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M 2x4anal d

PSICOONCOLOGÍA
Asistencia integral del enfermo con cáncer, su
familia y el equipo tratante

Trabajo final

Docente: Lic Mucci, María


Alumna: Victoria Sbrollini vesbrollini@gmail.com

Segundo cuatrimestre de 2016


13 de marzo de 2017

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El presente trabajo intentará ubicar y desarrollar algunos de los conceptos nucleares de la
Psicooncologia. Se utilizará cómo disparador fragmento extraídos de una nota publicada en
un portal web.1 Los mismos permiten ejemplificar y articular terminología específica.
La nota constituye el relato de Maria, una mujer de 42 años, a quien le diagnostican cáncer
de ovarios. Ella decide utilizar la red social Twitter para contar al “mundo”, o a quien
quiera, su historia y lo que vive día a día. En sus tweets pone en palabra, sin rodeos, su
cotidianeidad a partir del diagnóstico. Habla respecto a los tratamientos a los que debe
someterse, los dolores, emociones, sentimiento y pensamientos.
La particularidad de esta red social (no más 140 caracteres, comentarios y respuestas a los
comentarios) hace sumamente difícil la recopilación de todas sus publicaciones. Sin
embargo, resulta interesante pensar su elección; Twitter permite entablar una suerte de
comunicación virtual, donde responde con respecto a mensajes de aliento y ayuda pero
también críticos y maliciosos.
La nota está fechada dos meses antes de su fallecimiento. El título, y el dibujo que lo
acompaña, permiten conjeturar la temática y tono que usará: “El show de Kimmy Oh”. La
nota completa puede leerse en el Anexo del presente.

El momento del diagnóstico constituye una de las primeras fases en el proceso oncológico.
Constituye un evento disruptivo, de gran impacto emocional, donde emergen cuestiones
que provocan sufrimiento en tanto alteran drásticamente la perspectiva de futuro. El
sufrimiento, es de índole psíquica y va enlazado o no al padecimiento, que es orgánico.
La nota comienza con el relato de lo acontecido en esa instancia; con las condiciones en las
que se enteró de la enfermedad. Luego de realizarle una histerectomía dice: “ algo estaba
muy muy mal pero ni el cirujano se atrevía claramente a decírmelo. Le dejó la misión a mi
marido, total, ya tuvimos que hablar tantas veces, ¿qué te hace una más?”
Con una naturalización que invita a la reflexión, explica que ningún integrante del equipo
médico le informó sobre los resultados de la intervención quirúrgica. Tampoco respecto del
tratamiento y pronósticos de la misma. Atribuye, con humor, que el cirujano no se atrevió
porque algo estaba “muy mal”.
1
Nota completa en el anexo.
http://laagenda.buenosaires.gob.ar/post/110929774680/el-show-de-kimmy-oh

2
Podemos conjeturar que la posición del médico cirujano es la menos deseable. El momento
del diagnóstico de cáncer es generador de altos niveles de estrés para el paciente y su
familia. Que el médico delegue dicha tarea, y esto sea “consentido” por todos los actores
intervinientes, amerita ser reflexionado.
Clara Llubiá, en “La comunicación como terapia imprescindible”, propone una explicación
a las falencias en la comunicación que suele presentar el personal médico. Sosstiene que en
la formación curricular del médico, lo tecnológico y lo humano se presentan como
contrapuestos y excluyente. A esto se agregan los ritmos de vida acelerados, donde el
hábito de la comunicación parece no hallar tiempo ni lugar. Señala también cómo
obstáculo, la creencia en que la función del médico es curar y que, constituye un fracaso
personal no encontrar tratamiento posible. Y, por ultimo , agrega el temor subjetivo a que
emerjan emociones que no sepan o puedan manejar o controlar.
Pese a que María interpreta la actitud del médico con naturalidad, le otorga una
connotación claramente negativa. Que el cirujano no vaya personalmente a hablarle es, para
ella, un acto de comunicación; donde la información que transmite (unidireccionalmente) es
que lo que sucede es “muy malo”.
En el relato de la paciente, es su marido quien transmite el diagnóstico sin eufemismos,
desde un lugar de empatía y respeto.
“Te vas a morir. Es cáncer de ovarios con metástasis, tenés un 40% de chances de
responder a la quimoterapia. Un 60% -duh- de no. Ese 40% va del mejor panorama, que
la quimio te sea leve, que transforme al cáncer en una enfermedad crónica como la
diabetes, al peor, que la quimio te destruya pero te deje viva, en una pálida imagen de lo
que alguna vez fuiste. El 60% es que nada funcione y el cáncer o la quimio te maten.”
Es responsabilidad del equipo médico informar al paciente y su familia, sobre el
diagnóstico, tratamiento y pronóstico de la enfermedad. Esta información debe ser siempre
veraz, expresarse con lenguaje claro, evitando tecnicismo; y dosificarse de manera de
monitorear que va entendiendo el paciente y familiares. Este acto de comunicación puede
requerir diferentes tiempos, donde posibilitar cierta asimilación de la información; cómo así
también, la detección de creencias erróneas o dudas. El equipo de salud debe contar con
integrantes que sepan comunicar, transmitir información advirtiendo el impacto emocional
que puede representar para quien escucha.

