Está en la página 1de 27

Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social

Línea de Especialización: Diversidad Cultural, Etnicidad y Poder


Doctoras Teresa Sierra, Rachel Sieder y Mariana Mora
Anteproyecto de Investigación Doctoral
Patricia Rea Ángeles

Título:
Cuestionando la tradición, reinventando la modernidad: Procesos de identidad, etnicidad y género
entre zapotecos universitarios en las ciudades de Oaxaca, México y Veracruz

Síntesis

Este estudio se inserta en los debates en torno a la transformación de las identidades


étnicas y genéricas a partir de los procesos de migración y establecimiento de indígenas
en las ciudades, así como en los debates que intentan explicar la manera cómo es vivida y
sentida la pertenencia étnica entre los etiquetados como “sujetos étnicos”, en escenarios
donde indígenas y mestizos están interrelacionados cultural, social y económicamente, y
donde se encuentran en espacios interdependientes atravesados por relaciones de
desigualdad (Camus, 2000). El propósito de mi investigación es analizar la manera en
que las identidades étnicas y genéricas de los zapotecos se transforman y redefinen a
partir de su migración e inserción en las universidades de las ciudades de Oaxaca,
México y Veracruz. Aunado a ello, me propongo indagar sobre la forma en que estos
zapotecos viven su pertenencia étnica en el ámbito de las ciudades donde necesariamente
tienen que compartir y debatir los espacios físicos y simbólicos con la alteridad, es decir,
con los mestizos y en algunos casos con otros indígenas. Para ello me centraré en la
experiencia de mujeres y hombres, estudiantes zapotecos inscritos en diversas
universidades y posgrados de la UABJO para el caso de la ciudad de Oaxaca, la UNAM,
el Politécnico Nacional y el CIESAS para el caso de la ciudad de México y la
Universidad de Veracruz para el caso de la ciudad de Veracruz. Trataré de reconstruir a
partir de la voz de los propios actores lo que significa identificarse y ser identificado por
“los otros”, como sujetos y colectivos pertenecientes a un grupo étnico. ¿Fuera de la
comunidad de origen, qué significa y representa ser zapoteco? ¿Cómo logran negociar los
zapotecos su pertenencia étnica en un ámbito donde predominan los sujetos no étnicos y
donde constantemente se compite por un espacio físico y simbólico? ¿La nueva
configuración de las identidades y las etnicidades a partir de la migración, el
establecimiento en las ciudades y los procesos educativos, tiene el mismo significado
para hombres y mujeres? Esta investigación busca dar respuesta a éstas y otras
interrogantes.
1. Antecedentes

Desde hace décadas en el Istmo de Tehuantepec, pero especialmente en Juchitán de Zaragoza, se ha


conformado una clase media alta y alta que detenta su poder económico, político, social y cultural, no
sólo a nivel local sino incluso regional. Este poder económico y social, es el que los ha llevado a emigrar
a ciudades como Oaxaca, México, Puebla, Veracruz, Tabasco y Chiapas, principalmente, no por
condiciones de pobreza y marginación, (como es el caso de la mayoría de los grupos étnicos que se
desplazan hacia las ciudades) sino para emprender negocios comerciales, estudiar carreras universitarias
y posgrados, así como ampliar las redes y espacios socioculturales en donde se desempeñan
profesionalmente.
Hablando específicamente de los zapotecos que emigran hacia las ciudades con la intención de
realizar carreras universitarias y posgrados, es importante señalar que este no es un hecho reciente. Los
zapotecos han conformado una larga tradición migratoria con fines educativos que data desde hace más
de cien años. Este es un fenómeno que pude constatar incipientemente durante mi investigación de
licenciatura y que fui corroborando durante el transcurso de mi investigación de maestría.1 A través de
ambas investigaciones proporcioné información relevante sobre la conformación de un grupo de
estudiantes universitarios, profesionistas e intelectuales zapotecos en la ciudad de México, quienes a
partir de su migración con fines educativos, su inserción en las ciudades y su correlación con la sociedad
dominante, redefinían sus identidades culturales y genéricas. Debo confesar que desde el inicio un
aspecto que me alentó para querer continuar y profundizar en el tema, fue apreciar la manera en que se
consolidaban las redes sociales entre familiares y paisanos, y que al mismo tiempo, permitían que un
gran número de zapotecos pudiera escolarizar a este nivel. Cuando corrobore que los zapotecos

1
En mi tesis de licenciatura en etnología denominada Migración femenina indígena y su impacto sobre la identidad y las
relaciones de género: El caso de las mujeres juchitecas en la Ciudad de México (ENAH, 2006), me interese en abordar el
caso de las mujeres migrantes indígenas hacía las ciudades y específicamente en indagar sobre los cambios identitarios que
éstas experimentaban a partir de la migración a la Ciudad de México. Así, identifique a cuatro tipos de mujeres migrantes
adscritas a diversas clases sociales (comerciantes y empleadas domésticas de clase trabajadora, profesionistas de clase media
y alta, estudiantes e intelectuales de clase media y alta y amas de casa de todas las clases sociales). Por su parte, durante mi
tesis de maestría en Antropología Social titulada La reproducción y resignificación identitaria entre los zapotecos de clase
media en la ciudad de México: Un estudio de migración, etnia y género (CIESAS, 2009), decidí explorar la conformación y
resignificación identitaria no sólo de las mujeres, sino ahora también de los hombres. En este estudio decidí omitir a los
juchitecos de clase trabajadora de la investigación, no porque este universo dejase de existir o porque no me hubiera parecido
un tema sumamente importante de explorar, sino porque considere que en México se ha explorado poco sobre el tema del
indígena que cuenta con poder político, económico y social más allá de los límites territoriales de su comunidad, y que había
que explorar más a fondo dicho universo. Una vez incluido el factor de género y clase a mi estudio, opte también por abordar
tres universos específicos: el de los migrantes zapotecos que se dirigen a la ciudad para estudiar carreras universitarias y
posgrados, para comerciar y para expandir sus redes artísticas e intelectuales.
representaban el grupo étnico más escolarizado de todo el país,2 me parecía apremiante indagar sobre el
cómo los zapotecos habían podido construir una trayectoria de migración escolar tan antigua en un país
donde no existían, ni existen en la actualidad, este tipo de oportunidades para los indígenas. Me
interesaba apreciar cuáles eran las estrategias que habían desarrollado para poder competir en un
ambiente predominantemente mestizo en donde muchas veces sólo encontraban el racismo y la
discriminación, y, que a pesar de ello, siguieran interesados en mantener vigentes sus redes comunitarias
y sus identidades culturales. Desafortunadamente tuve muy poco tiempo para indagar sobre este y otros
procesos, debido a que durante el transcurso de ambas investigaciones, los estudiantes no fueron el
único sector por explorar, sino uno de muchos.
El día de hoy regreso con estas y otras inquietudes, así como con la plena seguridad de querer
abordar este sector en específico. Me interesa saber cuáles son las principales ciudades a donde los
zapotecos se dirigen para estudiar (aunque en un principio y de acuerdo con algunos datos preliminares
que he recabado, yo estoy proponiendo las ciudades de Oaxaca, México y Veracruz como las
principales); cuáles son los factores que han incidido en que exista una mayor cantidad de zapotecos que
emigran con esta finalidad; a qué se ha debido el hecho de que la matricula de mujeres zapotecas
estudiantes en las ciudades vaya en aumento; cómo han logrado acceder los hombres y las mujeres a los
estudios de posgrado y qué les ha implicado gestionar becas para este tipo de estudios; los zapotecos
realmente lograrán una profesionalización e integración “exitosa” al mercado laboral; cómo inciden sus
identidades culturales y genéricas y sus etnicidades sobre todos estos procesos. En síntesis, como
veremos a continuación, espero dar cabida a todas estas inquietudes en la pregunta ¿Cómo se construyen
las identidades étnicas y genéricas, así como las etnicidades de los estudiantes universitarios zapotecos
en las ciudades de Oaxaca, México y Veracruz?

