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Jorge Díaz
PREMIO NACIONAL DE LAS ARTES DE LA
COMUNICACIÓN Y AUDIOVISUALES 1993.
o
ÍNDICE
ÜRDEN DE LOS CUENTADEDOS
Pul.GAR 55
Rayén
ÍNDICE 67
¡Mamá, llegá una carta!
Ami madre,
MEDIO 75 donostiarra que cantaba en euskera
Justina
·y contaba en castellano.
ANULAR 87
La desmemoria
MEÑIQUE 97
Pe/ayo en la red
SUCEDIÓ EN VALPARAÍSO
1
y sacó varias sábanas del armario de la ropa
blanca. Claro que había que cortarlas y coserlas.
Le pediría ayuda a su compañera de curso, la
Camila, que se entendía muy bien con él.
1
Habló con ella y le explicó el plan:
I' -En sus barcos, los piratas no llevan mujeres,
pero puedo hacer una excepción.
-No cuentes conmigo para tripular tu barco.
Yo ni siquiera me subo a un bote. Me mareo.
Búscate a otra pirata.
Así comprendió Pablito por qué no hay
mujeres con un garfio y un parche en el ojo.
Las niñas son enclenques y temerosas, no se huida, no muy honrosa, como única alternativa
pueden hacer excepciones. para sobrevivir.
-¡Me embarcaré en un velero sin velas -se Jim Patas Negras arrió la bandera negra con
dijo- o me montaré en un flotador y pedalearé la calavera, fue a la tina y sacó el tapón del
mar adentro!
desagüe. En pocos minutos, los siete mares se
Su mamá lo esperaba impaciente. escurrieronpor el alcantarillado.Desaparecieron
1.
-¡Abre inmediatamente el baño! No he las algas carnívoras,los peces fosforescentes,los
podido limpiarlo. ¿Cómo se te ocurre dejarlo delfines, las gaviotas, los pelícanos. Jim miraba
con llave?
tristementecorno el agua del océano robado se
-Voy a bañarme, mamá. Después lo consumía, cuando descubrió con asombro que
limpias.
al fondo de la bañera había quedado varado,
1
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1
-Está bien, pero no te demores. inclinado a babor, un bergantín pirata con sus
,1¡. Pablito entró en el cuarto de baño y comprobó velas rotas.
1
que la marea había subido. Las olas de agua Jim Patas Negras abordóel veleroy lo registró
salada barrían con fuerza el piso y reventaban en forma implacable. En sus bodegas encontró
contra las ventanas. El vendaval arreciaba. un cargamento de monedas de oro. ·
-¡Pablito! ¿Terminaste de bañarte? -¿Vas a salir o no? ... La Camila te está lla-
-Sí, mamá.
mando por teléfono.
-No puedo seguir esperando. -Ya voy, mamá.
-Ahora salgo.
Pablito salió con su bolsa de monedas de
Jim Patas Negras comprendió que estaba oro en una mano y el velero encallado debajo
acorralado. Sus enemigos lo tenían cercado. del brazo.
El asedio no podía continuar. Sólo cabía una -Aló, Camila, soy yo.
-Pablo, ¿quieres que vayamos al cine? Dan
1 1
INDICE
una película que quiero ver.
-¿Cuál? LA NIÑA DE MIS OJOS
-Teminator II.
1 •
11 A Carola Oyarzün
-Bueno, te pasaré a buscar.
1 -Chao.
Con las monedas de oro, Pablito invitó a
Camila al cine y compró cuatro bolsas de pa-
lomitas de maíz.
-Pablito, pensándolo bien, a lo mejor no me
importaría subir a tu velero.
L a profesora había hecho un ~~bujo en el
pizarrón y explicaba a los nmos:
-El ojo es un invento maravilloso. Un prodigio.
-He cambiado de planes, Camila. Ya no La retina es como una pantalla de televisión.
quiero ser pirata. Voy a ser Terminator III.
El nervio óptico es su cable y antena. El iris es
como una ventana que se abre y se cierra. Y la
pupila es la niña del ojo. . . .
Chicho no miraba el pizarrón, miraba a
Paulita, sentada en la primera fila. Ella era la
niña de sus ojos, un invento maravilloso, un
prodigio.
Mejor que un gol en el último minuto.
Mejor que unas zapatillas Adidas nuevas.
Mejor que un 7 en Matemática.
Mejor que los dibujos japoneses de la tele.
Mejor que una carrera en bicicleta. "Más miedo que una pelea a puñetes con
Mejor que los días domingos. Alonso, el matón del curso.
"Querría regalarte un bosque para que te ''Tengo terror de acercarme a ti y mirarte a
perdieras como Pulgarcito -se dice a sí mismo-, los ojos, a la niña de mis ojos, a tu pupila, a tu
pero sólo tengo un piñón, que puede transfor- iris y a tu retina. .
marse en pino milenario. "Tengo pánico de decirte en voz baja:
"¿Podrás esperar mil años para tener mi "-¿Quieres un caramelo de anís?"
bosque? Chicho volvía a su casa dando un rodeo, para
"Querría regalarte el mar y sólo pude ofre- pasar frente a la casa de Paulita. Nunca la veía.
certe un vaso de agua en el recreo. Entre las rejas, el perro le lamía las manos Y
"¿Te diste cuenta que era el océano? Chicho se estremecía.
"¿Por eso te lo bebiste riendo? Ya en su casa, se sentaba con cara de despiste
"Te envié una carta con el papel en blanco. total mirando por la ventana.
"¿Supiste leer las palabras invisibles? -Este niño tiene pájaros en la cabeza.
