Está en la página 1de 8

En cuanto a la diversidad, esta se construye y se constituye entre la interacción de las identidades

individuales e identidades colectivas. Lo anterior se puede entender a partir de la teoría cognitivo social,
en específico con el Modelo de Bandura o Modelo de la reciprocidad tríadica, pues establece que existen
interacciones reciprocas entre “la conducta [de cada persona], los factores personales, que incluyen
eventos cognitivos, afectivos y biológicos, y… factores medioambientales” (Tejada, 2005, pg.120). Dicha
interacción constante y dinámica promueve el desarrollo identitario de las personas en lo individual y
colectivo, así como el aprendizaje, lo cual permite que cada persona sea única, es decir que las
características de cada persona se constituyen a partir de dicha interacción y que a su vez suma a la
construcción de identidades colectivas en los distintos espacios en los que se desarrolla la persona.

Por ende, la diversidad es multifactorial e inherente a las personas y las sociedades, por lo que es necesario
que conozcas que existen mecanismos, instituciones y leyes que garantizan el goce de los derechos en un
entorno donde la heterogeneidad es lo homogéneo.

Para iniciar, reflexiona sobre el siguiente fragmento que presenta Besalú (2002, p. 9), citando a Eduardo
Galeano, en su libro Curso Básico de Racismo:

Nunca han faltado pensadores capaces de elevar a categoría científica los prejuicios de la clase dominante.

En 1994, el libro The Bell Curve proclamaba sin pelos en la lengua lo que muchos piensan pero no se
atreven a decir, o dicen en voz baja: los negros y los pobres tienen un coeficiente intelectual
inevitablemente menor que los blancos y los ricos, por herencia genética […] Los pobres y sobre todo los
pobres de piel negra, son burros, y no son burros porque sean pobres, sino que son pobres porque son
burros.

Hemos sido amaestrados para no vernos. El racismo mutilador, impide que la condición humana
resplandezca plenamente con todos sus colores.

Los latinoamericanos de mi generación hemos sido educados por Hollywood. Los indios eran unos tipos
con cara de amargados, emplumados y pintados, mareados de tanto dar vueltas alrededor de las
diligencias. Del África sólo supimos lo que nos enseñó el profesor Tarzán, inventado por un novelista que
nunca estuvo allí.

Las culturas de origen europeo no son culturas, sino ignorancias, a lo sumo útiles para comprobar la
impotencia de las razas inferiores, para atraer turistas y para dar la nota típica en las fiestas de fin de curso
y en las fechas patrias. En la realidad, sin embargo, la raíz indígena o la raíz africana, y en algunos países
las dos a la vez, florecen con tanta fuerza como la raíz europea en los jardines de la cultura mestiza. A la
vista están sus frutos prodigiosos, en las artes de alto prestigio y también en las artes que el desprecio
llama artesanías, en las culturas reducidas a folklore y en las religiones descalificadas como supersticiones.
(1998, pp. 54-59)

Es duro lo expuesto por Galeano, pero es necesario que identifiques y revises la serie de paradigmas sobre
los cuales se ha construido el sistema educativo en nuestro país y que representan barreras a superar para
lograr una educación caracterizada por considerar la máxima aristotélica de tratar desigual a los
desiguales.

En cuanto a la diversidad, esta se construye y se constituye entre la interacción de las identidades


individuales e identidades colectivas. Lo anterior se puede entender a partir de la teoría cognitivo social,
en específico con el Modelo de Bandura o Modelo de la reciprocidad tríadica, pues establece que existen
interacciones reciprocas entre “la conducta [de cada persona], los factores personales, que incluyen
eventos cognitivos, afectivos y biológicos, y… factores medioambientales” (Tejada, 2005, pg.120). Dicha
interacción constante y dinámica promueve el desarrollo identitario de las personas en lo individual y
colectivo, así como el aprendizaje, lo cual permite que cada persona sea única, es decir que las
características de cada persona se constituyen a partir de dicha interacción y que a su vez suma a la
construcción de identidades colectivas en los distintos espacios en los que se desarrolla la persona.

