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Alcoholismo, relaciones sociales y poder político en el Chile colonial

Curso: Historia de Chile en el Siglo XVIII y la Rev. de la Independencia


Profesor: Juan Cáceres
Estudiantes: Valentina González
José Olivari
Introducción

A lo largo del siglo XVIII, se van consolidando en el Chile colonial los actores sociales y
estructuras de poder político y económico local que posteriormente darían lugar al proceso de
independencia. A este respecto, el presente ensayo busca analizar las relaciones políticas y
económicas que se dieron entre estos poderes locales, concretamente los latifundistas y otros
actores económicos que tuvieron relevancia como un sector minero en el norte que cobró
relevancia durante este periodo, y por otro lado, las clases bajas. Un nuevo sector social
constituido por mestizos y blancos pobres que, en un proceso complejo, se va insertando en las
estructuras laborales de la época. Concretamente, analizaremos las relaciones entre estos actores
de la sociedad colonial tomando como hilo conductor una problemática social bastante extendida
en la época: el consumo en exceso de alcohol en estas clases bajas. Explicaremos como esta
problemática incide y afecta en la inserción económica y laboral de este nuevo conjunto social,
cual es el efecto de esta patología social en la producción y productividad y, cómo afecta (o se ve
afectada por) la relación entre esta población “marginal” y los grandes propietarios
En la segunda mitad del siglo XVIII, el consumo de alcohol seguía siendo un problema
extendido en la sociedad del Chile colonial. dicho problema, tenia sus repercusiones mas
notorias en los estratos más bajos de la población. Particularmente, los campesinos que
trabajaban en las haciendas rurales, los trabajadores mineros en el norte y una masa de población
dispersa e itinerante que eventualmente se empleaba en los rubros mencionados anteriormente.
Naturalmente, el consumo excesivo de alcohol por parte de la población y específicamente, del
"bajo pueblo", fue una fuente de alteraciones y problemas sociales que repercutieron en la vida
colonial (violencia, delincuencia, caída de la productividad laboral, etc.). Es lógico inferir que
dichas alteraciones sociales repercutirían en la estructura laboral colonial, particularmente si
consideramos que era común que las instancias de consumo de alcohol estuvieran relacionadas
con las instancias de trabajo como veremos mas adelante (Lo social). Considerando esto, se
podría pensar que el alcoholismo en la población fue un mal social que afectó los beneficios de
los empresarios agrícolas y mineros, pero si vemos la evidencia disponible de la época,
constatamos que estos empresarios llegaron a fomentar el consumo de alcohol en sus
trabajadores. Dicho esto, cabe preguntarse qué interés tenían estos propietarios en fomentar el
alcoholismo en sus trabajadores; qué beneficio les traía esta situación. Cómo los determinantes
económicos, sociales, demográficos y políticos dieron lugar a esta situación en la que el
alcoholismo era fomentado por los patrones.

Por una parte, es necesario considerar la estructura económica y productiva del territorio chileno
en este periodo. Como sabemos, entre fines del siglo XVII y principios del siglo XVIII, comenzó
un periodo de auge de la exportación y producción de trigo, estimulada en buena parte por la
demanda peruana de cereales. Este auge de la producción triguera no se manifestó de igual forma
en todo el territorio. En la zona norte, si bien la producción y exportación de trigo fue
importante, no fue un fenómeno duradero. Durante la primera mitad del siglo, este ciclo
comienza a mostrar síntomas de crisis: un crecimiento de la población (contrario a la tendencia
del siglo anterior) genera presión sobre los recursos agrícolas. De la escasez de excedentes para
la exportación, se pasa a la escasez para el abastecimiento local de la población. Las cosechas se
hacen escasas mientras un pujante sector minero presiona al sector agrícola por el uso de los
recursos como la tierra y el agua. El periodo comprendido entre 1720 y 1740 fue particularmente
critico para la producción triguera de la zona norte. La producción triguera seria desplazada por
la minería. Si bien el cultivo de trigo no desaparece, en el terreno agrícola es desplazada por el
cultivo de viñas. En la segunda mitad del siglo XVIII, la producción de vino y agua ardiente
adquiere importancia económica y comercial en la zona norte. En 1790, la mayor parte de la
producción agrícola corresponde a vino y aguardiente. La mayor parte de esta producción se
exporta a otras regiones de Chile (Santiago, Valparaíso, Copiapó); una parte se exporta a Lima y
otra parte se orienta al consumo local. (Carmagnani, 1963: p 38).

