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La rana que quería ser una Rana auténtica

Había una vez una Rana que quería ser una Rana auténtica, y todos los
días se esforzaba en ello.
Al principio se compró un espejo en el que se miraba largamente
buscando su ansiada autenticidad. Unas veces parecía encontrarla y otras no,
según el humor de ese día o de la hora, hasta que se cansó de esto y guardó el
espejo en un baúl.
Por fin pensó que la única forma de conocer su propio valor estaba en la
opinión de la gente, y comenzó a peinarse y a vestirse y a desvestirse (cuando
no le quedaba otro recurso) para saber si los demás la aprobaban y reconocían
que era una Rana auténtica.
Un día observó que lo que más admiraban de ella era su cuerpo,
especialmente sus piernas, de manera que se dedicó a hacer sentadillas y a
saltar para tener unas ancas cada vez mejores, y sentía que todos la
aplaudían.
Y así seguía haciendo esfuerzos hasta que, dispuesta a cualquier cosa
para lograr que la consideraran una Rana auténtica, se dejaba arrancar las
ancas, y los otros se las comían, y ella todavía alcanzaba a oír con amargura
cuando decían que qué buena Rana, que parecía Pollo.

Augusto Monterroso
COMENTARIO DE UN TEXTO NARRATIVO

1. Tipología
Nos encontramos ante un texto narrativo, es decir, un tipo de texto en el
que se cuentan o refieren hechos sucedidos en un tiempo y en un espacio,
protagonizados por uno o varios personajes (personas, animales o cosas
humanizadas…).
Nuestro texto, "La Rana que quería ser una rana auténtica", recoge las
mencionadas características -aunque no todas-, es decir, aparece un personaje
(la Rana), al que le suceden unos hechos (los esfuerzos de una rana por ser
original y auténtica), sin embargo, no se especifican ni el tiempo ni el lugar de
los hechos.
En relación al tipo de texto narrativo, se trata de un texto que pertenece al
ámbito literario, concretamente, nos encontramos con una fábula, es decir,
composición literaria breve en la que los personajes son animales o cosas
inanimadas que presentan características humanas y de la que se extrae una
enseñanza. En este caso, tenemos un personaje animal (la rana) que presenta
características humanas ("se compró un espejo", "pensó", "comenzó a peinarse
y a vestirse") y una moraleja o enseñanza: las personas deben ser ellas
mismas y no como la gente quiere que sean.

2. Resumen
La historia trata de una Rana que quería ser original y auténtica. Lo intentó
de todas las formas, buscándolo en su aspecto externo, primeramente, y en la
opinión de los demás, después. Finalmente, terminó siendo todo los contrario
de lo que buscaba.

3. Estructura
Respecto a la estructura externa no debemos destacar nada, puesto que se
trata de un relato breve que no está dividido ni en capítulos ni en secuencias.
La estructura interna responde a la estructura tradicional de los textos
narrativos: planteamiento, nudo y desenlace.
1. Planteamiento. Correspondería al primer párrafo (presentación del
personaje, la rana, y el conflicto inicial, la búsqueda de la
autenticidad).
2. Nudo. Los siguientes tres párrafos, en los que se resumen los
esfuerzos de la rana en busca de su autenticidad: primero, en su
aspecto exterior y, después, en la opinión de los demás ("se
compró un espejo en el que se miraba largamente").
3. Desenlace. El último párrafo recoge el desenlace final de la rana.
En lugar de encontrar su verdadera personalidad, la pierde y
termina pareciéndose más a un pollo ("qué buena Rana, que
parecía Pollo") que a una rana.
Como hemos visto la fábula tiene una estructura lineal o cronológica: Los
hechos se cuentan siguiendo el orden cronológico, es decir, siguiendo el orden
en que ocurren y según el esquema tradicional ("Había una vez [...] se dejaba
arrancar").
Respecto a la clasificación según su final, presenta una estructura cerrada.
La narración tiene un final y no admite otra continuación, es decir, la pérdida
total de identidad y, podemos suponer, de vida ("se dejaba arrancar las ancas,
y los otros se las comían").

4. Narrador
Nos encontramos ante el narrador típico de este género, una narrador en
tercera persona ("Al principio se compró", "Unas veces parecía"), externo, no
participa en la historia, la narra desde fuera y omnisciente, tiene un
conocimiento de los hechos total y absoluto, sabe lo que piensan y sienten los
personajes ("Por fin pensó que la única forma", "...dispuesta a cualquier
cosa...", "todavía alcanzaba a oír con amargura").

5. Personajes
Otro elemento fundamental de la narración son los personajes. En "La rana
que quería ser una Rana auténtica" solamente existe un personaje: la Rana.
Además, Monterroso la escribe con mayúscula y la convierte en un nombre
propio, quiere personalizar a la rana. Con esto refuerza la idea de originalidad:
no es cualquier rana, es "la Rana", diferente de las demás. Además, como es
propio de las fábulas es un animal personificado, es decir, se le atribuye
cualidades humanas: refleja claramente la vanidad humana. Nos lleva a
reflexionar que la autenticidad y originalidad esta dentro de cada uno, no hay
que buscarla en los demás.
Como nos hallamos ante un único personaje, la Rana, ella es el personaje
principal y protagonista de la fábula.
Se trata de un personaje redondo, individualizado. Presenta en el
transcurso de la narración múltiples caras de su ser, evoluciona, cambia,
aunque en este cuento sea en sentido contrario al esperado ("quería ser
auténtica y todos los días se esforzaba", "se cansó de esto", "comenzó a
peinarse ya vestirse", "seguía haciendo esfuerzos").
Atendiendo a la caracterización del personaje, podemos decir que
aparecen los dos tipos: caracterización directa e indirecta. Por un lado,
tenemos una caracterización directa, conocemos al personaje, la Rana, a partir
de los datos que proporciona el narrador ("Había una vez una Rana", "Por fin
pensó", "..comenzó a peinarse"...). Pero también una caracterización indirecta,
es decir, deducimos cómo es a partir de sus pensamientos, acciones y
reacciones: "se miraba largamente", "Por fin pensó", "todavía alcanzaba a oír".

