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10.1. La proclamación de la Segunda República. La cons tución de 1931. El bienio reformista (1931-33).

En 1930 se habían reunido representantes del republicanismo histórico, de los socialistas y del catalanismo radical para
acordar un programa de acción (Pacto de San Sebas án), que pretendía derrocar a Alfonso XIII y convocar unas Cortes
cons tuyentes. Se organizó un Comité revolucionario presidido por Alcalá-Zamora. El PSOE y la CNT lo apoyaron. Se preparó
un golpe militar y se sublevaron en Jaca. Fácilmente reducidos fueron juzgados y la mayor parte de los miembros del comité
revolucionario eran detenidos y encarcelados. Berenguer dimi ó y le sus tuyó Aznar. Convocó elecciones municipales (1931),
con el triunfo de los republicano-socialistas. Alcalá-Zamora exige que el rey salga del país y este marcha al exilio. Daba la II
República sus primeros pasos en un ambiente de exaltación: los sucesos de mayo en Madrid. En Sevilla y Barcelona, Maciá
proclamó la República catalana y fue necesaria la intervención del gobierno central para que se agregara.

El nuevo gobierno promulgó un Estatuto Jurídico, una declaración de estado de guerra en Madrid y otras ciudades. Se estudió
un proyecto de autonomía vasca, aprobado en una asamblea de alcaldes nacionalistas, que no contaba con el apoyo de los
par dos de izquierda. Se promovieron leyes sociales y se inició la reforma militar. Se cambió de nuevo la bandera,
convir endo la an gua bicolor en la bandera monárquica. Se convocaron elecciones a Cortes para dar a la República una
Cons tución. En las Cortes Cons tuyentes el par do más numeroso era el socialista. Resultó un sistema pluralista, en el que
había desaparecido el bipar dismo. La nueva configuración del sistema de par dos planteó un problema: la mayoría de los
diputados formaban parte de la mayoría gubernamental, y los triunfadores fallaron al asegurar que todo lo que no era
republicano estaba condenado a desaparecer, no hay que olvidar que la República fue la consecuencia de una movilización
popular contra la Monarquía.

La cons tución de 1931 definía: principio de igualdad de los españoles ante la ley. Principio de laicidad. Reconocimiento del
matrimonio civil y el divorcio. Principio de elección y movilidad de todos los cargos públicos. Principio de unicameralidad. Se
preveía la posibilidad de la realización de una expropiación forzosa de cualquier po de propiedad, a cambio de una
indemnización. Amplia declaración de derechos y libertades. Voto desde los 23 años, sufragio universal masculino y femenino.

Zamora fue elegido presidente tras la aprobación de la cons tución, aunque el hombre fuerte fue Manuel Azaña. Cuando
Zamora le encargó formar gobierno, se enfrentó a la reforma militar, las autonomías regionales, el problema obrero y la
cues ón religiosa. En la oposición quedaron los radicales de Lerroux. Su gobierno (1931-1933) con nuó la labor reformadora
del período cons tuyente. Pero dos proyectos de ley vitales se alargan indefinidamente en las Cortes: el Estatuto de Cataluña
y la reforma agraria debido a la oposición de Lerroux. Separó la Iglesia del Estado, pero no consiguió resolver los problemas del
presupuesto, la futura condición jurídica de las órdenes religiosas, ni el papel de la instrucción religiosa voluntaria. Trabajó en
la reforma agraria, pero los problemas financieros la paralizaron. Los republicanos eran par darios de distribuir erras entre
las familias, mientras que los socialistas/anarquistas querían formar colec vidades mediante la ocupación efec va o la
expropiación. Los terratenientes se oponían a cualquier reforma real. El gobierno proponía pagar las erras, pero la
depreciación de la peseta, el déficit público y los conflictos en la evaluación de las erras que debían distribuirse,
contribuyeron a que sólo se beneficiaran algunas familias campesinas.

En 1932 la derecha consiguió reestructurarse, realizando fuertes campañas de masas donde José María Gil Robles y su par do,
Acción Nacional cons tuyeron la base. En 1933 se formó la CEDA. A su derecha quedaron los par dos monárquicos y los
pequeños grupos fascistas, que apoyaron a los sectores más descontentos del ejército, dirigidos por el general Sanjurjo en un
intento de sublevación, que fue controlado. La complicidad de los par dos de derecha con representación parlamentaria en
este asunto facilitó la aprobación del Estatuto de Cataluña y de la Ley de Reforma Agraria por parte del gobierno, pero esta ley
no fue inaplicable.

En 1933 la huelga anarquista de Aragón y Barcelona, los sucesos de Casas Viejas (Cádiz) y la aprobación de la ley de
Congregaciones fueron mo vo de nuevas campañas an gubernamentales. Se manifestó el descontento campesino en forma
de huelgas y quemas de cosecha. El presidente disolvió las Cortes y convocó elecciones generales, donde CEDA obtuvo el
máximo de los votos. El vencedor fue José María Gil Robles, que no ocultaba su admiración por Mussolini, por lo que se
nombró a Lerroux en su lugar. Así comenzó el Bienio Radical-Cedista.

Con la República, por primera vez en España las elecciones representaron la voluntad popular y formaron gobierno a par r de
sus resultados. De la brusquedad del cambio polí co operado y de la dicotomía entre los proyectos polí cos y la realidad
socioeconómica y cultural deriva el tono violento de la República. Como telón de fondo la lucha del fascismo y el comunismo y
contra la democracia y el liberalismo en toda Europa. La Ins tución Libre de Enseñanza se convir ó en el modelo de la
universidad y de los ins tutos de segunda enseñanza. El movimiento anarquista abrió centros obreros. La cues ón
religiosa era grave. Los católicos liberales habrían aceptado una separación que dejase a la iglesia libre. Pero los republicanos
veían peligro y aplicaron leyes especiales a los jesuitas, asociaciones y enseñanza religiosas. Las clases humildes creían en un
cambio de vida mientras aumentaba la exportación de capitales.

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