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CORRIENTES ACTUALES DE LA LITERATURA INFANTIL Y

JUVENIL: NUEVOS TEMAS, NUEVOS FORMATOS.


Manuel Peña Muñoz.
Chile.
En los últimos años se han producido cambios en los libros infantiles.
Vivimos otros tiempos y los niños se entusiasman con otros temas y estilos.
Aunque los clásicos siguen siendo indispensables - Charles Perrault, los
hermanos Grimm, Hans Christian Andersen - y deben estar en toda biblioteca
y en nuestras casas. Pero hoy aparecen libros con nuevas temáticas que
debemos estudiar para comprenderlas y transmitirlas. A la vez, al estudiar
estos nuevos libros estaremos conociendo a los niños que leen esos libros.
Son, desde luego, niños diferentes a los que nosotros fuimos. Se han educado
en otro mundo y han tenido acceso a un mundo que nosotros no conocimos.
Es bueno conocerlos y comprender sus lecturas, sobre todo porque somos
profesionales del libro y debemos salvaguardar ante todo el libro como objeto
cultural.
Desde luego, un mundo capitalista como el que vivimos ha traído como
resultado la aparición de numerosos libros de distinto contenido y calidad. Lo
hemos visto en las Ferias del Libro Infantil. Hoy día, estas ferias se han
desarrollado notablemente. Sin embargo, no todo lo que brilla es oro, porque
la calidad de los libros es desigual. Como es una feria comercial, no se ha
seleccionado el material. Por eso, hace falta cada vez más capacitar a los
padres, profesores y bibliotecarios para que sepan seleccionar ya que esa
elección será vital para la formación del hábito de lectura. Ese libro que le
entreguemos a un niño será de gran impacto en su sensibilidad, en su lenguaje,
en sus emociones y en su inteligencia.
A Stephen King, el escritor de novelas de best seller de terror, le
preguntaron qué opinaba sobre los libros de Harry Potter y respondió con un
brillo en los ojos. "Me parecen excelentes, porque los niños que están leyendo
esos libros cuando crezcan van a leer los míos". Una respuesta que nos hace
reflexionar porque las lecturas de infancia forman el gusto literario. Sin duda
un niño que en su infancia leyó con agrado un libro de Hans Cristian
Andersen, de Saint Exupéry, de Roald Dahl o de Michel Ende, con toda
seguridad, en su vida adulta podrá leer una novela de Tolstoi o un libro de
José Saramago. Esa es la diferencia entre un buen libro infantil o un libro que
está de moda. Por eso es una responsabilidad que tenemos los que nos
especializamos en literatura infantil en el momento que ofrecemos un libro a
un niño.
Hoy día los libros para niños han aumentado en cantidad. Son
numerosas las editoriales que publican libros infantiles quizás porque ven en
esto un negocio. Han llegado editoriales extranjeras al país que antes no las
había como S.M. de España o Norma de Colombia. Desde que se ha inventado
la imprenta hasta hoy, el número de libros y lectores no ha dejado de crecer,
contrariamente a lo que se piensa que la televisión o Internet han terminado
con la era de los libros. No hay más que ver en el aumento de las ferias, la
capacitación en las universidades ofreciendo diplomados de especialización o
el desarrollo de programas de la Biblioteca Nacional en el orden de promover
la lectura en sectores alejados del país. En Chile ha aparecido el sistema de
Bibliometro que ha permitido que muchos lectores soliciten libros en servicio
de préstamo a domicilio. Causa y consecuencia es el crecimiento del sector
editorial de los libros concebidos especialmente para niños. El panorama
actual de esta clase de literatura ha llegado a tal punto que se impone una
primera selección de libros valiosos.
Estamos ante un fenómeno parecido al de las novelas de caballería que
se publicaban en exceso en tiempos de Cervantes. Y El Quijote terminó sus
días loco de tanto leer libros de caballeros andantes. La verdad es que la
situación es similar porque hoy día hay una saturación de libros para niños. El
cambio radical se inicia hace 50 años. La Segunda Guerra Mundial establece
un antes y un después en la literatura infantil. Antes predominaban los
clásicos. Después se instituyeron los Premios Andersen en 1954
profesionalizándose el género. Aparecieron obras cumbres que antes no
existían como El Principito de Saint Exupéry, El señor de los anillos de
Tolkien y las Crónicas de Narnia de Lewis. Estas obras trajeron una
renovación en el género y la demostración que se podía seguir con nuevas
propuestas.
Origen de la nueva sensibilidad
Esta nueva sensibilidad tiene su origen en primer lugar en la Segunda
Guerra Mundial y en segundo lugar, en el movimiento llamado "mayo del 68".
La revolución estudiantil que pretendía cambiar el mundo tuvo como lugares
destacados Francia, Alemania y América. Estas manifestaciones tuvieron
distintas intensidades y pretensiones en cada país, aunque todas compartieron
el protagonismo de los jóvenes y el deseo de cambiar la sociedad.
Mientras en Alemania había una revisión crítica del pasado nazi y del
holocausto, en Francia y en México se pedía cambiar el sistema educativo y en
Estados Unidos se protestaba contra la guerra de Vietnam. "La imaginación al
poder" fue el lema compartido por todos los jóvenes, deseosos de materias
más prácticas que teóricas.
En estos movimientos participaron también escritores y algunos de ellos
trasladaron a la literatura infantil sus inquietudes, ofreciendo en sus libros
nuevos temas y tratamientos literarios. Algunos intelectuales revisaron con
cuidado la literatura infantil existente hasta el momento. Ariel Dorfman
escribió contra la colonización cultural y capitalista del Pato Donald y acusó a
Babar de transmitir un modelo cultural burgués ya obsoleto. Los clásicos,
como Rudyard Kipling, también fueron cuestionados por contener el ideal
masculino de la sociedad imperialista. Incluso Pippi Calzaslargas que era un
libro reivindicado por los movimientos feministas, no salía bien parado
cuando se analizaba su visión de los extranjeros. En suma, los libros para
niños sagrados e intocables empezaron a ponerse sobre el tapete y perdieron
estabilidad. Ya no respondían a los intereses de los niños. Se hacía necesario
otro tipo de libros.
Esta revisión crítica planteó a algunos escritores la necesidad de renovar
temas y enfoques, así como de considerar la literatura infantil como algo
específico de la infancia, capaz de transformar la visión de mundo. Empezaron
a aparecer los nuevos libros para los nuevos libros. Christianne Nöstinger, en
Austria, dice: Los niños buenos me parecen espantosos. Quiere niños críticos,
agudos, capaces de dar opiniones y de revertir las normas. Basta de proteger al
niño, de mimarlo y de darle todo hecho y elaborado. Basta de darle historias
que no le permitan entender el complejo mundo, se dijeron algunos autores.
Los libros ampliaron su espectro temático, incluyendo temas hasta
entonces censurados en los medios educativos y familiares. Los autores se
atrevieron a escribir sobre asuntos que nunca antes habían aparecido tan
explícitamente, como la muerte, el sexo, la defensa de las minorías y la crisis
de valores en la sociedad contemporánea.
Otro rasgo de modernidad en la literatura infantil tiene relación con las
diferencias de los roles masculino y femenino que figuraban en forma tan
marcada en la literatura infantil del pasado. Los cuentos de hadas tradicionales
fueron acusados de presentar imágenes estereotipadas y roles muy definidos.
Los hombres eran activos, aventureros y salvadores, mientras que las mujeres
se mostraban sumisas, obedientes y pasivas. O bien eran brujas y madrastras
que aterrorizaban a los más pequeños. Estereotipos que no hacían más que
simplificar la realidad de lo complejas que son las personalidades. No hay más
que pensar en la Cenicienta, pasiva y resignada, o en la Bella Durmiente que
espera pacientemente cien años a que venga el príncipe a darle un beso para
que despierte a la vida. Las feministas salieron en defensa de las heroínas y
cambiaron los tópicos. No se nace mujer, se llega a serlo, había dicho Simone
de Beauvoir. Las feministas quisieron que las niñas tuvieran un aprendizaje
cultural de un nuevo rol en la sociedad.
Como no había libros adecuados para mostrar las posibilidades del
género, decidieron escribirlos. En Italia, apareció en los años 80 la colección A
favor de las niñas. Estos libros pretendían cambiar la cara negativa de lo
femenino, es decir, fragilidad, timidez, obsesión por presentar una buena
apariencia y por la vida doméstica. También barrían con los estereotipos
masculinos: agresividad, insensibilidad, rudeza y rechazo a colaborar cuando
se les solicitaba ayuda. En este contexto aparecen libros como Oliver Button
es una nena de Tomie de Paila donde se muestra un niño con tempranas
tendencias homosexuales. O Rosalinda tiene ideas en la cabeza de Christianne
Nöstinger, ambos libros de los años 80, en el que una niña aspira a una
profesión considerada tradicionalmente para hombres.
Jella Lepman, una mujer visionaria en tiempos de guerra
La periodista alemana de origen judío Jella Lepman (Stuggart, 1891-
Zurich, 1970) fue una mujer valiente que dedicó su vida a difundir los libros
infantiles en condiciones de extrema dificultad: la Alemania posterior a la
Segunda Guerra Mundial.
Viuda de 30 años y con dos hijos, había huido a Inglaterra donde se
refugió para escapar de los campos de concentración de prisioneros judíos,
especialmente de Dahau, uno de los más terribles lugares de exterminio en
Baviera. Al término de la guerra, fue invitada por el gobierno norteamericano
para regresar a Alemania a trabajar en la reeducación de las mujeres y los
niños. Recorriendo en jeep la ciudad de Múnich devastada por las bombas, vio
a niños sin hogar en medio de los escombros. Comprendió que debía
emprender una cruzada para reunir libros infantiles de todo el mundo con el
fin de que esos niños pudiesen asomarse a otras culturas y tener una mirada
amplia hacia mundos diferentes. Tenía que engrandecerles la mente y la
esperanza con libros bellos en un afán de libertad y renovación.
Muchos países apoyaron su iniciativa y fue así que creó en 1949 una
Biblioteca Internacional de la Juventud en un antiguo palacio de Múnich
donde pocos años antes, Hitler había hospedado a Mussolini. Como
contrapartida a esos visitantes que encarnaban ideas racistas, ella opuso los
libros infantiles como vehículo de la comprensión internacional y la idea de
que en esas lujosas salas pudiesen entrar niños de distintas razas. La animaba
un espíritu democrático que proyectaba hacia el fomento del libro infantil.
En los salones del viejo palacio, realizó la gran exposición de libros
infantiles de diversos países que mostraban ilustraciones de otras latitudes.
Países que en un principio se negaron a enviar libros como Rusia por haber
estado en guerra con Alemania, finalmente cedieron ante las cartas de Jella
Lepman pues decía en ellas que estaba luchando por la paz y consideraba que
los niños lectores iban a privarse de ver las ilustraciones de libros tan bellos
como los rusos, por ejemplo. Finalmente todos los países, aún los más
reticentes acabaron enviando libros infantiles para la muestra.
Los niños de la guerra se acercaban fascinados a sus páginas, temerosos
al comienzo, con más confianza después. Jella Lepman sabía que esos libros
podían contribuir a formar una nueva generación de niños lectores abiertos a
otras culturas, idiomas, credos y razas. Estaba convencida de que los niños
que se aficionan a las buenas lecturas desde pequeños, son más abiertos y
tolerantes.
La Biblioteca creada por esta mujer visionaria impulsó la literatura
infantil a través de cursos, seminarios, conferencias, lecturas, teatro de
marionetas y de sombras, clases de idiomas con ayuda de libros infantiles y
