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Jorge Díaz
PREMIO NACIONAL DE LAS ARTES DE LA
COMUNICACIÓN Y AUDIOVISUALES 1993.

o
ÍNDICE
ÜRDEN DE LOS CUENTADEDOS

Ilustraciones de portada LAS MANOS DE MI MADRE 9


e interiores de
Roberto del Real
MANO IZQUIERDA
De/f(n de Color
l.S.B.N.: 956-12-1461-X. PuLGAR. 13
8" edición: mano de 2009.
Sucedió en Va/paraíso
Obras Escogidas
l.S.B.N.: 956-12-1473-3. ÍNDICE 21
7" edición: mano de 2009.
La niña de mis ojos
©2002 por Jorge Díaz Gutiérrez.
Registro Nº 125.487. Santiago de Chile. MEDIO 27
Derecho reservados para todos los países.
Derechos de edición en e pañol reservados El regalo de navidad
por Empresa Editora Zig-Zag, S.A.
Editado por ANULAR 33
Empresa Editora Zig-Zag. S.A.
Los Conquistadores 1700. Piso 1 O. Providencia. Alicia delante del espejo
Teléfono 8107400. Fax 8!07455.
E-mail: zigzag@zigzag.cl MEÑIQUE 41
Impreso por RR Donnelley. Voy a tener un hermano
Antonio Escobar Williams 590. Cerrillos.
Santiago de Chile.
MANO DERECHA

Pul.GAR 55
Rayén

ÍNDICE 67
¡Mamá, llegá una carta!
Ami madre,
MEDIO 75 donostiarra que cantaba en euskera
Justina
·y contaba en castellano.
ANULAR 87
La desmemoria

MEÑIQUE 97
Pe/ayo en la red

JoRGE DÍAZ Y SUS OBRAS 105


LAS MANOS DE MI MADRE

P asé la mitad de mi infancia en cama con


amigdalitis y diarreas. Bendigo ambas
cosas que. me permitieron vivir una infancia
luminosa, mágica y feliz.
Estando en la cama ocurrían cosas mara-
villosas. Por ejemplo, me llevaban todos los
viernes El Peneca, que podía leer de adelante
hacia atrás y de atrás hacia delante. El resto de
la semana fantaseaba, prolongabay desarrollaba
las historias leídas en la revista.
Pero lo mejor de todo era que mi madre· me
narraba cuentos, que improvisaba todos los
días. Ella echaba un puñado de avellanas sobre
la cama y decía:
-Cada avellana es un cuento. Elige una y
recuerda que lo mejor está en el corazón de la
avellana, ahí está el meollo, para saborear y
masticar despacito.
Así aprendí que todos los cuentos tienen una
cáscara y un corazón; una anécdota externa y
una semilla secreta. Pero las historias que más
me gustaban eran aquellas protagonizadas por
los dedos de las manos de mi madre. Cada dedo
'' MANO IZQUIERDA
tenía algo que decir, que susurrar, que contar;
al terminar, los mismos dedos cuentacuentos se
colocaban delante de la lamparilla del velador
y proyectaban su sombra contra la pared. Esas
sombras se convertían en entrañables personajes
de nuevas historias mágicas.
-Cada persona lleva cuentos maravillosos
en los dedos de las manos y no lo sabe -me
decía mi madre.
Ahora que soy mayor y que mi madre no
me puede echar avellanas sobre la cama, las
echo yo mismo en las páginas de este libro y
pongo a danzar mis dedos, para que cada uno
de ustedes juegue con ellos y descubra lo que
esconden dentro.
PULGAR

SUCEDIÓ EN VALPARAÍSO

- E ste niño tiene pájaros en la cabeza.


La mamá estaba equivocada. En
realidad, Pablito no tenía pájaros en la cabeza,
tenía un mar embravecido, o más bien, siete
mares, que son los que surcan los piratas.
Pablito devoraba las historias de piratas como
las pizzas: a grandes tarascadas y sin tiempo
de masticarlas bien.
Hoy ya nadie escribe ni lee historias de piratas.
Pablito las descubrió por casualidad, gracias a
su abuelo, que era el gran depositario de todas
las historias maravillosas del mundo. La isla
del tesoro lo dejó boquiabierto y sin aliento.
Terminó de leerla con una linterna, debajo de
las frazadas, cuando su mamá apagó la luz.
A los 5 años, Pablito quiso ser pastelero. A llenó la bañera de agua salada hasta el borde.
los 7 años, quiso ser paracaidista y ahora, a los Fue entonces cuando empezaron sus problemas.
9 años, quería ser pirata. Por la noche, el viento sopló con fuerza y en la
Pero, ¿cómo se puede ser un pirata serio lla- tina de baño las olas del mar se encresparon,
mándose Pablito? ... ¡El terrible Pirata Pablito! dejando los azulejos llenos de espuma.
Era para echarse a reír o llorar, depende. Lo A la mañana siguiente, cuando Pablito se le-
primero que tenía que hacer era cambiarse el vantó y quiso lavarse para ir al colegio, encontró
nombre. Mientras pajareaba en clase, se le ocurrió el cuarto de baño lleno de gaviotas, pelícanos
el nombre. Se llamaría Jim, Patas Negras. y zarapitos. Asustado, cerró con llave la puerta
Jim decidió organizarse. Incluso para ser pirata del baño y se fue al colegio sin lavarse.
hay que organizarse un poco. Lo primero que Durante las clases estuvo distraído, pensando
necesita un bucanero (esa palabra se la había en las inmediatas decisiones que debía tomar
oído a su abuelo) es un océano para navegar Jim Patas Negras. Lo primero era conseguir
y piratear. un velero en buen estado y un cargamento de
A pesar de que Pablito vivía en Valparaíso y ron. Lo del bergantín (otra palabra que había
desde su casa se veía el mar, Jim necesitaba un aprendido de su abuelo) no era fácil. Empezaría
océano propio al alcance de su mano. Como los por las velas: sabía donde su madre guardaba
piratas son saqueadores y ladrones, Pablito Jim las sábanas. Al volver a casa, abrió la puerta
Patas Negras decidió robarse el Océano Pacífico, del baño y el espectáculo que vio lo dejó petri-
que le parecía un mar bastante aceptable. ficado: los delfines saltaban desde la tina, los
Cada día, cuando volvía del colegio, llenaba cormoranes sobrevolaban el agua y se llevaban
una botella de plástico con agua del mar y la peces en el pico; las algas marinas se extendían
echaba en la tina del baño. En dos semanas por el suelo y un fuerte olor a cochayuyo hacía
el aire salino irrespirable. Jim Patas Negras
comprendió que tenía que embarcarse inme-
diatamente, pero antes necesitaba el ron.
Fue a un almacén y pidió una caja de botellas
de ron. No quisieron vendérsela. ¡Estúpidos!
¿Cómo no se dieron cuenta que estaban cara
a cara con Jim Patas Negras? Cuando se deci-
1 :
diera a invadir y saquear Valparaíso, les daría
su merecido.
Humillado, pero no vencido, volvió a su casa
,l 1

1
y sacó varias sábanas del armario de la ropa
blanca. Claro que había que cortarlas y coserlas.
Le pediría ayuda a su compañera de curso, la
Camila, que se entendía muy bien con él.
1
Habló con ella y le explicó el plan:
I' -En sus barcos, los piratas no llevan mujeres,
pero puedo hacer una excepción.
-No cuentes conmigo para tripular tu barco.
Yo ni siquiera me subo a un bote. Me mareo.
Búscate a otra pirata.
Así comprendió Pablito por qué no hay
mujeres con un garfio y un parche en el ojo.
Las niñas son enclenques y temerosas, no se huida, no muy honrosa, como única alternativa
pueden hacer excepciones. para sobrevivir.
-¡Me embarcaré en un velero sin velas -se Jim Patas Negras arrió la bandera negra con
dijo- o me montaré en un flotador y pedalearé la calavera, fue a la tina y sacó el tapón del
mar adentro!
desagüe. En pocos minutos, los siete mares se
Su mamá lo esperaba impaciente. escurrieronpor el alcantarillado.Desaparecieron
1.
-¡Abre inmediatamente el baño! No he las algas carnívoras,los peces fosforescentes,los
podido limpiarlo. ¿Cómo se te ocurre dejarlo delfines, las gaviotas, los pelícanos. Jim miraba
con llave?
tristementecorno el agua del océano robado se
-Voy a bañarme, mamá. Después lo consumía, cuando descubrió con asombro que
limpias.
al fondo de la bañera había quedado varado,
1

1 1

1
-Está bien, pero no te demores. inclinado a babor, un bergantín pirata con sus
,1¡. Pablito entró en el cuarto de baño y comprobó velas rotas.
1
que la marea había subido. Las olas de agua Jim Patas Negras abordóel veleroy lo registró
salada barrían con fuerza el piso y reventaban en forma implacable. En sus bodegas encontró
contra las ventanas. El vendaval arreciaba. un cargamento de monedas de oro. ·
-¡Pablito! ¿Terminaste de bañarte? -¿Vas a salir o no? ... La Camila te está lla-
-Sí, mamá.
mando por teléfono.
-No puedo seguir esperando. -Ya voy, mamá.
-Ahora salgo.
Pablito salió con su bolsa de monedas de
Jim Patas Negras comprendió que estaba oro en una mano y el velero encallado debajo
acorralado. Sus enemigos lo tenían cercado. del brazo.
El asedio no podía continuar. Sólo cabía una -Aló, Camila, soy yo.
-Pablo, ¿quieres que vayamos al cine? Dan
1 1

INDICE
una película que quiero ver.
-¿Cuál? LA NIÑA DE MIS OJOS
-Teminator II.
1 •