Por ende, la diversidad es multifactorial e inherente a las personas y las sociedades, por lo que es necesario
que conozcas que existen mecanismos, instituciones y leyes que garantizan el goce de los derechos en un
entorno donde la heterogeneidad es lo homogéneo.

Es decir, habrá que considerar que cada persona tiene un rol en cuanto al desarrollo de una sociedad
abierta a la diversidad y donde la diferencia debe ser considerada como un valor social que enriquece y no
segmenta, considerando que todas las personas sin importar su condición deben ser acreedoras a los
mismos derechos.

Cuando nos referimos a los conceptos de igualdad y no discriminación, es importante conocer que éstos
son los elementos principales en la legislación internacional sobre derechos humanos; sin embargo, no
existe un consenso entre las naciones sobre cómo definirlos, es por ello que en este curso se hará uso de
la definición de discriminación contenida en el Artículo 1 de la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la
Discriminación (LFPED):

Para los efectos de esta ley se entenderá por discriminación toda distinción, exclusión, restricción o
preferencia que, por acción u omisión, con intención o sin ella, no sea objetiva, racional ni proporcional y
tenga por objeto o resultado obstaculizar, restringir, impedir, menoscabar o anular el reconocimiento,
goce o ejercicio de los derechos humanos y libertades cuando se base en uno o más de los siguientes
motivos: el origen étnico o nacional, el color de piel, la cultura, el sexo, el género, la edad, las
discapacidades, la condición social, económica, de salud o jurídica, la religión, la apariencia física, las
características genéticas, la situación migratoria, el embarazo, la lengua, las opiniones, las preferencias
sexuales, la identidad o la filiación política, el estado civil, la situación familiar, las responsabilidades
familiares, el idioma o cualquier otro motivo. (2014, p.1)

En nuestro país, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM), que es el máximo
mandato a nivel federal, menciona en el Artículo 1, que los derechos humanos establecidos en ella, así
como los que se establecen en los tratados internacionales que nuestra nación ha suscrito, serán gozados
por todas las personas. Además, indica con claridad que estos no pueden restringirse ni suspenderse, salvo
en los casos y en las condiciones que la misma Constitución establece; más aun, el párrafo quinto del
mismo artículo establece el derecho a la no discriminación de manera contundente al expresar:

Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las
discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias
sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular
o menoscabar los derechos y libertades de las personas. (2015, p. 2)

En el contexto mundial recordarás que se mencionó que no existe una definición genérica o consensada
sobre la discriminación; sin embargo, de la revisión de diversas fuentes de derecho internacional, se puede
concluir que coinciden con nuestra definición nacional en que para que exista discriminación debe haber
distinción, exclusión, restricción, preferencia o trato diferenciado, y que ello esté basado en un motivo
prohibido de discriminación —los motivos prohibidos se enuncian en el artículo 1, fracción III de la
LFPED―, y además el objeto del acto discriminatorio debe tener como consecuencia/efecto producir la
anulación o menoscabo de un derecho en condiciones de igualdad.

Para abundar este tema, es recomendable que visites las secciones finales de esta unidad donde
encontrarás un enlace al sitio del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), ahí puedes
consultar y descargar los tratados internacionales en materia de derechos humanos que nuestro país ha
suscrito, así como los documentos descargables en PDF con la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la
Discriminación y la Carta Magna.

Ahora bien, la igualdad, como componente esencial de la no discriminación, se refiere a la no distinción o


exclusión no objetiva de las personas o grupos en el trato que, como servidores y servidoras públicas se
brinda día con día. Pero, a todo ello, ¿es posible dar un trato igual a todas las personas? La respuesta es sí,
y para que ello ocurra debes saber identificar las diferencias particulares entre las personas y los grupos
sociales, con la finalidad de realizar los ajustes razonables necesarios para brindar un servicio en igualdad
de condiciones.

Por ejemplo, en el ámbito educativo, algunas instituciones han adecuado su infraestructura física y
tecnológica para que las personas con discapacidad motriz o discapacidad visual, puedan asistir y aprender
en igualdad de condiciones que las personas que no pertenecen a algún grupo en situación de
vulnerabilidad. Tales medidas son, entre otras, las rampas de acceso a sillas de ruedas, los materiales
educativos en sistema braille, los sanitarios con adaptaciones especiales, etcétera.

