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47- Explica los elementos fundamentales del sistema político ideado por

Cánovas.

El elemento fundamental del sistema canovista es el bipartidismo.


Además, se redacta una nueva constitución en 1876. Se trata de una
constitución breve, heredera en buena medida de la constitución de 1845.
En ella se proclama la soberanía compartida entre el Rey y las Cortes,
aunque el rey fue dotado de amplios poderes, podía vetar leyes o disolver
las Cortes. Estas serían bicamerales con un Senado compuesto por
designación real y un Congreso elegido por sufragio directo, que sería
censitario o universal según determinara el partido en el poder. Se
reconocía a España como un estado confesional, además se contemplaba
un conjunto de derechos y libertades propios del liberalismo moderado.
Esta constitución, con un carácter elástico y no tan identificada con un
partido, estará vigente 47 años hasta 1923 con la llegada de la dictadura
de Miguel Primo de Rivera.
El bipartidismo logrará una gran estabilidad institucional gracias a la
alternancia de los dos grandes partidos políticos de la época. Por un lado,
el Partido Liberal de Práxedes Mateo Sagasta y por otro, el Partido
Conservador de Antonio Cánovas del Castillo, verdadero responsable de la
creación de este sistema político. Ambas fuerzas irán turnándose
pacíficamente en el poder para evitar la intervención del ejercito y la
participación del movimiento obrero y las fuerzas nacionalistas.
Este bipartidismo se concreta en el llamado turno de partidos. Así los dos
grandes partidos se irían alternando en el poder de manera ordenada.
Cuando el partido en el gobierno sufría un proceso de desgaste político, el
monarca llamaba al jefe del partido de la oposición a formar gobierno.
Entonces se convocaban elecciones en las que el nuevo jefe de gobierno
se aseguraba una mayoría en el parlamento suficiente para ejercer el
poder de manera estable. Ambos partidos llevaron a cabo una política
similar con pequeñas diferencias ideológicas pero que no ponían en riesgo
la estabilidad del sistema.
Para controlar el proceso electoral y así obtener los resultados deseados
se recurría a dos métodos. En primer lugar, el caciquismo, que Joaquín
Costa llamó “la verdadera constitución de España”. Un cacique era un
oligarca local que controlaba una red de clientes a los que protegía y que
votaban según sus instrucciones. Si el caciquismo era insuficiente se
recurría al fraude electoral o pucherazo. Desde el ministerio se elaboraba
la lista de los candidatos que debían ser elegidos (encasillados). Se
fabricaban los resultados electorales adjudicando los escaños que debía
obtener cada partido. Para lograrlo el pucherazo consistía en la
falsificación del censo electoral, la manipulación de las actas electorales, la
compra de votos, etc.

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