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KANT EXAMEN GORDO

PREGUNTA DE DESARROLLO

2.1 EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO Y LAS CONDICIONES DE POSIBILIDAD DE


LA CIENCIA:

El problema del conocimiento, según Kant, se relaciona con las condiciones que deben
cumplir las proposiciones para ser verdaderas: necesidad, carácter objetivo y universalidad.
El racionalismo anterior afirmaba que el sujeto encuentra en la razón pura el objeto de
conocimiento, pero fallaba en demostrar la correspondencia con la realidad externa de
manera objetiva y real.

2.2 CLASIFICACIÓN DE LOS JUICIOS:

Por otro lado, el empirismo sostenía que la forma y el contenido del conocimiento debían
provenir de la experiencia, lo que permitía conocer objetivamente pero no universalizar.
Kant aborda este problema clasificando los juicios en analíticos y sintéticos, y a priori (antes
de la ciencia) y a posteriori (después de la ciencia). Los juicios analíticos son aquellos en los
que el predicado está incluido en la noción del sujeto y no amplían el conocimiento,
mientras que los sintéticos añaden algo al sujeto y son los que interesan para la ciencia.

Kant sostiene que hay juicios sintéticos a priori, que son universales y necesarios, lo que
significa que hay ciencia. Estos juicios dependen de las condiciones de posibilidad de la
experiencia, que Kant llama principios metafísicos, refiriéndose a las condiciones
trascendentales del conocimiento más allá de la experiencia concreta.

2.3. LA REVOLUCIÓN COPERNICANA DEL CONOCIMIENTO EN KANT:

La "revolución copernicana" de Kant radica en una inversión del papel que juegan el sujeto
y el objeto en el conocimiento. En lugar de concebir al entendimiento como una facultad
pasiva que se limita a recoger datos de los objetos, Kant propone que es el sujeto quien
configura la realidad. Esta idea se ilustra con la analogía de Copérnico, quien al no poder
explicar los movimientos celestes suponiendo que todo giraba alrededor del espectador,
optó por hacer girar al espectador y dejar las estrellas en reposo.

Para Kant, si el entendimiento está sujeto a ciertas categorías que determinan a los objetos,
entonces podemos saber de antemano que cualquier experiencia estará condicionada por
esas categorías. Esto implica que el sujeto no solo recibe pasivamente la realidad objetiva,
sino que también la configura activamente. Las condiciones que permiten esta
determinación de los objetos por parte del sujeto son analizadas por Kant en la Estética
Trascendental y en la Analítica Trascendental. Esta inversión se aplica también al terreno de
la Metafísica, dando lugar a lo que Kant llama la Dialéctica Trascendental.

2.4. PARTES DE “LA CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA”:


La "Crítica de la Razón Pura" se estructura en tres partes, cada una dedicada al análisis de
una facultad de conocimiento y sus condiciones de posibilidad:

A. Estética Trascendental: Se enfoca en el análisis de la sensibilidad y las condiciones que


hacen posible las matemáticas. Aquí, "estética" se refiere al sentido griego de sensación.

B. Analítica Trascendental: Examina el entendimiento y las condiciones que permiten la


física. Kant investiga cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en este campo.

C. Dialéctica Trascendental: Analiza la razón, considerada como la facultad de los principios


incondicionados, y aborda la posibilidad de la metafísica. Esta parte es igual de extensa que
las dos primeras juntas.

Kant parte del hecho de que la matemática y la física, especialmente la de Newton, han
alcanzado el estatus de ciencia, entendida como conocimiento universal y necesario. Este
hecho, al que Kant se refiere como el "factum de la ciencia", contrasta con la situación en la
metafísica.

ESTÉTICA TRASCENDENTAL:

En la Estética Trascendental, Kant examina las condiciones fundamentales de la


sensibilidad y su papel en la formación de disciplinas como las matemáticas y la física.
Identifica el espacio y el tiempo como a priori de la sensibilidad, fundamentales para toda
intuición sensible. Establece que las matemáticas se apoyan en la intuición pura del espacio
y el tiempo, permitiendo juicios sintéticos a priori, lo que contradice la visión analítica de
Hume. La universalidad y necesidad de estas representaciones puras posibilitan el
desarrollo de ciencias como la geometría y la aritmética, fundamentadas en la intuición y no
en el mero análisis conceptual.

Como ya he dicho,la necesidad y universalidad de las representaciones puras del espacio y


del tiempo hacen posible la necesidad y universalidad de estas ciencias. Por lo tanto, son
posibles en ellas los juicios sintéticos a priori, en lugar de analíticos como pretendía Hume.

