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Jorge Martínez-Pinna
Universidad de Málaga
4 Me permito remitir a mi trabajo «La fundación de Roma en los fragmentos históricos griegos»,
Revista de Historiografía, 1, 004, 0-37.
5 Ovid., Met., 15.565 ss.; Val. Max., 5.6.3. Sobre este personaje y su proximidad a Rómulo, R.
MARks, «of Kings, Crowns, and Boundary Stones: Cipus and the hasta Romuli in Metamorphoses
15», TAPhA, 134, 004, 107-131; también, G.k. GALInsky, «the Cipus Episode in ovid’s Meta-
morphoses (15.565-61)», TAPhA, 98, 1967, 181-191.
6 Liv., ... Una impresión similar se observa en Cicerón, para quien la constitución mixta,
considerada el sistema político más perfecto, fue gradualmente desarrollada en Roma durante
la monarquía gracias a la contribuciòn de diversos reyes, en una visión un tanto idealizada del
período real: cf. M. FOx, Roman Historical Myths, oxford, 1996, p. 19. Como «un inmense récit
de fondation» define J. POUCET el relato tradicional sobre el período monárquico de Roma: «La
fonction fondatrice dans la tradition sur les rois de Rome», en L’invention des grands hommes de
la Rome antique, Paris, 001, p. 195.
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7 Liv., 8.34.3
8 Sobre el particular, J. MARTínEz-PInnA, «El agua y el fuego en los héroes latinos», en L’eau et le
feu dans les religions antiques, Paris, 004, pp. 178 ss.
9 Liv., 3.58..
0 Liv., 5.49.7.
G.B. MILEs, Livy. Reconstructing Early Rome, Ithaca, 995, pp. 0 ss. Interesantes observaciones
sobre la utilización de la figura de Rómulo en la crisis de la República pueden verse en C.J. CLAs-
sEn, «Romulus in der römischen Republik», Philologus, 106, 196, 174-04.
O fortunatam natam me consule Romam, citado por Iuv., 0., y Quint., Inst., 11.1.4. En otro
lugar, el mismo Cicerón (Flac., 0) reclamaba como dies natalis de Roma las nonas de diciembre
del año 6 a.C., cuando el cónsul descubrió en el senado la conspiración de Catilina.
Plut., Cic., .5. En sentido irónico, el pseudo-salustio (Invect. in Cic., 7) le saluda con la expresión
Romule Arpinas.
14 Véase T.P. WIsEMAn, «Legendary genealogies in Late-Republican Rome», G&R, 1, 1974, 153-
164 (= Roman Studies. Literary and Historical, Liverpool, 1987, 07-18).
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5 TH. kövEs-zULAUF, «die Herrschaftsdauer der römischen Könige», AAntHung, 30, 198/84, 191-
0.
6 TH. kövEs-zULAUF, «die Herrschaftsdauer der römischen Könige», pp. 197 s. En este sentido,
G.B. MILEs, Livy. Reconstructing Early Rome, p. , destaca el paralelo que en el discurso de
Canuleyo, Livio establece entre numa y Servio (Liv., 4.4.).
17 La bibliografía sobre Rómulo es inmensa, por lo que tan sólo se indican las últimas monografías,
donde se encontrarán amplias referencias: A. MAsTROCInQUE, Romolo (la fondazione di Roma tra
storia e leggenda), Este, 1995; A. FRAsCHETTI, Romolo il fondatore, Roma, 00; A. CARAndInI
- R. CAPELLI (eds.), Roma. Romolo, Remo e la fondazione della città, Milano, 000. En cuanto a
las fuentes, asimismo muy abundantes, pueden verse en A. ROsEnBERG, «Romulus», RE, ia, 1914,
col. 1080 ss.
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18 sobre estos personajes, con referencia a las fuentes y amplia bibliografía, pueden verse G.
CAPdEvILLE, Volcanus. Recherches comparatistes sur les origines du culte de Vulcain, Roma,
1995 bpp. 3 ss.; J. MARTínEz-PInnA, «Rómulo y los héroes latinos», en Héroes y antihéroes en la
Antigüedad clásica, Madrid, 1997, 95-136. Sobre el caso particular de Rómulo en cuanto héroe,
A. MEURAnT, «Romulus, jumeau et roi. aux fondaments du modéle heroïque», RBPhH, 78, 000,
61-88; IdEM, «d’albe-la-Longue au pomerium: Romulus et Rémus sur la route», Latomus, 6,
003, 517-54.
9 dion., 1.77.1; la versión de amulio aparece ya en Licinio Macer, fr. 1 Ch (= OGR, 9.5).