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Más allá de cual sea el diagnóstico y pronóstico de una enfermedad, una buena
comunicación, con feedback y empatía entre paciente, familia y equipo repercute
positivamente en la confianza, eficacia y calidad de la asistencia.

“….suena muy crudo…” dice María. Las palabras del marido evidencian el potencial
disruptivo de un diagnóstico que irrumpe, marcando un antes y un después, que amenaza la
integridad física y la perspectiva de futuro. Frente a esta situación, el aparato psíquico se ve
colapsado en su capacidad de respuesta y, forzado a buscar nuevos modos de hacer frente a
lo inesperado.
Las estrategias de afrontamiento son el conjunto de respuestas cognitivas y conductuales
que se implementan para elaborar, o darle algún tratamiento, a aquello que es valorado
como amenazante.
“ De acá a la quimio tenemos que vivir pensando que te vas a morir y preparar todo lo que
haga falta. Después, todo lo contrario, con la convicción ciega de que vas a vivir, de que
va a funcionar.
Así que me puse, nos pusimos, a prepararnos para lo peor: poderes ante escribano,
trámites de todos los colores, un libro que escribí (y sigo escribiendo) para que mi hijo me
pueda conocer si las cosas salen mal.”
Resulta interesante detenerse en el modo en que se expresa el marido. El singular cuando se
trata del diagnóstico, tratamiento y pronóstico del cáncer en el cuerpo de María; pero en
plural cuando se trata de establecer como harán frente a este acontecimiento. Esta variación
da cuenta de que la familia se ve afectada psicológica y socialmente, y que debe también
acomodarse a ciertos cambios en su dinámica. La familia constituye un sostén
indispensable para el enfermo de cáncer, cualquiera sea la travesía que deba recorrer.
Se evidencia el predominio de estrategias de control de la situación, tanto cognitivas como
conductuales. El espíritu de lucha y el criterio de realidad aparecen como los modos de
adaptarse a lo que acontece. Al mismo tiempo, estas estrategias se verán matizadas por las
características de personalidad del enfermo.
La Psicología Positiva llama Capital Psíquico al conjunto de recursos congnitivos,
emocionales y psicosociales, con los que cuenta una persona para significar sus
experiencias. Una persona con capital psíquico, frente a circunstancias adversas, contará

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con los factores y procesos que le permitirán protegerse, y generar las fortalezas personales
para conservar el bienestar psicológico. La creatividad, la honestidad, la inteligencia
emocional, la gratitud y la espiritualidad son los rasgos que más se destacan aquí.
María apela a poner en palabras; a contar con el humor y la ironía que la caracteriza, la
crudeza de las situaciones que vive. La palabra y el humor la rescatan de la angustia y los
“pensamientos negrísimos”(enojo, envidia, soledad, tristeza).
Muestra su habilidad para expresar y transmitir lo que le pasa, con honestidad,
autorregulando sus emociones de manera adaptativa. Incluso es capaz de neutralizar
racionalmente, todo aquello que le devuelve el entorno que tiende a devaluar su propio
capital psíquico. Gestos o frases automáticas, que sin criterio de realidad, falsean y ocultan
“no te preocupes que VA A ESTAR TODO BIEN”, “Una amiga me regaló una peluca de
pelo natural”.