2
De acuerdo con cifras oficiales del INEGI (2000), el 3.9% del conjunto de la población zapoteca había alcanzado el nivel
superior universitario, seguido sólo por ejemplo, del caso de los mayas con el 2.7%, y de los purépechas con el 2.1%. Estas
cifras son relevantes si las comparamos con el caso de los tojolabales, quienes por diversas circunstancias históricas y
sociales, sólo han alcanzado el 0.3% de instrucción universitaria.
2. Planteamiento del Problema y Pregunta de Investigación

A partir de los años cuarenta se ha dado un flujo migratorio constante del campo hacia las ciudades en el
que la población indígena ha tenido un papel fundamental. Cada día cientos de hablantes de lengua
náhuatl, ñhañhú, mixteco, zapoteco, mazahua, mazateco, totonaca, maya, mixe, purépecha, tlapaneco,
chinanteco, huasteco, huichol, raramuri, y otros, se dirigen a las ciudades con la esperanza de encontrar
una mejor calidad de vida. Algunos procesos migratorios son muy antiguos y otros tantos son más
recientes de tal manera que en las ciudades podemos encontrar indígenas de primera generación o
inclusive de quinta generación (como son los casos que estudiaré).
En todos los casos, la migración indígena y el establecimiento de los mismos en las ciudades
puede ser entendida como el reflejo de los cambios y las transformaciones que se suscitan
estructuralmente al interior de las comunidades en ámbitos como el económico, político, social y
cultural. En este sentido, dicha movilidad puede representar lo mismo una estrategia de sobrevivencia,
que una oportunidad para ampliar las relaciones comerciales con pueblos o ciudades vecinas, todo
depende del grupo étnico o clase social de la que estemos hablando.
El caso de la migración de los zapotecos del Istmo de Tehuantepec es singular en muchos
sentidos. En primer lugar tenemos que mientras que muchos grupos étnicos se desplazaron hacia los
centros urbanos en los años cuarenta, debido al empobrecimiento del campo y atraídos por el proceso
de industrialización y modernización que éstas experimentaban, los zapotecos del Istmo de
Tehuantepec tenían ya una presencia importante en los mismos a inicios del siglo XIX. Un antecedente
directo de este hecho fue el surgimiento de una clase media y alta, especialmente en Juchitán de
Zaragoza, que mantenía un fuerte control económico y político sobre la región y que gracias a la
excelente ubicación geográfica con la que cuenta el Istmo de Tehuantepec, así como a la construcción
de los ferrocarriles panamericano y transístmico en el siglo XVIII y principios del XIX, tuvo mayores
ventajas para transportarse y establecerse en diversos lugares de Chiapas, Tabasco, Oaxaca, México,
Puebla y Veracruz con la finalidad de expandir sus negocios y redes comerciales o para estudiar
carreras universitarias, más que por condiciones de pobreza y marginación. Aunado a ello, el inicio del
proyecto vasconscelista de educación bajo el mandato presidencial de Álvaro Obregón, fue un hecho
que alentó a muchas familias a enviar a sus hijos e hijas a estudiar fuera de la comunidad de origen.
Con el tiempo, ello incidiría en el surgimiento de una tradición migratoria con fines educativos, así
como en el fortalecimiento de un grupo de estudiantes universitarios, profesionistas e intelectuales
zapotecos que perdura hasta la actualidad.
Actualmente los zapotecos siguen emigrando con la intención de estudiar carreras universitarias
y, en los últimos años, para llevar a cabo estudios de posgrado, hecho que ha llevado a una
resignificacion importante de sus identidades de etnia y género. En las ciudades, los hombres zapotecos
y las mujeres zapotecas, han venido desarrollando un conjunto de prácticas que pueden caracterizarse
como novedosas. Los centros urbanos les han impuesto nuevas formas de relacionarse entre sí y con los
valores de sus grupos de pertenencia. También han sufrido los prejuicios y la discriminación por parte
de los citadinos y han utilizando su distinguibilidad étnica para luchar por los derechos que consideran
pertinentes. Han establecido relaciones con los mestizos y con otros indígenas que no son de su
comunidad, pero con quienes comparten condiciones similares de exclusión. Es decir, con su
incorporación al medio urbano ha cambiado el contexto en el que despliegan sus relaciones sociales y
con ello, también han cambiado algunos “referentes constitutivos de su identidad social” (Oehmichen,
2005).
La migración, el establecimiento en las ciudades y los procesos educativos, son tres elementos
que han logrado impactar y transformar los valores, creencias, ideas, normas, hábitos, símbolos y
demás componentes que conforman su identidad étnica y genérica, dando paso a nuevas formas de
concebir el mundo que, por un lado, cuestionan a la tradición, pero por el otro, reinventan la
modernidad. Como afirma Martínez Casas, “Son sobre todo los más jóvenes que al tener mayor
interacción con instituciones y medios de comunicación urbanos están enfrentando serios conflictos al
resignificar su identidad étnica y genérica” (2007: 255). Este es el caso de los jóvenes zapotecos
universitarios, quienes al emigrar, dejar de pertenecer por completo a sus comunidades tradicionales,
establecerse en las ciudades y al relacionarse con los “otros”, han comenzado a cuestionar y
reinterpretar su cultura, es decir, al no asumir la modernidad de manera impositiva sino otorgándole un
sentido propio, podría afirmar que están reinventando constantemente la modernidad.
Esta reinvención y transformación no se encuentra exenta de conflictos, sino todo lo contrario, la
mayoría de las ocasiones también trae consigo una suerte de “caos social del que se desprenden
relaciones de conflicto y tensión entre las ideas que supone la comunidad tradicional y el nuevo contexto
de la migración” (Montesinos, 2007: 19). Aunado a estos problemas intracomunitarios, se encuentran las
tensiones que deben de enfrentar como resultado de su relación con los mestizos, ya que en la mayoría
de las ocasiones, las aulas educativas y centros de convivencia universitarios, son los espacios en donde
se manifiestan la mayor parte de las actitudes racistas y discriminatorias hacía ellos. Es en este ámbito
donde tienen que modificar muchas de las normas y valores identitarios como una estrategia para
sobrevivir al ambiente hostil del medio urbano. Es así como ocurre una resignificación constante de las
relaciones de etnicidad, es decir, de las relaciones asimétricas entre el conjunto de la sociedad y los
grupos étnicos (Camus 2002, Martínez Casas 2007). Es precisamente en las ciudades donde “la
identidad de los sujetos y las identificaciones o adscripciones sociales no guardan la misma lógica
aunque están vinculadas dialécticamente. Las segundas aunque compartidas por la sociedad pueden
tener un contenido denigratorio y negativo, mientras la identificación con un grupo de referencia tiene
significados más positivos y autónomos y puede constituirse como alternativa a un orden social
impuesto” (Camus, 2000: 9). Esta es la situación de los zapotecos en diversas ciudades donde han sido
etiquetados bajo ciertos “parámetros étnicos”, y, en muchos casos, bajo ciertos prejuicios de lo que es
considerado como “indio o indígena”; ello evidentemente ha dotado a su identidad con una carga
valorativa y peyorativa donde lo étnico se traduce en una condición de desventaja social frente al resto
de la sociedad. Como señala Cristina Oehmichen “En las ciudades, los indígenas están sujetos
constantemente a procesos de clasificación social. En el curso de la lucha simbólica por las
clasificaciones sociales, la categoría indígena ha constituido históricamente una condición
minusvalorada. Pertenecer a ésta comporta una identidad negativa que resta posibilidades de vida a los
individuos y los inhabilita para la plena aceptación social. Por esta razón, quienes son identificados
como indígenas enfrentan situaciones de competencia desventajosa en su lucha por el empleo, la
vivienda, la educación, la justicia y otros ámbitos de la vida social. En otras palabras, tienden a ser
colocados en una situación de marginalidad social, entendiendo por ello el estado de quien en parte y
desde ciertos aspectos está incluido en un grupo social y, en parte y desde otros aspectos, es ajeno al
mismo” (2005: 15). Pero paradójicamente, es precisamente ante este tipo de desventajas y ante el
encuentro con la sociedad dominante donde los estudiantes zapotecos han tendido a desarrollar diversas
“estrategias étnicas”, tales como transformar su identidad étnica y genérica para no seguir siendo
agredidos por todo lo que conlleva el medio urbano. Tal y como señala Martínez Casas “el contexto de
la ciudad donde predomina la discriminación permite poner de manifiesto la naturaleza de la
conformación identitaria” (2007: 51). En esta confrontación con “los mestizos”, es donde pueden
generar nuevas estrategias para reconstruir sus identidades y darles un nuevo significado.
Pregunta de investigación

En base a todo lo expuesto anteriormente me interesa saber ¿Cómo se construyen las identidades
étnicas y genéricas, así como las etnicidades de los estudiantes universitarios zapotecos en las
ciudades de Oaxaca, México y Veracruz?

1. ¿Fuera de la comunidad de origen, qué significa y representa para los hombres zapotecos y las
mujeres zapotecas pertenecer a este grupo étnico?
2. ¿Cuáles son los factores que intervienen en la disolución o en el fortalecimiento de las fronteras
étnicas?
3. ¿Qué representa ser un hombre o una mujer zapoteca en contextos donde existen otras maneras
de concebir y representar lo femenino y lo masculino, es decir, cómo viven los hombres y las
mujeres su pertenencia a una colectividad étnica en el medio urbano?
4. ¿Cómo logran negociar los zapotecos su pertenencia étnica en un ámbito donde predominan los
sujetos no étnicos y donde constantemente se compite por un espacio físico y simbólico?
5. ¿Las relaciones que los zapotecos establecen con la sociedad mestiza, necesariamente
conllevara a la asimilación de éstos a la vida citadina?
6. ¿La nueva configuración de las etnicidades a partir de la migración, el establecimiento en las
ciudades y los procesos educativos, tiene el mismo significado para hombres y mujeres?