"¿Reconociste mis faltas de ortografía?" "Si los tuviera -piensa Chicho- abriría mi
En el patio, Chicho corre más que nadie cabeza-jaula para que volaran hacia ti e hjcieran
esperando que alguien lo mire. Es valiente, te- nidos en el alero de tu ventana, en el canasto
merario, se sube por las cuerdas del gimnasio y de los papeles y, quizás ¡qué maravilla!, entre
salta los caballetes más altos. Es invencible. tu pelo rubio."
"Tengo miedo -se confiesa a sí mismo. La madre se queja:
"Más miedo que una noche de relámpagos. -¡Tómate la sopa, que se enfría! ¡Qué batalla
"Más miedo que cuando mi papá se pone los hay que librar cada noche para que se tome una
anteojos para leer mis notas. cucharada!
"Anoche revolvía de mala gana la sopa de
letras que me sirve mi madre -se dice el niño-.
De pronto, se formó tu nombre sobre el caldo
con el abecedario de pasta de huevo. No podía
creerlo. Me la tomé a sorbos largos. Mi madre
estaba encantada.
"-¡Por fin te tomas la sopa sin protestar!
"-Es que tengo hambre ... de Paulita.
"Y nadie entendió nada."
"-A este niño le pasa algo.
"Me pasa de todo.
"Me pasan ráfagas de aire por todas las ven-
tanas mal cerradas que tengo en el cuerpo.
"Me pasan manadas de elefantes por el
pecho.
"Tengo un tigre de bengala debajo de la
almohada que ruge toda la noche.
"Bandadas de aves migratorias me entran
por una oreja y salen por la otra.
"Me pasa que no sé qué me pasa.
"Esto no puede continuar así.
"Lo mejor será darle un ultimátum:
"Si no me deja darle un beso, tendrá que MEDIO
atenerse a las consecuencias: la obligaré a
devolverme el insectario que le regalé con
EL REGALO DE NAVIDAD
treinta y cinco mariposas, cuatro escarabajos
1 violetas y un cienpiés. Sé que es una decisión
importante, pero ella tiene que comprender que
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ya no soy un niño.
"Que sea lo que Dios quiera".
T odos creíamos que Celeste y Vitín tenían
mucha suerte. Vivían en una casa con
un hermoso jardín, iban a un luminoso cole-
gio lleno de árboles, donde pasaban todo el
día, y tenían una nana cariñosa y responsable.
Además, por supuesto, tenían unos padres que
les daban todo lo que pedían: bicicletas, libros
ilustrados, juguetes electrónicos y mascotas de
todas clases; en fin, no les faltaba nada, por lo
menos, eso creíamos todos.
Igualmente, pensábamos que Celeste y Vitín
tenían unos padres modelos. Ambos trabajaban
desde muy temprano hasta bien entrada la noche.
Cuando la nana levantaba a los dos niños para
llevarlos al colegio, sus padres ya se habían ido
a sus respectivos trabajos. Eso sí, les dejaban La electrónica ayuda mucho a la comunica-
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recados muy cariñosos en la grabadora: ción de los padres con sus hijos.
"Queridos diablillos: Los queremos mucho. Así, pues, todos pensábamos que eran unos
Les deseamos que pasen un buen día. Obedezcan nüios felices y que sus padres estaban pendientes
a la Gloria. Les llamaremos por teléfono al de ellos, incluso que los sobreprotegían.
mediodía y por la tarde. Besitos de sus papás Los regalos, por ejemplo, era un tema de
que piensan todo el día en ustedes." gran preocupación para los papás de Celeste y
Antes de salir, los niños encontraban pape- Vitín. A menudo, los niños encontraban al pie
litos con mensajes de última hora, pegados en de sus camas enormes paquetes-sorpresa con
sus mochilas o en la puerta del baño. El lugar costosos regalos y tarjetitas cariñosas: "Hoy
donde aparecían los recados constituía un juego celebramos tu no-cumpleaños, es decir, un día
entretenido e imprevisible. Las notas solían cualquiera. Fe licitaciones."
decir cosas así: Lo que no sabíamos -aunque sí lo sospe-
"Hoy debes ir al dentista con la Gloria." chábamos- era que Celeste y Vitín no veían
"No se olviden de llamar a la abuelita esta casi nunca a sus padres. Bueno, tampoco eso
noche. Es su cumpleaños." tiene nada de particular, hoy en día es una cosa
"Si necesitan algo urgente, dejen el recado en absolutamente normal.
el contestador o en el beeper de la mamá. " Como el papá y la mamá tenían trabajos di-
· "Díganle a la Gloria que les prepare un ferentes por la mañana y por la tarde, llegaban
kuchen." de noche a casa, cuando los niños ya estaban
Los niños sabían que podían disponer en todo acostados. A veces, alcanzaban a darles un beso,
momento de tres celulares, una casilla de voz
para comunicaciones urgentes y un beeper.
¡ 1 . Los domingos, los papás estaban tan cansados
1 que se levantaban a las 2 de la tarde, cuando los
niños ya habían salido a comer hamburguesas
con la Gloria o a pasear en bicicleta por el par-
que. Por la tarde, llegaban invitados a la casa y
merendaban, los mayores en el comedor y los
niños en la terraza o la piscina.
Por la noche del domingo, se reunían todos
frente al televisor y veían una película entrete-
nida. Tomaban Coca-Cola, mudos, pendientes
de la aventura televisiva.
Como se acercaban los exámenes finales y la
Navidad, aumentaban los recados en la grabadora
y los papelitos pegados en las paredes:
"¿Estudiaron Historia? Tienen un promedio
muy bajo que hay que subir. "
"¿Se tomaron las vitaminas? Agreguen Hierro
y Magnesio para los exámenes. La Gloria sabe
donde están los frascos de los suplementos
vitamínicos."
"¿Vacunaron al Polo?"
El Polo era el perro-mascota y también había
recados para él.
11 A mediados de diciembre, apareció en la ANULAR
grabadora la recomendación que se repetía año
ALICIA DELANTE DEL ESPEJO
1 1
=
ramas.