0 dion., .48.1-4; G. CAPdEvILLE, «Modio Fabidio. una versione sabina della leggenda del primo
re», en Identità e civiltà dei Sabini, Firenze, 1996, 49-85.
sobre este personaje, H.d. JOCELyn, «Ennius and impregnation of ilia», AFLPer, 7, 1989/90, 19-
46; A. LóPEz FOnsECA, «ilia / Rea Silvia. La leyenda de la madre del fundador de Roma», EstClás,
33, 1991, 43-54; J. MARTínEz-PInnA, «Rómulo y los héroes latinos», pp. 100 ss.; A. MEURAnT,
«Mère charnelle et mères de substitution à la naissance de Rome», en Naissane et petite enfance
dans l’Antiquité, Fribourg - göttingen, 004, pp. 38 ss.
sobre Rhome, J. MARTínEz-PInnA, «Rhome: el elemento femenino en la fundación de troya»,
Aevum, 71, 1997, 79-103. acerca de la relación Rhome-ilia, pueden verse A. ROsEnBERG, «Rea
Silvia», RE, ia, 1914, col. 341 s.; A. ALFöLdI, Die trojanische Urahnen der Römer, Basel, 1957,
pp. 1 s.; R.G. BAsTO, The Roman Foundation Legend and the Fragments of the Greek Historians,
ann arbor, 1980, pp. 01 ss.
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6 según C. TRIEBER, «die Romulussage», RhM, 43, 1888, 569-58, «die sophokleische tyro der
Romulussage des Fabius zu grunde liegt» (p. 576), sirviendo diocles de Pepareto como interme-
diario entre Sófocles y Fabio Píctor.. también a la misma tragedia de Sófocles remitía W. sOLTAU,
«die Entstehung der Romuluslegende», ARw, , 909, 05-5. En contra k. vOn HOLzInGER,
«diokles von Peparethos als Quelle des Fabius Pictor», WSt, 34, 191, pp. 194 ss.
7 G. BIndER, Die Aussetzung des Königskindes Kyros und Romulus, Meisenheim, 1964 (pp. 78 ss.
en relación a Rómulo y Remo).
8 Liv., 1.4.7; dion., 1.84.4; Plut., Rom., 4.4; Serv., Aen., 1.73; OGR, . (éste invoca como fuente
a Valerio antias); Lact., Inst., 1.0.; Hier., Chron., 85 Helm.
9 Verrio, en Fast. Praen. ad 3 dec.; Plut., Rom., 5; QRom., 35; Macr., Sat., 1.10.1-17; tert., Nat.,
.10; Lact., Inst., 1.10.4-5; aug., Civ. Dei, 6.7. Véase TH. MOMMsEn, «die echte und die falsche
acca Larentia», en Römische Forschungen, Berlin, 1879, vol. ii, 1- , quien defiende que la
versión racionalista que identifica a acca con la loba/prostituta partiría de la analística del siglo i
a.C., probablemente Valerio antias a partir de gell., Noct. Att., 7.7.5-6 (pp. 14 s.).
0 A. MAsTROCInQUE, Romolo, pp. 17 s.; A. FRAsCHETTI, Romolo il fondatore, p. .
Véanse C. AMPOLO, en Plutarco. Le vite di Teseo e di Romolo, p. 84; A. MEURAnT, «d’albe-la-
Longue au pomerium», pp. 534 s..
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A. ALFöLdI, Die Struktur des voretruskischen Römerstaates, Heidelberg, 1974, pp. 114 ss.; G.
BIndER, Die Aussetzung des Königskindes Kyros und Romulus, pp. 89 s.; d. BRIQUEL, «Les enfances
de Romulus et Rémus», en Hommages R. Schilling, Paris, 1983, p. 60; J.n. BREMMER, en Roman
Myth and Mythographye, pp. 38 ss.; A. MAsTROCInQUE, Romolo, p. 144.
iust., 3.1.7-10. Véanse A. nAPOLI, «i rapporti fra Bruzzi e Lucani», SMSR, 37, 1966, 61-83; M.
CRIsTOFAnI, «Società e istituzioni nell’italia preromana», en Popoli e civiltà dell’Italia antica,
Roma, 1978, vol. Vii, pp. 89 s.
34 sobre esta cuestión, puede verse G. CAPdEvILLE, «jeux athlétiques et rituels de fondation», en
Spectacles sportifs et scéniques dans le monde étrusco-italique, Roma, 1993, 141-187.
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5 dion., 1.79.11 (quien sin embargo recuerda a continuación la cabaña de Rómulo sobre el Palatino).
Véase J.-C. RICHARd, «Variations sur le thème de la fondation de Rome», en Condere Vrbem,
Luxembourg, 1991, p. 138.
6 sobre una historia de la cuestión, puede verse una clara síntesis en T.P. WIsEMAn, Remus, pp.
