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APRENDIZAJES BÁSICOS PARA LA VIDA Y EL DESARROLLO HUMANO.

Dr. Gustavo Torroella1

(…) Después de conocer las características de la educación para la vida y el


desarrollo humano y los postulados fundamentales en que se basa, surge la
pregunta, la cuestión central: ¿En qué consiste concretamente y cómo se lleva
a cabo esa educación para la vida que nos preparara para una vida de mejor
calidad? ¿Cuáles deberían ser los aprendizajes básicos que se deberían
aprender para afrontar la vida, para satisfacer las necesidades humanas
fundamentales, para desarrollar nuestras potencialidades, lo que nos permitiría
lograr un pleno desarrollo humano?

En resumen, para prepararse adecuadamente para la vida, es decir, para saber


enfrentar y satisfacer sus exigencias y demandas, para saber quiénes somos y
poder dirigir y orientar nuestra conducta, para saber elegir y tomar decisiones,
para poder resolver los problemas que la vida cotidiana nos propone, para
convivir armoniosa y cooperativamente con nuestros semejantes, para poder
comunicarnos óptimamente con los mismos, para transformar creativamente el
mundo en que vivimos, para todo ello y mucho mas que es la vida, es decir,
para aprender a vivir, una vida plenamente humana, es necesario aprender a
realizar una serie de aprendizajes básicos, de aprender, digamos, un conjunto
de lecciones fundamentales que es lo que podríamos denominar, didáctica de
la vida humana que vendría a ser la didáctica magna de nuestro tiempo.

Esa serie o sistema de aprendizajes básicos es lo que deberían constituir los


objetivos fundamentales y el contenido esencial de una educación para la vida,
y el desarrollo humano que como se puede apreciar, distan bastante de la
educación tradicional intelectualista que se limita a enseñar las materias
escolares sin vinculación con esa vida humana concreta que hemos
caracterizado con sus afanes, necesidades, problemas, tareas, valores.

La finalidad del sistema de aprendizajes básicos lógicamente corresponde a la


misma finalidad del sistema de la vida humana: formar una jerarquía u
orientación de valores, un sentido de la vida al servicio del cual se subordinen y

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Tomado del libro: “Educación para el desarrollo humano”
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desarrollen todos los aprendizajes para la vida, que son vistos, así como
tributarios de esa dirección u orientación de valores que rige a la vida personal.

De este modo, nos conocemos, nos dirigimos y controlamos, desarrollamos la


voluntad, hacemos proyectos de vida, convivimos y nos comunicamos,
trabajamos y creamos, afrontamos la vida, etc. no como aprendizajes
separados, independientes, sino como un sistema de aprendizajes que tienen
el objetivo convergente común, de contribuir a la realización plena de nuestra
persona lo que implica, debe implicar, una orientación hacia la meta ética de la
excelencia, de una mejor calidad de vida, que es tender al mejoramiento
individual y social.

Los aprendizajes básicos para la vida se pueden clasificar en tres grupos para
facilitar su exposición, de acuerdo a los objetivos predominantes y a los
aspectos principales de la vida a que se refiere, aunque debemos tener
siempre presente que están íntimamente relacionados constituyendo un
sistema. Son los grupos siguientes que forman el sistema de aprendizajes
para aprender a vivir, que corresponden a las actitudes y relaciones
fundamentales que tiene el hombre en la vida: aprender a vivir consigo mismo,
aprender a vivir con los demás y aprender a afrontar la vida; pensar, valorar y
crear.

Significado, importancia y proceso de formación de los aprendizajes


básicos para la vida y el desarrollo humano.

El ser humano arriba a su nivel más alto cuando desarrolla la conciencia crítica,
reflexiva y valorativa que genera las necesidades superiores o meta-
necesidades que motivan que el sujeto se plantee las cuestiones
fundamentales de qué son las cosas y quién soy yo, para qué son las cosas y
cuál es la finalidad de mi vida, qué importancia tienen las cosas y personas que
me rodean y mi vida en medio de ellas.

