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Análisis sobre el Padre Manuel Briceño Jáuregui.

El padre Manuel Briceño desde muy pequeño mostro una gran personalidad,
hombre preocupado por conocer profundamente al ser humano, de conocer sus
necesidades y pensamiento. Provenía de una familia numerosa donde les enseñaron
raíces profundamente católicas, donde el matrimonio Briceño Jáuregui inculcaron en sus
hijos las virtudes humanas y cristianas que los mantendrían unidos durante toda su vida.

A lo largo de su vida experimento cambios muy interesantes, puesto que se formó


bajo siete pilares que contemplaron armoniosamente cada cambio vivido y que le ayudo
a descubrir lo maravilloso de la vida, además de estos cambios le ayudaron a resaltar lo
hermoso de su país Colombia, es decir, dejar su nombre bien en alto como él quería.

Siendo jesuita termino su bachillerato y se convirtió en sacerdote lo que lo ayudo a


ser más comprensivo y humano, más de lo que ya era, en esa etapa comenzó a escribir
y se puede notar en lo versos que dedico cuando cumplió las bodas de oro a su ingreso
al noviciado.

Como profesor universitario se destacó en la especialidad de Humanidades, se


destacó allí por disfrutar de la cátedra y por hacer de ella lo más interesante posible para
sus alumnos, para que ellos sintieran el gusto de estar en esa clase y que sintieran la
necesidad de investigar mucho más allá de lo que él les podía proporcionar.

Como humanista se destacó por resaltar entre muchos aspectos la familiaridad su


amor por todo lo aprendido, el padre Manuel en cada uno de sus trabajos narra los viajes
vividos, los cambios a los que fue sometido en el transcurso de su vida y los cuales
fueron como una gran aventura que les sirvieron de mucha ayuda para cultivarse
espiritualmente y forjarse como el hombre de iglesia que era.

El padre Manuel en sus escritos proyecta todo lo vivido en cada uno de sus viajes
y el cómo experimento ver de cerca lo que había leído en algunos libros, fue testigo de
que lo que allí aparecía era cierto y que de una u otra forma él podría dar a conocer sin
viajar, pero esto también le ayudo para cultivar su alma y permitió crecer como persona y
madurar en todos y cada uno de sus trabajos.
Como académico fue responsable de cuidar la educación de muchos jóvenes de
su país, fue en esa etapa de su vida cuidadoso para así lograr sus objetivos de poder
impartir una educación de calidad a nivel superior y que los jóvenes de la época
obtuvieran el mayor provecho posible y así formarse como grandes profesionales.

Como autor y poeta explota en todo su esplendor, puesto que en esta etapa deja
florecer todo su ingenio en los trabajos realizados La lectura de sus versos nos permite
reconocer el humor sano y jovial que siempre lo distinguió, además en sus escritos
también resalta su honda preocupación por lo que está sucediendo en su país para la
época.

Pero como humanista sin duda alguna el padre Manuel Briceño muestra sus
virtudes y cualidades, una de ellas es la sencillez, este hombre superior no tuvo jamás
ansias de poder ni tampoco hizo alarde de sus conocimientos. No fue arrogante. Por el
contrario, siempre logró que su interlocutor, no le importaba el estatus social de nadie
porque para él era igual un millonario que un asalariado, lo que realmente le preocupaba
era el comportamiento de la sociedad en general, a que desde muy jóvenes se
contagiaran con todos los cambios que estaban surgiendo. Hombre agradecido, discreto,
consagró todas sus horas al ministerio sacerdotal y al trabajo académico.

Sus escritos estaban dirigidos a todo tipo de público con el único fin de llegar a lo
más profundo de sus sentimientos, de aprender a reconocerse y conocer el ser humano
en sí, porque como seres humanos muchas veces no entendemos algunas situaciones
que se van presentando a lo largo de nuestra vida y que de una u otra manera estamos
buscando como resolver cada incógnita o solución a las mismas.

Si aplicamos en la actualidad el humanismo clásico entonces deberíamos


empezar por cambiar algunas cosas de la sociedad actual que no reconoce lo que
sucede a su alrededor al igual que en la antigüedad, se debe seguir avanzando, se debe
seguir investigando pero de vez en cuando dando una mirada al pasado que sin duda
alguna nos ha proporcionado muchos datos para avanzar en la ciencia, en la tecnología,
en la educación y en la cultura, porque no es un secreto que fue en Grecia donde
florecieron los cambios, algo podemos aprender de eso, tenemos la fortuna hoy día de
leer a poetas que son a la vez comentadores sociales un ejemplo de ello es Horacio que
no es un moralista cristiano pero pide a los gobernantes de la época poner freno al
libertinaje.

Y cuando Marcial esta desencantado de ver a un simple zapatero convertirse en


un nuevo rico por haber recibido una herencia, y él que estudio no ha logrado subir de
escalafón social, pero se debe tener en claro que las humanidades clásicas son una
rama de los estudios humanos y como tal debemos aplicarlos tanto en la educación
como en la vida diaria, los clásicos no son suficientes pero abren los ojos a las
realizaciones del pensamiento humano en los siglos transcurridos y los que están por
transcurrir nos han enseñado a apreciar lo hermoso del pasado.

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