-¡Esas no, que están mojadas! ¡Las otras!
Marita llevó las ramas. El vagabundo las aco-
modó y sopló hasta que tó la llama.
-Pon los cartones sobre e s piedras. ¿No
sabes cantar?
-Sí, pero no quiero cantar ahora.
El vagabundo se rió. -¿Y tú quieres a alguien?
-Por el aire vengo -Claro, a mi familia, a mis amigos.
por el aire voy -Entonces, no hay problema. Sigue querién-
1 ,1
deja la tristeza, dolos y ya está.
'1¡'1
1 ,1 vuela como yo. -A ellos les da lo mismo. Yo no existo. Todos
están pendientes de él.
Y agregó: -¿De quién?
-Me gusta tu pelo. ¿Crees que yo también -De mi hermano chico.
podría pintármelo de rojo y verde? -¿Qué le pasa a tu hermano chico?
1
r
1
-No creo. Eres un viejo. -Que todavía no ha nacido.
-Yo no me siento viejo. Ni siquiera sé la -¿Cómo?
1
.:
PULGAR
RAYÉN
en un rincón de su modesta vivienda. Lo que no sabía la madre era que las car-
El padre, el gran ausente, no aparecía jamás tas, desde la primera a la última, habían sido
en las conversaciones entre la madre y el niño, escritas por su hijo. Sebas era el autor del las
pero ambos sabían de su huida, sin explicación cartas firmadas por un padre fantasmal . El
ni causa alguna; era una herida abierta todavía, niño había fantaseado muchos años eón la
un doloroso secreto compartido, una presencia figura de su padre. Lo necesitaba afectiva
invisible y muda. mente de tal modo, que no tuvo más remedio
Un día, llegó una carta del padre. Era un que darle forma concreta en unas cartasque:
mensaje breve, cariñoso, pero sin explicaciones escribía él mismo. Curiosamente, cuando
de ninguna clase. Sebas le leía las cartas a su madre, estaba:
Sebas le leyó la carta a su madre, porque ésta convencido él también de que eran de. u-
11~ s~bíaleer. Cada quince días llegaba una carta, padre. La necesidad de recuperar la figura
paterna era tan fuerte, que se olvidaba de "-No me he casado. No tengo hijos. Mi único
quién era el autor de los mensajes. Si bien hijo querido es el Sebas... "
se desahogaba al escribirlos, la verdadera Ambos, al leer la carta, lloraron de alegría.
alegría se producía cuando el cartero apa- Así pasaron tres años. Nunca faltó una car-
recía por el pasaje donde vivían. ta. La mamá tuvo que guardar los paquetes de
-¡El cartero, mamá! ¡Viene el cartero! cartas en otros cajones, porque ya no cabían
Y los dos se asomaban a la puerta y recibían en el primero.
la carta como un premio. Cuando Sebas la leía, Un día, el cartero llegó a mitad de la semana.
ni siquiera reconocía su propia letra. ¡Era su Traía una carta. La recibió Sebas y no reconoció
padre el que les escribía, el que les enviaba su propia letra.
cariños y recuerdos! -¿Ha llegado el cartero?
-Es raro -dijo la madre un día. -Sí, mamá.
-¿Qué?-preguntó Sebas, muy inquieto. -¡Qué raro! No puede ser de tu papá.
-Que tu padre no mande una dirección, un Recibimos carta suya hace tres días. ¿De quién
remitente ... será? ¡Léela!
-A lo mejor vive muy lejos -contestó Y Sebas leyó la carta a su mamá:
Sebas. "-Querida Rosa: después de tantos años
-No creo. Debe estar casado con otra ... Debe doy señales de vida. Lo más seguro es que
tener hijos. no me hayas perdonado. Te extraño tanto
Cuando Sebas escribió la próxima carta, que la idea de no volver a ver nunca más a
procuró aclarar las dudas de su madre. Dos ti y al Sebas, me vuelve loco. A pesar de los
semanas más tarde, le leía a su mamá: errores míos, los he querido siempre a los
dos. Me encuentro enfermo y quiero reunirme
'.cen .ustedes .. Te enviaré mi dirección y algún
teléfono cuando lo tenga. Ahora me dispongo
aiv~ajar a Santiago.
'j
Abrazos, Daniel".
. Í) ,'
iíL1·:SeJprodujo un gran silencio. La madre estaba
confundida. Sebas no sabía qué decir. Estaba
. : ntento y al mismo tiempo tenía miedo.
· . , . i1-Esta carta es distinta a las otras. La letra
tampoco es la misma.
-Dice que está enfermo, debe ser por eso
-respondió Sebas.
, -¿Qué podemos hacer?
-Recibirio, mamá. Tengo muchas ganas de
verlo, de estar con él.
La madre no dijo nada. Sólo lloró un poco.
1.ETa mujer fuerte y reservada.
· , , · .Esa semana, Sebas no escribió la carta de su
padre, sino que esperó con ansiedad la auténtica,
»la que traería la dirección y el teléfono.
Unas semanas más tarde apareció el padre.
'Los· tres se unieron en un interminable abrazo
·i . '.\' .
MEDIO
que reemplazó las explicaciones, los reproches,
el perdón. JusTINA
· Después de comer, la madre le mostró los
A Justina Sarmentero
paquetes de cartas atados con cintas que guar-
daba en unas cajas sobre el armario. El padre
las miró sin comprender. No dijo nada, pero
miró a Sebas. El niño le hizo un guiño de com-
plicidad y su papá sonrió. Ya tenían un secreto
compartido que los uniría aún más.
