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Aunque conocemos las nociones del potencial de cada uno, muchas veces desconocemos las
diferencias entre ambos e ignoramos de qué manera el marketing y las relaciones públicas
pueden coexistir y trabajar de la mano. Comunicar el objetivo de cada uno a nuestros clientes y
fomentar que se utilicen a la par es una forma de garantizar el éxito de nuestra estrategia, pues
de esta manera será integral y alcanzaremos con mayor éxito nuestros objetivos.
No es lo mismo que los encargados de una marca compren espacios publicitarios que
aprovecharán para ofrecer lo mejor de lo que venden, como ocurre en el marketing, a que un
experto hable de eso que venden, otorgándole con esto un grado mayor de credibilidad.
Así, el éxito mayor del marketing es generar ventas, mientras las relaciones públicas tienen
como objetivo el posicionamiento de cada empresa o persona moral. Cambiar la percepción
que se tiene. Aunque el principal público objetivo al que atacan las relaciones públicas pudiera
ser el de los consumidores, el espectro de destinatarios de los mensajes suele ampliarse a
autoridades e instituciones, así como a líderes de opinión, influenciadores y periodistas.
Un error común a la hora de formular y ofrecer una estrategia de relaciones púbicas es no
definir ante el cliente los objetivos y las limitaciones de las relaciones públicas. Si después de
meses de la aplicación de este tipo de estrategias el cliente no percibe que sus ventas
aumentan es porque ese no es el fin de las relaciones públicas. Sin embargo sí estará presente
en la mente de los consumidores que lo que ese cliente vende está avalado por expertos.
Así pues, la fórmula de una exitosa estrategia de comunicación consiste en incluir una
inteligente fomentación de una buena imagen de las macas junto a una agresiva estrategia de
mercadotecnia que invite a probar al cliente las bondades de ese producto del que tan bien se
habla en los medios.