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fuero paternal para funcionario libre nombramiento

LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


EN SU NOMBRE
EL JUZGADO SUPERIOR SEGUNDO EN LO CIVIL Y CONTENCIOSO
ADMINISTRATIVO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DE LA
REGIÓN CAPITAL

Exp. No. 006206

La abogada TERESA HERRERA RISQUEZ, inscrita en el Inpreabogado bajo el Nº


1.668, apoderada judicial del ciudadano ALEX JOSE REYES, venezolano, mayor de
edad, titular de la cédula de identidad Nº 11.885.216, interpuso recurso contencioso
administrativo funcionarial conjuntamente con amparo cautelar contra el acto
administrativo DG-048-2008 de fecha 12 de septiembre de 2008, emanado del
Director General de los Servicios de Inteligencia y Prevención DISIP.

Por la parte querellada actuó el abogado ROBERTO HUNG CAVALIERI, inscrito


en el Inpreabogado bajo el Nº 62.741.
I
ALEGATOS DE LA PARTE ACTORA

Que al considerar el ente querellado que el cargo desempeñado es de confianza,


debió motivar la decisión señalando expresamente en el texto del acto por qué dicho
cargo es de confianza, y señalar las funciones que específicamente ejercía, y tampoco
se hace mención a las funciones asignadas a dicho cargo que constituyan actividades
de seguridad de estado, por el contrario el acto indica unas razones de carácter
genérico, relacionadas con la interpretación del artículo 21 de la Ley del Estatuto de
la Función Pública y citando sentencias que deciden situaciones concretas de los
casos a que se contraen las mismas, que no son vinculantes, por lo que el acto no
cumple con el requisito esencial de la motivación.

Que en base a las sentencias citadas en el acto administrativo, la condición de


confianza y de libre nombramiento y remoción no puede estar determinada en la
condición o naturaleza del ente querellado, ni deviene de la naturaleza de las
actividades de seguridad de estado que caracteriza la función pública del mismo, sino
que debe estar circunscrita a las funciones inherentes al cargo desempeñado.

Que el ente querellado reconoce su condición de funcionario de carrera, no obstante


al no proceder a su reincorporación sobre la base de no existir cargos vacantes,
invocando el artículo 76 de la Ley del Estatuto de la Función Pública, además de
incurrir en el vicio de falso supuesto le cercena el derecho que como funcionario de
carrera tiene a las gestiones reubicatorias dirigidas a su reincorporación y al mes de
disponibilidad.

Que el 15 de abril de 2008 nació su hija Daviana Alejandra Reyes Hernández, como
se evidencia de la copia certificada del Acta de Nacimiento expedida por el Registro
Civil de la Parroquia San Benito del Municipio Autónomo Cabimas del Estado Zulia,
encontrándose desde ese día bajo la protección integral que otorga la Constitución a
la paternidad, por lo que al proceder el ente querellado a removerlo gozando de
inamovilidad, se vulneró tal protección Constitucional y Legal, invocando el
contenido de los artículos 75 y 76 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, así como el artículo 8 de la Ley para Protección de las Familias, la
Maternidad y la Paternidad.

Que conforme a lo dispuesto en el artículo 384 de la Ley Orgánica del Trabajo, la


trabajadora o la funcionaria pública embarazada y ahora también el hombre
trabajador o funcionario público, de conformidad con el artículo 8 de la Ley para
Protección de las Familias, la Maternidad y la Paternidad, gozan de un fuero o
protección maternal y paternal desde la concepción hasta un (01) año después del
parto, en tal sentido se desprende la existencia de una especial protección
constitucional que asiste tanto a la madre como al padre, la cual comprende el tiempo
de la concepción, del embarazo, del parto y del puerperio; protección ésta que dicho
precepto extiende, a los funcionarios y funcionarias de la Administración Pública que
desempeñen cargos de libre nombramiento y remoción, por ello cualquier remoción
del cargo que se realice o se pretenda realizar de un cargo que desmejore en alguna
forma la condición laboral del funcionario que goza de tan especial protección, no
podrá hacerse sino hasta que culmine el estado de gravidez que sobreviene tanto a la
madre como al padre, es decir, a toda la familia hasta cumplirse íntegramente el
período de un año establecido en la Ley.

