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sobre un tema en concreto. Los distintos campos del conocimiento se han cultivado antes de
que existieran técnicos, ingenieros y licenciados y, por tanto, comenzó a enseñarse mucho
antes de que existiera el espacio disciplinar de la enseñanza, es decir, la didáctica.
Desde el punto de vista etimológico, y si nos remontamos a los tiempos más antiguos, los
ámbitos de estudio de la didáctica han sido desde siempre la enseñanza y la instrucción. El
término didaktika deriva del verbo griego didas- kao (enseñar, enseño), que significa
literalmente «lo relativo a la enseñanza, a la actividad instructiva». Por tanto, y de acuerdo con
esta acepción, se podría definir la didáctica como la ciencia o el arte de enseñar.
Ya en la Grecia clásica los diálogos socráticos fueron las primeras contribuciones a la labor
formativa y didáctica, así como las aportaciones de Platón en La República y en la Carta VII. Sin
embargo, desde la perspectiva histórica, se considera a los sofistas los iniciadores de la técnica
didáctica.
El nacimiento de la didáctica tal y como hoy se concibe se debe a san Agustín (354- 430), cuyo
De Magistro constituye un auténtico tratado sobre esta disciplina. Otra figura importante fue
san Isidoro (hacia 560-636), quien en sus Etimologías, el principal texto de la Edad Media sobre
didáctica, concedió un valor fundamental a los contenidos que se deben aprender y en los que
se apoya el proceso de la enseñanza. Por último, aunque bastante más tarde, encontramos a
H. de S. Victor (1096-1141), quien, en Eruditio Didascalia, destacó el enciclopedismo de los
conocimientos y estructuró los contenidos en cuatro ciencias básicas: teóricas, prácticas,
mecánicas y lógicas. En esta misma obra se ocupó de cómo mejorar las condiciones de estudio.
Una de las aportaciones más interesantes al desarrollo de la didáctica se debe a santo Tomás
de Aquino (1225-1274), uno de los grandes pensadores de todos los tiempos. A lo largo de su
obra, y especialmente en De Magistro, santo Tomás abordó la mayor parte de los temas
didácticos.
También el filósofo R. Llulle (1235-1315) dedico parte de su vida a este tema.El Félix de las
Maravillas y Doctrina pueril, destacó el aprendizaje de las lenguas y de las ciencias de la
naturaleza como fundamental para la adquisición de una cultura básica. Anticipándose a lo que
hoy son las didácticas especiales, puso los cimientos del aprendizaje por el descubrimiento.
J. A. Comenius publicó en 1657 su Didáctica Magna, en la que estableció las bases de una
teoría de la enseñanza o del arte de enseñar.
J. A. Comenius se propuso en su Didáctica Magna establecer las bases teóricas para enseñar
con certeza, rapidez, atractivo y solidez. El título integro de esta obra, aparecida en 1657, es
toda una declaración de principios y un magistral resumen de su pensamiento y merece la
pena reproducirlo: “Didáctica magna. El completo arte de enseñar todo a todos los hombres,
es decir, el modo y manera seguro y perfecto de establecer en todos los municipios, ciudades y
aldeas de los países cristianos, escuelas en las que toda la juventud de ambos sexos, sin
excepción alguna, de manera rápida, sólida y agradable pueda ser instruida en las ciencias,
guiada hacia las buenas costumbres, educada en plenitud de la piedad y, así, ser introducida
en cuanto es necesario para la vida presente y la futura; a propósito de todo lo cual nosotros
recordamos el fundamento que la naturaleza misma de las cosas brinda, la verdad que queda
puesta en evidencia a través de ejemplos comparativos tomados de las artes mecánicas, la
secuencia bien determinada de años, meses, días y horas y finalmente el camino que, si se
sigue, conduce al logro seguro de todo lo dicho de manera fácil”.
En Cómo Gertrudis enseña a sus hijos (1801), J. H. Pestalozzi argumentaba que el objetivo de la
instrucción es lograr una intuición clara de lo verdadero, recto y bueno. Su método se basaba
en la intuición y en el entendimiento progresivo, desde lo fácil hasta lo difícil y desde lo simple
hasta lo complejo. El fin de la educación era conseguir en cada niño el desarrollo integral de
sus capacidades. Su enseñanza partía de la observación directa y de la experiencia como base
de la intuición, por lo que puede considerarse una enseñanza activa que se mostraba contraria
a la memorización.
J. F. Herbart buscó las raíces de la pedagogía en otras disciplinas como la filosofía y la
psicología. Fue el iniciador de la didáctica pedagógica como instrucción educativa y de la
instrucción como construcción mental personal. Para J. F. Herbart, la instrucción constituye el
más importante de los medios educativos, y su finalidad principal es despertar la curiosidad. Se
pronunció en contra de la utilización de los castigos y consideró que la enseñanza debe
despertar el interés de los alumnos.
