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ANTES DE LA ACTIVIDAD
Tipo de ruta: ruta en velero, descenso de aguas bravas, rafting, ruta en piraguas
por el mar o por un embalse, hidrospeed…
Dificultad: si es familiar es que es para todos los públicos o si por el contrario
cuenta con requisitos como experiencia previa, nivel técnico, condición física alta.
También conviene saber datos como la duración en tiempo y en km para que el
usuario pueda comparar con experiencias previas.
Recomendaciones: ropa y calzado necesario, protección solar, víveres,
agua…también si se dispone de taquilla para dejar ropa de recambio etc.
Desplazamientos: asunto muy importante. En muchas ocasiones los traslados
debe resolverlos el participante y esto supone un freno para la contratación de la
actividad.
Datos prácticos: horarios, precio, duración, punto de encuentro.
Cuando la actividad sea familiar se debería incidir en algunos aspectos como la
protección solar (gorras, cremas, camisetas) y calzado adecuado para poder
bañarse en pozas o lugares con suelos poco convencionales.
Mochilas y botes estancos: todos los usuarios deben saber si la empresa tiene un
plan para que sus pertenencias estén secas durante la actividad. Así pues debemos
dejar claro que los botes estancos están a su disposición dejando claro que los
botes estancos no están acolchados y que por tanto pueden ser peligrosos para
objetos frágiles.
Zonas de baño. Especialmente si hay niños en la actividad hay que dejar claro
cuánto cubre y cuánta corriente pudiera haber. Si hay niños en la actividad los guías
deben estar muy pendientes de ellos especialmente en estos momentos.
También es relevante que los usuarios sepan algunas características sobre el medio
en el que se va a desarrollar la actividad. Detalles como la flora y la fauna pero
también la figura de protección ambiental y las consecuentes regulaciones pueden
ser de interés para el usuario.
Hay que pensar que en un mismo grupo siempre vamos a encontrar distintas
capacidades entre los participantes, por lo que habrá que valorar en la medida de lo
posible esa variedad de niveles dentro del mismo grupo.
En la primera toma de contacto con los participantes que vamos a guiar debemos
tratar de obtener información acerca de la experiencia previa que tienen todos ellos.
En el que caso de que todos sean debutantes podemos fiarnos pero si alguno dice
que tiene algo de experiencia debemos tratar esta información con reservas. Más
vale plantear la actividad como si todos fueran debutantes que fiarse de una
autovaloración y después de tener problemas en el agua. Ej: alguien te pide un
kayak con cubre porque dice que sabe hacer esquimotaje.
Lo ideal sería tener un cuestionario online de fácil acceso con algunas preguntas
técnicas escondidas entre los datos personales para poder tener un buen perfil del
usuario. Si somos hábiles con la entrevista (personal o telefónica) en la que se
contrata la actividad también podremos sacar información valiosa para
posteriormente decidir una posible organización del grupo.
La finalidad de esos instrumentos es facilitar la toma de decisiones. Existen algunos
test estandarizados como el PAR-Q acerca del nivel de fitness de la persona. La
experiencia del personal que atienda al cliente y su “ojo experto”puede ser también
una herramienta nada desdeñable.
Nada más empezar la actividad tenemos que ser capaces de detectar errores
técnicos muy básicos no sólo por acabar de hacer ajustes en el grupo, la posición
del guía, etc. sino también para poder predecir qué usuario acabará fatigado por un
sobreesfuerzo o con molestias graves por una mala aplicación de la técnica.
En el momento de la adjudicación del material el guía habrá hecho un buen trabajo
de selección de las embarcaciones más oportunas. Su conocimiento de las
condiciones meteorológicas y ambientales pero también del “fondo de armario” que
tiene en su almacén le habrá ayudado a que los usuarios tengan la mejor
embarcación que puedan tener de acuerdo a la evaluación inicial y a las condiciones
que se van a encontrar.
También sabrá distribuir el material colectivo y darle la responsabilidad del “bote
estanco de los bocadillos” al usuario más experimentado.
