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Andres Pucheu Coaching para La Efectivid
Andres Pucheu Coaching para La Efectivid
Nivel
Comentar cada uno de estos en particular tomaría bastante tiempo, sin embargo, parece
ser la característica inicial de cualquier proceso de coaching, advertir que el coachee se
encuentra en algún desajuste entre sus creencias, capacidades, ideas y los desafíos de los
que le corresponde hacerse cargo. En algunos casos este desajuste puede ser muy
significativo, en otros puede ser menor. Por ello, al inicio de cualquier coaching es esencial
discutir con el cliente sobre estos déficits y plantearse en un rol de ayuda, apoyo y recurso
para acompañarlo en su desarrollo. En ello la confianza en la relación establecida es
fundamental.
El autor se enfoca luego en el coaching desde el coach, para lo cual trae a colación a
Gerard Egan, quien desarrolla lo que se conoce como el “modelo básico de ayuda”,
aplicable a cualquier psicoterapia y al coaching mismo. Dice Egan que la ayuda tiene tres
etapas:
(1) Clarificación o re conceptualización del problema, el cliente debe dedicarse a
expresar y analizar sus percepciones y afectos, de tal modo que pueda identificar
los elementos en los que debe intervenir. Para esto se debe facilitar la exploración
y apoyar en el manejo de los afectos.
(2) Se orienta a la identificación de metas, donde se establecen sus metas y
estrategias adecuadas para alcanzarlas.
(3) Se implementan los planes de acción y se apoya al cliente a entender desafíos y
fortalecer sus capacidades.
En este modelo debe entenderse que el “ayudador” no sólo está resolviendo un problema
específico sino que traspasando las competencias para enfrentar los problemas que
puedan no ser previsibles en el momento actual. Esto último me parece especialmente
interesante a los efectos del coaching, ayudamos al cliente a resolver un problema a cierto
nivel, a otro, lo acompañamos a “cambiar su observador” y, por lo tanto, desarrollar
nuevas competencias, nuevas prácticas, nuevos modos de verse a sí mismo, que le hagan
más fácil en el futuro hacerse cargo de la dificultad que lo trajo al coaching.
El autor describe las distintas orientaciones teóricas en coaching, realizando una
clasificación entre enfoques conductuales, sistémicos, psicodinámicos, humanistas y
transpersonales. Aquí “queda al debe”, ya que cada modelo da para muchos capítulos y la
profundidad con los que los aborda es muy baja a mi entender.
Finalmente, describe las principales técnicas del coaching, donde describe: escucha,
énfasis o marcación, preguntas, reflejo, retroalimentación y confrontación, interpretación,
contar anécdotas o historias, modelaje y ensayo, uso de instrumentos para guía y práctica,
asignación de tareas. De nuevo queda “al debe” según mi parecer, ya que mezcla distintas
técnicas, de distinta complejidad y de distinto impacto en el coachee.
El libro concluye con una presentación de situaciones habituales y casos prácticos de
análisis.
Como dije al principio, me parece un esfuerzo serio y académico de “ordenar” el mundo
del coaching en organizaciones, generando un marco o “rayado de cancha” de esta
disciplina emergente, presentando modelos, autores y enfoques de manera sistémica para
comprender el campo. Todos los coaches que trabajan en este campo debieran tenerla en
su escritorio.
Obras como estas son bienvenidas, ya que confirman la seriedad de este campo, que más
allá de la moda que pueda tener, emerge como una oportunidad para que personas,
equipos y organizaciones contribuyan mejor a sus logros y de ese modo, a toda la
sociedad.
Carlos Díaz Lastreto
9, junio, 2017.