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9.1.

La proclamación de la Segunda República, el Gobierno provisional y la


Constitución de 1931. El sufragio femenino.

La Segunda República puede explicarse en función de la Restauración: hubo problemas


sociales, económicos y políticos que la Restauración no pudo solucionar, a la vez que
aparecían nuevas corrientes políticas excluidas por el régimen. Junto a la adhesión a la idea
de una burguesía intelectual capaz de articular una alternativa política. Los primeros efectos
de la crisis económica. Y por último la reacción política ante el avance en Europa de
Gobiernos autoritarios, regímenes totalitarios y grupos antiliberales y no democráticos. Todo
esto se manifestó en las elecciones municipales (1931). Con una mayoría republicana,
donde Alfonso XIII tuvo que exiliarse. Proclamándose la Segunda República. Que ofrecía
resolver los graves problemas del país.

Se dan las elecciones municipales el 12 de abril de 1931, tras la firma del Pacto de San
Sebastián (1930), el discurso de Alcalá-Zamora en Valencia, reivindicó una República
apoyada por las clases medias, y la sublevación republicana de Jaca, el Gobierno de
Aznar-Cabañas, convocó elecciones municipales.

Después de que el Gobierno de Aznar aceptara las condiciones del Comité Ejecutivo
Republicano, asumió el poder y se convirtió en Gobierno provisional. El republicanismo
conservador fue representado por Alcalá-Zamora, elegido presidente del Gobierno, el
republicanismo tradicional lo representaron los ministros radicales y radical-socialistas, y el
progresista lo representó Manuel Azaña. Se desarrollaron varias labores como la
convocatoria a Cortes Constituyentes. Fue interrumpido por el movimiento obrero y el temor
de la clase media, se centraron en los siguientes aspectos: La reforma militar, a través de
los decretos de abril (1931), obligaban a los militares jurar fidelidad a las instituciones
republicanas. Las mejoras en el medio rural, con decretos sobre la obligatoriedad de tener
labrar las tierras, la prohibición de desahucios, la creación de jurados mixtos y la jornada
agraria de ocho horas con un salario mínimo. La instrucción pública, con la creación de
miles de centros escolares y de puestos de maestros, la subida de sus sueldos, la supresión
de la enseñanza religiosa y la fundación del Patronato de Misiones Pedagógicas, con el fin
de difundir la cultura general y la educación.
El Gobierno provisional abordó desde el primer momento asuntos muy complicados: En
Cataluña, Francesc Macià proclama la república catalana. Tras negociaciones con varios
ministros y con el presidente, Alcalá-Zamora, se acordó en medio de un gran entusiasmo
popular, junto a la creación de su propia constitución. La Iglesia, mantuvo una actitud
prudente. El cardenal Pedro Segura, expulsado de España, con motivo del Primero de Mayo
defendió el régimen anterior y la religión, amenazando la República. El 11 de mayo, más de
cien edificios de la Iglesia fueron incendiados y con ello quedó cuestionada la credibilidad
del nuevo Gobierno.
Las elecciones a Cortes Constituyentes se celebraron el 28 de junio de 1931. Con gran
participación de los partidos de izquierdas con una mayoría. Las Cortes, presididas por
Julián Besteiro, crearon una comisión para elaborar una nueva Constitución. Los debates
más intensos se produjeron en torno a las dos cuestiones, la territorial y la religiosa,
provocando la dimisión de Alcalá-Zamora, sustituido por Manuel Azaña. Dichas elecciones
se celebraron con una nueva ley electoral, que establecía un censo electoral por todos los
varones mayores de 23 años, con un sistema que favorecía a las candidaturas más
votadas. Las mujeres no podían votar, pero sí podían ser elegidas. Por primera vez entraron
en el Parlamento tres diputadas: Clara Campoamor, Victoria Kent y Margarita Nelken.

Según la Constitución de 1931, España se había convertido en una República democrática,


progresista, descentralizada y laica: Se separaron la Iglesia y el Estado, y se prohibió la
docencia a la iglesia. En la cuestión territorial se optó por el «Estado integral», compatible
con las autonomías regionales. Se aprobó el sufragio universal. Se reconocieron libertades
políticas, derechos sociales y económicos como la importancia de los intereses colectivos
sobre los individuales, la igualdad laboral de los dos sexos y la reforma agraria. Prohibía el
abandono de España de la Sociedad de Naciones y se renunciaba al uso de la guerra. Se
creó un Tribunal de Garantías para controlar el cumplimiento de esta constitución. Se
consolida el unicameralismo y un nuevo modelo parlamentario. La presidencia de la
República era designada durante seis años por una comisión colectiva de diputados y de
compromisarios elegidos. Sus poderes quedaron muy limitados, a pesar de que podía
disolver las Cortes y nombrar a la presidencia del Gobierno, que por su parte debía contar
con la confianza de la Cámara.
El debate por el voto de las mujeres, durante la República, las mujeres adquirieron un
protagonismo social, político e intelectual jamás alcanzado. Para decidir la extensión del
sufragio universal a las mujeres. Clara Campoamor defendió el sufragio femenino, mientras
que Victoria Kent quiso aplazarlo. El debate concluyó con la aprobación del voto para las
mujeres.
9.2. El Bienio Reformista: reformas estructurales y realizaciones sociales, culturales y
territoriales. Reacciones desde los diversos posicionamientos.
Después de la aprobación de la Constitución, Manuel Azaña formó un Gobierno con
republicanos de izquierdas, socialistas e independientes. Su objetivo era implementar un
programa de reformas para desmantelar las estructuras tradicionales y promover la
democracia, el laicismo y la cultura. Sin embargo, estas propuestas chocaron con la falta de
preparación del país.

