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SOMOS UNA FAMILIA EN CRISTO

OBJETIVO: Lograr que todos recordemos que somos UNO en Cristo y que como
familia del Señor podamos vivir en armonía y disfrutar de una completa unidad en
el espíritu, en la fe, y en el amor de Dios.

Debemos saber que hay algo que nos une, muchos somos familia por lazos
de sangre, pero a la FAMILIA EN CRISTO, nos une algo de mayor relevancia
e importancia. LA FE.
LA FE QUE NOS UNE
«Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de
Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo»
Efesios 4:13.
 La fe que nos une debe ser genuina y firme.
 la fe no fingida que Pablo veía en el joven Timoteo habitó primero en su
abuela Loida, y luego en su madre Eunice, y así llegó a Timoteo (2 Timoteo
1:5).
 ¿Por qué se habla de una fe no fingida? sincera, genuina, sin dobleces,
firme y bien estable en su forma de vida; y ésta llegó a Timoteo por
transmisión de enseñanza, principios y valores a través de su madre y su
abuela. Así mismo, las familias de hoy y la Iglesia del presente tienen
la responsabilidad de preparar hogares y creyentes con unidad de fe.

 UNIDAD: compañerismo, armonía y colaboración que existe y aportan entre


sí los miembros de la Iglesia y la familia. Estamos hablando de una
Unidad muy especial y particular, es decir, la unidad de la fe y del
conocimiento.
 No de cualquier tipo de fe o de conocimiento, sino acerca de Jesucristo
como un varón perfecto y, por extensión, la unidad de fe que debe haber en
todo hijo de Dios, hasta llegar a tener la estatura y plenitud de Cristo
 Es una unidad de principios y valores, de conocimiento de nuestro
Dios y de su enseñanza (doctrina). Todo ello con un propósito definido
que está enmarcado en los versos siguientes:
<< Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento
de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia
las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo
en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo bien
concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente,
según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir
edificándose en amor >> . (Efesios 4:14-16)

OBJETIVO DE LA UNIDAD DE LA FE:


 Formar creyentes y familias que no sean de pensamiento cambiante
(fluctuantes)
 Tener la misma esperanza, gozo, y expectativas tanto del presente y del
futuro, porque lo hemos alcanzado en nuestro Señor y Dios, en el cual
estamos seguros.

Esta fe, nos mantiene firmes y conscientes de nuestra identidad,


por lo tanto, ya no mantenemos Sin rumbo, ahora somos parte de
un pueblo y estamos seguros de nuestro origen.
FUIMOS CREADOS A IMAGEN DE DIOS
 Indudablemente el ser humano fue creado por Dios y goza de ser imagen y
semejanza de Dios"; esto quiere decir, que es: un parecido de Dios y un
molde para otros. «Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo
creó; varón y hembra los creó.» (Génesis 1:27)
 Su responsabilidad por ser imagen y semejanza se debe reflejar al
reconocer el señorío de Dios y ser un ejemplo para los demás, como el
apóstol Pablo dijo: «Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo». (1
Corintios 11:1)
¿CÓMO ME MIRA DIOS?
(en Cristo), Dios nos mira, como hijos suyos, santos, perfectos y aceptos en el
amado. Esta es una verdad posicional.
¿CÓMO MIRO A MI HERMANO?
yo debo mirar a mi hermano como lo mira Dios, aun sin importar los
defectos que pueda tener mi hermano. Es un hijo de Dios y, por tal razón, es
mi hermano.
 El apóstol Pablo formula una pregunta en el capítulo 8 y versículo 33
escribiendo a los Romanos: «Quién acusará a los escogidos de Dios?
Dios es el que justifica».
 Si Dios es el que justifica al creyente, la acusación que pueda venir de
cualquier lado es falsa y sin argumentos; ¿por qué? Porque el Único
que podía acusarle y condenarle, era Cristo, y desde luego, lo hizo,
pero en Su propio cuerpo, «porque al que no conoció pecado, por
nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de
Dios en Él» (2 Corintios 5:21).
 No hay distinción, ni posición categorizada; todos estamos dentro de
ese pabellón que se llama, Gracia de Dios, donde hemos sido incluidos
y, por tal razón, somos hermanos en Cristo.
 Cuando nosotros entendemos qué es el cuerpo de Cristo, es cuando
entendemos la filiación vinculante de cada miembro.
 Por otro lado, si no comprendemos el cuerpo de Cristo, entonces nos
tocará ver las individualidades, y vamos a categorizar a las personas
despojándolas de esa posición a la cual Cristo las ha elevado.
Esto es vida cristiana. El apóstol Pablo dice, «Hermanos, si alguno fuere
sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu
de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas
tentado» (Gálatas 6:1). Entonces, yo debo considerar mi posición en Cristo,
elevada, pero también la de mi hermano.
Hermanos: son aquellos que siempre perdonarás, y que pase lo que pase,
nunca dejarás de amar. ¡Esto es vida plena o vida en abundancia! ¡Esta debe
ser la vida fraternal de la Iglesia, que es el cuerpo de Cristo!
¿CÓMO PUEDO CONSERVAR LA UNIDAD DE LA FE?
GUARDANDO LA UNIDAD DEL ESPIRITU
 «Yo, que estoy preso por servir al Señor Jesús, les ruego que vivan como
deben vivir quienes, como ustedes, han sido llamados a formar parte del
pueblo de Dios. Sean humildes, amables y pacientes, y bríndense apoyo,
por amor, los unos a los otros. Hagan todo lo posible por vivir en paz, para
que no pierdan la unidad que el Espíritu les dio.