LL
amarse Justina es un castigo eterno,
Lo que Sebas nunca llegaría a conocer fue el
secreto de su madre: ella supo desde el comienzo pensaba Justina. Claro, existía la
que las cartas las escribía su hijo, pero prefirió sibilidad de que la llamaran Tina, pero eso
seguir su juego como una forma de mantener gustaba todavía menos.
en el niño el recuerdo de su padre. Hubo momentos en los que Justina pensó
helarse y poner una querella criminal contra
padres o quemar su certificado de naci-
. ento. También pensó declararse en huelga de
bre, pero le gustaba demasiado la comida
mo para sacrificarse tanto. Por más que sus
adres le explicaban que ella se llamaba así
recuerdo de su abuela Justina, la niña de 12
os consideraba este nombre un anacronismo
y una broma de mal gusto.
La abuela culpable de tanto estropicio vivía Llegó el verano y con él, las vacaciones,
en el campo, en un pueblo de la cordillera de Ja playa, los paseos con su pandilla. Pero ese
Temuco. En su familia se hablaba mucho de esta verano todo iba a resultar diferente.
abuela campesina. Se podría decir, incluso, que La mamá anunció durante el almuerzo:
se avergonzaban de ella. La abuela Justina debía -Este año iremos a veranear al campo.
de tener algo de sangre mapuche, por lo menos -¿Hay un río? ¿Hay lagos? ¿Se podría andar
era mestiza y de origen popular. Veladamente, se a caballo? ¿No será muy aburrido?
referían a ella como una campesina supersticiosa, -Sólo las niñas tontas se aburren. Las niñas
lo que para Justina significaba ser una bruja. con imaginación se divierten en cualquier
Llamarse Justina y tener una abuela bruja del parte.
mismo nombre, eran demasiadas tragedias para -Yo no soy una niña, mamá.
una niña de 12 años que quería ser famosa. No -Lo tendré en cuenta en el futuro -respondió
tenía claro si sería famosa como bailarina, pinto- la mamá.
ra, escritora, o corredora de 100 metros planos. -¿A qué hotel vamos a ir?
Lo único que tenía muy claro era que llamarse -A ningún hotel. Alojaremos en la casa de
Justina y tener una abuela bruja que vivía en un abuela J ustina.
pueblo de la cordillera, no le convenía para sus La noticia horrorizó a Yusti. No podía Ima-
ambiciosos planes hacia la fama. Lo importante ginar nada más atroz que pasar el verano con
era que sus amigas jamás se enteraran de la exis- abuela campesina de la que no se hablaba
tencia de la abuela ignorante y campesina. ás; que tenía fama de bruja y que, segura-
Después de muchas rabietas, estaba consiguien- ente, vivía en un rancho polvoriento.
do que sus amigas la llamaran Yusti, que sonaba Durante las semanas siguientes, Justina pro-
a nombre de cantante pop. Algo es algo. stó, sugirió otras soluciones, propuso que la
dejaran a ella con la familia de su compañera A Justina no le gustó nada lo que veía a su
íntima. Todo fue inútil. La decisión de sus pa- alrededor, acostumbrada como estaba a los ve-
dres era más firme de lo que ella creía. raneos con piscinas, camping y cafeterías. Lo
-¡Pero, ¿por qué? ¿Por qué ir a encerrarse que más la desconcertó fue su abuela. Esperaba
en un pueblucho indecente de Temuco? encontrar a una campesina medio india, su-
Sus padres dieron por zanjada la cuestión y persticiosa y siniestra, pero no a una anciana
después de Año Nuevo, cargaron el auto y em- menuda, frágil y extremadamente dulce.
prendieron el viaje. Los últimos 30 kilómetros -¡Qué grande y bonita está mi Justina
del camino eran de tierra. Llegaron cansados, chica!
traqueteados y empolvados. -Por favor, no soy una niña chica y no me
La abuela Justina no vivía en un rancho. llame Justina. Ahora me llamo Yusti.
Tampoco se podía decir que su casa fuera muy -Perdona, es que nadie me lo había advertido
cómoday elegante. Desde luego, no teníapiscina, -sonrió la anciana.
lo que para Yusti era imperdonable. Se trataba En los días siguientes, Justina (la seguire-
de una vieja casona de adobe, rústica y fresca, mos llamando así porque Yusti no es nombre
con un amplio corredor lleno de enredaderas y de persona) fue descubriendo otras cosas en
un huerto cuajado de flores, arbustos y árboles su abuela, además de la dulzura. Cocinaba
frutales. como los ángeles, por ejemplo. Siempre tenía
La abuela estaba sentada en un sillón de postres caseros deliciosos y para la hora del té
mimbre, tomando mate. A su alrededor ha- horneaba panecillos de huevo y hojaldres con
bía seis gatos perezosos y un perro de lanas azúcar flor.
dormido. -¿Estás contenta en la casa de tu abuela?
-Yo quería ir a la playa. Me gusta el surf y -En verano, cuando yo era una niña como
aquí... tú ... perdón, una señorita como tú, me escapa-
La niña hizo un mohín de disgusto, dando ba hasta llegar aquí. Me sacaba la ropa y me
una mirada despreciativa a su alrededor. bañaba desnuda debajo de la cascada.
-¿Quieres acompañarme esta tarde? -El agua está muy fría.
-¿A dónde vamos a ir? -A mí no me importaba. Yo la encontraba
-Es una sorpresa. deliciosa. Así fue como descubrí un túnel debajo
Después de la siesta, la abuela Justina y su de la cascada. Atraviesa la pared rocosa y sale
nieta salieron de la casa. La anciana camina- al valle. ¿Qúieres que lo crucemos?
ba despacio, con pasitos cortos, pero firmes. -Nos vamos a mojar.