Por lo tanto, se puede afirmar que el derecho a la igualdad y a la no discriminación protege la dignidad
misma del ser humano y permite la integración social, para favorecer el libre y pleno ejercicio de los demás
derechos humanos.

1.2 Exclusión, segregación, integración e inclusión en el entorno educativo

El uso de términos como segregación, integración, exclusión e inclusión en la vida cotidiana, es motivo de
confusión para algunas personas, debido a la falta o distorsión de la información que encontramos en
diversos medios masivos de comunicación. Por ello se hace indispensable explicar de forma sencilla, cada
uno de estos conceptos y así integrarlos a nuestro hacer diario, además de erradicar prácticas
discriminatorias en nuestra sociedad.

El esquema anterior ilustra la evolución de la atención a la diversidad en el contexto educativo. Este


proceso ha sido marcado de forma muy notoria, en la atención de alumnos y alumnas con discapacidad, a
quienes históricamente se les ha negado su legítimo derecho a la educación por medio de prácticas
inimaginables.

Un ejemplo de este tipo de prácticas, que hasta la fecha siguen ocurriendo, es cuando padres, madres o
familiares esconden a los niños o niñas con discapacidad en sus casas para que nadie se dé cuenta de su
condición.

Quizá uno de los primeros antecedentes que encontramos es la exclusión de las personas con discapacidad
de las escuelas y de todo el contexto social, ya que se les consideraba como un peligro para la sociedad y
para sí mismos. En ocasiones, se llegó a pensar que estaban poseídos por algún espíritu maligno. Además,
se les estigmatizaba y no se les consideraba sujetos de derechos, por lo tanto, no podían formar parte del
contexto educativo y social. La falta de información veraz llegaba a tal punto que incluso en algunas
civilizaciones el infanticidio era permitido por causas de tipo biológico. Al respecto, el sitio web de
Humanium (infanticidio, 2015) señala que:

[…] en algunas comunidades de Benin (África) se mata a los niños que nacen con una discapacidad, ya que
se le atribuyen efectos mágicos negativos o hechizos malignos a su nacimiento. Las mismas creencias son
aplicables en nacimientos de gemelos o niños albinos. En el caso de los gemelos, a veces se mata al
segundo o se entrega a otra familia (por ejemplo entre los Quijo de Ecuador).

Los anteriores son sólo algunos ejemplos de actos irracionales que atentan contra la vida, además de los
derechos humanos y legales de las personas víctimas de dichos actos y que de ninguna forma, justifican
tales acciones. A partir la investigación científica se generan algunos cambios que aunque no son
suficientes, son un primer paso para replantear el trato hacia las personas con discapacidad.

Con el avance de la medicina, la psicología y el auge de la psicometría a las personas con discapacidad se
les consideró enfermos; fuera de la normalidad, se hacía énfasis en el déficit, es decir, en todo aquello que
a las personas “les falta”. Con esta visión, surgen las escuelas de educación especial en las que los niños y
niñas con discapacidad asistían con el objetivo de curar, corregir y remediar dichas deficiencias; la atención
a las personas con discapacidad se dio de manera segregada, es decir, fuera del contexto educativo regular,
fundamentándose en los principios de la medicina, la psicología y la biología.

A mediados del siglo XX se gestaron cambios importantes en la concepción de las personas con
discapacidad, lo que dio lugar a la integración educativa. Un parteaguas importante fue la presentación
del informe Warnock en 1974, basado en la premisa de que los objetivos educativos deben ser los mismos
para todos los niños y niñas, y deben ser educados en el mismo contexto educativo.Marchesi (s.a, p.29)
explica que el término de “necesidades educativas especiales” surge en los años 70´s, el cual busca
referirse a aquellas alumnos y alumnas que pueden manifestar problemas de aprendizaje a lo largo de su
escolarización, tomando en cuenta que;

“las dificultades de aprendizaje no son responsabilidad exclusiva del alumno, sino que dependen en gran
medida de la capacidad del centro educativo y de sus profesores de adaptar la enseñanza a las necesidades
de estos alumnos y de ofrecer, de esta forma, una respuesta satisfactoria”. (Marchesi, s.a, p. 30)

Se requiere el abastecimiento de recursos educativos (profesionales especializados, materiales


curriculares adaptados, readaptación arquitectónica, sistemas de comunicación complementarios) para
atender las demandas específicas educativas de los y las alumnas para reducir las barreras.

