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PROPIEDAD INMUEBLE EN LA EPOCA DE LA

CONFEDERACIÓN ARGENTINA

DOCENTE:
DR. SANDRO OLAZA PALLERO

UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES

Segundo Cuatrimestre 2023

JESSICA MASIELLO

SUSANA MAVEL GONZALEZ

1
I- INTRODUCCION

El período comprendido entre 1830 y 1860 en la provincia de Buenos Aires representa


una etapa crucial en la historia territorial argentina, marcada por políticas gubernamentales
que transformaron la tenencia de la tierra. Durante este lapso, la gestión de las tierras
públicas experimentó cambios significativos que influyeron directamente en la distribución
de la propiedad y la consolidación del poder político.

Desde las concesiones bajo el liderazgo de Juan Manuel de Rosas hasta las reformas
posteriores, estas políticas modelaron la geografía y las dinámicas socioeconómicas de la
región, la propiedad, la estabilidad de la producción y la seguridad personal estaban en
peligro debido a las continuas guerras civiles y las incursiones indígenas, lo que dificultaba
la iniciativa privada.
A pesar de que se había establecido formalmente una nación, en la práctica, no existía
un verdadero estado nacional. Incluso después de la caída de Rosas en 1852 y la sanción
de la Constitución en 1853, la provincia de Buenos Aires estaba separada del resto hasta
1862.
Aunque la batalla de Pavón en 1861 unificó el territorio, todavía había problemas sin
resolver que llevaron a nuevos conflictos. Hubo levantamientos en varias provincias y
luchas en torno a la capitalización de Buenos Aires, quefinalmente se resolvieron en 1880.
Además, Argentina se vio involucrada en laGuerra con Paraguay entre 1865 y 1870.

Para la élite argentina, el orden era crucial para el progreso económico y para ganar la
confianza del extranjero en la estabilidad del país y sus instituciones, esto atraería
inversores y migrantes, dos elementos esenciales para el progreso económico.

En el siguiente trabajo de investigación, analizaremos el por qué y cómo quedo


consolidado el territorio nacional, abordaremos temas cruciales de la época, no solo
respecto a las cuestiones geográficas, si no también diversas medidas políticas ejecutada
por Rosas.

Podremos adentrarnos a conocer y entender como surgen los primeros juzgados de paz,
sus funciones y alcances. Siendo dichos juzgados, la base de lo que hoy conocemos como
los poderes gubernamentales.

2
II. DONACIONES, PREMIOS Y EUFITEUSIS.
Un aspecto de la política de tierras públicas en la provincia de Buenos Aires entre 1830
y 1860, se centra en los premios y donaciones de tierras otorgados durante el gobierno de
Juan Manuel de Rosas, las cuales fueron revisadas posteriormente.
Durante este período, la provincia de Buenos Aires experimentó una expansión
territorial hacia el sur y el oeste para satisfacer la demanda externa de productos
ganaderos. Podemos mencionar a la fundación de la ciudad de Dolores en 1817 y cómo la
frontera se movió hacia lugares como Rojas, Junín, Bragado, Azul, Tandil y la Lobería, sin
embargo, después de 1850, la frontera retrocedió y se estabilizó en áreas como Mercedes,
Junín, Bragado, Nueve de Julio, Tapalqué, Azul, Tres Arroyos y Bahía Blanca.1

La expansión territorial se centró en tierras aptas para la cría de ganado, y se aplicaron


diversas políticas para transferir la propiedad de tierras públicas a manos privadas.

Una de las prácticas comunes fue la enfiteusis, que otorgaba el usufructo de tierras
públicas a particulares. En 1833, se estimó que unos 116,168 Kilómetros cuadrados de
tierras públicas estaban dentro de la frontera, de los cuales 61.244 estaban entregados en
enfiteusis y el resto, 54.922 kilómetros, se encontraban baldíos.2

Sin embargo, a partir de la década de 1830, se intensifico la entrega de tierras la nte


donaciones condicionadas, otorgadas como premios por acciones militares, y otras razones,
dichos premios, destaquemos, fueron revisados luego de la caída de Rosas en 1852, donde
se implementaron políticas que afectaron a los mismos, así como a ocupantes que no tenían
títulos legales.