Entraron en el bosque por un sendero casi -¿Yeso te importa mucho?
cubierto de helechos. Anduvieron mucho, -No, nada.
cruzando zonas boscosas donde los árboles -Vamos, entonces.
formaban una cúpula verde que apenas dejaba La abuela y su nieta pasaron por debajo de
pasar la luz. la cascada. Debajo de ella se abría un túnel y
-¿Estás cansada? al final, la débil luz que señalaba la salida· al
-No, abuela. valle. Cuando llegaron allí, se sentaron en una
-¿Tienes miedo? roca. Abajo, frente a ellos, se extendía un mar
-¡Claro que no! verde, salpicado de pequeños espejos de agua
Pero tenía miedo. Naturalmente que no iba a tornasolados: los lagos.
reconocerlo. Así llegaron a un claro del bosque, Justina estaba deslumbrada por la belleza
una especie de pared rocosa muy alta, de la que secreta del lugar.
caía una cascada impresionante.
-Vamos, ya nos hemos secado -dijo la abuela.
Para volver daremos un rodeo. Es un sendero
de cabras salvajes. ¿Te gustaría, por un rato,
ser una cabra salvaje?
-¡Me encantaría!
El rodeo era por un sitio escarpado. Llegaron
a la casa al anochecer. Justina estaba cansa-
da y no comprendía cómo su abuela no se
quejaba.
-No te extrañe. Toda mi vida he subido ce-
rros. Esta es mi tierra, que es como decir mi
cuerpo.
Su mamá salió a recibirlas.
-¿Dónde se habían metido? Las anduve
buscando toda la tarde. Tu papá se cayó y
tiene la pierna muy mal. Ni siquiera puede
manejar el auto. Habrá que llamar un taxi a
Temuco.
-No llames a nadie. Déjame verlo -dijo la
abuela.
La pierna del papá estaba muy hinchada y
amoratada. Le resultaba imposible caminar.
-Debe haberse roto un hueso -dijo la Durante el resto del verano, Justina apren-
mamá. dió el nombre de cada planta y de cada flor
-No, los huesos están bien. Le prepararé curativa: el avellano, el huedahue, el quis-
un emplasto de hierbas. Mientras tanto que se ca}, la cachicabra, el arrayán, el romerillo,
quede quieto. el amitén, el chagual, la rosa mosqueta, el
La abuela tomó de la mano a su nieta y la lilén, la salvia, el tralhuén, la murtilla, la
llevó al fondo del huerto. sanguinaria, el matico y tantas plantitas,
-Las plantas nos quieren, las plantas arbustos y árboles que formaban el universo
curan, aún las más dañinas a primera vista. vegetal de la abuela.
Recoge esas dos hojas de nalca. Vamos a Al terminar las vacaciones, la niña estaba
cortar hojas de chilca, cardo negro, cabello muy orgullosa de llamarse Justina, como la
de ángel, granadilla y ortiga dioica. Luego abuela, y se avergonzabasi alguien le recordaba
haremos una especie de "humita" con las su nombre de cantante pop, Yusti.
hierbas maceradas y la pondremos a cocer. -¿Volveremos a ver pronto a la abuela?
Se orea un poco y cuando aún esté tibiecita -Espero que sí -contestó la mamá.
se la pondremos a tu papá en la pierna du- -¿Sabes por qué cambiamos los planes este
rante tres días. verano y fuimos a ver a tu abuela?
En realidad no fue necesario esperar tanto. Al -No.
segundo día, la hinchazón había desaparecido -Porque está muy enferma. Queríamos verla
y el papá caminaba normalmente. por última vez, pero creo que con sus hierbas
-¿Y cómo lo hiciste, abuela? se mantendrá todavía un buen tiempo. Tú has
-Yo no lo hice, lo hicieron las plantas. Por eso visto lo activa que está.
creen que soy bruja-dijo la abuela, riéndose.
. -Al despedirme de ella -dijo Justina-, me ANULAR
d10 una ramita de canelo. Me dijo que la pusiera
en la pared, junto a mi cama, y que al mirarla LA DESMEMORIA
me acordaría de ella. Para Ascensión Gracia
Han pasado los años y todavía la ramita de
canelo está sobre la cama de Justina, protegién-
dola y avivando el recuerdo de un maravilloso
verano en el que descubrió la magia sanadora
de las personas buenas.
L
a abuela de Gabriel había dejado de hablar.
No parecía estar enferma ni enojada con
nadie. Tampoco parecía estar triste. Sonreía,
ausente, con la mirada perdida en algún punto
lejano y desconocido.
La abuela le había contado muchos cuentos a
Gabriel, desde que era un renacuajo. De su vez
cálida, envolvente, y del brillo de sus ojos ñsue-
ños nacía un mundo de fantasía inagotable que
arropaba cada noche los sueños del niño; lo hacía
sentirse más seguro, más querido, más feliz.
La anciana había empezado a callar poco a
poco, hasta quedar así, muda, distante, fuera de
las cosas que ocurrían a su alrededor. A Gabriel
le parecía que estaba en otra parte y le pedía que Gabriel empezó a buscar la memoria de su
volviera, pero sus ruegos no tenían respuesta. abuela por toda la habitación. En el fondo del
-Abuelita, por favor, háblame. Hace mucho armario encontró un baúl y lo abrió. Sacó de
tiempo que no me cuentas un cuento. su interior unos paquetes de cartas atados con
La abuela sonreía y le tocaba la cara con la una cinta. Algunos álbum polvorientos estaban
yema de los dedos, como hacen los ciegos. llenos de fotografías. Se las llevó a su abuela.
-Abuela, ¿te acuerdas del cuento de las ave- Ella sonrió y apretó el paquete de cartas contra
llanas mágicas? Terminaba con una canción. su pecho. En sus ojos había un pequeño destello
Me gusta cuando cantas esa canción. de complicidad. Gabriel tuvo la impresión de
-¡Gabriel, deja tranquila a la abuela! que había vuelto, por unos instantes, de ese
-Mamá, ¿por qué la abuela ya no me cuenta lugar lejano en el que habitaba.
historias? -Abuela, estoy buscando algo que no sé
-Porque perdió la memoria. cómo es. ¿Qué forma tiene tu memoria perdida?