6. Espacio
Realmente, no podemos situar en una marco físico concreto la fábula
puesto que no hay ninguna alusión espacial.

7. Tiempo
Las fábulas, como los cuentos populares, no se sitúan en una época
concreta. Son intemporales. Dicha atemporalidad aparece marcada en nuestra
fábula desde su comienzo clásico: "Había una vez". Esta expresión pretende
hacer alusión a un pasado bastante antiguo y no demasiado preciso en cuanto
a su ubicación en el tiempo. Lo que nos impide situarla en una época concreta.
Tampoco aparece concretado el tiempo interno, es decir, cuánto dura la
acción. Solamente conocemos datos sin concretar: "todos los días", "Al
principio", "unas veces", "Por fin".
Como ya hemos señalado, el relato sigue un tiempo lineal. El orden de
disposición de los acontecimientos por el narrador y la sucesión real coinciden.
El narrador no cambia el orden cronológico de los acontecimientos.

8. Análisis lingüístico
8.1. Morfología
Como caracteriza a los textos narrativos, dos tiempos son los
predominantes el pretérito perfecto simple ("compró, cansó, guardó, pensó") y
el imperfecto ("había, quería, esforzaba, miraba, parecía, estaba, aprobaban,
reconocían"). El primero para enunciar los hechos y el segundo para presentar
acciones en su desarrollo. El predominio del pretérito imperfecto está justificado
por la reiteración o el hábito de las acciones de la Rana: "se miraba
largamente", "se dejaba arrancar".

Pretérito perfecto simple


Imperfecto Imperfecto de subjuntivo
(indefinido)

había, quería, esforzaba,


miraba, parecía, estaba,
compró, cansó,
aprobaban, reconocían,
guardó, pensó,
era, admiraban, sentía, consideraran
comenzó, observó,
aplaudían, seguía,
dedicó
dejaba. comían, decían,
parecía

Tampoco faltan, como es propio de los textos de carácter narrativo, las


expresiones que indican tiempo. Estás se expresan a través de variadas
categorías gramaticales:
• Sintagmas nominales: "una vez", "todos los días", "unas veces... otras",
"ese día", "la hora", "un día".
• Sintagmas adverbiales: "todavía", "largamente"
• Locuciones adverbiales: "al principio", "por fin".
• Adverbios relativos: "cuando"
• Locuciones conjuntivas: "hasta que"

8.2. Sintaxis
Predominan las oraciones enunciativas predicativas ("todos los días se
esforzaba en ello", "Al principio se compró un espejo").
Igualmente, como ya hemos señalado anteriormente, nos encontramos con
complementos circunstanciales de tiempo: "Un día", "Al principio", "todavía".
Tampoco faltan los conectores temporales, introductores de proposiciones
subordinadas de tiempo: "cuando no le quedaba otro recurso", "cuando
decían", "hasta que [...] se dejaba arrancar las ancas".
El relato presenta un ritmo lento, asociado a una sintaxis compleja que
alarga los enunciados con múltiples subordinaciones: "Por fin pensó que ... y
comenzó ...y a vestirse y a desvestirse ... para saber..", "..observó que ... de
manera que .. y a saltar para tener ... y sentía".

8.3. Léxico
Monterroso emplea un léxico acorde con el tema sobre el que nos quiere
hacer reflexionar: el logro de la autenticidad.
Desde la primera frase el autor nos introduce, nos da indicios, de los temas
de los cuales va a hablar, de los campos semánticos que va a desarrollar: el
esfuerzo (“se esforzaba”, "esfuerzo", "lograr"), la autenticidad (“auténtica”,
"valor", "autenticidad"), la perseverancia (“todos los días…”, "largamente") y la
voluntad (“quería”, "buscando").

8.4. Modos del discurso


En el texto se emplea exclusivamente el estilo indirecto. Es el narrador el
que reproduce con sus propias palabras la voz de los personajes, esto es,
cuando, de una manera u otra, nos resume sus palabras o pensamientos.:
"pensó", "observó"...
El uso del estilo indirecto implica siempre, por un lado, la existencia de una
selección de la información por parte del narrador (sólo reproducirá lo que a él
le parezca conveniente) y, por otro, la falta de los matices emocionales y
expresivos del personaje.

9. Conclusión
Como hemos podido observar a lo largo del análisis, este texto de Augusto
Monterroso presenta todas los elementos propios de la narración: unos hechos
sucedidos en un espacio y un tiempo a unos personajes, un narrador que
cuenta los hechos, una estructura narrativa típica de este tipo de textos y unas
rasgos lingüísticos característicos (verbos en pasado, adverbios y locuciones
adverbiales de tiempo y lugar, predominio de las oraciones enunciativas...).

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