11 A Carola Oyarzün
-Bueno, te pasaré a buscar.
1 -Chao.
Con las monedas de oro, Pablito invitó a
Camila al cine y compró cuatro bolsas de pa-
lomitas de maíz.
-Pablito, pensándolo bien, a lo mejor no me
importaría subir a tu velero.
L a profesora había hecho un ~~bujo en el
pizarrón y explicaba a los nmos:
-El ojo es un invento maravilloso. Un prodigio.
-He cambiado de planes, Camila. Ya no La retina es como una pantalla de televisión.
quiero ser pirata. Voy a ser Terminator III.
El nervio óptico es su cable y antena. El iris es
como una ventana que se abre y se cierra. Y la
pupila es la niña del ojo. . . .
Chicho no miraba el pizarrón, miraba a
Paulita, sentada en la primera fila. Ella era la
niña de sus ojos, un invento maravilloso, un
prodigio.
Mejor que un gol en el último minuto.
Mejor que unas zapatillas Adidas nuevas.
Mejor que un 7 en Matemática.
Mejor que los dibujos japoneses de la tele.
Mejor que una carrera en bicicleta. "Más miedo que una pelea a puñetes con
Mejor que los días domingos. Alonso, el matón del curso.
"Querría regalarte un bosque para que te ''Tengo terror de acercarme a ti y mirarte a
perdieras como Pulgarcito -se dice a sí mismo-, los ojos, a la niña de mis ojos, a tu pupila, a tu
pero sólo tengo un piñón, que puede transfor- iris y a tu retina. .
marse en pino milenario. "Tengo pánico de decirte en voz baja:
"¿Podrás esperar mil años para tener mi "-¿Quieres un caramelo de anís?"
bosque? Chicho volvía a su casa dando un rodeo, para
"Querría regalarte el mar y sólo pude ofre- pasar frente a la casa de Paulita. Nunca la veía.
certe un vaso de agua en el recreo. Entre las rejas, el perro le lamía las manos Y
"¿Te diste cuenta que era el océano? Chicho se estremecía.
"¿Por eso te lo bebiste riendo? Ya en su casa, se sentaba con cara de despiste
"Te envié una carta con el papel en blanco. total mirando por la ventana.
"¿Supiste leer las palabras invisibles? -Este niño tiene pájaros en la cabeza.
"¿Reconociste mis faltas de ortografía?" "Si los tuviera -piensa Chicho- abriría mi
En el patio, Chicho corre más que nadie cabeza-jaula para que volaran hacia ti e hjcieran
esperando que alguien lo mire. Es valiente, te- nidos en el alero de tu ventana, en el canasto
merario, se sube por las cuerdas del gimnasio y de los papeles y, quizás ¡qué maravilla!, entre
salta los caballetes más altos. Es invencible. tu pelo rubio."
"Tengo miedo -se confiesa a sí mismo. La madre se queja:
"Más miedo que una noche de relámpagos. -¡Tómate la sopa, que se enfría! ¡Qué batalla
"Más miedo que cuando mi papá se pone los hay que librar cada noche para que se tome una
anteojos para leer mis notas. cucharada!
"Anoche revolvía de mala gana la sopa de
letras que me sirve mi madre -se dice el niño-.
De pronto, se formó tu nombre sobre el caldo
con el abecedario de pasta de huevo. No podía
creerlo. Me la tomé a sorbos largos. Mi madre
estaba encantada.
"-¡Por fin te tomas la sopa sin protestar!
"-Es que tengo hambre ... de Paulita.
"Y nadie entendió nada."
"-A este niño le pasa algo.
"Me pasa de todo.
"Me pasan ráfagas de aire por todas las ven-
tanas mal cerradas que tengo en el cuerpo.
"Me pasan manadas de elefantes por el
pecho.
"Tengo un tigre de bengala debajo de la
almohada que ruge toda la noche.
"Bandadas de aves migratorias me entran
por una oreja y salen por la otra.
"Me pasa que no sé qué me pasa.
"Esto no puede continuar así.
"Lo mejor será darle un ultimátum:
"Si no me deja darle un beso, tendrá que MEDIO
atenerse a las consecuencias: la obligaré a
devolverme el insectario que le regalé con
EL REGALO DE NAVIDAD
treinta y cinco mariposas, cuatro escarabajos
1 violetas y un cienpiés. Sé que es una decisión
importante, pero ella tiene que comprender que
11
ya no soy un niño.
"Que sea lo que Dios quiera".
T odos creíamos que Celeste y Vitín tenían
mucha suerte. Vivían en una casa con
un hermoso jardín, iban a un luminoso cole-
gio lleno de árboles, donde pasaban todo el
día, y tenían una nana cariñosa y responsable.
Además, por supuesto, tenían unos padres que
les daban todo lo que pedían: bicicletas, libros
ilustrados, juguetes electrónicos y mascotas de
todas clases; en fin, no les faltaba nada, por lo
menos, eso creíamos todos.
Igualmente, pensábamos que Celeste y Vitín
tenían unos padres modelos. Ambos trabajaban
desde muy temprano hasta bien entrada la noche.
Cuando la nana levantaba a los dos niños para
llevarlos al colegio, sus padres ya se habían ido
a sus respectivos trabajos. Eso sí, les dejaban La electrónica ayuda mucho a la comunica-
111
recados muy cariñosos en la grabadora: ción de los padres con sus hijos.
"Queridos diablillos: Los queremos mucho. Así, pues, todos pensábamos que eran unos
Les deseamos que pasen un buen día. Obedezcan nüios felices y que sus padres estaban pendientes
a la Gloria. Les llamaremos por teléfono al de ellos, incluso que los sobreprotegían.
mediodía y por la tarde. Besitos de sus papás Los regalos, por ejemplo, era un tema de
que piensan todo el día en ustedes." gran preocupación para los papás de Celeste y
Antes de salir, los niños encontraban pape- Vitín. A menudo, los niños encontraban al pie
litos con mensajes de última hora, pegados en de sus camas enormes paquetes-sorpresa con
sus mochilas o en la puerta del baño. El lugar costosos regalos y tarjetitas cariñosas: "Hoy
donde aparecían los recados constituía un juego celebramos tu no-cumpleaños, es decir, un día
entretenido e imprevisible. Las notas solían cualquiera. Fe licitaciones."
decir cosas así: Lo que no sabíamos -aunque sí lo sospe-
"Hoy debes ir al dentista con la Gloria." chábamos- era que Celeste y Vitín no veían
"No se olviden de llamar a la abuelita esta casi nunca a sus padres. Bueno, tampoco eso
noche. Es su cumpleaños." tiene nada de particular, hoy en día es una cosa
"Si necesitan algo urgente, dejen el recado en absolutamente normal.
el contestador o en el beeper de la mamá. " Como el papá y la mamá tenían trabajos di-
· "Díganle a la Gloria que les prepare un ferentes por la mañana y por la tarde, llegaban
kuchen." de noche a casa, cuando los niños ya estaban
Los niños sabían que podían disponer en todo acostados. A veces, alcanzaban a darles un beso,
momento de tres celulares, una casilla de voz
para comunicaciones urgentes y un beeper.
¡ 1 . Los domingos, los papás estaban tan cansados
1 que se levantaban a las 2 de la tarde, cuando los
niños ya habían salido a comer hamburguesas
con la Gloria o a pasear en bicicleta por el par-
que. Por la tarde, llegaban invitados a la casa y
merendaban, los mayores en el comedor y los
niños en la terraza o la piscina.
Por la noche del domingo, se reunían todos
frente al televisor y veían una película entrete-
nida. Tomaban Coca-Cola, mudos, pendientes
de la aventura televisiva.
Como se acercaban los exámenes finales y la
Navidad, aumentaban los recados en la grabadora
y los papelitos pegados en las paredes:
"¿Estudiaron Historia? Tienen un promedio
muy bajo que hay que subir. "
"¿Se tomaron las vitaminas? Agreguen Hierro
y Magnesio para los exámenes. La Gloria sabe
donde están los frascos de los suplementos
vitamínicos."
"¿Vacunaron al Polo?"
El Polo era el perro-mascota y también había
recados para él.
11 A mediados de diciembre, apareció en la ANULAR
grabadora la recomendación que se repetía año
ALICIA DELANTE DEL ESPEJO
1 1

tras año por estas fechas:


"Hagan una lista con los regalos que A Mayte Femández
quieren esta Navidad y déjenla encima de la
chimenea. "
Dos días después, un papelito pegado en la
taza del water:
C
uand.o se tiene 14 años la vida tendría
"No han dejado la lista de los regalos que que ser maravillosa,pero, algunas veces,
quieren. Déjenla hoy sin falta. " no lo es. O parece que no lo es.
Esa noche, los papás regresaron agotados Cuando se tiene 14 años es imposible odiar,
de sus respectivos trabajos y encontraron la pero Alicia odia los espejos. Cuando entra al
siguiente nota escrita por los niños encima de baño cubre los espejos con toallas.
la chimenea: E~ realidad, Alicia no odia los espejos, odia
"Esta Navidad queremos que nos compren
la imagen de sí misma. . . .
unos papás nuevos, aunque sean a pila, para Es tan difícil no verse reflejadaen las víjrmas,
tenerlos cerca nuestro todo el día y poder jugar en las ventanillas de los autos, en los charcos,
con ellos. Si son muy caros, podemos ayudar y, sobre todo, en los ojos de los demás. ,
con nuestra mesada. "-Alicia, dime, ahora que estamos solos tu
Celeste y Vit(n." y yo: ¿Qué crees que ven los demás cuando te