89 ss. (en pp. 103 ss, Wiseman expone su propia opinión). Pueden añadirse A. MEURAnT, L’idée
de gémellité dans la légende des origines de Rome, Bruxelles, 000; A. FRAsCHETTI, Romolo il
fondatore, pp. ss. J.n. BREMMER, en Roman Myth and Mythography, pp. 38 ss.
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principal37. Pero esto no quiere decir, según creo, que Remo hubiese
desempeñado un papel de importancia en la propia fundación de Roma,
luego oculto por el desarrollo de la vulgata. Tal primacía de Remo co-
rresponde a la fase previa, prefundacional, y su caída es consecuencia
de una manipulación que tiene como fin privilegiar a Rómulo desde un
punto de vista exclusivamente romano, esto es que de manera consciente
Rómulo fue el elegido y Remo el desechado, según la feliz expresión de
R. schilling38. Tal preferencia a la hora de elegir un fundador sólo puede
explicarse por razones eponímicas, ya que del nombre de Remo no se
deriva el de Roma, mientras que el de Rómulo se adapta sin dificultad.
Es evidente que el fundador sólo puede ser uno, ya que se identi-
fica al primer rey. Pudiera suceder que la versión primitiva contemplase
una realeza doble originaria, y así aparece en primer lugar en Casio
Hémina y luego en autores tardíos, pero da la impresión de que estamos
ante desarrollos más recientes, quizá para ocultar o atenuar la vergüenza
del fratricidio9. no cabe duda que fue Rómulo el beneficiado desde
las primeras fases de la leyenda, por lo que Remo carece de un papel
protagonista y por tanto constituye un estorbo. La muerte de Remo debe
situarse en la tradición relativa a la fundación, no en la previa. La persona
del homicida varía según las versiones, pero es probable que en ya en un
primer momento fuese el propio Rómulo, luego sustituido por uno de sus
seguidores, que acabó siendo identificado con Celer, para lavar la imagen
del fundador40. La razón que llevó a Rómulo a dar muerte a su hermano
no está clara. Resulta difícil admitir un sacrificio humano de fundación41,
37 P. kRETsCHMER, «Remus und Romulus», Glotta, 1, 1909, 88-303; J. PUHvEL, «Remus et frater»,
HR, 15, 1975, 146-157 (= Analecta Indoeuropaea, innsbruck, 1981, 300-311); d. BRIQUEL, «Les
enfances de Romulus et Rémus», pp. 60 s.; J.-C. RICHARd, «Variations sur le thème de la fondation
de Rome», pp. 135 ss.
38 R. sCHILLInG, «Romulus l’élu et Rémus le réprouvé», REL, 38, 1961, 18-199 (= Rites, cultes,
dieux de Rome, Paris, 1979, 103-10). Véase asimismo d. BRIQUEL, «trois études sur Romulus»,
en Recherches sur les religions de l’antiquité classique, Paris-genève, 1980, pp. 67 ss.
9 Casio Hémina, fr. 11 P = fr. 14 Ch (= diom., i.384 K). Cf. J.-C. RICHARd, «Variations sur le thème
de la fondation de Rome», pp. 136 ss. Sobre la cuestión de la doble realeza, con amplias perspec-
tivas, P.M. MARTIn, «La tradition de la double royauté dans la Rome des origines», en Origines
gentium, Bordeux, 001, 41-6.
40 Cf. sobre el particular A. MEURAnT, «Quelques observations sur Celer, un autre double maudit
de Romulus», en Hommages C. Deroux, Bruxelles, 003, vol. iV, 484-494, quien se fija en la
historiografía del siglo I a.C.
41 Basándose sobre todo en Prop., 3.9.50 (caeso moenia firma Remo), P. kRETsCHMER, «Remus und
Romulus», pp. 301 s., defiende que la muerte de Remo sólo se puede explicar como un «Bauopfer»,
pero también podría entenderse en un sentido jurídico, esto es que la firmeza de las murallas está
garantizada por el castigo aplicado al primero que transgredió la norma, y todavía con mayor
motivo al tratarse del hermano del fundador.