Una vez tengamos a los usuarios con nosotros, pasaremos a repasar todas las
medidas de seguridad y asignar los equipos de protección individual. A veces el
medio en el que trabajamos nos permite hacer una actividad inicial dónde de forma
muy práctica y casi camuflada podemos hacer una prueba de nivel para tener claro
cuál es el nivel del grupo. Sólo con ver como cogen la piragua, se ponen el chaleco,
embarcan y hacen unas primeras paladas nos valdría para valorar la técnica, el
equilibrio y las maniobras que son capaces de realizar podremos ir deduciendo el
esfuerzo que pueden hacer todos ellos y sobre todo, el esfuerzo que va a hacer el
usuario menos competente. Este usuario es el que marca la dinámica del grupo.
Según veamos en esta primera toma de contacto si tienen errores muy básicos o si
por el contrario se desenvuelven con soltura podremos reajustar nuestros planes. Ej:
nuestro objetivo en una ruta guiada por la costa podría ser llegar a una cala más
lejana o a una más cercana.
Debemos saber si son capaces de seguir una dirección, si propulsan con eficacia y
si mantienen bien el equilibrio y avanzan confiadamente en el rumbo pretendido.
Con esta información ajustaremos nuestra actividad en duración, dificultad,
necesidad de asistencia muy precisa en algunos pasos, etc.
Por último, hay que insistir en la capacidad de identificar lugares peligrosos en el
medio en el que nos vamos a mover para dejarles claro a los usuarios que el paso
por dichos sitios puede generar un peligro objetivo y que el nerviosismo y la
novedad no pueden ser excusas para evitar los peligros.
DURANTE LA ACTIVIDAD
Se debe explicar también cómo va a ser la dinámica del grupo, cada cuanto nos
vamos a parar para reagruparnos si es necesario y que todo el grupo debe estar
dentro del campo visual de un guía. En esas paradas de reagrupamiento el guía
aprovechará para corregir errores técnicos, ampliar información que quedaba
pendiente del briefing o corregir conductas en contra del medio ambiente.
A veces también se hacen comunicaciones motivacionales (sobre todo cerca del
final de la actividad cuando estamos cansados) o dar detalles técnicos para algún
tramo más complejo. Una vez terminadas las paradas de reagrupamiento debemos
buscar que los usuarios cambien de posición en el grupo y favorecer el cambio de
perspectiva.
En algunas ocasiones el guía puede considerar que para una mejor marcha del
grupo es conveniente hacer un cambio en los agrupamientos. Por ejemplo; si vemos
que dos usuarios comparten una piragua autovaciable pero no paran de discutir
porque no se hacen caso el uno al otro puede ser buena idea sugerir cambios para
que puedan tener otro tipo de experiencia.
Otras veces, debemos usar ciertos agrupamientos pautados por las características
del medio y de la actividad para hacer estas intervenciones. Por ejemplo; sabemos
que debemos alcanzar el último puente antes del final del descenso media hora
antes de la hora de finalización. Ese último reagrupamiento puede ser fantástico
para proponer un cambio de embarcaciones si vamos en hora, hace bueno y el
grupo tiene “buen rollo”. O si algún participante va fundido y su compañero no puede
ayudarle podemos proponer un cambio con el usuario más en forma.
En cualquier caso y dado el carácter cambiante de nuestro medio, hacer
agrupamientos frecuentes con cierto arte puede ser una gran virtud de un guía
puesto que maximiza la vigilancia, hace más intervenciones técnicas y por lo tanto
enseña más cosas a los usuarios, evitará más peligros y sobre todo y muy por
encima de lo anterior, reafirmará su liderazgo en el grupo, lo que tendrá como
resultado que nadie tendrá ganas de tomar decisiones sin contar con el guía. El
liderazgo no tiene por qué ser autoritario, hay muchos tipos de liderazgo y tienen
que ver con sus habilidades de comunicación, su carisma y empatía, su templanza y
gestión del estrés, su pasión por su trabajo…
El guía también debe estar atento a las condiciones anímicas y físicas de los
participantes observando con atención su comportamiento. Una tiritona puede ser
cortada si descansamos un buen rato en seco o por el contrario puede llegar a ser
una hipotermia si el guía no se da cuenta de hacer una intervención. Lo mismo sería
aplicable a una deshidratación o una insolación.