En este período, hubo un proceso de ocupación de estas tierras y un traspaso de


propiedad del Estado a manos privadas.3

La enfiteusis estuvo en vigencia en Buenos Aires desde principios de la década de 1820


y persistió durante los dos gobiernos de Rosas, aunque con algunas modificaciones. La
reforma en 1838, suprimió el sistema de enfiteusis en una amplia zona, justamente donde se
encontraban las mejores tierras en cuanto a su calidad para la cría de ganado y trabajo
agrario.

Pese a que Rosas intento mediante diferentes normas legales de regularizar la


percepción del canon enfitéutico, desde 1840 no ingresó al fisco ninguna suma por este
concepto, por lo cual quienes tenían tierras dadas bajo estas condiciones, debían regularizar

1
Infesta, “Tierras, premios y donaciones….” Pp 178-182.
2
Infesta, “Tierras, premios y donaciones…” pp 182-185.
3
Infesta, “La pampa criolla…”pp 27-32.

3
dicha situación o perderían sus derechos.

Destaquemos en este punto la mirada crítica que realiza Oddone quien

“se preocupó por determinar de qué manera las tierras de “la Nación” habían pasado a
manos de unos pocos, generando latifundios “que son la rémora del progreso y de las
prosperidad de los habitantes”, considerando que sus titulares no hacían más que
mantenerlos improductivos esperando a que se valorizaran.” 4
Parece una situación compleja en la que diferentes medidas fueron implementadas para
transferir la tierra pública a manos privadas, afectando a los tenedores bajo la enfiteusis y
fomentando la venta de estas tierras por parte del gobierno. Hacia 1839, la mayoría de las
tierras públicas estaban en enfiteusis, ya sea con títulos claros, irregulares, baldíos o
simplemente ocupados para transferir la tierra pública a manos privadas, afectando a los
tenedores bajo la enfiteusis y fomentando la venta de estas tierras por parte del gobierno.
Además de la venta de tierras, el gobierno de Rosas empleó el mecanismo de
donaciones.5 Al principio, estas donaciones estaban "condicionadas", ya que para obtener
los títulos efectivos de propiedad, los pobladores debían cumplir una serie de disposiciones
de poblamiento, producción y defensa armada detalladas en decretos de 1829 y 1832.6
En la década de 1830, la enfiteusis continuó, pero se intensificó la apropiación plena
mediante donaciones condicionadas en la frontera del arroyo Azul y la venta de tierras del
Estado. Se realizaron donaciones incondicionadas como premios por acciones militares o
fidelidades políticas, lo que aumentó la oferta de tierras y permitió a algunas personas
obtener la propiedad. 7
A partir de la campaña al desierto de 1833, se empezaron a realizar estas donaciones
incondicionadas de tierras a los participantes de esa campaña, las cuales ya no se
encontraban limitadas por reunir dichas características, como las donaciones condicionadas
que nombramos anteriormente. Estos actos sentaron las bases para las normativas
adoptadas por Rosas al asumir su segundo gobierno en 1835, extendiéndolas para premiar
la lealtad a su causa.

Hubo casos en los que se otorgaron premios por servicios, como la legislatura de
Buenos Aires concediendo a Rosas la Isla Choele Choel debido a sus servicios en la
campaña al desierto, sin embargo, hubo discusiones sobre si este premio debía ser
considerado honorífico más que productivo, ya que la isla no se consideraba productiva a
corto plazo Rosas renunció a este premio estratégico, y la Junta permitió la devolución,
otorgándole en cambio 60 leguas en campos de la provincia.

Banzato “Expansión de la frontera…” p 3.


4

Banzato “Expansión de la frontera…” pp 6-11


5
6
Barcos “Tierras públicas y construcción…” pp 47-56
7
D´Agostino “Enfiteutas, propietarios…” p 1.