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por lo que quizá sea más factible inclinarse, con todas las cautelas, por una
interpretación etiológica a propósito de la inviolabilidad del pomerium,
como ya sostenía a. Schwegler4. La condena a muerte de un pariente
próximo, para resaltar la firmeza de los valores y normas tradicionales,
no es infrecuente en el relato de los primeros siglos republicanos. sin
ánimo de exhaustividad, se pueden recordar los casos de Bruto en los
comienzos de la República, de a. Postumio tuberto en la batalla del
algido en el año 431 o de t. Manlio en la guerra latina del 34043. Con
ello no se trata sino de destacar el castigo ejemplar para el transgresor,
aunque sea hermano o hijo de quien debe hacer cumplir la ley.
si se dan por válidas todas estas consideraciones, habría que
admitir entonces que la pareja formada por Rómulo y Remo ya existía
con anterioridad a la formación de la leyenda fundacional de Roma. Los
romanos la tomaron del fondo mitográfico latino y la adaptaron a sus
necesidades. Todo ello vendría a mostrar que el relato fundacional de
Roma es en su forma definitiva una creación muy artificial, en la cual se
mezclan elementos muy dispares. Por un lado, dos héroes de la mitología
latina, de los cuales uno es alzado a la condición de fundador y el otro
eliminado. El fundador utiliza el ritual etrusco, ya que es muy probable
que Roma hubiese sido realmente «fundada» Tusco ritu, como parece
mostrarlo la existencia del mundus y del pomerium y en definitiva la
propia concepción romana de la ciudad. Finalmente, Rómulo se reviste
con la apariencia del oikistes griego, de forma que no sólo lleva a cabo
una fundación física de la ciudad, sino que también le proporciona un
armazón jurídico-político e incluso una base económica a sus primeros
ciudadanos mediante la institución de los bina iugera44.
¿Cuándo se creó la leyenda romana? Una fecha en época arcaica,
o incluso en el siglo V, me parece bastante improbable. Los documentos
conocidos nos conducen hacia el siglo iV. Por un lado, el fragmento del
siciliano Alcimo, que si bien otorga el papel de fundador a Rhomo, como
es normal en los historiadores griegos de la época, sí conoce a Rómulo
4 A. sCHWEGLER, Römische Geschichte, tübingen, 1853, vol. i.1, pp. 437 s. Cf. asimismo J.n.
BREMMER, en Roman Myth and Mythography, p. 6.
43 Liv., .5.5-8; dion., 5.8; Plut., Popl., 6.1-5 (Bruto); Liv., 4.9.5-6; Val. Max., .7.6 Postumio);
Liv., 8.7.13-; Val. Max., .7.6; oros., 3.9. (Manlio).
44 sin embargo, la primera normativa sobre la tierra es atribuida a numa, quien legisló acerca de la
delimitación de las propiedades; dion., .74.-5; Paul. diac., 505 L. acerca de los bina iugera,
puede verse E. GABBA, «Per la tradizione dell’heredium romuleo», RIL, 11, 1978, 50-58 (=
Roma arcaica. Storia e storiografia, 7-34).
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45 Alcimo, FGH 560 F 4 (= Fest., 36 L). no deja de ser significativa la referencia a alba, que en
Alcimo no es la ciudad, sino la hija de Rómulo, hijo a su vez de Eneas y Tirrenia, y madre de Rhomo.
Como se puede observar, alcimo personifica la ciudad de origen de Rómulo y, transformando su sig-
nificado, la mantiene como madre del fundador de Roma. Sobre este fragmento, me permito remitir
a mi trabajo «La fundación de Roma en los fragmentos históricos sicilianos», Kokalos, en prensa.
46 Con diferentes opiniones, R. AdAM - d. BRIQUEL, «Le miroir prénestin de l’antiquario Comunale
de Rome et la légende des jumeaux divins en milieu latin à la fin du iVe siècle av. j.-C.», MEFRA,
94, 198, 33-65; T.P. WIsEMAn, «the She-Wolf Mirror: an interpretation», PBSR, 61, 1993, 1-6;
A. FRAsCHETTI, Romolo il fondatore, pp. 9 ss.
47 Cf. las interesantes observaciones de T.J. CORnELL, «the formation of the historical tradition of
early Rome», en Past Perspectives, Cambridge, 1986, 67-86. incluso es posible que la fijación de
la lista real romana, en su forma canónica, tuviese su primera expresión hacia el año 00, cuando
quizá se elevaron en el Capitolio las estatuas de los reyes (App., Bell. civ., 1.70; Plut., Brut., 1.1;
Cas. dio, 43.45.-4: véanse T. HöLsCHER, «die anfänge der römischen Repräsentationskunst»,
MDAI(R), 85, 1978, 38-331; H. BELLEn, «La monarchia nella coscienza storica dello stato
repubblicano», Athenaeum, 79, 1991, pp. 11 ss.). Por una fecha más reciente parece abogar M.
sEHLMEyER, Stadtrömische Ehrenstatuen der republikanischen Zeit, Stuttgart, 1999, pp. 68 ss.
48 La colocación de un grupo escultórico en el foro de Lavinium representando a la cerda y los treinta
lechones, recordada por Licofrón (Alex., 138 ss.) y más tarde por Varrón (R.r., .4.18), con lo
cual esta ciudad reivindicaba ser una fundación de Eneas, debe ser contemporánea a la primera
escultura conocida de la loba y los gemelos, ordenada erigir ad ficum Ruminalem por los hermanos
Ogulnio en el año 96 a.C. (Liv., 0..).