miran?
"-Una gorda.
"-¿Nada más?
"-Una gorda pecosa. "-No. Estás momentáneamente triste, que
"-¿Y eso es malo? distinto. Eres una niña alegre.
"-¡Es atroz! Ni mi mamá ni mi papá tienen "-Eso era antes, cuando no me obligaban a
pecas; ni mis hamsters ni mi gato tienen pecas; mer.
ni la Constanza ni la Carola tienen pecas. Yo "-¿Qué te gustaría hacer ahora mismo?
soy la única pecosa que conozco, y encima, "-Desaparecer.
gorda. "-¿Cómo?
"-Yo no diría que eres una niña gorda. "-Por la noche imagino que la ventana de mi
"-¡No me gusta que me mientan por com- cuarto es la escotilla de un submarino. La cierro
pasión! ¡Míreme bien!... ¡No, prefiero que no y me sumerjo. Me pierdo en las profundidades
me mire, pero yo se lo diré de todas maneras! y no salgo más a la superficie. Así me libraría
Tengo los ojos gordos, la nariz gorda, las ro- de los exámenes, de las miradas burlonas de
dillas gordas, los pies gordos y los zapatos todos.
gordos. Y lo que es más espantoso: tengo las "-¿Se burlan de ti?
pecas gordas. "-¡Cómo no se van a burlar de una gorda
"-Estoy seguro que muchas compañeras tuyas pecosa!
envidian tus pecas, las encuentran graciosas. "-Nadie te encuentra gorda.
"-¡No quiero ser graciosa! ¡Quiero ser flaca! "-¡Usted no sabe nada! No los ha visto cu-
¡Odio la comida! chichear a mis espaldas.
"-Has dicho odio varias veces. A mí me "-¿Tú los has visto?
parece una palabra triste. "-No necesito verlos. Sé que lo hacen.
"-Soy triste. "-¿Qué cosas te gustan?
"-Las estrellas fugaces.
"-¿Por qué?
"-Porque dejan un resplandor y desaparecen.
Y también porque cumplen los deseos. Me
gustaría cumplir los deseos de los demás.
"-Eso lo puedes hacer sin ser una estrella
fugaz.
"-¿Quién le va a pedir algo a una estrella
gorda?
"-¿Y qué vas a hacer?
"-No sé. Por el momento, he dejado de
comer.
"-Te morirás.
"-No sería tan malo. Los muertos no tienen
que mirarse al espejo. Agustín tendría que ir
a mi entierro y yo le haría morisquetas desde
el cajón.
"-¿Quién es Agustín?
"-Un imbécil.
"-¿Y por qué te importa?
"-Es amigo tuyo.
"-Eso dice él, pero es mi enemigo.
"-¿Qué hace?
"-Me persigue y me ofrece galletas que "-¿Por qué no lo invitas a tu casa? Seguro
engordan. que a tus padres les gustaría conocerlo.
"-¿Y si lo hace para agradarte? "-A la nana, querrá decir. Mi mamá trabaja
"-Un día me dijo que le gustaban mis todo el día y mi papá no vive con nosotros.
pecas. Tiene otra familia.
"-Ya ves, le gustas. "-Alicia, quiero proponerte algo.
"-Lo dijo para molestarme. ¿Cómo voy a "-¿Qué?
olvidarme de que tengo pecas si me lo recuerdan "-Que leas Alicia en el país de las maravi-
a cada momento? llas. ¿Lo conoces?
"-Creo que ese Agustín te importa más de "-Sólo conozco Alicia en el país de las
lo que crees. Deberías hablar con él. gordas.
"-Quizás cuando adelgace lo haga. "-Es una historia llena de prodigios, de sor-
"-A lo mejor Agustín está sufriendo por ti. presas. Descubrirás que los espejos son amigos
"-Me encanta que sufra. tuyos, que son la puerta para entrar en territorios
"-Pero no deja de mirarte. mágicos donde puedes sentirte libre. No sería
"-Odio que me mire. mala idea compartir ese libro con Agustín ..
"-Otra vez la palabra odio. "-Lo leeré, pero no creo que Agustín quie-
"-¡Deje de corregirme tanto! ra compartir algo conmigo. Me dice cosas
"-No quieres que Agustín te mire, pero a ti terribles.
te gusta mirarlo a él. "-¿Por ejemplo?
"-Lohago a veces, cuandoestá distraído. Tiene "-Que tengo la cara llena de estrellas
el pelo largo y un remolino en la coronilla. Me rosadas.
gustaría revolverle el pelo y tirarle las orejas. "-Eso es muy bonito.
"-¿Usted cree? MEÑIQUE
"-Ese compañero tuyo es un poeta.
"-¿Y a los poetas les gustan las gordas?
Voy A TENER UN HERMANO
"-A los poetas les gustan las niñas alegres,
con imaginación, como Alicia en el país de las
maravillas.
"-El domingo, cuando mi papá me venga a
buscar para salir, le mostraré el libro.
"-Y cuéntale que, además de Agustín, ya
tienes otro amigo. Te invito a tomar un helado
M ari~a .había sido siempre una niña muy
quenda en el colegio. Participaba en
todo con entusiasmo. No era de las primeras
¡
alto como una torre.
1 ¡ del curso ni tampoco de las últimas. Impulsiva,
"-¿Con crema y chocolate encima?
generosa, imaginativa,indispensableen todos los
"-Por supuesto, me encanta la crema y el
equipos: atletismo, montañismo,taller de teatro,
chocolate.
guitarra ... Es verdad que, a veces, tropezaba
"-Vamos".
con la Historia, el Álgebra o la Geometría, pero
'1
después de las caídas se levantaba, se frotaba el
chichón y seguía corriendo por las asignaturas,
como si fuese una carrera de vallas.
1 1

En el segundo semestre de ese año algo


I ,
cambió. Dejó de participar con los demás y se
puso huraña y agresiva. Su madre dijo:

/ -Está en la edad del pavo.


Sus maestros:
-Está viviendo una crisis. Al comienzo, todo fue muy divertido para
Sus compañeros: Marita. Le hacían colocar el oído en el vientre
-Se le subieron los humos a la cabeza. de su madre, le consultaban por el nombre que
A veces el ingenio va de la mano con la cruel- le pondrían al niño (porque ya se sabía que iba
dad y eso ocurre, sobre todo, con los motes y a ser un niño), la cambiaron a un dormitorio
sobrenombres en la escuela. A Mari ta empezaron más grande para ella sola y pintaron su cuarto
a llamarla "Malita Malonda". Naturalmente, pequeño para el niño que todos esperaban con
esto aumentó su resentimiento.Lo que no estaba ansiedad. Pero, en algún momento, las cosas
claro era qué le producía ese resentimiento. Si dejaron de ser divertidas.
le hubieran preguntado directamente, habría Muy pronto, Marita se dio cuenta de que
agitado su melena rebelde en forma desafiante el mundo giraba alrededor del niño. Aún no
y se habría alejado, dejando a su interlocutor había nacido y ya había irrumpido en la casa
sin respuesta. abriendo puertas y ventanas, abriendo armarios,
Marita (no cometeremos la indiscreción de desplazando a su hermana. Y lo que es peor,
llamarla "Malita") estaba confusa, pero aun empujó a Marita lejos de sus padres. Ya no los
dentro de la niebla de su confusión, una emo- tenía cada noche en su cama leyéndole cuentos
ción se imponía a las demás: se sentía insegura. maravillosos o haciéndole confidencias propias
Ella no tenía la culpa. Ella no había cambiado. de dos amigos. Ahora se habían convertido en
Eran los otros los que cambiaron de repente, dos extraños que hablaban constantemente de
sobre todo, sus padres. Marita era hija única, un intruso.
pero estaba a punto de dejar de s~~ Su madre Las cosas estaban claras: se trataba de elegir
estaba embarazada hacía ocho ¡ses. entre ella y "el otro", y sus padres ya habían
elegido al invitado de última hora. Ella estaba
sola. Y si estaba sola, iba a actuar en consecuen- Se sentó cerca del río, frente a la Costanera.
cia. Se arrepentirían de haber traído a alguien Aón no estaba oscuro del todo, pero hacía frío.
a la casa sin consultárselo antes. Se acurrucó debajo de un enorme pimiento
Un sábado por la tarde se encerró en el baño. en flor, en el jardín que bordea el río. Algo le
Empezó a cortarse el pelo hasta quedar con- llamó la atención: una pequeña fogata, abajo,
vertida en una oveja mal trasquilada. Luego, junto a un sauce. La curiosidad la hizo moverse
se tiñó los mechones tiesos de verde y rojo; se y bajar al río con cautela. Un vagabundo se
puso los pantalones más viejos que encontró encontrabajunto a la fogata. Al principio le
y salió a la calle, desafiante. pareció que rezaba, pero luego se dio cuenta
"No volveré más a una casa que ya no es que cantaba bajito:
la mía, sino la de un extraño agazapado en el -Los peces del río
' 1 1
vientre de mi mamá -se decía-. No volveré se fueron al mar.
tampoco al colegio. Si nadie me necesita, yo Con algo de suerte
tampoco necesitaré a nadie". los puedo encontrar.
Marita se alejó del barrio y anduvo todo el En el aire vivo
día vagando por plazas y supermercados. Con por el aire voy.
sus pequeños ahorros comió algo. Incluso se Yo no tengo nombre.
compró una camiseta estampada con un dibujo Yo soy como soy.
satánico. No tenía hambre, sólo tenía rabia.
Después de todo, había sido divertido. El día El vagabundo levantó la cabeza y la vio.
se le había pasado volando. fe.m-ctíando el sol Sonrió.
desapareció, se sintió, por primera vez, sola y -Acércate, hace frío.
con miedo.
1 1
Marita no le contestó ni se movió. El hombre
empezó a cantar de nuevo:
-En el aire vivo
por el aire voy.
Tengo un arocoiris
en el corazón.