 Sólo hay una iglesia, sólo hay un Espíritu, y Dios los llamó a una sola
esperanza de salvación. Sólo hay un Señor, una fe y un bautismo. Sólo hay
un Dios, que es el Padre de todos, gobierna sobre todos, actúa por medio
de todos, y está en todos.

 A cada uno de nosotros Cristo nos dio las capacidades que quiso darnos. Él
fue quien les dio a unos la capacidad de ser apóstoles; a otros, la de ser
profetas; a otros, la de ser evangelistas; y a otros, la de ser pastores y
maestros. Hizo esto para que todos los que formamos la iglesia, que es su
cuerpo, estemos capacitados para servir y dar instrucción a los creyentes.

 Ya no seremos como niños, que ahora piensan una cosa y más tarde
piensan otra, y que fácilmente son engañados por las falsas enseñanzas de
gente astuta, que recurre a toda clase de trampas. Al contrario, el amor
debe hacernos decir siempre la verdad, para que en todo lo que hagamos
nos parezcamos cada vez más a Cristo, que es quien gobierna la iglesia.

 Cristo es quien va uniendo a cada miembro de la iglesia, según sus


funciones, y quien hace que cada uno trabaje en armonía, para que la
iglesia vaya creciendo y cobrando más fuerza por causa del amor» (Efesios
4:1-16. TLA).

 La Unidad de Espíritu es la que nos mantiene unidos en armonía y paz;


capacidad de soportarnos, perdonarnos, ayudarnos, ser humildes y
pacientes unos para con los otros.
 El Espíritu Santo no es simplemente emoción de hablar en lenguas, o
aquello que nos mantiene en un éxtasi alejado de la realidad.
 El Espíritu Santo es Dios guiando, fluyendo dentro de nosotros como ríos
de agua viva, para que con los pies puestos en la tierra vivamos en este
siglo sobria, justa y piadosamente.
 El Espíritu Santo nos ayuda a resolver nuestras dificultades. En la
Iglesia, al igual que en el seno de cada familia, suelen presentarse
desacuerdos, incomprensiones y situaciones molestas, así como en la
iglesia del primer siglo.
 Quien no soluciona sus diferencias, y se mantiene disgustado o se divide
y se aleja, es considerado como un sensual (que se deja dominar de
sus sentimientos), y como lo expresa Judas en su carta, verso 19,
«estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al
Espíritu».
 Estar lleno del Espíritu es mucho más que hablar en lenguas, es vivir
en el Espíritu, es andar en el Espíritu, es dejar que el Espíritu de Dios
gobierne nuestra vida, de tal manera que la humildad, la
mansedumbre, la templanza, el dominio propio, tanto como la bondad,
la fe, el gozo, la paz y el amor, sean el fruto permanente de nuestro
diario vivir. El hablar en lenguas es una señal de haber recibido el
bautismo del Espíritu, pero esta experiencia va más allá, es
sumergirse en el mundo del Espíritu de Dios y hacerse templo del
mismo.
IGLESIA Y FAMILIA JUNTAS NO ES LO MISMO QUE FAMILIAS E IGLESIA
UNIDA.
 Estar juntos se puede dar solamente como tradición, sin que ninguna
devoción afectiva los una.
 Cuando hablamos de unidad familiar en la familia cristiana, estamos
diciendo que hay un vínculo emocional y espiritual tan completo y
fuerte entre los miembros de la familia e iglesia que difícilmente
podría ser quebrantado.
La historia bíblica nos da evidencia de que existieron en el seno de algunas
familias celos, como los de Caín con Abel; envidias, como la de Raquel y Lea;
recelos y resentimientos, como el del hermano del hijo pródigo, que no pudo
alcanzar la cuota de bondad necesaria para alegrarse del regreso de su hermano
a casa. También, al leer la historia de José y sus hermanos, se puede comprender
hasta dónde puede llegar el «desamor familiar». Y aunque nos parezcan historias
de antaño, vemos actitudes semejantes también en las familias de hoy.