49 J. MARTínEz-PInnA, La prehistoria mítica de Roma, Madrid, 00, pp. 6 s.
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50 G.B. MILEs, Livy. Reconstructing Early Rome, pp. 88 ss. Cf. asimismo J. HELLEGOUARC’H, «Le
principat de Camille», REL, 48, 1970, 11-13.
5 G.B. MILEs, Livy. Reconstructing Early Rome, pp. 95 s.; J. MARTínEz-PInnA, «urbanismo e ideología
política en la Roma arcaica», en De la aldea al burgo, Málaga, 00, pp. 6 ss.
5 A. CARAndInI - P. CARAFA, Palatium e Sacra via. I (Bollarch, 31-33), Roma, 000; A. CARAndInI,
La nascita di Roma, torino, 1997, esp. 491 ss.; IdEM, «Le mura del Palatino, nuova fonte sulla
storia della Roma arcaica», BollArch, 16-18, 199, 1-18; IdEM, Palatino, Velia e Sacra via. Paesaggi
urbani attraverso il tempo, Roma, 004; P. CARAFA, «La ‘grande Roma dei tarquini’ e la città
romuleo-numana», BCAR, 97, 1996, 7-34; AA.vv., «il progetto della prima Roma. il Palatino e il
santuario di Vesta», en WAC, 1, 004, 61-161.
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5 J. POUCET, Les rois de Rome, Bruxelles, 000, pp. 165 ss.; J. MARTínEz-PInnA, «Reflexiones en
torno a los orígenes de Roma», Orizzonti, , 001, pp. 78 ss.
54 tal atribución aparece ya en Ennio, frs. 10-1 V.
55 serv., Aen., 6.808: unde etiam Numa dictus est ¢pÕ tîn nÒmwn ab inventione et constitutione
legis, nam proprium nomen Pompilius habuit. Por su parte, Plutarco (Quaest. conv., ) lo vincula
al verbo griego némein (distribuir), pero en referencia también a su actividad legislativa: véase A.
dEMERETz, «L’invention étymologique dans le mythe de numa», Euphrosyne, 5, 1997, pp. 55 ss.
56 Cic., Rep., .14.6. Sobre la cuestión, s. TOndO, Leges regiae e paricidas, Firenze, 1973, pp. 19 ss.
57 E. GABBA, «Considerazioni sulla tradizione letteraria sulle origini della Repubblica», pp. 154 ss.
(= Roma arcaica. Storia e storiografia, pp. 9 ss.)
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58 Cf. B. LIOU-GILLE, Une lecture «religieuse» de Tite-Live I, Paris, 1998, pp. 15 ss.
59 dion., .63-73. también se refieren a la cuestión Cic., Rep., .1; Liv., 1.0; Plut., Num., 7-13;
Flor., 1..-3; auct. vir. ill., 3.1.
60 E.M. HOOkER, «the Significance of numa’s Religious Reforms», Numen, 10, 1963, 87-13; L.-R.
MénAGER, «Les collèges sacerdotaux, les tribus et la formation primordiale de Rome», MEFRA, 88,
1976, pp. 456 ss.; J. MARTínEz-PInnA, «La reforma de numa y la formación de Roma», Gerión, ,
1985, 97-14; cf. asimismo las interesantes observaciones de TH. LABEyE, «Les degrés de cohésion
de la tradition construite autour du règne de numa Pompilius», FEC, 5, 003 (http://www.bcs.fltr.
ucl.ac.be/FE/05/labeye.htlm).
6 Liv., .9..
6 Una relación de las leyes de numa puede verse en B. LIOU-GILLE, Une lecture «religieuse» de
Tite-Live I, pp. 18 ss.
6 M. CHAssIGnET, «Héros et anti-héros des origines de Rome à la fin du période royale dans
l’annalistique romaine», en Du héros païen au saint chrétien, Paris, 1997, pp. 41 s.
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64 Pueden verse al respecto, con fuentes y bibliografía, H.B. EvAns, «the «Romulean» gates of the
Palatine», AJA, 84, 1980, 93-96; A. GRAndAzzI, «Lieu d’où vient? Lieu où l’on va? de la porta
Romanula en particulier et des portes de Rome en général», en Mélanges A. Magdelain, Paris,
1998, 175-195, quien defiende una primitiva denominación de Roma para el poblamiento situado
dentro del muro del Palatino.
65 Sobre estos elementos topográficos, s.B. PLATnER, A Topographical Dictionary of Rome, Oxford,
196, pp. 465 s.; P. PEnsABEnE, en Lexicon topographicum Vrbis Romae, Roma, vol. iV, 1999, pp.
