruya, sino porque los vuelve insignificantes,
Mundo en que habitamos, es decir: en el Universo que bayamos tras­ extraños, raros. Y notar un ser en cuanto ser como extraño en su
.¡ formado en Mundo habitable paca nosotros, según nuestro original mismo ser, pareciéndonos raro que sea ser, es anonadarlo.
1,
tipo de vida. Pascal experimentó tal sentimiento de angustia -acompañado
't
Y, se pregunta Heidegger ("Was ist Metaphysik", págs. 15 ss), de esa impresión de extrañeza y peregrinación que, en tan maravi­
¿no habrá algún sentimiento p"oPiamente metafísico que nos ponga llosa frase, nos dejó escrita San Juan de la Cruz-, cuando deáa:
no sólo más allá de todo ser concreto y especial --que esto lo hacen "Le si/mee des espaces infinis m'effl'aye", "me aterroriza el silencio
de suyo los sentimientos ontológicos citados-, sino más al/á del ser de los espacios infinitos". Y le aterrorizaba la soledad, extrañeza, in­
en cuanto tal, de Mundo en manto !l1undo? hospitalidad y absoluta frialdad que hacia el hombre muestra todo
el universo de los seres cuando, por la angustia, desaparece ese as­
Porque si, para volver a una metáfora ya repetidas veces em­ pecto de Mundo: de casa, de cosmos, de creación, de fábrica. .. que
:l' pleada, tanto el concepto de ser, que por el aburrimiento o Desgana el Hombre le presta. Pascal llevaba consigo de continuo este abismo,
adquirimos, ,como el de Mundo que nos viene del sentimiento de fa­ en que se sumen todas las cosas, en que nos parecen nonada, nade­
mifiaridad con el Universo, se asemejan en sus funciones a una pan­ rías y niñerías.
talla de cinema especial que obligara a presentarse a los seres bajo
el común y universal, neutro y liberador aspecto de Se/', y a otra "Pascal avait SOll gouff"e, "vec lui se mouvant" (Baudelaire); ¡
que obligara a los seres a ?resentarse no cual son en sí y para sí, todos lo llevamos dentro, pronto a saltar sobre nuestra vida corriente,
sino para mí, en cuanto objetos de mi casa, adornos de mi cosmos, sobre esa presa suya preferida que es la familiaridad, la seguridad
hermanos de C/·eaci6n... es decir: hacer acto de presencia en !l1un­ con que vivimos en este Mlwdo, en esta Ciudad alegre y confiada
do, y no tuviéramos un sentimiento tan poderoso y liberador que que nos hemos fabricado.
desgarrara tales pantaUas,que escindiera el velo de semejante templo, Mientras con Fray Luis de León se diga:
~i . fuéramos múltiplemente prisioneros de nosotros mismos: del con­
cepto de ser y del concepto de Mundo. "Cuando contemplo el cielo
de innumerables "ICes adomado",
Por suerte, dispone el hombre de un sentimiento, cuando me­
nos, estrictamente metafísico o trascendente, que nos libra de óntica o bien:
y de ontología, de seres en difuminación de Ser, y de seres en in­
cardinación a Mund?; y es la Angustia (Angst). "Morada de grandezd
Templo de claridad y hel'mosura",
Nuestro gran místico San Juan de la Cruz había notado ya que,
cuando acomete al alma la purgación pasiva, sobreviénele "grande todavía no se ha llegado a ese sentimiento con funciones metafísicas
angustia y aprieto" y un "temple de pel'egrinaci6n y extl'añezd' en que nos coloca y muestra que estamos colocados más al/á de todos
"
que le parece que todas las cosas "son extrañas y de otra manera que los seres concretos, que somos lo Otro de lo ,otro. Luces, Morada,
solían ser" (Noche osmra, libro n, cap. IX, edic. Gal/egos, edito templo son aspectos de Mundo: de universo domesticado.
Séneca, pág. 502). Y este sentimiento de aprieto y angustia, acom­ Más cerca del sentimiento auténticamente metafísico de angus­
198 199
pañado de ese temple de pel'egl'illaci6n y extl'añeza en que todas las tia, del "temple de peregl'inaci6n y extrañeza" de San Juan de la
cosas nos parecen extrañas, raras -fuera del Mundo en que habi­ Ccuz, está Valéey cuando llama a los astl'os:
tamos, fuera de ese universo del Ser en que ninguna cosa puede pa­
"Tout-puisants étl'angers",
recer extraña, pues todas son ser-, es un sentimiento estrictamente
metafísico, pues nos libera y pone muy más al/á de todo lo del "todopoderosos extranjeros". Y frente a ellos se siente, como es
Mundo, del Universo entero del Ser en que todas las cosas aparecen natural,
como seres.
"le suis seule avec vous, tremblante, ayant lfuitté
Y cuando nos da o acomete tal sentimiento de angustia, cuando ma couche",
nos hallamos en ese temple de peregrinación y extrañeza, todos los
seres y cosas del Mundo nos parecen nonada y naderías. El senti­ la Joven Parca, sola, temblorosa; que ha abandonado el dulce y co­

¡ miento de angustia, el temple de peregrinación y extrañeza aniquila


y, mejor, anonada los seres particulares,' no porque mediante una
nocido lecho del Mundo y de repente se halla con la inhospitalidad
y frío más que de cero absoluto del Universo de las cosas. \

:1'
1)

:1 '.- -- .. ~--------
En la Angustia, cuando nos acomete en la forma auténtica, me­ ticos, los lógicos ... -, en Mundo, en Ciencia -geométrica, aritméti.
tafísica -y no en formas vulgares de miedecillos; medrosidades, sus­ ca, física, lógica ... y cada época histórica se forja su Plan cien/J­
tos ...- , se siente uno "Imheim/ich" y "ll11zuhause", "fllel'a de casa, fko original del mismo universo de objetos. Y así el universo de la
¡: expatriado". Y notarse expatriado del universo de los seres, fuera geometría -uno y el mismo tal vez en todos los tiempos--, toma
, de la casa de las cosas es notarIas como lo 011'0. Y lo tt otro" del ser, la forma de A1undo geométrico intuitivo entre los griegos, que sólo
: lo "011'0" de las cosas es la lIada de lodo; es la nonada, la nadería, por la intuición podía el griego considerar el universo como liabilable
, , la niñería total de todas las cosas. para él; desde Descartes, el universo de los seres geométricos se tor­
Y, al quedarse solo y extranjero frente a la patria más universal na en mundo analítico, habitable porque el hombre traza unas coor­
que es el orden del ser, nota uno la consistencia, la realidad-de-ver­ denadas, en que ordena el Imiverso de tales seres según leyes de otro
dad (Dasein) que tiene el Hombre en sí mismo; se nota como "él universo que tiene por más habitable.
mismo", foseyendo enúmismamienlo y asimismamienlo. Y en tal co­ y en resumen: cada tmiverso de objetos es trasformado y
yuntura e hombre no es ni singular, ni uno de tantos; ni individuo, amueblado en l'rltmdo según el tipo de vida que tiene que habitar
ni persona; es Yo mismo, en altanera soledad, en arisca consistencia, en él.
en existencia señera y exenta.
., Un detalle más: cada universo de seres rroporciona un cierto
Por virtud de este sentimiento o manera de notarse, tan altanera, concepto globál de tal universo, que es como e concepto del ser res­
firme, consistente y despegada, puede uno "dejar tranquilamente que tringido a tales serés. Porque, a la manera como no se sostiene uno
se vayan las cosas", entgleiten Janen (Heidegger, Was ist Metaphy­ sobre gotas sueltas, sino sobre un volumen de agua suficientemente
sik, pág. 18) Y quedarse solo a solas consigo mismo. grande y en bloque, en masa continua, de p'arecida manera no se
El concepto, si es que se lo puede aún llamar así, de Ser nos puede hacer aritmética tratándose sólo con unos cuantos números
libraba de tenernos que estar tratando con cada uno de los seres en sueltos, ni geometría manipulando figuras independientes, ni ffsica
particular; los nivelábamos en él a todos en el trato con el Yo, tras­ considerando cuerpos sueltos, sino que hay que tomar de vez tales
¡
,1,
cendíamos y nos elevábamos sobre sus diferencias y exigencias de
ser afirmados, negados, explicados, definidos ...
universos. Y conceptos como número, cuerpo, figura. .. es decir: los
conceptos universales de tales universos son conceptos formados no