4
Gran parte de estas 60 leguas, fueron cedidas por Rosas a sus las personas que lo
acompañaron en sus campañas, las cuales 17 leguas fueron escrituradas por los
agraciados y 11,5 fueron transferidas a otras personas.
La legislatura autorizó la distribución de 50 leguas de tierras, considerándolas como un
estímulo poderoso para futuras campañas y la expansión de la frontera. Los decretos
reglamentarios dieron cuenta de dicha distribución entre coroneles, asignándole
diferentes cantidades de tierras a cada uno en una zona de frontera al sur de la provincia,
entre Bahía Blanca y Tres Arroyos.
En abril de 1835,8se emitió una ley que facultó al poder ejecutivo para disponer de 17
leguas en terrenos de pastoreo de propiedad pública, para distribuirlas entre los jefes de la
división Auxiliares de los Andes. Estos jefes habían sido olvidados previamente en la ley de
premios del año anterior. A pesar de recibir estas tierras, algunos de los agraciados también
transfirieron sus acciones a otros receptores.
Durante el gobierno de Rosas, los otorgamientos y la asignación de títulos de propiedad
de tierras estuvieron en manos de autoridades locales bajo su supervisión directa. Aunque
la mayoría de los beneficiarios cumplió con las condiciones establecidas, no lograron
obtener los títulos de propiedad efectivos. En ese periodo, solo algunos, como el hijo de
Rosas, Juan, su hermano Prudencio y Mariano Lara, obtuvieron formalmente la propiedad
en 1839. Los demás receptores eran propietarios de facto, ya que desde entonces se
prohibió la entrega de tierras públicas, a excepción de quienes recibieron boletos de
premios.
A partir de 1857, durante un proceso de revisión y reorganización bajo un enfoque
liberal, se permitió la legalización de la tenencia de tierras basándose en el decreto de
1829. Aunque hubo intentos anteriores de establecer colonias rurales para inmigrantes y
criollos durante el período colonial y posterior a la independencia, la mayoría no se
concretaron por diversas razones. Sin embargo, durante el gobierno de Rosas, se observa
un mayor éxito en la realización de estas colonias, también se realizaron donaciones en
otras áreas como Junín y Patagones, estas parecen haberse materializado más tarde y con
implicaciones diferentes en comparación con las acciones realizadas durante el gobierno de
Rosas.
En la región rioplatense, fue común la presencia de personas que se asentaban en
tierras ajenas sin tener títulos legales, denominados "agregados", "pobladores" u
"ocupantes". En un contexto donde aún había oportunidades de establecerse y mudarse,
existían diversas formas de instalación que no requerían tener la tenencia legal de la tierra.
Los residentes en la frontera que no podían demostrar su derecho de posesión solían

8
Infesta, “Tierras, premios y donaciones….” Pp 185-191

5
establecer acuerdos con los propietarios. Algunos se quedaban como "agregados" o se
movían entre las estancias. Este fenómeno era frecuente en áreas donde había
propiedades pequeñas y se observaba menos en áreas con parcelas más grandes.
Estos ocupantes podían establecerse mediante el pago de renta, acuerdos con los
propietarios o simplemente aprovechando situaciones de litigio sobre la tierra, Incluso en las
estancias de Rosas, había numerosos pobladores, desde pequeños agricultores hasta
pastores, lo que sugiere una especie de "tolerancia" hacia ellos, posiblemente para
asegurar la mano de obra y por dificultades para imponer normas contrarias a la costumbre,
como la noción de propiedad privada.
Los planos de mensura de la época indicaban la presencia de estos ocupantes en las
tierras, a veces asociados con nombres y también vinculados a los límites de las
propiedades. A menudo, las relaciones entre estos pobladores y los propietarios no están
claras, y no se ha avanzado mucho en comprender si había algún tipo de compensación o
acuerdo laboral por su presencia en esas tierras.
La ocupación sin títulos legales persistió en la zona debido a la extensión de tierras que
no estaban completamente en manos privadas. Hasta finales de la década de 1850, con los
arrendamientos públicos y las ventas de tierras estatales, se inició un proceso de
regularización de la situación de estos ocupantes. Hubo conflictos y reclamos entre los
mismos y algunos lograron que se reconocieran sus derechos basados en la ocupación
prolongada.
La presencia de pobladores en tierras ajenas y ocupantes precarios en terrenos del
Estado continuó hasta al menos la década de 1860, a pesar de los intentos de consolidar la
propiedad en la región.9
El último premio registrado por este concepto fue expedido en abril de 1840 después de
la acción de Loreto, comandada por el coronel Hilario Lagos. En total, 25 soldados y
oficiales recibieron premios equivalentes a 15,50 leguas, siendo 2 leguas asignadas a
Lagos, sin embargo, no se llevó a cabo ninguna escrituración de estas tierras durante el
gobierno de Rosas.
El levantamiento de Dolores y Monsalvo10 en 1839 fue un momento crítico para el
gobierno de Rosas. En este contexto, parecía que tanto los desafíos internos como externos
podrían socavar su sistema de gobierno. Tras la represión de la rebelión, la Sala de
Representantes tomó la decisión de otorgar recompensas en tierras a los funcionarios que
se mantuvieron leales al gobierno, esta acción se llevó a cabo mediante la ley del 9 de
noviembre de 1839.
Después de estos premios, no hubo otras disposiciones legales que contemplaran la