Es decir, me interesa particularizar en la manera en qué la migración, el establecimiento en las ciudades


y los procesos educativos de nivel superior están impactando y transformando las identidades étnicas y
genéricas de hombres zapotecos y mujeres zapotecas estudiantes. En un ambiente donde existe una
correlación de fuerzas desigual, cómo se están construyendo las subjetividades e identificaciones de los
estudiantes zapotecos, cómo se están desplegando las relaciones de poder entre estos y la sociedad
mestiza al interior de dicho ámbito. Si consideramos que la identidad es un proceso relacional y
situacional que oscila entre el auto – reconocimiento y el hetero-reconocimiento, el análisis de las
relaciones que establecen los hombres zapotecos y las mujeres zapotecas con los miembros de la
sociedad receptora será fundamental para explicar dichos procesos.
3. Justificación

Desde los años sesenta hasta la actualidad, se han realizado diversos estudios sobre la migración y el
establecimiento de indígenas en las ciudades, dentro de los cuales podemos ubicar al menos cuatro
tendencias centrales. En la primera, podemos situar el tipo de estudios con un corte economicista que
explica la presencia de indígenas en las ciudades como producto del deterioro de la agricultura de
subsistencia, del acelerado crecimiento de la población en el campo mexicano, del efecto diferencial de
las grandes transformaciones socioeconómicas, de la composición de la fuerza de trabajo, y en síntesis,
de los procesos de industrialización y modernización que vivía toda América Latina. A este enfoque
analítico se le conoce como: histórico estructural.
En este marco, las investigaciones llevadas a cabo por antropólogos y sociólogos en nuestro país
en los años setenta, tienen como prioridad el análisis de la inserción de las migrantes indígenas en los
mercados laborales de las ciudades con mayor desarrollo económico. Se asume que las corrientes
migratorias tienen una especificidad histórica y que son generadas por los cambios en los sistemas
productivos y en las relaciones sociales (Ariza, 1997), asimismo, este enfoque enfatiza el carácter
colectivo de la migración, dejando de lado aspectos relacionados con la vida comunitaria o con los
cambios socioculturales que se suscitaban durante esa época. En nuestro país, podemos ubicar dentro de
esta tendencia los estudios realizados por Arizpe (1975, 1976, 1978) entre migrantes indígenas
mazahuas establecidos en la zona metropolitana de la Ciudad de México.
No obstante, una deficiencia importante en este tipo de trabajos sustentados en el paradigma de la
modernización, es que suponían que en la medida en que los pueblos indígenas se fueran integrando a
las zonas urbanas sus identidades étnicas se irían diluyendo,3 hecho que no siempre fue así. Si bien es
cierto que hacía los setentas los grupos indígenas en las ciudades optaron por negar su identidad étnica
ante la población mestiza como un mecanismo de supervivencia al medio, también es cierto que en otros
ámbitos como el familiar se seguían utilizando marcadores étnicos como la lengua y que se seguían
manteniendo vínculos estrechos con la comunidad de origen, lo cual señala que la identidad étnica se
negaba estratégicamente sólo en algunos contextos más ello no significaba que se perdiera por completo.

3
Esta perspectiva fue la base de la llamada teoría del “continum folk-urbano” desarrollada por Robert Redfield en 1941, y
retomada en Latinoamérica por autores como Oscar Lewis en 1959 con los migrantes de Tepoztlán a la Ciudad de México
y Lawrence Watson en 1968 con los guajiros urbanos en Colombia, y cuyo objetivo central era describir y analizar las
relaciones entre la ciudad y las áreas rurales. Ver Peterson Royce, Anya, Prestigio y Afiliación en una Comunidad Urbana;
Juchitán, Oaxaca, Serie de Antropología Social, Colección INI – SEP, Núm. 37, Instituto Nacional Indigenista y Secretaría
de Educación Pública, México, 1975, p. 21.
Podemos ubicar una segunda tendencia en los estudios sobre migración y establecimiento de
indígenas en las ciudades en la década de los ochenta, era en la que comienza a incluirse por primera
vez la variable de género en los trabajos. En esta época, la llamada perspectiva de la unidad doméstica,
propone un tipo de análisis mediador entre el nivel individual y el macro – estructural. En este nivel, la
decisión de migrar era una estrategia tomada por los miembros de la unidad con la intención de obtener
el mayor beneficio para todos. Así, la unidad doméstica, es la que evalúa los costos y beneficios e
impulsa la migración de sus miembros, decidiendo quiénes migran, cuando lo hacen, qué recursos
emplean, etc. (Ariza, 1997). Dentro de esta perspectiva encontramos los trabajos realizados por Arizpe
(1985), Guidi (1988) y Ornelas (1988, 1982), que analizan la manera en que la migración es asumida
por los integrantes de la familia, así como el papel especifico que las mujeres desempeñan en la
migración. En este tipo de estudios, aspectos como el ciclo de vida de las mujeres, las obligaciones
familiares, la restricción de la sexualidad y normas de comportamiento de las mujeres solteras y
casadas, comienzan a ser foco de atención. No obstante, una crítica importante que se hace a estos
trabajos es no contemplar a las migrantes como agentes sociales, sus motivos, intereses, expectativas o
autorrepresentaciones, ni la dinámica de poder intrafamiliar que preside las decisiones, aspectos de
suma importancia en la comprensión de la transformación identitaria y específicamente, en las
desigualdades de género (Ariza, 1997).
Una tercera tendencia se distingue por priorizar el estudio de la migración en relación con la
cultura. Hacía la década de los noventa, trabajos como los de Ortiz (1990), Goldsmith (1990), Molina
(1991), Pardo (1992), Rebolledo (1995) y Ariza (1998) demuestran este hecho, al abordar temas como
la identidad étnica, la discriminación, el matrimonio, la independencia de las mujeres, la relación entre
lo público y lo privado, la fecundidad, la sexualidad, la violencia doméstica y el crecimiento
demográfico en relación con la migración y los procesos culturales de los pueblos indígenas. Variables
como la etnia, la edad, la clase, la generación y por supuesto el género como eje analítico fundamental
de la estructura social, son también elementos importantes de análisis durante esta década. Asimismo,
apreciamos la descripción de nuevas causas de migración además de las económicas, los deseos de
superación académica, la expulsión de las comunidades por conflictos políticos, ideológicos o
religiosos, el deseo de conocer nuevos lugares, acceder a nuevos contextos culturales y escapar del
control de los parientes masculinos, figuran entre las principales.
En torno al tema específico de la identidad étnica se logran grandes avances durante este
periodo. Ya no se habla de la disolución de ésta con la llegada de los indígenas a las ciudades, sino de
un fortalecimiento del sentido de pertenencia y un reforzamiento de los lazos étnicos (Ortiz 1990,
Pardo 1992). Encontramos que los elementos occidentales son utilizados por los indígenas sin ningún
problema y en ocasiones sólo sirven como herramientas para enfrentar los problemas que sobrevienen
por el hecho de pertenecer a una etnia, sin que eso signifique una ruptura con la comunidad de origen.
La identidad aparece también, como un acontecimiento contextual, relacional y sujeto a constantes
redefiniciones y no como un hecho irrevocable o inamovible (Rebolledo 1995). Ahora se problematiza
sobre la manera en que los migrantes pueden reproducir su identidad cultural –sus símbolos, sus
costumbres, tradiciones y espacios socioculturales- en condiciones sociales adversas de diferenciación
social (Nicasio Gonzáles 1997).
Dentro de esta corriente de pensamiento encontramos el trabajo de Santiago Bastos y Manuela
Camus (1995) que aborda los mecanismos de cambio en la identidad étnica de los pobladores indígenas
pertenecientes a los sectores populares de la ciudad de Guatemala. La autora parte de que su
socialización urbana no es homogénea, sino que se pueden dar diferencias según el proceso migratorio,
la inserción espacial o las lógicas de subsistencia. Las adaptaciones que se producen en la identidad
étnica son resultado del juego de estos elementos, y por tanto no responden a un patrón único. Por ello,
la autora quiere avanzar en los factores que están afectando estos cambios y brinda una visión de las
diferentes formas de vivirse lo étnico en lo urbano. No obstante la contribución de dichos estudios para
entender el tipo de relaciones de poder que entablan los indígenas y mestizos con su llegada a las
ciudades, una de las limitaciones de estos trabajos es la poca importancia que se le brinda a las
relaciones de poder que se entablan entre hombres y mujeres al interior de las unidades domésticas.