l
!I' El concepto de Mundo trasformaba la esencia de los seres y propiamente por el entendimiento ni por los objetos o seres --que
1: sus tipos de realidad en casa para el Hombre, en in/emado (Sein no hay en todo el universo aritmético algo que sea simplemente nú- ­
mero, ni en el geométrico algo que sea puramente figura, ni en el
1\ r, bei, bmigkeit, de Heidegger); y así, el agua se nos aparece como universo físico algo que no pase de ser cuerpo ...-, sino por un sen­
agua para beber, para lavar, para navegar; el aire, como aire para timiento entitativo, por el ~ue nos notamos sostenidos por todo el uni·
¡ respirar, para refrescar ... ; el hombre como amigo, enemigo, com­
pañero, extranjero, padre o madre ... ; el sol, como lumbrera del día;
verso correspondiente y, as! sostenidos por el bloque correspondiente,
1
cual por Mar, vamos pasando de un objeto a otro, como sobre la
¡, las estrellas como guías nocturnas .. . base de la sustentación global del Mar, podemos nadar: ir de una
Con Mundo hacemos al ser y a los seres "habitables". parte a otra del Mar.
[, 200 Podemos, por tanto, concluir con Heidegger que tanto el con­ Los conceptos univel'Sales, sobre todo los fundamentales y pro­ 201
cepto de Ser -referido propiamente a Universo de seres, sin respeto pios de cada orden de objetos, se consiguen no por abstracción sino
al hombre--, y el de Mundo -universo centrado, acomodado y amue­ por coafinación sentimental (Stimmul1g, Heidegger) con todo el
blado por el Hombre según sus Designios (Umwillen) o planes (Ent­ universo correspondiente.
...
wurf)-, son conceptos tl'ascendentales, y descubren la trascendencia
del Hombre sobre todos los seres y sobre todos los muebles C' ense­
Pues bien, y termino con estos preliminares: el concepto univer­
saUsimo de ser, los conceptos universales de cada región de objetos,
tes del Mundo. el concepto de Mundo, la posibilidad de formar mutldos especiales
11, y este poder de trocar el Universo en Mundo no sólo se extien­ con ciertos objetos, haciendo habitable para la vida el universo co­
de a todos los seres, sino a grtlpos de ellos. Y así la ciencia no es, en rrespondiente, son poderes o potencias trascendentes, en el riguroso
! '1
;'!t' rigor, algo perteneciente al Universo en si y de por si; sino al Mundo. sentido de la palabra, pues nos ponen más allá de cada uno y de to­
::l' Somos los hombres los que con los plalles científicos convertimos un dos los seres en particular, nos desvinculan de ellos, y muestran nues­
universo de objetos -<omo los geométricos, los físicos, los aritmé- tra real, no abstracta ni conceptual, independencia respecto de ellos.
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AlIfes de que se presente un objeto cualquiera, sabemos que será se imagina volara mejor y más ligera si el aire no le opusiera resis­
posible aplicarle la función de ".ler", por la que montará tanto como tencia. Cuando la verdad real, brutalmente real, es que, si el aire
los demás seres ya conocidos y tratados, y la función "mundo", por no resistiera a los planes de vuelo, a los impulsos de las alas, la palo­
la que pasará a ser piedra, mueble, enser, cosa de la casa que el ma ni siquiera se sostendría en el aire.
hombre fabrique para sí, y del plan con que la edifique para habitar Nuestros planes científicos, sociales, vitilles... están caídos en
más cómodamente --casa, cosmos, creación ...- . un universo de cosas y con él tenernos que contar.
Este componente de "anle.l de" nos coloca, con frase exactísim:l De estos dos componentes: uno trascendente, a priori, por el que'
de Heidegger, frente a las cosas por venir, no en actitud expectante, tendemos eficientemente a liberarnos de los seres especiafes; y otro
sino con plane.l y proyectos, con De.lignio.l y Fine.l (Entwurf, Umwil­ decadente por el que se nos hace sentir lo real, el universo, que nos
len), bien concretos, yendo, pues, respecto de ellas 1m paJo adelante. obliga a poner pies en tierra (Bodemlehmen, Heidegger) procede una
De ahí el componente de /1 pre" que interviene en la constitución mis­ resultatlte, que es la realidad del Hombre, nuestra realidad de ver­
ma del hombre, de nuestra realidad de verdad, y que se manifiesta dad (Dasein).
en todos los órdenes: pre-visión, pre-determinación, pre-caución, a y así dice Heidegger en frase algún tanto sibilina, mas exac­
priori. .. A todo 10 que venga, en todos los órdenes, te llevamos ya tí sima de construcción verbal filosófic,'1: "El Ser de lzue.ltra realidad
un paso de ventaja (Sich vor-tlJeg-scholZ .leílzi "SeÍ/l Imd Zeit", págs. de verdad (da.l Seill de.l DMei11.l) ÍlIclllye estar aclelantándo.le a 10.1
192 ss), y llevamos un paso adelante a todo, precisamente por me­ .lere.l (.lich schol1 tJorweg), tmimdo, con todo, que e.llar en el Mundo
dio de esa facultad incxhaustible de formar tmivenale.l y MUfldo. tratándo.le COl1 10.1 .lel'es q"e dentro del Mundo .se le hagan encontra­

r
El concepto de Ser y la función de Mllndo son los"Adela/ztado.l" dizol' (in del' lVell als Sein-bei ilZ/lerweltlich begegnmdem Seien­
en el universo de las cosas y seres. dem) (Seil1 1II1d Zeit, pág. 192).
y esta ventaja que llevamos a las cosas muchas y diversas es En efecto: el hombre y todós sus proyectos están como país ocu­
tanta que no .le agota jamás. El concepto de Jer que hayamos predi­ pado, embargados por la realidad del universo en que se ha encon­
cado de Dios queda íntegramente disponible para predicarlo de las trado que tiene que vivir y ser; empero no está del todo desamparado
creaturas. Y la facultad de formar de un Universo un Mundo no se frente a tal universo, como lo están las demás cosas, sometidas sin
agota con formar uno de tipo casa, otw de tipo creatió/l, otro de discriminación a sus leyes, sino como ente privilegiado que dispone
tipo CO.lmo.l . .. de la facultad de trocar el Univer.lo en Mundo, faculta,d inagotablé,
Empero esta facultad o poder /1'(lScendel1te está restringida por de recursos tan sutiles como los conceptos universales, el universalí­
sima de Ser y el poder de hacer Mundo.
el hecho de que no tenemos más remedio que estar en un universo
que no hemos creado ni podemos destruir a voluntad. De consi­ y como Mundo es algo radicalmente distinto de Imiver.lo -tan
guiente: no podemos hacer un Mundo para nosotros creándolo en distinto o más que piedra en calzlera y piedra en casa, que fruto en
todas sus piezas, con originales materiafes, con propiedades reales árbolr fruto en alimmlo, que agua corriente yagua en moli1IO •. .- ,
adaptadas a nuestros planes, sino que tenemos 1t1e servirnos de las de ah que el Hombre en cuanto tal no se deje ir con la corriente de
cosas del universo en que de hecho nos hallamos. Así que nuestra las cosas, no se halle bien viviendo en un Unive1'.lo, sino que toda
facultad de hacernos un Mundo está delimitada por el hecho de que su Preocupación, su estudio, su cuidado, consistan en trocar la, neu­ 20
202 tralidad indiferente del Universo, de los seres, en Mlmdo, en lugar
tenemos que hacerlo sirviéndonos de un Universo preexistente, en
que somos tina de talllM COJas. y esta desconsideración e inhospita­ dome.llicado.
lidad esencial del Universo es indesarraigable e invencible. y la Preocupaciól1, así entendida en sentido ontológico-existen­
Heidegger le ha dado el nombre, resonante en mil ideas teoló­
gicas, de "calda" (Geworfenheit, Verfallenheit). Todos nuestros pro­
1 cial, encierra ese componente de inseguridad, de quebraderos de ca­
beza, de forja de planes, de discusión de los mismos, que indican
yectos, planes y designios, con que podríamos fabricar un Mundo claramente que la faena de formarnos un l\fundo está sometida a
para nosotros -desde una casa material, hasta una sociedad, pasan­ la condición de que el Ul1iveno lo permita. Nllestro.l planes están
caído.l, l1ue.lll'os designio.l están c011.lignados a lo real, delimitados por
do por una ciencia-, está alicaído. sus componentes brutos y desconsiderados.
·i;
;: Kant, con una metáfora que se ha hecho clásica, dijo que nues­
tras aspiraciones, planes, proyectos científicos son como paloma que y nos preocupamos por la vida, pues el plan fundamental ..de la
tiene que contar con la resistencia del aire para poder volar, y que vida que es vivirse más y más, vivir en sí y para sí, hacer de "todo
" '
t;
.~" " ,

