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¿De qué modo en tu trabajo confrontas, o te interesa hacerlo, belleza


versus fealdad?, o ¿cómo vas a la búsqueda de lo monstruoso del ser
humano. Esto quizás pueda estar referido a esos dos trabajos sobre el
tema de la muerte, “Los muertos” precisamente y “Finales”. En el
primero creo se producía un distanciamiento entre la emoción y lo que
relataban los personajes. En “Finales” me gustaría que contarás cómo
vivieron los actores el proceso de búsqueda con un insecto tan
repugnante como una cucaracha y además ser testigos de su muerte.

En el caso de Finales, creo que es la obra mía más radical en este concepto del que te
hablaba sobre los actores como centro
De hecho la propuesta se podría sintetizar ni más ni menos que en: cómo construir
“teatro” momento a momento.
Finales es en esencia, lo que le sucede a los actores - textual, física, emocionalmente-
en un espacio y en un tiempo… una construcción primaria de lo teatral… Y con esa
combinación, cuerpos, espacio y tiempo, (y ningún otro recurso), con la investigación
sobre esas coordenadas quise organizar este trabajo
Una propuesta despojada de todo artificio teatral.
Hay un marco de ficción, pero no se cuenta una historia. Son tres mujeres y un varón en
un lugar de tránsito de un teatro, donde pasa gente; en una larga noche de insomnio en
la que se presencia la agonía de una cucaracha. Es decir, la temporalidad la da el tiempo
que tarda en morir una cucaracha, desde que la aplastan hasta que definitivamente
muere. Mi idea es que la duración tenga que ver con una noche, y el lugar lo
interrumpen personas que pasan, que no tienen que ver con esa ficción. Así lo hicimos
en la sala del Princesa en La Plata, donde travesaba el espacio el público de otras obras.
Ahora queda el paso de una cantante, interrumpiendo la ficción, con el ensayo de su
aria, y también el té con el que se convida al público en el transcurso de la obra.
Finales es para mí una experiencia y no solo una obra, donde me interesaba encontrar
una particular relación entre público y obra, un “dejarse estar”, (no sé si bien o mal), un
“estar” casi en un mismo espacio de “escena” y “público”, percibiendo realmente el
paso del tiempo.
Por eso también la planteamos en una duración por fuera de la “convención” más
arraigada en este momento, la de una hora. Incluso en la Plata, (Teatro Princesa) tenía
mayor duración que ahora. Al trabajar en el Konex, un espacio más teatral, le hemos
dado también una forma temporal acorde.
(También está en juego la cuestión de la supervivencia de un animal, la cucaracha, que
es pura materia (materia orgánica), instinto… primario…animal…Está destruida pero
mientras tenga un pequeño órgano que la mantenga sigue viviendo… Leí que en
realidad muere de hambre…aunque esté casi aplastada, muere porque no puede comer,
nada más: esa lógica es fascinante! La vida en su mayor sencillez…, como dice una de
las actrices: “Su único sentimiento es la atención de vivir. La atención puesta solamente
en vivir… ¿Se dan cuenta?”…)

(Es así que a partir de esta idea, (la lenta agonía), empecé a pensar que la obra podría
transcurrir durante toda la noche. Tal vez en algún momento la hagamos así… sería
ideal para extremar la prueba y volver absolutamente real la actuación).

El trabajo en sí con los actores tuvo diferentes momentos y varios cambios de actores
antes de estrenarla. Es que creo resultaba bastante agotador. Primero trabajamos sobre
unos textos de los cuales muchos desechamos. Después hubo un largo tiempo en que no
escribí y ensayábamos más que nunca. Era un armado rarísimo. Yo decía por ejemplo:
“acá los textos de la hoja tres”. Y después los cambiaba. Era tanto el caos que no
hubiese podido escribir para cada ensayo. Los textos iban y venían. Cambiábamos el
orden de los textos todo el tiempo. Y también los textos en sí, claro. Ya no sabía nada…
ni el texto que se tenía que decir…todo como una especie de Rayuela en vivo, (tal vez
más caótico)
Después de dos o tres meses de trabajar así, reorganicé los textos.
Fue muy fuerte el nivel de trabajo que tuvimos, con mucha interacción, y en una
situación de gran excitación emocional. A mí me gusta mucho meterme…entonces iba
moldeándose el trabajo sobre los cuerpos de los actores. Yo veía lo que hacían, y
también hacia dónde podría derivarse eso que hacían, más o menos tenía todos los
textos en la cabeza; entonces imaginaba situaciones con ese hacer de los actores y los
textos. Todo en vivo, en interacción, una escritura sobre los cuerpos… y a pura
intuición o respiración teatral. Quedábamos agotadas.
Y siempre pidiendo un poco más de la actuación.
Este es un gran punto. Yo me meto absolutamente con el actor. Confío en que me puede
dar todo y entonces sencillamente le pido todo. Es una relación muy cargada de
afectividades (a veces positivas y a veces no)…
Por eso el trabajo surge de su naturaleza…de su forma de ser. No es que del papel va al
cuerpo, sino que parte de los actores. Los actores son el centro desde donde se irradia.

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