De esta concepción se derivan las llamadas “aulas de apoyo”, que fueron específicas para alumnos y
alumnas con discapacidad o necesidades educativas diversas dentro de las escuelas regulares, en donde
se desarrollaban programas individuales y recursos educativos diversos; se dice que la integración
educativa es una combinación de educación especial y educación regular.

A finales del siglo XX, con la Declaración de Salamanca en 1994, surgió la perspectiva de la educación
inclusiva, que se basa en una pedagogía diferenciada en la que se reconoce a cada alumno y alumna de
manera individual, con características, personalidad, y ritmos de aprendizaje que le son propios. Además,
toca puntos relevantes, como la atención a la diversidad del alumnado y la necesidad de crear aulas
diversificadas en las que el cuerpo docente proporcione a la totalidad del alumnado estrategias basadas
en sus características. Otro aspecto que se busca fortalecer es el de reforzar, entre alumnos y alumnas,
valores tales como la ayuda, cooperación, compañerismo y respeto a la diversidad. Todo ello a partir de la
implementación de estrategias y recursos inclusivos permanentes en el ámbito escolar.

Es indudable que el camino por recorrer es aún largo, no obstante, cada persona que vive en sociedad
debe ser empática con las características de quienes le rodean. Para ello, en el siguiente tema
abundaremos acerca de lo que implica la inclusión y cómo actuar para contribuir a un ambiente en el que
cada miembro de la comunidad educativa, se sienta parte de ella.

1.3 Grupos sujetos a la exclusión en la educación

Existen algunos grupos en los cuales se ve marcada de manera recurrente la exclusión del ámbito
educativo: las personas con discapacidad, las personas indígenas, las personas sin registro de identidad,
las personas migrantes y migrantes indocumentadas y, finalmente, las niñas y mujeres.

Personas con discapacidad. Para abordar este tema, es importante que conozcas la definición de
discapacidad de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS):

La discapacidad está definida como el resultado de una compleja relación entre la condición de salud de
una persona, factores personales y factores externos que representan las circunstancias en las que vive
esta persona. A causa de esta relación, los distintos ambientes pueden tener efectos distintos en un
individuo con una condición de salud. Un entorno con barreras, o sin facilitadores, restringirá el
desempeño / realización de un individuo; mientras que otros entornos que sean más facilitadores pueden
incrementarlo. (2001, p. 27)

Es preciso que reflexiones si la discapacidad es inherente a la persona o al entorno; en otras palabras, se


nace con discapacidad para desarrollarse en sociedad o es la misma sociedad la que construye barreras,
de manera consciente o inconsciente, que impiden el acceso en igualdad de condiciones al ejercicio de los
derechos.

Ahora imagina a una persona que se desplaza en silla de ruedas y asiste a una escuela secundaria diseñada
de manera incluyente, es decir que cuenta con las adaptaciones suficientes y adecuadas para acceder a
todas las instalaciones; tiene programas de estudio con estrategias didácticas que permiten que esta
persona logre adquirir los conocimientos programados; cuenta con personal docente capacitado y sensible
a su situación; incorpora de manera transversal el estudio y ejercicio de valores humanos universales,
etcétera. Es evidente que esta persona no está limitada por su entorno para ejercer su derecho a la
educación. Ahora piensa en la misma persona, pero esta vez trata de imaginarla en una secundaria en
donde no cuentan con todos los medios necesarios para que pueda valerse por sí misma. Complicado,
¿cierto?

Por lo tanto, como afirman Momm y Geiecker (s.f.), la discapacidad es un término relativo y heterogéneo.
Relativo porque hace referencia al entorno, es decir, el medio físico y los paradigmas dominantes en las
personas con las que se rodea, los cuales pueden constituir o no barreras para el pleno goce de derechos
e igualdad de condiciones. Heterogéneo porque su definición varía, en función a si ésta se plantea
tomando como base una disfuncionalidad de la persona, a si se asocia con la presencia de una enfermedad,
o al estado de salud que la origina. Por ejemplo: De acuerdo a la ENADIS 2017, el 31.1% de la población
con discapacidad encuestada, considera que su principal problemática son las calles, instalaciones y
transportes inadecuados (relativo), mientras que el 30% considera la principal problemática a la falta de
oportunidades para encontrar empleo (heterogéneo).