Esta vez, el vagabundo no la miró. Le habló


con la confianza de un compañero de toda la
vida.
-Acerca esos cartones que están allí y ven a
sentarte junto al fuego.
Marita siguió quieta, observándolo.
-Anda a buscar esas ramas secas de la orilla
que el fuego se está apagando.
Marita fue a la orilla y recogió algunas

=
ramas.
-¡Esas no, que están mojadas! ¡Las otras!
Marita llevó las ramas. El vagabundo las aco-
modó y sopló hasta que tó la llama.
-Pon los cartones sobre e s piedras. ¿No
sabes cantar?
-Sí, pero no quiero cantar ahora.
El vagabundo se rió. -¿Y tú quieres a alguien?
-Por el aire vengo -Claro, a mi familia, a mis amigos.
por el aire voy -Entonces, no hay problema. Sigue querién-
1 ,1
deja la tristeza, dolos y ya está.
'1¡'1
1 ,1 vuela como yo. -A ellos les da lo mismo. Yo no existo. Todos
están pendientes de él.
Y agregó: -¿De quién?
-Me gusta tu pelo. ¿Crees que yo también -De mi hermano chico.
podría pintármelo de rojo y verde? -¿Qué le pasa a tu hermano chico?
1

r
1
-No creo. Eres un viejo. -Que todavía no ha nacido.
-Yo no me siento viejo. Ni siquiera sé la -¿Cómo?
1

edad que tengo. -No quiero hablar más de eso.


-¿Perdiste la memoria? -No quieres cantar, no quieres hablar ...
-Sí, para las cosas tontas. Para las cosas diver- ¿querrás escuchar, por lo menos?
tidas y bonitas tengo una memoria fabulosa. Marita acercó sus manos al fuego en lugar
-¿Y cuáles son las cosas divertidas y de contestar.
bonitas? El vagabundo encendió un cigarrillo y se
-Tu pelo de colores, por ejemplo. recostó sobre el pretil del río. Empezó a hablar
-A mí ya no me gusta. como si fuera la continuaciónde un largo monó-
-¿Porqué? · logo interrumpido por la llegada de Marita.
-Fue una rabieta. / -Yo tuve un hermano gemelo. En realidad,
-¿Qué te pasó? más que un hermano era mi mejor amigo.
-Nadie me quiere. Bastaba un movimientocómplicede los ojos, un
temblor en la barbilla, un gesto que los demás "-Eso es imposible, somos hermanos ge-
no veían, para entendemos. No necesitábamos melos. Seguro que a ti te van a crecer el día
hablar para transmitirnos secretos. Eramos menos pensado.
cómplices. No importaba que nos separaran. "Yo me miraba cada día en el espejo con la
Seguíamos sintiendo lo mismo, conectados a esperanza de ver aparecer dos pequeñas alas
la distancia. Un día me dijo: como las de mi hermano.
"-Me duele la espalda. ¿No te duele a ti? "Un día, mi hermano desapareció. Pienso
"-No -le dije. que se fue volando. A pesar de que todos decían
"Era la primera vez que no sentíamos lo que éramos idénticos, él era el mejor, el más
mismo. amable, el más solidario.
"-Si a mí no me duele, es señal de que no "A partir de entonces, mi vida cambió. Claro,
tiene ninguna importancia. Déjame verte la había perdido a mi mejor amigo.
espalda. "Llevo veinticincoaños buscándoloy siempre
"Se quitó la camisa y pude verle, a la altura tengo la esperanza de que algún día me broten
de las paletillas, dos alas diminutas que empe- también las alas. Por favor, ¿puedes decirme
zaban a nacer. Me asusté. si ya apuntan en mi espalda?
"-¿Qué es? -me preguntó con ansiedad. El vagabundo se quitó la camisa. Manta le
"-Nada, nada. Vístete. miró la espalda.
"Pero unos días más tarde las alas habían -¡Sí! ¡Están empezando a aparecer! ¡Son
crecido y tuve que decírselo. como dos flores que se están abriendo!
"-¿Y por qué tu no tienes 4as' -me -¡Gracias! ¡Por fin me reuniré con mi her-
preguntó. 7o.&• mano en alguna parte!
"-No sé. Ya no eres igual a mí.
Esa noche, Marita volvió muy tarde a su
casa. En puntillas subió a su dormitorio y se
acostó, pensando en dos hermanos gemelos que
volaban. Ella también se sentía sola y, quizás
su hermanito podía ser el amigo con alas que MANO DERECHA
esperaba.
,1
Por la mañana se levantó muy temprano, se
bañó y corrió al dormitorio de sus padres.
-¡Mamá, ya sé como se va a llamar mi
hermanito!
-Me alegro, esperábamos que tú eligieras el
nombre. Dímelo.
-Mi hermano se llamará Angel.

.:
PULGAR

RAYÉN

R ayé~ tenía 14 años y miraba por la ven-


tanilla del autobús llena de nostalgia.
Como si fuera una pantalla, pasaban frente a
ella los campos, los bosques en el horizonte, las
casas de madera, las alambradas, los animales
pastando.
Dando tumbos, el desvencijado autobús la
alejaba, metro a metro, de su casa, de su familia,
de su vida anterior que ya le parecía lejana,
No quería llorar. No había llorado tampoco
cuando su madre (ñuke tan querida) le había
dicho:
-Rayén, tus buenas notas te han permitido
conseguir una beca en el internado. Luego, podrás
estudiar Magisterio, que es lo que deseas.
11 Rayén ya no sabía lo que deseaba. Sí, era Mientras el autobús se acercaba a la capital
verdad que quería ser maestra rural para estar de la provincia donde estaba el internado, Rayén
más cerca de los suyos (la comunidad mapuche), recordó su última noche con sus padres.
pero no había pensado que para llegar a serlo -Rayén, ¿qué estás echando en esa caja de
tendría que separarse de todos. zapatos?
Es verdad que le gustaba escuchar a sus -Algunos recuerdos, mamá. Y estos ins-
abuelos cuando hablaban en el sonoro y dulce trumentos de percusión que me servirán para
mapudungun, pero también ayudaba a su mamá enseñarles a los niños a seguir el ritmo.
a lavar la ropa en el pozo, moler trigo y encender -¿Y qué vas a llevar?
el fuego. Y lo que más le gustaba era el witral, -Un trompe, una kadkawilla y un kullkull.
un telar para tejer alfombras hechas con nudos. Me gustaría llevar también un kultrung, pero
Claro que sólo podía mirar a su mamá hacer la ese tambor ocupa mucho lugar.
trama (witralün) y, a veces, ayudarla con algún -Rayén, voy a decirte algo.
nudo. Era maravilloso ver como, poco a poco, -¿Qué, mamá?
los dibujos coloreados de la alfombra aparecían -Los recuerdos se llevan en el corazón. ¿Para
como en un sueño mágico. Algún día, ellasería qué vas a ir cargada de esas cosas? Además,
capaz de tejer como su madre, pero ames, tenía tendrías que llevarte también el bosque, el río,
que estudiar y ser maestra. el lago y el volcán. Llena esa caja de zapatos
Al recordar todo esto sus ojos se llenaron de con sueños, con imágenes, es decir, llévala
lágrimas, pero se contuvo: una muchacha mapu- vacía, pero llena de amor. Te servirá mejor que
che debe ser fuerte. Estaría un tiempo lejos de todos los instrumentos del mundo. ¿Sabes qué
su comunidad, pero volvería. Ese pensamiento ritmo debes enseñarle a los niños cuando seas
la hizo sentirse mejor. maestra? ... El ritmo de tu corazón.
-Gracias, mamá. Así lo haré. Y eso la hacía sentirse mejor: compartir algo
Rayén miró su maletita de plástico y su caja a la distancia con los suyos.
de zapatos vacía atada con cuerdas y le pareció Al cruzar los corredores del internado, había
un valioso equipaje. escuchado más de alguna vez un cuchicheo
Los primeros días en el internado fueron entre sus compañeras:
tristes. Por primera vez en su vida no tenía -Es Rayén, la mapuchita.
cerca los árboles. A través de la ventana no Ella estaba orgullosa de ser mapuche, pero le
vía ni el lago ni el volcán. Sus maestras fueron dolía la forma en que lo decían, entre socarrona
amables con ella, pero no pudieron evitar que y arrogante. En cambio, en clases, Rayén era
sus compañeras la aislaran. Rayén era diferente. feliz. Le gustaba leer, aprender, escuchar. Ella
No sólo por sus rasgos y su piel oscura, sino era muy curiosa y las maestras le abrían los
por su acento peculiar y su timidez. En el patio, ojos a mundos desconocidos.
no conocía los juegos de sus compañeras ni el Un día, la profesora de Castellano les dijo
significado de sus bromas y modismos. Se sentía que debían escribir algo sobre la creación del
encerrada entre cuatro paredes, ella que había mundo. Al día siguiente, cada alumna leyó su
crecido libre. Desde su pueblo caminaba todos trabajo. Cuando le tocó el tumo a Rayén, esto
los días 8 kilómetros para llegar a Iaescúela. fue lo que leyó:
En cambio, ahora, casi no salía del internado. En medio de un sueño, Ngünechen, el Dios
A veces, levantaba la cabeza y miraba alguna de la creación, vio una neblina. Entre el vapor
nube en el cielo y pensaba: se divisaban musgos, líquenes, pájaros y ser-
"Alguien de mi pueblo está levantando la ientes. Ngünechen pudo atrapar la neblina y
cabeza como yo en este momento y verá esa retuvo con el hilo de su aliento. La sacó del
misma nube". ueño y la mezcló con tierra. Luego escupió
varias veces sobre la tierra neblinosa. En el
torbellino de espuma se levantó la selva, se
desplegaron los árboles con sus copas enormes
y brotaron las frutas y las flores. En la tierra
empapada, tomaron cuerpo y voz el grillo, el
chingue, el armadillo, el coipo, el zorro cu/-
peo, el guanaco, el puma, el pudú, el huemul
y la ballena. Así también, surgieron en el aire
el chercán, el choroy, el chukao, el peuco, el
chincol, el cernícalo, la bandurria, el treile y el
loro tricahue. Más tarde, Elchen, el otro Dios
creador, iluminado por los reflejos de su propio
corazón creó el amor, y no tenía a quién dárselo.
Creó el lenguaje, pero no halJfa quién lo escu-
chara. Fue entonces cuan<}6 creó al Hombre y
a la Mujer, para que retuvieran y compartieran
el Amor y usaran el Lenguaje. Elchen, el Dios
creador, dispuso que el Hombre y la Mujer
surgieran de la tierra, de la niebla, del viento
y del fuego. Así el amor se hizo comunión, el
lenguaje cobró vida y Elchen no se sintió solo.
Él acompaña a los hombres en la tierra.
Cuando Rayén terminó de leer su trabajo, se Muy triste, Rayén caminó por el largo pasillo
produjo un gran silencio. Toda la clase estaba basta la oficina de la directora.
sorprendida. "Me expulsarán -pensó-. Aquí se terminaron
La maestra dijo: mis ilusiones de ser maestra rural".
-¿De dónde has sacado todos esos La directora recibió las hojas que le extendió
cuentos? Rayén. Las leyó atentamente. Su rostro perma-
-No son cuentos. Es la historia de la Creación. neció inexpresivo, impenetrable. Al terminar,
Se la he escuchado a mis abuelos. sólo dijo:
Se había roto el encanto. Todas las compa- -Acompáñame.
ñeras de Rayén se rieron y se burlaron de ella. Volvieron al pasillo y se dirigieron a la
A la maestra le costó un gran esfuerzo volver clase de la que Rayén había sido expulsada.
a imponer el orden. Cuando habló, lo hizo con Una vez allí, la directora le hizo un gesto dis-
un gesto agrio: creto a la maestra, indicándole que saliera un
-Hay un solo Creador, sólo uno y, por momento.
supuesto, no se llama así, simplemente Dios -Rayén, espera un momento aquí.
Todopoderoso. Tienes la cabeza llena de supers- La directora volvió a su oficina con la maes-
ticiones y cuentos mágicos. Tu trabajo merece tra. Después de un rato (que a Rayén le pareció
un dos. Es increíble que no tengas ni idea del un siglo), apareció la directora sola y le dijo
Catecismo. Te enviaré a la directora con estas aRayén:
hojas. Ella te dará el castigo que mereces. -Ven, vamos a hablar con tus compañeras.
Las compañeras cuchichearon entre ellas y Entraron a la clase. Todas se pusieron de
se rieron bajito. pie.
-Siéntense. He leído el trabajo que ha escrito Rayén se propuso terminar el choapino
Rayén. Es una historia muy hermosa. Quiero (yapan). Bajo la amorosa mirada de su madre,
felicitarla delante de todas ustedes. Rayén se continuó el dibujo y aprendió a teñir las lanas
ha criado y educado en una cultura diferente a y enmadejarlas.
la nuestra, pero que también nos pertenece y Al terminar las vacaciones, el yapan estuvo
debemos conocer. De las tradiciones de Rayén, terminado. La sabiduría del tejido de telar había
de sus creencias, podemos aprender muchísi- pasado de la madre a la hija. La tradición y la
mo. No perdamos la oportunidad de escuchar a belleza del oficio habían sobrevivido.
Rayén, mientras la tengamos con nosotros. Este Y la vida continuaba. Rayén volvió a la capital,
trabajo se publicará en el Boletín del Colegio. pero esta vez, en su equipaje, iba el hermoso
Ahora pueden salir al patio. La clase por hoy choapino que había tejido. Un maravilloso yapan
ha terminado. con dibujos mapuches que todos celebraron en
el colegio y la acompañaría siempre, hasta que
Desde ese día, Rayén fue respetada y querida terminó sus estudios de Magisterio.
en el colegio. Aunque, claro, no faltaba alguien
que la discriminaba por su especial visión del
mundo.
Cuando llegaron las vacaciones de verano,
Rayén volvió a su pueblo. La alegría del re-
greso se vio empañada por la enfermedad de
su madre. Tenía artritis en las manos y estaba
inmovilizada en una silla. La bella alfombra de
nudos del witral había quedado inconclusa.
INDICE

