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1. Historia de la Enfermería en el Mundo, en América y en Venezuela.

Edad Moderna:

• Cuidadores: divididos en dos grupos el enfermero institucional instrumentalizado a través de las órdenes
religiosas del cuarto voto de hospitalidad, y el arte de la enfermería a través de diferentes ejercicios liberales
(cirujanos sangradores, comadronas, etc.) que estuvieron bajo el control del Protomedicato que era un cuerpo
técnico encargado de vigilar el ejercicio de las profesiones sanitarias. Entonces el primero se dedicada al cuidado
directo del paciente y el segundo realizaban las actividades de supervisión y administración en los hospitales.

• Enfermos: quienes tuvieran una discapacidad psíquica se le consideraba persona trastornada, que debía ser
internada en orfanatos, manicomios, sin recibir ningún tipo de atención específica. Se les denominaba imbéciles,
dementes, débiles mentales, diferentes, locos o locas. Aparece la terminología niños y niñas idiotas en el entorno de
quienes investigan la materia y, posteriormente desde el ámbito médico, oligofrénicos u oligofrénicas (retrasos
mentales).

• Enfermedades: el llamado sudor inglés, que afectaba sobre todo a varones jóvenes de buena posición. Durante
muchos años se la consideró una especie de gripe; a mediados de siglo XX se atribuyó a hongos venenosos que
habían infectado a los cereales y, más recientemente, se la ha clasificado como una fiebre hemorrágica. La peste
negra o muerte negra, causada por Yersinia pestis, una bacteria que suele encontrarse en pequeños mamíferos y en
las pulgas que los parasitan. Las personas infectadas suelen presentar síntomas tras un periodo de incubación de 1 a
7 días. Hay dos formas clínicas principales de peste: bubónica (ganglio linfático inflamado) y neumónica.

• Diagnostico: Aparecen nuevos diagnósticos basados en la alteración morfológica. La lesión pasa a ser el
elemento que sirve para definir el diagnóstico clínico, haciéndose referencia a las alteraciones provocadas
localmente por la enfermedad.

• Tratamiento: Remedios religiosos y mágicos. Basados también en el empirismo y centrada en la técnica, se ha


pasado a orientar el cuidado en un marco teórico propio, utilizando una metodología lógica y racional, como lo
demuestra el uso generalizado del proceso de enfermería.

• Prevención: Se evidenció la preocupación por evitar los contagios. Las medidas de prevención se extendieron en
el siglo XVIII entre éstas, la desinfección de viviendas y ropas, las cuarentenas, la purificación de barcos y correos, el
examen de viajeros, etc

Edad Contemporánea:

• Cuidadores: el consejo internacional de enfermeras es la primera asociación internacional de enfermeras y en la


actualidad sigue marcando las pautas para la actuación de la profesión. La señora Bedford Fenwick fue una de las
que comprendieron las ventajas para la enfermería de una organización internacional similar y presentó en Londres
la idea inmediatamente al Consejo de Matronas de Inglaterra.

• Enfermos: hoy en día el estado de salud no solo se refleja en tener falta de enfermedad, sino que a través del
tiempo se han acogido diversas cuestiones en el sentido práctico de la vida tales como; vivir en un ambiente cómodo
y tranquilo, en un hogar o casa en la que se pueda estar en paz con las personas que conviven allí, es decir, que es
necesario estar en comunión con los demás sociabilizando y enfocándose en las capacidades de cada uno y
sacándole provecho.

• Enfermedades: Las enfermedades infecto-contagiosas sufridas por la población europea fueron principalmente
la fiebre amarilla, la fiebre tifoidea y el cólera. Junto a estas enfermedades se dieron las del proletariado,
relacionadas con el trabajo en las fábricas, tales como las deformidades de la espalda, las intoxicaciones por uso de
productos tóxicos y los accidentes en las grandes obras de construcción y de tendidos eléctricos, etc. El paludismo,
el tétano y la tuberculosis también son unas de ellas

• Diagnóstico: actualmente se pueden utilizar los antecedentes de salud o realizar un examen físico y pruebas,
como análisis de sangre, pruebas con imágenes y biopsias.