II
ALEGATOS DE LA PARTE QUERELLADA

Que la declaratoria de confianza deviene de la propia Ley del Estatuto de la Función


Pública, en su artículo 21, por la condición de funcionario policial y de las
actividades que éste desempeña dentro de un Cuerpo de Seguridad del Estado como
lo es la DISIP.

Que los hechos bajo los cuales se suscito el procedimiento administrativo que
concluyó con la remoción del querellante, se produjeron luego de la entrada en
vigencia de la Ley del Estatuto de la Función Pública, por lo que es incorrecto la
aplicación del Reglamento Interno para la Administración de Personal de la
Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención, como alega el recurrente.

Que de la lectura del acto administrativo se evidencia claramente los motivos de


hecho y de derecho que lo fundamentan.

Que en cuanto al fuero paternal, alega que su representada desconocía el


nacimiento de la hija del querellante, tal como se desprende del expediente
administrativo, ahora, siendo que la niña nació el 15 de de abril de 2008, el fuero
paternal aludido culmina el 15 de abril de 2009, por lo que la condición suspensiva
cesa ese día, no pudiendo declararse la nulidad del acto.

Que el fuero paternal no debe aplicarse a los funcionarios de libre nombramiento


y remoción, toda vez que la imposibilidad de remover a un funcionario de libre
nombramiento y remoción, por el hecho sobrevenido de la existencia de un fuero
paternal, impediría el normal desarrollo de las actividades propias de manejo y
administración de personal.

III
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR

Mediante la presente querella funcionarial la parte actora pretende la nulidad del acto
administrativo de remoción y retiro N° DE-048-2008, de fecha 12-09-2008, emanado
de la Dirección General de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP),
mediante el cual se acordó remover y retirar al querellante del cargo de Inspector
Jefe, por ser éste de confianza y por ende de libre nombramiento y remoción.

La parte actora alega la inmotivacion del acto y el vicio de falso supuesto, con lo
cual incurre en una contradicción, toda vez que ha sido criterio reiterado de la
jurisprudencia el considerar que ambos vicios son incompatibles, o lo que es lo
mismo decir, se enervan entre sí, sin embargo, este Tribunal facultado como lo está
para controlar la legalidad de los actos administrativos de contenido funcionarial y a
los fines de garantizar una tutela judicial efectiva según lo previsto en el artículo 26
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, procede a analizar el
acto de remoción y retiro impugnado a los fines de verificar si el mismo adolece de
alguno de los vicios antes mencionados.

Así las cosas, en lo que respecta al alegato de inmotivacion del acto administrativo
de retiro esgrimido por el querellante en su escrito libelar, debe aclararse, que la
motivación como requisito de forma de los actos administrativos tiene su
justificación en la protección del derecho a la defensa del administrado previsto en el
artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y ello en
virtud de que la expresión de los fundamentos de los actos administrativos permite,
por una parte, a los particulares defenderse, y por la otra, a los tribunales que
conforman la jurisdicción contencioso administrativa controlar sus presupuestos de
hecho y de derecho, de manera que, la inmotivación del acto determinará la nulidad
del mismo si no resulta posible conocer de manera alguna los motivos fácticos y
jurídicos de la decisión (Sentencia de la Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo de fecha 21-11-2000. Ponente: Magistrado Perkins Rocha Contreras).

En tal sentido, se observa que en el acto administrativo de remoción y retiro


recurrido que riela al folio 10 del expediente principal, se le indica al querellante que
se procedía a removerlo de conformidad con lo previsto en el artículo 21 de la Ley
del Estatuto de la Función Pública, el cual establece que los cargos de confianza
serán aquellos cuyas funciones requieran un alto grado de confidencialidad, o que
comprendan principalmente actividades de seguridad de estado, fiscalización e
inspección, aduanas, rentas, entre otras, indicando que el cargo de Inspector Jefe
califica como cargo de confianza y por ende de libre nombramiento y remoción,
debido a que cumple funciones de seguridad de estado.