39 s. La versión más antigua de la leyenda de Caco le presenta como un príncipe del Palatino que
recibe a Hércules (diod., 4.1.1-), lejos de las connotaciones negativas que recibirá posteriormente
(J. MARTínEz-PInnA, La prehistoria mítica de Roma, pp. 60 s.).
66 Puden verse al respecto G. COLOnnA, «Preistoria e protostoria di Roma e del Lazio», en Popoli
e civiltà dell’Italia antica, Roma, vol. ii, 1974, pp. 314 ss.; C. AMPOLO, «Periodo iVB», en La
formazione della città nel Lazio, DdA, , 1980, pp. 165 ss.; J.CH. MEyER, Pre-Republican Rome,
odense, 1983, pp. 53 ss.
67 Así, A. GRAndAzzI, Les origines de Rome, Paris, 003, pp. 66 ss.
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68 C. AMPOLO, «Le origini di Roma e la ‘Cité antique’», MEFRA, 9, 1980, 567-576; IdEM, «die
endgültige Roms in 7. und 6. jh. V. Chr. Wann entstand die civitas?», en Palast und Hütte, Mainz,
198, 319-34; J. MARTínEz-PInnA, «algunas reflexiones sobre el nacimiento de la ciudad en el
Lacio», en Homenaje S. Montero Díaz, Madrid, 1989, 01-11.
69 Liv., 1.38.6; dion., 3.67.5; Plin., Nat. hist., 36.106-108; Eutr., 1.6; isid., Etym., 15..5. Véase E.
TORTORICI, Argiletum, Roma, 99, pp. ss.
70 Liv., .5.0.
71 Liv., 1.35.10; dion., 3.67.4. Cf. G. CREssEdI, «il Foro Boario e il Velabro», BCAR, 89, 1984, pp.
49 s.
7 Liv., 1.38.7; 55.1; dion., 3.69.1; 4.59.1; Cic., Rep., .0.36; Plin., Nat. hist., 3.70; Plut., Popl.,
14.1; tac., Hist., 3.7; Serv., Aen., 9.446.
73 Plin., Nat. hist., 35.157; Macr., Sat., 3.4.8. Pueden verse al respecto G. COLOnnA, «tarquinio
Prisco e il tempio di giove Capitolino», PdP, 36, 1981, 41-59; J. MARTínEz-PInnA, «Evidenza di
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un tempio di giove Capitolino a Roma all’inizio del Vi sec. a.C.», en Arch. Laz. IV (QuadAEI
5), Roma, 1981, 49-5. Por su parte, T.J. CORnELL, The Beginnings of Rome, London, 995, p.
10, admite la posibilidad de una primera fase del templo a comienzos del siglo Vi, pero negando
toda intervención de tarquinio Prisco.
74 Cf. J. MARTínEz-PInnA, Tarquinio Prisco, Madrid, 1996, pp. 177 ss.
75 sobre el particular, me permito remitir a J. MARTínEz-PInnA, Tarquinio Prisco, pp. 0 ss.
76 En esto, como en otras muchas cosas, las versiones son contradictorias, atribuyéndose esta innova-
ción bien a Rómulo (Liv., 1.8.-3; Lyd., Mag., 1.7; dionisio, .9.1; 3.61.3, menciona esta versión
pero no la admite como válida), a Tulo Hostilio (Cic., Rep., .17.31; Plin., Nat. hist., 9.136; Macr.,
Sat., 1.6.7) o a tarquinio Prisco (dion., 3.61-6; Str., 5.. [C. 0]; Flor., 1.5.6; amp., Lib. mem.,
17; zon., 7.8).
77 de singular importancia resultan al respecto los resultados de las excavaciones dirigidas por P.
ROMAnELLI, «nuove ricerche intorno al monumento del niger Lapis nel Foro Romano», PdP,
36, 1981, 65-70; IdEM, Ricerche intorno ai monumenti del ‘Niger Lapis’ al Foro Romano (MAL
5), Roma, 1984, pp. 9 ss. Véanse asimismo las contribuciones de F. COARELLI, «il Comizio dalle
origini alla fine della Repubblica», PdP, 3, 1977, 166-38; IdEM, Il Foro Romano, Roma, vol. I,
1983, pp. 119 ss.
SoBRE La FundaCión y LoS FundadoRES dE RoMa 181
78 sobre todo F.E. BROWn, «La protostoria della Regia», RPAA, 47, 1974/75, 15-36.
79 A. BARTOLI, «i pozzi dell’area sacra di Vesta», MAL, 45, 1961, 1-144. Recientemente P. CARAFA,
«L’aedes e il vicus di Vesta: i reperti», WAC, 1, 004, 135-143, eleva la fecha del pozo arcaico a
la segunda mitad del siglo Viii, admitiendo la existencia de la ciudad en época «romúlea», pero
los fundamentos de esta interpretación son sumamente endebles.
