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La Replicación del ADN

POSTED ON MAYO 19, 2021 BY RUBÉN MEGÍA GONZÁLEZ (COORDINADOR DEL


ÁREA DE FORMACIÓN)
Rubén Megía González

En publicaciones anteriores hablábamos del ciclo celular y la importancia de


la mitosis y la meiosis en los organismos vivos. Hoy quiero hablaros de un
mecanismo bioquímico imprescindible para todos estos procesos biológicos que
os comentábamos anteriormente. Se trata de la replicación del ADN, un
mecanismo a través del cual las células son capaces de duplicar su material
genético. ¿Quieres saber más? ¡Allá vamos, pero antes, recordemos algunas
nociones básicas sobre el ADN!

Estructura del ADN


El ADN, la “molécula de la vida” es un ácido nucleico formado unas pequeñas
“piezas” bioquímicas, que llamamos “nucleótidos”. Estos nucleótidos, a su vez,
están compuestos de tres componentes químicos básicos: un ácido fosfórico,
una desoxirribosa y una de las cuatro bases nitrogenadas que puede tener el
ADN (adenina, timina, citosina y guanina).
En el ADN, los nucleótidos se encuentran unidos covalentemente entre ellos,
formando dos largas cadenas que se “enrollan” sobre sí mismas, formando una
gran hélice. Cada una de estas cadenas es complementaria a la otra, es decir,
sus nucleótidos son complementarios en cada posición de la molécula (adeninas
con timinas y guaninas con citosinas). Ambas cadenas, además,
son antiparalelas, es decir, tienen sentidos contrarios. La nomenclatura 5’ (parte
de la molécula de ribosa que se une al fosfato) y 3’ (parte de la molécula de ribosa
que se une a otro nucleótido) nos ayudan a conocer en qué dirección se encuentra
cada cadena.
¡Recordad bien estos datos, porque son súper importantes para comprender la
replicación del ADN!

La replicación del ADN: Características principales


La replicación es el proceso mediante el cual una molécula de ADN es duplicada
y se obtienen dos moléculas de ADN. Los mecanismos de replicación son
importantísimos para el ciclo celular, pues sin ellos sería imposible obtener células
idénticas en la mitosis, entre otras cosas.

Las características principales de la replicación del ADN son las siguientes:


La replicación es semiconservativa
Como sabéis, el ADN está formado por 2 cadenas de nucleótidos. Pues bien, en el
proceso de replicación del ADN, cada una de las moléculas “hijas” que se
sintetizan a partir de una sola molécula “madre” conserva únicamente una de las
cadenas originales de la molécula madre. La otra cadena se sintetiza utilizando
como “molde” la cadena original conservada.

La replicación comienza en uno o más puntos fijos


Podríamos pensar que la replicación comienza de forma aleatoria, pero no
podríamos estar más equivocados. La replicación del ADN comienza siempre en
puntos concretos de la molécula llamados orígenes de replicación.
Los orígenes de replicación son unas secuencias concretas del ADN en las que se
puede comenzar la replicación. La composición de estas secuencias de
nucleótidos y la activación de la replicación son diferentes para bacterias, arqueas
y eucariotas. Por ejemplo, en el caso de las bacterias, únicamente encontraremos
un origen de replicación, mientras que en arqueas suelen haber diferentes lugares
de replicación. En eucariotas, como es el caso de los humanos, encontraremos
más de un origen de replicación.

La replicación avanza en forma de horquilla


Como os contaba anteriormente, el ADN es una doble hélice, en el que ambas
cadenas emparejan sus bases nitrogenadas complementarias. Estas bases
nitrogenadas se encuentran en el centro de la molécula, por lo que no son
fácilmente accesibles para los enzimas que se encargan de la replicación del
ADN.

Para solucionar este problema, el primer paso en la replicación es separar


puntualmente las dos cadenas que conforman la molécula del ADN. Conforme el
proceso de replicación avanza, las cadenas se abren, en forma de horquilla,
facilitando la acción de las enzimas.
La replicación es bidireccional
Cuando se forma una horquilla de replicación en un origen de replicación, por lo
general, no avanza únicamente en una dirección de la cadena, sino que lo hace
en ambas direcciones.