Después de estas primeras cuestiones reflexivas y valorativas motivadas por


las necesidades humanas superiores, estas inducen y promueven las praxis
transformadoras, creativas, con la intención y objetivo de mejorar al mundo y a
sí mismo, para lo cual se requiere aprender a hacerlo, que es aprender a vivir
una vida plena y de autorrealización continua, que implica: cuestionamiento,
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explicación, valoración y creatividad, lo que desemboca en el mejoramiento de


la realidad externa e interna de la propia persona.

¿Qué debemos hacer para lograr esos objetivos? Deberíamos aprender la


serie de aprendizajes básicos que hemos explicado para desarrollar nuestras
potencialidades y promover el proceso de nuestra autorrealización.

Ahora bien, esos aprendizajes básicos no están aislados o separados, sino


forman un sistema del que cada uno es parte y contribuye al gran aprendizaje
de aprender a vivir. Cada aprendizaje corresponde a un tipo de actividad y
relación que tiene el hombre en el mundo, a saber: de subsistencia, cognitiva,
valorativa, volitiva, proyectiva, manipulativa, comunicativa, convivencial,
transformadora, creativa, destructiva, etc. Es decir, cada actividad o relación
que tenemos con el mundo se puede aprender a hacerla mejor, a
perfeccionarla. Esos son los aprendizajes básicos para la vida y el desarrollo
humano.

Como esas actividades y relaciones que tenemos en el mundo no están


aisladas o separadas, sino forman un continuo y cada una implica a las otras,
constituyendo una intrincada red, de ahí que haya que ver a los aprendizajes
básicos como parte de un sistema: que es aprender a vivir. Este sistema tiene,
como veremos un principio rector: la orientación de valores o sentido de la vida
del sujeto, al servicio del cual están subordinados todos los aprendizajes
básicos.

El proceso de formación de los aprendizajes básicos.

El proceso de formación de los aprendizajes básicos debe ser un proceso


educativo consciente, intencional, propositivo y consta de las siguientes fases:

1- Desarrollo de la conciencia crítica, reflexiva y valorativa.

Este proceso comienza con el desarrollo de la conciencia crítica, reflexiva y


valorativa, es decir, del darse cuenta plenamente de la vida y se manifiesta en
la meta-necesidad de saber qué son las cosas, cómo son y para qué y sobre
todo con respecto a uno mismo: ¿Quién soy yo? ¿Cuál es el objetivo de mi
vida? ¿Qué quiero hacer y ser?
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Después que la conciencia crítica, el pensamiento reflexivo y la actitud


valorativa nos planean esas grandes cuestiones, esto nos mueve o motiva a la
próxima fase.

2- La praxis transformadora, creativa y comprometida.

Para darle respuesta a esas grandes cuestiones que nos plantea la conciencia
crítica, reflexiva y valorativa (el lado teórico de nuestra persona) interviene el
lado práctico de la praxis transformadora, creativa y comprometida, de la
voluntad, que nos hace cambiar, aprendiendo o perfeccionando los
aprendizajes básicos para la vida, para una vida de mejor calidad, a través de
los cuales nos realizamos y contribuimos a la transformación del mundo que
nos rodea.

3- La orientación de valores o sentido de la vida dirige y regula el proceso de


formación de los aprendizajes básicos.

Estas preguntas radicales de qué quiero hacer, quién quiero ser, adonde debo
encaminar mi vida, motiva el aprendizaje básico, cimero, que orienta a todos
los demás, que es aprender a darle un objetivo o sentido a nuestra vida. Es
decir, todos los aprendizajes básicos están, deben estar, al servicio de los
objetivos o valores para los que vivimos. Ese sentido o dirección que le damos
a nuestra vida orienta y regula el proceso de formación de los aprendizajes
básicos porque el sujeto es una unidad, un sistema y la dirección de su vida
influye en todos sus aprendizajes.