talleres de pintura infantil. Todos los niños, sin importar su raza o clase social,
tenían cabida en esas salas bellamente decoradas donde en otro tiempo se
había hablado de guerra y exterminio.
Una idea extravagante
En 1951 convoca a un primer congreso de literatura infantil de tres días
al que acudieron 250 participantes de 11 países. Su idea era invitar a todos los
profesionales del libro infantil para que se conociesen entre sí y potenciaran la
labor en beneficio de una literatura infantil de alta calidad en sus contenidos y
en su aspecto estético. A la cita acudieron escritores, maestros, ilustradores,
editores, libreros, bibliotecarios, educadores, profesores de arte, psiquiatras,
periodistas especializados, historiadores, sociólogos, etc.
La idea parecía extraña en tiempos de post guerra con una ciudad semi
destruida que aún no se ponía en pie. Quizás esos niños huérfanos necesitaban
comida y techo más que libros infantiles pero Jella Lepman creía firmemente
en el valor de la literatura infantil para formar el espíritu de la infancia. Pensó
en los posibles intelectuales que podían pronunciar una conferencia inaugural.
De pronto, se le vino a la mente el nombre del filósofo español José Ortega
Gasset que por esos días se encontraba en Múnich enseñando filosofía en la
Universidad. Sería la persona ideal pues podría desarrollar ideas en torno a la
formación de la infancia a través de la lectura. Le escribió una carta
invitándolo a participar pero nunca recibió respuesta.
Una casualidad inesperada
Jella Lepman era una mujer que no se desanimaba y como Hans
Christian Andersen, siempre confiaba en la ayuda de los ángeles. Un día fue a
un restaurant de Múnich. Encontró una mesita libre y pidió el menú. Estaba
aguardando su pedido cuando un señor respetable le pidió permiso para
sentarse a su lado pues el restaurant estaba lleno y no había otra mesa
disponible. Ella accedió y cuando lo tuvo enfrente, cayó en cuenta que era el
mismo José Ortega y Gasset.
Entonces comprendió que todo encuentro casual es una cita. Todas las
coincidencias se han premeditado en la vida, pensó. Los ángeles la habían
ayudado, una vez más. Se presentó diciéndole que ella le había enviado una
carta de invitación para participar en un congreso de literatura infantil pero
que no había recibido respuesta. José Ortega y Gasset se sorprendió y le
respondió que no acostumbraba a aceptar invitaciones fuera de la universidad.
Durante la cena, se hicieron amigos y a los postres, el filósofo ya había
aceptado la invitación a pronunciar el discurso inaugural que versó sobre “La
paradoja pedagógica y la idea de una educación forjadora de mitos”.
La Biblioteca fue inaugurada y a ella acudieron los primeros niños
lectores, ávidos de leer aquellos libros procedentes de distintos lugares del
mundo. Además, Jella Lepman instauró la idea de la “animación a la lectura”
por medio de charlas, visitas de escritores, funciones de títeres y talleres de
pintura infantil pues estaba consciente de la formación de la infancia a través
del arte. Sus ideas persisten hasta el día de hoy.
Originales iniciativas
En 1953 Jella Lepman creó IBBY (International Board on Books for
Young People) (Organización Internacional para el Libro Juvenil) que agrupa
a profesionales del libro infantil y juvenil en todo el mundo y que hoy tiene su
sede en Basilea, Suiza. A partir de esa fecha se formaron filiales en todo el
mundo que tuvieron como objetivo primordial velar por la creación, el estudio
y la difusión del libro infantil y juvenil de calidad.
Asimismo creó el Día Internacional del Libro Infantil que es el 2 de
abril, fecha del nacimiento de Hans Christian Andersen, el autor danés que
promovió en sus obras literarias la tolerancia, el respeto y la consideración a
los más débiles. En todo el mundo, ese día se lee a los niños un cuento suyo o
se realiza una actividad especial en torno a los libros infantiles, tal como una
lectura en voz alta, una dramatización, una narración oral de cuentos, una
actividad literaria en la biblioteca como la visita de un escritor o una
exposición de libros infantiles especialmente seleccionados. La idea es
estimular el goce lector y el amor a los libros.
A partir de este impulso a la literatura infantil que generaron sus ideas,
se comenzaron a desarrollar las Ferias del Libro Infantil en todo el mundo,
siendo la más destacada la Feria del Libro Infantil de Bolonia, al norte de
Italia, un punto equidistante a muchas ciudades de Europa, donde las
editoriales de todo el mundo presentan todos los años, en el mes de abril, lo
más destacado de su producción. Esta es una muestra internacional para que
los editores compren derechos y los profesionales del libro infantil conozcan
las últimas tendencias y actualicen conocimientos.
Un puente de libros infantiles
En 1964 Jella Lepmann publicó su autobiografía que se tradujo en
inglés en 1969, y ahora por primera vez en español con el título Un puente de
libros infantiles (Creotz Ediciones, España, 2017) en la que da testimonio de
las dificultades que tuvo que sortear para llevar a cabo su ambicioso proyecto
en medio de las adversidades de la post guerra. Es un libro extraordinario,
lleno de anécdotas salpicado con toques de fino humor que incluye la
conferencia magistral pronunciada por José Ortega y Gasset el día de la
inauguración de la Biblioteca Internacional de la Juventud en el palacio de
Múnich. Es un libro completamente inspirador para quienes nos dedicamos
profesionalmente a la literatura infantil. ¡Muy recomendado! Y además de
lectura deliciosa.
También en este mismo año (1964), creó el reconocimiento The White
Ravens para destacar a los mejores libros para niños en cada país. Este premio
se otorga anualmente en el mes de abril en la Feria del Libro Infantil de
Bolonia y significa un gran impulso para los escritores, ilustradores,
traductores y editores que se hacen acreedores de este premio. De hecho, este
reconocimiento orienta a quienes buscar libros infantiles y juveniles de alta
calidad.
Un castillo de cuentos de hadas
Con el correr del tiempo, las iniciativas de Jella Lepman se han seguido
desarrollando pues fueron muy inspiradoras para los nuevos profesionales de
la LIJ: escritores, editores, ilustradores, traductores, mediadores de la lectura,
etc. Con ayuda de la Fundación Rockefeller, consiguió adquirir y refaccionar
un antiguo castillo en las afueras de Múnich, en el barrio de Obermenzing, que
fue un pabellón de caza de los duques de Baviera con su pequeña iglesia
coronada por una cúpula de media cebolla.
Posteriormente el castillo fue residencia de la bailarina española Lola
Montes a quien el rey Ludwig I de Baviera nombró condesa de Landsfeld.
Múnich es la capital del catolicismo alemán de modo que el pueblo no vio con
buenos ojos que el rey mantuviera en ese castillo a su querida así que le
prendió fuego a la fortaleza y logró que la bailarina huyera. El rey abdicó del
trono por seguirla. Con el tiempo, el castillo abandonado y destruido por la
guerra necesitaba ser refaccionado. Era el lugar ideal para trasladar las
colecciones del palacio muniqués a un lugar de mayores dimensiones.
Finalmente la Biblioteca Internacional de la Juventud funciona desde
1983 en ese castillo en medio del bosque y junto a una laguna con cisnes. Es
un lugar idílico y pintoresco, rodeado de flores y un riachuelo en el que nadan
patos. El castillo de Blutenburg alberga ahora una colección de 630.000 libros
infantiles de todo el mundo y de todas las épocas para que los especialistas de
diversos países puedan investigar sus materias de estudio. Hay libros infantiles
de más de 130 lenguas distintas y en forma permanente hay exposiciones,
charlas, ciclos de cine relacionados con la literatura infantil y visitas de
escritores. También en primavera hay talleres de pintura infantil en el patio,
bajo la sombra del manzano centenario para que los niños participen en una
experiencia estética a través del arte.
El objetivo de esta Biblioteca única en el mundo es fomentar,
coleccionar libros infantiles y transmitir el atractivo de la literatura infantil y
los libros de todos los países del mundo. La Biblioteca también custodia y
preserva las ilustraciones de los libros infantiles y atesora importantes libros
para niños editados en el pasado. Son los libros históricos que permiten
analizar los contenidos de los libros infantiles de otras épocas, su forma de
edición y de ilustración. Entre ellos hay 80.000 libros publicados entre 1574 y
1950, que proceden de distintas donaciones y, en particular, de la que hizo la
UNESCO de una colección de 30.000 libros infantiles de 58 países que había
sido elaborada en la desaparecida Sociedad de Naciones hasta el año 1928.
En una de las salas del castillo se puede observar un escritorio con
cortina corredera de madera que al abrirla deja ver pequeños cajones para
guardar pequeños tesoros. En él, Jella Lepmann escribía sus cartas para las
personas e instituciones que podían ayudarla.Esta Biblioteca otorga becas a
los expertos internacionales que quieran perfeccionarse en esta rama de
estudio durante un lapso de tiempo entre uno y tres meses. Los bibliotecarios
prestan asesoría profesional orientando a los becarios en sus disciplinas de
interés: poesía infantil, libro álbum, libro informativo, libros infantiles
históricos, etc.
En la actualidad, este castillo de los libros de cuentos alberga las
colecciones de libros de escritores como Erich Kästner, Michael Ende o James
Krüss. También se ha ampliado para recibir la muestra del escritor Otfried
Preussler y de la ilustradora Binette Schroeder. Estos libros están expuestos en
pequeños museos para que los visitantes se interioricen en el mundo literario
de estos autores. Constantemente la Biblioteca recibe visitas de niños y niñas
de los colegios de Múnich quienes hacen visitas guiadas por un especialista.
Es una manera de dar a conocer un rico tesoro bibliográfico que los mismos
niños pueden disfrutar ya sea leyendo los libros o participando en los
múltiples talleres.
Como puede verse, las iniciativas creadas por Jella Lepman a favor de
la literatura infantil de calidad para favorecer la paz y el entendimiento entre
los pueblos están hoy día más vigentes que nunca.
Nuevas temáticas
Un tema que se ha abordado en los últimos años es la paz que ha sido
presentado con todas sus contradicciones. Ralph Steadman, ilustrador inglés,
dedicó su primer libro infantil El puente de 1972 a la incomunicación y la
desconfianza. Con una técnica expresionista de gran plasticidad y el empleo
de lápices de cera con las que llena de color las páginas, Steadman depositó
nuevamente en los niños su esperanza de reconstruir lo que los adultos habían
destruido con tanta facilidad. El autoritarismo fue denostado. Se empezaron a
escribir libros de contenido anti autoritario. Ahora los niños pueden y deben
protestar. En el libro Tristán encoge, del año 1971, la autora norteamericana
Florence Parry nos muestra la historia de un niño que se va encogiendo por la
falta de afecto y la rutinaria vida cotidiana. Su manera de encoger es una
forma de protestar hasta que sus padres se den cuenta y corrijan la situación.
Otro libro representativo fue Konrad o el niño que salió de un tarro de
conservas (1975) de Christiane Nöstinger, una crítica llena de humor sobre las
convenciones sociales, la escuela y la familia.
Por otro lado, la misma estructura familiar ha cambiado, producto de los
cambios políticos. El concepto clásico de la familia cambió a otros modelos,
tal como lo comprobamos a nuestro alrededor. Madres solteras, padres
separados o ausentes, hombres solteros con hijos, matrimonios con hijos en
común de cada matrimonio anterior, hijos adoptados, familias homo
