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Todas estas ideas sobre el contractualismo van a tener influencia concreta en materia
constitucional. Esta influencia es la tendencia a establecer una equivalencia entre contrato y
Constitución. Dice Wilson en su libro El Gobierno de los Estados Unidos, que una Constitución
es un contrato entre gobernantes y gobernados. No son individuos aislados quienes
contratan, sino los Estados.
Costumbre y ley como fuentes del Derecho, tienen gran importancia en materia
constitucional. En el capítulo constitucional no acontece esto, aquí las normas de tipo
consuetudinario tienen gran importancia. Los abogados ingleses tienen formado un criterio
que les permite darse cuenta si una ley es constitucional o no. Las leyes de El problema de
las fuentes del Derecho en materia constitucional carácter público, que sirven para
salvaguardar los derechos del individuo, son el índice para distinguir las leyes de carácter
constitucional.
Oliverio Cromwell intentó darle a Inglaterra una Constitución codificada. Pero cuando se
expide la famosa ley denominada «Instrumento de Gobierno», en 1653, no tiene éxito y el
ensayo de Cromwell, de darle a Inglaterra una Constitución legislada, se frustra. En contra de
estas ideas vienen los partidarios de la Constitución rígida y de tipo legislado. Fue el
tratadista inglés James Bryce, en su libro Estudio de Historia y Jurisprudencia, y en el capítulo
XXXI de La República Norteamericana, primer tomo, quien estableció la diferenciación entre
Constitución rígida y Constitución flexible.
Trajeron consigo las ideas de Cromwell sobre una Constitución de carácter codificado, ya que
éste era puritano igual que ellos. Esta es la práctica de los covenants en el caso de los padres
peregrinos, puritanos, quienes se establecen en Estados Unidos. En el mismo sentido se
establece otro precedente cuando la Corona inglesa empezó a darle a cada colono que se
establecía en alguna colonia, una carta, una Constitución. Barthélemy y Duez, tratadistas
franceses, en su Manual del Derecho Constitucional, alegan que no es conveniente dejar a la
interpretación, más o menos válido, un principio constitucional.
Para Barthélemy y Duez, la Constitución es mejor que esté escrita, porque de esta manera es
más clara y no existe el peligro de alteración. Los franceses, por su parte, han discurrido
sobre el problema o ventaja de tener una Constitución de carácter rígido y de tipo legislado.
El Constituyente es la Asamblea que crea la ley constitucional, los constituidos son los que se
organizan para dar vida a la ley constitucional. La Revolución Francesa recoge todos estos
antecedentes y Francia se significa por ser un país de Constitución rígida, de carácter
legislador.
Los órganos políticos más importantes de Estados Unidos, en materia electoral, son los
partidos. Éstos han surgido espontánea mente, no hay precepto constitucional que los ordene
ni que los prohíba. La Constitución estadounidense no dice nada de reelección presidencial,
pero la costumbre ha establecido que un presidente sólo puede reelegirse una vez. La única
excepción fue la de Roosevelt por estar los Estados Unidos en guerra.
En Francia, en la Tercera República, durante la vigencia de la Constitución anterior, de 1875,
el presidente tenía la facultad de disolver el Parlamento y convocar a elecciones. Mientras en
Estados Unidos encontramos que el número de reformas o enmiendas, como les llaman allá,
son contadas, en México son muy frecuentes, no sólo en la Constitución del 17 sino en todas
las anteriores. La Constitución dice, por ejemplo, que, al iniciarse el periodo de sesiones del
Congreso de la Unión, el Presidente deberá presentar un informe sobre la situación política y
administrativa del país.