¡MAMÁ, LLEGÓ UNA CARTA!

S ebas Y.su madre vivían en una población


periférica.Poco a poco,habíanconseguido
que las dos habitaciones de ladrillo y techo de
pizarreño fuera una casa, un hogar, precario,
pero útil para protegerse del frío y del calor.
Tenían agua y luz, y un baño improvisado, pero
suficiente. Todo esto a costa de grandes esfuer-
zos. El padre de Sebas los abandonó cuando el
niño tenía 4 años. La madre empezó a re~oger
cartones y papeles. Se consiguió un carrito y
organizó un trabajo marginal; así pudo com-
pletar su vivienda. Incluso plantó dos árboles
y un parrón diminuto en el pequeño patio.
Salía todas las noches a buscar papeles y
cartones, llevando a Sebas en el carro. Los
primeros años, el niño dormía en el carrito,
entre los cartones; a partir de los 7 años, Sebas a vez más extensa, más expresiva y nostál .. ;
empezó a ayudar a su mamá y trabajaba a la gica, aunque jamás daba detalles del paradero,
par en el oficio. Dormían parte del día y al ni de la ocupación del padre. Tanto la madre
atardecer, clasificaban el botín recogido y lo como el hijo se alegraron de estas misteriosas
llevaban a la planta recicladora. señales de vida de alguien ya enterrado en .el
Sebas no había ido nunca a la escuela, pero pasado.La expectaciónque provocabala llegada
aprendió a leer silabeando las letras de los titulares de la carta cada dos semanas, cambió la rutina
de los diarios que recogía. Era tal su curiosidad de sus vidas. La madre estaba desconcertada, 1
"j su empeño que llegó a escribir y leer bastante pero no decía nada. Sólo guardaba las cartas en·
bien. Guardaba las revistas viejas y los libros un cajón, cuidadosamente atadas con una cinta,
de la basura. Los coleccionaba amorosamente como algo precioso, íntimo y secreto. .·
1 .

en un rincón de su modesta vivienda. Lo que no sabía la madre era que las car-
El padre, el gran ausente, no aparecía jamás tas, desde la primera a la última, habían sido
en las conversaciones entre la madre y el niño, escritas por su hijo. Sebas era el autor del las
pero ambos sabían de su huida, sin explicación cartas firmadas por un padre fantasmal . El
ni causa alguna; era una herida abierta todavía, niño había fantaseado muchos años eón la
un doloroso secreto compartido, una presencia figura de su padre. Lo necesitaba afectiva
invisible y muda. mente de tal modo, que no tuvo más remedio
Un día, llegó una carta del padre. Era un que darle forma concreta en unas cartasque:
mensaje breve, cariñoso, pero sin explicaciones escribía él mismo. Curiosamente, cuando
de ninguna clase. Sebas le leía las cartas a su madre, estaba:
Sebas le leyó la carta a su madre, porque ésta convencido él también de que eran de. u-
11~ s~bíaleer. Cada quince días llegaba una carta, padre. La necesidad de recuperar la figura
paterna era tan fuerte, que se olvidaba de "-No me he casado. No tengo hijos. Mi único
quién era el autor de los mensajes. Si bien hijo querido es el Sebas... "
se desahogaba al escribirlos, la verdadera Ambos, al leer la carta, lloraron de alegría.
alegría se producía cuando el cartero apa- Así pasaron tres años. Nunca faltó una car-
recía por el pasaje donde vivían. ta. La mamá tuvo que guardar los paquetes de
-¡El cartero, mamá! ¡Viene el cartero! cartas en otros cajones, porque ya no cabían
Y los dos se asomaban a la puerta y recibían en el primero.
la carta como un premio. Cuando Sebas la leía, Un día, el cartero llegó a mitad de la semana.
ni siquiera reconocía su propia letra. ¡Era su Traía una carta. La recibió Sebas y no reconoció
padre el que les escribía, el que les enviaba su propia letra.
cariños y recuerdos! -¿Ha llegado el cartero?
-Es raro -dijo la madre un día. -Sí, mamá.
-¿Qué?-preguntó Sebas, muy inquieto. -¡Qué raro! No puede ser de tu papá.
-Que tu padre no mande una dirección, un Recibimos carta suya hace tres días. ¿De quién
remitente ... será? ¡Léela!
-A lo mejor vive muy lejos -contestó Y Sebas leyó la carta a su mamá:
Sebas. "-Querida Rosa: después de tantos años
-No creo. Debe estar casado con otra ... Debe doy señales de vida. Lo más seguro es que
tener hijos. no me hayas perdonado. Te extraño tanto
Cuando Sebas escribió la próxima carta, que la idea de no volver a ver nunca más a
procuró aclarar las dudas de su madre. Dos ti y al Sebas, me vuelve loco. A pesar de los
semanas más tarde, le leía a su mamá: errores míos, los he querido siempre a los
dos. Me encuentro enfermo y quiero reunirme
'.cen .ustedes .. Te enviaré mi dirección y algún
teléfono cuando lo tenga. Ahora me dispongo
aiv~ajar a Santiago.
'j
Abrazos, Daniel".
. Í) ,'
iíL1·:SeJprodujo un gran silencio. La madre estaba
confundida. Sebas no sabía qué decir. Estaba
. : ntento y al mismo tiempo tenía miedo.
· . , . i1-Esta carta es distinta a las otras. La letra
tampoco es la misma.
-Dice que está enfermo, debe ser por eso
-respondió Sebas.
, -¿Qué podemos hacer?
-Recibirio, mamá. Tengo muchas ganas de
verlo, de estar con él.
La madre no dijo nada. Sólo lloró un poco.
1.ETa mujer fuerte y reservada.
· , , · .Esa semana, Sebas no escribió la carta de su
padre, sino que esperó con ansiedad la auténtica,
»la que traería la dirección y el teléfono.
Unas semanas más tarde apareció el padre.
'Los· tres se unieron en un interminable abrazo
·i . '.\' .
MEDIO
que reemplazó las explicaciones, los reproches,
el perdón. JusTINA
· Después de comer, la madre le mostró los
A Justina Sarmentero
paquetes de cartas atados con cintas que guar-
daba en unas cajas sobre el armario. El padre
las miró sin comprender. No dijo nada, pero
miró a Sebas. El niño le hizo un guiño de com-
plicidad y su papá sonrió. Ya tenían un secreto
compartido que los uniría aún más.