• Tratamiento: Se inició una lucha contra la enfermedad, básicamente a través de las vacunas. Para las
enfermedades crónicas disponían del balneario o casa de reposo, cuyo coste era elevado, se usaba también la
lodoterapia (técnica cosmética basada en los lodos arcillosos que mejoran la salud). El descubrimiento más
importante del siglo es el de la penicilina, efectuado por Fleming en 1929, su importancia radica en la importancia
de este antibiótico en la lucha contra la infección.

• Prevención: en la actualidad es necesario para la salud poder costear los gastos básicos como los son; la higiene,
y el alimento, ya que sin ellos la salud mermaría y el problema de enfermedad abarcaría en las personas volviendo a
la época anterior, dando como resultado un retroceso, un fracaso y una deshonra a los pioneros descubridores de
las grandes soluciones que se pensaron, ejecutaron y entregaron a la comunidad para su buen uso.

2. Historia de la Enfermería en Venezuela. Atención Indígena. Movimientos Proindependentistas.

En Venezuela, los estudios de enfermería estuvieron estrechamente conectados al proceso histórico, social, político,
económico propio del país y a la organización del sistema de salud. Desde la antigüedad, uno de los efectos
generados como consecuencia de las terribles pandemias extendidas por todo el mundo producto del fenómeno
colonizador, ha sido la necesidad de una demanda de cuidados que, por fortuna, han venido evolucionando a lo
largo de la historia.

Comenzó como un período empírico de los cuidados iniciado con los cuidados propios de los pueblos indígenas,
pasando por una atención a los enfermos en el hogar, acompañado de sentimientos cristianos, vocación, afecto,
observación, conocimiento y habilidades, hasta un período científico y técnico que permitió la creación de los
primeros programas de formación de enfermeras y el surgimiento de una educación formal y sistemática hasta la
actualidad.

El desarrollo histórico de la enfermería en Venezuela ha pasado por las etapas clásicas de la evolución universal. En
la antigüedad se caracterizó por el culto de la salud, las supersticiones, las creencias sobre la enfermedad y la
muerte, así como el uso de plantas medicinales, pasando por un proceso de sociogénesis o causación social del
proceso salud – enfermedad íntimamente ligado a los pasos histórico – sociales, políticos y económicos propios de la
nación y del sistema sanitario, coyunturas éstas que representaron hitos históricos con repercusión y eco en el
devenir social y, por ende, en el desarrollo de la enfermería.

A finales del siglo XIX, la enfermería en Venezuela estaba en manos de las religiosas que atendían en centros de
salud. En los años treinta era evidente que requería un nuevo modelo para formar enfermeras profesionales que
elevaran los estándares de la profesión. Sin embargo, el precario nivel educativo con que llegaban las aspirantes y
las exigencias de los servicios hospitalarios, que buscaban una manera económica de llenar sus demandas con
personal adiestrado, pero sin mejoras educativas, impidió que se cumpliera tal aspiración. La enfermería se centró
en la dimensión técnica y en la subordinación médica, aunados a la resistencia de la medicina curativa de la época
que impidió una visión integral de la salud. Los estudios de enfermería se iniciaron entre 1837 y 1900 con la
formación de enfermeras obstétricas, y luego, de forma discontinua hasta 1937. En 1940 nace formalmente la
Escuela Nacional de Enfermeras (ENE), y entre los años 1944 y 1959, por decretos presidenciales publicados en
gacetas, se establecen reglamentos y parámetros a seguir por las distintas escuelas de enfermería en Venezuela.
Pero es sólo a mediados del año 1959 cuando se modifica el currículo relacionado con la formación de enfermeras
en base a dos pensum de estudios otorgándose el título de Enfermera Profesional.
En las comunidades indígenas, los chamanes, los brujos, los adivinos y los hechiceros eran personajes de gran
importancia. Para algunos grupos, la causa de la enfermedad era la penetración en el cuerpo de una materia maligna
o de un espíritu maligno. La terapéutica indígena buscaba, entonces, eliminarlos, y uno de los recursos utilizados era
el masaje, que transfería la enfermedad a otra persona o animal. Igualmente, a los dementes y "locos" se los
consideraba poseídos por espíritus y demonios; su curación mágica consistía en la restitución del alma al cuerpo a
través de ritos, cantos y bailes, lo mismo que la utilización de plantas como la coca, la belladona y otras sustancias
alucinógenas.