Desde el punto de vista didáctico, fue el creador de los grados formales o fases de toda
enseñanza: claridad, asociación, sistematización y aplicación, lo cual podría considerarse como
un diseño de instrucción.
Por su parte, O. Willman, discípulo destacado de J. F. Herbart, ejerció una gran influencia en las
teorías didácticas de la primera mitad del siglo xx a través de su Didáctica o teoría de la
formación humana.
A lo largo del siglo XX, autores como Skinner con su teoría del condicionamiento instrumental
han contribuido desde diferentes perspectivas al desarrollo de la pedagogía y la didáctica.
La didáctica en la actualidad
Desde la década de 1920 y hasta fines de siglo, las diferentes perspectivas y autores se
engloban en dos grandes referentes: los autores de la Escuela Nueva Europea y la aportación
de J: Dewey, junto con los planes Dalton y Winetka de la escuela estadounidense.
En esta etapa contemporánea hay que mencionar el desarrollo de las ciencias de la educación,
particularmente de la psicología evolutiva, la biología y la sociología, así como el predominio
del método experimental, el desarrollo de la tecnología educativa, la crisis del curriculum y la
continua presencia de planteamientos humanistas, alternativos y cualitativos.
Estos rasgos, aquí descontextualizados, son limitados. Otra cuestión es a qué se refiere cada
uno de ellos, lo que sólo se puede saber a través del análisis epistemológico y semántico y del
concepto personal que tenga cada autor.
La que describe mejor su significado es la siguiente: «la didáctica es una disciplina y un campo
de conocimiento que se construye, desde la teoría y la práctica, en ambientes organizados de
relación y comunicación intencionadas, donde se desarrollan procesos de enseñanza y
aprendizaje para la formación del alumnado».
Revisando las definiciones proporcionadas por los distintos autores, se percibe una clara
coincidencia en la consideración de la didáctica como una disciplina normativa, que sirve para
planificar regular y guiar la práctica de la enseñanza.
Algunos autores creen que la práctica educativa es la base del conocimiento didáctico, y que
hay que partir de ésta para alcanzar la teoría
En definitiva, hay que intentar construir un conocimiento didáctico académico que ofrezca una
visión integrada de los saberes teóricos y de la práctica educativa. En esta línea se pronuncian
D. J. Clandinin, F. M. Cornelly, W. Carr y S. Kemmis, J. Contreras, etcétera. Para terminar este
complejo pero vital apartado, se puede decir con J. Contreras que el cometido de la didáctica
debe ser el de establecer teorías sobre la práctica educativa y sus problemas que faciliten la
construcción personal del conocimiento profesional.
Este conocimiento será en parte experiencia (personal y práctico), en parte teórico: en parte,
producto de la actividad cotidiana de la enseñanza y en parte, de las necesidades y exigencias
institucionales y sociopolíticas.
Sin embargo, junto a estas reflexiones y cuestiones, hay que referirse a la visión académica de
la didáctica como espacio de conocimiento disciplinar en la universidad y a sus relaciones y
dependencias con las ciencias sociales y de la educación.
El conocimiento científico social tiene como misión más importante la comprensión de los
fenómenos que se producen en la sociedad, ya que su función es entender los hechos
racionalmente, pero también comprender los significados y símbolos de la cultura de la que
emergen.
Desde la perspectiva de ciencia humana y social, la didáctica se caracteriza por llevar a cabo las
siguientes acciones:
En tanto que ciencia social, la didáctica aporta el conocimiento de los procesos, estrategias y
mecanismos por los que se realiza la selección, organización, transmisión y adquisición de la
cultura y, por lo tanto, ayuda a comprender los procesos de integración social.
La didáctica es considerada una ciencia social por dos razones básicas: por que su objetivo es el
estudio de la enseñanza y el aprendizaje, que son actividades sociales, y porque se desarrolla
dentro de un contexto institucional integrado, a su vez, en un sistema sociocultural y político
más amplio.
La didáctica es una ciencia interdisciplinar en la que tienen cabida todas las ciencias de la
educación. En su ámbito de estudio se incluye, por tanto, cualquiera de las didácticas
específicas, desde las ciencias experimentales o las matemáticas, hasta la educación física o la
lengua.
Llamado también básico o de aplicación, y que algunos autores subdividen en otros dos o tres.