parentales, etc... Las combinaciones hoy día son otras y cada vez es más difícil
encontrar el hogar con papá, mamá e hijos. Algunos autores optaron por
mostrar en sus libros esa nueva realidad. Es un realismo que pone énfasis en la
evolución psicológica de los personajes y en su manera de resolver los
problemas, en muchos casos de aceptarlos.
Esta tendencia puede observarse en muchos escritores de los años 80,
como la norteamericana Beverly Cleary que eligió el optimismo como telón
de fondo en familias con dificultades como Ramona y su padre y la
introspección psicológica ante la noticia de padres que se separan en Querido
señor Henshaw. En Europa cambió el concepto de literatura infantil en los
años 80. Ya no se impone una literatura infantil moralista, como era en el
pasado, en que los finales tenían que ser didácticos y entregar un mensaje. Los
escritores no se sintieron obligados a brindar salidas morales a sus lectores. La
sueca Maria Gripe consagró una trilogía a Elvis Karlsson, un niño llamado así
en homenaje a Elvis Presley. Elvis es incomprendido por sus padres y la
soledad e indiferencia que rodean su vida es una abierta crítica a la autoridad
paterna y sus responsabilidades.
La incapacidad de los adultos para ocuparse incluso de ellos mismos
queda reflejada en la trilogía de otro nórdico, Tormod Haugen, dedicada a la
soledad de los niños y el egoísmo de unos padres confundidos, incapaces de
educar a sus niños. Otro tema presente en los libros a partir de los años 80 es
la ecología: el cuidado del planeta, la conservación de las especies botánicas y
forestales, el amor a los animales. También hay libros que contienen ideas
pacifistas. Hoy día han aparecido libros para niños en los que aparece en
forma evidente el contenido relacionado con la paz. Y no hay más que pensar
en el Concurso que convocó la UNESCO en París, una vez cada dos años,
promoviendo en todo el mundo la escritura y publicación de libros al servicio
de la paz y la Tolerancia. Estos libros enfatizaban el respeto a la diferencia y
la tolerancia a todos los que profesan otra religión o idea. Son libros que
marcan la aceptación de la realidad del otro. Los nuevos libros incluyen temas
como la ecología, el pacifismo, la tolerancia o el feminismo. Son temas que
están en la sociedad contemporánea y que se reflejan también en los libros
para niños porque también forman parte del planeta. No están ausentes. Al
contrario, hay que formarlos desde la infancia y familiarizarlos con estos
conceptos a través de libros de calidad. Así lo comprendía Jella Lepman
cuando al término de la Segunda Guerra Mundial creó un movimiento de
valorización del libro infantil como vehículo para la paz.
Cambios de estilo
En esta época, aparecieron autores que escribieron novelas juveniles
muy influenciadas por los libros de Salinger, como Nueve Cuentos o El
Guardián en el Centeno. Estos libros cambiaron el tono de la narrativa infantil
y especialmente juvenil. Los héroes de Salinger eran soldados perturbados con
secuelas de la Segunda Guerra Mundial. El lenguaje que utilizaban estos libros
era desenfadado y conectaba mejor con la sensibilidad juvenil. De manera que
muchas novelas que empiezan a escribirse en todo el mundo a partir de los
años 50 son herederas directas del estilo Salinger. En este cambio, la
diferencia con las novelas juveniles anteriores es evidente y se relaciona con
un radical cambio de tono.
Por otro lado, los libros para niños son hoy día más cortos que en el
pasado. Su estilo y sus tramas se intentan adecuar a los grados de formación
de las distintas edades y ambientes. Antes no había rangos por edades en los
libros y cada niño encontraba su libro. Hoy día están clasificados por edades y
se especifica muy bien su contenido. Hay libros que tratan sobre hijos de
padres separados, niños adoptados, niños minusválidos, etc., con el propósito
de que cada niño pueda sentirse fácilmente interpretado a través de una
historia real y vea posibilidades de solución.
A esto se une una generación de niños acostumbrados al cine y la
televisión. Son niños sensibilizados a la imagen y la inmediatez del Internet
que les proporciona información breve y precisa. No están acostumbrados a
las largas descripciones sino a la información en cápsulas. Esta generación no
acepta descripciones prolijas como estábamos acostumbrados en las novelas
que leímos de niños. Es una generación que espera que las cosas se le
muestren de manera directa, sin rodeos. Por lo general, el niño va un paso más
adelante que el adulto y vislumbra con más capacidad y rapidez mental. Nos
asombran sus juicios y opiniones, porque tendemos a considerarlos en menor
rango de lo que en realidad son capaces. La consecuencia en la literatura será
que una novela para niños será de mayor interés en la medida que contenga
mayor número de diálogos. La acción en los libros para niños de hoy día está
presentada de manera rápida y viva a través de lo que dicen los personajes no
a través de largas descripciones.
La sensibilidad estética
Otro rasgo a considerar es la sensibilidad estética de los niños que
también ha cambiado. Los adultos de hoy día tenemos un imaginario colectivo
formado en las acuarelas de Coré, en la revista El Peneca, en las películas del
Oeste o en las seriales de bandidos. Los niños de hoy día no conocieron
nuestra estética visual y están formados con la estética de las películas de
Spielberg. Son niños que vieron La Guerra de las Galaxias, Parque Jurásico,
Harry Potter y El Señor de los Anillos por lo tanto, esa formación estética
impone unos modelos mentales y estéticos a los que es muy difícil sustraerse,
tanto a la hora de narrar como a la hora de leer.
La novedad en los temas se nota en los cambios de protagonistas. Por lo
general, en los libros para niños del pasado, los protagonistas eran adultos.
Los mismos cuentos infantiles estaban protagonizados por adultos: Blanca
Nieves, Cenicienta, Barba Azul, con excepciones, claro, pero en proporción
mucho menor. Quizás porque esos cuentos clásicos procedían de la lengua
oral y no se había pensado en los niños a la hora de pasarlos al papel. Hoy día
los protagonistas de los libros infantiles son niños y niñas que además
profesan unas ideas nuevas que no figuraban en los libros de hace algunas
décadas.
El punto de vista
Los autores abordaron los puntos de vista de los niños y jóvenes. Se
pusieron en su lugar y no observaron a los niños y jóvenes desde fuera, con un
criterio paternalista o pedagógico como era antes, sino que vieron el mundo a
través de los ojos de ellos. Este lenguaje también cambió en el cine. La
película E.T. de Steven Spielberg, (1982) que presentaba el tema de la amistad
entre dos seres diferentes, un niño y un extraterrestre, tuvo un extraordinario
interés entre los niños, precisamente porque, entre otras cosas, el director
utilizó un lenguaje cinematográfico desde la óptica del niño y así, a los adultos
sólo los enfocaba de la cintura hacia arriba, mientras que los niños estaban
retratados de cuerpo entero. Cosa igual ocurre en las películas de Tom y Jerry
en que a los adultos sólo se les ven las piernas. Lo interesante es el punto de
vista, es decir, la forma del lenguaje cinematográfico. Cosa análoga lo
observamos en la literatura infantil y juvenil, en que cambió el punto de vista.
Pensemos que muchos libros para niños del pasado no fueron escritos
para los niños y que muchas veces hemos tenido que recurrir a versiones,
resúmenes o adaptaciones de los cuentos clásicos debido a que no fueron
escritos para los niños, precisamente. Hoy día, el punto de vista ha cambiado,
ya que se ha cuidado precisamente el enfoque y el tono del narrador más
adecuado a la comprensión e interés del niño. Por eso, resulta de gran
modernidad un libro como Papelucho (1947). En este libro, el protagonista
narra su historia a través de un diario de vida. Es decir, la autora Marcela Paz
utiliza la primera persona enfatizando la idea de que el niño ve la realidad
desde su propio punto de vista.
Temas nuevos
Aparecieron temas nuevos como la defensa de las minorías y la crisis de
niños angustiados o con problemas debido a la separación de sus padres.
Niños que podían ver reflejados sus problemas reales en una clase de libros
que antes no existían. Surgieron sobre todo en Alemania y Centro Europa una
serie de libros de corte realista y psicológico que enfrentaban a los niños a sus
propios fantasmas y miedos con el fin de superarlos. Surgen también libros en
los cuales aparecen nuevas estructuras diferentes de las tradicionales,
presentándose algunos con su estructura más abierta. Los libros de Gianni
Rodari, por ejemplo, sugieren distintos tipos de final para que el niño lector
opte.
Hoy, más que nunca, la literatura infantil ha dejado de ser sinónimo de
libros escolar. No se puede negar el componente pedagógico de los libros para
niños, porque muchos aprenden a leer en ellos pero en la actualidad existe una
tendencia que consiste en romper tabúes, tomarse a los niños en serio, tratarlos
como aliados y hablarles de cosas de las que no se les hablaba antes, como son
los problemas familiares, la bulimia, la anorexia, la muerte, la sexualidad o la
diversidad de género. Muchos autores que antes no escribían para niños, hoy
lo hacen y ponen en las manos de los niños una narración para meditar. Los
autores de las últimas décadas han abordado temas de actualidad como la
xenofobia o recreado los cuentos de siempre en escenarios modernos.
Niños minusválidos
Otra tendencia incorpora a niños minusválidos en la literatura infantil.
Es decir, que junto con las niñas protagonistas están los minusválidos a
quienes se les había marginado de la vida y de la literatura. Hoy día cada vez
más hay una mayor consideración y respeto para ellos y aparecen con singular
fuerza en la literatura infantil quizás como una manera de sensibilizar a los
niños hacia estos problemas que sufren los niños y niñas de sus mismas
edades. A través de estos relatos se procura estimular las capacidades de
quienes sufren estos problemas y promover la ayuda y comprensión de los
demás hacia sus dificultades. Un ejemplo es Suelta el globo del escritor
australiano Ivan Southall que fue piloto durante la Segunda Guerra Mundial.
En la novela publicada en 1968, conocemos la vida de un niño de doce años
que sufre de parálisis cerebral. Los padres cuidan con esmero a este niño y lo
sobreprotegen. Con motivo de un viaje de la madre, el niño queda solo y trepa
a un árbol, cundiendo la alarma entre los vecinos.
El autor escribe novelas para niños ambientadas en escenarios de su país
en las que presenta a niños y niñas enfrentados a problemas naturales o
causados por otros hombres. Con innegable talento, el autor logra mantener la
tensión e interesarnos por los conflictos interiores del niño en las que tanto
influye su vida familiar. Suelta el globo es un llamado a la libertad. Los padres
entienden que el peor daño que pueden hacer a ese hijo es sobre protegerlo.
También al niño se le plantea la libertad como una oportunidad de decirse a sí
mismo que no, en lugar de que sean los demás los que se lo digan.
Otro libro suyo de temática similar es El Verano de los cisnes que
presenta la temática de los niños minusválidos. Esta clase de libros apareció
en los años 80, en una tendencia mundial de revalorización del minusválido en
la literatura en una respetuosa señal de consideración que reflejó una
preocupación también en la sociedad al considerar el urbanismo, los medios
de transporte y hasta el mobiliario escolar, en un intento de integración.
Otro ejemplo de libros con niños disminuidos es Un tiesto lleno de
lápices del escritor de La Coruña Juan Farias, que trata de una hermana con
Síndrome de Down.