El Ejército anticuado y con exceso de oficiales, era desconfiado del nuevo régimen
republicano. Azaña implementó reformas para modernizar y subordinar el Ejército al poder
civil. Se suprimió la Ley de Jurisdicciones y las capitanías generales, cerró la Academia
Militar de Zaragoza y anuló ascensos por méritos de guerra. Se amplió la justicia civil y se
prohibieron tribunales de honor. Azaña también creó la Guardia de Asalto y mantuvo la
Guardia Civil. Estas reformas generaron malestar en algunos sectores militares y
contribuyeron al golpe de Estado de agosto de 1932, liderado por Sanjurjo pero fracasado
por la acción del Gobierno y el apoyo popular. A pesar de no lograr una modernización
completa, muchas medidas de reforma se implementaron, reduciendo el número de oficiales
y estableciendo la opción de retiro para aquellos que no querían servir al nuevo régimen
republicano. La República tuvo apoyo popular pero también enfrentó oposición de grandes
propietarios y parte de la clase media preocupada por el orden social, la Iglesia y el Ejército.
Los grupos más radicales del movimiento obrero, como la CNT, esperaban reformas más
rápidas y expresaron su impaciencia a través de protestas y huelgas.

La relación tensa entre la Iglesia y la República se intensificó con las leyes que buscaban la
secularización. Estas medidas, vistas como anticlericales, incluyeron la autorización del
divorcio, la disolución de la Compañía de Jesús y la regulación del culto público. El debate
religioso alejó a un amplio sector católico de la República y fortaleció la identificación de la
derecha con la defensa de la religión. Hubo un fracaso en alcanzar un acuerdo entre el
laicismo y la Iglesia.
La reforma agraria en la República buscaba una redistribución justa de la propiedad de la
tierra y crear una clase media agraria. A pesar de la resistencia de los grandes propietarios,
se aprobó la Ley de Bases para la Reforma Agraria en 1932. Esta ley permitía la
expropiación de tierras y su redistribución entre campesinos. Sin embargo, la aplicación de
la ley se retrasó debido a la lentitud burocrática y la resistencia de los propietarios. Durante
el primer bienio de la República, solo 12.000 personas se beneficiaron de la reforma agraria,
y el reparto de tierras se detuvo después de la victoria electoral de la derecha en 1933.
En 1931, la República Española se propuso reformar el sistema educativo para brindar
oportunidades a las clases populares y modernizar el país. Se estableció una legislación
que promovía una educación laica, mixta y obligatoria, lo que permitió que más personas,
especialmente niñas, tuvieran acceso a la educación. Se crearon 5,000 escuelas públicas al
año y se mejoró la formación del profesorado, lo que llevó a la incorporación de más
profesoras. Aunque hubo avances significativos, las tasas de analfabetismo aún eran altas y
la educación seguía siendo en gran parte responsabilidad de las órdenes religiosas.

La Constitución de España abrió un camino legal para los deseos de autonomía de


Cataluña y otras regiones. En Cataluña, se redactó un proyecto de estatuto que fue
aprobado en agosto de 1931. Su aceptación fue lenta, pero se aprobó en septiembre de
1932. El estatuto otorgaba a Cataluña una Generalitat con un Parlamento, un presidente y
un Consejo Ejecutivo, con amplias competencias en el gobierno municipal, obras públicas,
orden público y universidad. La enseñanza era compartida y se resolvió la cuestión
lingüística con la cooficialidad del castellano y el catalán. En el País Vasco y Galicia también
se propusieron estatutos, pero no pudieron ser sometidos a plebiscito debido a cambios
políticos.
Según la Constitución de 1931, España se definía como una "República democrática de
trabajadores de toda clase". Se implementaron reformas agrarias y legislación social para
mejorar las condiciones de vida de la clase obrera. Sin embargo, las desigualdades sociales
persistían y hubo conflictos y brotes de violencia en todo el país, protagonizados por grupos
como los anarquistas y los sindicatos CNT. En enero de 1933, en Casas Viejas, braceros en
paro protagonizaron un levantamiento armado proclamando el comunismo libertario y
asaltaron una casa cuartel de la Guardia Civil. La represión fue brutal, con la quema de la
casa y el ametrallamiento de la familia del líder anarquista. Manuel Azaña,
desafortunadamente, inicialmente apoyó la represión policial, lo que afectó su credibilidad
ante la clase obrera y parte de la izquierda.

España experimentó tarde los efectos de la crisis económica mundial, se produjo la caída
de la producción minera, además, la crisis se extendió a otros sectores y se agudizó en
1933, afectando el valor monetario de las exportaciones y generando un aumento del
desempleo. El Gobierno de Azaña mostró dificultades para resolver los conflictos sociales.
En este contexto, el Gobierno de Azaña perdió el respaldo de la izquierda y la derecha y se
reorganizó, lo que llevó a la formación de un nuevo Gobierno presidido por Martínez Barrio
con el objetivo de preparar elecciones.

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