Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Se dan las elecciones municipales el 12 de abril de 1931, tras la firma del Pacto de San
Sebastián (1930), el discurso de Alcalá-Zamora en Valencia, reivindicó una República
apoyada por las clases medias, y la sublevación republicana de Jaca, el Gobierno de
Aznar-Cabañas, convocó elecciones municipales.
Después de que el Gobierno de Aznar aceptara las condiciones del Comité Ejecutivo
Republicano, asumió el poder y se convirtió en Gobierno provisional. El republicanismo
conservador fue representado por Alcalá-Zamora, elegido presidente del Gobierno, el
republicanismo tradicional lo representaron los ministros radicales y radical-socialistas, y el
progresista lo representó Manuel Azaña. Se desarrollaron varias labores como la
convocatoria a Cortes Constituyentes. Fue interrumpido por el movimiento obrero y el temor
de la clase media, se centraron en los siguientes aspectos: La reforma militar, a través de
los decretos de abril (1931), obligaban a los militares jurar fidelidad a las instituciones
republicanas. Las mejoras en el medio rural, con decretos sobre la obligatoriedad de tener
labrar las tierras, la prohibición de desahucios, la creación de jurados mixtos y la jornada
agraria de ocho horas con un salario mínimo. La instrucción pública, con la creación de
miles de centros escolares y de puestos de maestros, la subida de sus sueldos, la supresión
de la enseñanza religiosa y la fundación del Patronato de Misiones Pedagógicas, con el fin
de difundir la cultura general y la educación.
El Gobierno provisional abordó desde el primer momento asuntos muy complicados: En
Cataluña, Francesc Macià proclama la república catalana. Tras negociaciones con varios
ministros y con el presidente, Alcalá-Zamora, se acordó en medio de un gran entusiasmo
popular, junto a la creación de su propia constitución. La Iglesia, mantuvo una actitud
prudente. El cardenal Pedro Segura, expulsado de España, con motivo del Primero de Mayo
defendió el régimen anterior y la religión, amenazando la República. El 11 de mayo, más de
cien edificios de la Iglesia fueron incendiados y con ello quedó cuestionada la credibilidad
del nuevo Gobierno.
Las elecciones a Cortes Constituyentes se celebraron el 28 de junio de 1931. Con gran
participación de los partidos de izquierdas con una mayoría. Las Cortes, presididas por
Julián Besteiro, crearon una comisión para elaborar una nueva Constitución. Los debates
más intensos se produjeron en torno a las dos cuestiones, la territorial y la religiosa,
provocando la dimisión de Alcalá-Zamora, sustituido por Manuel Azaña. Dichas elecciones
se celebraron con una nueva ley electoral, que establecía un censo electoral por todos los
varones mayores de 23 años, con un sistema que favorecía a las candidaturas más
votadas. Las mujeres no podían votar, pero sí podían ser elegidas. Por primera vez entraron
en el Parlamento tres diputadas: Clara Campoamor, Victoria Kent y Margarita Nelken.
El Ejército anticuado y con exceso de oficiales, era desconfiado del nuevo régimen
republicano. Azaña implementó reformas para modernizar y subordinar el Ejército al poder
civil. Se suprimió la Ley de Jurisdicciones y las capitanías generales, cerró la Academia
Militar de Zaragoza y anuló ascensos por méritos de guerra. Se amplió la justicia civil y se
prohibieron tribunales de honor. Azaña también creó la Guardia de Asalto y mantuvo la
Guardia Civil. Estas reformas generaron malestar en algunos sectores militares y
contribuyeron al golpe de Estado de agosto de 1932, liderado por Sanjurjo pero fracasado
por la acción del Gobierno y el apoyo popular. A pesar de no lograr una modernización
completa, muchas medidas de reforma se implementaron, reduciendo el número de oficiales
y estableciendo la opción de retiro para aquellos que no querían servir al nuevo régimen
republicano. La República tuvo apoyo popular pero también enfrentó oposición de grandes
propietarios y parte de la clase media preocupada por el orden social, la Iglesia y el Ejército.
Los grupos más radicales del movimiento obrero, como la CNT, esperaban reformas más
rápidas y expresaron su impaciencia a través de protestas y huelgas.
La relación tensa entre la Iglesia y la República se intensificó con las leyes que buscaban la
secularización. Estas medidas, vistas como anticlericales, incluyeron la autorización del
divorcio, la disolución de la Compañía de Jesús y la regulación del culto público. El debate
religioso alejó a un amplio sector católico de la República y fortaleció la identificación de la
derecha con la defensa de la religión. Hubo un fracaso en alcanzar un acuerdo entre el
laicismo y la Iglesia.
La reforma agraria en la República buscaba una redistribución justa de la propiedad de la
tierra y crear una clase media agraria. A pesar de la resistencia de los grandes propietarios,
se aprobó la Ley de Bases para la Reforma Agraria en 1932. Esta ley permitía la
expropiación de tierras y su redistribución entre campesinos. Sin embargo, la aplicación de
la ley se retrasó debido a la lentitud burocrática y la resistencia de los propietarios. Durante
el primer bienio de la República, solo 12.000 personas se beneficiaron de la reforma agraria,
y el reparto de tierras se detuvo después de la victoria electoral de la derecha en 1933.
En 1931, la República Española se propuso reformar el sistema educativo para brindar
oportunidades a las clases populares y modernizar el país. Se estableció una legislación
que promovía una educación laica, mixta y obligatoria, lo que permitió que más personas,
especialmente niñas, tuvieran acceso a la educación. Se crearon 5,000 escuelas públicas al
año y se mejoró la formación del profesorado, lo que llevó a la incorporación de más
profesoras. Aunque hubo avances significativos, las tasas de analfabetismo aún eran altas y
la educación seguía siendo en gran parte responsabilidad de las órdenes religiosas.
España experimentó tarde los efectos de la crisis económica mundial, se produjo la caída
de la producción minera, además, la crisis se extendió a otros sectores y se agudizó en
1933, afectando el valor monetario de las exportaciones y generando un aumento del
desempleo. El Gobierno de Azaña mostró dificultades para resolver los conflictos sociales.
En este contexto, el Gobierno de Azaña perdió el respaldo de la izquierda y la derecha y se
reorganizó, lo que llevó a la formación de un nuevo Gobierno presidido por Martínez Barrio
con el objetivo de preparar elecciones.