La Paz y la Tolerancia
La idea de promover libros que presenten los conceptos de Paz y
Tolerancia aparece fomentada por la UNESCO, Organismo de las Naciones
Unidas que propicia el entendimiento entre los pueblos a través de la
educación y la cultura. UNESCO es una sigla que significa United Nations
Educational, Scientific and Cultural Organization. Organización Educacional,
Científica y Cultural de las Naciones Unidas. Esta Organización convoca cada
dos años a un Concurso Internacional de libros para niños en el entendido de
que los libros para niños pueden hacer mucho para prevenir la violencia, la
discriminación y la guerra. Es decir, los libros para niños pueden hacer mucho
para fomentar la paz y la tolerancia y prevenir la guerra. Este es un principio
que guió a Jella Lepman al crear el IBBY la Organización Internacional del
Libro Infantil en 1952. La idea es promover la comprensión basada en el
respeto por otros pueblos y otras culturas.
La tolerancia es un concepto que cobra cada día más fuerza en la
sociedad contemporánea y por lo tanto, que va a estar presente también en la
literatura infantil de los últimos años. La tolerancia implica entender a los
otros, aun cuando sean diferentes. Es rechazar la idea de discriminación
especialmente cuando está basada en el color de la piel, el pelo, la religión, el
sexo, la cultura, la clase social o el estado de salud. Es aceptar la idea de
reconocer y comprender al que es diferente especialmente al discapacitado y
apreciar lo que es capaz de ofrecer. Es abrir la mente de los niños y de los
jóvenes hacia otras culturas, otros países y otras formas de vida, hacerlos
comprender la situación que viven otros niños en situaciones adversas, tales
como la guerra, con el fin de estimular la comprensión a través de los libros.
Es mostrarles a los niños la inutilidad de la guerra y rechazar la violencia. La
idea es fomentar libros anti autoritarios y rechazar la literatura con contenidos
violentos, los juegos electrónicos con contenidos agresivos y los juguetes
bélicos. Es también rechazar el uso de armas en el hogar aun cuando éstas
sean de juguete. Es prevenir conflictos antes que ocurran y muchos otros
aspectos pertinentes en el contexto de los ideales de la UNESCO.
El primer libro que obtuvo el Premio de la UNESCO al servicio de la
Paz y La Tolerancia fue La llamada de Sosu, en 1997. Este es un cuento
africano del escritor ghanés Meshack Asare en el que un niño minusválido se
gana el respeto de los habitantes de su pueblo al salvarlos de las inundaciones.
El pequeño niño azul de Fatou Keita ganó la convocatoria del año 1998.
Es un libro sencillo, de 30 páginas que sorprende por su intenso colorido. Los
libros infantiles reflejan la idiosincrasia de cada país. Así, este hermoso libro
en el que apreciamos el gusto por el color en un continente como África. El
libro trata de una familia en el interior de Africa, en el pequeño pueblo de
Koba. El matrimonio desea tener hijos. Pasa el tiempo, sin conseguirlo.
Finalmente, la esposa le dice que espera un hijo. Pasan los meses y llega el
momento del alumbramiento. Todos esperan ansiosos en las afueras de la
cabaña. ¿Será un niño o una niña? Se preguntan. Por fin, se escuchan un
llanto. Todos gritan alegres, sin embargo, nadie aparece en la puerta de la
choza. Al fin, aparece el padre, acongojado: "Es un niño, pero nació de color
azul".
Todos están acongojados. Cuando el niño crece, lo encierran en un
corral, apartado para que no lo discriminen. La madre no quiere que se burlen
de él. El niño se escapa y comienza a integrarse con los otros niños. No les
importa el color y poco a poco empiezan a integrarlo. "¿Por qué eres azul?" Le
preguntan los demás niños. Y él les responde con otra pregunta: "¿Y ustedes
porqué tienen la palma de las manos más clara que el resto del cuerpo?" La
verdad, ellos nunca se lo habían preguntado. Así, poco a poco, ya no le hacen
preguntas de por qué tiene ese color. Simplemente lo quieren como es.
Cuando tenemos un perro blanco con negro, simplemente lo queremos y
no le preguntamos por qué tiene las manchas de ese color dice el niño. A su
vez, el niño azul se hace amigo de un niño gordo que era discriminado. Está
comiendo chocolates porque está solo. El niño azul se acerca, come chocolates
con él y se hace amigo del niño gordo. Así, poco a poco, el niño gordo se
integra también al grupo de amigos gracias al niño azul.
El niño que era diferente y discriminado es el que termina liderando la
integración. El libro termina con estas palabras: A partir de ese día, el
pequeño niño azul llegó a ser amigo de todos los niños del pueblo, quienes
comprendieron que no debían rechazarlo, ya que, aunque fuera azul, no
dejaba de ser niño. Por eso es que, si un día, ustedes van al pequeño pueblo
de Koba, seguramente encontrarán al pequeño niño azul, pero ustedes serán
los únicos que lo verán de color azul.
De cómo Fabián acabó con la guerra de la ilustradora francesa Anäis
Vaugelade ganó la convocatoria del año 2000. Se trata también de un libro
álbum ilustrado y escrito por la autora. Los colores ejercen un papel decisivo
en la historia, no son simplemente un adorno. La historia trata de dos ejércitos
en pugna. Cada rey educa a su hijo para una sangrienta batalla. Pero uno de
los hijos, Fabián, se mantiene indiferente a la guerra. No tiene ningún interés
en las armas. "Se pasaba el día en el parque sentado en la rama de un árbol".
Tampoco le gustaba andar a caballo.
Un día fue provocado por el niño del ejército contrario. Fabián decide ir
al campo de batalla, pero como les tenía miedo a los caballos, va montado en
una oveja. Al llegar allá, la oveja bala y encabrita al caballo donde venía
montado el otro niño, quien cae al suelo y muere. Indignado con este
bochornoso incidente, el padre de Fabián lo expulsa del reino. El niño se va,
advirtiendo que los dos ejércitos se preparan para una guerra sin cuartel.
Entonces se le ocurre una idea. Escribe a ambos reyes una misma carta,
retándolos a un duelo en un campo de batalla. Muy sorprendido, los dos
ejércitos se presentan para enfrentar al ejército de Fabián, el ejército de los
amarillos, sin sospechar que tal ejército no existía más que en la imaginación
del niño.
Allí, los dos ejércitos enemigos esperan y esperan a que aparezca el
ejército de Fabián. Mientras esperan la batalla, montan tiendas de campaña,
encienden fuegos, llegan sus mujeres para acompañarlos, llegan los niños, los
hermanos mayores montan comercios. Desde una montaña, Fabián mira el
campo de batalla y se da cuenta que parecía un pueblo. Exclama: "No tengo
ejército y nunca lo he tenido. Pero gracias a mí, la guerra ha terminado".
Fabián se va a un pueblo donde lo acogen. El rey de ese pueblo se rio
con la historia del ejército imaginario y lloró por el niño del ejército enemigo
que murió tan tontamente. Hasta lloró por todos aquellos soldados que ni
siquiera conocía. El rey pensó que Fabián era el más inteligente y el más
sabio. Y como el rey no tenía hijos, le pidió que fuera el príncipe y que más
adelante reinara en su reino. El rey Fabián fue un rey excelente y naturalmente
en su reino nunca hubo ni una sola guerra.
Al concurso del año 2003 llegaron 353 libros procedentes de 54 países
en 36 lenguas diferentes: árabe, lengua eukera, búlgaro, catalán, inglés, tagalo,
español, italiano, polaco, griego y muchos otros. De esa cantidad, 14 libros
fueron eliminados porque no se ajustaban a las bases, de manera que 339
libros entraron en la competencia. Un jurado internacional compuesto por
especialistas en literatura infantil y juvenil de diferentes países calificó las
obras. Los miembros de este jurado éramos siete especialistas que
procedíamos de Francia, Bosnia-Herzegovina, India, Costa de Marfil, Líbano,
Eslovakia y Chile. Me correspondió revisar y evaluar las obras procedentes de
los países de habla española, tanto de España como de América Latina, a la
vez que de participar en las discusiones de análisis de los libros seleccionados.
También integraron la comisión dos miembros procedentes de la Fundación
Santa María y Ediciones S.M. entidad española patrocinadora del Concurso y
el presidente de IBBY (International Board on Books for Young People)
(Organización Internacional del Libro Juvenil) procedente de Austria. El libro
ganador fue La Composición (2001) del escritor Antonio Skarmeta. El premio
recayó por unanimidad en este libro ilustrado por el artista español Alfonso
Ruano y editado en Caracas por Ekaré, en una cuidada edición cuyo formato,
ilustraciones, diseño y contenido, eran de una expresividad notables. Los
especialistas comentaron su profundidad, su mensaje de libertad y lo apoyaron
en forma entusiasta.
El autor nos cuenta la historia de un niño que solidariza con sus padres
durante los días del gobierno militar. Su padre escucha clandestinamente
Radio Moscú, mientras una serie de allanamientos ocurren en el barrio. El
niño es testigo del ambiente de tensión que se vive en la casa. Un día llega un
policía militar al colegio y le pide a los alumnos que escriban una
composición sobre lo que hacen sus padres en la noche. El niño escribe un
largo relato descriptivo. Alarmados, los padres le piden la composición y leen
aliviados que el niño había escrito una narración alejada de la realidad, pues
señala que los padres jugaban ajedrez. El padre exclama: “Habrá que comprar
un ajedrez. Por si las moscas”. La imaginación del niño los había salvado.
El cuento valoriza la inteligencia y madurez de un niño consciente del
momento histórico que le corresponde vivir. El jurado valoró la calidad del
lenguaje, el estilo literario y el sentido del humor con que el autor muestra un
acontecimiento dramático recortado sobre un fondo histórico. También llamó
la atención el hecho de mostrar cómo un niño apoya a su familia gracias a un
texto producto de su fantasía, es decir, muestra el poder de la imaginación.
Mucho más interesante resulta este poder salvador de la literatura si viene de
puño y letra de un niño. A la vez demuestra que muchas veces los niños están
conscientes de la realidad, al contrario de lo que muchos adultos suponen.
El premio se entregó a Antonio Skarmeta en una ceremonia ocurrida en
la UNESCO de París, posibilitando la difusión del libro en distintas
traducciones y ediciones. La narración se adelantaba en cierta medida al
argumento de la película chilena Machuca de Andrés Wood en la que también
los días de la dictadura militar aparecen bajo la perspectiva de los niños. Por
otro lado, el libro se destacó por su cuidada edición, diseño e ilustración,
abriendo paso a la tendencia del libro álbum que vino después. La
composición obtuvo también el prestigioso Premio de la Paz Gustav
Heineman de Literatura Infantil. La distinción la otorgó el estado de Renania
del Norte de Westfalia en virtud de la alta calidad del texto que contiene una
reflexión sobre circunstancias políticas usualmente no tratadas en libros
infantiles.