Cuando se quedaron solos, Gabriel se acer- ¿Es grande o pequeña? ¿De qué color es? Tus
có a su abuela y le tomó la cara para que lo armarios están llenos de vestidos antiguos con
mirara, los que nos disfrazamos en las fiestas, ¿son esos
-¡Eres una descuidada! ¿Dónde dejaste tu vestidos tu memoria? O, a lo mejor, tu memoria
memoria? ¿Quieres que te ayude a buscarla? es un sombrero, porque se lleva en la cabeza,
Tú tienes muchos cajones llenos de cosas igual que los sombreros.
raras. En los días de lluvia me dejas abrirlos. Gabriel sacó del armario de la abuela un
Ahora no llueve, pero tenemos que encontrar montón de sombreros antiguos y se los fue
tu memoria. Si ordenaras tus cajones no se te poniendo uno a uno delante de la anciana,
habría perdido.
que seguía sonriendo aunque no decía ni una le tomó las manos. Por la ventana se veía caer
palabra. una lluvia finita, casi invisible.
De pronto, su rostro se ensombreció y volvió -¿Tú crees que son gotas de lluvia, verdad?
a estar ausente. No, abuela, son lagrimitas. Es Nubila la que
-Mientras no encontremos tu memoria, no llora. ¿No conoces la historia de Nubila? En
podrás contarme cuentos, de manera que te los realidad, el único que la conoce soy yo, porque
contaré yo. la estoy inventando en este momento.
Gabriel le tomó la mano a su abuelita y em- "Nubila es una nube chiquita, muy distraída
pezó a contarle un cuento. y revoltosa, ·casi, casi, como yo. ¿Sabes por
-Este dedito compró un huevito; éste lo puso qué está lloriqueando? Ahora te lo diré. Nubila
en la sartén; éste le echó la sal ... ¿cómo sigue? se encuentra perdida. Estuvo correteando sin
No lo sé. ¡Eres tú la que sabes todos los cuentos! rumbo por el cielo y se separó del resto de su
Yo ni siquiera me sé el cuento del huevito. familia nubosa. Seguramente se puso a curiosear
-¡Gabriel, deja en paz a la abuela y ven a lo que pasaba en la tierra y se quedó enredada
comer! en ese pino que hay frente a nuestra casa. No
-Abuelita, me tengo que ir. Mañana te ha podido librarse de las agujas de los pinos y
contaré un cuento, te lo prometo. Si no lo en- está llorando. ¿Qué te parece que la bajemos
cuentro en alguno de tus cajones, lo inventaré del pino y la escondamos en el cobertizo del
yo mismo. jardín?
Al día siguiente, cuando Gabriel volvió del -¡Gabriel, ven a comer ahora mismo! Y no
colegio, encontró a su abuela sentada en el mis- molestes a la abuela.
mo sitio, inmóvil. Movió sus labios sin emitir
ningún sonido. Gabriel se sentó junto a ella y
-Luego te seguiré contando. Después de
comer voy a esconder a Nubila en la pieza del
fondo, donde están las bicicletas.
Por la mañana antes de ir al colegio, Gabriel
fue a saludar a su abuela. Tenía que revelarle
un secreto. Se lo susurró al oído.
-Abuela, tengo que hablar bajo porque no
quiero que lo sepa mi mamá: llevé a la nube al
cobertizo. Dejó de llorar y me contó lo que le pasa.
Nubila perdió la memoria como tú y, en vez de ir
al sur, se fue al norte, separándose de su familia.
Descendió demasiado y se enredó en los árboles.
Ya no se acuerda qué rumbo debe tomar y por eso
llora, lo que para nosotros es una llovizna. Dejó
todo el cobertizo mojado. Cuando estaba entre
los árboles, la gente creía que era niebla. A ella
no le gusta nada que la confundan con la niebla,
a pesar de que las nubes y la niebla son primas
hermanas. Tampoco le gusta que la confundan
con el algodón dulce ni con el aliento congelado
de los muñecos de nieve. Para ayudarla, yo le
propuse encumbrarla como un volantín, pero ella
tiene miedo porque dice que el viento es un tigre
y persigue a las nubes. Nubila me ha contado que -¡Estuve encumbrando a Nubila con el hilo
el cielo está lleno de peligros. Está poblado por de mi volantín! Es como un globo de gas. Se
reactores, chatarra espacial y aves de rapiña Ella remontó enseguida y tiene tanta fuerza que
es amiga de las aves migratorias y el año pasado me levantó por el aire y me dejó caer varias
viajó a la Isla de Pascua con unas golondrinas veces. Cuando conseguí traerla a tierra, ya no
que venían de la cordillera de la costa. También estaba triste, parecía alegre y juguetona. Me
me contó que todas las noches las nubes están de dijo que al mirar el cielo azul había recobrado
fiesta. Se ponen unos trajes negros bordados de la memoria. Me dijo también que se reuniría
lentejuelas, que son las estrellas. con su familia, porque ya recordaba el rumbo
-¡Gabriel, ¿dónde estás? que había tomado: la costa de Chile.
-¡Aquí, mamá! Estoy con la abuela. "-¿Eso significa que vas a ir a llorar a la
-¡Sube a tu dormitorio, que la abuela se tiene playa? -le pregunté.
que acostar y la pones nerviosa! "-No, yo no soy una nube llorona, porque
Gabriel susurró: ya recobré la memoria. Soy ahora una nube
-Abuelita, antes de acostarme voy a ir a ver quitasol, para aliviar a los bañistas.
a mi nube amiga y mañana te cuento. "-¿Y qué hay que hacer para recobrar la
Al día siguiente, amaneció muy soleado. La memoria? -le pregunté de nuevo.
abuela, sentada en su butaca de costumbre, mi- "-Encontrar a alguien que te quiera, como
raba fijamente hacia la puerta de su habitación. yo te encontré a ti. Y mirar el cielo lleno de
Parecía que esperaba a alguien. Y ese alguien nubes, de gorriones y de volantines.
entró como una tromba: los calcetines caídos, La mamá de Gabriel lo llamó desde el se-
las rodillas llenas de barro y el pelo pegado a gundo piso:
la frente con el sudor.