De manera que, el acto administrativo contiene los fundamentos de hecho y de


derecho, en los cuales la Administración basó su decisión, por lo que se desecha el
alegato en cuestión, y así se decide.

En relación con el vicio de falso supuesto, se señala que, tal como se indicó, el acto
administrativo impugnado se fundamenta en el artículo 21 de la Ley del Estatuto de
la Función Pública, los cuales se refieren a los cargos considerados de confianza, y
por ende de libre nombramiento y remoción, en el presente caso referido a
actividades de seguridad de estado.

Al respecto, resulta necesario acudir en primer lugar a lo que ha entendido la


jurisprudencia por seguridad de estado.

En este sentido, la Sala Político Administrativa de la extinta Corte Suprema de


Justicia, en fecha 17 de julio de 1978, formuló un concepto de lo que debe
entenderse por Cuerpo de Seguridad del Estado, y al efecto estableció:

“(...) el significado de la locución ‘cuerpo de seguridad del Estado’, se observa que


en el citado ordinal el legislador asimila o equipara los funcionarios que prestan sus
servicios en dichos cuerpos a los miembros de las Fuerzas Armadas, lo cual implica
que entre éstas y aquellos deben existir ciertas características comunes en cuanto a su
organización, régimen y funciones, puesto que sólo ese común denominador
explicaría que se les agrupe en un mismo ordinal.
En nuestras constituciones y leyes se encuentra frecuentemente la palabra seguridad
usada aisladamente, y en el lenguaje corriente la hallamos asociada a otros vocablos
que sirven para precisar su objeto, como ocurre con las locuciones ‘seguridad
jurídica’, ‘seguridad social’, ‘seguridad colectiva’, ‘seguridad personal’, las cuales
son también de uso frecuente en el léxico jurídico. Pero en la legislación actualmente
vigente sólo aparecen asimilados para ciertos efectos los miembros de los cuerpos
de seguridad a los de las Fuerzas Armadas Nacionales en el ordinal que es objeto de
examen y en otras muy pocas disposiciones tales como los artículos 3º y 22º de la
Ley sobre Armas y Explosivos, en los cuales, respectivamente, se definen las armas
de guerra como ‘todas las que se usen o puedan usarse en el Ejército, la Guardia
Nacional y demás Cuerpos de Seguridad, para la defensa de la Nación y resguardo
del orden público (...)’; y se exceptúan de la prohibición de porte de armas: ‘los
militares conforme a las disposiciones de las leyes y reglamentos militares; los
empleados de los Resguardos Nacionales e Inspectorías y Fiscalías de Rentas
Nacionales; los funcionarios y agentes de la Guardia Nacional, de Investigación, de
Policía y demás Cuerpos de Seguridad quienes portarán las que autoricen los
reglamentos de sus servicios o las órdenes e instrucciones de sus superiores’.
Tales disposiciones no tienen por objeto definir lo que se entiende o debe entenderse
por cuerpos de seguridad del Estado, pero de ellas se deduce que los miembros de
dichos cuerpos al igual que los del ‘Ejército’, y la ‘Guardia Nacional’, tienen como
función específica la defensa de la Nación y el resguardo del orden público y que sus
miembros están exceptuados de la prohibición de porte de armas.
La defensa de la Nación es un deber que incumbe a todos los venezolanos y, en
particular, a cualquier persona natural o jurídica que se encuentre en el territorio
nacional, según lo dispone en su artículo 1º la Ley Orgánica de Seguridad y Defensa
Nacional promulgada el 26 de agosto de 1976, la cual en su artículo 5º establece que
el Presidente de la República ‘es la más alta autoridad en todo lo relacionado con la
seguridad y defensa de la Nación’.
Y el concepto de orden público y la mención de las personas que tienen el deber de
conservarlo resultan de los artículos de la ‘Ley para Garantizar el Orden Público y el
Ejercicio de los Derechos Individuales’ que se transcriben de seguidas:
Artículo 1º. ‘El normal funcionamiento de las instituciones del Estado y el libre y
pacífico ejercicio de los derechos que la Constitución garantiza a los venezolanos,
son el fundamento del orden público’.
Artículo 2º. ‘Todas las autoridades de la República, tanto las federales como las
municipales, velarán por la conservación del orden público, bajo la suprema
vigilancia del Gobierno Nacional, de conformidad con la Constitución y las leyes’.
Artículo 3º. ‘Las autoridades a quienes compete mantener el orden público tendrán
por fin de sus actos asegurar las condiciones necesarias para que ninguna acción
contraria perturbe o intente perturbar el funcionamiento de las instituciones del
Estado y para que los derechos constitucionales se ejerzan normalmente, en la forma
y dentro de los límites que prevengan las leyes’.
Sin embargo, no obstante que en razón de sus funciones son muchos los servidores
del Estado vinculados al sistema de seguridad que exigen la defensa de la Nación y
el mantenimiento del orden público, no todos ellos forman parte de las Fuerzas
Armadas o de los cuerpos de seguridad a que se refieren el ordinal que es objeto de
estos comentarios y las disposiciones de la Ley sobre Armas y Explosivos a que
antes se hizo referencia.
En tanto que las Fuerzas Armadas tienen como misión el mantenimiento de la paz y
la defensa de la soberanía, independencia e integridad de la Nación, el objeto de los
cuerpos de seguridad consiste principalmente en prevenir y reprimir, por la fuerza
cuando sea necesario, cualquier acto que constituya o pueda constituir una amenaza
para el normal funcionamiento de las instituciones, para el pacífico disfrute de los
derechos y libertades que la Constitución y las leyes acuerdan a los habitantes de la
República o para la vida o el patrimonio de éstos. En tal sentido fue muy explícito y
preciso el legislador cuando al crear el Servicio Nacional de Seguridad en el año de
1938 lo definió como ‘una institución que tiene por objeto conservar la tranquilidad
pública, proteger las personas y las propiedades; prestar el auxilio que reclamen la
ejecución de las leyes y disposiciones del Poder Judicial; intervenir en la
averiguación de hechos delictuosos; perseguir y capturar a los delincuentes; prestar
apoyo a las autoridades nacionales, estatales y municipales; identificar a las
personas; y, en general, cuidar de que se mantenga el imperio de la ley y la
estabilidad de las instituciones nacionales’.
El cumplimiento de funciones como las enumeradas en dicho artículo, exige que los
cuerpos a quienes incumbe su ejercicio sean organizados y dirigidos de manera
similar a aquélla en que son organizadas y dirigidas las Fuerzas Armadas, y que
dispongan del armamento y de los equipos que les permitan actuar con eficacia y
prontitud en el momento en que sean requeridos sus servicios.
Esta disposición lleva implícita la idea de que son cuerpos especialmente
organizados, entrenados y equipados y en todo caso diferentes a los militares, los que
prestan el servicio de seguridad no sólo dentro sino también fuera de las cárceles y
penitenciarías nacionales (...)”.