Algunos de estos grupos contaban con conocimientos médicos avanzados, que aplicaban, según los cronistas, en el
tratamiento de afecciones respiratorias y cutáneas, úlceras y estados febriles, para lo que también se valían de
prácticas religiosas y hierbas medicinales. La alimentación indígena estaba íntimamente relacionada con diversas
enfermedades, entre ellas la desnutrición, causada por un bajo consumo de proteínas y hierro, ya que la dieta se
basaba en un alto consumo de maíz, yuca y papa. Eran pueblos herbívoros; solamente las personas importantes del
grupo social, como los jefes, chamanes y sacerdotes, tenían acceso al consumo de proteínas animales, como la carne
de venado, aves y pescado. Con anestesia rudimentaria, a base de plantas como el borrachero (Brugmasia candida),
que contiene atropina (que actúa reduciendo los espasmos producidos en distintas partes del cuerpo) y
escopolamina también conocida como burundanga, y la utilización de instrumentos rudimentarios de piedra y
madera, practicaban intervenciones como la trepanación del cráneo, gracias a los conocimientos de anatomía
obtenidos del embalsamamiento de cadáveres. La trepanación era una medida terapéutica, derivada de la
concepción mágica religiosa de las enfermedades. La enfermedad suponía la existencia de demonios incorporados a
la persona. Desde este punto de vista, las cefaleas, los vértigos y las demencias eran interpretados por la existencia
de un demonio en la cabeza del enfermo, y la trepanación permitía entonces su expulsión.

Igualmente, la coca era utilizada por los jefes, sacerdotes y médicos. Sus hojas eran mezcladas con polvo de
caracoles o cal y almacenadas en calabazos. La coca permitía al indígena ayunos prolongados durante largos viajes y
soportar las frías temperaturas; actuaba igualmente como anestésico local. El chamán era el guía de las almas en el
otro mundo y el intermediario entre los hombres y los poderes sobrenaturales. Su función esencial era la curación
mágica de las enfermedades, realizando acciones buenas o maléficas. El trance chamánico hacía parte esencial del
proceso curativo y a través de él se encontraba la causa de la enfermedad. Estos chamanes desempeñaban un papel
igualmente importante en relación con el clima, la agricultura, la pesca y la caza. Durante su etapa de formación
permanecían recluidos en templos y dedicaban su tiempo al ayuno y al estudio de los rituales religiosos.