~ ¡~
"A quien yo l/na vez poseo
el universo casa propia, nido, campo, imperio... está coartado por
de nada le aprovecha el mtllldo entero";
el hecho de tener que vivir en un universo de cosas que no hemos
creado, que no dependen de nosotros en su realidad y que, por tanto, y el componente de previsión, de posibilidad, de, peligros, de asechan­
nada hay más natural que el que no hagan el menor caso de la zas del ser contra el plan y designio de domesticarlo por los Desig­
presencia del hombre entre ellas. nos, hace que el hombre resulte
y tenemos que preocupamos por el ser mismo, porque por de
pronto bien notamos, sentimentalmente, que el universo de los seres "Espía del porvenir,
Físicos nos trata como a uno de tantos, y bien sabido es por la fisica l1unca está listo en ,zada".
y sus leyes fundamentales que al universo fisico sólo le interesa, si
es lícito hablar así, la C01ZJUVaciÓI1 "global", el que la cantidad de Quien así haya llegado a temblar por su ser, por su estar en un
materia, de energía, se mantenga la misma; empero no hay ley al­ Universo tan contingentemente convertible en Mundo, tendrá pánico,
guna que defienda la estabilidad de un objeto especial. El universo como Baudelaire, de dormirse; sentirá celos por la insensibilidad
fisico existe firme en bloque, como sistema cerrado, como Universo; de la Nada, y como refugio desesperado creerá tal vez que fuera
y los seres particulares están de continuo amenazados, por la ley de mejor haberse quedado, inconsciente, entre números y seres, como
conversi6n ae energías y por la de masa en energía e inversa, de uno de tantos seres, reducibles a una suma común: al Universo; ,1

desaparecer. Pero a ningún ser fisico le preocl/pa seme;ante con­


tingencia, que no lo es para él; en el Universo no hay ni catástrofes "/'ai peur du sommeil comme 011 a peur d'un grand trou,
ni cataclismos, ni terremotos. Todo esto sólo tiene sentido respecto "'. TOllt plein de vague horreur, meual1t 011 l1e sait aHí
del hombre, porque el hombre es capaz de forjarse planes, designios,
proyectos que no están prefijados por la estructura de los seres, o, le ne 'Vois qu'un infini par toutes fenetres,
como diría Cervantes, la preocupación hace echar a los ingenios, al Et m011 esprit, tOlljours du vertige ha11lé
Hombre, "por caminos 'lIle no están en el mapd' del ser, del Universo. 'alollJe du Néa,z/ l'i1ZJensibilité.
El hombre es, pues, ente especial (Seiendes) que está preocu­ Ab! l1e jamais sor/i,. des Nombres et des ntres.
pado porque está notando la frialaad e indiferencia glacial del orden
del ser, del Universo, frente a él; y así está sintiendo que la faena de Empero este deseo baudeleriano de no salirse de los NlÍm'eros y
trocar el UJ;liverso en MUIZdo, en Universo domesticado y doméstico de los Seres resulta irrealizable, porque el hombre es algo más que
está de continuo en peligro. Sólo el hombre vive sobresaltado, con ser y mucho más que número.
el alma en un hilo, con el ser en vilo. y lo malo y desesperante del caso del Hombre consiste en que
Claro que no todos los hombres se dan cuenta de este radical, lo que tenemos de ser -la base real y más firme de nuestra reali­
inevitable, tremebundo peligro que representa para un ente como el dad-, pertenece al orden del universo. Lo físico es fundamento de
Hombre --que es más que simple y puro ente, algo más que cosa-, lo biológico, lo biol6gico de lo psíquico y 10 psíquico de 10 personaL
tener que estar sin remedio en un universo de seres y de cosas. Pero Aunque con otro matiz, también el ser del Hombre, según Heidegger,
quien siquiera por un momento haya caído en cuenta y descubierto 1
padece de aquella enfermedad que, refiriéndonos al sistema tomista,
204 ese peligro, temblando como Pascal ante el silencio aterrador de los I calificamos de "temblequera de ser". '
espacios infinitos, y percibe, cual Valéry, ese ceño indescifrable de los Si queremos, pues, caracterizar al hombre no por lo que de co­
"todopoderosos astros", ya no notará jamás su ser como seguro, co­
mo asegurado en el Universo; estará de continuo en trance de muerte,
se vivirá como condenado a muerte, no precisamente ni primaria­
I
...
mún 10 emparenta con los demás seres -físicos, vivientes-, sino
por 10 que de distintivo posee, habrá que decir con Heidegger que
la realidad de verdad (DaseÍll) del Hombre se compendia y resume
mente a la muerte corporal sino a la muerte total, pues es un ente en Preocupación, en Apuros.
de tantos, entre tantos y tantos entes. Es notable, no casual en modo alguno, que cuando Goethe pone
y no otra cosa significa esa frase heideggeriana de que "el Ser en boca de Preompación la respuesta a la pregunta que le hace Fausto
del Hombre es un ser en trance de muerte", ser para la muerte, Sein sobre "quiél1 es":
zum Tode. rt Und du, wer bist du de11l1?,
y esotra de Goethe; en boca de la PreoCllpación:

__________..........
~.".ft~~~.~~~
PreocupaciÓ11 le responde con la palabra Dasein, que es la que liarse en un universo de seres que lo tratan como a uno de tantos,
Heidegger ha introducido para designar no lo que de ente común y y por estar él mismo, en cuanto ser eSf.ecial, integrado por elementos
corriente, embargado y encajonado en el universo de los seres tiene de tal catadura, desconsiderada, neutra.
el Hombre, sino su original característica: Y, dejando otros paños calientes que a esta enfermedad del Ser
del hombre pudieran aplicarse, como transitorios lenitivos, cabe la
"Bin eimnal da". (Bin-Da¡ Da-sein.) actitud heideggeriana: agua11lal'se la temblequera, sostenerse firme
Preocupaciól1 es la realidad de verdad del Hombre. Por esto, en esa misma Preocupaci6n. Decidirse a ser y estar tal como es el
cuando Fausto se encara con ella y la conmina a apartarse, le res­ Ser mismo que. nos ha cabido en suerte. '
ponde: "Jch bin am recbten Ort", "estoy en mi lugar', en el lugar Y esta Decisión de aceptar el hecllo de que nuestro Ser está.
que por derecho me corresponde, porque efectivamente Preocupación afectado de una radical e incurable inseguridad, de temblequera en­
sólo se halla como en lugar propio en el Hombre. titativa, constituye en parte el fen6meno existencial 9ue Heidegger
denomina Entschlossenbeit: encastillarse, meterse valientemente en
nI. Empero si Preocupaciól1, temblequera por la propia reali­ sí mismo, aguantar a pie firme el terremoto esencial y continuo del
dad de verdad desamparada como un ente de tantos entre tantísimos Ser del hombre, y estar a lo que viniere, --que puede ser todo hasta
entes como hay en el universo, es el Ser del et1le hombre, el sentido morirse no s610 de muerte de vida sino de muerte de ser. '
del Ser del hombre puede tomar múltiples matices y formas.
Pero antes de entrar un poco más estrictamente en este punto,
y nótese que habla Heidegger sutilísimamente del sentido del poeta.r, como Baudelaire, han intentado calmar con música de pala­
I ser del ente hombre. Que el ser del hombre, que la Preocupaciól1 bras y con metáforas, o por llevar al Ser a otra parte --cambio .de
puede presentar múltiples sabores, sufrir variadas modificaciones. clima: de clima de ser a clima de ficción-, la imperdible Preocupa­
1:
:i Punto es éste de decisiva importancia. El hombre es el único ción. Aquel soneto suyo "Reclleillement" opera como fórmula de en­
ente que tiembla por su ser¡ pero esta temblequera de ser puede cantamiento musical:
adoptar matices decididamente diversos: hay una temblequera de ser
implícita y apaciguada, con cara de serenidad y seguridad; y tal es "Sois sage, o ma DOllleur, el lÍe11Noi plus tranquilJe;
.' , el tipo de PreoCllpació11 del griego, que se trasluce en su concepto Tu réclamaÍJ le Soir,. iI descendí le voici:
: ¡
'¡ ; de Mundo como cosmos, como rr Mundo bien y bellamente ordena­ ~ ••• ,. ••••••••• ~ • 4 • ~ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

do". Y hay otr,a temblequera de ser, tranquilizada racionalmente, Enlends, ma cbere, entmds la dOllce NIIÍ/ qlli marcbe".
ti por hacerse la creencia de que se vive, si no en un universo bello,
cuando menos en uno bueno. Así los estoicos. Y a este tipo de lenitivo se llama Recogimimlo, algo así como
¡! y cabe otra manera de aplacar temblequeras de ser, cual la cris­ decían nuestros ascéticos: recogerse a bien morir.
:; tiana, por creer que está uno en un universo "creación de UI1 Dios Porque, vaya dicho ya sin tapujos, si el Ser del hombre es un
Pad,'e comlíl1", en comunidad de creaturas, todas o huellas o imá­ ser en preocupación, en temblor por su realidad, el hombre será. sin
genes de El, de su soberana bondad. escape un ser condenado a muerte, un "ser m trance de mot'ir": Se;'J
y el efecto tranquilizador de la PreoclIpación, esencial al Ser z1l1n Tode. Y no precisamente condenado a la muerte corporal, que 207
206 ésta no constituye sino un apéndice insignificante de la radical muer­
del hombre, mediante tal confianza en un Dios Padre puede conje­
turarse por aquellas palabras de Jesucristo: te que le afecta y le está consumiendo, sino ente que tiene enfermo
de muerte su mismo Ser} lo cual es gravísimo de toda gravedad.
"No os acongojéis por Vllestfa vida: qué babéis de comer o qllé
babéis de beber¡ 11i por vllestro CIIerro: qllé habéis de vestir¡ ¿no No cabe aquí, es claro, redactar por lo largo y detenidamente
es la vida más que el alimento y e cllerpo más que (tI vestido? el informe médico, de médico ontólogo, acerca de los síntomas. de
Mirad las aves del cielo, qlle no siembran, ni siegan, ni aUegan SIl esta enfermedad incurable del Ser del bombre.
alfolies; y vuestro Padre celestial las alimenta, ¿No sois vosotros La raíz de todos los síntomas se encuentra en que somos entes
mucbo mejores qlle ellas?" (Evtl11gelio de San Mateo; VI, págs. 25-26). "de becho", y tan de becbo" que hasta los elementos y poderes; de
tt

Pero, en definitiva, la Preocupación subsiste, s610 que tranqui­ que disponemos para curar relativamente de su contingencia a otras
lizada, no desarraigada; pues todos los remedios vienen a indicar cosas no nos sirven a nosotros mismos. Somos cuando más "Médicos
su enfermedad radical: temblequera del Ser del hombre, por ha­ de la proPia bonra", mas no "Médicos del proPio Ser', \.