En igual sentido se pronunció la misma Sala en fecha 3 de agosto de 2000, al


expresar que no existe texto legal que disponga que ha de entenderse por el término
cuerpo de seguridad del estado, y en consecuencia acogió el criterio del año 1978; y
en el caso especificó de los funcionarios adscritos a la Dirección General de los
Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP), la Corte Segunda de lo Contencioso
Administrativo, en fecha 22 de febrero de 2006, dispuso lo siguiente:

“(…) En efecto, debe acotarse que con la entrada en vigencia de la Ley del Estatuto
de la Función Pública, publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de
Venezuela N° 37.522 del 6 de septiembre de 2002, la función de seguridad de Estado
ejercida por los cuerpos policiales -entre ellos la Dirección General de los Servicios
de Inteligencia y Prevención- pasó a ser una actividad de confianza cuya regulación
se encuentra sometida al régimen estatutario especial contemplado en el artículo 21
de dicho cuerpo normativo, sin que ello implicase el desconocimiento de situaciones
de hecho constituidas con anterioridad a la vigencia de la referida Ley, pero que en
todo caso implicaba un tratamiento distinto atendiendo a las nuevas circunstancias
normativas (…)”.
“(…) A criterio de esta Corte, no cabe duda que la acción de prevención e
inteligencia desplegada por los funcionarios adscritos a la DISIP constituye la
consagración de una actividad de seguridad del Estado, que propende al
mantenimiento del orden público, la paz social y la seguridad nacional (…)”.