Para apoyarte en este tema te invitamos a revisar la sección Échale un vistazo dónde encontrarás la
recomendación de la película Yo soy Sam, drama que muestra cómo una persona de mediana edad con
discapacidad intelectual debe enfrentar la vida y transformar sus costumbres cuando le llega una hermosa
sorpresa.

Personas indígenas. Para caracterizarlas como grupo en situación de vulnerabilidad en el contexto de la


educación inclusiva, es necesario hacer una distinción entre las personas de comunidades indígenas que
habitan sus comunidades y aquellas que emigran. Respecto a las primeras, es poco común que las escuelas
reciban a personas de otros pueblos indígenas, debido a diferentes factores, pero según nos señala el
Conapred (2013, p. 54), principalmente por el aislamiento geográfico donde residen. Sin embargo, las
escuelas donde habitan estas personas también enfrentan el desafío de adaptarse para dar respuesta a la
necesidad de ser inclusivas.

Respecto a las y los indígenas que migran, el fenómeno se vuelve más complejo, dado que deben adaptarse
a un contexto cultural totalmente nuevo y diferente al que están acostumbrados, este fenómeno de
migración se da principalmente por la búsqueda de mejores oportunidades laborales, lo que se traduce
en que las escuelas deben adaptarse a una diversidad cultural cada vez mayor.

Se considera también una barrera de exclusión, el hecho de que la mayoría de las escuelas tradicionales
no cuentan con suficiente personal docente y en algunos casos ni siquiera se ha previsto la necesidad de
que hablen alguna lengua indígena.

En la secciones finales de la unidad, encontrarás el libro Derechos de los pueblos indígenas y discriminación
étnica o racial del Conapred, donde su autor, Yuri Escalante Betancourt, presenta un recorrido histórico
que permite tener mayor conocimiento y mejores elementos para entender la situación que enfrentan los
grupos históricamente vulnerados, en este caso los pueblos indígenas, buscando promover la cultura de
la inclusión.

Personas sin registro de identidad. A escala mundial, diversas fuentes de derecho internacional, tales como
la Convención Americana de Derechos Humanos, la Declaración Universal de Derechos Humanos, la
Convención sobre los Derechos del Niño y el Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos,
reconocen el derecho humano a la identidad.

En México, el derecho a la identidad fue incorporado a la Carta Magna en junio de 2014; sin embargo,
según datos de la Cámara de Diputados, en 2015, 14 millones de personas carecen de registro de
identidad, situación que las coloca en situación de vulnerabilidad haciendo que su situación, en cuanto al
acceso a derechos sea muy complicada. La misma instancia refiere que Chiapas, Guerrero, Oaxaca,
Veracruz, Puebla y Michoacán son los estados donde se concentra la mayor parte de estas personas.

No otorgar el derecho a la identidad es una de las muestras más grandes de exclusión, porque hace
invisibles a las personas y limita que puedan acceder en igualdad de condiciones al ejercicio de sus
derechos.
Según el documento Registro de nacimiento e infancia, elaborado por el Fondo de las Naciones Unidas
para la Infancia (UNICEF), “Los niños y niñas indígenas y afrodescendientes tienen mayor probabilidad que
cualquier otro grupo de ser excluidos de los servicios de registro a causa de su bajo nivel de educación,
altos niveles de pobreza y barreras lingüísticas y geográficas.” (UNICEF, 2007. p. 4). Es decir que estos
grupos de por sí ya colocados en situación de vulnerabilidad, son doblemente excluidos al establecer como
requisito para acceder al sistema educativo documentos de identidad.

Si requieres más información, puedes consultar las últimas secciones de la unidad, ahí encontrarás un
estudio elaborado por la Secretaría de Gobernación llamado El derecho a la identidad como derecho
humano, donde se analizan las causas y consecuencias de que las personas no cuenten con registro de
identidad.