80 Todavía T.J. CORnELL, The Beginnings of Rome, pp. 18 s., destaca la realidad de tales dobletes
como invención de la analística, minusvalorando así el papel histórico de tarquinio Prisco.
81 d. MUsTI, Tendenze nella storiografia romana e greca su Roma arcaica, p. 5.
18 joRgE MaRtínEz-Pinna
8 Liv., 1.48.9.
83 Cic., Rep., .5.45.En términos similares se expresa dion., 4.79.3.
84 Sobre la imagen tradicional de Servio como «padre» de las instituciones republicanas, G. dE sAnCTIs,
Storia dei Romani, vol. i, Firenze, 1980, p. 378. En cierta medida, tiene razón J. POUCET, «La fonc-
tion fondatrice des rois de Rome», pp. 16 s., al hablar de una «servianización», en le sentido que
servio atrae hacia sí las instituciones republicanas como Rómulo lo hace sobre las fundacionales.
85 R.M. OGILvIE, A Commentary on Lkyvi. 1-5, oxford, 1965, p. 194; R.T. RIdLEy, «the Enigma of
Servius tullius», Klio, 57, 1975, p. 157.
86 Liv., 1.44.3.
87 así, de tulo Hostilio se dice que incluyó el Celio (Liv., 1.30.1; dion., 3.1.5; auct. vir. ill., 4.3),
mientras que Anco Marcio hizo lo propio, según otra versión con el Celio, y también con el
SoBRE La FundaCión y LoS FundadoRES dE RoMa 183
aventino y el janículo, que asimismo fortificó (Cic., Rep., .18.33; Liv., 1.33., 6; dion., 3.43.;
44.1; Str., 5.3.7 [C. 34]; auct. vir. ill., 5.).
88 A. MAGdELAIn, «Le pomerium archaïque et le mundus», REL, 54, 1976, p. 85.
89 sobre el particular, con fuentes y bibliografía, P.M. MARTIn, «Les signes de souveraineté échus
aux rois de la Rome étrusque. traditions et résurgences», en La divination dans le monde étrus-
co-italique. II (Caesarodunum supl. 54), tours, 1986, pp. 16 ss.; J. MARTínEz-PInnA, «Poder y
predestinación en la Roma arcaica», en Pouvoir, divination et prédestination dans le monde antique,
Besançon, 1999, pp. 06 ss.; n. BOëLs-JAnssEn, «Les signes de royauté à Rome à l’époque royale»,
en Pouvoir des hommes, signes des dieux dans le monde antique, Besançon, 00, pp. 44 ss.
90 a partir de los testimonios antiguos, no se ve con claridad si tarquinio Prisco fue o no inaugura-
tus (cf. Fest., 169 L; Lact., Inst., .7.8), pero en cualquier caso sí carecía del augurium, como se
deduce de su enfrentamiento con el augur atto navio. Véase al respecto P. CATALAnO, Contributi
allo studio del diritto augurale. I, torino, 1960, pp. 567 ss.
9 Cic., Leg., 1.1.4; Liv., 1.34.8-9; dion., 3.47.3-4; Sil. ital., 13.818-80; auct. vir. ill., 6.3-4; zon., 7.8.
9 J. GAGé, «tanaquil et les rites étrusques de la ‘Fortune oiseleuse’», en Enquêtes sur les structures
sociales et religieuses de la Rome primitive, Bruxelles, 1977, pp. 16 s.
9 Cic., Div., 1.53.11; Liv., 1.39.1-3; dion., 4..3-4; ovid., Fast., 6.635-636; Plin., Nat. hist., 36.04;
Plut., Fort. Rom., 10; Val. Max., 1.6.1; Flor., 1.6.1; auct. vir. ill., 7.1-; Serv., Aen., .683.
184 joRgE MaRtínEz-Pinna
no es enviada por júpiter, sino por Vulcano, con lo cual Servio pasa a
participar de la esencia de los héroes94.
La «heroicización» de Servio se completa y resalta con aquella
versión, calificada por algunos autores antiguos como fantástica, según
la cual había sido concebido a través del fuego del hogar95. El relato es
muy similar al ya mencionado de Promation relativo al origen de Rómulo
y Remo, con la diferencia que la leyenda de servio se basa en antiguos
motivos de la mitología latina, y la de Promation en la de Servio. Esta
versión no es reciente, aunque tampoco es la más antigua, y en cualquier
caso anterior a la interpretación en sentido popular de la figura y obra de
Servio. nos remite a un ambiente aristocrático, en definitiva a aquella
República patricia que se consideraba hija de la obra del rey, expresada en
la frase con la que Livio cierra el libro I, a propósito de la elección de los
primeros cónsules, ex commentariis Ser. Tulli, y en el famoso fragmento
del poeta Accio, Tullius qui libertatem civibus stabiliverat96. La gloria
de servio, incluida su condición de fundador, es debida a su originaria,
y en mi opinión auténtica, naturaleza aristocratica97.
