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INFLUENCIA BIBLIOGRÁFICA
POSDOCTORADO
Curso: SOCIOLOGÍA
Ensayo (History)
INFLUENCIA BIOGRÁFICA
El presente trabajo desarrolla cuestiones relativas a las formas de influencia que tiene una
persona famosa en alguien que es considerado anónimo, abarcando, por una parte, una
lectura diacrónica de la vida de esa persona que permite dar sentido a las diferencias entre
generaciones y, por otra parte, sincrónica, desenmascarando las lógicas productiva y
cultural contemporáneas, tan estrechamente vinculadas a las formas de ser de hoy,
prestando especial atención a los atributos novedosos de la que, de una forma influyó en
mi inclinación hacia los vocablos, dicciones, terminología de usos locales, comúnmente
llamados regionalismos, motivación y desafíos que se presentan para encarar el presente
ensayo.
El hecho de que debamos descubrir algunos factores que nos mueven en la vida, meditar
sobre ellos y hacer el enunciado de nuestra misión, la cual tendríamos que revisar día a día,
estudiarla, cambiar y agregar cosas que vayamos descubriendo poco a poco, ha sido
referente motivacional para mí, como entusiasta por el idioma, la vida de María Moliner.
Esta etapa de su vida fue muy importante. Mantuvo relaciones con la Institución Libre de
Enseñanza, que más adelante se reforzarían.
Los primeros exámenes del bachillerato los hizo María Moliner, como alumna libre, en el
Instituto General y Técnico Cardenal Cisneros de Madrid (entre 1910 y 1915), pasando en
julio de 1915 al Instituto General y Técnico de Zaragoza, del que fue alumna oficial a partir
de 1917 y donde concluyó el bachillerato en 1918.
En 1925 contrajo matrimonio con Fernando Ramón y Ferrando, que sería catedrático de
Física de la Universidad de Valencia, con quien tuvo cuatro hijos: Enrique. Fernando,
Carmen y Pedro. Durante la época en la que residió en
Valencia, doña María simultaneó sus labores domésticas con sus obligaciones profesionales
en el ámbito de las actividades culturales desarrolladas por la Segunda República, como
directora de la Biblioteca de la Universidad de Valencia y del proyecto de las Bibliotecas
Populares.
Tras ésta, el Ministerio de Educación y Ciencia, por acuerdo de 6 de julio de 1970, acordó
su ingreso en la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, en su categoría de Lazo.
María decía una de las frases suyas que más veces se han repetido: Sí, mi biografía es
muy escueta en cuanto a que mi único mérito es mi diccionario. Es decir, yo no
tengo ninguna obra que se pueda añadir a esa para hacer una larga lista que
contribuya a acreditar mi entrada en la Academia (...) Mi obra es limpiamente el
diccionario. Más adelante agregaba: Desde luego es una cosa indicada que un
filósofo -por Emilio Alarcos- entre en la Academia y yo ya me echo fuera, pero si
ese diccionario lo hubiera escrito un hombre, diría: «¡Pero y ese hombre, ¡cómo
no está en la Academia!
Recordemos que los últimos años de la vida de María estuvieron marcados por el cuidado
de su marido, jubilado en 1962, enfermo y ciego ya para 1968, y por el deseo de pulir y
ampliar con tranquilidad su famoso Diccionario de uso del español (publicado en dos
grandes volúmenes en 1966-1967, vid. infra). Sin embargo, en el verano de 1973
surgieron repentinamente los primeros síntomas de una arterioesclerosis cerebral,
enfermedad que la iría retirando de toda actividad intelectual. Su marido fallece el 4 de
septiembre de 1974, lo que termina con sus ganas de vivir. Pasó los siguientes seis años,
hasta su propio fallecimiento en 1981, en su casa de Madrid, retirada del mundo y en medio
del cariño y cuidados de su familia (su hermana Matilde, dos de sus hijos y numerosos
nietos).
Cada persona tenemos una misión personal y debemos descubrir cuál es e intentar llevarla
a cabo. De nuestra misión personal formarán parte muchas cosas. Decidir sobre nuestro
trabajo, lo que nos hace felices y disfrutar también es una misión personal.
Esto también se aplica para un equipo, un departamento, una familia que funcionan como
grupos y deben tener una guía para enfocar sus diferencias en momento dado.
Considero que estos valores varían de persona a persona, ejemplo: una persona puede tener
el valor de la belleza física, y para otra puede ser intrascendente, la abundancia de bienes es
valor que algunas personas tienen y otras no, de modo que algunos valores gobernantes
como: amor incondicional, belleza, familia, libertad, salud, sentido del humor, igualmente
tienen asidero en estas personas.
Después de descubrir cuáles era los roles que cumplían los valores en la vida de Molíner,
empecé a meditar sobre mis dones, las cosas que hacía bien, cuales eran las cosas que me
apasionaban y me llenaban, las que verdaderamente me hacían feliz, decidí como ejercicio
a registrar cuantos vocablos escuchaba de la gente.
