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UNIVERSIDAD ABIERTA PARA ADULTOS

Escuela de ciencia jurídica y política


Escuela de derecho

Asignatura:

Redacción de Documentos Jurídicos

Participante:

Annery Massiel Núñez acosta

Unidad: 1

Generalidades sobre la Comunicación Jurídica y el lenguaje

Matrícula:

100035720

Facilitadora:

Carmen Rosa Martínez


Santiago de los Caballeros

República Dominicana

Abril 2022
Introducción:

El lenguaje presupone la base del pensamiento y la comunicación oral,


en ese tenor, la importancia del lenguaje en el paladín del Derecho reside en
hacer un uso adecuado del lenguaje, pero siempre deseable que sea
exhaustivo en sentido tanto lato como especializado del Derecho.

El lenguaje prescriptivo está constituido por las normas jurídicas y


principios que permiten regular un determinado comportamiento.

El lenguaje jurídico es el conjunto de términos y expresiones que


denotan principios, preceptos y reglas a que están sometidas las relaciones
humanas en toda sociedad civilizada.

El lenguaje legal es un sistema lógico de expresión verbal de


pensamientos, que describe la ley y sus manifestaciones, caracterizado por la
presencia de terminología específica, objetos de fijación especial y cierto
círculo de usuarios regulares, que sirve como un medio
de comunicación intelectual y legal.

Al presentar este informe en referencia a los temas descritos en esta


primera tarea, puedo decir a modo de introducción que el conjunto de términos
y expresiones que denotan principios, preceptos y reglas a que están
sometidas las relaciones humanas en toda sociedad civilizada. Su finalidad es
la univocidad semántica, la economía léxica y la precisión conceptual o claridad
entre los expertos.

La vida del Derecho depende de la comunicación jurídica, un buen


método puede racionalizar y facilitar los procesos de comunicación, es decir, de
la comprensión del sentido y de la interpretación estructural y conceptual del
mensaje jurídico.
Redacta un ensayo sobre los siguientes temarios:

1- Principios rectores de la oralidad y la escritura jurídica.

El Principio de oralidad es aquel que surge de un derecho positivo, en el


cual los actos procesales se realizan de viva voz, normalmente en audiencia y
reduciendo las piezas escritas a lo estrictamente indispensable.

La escritura jurídica es una competencia que se requiere en cualquier


escenario profesional y particularmente en uno como el derecho, en donde la
exigencia de responder a los diferentes usuarios del sistema jurídico es alta. La
buena escritura es una competencia que solo se desarrolla en el quehacer
cotidiano y que exige la práctica constante para poder consolidarse.

La oralidad o escritura son las dos formas externas que pueden adoptar las
actuaciones procesales. En consecuencia, los principios de oralidad y escritura
podrían definirse como aquellos en función de los cuales la sentencia debe
basarse sólo en el material procesal aportado en forma oral o escrita,
respectivamente.

Según Couture, el principio oral es un principio de excusa, a través del


cual el comportamiento procesal se suele realizar mediante la voz en la
audiencia, reduciendo así el trabajo escrito al contenido necesario. Por
objeción, al inicio de la escritura, determinó que la forma escrita era la forma
principal en el proceso, con la menor expresión verbal.

2- El lenguaje jurídico y sus características prácticas.

El lenguaje jurídico, se considera un tipo especial del lenguaje, en el que los


conceptos que describen el derecho deben ser expresados con apego a las
reglas del lenguaje, bien se consideren a este último como un instrumento
usado por el derecho, o bien se considere que el lenguaje constituye el
Derecho.
El significado de la palabra lenguaje puede verse desde el sentido
amplio y desde el sentido estricto. Desde el primer punto de vista, es un
método más o menos sistemático mediante el cual las personas y sus pares
dialogan.

El lenguaje legal es un conjunto de términos y expresiones que indican


los principios, principios y reglas que siguen las relaciones interpersonales en
todas las sociedades civilizadas.