-¡Gabriel, tienes que bañarte todavía antes MEÑIQUE
de comer! PELAYO EN LA RED
-¡Ya voy, mamá! Estoy con la abuela.
-¡Déjala en paz, ella no te necesita! A Luis Moreno
En ese momento, por primera vez, la
abuela habló con un hilito de voz cálido y
confidencial:
-No es cierto. Te necesito.
Y le sonrió a Gabriel.
Desde ese día, la abuela mira mucho el cielo
azul por la ventana. Gabriel piensa que es para
recobrar la memoria pero no es así. Ella ya no
P elayo había sido un niño muy normal.
Cuando no estaba encaramado en los
árboles, se desplazaba vertiginosamente sobre
necesita buscar su memoria perdida, porque los skates, la bicicleta o los patines. Como todo
tiene a Gabriel que le cuenta cuentos y le toma niño normal, tenía moretones en las rodillas,
las manos. Y esa es la verdadera memoria de unas zapatillas que olían mal y una mascota
los ancianos. (un perro vago lleno de pulgas al que su mamá
echaba a la calle a escobazos todos los días).
Pelayo tenía tambiénun tío sordo que resolvía
puzzles, una nana gorda que hacía queques con
manjar blanco y una arañita que hacía para él
arriesgados ejercicios, colgada en el trapecio
volante de su hilo. Tenía también un amor se-
creto, intenso, devastador y sublime: Aurita,
una compañera de doce años. A pesar de estar -Ha llegado el momento de comprarle
enamorado de una vieja de doce años -cuatro un computador. La informática lo salvará
años mayor que él- Pelayo era feliz. del desorden, la anarquía, la dispersión y los
Si alguien piensa que Pelayo, por estar ena- moretones en las rodillas. La computación lo
morado, estudiaba más la historia de los caldeos preparará para el futuro.
o se lavaba las orejas con más frecuencia, está Pelayo no comprendió ninguna de esas palabras
muy equivocado. El amor por la vieja de doce altisonantesque le parecíangarabatos,pero él no
años lo tenía en un estado de levitación perma- podía castigara sus padrespor decir garabatos. El
nente, aunque desde las alturas se caía al suelo futuro para Pelayo era una nave interplanetaria,
con frecuencia, rompiéndose los pantalones, como la de los dibujos animadosjaponeses que
los tobillos y los codos. él construyó en la copa del nogal en el jardín.
-¡Hay que hacer algo! -dijo el papá de Cuando le instalaron el computador en el
Pela yo. dormitorio, Pelayo lo miraba asustado, como
Cuando los papás dicen "hay que hacer algo", se mira a un monstruo maligno, un robot, un
uno se echa a temblar, y no es para menos. Terminator, con el que tendría que convivir.
-Este niño no se concentra, lo distrae el vuelo Por la noche, antes de dormirse, lo cubría con
de una mosca, sólo piensa en las musarañas una colcha para no ver la pantalla, el ojo-único
(al parecer, nadie ha visto una musaraña, pero del Cíclope, la bestia electrónica.
Pelayo sí las veía), y, además, es incapaz de A las pocas semanas el temor y la descon-
estarse quieto. Es un hiperkinético grado 9 (los fianza se transformaron en curiosidad y dedi-
hiperkinéticos se miden como los temblores en cación absoluta. Las imágenes luminosas lo
la Escala de Richter). cautivaron, lo hipnotizaron y lo mantuvieron
inmovilizado en la silla.
Muy pronto, aprendió a navegar por el Internet.
Le encantaba perderse en el intrincado laberinto
de páginas web y de juegos electrónicos.
Sus padres estaban muy satisfechos. Pelayo
ya no traía las rodillas sangrando ni las ropas
desgarradas. Tampoco desaparecía en la copa
de los árboles ni perseguía en bicicleta a la
Aurita, cuando salían del colegio.
Pelayo empezó a mandarle e-mail a su vieja
novia de doce años, pero como ésta no le de-
volvía nunca sus mensajes, dejó de hacerlo y
se olvidó de ella.
La información, las imágenes en color, los
diálogos virtuales con interlocutores de Costa
Rica, las islas Canarias o Tierra del Fuego,
fueron uniendo a Pelayo con el computador
como si existiera entre ambos un cordón umbi-
lical. El niño no soltaba el mouse ni el mando
a distancia en ningún momento del día ni la
noche. Llegaba del colegio y se encerraba en
su dormitorio frente a la pantalla iluminada.
Le pedía a su mamá que le dejara la comida
en una bandeja frente al computador para no
perder tiempo y se quedaba dormido, con la Pelayo, que estaba dentro del computador y
cabeza apoyada sobre el teclado. oía todo, se puso a gritar como un loco.
Pelayo dejó de hablar, dejó de subirse a los -¡Mamá, estoy aquí! ¡No me boten a la basura!
árboles. Ya no se deslizaba en el skate ni se ¡Quiero salir de la pantalla, pero no puedo!
reunía con su pandilla de raperos rapados. La La mamá desconectó el computador y el
vida de Pelayo consistía en pulsar las teclas y basurero se lo llevó. El camión de la basura
mover el mouse, mirar la pantalla, como un lo arrojó en un vertedero, junto con otros
ciego, y perderse en el espacio virtual. desperdicios.