De tal modo que lo que aprendemos, en primer lugar, los aprendizajes básicos,
lo hacemos para realizar mejor los objetivos de nuestra vida. En la medida que
yo sé el sentido o dirección de mi vida y estoy motivado para cumplirlo, estoy
también en mejor disposición de realizar los aprendizajes básicos para que
ellos coadyuven en esa orientación que le doy a mi vida.

¿Y cuál es, en última instancia, el significado más profundo del sentido o


finalidad de la vida?
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El objetivo final del ser y del valor.

El objetivo final del ser, de la preparación para la vida, no tiene, por lo tanto, la
meta última en el propio individuo, sino que lo sobrepasa y supera
proyectándose, por la fuerza del amor y la creatividad hacia los valores
superiores mas allá de su propia vida, como puede ser otras personas, causas
importantes, la patria, la humanidad, la bondad, la justicia, la ciencia, el arte, la
cultura, porque el despliegue y desarrollo del sujeto lo convierte en tránsito,
afluente o tributario del río mayor de la sociedad y en este sentido, no solo
Patria es humanidad, como decía Martí, sino YO es humanidad.

Este aprendizaje de la trascendencia se hace a través de la autorrealización,


que es una profunda necesidad existencial que implica liberarse de las
ataduras individuales, ensanchar las fronteras del yo y crecer y trascender
hacia los valores de la humanidad y la cultura. Este es otro y el principal
aprendizaje para una vida de superior calidad que consiste en una vida ética,
buena, digna, excelente, fuente de todos los valores superiores.

Los aprendizajes básicos no constituyen una suma de aprendizajes diversos y


desvertebrados, sino un sistema cuyo eje o columna vertebral es la orientación
de valores o sentido de la vida del sujeto.

La autorrealización y desarrollo personal se efectúan a través del sistema de


aprendizajes básicos que hemos expuesto anteriormente. Ahora bien, los
aprendizajes básicos no deben ser concebidos como una colección o sumatoria
de aprendizajes diferentes unos de otros, sino que constituyen realmente un
sistema que se integra, en definitiva, en un único aprendizaje total que es
aprender a vivir. La finalidad de ese sistema de los aprendizajes básicos
consiste en satisfacer las necesidades superiores que promueven el desarrollo
humano y tiene ese sistema, como columna vertebral que articula todos los
aprendizajes, una jerarquía u orientación de valores que le da dirección o
sentido a la vida.

Esa autorrealización o despliegue del potencial humano, que engendra una


personalidad desarrollada y saludable, constituye un proceso continuo,
ilimitado, de mejoramiento personal y de calidad de vida.
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Enfoque en sistema de los aprendizajes básicos para la vida y la


promoción del desarrollo humano.

1) Aprender a ser una persona plenamente consciente de si misma y de lo


que le rodea y a autoestimarse.

Aprender cada día, cada momento de nuestra vida, a ser una persona
plenamente consciente, que se da cuenta cabal de lo que hace y de lo que es,
de lo que sucede y de lo que hace suceder, por estar abierto al mundo externo
e interno y sentir una autoestima positiva.

2) Aprender a actuar voluntaria y autónomamente (Ser hombre piloto y no


robot).

Lo que actuamos o hacemos en la vida se divide en dos clases: 1) Los actos


voluntarios autónomos, con propósito o finalidad consciente, que constituyen el
nivel superior directivo de nuestra personalidad; y 2) los actos no propositivos o
involuntarios (instintivos, reflejos, hábitos) que corresponden a nivel inferior.

Los primeros son los que deben dirigir nuestra vida y los segundo debemos
convertirlos en aliados y colaboradores, servidores de nuestros propósitos
conscientes, de nuestra voluntad, la cual, para que sea cabal y eficiente debe
constar de todas las etapas que la constituyen (propósito, deliberación,
elección, decisión, confirmación o ratificación, planificación y programación y
dirección de la ejecución). La voluntad constituye el centro rector ejecutivo del
nivel superior de la personalidad.

3) Aprender a orientarse, darle un sentido a la vida y formar una jerarquía de


valores o escala de “importancias”, fuente de los actos voluntarios.