LL
amarse Justina es un castigo eterno,
Lo que Sebas nunca llegaría a conocer fue el
secreto de su madre: ella supo desde el comienzo pensaba Justina. Claro, existía la
que las cartas las escribía su hijo, pero prefirió sibilidad de que la llamaran Tina, pero eso
seguir su juego como una forma de mantener gustaba todavía menos.
en el niño el recuerdo de su padre. Hubo momentos en los que Justina pensó
helarse y poner una querella criminal contra
padres o quemar su certificado de naci-
. ento. También pensó declararse en huelga de
bre, pero le gustaba demasiado la comida
mo para sacrificarse tanto. Por más que sus
adres le explicaban que ella se llamaba así
recuerdo de su abuela Justina, la niña de 12
os consideraba este nombre un anacronismo
y una broma de mal gusto.
La abuela culpable de tanto estropicio vivía Llegó el verano y con él, las vacaciones,
en el campo, en un pueblo de la cordillera de Ja playa, los paseos con su pandilla. Pero ese
Temuco. En su familia se hablaba mucho de esta verano todo iba a resultar diferente.
abuela campesina. Se podría decir, incluso, que La mamá anunció durante el almuerzo:
se avergonzaban de ella. La abuela Justina debía -Este año iremos a veranear al campo.
de tener algo de sangre mapuche, por lo menos -¿Hay un río? ¿Hay lagos? ¿Se podría andar
era mestiza y de origen popular. Veladamente, se a caballo? ¿No será muy aburrido?
referían a ella como una campesina supersticiosa, -Sólo las niñas tontas se aburren. Las niñas
lo que para Justina significaba ser una bruja. con imaginación se divierten en cualquier
Llamarse Justina y tener una abuela bruja del parte.
mismo nombre, eran demasiadas tragedias para -Yo no soy una niña, mamá.
una niña de 12 años que quería ser famosa. No -Lo tendré en cuenta en el futuro -respondió
tenía claro si sería famosa como bailarina, pinto- la mamá.
ra, escritora, o corredora de 100 metros planos. -¿A qué hotel vamos a ir?
Lo único que tenía muy claro era que llamarse -A ningún hotel. Alojaremos en la casa de
Justina y tener una abuela bruja que vivía en un abuela J ustina.
pueblo de la cordillera, no le convenía para sus La noticia horrorizó a Yusti. No podía Ima-
ambiciosos planes hacia la fama. Lo importante ginar nada más atroz que pasar el verano con
era que sus amigas jamás se enteraran de la exis- abuela campesina de la que no se hablaba
tencia de la abuela ignorante y campesina. ás; que tenía fama de bruja y que, segura-
Después de muchas rabietas, estaba consiguien- ente, vivía en un rancho polvoriento.
do que sus amigas la llamaran Yusti, que sonaba Durante las semanas siguientes, Justina pro-
a nombre de cantante pop. Algo es algo. stó, sugirió otras soluciones, propuso que la
dejaran a ella con la familia de su compañera A Justina no le gustó nada lo que veía a su
íntima. Todo fue inútil. La decisión de sus pa- alrededor, acostumbrada como estaba a los ve-
dres era más firme de lo que ella creía. raneos con piscinas, camping y cafeterías. Lo
-¡Pero, ¿por qué? ¿Por qué ir a encerrarse que más la desconcertó fue su abuela. Esperaba
en un pueblucho indecente de Temuco? encontrar a una campesina medio india, su-
Sus padres dieron por zanjada la cuestión y persticiosa y siniestra, pero no a una anciana
después de Año Nuevo, cargaron el auto y em- menuda, frágil y extremadamente dulce.
prendieron el viaje. Los últimos 30 kilómetros -¡Qué grande y bonita está mi Justina
del camino eran de tierra. Llegaron cansados, chica!
traqueteados y empolvados. -Por favor, no soy una niña chica y no me
La abuela Justina no vivía en un rancho. llame Justina. Ahora me llamo Yusti.
Tampoco se podía decir que su casa fuera muy -Perdona, es que nadie me lo había advertido
cómoday elegante. Desde luego, no teníapiscina, -sonrió la anciana.
lo que para Yusti era imperdonable. Se trataba En los días siguientes, Justina (la seguire-
de una vieja casona de adobe, rústica y fresca, mos llamando así porque Yusti no es nombre
con un amplio corredor lleno de enredaderas y de persona) fue descubriendo otras cosas en
un huerto cuajado de flores, arbustos y árboles su abuela, además de la dulzura. Cocinaba
frutales. como los ángeles, por ejemplo. Siempre tenía
La abuela estaba sentada en un sillón de postres caseros deliciosos y para la hora del té
mimbre, tomando mate. A su alrededor ha- horneaba panecillos de huevo y hojaldres con
bía seis gatos perezosos y un perro de lanas azúcar flor.
dormido. -¿Estás contenta en la casa de tu abuela?
-Yo quería ir a la playa. Me gusta el surf y -En verano, cuando yo era una niña como
aquí... tú ... perdón, una señorita como tú, me escapa-
La niña hizo un mohín de disgusto, dando ba hasta llegar aquí. Me sacaba la ropa y me
una mirada despreciativa a su alrededor. bañaba desnuda debajo de la cascada.
-¿Quieres acompañarme esta tarde? -El agua está muy fría.
-¿A dónde vamos a ir? -A mí no me importaba. Yo la encontraba
-Es una sorpresa. deliciosa. Así fue como descubrí un túnel debajo
Después de la siesta, la abuela Justina y su de la cascada. Atraviesa la pared rocosa y sale
nieta salieron de la casa. La anciana camina- al valle. ¿Qúieres que lo crucemos?
ba despacio, con pasitos cortos, pero firmes. -Nos vamos a mojar.
Entraron en el bosque por un sendero casi -¿Yeso te importa mucho?
cubierto de helechos. Anduvieron mucho, -No, nada.
cruzando zonas boscosas donde los árboles -Vamos, entonces.
formaban una cúpula verde que apenas dejaba La abuela y su nieta pasaron por debajo de
pasar la luz. la cascada. Debajo de ella se abría un túnel y
-¿Estás cansada? al final, la débil luz que señalaba la salida· al
-No, abuela. valle. Cuando llegaron allí, se sentaron en una
-¿Tienes miedo? roca. Abajo, frente a ellos, se extendía un mar
-¡Claro que no! verde, salpicado de pequeños espejos de agua
Pero tenía miedo. Naturalmente que no iba a tornasolados: los lagos.
reconocerlo. Así llegaron a un claro del bosque, Justina estaba deslumbrada por la belleza
una especie de pared rocosa muy alta, de la que secreta del lugar.
caía una cascada impresionante.
-Vamos, ya nos hemos secado -dijo la abuela.
Para volver daremos un rodeo. Es un sendero
de cabras salvajes. ¿Te gustaría, por un rato,
ser una cabra salvaje?
-¡Me encantaría!
El rodeo era por un sitio escarpado. Llegaron
a la casa al anochecer. Justina estaba cansa-
da y no comprendía cómo su abuela no se
quejaba.
-No te extrañe. Toda mi vida he subido ce-
rros. Esta es mi tierra, que es como decir mi
cuerpo.
Su mamá salió a recibirlas.
-¿Dónde se habían metido? Las anduve
buscando toda la tarde. Tu papá se cayó y
tiene la pierna muy mal. Ni siquiera puede
manejar el auto. Habrá que llamar un taxi a
Temuco.
-No llames a nadie. Déjame verlo -dijo la
abuela.
La pierna del papá estaba muy hinchada y
amoratada. Le resultaba imposible caminar.
-Debe haberse roto un hueso -dijo la Durante el resto del verano, Justina apren-
mamá. dió el nombre de cada planta y de cada flor
-No, los huesos están bien. Le prepararé curativa: el avellano, el huedahue, el quis-
un emplasto de hierbas. Mientras tanto que se ca}, la cachicabra, el arrayán, el romerillo,
quede quieto. el amitén, el chagual, la rosa mosqueta, el
La abuela tomó de la mano a su nieta y la lilén, la salvia, el tralhuén, la murtilla, la
llevó al fondo del huerto. sanguinaria, el matico y tantas plantitas,
-Las plantas nos quieren, las plantas arbustos y árboles que formaban el universo
curan, aún las más dañinas a primera vista. vegetal de la abuela.
Recoge esas dos hojas de nalca. Vamos a Al terminar las vacaciones, la niña estaba
cortar hojas de chilca, cardo negro, cabello muy orgullosa de llamarse Justina, como la
de ángel, granadilla y ortiga dioica. Luego abuela, y se avergonzabasi alguien le recordaba
haremos una especie de "humita" con las su nombre de cantante pop, Yusti.
hierbas maceradas y la pondremos a cocer. -¿Volveremos a ver pronto a la abuela?
Se orea un poco y cuando aún esté tibiecita -Espero que sí -contestó la mamá.
se la pondremos a tu papá en la pierna du- -¿Sabes por qué cambiamos los planes este
rante tres días. verano y fuimos a ver a tu abuela?
En realidad no fue necesario esperar tanto. Al -No.
segundo día, la hinchazón había desaparecido -Porque está muy enferma. Queríamos verla
y el papá caminaba normalmente. por última vez, pero creo que con sus hierbas
-¿Y cómo lo hiciste, abuela? se mantendrá todavía un buen tiempo. Tú has
-Yo no lo hice, lo hicieron las plantas. Por eso visto lo activa que está.
creen que soy bruja-dijo la abuela, riéndose.
. -Al despedirme de ella -dijo Justina-, me ANULAR
d10 una ramita de canelo. Me dijo que la pusiera
en la pared, junto a mi cama, y que al mirarla LA DESMEMORIA
me acordaría de ella. Para Ascensión Gracia
Han pasado los años y todavía la ramita de
canelo está sobre la cama de Justina, protegién-
dola y avivando el recuerdo de un maravilloso
verano en el que descubrió la magia sanadora
de las personas buenas.

