Está en la página 1de 14

BLOQUE 5.

LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN


(1788-1833) LIBERALISMO FRENTE A
ABSOLUTISMO.
I. La crisis de la monarquía Borbónica. El reinado de Carlos IV.
II. La Guerra de la Independencia.
III. Los comienzos de la Revolución Liberal: las Cortes de Cádiz y la
Constitución de 1812.
IV. El Reinado de Fernando VII.
V. La independencia de Hispanoamérica.

I) CRISIS DE LA MONARQUÍA. EL REINADO DE CARLOS IV

En diciembre de 1788 fallecía Carlos III y le sucedía en el trono su hijo Carlos IV


(1788-1808). Los acontecimientos que sucedieron durante su reinado condujeron a la
Guerra de la Independencia contra la invasión de las fuerzas napoleónicas y a la crisis
del Antiguo Régimen en España, poniendo en cuestión la monarquía absoluta y el
régimen señorial e iniciando el cambio hacia un modelo liberal y representativo.

El reinado de Carlos IV fue en sus inicios una continuación del de su padre, incluso
mantuvo a sus ministros Floridablanca y el conde de Aranda, en los que el rey delegó
el poder, dando lugar a una etapa conocida como despotismo ministerial. Esta situación
cambió con el ascenso de Manuel Godoy al gobierno que, aunque ostentaba el cargo de
primer ministro, su papel recordaba al de los validos del siglo XVII. No obstante, los
acontecimientos que verdaderamente marcaron el reinado de Carlos IV fueron a nivel
exterior: el estallido de la revolución en Francia en 1789 y el posterior ascenso de
Napoleón al poder. Y es que, el movimiento revolucionario que sacudió a Francia
obligó a España a adoptar una política de prevención que evitase que estas ideas
cruzasen nuestras fronteras (Floridablanca endurece el control de aduanas y establece
una estricta censura), a la vez que se comprometían a ayudar a Francia, con cuyos reyes
nos unían lazos de parentesco.

A) EL GOBIERNO DE MANUEL GODOY (1792-MARZO 1808).

Tras un corto período de gobierno del conde de Aranda, Carlos IV nombró ministro a
Manuel Godoy en 1792. Pese a ganarse la animadversión de amplios sectores de la corte
demostró tener cierto talento político y una capacidad de trabajo considerable. Se
convirtió en el hombre con más poder político y más influyente de España. Su acción de
gobierno estuvo condicionada por su política hacia la Francia revolucionaria, que
conoció dos fases:

a) Hostilidad hacia Francia (1793-1795): se inició con su fracasado intento de salvar


la vida al rey Luis XVI, que acabaría siendo guillotinado. Estas acciones finalizarían
con la declaración de guerra contra la Francia revolucionaria (Guerra de la
Convención o del Rosellón), y la derrota española que obligó a firmar la Paz de
Basilea en 1795.

b) Alianza con Francia (1796-1808): con el giro del movimiento revolucionario en


Francia y el ascenso al poder de Napoleón Bonaparte, se produjo un acercamiento entre
ambos países que se manifestó en la firma de varios pactos de alianza que recuperaban
la esencia de los antiguos pactos de familia. Es el Tratado de San Ildefonso (1796),
donde se cede Santo Domingo a Francia y se establece una alianza militar con este país
en contra de Inglaterra.

En pocos meses, se produce la derrota naval del Cabo de San Vicente (1797), contra
los ingleses. Ello provoca la pérdida del control del comercio con América. En 1801,
Godoy gana a Portugal (aliada de Inglaterra) en la Guerra de las Naranjas, tomando
Olivenza. En 1805 se produce un nuevo enfrentamiento contra Inglaterra, que termina
con la derrota naval de Trafalgar (1805), donde Nelson derrota a Villeneuve (francés) y
a los marinos españoles Churruca, Alcalá Galiano, Uriarte,… Es la destrucción
completa de la armada española y el fin del control del comercio con Inglaterra. Como
Napoleón ya no podía vencer por mar a Inglaterra, optó por establecer un bloqueo
continental a este país, consiguiéndolo en todo Europa, excepto en Portugal. Godoy
firmara con Napoleón el Tratado de Fontainebleau en octubre 1807. Por este acuerdo
se autorizaba la entrada de tropas francesas en España con el propósito de invadir
Portugal.

Con todo, a finales de 1807 la situación económica y social de España era muy grave.
Desde hacía quince años, las guerras sucesivas, el hambre causada por la escasez de las
cosechas y las epidemias habían provocado una importante mortandad. Los precios se
habían disparado. El comercio en las colonias estaba colapsado desde la guerra anglo-
española de 1796, y desde 1806 el bloqueo impuesto por Napoleón contra Gran Bretaña
agravó aún más las cosas. A todo esto se sumaba la bancarrota del Estado, ya que las
guerras continuas habían provocado un endeudamiento creciente. En 1808 la deuda
alcanzaba 10 veces lo que se ingresaba cada año.

