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Etapa vocacional del cuidado

Esta etapa comprende desde el nacimiento del pensamiento cristiano hasta el fin
de la edad moderna y se caracterizó por el valor religioso que se le daba a la
salud, se sigue considerando a la enfermedad como un acto divino, donde se
castigaban a las personas por sus pecados. Inicialmente, las prácticas del cuidado
estaban a cargo de personas (en su gran mayoría mujeres) con un gran sentido
religioso, bastante sumisas, obedientes y caritativas y las prácticas que realizaban
no requerían de ningún tipo de preparación que no fuese religiosa. Con relación al
enfermo se le daba prioridad a vestirlo, asistirlo, alimentarlo y cuidarlo, pero la
parte de curarlo era dejada de lado, ya que el principal motivo de estas prácticas
era ser merecedor del cielo. ()

Conforme fue avanzando esta etapa, la ciencia y el arte del cuidado se


comenzaron a ver más evidenciados en las personas que lo ejercían, por ejemplo,
las esposas de los feudales eran las encargadas de ejercer el cuidado a los
habitantes de la hacienda de su marido, la ciencia se podía apreciar en los
conocimientos que tenían estas mujeres sobre la aplicación de primeros auxilios,
sobre la preparación de remedios caseros y su saber sobre las enfermedades, por
otro lado el arte se veía en la manera en la cual estas mujeres resolvían las
circunstancias que le aparecían, ya que si se les presentaba alguna situación o
enfermedad para la cual no estaban preparadas, de igual manera buscaban la
forma de solucionarlo.  

También, durante esta etapa se dio la aparecieron de varios grupos de hombres


que se encargan de realizar el cuidado, como por ejemplo los monjes. Estos
implementaron procedimientos innovadores, como cubrir a los enfermos con ropa
de abrigo, poner ladrillos calientes en su vientre, calmar la fiebre con paños fríos
entre otros. Con estos métodos se puede evidenciar el arte y la ciencia trabajando
en conjunto, ya que el utilizar sus conocimientos sobre las afecciones humanas en
conjunto con su imaginación llevaron a la implementación de estas técnicas.

La ciencia destacó en esta etapa, ya que en algunos países como España se


editaron y repartieron varios manuales, cuyo fin era la formación de las personas
que administraban cuidados y la distribución de información para las mismas,
como algunas medidas para evitar el contagio y propagación de enfermedades
infecciosas y epidemias, además de la asistencia a los enfermos en los hospitales.
Esto se vio como un gran avance, debido a que muchas de las enfermedades se
trataban mediante conocimiento empírico y diversos, ello ayudó hasta cierto punto
en la formación de guías de tratamientos.

Pese a esos avances en la manera de ejercer el cuidado, al final de esta época


hubo un retroceso en los mismos, debido a que se perdió la connotación religiosa
en muchas partes del mundo, se cerraron algunos conventos y el cuidado quedó a
cargo de mujeres procedentes de cárceles o que tuvieran problemas con la vida.
El cuidado se vio limitado simplemente a dar una cama y comida a los enfermos,
dejando de lado los conocimientos previos y aún más, el humanismo que venía
acarreando totalmente de lado.

Etapa técnica

Al inicio de esta etapa, la atención de los enfermeros seguía siendo principalmente


en el ámbito doméstico, dado por las mujeres de casa, utilizando remedios
caseros, brebajes, purgas y demás. Estos conocimientos empíricos se pasaban
entre las generaciones. Además de las mujeres de casa, también se impartía el
cuidado por parte de organizaciones religiosas y por mujeres que como castigo se
les obligó a ejercer el cuidado. Después de eso, a principios del siglo XIX, se dio
un resurgimiento de la ciencia con el inicio a la enfermería enseñada por
principios, en la cual jugó un papel muy importante el libro ‘‘El arte de la
enfermería’’, cuyo propósito fue el instruir a los enfermeros de la orden de San
Juan sobre los cuidados a impartir, algunos de los contenidos hablaron sobre
cómo alimentar a los enfermos, cómo administrar fármacos prescritos, se habló
sobre el aseo, entre otros.

También se comenzaron un fundar instituciones educativas para la formación


enfermeras, como por ejemplo las Diaconisas de Kaiserswerth o el Instituto
Bishopgate, que se encargaban de la formación tanto teórica como practica de las
enfermeras, siendo esto un gran avance para las técnicas de cuidado. Durante
todo este auge de las instituciones surgió una enfermera que iba a dar fin a la
actividad enfermera empírica y vocacional, su nombre fue Florence Nightingale.
Ella fue una enfermera innovadora que resaltó enormemente el arte y la ciencia
del cuidado, siendo esta una de las primeras enfermeras en escribir sobre la
administración, salud y las acciones intrahospitalarias. 

El arte se veía reflejado en ella por su capacidad de analizar el entorno y ver la


relación entre la higiene del mismo y la mejoría de sus enfermos, de las heridas
que trataba, de la tasa de mortalidad, además de implementar estrategias nuevas
que facilitaron la labor enfermera, como el uso de campanillas para que los
pacientes se comunicaran o el instalar ascensores para transportar a los enfermos
más graves 

Conforme fue avanzando esta etapa, la ciencia dentro del cuidado fue
evolucionando, hasta el punto de que al final de esta, por los avances tecnológicos
se dio el inicio de la especialización en algunas áreas de la salud, siendo la
enfermería parte de estas y dando paso a la profesionalización del cuidado

Citas

Martín, M. M. L., & Rebollo, C. E. (2017). Historia de la enfermería:


Evolución histórica del cuidado enfermero (Spanish Edition) (3.a ed.).
Elsevier España, S.L.U.

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