Incluye los siguientes grupos de disciplinas: filosóficas (filosofía de la educación, axiología de la
educación, ontología de la educación, teleología de la educación), nomotéticas (biología de la
educación, psicología de la educación, sociología de la educación, economía de la educación,
psicolingüística), históricas (historia de la educación y de la pedagogía, educación comparada),
formales (epistemología, lógica, teoría general de sistemas, cibernética, teoría de la
comunicación). Este ámbito, el más complejo, comprende criterios teóricos, metodológicos,
filosóficos e históricos. De ahí que la diversidad de enfoques sea mayor. Además, el papel
aglutinador de alguna de estas ciencias (filosofía de la educación, teoría general de sistemas,
epistemología) es señalado con mayor énfasis en las últimas propuestas.
Ámbito disciplinar
Este ámbito incluye un grupo de materias y núcleos temáticos de importancia creciente, pero a
los que no corresponde el calificativo de ciencias de la educación. El ámbito disciplinar es el
propuesto por un enfoque de gran proyección sobre planes de estudio y líneas curriculares;
pero, aun así, se trata de capítulos o de enfoques distintos a los de las ciencias anteriores. Se
pueden considerar como disciplinas educativas que profundizan en la práctica académica y en
la aplicación tecnológica. Por ejemplo: diagnóstico educativo, educación especial, didácticas
especiales, supervisión escolar, administración escolar, didáctica diferencial, formación
profesional, educación permanente y evaluación escolar.
- Interrelación entre las ciencias de la educación. Hay temas que son objeto de dos o tres
ciencias de la educación y cuya única diferencia estriba en los matices con que se enfocan. Por
ejemplo: trabajo en equipo, relación docente-discente, aprendizaje, etcétera. Todos estos
temas son tratados desde el punto de vista metodológico, organizativo y de orientación
escolar, así como desde el punto de vista psicológico.
La interdisciplinariedad
Cada una de las disciplinas que componen las ciencias de la educación no forma un ámbito
aislado sino que se interrelaciona con el resto. Existen diversos temas, como la relación
profesor- alumno o el trabajo en equipo, que son estudiados por varias de estas ciencias de la
educación.
Entre los motivos que han llevado hacia planteamientos interdisciplinares, se encuentran los
siguientes:
En definitiva, la didáctica es la única ciencia o disciplina que trata globalmente los procesos de
enseñanza/aprendizaje como un sistema de comunicación y relación con múltiples
implicaciones personales, institucionales y sociales.
El hecho de que el término «enseñanza» sea polisémico, hace que se preste a una
interpretación ambigua en ocasiones. Etimológicamente procede del latín in-signare, que
significa poner un signo, señalar, mostrar. Sus connotaciones van más allá del entorno
educativo. En sentido coloquial, equivale a transmitir conocimientos o a instruir, acciones que
requieren intencionalidad y relación de comunicación. Enseñar, por tanto, es un acto
comunicativo, un acto por el cual el docente pone de manifiesto los objetos de conocimiento a
traves de la aportación de nuevas significaciones.
Por eso hay que plantear la enseñanza como una adquisición de aprendizajes, lo que implica la
participación del alumno. La adquisición de aprendizajes se basa en la correlación entre
enseñar/aprender, similar a la que existe entre vender/comprar, como ha señalado J. Dewey
para poner sólo un ejemplo.
Se debe plantear en términos de efecto conseguido, es decir, para que la enseñanza adquiera
plena significación, tiene que darse el aprendizaje. A veces los estudiantes se quejan, y con
razón, de que los profesores se limitan a explicar en las clases y se desentienden de lo que les
ocurre a los alumnos. Cumplen con su función docente de manera parcial, realizándola como
una tarea, pero no como un logro. La enseñanza como logro significa que el aprendizaje está
implicado en la enseñanza. Por su parte, las características del alumno, considerado individual
o colectivamente, transforman el proceso de enseñanza. Enseñar no es sólo desarrollar un
conjunto de actividades, sino también prestar atención, tener en cuenta lo que esta
ocurriendo. La conciencia, intencionalidad y liberación son conceptos inseparables de
enseñanza, puesto que las intenciones del docente se transforman en valores o
comportamientos de los alumnos.
Cualquier intento de comprender qué es la enseñanza debe contemplar qué aspira a ser, cuál
es su finalidad y qué función ocupa en nuestra sociedad y en nuestra cultura.
EI aprendizaje
Como constructor activo de su aprendizaje, el alumno no se limita a asumir los estímulos que
le vienen dados, sino que los confronta con experiencias y conocimientos adquiridos con
anterioridad. Se trata de la zona de desarrollo próximo que definió L. S. Vigostski y
perfeccionaron otros autores afines. En definitiva, el aprendizaje es un proceso complejo y
mediatizado. El propio alumno constituye el principal agente mediador, debido a que él mismo
es quien filtra los estímulos, los organiza, los procesa y construye con ellos los contenidos,
habilidades, etcétera, para finalmente asimilarlos y, en un aprendizaje significativo o superior,
transformarlos.