María fue sometida primero a una cirugía, histerectomía radical (resección de útero y
ovarios). Se le indica, luego, quimioterapia por presentar metástasis ( más focos de
aparición de tumores malignos)
“Mejor hagamos el Show del Cáncer en Twitter…..En el show la quimioterapia se
transformó en Kimmy Oh, una estrella del K-Pop que busca trepar posiciones en el escala
social. Cruel y despiadada pero decidida a triunfar cueste lo que cueste. En el show cuento
detalles de cómo es tratar el cáncer….. hay días que todo va mal, que no tengo ganas ni de
sentarme, que extraño a mi mamá, que se murió hace un año, de cáncer…... Lloro por la
lechuga y el sushi que no me dejan comer. Maldigo el sabor horrible del suplemento
multivitamínico…… No hay Iluminación, hay constipación….. Se la pasa sinceramente
mal. En mi caso, la vida está regida por ciclos de 21 días, la distancia entre cada
Kimmy…..Nada bueno dura, así que empecé a encontrar cada vez más y más mechones en
la almohada hasta que decidí que no quedaba otra que raparse.”

La quimioterapia, junto con la cirugía y la radioterapia, es uno de los tratamientos del


cáncer. Es una terapia compuesta por un conjunto de drogas seleccionadas en función de
cada diagnóstico. Es agresivo, intenso y provoca múltiples efectos secundarios, por lo que
suele administrarse en intervalos. La persona ve afectada toda su cotidianidad en tanto ser

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bio – psico- social. Se manifiestan cambios y síntomas corporales, funcionales,
emocionales y espirituales.
A nivel orgánico, suele aparecer malestar general, dolores en el cuerpo, náuseas, pérdida de
vitalidad, falta de apetito, pérdida del cabello, debilidad. En lo emocional aparecen miedos,
ansiedades, incertidumbre, tristeza y sentimientos de vulnerabilidad. En el aspecto social y
familiar el tratamiento organiza los tiempos.
María lo dice sin rodeos, “Se la pasa sinceramente mal. En mi caso, la vida está regida por
ciclos de 21 días, la distancia entre cada Kimmy.”

Escribir, historizar, con el tinte emocional de la nota, la imagen y el “mejor hagamos el


show del cáncer” , constituyen los modos singulares con los que puede ir elaborando y
significando su experiencia. Son la “única opción” que para ella es posible. Es su espíritu
de lucha la respuesta emocional que prevalece en el relato, ligada a la vida en su aspecto
positivo.
Escribir su historia desdramatizándola, con humor e ironía, posibilita que pueda abrir y
cerrar su relato mostrando su incertidumbre, respecto de la única certeza a la que nadie
escapa: la propia muerte. Sin embargo, en los pacientes oncológicos, la incertidumbre no da
tregua. Una vez más, María muestra su sabiduría respecto del tema “No tienen idea de que
voy a vivir con esto todo lo que me queda de vida, con la cicatriz que forma cruz con la de
la cesárea, con tratamientos crónicos, con el enemigo en el cuerpo.”

Hay una frase de María que, creo, condensa su posición ante la vida. Una frase que
evidencia la eficacia de sus recursos subjetivos (capital psíquico, estrategias de
afrontamiento, respuestas emocionales), que le permiten transitar lo que le pasa.
“Hay dolores de los que no tengo escapatoria (pero menos mal que para los otros tengo el
humor)”

A partir de la repercusión de la nota, María es entrevistada telefónicamente en un programa


de televisión2. Tal como lo hiciera en la primera, habla de los comienzos de su enfermedad

2
Entrevista realizada telefónicamente por los conductores el programa televisivo AM, en Telefé
https://youtu.be/UdirofPT9iA

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con ironía y humor. Se encuentra internada, los tratamientos no lograron detener la
progresión del cáncer por lo que recibe cuidados paliativos. Los cuidados paliativos tienen
como principal objetivo brindar al enfermo confort, minimizando el malestar y el dolor en
la etapa final de su vida. Todo aquel capital psíquico, que evidenció en su lucha contra el
cáncer, se muestra aquí como aceptación de la verdad. Esto le permite prepararse, junto con
su familia, para la muerte sin dejar de estar viva.
El 1 de abril de 2015 María escribe en su cuenta de Twitter “acá estoy, internada hace dos
días. las cosas tomaron un rumbo hacia lo peor y no hay mucho más qué hacer salvo
esperar. cuestión de días.”
“la salud es muy puta y por lo menos me regalo 7 meses de momentos hermosos”

El 21 de abril su marido se hizo cargo de su cuenta de Twitter y tuiteó por último: "En su
ley, con una sonrisa y el puño apretado, Marie acaba de morir".

