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El regreso de los 'narraluces'

Ediciones Geribel recupera una época decisiva de las


letras andaluzas
En los mismos años en que el boom de la novela latinoamericana explotaba los índices
de venta y asombro, la narrativa andaluza también jugó su papel, aunque de una forma
más modesta. Eran los felices años sesenta y todo era posible. Los Beatles descubrían
una nueva forma de vivir, la droga era una dulce senda hacia el autoconocimiento y la
revolución que iba a hermanar a los hombres en la igualdad estaba a la vuelta de la
esquina. En la misma época en que García Márquez, Vargas Llosa y Julio Cortázar
renovaban la literatura, los llamados narraluces  ganaron premios, publicaron en
prestigiosas editoriales y abrieron un lugar para el paisaje de Andalucía en la literatura
española. Ediciones Geribel acaba de nacer en Sevilla. Su objetivo es reeditar las "obras
narrativas andaluzas del último tercio de este siglo, cuando Andalucía, con
sus narraluces, volvía a estar presente en la geografía literaria española como no lo
había estado desde el 27". José Manuel Sánchez del Águila, "abogado y escritor
furtivo", es el "coordinador de la colección" que pretende recuperar la obra de autores
tan variopintos como Alfonso Grosso (Sevilla, 1928-Madrid, 1995), Manuel Halcón
(Sevilla, 1903-Madrid, 1995), Luis Berenguer (Ferrol, 1923-San Fernando, Cádiz,
1979), José María Vaz de Soto (Paymogo, Huelva, 1932) y Aquilino Duque (Sevilla,
1931), entre otros.

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 El influjo de Halcón

"Geribel es un topónimo de la provincia de Sevilla. Lo hemos elegido porque es


eufónico y es nuestro. El infante don Fernando de Antequera quiso tomar las tierras de
Geribel a un caudillo árabe", explica Sánchez del Águila. Ediciones Geribel acaba de
publicar las novelas El mono azul (finalista del Premio Nadal en 1973 y Premio
Nacional de Literatura en 1974), de Aquilino Duque, e Historia de una finca (1959), de
los hermanos arcenses José y Jesús de las Cuevas.

Geribel prevé publicar en diciembre Recuerdos de Fernando Villalón (1941). Cada


libro sale a la calle con una tirada de 1.000 ejemplares. "Nuestro objetivo es rescatar
obras del llamado boom de la narrativa andaluza del último tercio de este siglo:
los narraluces famosos. En ese momento, hubo una eclosión de la narrativa andaluza
que, por desgracia, no ha vuelto a repetirse. Son obras con solera, clásicas y buenas",
señala Sánchez del Águila.

"El que crea la tesis de una narrativa andaluza con unas características propias, unos
elementos comunes, es el escritor José Luis Ortiz de Lanzagorta. De hecho, esta
narrativa salió de Andalucía y tuvo un impacto en las letras españolas en los años
sesenta y principios de los setenta. Se buscaron concomitancias con los narradores
latinoamericanos. Unos y otros escribían sobre un mundo rural, todavía deprimido",
dice el coordinador de la colección. Con todo, reconoce que hay escritores cuya obra
será publicada en esta editorial "que discrepan de que hubiera un boom de narrativa
andaluza".

"Son obras sólidas, buenas y desconocidas. La idea es sacarlas fuera de Andalucía. Por
eso, Francisco Umbral presentará El mono azul y Alfonso Ussía, Historia de una
finca mañana jueves en el Círculo de Bellas Artes de Madrid", indica Sánchez del
Águila.

"El boom de la narrativa andaluza acabó con la muerte de Franco. Comenzó en 1959


con Historia de una finca y concluyó con El mono azul en 1974. Son las dos primeras
novelas publicadas por Geribel porque fueron la primera y la última del boom. Y
porque, además, destacaron por su calidad excepcional", dice el coordinador de la
colección.

"Partiendo de la historia de una finca, los hermanos Cuevas están creando literariamente
la historia de Andalucía. La finca es un símbolo. Es un libro que es literatura e historia",
dice Sánchez del Águila. "Aquilino Duque es un hombre multifuncional: poeta,
ensayista, novelista... En el año en que escribió El mono azul hizo un esfuerzo por
objetivizar al máximo la guerra civil", añade.

Sánchez del Águila tiene palabras elogiosas para otros de los autores cuyas obras desea
publicar. "Luis Berenguer no era consciente de la grandeza de lo que escribía. Fueron
sus amigos escritores los que le animaron. El mundo de Juan Lobón es un clásico",
comenta.

"Vaz de Soto es un escritor de raza que desgraciadamente no ha gozado del


reconocimiento que se merecía. Me gustaría reeditar El infierno y la brisa, que expresa
como ninguna otra obra la vida de un internado religioso y que fue llevada al cine con el
título de ¡Arriba Hazaña!", dice.

Sánchez del Águila también tiene un recuerdo para Grosso: "Habría que rescatarlo del
olvido, con más razón ante el trágico final que tuvo".

* Este artículo apareció en la edición impresa del miércoles, 15 de noviembre de 2000.

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