La función del diccionario es sintetizar los conceptos básicos de


experiencia jurídica y conocimiento del método. Su propósito es la claridad
semántica, la economía de vocabulario y la precisión o claridad conceptual
entre expertos.

Características practicas:

 Desde el punto de vista lógico, es necesario diferenciar el lenguaje


jurídico del lenguaje de los juristas o las juristas. Especialistas del
derecho.
 En el lenguaje jurídico se utilizan muchas voces del hablan común, pero
con un significado diferente.
 El lenguaje jurídico se nutre de conceptos y categorías propios. Ej.: la
palabra propiedad en el lenguaje jurídico tiene una composición doble:
por un lado, para el propietario, el derecho a hacer lo que quiera y, por
otro lado, para los demás, la obligación de respetar su propiedad y
abstenerse de cualquier tipo de violación. Dicha connotación es diferente
a lo que significa la palabra propiedad en el lenguaje común.
 Es un lenguaje especializado que se inserta en el lenguaje común: es un
medio de expresión limitado a los especialistas, a los que se han
preparado para su manejo y al mismo tiempo no tiene vida sin su
pertenencia al lenguaje común.
3- La comisión, el mensaje y sus efectos en el emisor.

Las circunstancias que rodean un hecho de comunicación se denominan


Contexto situacional (situación), es el contexto en que se transmite el mensaje
y que contribuye a su significado.
En efecto, el emisor de un texto jurídico-administrativo es un emisor
bastante especial: suele ocupar una posición de dominio y suele buscar el
anonimato.

Estos papeles se invierten cuando se trata de un texto elaborado por el


ciudadano para dirigirse a la Administración (en instancias y recursos, por
ejemplo). En ese caso es el receptor el que ocupa una posición de poder y el
emisor el “subordinado”, que se ve obligado a asumir y recordar
constantemente esta condición, desde el momento en que debe hablar de sí
mismo en tercera persona (aceptando que “no es nadie, al menos nadie
conocido”.

4- El canal, el receptor y los referentes en la comunicación jurídica.

Canal:

El canal es especial: es un papel y, no uno cualquiera, sino un papel


oficial, fechado y firmado. El canal se convierte en la propia ley.

También el canal es un medio para transmitir información y


comunicación, y establece una conexión entre el remitente y el receptor. Mejor
conocido como el soporte material o espacial para la difusión de información.
Por ejemplo: aire, si es sonoro; en el caso de una conversación telefónica, línea
telefónica.

Receptor:

El receptor por lo general ocupa una posición “subordinada” con respecto al


texto, que se le impone (tanto cuando es un texto preceptivo como cuando es
informativo)

Este es el punto individuo, organización donde llegará el mensaje, que


realiza el proceso contrario al editor, porque puede descifrar y explicar lo que el
editor quiere saber. Hay dos tipos de receptores, uno es un receptor pasivo,
uno es un receptor que solo recibe mensajes, y el otro es un receptor activo o
un perceptor, porque es una persona que no solo recibe mensajes, sino que
también los percibe y almacena. Recibe el mensaje como quiere decir el
remitente, en este tipo de receptor se realizará feedback o feedback.
Referentes en la comunicación jurídica:

Son las personas, hechos, ideas, lugares mencionados en las noticias.


Todos son datos obtenidos de la realidad para dar forma al mensaje.

Estos papeles se invierten cuando se trata de un texto elaborado por el


ciudadano para dirigirse a la Administración (en instancias y recursos, por
ejemplo). En ese caso es el receptor el que ocupa una posición de poder y el
emisor el “subordinado”, que se ve obligado a asumir y recordar
constantemente esta condición, desde el momento en que debe hablar de sí
mismo en tercera persona (aceptando que “no es nadie, al menos nadie
conocido.

5- El código comunicacional y las circunstancias.

La comunicación que se produce "en" el fenómeno jurídico es, por tanto,


una comunicación no sólo de ideas y mensajes, conceptos, reglas, normas,
decisiones, juicios, motivaciones, justificaciones, construcciones doctrinales,
precedentes jurisprudenciales– sino que éstos son más bien, herramientas con
que llevar a cabo la función comunicacional más importante del fenómeno
jurídico: la comunicación entre personas, sujetos, y cosas.

