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PREGUNTA DE DESARROLLO
El problema del conocimiento, según Kant, se relaciona con las condiciones que deben
cumplir las proposiciones para ser verdaderas: necesidad, carácter objetivo y universalidad.
El racionalismo anterior afirmaba que el sujeto encuentra en la razón pura el objeto de
conocimiento, pero fallaba en demostrar la correspondencia con la realidad externa de
manera objetiva y real.
Por otro lado, el empirismo sostenía que la forma y el contenido del conocimiento debían
provenir de la experiencia, lo que permitía conocer objetivamente pero no universalizar.
Kant aborda este problema clasificando los juicios en analíticos y sintéticos, y a priori (antes
de la ciencia) y a posteriori (después de la ciencia). Los juicios analíticos son aquellos en los
que el predicado está incluido en la noción del sujeto y no amplían el conocimiento,
mientras que los sintéticos añaden algo al sujeto y son los que interesan para la ciencia.
Kant sostiene que hay juicios sintéticos a priori, que son universales y necesarios, lo que
significa que hay ciencia. Estos juicios dependen de las condiciones de posibilidad de la
experiencia, que Kant llama principios metafísicos, refiriéndose a las condiciones
trascendentales del conocimiento más allá de la experiencia concreta.
La "revolución copernicana" de Kant radica en una inversión del papel que juegan el sujeto
y el objeto en el conocimiento. En lugar de concebir al entendimiento como una facultad
pasiva que se limita a recoger datos de los objetos, Kant propone que es el sujeto quien
configura la realidad. Esta idea se ilustra con la analogía de Copérnico, quien al no poder
explicar los movimientos celestes suponiendo que todo giraba alrededor del espectador,
optó por hacer girar al espectador y dejar las estrellas en reposo.
Para Kant, si el entendimiento está sujeto a ciertas categorías que determinan a los objetos,
entonces podemos saber de antemano que cualquier experiencia estará condicionada por
esas categorías. Esto implica que el sujeto no solo recibe pasivamente la realidad objetiva,
sino que también la configura activamente. Las condiciones que permiten esta
determinación de los objetos por parte del sujeto son analizadas por Kant en la Estética
Trascendental y en la Analítica Trascendental. Esta inversión se aplica también al terreno de
la Metafísica, dando lugar a lo que Kant llama la Dialéctica Trascendental.
Kant parte del hecho de que la matemática y la física, especialmente la de Newton, han
alcanzado el estatus de ciencia, entendida como conocimiento universal y necesario. Este
hecho, al que Kant se refiere como el "factum de la ciencia", contrasta con la situación en la
metafísica.
ESTÉTICA TRASCENDENTAL:
ANALÍTICA TRASCENDENTAL:
La razón forma ideas trascendentales, como el alma, el mundo y Dios, que fijan límites al
conocimiento humano. Sin embargo, estas ideas no son objetos de conocimiento, sino
meras construcciones conceptuales. Kant identifica ilusiones transcendentes, como los
paralogismos sobre el alma y las antinomias sobre el mundo, que surgen cuando la razón
aplica categorías a lo no fenoménico.
Además, Kant desmonta los argumentos sobre la existencia de Dios, argumentando que los
predicados de modalidad no añaden nada a la esencia de las cosas y que los argumentos
cosmológico y físico-teológico son falaces al tratar de salir del ámbito de la experiencia. Así,
Kant establece que la metafísica como ciencia es imposible, y la teología racional queda
desacreditada, dejando el conocimiento de lo trascendente fuera del alcance humano.
En su búsqueda por definir los límites y posibilidades del conocimiento humano, Kant revela
los desafíos inherentes al estudio de la metafísica, especialmente en lo que respecta a
cuestiones como Dios, el alma y el mundo como totalidad. Aunque Kant logra establecer la
"metafísica general" como una ciencia propedéutica, advierte sobre la imposibilidad de
trascender los límites de la experiencia humana en la indagación de temas fundamentales.
PRIMER FRAGMENTO
Kant reflexiona sobre por qué la metafísica aún no ha logrado convertirse en una ciencia
segura. Se cuestiona si esta tarea es incluso posible y se pregunta por qué la razón humana
está destinada a perseguir esta empresa, considerada una de las más importantes del
conocimiento. Kant expresa su preocupación por la falta de progreso en este campo crucial
y se pregunta si es posible encontrar un nuevo enfoque que conduzca al éxito donde otros
han fallado. Plantea la posibilidad de que hasta ahora se haya errado en el camino hacia la
ciencia metafísica y se muestra optimista ante la idea de emprender una nueva búsqueda
en busca de un método más prometedor.
TERCER FRAGMENTO
En este fragmento, Kant sugiere que la metafísica podría convertirse en una ciencia legítima
siguiendo el ejemplo de la matemática y la ciencia natural, que experimentaron una
revolución metodológica. Propone cambiar la suposición tradicional de que el conocimiento
está determinado por los objetos, sugiriendo en su lugar que son los objetos los que se
ajustan al conocimiento. Esta inversión, similar al giro copernicano, permitiría una
comprensión más clara de los aspectos a priori del conocimiento humano.
CUARTO FRAGMENTO
Kant argumenta que al invertir la perspectiva y considerar que los objetos se ajustan a
nuestra facultad de intuición, podemos explicar los elementos a priori de la experiencia. Este
principio se aplica también al paso del conocimiento sensible al intelectual: al suponer que
los objetos se ajustan a los conceptos, se pueden entender las dimensiones a priori del
conocimiento intelectual. En resumen, en el conocimiento intelectual, es necesario
presuponer reglas a priori expresadas en conceptos a priori que organizan los objetos de la
experiencia.
QUINTO FRAGMENTO
Por lo que se refiere a los objetos que son meramente pensados por la razón
y, además, como necesarios, pero que no pueden ser dados (al menos tal como la
razón los piensa) en la experiencia, digamos que las tentativas para pensarlos
(pues, desde luego, tiene que ser posible pensarlos) proporcionarán una magnífi-
ca piedra de toque de lo que consideramos el nuevo método del pensamiento, a
saber, que sólo conocemos a priori de las cosas lo que nosotros mismos ponemos
en ellas.”
Kant señala que los objetos concebidos como necesarios por la razón nunca se encuentran
en la experiencia, pero son útiles como un punto de referencia para su nuevo enfoque,
evidenciando que solo conocemos a priori lo que nosotros mismos ponemos en ellos.
Además, resalta que las afirmaciones sobre objetos puramente racionales no pueden ser
confirmadas ni refutadas por la experiencia, ya que estos objetos están más allá de ella.
Esta distinción subraya la importancia de comprender cómo se aplican los conceptos y
principios a priori dentro y fuera de los límites de la experiencia para un conocimiento
preciso.