A continuación, veremos algunos aspectos importantes


en la conservación de la unidad familiar.
AUSENCIA DE COMPROMISO ESPIRITUAL.
Debe haber compromiso espiritual en los miembros de la familia y la iglesia.
Cuando ese compromiso espiritual se pierde, cuando nos importan más
nuestros intereses personales, y nuestros derechos por encima de lo que
diga Dios, podemos estar seguros de que ese traspasar límites, actuando
solo bajo nuestra influencia humana va a traer caos y destrucción.
Cuando la familia no cumple con las expectativas que el Creador tuvo al
conformarla, cuando el triunfo, el progreso, y las bendiciones o la particular
forma de ser de alguno de sus miembros no son soportados en el amor
cristiano, sino al contrario, se desatan envidias, celos, contiendas, cuando
solo se visitan por «deber social» cuando están enfermos, hospitalizados, o
cuando alguno fallece, es innegable que actúan bajo su propia influencia
carnal y hay ausencia de compromiso espiritual frente a Dios.
El compromiso espiritual como familia espiritual y de sangre es soportaros,
tolerarnos y trabajar por el bienestar de TODOS, cuando somos
INDIVIDUALISTAS ESTAMOS FALTANDO A ESE COMPROMISO.
COMUNICACIÓN ASERTIVA.
 Cuando la palabra del Señor nos enseña «Por tanto, dejando a un lado la
falsedad, hablad verdad cada cual, con su prójimo, porque somos
miembros los unos de los otros» (Efesios 4:25. LBLA), no se refiere a que
podemos agredir ampliamente a los demás argumentándoles nuestras
«verdades».

 La familia cristiana unida siempre echará mano del diálogo, antes que
de cualquier otra acción en contra de su familia.
 Querer tener más autoridad y dominio sobre los otros miembros de la
familia o de las situaciones familiares es desconocer el mandato:
«someteos unos a otros en el temor de Dios» (Efesios 5:21). Es un
mandato al que muchos hacen caso omiso. No se trata de si a mí me
gusta o me conviene, se trata de agradar a Dios. Esta conducta agudiza
los conflictos familiares y los convierte en crisis; cuando se pierde la
capacidad de diálogo, se favorecen las divisiones y de paso el declive de la
armonía familiar.
EL EGOISMO VS LA ARMONÍA
«Y si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer»
(Marcos 3:25).
 El actuar desde las emociones sin pensar que cada mal movimiento
que yo haga como miembro de una familia me afectará, como también
a todo mi núcleo familiar, es una actitud por demás irrazonable y
carente de juicio;
 Cuando en una familia cada uno busca sus propios intereses, cuando para
conseguirlos debe pasar por encima de toda norma ética, moral, o
espiritual contra un miembro de su propia familia, esa casa se viene
abajo irremediablemente.