Intentemos ahora sacar conclusiones. no creo que se pueda dudar
que Roma fue fundada Tusco ritu en un momento determinado de la
edad arcaica, probablemente en torno al año 600. Pero no se trata de una
fundación ex nihilo, al estilo de una colonia, sino que hay que entenderla
en un sentido simbólico y ritual, con el fin de proporcionar a la ciudad
una garantía religiosa y asegurar así una relación normal con el ámbito
divino. En el siglo iV, posiblemente por influencia griega, los romanos
comenzaron a preocuparse por su historia más lejana, pero entonces
94 R. THOMsEn, King Servius Tullius, Copenhagen, 1980, p. 318; C. AMPOLO, «Servio tullio e dumézil»,
Opus, , 1983, p. 397; M. PALLOTTInO, Origini e storia primitiva di Roma, Milano, 99, p. 5.
95 dion., 4..1-3; ovid., Fast., 6.67-68; Plin., Nat. hist., 36.04; Plut., Fort. Rom., 10; arnob., 5.18.
96 Liv., 1.60.4; accio, en Cic., Pro Sest., 58.13. Sobre el significado profundamente aristocrático,
casi en sentido oligárquico, del verso de Accio, pueden verse E. GABBA, «il «Brutus» di accio»,
Dioniso, 43, 1969, 373-383; J.-C. RICHARd, «Recherches sur l’interprétation populaire de la figure
du roi Servius tullius», RPh, 61, 1987, pp. 10 s.; A. FRAsCHETTI, «Servio tullio e la partizione
del corpo civico», Metis, 9/10, 1994/95, p. 131. al igual que sucede con el concepto de libertas
aplicado a la figura de Servio tulio, no falta quien piensa que los commentarii de este mismo
rey son una invención de la analística silana (H. MATTInGLy, «the Property Qualifications of the
Roman Classes», JRS, 7, 1937, p. 106); pero creo que con razón, a. giovannini eleva su fecha
vinculándolos a la tradición augural (A. GIOvAnnInI, «il passaggio dalle istituzioni monarchiche
alle istituzioni repubblicane», en Bilancio critico su Roma arcaica fra monarchia e Repubblica,
Roma, 1993, pp. 84 ss.).
97 G. CAPdEvILLE, «Servius tullius et le mythe du premier roi», en Mythe et politique, Lille, 990, pp.
61 ss., justifica la consideración de Servio como fundador y primer rey recurriendo a una extraña
comparación entre la historia de Mastarna y la leyenda latina común a Rómulo y Caeculo.
SoBRE La FundaCión y LoS FundadoRES dE RoMa 185
domina la idea helénica del fundador, avalada en este caso por diferentes
versiones sobre el origen de Roma que privilegiaban a personajes grie-
gos, fundamentalmente Eneas, a partir de la tradición transmitida por
Helánico de Lesbos, y Rhomos, figura griega inventada para la ocasión
quizá en ámbito greco-occidental. Los romanos recurrieron entonces a
Rómulo, un héroe del partimonio mitográfico latino –probablemente
albano–, conformando una versión muy ecléctica y que tampoco se
ajustaba por completo al modelo helénico, pero que sin embargo cumplía
un fin fundamental: reivindicar la propia identidad frente a la imposición
griega, si bien aceptando un lejano parentesco helénico a través de Eneas,
convertido en antepasado del pueblo latino. Este proceso trajo consigo
una «reinvención» de la propia historia, de forma que los relatos de los
reyes fundadores, Rómulo sobre todo y en menor medida numa, se van
incrementando con elementos que en principio correspondían a otros,
fundamentalmente a tarquinio Prisco. tal comportamiento era necesario
para completar la figura y obra del fundador, atribuyéndole, hasta donde
era posible, todas aquellas innovaciones consideradas esenciales en la
vida pública y por tanto necesariamente originarias. Pero a la vez se
magnifica la figura de Servio tulio, «padre» de la República aristocrática,
concediéndole connotaciones heroicas y por tanto fundacionales.
En definitiva todo lleva a pensar que la idea de la fundación, tal
como aparece expresada en la vulgata, representa en el fondo un con-
cepto ajeno a la mentalidad romana, que lo acepta pero conservando a
la vez criterios propios. Así se explica la impresión, que continuamente
se percibe en el relato de los antiguos, de una fundación permanente de
Roma.