Personas migrantes y migrantes indocumentadas. El derecho a la educación también está protegido en


nuestro país, al respecto el artículo tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
establece el derecho de todos y todas las personas a la educación, por ende las personas migrantes aun
cuando carezcan de documentos deben gozar de este derecho.

En el contexto internacional, la Declaración Universal de Derecho Humanos, la Convención sobre el


Estatuto de los Refugiados, la Declaración sobre los derechos de los niños, el Marco de Acción de Dakar:
educación para todos, entre otros, coinciden en afirmar que sin importar que la migración de las personas
se dé de manera legal, el Estado al que ingresan las personas debe garantizar que se apliquen las políticas
públicas a que haya lugar para lograr el acceso a la educación.

En el ámbito interno de nuestro país es común la migración de las zonas rurales a los centros urbanos,
debido principalmente a temas económicos y de carencia de infraestructura educativa en los lugares de
origen. Esto representa un reto todavía no superado para el sistema educativo nacional, debido a la
complejidad que representa, por una parte, lograr el crecimiento del número de aulas para estas personas;
y, por otra parte, el proceso de adaptación de la población que llega, así como la asimilación y construcción
de los valores de respeto a la diversidad y tolerancia por parte de las comunidades receptoras. Al respecto,
en la tesis doctoral La educación básica de los niños migrantes y la legislación pertinente “Estudio
contrastado internacional”, presentada por Masako Onoda, se señala:

Para sobrevivir en un ambiente totalmente diferente en el aspecto social y cultural al de su lugar de origen,
los adultos, pero principalmente los niños y niñas, sufren de un diverso proceso de adaptación. Este
proceso puede ser en mayor o menor grado, para ambos diferente en tiempo y afectación interna. Esto
quiere decir que para la infancia puede ser un choque mayor, pero su adaptabilidad puede ser más rápida.
(2007, p. 531)

Mujeres y niñas. Antes de iniciar, se te invita a leer el siguiente cuento de Kipatla:

Tere, de sueños y aspiradoras.

¿Qué te pareció? Aunque no lo creas, existen todavía personas que piensan y actúan como el papá de
Tere.

En nuestro país, sobre todo en los últimos años, ha habido un gran avance respecto a la inclusión de niñas
y mujeres en la educación; sin embargo, todavía existe un gran rezago en el tema, sobre todo en
comunidades indígenas y rurales. Esto se debe a cuestiones ideológicas, las cuales se manifiestan al dar
preferencia a los hombres para asistir a la escuela; cuestiones como el monolingüismo (personas que sólo
hablan una lengua, por lo general distinta el español), la tradición de que las mujeres se dediquen a labores
del hogar y, finalmente, aspectos económicos.

El panorama que enfrentan las mujeres adultas tampoco es alentador, dado que según datos del Inegi de
2005, la proporción de mujeres con analfabetismo, de edades entre los 45-59 años, es de 11.3 por ciento,
en tanto que para los hombres en el mismo rango de edad fue de 7.4 por ciento.

La educación, señala el Conapred en la Ficha temática relacionada con la situación de la mujer en México
(2007), debe:

Repercutir en la transformación de la percepción del papel de la mujer en la familia, la sociedad y el Estado,


modificando también la percepción que las mujeres tienen de sí mismas; además de la necesidad de crear
modelos educativos que incorporen la equidad de género, eliminen los rasgos sexistas y permitan sobre
todo asegurar el desarrollo productivo con equidad y el acceso a un estándar mínimo de calidad educativa
no sólo para las mujeres, sino para todos los sectores sociales. (p. 130)

Para cerrar este bloque acerca de los grupos sujetos a la exclusión en la educación, no debemos olvidar a
los niños y niñas con condiciones de salud adversas, que se encuentran hospitalizados por largos periodos
de tiempo y actualmente hay muy pocos servicios de pedagogía hospitalaria que les permitan continuar
con sus estudios, así como a los niños y niñas que viven con VIH y que en muchas ocasiones también les
es negado el ingreso a las escuelas, debido a la falta de información y a la prevalencia de mitos y prejuicios
respecto a esta enfermedad.

También podría gustarte