El tópico del niño sabio

También abunda en la literatura infantil contemporánea un nuevo


cliché: el del niño sabio que lo encontramos en numerosos libros, como en
Momo de Michael Ende y también en La Historia Interminable, es decir, se
trata de libros que tienen de protagonistas a niños extremadamente sensibles e
inteligentes, capaces de ver más allá de la realidad común. Michael Ende es un
autor alemán nacido en Baviera en 1924. Su padre fue un pintor surrealista
perseguido por los nazis. Ende fue escritor y actor. Vivió en Italia, en
Germano, cerca de Roma durante 15 años donde escribió gran parte de sus
libros.
Momo es uno de sus libros más famosos, publicado en los años 70.
Trata acerca de unos niños muy amigos entre sí en un barrio de una gran
ciudad, pero pronto, esa amistad empieza a enfriarse porque aparecen unos
ladrones del tiempo. Son "unos hombres vestidos con trajes de un color gris
telaraña. Incluso sus caras parecían ser de ceniza gris. Llevaban extraños
sombreros y fumaban pequeños puros grises. Cada uno llevaba siempre un
maletín plomo". Pero Momo, es irreductible. Momo es una niña que se
defiende de estos ladrones del tiempo. Michel Ende realiza un relato
metafórico de plena actualidad cuando el hombre contemporáneo se ha dejado
robar el tiempo. Ese tiempo para compartir, para leer, para meditar, para estar
a solas o para pasear. El hombre actual no tiene tiempo. Ende quiere con este
libro protestar contra las estructuras sociales de un mundo tecnificado y
proponer a cambio volver al mundo de la poesía, al romanticismo, a la
naturaleza; renunciar al consumo, pues la pobreza externa significa muchas
veces una riqueza interior mucho más valiosa. Ende critica al mundo desde
una perspectiva infantil al modo de El Principito de modo que son los niños y
no los adultos los que están en el camino correcto y los que dan luces a los
adultos extraviados. Es decir, reivindica los razonamientos que vienen del
corazón.
Por eso Momo representa este nuevo tópico del niño sabio o la niña
sabia, a diferencia del niño modelo que se presentaba como ideal en los libros
del siglo XIX y que era un niño muy formal, disciplinado y correcto en su
apariencia, como un pequeño militar. Estos niños tienen una apariencia muy
normal, casi informal, pero el atractivo y la inteligencia proceden del interior y
de su grado de observación.
En La Historia Interminable, el protagonista, esta vez un niño, es capaz
de ir hacia su interior. En ambos libros, Michel Ende reivindica el valor de la
fantasía y plantea la necesidad de no escapar de la realidad mintiéndose a uno
mismo. El mejor amigo de Momo, Beppo Barrendero opinaba que "todas las
desgracias del mundo nacían de las muchas mentiras, las dichas a propósito,
pero también las involuntarias, causadas por la prisa o la improvisación".
Bastián, el protagonista, comprende que la fantasía también puede
atrapar y hacer olvidar que más importante que leer o soñar, es vivir y ayudar
a vivir. Bastián termina su aventura lleno de alegría, "alegría de vivir y alegría
de ser él mismo. Porque ahora sabía otra vez quién era y de dónde era. Había
nacido de nuevo. Y lo mejor era que quería ser precisamente quien era. Si
hubiera tenido que elegir una posibilidad entre todas, no hubiera elegido
ninguna otra. Porque ahora sabía: en el mundo hay miles y miles formas de
alegría, pero en el fondo, todas son una sola: la alegría de poder amar." Y,
como le explica el señor Koreander, "hay seres humanos que no pueden ir a
Fantasía y los hay que pueden, pero que se quedan para siempre allí. Y luego
hay algunos que van a Fantasía y regresan. Como tú. Y que devuelven la salud
a ambos mundos".
En otro párrafo, dice el señor Koreander: Hay muchas puertas para ir a
Fantasía, muchacho. Y hay todavía más libros mágicos. Muchos no se dan
cuenta. Todo depende de quién toma uno de esos libros.
La Historia Interminable de Michel Ende es uno de estos títulos
emblemáticos de la literatura infantil contemporánea de calidad literaria. Es un
relato largo, con una complejidad simbólica, y con exuberantes descripciones
que pueden hacer fatigosa la lectura, si se trata de niños no acostumbrados a la
lectura. Pero para niños lectores, puede ser cautivante la aventura de leer este
libro que no se olvidará más.
La Historia Interminable tiene por otro lado un recurso novedoso que es
la impresión del libro en dos tintas de diferente color para diferenciar los dos
planos en que se mueve la narración. Este rasgo contribuye a que la trama se
siga con interés y muestra cómo la lectura y el poder de la imaginación y la
fantasía pueden salvar y enaltecer la realidad cotidiana, dotarla de un pedacito
de magia, sin la cual sería trivial.
El secreto de Lena es otro libro de Michael Ende, publicado en El Barco
de Vapor. La historia es muy sencilla. Lena es una niña que se enoja mucho
cuando sus padres no le dan en el gusto en todo lo que ella quiere. Decide
visitar al Hada Consolación Interrogación para que la ayude a solucionar su
problema. El Hada le da unos terrones de azúcar que, tomados por sus padres,
los reducirán de tamaño, cada vez que no le den en el gusto. También le
advierte que si quiere volver atrás, la consulta no será gratis y deberá pagar un
alto costo. La niña se va encantada y empieza a disfrutar de su poder, echando
los terroncitos en el café de sus padres, empequeñeciéndolos cada vez que la
desobedecen en sus caprichos. Al comienzo es divertido, pero después las
cosas se complican.
Michel Ende fue un autor muy criticado cuando comenzó a publicar en
Alemania, porque sus libros estaban muy lejos de la corriente del realismo
social muy en boga en esos años en Alemania y fue tildado de escapista. Ende
se defendió y reclamó el derecho a un mundo de palabras, de fantasía, donde
el viaje interior y la imaginación tuvieran su protagonismo. Ende preconizó
una literatura completamente diferente a la realista. Esgrimió una literatura
asida a la magia, a la fantasía y al juego. Sus libros no eran evasivos, sino que
mostraban problemas reales a través de la imaginación.
La autora austriaca Christine Nöstinger defendió la posición de Ende,
diciendo: La fantasía no debe ser evasión, sino un camino para llegar a un
conocimiento mejor de la realidad. Michael Ende se trasladó a Alemania
desde Italia cuando murió su esposa. Luego murió él, en 1995, en Sttutgart.
Hoy día, en Munich, en el castillo de Blutenburg, hay una sala consagrada a su
memoria, con sus retratos, manuscritos y libros, pues es un autor muy querido
en Alemania por introducir nuevos tópicos y temas en la literatura infantil.
Los adversarios
Los adversarios también han cambiado. En el pasado eran tribus
indígenas, como en Las Minas del Rey Salomón de Haggard. Y es que las
sensibilidades han cambiado. Hasta hace poco, en la literatura y en el cine los
adversarios eran los pieles rojas a quienes había que destruir para supremacía
de los blancos que al final vencían sobre el mal. Esto se ha revertido y han
aparecido libros que marcan una tónica más tolerante y abierta hacia las
etnias, de mayor compromiso, respeto y comprensión. En el cine fue una
revolución la película "Danza con lobos" que revertía el tópico y valorizaba el
mundo de los habitantes originarios de las mesetas americanas, con una rica
visión de mundo. En la actualidad, esos adversarios han quedado obsoletos y
se cuida en las ediciones que no haya ni siquiera una frase que vaya a herir la
susceptibilidad de nadie, es decir, que no haya expresiones racistas o clasistas.
Es que los libros para niños deben ser muy cuidadosos para que no estén
influidos a veces sin querer, de la idiosincrasia del autor. Para eso están los
editores que cuidan estos aspectos, porque nada puede haber tan dañino para
un niño que el libro que esté leyendo tenga expresiones o contenidos racistas o
clasistas, con actitudes de desprecio, como las había en libros anteriores. No
olvidemos que los mismos libros de Julio Verne fueron editados y suprimidos
muchos capítulos por tener juicios antisemitas. Hoy sería inaceptable incluir
juicios así en un libro juvenil.
Otros adversarios que han cambiado son los animales salvajes que
estaban presentes en las novelas de Tarzán o en relatos de la selva en los que
predominaban los peligrosos leones a los que había que matar sin piedad. Hoy
día, con la revalorización de la ecología en el planeta, estos libros no son
"políticamente correctos" y se revierte la situación, valorizando la vida de esos
animales. Hasta los circos han cambiado y cada vez son menos los circos que
encierran o castigan a los animales en público. Los adversarios de hoy ya no
son tribus indígenas ni animales salvajes, que poderosas empresas
comerciales, mafiosos, políticos sin escrúpulos o nazis disfrazados, como en el
caso del libro "Muerte al alba" de Mac Cammon.
El sentido del humor
Otro rasgo distintivo de los libros de hoy es el sentido del humor que no
estaba tan presente en los libros de antes, por eso es que el libro Papelucho se
adelantó mucho a su tiempo al presentar un libro que aún hoy día nos hace
reír. Este es un rasgo que puede malograr un libro si el humor no es fino
como lo es en los libros de Roahl Dahl como Charlie y la fábrica de
chocolates (1964) que narra la historia de un niño que gana un premio y debe
ir a visitar una extraña fábrica de chocolates. Aquí, Dahl ataca vicios como la
glotonería y el mal uso de la televisión. Todo el mundo de Roahl Dahl está
traspasado por un fino sentido del humor y esto, quizás porque Roahl Dahl es
un autor inglés y un rasgo distintivo de la literatura inglesa es precisamente su
sentido del humor absurdo que está presente en las Nursey Rhymes o
canciones de cuna y hasta en Alicia en el país de las maravillas de Lewis
Carroll.
Roahl Dahl, (1916-1990) nació en Gales en el seno de una familia de
emigrantes noruegos. A Noruega precisamente viaja siempre en vacaciones de
verano y de este mundo salen muchos de sus relatos recreados. A los siete
años fue internado en un colegio inglés donde sufre el rígido sistema
educativo británico que reflejaría con ironía en muchos de sus libros. Trabajó
en Sud Africa en la Shell, la compañía multinacional petrolífera, en contra de
los deseos de su madre. Fue piloto de la Segunda Guerra Mundial,
curiosamente un rasgo común a varios autores de libros para niños, como
Antoine de Saint Exupery. Esta situación le valió para escribir muchos relatos
ambientados en la guerra, algunos de ellos llevados al cine por Hitchcock.
Creó personajes famosos como los Gremlins que se llevó al cine como
muchos de sus libros. Gremlis trataba de un padre algo extravagante que
buscaba algo exótico y original para regalárselo a su hijo. Finalmente
encuentra en un bazar chino un pequeño animalito que no puede ser expuesto
a la luz, ni mojado, y sobre todo, nunca debía ser alimentado después de la
medianoche. Una vez que el padre le entrega el obsequio al hijo, empieza la
aventura. El personaje creado por Dahl se popularizó en forma de muñecos
que se vendían en todo el mundo en los años 80.
Dahl se dedicó sistemáticamente a escribir relatos para niños y jóvenes,
con mucho éxito. La mayoría de estos cuentos se inspiraban en los cuentos
que por las noches les contaba a sus propios hijos. Escribió también libros de
memorias de infancia. Su autobiografía infantil se titula Boy y en ella plasma
sus visiones y recuerdos de esta etapa de su vida. Sin embargo, todo está
teñido por su particular visión de mundo, por eso dice: Una autobiografía es
un libro que escribe una persona sobre su propia vida y por lo general está
lleno de tediosos pormenores de todas clases. Esto no es una autobiografía.
Yo nunca escribiría una historia de mí mismo. Por otra parte, durante mis
días mozos en la escuela y apenas salí de ella, me sucedieron unas cuantas
cosas que jamás olvidaré. Algunas son divertidas, otras lastimeras, las hay
desagradables. Supongo que a ello se debe el haberlas evocado siempre tan a
lo vivo. Todas son verdad.
En Boy se mezclan los recuerdos con el tratamiento fantástico, tan
característico de Roahl Dahl, es decir, fantasía y realismo, humor y sátira. Este
género de la reconstrucción de la infancia es muy querido entre los escritores
ingleses y recientemente se acaban de dar a conocer las memorias de infancia
de una autora británica que se dio a conocer con la versión cinematográfica de
una de sus novelas para niños: 101 Dálmatas, llevada a los dibujos animados
por Walt Disney y luego al cine. Su autora ha publicado sus memorias en
cuatro tomos, lo que prueba este gusto de los ingleses por este género. En
Charlie y la fábrica de chocolates Dahl encuentra una vivencia común a
todos los niños, en cualquier época y lugar: la visita a una tienda de caramelos
y la consiguiente degustación de los diferentes sabores y texturas que allí se
venden en forma de caramelos.
En los relatos de Roald Dahl influyen los recuerdos de infancia para la
elaboración de sus obras literarias. Este autor suele utilizar una técnica
narrativa tradicional que une lo cotidiano a lo fantástico o lo absurdo, sin que
esto desentone nunca. Tiene además la habilidad de caracterizar muy bien a
unos personajes vivísimos y un ingenio brillante que asoma en desenlaces
imprevistos, especialmente en sus relatos para jóvenes. Con frecuencia utiliza
un humor negro que hace reír y temblar.
Sus cuentos y novelas para jóvenes, por lo general, están cargados de
crítica al consumismo y a las instituciones, declarándose un permanente
libertario. En los libros para niños, en cambio, el humor está más al servicio
de su intención para conspirar contra los adultos que a menudo salen
perjudicados. Uno de sus libros claves es Las brujas (1983), una de sus
novelas más importantes, inscrita en la tradición de los cuentos de hadas, pero
en el marco de la vida contemporánea. En este libro, Roahl Dahl recrea
muchas de sus anécdotas infantiles. El autor satiriza hechos cotidianos,
mezclándolos con la fantasía, exagerándolos hasta llegas a crear situaciones
absurdas. El atractivo de Las Brujas reside en que el autor logra algo muy
difícil en la literatura infantil que es encontrar el punto de vista justo desde la
mentalidad y la percepción de un niño.
La literatura de Roahl Dahl es anti autoritaria y rechaza toda clase de
violencia en la educación. Dibuja figuras de padres o profesores hasta
convertirlos en horribles caricaturas. Su obra está traducida a más de 17
idiomas y tiene una gran acogida entre los jóvenes lectores que ven en Roald
Dahl, un verdadero cómplice frente a los adultos.
Roahl Dahl es autor de varios libros, entre ellos Cuentos en verso para
niños perversos, Charlie y el ascensor de cristal, La jirafa, el pelícano y el
mono y muchos otros. Matilda del mismo autor es un libro de la colección
juvenil Alfaguara, publicado en 1989. Nos narra la historia de una niña
sensible y brillante a la que sus padres no prestan atención. Se convierte así,
en una gran lectora de pequeña. En un momento crítico descubre que tiene
ciertos poderes extraordinarios con los que ajustará cuentas con su odiosa
profesora y sus repelentes padres. Este personaje Matilda es, toda ella, una
suerte de reivindicación de la lectura frente a la televisión. El mismo autor lo
señala: Lo que intento en Matilda es criticar a una mayoría de padres de este
país que no tienen ni un solo libro en la casa y que se pasan el día viendo la
televisión.
Probablemente la vida de Matilda hubiera sido tan mediocre y gris
como la de sus padres y su hermano, de no haber encontrado una biblioteca
pública en su camino, una buena bibliotecaria y una buena selección de libros.
Roahl Dahl reivindica la fuerza o el poder de la palabra para combatir el tedio,
la monotonía o la rutina de una vida carente de significado.
Matilda es un personaje que nos reconcilia con la lectura. Roahl Dahl
nos hace un retrato muy vivo de la niña, como si acabáramos de conocerla
realmente. Por otro lado, "Matilda" es tal vez una de las obras en que se
presenta la relación niños-adultos de manera más cáustica.
Matilda, niña excepcional, lectora precoz e impenitente, dueña de una
sensibilidad y una inteligencia poco comunes, está condenada a convivir con
una familia mediocre, donde el respeto y la honestidad brillan por su ausencia.
Los padres de la protagonista, al igual que la directora del colegio donde ella
estudia, son una suma de antivalores representativos de los que adornan a
buena parte de la humanidad adulta.
La lectura de esta novela, además de resultar una experiencia deliciosa e
inolvidable, pueda dar pie a un rico debate sobre diferentes conductas morales
y los valores que representan. Al concluir el relato, Matilda prefiere que sus
padres se vayan para siempre y quedarse en compañía de la única persona
adulta con la que se siente contenta: su maestra, la señorita Honey. Después de
tantos libros donde los padres son un dechado de virtudes y hacen todo tipo de
sacrificios por sus hijos, una novela como esta resulta un sacudón saludable
que invita a meditar en las imperfecciones de los demás y en las nuestras
propias. Hay quienes rechazan este tipo de libros, como si pudieran contribuir
al desprestigio de la institución familiar. En realidad, no es así. Tan
contraproducente es ignorar que los malos padres existen, como perder de
vista que los niños no son tontos. Y por supuesto, el desprestigio lo consiguen
a pulso los malos padres, no las buenas novelas, cuya calidad literaria
aumenta, además, cuando su mensaje es tan acertado como proponer que la
autoridad sobre los niños ha de estar fundada en la coherencia, la
ejemplaridad, la categoría humana y profesional y el afecto.
Los ambientes
Otro rasgo notable y nuevo de los actuales libros infantiles se refiere a
los ambientes, principalmente familiares. En el siglo XIX, muchos libros
clásicos protagonizados por niños, como las novelas de Charles Dickens, se
ambientaban en escenarios turbios y presentaban la familia como la otra cara
de la moneda, es decir, como una institución ideal y modelo.
El libro Sin Familia de Héctor Malot también ensalzaba la familia que
venía a ser el premio para un niño que no la tenía. Rara vez se encuentran
padres o madres presentados como modelos negativos. Esto es lo que hace tan
original a Hucklebery Finn de Mark Twain cuyo padre es un alcohólico
violento al que no quiere ver ni en pintura. Y esto es también un rasgo
moderno de Papelucho de Marcela Paz cuyos padres siempre están ausentes o
en el Casino. Papelucho sufre desprotección y soledad. Su único contacto
afectivo es con la Domitila. En esto, parece un niño del siglo XXI, un niño
cuyos padres trabajan, están lejos y deben quedarse a cargo de la nana de la
casa. Son niños sin afecto y un poco abandonados, aunque lo tengan todo.
Papelucho ya enrostró este rasgo de nuestra sociedad medio siglo atrás.
Si bien los padres aparecen presentados como modelos positivos en la
literatura infantil de hace unas décadas, con excepción de Papelucho, en la
literatura infantil moderna, aparecen con frecuencia padres o madres
iracundos, inconscientes, tontos o neuróticos. El ejemplo más conocido es
Matilda de Roahl Dahl que inspira muchas escenas creadas por Rowling en
Harry Potter, especialmente en el tratamiento cruel e irónico de los Dursley.