Finalmente, encontramos una cuarta tendencia hacía el año dos mil, en la que comienza a
priorizarse el análisis sobre los procesos de continuidad y cambio cultural que sobrevienen con la
migración rural-urbana. En esta época se aprecian de manera importante los trabajos que sostienen que
ante la modernidad, la identidad étnica y genérica se redefine a través de la interacción social de los
migrantes indígenas en los contextos urbanos (Velasco 2000, Pérez 2002, Oehmichen 2000 y 2005,
Martínez Casas 2007). Al mismo tiempo algunos autores como Martínez Casas y De la Peña analizan
la manera en que algunas comunidades de migrantes se reproducen como “comunidades morales” –en
vez de disolverse y asimilarse – gracias a la resignificación de los modelos culturales vigentes en sus
localidades de origen. En este contexto los migrantes pueden volver intangible el mundo urbano al
interpretarlo desde las categorías significativas con las cuales fueron socializados, pero estas categorías
a su vez son negociadas y actualizadas al aplicarse a nuevas experiencias” (2004: 94 - 95).
En esta corriente de pensamiento encontramos el trabajo de Cristina Oehmichen (2005), quien
analiza los procesos de continuidad y cambio cultural que sobrevienen con la migración rural – urbana,
particularmente en lo que se refiere a las normas, creencias y prácticas que regulan y sancionan la
relación entre hombres y mujeres indígenas en la ciudad. Para ello, aborda el estudio de dos
comunidades mazahuas que, como muchas otras, “conforman colectividades culturales que se han
extendido más allá de sus territorios a causa de la migración” (:13). Para Oehmichen la dimensión de
género constituye una estrategia analítica que permite descubrir la relación entre los atributos y las
funciones que social e históricamente son asignados a los hombres y a las mujeres en los ámbitos de la
producción y de la reproducción sociocultural. Por tanto, la autora señala que “Las decisiones que se
adoptan para emigrar así como la selectividad de los migrantes, por tanto, pueden ser entendidas como
el resultado de procesos de dominación y negociación al interior de los grupos domésticos. Pueden por
tanto, ser motivo de conflicto cuando ponen en tensión las normas, creencias y representaciones
colectivas de lo que socialmente se considera el comportamiento, las prácticas y los papeles más
adecuados y “normales” de hombres y mujeres” (:25). No obstante, aunque su trabajo ayuda a
comprender la manera en que las mujeres experimentan la migración y la transformación de sus
identidades culturales, considero que la autora realmente no contempla la visión de los hombres en
dichos procesos, es decir, que Cristina Oehmichen comprende el género sólo a partir de lo femenino y
excluye a lo masculino.

Por otro lado, también encontramos el tipo de trabajos que se concentran en las relaciones
interétnicas que establecen los migrantes e indígenas en las ciudades, es el caso del trabajo de Manuela
Camus (2000) quien analiza el comportamiento de la etnicidad en la ciudad de Guatemala a través de lo
que supone ser identificado e identificarse como “indígena”. De acuerdo con Manuela “Con el giro que
tomo la inserción del indígena al mundo urbano desde los 70 se vienen creando otras bases materiales
y culturales que permiten la recreación étnica y la producción de otras identidades” (2000: 2). Su
trabajo muestra la diversidad de situaciones, sentidos y significados que toma la diferencia étnica en los
sujetos y colectivos identificados individual y socialmente como indígenas en el escenario de la capital
de Guatemala y en este sentido me parece un trabajo realmente relevante para el desarrollo de mi
propia investigación. Desafortunadamente, Manuela no toma en consideración la manera diferenciada
en que hombres y mujeres viven sus etnicidades en la ciudad de Guatemala.
Este breve análisis de los trabajos sobre migración e indígenas en las ciudades, nos lleva a
apreciar algunas de las importantes contribuciones, pero también deficiencias en la investigación sobre
este complejo tema. Bajo esta lógica podría afirmar que aunque en los últimos años se han hecho
esfuerzos considerables por tratar de explicar el cambio cultural y específicamente la resignificación
identitaria de los migrantes con su llegada a las ciudades, hasta ahora dichos estudios han tendido a
homogenizar a la población de migrantes indígenas en la ciudad de México. Se ha llegado a asumir que
todos los migrantes indígenas pertenecen a una misma clase social, que generalmente viven en
condiciones de pobreza y marginación, que cuentan con grados de escolaridad muy bajos, que tienen
poco o nulo acceso a los sistemas jurídicos y de salud, que se insertan en oficios como la construcción,
el servicio doméstico y el comercio ambulante y en síntesis que no existe ninguna diferenciación de
etnia, clase o género entre ellos.4 Al respecto investigadores como Oehmichen han señalado que la
investigación en cuanto a la relación etnia – clase, sobre todo en lo que se refiere a los indígenas
asalariados en el medio urbano, se encuentra ausente hasta el momento (1996: 7). Es cierto que
actualmente muchos indígenas en la ciudad comparten condiciones de pobreza y marginación, pero
también es cierto que dichas condiciones no siempre son compartidas por todos los grupos étnicos en la
ciudad y que éstas pueden variar de un grupo a otro. De ahí que la migración no sea vivida de igual
manera por una mujer adulta mazahua de clase trabajadora que se inserta en el empleo doméstico, que
por un hombre joven zapoteco de clase alta que viene a realizar estudios de posgrado. Hoy en día no
existe un trabajo que aborde tales diferencias y en este sentido mi trabajo brindaría una aportación
considerable a estos debates.

Hablando específicamente de los trabajos sobre migración que integran la variable de género,
por ejemplo, podemos apreciar que sólo en las últimas cuatro décadas se han venido realizando trabajos
que abordan la manera específica en que las mujeres asumen la migración y transforman su identidad
de género, pero sólo en años recientes se ha elaborado un trabajo que analiza la manera particular en
que los hombres indígenas enfrentan la migración y redefinen su identidad de género como resultado la
misma, me refiero al trabajo de Hernández Sánchez (2003) quien ha estudiado la manera en que
hombres jornaleros mixtecos de la comunidad de San Juan Mixtepec, Oaxaca, construyen su identidad
de género a partir de su migración a Virginia, Ohio y Nueva York donde conocen otras masculinidades

44
Para más información véase Consuelo Sánchez, “La diversidad cultural en la Ciudad de México. Autonomía de los Pueblos
Originarios y los Migrantes”, en Pablo Yanes, Virginia Molina y Oscar González (Coordinadores). Ciudad, Pueblos
Indígenas y Etnicidad, Universidad de la Ciudad de México, Dirección General de Equidad y Desarrollo Social, México,
2004, pp.72 – 73.
y donde realizan labores femeninas que no realizarían estando en la comunidad de origen. En el nuevo
contexto de la migración a Estados Unidos los hombres mixtecos construyen su masculinidad
confrontándola siempre con visiones ajenas a sus formas tradicionales y cuestionando sus
representaciones sobre los hombres y sobre las mujeres. En este sentido, considero que acercarme a las
percepciones masculinas y femeninas de los migrantes indígenas, me permitiría tener una visión más
holista de las distintas dimensiones que puede tener la migración a las urbes, así como una mayor
profundización en la realidad cultural de ambos. Para mí sería necesario entender que hombres y
mujeres de acuerdo con su género, generación, clase, ocupación, sentido de pertenencia étnica y
cultural, entre otras variables, le otorgan sentidos diferentes a las experiencias vividas en la ciudad y
más específicamente a la manera en que viven sus identidades y etnicidades, de ahí que me interese
trabajar específicamente con zapotecos, hombres y mujeres, que emigran y se establecen en las
ciudades de Oaxaca, México y Veracruz con la intención de llevar a cabo estudios universitarios y
posgrados.