El 21 de Octubre de 2015, 6 meses después es publicado el libro que le escribiera durante


su enfermedad a su hijo de 3 años, “El cuaderno de Nippur”.

Lic. Victoria Sbrollini


DNI 25385517

Bibliografía General

Vega, E.; De Juan, A.; García, A. ; López, J.; López, C.; Rivera, F y Ramos, J. Aspectos
psicológicos de la toxicidad de la quimioterapia. Servicio de Oncología Médica y Cuidados

7
paliativos. Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Facultad de Medicina.
Universidad de Cantabria. Psicooncología. vol. 1, núms. 2-3, 2004, pp. 137-150

Llubia, C. Cuidados Críticos: La comunicación como terapia imprescindible.


Psicooncología. Vol. 5, Núm. 2-3, 2008, pp. 233-243

Back, A., Arnold, R., & Tulsky, J. (2009). El arte de la comunicación con pacientes
graves. Madrid: Alianza. 

Gema Peiró, C.; Corbellas, C.; Camps, P; Sánchez, M.; Godes, M.; Blasco, A. Estudio
descriptivo sobre el proceso de comunicar el diagnóstico y pronóstico en oncología.
Psicooncologia. Vol. 3, Núm. 1, 2006, pp. 9-17Cabrera A., Ferraz, R Impacto del cáncer
en la dinámica familiar. Revista Biomedicina. Medicina familiar y comunitaria.

Mucci, M; Diamante, L; Fermatelli, A; Lado, M.; Solari Cardozo, M., Besada, M. 2009.
Efectos de la información médica en la población quirúrgica adulta II. I Congreso
Internacional de Investigación y Práctica Profesional de la Psicología. Facultad de
Psicología, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

Holland, J.C., Lewis, S. (2002). La cara humana del cáncer. Barcelona: Herder. 

Vidal y Benito, M.C. (2010). La relación médico-paciente. Buenos Aires: Lugar. 

Vidal y Benito, M.C. (2008) Psiquiatría y Psicología del paciente con cáncer. Buenos


Aires: Pólemos.

Anexo

http://laagenda.buenosaires.gob.ar/post/110929774680/el-show-de-kimmy-oh

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El show de Kimmy Oh
A María le diagnosticaron cáncer de ovarios y decidió contarlo y vivirlo a través de twitter.
17 de febrero de 2015
por MARÍA VÁZQUEZ

Te vas a morir.
La frase “tenemos que hablar” siempre viene seguida de algo terrible, pero nunca como esa
vez. Yo ya sabía, dos días después de la operación que se llevó mi útero, ovarios y varias
masas a analizar (“ahora sí soy realmente hueca”) que algo estaba muy muy mal pero ni el
cirujano se atrevía claramente a decírmelo. Le dejó la misión a mi marido, total, ya tuvimos
que hablar tantas veces, ¿qué te hace una más?
-Te vas a morir. Es cáncer de ovarios con metástasis, tenés un 40% de chances de responder
a la quimoterapia. Un 60% -duh- de no. Ese 40% va del mejor panorama, que la quimio te
sea leve, que transforme al cáncer en una enfermedad crónica como la diabetes, al peor, que
la quimio te destruya pero te deje viva, en una pálida imagen de lo que alguna vez fuiste. El
60% es que nada funcione y el cáncer o la quimio te maten.
Suena muy crudo pero, en el fondo, yo ya sabía. Siguió:
-De acá a la quimio tenemos que vivir pensando que te vas a morir y preparar todo lo que