Como sujeto activo de su aprendizaje, el alumno no sólo recibe el estímulo del docente sino
que lo compara con las informaciones que ya posee. Es así como construye sus conocimientos.
-La enseñanza, es decir, las acciones instructivas dan lugar al aprendizaje de los alumnos.
- El aula es un lugar en el que el docente lleva a cabo su tarea para lograr que el alumno
aprenda.
- El conocimiento del tratamiento que se quiere aplicar debe preceder a la práctica docente.
Desde una perspectiva técnica, el aula tan sólo se concibe como el espacio en el que el
docente realiza su trabajo, aplicando determinadas metodologías y usando ciertos medios,
recursos y materiales con el fin d conseguir que los alumnos aprendan unos contenidos
concretos previamente seleccionados.
Frente a una visión de la enseñanza entendida como tratamiento, se puede definir otra que,
según J. Contreras, la conciba como construcción social. De acuerdo con esta nueva visión, la
enseñanza crea unas condiciones sociales para que el alumnado asuma su papel como tal. La
labor del docente, por tanto, es influir en el alumno para que realice las tareas que le
corresponden. En consecuencia, el aprendizaje resulta de asumir y desempeñar su papel el
alumno, en lugar de ser un efecto causado por la enseñanza. Las tareas de enseñanza tienen
que ver, más que con la transmisión de contenidos, con proporcionar instrucciones al
alumnado sobre cómo realizar el aprendizaje. De esta forma se reconoce el papel activo de los
alumnos en el aprendizaje y su mediación en la enseñanza.
La proyección de este enfoque parece más evidente cuanto más nos acercamos a la vida del
aula, a las situaciones concretas de relación entre un docente y sus alumnos. Por lo general, se
caracteriza por el grado de apertura y flexibilidad con que se conciben los procesos y
fenómenos de enseñanza. El punto neurálgico de este planteamiento es la búsqueda del
equilibrio entre el conocimiento científico y la práctica artística.
Por una parte, existe una necesidad de explicar y regular las actividades de
enseñanza/aprendizaje, es decir, de establecer unas bases científicas, unos principios de
procedimientos, unas directrices o normas de actuación. Éste sería el componente científico o
racional. De otro lado, se debe considera que la enseñanza es un proceso singular, un acto
práctico que requiere intuición, creatividad, expresividad, experiencia, adaptación a
situaciones, sujetos y contextos. Este sería el componente artístico en el más pleno sentido del
término.
Para considerar el componente científico o racional de la enseñanza hay que estudiar los
procesos de enseñanza/aprendizaje. Resulta imprescindible para obtener la base científica con
la que elaborar unos principios y normas de actuación del docente que favorezcan el
aprendizaje
Según B. Barnes, el problema básico es cómo poner el conocimiento adulto a disposición de los
alumnos de modo que no se convierta en una camisa de fuerza.
La dimensión sintáctica del modelo se refiere a los códigos utilizados, a la forma de hacerlo, a
los medios materiales y a los métodos empleados para transmitir contenidos, estimular y
provocar la actividad y el aprendizaje de los alumnos. La dimensión semántica por su parte, se
refiere a los problemas relacionados con la selección y organización de los contenidos, pero
también atiende al significado de las experiencias y actividades de aprendizaje con
potencialidad educativa.
Los elementos esenciales del modelo de A. Pérez Gómez son: objetivos, maestro o profesor,
alumnos, contexto, contenidos, experiencias, medios, estrategias metodológicas y evaluación.
La didáctica se considera una ciencia social, ya que su objetivo es comprender las actividades
sociales de enseñar y aprender, dentro del contexto institucional y sociocultural más amplio.
A través de su estudio, se busca comprender los procesos de selección, organización,
transmisión y adquisición de la cultura, contribuyendo así a la integración social.
El texto aborda la didáctica como una ciencia interdisciplinar que engloba todas las ciencias
de la educación, incluyendo la pedagogía y la teoría de la educación, la organización escolar,
la orientación y la política educativa. Se menciona que el concepto de pedagogía ha sido
reemplazado por el de ciencias de la educación. Se analizan los ámbitos propiamente
pedagógico, envolvente o condicionante, y disciplinar en las ciencias de la educación, así
como la interrelación, interdisciplinariedad y convergencia entre ellas.
Se explora la interdisciplinariedad como una nueva perspectiva que sintetiza y relaciona las
ciencias que estudian el hecho educativo. Se clasifican las formas de interdisciplinariedad en
función de los objetivos, nivel de integración teórica, metodología, aplicaciones prácticas y
contingencias históricas.