También me gustaría resaltar que hasta el momento no existe un trabajo que haya abordado el
tema de la migración con fines exclusivamente educativos; si bien es cierto que existen investigaciones
que analizan el tipo de relaciones que los indígenas establecen con los mestizos en aulas educativas de
las ciudades (Romer, 1998; Czarny, 2006; Martínez Casas, 2007), también es cierto que este tipo de
estudios siempre se han realizado con niños que cursan la primaria o la secundaria y no con jóvenes
que realicen estudios universitarios o de posgrado. Por otro lado, si ya han comenzado a realizarse
investigaciones entre jóvenes indígenas universitarios (más no posgraduados), como el caso de algunas
investigaciones llevadas a cabo por María Bertely (2006), quien analiza cómo el manejo del castellano
y el ser escolarizado en un grupo de zapotecos migrantes intervienen en la producción de
configuraciones y reconfiguraciones étnicas citadinas, dichas investigaciones también carecen de una
perspectiva de género.
En resumen considero que mi trabajo sería un aporte valioso en varios sentidos; primero
abordaría el tema del impacto de la migración, el asentamiento de zapotecos en las ciudades, la
educación universitaria y de posgrado sobre las identidades étnicas de los mismos; segundo, mi trabajo
referiría una diferenciación importante no sólo de etnia, sino también de género, ya que buscaría
indagar sobre la conformación y redefinición de las identidades femeninas y masculinas; tercero, al
abordar el tema de las etnicidades en el ámbito escolar universitario, mi trabajo contribuiría a
desentrañar las relaciones de poder existentes entre los grupos étnicos y la sociedad dominante; y
cuarto, al realizar el estudio en tres diferentes ciudades mi trabajo apreciaría la constitución de las
relaciones de desigualdad en diversos contextos, ayudando a esclarecer porqué en algunos lugares
existe una mayor o menor tolerancia hacia lo considerado como étnico. Finalmente, opino que el
estudio de este reciente universo podría coadyuvar en la generación de políticas públicas educativas
más eficaces e incluyentes de la diversidad cultural en las ciudades, ya que el tema que expondría mi
investigación no será cómo los grupos indígenas forman sus propios procesos educativos
interculturales, sino cómo estos se adaptan e incorporan a los ya existentes entre la sociedad nacional.

4. Objetivo General

 Analizar la manera en que la migración, el establecimiento en las ciudades y la educación


universitaria y de posgrado impactan la identidad étnica y genérica, y, las etnicidades de los
zapotecos del Istmo de Tehuantepec en las ciudades de Oaxaca, México y Veracruz.

5. Objetivos específicos

 Describir la forma en que la migración y la educación universitaria y de posgrado están logrando


transformar la apreciación que los zapotecos tienen sobre su identidad cultural.

 Indagar sobre la manera en que la migración, el establecimiento en las ciudades y la educación


universitaria y de posgrado están impactando las identidades genéricas, los atributos, las
funciones y los roles genéricos de hombres y mujeres.

 Analizar cómo se despliegan las relaciones de poder entre los estudiantes zapotecos y la sociedad
mestiza al interior del ámbito de la educación superior, es decir, analizar la manera en que se
construyen y reinventan las etnicidades de los zapotecos en los ámbitos urbanos de las ciudades
de Oaxaca, México y Veracruz.
7. Desarrollo del Problema y Ejes Temáticos

El tema de la identidad y la etnicidad, sus definiciones y transformaciones han sido ampliamente


abordados desde diversas ópticas y perspectivas analíticas. En México, la ideología oficial del Estado
asistencialista denominada “indigenismo” jugó un papel determinante en la definición de lo indio.
Hacía 1980 las políticas indigenistas emprendidas por el Estado pretendían incorporar al indio a la
nación bajo los supuestos del progreso y la modernidad. Al emprender múltiples investigaciones
durante esa época entre los pueblos indígenas de México, antropólogos como Guillermo Bonfil Batalla
se dan a la tarea de definir a la cultura india como una suma de características específicas entre las que
destacan: lengua y vestido autóctono, agricultura como actividad productiva fundamental, prácticas
rituales y creencias mágicas, reconocimiento del hombre como parte del orden cósmico,
autosuficiencia económica, organización del trabajo basada en la familia, relaciones endogámicas y
sistema de cargos, entre las principales (1987: 51 -72). Con el tiempo, este enfoque primordialista,
caracterizado por definir la identidad como una suma de rasgos comunes entre las culturas, ha sido
objeto de muchas críticas puesto que no da apertura al cambio sociocultural; se asume que para ser
considerado indio se necesita reunir ciertas características y no otras, otorgando así una perspectiva
estática a la cultura. Actualmente, Gilberto Giménez señala que no se trata simplemente de inventariar
el conjunto de rasgos culturales que definen una identidad, sino de detectar cuáles han sido
seleccionados y utilizados por los miembros del grupo para afirmar y mantener una distinción cultural
(2000: 57). Al respecto opino que sobre todo en los tiempos actuales de globalización, y de acelerados
procesos de modernización y urbanización nos vemos obligados a definir la identidad étnica no como
un conjunto de rasgos inamovibles y estáticos, sino como una fusión de rasgos que se intercambian,
cruzan y redefinen constantemente para dar paso no a nuevas identidades, sino simplemente a
identidades dinámicas sujetas al cambio y la transformación.
Con Fredrick Barth y sus fronteras étnicas vemos surgir el enfoque que se conocería como
instrumentalismo. Esta perspectiva logra superar en gran medida la idea de los grupos étnicos como
autocontenidos y aislados geográfica y socioculturalmente. Barth apunta que al interior de dichos
grupos, es evidente que los límites persisten a pesar del tránsito de personal a través de ellos, y que por
otro lado, ciertas relaciones sociales estables persistentes se mantienen por encima de tales límites y,
con frecuencia, están basadas precisamente en los status étnicos en dicotomía (1976: 10). Así, la
identidad de un grupo étnico, y en este caso de los migrantes e indígenas en las ciudades, puede ser
apreciada como una autoadscripción que se define por la continuidad de sus límites y no tanto por el
contenido cultural que encierra.
Si bien es cierto que esta perspectiva da un salto adelante al asumir que los grupos definen su
identidad no por la suma de rasgos culturales sino por la demarcación de sus fronteras ante el encuentro
con los “otros”, también es cierto, que resulta limitada sobre todo si pensamos que la identidad existe
también en sí misma y para sí misma y no sólo en relación con la alteridad. Evidentemente que
respecto al caso de los zapotecos que emigran y se establecen en las ciudades, ciertamente su identidad
puede definirse por los límites que se establecen con la alteridad, ante el encuentro con “los otros”,
pero por otro lado, esa identidad también existe en sí misma, aunque no exista la condición de
alteridad.
Por su lado, la corriente teórica del constructivismo histórico ha propuesto estudiar cómo se
construye y se recrea la propia especificidad identitaria en contraste con el “otro”, pero aunado también
a los múltiples procesos históricos y a las relaciones de poder (Aguado y Portal 1992: 42 - 43).
Retomando el tiempo y el espacio como dos parámetros centrales para el estudio de la identidad, éstos
autores destacan que en el análisis antropológico es necesario “precisar los mecanismos sociales que
permiten la permanencia de un grupo (reproducción), los procesos selectivos que recrean la distinción
(de clase, de etnia, de grupo, etc.) y las prácticas culturales que permiten la identificación” (1991: 32).
Un elemento sumamente interesante de esta propuesta es precisamente la idea de tener en cuenta
múltiples variables para definir la identidad, como pueden ser la etnia, la clase, la ocupación, la
generación y el género, entre otras. Para el caso de mi investigación entre los estudiantes zapotecos
universitarios en las ciudades de Oaxaca, México y Veracruz, tomaré en cuenta todos estos niveles para
demostrar que la migración no se vive de la misma manera entre un grupo y otro y que todas estás
variables influyen por supuesto en la definición de sus identidades y etnicidades.
Aunque algunos elementos de la propuesta del constructivismo histórico serán muy importantes
para mí investigación, me restaría mediar una deficiencia en la propuesta de algunos autores, que es el
peso que se le otorga al nivel colectivo sobre el individual. Desde este enfoque se considera que las
personas no son capaces de construir su identidad como sujetos sin el referente de colectividad, lo cual
vemos reflejado claramente en la definición que Aguado y Portal nos otorgan: “la identidad es un
proceso de identificaciones históricamente apropiadas que le confieren sentido a un grupo social y le
dan estructura significativa para asumirse como unidad” (1992:47). Debido a que mi interés central gira
en torno a definir la identidad de los zapotecos como un proceso colectivo pero también individual, me
parece importante destacar que “tal diferenciación no implica ausencia de relación entre ambos tipos de
identidades, ni tampoco entre los procesos de construcción de las mismas” (Mato 1994: 15) sino todo
lo contrario. La identidad de los migrantes indígenas acontece como un hecho colectivo porque se vive,
construye y se crea comunidad fuera de los límites territoriales, pero por otro lado, casi siempre se
define también en base a los sentimientos, valores, ideas y representaciones de los individuos, de tal
suerte que lo personal y lo colectivo se encuentran superpuestos constantemente.