9
D´Agostino “Enfiteutas, propietarios…”p 2.
10
Infesta, “La pampa criolla…”pp 46-57.

6
distribución de tierras hasta la caída de Rosas. Sin embargo, se realizaron algunas
donaciones especiales que podrían vincularse con tres decretos emitidos en 1840 y 1841,
posteriores a triunfos militares sobre las tropas unitarias en lugares como Sauce Grande,
Quebrachito y Sancalá.
Estas donaciones incluyeron honores, ganado vacuno y lanar provenientes de haciendas
unitarias. Tras la batalla de Sauce Grande, las tropas bajo el mando del brigadier Pascual
Echagüe recibieron ganado proporcionalmente, desde 3000 vacunos y 3000 lanares para
el general en jefe hasta 50 vacunos y 150 lanares para los soldados. Se realizaron
premios similares por las victorias en Quebrachito y Sancala.11

11
Infesta, “Tierras, premios y donaciones….” Pp 190-196.

7
III DELIMITACION DEL TERRITORIO.

La problemática de establecer límites territoriales entre las provincias argentinas desde la


independencia hasta la ley de 1878 que delineó los territorios nacionales. La Constitución de
1853 otorgó al Congreso la tarea de fijar límites entre provincias,12 crear nuevas y
administrar los territorios no asignados. Sin embargo, las provincias no renunciaron a sus
reclamos territoriales. Buenos Aires y otras provincias mantenían definiciones claras de sus
límites. Catamarca, por ejemplo, estableció límites basados en antiguos documentos
reales.13
La Constitución aseguraba la soberanía territorial de las provincias y establecía que
nuevas provincias solo podían formarse con el consentimiento de las legislaturas
provinciales y del Congreso. Se realizaron pactos para proteger la integridad territorial de
Buenos Aires y reformas constitucionales para establecer la capital federal.
El gobierno nacional se enfrentó a desafíos para definir los territorios nacionales. Se
tomaron medidas para poblar la Patagonia y se establecieron gobernaciones para zonas
específicas. Durante gobiernos posteriores se promulgaron leyes para establecer fronteras y
enfrentar conflictos con los indígenas.
Una ley de 1878 fue crucial en la historia del país al permitir terminar conflictos con tribus
indígenas y consolidar la soberanía nacional en territorios desocupados. Esto facilitó la
Campaña al Desierto en 1879 y sentó las bases para la organización de los territorios
nacionales en 1884. Sin embargo, esta ley fue cuestionada por el Gobernador de Buenos
Aires, Carlos Tejedor, en defensa de los derechos de su provincia.
El Pacto de San José de Flores en 1859 protegió la integridad de Buenos Aires, pero la
ambigüedad en la distribución territorial continuó. Leyes posteriores intentaron resolver la
cuestión, incluyendo la de 1862 que declaró los territorios fuera de las provincias como
nacionales. Sin embargo, la situación seguía siendo compleja. El Gobierno se ocupó de
colonizar la Patagonia y enfrentar a los indígenas que amenazaban los asentamientos.
En 1872 se creó el gobierno del Chaco, y en 1878 se establecieron los límites
nacionales, definiendo la frontera sur y asignando tierras a cinco provincias. Esta ley
propició la Campaña al Desierto en 1879, consolidando la soberanía nacional en tierras
desocupadas. El gobernador de Buenos Aires objetó esta ley, argumentando que afectaba
los derechos de su provincia.
En 1878 se promulgaron leyes que establecieron la Gobernación en los territorios de la
Patagonia y se fijaron límites de provincias como Corrientes y Misiones. Se inició la