La indignación de todos los grupos sociales se dirigía contra Godoy, pero también
contra los reyes, por mantenerle al frente del gobierno. Se le acusaba de las derrotas
militares (derrota franco-española de Trafalgar y del Cabo de San Vicente), la nefasta
firma del Tratado de San Ildefonso (1796) con Francia, que implicaba la defensa mutua
o el intento de conquista de Portugal en 1801 durante la Guerra de las Naranjas; y se le
hacía responsable del hundimiento económico. El rechazo del clero se manifestó a partir
de unas primeras medidas desamortizadoras del gobierno.

La oposición se fue concretando en torno al príncipe Fernando, apartado del gobierno


por Godoy, al que odiaba. Sus partidarios (englobados en el llamado Partido
Fernandino), entre los que estaban algunos aristócratas y miembros del clero, supieron
propagar una imagen del príncipe positiva y presentarle ante el pueblo como el único
salvador posible del país y de la dinastía.
B) EL MOTÍN DE ARANJUEZ (MARZO DE 1808).

Según el Tratado de Fontainebleau, con el fin de invadir Portugal, Carlos IV autorizó la


entrada de tropas francesas en suelo español. El Emperador tenía una opinión bastante
negativa sobre la familia reinante. Tras el lamentable espectáculo de la conjura del
Escorial, donde Fernando VII y sus consejeros intentan eliminar a Godoy Napoleón
planea el cambio de dinastía. Entre noviembre de 1807 y febrero de 1808 entraron en
España otros cuatro cuerpos de Ejército que desplazaron a las guarniciones españolas de
Burgos, Salamanca, Pamplona, San Sebastián y Barcelona. El 20 de febrero se puso al
frente de las tropas francesas en España a Murat, cuñado del Emperador.

En esta situación Godoy, receloso de las intenciones de Napoleón, planea trasladar a los
reyes a Andalucía y, después, probablemente a América. Cuando este proyecto se
conoce estalla un motín en Aranjuez, lugar donde se encontraba la Corte.

El origen del motín debe buscarse en el partido que se había formado en torno al
príncipe heredero, futuro Fernando VII, radicalmente opuesto al excesivo poder y
protagonismo de Godoy. Este partido fomentó el descontento entre grupos populares
(soldados, campesinos y servidores de palacio), que fueron quienes protagonizaron el
motín asaltando el palacio de Godoy. Carlos IV se vio obligado a destituir a su
ministro y a abdicar a favor de su hijo Fernando. Para intentar recuperar su trono,
comunicó a Napoleón lo ocurrido y reclamó su ayuda.

C) LAS ABDICACIONES DE BAYONA.

Napoleón consigue hábilmente hacerse árbitro de la situación y convence a padre y a


hijo para que arreglen sus diferencias en Bayona. Allí, el emperador francés obliga a
Fernando a devolver el trono a su padre y, a éste, a renunciar al trono español en su
favor. Napoleón, a su vez, lo entregará a su hermano José Bonaparte. El nuevo régimen
de José I quedó diseñado en el llamado Estatuto de Bayona, especie de “carta
otorgada”, y no una constitución, y aunque no era liberal, incluía en su contenido el
reconocimiento de ciertos derechos individuales, aunque el rey se reservaba la práctica
totalidad de los poderes. Nunca se llegó a poner en práctica al coincidir con el estallido
de la guerra.

FERNANDO VII CARLOS IV NAPOLEON JOSE I

II) LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA

Desde marzo de 1808 las tropas francesas, al mando de Murat, habían ocupado la
ciudad. El 2 de mayo se procedió al traslado de parte de la familia real que todavía
estaba en Madrid a Francia. Este hecho acabó desencadenando el levantamiento del
pueblo de Madrid este mismo día, acaudillado por los capitanes de artillería Daoiz y
Velarde, y el teniente Ruiz (ESTA FECHA SE CONSIDERA EL INICIO DE LA
GUERRA DE LA INDEPENDENCIA). Pero la protesta fue duramente reprimida
durante el 3 de Mayo y muchos madrileños fueron fusilados. El eco de la revuelta llegó
a muchos rincones de la Península, extendiéndose así la insurrección general, a finales
de mayo.

Las abdicaciones de Bayona y la insurrección contra José I y su el Estatuto de Bayona


significaron una situación de "vacío de poder" que desencadenó la quiebra de la
monarquía del Antiguo Régimen en España. Para hacer frente al invasor, se constituyen
Juntas locales, que luego se aúnan en las Juntas Provinciales, que asumen la
soberanía en nombre del rey ausente. En septiembre 1808, las Juntas Provinciales se
coordinaron y se constituyó la Junta Central Suprema.