Nuevas propuestas estéticas


Otro autor significativo es el italiano Gianni Rodari (1920-1980), agudo
escritor y periodista, nacido en el Piamonte, en Italia. Fue maestro, educador y
divulgador de una nueva pedagogía en Italia basada en el juego, la ironía y la
imaginación. Escribió más de 20 libros llenos de humor criticando el mundo
actual a través de la risa. Por su obra literaria para los niños mereció el Premio
Andersen en 1970. No olvidemos que el Premio Andersen es el equivalente al
Premio Nobel de la Literatura Infantil. Lo obtuvo por una literatura infantil
rica en contenido y transgresora en las formas, ya que preconizó una nueva
manera de abordar los temas tradicionales y de dar un nuevo giro a la
enseñanza, abordándola de una manera lúdica y diversa. Rodari se pregunta:
¿Por qué la escuela, para ser seria, tiene que ser aburrida? Haciendo uso de
la imaginación, Rodari cambió las estructuras tradicionales con gracia y
sentido del humor, tal como lo haría en Argentina María Elena Walsh. En uno
de sus libros, Rodari escribe: "No hay que olvidar que un niño no es una
flecha que va a una dirección, sino muchas flechas que van simultáneamente a
muchas direcciones".
A partir de los años 70, Rodari impulsó una renovación de los
contenidos de la literatura infantil al cuestionar los planteamientos
pedagógicos en que se sustentaba. Pensaba que el libro para niños debía estar
sustentado en la gracia, en la imaginación y en el milagro de la palabra con
sentido del humor.
Rodari rescató el entusiasmo de los vanguardistas y se inspiró en la
tradición popular de las rimas infantiles que en Italia se denominan
"filastroche" para darles la vuelta con inesperados y creativos juegos de
palabras. En Inglaterra son las Nursery Rhymes y en nuestro mundo hispánico,
las rimas.
Sus historias, aparecidas en periódicos y revistas, ayudan a pensar sin
prejuicios. Por su contenido subversivo y crítico llamaron la atención y pronto
se recopilaron pronto en libros. Cuentos por teléfono (1962) reunió los cuentos
cortos que le contaba a su hija por teléfono cuando estaba de viaje. Dicen que
los cuentos eran tan buenos que hasta las señoritas operadoras suspendían
todas las llamadas para escucharlos. Están publicados en editorial Juventud y
nos transportan a un mundo totalmente imaginativo porque estas historias no
ocurren en la realidad, es decir, sólo pueden ocurrir en nuestra mente.
Luego viene Cuentos escritos a máquina, publicados en Alfaguara. Son
26 cuentos que combinan el humor y la imaginación con una visión crítica e
irónica del mundo actual. Otros libros son Las aventuras de Cebollino,
Gelsomino en el país de los mentirosos, El libro de los por qué, Las aventuras
de Tonino, el Invisible, La torta voladora, El libro de los errores y Cuentos
para jugar que critican el mundo de los adultos y la sociedad en general, sin
olvidar su compromiso con las inquietudes de los niños. El mundo sería
maravilloso si sólo se equivocasen los niños. Entre nosotros, padres, podemos
decirlo, aunque no está mal que también nuestros niños lo sepan. Esta es una
de sus certeras afirmaciones con las que mostró su complicidad con los niños.
Muchas de sus opiniones han sido recogidas en ensayos teóricos. El más
destacado es La Gramática de la Fantasía (1974) que conserva una fresca
lucidez. En uno de sus ensayos dice que la creatividad es sinónimo de
pensamiento divergente, es decir, de capacidad para romper continuamente
los esquemas de la experiencia. Es creativa una mente que siempre trabaja,
que siempre hace preguntas, que descubre problemas donde los otros
encuentran respuestas satisfactorias.
Rodari propone una literatura no conformista para formar a entes
pensantes y críticos. Es, en suma, un prosista y poeta muy ocurrente que tiene
un estilo un tanto surrealista y juguetón, con una imaginación desbordante y
un ingenio fuera de lo común. Como muchos de los autores modernos de la
literatura infantil, tiene un punto de vista crítico de la sociedad actual, que
revisa con un tono irónico.
Uno de sus libros para niños se titula El planeta de los árboles de
Navidad. Está editado en la colección El Barco de Vapor de ediciones S.M. El
libro trata de un niño bueno, pero muy arisco, que, cuando cumple 9 años, le
regalan un caballo balancín. El niño monta en su caballo de juguete que lo
lleva a un misterioso planeta. La historia es una parábola en la que Rodari
expresa sus esperanzas de una humanidad mejor en alas de la imaginación. En
el fondo, espera que la próxima generación esté preparada para la paz. En el
lugar donde llega Marco "no se sabe qué prohibir, porque la gente no hace
nada malo, sobre todo desde que nada está prohibido". En el Planeta, hay un
Parque Zo ilógico donde los leones y tigres pasean entre el público, los
cocodrilos juguetean con los cisnes y no hay ni sombras de jaulas. También
venden unos sombreros con pequeñas manos que masajean la cabeza cuando
uno está pensando.
Otro de sus libros más famosos es Cuentos para jugar, de 1974,
publicado por Alfaguara en 1988. Son 20 cuentos fantásticos a los que Rodari
brinda tres posibilidades de final. Al terminar el libro comenta qué final
escogería él y por qué. De esta manera, el libro se convierte en un juego que
estimula el placer de leer. Nadie lee el libro de la misma manera, porque cada
lector escoge el final que más le place. Al final, puede comparar su final con
el que escogió el autor.
En este libro se aprecia el interés del autor en hacer pensar al niño
acostumbrado a que tenga todo hecho o se lo hagan otros. Aquí se le ponen
tres alternativas para que sea él el que tome la decisión del final que desea. Se
ve el interés de Rodari en estimular la imaginación e inculcar en el niño
valores como la honradez, la generosidad, la cordialidad y el sentido de la
justicia.
Son cuentos para pensar. Porque la vida es así, no siempre son los
finales alegres. Hay finales tristes, otros dramáticos, otros alegres e
impensados. Ahí están para que sean los mismos niños los que decidan. Estas
estructuras nos hacen pensar en Rayuela de Julio Cortázar que proponía una
nueva manera de leer un libro. La fórmula se hizo famosa en una serie de
libros titulados Busca tu propia aventura en los que los niños elegían las
alternativas de desenlace.
La crítica social
La autora austriaca Cristine Nöstingler nació en Viena en 1936. Fue
pintora y periodista. Del contacto con sus propios hijos surgen sus libros. Son
más de 60 obras escritas para un público infantil y juvenil que han sido
traducidas a todas las lenguas. En éstas se combinan la fantasía, el humor y la
crítica social. Nöstingler suele tratar en sus relatos sobre temas directa o
indirectamente educativos: la escuela la familia, las relaciones entre los
jóvenes, pero sin perder nunca el lenguaje literario. Uno de sus libros se titula
Konrad o el niño que salió de una lata de conservas. La historia es la
siguiente: Betti es una espontánea y simpática señora cuya ocupación es tejer
alfombras. Un día, estando en su casa, recibe por error un paquete. Al abrirlo,
descubre que contiene un niño de siete años. Konrad es un niño educado que
hace siempre lo correcto. Debido a su educación, entra en conflicto con sus
compañeros, pues es un niño que no sopla en los exámenes, dice a sus
profesores quiénes se han portado mal y siempre responde con educación. Una
vecina y compañera de clases del niño modelo lo toma bajo su protección e
intenta enseñarlo. Por último, la fábrica de niños procura enmendar el error y
retirarle el niño a la señora.
En este libro, la autora incide en cuestiones como el valor de la
espontaneidad y no imponer más limitaciones que las precisas. También
expresa la necesidad que tiene cualquier niño de afecto y de que se le hable
con claridad. También está la idea de que hay que enseñar a los niños a que se
enfrenten con sus problemas y los asuman.
Tendencia multicultural
Dentro de una tendencia multicultural, destacamos el libro Cuentos de
otros lugares de la tierra de Cecilia Beuchat y Carolina Valdivieso, publicado
por las Ediciones de la Universidad Católica de Chile. Es un hermoso libro de
gran formato y con bellas ilustraciones de Andrés Jullian. Las autoras están
preocupadas de brindar a los niños una literatura de alta calidad. Para la
preparación de la antología seleccionaron y tradujeron un conjunto de doce
cuentos de diversos puntos del globo con el fin de brindar a los niños
hermosas narraciones enmarcadas en distintas culturas. De este modo, el niño
lector conoce un espectro muy amplio de formas de vida - de Africa, Jamaica
o Nueva Zelandia - a la vez que se recrea en unas historias cuyas traducciones
han respetado cuidadosamente la idiosincrasia de cada pueblo, sus tradiciones,
vestimentas, usos y costumbres.
El libro se inscribe en la tendencia actual de la literatura infantil y
juvenil que pretende integrar a los niños del mundo en una visión multicultural
y multiracial con el propósito de lograr una mayor comprensión y
comunicación entre los pueblos. Otro de sus libros es Cuentos sobre el origen
del hombre y del mundo, dentro de la tendencia de reivindicación de las raíces.
Arte y literatura infantil
En los últimos años, el libro infantil y juvenil ha incorporado el aspecto
estético de la edición como una manera de sensibilizar a los niños y jóvenes en
el mundo del arte. Lo que antes era solo un adorno o acompañamiento, hoy día
ha cobrado un valor predominante. Han aparecido libros que son verdaderos
objetos de culto y coleccionismo. Son libros refinados en la gráfica y el diseño
con ilustraciones de alta calidad. El libro infantil se perfila así como un
verdadero tesoro cultural que educa a través del arte por medio de los sentidos.
El libro álbum constituye la tendencia más destacada en la que se integran
texto e imagen. Importantes ilustradores han creado libros álbum llenos de
significado a partir de las propuestas estéticas de Maurice Sendak y Tomi
Ungerer, entre otros.
Hoy día han aparecido libros infantiles cuyos ilustradores exploran
nuevas posibilidades expresivas. La idea es comunicarse con el niño y el joven
lector que tiene el libro en sus manos, apelando a su inteligencia, emoción y
sensibilidad por medio de la imagen. Las distintas tendencias y escuelas
artísticas pasan por sus páginas: el arte abstracto, el cubismo, el surrealismo,
el pop art y el post modernismo se hacen presentes, así como las diversas
técnicas desde la acuarela, el collage y el uso de la computación con fines
artísticos. Los artistas visuales han innovado incluso en nuevos formatos,
materiales y texturas para crear un libro infantil que asombre y cautive aún
antes de abrir su primera página. Se trata de “libros de artista” que juegan con
todas las posibilidades expresivas. Son libros exquisitos en su diseño que