12
Luque Colombres, “Los ejidos de Córdoba…” pp 16-45.
13
D´Agostino, “Enfiteutas, propietarios…”p 2.

8
organización de territorios como Misiones, con el establecimiento de su capital en la
"Reducción de Corpus".

IV. CONFISCACIONES Y EMBARGOS DE LA PROPIEDADINMUEBLE

Sebastián de Covarrubias destaca en “…confiscar aplicar los bienes de algún particular reo
al fisco... A su vez embargar es “...detener, impedir, especialmente con mandamiento de juez
competente. 14

En 1835, Juan Manuel de Rosas declaro abolida la pena de confiscación, no obstante,


empleó el instituto del embargo contra los que eran considerados enemigos de la
Confederación.
Rosas se vio obligado a tomar medidas extremas que consistió en la eliminación de la
enfiteusis y la obligación de comprar el campo, debido a la grave situación exterior e interna
que afrontaba la nación. Las reservas fiscales se ven agotadas con motivo del bloqueo del
puerto de Buenos Aires por parte del gobierno francés, que no estaba de acuerdo con el
gobierno de Rosas por no contar con los mismos beneficios económicos que los ingleses,
estas medidas disgustan a los estancieros de Buenos Aires, y surge la rebelión de los libres
del sur que sublevan los regimientos de campaña de las localidades de Chascomus, Dolores
y Monsalvo; el general Juan Lavalle, aprovecha esta situación y financiado, equipado y
transportado por buques franceses, y teniendo de aliados a la Banda Oriental, invade el
litoral, entrando en complicidad con algunos estancieros disgustados con Rosas por las
medidas extremas que había tomado.
Fue entonces que Rosas se vio en la necesidad de decretar el 16 de septiembre de 1840,
que los cómplices del general amotinado responderían con sus bienes a los perjuicios que
con su actitud podrían causar alos intereses de particulares y del fisco.

El decreto de embargo de 1840 disponía:…” 15


Artículo 1º - Se declaran responsables especialmente los bienes muebles e inmuebles,
derechos y acciones, de cualquier clase que sean en la ciudad y campaña pertenecientes a
los traidores salvajes unitarios, a la reparación de los quebrantos causados en las fortunas
de los fieles federales, por las hordas del desnaturalizado traidor Juan Lavalle; a las
erogaciones extraordinarias a que se ha visto obligado el tesoro público para hacer frente a
la bárbara invasión de este execrable asesino, y a los premios que el gobierno ha acordado
en favor del ejército de línea y milicias, y demás valientes defensores de la libertad y
dignidad de nuestra Confederación y de la América.
Art. 2º - El que dispusiese del todo o parte de sus bienes, o bien hipotecándolos,