JUNTAS JUNTA SUPREMA


JUNTAS LOCALES CORTES DE CADIZ
PROVINCIALES CENTRAL

A) BANDOS EN EL CONFLICTO

La guerra de Independencia fue, fundamentalmente, una guerra de liberación contra


un invasor extranjero; pero también fue una guerra civil, ya que un importante sector
de la población española aceptó y respetó la legitimidad de José I Bonaparte. Enfrentó:

a) Por una parte, a los llamados “afrancesados”, viejos reformistas e ilustrados


partidarios de una modernización pacífica y gradual de España, de la vía reformista y
que apoyan a José I.

b) Por otra parte, están los llamados “patriotas”, grupo heterogéneo que comparten
el rechazo al invasor y el reconocimiento de Fernando VII como legítimo rey de
España, pero que pertenecían a dos grupos ideológicos muy dispares: liberales y
absolutistas.
- Los liberales rechazan a los franceses, pero no a sus ideas, y desean implantar en
España reformas liberales. Este grupo está integrado fundamentalmente por la burguesía
y parte del clero.

- Los tradicionalistas o absolutistas representan a la mayor parte del bajo del clero y
las masas populares, defienden el retorno de Fernando VII como monarca absoluto, en
la tradición del Antiguo Régimen.

B) EL DESARROLLO DE LA GUERRA: FASES

Al inicio la relación de fuerzas era dramática para los españoles. Frente a poco más de
100.000 soldados franceses España contaba con apenas unos 70.000. Los ejércitos del
Emperador llevaban años paseándose por Europa, sin embargo la guerra tuvo unas
características totalmente propias en España.

Por un lado el surgimiento de guerrillas, como las de El Empecinado, el cura Merino


o Espoz y Mina. Pequeñas partidas de unas pocas decenas de hombres que perturbaban
las comunicaciones, suministros y refuerzos franceses. Reglamentadas por las Cortes en
1810 llegaron a convertirse en auténticas divisiones regulares del Ejército español.
Por otro lado el fenómeno de los asedios, como las ciudades de Zaragoza o Gerona
donde las tropas imperiales malgastaron tiempo, hombre y recursos para el control de
las mismas. En ningún otro lugar de Europa se vieron ciudades rodeadas y dispuestas de
defenderse del invasor hasta sus últimas fuerzas.

1º) Primera fase: éxitos españoles (hasta noviembre de 1808)

Destacan el sitio de Zaragoza (1808) (resistencia organizada por el general Palafox, y


donde se encuentra Agustina de Aragón) y la derrota en la Batalla de Bailén (1808) del
ejército francés, dirigido por el General Dupont, frente al ejército español comandado
por el General Castaños. Esta victoria tuvo una gran importancia estratégica y
propagandística, ya que se impidió el avance francés hacia Andalucía y por primera vez
era derrotado el ejército napoleónico. José I se ve obligado a abandonar Madrid y a
refugiarse en Vitoria.

2º) Segunda fase: dominio francés e inicio de la guerra de guerrillas (noviembre


1808- enero de 1812)

Napoleón había subestimado en principio la capacidad de resistencia del pueblo


español. Ante la derrota de Bailén organizó la “Grande Armée”, un poderoso ejército
dirigido por el propio Napoleón. Restaura a José I en Madrid, tras su victoria en
Somosierra, y prácticamente domina toda la Península, excepto Cádiz.

Desde el lado de la resistencia fueron de vital importancia dos hechos:

- La participación militar de Inglaterra en la contienda.

- La aparición de la guerrilla popular como nueva y eficaz táctica de lucha contra


ejércitos más numerosos y mejor equipados.

Durante tres años el ejército francés sufrirá una terrible guerra de desgaste frente a la
guerrilla.

3º) Tercera fase: derrota del invasor (1812-1814)

La tercera y última fase se inicia en la primavera de 1812, cuando Napoleón se ve


obligado a retirar de España parte de sus tropas para unirlas a la Campaña contra Rusia.
Los ejércitos anglo-españoles aprovecharon esta circunstancia para intensificar su
ofensiva. En 1812 un ejército británico, dirigido por el general Wellington, desembarcó
en Portugal, comenzando una larga ofensiva contra los ejércitos franceses. A la victoria
de Arapiles (1812) (Salamanca), les suceden las definitivas de Vitoria (1813) y San
Marcial (1813). A finales de 1813 se firmó el Tratado de Valençay, por el que
Napoleón ofrecía la paz y reconocía a Fernando VII como rey de España. La guerra
había concluido de manera oficial, sin embargo, en 1814 los ejércitos inglés y español
invadieron el Sur de Francia, hasta que los franceses se retiraron de Cataluña y
Fernando VII abandonara Francia en dirección a España.
C) CONSECUENCIAS DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA.