dejan huella en el niño y le descubren el camino del arte desde que empiezan a
manipularlos.
Es necesario fomentar el arte a los niños desde muy pequeños a través
de las visitas a museos para educar al niño desde que son muy pequeños a
través de la experiencia estética. Muchos de estos libros son aptos también
para el análisis entre profesionales, entre ellos, editores, ilustradores,
bibliotecarios, profesores e investigadores.
El libro álbum
Una de las más recientes tendencias del libro infantil y juvenil es el
libro álbum. Su aparición en el mercado editorial, en bibliotecas y librerías es
un significativo aporte a la literatura universal. Sus creadores se han propuesto
crear un libro capaz de contar una historia con otros recursos diferentes a los
convencionales. Se trata de una nueva corriente editorial que interrelaciona el
texto con la imagen en una poderosa simbiosis expresiva, de manera que es la
imagen la que porta el significado de la historia, crea un clima emocional por
sí misma y entrega contenidos que ni siquiera están en el texto.
Hoy día, en que el hombre contemporáneo vive sumido en un mundo
audiovisual y que está siendo bombardeado por una importante cantidad de
imágenes, el libro álbum en vez de rechazar esa realidad, aparentemente
contraria al libro, la recoge y la devuelve en un objeto cultural de significado
artístico. Así, el libro álbum viene a reflejar esa característica de una sociedad
inserta en la imagen. Nace de ella, se nutre de ella y renace en un producto
capaz de generar otras imágenes y significados. Así, la lectura de un libro
álbum apela a la inteligencia del lector. En sus manos, despierta todos sus
sentidos y emociones. Se hace vivo en la medida que descubre toda la
potencialidad que hay en esas páginas satinadas.
En este sentido, el libro álbum es un objeto poético porque lo más
importante no está en esas páginas sino en la cabeza del lector que recrea lo
que ve en sus imágenes. Esas páginas sugieren más que dicen, insinúan más
que revelan. Sus ilustraciones confieren el tono y apelan a que el lector sea
capaz de recrear ese mundo icónico para que disfrute de todas sus riquezas.
Pero no sólo la ilustración es portadora de significado en un libro
álbum. También tiene valor semántico la cuidada edición en la que interviene
el diseño, el tamaño de la letra, el soporte y la composición gráfica. Por eso, el
autor de un libro álbum no es solo un artista sino un conjunto de creadores que
han generado una idea.
Con frecuencia en un libro álbum confluyen un escritor, un ilustrador,
un editor y un diseñador gráfico. También existe un ilustrador de ideas
potentes que es capaz de crear un libro de imágenes con textos de gran
economía expresiva como son los libros álbum del ilustrador inglés Anthony
Browne, un verdadero modelo y maestro del género. Su libro El Libro de los
Cerdos es un poderoso ejemplo del nuevo género. Aquí, el artista plasma en
imágenes fantasiosas, expresionistas e hiperrealistas, una historia en la que
trata el sexismo en la sociedad contemporánea y de cómo los roles
tradicionales asignados al hombre y a la mujer han cambiado radicalmente.
Por eso, podemos afirmar que el libro álbum es un espejo de la cultura de
nuestro tiempo.
Muchas veces la belleza de un libro álbum es tal que no solo la disfruta
un niño sino también un adulto. De aquí que el libro álbum suele ser incluso
regalo entre profesionales del libro y motivo de una colección de libros
infantiles de calidad tanto coleccionados por un niño como por un profesional
de la literatura infantil. Libro de múltiples posibilidades incorpora temáticas
de actualidad y se convierte en un reflejo de la cultura de nuestro tiempo.
Con frecuencia estos libros álbum sorprenden a los adultos por los
temas que incorporan. ¿Es que los niños deben estar ajenos a los problemas de
nuestra época? ¿No están expuestos diariamente a mensajes chocantes y
cargados de violencia que ven a través de la televisión sin que por ello sus
padres reaccionen? Esos mismos padres que ven sin problemas un programa
de televisión de contenido violento con sus hijos o que juegan con ellos a un
juego electrónico de carácter bélico que enaltece el uso de armas de fuego, se
alarma si un libro infantil muestra el tema de la guerra. La diferencia está en
que el libro álbum muestra el problema con dignidad para el que el niño o el
joven reflexionen y tomen partido.
La lectura de un libro álbum forma adultos con espíritu crítico, les
presenta a esos niños y jóvenes temáticas de nuestro tiempo, no se evade de la
realidad sino que expone con claridad temas difíciles o controversiales
presentados con seriedad, respeto y profundidad, sin perder el carácter
recreativo ni el placer de la lectura.
En un libro álbum se tocan temas que con frecuencia no aparecen en los
libros tradicionales. En los que se editan en Europa, por ejemplo, es corriente
ver la temática de la Segunda Guerra Mundial, el holocausto nazi o la
separación de dos amigos por causa de la guerra como en el libro del
ilustrador suizo Tomi Ungerer Autobiografía de un osito de felpa en que el
tema de la amistad entre un niño alemán y un niño judío está tratado con crudo
realismo pero también con ternura y hasta con humor.
Estos libros incorporan ideas como la necesidad de paz y de tolerancia
en un mundo en crisis. Con frecuencia también están presentes los temas
relacionados con la identidad, el sexismo, el feminismo, la invalidez física de
un personaje, la enfermedad, la tolerancia, la aceptación del ser diferente, el
anti autoritarismo, la guerra, la realidad social y otros temas controversiales o
perturbadores.
Como una manera de contribuir al fomento del libro álbum en nuestro
país, un grupo de profesionales del libro infantil y juvenil, entre ellos
escritores, investigadores, bibliotecarios, expertos, diseñadores, ilustradores y
editores se reunieron en el año 2006 en la Biblioteca del Centro Cultural de
España en Santiago de Chile con el propósito de estudiar un conjunto de 54
libros álbum pertenecientes a la colección de las Bibliotecas CRA. La idea fue
capacitar a través de artículos y guías de lectura a los profesores y
bibliotecarios del país que manejan estos libros álbum para que sean capaces
de potenciarlos.
El libro álbum Soñé que era una bailarina es mucho más que un
episodio de infancia de la bailarina Anna Pavlova ilustrada con cuadros de
Edgar Degas. Es una puerta abierta a muchas potencialidades de lectura que
pueden ser desarrolladas en la sala de clases para despertar vocaciones
artísticas en los niños y niñas especialmente relacionadas con el ballet, la
pintura, la música, el teatro, la literatura y la escenografía.
El libro álbum El Último Refugio de Roberto Innocenti (Premio
Andersen de Ilustración 2008) es un relato de imaginación perdida y
encontrada. Este libro álbum tiene muchas posibilidades de lectura según sea
el nivel literario de sus lectores. Es ideal para ser leído por un profesor a sus
jóvenes alumnos como libro guía de lectura. Es también un libro para realizar
interpretaciones icónicas, descifrando la semántica de sus ilustraciones. Es un
libro para demorarse mucho tiempo en cada página, observando sus imágenes
cargadas de detalles y simbolismos, registrando detalles oníricos, leyendo
cada expresión en los rostros de los personajes o deteniéndose en los
suntuosos ambientes recreados a través de complejas ilustraciones.
Las guías de lectura permiten al docente y al bibliotecario fijarse más en
el libro álbum, valorarlo y potenciarlo en la sala de clases o en la biblioteca.
Debemos hacer del libro álbum un objeto cultural capaz de generar un
desarrollo mental, afectivo y estético en el niño o niña que lo lee.
La especialista francesa en libros-álbum Odette Michel, ha dado
numerosos cursos, charlas y talleres en distintos lugares de Chile, entre ellos
Chiloé, con el fin de actualizar y sensibilizar a profesores y bibliotecarios en
torno a esta nueva propuesta de la edición de libros infantiles que hay que
saber interpretar y dilucidar gracias al poderoso efecto de la imagen
relacionada con un texto reducido al mínimo.
En Chile se destacan los libros álbum Es así y Nosotros de Paloma
Valdivia; y La cabeza de Elena de Claudio Aguileta que han merecido
numerosos premios.
Visitar las ferias del libro es un compromiso hacia la comprensión de
las nuevas temáticas y hacia la necesidad de crecimiento interior de los niños
por medio de la lectura. Hay que dejarlos en libertad para que sean ellos los
que elijan por sí mismos y estimularlos para que participen en las actividades
de animación a la lectura realizadas durante su desarrollo. Y privilegiar la
literatura infantil escrita por los autores iberoamericanos, en un intento por
fomentar una identidad cultural de pertenencia común.
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Bibliografía de consulta sobre literatura infantil y juvenil:
Andruetto, María Teresa:
Hacia una literatura sin adjetivos. La Ventana Indiscreta.
Ensayos sobre LIJ. Editorial ComunicArte. Córdoba, Argentina, 2009.
Bettelheim, Bruno.
Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Biblioteca de Bolsillo
Crítica. Barcelona. Barcelona, 2005.
Los cuentos de las mil y una noches. (Con estudio crítico de Bruno
Bettelheim). Editorial Crítica. Grupo editorial Grijalbo. Barcelona. 1979).
Bravo-Villasante, Carmen:
Literatura infantil universal, 2 tomos, Editorial Almena, Madrid,
1978.
Diccionario de autores de la literatura infantil mundial, Editorial
Escuela Española, Madrid, 1985.
Historia y antología de la literatura, infantil iberoamericana , 2
tomos, Editorial Everest, León, 1987.
Colomer, Teresa.
Andar entre libros. La lectura literaria en la escuela. Fondo de
Cultura Económica. México, 2005.
Siete llaves para valorar las historias infantiles. Papeles. Obra
dirigida por Teresa Colomer. Fundación Sánchez Ruipérez. Salamanca.
Madrid, 2002.
Garrarón, Ana.
Historia portátil de la literatura infantil. Biblioteca para la
actualización del maestro. Alianza editorial. México, 2004.
Montes, Gabriela.
La frontera indómita. En torno a la construcción y defensa del
espacio poético. Fondo de Cultura Económica. México, 2001.
El corral de la infancia. Nueva edición, revisada y aumentada.
Fondo de Cultura Económica. Espacios para la lectura. México, 2001.
Nobile, Ángelo.
Literatura Infantil y Juvenil. La infancia y sus libros en la
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Ospina, Cielo Erika y Richard Astudillo Olivates.
Para una teoría del libro álbum en Chile: problemas y
divergencias de un género. Editado por Editorial Umbral, México. 2016.
Mistral, Gabriela.
Magisterio y Niño.
Edición al cuidado de Roque Esteban Scarpa. Editorial Andrés Bello. 1983.

