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Para Solé las estrategias de comprensión son «procedimientos de carácter elevado, que

implican la presencia de objetivos que cumplir, la planificación de las acciones que se


encadenan para lograrlos, así como su evaluación y posible cambio».
El libro se organiza dividiendo las estrategias en tres tipos: las que se aplican antes,
durante y después de la lectura. No creo que se pueda determinar cuánto ha influido en
la popularización de esta clasificación, pero sí que me resulta curioso encontrar que la
propia autora advierte de lo artificiosa que es esa forma de clasificarlas.

Antes de la lectura
Estas estrategias son las que «permiten dotarse de objetivos de lectura y actualizar los
conocimientos previos relevantes». Los epígrafes que aparecen en los capítulos
dedicados a este grupo de estrategias son:
1. «¡Fantástico! ¡Vamos a leer!» Motivando para la lectura.
2. «¿Para qué voy a leer?» Los objetivos de la lectura.
3. Activar el conocimiento previo. «¿Qué se yo acerca de este texto?»
4. Establecer predicciones sobre el texto.
5. Promover las preguntas de los alumnos acerca del texto.

Durante la lectura
Se trata de estrategias que «permiten establecer inferencias de distinto tipo, revisar y
comprobar la propia comprensión mientras se lee y tomar decisiones adecuadas ante
errores o fallos en la comprensión». En este caso los epígrafes dedicados a estrategias
son:
1. Estrategias a lo largo de la lectura: tareas de lectura compartida (aquí se refiere a las
estrategias de la enseñanza recíproca -predecir, aclarar, hacerse preguntas y resumir-,
algunas de las cuales se presentan como estrategias para antes o después de la lectura).
2. «No lo entiendo. ¿Ahora qué hago?» Los errores y lagunas de comprensión.

Después de la lectura
El último conjunto comprende las estrategias «dirigidas a recapitular el contenido, a
resumirlo y a extender el conocimiento que mediante la lectura se ha obtenido». Los
epígrafes del capítulo dedicado a este conjunto son:
1. La idea principal.
2. El resumen.
3. Formular y responder preguntas: no siempre, y no solo, sirven para evaluar.
Quizá ahora dudaríamos sobre si calificar como estrategias de lectura o de comprensión
a algunas de las que aparecen en esta lista y preferiríamos llamarlas actividades o
procedimientos. Pero también es cierto que la mayoría de estas propuestas encajan bien
con las listas de estrategias que podríamos ver en recopilaciones actuales, lo que puede
ser un indicador del acierto de la autora o de la influencia que ha ejercido.

Sobre las dimensiones de la lectura


En cuanto a las dimensiones de la
lectura en el modelo ideológico de
literacidad, Cassany (2012) distingue tres:
la lectura literal (leer las líneas), la
lectura inferencial (leer entre líneas) y
la lectura crítica (leer tras las líneas).
Los resultados de esta indagación
ponen en evidencia que estas tres
dimensiones se implican una a la otra
y que los distintos niveles de lectura a
los que se hizo referencia en el
apartado anterior impulsan estas
dimensiones. Así, la lectura literal se
efectúa cuando el lector es capaz de
realizar con eficacia el nivel de
decodificación, comprensión y
retención. La lectura inferencial
implica tanto el nivel de lectura de
comprensión como el de análisis,
mientras que para hablar de lectura
crítica o tras las líneas, han de
realizarse niveles más complejos
como el nivel de análisis, relación y
valoración.
Especialmente en los niveles de
relación, apropiación, extensión y
creación los resultados nos mostraron
una dimensión que emergió del
modelo inicial de las tres dimensiones
de Cassany. Se trataba de indicios de
una lectura que sobrepasaba el texto
mismo y que lo usaba como un
puente o detonador: al llevar a los
lectores hacia nuevos territorios,
incluso no indicados por el texto, los
conducía a la apropiación crítica de
los significados con relación a la
experiencia propia y a la transferencia
creativa hacia otros contextos, otros
textos, otras experiencias nuevas.
A esta dimensión, distinta de las
categorizadas antes, la denominamos
lectura más allá de las líneas. Su
contundente presencia en la
experiencia de los lectores, tanto en
las entrevistas como en el grupo
focal, nos llevó a descubrir que aun
cuando puede realizarse en cualquier
tipo de texto y de soporte, sí se ve
impulsada con fuerza por el uso de
dispositivos electrónicos debido a las
características de hipertextualidad y
multimodalidad. Por otra parte, ir
más allá de las líneas es una
dimensión que la pertenencia a una
comunidad lectora potencia y que
está apoyada sobre todo en
habilidades de tipo afectivo y social.
Estos resultados, al respecto de las
dimensiones de la lectura, se
sintetizan en la tabla 3.

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