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Las aplicaciones de la ciencia

Muchos de nosotros hemos escuchado los términos “ciencia pura” y “ciencia aplicada”. Esta división, nos hace pensar de
inmediato que existen dos clases de ciencia, una que estudia problemas teóricos o puros y que popularmente asociamos con
“cosas sin importancia” o que “no sirven para nada”; y otra, aquella que sí tiene aplicaciones, la que “sí sirve para algo”, la que
tiene beneficios en nuestra vida diaria.

Empecemos por lo más sencillo: sólo existe una ciencia, y como bien aclaraba el inmortal Louis Pasteur “las ciencias aplicadas
no existen, sólo las aplicaciones de la ciencia”. Es decir, que el conocimiento generado por la ciencia, es utilizado para obtener
productos o servicios.

Sin embargo, a pesar de que las explicaciones tienen muchos años, casi todos creemos que hay científicos que estudian cosas
que no sirven para nada; pero, la ciencia sí sirve, “sirve para saber”.

El objetivo de la ciencia es comprender la naturaleza, a toda la naturaleza, no sólo los pedacitos de naturaleza directamente
relacionados con el hombre. Así que para la ciencia, es tan importante el científico que estudia a los ácaros trombicúlidos de
Burkina Faso como el que estudia los carbohidratos de membrana relacionados con el cáncer.

¿Cómo es que se ha generalizado esta idea tan falsa de la labor científica? La verdad es que imagino que existen varias
razones, aunque considero a la enseñanza de las ciencias como una de enorme importancia.

En todos los laboratorios escolares de secundarias y preparatorias, en los juegos de química “Mi Alegría” y en la mayoría de los
laboratorios y talleres universitarios, siempre realizamos experimentos que “sí salen”. Mezcla esto con esto y obtendrás
aquello... agita dos minutos y cambiará la solución a naranja... Esto es muy educativo, pero no es científico. No estamos
generando conocimiento. Aunque, insisto, nos hace creer a todos que lo que hacen los científicos es justamente eso, y de ahí
que creamos que es sumamente sencillo determinar a qué científico hay que becar porque producirá algo bueno.

Los científicos, en la vida real, son los generadores de conocimiento. Esto quiere decir, que cuando hacen un experimento, no
saben cual será el resultado. Suponen, esperan o tienen una idea de lo que pasará; pero no lo saben en realidad. Si lo
supieran, ¿por qué pierden el tiempo haciendo experimentos? Así que esa idea guajira que tenemos muchos de que sólo les
demos dinero a los científicos que trabajan en cosas útiles o que tendrán una aplicación, es totalmente absurda, no podemos
aplicarla a la ciencia, porque además nunca sabremos qué conocimientos serán o no de utilidad en el futuro.

Las investigaciones llevadas a cabo en la física de principios del siglo XX, como la relatividad especial y general y todo el
desarrollo de la mecánica cuántica, parecían ser los estudios más inútiles de la historia de la humanidad. Ahora, que los
analizamos casi 100 años después, y hemos observado el tremendo impacto intelectual, científico y tecnológico que éstos
iniciaron, no podemos más que reconocer que las puertas que los nuevos conocimientos abren, así sea en áreas que
consideramos poco útiles, son esenciales para el progreso de la humanidad.

HECHO:
Las “arañas patonas”, aunque sí pertenecen al grupo de los arácnidos, no son arañas. Están clasificadas dentro del Orden
Opilionida, se les conoce también como opiliónidos. Todas las arañas se encuentran en el Orden Aranae. Entre los arácnidos ,
que no son arañas, encontramos también a los alacranes, los ácaros y los vinagrillos, entre otros.

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