Período precolombino: En la época precolombina venezolana, nuestros pueblos indígenas combinaban diversas
formas de cuidar. Esta primera etapa, llamada por algunos autores de la historia de la enfermería universal etapa
doméstica de los cuidados, se caracterizó por la división de roles, en la cual, la mujer encargada de algunos cuidados
de la vida cumplía un papel importante en cada hogar, de la misma manera que lo hizo el hombre indígena llamado
de diferentes formas. Es así como la mayor preocupación del indígena primitivo fue combatir las agresiones externas
y las enfermedades, así como cuidar sus necesidades y su entorno para sobrevivir. De su relación con la naturaleza,
nuestros indígenas no solamente observaron su ecosistema, los elementos naturales y animales salvajes, que les
proporcionaron alimentos, abrigo y medios para la elaboración de objetos y herramientas, sino también el uso de
plantas, raíces y hojas con propiedades terapéuticas que les permitieron sobrevivir en un ambiente primitivo y
hostil. Es necesario señalar que las diferencias biológicas determinaron la participación y el reparto n el seno de las
diversas comunidades indígenas asignando a la mujer las actividades de protección, promoción y mantenimiento de
la vida frente a las condiciones adversas del medio y utilizando para ello elementos naturales como el agua, las
pieles, las plantas y los aceites. Los cuidados básicos fueron dirigidos a la alimentación, la asistencia durante la
gestación, el parto, la crianza y el cuidado de los niños, ancianos y enfermos. Esta época se basó en el animismo, por
eso la magia, los ritos y las creencias primitivas (exorcismos, utilización de hierbas, amuletos, cantos, uso de maracas
y tabaco), aunado todo al uso de baños en ríos (abluciones), el arropamiento húmedo (arcilla mojada) y la sangría,
que constituyeron asuntos íntimamente relacionados con los procesos de salud – enfermedad, tanto en lo que
concierne al propio concepto y a su evolución en el tiempo como a las prácticas de las distintas civilizaciones no sólo
para mantener la salud, sino también para curar las enfermedades.

Período Colonial: En cuanto a la medicina de la época, al arribar los españoles e iniciar la colonización guiados por la
codicia, imbuidos por el misticismo cristiano y provistos de una “mejor tecnología”, trajeron también su medicina,
que no era otra cosa que una medicina medieval aún, galénica o hipocrática, una medicina de examinar el pulso y la
orina prescribiendo purgas y sangrías. Es importante destacar que las diversas culturas prehispánicas se vieron
afectadas por una serie de enfermedades infecciosas endémicas de características regionales, pero con el arribo de
los colonizadores españoles surgieron nuevas enfermedades que produjeron estragos en la población local, entre
ellas el sarampión, la varicela, la tos convulsiva, la difteria, la malaria, la fiebre amarilla, la peste bubónica, el tifus
exantemático y la lepra, traídas de Europa y África principalmente con los grupos de esclavos africanos o los
navegantes españoles. Como las enfermedades afectaban a los indios y españoles, se vieron en la necesidad de
establecer centros de atención médica como hospitales, casas de reposo, refugios ya silos. En general, la atención en
estos hospitales estaba destinada a la gente pobre, los abandonados, desprotegidos, incurables o desahuciados. Los
españoles de buena posición económica solían ser atendidos en sus domicilios, en donde recibían atención médica y
religiosa. Los que ejercían los cuidados de la salud a las personas se encontraban dispuestos en estamentos según
sus características de clase social y de estudios cursados. Los doctores en medicina eran los togados o facultativos (a
partir de 1777 mediante el Protomedicato de la capitanía General de Venezuela), los que se habían graduado en una
facultad o colegio de medicina, y eran españoles o descendientes “legítimos” por ambas ramas paternas. Como en el
siglo XVI aún no había ocurrido la fusión entre la medicina y la cirugía en Europa, la parte manual la ejercían los
cirujanos, quienes también tenían que haber cursado estudios en un colegio o facultad y debido a su conocimiento
del latín eran conocidos como cirujanos latinos, a diferencia de los cirujanos romancistas, quienes habían cursado y
rendido exámenes en español. Por su parte, los flebotomistas eran practicantes menores cuya principal labor era
hacer sangrías por orden de los doctores. La boticaria o farmacopea, era parte de la medicina en ese entonces, y la
labor de los boticarios consistía en preparar y expender las recetas ordenadas por los doctores.En esa época, las
damas de la nobleza criolla contribuyeron a organizar los primeros servicios elementales de asistencia pública en
Caracas y Maracaibo utilizando sus conocimientos domésticos. Se da la apertura del Hospital de San Pablo a cargo
de practicantes de la escuela de medicina y enfermeros empíricos (Jamieson, Sewall y Suhrie, 1968). Asimismo, la
lepra vino a constituir un problema en aquel momento (conocida como mal de Lázaro), por lo que fue fundada,
según Jamieson por Real Orden del 21 de marzo de 1752, el Hospital de Lazarinos “Esquina de San Lázaro”.
Posteriormente, los “leprosos” fueron enviados a las colonias de cabo Blanco, Distrito Federal y Providencia en el
estado Zulia. No habiendo en Santiago de León de Caracas hospitales para la clase pudiente, eran mujeres las que
asistían a los enfermos a domicilio, entre quienes figuraron Francisca de Torres, Margarita Díaz y Antonia de Becerra.
En cuanto a la atención obstétrica figuran como primeras parteras Isabel de Montes y Juana Henríquez. Durante la
Colonia hubo otro tipo de cuidados de la salud y medicina no tradicionales: las prácticas curanderas tanto de
indígenas como de africanos, quizás de mayor arraigo y extensión que la misma medicina tradicional. Los
curanderos, fieles a la tradición oral de sus antepasados, siguieron haciendo uso del rico herbario medicinal, las
prácticas curativas y los ritos míticos que venían haciendo desde la época precolombina y que son aún parte de
nuestra cultura.