Se desprende de lo anterior, que ha sido criterio de la jurisprudencia, que los cargos


pertenecientes a la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP),
han sido catalogados como de cargos de “confianza”, ello por cuanto la naturaleza de
los referidos cargos, constituye una actividad propia de Seguridad de Estado, lo cual
se materializa por desempeñar funciones inherentes al orden público, así como
también al resguardo de la paz social de la Nación.

Siendo ello así, y dado que el querellante desempeñaba el cargo de Inspector Jefe en
la Dirección de Servicios de Inteligencia y Prevención adscrita al Ministerio del
Interior y Justicia (DISIP), conforme a las previsiones de la Ley del Estatuto de la
Función Pública, el cargo desempeñado por el recurrente constituye un cargo de
libre nombramiento y remoción, por ser considerado como de confianza, por las
funciones que desempeña el querellante, referidas a actividades de seguridad de
estado, las cuales encuadraban con las funciones a que se refiere el artículo 21 de la
Ley del Estatuto de la Función Pública. Por tanto se desecha el vicio de falso
supuesto, y así se decide.

Ahora bien, determinada así la condición del querellante de funcionario de libre


nombramiento y remoción, corresponde remitirse al alegato de inamovilidad por
fuero paternal, evidenciándose que para el momento en que se dictó el acto
administrativo el recurrente gozaba de inamovilidad, razón por la cual este Juzgado
decretó medida de suspensión de efectos del acto administrativo impugnado hasta
tanto se decidiera el fondo del asunto, en los siguientes términos:

“En relación a la Protección de las Familias, la Maternidad y la Paternidad, la


Constitución establece ‘Artículo 75. El Estado protegerá a las familias como
asociación natural de la sociedad y como el espacio fundamental para el desarrollo
integral de las personas. Las relaciones familiares se basan en la igualdad de
derechos y deberes, la solidaridad, el esfuerzo común, la comprensión mutua y el
respeto recíproco entre sus integrantes. El Estado garantizará protección a la madre,
al padre o a quienes ejerzan la jefatura de la familia (…)’, ‘Artículo 76. La
maternidad y la paternidad son protegidas integralmente, sea cual fuere el estado
civil de la madre o del padre. Las parejas tienen derecho a decidir libre y
responsablemente el número de hijos o hijas que deseen concebir y a disponer de la
información y de los medios que les aseguren el ejercicio de este derecho. El Estado
garantizará asistencia y protección integral a la maternidad, en general a partir del
momento de la concepción, durante el embarazo, el parto y el puerperio, y asegurará
servicios de planificación familiar integral basados en valores éticos y científicos. El
padre y la madre tienen el deber compartido e irrenunciable de criar, formar, educar,
mantener y asistir a sus hijos o hijas, y éstos o éstas tienen el deber de asistirlos o
asistirlas cuando aquel o aquella no puedan hacerlo por sí mismos o por si mismas.
La ley establecerá las medidas necesarias y adecuadas para garantizar la efectividad
de la obligación alimentaría’.
Dichas disposiciones Constitucionales conciben la protección a la familia de manera
amplia, la cual debe ser interpretada con base a los fundamentos y principios sociales
y de justicia que comporta su establecimiento en un Estado Social de Derecho, en
consecuencia, la determinación de su alcance no admite ningún tipo de restricción, ni
discriminación, ello en virtud de que las mismas consagran el principio fundamental
de la existencia del derecho a la inamovilidad en el cargo o empleo tanto de la madre
como del padre.
En base a todo lo anterior, sin prejuzgar sobre el mérito del asunto, toda vez que el
análisis de la legalidad del acto objeto de impugnación corresponde a la decisión de
fondo, y dado que de los argumentos y del documento antes indicado, se desprende
preliminarmente la presunción grave de violación de los derechos constitucionales
denunciados, resulta procedente acordar provisionalmente la medida cautelar hasta
tanto se decida la causa principal, y así se decide”.