El hecho era que debía descubrir estos factores de Molíner que más movían en la vida,
meditar sobre ellos y hacer el enunciado de mi misión, la cual tendría que revisar día a día,
estudiarla, cambiar y agregar cosas que vayamos descubriendo poco a poco, encontraba en
estos impulsos los deseos de escribir alguna vez un diccionario de regionalismo. Entonces,
a partir de elucubraciones llegué a una autodefinición: “Soy un ser humano capaz de
razonar y definir lo que es mejor para mí. Tengo conciencia de mi forma de
actuar y trato de mejorar cada día, sé que puedo lograr grandes metas en mi vida
y sobre todo tengo confianza en mí”.
De la misma manera, tuve que imaginar cómo sería en 10, 15, 20, 30 o 50 años. Mi visión
personal era quién quería ser yo: dónde y en qué quería trabajar, qué principios quería que
guiaran mi vida (dinero, amor, logro), a qué tipo de familia quería pertenecer, con qué
gente quería estar, en qué ciudad, qué aficiones quería tener, en qué quería ser bueno, a qué
estaría dispuesto a renunciar.
Debemos confesar que la magnitud de los cambios acontecidos en el mundo del trabajo, me
ha impactado con fuerza en mi hogar tal como le pasó a Moliner, en el que representa el
contexto familiar, en el que mi trascurrir como adolescente desarrollo mi vida.
Por otra parte, observamos un aumento de las uniones de hecho sin llegar al casamiento que
expresan una voluntad de vida en común sustentada en el afecto y no en la institución
social o familiar, lo que no experimentó la lingüista Moliner; un cierto reconocimiento de
tipo cultural y de tradición muy conservadora explicitó la no posibilidad de disolución del
vínculo de la pareja, el que pasó a ser centralmente más que amoroso, jurídico.
Sin embargo, a partir de los cambios sobre los que son inexorables en nuestras vidas y, en
particular, la nueva adecuación a la que hay que halarle, generada por la omnipresencia
avasallante de los medios, e inclusive el ingreso a la academia para seguir posgrados,
muchas personas que lograron un estatus representativo en la sociedad son excluidos; lo
que nos hace pensar que el panorama, ha cambiado radicalmente.
Para Molíner como en mi caso, los adultos, fue la referencia ineludible en nuestro trasegar
por la vida. Siempre propensos a mirarlos y a tratarlos a partir del recuerdo de nuestras
propias vivencias, en las que nos encontrábamos frente a un abismo. Campos que antes
aparecían como previsibles, hoy definitivamente no lo son. Navegar en la incertidumbre, no
nos sucedía cuando nos tocó ser jóvenes, mientras que los adultos en esta época, aún con
experiencias, navegan en aguas complejas e inciertas.
Por otra parte, los paradigmas que postularon a Moliner como ser humano, los que guiaron
y dinamizaron mis diferentes temporalidades, como sujeto de derecho y responsabilidad,
más allá de que éstas pudieran variar en tiempo y espacio, nos llevaron a ambos, a un
modelo de pensamiento diferente, en el cual no hay transiciones ni moratorias, sino
períodos de la vida con tareas propias que no se subalternizan sino que tienen entidad
particular dentro de un recorrido vital que concatena posibilidades y atributos, produciendo
para la humanidad unos de los textos más consultados y orientadores en materia
lexicográfica y dialectología; en el mismo sentido, la obra que he creado con la
denominación: El Lexietnoeducativo ha servido de fuente resiginficadora para la
cosmovisión del afro -descendiente.
Finalmente, si las palabras modelan los viejos sujetos, cuando menos acosadas y en proceso
de cambio, resulta insólito, cuando menos, sostener un imaginario que no responde a los
tiempos cuando ellas mismas ya no representan los sueños y esperanzas de una comunidad.
Este escenario de vida fue la constante de Moliner como lo siento hoy en mi vida.
BIBLIOGRAFIA
1. Amada Cinto, M.: «El bachillerato de María Juana Moliner», Trébede, 36, marzo de
2000, pp. 32-36.
3. Castelo, S.: «Conversación con María Moliner», ABC, 25 de junio de 1972, pp. 22- 27.
4. Castro, C.: «El español que se habla, más extenso que el que codifica la Academia», Ya,
domingo 6 de febrero de 1972.
5. Cobo Borda, J. G.: «María Moliner, pionera de esa hambre en español», en Rin
coñete, Centro Virtual Cervantes, 30 de marzo de 2000.
6. Cortés Alonso, V.: «María Moliner, profesora extra», Boletín de la ANABAD, 31, 1,
1981, pp. 43-46.
7. Cortés Alonso, V.: «La Escuela Cossío de Valencia», Trébede, 36, marzo de 2000,
pp. 39-42.