14
Olaza Pallero, “Confiscación de bienes…”pp.3-5
15
Cita por Olaza Pallero, “Confiscación de bienes…”p 5.

9
ocultándolos, u obligándolos de cualquier manea que tienda a enajenarlos con perjuicio de la
responsabilidad a que son afectos por el artículo anterior, será castigado con la pena
discrecional que juzgue el gobierno, y al individuo que resultase cómplice o se prestase a
alguna simulación de ocultación del todo o parte de los bienes de algún salvaje unitario,
después de incurrir en la pena de igual cantidad a la que fuese materia del contrato, incurrirá
en las discrecionalesque el gobierno considere deber imponérsele según el caso.
Art. 3º - Ningún escribano podrá otorgar escritura alguna de venta, hipoteca, traspaso,
cambio, ni obligación alguna de cualquier especie, tendiente a enajenar, simular, ocultar, o
frustrar directa o indirectamente los efectos del artículo 1º. El que lo hiciere, después de
sufrir la para siempre pérdida de su oficio y de otro tanto a que asciende la cantidad del
fraude en que se le sorprendiere, será castigado con otras penas arbitrarias, según las
circunstancias del caso; y la escritura será absolutamente nula y de ningún valor ya sea por
venta, hipoteca, traspaso, convenio u obligación alguna, sea de la clase que fuere.
Art.4º - Lo ordenado en el artículo anterior a los escribanos públicos, deben
entenderse igualmente respecto de los corredores.
Art. 5º - Los tribunales de justicia y jueces de paz de la ciudad y campaña, son
inmediatamente responsables de cualquier contravención que autoricen en la administración
de justicia, en oposición a lo prevenido en el Art. 1º o de que no den cuenta a la autoridad
Art. 6º - Comuníquese a quienes corresponda, publíquese e insértese en el Registro
Oficial.” 16
Esta situación se tradujo en unos pocos embargos precautorios y temporarios, donde no
hubo un solo decreto de confiscación individual, firmada la paz con Francia y derrotado
Lavalle en Famaillá (1841) el decreto empezó a entrar en desuso y no hubo más embargos
precautorios temporarios. Por su parte, al volver los exiliados, algunos se llevaron la
sorpresa que su hacienda se había acrecentado ya que no había sido utilizada por el
gobierno, los ganados no marcados producen una multitud de hacienda alzada, lo que
originó el curiosocaso.
El procedimiento de los embargos deja en claro su aplicación en una situación
excepcional por la que atravesaba la Nación.17

16
Cita por Olaza Pallero, “Confiscación de bienes…”p 5.
17
Olaza Pallero, “Un aspecto del sistema judicial rosista…”pp 14- 16.

10
IV. ASPECTO DEL SISTEMA JUDICIAL

Los juzgados de paz en la provincia de Buenos Aires surgieron tras la eliminación del
cabildo, una institución colonial española multifuncional que ejercía diversas
responsabilidades locales. El cabildo se encargaba de la justicia de primera instancia en lo
civil y criminal, además de designar alcaldes de la santa hermandad con competencias
especiales para delitos en áreas rurales, bajo la influencia del ministro Bernardino
Rivadavia, el gobernador Martín Rodríguez propuso la abolición del cabildo de Luján y de
Buenos Aires. Esto condujo a la instauración de la justicia de paz letrada en la ciudad y la
continuación de la justicia de paz lega en la provincia, limitada únicamente a funciones
judiciales.18

Estos cambios judiciales, influenciados por modelos napoleónicos e indígenas, llevaron


a la creación de jueces de paz en la ciudad y la subdivisión de la campaña en tres
departamentos. La justicia de la campaña también adquirió funciones administrativas bajo
la órbita del ministerio de gobierno, en lugar de estar bajo la autoridad de jueces superiores.
La Legislatura se fundamentó en la necesidad de recortar gastos, considerando la
eliminación de las comisarías de campaña como un ahorro necesario, fundamentando que
lejos de ser útiles, eran perjudiciales para el sistema.
En el ámbito de la justicia criminal, los problemas principales eran el retraso significativo
en la resolución de casos y la impunidad. Los pedidos de los jueces de paz de campaña
para llevar a cabo investigaciones o recolectar testimonios, generaban demoras
prolongadas, lo que resultaba una paralización de los procesos judiciales sin una
conclusión clara.
El proyecto presentado por el gobierno de Balcarce en 1833 buscaba reformar y
agilizar la administración de justicia, reduciendo los litigios y enfocándose en el papel de
los jueces.
Balcarce destacó que este proyecto, fruto de la experiencia y conocimiento de la
Cámara de Justicia, sería evaluado sabiamente por la Legislatura. Firmado por varias
personalidades influyentes, el proyecto apuntaba a resolver el aumento de causas
criminales debido al crecimiento poblacional y la migración. También criticaba a los
comisarios de policía por asumir funciones propias de los jueces, como escuchar
demandas y llevar a cabo investigaciones.
Ricardo Salvatore sugiere que el sistema judicial durante el rosismo se basaba en la
aplicación de leyes, a pesar de la carencia de un código y una constitución formal. Este
sistema se apoyaba en normativas de justicia arraigadas en la costumbre y la
jurisprudencia previa.
Las propuestas de reforma buscaban modernizar la estructura política y administrativa
heredada de la época colonial, siendo impulsadas por el Partido del Orden, liderado por
figuras como Bernardino Rivadavia, Julián Segundo de Agüero, Valentín Gómez, entre
otros. Manuel Antonio de Castro analizó las dificultades de la justicia en la campaña,
señalando la distancia, la delincuencia y la falta de preparación de los jueces como
problemas clave.