La zona centro en cambio sigue avocada a la producción y exportación de trigo en el marco de


un ciclo de mas largo alcance. Pero el trigo no fue el único producto que se producía en las
haciendas de la zona centro y sur del reino. Desde principios del periodo colonial, la industria
vitivinicola se vino desarrollando en el valle central y sur del país, de tal forma que En el Reino
de Chile estuvo el principal polo vitivinícola de América en el siglo XVIII. Los chilenos
cultivaban 20.000.000 de cepas (un cuarto de ellas en Cuyo) (Lacoste, 2007: p 4). De este
modo, la hacienda vitivinícola fue una de las modalidades importantes de esta unidad productiva.
A pesar del auge triguero, no podemos pasar por alto la importancia económica de la producción
vitivinícola.
Por lo anterior, podríamos decir que en la segunda mitad del siglo XVIII existe, por una parte, un
importante peso de las bebidas alcohólicas en la producción agrícola, y por otra parte, una
importante demanda de bebidas alcohólicas en distintas regiones del país.
Pero ademas, la producción de bebidas alcohólicas daba lugar a otras actividades económicas
derivadas (encadenamientos productivos hacia adelante). Como destaca Carmagnani en “El
Salario Minero en Chile Colonial”, la producción de vino y aguardiente en el norte adquiere
perfeccionamiento técnico. Así, en La Serena floreció la industria del equipamiento para
elaborar vinos y aguardiente: pailas, fondos, alambiques y cañones (Lacoste, 2007: p 13). Del
mismo modo, se requería de actividades como la confección de utensilios como barriles, arrobas,
botijas, etc.

Por lo anterior, podemos entender que, a pesar de que el alcohol pueda producir efectos sociales
y laborales adversos, no existían incentivos para que patrones y hacendados tomaran medidas
para disminuir el consumo de alcohol en la población. Aunque la producción de bebidas
alcohólicas no fue la principal actividad económica en chile, si fue una actividad importante.
Incluso en el norte fue la principal actividad en el terreno de la agricultura, y si consideramos la
fusión que se dio en este periodo entre empresas mineras y agrícolas, podemos concluir que los
empresarios de la principal actividad económica de la zona (la minería), tuvieron también interés
en fomentar la producción y consumo de alcohol.

Si bien consideramos que los factores económicos y productivos mencionados ayudan a entender
el interés de los hacendados por satisfacer la demanda local de alcohol en el reino de Chile, estos
no son suficientes para entender las implicancias sociales del alcohol en el Chile colonial, ya que
los patrones no solo buscaban satisfacer la demanda local: buscaban suministrar y fomentar el
consumo de alcohol de sus propios trabajadores. Esto podemos constatarlo sobre todo en la zona
norte minera, en donde el expendio de bebidas alcohólicas y los juegos de azar eran actividades
económicas que los mismos propietarios mineros administraban. Los grandes propietarios
agrícolas y mineros de la zona norte además de producir vino, solían tener en las cercanías los
mejores centros de consumo: faenas agrícolas, faenas mineras y compradores habituales en la
ciudad (Rodríguez, 1988: p 82). Los trabajadores gastaban los sueldos que estos empresarios
pagaban, consumiendo bebidas que los mismos empresarios suministraban. Esta “estrategia”
empresarial para recuperar rápidamente el salario se puede comprender mejor si entendemos que
se trata de una clase patronal que se había resistido a transitar desde una estructura laboral basada
en la encomienda indígena hacia una relación salarial con trabajadores que vienen de un nuevo
estrato social: los mestizos pobres.

Es necesario considerar la importancia de este grupo social para entender por qué los propietarios
mineros y agrícolas buscaron fomentar el consumo de alcohol en su población laboral. En la
segunda mitad del siglo XVIII, el déficit demográfico que había afectado a las estructuras
productivas se solucionaba con el aumento de la población. A lo largo del siglo XVIII (pero con
un desarrollo histórico de mas larga data), una gran masa de blancos pobres y mestizos intentan
insertarse en las estructuras económicas y productivas de la sociedad colonial. El proceso de
integración de este grupo es complejo y diverso, y dio lugar a distintas formas de propiedad, de
relaciones laborales, así como también patrones de asentamiento en la tierra. Pero para el tema
que nos interesa, debemos considerar que las modalidades o intentos de integración de estas
masas (que no siempre resultaron) generaron tensiones entre los ellos y los propietarios. Por una
parte, los propietarios los miraban con recelo y desconfianza y se resistían a integrarlos en sus
unidades productivas. Se trataba de un sujeto social desconocido para los latifundistas o mineros
acostumbrados a emplear mano de obra indígena “apropiable” (igual que el resto de los medios
de producción, como explica Gabriel Salazar), jerarquizada y sometida a cargas de trabajo
personal. Cuando la encomienda indígena o los pueblos o reducciones de indios ya son incapaces
de brindar mano de obra a las haciendas y faenas mineras en el contexto del ciclo del trigo y del
auge minero en la zona norte, los propietarios se ven obligados a integrar a las masas mestizas
marginales que tienen sus propias aspiraciones e expectativas. Es imposible mantener las mismas
estructuras laborales de la encomienda o el trabajo o las relaciones personales y de confianza que
algunos propietarios habían generado con los trabajadores indígenas.