En el marco de los elementos de la comunicación, se denomina código al


lenguaje o la encriptación en la que se transmite el mensaje de emisor a
receptor: el emisor codifica el mensaje y el receptor lo decodifica para
comprenderlo.

La dimensión de la comunicación jurídica es, por tanto, sobre todo una


dimensión de contenido, de transmisión, esto es, un tipo de comunicación que
responde a necesidades prácticas y que, a su vez, es una práctica. El jurista no
sólo tendrá que tratar el lenguaje jurídico de manera formal, como si fuera una
gramática alejada de la comunidad lingüística, sino que también tendrá la
responsabilidad en su "oficium" de ponerse al servicio de las necesidades más
concretas de su comunidad jurídica, esto es, como hemos señalado: la
transmisión de bienes, estatus, situaciones jurídicas, intereses jurídicamente
protegidos.

Código: Es el lenguaje utilizado.


Circunstancias: Son el tiempo y el lugar en que se produce el mensaje.

6- El abogado productor de escritos.

El procedimiento escrito prevalece y de allí que el profesional debe cuidarse


mucho de la redacción de los escritos que presente, tanto del libelo y la
contestación como los de pruebas e informes, y asimismo valerse de un
lenguaje sencillo, de expresiones claras y precisas, y demostrar en los
argumentos un gran dominio de la legislación, de la doctrina, y de la
jurisprudencia aplicable al caso. Ha de pensar saber y escribir, para que el
mismo tiempo pueda exponer, hasta convencer, con los argumentos
indispensables para que el sentenciador administre justicia con entera
propiedad y de manera parcial y equitativa.

7- Problemáticas de la comunicación jurídica

Muchas veces, aunque emisor y receptor tenga las mejores intenciones,


la comunicación se ve afectada por algún inconveniente. Si se produce alguna
situación de esta naturaleza no se habrá logrado el principal Objetivo que es
obtener una comunicación eficaz.

 El emisor ignora al receptor. Uno de los principales problemas es que el


emisor ignora al receptor. Este tiene intereses y limitaciones que aquel
debe conocer y tomar en cuenta en el momento de comunicarse y que
varían según quien sea el lector.
 El emisor escribe mal. El inconveniente se visualiza en el elemento
Código, pero se origina en el emisor.
 El emisor trasmite un mensaje incompleto o poco explícito. El emisor
explica pobremente los datos de elemento “mensaje” o diferente o emite
todos o algunos datos.
Conclusión:

Al concluir con el presente trabajo pude comprender con exactitud que el


derecho usa el lenguaje. Enfoca la relación desde un punto de vista
instrumental en el sentido de que el derecho utiliza el lenguaje para comunicar
su contenido. De esta manera plantea que el derecho preexiste al lenguaje y
que lo utiliza para expresar su contenido, es decir, las normas jurídicas.

La comunicación está en lenguaje claro si la lengua, la estructura y el


diseño son tan claros que el público al que está destinada puede encontrar
fácilmente lo que necesita, comprende lo que encuentra y usa esa información.

El lenguaje claro nos dice que tiene que ver con poner primero al lector:
descubrir qué quiere saber, qué información necesita y ayudarlo a alcanzar sus
objetivos.

Los expertos del derecho deben tener en cálculo que el aprendizaje


correcto de la lengua en general es la base de sus carreras para poder realizar
estudios jurídicos de forma adecuada.

La redacción jurídica debe reflejar eficaz, sobre todo, si a través del


escrito, se logra el propósito de lo que se solicita. Además, todo documento
debe informar, persuadir, estimular y esclarecer los hechos narrados para
conseguir resultados óptimos de lo que se está solicitando.
Bibliografía:

Aarnio, Aulis; “Derecho, Racionalidad y Comunicación Social. Ensayos de


Filosofía del Derecho”; Distribuciones Fontamara, S.A., 2da. Reimpresión,
México; 2009. ISBN 978-968-476-242-8.

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