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haga falta. Después, todo lo contrario, con la convicción ciega de que vas a vivir, de que va
a funcionar.
Así que me puse, nos pusimos, a prepararnos para lo peor: poderes ante escribano, trámites
de todos los colores, un libro que escribí (y sigo escribiendo) para que mi hijo me pueda
conocer si las cosas salen mal.
Leí en una entrevista a -no se rían- Facundo Arana que cuando le dieron el diagnóstico
(tuvo enfermedad de Hodgkin) salió a la calle y el mundo le pareció technicolor. Le tengo
que dar la razón. Todo se siente más potente y vívido cuando te vas a morir. Querés sentir y
degustar y amar. A la vez, esa intensidad es insostenible (y no hay cuerpo enfermo que la
aguante) y hay que buscar vías de escape, divertimentos, distracciones o te transformás en
una Patti Smith del cáncer. Y ahí entran las redes sociales. O más bien: Twitter. Facebook
es para perritos perdidos y fotos de bebés. Instragram es para hacer un recorte estético de la
vida. Twitter es para exagerar y discutir horas si tampón o toallita, sí, pero también para
contar qué me pasa.
En el sanatorio no tenía wifi, prendí el 3g un par de veces para mandar mails a mis amigas
y nada más. Cuando volví a casa ya habían pasado cinco días de la operación y le di varias
vueltas al asunto de contar o no contar. Me decidí por contar. Tener cáncer es como tener
gripe: nada vergonzoso, sólo mil veces peor. No contar es ponerse del lado de los que
titulan “una larga y penosa enfermedad”. Sentir vergüenza, ¿de qué? Salvo que creas en
“las piruetas culpabilizadoras que achacan a los enfermos responsabilidad por su
enfermedad” (eso dijo Susan Sontag, ojalá fuera mía la frase).
Recién vuelvo a casa, agradezco todas las menciones y dm y saludos a través de terceros.—
María Marie (@kireinatatemono) septiembre 23, 2014 ¿Cómo estoy? No hay mucha forma
de decir esto salvo directamente y no tiene sentido ocultarlo y caer en “larga enfermedad” y
demás.— María Marie (@kireinatatemono) septiembre 23, 2014 Después de mil vueltas
médicas y una operación hermosa: cáncer de ovarios. Pronóstico reservado. Quimio en un
mes.— María Marie (@kireinatatemono) septiembre 23, 2014
Lo mandé en una sucesión de 3 o 4 tuits. En la siguiente media hora me llegó una cantidad
de mentions y dm como nunca había recibido en mi vida. Me tuve que ir a llorar al baño.
Capaz suena ridículo. Al 90% de la gente que me escribió no la vi jamás en persona pero
compartimos muchos momentos inolvidables juntos (era por abajo, Palacio). El 10%

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restante es una mezcla de personas que vi alguna vez o son amigos de amigos, con mis
amigas, a las que también las conocí por internet, me gusta tu blog, te gusta el mío, seamos
amigas. Andá a explicarle eso a alguien que piense que si conocés gente por internet
terminás de copera en Sri Lanka.
Todos los mensajes ofrecían ánimo y ayuda. Y los respondí uno por uno porque así me crió
mi mamá, agradecida.
Ahora, sin ofender a ninguno, les voy a decir LA frase que detesto escuchar: va a estar todo
bien. Todo bien las bolas. Decirle a una cancerosa que va a estar todo bien es como decirle
a uno que está por cruzar un desierto que allá al final hay un oasis. Primero puede ser que te
mueras de sed, te piquen los alacranes, se te palme el camello y alucines hasta la locura
pero no te preocupes que VA A ESTAR TODO BIEN. Entiendo que es una frase
automática, que sale sola, que yo misma debo haber dicho cuando estaba del otro lado pero
mejor no la digan más.
Prefiero mil veces la que me dice mi mejor amiga: ES TODO UNA MIERDA. Primero
porque es la pura verdad y después porque ofrece un desafío. Es todo una mierda pero YO
voy a poder, YO no me voy a morir. YO voy a ser del 40% aunque sea medio triste de
pensar. Me siento tirando de la barcaza de escape del Titanic a seis personas para salvarme.
Lo lamento, me quiero salvar, soy joven aún, mi hijo tiene tres años, tengo mucho por
delante, congélese usted, señora sexagenaria.
A propósito de esto mismo: me asombra lo mucho que me dicen que soy valiente y fuerte.
Me parece que lo que hago es la única opción posible. ¿Qué más se puede hacer? ¿Hundirse
en la lástima por sí misma? Mejor hagamos el Show del Cáncer en Twiter.
En el show la quimioterapia se transformó en Kimmy Oh, una estrella del K-Pop que busca
trepar posiciones en el escala social. Cruel y despiadada pero decidida a triunfar cueste lo
que cueste. En el show cuento detalles de cómo es tratar el cáncer. Tip: no es como en esa
película malísima con Charlize Theron. No hay Iluminación, hay constipación. Las partes
más escatológicas las reservo para los mails del núcleo duro de amigas, pero sepan que no
miro el amanecer envuelta en una manta; de hecho casi no me pude parar los primeros
treinta (¿sesenta?) días. Se la pasa sinceramente mal. En mi caso, la vida está regida por
ciclos de 21 días, la distancia entre cada Kimmy.
En el show pido cosas, consejos, libros para leer y mi público responde. No puedo detallar