Los propietarios y patrones necesitaban consolidar una fuerza de trabajo segura y permanente
(Salazar, 2000: p 32). Lo mismo ocurre con más fuerza en el norte minero. La competencia entre
el sector minero y agrícola (que terminaría con la “fusión” de ambos) no solo implica una disputa
por los recursos naturales. También se disputa la mano de obra disponible, siendo esta menos
numerosa que en otras zonas del país. Dicha competencia fomenta aún mas la movilidad de los
trabajadores. La nueva población entonces, no constituía una masa laboral estable, segura,
permanente y gobernable. Por una parte, la marginalización social y laboral de la que habían sido
victimas estos mestizos pobres los llevó a incursionar en actividades como el robo y la
delincuencia. Por otra parte, los patrones buscaron presionar a esta nueva población laboral
imponiendo cargas de trabajo y servicios personales, generando resistencia en ella. La población
mestiza y pobre buscaría nuevas oportunidades de trabajo fuera de las haciendas o minas. Así
comienza a gestarse el proceso que Gabriel Salazar denomina “descampesinización” de las
nuevas generaciones de peones rurales. En las minas, también la deserción laboral o fuga de
trabajadores eran problemas comunes. Estos se movilizaban de una faena minera a otra, no
cumplían con sus “compromisos laborales”. Su modo de vida itinerante los convertía en una
fuerza laboral volátil.

El desafió era frenar la volatilidad laboral y territorial del peonaje. Así, el expendio de bebidas
alcohólicas en las cercanías de las faenas podría haber sido un mecanismo para estabilizar y
retener a la mano de obra una vez que se consolida la adicción en la población laboral. En el caso
de la región minera de Coquimbo, se plantea que En una población con alto índice de
alcoholismo, los empresarios no escatimaban esfuerzos para satisfacer la demanda de licores
por parte de los trabajadores, aun sabiendo que con ello se perjudicaban ellos mismos
(Rodríguez, 1988: p 82). En la misma linean, en otras regiones del país, los peones de la
hacienda cobraran una mitad de su salario en plata y la otra en productos de la pulpería, de
estos últimos (…) es posible apreciar que el aguardiente formaba parte del consumo común de
ellos (Tapia, 2015: p 6). considerando que no era extraño que los dueños de las pulperías fueran
los mismos hacendados, tenemos evidencia para afirmar que estos buscaban deliberadamente
fomentar el consumo alcohólico.

El alto nivel de consumo de alcohol (evidenciado, por ejemplo, en las exportaciones de bebidas
alcohólicas a distintas regiones de Chile), y el fomento por parte de la elite a esta practica social,
nos hace sentido si consideramos que en este periodo, los grandes propietarios presionaban por
consolidar su poder sobre un nuevo sujeto social, los mestizos pobres o marginales. Estos eran
para los propietarios, un actor nuevo, desconocido y de poca confianza. En un principio, la
integración parcial de estos grupos a las unidades productivas permitió formas de trabajo que
daban lugar a pequeños espacios de autonomía y libertad (movilidad laboral en las minas, formas
de arriendo de tierra en el campo, etc.). Pero a los propietarios les interesa centralizar el poder
dentro de sus unidades productivas, por lo que se valdrán de cualquier método para ejercer el
máximo poder sobre sus empleados. De este modo se entiende, por ejemplo, que los hacendados
quisieran imponer cargas de trabajo penal a arrendatarios y empleados asalariados. En este
sentido, como hemos constatado, el alcohol tiene la potencial capacidad de contribuir al control y
“domesticación” sobre una población laboral.

