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JuanAntonio05

Historia de España

2º Bachillerato

Estudios España

Reservados todos los derechos.


No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Unidad 5.- La crisis del Antiguo Régimen.

1.- El reinado de Carlos IV.

Con la muerte de Carlos III en 1788, llegó al trono Carlos IV, un rey débil que al principio de su
reinado dejó en el gobierno a los antiguos ministros ilustrados de su padre, pero que con el tiempo,
acabaría recurriendo a la figura del valido como los Austrias del siglo XVII.

Al año de haber llegado al trono, se produjo un hecho fundamental en la Historia: la Revolución


Francesa. Con ella, su primo Luis XVI de Francia dejaba de ser un rey absoluto contra su voluntad,
por lo que tanto Carlos IV como las demás monarquías europeas le declararon la guerra a la Francia
revolucionaria uniéndose en una coalición antifrancesa. Se ponía de esta forma fin a los Pactos de
Familia y Francia pasaba de ser aliado a enemigo. El conde de Floridablanca, primer secretario de
Estado y del Despacho del rey, trató de evitar que las ideas de la Revolución entraran en España,
creando el llamado “cordón sanitario”: prácticamente se prohibió la entrada de libros o escritos
del país vecino, se cerraron los periódicos no controlados directamente por el gobierno, se le dio
más poder a la Inquisición y se controló a los extranjeros residentes en España. Floridablanca fue
acusado de corrupción y sustituido por su rival, el conde de Aranda, también antiguo ministro de
Carlos III y menos inflexible en las relaciones con Francia. Cuando Aranda propuso la neutralidad
frente a los franceses, el rey, que era partidario de la guerra, lo sustituyó por un joven y ambicioso
militar que se acabaría convirtiendo en su valido: Manuel de Godoy.

Godoy involucró a España directamente en la guerra contra Francia tras la ejecución de Luis XVI
en 1793, sin embargo, el ejército español no estaba bien preparado y los franceses llegaron a ocupar
el norte de Cataluña y entraron en el actual País Vasco, donde llegaron a prometer un alto grado de
autonomía no respetado por la monarquía absoluta. Al mismo tiempo, se producían en el interior
levantamientos de grupos liberales que pretendían acabar con el absolutismo. La más importante fue
la de San Blas, dirigida por Picornell, que pretendía convertir a España en una monarquía
constitucional. Los fracasos militares hicieron que Godoy firmara con Francia la Paz de Basilea
(1795), en la que España recuperaba los territorios peninsulares ocupados a cambio de entregar a
Francia la mitad de la isla de Santo Domingo (actual Haití) en América.

Un año después de firmar la paz, Carlos IV volvía a aliarse con Francia para enfrentarse a Gran
Bretaña, con la que seguía manteniendo conflictos, sobre todo en las colonias. Tras varios
enfrentamientos, en 1805, ya con el emperador Napoleón Bonaparte como nuevo soberano de
Francia, ambos países se volvieron a enfrentar a los ingleses en Trafalgar, donde la flota de guerra
española fue aniquilada por los ingleses. Tras este fracaso, Godoy se convirtió en uno de los
personajes más odiados, siendo apoyado solo por el rey y su esposa, María Luisa de Borbón-Parma.
El príncipe heredero, Fernando (futuro Fernando VII), apoyado por miembros de la alta nobleza,
organizó un golpe de estado contra su padre, el llamado Complot del Escorial, para desalojar a
Godoy del gobierno, pero el complot fue descubierto, aunque el príncipe fue perdonado.
Al mismo tiempo que desmantelaba el complot, Godoy firmaba con Napoleón el Tratado de
Fontainebleau (1807). Con la excusa de invadir Portugal, aliado de Gran Bretaña, Godoy daba
permiso a Napoleón para atravesar España con sus tropas e invadir el país vecino. Luego, Portugal
sería dividido en tres partes: el norte sería para uno de los yernos de Carlos IV, el centro para
España, y el sur, para el propio Godoy. Cuando Napoleón había instalado a sus soldados en España,
se negó a retirarlos, la invasión francesa de España había comenzado.