El final de la guerra dejó un país arrasado. Se calcula que hubo cerca de medio millón
de muertos sobre una población de poca más de diez millones. Además habría que
contabilizar los muertos por epidemias, enfermedades y la gran hambruna que asoló
el país en 1812. A estos hay que sumar los mutilados y heridos de guerra. Debemos
indicar que el exilio de cerca de 15.000 afrancesados supuso la pérdida de una élite
difícilmente sustituible.

Las pérdidas materiales también fueron cuantiosas, tras los asedios numerosas
ciudades estaban completamente arrasadas, como Zaragoza, Gerona o San Sebastián. En
otras como Salamanca o León la ocupación francesa había causado la destrucción de
importantísimos edificios y monumentos artísticos, además del expolio de numerosas
obras de arte.

Las consecuencias económicas fueron notables. La incipiente industrialización de


finales de siglo en el textil catalán se perdió por el robo de maquinaria o destrucción de
las fábricas. Las comunicaciones con el mercado colonial habían desaparecido desde
1797. Sin embargo, fueron los campesinos los que soportaron el peso principal de la
guerra; alistamientos masivos, requisas de alimentos y animales, destrucción de las
cosechas y abandono de los campos dejaron un país agotado. La guerra además arruinó
definitivamente a la Hacienda española, al tener que pagar a dos administraciones
distintas. Mientras los ingresos cayeron en picado los gastos aumentaron a un ritmo
asombroso.

A nivel internacional las principales consecuencias fueron para Francia. El desprestigio


de la derrota de Bailén llevó al Emperador a enfrentarse a una nueva Coalición. Siempre
se tuvo que disponer de un numeroso ejército para controlar la Península, donde además
cada año de guerra se perdían 30.000 hombres para el Ejército imperial. Sin embargo, la
importancia de “la úlcera española”, como el mismo Napoleón calificó a la guerra de
Independencia, no se vio reflejada en el Congreso de Viena de 1815. La vil actuación
del nuevo rey Fernando durante toda la guerra, capaz de celebrar las victorias francesas
con fuegos artificiales en su residencia de Valençay, lastaron las reclamaciones
españolas. Lejos de obtener compensaciones económicas o territoriales España tuvo que
hacer frente a un levantamiento en sus colonias americanas, falta de cualquier ayuda
internacional y con el intervencionismo británico terminarían con su emancipación en
1824.

III) LOS COMIENZOS DE LA REVOLUCIÓN LIBERAL: LAS


CORTES DE CÁDIZ Y LA CONSTITUCIÓN DE 1812.

El proceso de convocatoria de Cortes extraordinarias lo había iniciado ya la Junta


Suprema Central , pero en 1810 fue reemplazada por un Consejo de Regencia ante las
dificultades de la Junta para hacer frente a las derrotas y a las críticas de los sectores
absolutistas. Las Cortes fueron convocadas en Cádiz por ser la única ciudad que resistía
al asedio francés con ayuda de Gran Bretaña. Los liberales consiguieron que la
convocatoria no se realizara por estamentos, como en el Antiguo Régimen, sino como
una Asamblea Única, en la que a cada diputado le correspondía un voto. La elección de
diputados de cada provincia se realizó mediante el voto de los varones mayores de 25
años. Entre los diputados elegidos predominaban, además de eclesiásticos (casi un
tercio), abogados, funcionarios, militares e intelectuales. También participaron
diputados americanos.

Dos hechos, sin embargo, llaman la atención en cuanto a la composición de esas Cortes:

- No había ni un solo representante de las clases populares, aunque los campesinos


desempeñaban un papel fundamental en la lucha contra el invasor francés.

- Los representantes de los territorios americanos fueron designados entre los


originarios de dichos territorios que se encontraban en Cádiz, en ese momento, casi
todos ellos miembros de una exaltada burguesía liberal.

Las sesiones de Cortes comenzaron en septiembre de 1810 y muy pronto se formaron


dos grupos de diputados enfrentados:

 Liberales: partidarios de reformas revolucionarias, inspiradas en los principios


de la Revolución Francesa.
 Jovellanistas: partidarios de reformas no revolucionarios, sin romper con la
tradición.
 Absolutistas: partidarios del mantenimiento del Antiguo Régimen (monarquía
absoluta, sociedad estamental, economía mercantilista).

En su Decreto de Constitución estas cortes establecieron los siguientes principios, que


supusieron un planteamiento de inspiración liberal radicalmente contrario a las
concepciones del Antiguo Régimen, sin dejar por ello de proclamar a Fernando VII
como rey legítimo. Recordar que ambos grupos sí querían al rey, pero cada uno con
unas condiciones propias. Ningún grupo quería prescindir del rey y proclamar una
república. Las características principales de esta constitución son:

- Declararon que en las Cortes residía la soberanía nacional.

