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Algunos niños, aun sabiendo la diferencia entre la verdad y la mentira, elaboran historias
que parecen verdaderas. Estos niños o adolescentes suelen relatar este tipo de historias
con gran entusiasmo, ya que reciben mucha atención mientras cuentan la mentira.
Las distintas fases del desarrollo y el funcionamiento cognitivo infantil - Bebés y niños
pequeños (0-3 años). Es muy poco frecuente que el niño mienta, aunque solo sea porque
todavía está aprendiendo a comunicarse. Si falta a la verdad, lo normal es que se deba a que
no ha comprendido el significado de alguna palabra o el modo en que hemos utilizado el
lenguaje. - Niños pequeños (3-5 años). A esta edad los niños todavía no tienen la capacidad
de mentir con el propósito de engaña ...
Entre los 3 y 5 años los niños tienen una imaginación desbordante, un mundo interior en el
que se mezclan fantasía con realidad. Es la edad del pensamiento mágico, en la que los
niños creen en el ratoncito Pérez, las hadas, los duendes y cualquier ser inanimado puede
cobrar vida y hablar.
Hay ocasiones en las que hablando con nuestros hijos debemos saber cómo diferenciar
entre fantasías infantiles y mentiras. En ocasiones no es fácil, pero antes de juzgar y pensar
que un niño nos miente debemos tener en cuenta su edad, madurez, personalidad y la
intencionalidad de aquello que nos cuenta.
Para diferenciar entre fantasías infantiles y mentiras debemos detenernos a analizar estos 4
factores:
1. La edad del niño. Muchos psicólogos afirman que no podemos hablar de mentiras con
voluntad de engaño antes de los 6 o 7 años, ya que el niño muy pequeño es incapaz de
diferenciar claramente entre su mundo interior y el exterior, entre sus deseos y la realidad.
Un niño de entre 3 y 4 años puede decirnos que su muñeco le ha dicho que quería chocolate
para cenar o que un monstruo verde y malo ha tirado todos sus juguetes porque estaba
cansado de jugar con ellos. No estará mintiendo, sino fantaseando.
Es a partir de los 8 años en la que podemos empezar a hablar de mentiras con intención
clara conseguir objetivos como llamar la atención, quedar bien, parecer gracioso… o para
salir de situaciones comprometidas, es decir, evitar una reprimenda o responsabilidades que
no quiere asumir.
Este es el punto de partida, la edad es la clave para saber diferenciar una fantasía infantil de
una mentira. Las estructuras mentales que permiten al niño distinguir entre sus
pensamientos, deseos, fabulaciones y la realidad no se empiezan a formar hasta los 5 años.
2. La madurez. Sabemos que cada niño es diferente y que cada uno madura de un modo
distinto en función de múltiples factores (genéticos, sociales, familiares o culturales). La
edad es un factor determinante pero en ocasiones la edad cronológica no coincide con la
edad mental del niño.
Dentro de este punto debemos recordar que las primeras mentiras son parte de un juego,
buscan la reacción del adulto ante algo que solo ellos saben que no es cierto. La intención,
pues, es meramente exploratoria, de diversión y no de engaño con la finalidad de librarse se
reprimendas.
Vistos estos 4 puntos podremos entender que cuando un niño de 4 años dice estar hablando
con un amigo invisible, no nos está engañando sino que forma parte de la expresión de su
mundo interior donde se mezclan realidad e imaginación, una característica propia del
pensamiento infantil.
Maltrato infantil
El maltrato infantil ocurre cuando una persona que debería cuidar de un niño, le causa
daños emocionales o físicos (corporales). Puede afectar tanto a los niños como a las niñas
de cualquier familia. Generalmente, los daños emocionales (o traumas psicológicos) duran
mucho más de lo que tardan en curarse las lesiones físicas o corporales.
Conocer los peligros del maltrato infantil y saber cómo actuar cuando sospecha que existe
maltrato es clave para mantener a los niños seguros.
El maltrato físico ocurre cuando se daña el cuerpo del niño. Pegar fuerte con la mano o
con un objeto, como un cinturón, puede dejar moretones o cortes y causar dolor. Sacudir,
empujar, ahogar o estrangular, dar puñetazos, agarrar haciendo daño y dar patadas también
son formas de maltrato físico.
El abuso sexual consiste en mantener contacto sexual (como practicar actos sexuales) o
actividades de carácter sexual que no implican contacto (como tomar o compartir fotos de
contenido sexual o hablar sobre el sexo) entre:
La mayoría de los casos de abuso sexual suelen implicar a un adulto o pariente cercano de
confianza. A menudo, al niño se lo presiona o se lo convence a participar en la actividad
sexual, se le ofrecen regalos o se le pide que lo mantenga en secreto, en vez de forzarlo
físicamente a mantener actividades sexuales.
El maltrato emocional (o maltrato psicológico) ocurre cuando los adultos que cuidan de
un niño lo critican, amenazan, denigran o rechazan, sin mostrarle amor, y hacen que se
sienta despreciable o mal consigo mismo.
El abuso de sustancias ocurre cuando los adultos usan drogas o beben demasiado alcohol.
Esto puede poner en peligro a los niños que los adultos tienen a cargo. Puede hacer que los
adultos descuiden, lastimen física, sexual o emocionalmente a un niño. Cuando los adultos
usan drogas o beben demasiado alcohol, en muchos estados, esto se considera maltrato
infantil, incluso en ausencia de negligencia o de maltrato físico.
que los adultos permitan que un niño beba alcohol o consuma drogas ilegales
que los adultos fabriquen, tomen o venden drogas ilegales delante de un niño
que una mujer consuma drogas ilegales durante el embarazo
El maltrato médico ocurre cuando un adulto que se hace cargo de un niño le causa daños
debido a un exceso de cuidados médicos, como uso de medicación, visitas médicas,
operaciones o pruebas que no son necesarias.
No hay un solo tipo de personas que sea el causante del maltrato infantil. La mayoría de las
veces el niño conoce bien a la persona que lo maltrata o que abusa sexualmente de él. A
veces, las personas que maltratan a los niños recibieron malos tratos y abusos sexuales
cuando eran niñas.
A veces, las personas que maltratan a sus hijos muestran algunos signos. Por ejemplo, los
padres pueden:
Hablar siempre mal sobre sus hijos o decirles que son despreciables o unos
inútiles.
Tratar de mantener a sus hijos alejados de los demás.
Pasarlo muy mal o sentirse muy incómodos al hablar sobre las lesiones o
problemas de comportamiento de sus hijos.
Preocuparse muy poco por sus hijos o no mostrarles afecto.
Tanto a los niños como a los adolescentes, les cuesta mucho explicar que son objeto de
malos tratos. Por eso, conocer los signos del maltrato infantil puede ayudar.
Los niños que son testigos de malos tratos (pero que no son maltratados) o que ven
violencia entre los adultos que los cuidan pueden mostrar signos similares.
De todos modos, la presencia de estos signos no siempre apunta hacia los malos tratos. Los
niños que están atravesando momentos estresantes, como la separación de sus padres o el
divorcio, un traslado o la muerte de un ser querido, también pueden estar tristes, enfadados
o retraídos. Pero, si se detectan signos físicos en el cuerpo del menor (como moretones)
junto con problemas emocionales y de comportamiento, tenemos un indicador más claro de
malos tratos.