51 ;


En efecto: por el plan axiomático, por su sistema de definicio­ que la razón da a otros objetos, nos indica bien a las claras que los
nes, nociones comunes, postulados consiguió Euclides, hace muchos instrumentos de necesidad, universalidad, inmutabilidad de 'lue dis­
siglos, curar la enfermedad de que padece toda geometría dejada en Eonemos no están hechos para medicina doméstica, para uso mterno.
barbecho, en el estado natural, como la emplea el hombre de todos Que no podemos curamos a nosotros mismos de ser seres de tipo
los días. Y la curó de su falta de rigor, de necesidad, de conexión. de hecho, brutal y en bruto. Nuestro ser no llega jamás a aprender
Y, una vez curada, con lógica, formó un sistema deductivo perfecto en su ser mismo, por mucho que se lo explique la razón y lo quiera
que desafia los siglos, los cambios de individuos, los trasplantes de la voluntad, la lección de necesidad, de universalidad, de superación
lugar y de época. El hombre ha curado a la geomelrla con la lógica. del espacio y tiempo.
Y, una vez curada, lo ha quedado ya para siempre. Nuestro Ser -y por el Ser explicamos los seres y les damos ca­
Con matemáticas curó Galileo la fisica, que andaba expuesta des­ racteres de necesidad, de universalidad, de conexión-, padece de tem­
de tiempo inmemorial a las inclemem;ias de los tiempos, sin leyes, blequera incurable, porque el ente sobre que se asienta es real con
sin estructura científica, sujeta hasta a las disputas de los filósofos realidad simplemente de hecho.
-nunca estuvo pelota en peores y más versátiles manos--; y desde Nuestro Ser está que se muere, y está de muerte porque la reali·
que se le aplicó tal medicina, mano de Dios~ de las matemáticas la dad que le hace de base es simplemellte realidad "de hecho". Tal es
física ascendió a la categoría de ciencia, y con ello a los caracteres el concepto heideggeriano de Mllerle, como concepto estrictamente
de universal, necesaria, inmutable, indiscutible. Lo flsico quedó CII­ 0111016gico. Lo demás que 'por ahí se dice a este respecto, por snobis­
rado con lógica y COI1 matemáticas, y lo curó un Hombre. mo o ignorancia, es pura literatura en el peor sentido de esta palabra.
Y con lógica ha curado y reafirmado el Hombre la contextura
y esqueleto de la geometría y del álgebra; y con álgebra curó y re­ Y como el Ser, los componentes internos con que intentamos y
calcificó Descartes la geometría. aun conseguimos dar a otras cosas caracteres científicos: necesidad,
universalidad, conexión deductiva ... , no logra curar de su facJicidad
Empero, el médico que a tantos curó no ha podido curarse a si al ente o realidad en que se basa, de ahí que pueda suceder igualmen­
mismo. Tenemos, por dentro, esos poderes de dar forma de ciencia te tanto que tal ente no se muera nunca con muerte corporal como
a las cosas más contingentes, de inventar hasta un cálculo necesario que se muera por nada o por algo. Todo le puede pasar; y por tanto
para lo frobable -el cálculo matemático de probabilidades-; po­ le pueda pasar el que no le pasa nada, pero esto siempre estará en
seemos e poder de formar con el Universo un Mundo; tenemos, pa­ vilo, en un brete, porque, aun si durara eternamente, tal eterna du­
ra decirlo con sole!l1nes términos kantianos, las "condiciones que ración lo sería de hecho.
hace11 posible la experimcia"; sabemos por qllé es tal cosa o tal otra,
para qué vale, quié1' la hizo; y, con todo, y aunque lleguemos con Así que la ontología heideggeriana no está ni en pro ni en con­
razones -ya es mucho conceder- a probar quién somos, para qué tra de la inmortalidad del alma: puede pasar todo, que sea mortal y
somos, qué somos, por qué somos tales o cuales ... nuestra realidad que sea inmortal, pero pase Jo que pasare siempre lo será de hecho..
no se da por enterada de tales razones. ¿Quién, después de haberse Nuestro Ser está, pues, condenado a muerte, sin indulto posible,
convencido por razón o por fe, de que viene de Dios, que su destino pen: sin fecha fija de ejecución; hasta pudiera ser que no se ejecute
es la gloria divina, que se compone de elementos físico-químicos, pmas.
208 que su vida inferior está regida por leyes biológicas, por sistemas 209
La Muerle es, por cierto, como decía Goethe, "nuestra Herma·
orgánicos. .. consiguió que de ahí en adelante, haciendo su realidad na",' y es hermana gemela, porque el Ser del hombre fue concebido y
honor a la inteligencia que tanto trabajo se tomó en demostrarle 'tan­ dado a luz al mismo tiempo que su realidad, y de los pies de barro
tas perfecciones y aspectos, la misma realidad quedase ya trasparente de ésta se resiente la estatua entera del Hombre.
en esos puntos y le estuviese mostrando en sí y de por sí que efec­
tivamente es creatura de Dios, dándole una lección bien aprendida El parentesco entre Muerte y PreoclIPación queda, por tanto,
en su ser mismo de teología, y otras tantas de lógica, de anatomla, suficientemente declarado.
de filosofía, de química, de flsica, apenas la razón hubiera conseguido IV. Pero, ¿cómo prepararse para esta Muerte ontol6gica? Con
ponerse a si misma en claro sobre tales puntos? la bUella conciencia. No será preciso advertir 'lue el término conciencia
La ineficacia de la propia razón para poner en claro la realidad (Gewissen) tiene en Heidegger un sentido mas amplio que el de con­
propia, la indiferencia real de nuestra realidad frente a todos los ciencia moral --conciencia del bien y del mal, sea como normativa, \
intentos y poderes de clarificación, de universalización, de necesidad sea como juez de las acciones-, y que el de conciencia vilal -darse \