- Plantearon la división de poderes del Estado.

- Separación de los tres poderes. Asignaron a las Cortes el poder legislativo, junto
con el rey (éste podía sancionar o vetar las leyes). El poder ejecutivo sería del rey y sus
secretarios, sujetos a la constitución. El poder judicial sería para los tribunales.

- Fijaron como uno de sus objetivos principales la elaboración de una Constitución (la
primera de España).

- Sufragio universal masculino indirecto.

- Reconocimiento de los derechos y libertades fundamentales del individuo.

- Igualdad de todos los ciudadanos ante la ley.

- Otras: abolición de la Inquisición, Religión católica oficial, Libertad de prensa.

Así pues, las Cortes de Cádiz, al estar dominadas por el sector liberal, representaron el
primer episodio de revolución liberal burguesa en la historia de España. Su objetivo
final era crear un nuevo modelo de sociedad basado en tres principios fundamentales del
liberalismo:

 La libertad económica, que exigía la abolición del régimen señorial feudal y la


liberalización de la propiedad y del trabajo.
 La igualdad jurídica, que requería la abolición de los privilegios feudales de
nobleza y clero, y la consideraciónde toda la población como ciudadanos iguales
ante la ley.
 Un sistema político parlamentario y constitucional, contrario al absolutismo.

Pero la labor más importante de estas Cortes fue la promulgación de la primera


Constitución auténticamente española. (Aunque la mayor parte de todas estas
disposiciones fueron derogadas en 1814, al restablecerse el absolutismo).

IV) EL REINADO DE FERNANDO VII: LIBERALISMO FRENTE


A ABSOLUTISMO

Este reinado dura sobre unos 20 años, desde 1814 hasta 1833, distinguiéndose tres
etapas bien diferenciadas:
A) EL SEXENIO ABSOLUTISTA: (1814-1820) (6 años)

Fernando VII regresó a España en marzo de 1814 y no cumplió sus promesas de


acatamiento del régimen constitucional. Gran parte del pueblo, nobleza y clero le
apoyaba con fervor.

En abril recibió el documento firmado por los diputados absolutistas conocido como
“Manifiesto de los Persas” (apoyado también por nobles y clero). En él se le animaba
a ignorar las propuestas liberales y a restaurar la monarquía absoluta, dentro del
ANTIGUO REGIMEN (la situación hasta 1808). Tras su llegada a Madrid el 10 de
mayo declaró nula la Constitución y toda la obra legisladora de Cádiz e inició la
persecución de liberales y afrancesados, que serían detenidos y ejecutados o huyeron
al exilio a Francia o a Inglaterra. Los liberales que permanecieron se vieron obligados a
formar sociedades secretas, de forma clandestina e ilegal, debiendo aguardar el
momento propicio para conspirar. Se restituyeron los privilegios de la nobleza y clero,
se restituye el régimen señorial, se restablecía la Inquisición,…

Fernando VII gobernó en permanente inestabilidad política con continuos cambios de


ministros. El auténtico gobierno en la sombra lo constituía la “camarilla” formada por
hombres de confianza del rey, reaccionarios a la más mínima reforma.

La situación económica era desastrosa en el campo, en la industria y en el


comercio, aunque el problema más grave era la quiebra financiera del Estado, ya que
no se llegaban a cubrir los gastos con los ingresos. Además, el estallido de
movimientos de emancipación de las colonias exigió recursos extraordinarios para
hacerles frente e interrumpió los flujos monetarios que llegaban desde América. El
problema de fondo era la falta de contribución por parte de los propietarios de tierras.
Varios ministros de Hacienda plantearon reformas fiscales, pero, ni los privilegiados ni
el rey estaban dispuestos a cambiar esa situación.

Poco a poco el descontento se extendió desde el campo a las ciudades e incluso afectó al
ejército. De este modo se reorganizó el movimiento clandestino liberal y entre 1814 y
1820 se llegarían a producir numerosas conspiraciones y hasta 7 pronunciamientos
(Espoz y Mina, Porlier,…)

B) EL TRIENIO LIBERAL (1820-1823) (3años)