Un día, después de haber estado seis horas Pelayo, desde su refugio virtual, navegaba
seguidas frente al computador, se introdujo por Internet y pedía auxilio a medio mundo.
en la pantalla, como si fuera una ventana, y Nadie le contestaba o lo hacían en neozelan-
se deslizó al interior del intrincado mundo del dés, en ucraniano o en finlandés. Pelayo com-
Internet. prendió que estaba atrapado en la red y que
Sus padreslo llamaronpara que bajaraa comer, nunca más saldría de allí. Se puso a llorar, pero
pero Pelayo había desaparecido. Lo buscaron como eran lágrimas virtuales, no mojaban ni
por todas partes sin ningún resultado. producían cortocircuito en el sistema. En v.ez
-No debe haber ido muy lejos. Tiene que del mouse, unos tremendos ratones se metían
estar en alguna parte donde haya un com- en el computador. Pelayo, desde la pantalla,
putador. Desde hace un año, este niño se ha veía, horrorizado, como los grandes roedores
transformado en un robot. Fue un error haberle devoraban los cables. Era el fin.
comprado este computador. Le diré al basurero -¡Auxilio! ¡Socorro!
que se lleve este aparato ahora mismo. En ese momento, se despertógritando. Estaba en
su cama cubiertode sudor. La pesadillahabía sido
horrible. Frente a su cama, la pantalla luminosa
era una amenazadora presencia fosforescente.
Se levantó y apagó el computador.
Al día siguiente, Pelayo se fue al colegio en
bicicleta y se detuvo frente a la casa de Aurita. JORGEDÍAZ
Esperó un buen rato, hasta que la vio salir.
-Hola.
Y SUS OBRAS
-Hola, Pelayo.
-¿Por qué no contestabas mis mensajes por
e-mail?
-Prefiero ver a la gente cara a cara.
-¿Quieres que vayamos al parque en bicicleta
después de salir del colegio?
-¿No vas a encerrarte en tu computador?
-No, prefiero salir contigo.
-Bueno, después de clase vendré a buscar
la bicicleta.
-Aurita...
-Sí.
-Nada.
Pelayo pensó que Aurita, a pesar de tener
doce años, quizás no era tan vieja. En todo
caso, era más divertido estar con ella que con
el computador.
J orge J?íaz nació en Rosario, Argentina,
en 1930, y murió en Santiago de Chile
en marzo de 2007. Hijo de inmigrantes espa-
ñoles, su familia se trasladó a Chile cuando él
tenía cuatro años. Posteriormente adquirió la
nacionalidad chilena y española.
l Arquitecto, pintor, actor y dramaturgo, fue
miembro y presidente del Teatro Ictus desde
1959 a 1964. En este último año se trasladó a
España, donde vivió hasta 1994.
Sus obras
La sola enumeración de sus obras ocuparía
varias páginas del presente libro. Jorge Díaz
escribió-hasta diciembredel año 2000- 83 obras
dramáticas para adultos y 38 "espectáculos"
para niños. Y publicó más de 30 libros, entre Mancha", 1990, Toledo, España, y El guante
los cuales hay varios de pedagogía infantil, de hierro ( 1991 ), Premio APES a la mejor dra-
cuentos y teatro para niños. maturgia de 1993, Santiago de Chile.
Entre sus obras de teatro para adultos más Entre las escritas en los últimos años en
conocidas, escritas en Chile antes de 1965, Chile, y estrenadas, están La marejada (1997),
están El cepillo de dientes ( 1960); Requiem Premio de la Asociación de Críticos de Santiago,
por un girasol ( 1961 ), que obtuvo el Premio 1997, y Premio Municipal de Teatro 1998 de la
de la Crítica de Santiago de ese mismo año; El Municipalidad de Santiago; y Devuélveme el ro-
velero en la botella ( 1962), Premio Municipal sario de mi madre y quédate con todo lo de Marx
de Santiago 1962, y Variaciones para muertos ( 1999), Premio del Consejo Nacional del Libro
de percusión ( 1964 ), Premio Laurel de Oro de a la mejor obra de teatro inédita de 1999.
Santiago 1964. De la vasta obra teatral para niños estrenada
Y entre las escritas en el extranjero, sólo citaremos Los ángeles ladrones ( 1967); Séneca,
citaremos 'Iopografia de un desnudo ( 1965); ratón de biblioteca ( 1979) y El guirigay ( 1981 ),
Liturgia para cornudos ( 197 4) Premio "Tirso de las que obtuvieron, respectivamente, el Premio
Molina" 1975, Madrid; Toda esta larga noche de Teatro Infantil "Barahona de Soto" 1978 . '
(1976), Premio "Arturo Morales", Las Palmas 1979 y 1981, Lucena, Córdoba, España;-Cacos
de Gran Canaria, España, 1980; Oscuro vuelo y comecocos ( 1980), Premio de Teatro Infantil
compartido ( 1979), Premio "Palencia" de Teatro, "Tilingo" 1980, Caracas, Venezuela, y El mundo
1980, Palencia, España; Desde la sangre y el es un pañuelo ( 1989), Premio de Teatro APES
silencio ( 1980), Premio "Santiago Rusiñol", 1991, Santiago de Chile.
Sitges, Cataluña, España; Un corazón lleno de Jorge Díaz contribuyó también a la literatura
lluvia ( 1989), Premio de Teatro "Castilla-La infantil con hermosas obras como, entre otras,
Historias para contar por el aire (Ed. Don
Bosco, Barcelona, España, 1997); Fragancia
radioactiva(Ed. Don Bosco, Barcelona,España,
1988) y La isla que navega a la deriva (Ed.
Don Bosco, Santiago de Chile, 1999).
Chile reconoció la obra dramática de
Jorge Díaz otorgándole, en 1993, el Premio
Nacional de las Artes de la Comunicación y
Audiovisuales.
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