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Descripción:
En el ámbito educativo, las mujeres enfrentan obstáculos que limitan su acceso a una educación
de calidad, perpetuando desigualdades desde las etapas iniciales de la vida. Las oportunidades
laborales también se ven afectadas por disparidades salariales y la presencia limitada de
mujeres en roles de liderazgo, reflejando un sistema que no promueve la equidad de género en
el ámbito profesional.La participación política de las mujeres enfrenta desafíos, con cifras que
muestran una representación femenina significativamente menor en comparación con la de los
hombres. Esta falta de representación contribuye a la formulación de políticas que no reflejan
adecuadamente las necesidades y perspectivas de la mitad de la población.
Además, la violencia de género sigue siendo una preocupación seria, con altas tasas de
violencia doméstica y agresiones sexuales que impactan negativamente la seguridad y el
bienestar de las mujeres colombianas.Esta desigualdad social no solo limita el desarrollo
individual de las mujeres, sino que también tiene ramificaciones más amplias para la sociedad
en su conjunto, al frenar el potencial completo de la mitad de su población. La transformación
de estas dinámicas requerirá un enfoque integral que aborde tanto las barreras estructurales
como las normas culturales arraigadas.
Teoría:
Debemos echar cabeza e intentar rebobinar, de seguro aparecerá algún recuerdo o una historia
contada por las abuelas o nuestras propias madres de una “mujer abnegada” , y si comparamos
estas historias todas tendrán en común a la mujer como protagonista de historias en funciones
tradicionalmente vinculadas con el “cuidado del hogar”, con esto me refiero a la acción de velar
por el bienestar del otro desde las funciones más básicas del cuidado como son: la cura, la
limpieza, cuidado de ropa, preparación de comida; funciones que implican esfuerzo, dedicación
y como cualquier cosa que se quiere hacer bien en la vida, requiere de tiempo... mucho tiempo.
Este rol se convirtió en un factor determinante para construir sociedad y fue este papel de
“cuidadora” impuesto por las sociedades patriarcales sin remuneración, el que hizo que
inexorablemente la mujer se aparatara de generación en generación cada día un poco más de
ámbitos profesionales, económicos y políticos, ya que todo su tiempo se invertía en el cuidado
de otros humanos y el “cuidado” de su imagen para la sociedad.
La historia nos relata lo difícil que ha sido alzar la voz y lograr tener voz y voto sin
morir, podemos referencias algunos episodios históricos en donde la mujer por solo hecho de
ser mujer ha tenido que sufrir consecuencias inauditas como el fenómeno político cultural de
la edad media llamado “La Caza de Brujas” el cual dejo cifras de millones de mujeres que
fueron llevadas a la hoguera después de un consenso sumamente desigualitario y machista. en
donde poseer conocimiento era clasificado como brujería diabólica. Podemos ahora avanzar
varios siglos y pensar en una fecha más reciente y hasta famosa, conocida y proclamada: el “8
de marzo” pero del año 1908, día que marcó la historia del trabajo y la lucha sindical en el
mundo entero, donde 129 mujeres murieron en un incendio provocado por su empleador en la
fábrica Cotton, en Nueva York, Estados Unidos, luego de una huelga, en donde buscaban
reclamar los mismos derechos que sus compañeros varones: mismo sueldo por la misma tarea,
protestar por las míseras condiciones laborales, y exigir el fin del trabajo infantil. Estos
ejemplos, aunque suceden en siglos diferentes, ilustran un bosquejo, de lo difícil que ha sido
pensar e intentar ingresar a ámbitos considerados netamente masculinos como lo eran el
empleo, el poder, la educación, la diversión y la exigencia de derechos humanos.
Ahora bien, trabajar ha sido el camino, pero, comparemos posibilidades del acceso al
trabajo, acceso a la formación profesional y el pago justo a la mujer por ese trabajo con algunas
cifras, para mostrar de manera más exacta esta brecha. Las estadísticas de la DIAN establecen
que, en Colombia, la brecha salarial general entre hombres y mujeres, según la media, es de
12,9% para el año 2019, y según la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) indica que
por cada 100 pesos que recibe un hombre por concepto de ingresos laborales totales, una mujer
gana 87,1 pesos. Podríamos pensar que es porque falta preparación profesional, pero las cifras
y los estudios dicen otra cosa: El informe de Igualdad en Cifras MEFP, elaborado por el
Ministerio de Educación y Formación Profesional concluye que: la mujer completa un proceso
de enseñanza universitaria con un porcentaje superior en el 11,8% al del hombre, (mujeres con
un 52,4% frente a hombres con un 40,6%). Así que tener acceso a educación y finalizar
exitosamente el programa parece ser un gran logro, pero recibir remuneración justa e igualitaria
en pleno siglo XXI no es posible aún, sin hablar de lo difícil que es para la mujer ubicarse
laboralmente en cargos de alto nivel con posibilidades de desarrollo empresarial ya que los
estereotipos de genero fortalecen el crecimiento esquemático del hombre en las organizaciones
privadas y gubernamentales. Tal y como expresa a manera de consejo sabio Jose Cruz y Garcia
en su artículo científico sobre equidad de género y feminismo: “Aunque las mujeres fueran tan
cultas como el más educado de los hombres, tenían pocas posibilidades de ejercer públicamente
su sabiduría. Hay que ser cuidadosos a la hora de tener o no por válida la imagen y discursos
que los clérigos, dan sobre la mujer. A pesar de esta dificultad, hoy en día se conocen a grandes
féminas medievales como Leonor de Aquitania, Juana de Arco y Cristina De Pizan.” citado lo
anterior, veo con agradecimiento la gesta libertaria de nuestras antecesoras y las mujeres del
presente que se han unido, organizado y fortalecido en movimiento feministas, porque solas y
sin lazos de cooperación no hubiese sido posible luchar contra este musculo opresor, y mucho
menos llegar a la cuarta parte de lo que se ha logrado hasta el momento en cuanto a
reivindicación de derechos. Fue necesario unirnos en búsqueda de la igualdad de género en
todos los aspectos de la vida para poder decir que hoy: “no tenemos miedo, somos autónomas,
libres y poderosas” esto me hace poner la piel china, al pensar que estas gestas surgen de
procesos muy internos, netamente vinculados a nuestro espíritu de conservación y
sobrevivencia digna, que todas albergamos en nuestro desarrollo de reconocimiento como
mujeres independientes, empoderadas y competitivas.
Aquí una frase que entreteje comunidad y desmitifica el concepto errado de feminismo:
"El feminismo no es solo para mujeres. Si crees en la igualdad, eres una feminista". Esta frase
de la famosa actriz y activista Emma Watson destaca la importancia de entender que el
feminismo es un movimiento inclusivo, que busca la igualdad de género para todas las
personas, independientemente de su sexo o identidad de género.
En último término, el ex secretario general de las Naciones Unidad Ban Ki-moon (2017)
sostiene que:
"La igualdad de género no es solo un objetivo en sí mismo, sino un medio para lograr
un mundo más próspero y sostenible." esta frase resalta cómo la igualdad de género no solo
beneficia a las mujeres, sino que también es esencial para el progreso global y la equidad en la
sociedad. Aboga por el hecho de que empoderar a las mujeres es fundamental para un mundo
mejor y más justo.
Hipótesis:
Referencias:
Ochoa Condey Duran Atuesta A G, Niño Gómez J F (2017), la exclusión social en colombia,
una problemática sin políticas públicas efectivas.