:.
menta de 10 que a uno le pasa-o Se trata de obtener un concepto portantes para asegurar nuestra salud material, para afirmar nues­
de conciencia con valor y funciones onlológicas, -una conciencia que tra realidad de hecho, para sentirnos seguros dentro del Universo
intervenga en la constitución misma del Hombre en manto realidad de cosas y de leyes, desconsideradas para con el hombre en cuanto
hombre. Al preocuparnos de ellas, en cuanto cosas reales del Uni­
de verdad (Dasein). verso, bajamos de dignidad, nos ponemos a su nivel, es decir: las
:. Tener buena conciencia es, por de pronto, tener conciencia de elevamos indebidamente de nivel, a nuestro nivel. Y lo hacemos
"deber ser" algo, como "deuda" que se debe a alguien. Ahora bien: sin "deberlo hacer", porque con todo ello, ----con los bienes materia­
el deber fundamental que el Hombre tiene es el de hacer que las co­ les, biológicos, económicos ...- , lo que hacemos es afincarnos más
sas se presenten como "nonadas", "nader/al' y "niñerías", --desva­ y más en el Universo de las cosas, donde se nos trata como a "una
lorarlas-, para así hacer que el Ser del Hombre sea máximamente de lalllal'.
suyo. O con las palabras de Heidegger: "Die formal existenziale Idee
des 'schuldit beslÍmmen fll;r also: Grundsein fuer e;n durch ein Nicht El hombre en plan cotidiano, de ser real, de miembro del Uni­
Jl
bestimmles Se;n, d.h. Grundsein einer Nichligkeit (Se;n und Zeil, verso está en deudas consigo mismo,y todas las cosas le quedan de­
pág. 293). Lo que el hombre se debe a sí mismo es la "autenticidad"¡ biendo a él acatamiento, y están obligadas a devolverle lo que inde­
lo que el hombre debe a las cosas del Universo y de su Mundo es bidamente les prestó. :
el anonadamiento. El desprecio del Mundo, de sus pompas y vani­ El hombre en manto Ser, y por sus poderes de Ser con los que
dades es una parte del áeber fundamental del Hombre; y, al rum­ trasforma el Universo en Mundo, es capaz de dejar de ser una de
plirlo, anonadandolas, se les da lo que se les debe, se les paga la tantas cosas como hay en el Universo; puede hasta cierto límite ha­
(leuda (Schuld); y el aprecio del Ser del hombre en manto Ser, no cerse tratar como ente original y único. los animales no tienen Mun­
de si mismo en manto ente, y uno de tantísimos entes como hay en do; tienen, mando más, ambiente o medio apropiado. Sólo el hom­
el Universo, es la parte fundamental positiva del deber¡ y, al rumplirlo, bre posee la famltad onlológica de trasformar el Universo en Mundo
~l hombre se paga a si mismo la deuda que para consigo mismo tiene. --en casa, en cosmos, en creación, en fábrica ..•- . Y, al hacerse
Dichas las cosas en esta forma, tal vez parezcan o inexactitu­ con Mundo, al no dejarse ya tratar como uno de tantos, recobra su
des o banalidades. Pero su fondo es bien serio, pues tratamos del dignidad, lo que se le debe¡ cumple con su deber ser, es lo que debe
fundamento real, ontológico, de la conciencia moral, del deber ser. ser, y no es simplemente lo que es, lo que le dejan ser las demás
cosas --que tal es el estado natural, de pecado original ontológico, en
Vayamos, pues, poco, a poco, con paso de procesión. que se halla al venir al Universo.
Por de pronto el hombre de todos los días comienza por estar
en deuda consigo mismo. Por el fondo de hecho de su realidad co­ Cuando el Hombre, por lo que tiene de Realidad de verdad, for­
mienza existiendo y dejándose tratar por los demás seres como uno ja para sí un Mundo llega a ser 10 que debe ser, cobra dignidad,
respelo ante el Universo, se hace respetar de las cosas. Deja de ser
de tantos. Está sometido a las inclemencias de los tiempos, como un
una de tantas y llega a ser "Yo mismo". No un Y o a solas, sino un
árbol o un animal irracional; aféctanle por dentro todos los cambios Yo a solas de Universo, acompañado por la corte del Mundo.
fisiológicos; padece mal de estómago como malquier bestia, le due­
len la cabeza o los dientes como al más vulgar de los animales; se Con el cumplimiento de este deber ser Yo mismo, cuyo paso 211
21.0 levanta de buen o de mal humor, según las alteraciones de los humo­ preliminar es hacer del Universo Mundo, se produce necesariamente
res internos, según el tempero del día o de la estación, igual igual que un anonadamienlo de las cosas. De todo lo que en cuanto ser ten­
el animal más corriente. gan, como partes del Universo, sólo entrará a formar parte del mun­
do, de mi mundo, lo que el Hombre crea oportuno para sus planes
Por tanto: el hombre, por su fondo de realidad de hecho, está y designios. Y así para cO~l:;truir una vulgar casa no nos hace falta
siendo tratado por todos los seres del Universo como uno de tantos, hacer el debido acatamiento al ser de las piedras,· y saber de ante­
sin consideraciones algunas, sin respeto por su dignidad; el homb~e, mano fisica y C}uimica; basta un general conocimiento de sus propie~
por su componente de real -realidad física, química, biológica ...- , dades; las demas que tuvieren no nos interesan, si no influyen en el
está en deudas consigo mismo; está en estado de caída, está en pe­ plan, como inconvenientes, como resistencias. Y nos servimos, den­
cado original. tro de Mundo, de la luz¡ y nos resulta igual producida por frota­
En este estado de pecado original las cosas cobran a los ojos del miento, por resistencia de corriente eléctrica en filamentos especia­ ,
hombre un valor, que no tienen de suyo. Nos parecen valiosas e im­ les ... ; empleamos cualquier cosa mientras nos sirva igual dentro de ';
!:

n.­_ _ _"'...""".. ,,_~"'I......,,_ m=r maí


nuestro Mundo, y sólo discriminamos entre cosa y cosa, no cuando Si nos servimos de la significación de metafísica, anteriormen­
son desiguales en si mismas, sino cuando no nos sirven lo mismo te empleada, habría que decir que tanto finitud como miseria o pri­
para nuestros designios. vación pertenecen al orden metafísico, pues ponen al hombremáJ
La creación de Mundo, el trocar el Universo en cOfte del Yo, allá de lo que por su entidad o realidad es; en contrarosición con
anonada el ser de las cosas, las desvaloriza; y en tal caso no les que­ Preocupacióll, Muerte, Deuda que entran a componer e ser mismo
damos a deber nada, al revés: ellas nos han devuelto, les hemos hecho del hombre, sin sacarlo de sí, dando más bien de él una explicación
~evolver, hablando más correctamente, lo que el Hombre, al vivir confinada y definida a sus propios límites.
como una de tantas cosas en el Universo, les había por dejadez La finitud característica del Hombre se cifra y compendia en
otorgado. que nuestra realidad está pintada según dos modelos irreconciliables
Las cosas no entran en Mundo con el mismo orden que tenían de pintura: en claroscuro y en eSCorzo perspectivístico.
en Universo. El árbol entra en el Mundo como leña para el hogar,
como vigas para el techo, como astil para la lanza ... ; el agua in­ El Ser del agua es único, definible por una sola definición; em­
terviene en el Mundo como agua para beber, para lavar, para mo­ pero su realidad puede hallarse en diversos estados: líquido, sólido
ler ... ; el hombre se reintegra en Mundo como padre, madre, her­ y gaseoso o vapor. El ser es unitario, el estado del Ser es múltiple.
manos, parientes, amigo, enemigo, funcionario, desconocido"., no Esta disyunción y cual distorsión en la unidad total de un ente en
como ente biológico. Y es claro que el orden interno de Mundo na­ virtud de la cual la unidad del Ser tiene que contar con la multipli­
da tiene que ver con el orden del Universo. cidad de estados en que el mismo ser puede encontrarse, es raíz de
una mutabilidad y contingencia internas, muy más intimas que los
La entrada de las cosas en Mundo, y tanto más cuanto más dis­ cambios de lugar, los de temperatura, los de volumen, formas geomé­
te el Mundo del Universo, encierra una desvalorización, un anona­ tricas del mismo volumen ...
damiento de sus pretensiones de valor, de sus exigencias frente al
hombre caído en universo, en estado de pecado original ontológico. Empero no nos interesa por el momento el estudio del caso del
Ser del agua en sus diversos estados; sino la respuesta a la pregunta
Al entrar en Mundo, las cosas dejan de debernos lo que antes siguiente: el Ser del hombre ¿puede hallarse en diversos estados?
nos debían por culpa o dejadez del hombre. Claro está que si el hombre pudiera seguir con conciencia interior,
y como el hombre, por sus componentes de /'ealidad -Efsica,
clara y distinta, el cambio de su ser a través de los diversos estados
en que se encontrara su ser mismo, cual volumen tle agua con con­
química, biológica'" .-, es una de tantas cosas del Universo y en
rigor es parte de Universo y no de Mundo, una de las primeras co­ ciencia que pudiera notar qué trasformaciones internas le suceden
al ponerse una vez en estado de hielo, otra en agua liquida y otra
sas a que hay que despojar de sus pretendidos derechos y ostentosos en vapor o nube, esta mutabilidad interna no sería de grandes con­
valores es a lo que de realidad tiene el Hombre en la base de su ,ser. secuencias metafísicas; tal vez constituyeran un aperitivo para la vida.
Hay que elevar ante todo y sobre todo hombre-cosa a hombre-ser, Pero el caso del Hombre es muchísimo peor: notamos que el Ser del
hombre en cuanto parte del Universo a hombre en cuanto miembro hombre pudiera encontrarse en varios estados, pero ~ue tiene que
del Mundo. Así cae por su base toda acusación de vulgar egoísmo estar en uno solo. El hombre es, con una palabra exactlsima de Hei­
212 materialista que se pudiera hacer a una exposición maliciosa o igno­ degger, "Ser que está" (Dasei11) Ser que está en un solo estado, pero
rante de la filosofía de Heidegger. 213
que sabe por indicios, barruntos, sospechas, anhelos, signos, alusiones
. V. PreoclIPación, Muerte, Deuda son, rigurosamente hablando, que en sí mismo halla, que el estado en <:I.ue se encuentra no es su na­
existenciales o componentes ontológicos del Hombre, es decir: le sir­ tural estado: el estado supremo y propIO al que pudiera llegar si
ven al hombre para explicarse a sí y a los demás el ser de los entes, su Ser consiguiera dominar y elevar a su altura la realidad sobre la
la estructura de las cosas especiales, siempre bajo la surosición fun­ que está basado.
damental de que todos, hombre y seres, se hallan en e mismo uni­
verso del que el Hombre ha hecho además para si Mundo más o me­ Somos, por decirlo con otra metáfora, seres naturalmente tridi~
~o~ agradable y práctico de habitar.
mensionales, pero que, por un acaecimiento gravísimo e inexplicable.
estamos aplastados, reducidos a dos dimensiones y a una tercera alu­
Las dos postrimerías heideggerianas que quedan pendientes de dida más o menos claramente. Así sucede en los cuadros: tienen que
explicación son Fit¡itud y Miseria¡ MangeJ y Nol con términos de presentar todos los objetos, aun los tridimensionales, en dos dimen- ,
Goethe; ElÍdlichkeit y Entbehl'en, con palabras de Heidegger., siones; y sólo les queda a los pintores el recurso sutil, invención ge- \
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nial por cierto, de representar la tercera dimensión por medíos tan cesario está proyectado en el pasado, en un pasado inmemorial que
discretos como el escono perspectivistico, el claroscuro; o sea, por llamamos eternidad o en un pasado con data fija, prescrita por una
un conjunto de signos, alusiones, indicaciones, deformaciones inten­ ley. O dicho al revés: pasado, presénte y futuro, en cuanto dimen­
cionales y bien calculadas. siones del Tiempo, son lugar de apariCión de los modos del Ser:
Pues, bien: nuestra inteligencia puede trazarse planes de uni­ real, posible, necesario. Y el centramiento del Tiempo en el presen­
versos fisicos en que rigieran otras leyes de las que rigen en nues­ te hace que todos los modos del Ser queden parecidamente centrados
tro universo actual; puede construir aritméticas y lógicas de diver­ en lo rea7, que es lo que está presenle.
sos y variados tipos, en su mayoría irreales; imaginar nuevos tipos de Desde este horizonte, como lo llama Heidegger, o desde esta
seres vivientes dentro de mundos más adaptados a sus necesidades ... , perspectiva construimos toda la metafisica. y asf el principio de con­
pero de todos esos proyectos la realidadrarece haber elegido "no, tradicción, principio básico, incluye en su formulación el Tiempo, por
no cambiable, fijo ya y decidido, según e cual nuestra realidad li­ una razón teóricamente incomprensible, ya que Ser y Tiempo no pa­
sica y biol6gica tiene que conformarse, pues según tal tipo está con­ rece tuvieran de suyo nada que ver, tomados en toda su generalidad.
figurada. Los tipos de seres pensados y creados por el poder cons­ Y, con todo, si nos contentamos Con decir ""n ser no puede ser y
tructor de la inteligencia no son todos rea/es; lo real es de un solo no ser lo que es", tal formulación es falsa, a no ser que añadamos
tipo de ser. La realidad no está, pues, a la altura de la posibilidad: "al mÍJmo tiempo", es decir: en el mismo presente, en el mismo
y, por tanto, y como caso particular de esta ley de! universo en que pasado, en e! mismo ¡"I"ro. Y as! el hombre no puede entender y
vivimos, la propia realidad básica de! hombre -lisica, viviente-, no entender "en el mÍJmo momel1lo"¡ ni el hombre podrá enten.
no está a la altura de los tipos de Ser que el entendimiento conoce. der y no entender en el mismo futuro, o sea: darse un futuro bien
determinado -tal dia, tal hora, tal segundo futuros-, en que en­
y asf teóricamente son equiposibles y de igual validez lógica tienda y no entienda ... Ser y no ser se excluyen en el mismo tiempo.
geometrías variadas y muchas; el Ser geométrico es múltiple: y, con La oposición entre ser y nada está proyectada en el Tiempo.
todo, la realidad física es incapaz de realizar más de una. Lo físico
no está a la altura de lo geométrico. Realidad geométrica y Ser geo­ Y esta proyección es, evidentemente, una red"cción. Para decir
métrico no van a la par. con entendimiento y con sentido que Dios es eterno, tenemos que
proyectarlo en el Tiempo y deshacer por convenientes negaciones un
No digamos que lo físico real no está a la altura de la ri9.ueza confinamiento en alguna de sus dimensiones. Y asi decimos: Dios
estructural de lo matemático en general. Y grande es la faena de los está no sólo presente, sino que es desde siempre y para siempre, o
físicos teóricos, para seleccionar dentro de las contexturas matemá­ sea: se extiende en la dirección del futuro y del pasado, de modo
ticas las que est~n rea/izadas. que durará, duró y dura. Pero ¿qué necesidad hay de proyectar la
Resumamos: en e! Universo, en que por un acaecimiento inde­ eternidad en el Tiempo? -La de hacérnosla comprensible.
pendiente de nuestra voluntad nos encontramos, la realidad no está Si nunca hubiésemos visto, dice Bergson, el rojo y el amarillo co­
a la altura de! Ser. mo colores aparte uno de otro, nunca tampoco hubiéramos pensa­
La multidimensionalidad del Ser está aplanada, reducida a me­ do, al ver el anaranjado, que se compusiera de rojo y de amarillo.
214 nor número de dimensiones. La descomposición que introducimos en el anaranjado, a pesar de
que sensibfemente se presenta como color simple, depende no de la '215
Empero junto con esta reducción que la realidad introduce en
e! Ser, se da otra que reduce el Ser al Tiempo. interna estructura visual del, anaranjado, sino del hecho de la exis­
tencia aparte del rojo y del amarillo, y del hecho de una comparación
Para dar una idea de ella notemos unos detalles que suelen pa­ entre los tres. Lo que en el caso del anaranjado es pura contingencia y
sar desapercibidos, pero cuya importancia filosófica es incalculable, casualidad del mundo en que habitamos, sucede por necesidad en el
porque, entre otros motivos, s610 Heidegger ha comenzado a calcular orden del ser respecto del Tiempo.
efectivamente su influjo en la ontologfa. Ser es ser en presente; ser eterno es ser en presente sin pasado
lo "rea/" no nos parece pueda ser real si no es "presente"; lo ni futuro. Ser y nada se contraponen y excluyen en el mismo mo.
real tiene que estar proyectado en el presenle: lo "fosible" no pue­ mento. Al Ser lo hacemos pasar por el prisma del Tiempo, y hay
de ser posible si no está. proyectado en un "¡"Iuro', lo posible será seres que sólo encaminan sus rayos p'0r la dirección del presente,
real: la incardinación entre tiempo y posible se hace precisamente por una pequeña o grande franja de el, y son seres temporales emi.
entre posible y futuro, y no entre posible y presente; por fin, lo ne­ nentemente, sin resguardo para el futuro, sin pasado que contimie