Finalmente, el pronunciamiento del comandante Rafael de Riego, jefe de las tropas


expedicionarias acantonadas en Cabezas de San Juan para ser enviadas a América, el 1
de enero de 1820 tiene éxito y recibe el apoyo popular necesario para triunfar,
restaurándose la Constitución de Cádiz. El movimiento triunfó gracias al apoyo de otras
guarniciones y sobre todo a la irritación campesina. Finalmente Fernando VII tuvo que
jurar la Constitución de Cádiz el 7 de marzo. Pero en todo momento se opuso a
cualquier colaboración con este gobierno liberal e hizo todo lo posible para desbaratar
sus planes mediante conspiraciones con aquellos sectores que todavía le eran afines.
Se formó un nuevo gobierno que proclamó una amnistía que permitió el regreso de
liberales y afrancesados y convocó elecciones que fueron ganadas por los liberales. Las
nuevas Cortes se formaron con una mayoría de diputados liberales e iniciaron una
importante obra reformista. El principal objetivo del Trienio fue consolidar la
abolición del antiguo Régimen, iniciada por las Cortes de Cádiz y frenada tras el
regreso de Fernando VII. Para ello se tomaron las siguientes medidas:

- Supresión de los señoríos jurisdiccionales, mayorazgos y vinculaciones. lo que


permitió liquidar el feudalismo en el campo.
- Aprobación de una reforma eclesiástica, que suprimía los conventos y
secularizaba a los frailes. Se llevó a cabo una desamortización de tierras del
clero regular que pasaron al Estado y fueron vendidas a particulares en subasta
pública.
- Reforma del sistema fiscal para aumentar los recursos del Estado y disminución
del diezmo que cobraba la Iglesia.
- Eliminación de los gremios y, en consecuencia, aprobación de la libertad de
industria y de la circulación de mercancías, favoreciendo así la aparición de una
burguesía comercial e industrial.
- Se recuperó la Milicia Nacional.
- Se promulgó el primer código penal (1822).
- Se organizó la educación en tres grados: primario, secundario y universitario.

Sin embargo, surgiría un fuerte descontento de los campesinos, que se tradujo en


protestas y levantamientos. Si bien, las reformas del Trienio abolían los señoríos
jurisdiccionales, no incorporaban aspiraciones básicas como el acceso a la propiedad de
la tierra y una efectiva rebaja de los impuestos. También, la nobleza tradicional y la
Iglesia, tradujeron su fuerte descontento en apoyar estas protestas y levantamiento, pues
fueron muy perjudicadas por la supresión del diezmo y los privilegios.

Además, entre las filas de los liberales se estaba generando una primera división
entre:

a) Moderados o “doceañistas” y Son los que hicieron la Constitución de 1812,


partidarios de reformas paulatinas y de intentar colaborar con el rey.
b) Exaltados o “veinteañistas”. Más radicales en la búsqueda de reformas.

En 1822, los exaltados accedieron al poder e iniciaron una fuerte política radical de
grandes cambios políticos y sociales, que generó el rechazo de gran parte de los que
apoyaban al rey, y llamados realistas, cuyo objetivo era restablecer el poder del rey ante
los liberales. De hecho, tuvieron que ver con algunas sublevaciones militares, o la
organización de guerrillas en Navarra y Cataluña.

Ante el cariz más revolucionario que estaba tomando el gobierno, Fernando VII pidió
ayuda en varias ocasiones a las potencias de la SANTA ALIANZA, para que le
restablecieran como rey absolutista, destruyendo al gobierno liberal radical. las
potencias de la Santa Alianza acordaron intervenir en la Península. Un ejército francés
al mando del duque de Angulema, los Cien Mil Hijos de San Luis, junto a 35.000
voluntarios realistas entraron en España en abril de 1823, en octubre liberaban al Rey en
Cádiz devolviéndole su poder absoluto, acabando con el trienio liberal. Fernando VII
restauró por segunda vez el absolutismo.

B) LA DECADA OMINOSA (1823-1833) (10 años)

Fernando VII declaró nulos todos los actos de gobierno durante el Trienio Liberal y
restauró de nuevo el absolutismo. Sin embargo, esta segunda restauración del
absolutismo, aunque pretendía también restablecer el Antiguo Régimen y se iniciaba
con una brutal represión contra los liberales, se desarrolló con un carácter más
moderado que la primera, buscando una cierta modernización administrativa. Hasta el
punto de que en esta última etapa de su reinado Fernando VII se encontró con una doble
oposición:

 La de los liberales (exaltados y moderados), opuestos al absolutismo y


perseguidos. Realizaron varias conspiraciones, siendo la más famosa la del
General Torrijos, que fracasó y supuso el fusilamiento de éste y sus seguidores.
 La de los apostólicos. Eran los absolutistas o realistas más exaltados, que
consideraban sospechosas las tímidas medidas de reforma y el moderantismo del
monarca. De hecho, también conspirarían contra el rey, basculando hacia el
hermano del rey, don Carlos María Isidro. La conspiración más grave fue la que
produjo en Cataluña la guerra de los agraviados: estamos ante el origen del
carlismo.