18
Olaza Pallero, “Un aspecto del sistema judicial rosista…”pp 3-9.

11
Se criticaba el sistema judicial que dejaba impunes delitos graves como homicidios,
atribuyendo esta impunidad a la falta de acción de los jueces de paz y a la complicidad de
las autoridades locales.
El incremento de robos tanto en la ciudad como en la campaña despertó una fuerte
preocupación por parte de la justicia, que se consideraba incapaz de abordar estos
delitos con la debida severidad.
Hubo críticas duras hacia la administración de justicia, señalando casos de venalidad y
arbitrariedad, no solo en los jueces de campaña, sino también en algunos magistrados
superiores. En ese contexto, se impulsaron cambios que buscaban una nueva organización
política y judicial, con la creencia de que jueces y tribunales especializados, letrados y
regidos por códigos más racionales, mejorarían la administración de justicia.
Como respuesta a las nuevas disposiciones, el ministro Manuel J. García redactó el
Manual para los jueces de paz de campaña, que incluía la instrucción fundamental para
que estos jueces ejercieran sus facultades yatribuciones de manera adecuada.19
Estableció una adhesión obligatoria a la causa federal como requisito para ocupar
estos cargos. En su mensaje a la Legislatura en 1837, Rosas expresó la importancia de
esta adhesión, ordenando que los candidatos propusieran a tres individuos que
compartieran las condiciones previamente indicadas.
El acceso a estas posiciones era visto como una oportunidad para aquellos que carecían de
propiedades extensas, limitándose a la posesión básica de elementos agrícolas y el
cumplimiento del servicio militar. Se consideraba que cumplir con este deber militar permitía
acceder a funciones públicas, otorgandociertos derechos políticos.

En 1827, desde su rol como comandante de milicias de campaña, Rosas buscó proteger
a los paisanos de posibles abusos de autoridad civil, incluyendo a los jueces de paz.
Intentó separar las atribuciones de la autoridad civil de las que él ejercía, incluso
considerando la creación de un fuero militar. Sin embargo, durante la guerra civil posterior
al fusilamiento de Manuel Dorrego, la situación se volvió caótica, llevando al a impotencia
de los comisarios y jueces de paz frente al desorden reinante.
Muchos renunciaron ante este escenario descontrolado y desestabilizado en la
campaña, reflejando la falta de estabilidad y legalidad en la ciudad. Durante sus
negociaciones con Juan Lavalle en 1829, Rosas demostró un fuerte dominio sobre la
designación de estos funcionarios, marcando su influencia en la región.
Es interesante ver cómo los jueces de paz, especialmente durante el primer gobierno
de Rosas, asumieron roles más allá de la administración de justicia, tomando un papel
importante en mantener el orden y la estabilidad en sus respectivas áreas. Esta transición
de funciones y responsabilidades les otorgó un poder considerable en la vida social y
política de la campaña.
Su rol no se limitaba solo a la administración de justicia, sino que abarcaba una amplia
gama de responsabilidades en la vida diaria de la región. Además, el respaldo que recibían
de la autoridad central, en particular durante el gobierno de Rosas, les otorgaba un poder
significativo para mantener el orden y aplicar medidas en áreas que iban más allá del