Cada acto voluntario que realizamos se propone lograr un objetivo importante,


y por lo tanto persigue alcanzar u obtener un valor. Cada acto voluntario, para
vivir coherentemente y de acuerdo con nosotros mismos, debe concordar o ser
consecuente con nuestra jerarquía de valores o columna vertebral de los
aprendizajes básicos. Aprender a elaborar el proyecto de vida en que se
plasma y concreta la orientación y jerarquía de valores.
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El proyecto de vida en que se realiza o materializa la orientación de valores o


sentido de la vida de cada uno, se compone de la serie de los microproyectos
que son actos voluntarios que llevamos a cabo en la vida cotidiana, y tiene dos
vertientes:

Aspectos o dimensiones fundamentales de los aprendizajes básicos de la


educación para la vida o pedagogía del desarrollo humano.

Después de conocer las características generales de los aprendizajes básicos


de la educación para la vida, hagamos algunas consideraciones sobre la
aplicación práctica de los mismos.

La vida humana no existe en abstracto, en general, sino concretamente en


personas de determinada edad y de determinado sexo y que viven en
determinadas condiciones históricas y sociales. Por lo tanto, la pedagogía del
ser y la preparación para la vida no deben quedarse en la mera formulación
general y abstracta de una serie de aprendizajes básicos, sino que se debe
tener en cuenta también los aspectos o dimensiones concretos de la vida, que
son esencialmente dos: 1) el desarrollo ontogenético de la edad y el sexo: y 2)
la dimensión histórico social en que se vive.

El aspecto o dimensión del desarrollo ontogenético.

La vida humana siempre se manifiesta materializada en individuos de una


etapa determinada del desarrollo ontogenético, es decir en las edades en que
se enmarca una vida individual, en ambos sexos - niñez, adolescencia,
juventud, adultez, vejez, - porque, por supuesto, no existe el hombre en
general, sino personas concretas situadas en determinados niveles del
desarrollo ontogenético. Por lo tanto, tampoco puede haber un aprendizaje
para vivir en general, sino siempre debe estar referido a las características de
una edad o sexo determinados. Por esta razón los llamados aprendizajes
básicos para la vida deben adaptarse a las edades y géneros y convertirse en
tareas del desarrollo, que son los aprendizajes específicos correspondientes a
las características de cada etapa y género de la vida.
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El aspecto o dimensión del desarrollo histórico social.

La vida de cada persona se enmarca y condiciona por la circunstancia


histórico- social en que le haya tocado vivir. Nadie vive desligado de la
sociedad, sino que está adscrito a un grupo, organización, país, época y
situación histórica determinada. Por lo tanto, los aprendizajes básicos hay que
realizarlos teniendo en cuenta también, además de la edad y el sexo, la
circunstancia histórico- social en que el individuo vive. Consecuentemente, la
pedagogía del ser, la educación para la vida, debe concretarse y precisarse en
cada caso para hacerle frente a una edad, a un sexo y a una circunstancia
histórico- social determinados.

El cumplimiento y la satisfacción de las necesidades humanas superiores a


través de los aprendizajes básicos, hace que la persona rebase el nivel
biológico y la mera individualidad egocéntrica, reactiva, reproductiva, acrítica e
improductiva, se proyecte y ascienda al nivel humano superior de una
concepción del mundo y de la vida, de una conciencia crítica, reflexiva y
cuestionadora que promueva una conducta transformadora, creativa y amorosa
y trascienda, así, del yo al nosotros, del yo a la comunidad histórica cultural, del
yo a la realización de los valores superiores, espirituales.

El objetivo final de la pedagogía del desarrollo humano.

Este aprendizaje de la trascendencia se hace a través de la autorrealización,


que es una profunda necesidad existencial que implica liberarse de las
ataduras individuales, ensanchar las fronteras del yo y crecer y trascender
hacia los valores de la humanidad y la cultura. Este es otro y el principal
aprendizaje para una vida de superior calidad que consiste en una vida ética,
buena, digna, excelente, fuente de todos los valores superiores.

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