L
a abuela de Gabriel había dejado de hablar.
No parecía estar enferma ni enojada con
nadie. Tampoco parecía estar triste. Sonreía,
ausente, con la mirada perdida en algún punto
lejano y desconocido.
La abuela le había contado muchos cuentos a
Gabriel, desde que era un renacuajo. De su vez
cálida, envolvente, y del brillo de sus ojos ñsue-
ños nacía un mundo de fantasía inagotable que
arropaba cada noche los sueños del niño; lo hacía
sentirse más seguro, más querido, más feliz.
La anciana había empezado a callar poco a
poco, hasta quedar así, muda, distante, fuera de
las cosas que ocurrían a su alrededor. A Gabriel
le parecía que estaba en otra parte y le pedía que Gabriel empezó a buscar la memoria de su
volviera, pero sus ruegos no tenían respuesta. abuela por toda la habitación. En el fondo del
-Abuelita, por favor, háblame. Hace mucho armario encontró un baúl y lo abrió. Sacó de
tiempo que no me cuentas un cuento. su interior unos paquetes de cartas atados con
La abuela sonreía y le tocaba la cara con la una cinta. Algunos álbum polvorientos estaban
yema de los dedos, como hacen los ciegos. llenos de fotografías. Se las llevó a su abuela.
-Abuela, ¿te acuerdas del cuento de las ave- Ella sonrió y apretó el paquete de cartas contra
llanas mágicas? Terminaba con una canción. su pecho. En sus ojos había un pequeño destello
Me gusta cuando cantas esa canción. de complicidad. Gabriel tuvo la impresión de
-¡Gabriel, deja tranquila a la abuela! que había vuelto, por unos instantes, de ese
-Mamá, ¿por qué la abuela ya no me cuenta lugar lejano en el que habitaba.
historias? -Abuela, estoy buscando algo que no sé
-Porque perdió la memoria. cómo es. ¿Qué forma tiene tu memoria perdida?
Cuando se quedaron solos, Gabriel se acer- ¿Es grande o pequeña? ¿De qué color es? Tus
có a su abuela y le tomó la cara para que lo armarios están llenos de vestidos antiguos con
mirara, los que nos disfrazamos en las fiestas, ¿son esos
-¡Eres una descuidada! ¿Dónde dejaste tu vestidos tu memoria? O, a lo mejor, tu memoria
memoria? ¿Quieres que te ayude a buscarla? es un sombrero, porque se lleva en la cabeza,
Tú tienes muchos cajones llenos de cosas igual que los sombreros.
raras. En los días de lluvia me dejas abrirlos. Gabriel sacó del armario de la abuela un
Ahora no llueve, pero tenemos que encontrar montón de sombreros antiguos y se los fue
tu memoria. Si ordenaras tus cajones no se te poniendo uno a uno delante de la anciana,
habría perdido.
que seguía sonriendo aunque no decía ni una le tomó las manos. Por la ventana se veía caer
palabra. una lluvia finita, casi invisible.
De pronto, su rostro se ensombreció y volvió -¿Tú crees que son gotas de lluvia, verdad?
a estar ausente. No, abuela, son lagrimitas. Es Nubila la que
-Mientras no encontremos tu memoria, no llora. ¿No conoces la historia de Nubila? En
podrás contarme cuentos, de manera que te los realidad, el único que la conoce soy yo, porque
contaré yo. la estoy inventando en este momento.
Gabriel le tomó la mano a su abuelita y em- "Nubila es una nube chiquita, muy distraída
pezó a contarle un cuento. y revoltosa, ·casi, casi, como yo. ¿Sabes por
-Este dedito compró un huevito; éste lo puso qué está lloriqueando? Ahora te lo diré. Nubila
en la sartén; éste le echó la sal ... ¿cómo sigue? se encuentra perdida. Estuvo correteando sin
No lo sé. ¡Eres tú la que sabes todos los cuentos! rumbo por el cielo y se separó del resto de su
Yo ni siquiera me sé el cuento del huevito. familia nubosa. Seguramente se puso a curiosear
-¡Gabriel, deja en paz a la abuela y ven a lo que pasaba en la tierra y se quedó enredada
comer! en ese pino que hay frente a nuestra casa. No
-Abuelita, me tengo que ir. Mañana te ha podido librarse de las agujas de los pinos y
contaré un cuento, te lo prometo. Si no lo en- está llorando. ¿Qué te parece que la bajemos
cuentro en alguno de tus cajones, lo inventaré del pino y la escondamos en el cobertizo del
yo mismo. jardín?
Al día siguiente, cuando Gabriel volvió del -¡Gabriel, ven a comer ahora mismo! Y no
colegio, encontró a su abuela sentada en el mis- molestes a la abuela.
mo sitio, inmóvil. Movió sus labios sin emitir
ningún sonido. Gabriel se sentó junto a ella y
-Luego te seguiré contando. Después de
comer voy a esconder a Nubila en la pieza del
fondo, donde están las bicicletas.
Por la mañana antes de ir al colegio, Gabriel
fue a saludar a su abuela. Tenía que revelarle
un secreto. Se lo susurró al oído.
-Abuela, tengo que hablar bajo porque no
quiero que lo sepa mi mamá: llevé a la nube al
cobertizo. Dejó de llorar y me contó lo que le pasa.
Nubila perdió la memoria como tú y, en vez de ir
al sur, se fue al norte, separándose de su familia.
Descendió demasiado y se enredó en los árboles.
Ya no se acuerda qué rumbo debe tomar y por eso
llora, lo que para nosotros es una llovizna. Dejó
todo el cobertizo mojado. Cuando estaba entre
los árboles, la gente creía que era niebla. A ella
no le gusta nada que la confundan con la niebla,
a pesar de que las nubes y la niebla son primas
hermanas. Tampoco le gusta que la confundan
con el algodón dulce ni con el aliento congelado
de los muñecos de nieve. Para ayudarla, yo le
propuse encumbrarla como un volantín, pero ella
tiene miedo porque dice que el viento es un tigre
y persigue a las nubes. Nubila me ha contado que -¡Estuve encumbrando a Nubila con el hilo
el cielo está lleno de peligros. Está poblado por de mi volantín! Es como un globo de gas. Se
reactores, chatarra espacial y aves de rapiña Ella remontó enseguida y tiene tanta fuerza que
es amiga de las aves migratorias y el año pasado me levantó por el aire y me dejó caer varias
viajó a la Isla de Pascua con unas golondrinas veces. Cuando conseguí traerla a tierra, ya no
que venían de la cordillera de la costa. También estaba triste, parecía alegre y juguetona. Me
me contó que todas las noches las nubes están de dijo que al mirar el cielo azul había recobrado
fiesta. Se ponen unos trajes negros bordados de la memoria. Me dijo también que se reuniría
lentejuelas, que son las estrellas. con su familia, porque ya recordaba el rumbo
-¡Gabriel, ¿dónde estás? que había tomado: la costa de Chile.
-¡Aquí, mamá! Estoy con la abuela. "-¿Eso significa que vas a ir a llorar a la
-¡Sube a tu dormitorio, que la abuela se tiene playa? -le pregunté.
que acostar y la pones nerviosa! "-No, yo no soy una nube llorona, porque
Gabriel susurró: ya recobré la memoria. Soy ahora una nube
-Abuelita, antes de acostarme voy a ir a ver quitasol, para aliviar a los bañistas.
a mi nube amiga y mañana te cuento. "-¿Y qué hay que hacer para recobrar la
Al día siguiente, amaneció muy soleado. La memoria? -le pregunté de nuevo.
abuela, sentada en su butaca de costumbre, mi- "-Encontrar a alguien que te quiera, como
raba fijamente hacia la puerta de su habitación. yo te encontré a ti. Y mirar el cielo lleno de
Parecía que esperaba a alguien. Y ese alguien nubes, de gorriones y de volantines.
entró como una tromba: los calcetines caídos, La mamá de Gabriel lo llamó desde el se-
las rodillas llenas de barro y el pelo pegado a gundo piso:
la frente con el sudor.
-¡Gabriel, tienes que bañarte todavía antes MEÑIQUE
de comer! PELAYO EN LA RED
-¡Ya voy, mamá! Estoy con la abuela.
-¡Déjala en paz, ella no te necesita! A Luis Moreno
En ese momento, por primera vez, la
abuela habló con un hilito de voz cálido y
confidencial:
-No es cierto. Te necesito.
Y le sonrió a Gabriel.
Desde ese día, la abuela mira mucho el cielo
azul por la ventana. Gabriel piensa que es para
recobrar la memoria pero no es así. Ella ya no
P elayo había sido un niño muy normal.
Cuando no estaba encaramado en los
árboles, se desplazaba vertiginosamente sobre
necesita buscar su memoria perdida, porque los skates, la bicicleta o los patines. Como todo
tiene a Gabriel que le cuenta cuentos y le toma niño normal, tenía moretones en las rodillas,
las manos. Y esa es la verdadera memoria de unas zapatillas que olían mal y una mascota
los ancianos. (un perro vago lleno de pulgas al que su mamá
echaba a la calle a escobazos todos los días).
Pelayo tenía tambiénun tío sordo que resolvía
puzzles, una nana gorda que hacía queques con
manjar blanco y una arañita que hacía para él
arriesgados ejercicios, colgada en el trapecio
volante de su hilo. Tenía también un amor se-
creto, intenso, devastador y sublime: Aurita,
una compañera de doce años. A pesar de estar -Ha llegado el momento de comprarle
enamorado de una vieja de doce años -cuatro un computador. La informática lo salvará
años mayor que él- Pelayo era feliz. del desorden, la anarquía, la dispersión y los
Si alguien piensa que Pelayo, por estar ena- moretones en las rodillas. La computación lo
morado, estudiaba más la historia de los caldeos preparará para el futuro.
o se lavaba las orejas con más frecuencia, está Pelayo no comprendió ninguna de esas palabras
muy equivocado. El amor por la vieja de doce altisonantesque le parecíangarabatos,pero él no
años lo tenía en un estado de levitación perma- podía castigara sus padrespor decir garabatos. El
nente, aunque desde las alturas se caía al suelo futuro para Pelayo era una nave interplanetaria,
con frecuencia, rompiéndose los pantalones, como la de los dibujos animadosjaponeses que
los tobillos y los codos. él construyó en la copa del nogal en el jardín.
-¡Hay que hacer algo! -dijo el papá de Cuando le instalaron el computador en el
Pela yo. dormitorio, Pelayo lo miraba asustado, como
Cuando los papás dicen "hay que hacer algo", se mira a un monstruo maligno, un robot, un
uno se echa a temblar, y no es para menos. Terminator, con el que tendría que convivir.
-Este niño no se concentra, lo distrae el vuelo Por la noche, antes de dormirse, lo cubría con
de una mosca, sólo piensa en las musarañas una colcha para no ver la pantalla, el ojo-único
(al parecer, nadie ha visto una musaraña, pero del Cíclope, la bestia electrónica.
Pelayo sí las veía), y, además, es incapaz de A las pocas semanas el temor y la descon-
estarse quieto. Es un hiperkinético grado 9 (los fianza se transformaron en curiosidad y dedi-
hiperkinéticos se miden como los temblores en cación absoluta. Las imágenes luminosas lo
la Escala de Richter). cautivaron, lo hipnotizaron y lo mantuvieron
inmovilizado en la silla.
Muy pronto, aprendió a navegar por el Internet.
Le encantaba perderse en el intrincado laberinto
de páginas web y de juegos electrónicos.
Sus padres estaban muy satisfechos. Pelayo
ya no traía las rodillas sangrando ni las ropas
desgarradas. Tampoco desaparecía en la copa
de los árboles ni perseguía en bicicleta a la
Aurita, cuando salían del colegio.
Pelayo empezó a mandarle e-mail a su vieja
novia de doce años, pero como ésta no le de-
volvía nunca sus mensajes, dejó de hacerlo y
se olvidó de ella.
La información, las imágenes en color, los
diálogos virtuales con interlocutores de Costa
Rica, las islas Canarias o Tierra del Fuego,
fueron uniendo a Pelayo con el computador
como si existiera entre ambos un cordón umbi-
lical. El niño no soltaba el mouse ni el mando
a distancia en ningún momento del día ni la
noche. Llegaba del colegio y se encerraba en
su dormitorio frente a la pantalla iluminada.
Le pedía a su mamá que le dejara la comida
en una bandeja frente al computador para no
perder tiempo y se quedaba dormido, con la Pelayo, que estaba dentro del computador y
cabeza apoyada sobre el teclado. oía todo, se puso a gritar como un loco.
Pelayo dejó de hablar, dejó de subirse a los -¡Mamá, estoy aquí! ¡No me boten a la basura!
árboles. Ya no se deslizaba en el skate ni se ¡Quiero salir de la pantalla, pero no puedo!
reunía con su pandilla de raperos rapados. La La mamá desconectó el computador y el
vida de Pelayo consistía en pulsar las teclas y basurero se lo llevó. El camión de la basura
mover el mouse, mirar la pantalla, como un lo arrojó en un vertedero, junto con otros
ciego, y perderse en el espacio virtual. desperdicios.
Un día, después de haber estado seis horas Pelayo, desde su refugio virtual, navegaba
seguidas frente al computador, se introdujo por Internet y pedía auxilio a medio mundo.
en la pantalla, como si fuera una ventana, y Nadie le contestaba o lo hacían en neozelan-
se deslizó al interior del intrincado mundo del dés, en ucraniano o en finlandés. Pelayo com-
Internet. prendió que estaba atrapado en la red y que
Sus padreslo llamaronpara que bajaraa comer, nunca más saldría de allí. Se puso a llorar, pero
pero Pelayo había desaparecido. Lo buscaron como eran lágrimas virtuales, no mojaban ni
por todas partes sin ningún resultado. producían cortocircuito en el sistema. En v.ez
-No debe haber ido muy lejos. Tiene que del mouse, unos tremendos ratones se metían
estar en alguna parte donde haya un com- en el computador. Pelayo, desde la pantalla,
putador. Desde hace un año, este niño se ha veía, horrorizado, como los grandes roedores
transformado en un robot. Fue un error haberle devoraban los cables. Era el fin.
comprado este computador. Le diré al basurero -¡Auxilio! ¡Socorro!
que se lleve este aparato ahora mismo. En ese momento, se despertógritando. Estaba en
su cama cubiertode sudor. La pesadillahabía sido
horrible. Frente a su cama, la pantalla luminosa
era una amenazadora presencia fosforescente.
Se levantó y apagó el computador.
Al día siguiente, Pelayo se fue al colegio en
bicicleta y se detuvo frente a la casa de Aurita. JORGEDÍAZ
Esperó un buen rato, hasta que la vio salir.
-Hola.
Y SUS OBRAS
-Hola, Pelayo.
-¿Por qué no contestabas mis mensajes por
e-mail?
-Prefiero ver a la gente cara a cara.
-¿Quieres que vayamos al parque en bicicleta
después de salir del colegio?
-¿No vas a encerrarte en tu computador?
-No, prefiero salir contigo.
-Bueno, después de clase vendré a buscar
la bicicleta.
-Aurita...
-Sí.
-Nada.
Pelayo pensó que Aurita, a pesar de tener
doce años, quizás no era tan vieja. En todo
caso, era más divertido estar con ella que con
el computador.
J orge J?íaz nació en Rosario, Argentina,
en 1930, y murió en Santiago de Chile
en marzo de 2007. Hijo de inmigrantes espa-
ñoles, su familia se trasladó a Chile cuando él
tenía cuatro años. Posteriormente adquirió la
nacionalidad chilena y española.
l Arquitecto, pintor, actor y dramaturgo, fue
miembro y presidente del Teatro Ictus desde
1959 a 1964. En este último año se trasladó a
España, donde vivió hasta 1994.