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la cantidad de regalos de todo tipo que me llegaron para mi, para mi marido, para mi pibe
(que es una especie de twitstar sin twiter). Desde el cuaderno donde le escribo a mi hijo
hasta una fuente de vitel toné. De todo.
En el show cuento que hay días que todo va mal, que no tengo ganas ni de sentarme, que
extraño a mi mamá, que se murió hace un año, de cáncer. Que cuando me siento pésimo
digo en voz alta: ayudame, mamá. Por suerte o desgracia, somos muchos los huérfanos y
podemos llorar todos juntos.
En el show transmito desde la Kimmy Oh, desde la espera de una tomografía, oh sí, gracias
OSECAC por el wifi libre. Lloro por la lechuga y el sushi que no me dejan comer. Maldigo
el sabor horrible del suplemento multivitamínico. Canto las loas del centro oncológico al
que voy y a la legislación argentina que hace que todo el tratamiento sea gratuito.
En el show, también, recibo muy de vez en cuando algún reply sinceramente idiota o
desubicado o desinformado. Me los tomo con más calma que en otro momento, prefiero
guardar mis energías negativas para despotricar contra la escasez de caramelos Fizz o
alguna otra causa igual de noble.
En el show conocí a mujeres que pasaron o están pasando por la misma situación. La
comunidad del cáncer, las abrazo fuerte.
En el show hablo de un tema central de todo esto: el pelo. Oh, el pelo, permítanme
explayarme. Primero me lo corté cortito, a lo Jean Seberg en Sin aliento. Nunca amé tanto
un corte de pelo. Nada bueno dura, así que empecé a encontrar cada vez más y más
mechones en la almohada hasta que decidí que no quedaba otra que raparse. Me gusta mi
cabeza sin cabellos pero nunca me animé -hasta ahora- a salir a la calle sin nada que la
cubra. Uso pañuelos y turbantes. Para el cumpleaños de mi hijo me puse una peluca
fantasía fucsia muy Britney. Una amiga me regaló una peluca de pelo natural, la hice cortar
a lo Mia Wallace. No me acostumbro a usarla. Aparte del calor y picazón que me provoca,
la siento una traición. Para mí esa peluca está del lado larga y penosa enfermedad de la vida
(la fucsia no, porque es obviamente un disfraz). Esta es falsedad, es ocultamiento. O capaz
es que no me siento linda cuando me la pongo, nomás, vamos. Porque, pese a que se me
cayeron las pestañas, qué cosa horrorosa, a que no tengo más culo, a que perdí 12 kilos y
tengo menos tonicidad muscular que Jabba the Hut, yo me quiero sentir (y me siento) linda,
así rapada y esquelética. La vanidad no se la lleva el cáncer. O yo no soy tan noble.

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Jean Seberg, Mia Wallace y María

En el show callo cosas que sólo puedo hablar con dos personas en la vida, o con una, o con
nadie. Pensamientos negrísimos acerca de la soledad, porque -después de todo- por mucha
comunicación y amor que haya la que pone el cuerpo es una. Hay dolores de los que no
tengo escapatoria (pero menos mal que para los otros tengo el humor). La angustia que me
da pensar que mi hijo podría crecer sin mi presencia. La envidia resentida hacia los sanos
que lo van a disfrutar. La mera incomodidad física.
En el show, siento, no cuento bien el trato a cuerpo de reina que me dispensa mi marido.
No sé si alguna vez en mi vida presencié acto de amor semejante. No sé si lo merezco.
En el show no hablo mucho de mi familia. Somos muy pocos. Están acá y me ayudan
mucho. No hablamos mucho, o nada, explícitamente del tema, porque somos así, duros y
reservados.
En el show cuento que estoy mucho mejor, que una transfusión de sangre me levantó el
cuerpo y ahora puedo hacer cosas que en noviembre eran impensadas: caminar quince
cuadras, cocinar, pasar más de media hora seguida con mi pibe. Y me festejan y me dicen
que falta poco y pienso: ay, amiguitos, no tienen ni idea de todo lo que falta. No tienen idea
de que voy a vivir con esto todo lo que me queda de vida, con la cicatriz que forma cruz
con la de la cesárea, con tratamientos crónicos, con el enemigo en el cuerpo.
Todo es una mierda y yo me voy a morir. Algún día. Capaz mañana me pisa un auto y no
llego a contarla en twiter. Sería una pena, tengo varios chistes buenos guardados.

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