Pelegrín, Ana.
La flor de la maravilla. Juegos, recreos, retahílas.
Salamanca, España: Fundación Germán Sánchez Rupérez, 1996.

La aventura de oír. Cuentos tradicionales y literatura infantil


Anaya, Madrid, 2004.

Peña Muñoz. Manuel.


Historia de la Literatura Infantil en América Latina.
Fundación SM. España, 2010.

Soriano, Marc.
La literatura para niños y jóvenes. Guía de exploración de sus
grandes temas. Ediciones Colihue. Buenos Aires, Argentina, 2010.

Páginas web de interés:


Comparto con los profesores, mediadores y bibliotecarios las siguientes
páginas electrónicas relacionadas con literatura infantil y el fomento lector.
Internet puede ser de gran utilidad tanto para los profesionales que quieran
actualizarse y motivarse para a su vez estimular en la casa, en la sala de clases o
biblioteca a los niños y niñas.
http://fhuv.cl/revista-habia-una-vez/ Revista Había una vez. Excelentes
artículos de LIJ.
www.bibliotecas-cra.cl Es una página web del Ministerio de Educación
con información de talleres de fomento lector, recomendación de lecturas e
informaciones útiles referidas a libros y lectura.
www.lecturaviva.cl Página electrónica con información de cursos,
actividades, sugerencias de lectura por edades, artículos de interés y entrevistas a
autores de literatura infantil.
www.ibbychile.cl Página de los escritores que en Chile escriben libros
para niños. Hay artículos de fondo, sugerencias de animación a la lectura, guías de
lectura y noticias de los escritores.
www.imaginaria.com.ar Excelente revista electrónica argentina de
aparición quincenal de suscripción gratuita con reseñas de libros recomendados e
información muy actualizada en relación a la literatura infantil y el fomento lector.
www.cuatrogatos.org Página electrónica dedicada a mantener al día a los
usuarios respecto de la literatura infantil universal, con reseñas de libros y artículos
de fondo.
www.tikitiklip.cl Material audiovisual excelente para la sala de clases y el
hogar para el fomento de la poesía infantil con contenido estético de valor
educativo.
……………………………………………………………………………

Manuel Peña Muñoz, escritor chileno, profesor de castellano,


mediador de lectura y especialista en literatura infantil y juvenil. Es autor de
numerosos libros para niños y jóvenes, estudios críticos, libros de crónicas
literarias y antologías de poesía infantil de tradición oral, entre ellas “Lima,
limita, limón” y “Del pellejo de una pulga” de editorial Santillana que fue
licitado por el Ministerio de Educación de México para cuatro estados de
México.
Entre sus libros de narrativa se cuenta la novela “Mágico sur” que
mereció el premio de literatura Gran Angular en la editorial SM de España. En
Chile ha publicado los libros “Dorada locura”, “El collar de perlas negras”,
“El niño del pasaje” y el libro informativo “Casas con historia”, entre muchos
otros. En la editorial Everest de León, España publicó el libro de poesía
infantil “De la A a la Z: Chile”. Su libro “No des puntada sin hilo” de editorial
Amanuta fue premiado con una mención en la Feria del Libro de Bolonia,
Italia y fue premio de la Fundación Cuatrogatos. Su investigación y
recopilación de cuatro cuentos infantiles inéditos de Gabriela Mistral
publicados también en editorial Amanuta merecieron importantes distinciones
internacionales.
Ha publicado una “Historia de la literatura infantil chilena” y una
“Historia de la literatura infantil en América Latina”. Se ha destacado por sus
numerosos seminarios y talleres de literatura infantil que ha impartido en
Chile, Argentina, Uruguay, Colombia, Cuba, Ecuador, Brasil, etc. En México
ha participado en la Feria del libro de Guadalajara, en el Congreso
Internacional de Literatura Infantil en Ciudad de México y ha impartido
charlas de literatura infantil en Oaxaca. En la actualidad escribe libros, dirige
clubes de lectura, participa en programas de fomento lector y dicta talleres de
literatura infantil y juvenil en la Escuela de Oralidad “Casa Contada” de
Santiago de Chile en la que participan mediadores de lectura de muchos
países.
Sus datos de contacto son:
Página web: www.elcaballerodelosalerces.cl
Correo: mapemu@vtr.net
Facebook: Manuel Peña Muñoz.
Instagram: manuelpena.munoz
Entrevista en: https://cuatrogatos.org/blog/?p=4133#:~:text=No
%20des%20puntada%20gan%C3%B3%20el,del%20Libro%20Infantil%20de
%20Bolonia.&text=Hoy%20d%C3%ADa%20un%20libro%20de,dise
%C3%B1ador%20gr%C3%A1fico%20y%20al%20ilustrador.
Manuel Peña Muñoz, escritor chileno, mediador de lectura, profesor
universitario y especialista en literatura infantil y juvenil.

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