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Es increíble lo falsos que podemos ser los seres humanos. La palabra favoritismo está
cargada de maldad, casi cualquiera (cristiano o no) puede decir que no es correcto
hacer favoritismo. Esto es, en parte, porque todos tenemos esa Ley Moral dada por
nuestro Creador a cada uno. La misma palabra «favoritismo» nos resulta mala. Sin
embargo, cometemos este acto de crueldad incluso dentro de la Iglesia.
Santiago comienza diciendo «Hermanos míos»: Esto quiere decir que se esta
dirigiendo a una audiencia cristiana. Si esto sucedía en la Iglesia primitiva, no
debemos hacer oídos sordos a estas palabras. Es muy probable que este tipo
de comportamiento se esté dando en nuestra Iglesia, que nosotros mismos lo
estemos llevando a cabo, por eso leamos este pasaje para reflexionar sobre
nuestro comportamiento
La fe que tienen en nuestro glorioso Señor Jesucristo: Aquí está estableciendo
la unidad de la Iglesia. Todos tenemos la misma Fe en un mismo Señor,
Jesucristo. Los cristianos somos sus discípulos. Somos el cuerpo de Cristo. Un
cuerpo no puede estar dividido. Imaginemos un jugador de fútbol pateando
una pelota. Si vemos el movimiento que hace al patear, vemos que con sus
ojos miró el arco para seleccionar la trayectoria. Su cadera y rodillas giran para
establecer la posición y seguir esa trayectoria. La pierna hábil se levanta hacia
atrás con la altura necesaria para dar un golpe con la fuerza necesaria para
lograr la trayectoria del esférico. Los brazos se extienden y se levantan para
permitir el equilibrio del cuerpo que se está sosteniendo en una sola pierna.
Todo esto gobernado por el mismo órgano, el cerebro. Que increíble es el
funcionamiento del cuerpo. Así es como describe la Biblia que la Iglesia debe
funcionar (1 Corintios 12:12-25). Cristo, el cerebro, dirige el cuerpo y los
miembros colaboran entre sí para lograr un objetivo. Un cuerpo desunido, no
puede lograr los objetivos con la misma precisión que un cuerpo que funciona
de forma armoniosa. Por eso
No debe dar lugar a favoritismos: La última parte del pasaje es clara. Los
favoritismos dentro de la Iglesia sólo dan lugar a dolor, rencores, peleas,
distenciones, que terminan causando la falta de unidad y esto ocasiona una
Iglesia que no crece espiritualmente. Si leemos la frase anterior vemos que la
Fe es la que no debe dar lugar a favoritismo. La Fe en la Palabra de Dios
debe movernos a aplicarla en nuestra vida, sino esta fe es muerta como
Santiago demostraría más adelante(Santiago 2:26). La Biblia es clara para Dios
todas las personas son iguales (Rom. 2:11, Ef. 6:9, Col 3:25). Cada uno de
nuestros hermanos fue comprado con la misma sangre divina del Señor Jesús.
Debemos tener temor de tener en poco el sacrificio del Señor. Si
menospreciamos a un hermano, ya sea por sus recursos, por su físico, por
alguna de sus características, estamos menospreciando el precio con el cual
el Señor lo compró (Santiago 2:5-6). 1 Pedro 1:17-19 (RVR) dice:
Las palabras de Juan son fuertes, y esto es porque son Palabra de vida. Si el
Espíritu Santo habita en nosotros y fuimos realmente salvos, esta clase de
comportamientos deben desaparecer de nuestra vida. El hecho de que
perduren a lo largo del tiempo debe levantar alertas acerca de si
verdaderamente nacimos de nuevo o no