l' ;
i'P.1fi~.;;1¡iU1~,,,,_,,,._~ _ _ _ _ _ ·~·_~~,,r'_""-''''~ ",l.:}. r_"""~.l,j;;' .. (M,l.l$.. ;;lft;4 1?fM
el 'presente; y con todo, nótese bien, son los qu... nos parecen super­ semejante a cuadro con tercera dimensión presente en forma de
lativamente reales. Lo real es percibido en un presente. Y hay seres claroscuro.
que, enviados a través del prisma del Tiempo, parecen llenarlo en En el orden sensible, de la vista por ejemplo; se da una franja
todas sus dimensiones, cual la luz del Sol que, al atravesar el pris­ de vibraciones visibles, que va desde el rojo hasta el violeta, y 'las
ma común y corriente de la fisica, llena la franja de todos los co­ radiaciones infrarrojas y supravioletas, a pesar de que, desde el pun­
lores visibles; pero, aun en este caso, el que Ser como Dios nos pa­ to de vista de la realidad fisica y sus leyes, son de la misma estruc­
rezca real y lo notemos real dependerá de que se nos presente. En el tura que las visibles, con todo resultan invisibles para la vista; el
presente y por el presente comprobamos los hombres la realidad de tacto, por ejemplo, puede de alguna manera percibIrlas.
cualquier tipo de ser, aun de los que presuntivamente abarcan todas
las dimensiones del Tiempo. De parecida manera: el entendimiento humano parece tener pre­
fijada una cierta zona de seres que le resultan máximamente y pro­
Aun a nosotros mismos no nos notamos reales por lo que nos piamente inteligibles, o como decía la escolástica, que forman el
pasará cuando seamos viejos ni por lo que nos aconteció cuando fui­ objeto proporcionado del entendimiento. lo que por superior o, in­
mos, oh dolor, jóvenes, sino por lo que de presente estemos notando. ferior se salga de dicha franja resultará sólo indirectamente cognos­
La comprobación de nuestra realidad se hace por y en el presmte. cible y por una razón que ya no funciona con los procedimientos nor­
La realidad del hombre está proyectada en el Tiempo, y más en par­ males del entendimiento: con definición, explicaciones, deducciones,
ticular en la franja del presente. lo cual no quiere decir que seamos sino con indicios, barruntos, sospechas, alusiones; por interpretación
reales nada más en el momento presente, sino que, para ser reales, de signos, de direcciones, de intenciones, y en casos menos favora­
tenemos que· serlo en un presente y fara comprobar que lo somos bles, por negaciones. y. así los atributos de Dios son, por su ma­
hemos de concretarnos a lo que en e presente se nos aparezca. yor parte, conocidos mediante los procedimientos que se denominan
Kant que fue quien comenzó a hacer los cálculos, un poco in­ de teologla ttegátiva: ir excluyendo, guiados por un cierto instinto
telectualistas, de esta proyección de las categorías o formas intelec­ teológico, por una indicación interior, por inspiración, qué propie­
tuales sobre el tiempo, señaló para cada una su silueta en el Tiempo; dades de lo finito no le conviene. Así la finitud queda excluida por
y así dijo que el esquema o sombra especial que la sustancia da en negación de la finitud, cosa propia y directamente conocida por nos­
el Tiempo es la permanencia; el esquema de la causalidad consiste otros; la materialidad se la elimina por otra negación, dando el atri­
en la suceJión ordenada, etc.... Cada tipo de Ser hace, pues, sobre buto de inmaterialidad; el confinamiento en un lugar y en un tiem­
la pantalla del tiempo un gesto peculiar, una silueta típica, y por po se los descarta por otra negación: la incluida en los atributos de
ellos reconocemos nosotros tal ser. Somos, por tanto, espectadores inmensidad (no mensurabilidad por ún lugar) y la eternidad ...
del Universo que tienen que estar mirando la pantaIla del Tiempo Empero esta serie de negaciones no está elegida al azar, sino guiada
y por la cara que en ella presenten las cosas adivinar su ser. No otro, por un derto presentimiento, por una idea, de, 10 que· tiene que
en el fondo, es el mito de la caverna en Platón. La finitud del Hom­ ser Dios. '
bre, dice Heidegger (Kant und daJ Problem der Metaphysik) con­ De parecida manera: muchos atributos del alma poseen ese mis­
siste, se cifra y compendia en su Temporalidad. Y de esta finitud se mo origen de formación negativa: in-mortalidad, in-corruptibilidad,
resiente. todo lo del Hombre: su Ser y lo que del Ser de las cosas simplicidad, inextensión¡ cuyas formas positivas nos están siendo
216 puede conocer. dadas en sí mismas en el orden común y corriente de la experiencia 217
y esta proyección del Ser en el Tiempo se asemeja a una pro­ corporal, como extensión, tiempo, muerte, corrupción, composición ... ;
yección perspectivistica en que todo converge en un punto: en el
y, a partir de esta zona de máxima iluminación mental para nosotros,
nos extendemos a lo demás, no a base de una claridad directa sino
presente. mediante negaciones guiadas, por medio de analogías o metáforas,
Nuestro Ser está, por tanto, sujeto y dependiente de nuestra por eminencia ...
realidad, que es de tipo de hecho Jimple, y, a su vez, Ser y realidad y esto que nos sucede en el orden del conocimiento pasa pare­
del Hombre están proyectadoJ en el Tiempo y centrados en la di­ cidamente en todos los demás órdenes. La voluntad tiene un cierto
mensión de preJmte. número de bienes y valores que la seducen muy particularmente·'y
;;: Empero el ser y la realidad del Hombre no solamente están cons­ que a los ojos de la prudencia parecen el centro de preferencias; pa­
truidos en ~lan de perspectiva clásica, reducidos por tanto, dimensio­ ra el griego clásico, por ejemplo, la meJura constituía el centro d~
nalmente, SInO además se encuentran proyectados de nuevo en plan todos los valores; para Platón, la jUJtida regulaba las relaciones en':\

._~--,~ ._-----_.­
~ .... ""'_:""'-~lI _... _T.n~~~~I!f$~P'QW) ... .....'--~11'filrMIi1IJ_n'.....T' ., '"J;A)/A*:fi'Y9>iAM.--.,t.-\t ".,diil!.'~
tre las virtudes fundamentales del alma y las de la sociedad; para presión contra lo finitante se convierta en movimiento. Y como el
el cristiano, el amor al prójimo es una virtud distintiva, porque hombre nota finito, estrecho, delimitado el orden entero del ser pre­
"filien no ama al prójimo file ve, ¿cómo amará a Dios a qllien no ciso será que el vapor interior, capaz de llenar y presionar y como rom­
veril (San Juan). perse la cabeza contra vallas tan amplias, sea capaz, convenientemen­
La finitud humana, para terminar, pues, con "este punto se cifra te dirigido, de encaminar al hombre a ser de alguna manera infi­
en dos cosas principalmente: a) en una redllcción perspeclivíslka, nito. ¿De cuál, cómo, cuándo?
en virtud de la cual todo lo del hombre está proyectado en el Tiempo, Heidegger no responde, porque. de responder, se vería proba~
y más en especial en el presente. De manera que nuestra realidad blemente encarrilado hacia una dialéctica, tal vez de estilo hegelia­
integra, componente b:isico de nuestro Ser, es real en presente, y co­ no, y no está para meterse en semejantes aventuras. según se colige
mo presente nos es dada en su realidad. de múltiples pasajes de sus obras anteriores. Empero esta última
b) Una redllcción a una franja mJximamente proPia -máxi­ pregunta de su última gran obra, ¿no estará exigiendo un plan nue­
mamente perceptible, máximamente cognoscible, mblmamente valo­ vo de filosofar en que a las postrimerías: Muerte, Deuda, Preocupa­
rada •..- , a partir de la cual nuestro conocimiento o valoració'l se ción, Finitlld, tenga que añadirse la de Cielo y Gloria?
extiende por procedimientos indirectos: negación, metáfora, alusión, VI. "Testigo de más peso fue la Negación, dice Heidegger,
barruntos. es la adusta Miseria" (Texto IV).
y dentro de esta área de claroscllro caen en la región más clara Testigos testificantes de nuestra finitud son la negación, el es­
las cosas materiales; y las espirituales, las trascendentes, Dios... se píritu de contradicción, la privación, la prohibición rajante!. desco~l­
presentan más o menos aludIdas, significadas, barruntadas en la re­ siderada, y cada uno testifica a su manera nuestra finitu , nuestra
gión de lo oscuro, del gris. nada; empero el testimonio de más peso, "Iastende", es la Miseria
Por esto Heidegger, gran acuñador de palabras, dirá que en la (Entbehren) .
región o franja de lo cotidiano, se presentan las cosas con máximo de Para terminar con la exposición de Heidegger. esta postrime­
claridad y distinción; fuera de ella ya no conocemos esencias sino ría metafisica resulta terriblemente aleccionadora.
fllisiesencias (Unwesen), ni llegamos a verdad sino a fllisiverdad Oigamos al mismo Heidegger en Sein und Zeit: "El Ser se le
(Unwahardeit). y todo c9nocimiento humano, por ser finito, engen­ manifiesta (al hombre) como Peso", cual "carga". "Das Sein ¡sI als
dra un área máxima y propiamente iluminada, dejando en penumbra LAJI offenbar geworden" (pág. 134). Y hablará en este mismo lugar
todo lo demás (el. V om lP esen des Grllndes, pág. 73; Kant IInd das "del carJcter de carga fue tiene nuestra realidad de verdad" (den
Problem der Metaphysik, pág. 209). Lastcharakter des DaseínJ, ¡bid.).
Empero en esta penumbra -yen su. fondo, en su profundi­ Si, pues, nuestra realidad de verdad se nos manifiesta y está
dad-, ¿qué o quién se encuentra? El fondo del claroscuro ¿está a revelándosenos como carga, como peso, al decir Heidegger que la
distancia finita o a distancia infinita del primer plano, de los claros Miseria es el testigo de más peso, ¿qué valor especial de revelación
o claridades respecto del hombre? poseerá?
Heidegger, en su última obra de peso y volumen -Kant IInd
218 das Problem der Metaphysik-, después de haberla dedicado casi in­ La Miseria no es peso pluma, ni peso gallo: es peso "pesado". 219
En la escena del Fausto, la Miseria no se atreve a entrar en casa del
tegramente al problema de la Finitud esencial e irremediable del Rico, porque:
hombre, termina preguntándose: "¿pero es file podrá tratarse, ni
alln como eroblema, de la finitud del Hombre sin presuponer ya una "los rostros mimadosfuitaran su visla de mili.
Infinidad?' (pág. 236).
Y por esto la finitlld -die Endlichkeit, Mangel-, del hombre, ¿Es el hombre peso tan pesado para sí mismo que hasta él mismo
por el mero hecho de ser consciente, nos remite y dispara hacia un quite de sí mismo la vista? ¿Y quién es el que mima el rostro de
Infinito. Nuestra finitud, por el mero hecho de ser consciente, se hombre?
deshace a sr misma, se autosupera, y demuestra a las claras que no La respuesta heideggeriana es clara y decisiva. La vida cotidiana
tanto somos finitos, sino finitados forzadamente; es nuestra realidad es un estado en que el hombre ha quitado su mirada de sI mismo,
cual vapor encerrado en volumen finito, que presiona las paredes, de su realidad de verdad, por pánico inconfesado y bien disimulado
y bastar! un conveniente dispositivo técnico para que esa tensión y de tener que notar que es real solamente de hecho. Y es Don Nadie,
Don Uno de tantos, la forma que se da a sí mismo el hombre p¡ra
mimarse, para huirse, para evitar el trato con su auténtica realidad religión, pensamiento, palabra, obras, cuando las vive Uno de tan­
tos, "Das Man".
de verdad, que es realidad de hecho, sin interior garantía en cuanto
ser, sin seguros sustanciales, sin partida de nacimiento ontológica· y y ¡qué halagos, mimos, cuidados y protección tiene la sociedad
metafísica en que nos conste --en la carne misma de nuestra reali­ civil y eclesiástica para los que, externamente, acatan sus normas, sns
dad, no de palabras que otros con mayor o menor benevolencia y ver­ leyes, sus preceptos, sus dogmas, sus costumbres! ...
dad viertan en nu.estros oídos y que no escucha nuestra realidad-,
quién somos, qué somos, para qué somos, de dónde venimos, por Por la Mise";a, por la Humildad ontológica, no nos dejamos aca­
qué causas estamos siendo ... riciar, adular ni sobornar dulcemente por nadie: empero quien va~
lientemente s~pa tenerse en vilo, haciendo y cumpliendo voto de po­
Somos deudores insolventes hacia nosotros mismos. La razón breza, no sólo intelectual, como el de Husserl, sino' ontológico .11e~
y la voluntad nos proponen múltiples cuestiones acerca de nuestro ser gará a ser pobre de solemnidad en cosas, pero de él será el reino de
y de nuestro valor, de nuestra estructura y de nuestros fines, y nos los cielos, el de la seguridad interior. Estorbará a todos, individuos
las proponen de continuo y sin escape, y frente a tal importunidad e y sociedad, mientras viva, <Jue nada soporta menos la sociedad civil
insistencia respecto de puntos que nos intereSan en el ser mismo no y eclesiástica, que la indiVIdualidad potente, la personalidad genial
podemos contestar. Nos estamos debiendo de continuo y sin remedio -sea sabio, santo, artista genial, gran gobernante ... -, pero se lo
respuesta a nosotros mismos en todos los puntos más fundamentales canonizará después de muerto, cuando ya no moleste su real presencia.
de nuestra realidad.
.. Heidegger termina solemnemente su obra ¿Qué es metafl­
y porque nuestro Ser se nos vuelve tan preguntón, llegamos a sica? con estas palabras: "La filosofía se pone en marcha con un
sentir nuestra realidad y llega ella misma a resentirse de su insol­ peculial'Ísimo arral1'i.ue de la proPia existencia por el que se da .a
:.1 vencia; y este resentimiento es la Miseria. Nos sentimos miserables: las posibilidades fundame11tales de nuestra realidad de verdad. Y. pa­
, mlestro Ser, frente a la realidad que le hace de base, porque quisiera ra ¡al arranque es decisivo: primero, acampar en el bloque del ser;
" ponerla en claro, saber de ella qué es, por qué es, para qué es; y no e inmediatamente, dejarse a la nada, esto es: libertarse de los Ido/~s
10 consigue; quédase como eternamente suspensa pregunta y ahor­ que todos tenemos y a los que subrepticiamente acostumbramos acu­
cador interrogante; y a su vez nuestra realidad termina por hacerse Jir; y, por tí/timo, mantener vibrante tal suspensión en la nada de,
a sr misma pesada, pues sólo sabe decir y notar "que es", asr con la todo, para que así vibre y resuene consta11temente en aquella cues­
, , bruta y zoquética, ~ntarugada y tozuda respuesta de todo "hecho". tión frmdamenlal de la Metaflsica que la emprende forzudamente
1 ::.
con la Nada misma:
En total: para no tener que preguntar lo que no se puede res­
ponder y para no tener que responder a 10 que no se .('uede, nuestra ¿Po#' qué hay seres y no más bien Nada?" (pág. 27).
realidad ha salido escapada de sí misma, se ha extenorizado, y se
ha dado a sí misma la forma de Uno de tantos, de Don Nadie. Y en Es decir: la Miseria vivida en las propias carnes del ser,' nos
este estado de inautenticidad todo es claro, todo está ya respondido; pone valientemente, tremebundamente, ante el problema de la Crea­
hay una opinión pública que decide de los valores, que codifica las ción, pues nos hace notar, con estremecimiento de ser, que nuestra
220 frases, que regula el trato con todos los objetos, que nos distrae, disi­ realidad 10 es "de hecho". .
221
pa y mima, haciéndonos creer que todo está resuelto y que nada hay La Miseria es, por tanto, un acaecimiento meldfísico, una gesta
de nuevo bajo el Sol. histórica que hace historia en la corriente mansa y en los cuentos de
Y ¡qué verdad, como la más monumental de las catedrales, dice la vida ordinaria; y equivale, en un plan pagano o laico, a la sensa­
la Miseria, cuando afirma que todos apartan la vista de ella! Y todos ción de creatura de la vida auténticamente cristiana. La Miseria plan­
la' apartamos al dejar de pensar por cuenta propia y aceptar dog­ tea, por tanto, a nuestra realidad de verdad un problema metaÍlsico:
mas, al someternos a las normas y preceptos sin permitir a la esti­ el del origen de nuestra realidad de hecho. ¿Por qué somos algo y
mativa propia un examen largo y detenido, al complacernos pere­ no más bien nada? ,
zosamente en el orden establecido sin antes ponderar diligentemente Por su }2arte, la finitud nos clava en las carnes del ser otro pro­
si tal orden no será algo más que rutina canonizada y pereza social.
Heidegger ha estudiado con una finura de detalles y una suti­ blema metatlsico estrictamente tal: ¿por qué, si somos finitos, te­
leza nunca igualada los matices que toman todas las cosas: ciencia, nemos la noción y el prese11timie11to, los anhelos y tendencias hacia I(J
Infinito? ¿Por qué somos finitos y no más bien infinitos?
;