En marzo de 1808, Fernando volvió a dirigir un complot contra su padre (Motín de Aranjuez)
para quitar el poder a Godoy, y esta vez consiguió el apoyo popular, por lo que Godoy fue
destituido y el rey Carlos IV obligado a abdicar en el que pasaría a llamarse Fernando VII.
Napoleón, con la excusa de devolver el trono a Carlos IV, capturó a la familia real y la llevó a

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Bayona (Francia), donde los obligó a renunciar al trono que entregó a su hermano José Bonaparte,
dando origen a la Guerra de la Independencia.

Retrato de la familia de Carlos IV, por Francisco de Goya.

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Retrato de Manuel de Godoy, por Francisco de Goya.

2.- La Guerra de la Independencia.

Aunque tenía a Fernando VII y sus padres bajo su control, Napoleón quería llevar a Bayona a toda
la familia real, y el 2 de mayo de 1808, mandó trasladar desde Madrid a los infantes Antonio
(hermano de Carlos IV) y Francisco de Paula (hijo menor de edad de Carlos IV). Esto, unido al
descontento contra los franceses por sus exigencias y abusos tras la invasión, fue el detonante para
el llamado Levantamiento del 2 de mayo, cuando el pueblo de Madrid atacó a la guarnición
francesa, mientras al mismo tiempo, los generales Daoíz y Velarde dirigían al ejército español
contra las tropas napoleónicas. A pesar de la dura represión que los franceses ejercieron sobre los
sublevados, el levantamiento fue seguido por numerosas ciudades españolas, degenerando en una
guerra abierta.

Mientras, Napoleón tras haber nombrado rey a su hermano José I, promulgó el Estatuto de
Bayona, una especie de Constitución en la que el monarca se reservaba el control de todos los
poderes, pero esta nueva imposición no fue aceptada por las autoridades españolas, que empezaron
a organizarse en Juntas locales, organizadas por una Junta Suprema Central, la cual actuaría en
nombre del rey prisionero (Fernando VII) hasta que fuese liberado. Además, el ejército español se
recompuso, y bajo las órdenes de la Junta lograron vencer a los ejércitos napoleónicos en Bailén
(julio de 1808) y los obligaron a replegarse hasta el norte del Ebro. Napoleón dirigió entonces
personalmente a su ejército y volvió a invadir España, obligando a la Junta a refugiarse en Cádiz,
ciudad que fue sitiada por los franceses hasta el final de la Guerra.

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Mientras la Junta se encontraba refugiada en Cádiz, donde redactarían la Constitución de 1812,
en el resto de España, la población se dividía en dos: los afrancesados y los patriotas.
Los primeros eran partidarios del gobierno de José I y colaboraron con él, pues consideraban que
bajo el gobierno francés España saldría definitivamente del Antiguo Régimen y dejaría atrás la
monarquía absoluta.
Los patriotas que estaban en el territorio ocupado por las tropas de Napoleón se organizaron en
guerrillas: no eran soldados profesionales y no se enfrentaban directamente al ejército enemigo,
sino que se trataba de civiles que atacaban a los franceses cómo y cuándo podían, dejándolos sin
suministros o atacándolos aprovechando su mejor conocimiento del terreno. Los ingleses, que
habían desembarcado en Portugal, comenzaron a avanzar por España para expulsar a los franceses,
contando con la ayuda de los grupos de guerrilleros, quienes consiguieron debilitar al ejército
napoleónico y contribuyeron en gran medida a su derrota.

3.- Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812.

Con el país invadido y la familia real prisionera, la Junta Central convocó Cortes extraordinarias
en Cádiz (1810) y dejó el poder en manos de un Consejo de Regencia.