La crisis económica continuó agravándose. En la agricultura, por la persistente caída de


los precios, la vuelta de la Mesta, la presión fiscal, la falta de mercados, y la pérdida de
las colonias americanas. En conjunto, en 1830 la deuda no había sido amortizada más
que en un 7% mientras que se había multiplicado por siete la deuda exterior. La
bancarrota era poco menos que inevitable.

En este contexto surge la cuestión sucesoria: Fernando VII se casó con su sobrina
María Cristina de Borbón (1829) y en 1830 tuvo una hija, Isabel. Para poder
nombrarla su heredera, el rey promulgó la “Pragmática Sanción”, norma que
autorizaba la sucesión femenina al trono, prohibida hasta entonces por la “Ley Sálica”.
Ante esta decisión, encontramos una nueva división de españoles:

a) Los más conservadores, que querían una monarquía absoluta, consideraron


ilegal la sucesión de Isabel sosteniendo que debía recaer en Carlos María
Isidro, hermano del rey y ferviente defensor del absolutismo.
b) Los absolutistas moderados aliados con los liberales y sectores de la
aristocracia partidaria de las reformas políticas y económicas apoyaron a la
nueva reina, en quien veían la única posibilidad de cambio.

Nació así el problema del carlismo, que agrupaba a las fuerzas absolutistas y que
desencadenó una guerra civil a la muerte de Fernando VII. En consecuencia, el
acceso y la permanencia en el trono de Isabel II, la hija de Fernando VII, va a
depender del apoyo de los liberales.
V) LA INDEPENDENCIA DE LA AMERICA ESPAÑOLA

Los orígenes del independentismo americano se remontan al siglo XVIII, por un lado,
por la difusión de las ideas de la Ilustración, por otro el ejemplo de la independencia de
las 13 colonias (nacimiento de los EEUU), y sobre todo por la propia estructura social
de las colonias americanas. Los criollos (descendientes de los españoles, y nacidos en
América) controlaban las haciendas y las plantaciones, así como gran parte de la
producción manufacturera y casi todo el comercio. Este grupo que representaba entre un
10 y un 15% del total de la población controlaba la casi totalidad de la economía pero
estaba excluida de los grandes cargos de poder, ocupados por los españoles
peninsulares. Los españoles que apenas representaban el 1% de la población, sin
embargo, controlaban la inmensa mayoría de los cargos políticos y eclesiásticos de las
colonias americanas. Por una parte eran envidiados por los criollos, pero a su vez
tolerados, para que defendiesen su supremacía económica de la inmensa mayoría de la
población, indígenas, mulatos y esclavos. Sobre todo de los primeros, que eran la
verdadera mano de obra campesina al servicio de los criollos y siempre dispuesta a
librarse de su dominio. Hubieron algunas rebeliones protagonizadas por los indígenas,
como la de Tupac Amaru de 1780.

En el momento de la crisis de la monarquía española, las abdicaciones de Bayona y la


Guerra de la Independencia, se produjo un fuerte vacío de poder, tanto en la Península
como en América. Se formaron en América también juntas, que mantuvieron
inicialmente sus lazos con Cádiz, e incluso participaron en la Constitución de 1812.

A) CAUSAS DE LA INDEPENDENCIA

- Las colonias habían ido progresivamente ampliando su autonomía y


consideraban que tenían la suficiente madurez como para asumir un gobierno
más amplio.
- El proceso emancipador creció con algunas medidas borbónicas sobre economía
y fiscalidad en América y el comercio, que desfavorecían a los criollos.
- El ejemplo constante de ver a los EEUU que se habían independizado
recientemente de Inglaterra, proclamando una república con su constitución.
- Las ideas ilustradas y liberales procedentes de Francia, mediante libros de
contrabando.
- La pérdida de los lazos comerciales y militares con España desde la derrota de
Trafalgar en 1805.
- La invasión napoleónica, con casi todo el territorio peninsular ocupado, los reyes
prisioneros y un gobierno francés extranjero y no aceptado ni por los
peninsulares ni por los americanos.
- Incapacidad de España de surtir comercial e industrialmente a las colonias
americanas. España no dejaba el comercio libre a ninguna potencia extranjera,
por lo que se impulsaba el contrabando, el encarecimiento de los precios por su
falta, y la dureza económica de las aduanas.
El pueblo campesino, indígena y mestizos, participaron muy poco en las luchas
independentistas, que fueron más bien un conflicto entre peninsulares y
criollos. Los primeros controlaban la administración virreinal y eran de ideas
más conservadoras. Los criollos, comerciantes y terratenientes, eran liberales.