Ea resumen, compendio y cifra: ¿por qllé mala vm/llra no so­ y entonces el sentido del Ser del hombre no será ya Preocupa­
mos Dioses? ci6n, sino "magnifiuncia gloriosa m /4 comll11ic«ión con Dio.l'


Por este planteamiento mel:2físico o tr:asreadeote con que Hei­
(San ]w.n de la Cruz, Noch, oscllrll1,' libro II, cap, IX) .
Este Cl!.tIlino que. en sus úJtim1s ollas,. inicia. Heidegger. ea
postrera peregrirucióo meb.fisia, l1:I'emO$ qoe U recorre la mtéo­
degger se evade de la cerrazón ontológica que predomina en "5et" f tia filosofía español!., pmieodo del sentido "¡Jr.tt::1r"'::icd" de Il'tlC!$tI¡¡
Tiempo", puede vencer ea Fausto -ea la Filosofía personalista. que realidad para negar al sentido de ".1'111/0 I.uramml4!": J, Irll11I1ulan­
encaman Kant, &heler, Hartmann-, lo que no pudo conseguir áaáón m lo Divino.
Preocllpación, que no venció a Fausto, y sólo pudo terminar con él
:volviéndolo ciego, como lo son toda la vida los mortales.

tlTodos los hombres son ciegos


cllanto SIlS vidas les dllran,'
mas, ttí Fausto, lo serás
ahora, al final de la tuya".

No pudo Preocupación, Sorge, vencer a Fausto con los ojos abier­


tos, cara a cara, como enemigos leales. Que en verdad una filosofía
para la que el Sentido final del Ser del Hombre sea la Preocupaci6n,
deja sin explicar el emgma de nuestra realidad, Una ontología ter­
mina sie:upre en ceguera, porque el ser del hom.bre consiste en que
es metafmeo, en que no se puede parar en ser simplemente hombre,
en que no es lo que es, sino en que debe y tiene que ser algo que
:
: ~ no es.
El hombre es. el "Pllls U/tra" personificado, realizado. La Meta­
fisica, dice Heidegger, no es una ciencia; es un acontecimiento que
hace historia (Geschehen, Geschichte) en la realidad del Hombre.
tiLa Metaflsica es el acontecimiento fundamental, la gesta de id! ges­
tas que Plleden pasarle a nuestra realidad de verdad, y, en rigor, la
metaflsica no es sino nuestra realidad en eslado de realidad de verdad".
Metaphysik "isl das Grllndgeschehen im und als Daisen se!bsl"
(Was ist Metaphysik, pág. 26).
222
De aquí que la Metafísica termine con dos cuestiones fundamen­
tales: ¿por qué algo y no más bien nada?; ¿por qué somos finilos
y no más bien infinilos 1 Y terminar con. una cuestión es quedarse con
los ojos abiertos, con vista en distensión suprema, con mirada fija
en lontananza, a la espera de lo inesperado. Que por algo termina
Heidegger su opúsculo sobre "La Esencia del Fundamento", afir·
mando que el Hombre es un "ser de lejanías"; es un ser con porve­
nir, que irá muy lejos, tan lejos 'Jue tal vez llegue un momento en
que Privación, Deuda y Preocupación tengan que exclamar:

"Está con cerrojos la puel'la: no podemos e/Jlrar.


Morada es de IIn Rico: no debemos. enlrar".

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