La República: La Venezuela independiente, caracterizada por profundas transformaciones, entre ellas el cambio
generado en las condiciones demográficas y la introducción de nuevas enfermedades por parte de los colonizadores
(las desastrosas epidemias de fiebre amarilla y viruela), trajeron graves consecuencias sobre la población.
Consecuentemente se establecieron medidas defensivas, y de este modo, mediante la lucha anti-epidémica, se
inició el desarrollo del Sistema de Salud en Venezuela (Archila 1956). Enfermedades como malaria, fiebre amarilla,
peste bubónica, tifus y disentería constituyeron la forma de vivir, enfermar y morir de la población. Las acciones del
Estado fueron llevadas por las juntas de sanidad u otros organismos, cuyo funcionamiento fue irregular e
intermitente (García 1981). Este período se caracterizó por una práctica empírica de la enfermería, cuya prestación
de cuidados se llevaba a cabo principalmente en el hogar, siendo su marco referencial el ejercicio del cuidado a los
enfermos. Este cuidado exigía un sentimiento cristiano, vocación y servicio, así como observación, conocimiento y
habilidades para curar. En 1837, el Dr. José María Vargas autorizó al Dr. Santos Gásperi para dictar cursos a las
mujeres que quisieran dedicarse a la atención de partos. El 24 de julio de 1874, en el convento de las Dominicas de
Caracas se crea la casa de beneficencia para los pobres de la solemnidad con un apartamento separado para los
enfermos mentales, reglamentándose por decreto el 20 de febrero de 1877 la administración y servicio de esta casa,
en donde también se crea una sala de maternidad. Entre 1865 y 1889 aparecieron los primeros reglamentos, en los
cuales se describieron las funciones del personal de enfermería en instituciones sanitarias. Durante esta época, el
grueso de la población estaba ubicado en áreas rurales y los cuidados de enfermería eran llevados a cabo en las
distintas localidades por practicantes empíricos con escasa formación o por asistentes médicos.