19
Olaza Pallero, “Un aspecto del sistema judicial rosista…”pp 10-13.

12
ámbito judicial.
Este panorama revela la complejidad de las funciones de estos jueces, su interacción
con el gobierno central y local, y cómo su labor influyó en múltiples aspectos de la vida
cotidiana y el mantenimiento del orden en la región.
Los jueces de paz de la campaña estaban inmersos en una serie de situaciones
complejas. Parecían estar constantemente en el centro de conflictos, desde el robo de
ganado hasta desafíos con autoridades superiores. Rosas, como gobernador, intervenían
activamente en casos en los que consideraba que los jueces no estaban actuando
correctamente, mostrando sufirmeza para mantener el orden y la justicia en la región.
Los actos criminales, los excesos en el castigo, e incluso la corrupción de algunos
jueces, planteaban desafíos constantes en el cumplimiento de la ley yel mantenimiento de
la paz en la campaña. Estos relatos reflejan una imagen detallada y a menudo turbulento
de cómo operaba la justicia y el gobierno local en esa época.
Estos registros muestran la amplitud de responsabilidades de los jueces de paz de la
época, no solo se encargaban de aspectos legales y judiciales, sino que también eran
comunicadores clave entre la población y las autoridades gubernamentales.
Transmitían información sobre eventos significativos, celebraciones patrióticas e incluso
detalles sobre la conductasocial, como la asistencia escolar o el uso de símbolos políticos.
Este rol multifacético refleja su importancia como figuras de autoridad y enlaces
cruciales entre la comunidad, las estructuras gubernamentales y políticas.20

20
Olaza Pallero, “Un aspecto del sistema judicial rosista…”pp 9-13.

13
V. CONCLUSION.
La evolución de las políticas de tierras públicas entre 1830 y 1860 en Buenos Aires
delineó un período de cambios fundamentales en la historia territorial argentina. La
concesión y transferencia de tierras, inicialmente utilizadas como medio de recompensa
y consolidación del poder, generaronuna estructura de tenencia de tierras que reflejaba
tanto alianzas políticas como disputas por recursos. La transición hacia nuevas
prácticas tras el declive de Rosas señaló un cambio en la relación entre el Estado y la
propiedad de la tierra, estableciendo bases para el desarrollo económico y la
configuración social de la región en el futuro.

En cuanto a las donaciones y premios de tierras durante el gobierno de Rosas, se


ve que hubo una intensa transferencia de tierras públicas a manos privadas. Desde la
década de 1830, las donaciones de tierras se convirtieron en una práctica común,
otorgadas por acciones militares, fidelidad política y otros motivos. Sin embargo,
después de la caída de Rosas en 1852, se revisaron estas donaciones y se
implementaron políticas que afectaron los premios otorgados durante su gobierno, así
como a los ocupantes que no tenían títulos legales. Hubo opiniones divididas entre los
historiadores sobre si estas políticas eran un derroche o tenían motivaciones
económicas y financieras.

En cuanto a las confiscaciones y embargos de propiedad inmueble, hubo medidas


extremas tomadas por Rosas debido a la difícil situación interna y externa que
enfrentaba la nación. Aunque en 1835 se declaró abolida la pena de confiscación, se
empleó el instituto del embargo contra aquellos considerados enemigos de la
Confederación.

Los jueces de paz de la campaña en la provincia de Buenos Aires jugaron un papel


multifacético en la administración de justicia y en la vida diaria de la región. Su papel se
extendió más allá de la administración de justicia, convirtiéndose en figuras clave para
mantener el orden y la estabilidad en sus áreas respectivas.

La preocupación por el territorio fue una constante, especialmente durante la


separación temporal de la provincia de Buenos Aires del resto del país después de la
batalla de Caseros en 1852. La firma de la Constitución Nacional en 1853 estableció un
Estado federal, aunque inicialmente, solo 13 provincias firmaron la constitución,
mientras que Buenos Aires y la actual Ciudad Autónoma de Buenos Aires formaban un
estado independiente llamado el Estado de Buenos Aires.

Estos eventos y políticas revelan la complejidad y la turbulencia política, económica


y territorial que caracterizaron a la provincia de Buenos Aires durante ese período

14
VI. BILIOGRAFIA

 Barcos, María Fernanda y Lanteri, Sol, “Tierras públicas y construcción del


Estado en Buenos Aires durante el siglo XIX. Las donaciones ejidales y
condicionadas en una visión comparada”, en Boletín del Instituto de Historia
Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani” n° 38, Buenos Aires, 2013.

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