No obstante, que para la fecha en la que se removió y retiró del cargo al querellante
se encontraba dentro del año de inamovilidad mencionada; y en consecuencia
protegido por el fuero paternal; razón por la que el ente querellado ha debido dejar
transcurrir el lapso de un año posterior al parto, para proceder a la remoción; sin
embargo, se observa que la inamovilidad que se deriva del Texto Constitucional en
su artículo 76 es un lapso fatal de un año, y por cuanto dicho lapso culminó el 15 de
abril de 2009, no es posible la reincorporación del querellante al cargo que venía
desempeñando, pues el cargo de Inspector Jefe es un cargo de libre nombramiento
y remoción, en virtud de lo cual, sólo procede en el caso específico de autos, el pago
de los salarios y demás beneficios laborales dejados de percibir por el querellante,
que no requieran prestación efectiva de servicio, desde la fecha de su remoción y
retiro hasta la fecha en la cual se cumplió el año de inamovilidad por fuero paternal,
pues dicho beneficio de orden económico forma parte de la protección de la cual
gozaba el recurrente para el momento de su remoción y retiro, el cual se encuentra
íntimamente relacionado con la protección a la paternidad. Así se decide.

En tal sentido la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo en sentencia Nº


1801 de fecha 30 de julio del 2007, caso: Mariela Mendoza Velásquez, estableció:

“Siendo ello así, considera este Órgano Jurisdiccional que a los fines de mantener el
estado de protección de la querellante en virtud de su situación de gravidez, más allá
del aspecto laboral o en este caso funcionarial, manifestado a través del ejercicio del
cargo que desempeñaba como Asistente Parlamentario en la Asamblea Nacional, el
verdadero sentido de resguardo se encuentra en el mantenimiento del aspecto
pecuniario, manifestado a través del derecho a la contraprestación económica de
índole laboral, aunado al hecho que para el momento en que esta Corte dicta la
presente decisión, las causales de inamovilidad bajo las cuales se encontraba la
recurrente amparada, han cesado, por lo que dicho alegato pierde validez como
fundamento para exigir una reincorporación, en consecuencia, correspondería -en
principio- el pago de todos los beneficios socioeconómicos dejados de percibir que
no requieran de la prestación efectiva de servicio contados a partir desde el momento
en que comenzó el estado de inamovilidad laboral de la querellante por razones de
embarazo hasta el último día de la misma en esa condición.
Sin embargo, visto que en el caso sub iudice la recurrente en fecha 28 de marzo de
2005, fue notificada de la remoción del cargo de Asistente Parlamentario, esto es,
tres (3) meses después de haber comenzado el periodo de inamovilidad corresponde
sólo el pago de todos los beneficios socioeconómicos dejados de percibir por la
querellante que no requieran de la prestación efectiva de servicio contados a partir
del momento en que se dictó el acto administrativo de remoción hasta el último día
de inamovilidad laboral de la recurrente por razones de embarazo, esto es, desde el
28 de marzo de 2005 hasta el 14 de diciembre de 2005. Así se decide.
En virtud de las consideraciones realizadas en la presente causa, considera este
Órgano Jurisdiccional que la remoción de la querellante del cargo que desempeñó del
cual se ha hecho mención, no contraría lo preceptuado en el artículo 76 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, no obstante resulta necesario
para el resguardo del referido derecho constitucional, que la medida estuviese
acompañada de todos los beneficios socioeconómicos a los cuales la querellante
tendría derecho por el estado de gravidez en el cual se encontraba. Así se decide.
Como corolario de lo anterior, resulta procedente declarar parcialmente con lugar el
recurso contencioso administrativo funcionarial interpuesto, ordenándose en
consecuencia el pago de todos los beneficios socioeconómicos dejados de percibir
que no requieran de la prestación efectiva de servicio contados a partir del momento
en que se dictó el acto administrativo de remoción hasta el último día de
inamovilidad laboral de la accionante por razones de embarazo, esto es, desde el 28
de marzo de 2005 hasta el 14 de diciembre de 2005. Así se decide”.