Los cuidados de salud relacionados con la enfermería fueron llevados a cabo sobre todo por mujeres, y se
caracterizaron por el uso de plantas en infusiones, cataplasmas, vigilancia de la alimentación, abrigo, masajes,
cuidado de los enfermos en el hogar y asistencia como parteras. Por resolución del 11 de febrero de 1889, el
gobierno de entonces contrató a monjas francesas de la orden Hermanas de la Caridad de San José de Tarbes (1a) y
a dos capellanes para la dirección económica y atención de pacientes en lo que es actualmente el Hospital vargas,
fundado en 1888. Pese a su valiosa contribución, el control por parte de las congregaciones religiosas retrasó el
desarrollo de la enfermería (en 1907 se inicia la preparación del personal auxiliar de enfermería en Ciudad Bolívar
con un curso de dos años en el Hospital Ruiz Páez). No es sino hasta el año 1912 cuando se crea la primera escuela
de enfermería en el Hospital vargas. Es importante señalar que las religiosas no permitieron a las estudiantes hacer
su trabajo práctico, aunado eso a su oposición a que ingresaran las primeras enfermeras graduadas. Restricciones
como estas ocasionaron el cierre de la escuela de enfermería. Para 1916, se recibió en Venezuela la primera visita de
una comisión de higienistas de los Estados Unidos, de carácter cívico-militar, para asesorar la lucha contra la fiebre
amarilla, dirigida por el mayor general William C. Gorgas. Según la Fundación Rockefeller, la apertura del Canal de
Panamá podía favorecer que la fiebre amarilla se propagase al oriente, y considerando que era posible extinguir
totalmente los focos de endemicidad de las regiones en donde existían, resolvió constituir, como en efecto hizo, una
comisión destinada a erradicar dichos focos y a cooperar con los gobiernos respectivos en su eliminación (Machado
1982). Después de la experiencia del programa de malaria y fiebre amarilla, comenzado en 1916 y finalizado
abruptamente en 1932 por las condiciones políticas desfavorables, las relaciones entre el Gobierno venezolano y la
División Internacional de Salud (DIS) de la Fundación Rockefeller se reestablecieron en 1936 tras la caída del régimen
del dictador Juan Vicente Gómez (1908 – 1935), en un período de intensa reinstitucionalización del país bajo un
signo modernizador.

3. Creación de las escuelas de Enfermería.

En el transcurso de 1930, las nuevas demandas de salud, los cambios sociales y demográficos y el crecimiento del
sistema de salud, demandaron un nuevo modelo de formación de personal de enfermería que diera una respuesta
real a las necesidades existentes. Sin embargo, el atraso educativo de la población en general impuso ciertas
limitaciones para formar un personal altamente capacitado. Con la creación de los cursos de enfermería dirigidos
por el Dr. Francisco Antonio Rísquez, se mejora la asistencia técnica de los enfermos, ya que las egresadas de estos
cursos comenzaron a prestar sus servicios en instituciones públicas y privadas, así como también en el domicilio de
las familias adineradas (Jamieson 1968). En cuanto a la enfermería asistencial se crearon “servicios de puericultura”
con un médico jefe, dos médicos adjuntos y cuatro enfermeras auxiliares. Estas últimas visitaban especialmente a las
madres y niños inscritos para comprobar que las prescripciones médicas se cumpliesen. También había consultas de
tuberculosis, venereología y lepra en los dispensarios, con médicos especializados y auxiliares. En 1956 se creó el
Ministerio de sanidad y Asistencia Social (MSAS), entre cuyas tareas estaban la capacitación de recursos humanos, la
contratación de peritos extranjeros y el otorgamiento de becas a personas, entre ellas a estudiantes de enfermería,
para formarse en el extranjero mediante convenios con la Fundación Rockefeller, el Instituto de Asuntos Sanitarios y
la Oficina Sanitaria panamericana (Maldonado 1970).

Desde la perspectiva descrita anteriormente, el MSAS junto con el de Educación, determinaron la formación de
Enfermeras en los años sucesivos. Para 1937 ya Caracas contaba con la Escuela de Enfermería del Hospital Vargas,
creada en el año 1912 (3). El Dr. Francisco Antonio Rísquez (1856 – 1954), ilustre representante de la medicina
clínica y miembro fundador de la Academia Nacional de Medicina, apoyó la creación de esta escuela, anexa a la de
Artes y Oficios para mujeres, siendo su primer director (Boyle 1954).