En algunas ocasiones la replicación del ADN se produce en una sola dirección.


Estos casos tan particulares ocurren en el ADN mitocondrial, algunos plásmidos
de bacterias u en algunos fagos monocatenarios.

La replicación es semidiscontinua
Podríamos pensar que la replicación del ADN es algo que se produce de manera
continua desde el origen de replicación hasta la finalización de la misma. No
obstante, esto no es así. Al menos para una de las cadenas.
Las ADN polimerasas, enzimas que se encargan de la síntesis de las nuevas
cadenas de ADN únicamente pueden sintetizar en dirección 5’ → 3’. Esto, para
una de las cadenas, es fantástico, porque puede sintetizarse de forma continua.
Sin embargo, para la otra es un problemón.

Las células han ingeniado una curiosa forma de sintetizar la nueva cadena de
ADN 3’ → 5’: a trocitos. Gracias a este mecanismo, las ADN polimerasas van
sintetizando pequeños fragmentos de ADN en la dirección normal (5’ → 3’), que
luego otras enzimas, las ADN ligasas, se encargan de unir, formando la nueva
cadena. A esta cadena se la conoce como “cadena rezagada”

La replicación en detalle
Una vez conocemos las principales características de la replicación, es hora de
conocer más en detalle cómo funciona este mecanismo. El proceso de replicación
del ADN se puede dividir en 3 subprocesos: iniciación,
elongación y terminación.

Iniciación
Como ya sabéis, la replicación comienza en los orígenes de replicación. En estos
puntos del genoma la helicasa, un enzima capaz de romper las uniones entre las
bases nitrogenadas de ambas cadenas de ADN, “abre” la doble hélice para
permitir la actuación del resto de enzimas. Acto seguido, unas proteínas de unión
a cadena simple se unen a cada una de las cadenas, evitando así que las dos
cadenas se vuelvan a unir entre ellas.

Aquí nos encontramos un gran problema: los superenrollamientos. Como os


comentaba antes, el ADN es una doble hélice y, como tal, si la abrimos por ambos
lados, la parte que todavía está cerrada puede enrollarse de forma excesiva,
causando graves daños en la molécula de ADN. Las células utilizan un tipo de
enzimas, las topoisomerasas, para aliviar este enrollamiento excesivo durante la
replicación.
Elongación
Tras la iniciación del proceso replicativo, las ADN polimerasas utilizan las
cadenas simples de la molécula madre de ADN para sintetizar, siempre en
dirección 5’ → 3’, las nuevas cadenas de ADN. Para ello, es necesario que una
enzima, la ADN primasa, le proporcione una secuencia corta de ARN sobre la que
sintetizar la nueva cadena. A esta secuencia corta de nucleótidos se le denomina
“cebador” o “primer”.
Una vez colocado el cebador, en la cadena adelantada la ADN polimerasa
procede de forma normal, hasta conseguir sintetizar toda la nueva cadena de
ADN. No obstante, en la cadena rezagada, la cosa se complica un poco más.

En la cadena rezagada, la ADN polimerasa va sintetizando “trocitos” de cadena en


dirección 5’ → 3’. A estos fragmentos se los conoce como “fragmentos de
Okazaki”. Cuando la ADN polimerasa que está sintetizando uno de estos
fragmentos se encuentra con el extremo del siguiente, elimina el cebador y la ADN
ligasa une los dos fragmentos de Okazaki en uno solo. Así hasta que se logra
sintetizar toda la cadena rezagada.

Terminación
Cuando el genoma ha sido completamente duplicado, las ADN polimerasas
eliminan los últimos cebadores y las ADN ligasas terminan de unir los fragmentos
de Okazaki restantes. ¡Y ya está! Ahora tenemos dos dobles hélices de ADN,
perfectas para el comienzo de una nueva división celular. ¡Eso sí, no sin antes
compactarse en forma de cromatina y luego en forma de cromosomas!

A continuación, os dejamos un esquema de todo el proceso, para que os quede


más claro:

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