En virtud de tales consideraciones, se ordena el pago de los salarios y demás


beneficios dejados de percibir por el querellante, desde la fecha del retiro hasta el 15
de abril de 2009, para cuyo cálculo se ordena practicar una experticia
complementaria del fallo. Así se decide.

De otro lado, se observa que en el acto administrativo se reconoce la condición de


funcionario de carrera del recurrente, previo a la entrada en vigencia de la Ley del
Estatuto de la Función Pública, sin embargo indica que al no existir cargos vacantes
en la Dirección General de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP)
procede a su retiro, actuación con la cual se violó el debido proceso, pues lo
procedente era concederle el mes de disponibilidad a fin de realizar las gestiones
reubicatorias, y de resultar éstas infructuosas proceder al retiro del organismo. Por
tanto, se declara la nulidad del acto administrativo sólo en lo que se refiere al retiro,
y se ordena la reincorporación del actor por el lapso de un mes y el pago del sueldo
correspondiente a dicho mes, lapso durante el cual el Organismo deberá realizar las
gestiones reubicatorias tanto internas como externas, esto es dentro de la Dirección
General de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP) como en otros
Organismos de la Administración Pública, en un cargo de carrera de similar
naturaleza al que ostentaba y para el cual cumpla con los requisitos. Así se decide.

IV
DECISIÓN

Por Las razones antes expuestas este Juzgado Superior Segundo en lo Civil y
Contencioso Administrativo, administrando justicia en nombre de la República y por
Autoridad de la Ley declara PARCIALMENTE CON LUGAR la querella
funcionarial interpuesta por la abogada TERESA HERRERA RISQUEZ, inscrita en
el Inpreabogado bajo el Nº 1.668, apoderada judicial del ciudadano ALEX JOSE
REYES, venezolano, mayor de edad, titular de la cédula de identidad Nº 11.885.216,
contra el acto administrativo DG-048-2008 de fecha 12 de septiembre de 2008,
emanado del Director General de los Servicios de Inteligencia y Prevención DISIP.
En consecuencia se decide:

PRIMERO: se declara la nulidad del acto administrativo DG-048-2008 de fecha 12


de septiembre de 2008, emanado del Director General de los Servicios de
Inteligencia y Prevención (DISIP), sólo en lo que se refiere al retiro del Organismo, y
se ordena la reincorporación del actor por el lapso de un mes y el pago del sueldo
correspondiente a dicho mes, lapso durante el cual el Organismo deberá realizar las
gestiones reubicatorias tanto internas como externas, esto es dentro de la Director
General de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP) como en otros
Organismos de la Administración Pública, en un cargo de carrera de similar
naturaleza al que ostentaba el recurrente y para el cual cumpla con los requisitos.
SEGUNDO: se ordena la cancelación de los salarios y demás beneficios laborales
dejados de percibir contados a partir del momento en que se dictó el acto
administrativo de remoción y retiro hasta el último día de inamovilidad laboral del
querellante, esto es, desde el 17 de septiembre de 2008 hasta el 15 de abril de 2009,
con excepción de los conceptos que requieran la prestación efectiva del servicio.
TERCERO: se ordena la realización de Experticia Complementaria del Fallo de
conformidad con lo previsto en el artículo 249 del Código de Procedimiento Civil, la
cual será practicada por un (01) solo experto contable, designado por el Tribunal al
tercer (3er) día de despacho siguiente a aquél en el cual el presente fallo quede
definitivamente firme.

PUBLÍQUESE y REGÍSTRESE

Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho del Juzgado Superior Segundo en lo


Civil y Contencioso Administrativo de la Circunscripción Judicial de la Región
Capital. En Caracas a los cinco (05) días del mes de mayo del año dos mil nueve
(2009), Años 199° de la Independencia y 150° de la Federación.
EL JUEZ PROVISORIO,

FERNANDO MARÍN MOSQUERA


LA SECRETARIA,

YANIRA VELÁZQUEZ

En esta misma fecha, siendo las dos y treinta minutos de la mañana (02:30 p.m.)
previo el cumplimiento de las formalidades de Ley, se publicó y registró la anterior
decisión.
LA SECRETARIA

YANIRA VELÁZQUEZ
Exp. Nº 006206
FMM/mc.-

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