Asimismo, durante los años que precedieron la década de 1940, los estudios y avances en materia de pediatría y
puericultura eran muy incipientes. No existían centros de salud especializados en la atención del niño, que pudieran
suplir las necesidades médicas de la población infantil, hasta la fundación del Hospital Municipal de Niños “Dr. José
Manuel de los Ríos” (4). Ante la imperiosa necesidad de formar profesionales de la salud, esta institución médica se
convirtió en sede de otra Escuela de Enfermeras. Otro centro de enseñanza de la época fue la Escuela de Enfermeras
de la Cruz Roja “Dr. Francisco Antonio Rísquez” (Actualmente Colegio Universitario de Enfermería de la Cruz Roja)
(5), que graduaba desde 1914 enfermeras en cursos de dos años. También desde 1914, la formación de enfermeras
por parte de la Cruz Roja se realizaba en otras ciudades fuera de la capital como eran: Maracaibo, Puerto Cabello y
San Cristóbal. En 1928, su director el Dr. Rísquez, implementó un sistema de formación con cursos abreviados. Para
1937, la formación fue una modalidad de internado de 2 años en un régimen semestral. En 1937, el Ministerio de
educación Dr. Rafael E. López, organiza una escuela de enfermería adscrita a ese ministerio y conocida como la
“Escuela Normal Profesional de Enfermeras” (Boley 1954). Como se señaló anteriormente, las circunstancias de la
época permitieron al Gobierno venezolano la acogida de recursos humanos capacitados para aligerar el desarrollo
de un país que cimentaba las bases de un nuevo tiempo.

Así fue como dos exiliadas españolas fueron contratadas por el Gobierno por recomendación de la Fundación
Rockefeller. La primera se formó en Cataluña, poseía una experiencia profesional de 18 años, había llevado a cabo
estancias de especialización en Londres, Paris y Norteamérica, así como ocupado la dirección de la Escuela de
Enfermeras de la Generalitat catalana (7). La segunda se formó en Madrid, en donde adquirió una experiencia de
diez años. También se había especializado en el extranjero y ocupado el puesto de directora del Instituto Infantil de
Sevilla. Ambas conocieron a fondo los principios de la enfermería anglosajona liderada por Florence Nightingale y
consideraron que la única vía de progreso de la enfermería como disciplina era su profesionalización. La primera
tomó el cargo de directora y a la segunda se le asignó el de subdirectora. Sus tareas en Venezuela consistieron en
organizar y dirigir la escuela de enfermería pese al bajo presupuesto, la falta de equipos y los inadecuados salones
de clase.

En cuanto a la preparación profesional de la época, su formación estuvo a cargo de las instructoras, médicos y
estudiantes avanzados de medicina. Con la creación del MSAS se estableció una estructura gubernamental que
potenció la adopción de programas de envergadura en salud pública, como las luchas antimalárica y antituberculosa,
sumadas a una creciente inversión en la construcción de un sistema público nacional y la adquisición de equipos e
inversión en la formación de recursos humanos, entre ellos los de enfermería, y se iniciaron los estudios de
postgraduadas en el exterior y en el país (6) en las diferentes ramas de la enfermería: salud pública, arte de la
enfermería, anestesia, pediatría, puericultura, obstetricia, nutrición, dietética, tuberculosis, psiquiatría, quirófano,
cuidado de los niños prematuros, administración de hospitales, planificación, desarrollo de la comunidad, así como
cursos docentes para directoras, coordinadoras e instructoras de escuelas de enfermería y campos clínicos. En 1940
la enfermera Mary Elizabeth Tennat, enviada por la Fundación Rockefeller del Programa de Enfermería de Salud
Pública de la DIS, recomendó fundar una escuela nacional independiente que tomó como punto de partida la
Escuela Normal Profesional de Enfermeras. Las primeras escuelas de enfermería en Venezuela pasaron por un
proceso discontinuo de crecimiento, incluso con desaparición o integración, ya que inicialmente eran programas
para enfermeras planificados por médicos con un contenido programático elemental básico y teórico de la medicina
más que nada. La educación para enfermeras se fundamentó en el modelo pedagógico del “aprender haciendo”, así
como en la vigilancia moral y técnica de los aprendices por parte de sus instructores.

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