Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Mientras un grupo de ranas viajaba por el bosque, dos de ellas cayeron en un pozo
profundo. Cuando las otras ranas se amontonaron alrededor del pozo y vieron lo
profundo que era, les dijeron a las dos ranas que ya no había esperanza para ellas.
Sin embargo, las dos ranas decidieron ignorar lo que los otros estaban diciendo e
intentaron salir del pozo.
A pesar de sus esfuerzos, el grupo de ranas en la cima de la fosa seguía diciendo que
debían rendirse. Que nunca lo lograrían.
Eventualmente, una de las ranas prestó atención a lo que los demás decían y se rindió,
cayendo muerta. La otra rana continuó saltando tan fuerte como pudo. Una vez más, la
multitud de ranas le gritó para que parara el dolor y muriera.
Sin embargo saltó aún más fuerte y finalmente logró salir. Cuando salió, las otras ranas
le dijeron: "¿No nos has oído?"
Entonces se dieron cuenta que era sorda y que todo el tiempo pensó que la estaban
animando para que saliera.
- La moraleja de la historia:
Las palabras de la gente pueden tener un gran efecto en la vida de los demás. Piensa en
lo que dices antes de que las palabras salgan de tu boca. Podrían ser la diferencia entre
la vida y la muerte.
AMOR
El pobre pez se consoló pensando: "Todavía puedo tener algo de esperanza. Después de
todo el rey ama a los animales"
El pez dedujo que había razones para tener esperanza... si el rey ama a los salmones,
podría dejarlo en libertad.
Una vez dentro del palacio, y aunque el pez apenas podía respirar, seguía siendo
optimista. Después de todo, el rey ama el salmón, pensó.
El pescado fue llevado a la cocina, y todos los cocineros comentaron lo mucho que le
gustaba el salmón al barón. El pescado fue puesto sobre la mesa y cuando el rey entró,
ordenó: "Corta la cola, la cabeza y abre el salmón."
Con su último aliento de vida, el pez gritó desesperado: "¿Por qué mientes? Si
realmente me amas, cuida de mí, déjame vivir. No te gusta el salmón, te gustas a ti
mismo!"
3.- EL OBSTÁCULO EN EL CAMINO
Hace muchos años, un rey mandó colocar una enorme piedra en uno de los principales
caminos del reino. Luego se escondió detrás de ella y miró para ver si alguien podía
mover el inmenso obstáculo.
Algunos de los comerciantes y cortesanos más ricos del reino pasaron por allí y
simplemente la rodearon.
Mucha gente culpaba al Rey por no mantener los caminos despejados, pero ninguno de
ellos hizo nada para quitar la piedra.
Entonces llegó un campesino que llevaba una carga de verduras. Al acercarse a la roca,
dejó su carga y trató de sacar la piedra del camino. Después de mucho esfuerzo,
finalmente tuvo éxito.
Después recoger sus verduras, se dio cuenta de que había un bolso en el piso donde
había estado la piedra.
El bolso contenía muchas monedas de oro y una carta del Rey explicando que el oro era
para la persona que pueda despejar la vía.
La moraleja de la historia:
En una pequeña ciudad italiana, hace cientos de años, el dueño de un negocio familiar
debía una gran suma de dinero a un prestamista. El usurero era un tipo muy viejo y poco
atractivo, que por casualidad le gustaba la hija del dueño del negocio.
No hace falta decir que esta propuesta fue recibida con una mirada de disgusto.
El prestamista dijo que colocaría dos piedras en una bolsa: una blanca y otra negra.
La hija tendría que meter la mano en la bolsa y sacar un piedrita. Si era negra, la deuda
sería borrada, pero el prestamista se casaría con la joven. Si era blanca, la deuda
también sería borrada, pero la hija no tendría que casarse con el usurero.
Mientras él las recogía, la hija se dio cuenta de que había recogido dos piedras negras y
las había metido en la bolsa.
Naturalmente, la hija tenía tres opciones en cuanto a lo que podía haber hecho:
Entonces introdujo su mano y sacó una piedra de la bolsa, y antes de mostrar su color,
"accidentalmente" las dejó caer en medio de los otros guijarros.
"Oh, qué torpe soy... Pero no importa, si buscas en la bolsa la piedra que queda, sabrás
qué color elegí".
Cada vez que necesito ayuda como madre, recuerdo a mi propia madre y a mi abuela,
mujeres que plantaron semillas de sabiduría en mi alma.
Hace unos días días, llegué a casa y encontré una carta de advertencia de una planilla de
luz sin pagar, el estado de cuenta de mi tarjeta de crédito y varias facturas atrasadas.
Además mi hijo Tommy, de 15 años, se quejaba de un mal corte de cabello. Tuvo que
aguantar todo el día que otros estudiantes del colegio lo llamaran "calvo".
Lisa, mi segunda hija, se sentía devastada, pues aunque había estudiado mucho para la
prueba final del séptimo grado, le habían faltado dos decimales para no reprobar.
Por último Jenni, en su primer año de escuela, había sido "víctima" de la timidez al
momento de realizar una lectura frente a toda la clase.
Miré los rostros desconsolados de mis hijos, y fue entonces cuando la imagen de mi
abuela vino sonriendo a mi cabeza. Entonces dije:
Muy bien, ¿saben qué día es hoy? Es "un día en que todo salió mal" ¡Vamos a
celebrarlo!
Me miraron, sorprendidos y con curiosidad. Continué: "Mi abuela siempre decía que
aprendemos más de nuestros errores que de nuestros éxitos. Siempre nos decía que
cuando uno más se equivoca o las cosas le salen mal, es cuando existe mayor
oportunidad de superarse y triunfar".
Esta fue la primera de muchas otras fiestas por "las cosas que no funcionaron". En
medio de la tragedia, buscamos siempre una excusa para celebrar, en lugar de
angustiarnos por lo que habíamos sufrido.
Espero haber plantado en las almas de mis hijos las semillas recogidas por la sabiduría
de las mujeres que me precedieron. Y que estas semillas se extiendan en sus propios
jardines algún día.
EL ECO
h!"
El padr
q q q ”
q
q ”
LA VIDA ES UN JARDÍN
q
quisieran pasar un ti
la plaza del pueblo.
q
q
q
Cada acto, palabra, sonrisa o mirada, es una simiente. Procura, entonces, que caiga tu
simiente en el
q q
q
q
q
q q
q q