Si bien las autoridades locales intentaron tomar medidas para mitigar o eliminar el consumo de
alcohol en la población, estas no fueron efectivas. se establecían zonas secas; se prohibía la
venta de licor en la bocamina de faenas con labores corrientes y se prohibía a los peones
alejarse de sus lugares de trabajo, aun en los días festivos. No obstante, ninguna de estas
medidas dio resultado ((Rodríguez, 1988: p 81)

La capacidad de facto de estos patrones y propietarios de suministrar alcohol a sus trabajadores


en las cercanías de los lugares de trabajo sin que ningún otro poder regional o real pudiese
impedirlo, da cuenta que el poder de hacendados y mineros no solo se circunscribe a sus
respectivas unidades productivas: los grandes propietarios, sobretodo los hacendados eran un
actor político y social de peso en la sociedad colonial de la época. Tenían participación y poder
sobre los cabildos y, paulatinamente fueron adquiriendo mas poder político. El fracaso de las
pretensiones centralizadoras de las reformas borbónicas de mediados del siglo XVIII dio lugar a
que los latifundistas tomaran protagonismo en funciones políticas, relacionadas con la justicia y
seguridad.

El fomento del alcoholismo por parte de los patrones mineros y hacendados tuvo como objetivo
la centralización y el ejercicio del poder sobre los trabajadores, pero mas allá de eso, tuvo serias
repercusiones sociales sobretodo para las masas de población marginal mestiza y pobre. las
repercusiones sociales de estas prácticas fueron graves , ya que no solo incrementaron los índices
de alcoholismo sino también los grados de violencia y criminalidad en la sociedad del periodo.
Estudios indican que los hombres de la época preferían el licor frente a cualquier otra cosa. Esto
provocaba claramente estados de ebriedad que terminaban muchas veces en riñas , crímenes e
incluso homicidios y reacciones violentas contra la autoridad , pares y los propios patrones.
Numerosos son los intentos de las autoridades por controlar lo sucedido , sin embargo , su
oposición era realmente fuerte como para poder acabar con el problema por completo . Ejemplo
de esto es el caso que da el autor Jorge Pinto un campesino de la Chimba , llamado Santiago
Rojo, acusado en 1762 de haber resistido a la justicia, cuando este pretendía aprehenderlo por
haber agredido a su mujer después de una borrachera (Pinto, 1988: p 85). El alcoholismo como
fenómeno social tuvo como consecuencia un aumento de la violencia y los delitos en la zona
norteña.
A modo de conclusión podemos señalar que el consumo de alcohol en el Chile colonial (y
particularmente en la segunda mitad del siglo XVIII) cumplió una función económica y
productiva que se complementó con una función política. Si bien la producción y venta de
bebidas alcohólicas tuvo un peso importante en la economía agrícola, es importante destacar que
los poderes económicos locales utilizaron el alcohol como una herramienta de poder. Como un
dispositivo para modelar a su conveniencia el comportamiento de una nueva población laboral.

Cabe preguntarse ¿qué tipo de población laboral necesitaban los hacendados y mineros?
Considerando que el alcoholismo que ellos mismos fomentaban tenia consecuencias negativas en
la producción, podemos inferir que buscaban una mano de obra que fuera sumisa, estable y
fácilmente manejable antes que eficiente. La ineficiencia o baja productividad eran males
tolerables mientras fuese posible aumentar la dependencia y disminuir la autonomía de los
trabajadores. Entonces, el uso social del alcohol sería una arista más de la lucha de los poderes
económicos locales por consolidar su poder político, su influencia y capacidad productiva en el
territorio chileno
Bibliografía

 Carmagnani, M. (1963). El salariado minero en Chile colonial. Boletín de la Academia


Chilena de la Historia, 30, 307.

 Lacoste, P. (2007). La hacienda vitivinícola (Mendoza y San Juan, siglo XVIII).


Universum (Talca) 22(1), 152-185.

 Mellafe, R. (1981). Latifundio y poder rural en Chile de los siglos XVII y


XVIII. Cuadernos de Historia, (1), 87-108.

 Rodríguez, J. P. (1988). La violencia en el Corregimiento de Coquimbo durante el siglo


XVIII. Cuadernos de historia, (8), 73-97.

 Salazar, G. (2000). Labradores, peones y proletarios. Lom ediciones.

 Solar Mancilla, M. A. (2005). Elite, pulpería y disciplina social: San Juan de la frontera
1750-1770. Universum (Talca), 20(2), 108-141.

 Tapia, I. Arriba, abajo, al centro y pa'dentro: relaciones sociales a través del alcohol en el
Chile Colonial

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