ANALÍTICA TRASCENDENTAL:

Kant estudia las condiciones trascendentales del entendimiento y su papel en la formación


de juicios sintéticos a priori en la física. Distingue entre conceptos empíricos y puros, siendo
estos últimos las formas a priori del entendimiento o categorías. Estas categorías, como
condiciones trascendentales del pensar, son necesarias para la elaboración del
conocimiento. Los principios fundamentales de la física se apoyan en estas condiciones
trascendentales del entendimiento. Las categorías imponen leyes a priori a los fenómenos y,
por ende, a la naturaleza.

2.5. DIALÉCTICA TRASCENDENTAL.

En la Dialéctica Trascendental de la "Crítica de la Razón Pura", Kant analiza el


funcionamiento de la razón y la viabilidad de juicios sintéticos a priori en la metafísica. Para
Kant, la razón desempeña un papel fundamental como la facultad suprema de unificación
del conocimiento. Su tarea consiste en llevar la diversidad de los conocimientos del
entendimiento a principios primeros, buscando producir síntesis absolutas que no
constituyen conocimiento objetivo, ya que no se refieren a la experiencia directa.

La razón forma ideas trascendentales, como el alma, el mundo y Dios, que fijan límites al
conocimiento humano. Sin embargo, estas ideas no son objetos de conocimiento, sino
meras construcciones conceptuales. Kant identifica ilusiones transcendentes, como los
paralogismos sobre el alma y las antinomias sobre el mundo, que surgen cuando la razón
aplica categorías a lo no fenoménico.

Además, Kant desmonta los argumentos sobre la existencia de Dios, argumentando que los
predicados de modalidad no añaden nada a la esencia de las cosas y que los argumentos
cosmológico y físico-teológico son falaces al tratar de salir del ámbito de la experiencia. Así,
Kant establece que la metafísica como ciencia es imposible, y la teología racional queda
desacreditada, dejando el conocimiento de lo trascendente fuera del alcance humano.

NOCIÓN METAFÍSICA Y CIENCIA.

La relación entre la metafísica y la ciencia constituye el núcleo central de la obra de Kant, la


Crítica de la Razón Pura. Kant se enfrenta al desafío de convertir la metafísica, hasta
entonces una empresa especulativa, en una disciplina científica legítima. Este propósito
surge en un contexto intelectual rico pero fragmentado, donde el racionalismo metafísico
coexiste con los avances contundentes de la física newtoniana.

En su exploración, Kant reconoce que la metafísica tradicional ha fracasado en su intento


de alcanzar el estatus de ciencia, una hazaña lograda por disciplinas como la geometría, la
lógica y la física, todas basadas en el método científico riguroso. Este reconocimiento lleva
a Kant a emprender una nueva empresa filosófica: la "crítica" de la razón misma, con el fin
de establecer las condiciones necesarias para la ciencia y, así, ofrecer un camino hacia una
metafísica científica.

En su búsqueda por definir los límites y posibilidades del conocimiento humano, Kant revela
los desafíos inherentes al estudio de la metafísica, especialmente en lo que respecta a
cuestiones como Dios, el alma y el mundo como totalidad. Aunque Kant logra establecer la
"metafísica general" como una ciencia propedéutica, advierte sobre la imposibilidad de
trascender los límites de la experiencia humana en la indagación de temas fundamentales.

Esta revelación tiene un impacto profundo en la comprensión misma de la filosofía y sus


aspiraciones. La Crítica de la Razón Pura emerge así como un hito filosófico, al plantear
preguntas fundamentales sobre la naturaleza del conocimiento y cuestionar la viabilidad de
la metafísica como ciencia.

EXPERIENCIA Y CONOCIMIENTO A PRIORI.

La teoría kantiana del conocimiento se fundamenta en la distinción entre experiencia y


conocimiento a priori, dos nociones centrales que delinean los aspectos básicos del
entendimiento humano. La experiencia representa el contenido dado del conocimiento,
basado en la percepción sensorial y la información obtenida a través de los sentidos. En
contraste, el conocimiento a priori refiere a las estructuras mentales innatas que guían y
organizan el entendimiento, independientes de la experiencia empírica.

Kant se enfrenta al dilema de establecer los límites y fundamentos del conocimiento


humano ante la insuficiencia de las corrientes filosóficas predominantes de su época, el
racionalismo y el empirismo. Para ello, propone un nuevo método: la crítica, que consiste en
investigar las condiciones del conocimiento y la ciencia. Este análisis revela que el
conocimiento científico debe ser sintético y a priori para proporcionar verdades universales y
necesarias. Así, Kant introduce la noción de juicios sintéticos a priori, que combinan la
innovación del conocimiento con la independencia respecto a la experiencia sensorial.