8. Definición de Conceptos Básicos para el Análisis

Durante el desarrollo de mi investigación utilizaré las categorías de identidad, etnicidad y género como
conceptos centrales.
La propuesta de Gilberto Giménez define la identidad colectiva como un proceso que pone en
práctica el actor social. Haciendo esta distinción Giménez apunta a que “desde el punto de vista
subjetivo del actor social, no todos los rasgos culturales inventariados por el observador externo son
igualmente pertinentes para la definición de su identidad, sino sólo algunos de ellos socialmente
seleccionados, jerarquizados y codificados para marcar simbólicamente sus fronteras en el proceso de
su interacción con otros actores sociales” (1996: 13). Asimismo, la identidad no puede ser un atributo
intrínseco del sujeto, sino que tiene un carácter intersubjetivo y relacional, es decir, resulta de un
proceso social, en el sentido de que surge y se desarrolla en la interacción cotidiana con los otros. El
individuo se reconocerá a sí mismo sólo reconociéndose en el otro (1996: 14). En este sentido,
podríamos decir que la identidad implica desenvolverse tanto en el plano colectivo como en el
individual, o como señala el propio Giménez, “la identidad colectiva puede ser entendida como la
condición de emergencia de las identidades personales” (1996: 21).
En este sentido, para el desarrollo de mi investigación será muy importante entender a la
identidad como un proceso relacional y situacional que oscila entre el auto – reconocimiento y el
hetero-reconocimiento, pero será aún más importante utilizar la connotación que Giménez le otorga
específicamente a la identidad étnica. Algunos de los puntos que Giménez señala para la comprensión
de ésta son: “1) Como toda identidad, las identidades étnicas son el resultado de una construcción en el
tiempo; su contenido puede variar en cuanto a la jerarquización y relevancia relativa de sus
componentes; sólo pueden perdurar adaptándose, recomponiéndose y redefiniéndose permanentemente
a su entorno; y son susceptibles no sólo de transformación adaptativa, sino de alteración cualitativa. 2)
Desde el punto de vista de los individuos, la identidad étnica no es la única de pertenencia ni la más
integral. Además de su pertenencia étnica, un individuo puede reconocerse miembro de conjuntos más
vastos como un grupo etnolingüístico (identidad etnolingüística), una identidad regional (una región
interétnica, como la región istmeña) y por supuesto una comunidad nacional. 3) Las identidades étnicas
no son homogéneas ni pacíficas. Generalmente, atraviesan por conflictos derivados de la interferencia
de subentidades internas como son la de género y de clase” (2000: 64).
Para el caso de los zapotecos que estudian carreras universitarias y posgrados en las ciudades de
Oaxaca, México y Veracruz, esta será la connotación que le estaré dando a su identidad étnica: una
construcción social en permanente cambio, multifacética y constituida por subentidades internas.
Entenderé dicho proceso como una “construcción permanente” (Oehmichen 2005: 351), que no se
acultura, asimila o cambia por completo, sino que sólo se reinventa en sí misma y a través del
intercambio y confrontación con otras ideas, valores, hábitos, y normas distintas a las de la comunidad
de origen.

En lo que se refiere a la categoría de etnicidad, utilizaré la propuesta de Manuela Camus en


torno a este complejo tema: “El campo de la etnicidad hace referencia a una situación de interacción
asimétrica entre dos o más grupos sociales que suele remitir simultáneamente a diferencias de orden
cultural, de orden socioeconómico y de dominación dentro de un contenedor común –normalmente los
estados nación-. La pertenencia a tales grupos se construye como una identidad social frente a los otros
generando unos símbolos de homogeneidad propios y convocando fuertes tensiones porque en este
posicionamiento deben conjugar tanto las presiones y adscripciones externas, como las del conjunto
mismo, como las de la opción individual (Epstein, 1978). Así la identidad de los sujetos y las
identificaciones o adscripciones sociales no guardan la misma lógica aunque están vinculadas
dialécticamente. Las segundas aunque compartidas por la sociedad – a través de la hegemonía de un
sistema ideológico fomentado por los grupos dominantes- pueden tener un contenido denigrativo y
negativo, mientras la identificación con un grupo de referencia tiene significados más positivos y
autónomos y puede constituirse como alternativa a un orden social impuesto. Así, los sujetos
tipificados como “étnicos” lo son porque su ubicación se entiende subordinada y/ o minoritaria en la
estructura social” (2000: 9). De este modo, comprenderé la etnicidad como el conjunto de relaciones
sociales entre grupos cultural y socio-económicamente diferentes.
En cuanto a la categoría de género utilizaré varias acepciones. En primer lugar, retomaré la
propuesta de Martha Lamas quien define el género como: “resultado de la producción de normas
culturales sobre el comportamiento de los hombres y las mujeres, mediado por la compleja interacción
de un amplio espectro de instituciones económicas, sociales, políticas y religiosas” (1996: 12).
En segundo lugar, utilizaré la definición que otorga Scott en el mismo sentido: “El género es un
elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos, así
como una forma primaria de relaciones significantes de poder. De la misma forma, el género
comprende cuatro elementos interrelacionados: primero, símbolos culturalmente disponibles que
evocan representaciones múltiples y a menudo contradictorias. Segundo, los conceptos normativos que
manifiestan las interpretaciones de los significados de los símbolos, en un intento de limitar y contener
sus posibilidades metafóricas. Tercero, la intención de la nueva investigación histórica debe incluir
nociones políticas y referencias a instituciones y organizaciones sociales. Y el cuarto aspecto del
género es la identidad subjetiva” (1999: 61 – 63). De acuerdo con el aspecto subjetivo de la identidad,
podemos apreciar que lo que significa hacerse un hombre o una mujer constituye una definición social
que variará de una sociedad a otra y se transformará de una época a otra (Ortner y Whitehead 1981
citado en De la Cruz López, 1999: 16). Y finalmente, me será de mucha utilidad la propuesta realizada
por Oehmichen en torno a este tema: “La dimensión de género constituye una estrategia analítica que
permite descubrir la relación entre los atributos y las funciones que social e históricamente son
asignados a los hombres y a las mujeres en los ámbitos de la producción y de la reproducción
sociocultural. Las categorías de género forman parte de las construcciones culturales que toda sociedad
realiza a partir de las diferencias objetivas del sexo. Operan como un principio ordenador que establece
jerarquías y actúa sobre las valoraciones, interpretaciones y prácticas de los actores sociales. Dichas
categorías instituyen los atributos que conforman las identidades masculinas y femeninas de los
sujetos, mediante la selección de aquellos elementos que se consideran socialmente como los más
adecuados para cada sexo” (2005: 24).
9. Hipótesis

Partiré de la hipótesis central de que la migración y el establecimiento en los contextos urbanos de las
ciudades de Oaxaca, México y Veracruz, posibilita que la identidad étnica y genérica de los estudiantes
universitarios zapotecos se viva de forma contradictoria; puede por un lado ser representada como
motivo de orgullo ante ciertos contextos culturales propios, o por el contrario, puede estigmatizarse en
contextos donde necesariamente existe un encuentro con la alteridad. De la misma manera planteo que la
condición de género influye de manera determinante en esta exaltación o estigmatización de la
identidad étnica, así como en la manera en que se vive la exclusión de los mestizos hacia los zapotecos.

10. Metodología (Primer esbozo)

Mi investigación estará sustentada en la conjugación de la revisión bibliográfica en torno al tema de la