Muchos de los diputados convocados no pudieron acudir debido a la invasión francesa y al sitio al
que estaba sometida Cádiz por los ejércitos napoleónicos. Los que sí acudieron procedían sobre
todo de la burguesía, clases medias y elementos cultos de la sociedad, incluyendo bastantes
miembros del clero y algunos de la nobleza.

Los diputados se dividían en dos tendencias políticas: los liberales, que pretendían implantar
reformas parecidas a las de la Revolución Francesa; y los serviles, que pedían continuar con la
monarquía absoluta de los Borbones. Los liberales, ante la ausencia del rey, presionaron y
consiguieron que las Cortes aprobaran una serie de medidas legales que desmantelaron el Antiguo
Régimen, y además consiguieron que comenzara a trabajarse en la redacción de una Constitución

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que transformara a España en una monarquía liberal.

Entre las medidas aprobadas estaban:

-Libertad de imprenta.
-La nobleza conservó sus propiedades agrícolas, pero perdió el señorío jurisdiccional (poder para
juzgar a los habitantes de sus dominios territoriales.)
-Abolición de la Inquisición.
-Se decretó la desamortización de parte de los bienes de la Iglesia (aunque esta medida
prácticamente no se pudo aplicar, pues fuera de Cádiz, el territorio seguía controlado por Francia
hasta 1814).
-Se liberalizó la economía, acabando con el control que los gremios ejercían sobre la producción y
venta en las ciudades y con los privilegios de la Mesta, permitiendo que los campesinos cercaran
sus campos.

Pero la gran obra de las Cortes de Cádiz, fue la promulgación de la primera Constitución de
España, la de 1812:

A pesar de que estuvo muy poco en vigor, pues Fernando VII la anulará a su vuelta al trono en
1814, en ella se recogían una serie de medidas que convirtieron a la Constitución de 1812 en una de
las más avanzadas de la época. Sus características y medidas más importantes fueron:
-Estableció el principio de soberanía nacional: el poder procede de la nación, no de un rey que lo
ha recibido de Dios.
-División de poderes: el legislativo recaía en unas Cortes unicamerales cuyos miembros serían
elegidos por sufragio universal masculino indirecto para mayores de 25 años. El ejecutivo recaía en
el rey, quien nombraría libremente a sus ministros y tendría derecho a vetar las leyes durante dos
años. El judicial recaería en tribunales controlados por jueces independientes.
-Se abolieron los privilegios estamentales decretando la igualdad de todos los ciudadanos ante la
ley.
-Se reconocía el derecho a la libertad de prensa, a la educación, a la libertad y a la propiedad,
todos ellos propios del liberalismo y vistos en Francia o E.E.U.U.
-Se incluía a los territorios americanos como parte de España en igualdad de condiciones.
-La única religión permitida era el catolicismo.

4.- Fin de la Guerra y reinado de Fernando VII (1814-33).

A partir de 1812, Napoleón comenzó a retirar soldados de España para enviarlos a la campaña de
Rusia, donde estaba siendo derrotado. Los ejércitos aliados de Gran Bretaña, Portugal y España, con
el apoyo de los guerrilleros, avanzaron y lograron derrotar a los franceses en Arapiles. En 1813, tras
las batallas de Vitoria y San Marcial, los ejércitos franceses tuvieron que retirarse de España, y
Napoleón tuvo que reconocer su derrota y liberar a Fernando VII, quien recuperó el trono español
por el Tratado de Valençay (diciembre de 1813).

Primera etapa: el Sexenio Absolutista (1814-20).

Cuando Fernando VII entró de nuevo en España, a principios de 1814, se negó a jurar la
Constitución de Cádiz, tal y como le pedía el Consejo de Regencia, y alentado por el apoyo popular
y el llamado Manifiesto de los Persas (carta enviada a Fernando VII por representantes de los
diputados serviles para pedirle que volviera a gobernar como un monarca absoluto), decidió abolir
la Constitución de 1812 y toda la obra legislativa de las Cortes de Cádiz.