ORGULLO Y LA FALTA DE PERDÓN


 La armonía no existe por sí sola; la armonía se da cuando comprendo
cual es mi parte en la familia, cual es mi mejor aporte a la unidad
familiar, cuando sé deponer mi egoísmo y pongo al servicio de la
familia mi granito de arena para que en la familia reine la paz por el
bien de todos.
Es asombrosa la manera en la que muchos cristianos están dispuestos a arreglar
cualquier desacuerdo con un hermano en la fe a la mayor brevedad posible y
dejan pasar fácilmente el asunto; Sin embargo, bien diferente es su
comportamiento frente a los miembros de su propia familia cuando se trata de
desacuerdos, porque prefieren mantener radicalmente su posición.
Esta actitud no es agradable ante Dios, «Porque juicio sin misericordia se hará
con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el
juicio» (Santiago 2:13). En aprietos nos veremos en la presencia de Dios si
permanecemos en esta actitud: «Y perdónanos nuestras deudas, como
también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores» (Mateo 6:12).
Pueden andar muchos miembros de una familia por ahí creyéndose perdonados,
pero hasta que no suelte su corazón al perdón, no podrá disfrutar del amor
perdonador de Dios. Cuando cada uno hagamos como miembros de una
familia lo que es debido delante de Dios, entonces volverán la alegría y las
bendiciones de Dios, la aprobación de Dios a nuestra vida y a la vida de los
nuestros.
PRINCIPIOS BÍBLICOS PARA CONSERVAR LA UNIÓN
 La familia debe estar bien fundamentada, teniendo buenas bases que
ayudarán a la integración de la familia. Partiendo del significado de la
palabra principio «del latín principium que significa origen, inicio, comienzo»
(Significados.com), podemos decir que la familia tiene un origen en Dios:
«Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su
mujer, y serán una sola carne» (Génesis 2:24)
AMOR, entendiendo el amor como un «sentimiento supremo». «Amar no se
trata solo de afinidad o de química entre dos personas; el amor es sentir
respeto, conexión, libertad al estar junto con otra persona. El amor es una
unión no material, sino espiritual. No se trata solo de demostraciones físicas,
sino afectivas, emocionales
Y ahora te ruego, señor, no como escribiéndote un nuevo mandamiento, sino el
que hemos tenido desde el principio, que nos amemos unos a otros» (2 Juan 1:5
LBLA). Por lo tanto, cuando existe el amor en la familia, hay respeto, hay
calidez, y, también, todos se sienten seguros. No debemos olvidar 1
Corintios 13:13: «Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos
tres; pero el mayor de ellos es el amor».
UNIÓN y, en una definición básica se dice que es «la acción y efecto de unir o
unirse (juntar, combinar, atar o acercar dos o más cosas para hacer un todo,
ya sea físico o simbólico.
Una familia unida estará en victoria y por más dificultades que lleguen, las sabrán
sortear y salir adelante, la palabra de Dios dice: «Y si alguno prevaleciere contra
uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto» (Eclesiastés
4:12)
La COMUNIÓN es el principio que afianza la convivencia, siendo este muy
importante para conservar las familias unidas. La comunión tiene implicaciones
positivas para mejorar las relaciones interpersonales. «Es un término que surge de
la alianza entre las palabras común y unión. Su significado esencial alude a la
participación de dos o más entes en algo común.
Esto quiere decir que los participantes comparten una serie de valores,
ideas, sistemas de creencias o preceptos y lo expresan mediante su trato o
mediante acciones concretas»
En la familia se tienen en común muchas cosas y esto nos lleva a estar
juntos y en armonía. «¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los
hermanos juntos en armonía!» (Salmos 133:1). «Si decimos que tenemos
comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la
verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión
unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado»
(1 Juan 1:6).
EL TEMOR A DIOS, el poder apartarnos del mal, será un gran ejemplo para
nuestro núcleo familiar, quienes esperan ver que la vida nuestra existe para
agradar a Dios. «El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la
arrogancia, el mal camino, Y la boca perversa, aborrezco» (Proverbios 8:13).
 El temor a Dios lleva al hombre a guardarse y ser fiel al eterno Dios;
cuando aborrecemos el mal, podemos guiar a la familia por el camino
de la salvación.
 El temor a Dios lleva al hombre a vivir una vida bajo el dominio y la
voluntad de su Creador esto permitirá que la familia permanezca en
las manos del mejor diseñador y arquitecto para una familia. «Si
Jehová no edificare la casa en vano trabajan los que la edifican»
(Salmos 127:1).
PERDÓN. Sin este, es imposible que una familia subsista de la manera que
Dios desea. La Biblia es clara cuando dice «soportándoos unos a otros, y
perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera
que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros» (Colosenses 3:13).
 No puede haber armonía en una familia sin el perdón; este debe estar
presente en la vida diaria del cristiano, ya que le permite sanar las
heridas y reconciliarse con su hermano. Todos estos principios se
hacen fundamentales para la consolidación y crecimiento de las familias,
para que estas puedan reconocer el señorío de Cristo en el seno de cada
hogar. Es la palabra de Dios la que nos guía por caminos de rectitud, sin
temor a dañar nuestras familias, antes, por el contrario, ella la edifica.
PRESERVAR LA UNIDAD
Preservar. Proteger o resguardar a alguien o algo de un daño o peligro,
intentando conservar su estado.
Unidad. Propiedad que tienen las cosas de no poder dividirse ni fragmentarse sin
alterarse o destruirse
Las lluvias, los ríos y los vientos» vienen sobre toda casa sin importar dónde
o cómo está construida, tanto para las que están en la roca, como para las
que están sobre la arena. La diferencia está en el resultado. La casa de la
arena se cae y está en ruina; la casa de la roca permanece, pese a las
circunstancias y dificultades.
LLUVIAS
Podríamos decir que son gotas de agua que parecen ser inofensivas, pero
que van haciendo daño, generan humedad, descomposición, deterioro. Son
pequeñas cosas que llegan a nuestros hogares, familias, o vidas, que al no
ser remediadas van haciendo grietas y daño en los cimientos.
RIOS
Corrientes de agua que vienen con fuerza, que pueden ser formados por las
lluvias, o provienen de las entrañas de la tierra. Son aquellas cosas que
pertenecen al mundo: deseos de la carne, deseos de los ojos, vanagloria de
la vida, que suelen presentarse como tentaciones, seducción, fragilidad
humana, que vienen para procurar arrasar la vida del creyente, destruir la
armonía de la familia y de la Iglesia.
VIENTOS
Pablo los menciona como vientos de doctrina; quizá las tentaciones, o las
pequeñeces no movieron la casa del creyente, pero, vienen desacuerdos,
inconformidades, orgullo, soberbia, que se pueden dar con la
administración, con la doctrina, o altivez de conocimiento; situaciones que
como huracanes no solo mueven cimientos, sino la casa entera de un lado a
otro. Vienen con astucia a generar inconformidad, desconfianza,
incredulidad, recelo, prevención, malicia, etcétera.