migración y el establecimiento de indígenas en las ciudades, la construcción y reinvención de las
identidades étnicas y genéricas en medios urbanos, la construcción de las etnicidades en los mismos, así
como del acceso de los indígenas al ámbito universitario. Conjugaré todos estos elementos con la
realización de un periodo de trabajo de campo multilocal durante un año. En una primera etapa de
trabajo de campo realizaré una estancia de dos meses en Juchitán de Zaragoza (la comunidad de origen
de los migrantes). Una segunda etapa de trabajo de campo se realizará en la Ciudad de México durante
dos meses. Una segunda etapa de trabajo de campo se realizará en la Ciudad de Oaxaca durante cuatro
meses. Y finalmente realizaré una tercera etapa de trabajo de campo en la Ciudad de Veracruz durante
cuatro meses. Como señale con anterioridad, me centraré en la experiencia de mujeres y hombres,
estudiantes zapotecos inscritos en diversas universidades y posgrados de la UABJO para el caso de la
ciudad de Oaxaca, la UNAM, el Politécnico Nacional y el CIESAS para el caso de la ciudad de México
y la Universidad de Veracruz para el caso de la ciudad de Veracruz.
La importancia de realizar un trabajo de campo multilocal, reside en varios motivos: el primero
es conocer la manera en que los migrantes han formado comunidad fuera de los límites territoriales de
su lugar de origen, otro es contar con los elementos necesarios para contrastar la forma en que los
zapotecos viven su identidad en el lugar de origen y los lugares de destino, y el más importante, es
contar con los dispositivos necesarios para comparar la manera en que los zapotecos han reinventado sus
identidades y etnicidades en distintos puntos geográficos.
Me parece importante destacar que la mayor parte de los trabajos sobre migración indígena es
nuestro país han utilizado el método bilocal y multilocal para explicar el cambio cultural de los
migrantes (Arizpe 1975: 1976: 1978: 1989, Molina Ludy 1991, Ariza 1997, Nicasio 1997, Vázquez
2000, Oehmichen 2000: 2005, Martínez Casas 2007, Besserer 2004, entre otros). Cristina Oehmichen,
por ejemplo, se ha referido a la importancia de estudiar a la comunidad extendida de migrantes
indígenas en el contexto urbano de la siguiente manera: “Es frecuente que la comunidad continúe
operando en uno a más lugares, pues los migrantes tienden a mantener los vínculos que los unen con su
lugar natal. La comunidad puede operar a través de redes dispersas en el espacio geográfico. No
obstante, el lugar de origen constituye uno de los referentes fundamentales de su identidad grupal, de tal
forma que la desterritorialización física que ocurre con la migración no significa, necesariamente, la
desterritorialización de los migrantes en términos simbólico afectivos” (2005: 30).
Este trabajo de campo multilocal incluirá observación participante, elaboración de una
descripción densa (Geertz, 1987) de la dinámica comunitaria de los migrantes, entrevistas semi-
estructuradas, entrevistas en profundidad, pláticas abiertas o informales, así como la historia oral que
será un instrumento valioso para conocer las actitudes, percepciones, opiniones, comportamientos,
sentimientos y valores de los migrantes (Fernández Poncela, 1998: 164). Específicamente, recurriré a la
historia oral para tratar de recuperar la memoria de sus vidas enfatizando lo que ha significado para ellos
asumirse como indígenas, como zapotecos, como hombres, como mujeres, como universitarios en una
enorme ciudad y como desde esas diversas posturas han construido y reinventado también sus diversas
identidades.
11. Plan de Trabajo y Calendario de Actividades

La investigación comenzará formalmente en abril de 2010, fecha en que se presenta el proyecto de


investigación doctoral finalizado, y terminará en septiembre de 2012, que es cuando se realizará la
dictaminación del trabajo.

UNIDAD ACTIVIDADES
UNIDAD 1 ELECCIÓN DEL DIRECTOR DE TESIS
UNIDAD 2 COLOQUIO: PRESENTACIÓN DE PROYECTO DE INVESTIGACIÓN
DOCTORAL
ABRIL 2010
UNIDAD 3 INICIO DE TRABAJO DE CAMPO
Trabajo de campo en Juchitán de Zaragoza durante dos meses.
Trabajo de campo en la ciudad de Oaxaca durante dos meses.
UNIDAD 4 Trabajo de campo en la ciudad de Oaxaca durante dos meses.
Trabajo de campo en la Ciudad de México durante dos meses.
UNIDAD 5 Trabajo de campo en la Ciudad de Veracruz durante cuatro meses.
FIN DEL TRABAJO DE CAMPO
UNIDAD 6 Análisis y primera aproximación a los resultados
COLOQUIO: RESULTADOS DE TRABAJO DE CAMPO
UNIDAD 7 Análisis y redacción
UNIDAD 8 Redacción de borrador
DESIGNACIÓN DEL COMITÉ DE TESIS
UNIDAD 9 Redacción de borrador
COLOQUIO: BORRADOR DE TESIS DOCTORAL
SEPTIEMBRE Dictaminación
2012
12. Bibliografía

AGUADO, JOSÉ CARLOS Y PORTAL, ANA MARÍA, “Tiempo, espacio e identidad social”, en Alteridades, vol.1, núm. 2,
pp. 31 – 41.

______Identidad, Ideología y Ritual, (Texto y Contexto núm. 9) Universidad Autónoma Metropolitana, México, 1992.

ARIZA, MARINA, “La Migración Femenina al Distrito Federal. Continua el Flujo a la Ciudad Capital”, en Demos, núm. 11,
IIS – UNAM, México, 1998, pp. 13 - 14.

______Migración, trabajo y género: La migración femenina en Republica Dominicana, una aproximación macro y micro
social, tesis de doctorado, El Colegio de México, México, 1997.

ARIZPE, LOURDES, Indígenas en la Ciudad de México: El caso de las “Marías”, SEP – Setentas, México 1975.

_______“Migración indígena, problemas analíticos”, en Nueva Antropología, núm. 5, año II, ENAH, México, 1976, pp. 63 –
90.

______Migración, etnicismo y cambio económico, El Colegio de México, México, 1978.

_______“Hacia una teoría de la migración femenina: La estructura social agraria y el éxodo de las mujeres rurales en
América Latina”, en La mujer en el desarrollo de México y América Latina, UNAM/Centro Regional de
Investigaciones Multidisciplinarías, México, 1989, pp. 217 – 240.

BARTH, FREDRIK (Comp.), Los grupos étnicos y sus fronteras, (Introducción), Fondo de Cultura Económica, México,
1976, pp. 7 – 49.

BASTOS, SANTIAGO Y CAMUS, MANUELA, Los mayas de la capital. Un estudio sobre identidad étnica y mundo
urbano, FLACSO, Guatemala, 1995.

BERTELY, MARÍA, “Configuraciones y reconfiguraciones étnicas en zapotecos migrantes analfabetos y escolarizados”, en


María Bertely Busquets (Coord.), Historias, saberes indígenas y nuevas etnicidades en la escuela, CIESAS, México, 2006,
pp. 199 – 237.

BESSERER, FEDERICO, Topografías transnacionales. Hacía una geografía de la vida transnacional, UAM – Iztapalapa –
Plaza y Valdez Editores, México, 2004.
BONFIL BATALLA, GUILLERMO, México Profundo, SEP – CIESAS, México, 1987.

CAMUS, MANUELA, Ser indígena en Ciudad de Guatemala, Tesis Doctoral en Ciencias Sociales, CIESAS - Occidente,
México, 2000.

COLECCIÓN: ENCICLOPEDIA DE LOS MUNICIPIOS DE MÉXICO, Los municipios de Oaxaca, Secretaria de


Gobernación y Gobierno del Estado de Oaxaca, 1ra. Edición, Oaxaca, México, 1998.

CZARNY, GABRIELA, “Identidades culturales y étnicas de indígenas migrantes y procesos escolares”, en María Bertely
Busquets (Coord.), Historias, saberes indígenas y nuevas etnicidades en la escuela, CIESAS, México, 2006, pp. 239 - 259.

DE LA CRUZ LÓPEZ MOYA, MARTÍN, Hacerse hombres cabales: prácticas y representaciones de la masculinidad entre
indígenas tojolabales de Chiapas, Tesis de Maestría en Antropología Social, CIESAS Occidente – Sureste, San Cristóbal de
las Casas, Chiapas, México, 1999.

FERNÁNDEZ PONCELA, ANNA M., “Hilvanando palabras y cifras. Un ejemplo sobre política, mujeres y hombres”, en Eli
Bartra (compiladora), Debates en torno a una metodología feminista, Programa Universitario de Estudios de Género –
Universidad Autónoma Metropolitana, 1988, pp. 159 – 184.

FREYERMUTH, GRACIELA Y MANCA CRISTINA, “Invisibles y transgresoras: migración y salud reproductiva en los
altos de Chiapas”, en Barrera Bassols y Oehmichen Bazán (edit.), Migración y relaciones de género en México, Gimtrap,
IIA- UNAM, México, 2000, pp. 203-228.

GEERTZ, CLIFFORT, La interpretación de las culturas, Gedisa, México, 1987.

GIMÉNEZ, GILBERTO, “La identidad social o el retorno del sujeto en Sociología”, en Méndez y Mercado, Leticia Irene,
Identidad: análisis y teoría, simbolismo, sociedades complejas, nacionalismo y etnicidad, III Coloquio Paul Kirchhoff, IIA -
UNAM, México, 1996, pp. 11 – 24.

_______ “Materiales para una teoría de las identidades sociales”, en José Manuel Valenzuela Arce (coordinador), Cultura
nacional, identidad cultural y modernización, El Colegio de la Frontera Norte – Plaza y Valdez, México, 2000, pp. 45 – 78.

_______ “Identidades étnicas. Estado de la cuestión”, en Leticia Reina (coordinadora), Los retos de la etnicidad en los
estados nación del siglo XXI, México, INI – CIESAS – Miguel Ángel Porrua, 2000, pp. 45 – 70.
GUIDI, MARTHA, “Mujeres y migración en San Juan Mixtepec”, en Aranda Bezaury, Josefina (comp.), Las mujeres en el
campo. Memoria de la primera reunión nacional de investigación sobre mujeres campesinas en México, Instituto de
Investigaciones Sociológicas de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, 1988, pp. 103 – 112.