B) EL PROCESO DE INDEPENDENCIA (1810-1824)

1.- Primera Fase (1810-1814): Entre marzo y septiembre de 1810 se fueron formando
juntas revolucionarias en Caracas, Buenos Aires, Santa Fe de Bogotá y Santiago de
Chile. En general, surgieron movimientos revolucionarios que crearon nuevos gobiernos
americanos, en un proceso muy similar en todas las regiones:

- Se convocaba un cabildo abierto en la capital, que sustituía a las viejas


autoridades por una junta, que actuaba como gobierno.
- La junta organizaba un ejército y establecía relaciones con Inglaterra y
Estados Unidos, para obtener su apoyo.
- Se convocaba un Congreso, según el modelo francés o de Estados
Unidos, con el fin de elaborar una constitución de inspiración liberal, que
proclamara la independencia en un régimen republicano.

En general fueron las propias divisiones internas de los líderes criollos los que en esta
primera fase dieron al traste con el proceso revolucionario. Las autoridades fueron
recuperando el control paulatinamente a partir de 1813, haciéndose con el control de
Bogotá, Caracas y Santiago. Los líderes independentistas terminaron en prisión
(Miranda, Nariño) o en el exilio (O´Higgings o Bolívar). El envío de un ejército de
10.000 hombres, al mando del general Morillo, en febrero de 1814, fue decisivo para
el restablecimiento del control peninsular
en el Norte. En Méjico, el cura Hidalgo,
fue quien en septiembre de 1810 dirigió la
sublevación contra el nuevo virrey enviado
por la Regencia. Pedía la eliminación de
tributos, la abolición del régimen de castas,
el reparto de tierras, y fin de los
monopolios mineros. Tal programa hizo
que los criollos asustados recurriesen a los
españoles para defender su posición de
privilegio. Hidalgo fue detenido y
ejecutado, al igual que su sucesor, el cura
Morelos en 1815. Sólo quedaban por
controlar los focos independentistas de
Paraguay y Argentina.
2.- Segunda fase (1814-1820): A partir de
1816 la restauración del absolutismo en
España, y el fin del liberalismo reavivó las
ansias de independencia. El Gobierno
español se veía incapaz de enviar las
fuerzas que se reclamaban desde América, a causa de la quiebra financiera del Estado.
Desde Argentina, San Martín, tras varias batallas (Chacabuco), consigue proclamar la
independencia de Argentina y Chile en 1816. Por su parte Simón Bolívar reanudó las
operaciones en Venezuela en 1816. La política represiva del virrey Morillo hizo que se
incorporaran al movimiento independentista los indígenas. En 1819 derrotara a los
realistas en la batalla de Boyacá. Entonces se proclama la República de la Gran
Colombia (Venezuela, Colombia y Ecuador). En esta segunda fase, fue fundamental el
apoyo abierto de Inglaterra y Estados Unidos a favor de los independentistas.

3.- Tercera fase (1820-1824): Ante el pronunciamiento de Riego en la península


(1820), con las tropas destinadas a luchar en América, no pudieron enviarse tropas de
refresco a América. Tras derrotar a los realistas en Carabobo en 1821, Bolívar avanzó
hacia el Sur, y San Martín desde el Sur, confluyendo ambos en el virreinato del Perú,
principal foco realista. Las tropas españolas se encontraban divididas entre liberales y
absolutistas. En 1824, se producía la decisiva batalla de Ayacucho donde el general
Sucre derrotaba a las últimas tropas realistas. En Méjico, Iturbide garantizaba la
independencia, la preeminencia de la Iglesia y la unión de todos los grupos sociales,
recibiendo un apoyo generalizado. En tan sólo seis meses consiguió imponerse a las
fuerzas realistas y en marzo de 1822 era proclamado emperador.

Se da por concluida la independencia de la América Española. Inmediatamente,


Inglaterra y los EEUU reconocieron a todas las nuevas repúblicas por intereses
comerciales, apoyando a los criollos, los cuales marginaron a los indígenas y
establecieron unos sistemas liberales que fracasaron. De ahí pasaron a establecer
regímenes unipersonales y despóticos.

C) REPERCUSIONES PARA ESPAÑA.

Cuando acabó el reinado de Fernando VII, el inmenso imperio colonial de antaño había
quedado reducido a Cuba, Puerto Rico y Filipinas. España pasaba a ser una potencia de
segunda fila en el contexto europeo y los nuevos estados americanos se desangraban
durante varias décadas en guerras entre ellos por delimitaciones territoriales,
independencias y zonas de influencia económica.

El desastre no fue sólo militar sino fundamentalmente económico:

a) Inglaterra y Estados Unidos suplantaron a España en el control del mercado


americano.
b) El comercio con América, una de las principales actividades de la economía
española, se redujo en gran medida y afectó especialmente a zonas como
Cataluña, que orientaba gran parte de su producción a la exportación a las
colonias.
C) Desapareció también una fuente importante de ingresos para la Hacienda Real,
en cuanto a los tesoros de oro y plata.

También podría gustarte