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1. Determine el tema del texto y la opinión manifestada por el autor.

- El tema del texto son los artículos de opinión. El autor critica su número excesivo y el
peligro de perder perspectiva y opinar sin criterio. Ante este hecho, el lector puede
acabar cansado de que le digan cómo tiene que opinar.

- El tema se centra en los textos periodísticos de opinión. El autor considera excesivas las
opiniones y alerta de los riesgos tanto para el emisor (pierde criterio y pontifica), como
para el lector (quien rechaza este dirigismo).

2. ¿Qué quiere decir el autor cuando habla de “opinadicto” y “opinódromo”?

La tendencia habitual a opinar de cualquier tema y de forma poco meditada la asimila el autor
con una adicción, por eso, llama “opinadicto” al que publica semanal o mensualmente sus
columnas y artículos de opinión. Así mismo, el “opinódromo” sería otro neologismo para
referirse al lugar donde se vierten reiteradamente las opiniones (formada como “hipódromo” o
“velódromo”); en el caso de los artículos el lugar remite a los medios de comunicación o redes
sociales. Ambos términos son denominaciones irónicas que sirven a la finalidad crítica del texto.

3. Comentario lingüístico dirigido: Describa los mecanismos lingüísticos utilizados en el texto,


que consiguen darle coherencia de significado.

El texto hace referencia al periodístico. El autor comienza introduciendo el tema en la primera línea
(el problema de los artículos de opinión es opinar). La segunda parte (l. 2-14) desarrolla como
argumentos todos los peligros que plantea la opinión excesiva, haciendo énfasis en el desarrollo en el
tiempo desde el planteamiento inicial hasta el resultado habitual. En este apartado se concreta la
tesis (“hasta que…” /l. 9-10), señalando como consecuencia grave el hecho de opinar sin ningún
criterio, sólo por el hecho de hacerlo. La opinión se asimila a una adicción irrefrenable. Por último,
en la tercera parte, se valoran las consecuencias sobre el receptor, que acaba cansándose de esta
imposición. Se aprecia una clara progresión temática a través de las ideas secundarias referidas en
las líneas anteriores.

Por lo que se refiere a los mecanismos léxico-semánticos, el texto está cohesionado a través de la
repetición de la palabra opinión y su familia léxica (donde aparecen los neologismos (opinoadicto,
opinódromo, opinofobia). El campo semántico de la opinión abarca los términos que hacen
referencia a dictaminar: “sentar cátedra”/l. 3, “imponer”/l.5, “juzgar, reescribir, manipular”/l. 8,
“decir lo que está bien y lo que está mal”/l. 17-18. Otro campo semántico importante es el de la
adicción: además de los neologismos mencionados, incluimos “exceso”/l.14.

La cohesión está muy presente a través de la sinonimia y la antonimia. Son sinónimos


“comienza”/l.2, “arranca”/l.4, “se empieza” /l. 7 , así como “acabar”/l. 3, “terminar”/l. 5, “se
acaba”/l. 7, que se oponen en paralelismo entre sí. El autor pretende oponer el propósito
bienintencionado con el resultado final, totalmente autoritario. Otros sinónimos: “opiniones
distintas, encontradas”/l. 15, “lo abruman, lo nublan”/l. 16. Los antónimos también están presentes
para abordar las opiniones opuestas: derecha/izquierda, arriba/abajo (l. 11-12), bien/mal ,
right/wrong l. 17-18), o la frecuencia: se levanta/se acuesta , l. 14-15. Se pretende relativizar la
opinión, que puede oscilar de un extremo a otro.

En cuanto a los mecanismos de referencia (plano morfosintáctico), la deixis personal (que señala al
emisor y al receptor del texto) está presente en texto, por ejemplo en la línea 10 en ese indefinido
"Uno" tras el que se esconde el emisor y con él todos esos periodistas "opinoadictos" que opinan a
diario o semanalmente y que está en relación con los "se" de las líneas 6, 7, 8 o con el sustantivo
colectivo "gente" de la línea 11, y los morfemas verbales de tercera persona del singular. El receptor
del texto se puede encontrar reconocido en el sintagma "consumidor de opiniones" (1. 13),
protagonista del último párrafo, y al que el autor vuelve constantemente en esas líneas de modo
anafórico fundamentalmente mediante el pronombre personal átono "lo": (L-14) "lo abruman, lo
nublan, lo pueden sumir...".

La elipsis es un elemento de cohesión fundamental en este texto; ejemplo de esto es la elipsis del
sujeto a lo largo de todo el primer párrafo que tras ese "uno" indefinido de la 1.-1 está elidido tras en
la oración que tiene como núcleo de su predicado a los verbos "arranca" (l.4); o un sustantivo tan
significativo en el texto como "opiniones" (l.13) que tras ser calificadas por una larga enumeración de
adjetivos valorativos (l.14 "distintas, encontradas, superlativas ,consecutivas..) se eliden como sujeto
de los verbos "abrumar", "nublar", de la perífrasis "poder sumir" (l. 14 -15).

El paralelismo es un elemento sintáctico que cohesiona el texto contrastando un antes y un después.


En este sentido destaca el marcador textual “y al final”/l. 8, que permite introducir la tesis: el exceso
de opiniones hace que no tengan relevancia. El autor introduce expresiones reformuladoras (“en
cualquier caso”/l. 13) para matizar y numerosos conectores de adición (nexo copulativo “y”) para
añadir nuevas ideas: “Y lo más terrible”/l. 14.

En conclusión, el autor del texto reflexiona sobre el mismo hecho de escribir artículos de opinión,
denunciando los excesos y peligros de los mismos, tanto para el emisor como para el lector, lo que se
pone de manifiesto a través de la deixis personal. La cohesión se consigue especialmente a través de
las antítesis y el paralelismo. El campo semántico de las adicciones dota a esta crítica de un
elemento negativo que da mayor fuerza a la argumentación.

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