HALE, CHARLES, “Reflexiones hacia una Práctica de una Investigación Descolonizada”, Documento borrador para
discusión, Universidad de Texas en Austin, octubre 2004, pp. 1-11.

HERNÁNDEZ CASTILLO, ROSALVA AÍDA, “Repensar el multiculturalismo desde el género. Las luchas por el
reconocimiento cultural y los feminismos de la diversidad”, Revista Feminista La Ventana. Universidad de Guadalajara,
2003, pp. 7-39.

________ “¿Conocimiento para qué? La antropología crítica: entre las resistencias locales y los poderes globales.” Ponencia
presentada en la Reunión Anual de LASA, Dallas, Texas, 2003, con motivo de la entrega del Reconocimiento Martin Diskin
Lectura, p. 1-15.

HERNÁNDEZ SÁNCHEZ, ERNESTO, Hombres cercanos y distantes: la construcción de la masculinidad en los


transmigrantes mixtecos, Trabajo Terminal en Antropología Social, UAM - Iztapalapa, 2003.
INI – CONAPO. Indicadores Socioeconómicos de los Pueblos Indígenas de México, 2002. Estimaciones de la población
indígena a partir de la base de datos del XII Censo General de Población y Vivienda 2000, INEGI.

INEGI – INSTITUTO NACIONAL DE LAS MUJERES, Mujeres y Hombres en México 2007, Décimo primera edición,
2007.

LAMAS, MARTA (Comp.), El género. La construcción social de la diferencia sexual (Introducción) PUEG – UNAM,
México, 1996, pp. 9 - 20.

MARTÍNEZ CASAS, REGINA Y DE LA PEÑA, GUILLERMO, “Migrantes y comunidades morales: Resignificación,


etnicidad y redes sociales en Guadalajara” en Pablo Yanes, Virginia Molina y Oscar Gonzáles (Coordinadores). Ciudad,
Pueblos Indígenas y Etnicidad, Universidad de la Ciudad de México, Dirección General de Equidad y Desarrollo Social,
México, 2004.

MARTÍNEZ CASAS, REGINA, Vivir invisibles. La resignificación cultural entre los otomíes urbanos de Guadalajara.
CIESAS, 2007.

MATO, DANIEL, “Teoría y política de la construcción de identidades y diferencias en América Latina y el Caribe” en
Daniel Mato (Coordinador), Teoría y política de la construcción de identidades y diferencias en América Latina y el Caribe,
UNESCO – Editorial Nueva Sociedad, Venezuela, 1994. pp. 13 -28.
MOLINA LUDY, VIRGINIA, “La migración indígena y sus efectos al interior de la comunidad de origen”, en Alicia
Castellanos Guerrero y Gilberto López y Rivas (coord.), Etnia y sociedad en Oaxaca, CONACULTA – INAH, ENAH, UAM
– Iztapalapa, México, 1991, pp. 71 – 80.

MONTESINOS, RAFAEL, “Cambio cultural, prácticas sociales y nuevas expresiones de la masculinidad” en Montesinos
Rafael (Coordinador) Perfiles de la masculinidad, UAM – Plaza y Valdes Editores, 2007, pp. 17 -45.

NICASIO GONZÁLEZ, IRMA MARIBEL, La identidad cultural de los zapotecos del Istmo en la ciudad petrolera de
Minatitlan, Veracruz, Tesis de Licenciatura en Antropología Social, ENAH, México, 1997.

OEHMICHEN BAZAN, CRISTINA, Las mujeres indígenas migrantes en el proceso de cambio cultural. Análisis de las
normas tradicionales de control social y relaciones de género en la comunidad extraterritorial, Instituto de Investigaciones
Antropológicas, UNAM, 1996.

________“Las mujeres indígenas migrantes en la comunidad extraterritorial”, en Barrera Bassols y Oehmichen Bazan
(editoras), Migración y relaciones de género en México, Gimtrap, IIA- UNAM, México, 2000, pp. 321-348.

_______Identidad, género y relaciones interétnicas. Mazahuas en la ciudad de México, UNAM, IIA, PUEG, México, 2005.

ORNELAS LÓPEZ, JOSÉ LUZ, “La migración en Santo Domingo del Valle, Tlacolula”, en Benítez Zenteno, Raúl (comp.),
Sociedad y Política en Oaxaca 1980. 15 estudios de caso, Instituto de Investigaciones Sociológicas de la Universidad Benito
Juárez de Oaxaca, México, 1982, pp. 143 – 166.

_______“Deterioro de las ocupaciones tradicionales y migración de mujeres zapotecas: Santo Domingo del Valle Tlacolula,
Oaxaca”, en Aranda Bezaury, Josefina (comp.), Las mujeres en el campo. Memoria de la primera reunión nacional
de investigación sobre mujeres campesinas en México, Instituto de Investigaciones Sociológicas de la Universidad
Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, México, 1988, pp. 113 – 121.

ORTIZ GARAY, ANDRÉS, “La migración indígena hoy”, en Boletín Indigenista, nueva época, año 2, núm. 4, enero –
febrero, México, 1990, pp. 19 – 20.

PÉREZ RUIZ, MAYA LORENA, “Jóvenes indígenas y su migración a las ciudades”, en Diario de campo, suplemento núm.
23, CONACULTA – INAH, diciembre, México, 2002, pp. 7 – 20.

REBOLLEDO, LORETO, “Los cambios de personalidad en mujeres mapuche migrantes. Consideraciones en torno a la
identidad”, en Barring, Maruja; Henríquez, Narda (comp.), Otras Pieles. Género, Historia y Cultura, Pontificia Universidad
Católica del Perú, Lima, Perú, 1995, pp. 51 – 71.
SÁNCHEZ, CONSUELO, “La diversidad cultural en la Ciudad de México. Autonomía de los Pueblos Originarios y los
Migrantes”, en Pablo Yanes, Virginia Molina y Oscar Gonzáles (Coordinadores). Ciudad, Pueblos Indígenas y Etnicidad,
Universidad de la Ciudad de México, Dirección General de Equidad y Desarrollo Social, México, 2004.

SCOTT, JOAN W. “El género: Una categoría útil para el análisis histórico” en Marysa Navarro y Catherine R. Stimpson
(Comp.), Sexualidad, género y roles sexuales, Fondo de Cultura Económica, México, 1999, pp. 37 – 75.

RAPPAPORT, J. (2006) “Más allá de la escritura. La epistemología de la etnografía en colaboración,” en Revista


Colombiana de Antropología, pp. 1 – 36.

REA ÁNGELES, PATRICIA, Migración femenina indígena y su impacto sobre la identidad y las relaciones de género: El
caso de las mujeres juchitecas en la Ciudad de México, Tesis de Licenciatura en Etnología, ENAH, 2006.

________, La reproducción y resignificación identitaria entre los zapotecos de clase media en la ciudad de México: Un
estudio de migración, etnia y género, Tesis de maestría en Antropología Social, CIESAS, México, 2009.
TALPADE MOHANTY, CHANDRA, “Bajo los ojos de occidente. Academia feminista y discurso social” en
Descolonizando el feminismo: Teorías y prácticas desde los márgenes, (A publicarse en la Colección Feminismos, Editorial
Cátedra Valencia, España).

VÁSQUEZ, VERÓNICA, “Género y migración. Actividades remunerativas de mujeres indígenas del sur de Veracruz”, en
Barrera Bassols y Oehmichen Bazan (Edit.), Migración y relaciones de género en México, Gimtrap, IIA- UNAM, México,
2000, pp. 283 -296.

VELASCO ORTIZ, LAURA, “Migración, género y etnicidad: mujeres indígenas en la frontera de Baja California y
California, en Revista Mexicana de Sociología, vol. 1, núm. 1, UNAM / Instituto de Investigaciones Sociales, marzo, México,
2000, pp. 145 – 171.

VELÁSQUEZ NIMATUJ, IRMA ALICIA, La pequeña burguesía indígena comercial de Guatemala: Desigualdades de
clase, raza y género, SERJUS – Guatemala, CEDPA, HIVOS, AVANCSO, Guatemala, 2002.

WALSH, CATHERINE, “La (re) articulación de subjetividades políticas y diferencia colonial en Ecuador”, en Walsh,
Catherine, Freya Schiwy y Santiago Castro-Gómez. Indisciplinar las Ciencias Sociales: Geopolítica del conocimiento y
colonialidad del poder, perspectivas desde lo andino. Quito, Ecuador, Universidad Andina Simón Bolívar, Abya-Yala, 2002,
pp. 175 -214.

ZARATE MARGARITA, “La categoría identidad en la antropología mexicana actual” en Inventario Antropológico, num. 3,
1997, pp. 110 -132.

También podría gustarte