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Las primeras medidas de Fernando VII fueron encaminadas a depurar el país de afrancesados,
es decir, los españoles que colaboraron con José I o que fueron sospechosas de simpatizar con las
ideas de la Revolución Francesa, fueron condenados a penas de muerte, exilio o prisión. También
comenzaron a ser perseguidos los liberales y los que se oponían a la vuelta de la monarquía
absoluta. La Inquisición fue restablecida y se anularon las libertades de prensa y expresión.
El rey se rodeó de una camarilla de personas de su confianza a las que entregó el gobierno del país
independientemente de su preparación para el puesto, y fue incapaz de resolver los principales
problemas a los que España se enfrentaba tras la Guerra: la situación económica era desastrosa y
las colonias de América, descontentas con la anulación de la Constitución, comenzaron el proceso
de independencia.
Gran parte del ejército, descontento con el gobierno del rey, comenzó a protagonizar
pronunciamientos militares con la intención de cambiar la situación política del país: Espoz y
Mina (antiguo guerrillero), Lacy y Díaz Porlier fueron los más destacados, pero el pronunciamiento
que realmente triunfó fue el del general Riego en Las Cabezas de San Juan (1 de enero de 1820).

Segunda etapa: el Trienio Liberal (1820-23).

Tras el triunfo del golpe y al verse sin apoyo suficiente en el ejército, Fernando VII se vio
obligado a reponer la Constitución de 1812 y a renunciar al poder absoluto. El nuevo gobierno
liberal volvió a abolir la Inquisición y comenzó un nuevo proceso de desamortización de los bienes
eclesiásticos, pero su gobierno se vio perjudicado por los enfrentamientos internos de los propios
liberales: los doceañistas o moderados, pretendían aplicar la Constitución pero dándole más poder
al rey, mientras que los veinteañistas o exaltados querían aplicarla estrictamente sin darle más
prerrogativas al monarca. Mientras tanto, en zonas del País Vasco, Navarra, Aragón y Cataluña,
grupos de monárquicos absolutistas apoyados por parte del campesinado, proclamaron la llamada
Regencia de Urgell, un gobierno absolutista que gobernaría en nombre del rey al que consideraban
prisionero de los liberales. Ante el fracaso de la Regencia de Urgell, que no fue capaz de imponerse
a los liberales, Fernando VII decidió pedir ayuda a las potencias monárquicas de Europa, las cuales,
en el Congreso de Verona, mandaron desde Francia al llamado ejército de los Cien Mil Hijos de
San Luis, quienes invadieron España y devolvieron a Fernando VII el poder absoluto.

Tercera etapa: la Década Ominosa (1823-33).

A pesar de que durante esta etapa, el rey volvió a reprimir duramente cualquier indicio de
liberalismo (fusilamiento de Torrijos, ejecución de Mariana Pineda), Fernando VII, mantuvo
algunas reformas anteriores, como la abolición de la Inquisición. Esto provocó que los miembros
más reaccionarios de la sociedad, conocidos como apostólicos o ultras comenzaran un nuevo
intento de levantamiento contra el rey, pero esta vez se trataba de absolutistas, no de liberales. La
situación degeneró en la llamada Guerra de los Malcontents o Agraviados, que se dio sobre todo
en la zona que había estado bajo el dominio de la Regencia de Urgell y que propuso como nuevo
monarca al hermano del rey: el infante don Carlos María Isidro.
Tras tres matrimonios en los que no había tenido descendencia, Fernando VII se casó por cuarta
vez. La elegida fue su sobrina: María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, con la que tuvo dos hijas:
Isabel (1830) y María Luisa Fernanda (1832). En España, la Ley Sálica traída por los Borbones
desde Francia, prohibía heredar a las mujeres, por lo que el hermano del rey se consideraba como su
único sucesor. Sin embargo, Fernando VII, promulgó la Pragmática Sanción, por la que anulaba la
anterior ley y nombró sucesora a su hija Isabel. Don Carlos y sus partidarios no aceptaron el
cambio, y a la muerte del rey en 1833, acabarían provocando las Guerras Carlistas, entre los
absolutistas partidarios de don Carlos, y los liberales partidarios de Isabel II.