La independencia del conocimiento a priori respecto a la experiencia es crucial en la


filosofía kantiana, ya que implica que nuestras representaciones no son simples reflejos
pasivos del mundo externo, sino construcciones activas del sujeto, mediadas por las formas
a priori de la sensibilidad y el entendimiento. Esta concepción redefine la relación entre el
sujeto y el mundo al afirmar que el conocimiento no es una mera reproducción de la realidad
externa, sino una síntesis compleja entre la materia proporcionada por la experiencia y las
estructuras mentales inherentes al individuo.

PRIMER FRAGMENTO

“La metafísica, conocimiento especulativo de la razón, completamente aisla-


do, que se levanta enteramente por encima de lo que enseña la experiencia, con
meros conceptos (no aplicándolos a la intuición, como hacen las matemáticas),
donde, por tanto, la razón ha de ser discípula de sí misma, no ha tenido hasta
ahora la suerte de poder tomar el camino seguro de la ciencia. Y ello a pesar de
ser más antigua que todas las demás y de que seguiría existiendo aunque éstas
desaparecieran totalmente en el abismo de una barbarie que lo aniquilara todo.
// Efectivamente, en la metafísica la razón se atasca continuamente, incluso
cuando, hallándose frente a leyes que la experiencia más ordinaria confirma, ella
se empeña en conocerlas a priori. Incontables veces hay que volver atrás en la
metafísica, ya que se advierte que el camino no conduce a donde se quiere ir. Por
lo que toca a la unanimidad de lo que sus partidarios afirman, está aún tan lejos
de ser un hecho, que más bien es un campo de batalla realmente destinado, al
parecer, a ejercitar las fuerzas propias en un combate donde ninguno de los con-
tendientes ha logrado jamás conquistar el más pequeño terreno ni fundar sobre
su victoria una posesión duradera. No hay, pues, duda de que su modo de pro-
ceder ha consistido, hasta la fecha, en un mero andar a tientas y, lo que es peor, a
base de simples conceptos.”

Kant aborda el desafío fundamental de la metafísica al señalar que aún no ha alcanzado el


estatus de ciencia rigurosa. Describe la metafísica como un tipo de conocimiento que se
basa exclusivamente en conceptos abstractos, sin recurrir a la experiencia. Kant argumenta
que la falta de progreso y consenso entre los filósofos demuestra que la metafísica sigue
siendo un campo de batalla sin avances sólidos. En resumen, la metafísica ha avanzado de
manera vacilante y se apoya únicamente en conceptos abstractos, sin lograr constituirse
como una ciencia rigurosa.
SEGUNDO FRAGMENTO

¿A qué se debe entonces que la metafísica no haya encontrado todavía el ca-


mino seguro de la ciencia? ¿Es acaso imposible? ¿Por qué, pues, la naturaleza ha
castigado nuestra razón con el afán incansable de perseguir este camino como
una de sus cuestiones más importantes? Más todavía: ¡qué pocos motivos tene-
mos para confiar en la razón si, ante uno de los campos más importantes de
nuestro anhelo de saber, no sólo nos abandona, sino que nos entretiene con pre-
textos vanos y, al final, nos engaña! Quizá simplemente hemos errado dicho ca-
mino hasta hoy. Sí es así ¿qué indicios nos harán esperar que, en una renovada
búsqueda, seremos más afortunados que otros que nos precedieron?

Kant reflexiona sobre por qué la metafísica aún no ha logrado convertirse en una ciencia
segura. Se cuestiona si esta tarea es incluso posible y se pregunta por qué la razón humana
está destinada a perseguir esta empresa, considerada una de las más importantes del
conocimiento. Kant expresa su preocupación por la falta de progreso en este campo crucial
y se pregunta si es posible encontrar un nuevo enfoque que conduzca al éxito donde otros
han fallado. Plantea la posibilidad de que hasta ahora se haya errado en el camino hacia la
ciencia metafísica y se muestra optimista ante la idea de emprender una nueva búsqueda
en busca de un método más prometedor.