En nuestros grupos habrá casi con total seguridad participantes con todo tipo de
perfiles. El buen guía sabrá identificar a los que puedan ayudar y también a los que
pueden ser ayudados. Esto mejorará la cohesión del grupo y hará que la actividad
vaya por el buen camino. A veces hay usuarios con ganas de destacar a toda costa
y eligen actitudes temerarias para que todos los demás les presten atención. El guía
debe cortar estas actitudes de raíz, para lo cual no es necesario ser borde, sino más
bien un artista o un torero con buena mano izquierda. Después de una llamada de
atención en privado o una intervención en el grupo explicando que esas acciones
nos ponen en peligro a todos podríamos llegar a apartar de la actividad a dichos
usuarios.
En otros casos nuestra atención debe ir dirigida a prestar ayuda a los diferentes
perfiles. Si bien es cierto que en muchas ocasiones los participantes menos
experimentados pueden ser ayudados por los que más saben, otras veces puede
ser oportuno poner una tarea más avanzada a los más experimentados para que
practiquen en una zona cerca pero apartada para poder repasar información básica
con los menos experimentados. Hacer subgrupos, por lo tanto, es un recurso más
que tiene el guía para garantizar que el grupo esté más cohesionado.
SISTEMAS DE COMUNICACIÓN EN ENTORNOS NATURALES. CRITERIOS DE
UTILIZACIÓN
AL FINALIZAR LA ACTIVIDAD
Al acabar la actividad lo más normal es que todo el mundo tenga mucha prisa por
ducharse y ponerse seco y picar algo. Así que debemos ser ágiles en la recogida
del material y en la comprobación de que todos los participantes están bien. Una
vez se han cumplido sus necesidades como clientes podemos ser astutos y
preguntarles oralmente o por escrito su valoración de la actividad y el grado de
satisfacción con la misma. En estos momentos se puede ofrecer algún valor añadido
como algunas fotos o montaje de video o un picoteo sencillo con alguna bebida
fresca.
ESTUDIO DE UN PRODUCTO: LA EXPEDICIÓN NO GUIADA
Cuando el grupo desciende el río sin presencia de un guía. La empresa sólo ayuda
con sus técnicos en la preparación del equipo, el transporte del mismo y la
información básica al inicio de la actividad y para la recogida del mismo y el retorno
de los participantes al finalizar el mismo.
2. Formación inicial:
a. Charla inicial, clase. Uso de la pala, agarre, orientación de la hoja de la
mano derecha, repaleo con la mano libre. Normalmente a pie de río
pero se puede hacer en bus de subida con un video.
b. Práctica en seco del paleo. Información inicial sobre dirección del
paleo, corrección del rumbo, tipos de palada.
c. Seguridad: chaleco obligatorio, protección solar, hidratación, no saltar
al agua desde la embarcación y aspectos específicos del tramo de río
a descender.
d. Comprobar la correcta comprensión del gesto técnico pues una vez
termina la charla los usuarios no van a tener ayuda.
e. Puntos significativos dentro del recorrido: puentes, playas de río,
curvas y meandros característicos…
3. Embarque
Empujón al agua. Buena suerte.
A veces con una rampa; es más divertido y mucho más ágil para la salida.
4. Descenso
a. El cliente no tiene contacto con nadie de la empresa hasta el punto de
salida del agua, donde habrá gente esperando. No está de más que
lleven un teléfono de contacto de la empresa por si surge algún
problema.
b. Práctica de su habilidad en pequeños rápidos sin peligros objetivos,
baños en pozas y disfrute del paisaje con flora y fauna única.
6. Llegada
Después del transporte de vuelta es una muy buena acción comercial darles
un pequeño detalle de la empresa mientras acabamos de confirmar que
tenemos sus datos para posibles acciones comerciales