Sus obras
La sola enumeración de sus obras ocuparía
varias páginas del presente libro. Jorge Díaz
escribió-hasta diciembredel año 2000- 83 obras
dramáticas para adultos y 38 "espectáculos"
para niños. Y publicó más de 30 libros, entre Mancha", 1990, Toledo, España, y El guante
los cuales hay varios de pedagogía infantil, de hierro ( 1991 ), Premio APES a la mejor dra-
cuentos y teatro para niños. maturgia de 1993, Santiago de Chile.
Entre sus obras de teatro para adultos más Entre las escritas en los últimos años en
conocidas, escritas en Chile antes de 1965, Chile, y estrenadas, están La marejada (1997),
están El cepillo de dientes ( 1960); Requiem Premio de la Asociación de Críticos de Santiago,
por un girasol ( 1961 ), que obtuvo el Premio 1997, y Premio Municipal de Teatro 1998 de la
de la Crítica de Santiago de ese mismo año; El Municipalidad de Santiago; y Devuélveme el ro-
velero en la botella ( 1962), Premio Municipal sario de mi madre y quédate con todo lo de Marx
de Santiago 1962, y Variaciones para muertos ( 1999), Premio del Consejo Nacional del Libro
de percusión ( 1964 ), Premio Laurel de Oro de a la mejor obra de teatro inédita de 1999.
Santiago 1964. De la vasta obra teatral para niños estrenada
Y entre las escritas en el extranjero, sólo citaremos Los ángeles ladrones ( 1967); Séneca,
citaremos 'Iopografia de un desnudo ( 1965); ratón de biblioteca ( 1979) y El guirigay ( 1981 ),
Liturgia para cornudos ( 197 4) Premio "Tirso de las que obtuvieron, respectivamente, el Premio
Molina" 1975, Madrid; Toda esta larga noche de Teatro Infantil "Barahona de Soto" 1978 . '
(1976), Premio "Arturo Morales", Las Palmas 1979 y 1981, Lucena, Córdoba, España;-Cacos
de Gran Canaria, España, 1980; Oscuro vuelo y comecocos ( 1980), Premio de Teatro Infantil
compartido ( 1979), Premio "Palencia" de Teatro, "Tilingo" 1980, Caracas, Venezuela, y El mundo
1980, Palencia, España; Desde la sangre y el es un pañuelo ( 1989), Premio de Teatro APES
silencio ( 1980), Premio "Santiago Rusiñol", 1991, Santiago de Chile.
Sitges, Cataluña, España; Un corazón lleno de Jorge Díaz contribuyó también a la literatura
lluvia ( 1989), Premio de Teatro "Castilla-La infantil con hermosas obras como, entre otras,
Historias para contar por el aire (Ed. Don
Bosco, Barcelona, España, 1997); Fragancia
radioactiva(Ed. Don Bosco, Barcelona,España,
1988) y La isla que navega a la deriva (Ed.
Don Bosco, Santiago de Chile, 1999).
Chile reconoció la obra dramática de
Jorge Díaz otorgándole, en 1993, el Premio
Nacional de las Artes de la Comunicación y
Audiovisuales.

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