TERCER FRAGMENTO

Me parece que los ejemplos de la matemática y de la ciencia natural, las cua-


les se han convertido en lo que son ahora gracias a una revolución repentina-
mente producida, son lo suficientemente notables como para hacer reflexionar
sobre el aspecto esencial de un cambio de método que tan buenos resultados ha
proporcionado en ambas ciencias, así como también para imitarlas, al menos a
título de ensayo, dentro de lo que permite su analogía, en cuanto conocimientos
de razón, con la metafísica. // Se ha supuesto hasta ahora que todo nuestro
conocer debe regirse por los objetos. Sin embargo, todos los intentos realizados
bajo tal supuesto con vistas a establecer a priori, mediante conceptos, algo sobre
dichos objetos algo que ampliara nuestro conocimiento desembocaban en el fra-
caso. Intentemos, pues, por una vez, si no adelantaremos más en las tareas de la
metafísica suponiendo que los objetos deben conformarse a nuestro conocimien-
to, cosa que concuerda ya mejor con la deseada posibilidad de un conocimiento
a priori de dichos objetos, un conocimiento que pretende establecer algo sobre
éstos antes de que nos sean dados. Ocurre aquí como con los primeros pensa-
mientos de Copérnico. Éste, viendo que no conseguía explicar los movimientos
celestes si aceptaba que todo el ejército de estrellas giraba alrededor del especta-
dor, probó si no obtendría mejores resultados haciendo girar al espectador y de-
jando las estrellas en reposo.

En este fragmento, Kant sugiere que la metafísica podría convertirse en una ciencia legítima
siguiendo el ejemplo de la matemática y la ciencia natural, que experimentaron una
revolución metodológica. Propone cambiar la suposición tradicional de que el conocimiento
está determinado por los objetos, sugiriendo en su lugar que son los objetos los que se
ajustan al conocimiento. Esta inversión, similar al giro copernicano, permitiría una
comprensión más clara de los aspectos a priori del conocimiento humano.

CUARTO FRAGMENTO

En la metafísica se puede hacer el mismo ensayo, en lo que atañe a la intui-


ción de los objetos. Si la intuición tuviera que regirse por la naturaleza de los ob-
jetos, no veo cómo podría conocerse algo a priori sobre esa naturaleza. Si, en
cambio, es el objeto (en cuanto objeto de los sentidos) el que se rige por la natu-
raleza de nuestra facultad de intuición, puedo representarme fácilmente tal posi-
bilidad. // Ahora bien, como no puedo pararme en estas intuiciones, si se las
quiere convertir en conocimientos, sino que debo referirlas a algo como objeto
suyo y determinar éste mediante las mismas, puedo suponer una de estas dos co-
sas: o bien los conceptos por medio de los cuales efectúo esta determinación se ri-
gen también por el objeto, y entonces me encuentro, una vez más, con el mismo
embarazo sobre la manera de saber de él algo a priori o bien supongo que los ob-
jetos o, lo que es lo mismo, la experiencia, única fuente de su conocimiento (en
cuanto objetos dados), se rige por tales conceptos. En este segundo caso veo en
seguida una explicación más fácil, dado que la misma experiencia constituye un
tipo de conocimiento que requiere entendimiento y éste posee unas reglas que
yo debo suponer en mí ya antes de que los objetos me sean dados, es decir, reglas
a priori. Estas reglas se expresan en conceptos a priori a los que, por tanto, se
conforman necesariamente todos los objetos de la experiencia y con los que de-
ben concordar.

Kant argumenta que al invertir la perspectiva y considerar que los objetos se ajustan a
nuestra facultad de intuición, podemos explicar los elementos a priori de la experiencia. Este
principio se aplica también al paso del conocimiento sensible al intelectual: al suponer que
los objetos se ajustan a los conceptos, se pueden entender las dimensiones a priori del
conocimiento intelectual. En resumen, en el conocimiento intelectual, es necesario
presuponer reglas a priori expresadas en conceptos a priori que organizan los objetos de la
experiencia.

QUINTO FRAGMENTO

Por lo que se refiere a los objetos que son meramente pensados por la razón
y, además, como necesarios, pero que no pueden ser dados (al menos tal como la
razón los piensa) en la experiencia, digamos que las tentativas para pensarlos
(pues, desde luego, tiene que ser posible pensarlos) proporcionarán una magnífi-
ca piedra de toque de lo que consideramos el nuevo método del pensamiento, a
saber, que sólo conocemos a priori de las cosas lo que nosotros mismos ponemos
en ellas.”

Kant señala que los objetos concebidos como necesarios por la razón nunca se encuentran
en la experiencia, pero son útiles como un punto de referencia para su nuevo enfoque,
evidenciando que solo conocemos a priori lo que nosotros mismos ponemos en ellos.
Además, resalta que las afirmaciones sobre objetos puramente racionales no pueden ser
confirmadas ni refutadas por la experiencia, ya que estos objetos están más allá de ella.
Esta distinción subraya la importancia de comprender cómo se aplican los conceptos y
principios a priori dentro y fuera de los límites de la experiencia para un conocimiento
preciso.

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