 Cuando el Señor habla de la casa edificada sobre la roca y la arena, dice


que sobre ambas casas vinieron ríos y vientos pero la que estaba sobre la
roca preservó su construcción mientras que la otra se destruyó.
 Los cimientos de la familia son los que de alguna manera permiten que
esta no se divida y que al paso de los años y las diferentes circunstancias
que viva pueda permanecer en pie.
 En una edificación podemos cambiar la fachada, el color de las cosas y
hasta las ventanas si queremos. Pero, si los cimientos fueron para
sostener una sola planta, no podemos por conveniencia cambiar las bases
pues esta es una unidad que mantiene esa casa en pie. Si la Biblia dice
«maridos, amad a vuestras mujeres» (Efesios 5:25). O «Las casadas
estén sujetas a sus propios maridos» (Efesios 5:22). O «Hijos,
obedeced en el Señor a vuestros padres» (Efesios 6:1), ¿qué cosa
puede ser mejor que la que el Señor ha dicho? Si como Dios diseñó la
«Unidad Familiar» ha funcionado bien, entonces, creo que no hay que
dejar que esta cambie, sino que antes somos llamados a preservarla y
mostrarla a la sociedad que nos rodea para de esa manera exaltar al
creador de la familia «Dios». Y en el caso nuestro como familias cristianas,
debemos vivir según ese diseño, cuidando esa unidad y que esta pase a
las generaciones futuras sin permitir que sea contaminada o dañada por
los tantos conceptos existentes.
 TODO LO ANTERIOR SE OUEDE RESUMIR EN EL SIGUIENTE
VERSÍCULO:
 ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es
Habitar los hermanos juntos en armonía!
Es como el buen óleo sobre la cabeza,
El cual desciende sobre la barba,
La barba de Aarón,
Y baja hasta el borde de sus vestiduras;
Como el rocío de Hermón,
Que desciende sobre los montes de Sion;
Porque allí envía Jehová bendición,
Y vida eterna.

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