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5.- La independencia de las colonias americanas.

Aunque el descontento en las colonias era anterior a la Guerra de la Independencia, fue a partir de
este suceso cuando las colonias empezaron a tomarse en serio la idea de independizarse de España.

Las causas del proceso independentista fueron:

-Descontento de los criollos: a pesar de su poder económico se sentían marginados por las
autoridades españolas, ya que los puestos más altos del gobierno americano eran entregados a
peninsulares. Además, los criollos habían comenzado a ocupar puestos en el gobierno local desde la
crisis del siglo XVII y en el ejército permanente creado por los Borbones, por lo que eran ellos
quienes realmente tenían que defenderse de los ataques de países extranjeros como Gran Bretaña o
Portugal. Por último, durante la Guerra de la Independencia, los americanos tuvieron sus propias
Juntas de Gobierno en nombre del rey prisionero (Fernando VII), y en ese vacío del poder central,
practicaron el autogobierno.
-Ejemplo de E.E.U.U.: los colonos de Hispanoamérica, pensaron que si las colonias del norte
habían podido expulsar a los británicos, ellos podrían hacer lo mismo con España y adoptar un
sistema de gobierno liberal como sus vecinos del norte, en vez de seguir bajo el control de una
monarquía absoluta.
-Debilidad española: España había perdido la mayor parte de su flota de guerra en la batalla de
Trafalgar (1805), y acababa de salir de la Guerra de la Independencia totalmente arruinada y con un
ejército debilitado.
-El comercio americano estaba monopolizado por España, pero durante periodos de guerra, los
colonos americanos no recibían mercancías de la metrópoli, por lo que se desarrolló un intenso
comercio de contrabando con otros países como Gran Bretaña o los E.E.U.U., y la dependencia de
los americanos con respecto a España fue cada vez menor.
-Fracaso de las reformas liberales: al anular la Constitución de 1812, Fernando VII acabó con
las esperanzas de los criollos de tener autonomía dentro de su unión con España, por lo que aceleró
sin pretenderlo el proceso independentista.

El proceso:

En 1810, tras la ocupación casi completa de la Península por las tropas napoleónicas, el
movimiento independentista se radicalizó, y el virreinato de Nueva Granada se declaró
independiente. En 1813, hicieron lo mismo México (virreinato de Nueva España) y el virreinato de
Río de la Plata. En el caso de México, se habían producido dos intentos anteriores, pero estaban
protagonizados por indios y mestizos, y los criollos se unieron a los partidarios de los españoles
para hacerlos fracasar, ya que lo que buscaban con la independencia era ascender al poder supremo
en América, no compartirlo con grupos sociales a los que consideraban inferiores.
El gobierno de Fernando VII intentó frenarlos y lo consiguió durante un corto periodo de tiempo,
pero los ejércitos de los independentistas, dirigidos por Simón Bolívar, Sucre y el general San
Martín, lograron liberar todo el subcontinente sur, con la excepción de Perú, donde los partidarios
del rey seguían manteniendo el poder. En 1824, tras la batalla de Ayacucho, los ejércitos españoles
fueron definitivamente derrotados, y España conservó solo Cuba y Puerto Rico en América, y las
Filipinas y la isla de Guam en el Pacífico.

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Consecuencias:

Tras la guerra, los peninsulares fueron expulsados de las antiguas colonias, donde se proclamaron
gobiernos republicanos (excepto el breve imperio mexicano del general Itúrbide) que acabaron
derivando en dictaduras. La Hacienda española sufrió un durísimo golpe que retrasó la
recuperación de la Guerra de la Independencia, pero a larga, España explotó de modo más racional
y eficaz las colonias que aún conservaba.

Evolución de la Guerra de la Independencia de Hispanoamérica.

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