Está en la página 1de 2

“La vaca”

La vaca es una imagen que se le da en este libro a esas ideas tan arraigadas y
erradas que tenemos sobre la vida, o incluso, nosotros mismos. Las vacas
pueden ser excusas, justificaciones o falsas ideas que no nos dejan alcanzar el
potencial y nuestras metas por temor al fracaso.
Este libro me pareció una gran representación de muchas cosas que solemos
creer en nuestro día a día, de las cuales casi nunca nos damos cuenta. Vivimos
vidas resignadas, creyendo que no somos responsables de nuestro entorno, la
manera en que nos educaron o nuestras propias actitudes, culpando a los
demás de nuestros problemas o carencias. Desde cierto punto, es cierto, no
elegimos en que familia nacer, las circunstancias en que nos encontramos, que
educación tener o incluso nuestra manera de ser; son de hecho cosas que están
fuera de nuestro control. De lo que somos culpables es de no intentar cambiar
nada, resignarnos al estilo de vida pesimista, no hacernos responsables de
nuestras elecciones y cerrarnos ante las muchas posibilidades que existen.
Creo que un tema que se menciona es bastante acertado: la cosmovisión como
eje central de la percepción del ser humano de su propio entorno. Actuamos y
vivimos conforme a lo que creemos. A pesar de que a veces ni siquiera nos
demos cuenta de esas creencias, estas se ven reflejadas en nuestro día a día, en
la manera en que interpretamos (le damos significado) a las cosas. El ejemplo
que pone el autor me parece muy práctico de entender. Cuando usamos lentes
oscuros, vemos todo oscuro. De igual manera, la cosmovisión que tenemos del
mundo afecta la manera en que percibimos nuestra realidad. Si somos
pesimistas, solo veremos un mundo sin sentido y sin esperanza alguna; si
somos optimistas, en cambio, veremos un mundo positivo y lleno de
oportunidades para alcanzar nuestras metas y sueños.
Algo que me llamó mucho la atención, fue el poema de Amado Nervo que se
cita:
“Porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

Que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,


fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
Cuando planté rosales, coseché siempre rosas.”
Curiosamente, en éste no se aprecia la “libertad” del hombre como algo negativo, algo que
sí harían existencialistas como Jean-Paul Sartre, que afirma que “El hombre está condenado
a ser libre”. En el poema, sin embargo, la aparente libertad del hombre es una cualidad
positiva. El hecho de que nuestra vida dependa de nosotros no es aterrador o una condena,
como lo cree Sartre, sino una oportunidad de sacar lo mejor de nuestras circunstancias y
crear oportunidades, si es que no las hay. Ser libres es una recompensa, pues está en
nosotros si deseamos avanzar o retroceder. Personalmente no comparto este pensamiento,
mi postura es que el hombre, a pesar de tener libre albedrío, carece de libertad. Sin
embargo, entiendo el porqué a las personas les gusta creer que son libres: los motiva a
intentar cambiar su entorno y a sí mismos. Que lo logren o no, es un tema de cada quien, y
que no me concierne.

El ejercicio que se plantea al final, me parece bastante útil. Darnos cuenta de nuestras
“vacas” nos ayudará a matarlas. Nos ayudará a liberarnos de ellas cuando entendamos que
solo nos retienen, traen mediocridad e impiden que progresemos en nuestra vida.

También podría gustarte