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Cuando el mentir puede indicar problemas emocionales:

Algunos niños, aun sabiendo la diferencia entre la verdad y la mentira, elaboran historias
que parecen verdaderas. Estos niños o adolescentes suelen relatar este tipo de historias
con gran entusiasmo, ya que reciben mucha atención mientras cuentan la mentira.

Las mentiras de los niños por edades

Las distintas fases del desarrollo y el funcionamiento cognitivo infantil - Bebés y niños
pequeños (0-3 años). Es muy poco frecuente que el niño mienta, aunque solo sea porque
todavía está aprendiendo a comunicarse. Si falta a la verdad, lo normal es que se deba a que
no ha comprendido el significado de alguna palabra o el modo en que hemos utilizado el
lenguaje. - Niños pequeños (3-5 años). A esta edad los niños todavía no tienen la capacidad
de mentir con el propósito de engaña ...

Cómo diferenciar entre fantasías infantiles y mentiras

Cómo saber cuando un niño miente y cuando fantasea

Sara Tarrés Psicóloga Infantil


19 de junio de 2016

Entre los 3 y 5 años los niños tienen una imaginación desbordante, un mundo interior en el
que se mezclan fantasía con realidad. Es la edad del pensamiento mágico, en la que los
niños creen en el ratoncito Pérez, las hadas, los duendes y cualquier ser inanimado puede
cobrar vida y hablar.

Hay ocasiones en las que hablando con nuestros hijos debemos saber cómo diferenciar
entre fantasías infantiles y mentiras. En ocasiones no es fácil, pero antes de juzgar y pensar
que un niño nos miente debemos tener en cuenta su edad, madurez, personalidad y la
intencionalidad de aquello que nos cuenta.

4 Factores clave para diferenciar entre fantasías infantiles y mentiras

Para diferenciar entre fantasías infantiles y mentiras debemos detenernos a analizar estos 4
factores:

1. La edad del niño. Muchos psicólogos afirman que no podemos hablar de mentiras con
voluntad de engaño antes de los 6 o 7 años, ya que el niño muy pequeño es incapaz de
diferenciar claramente entre su mundo interior y el exterior, entre sus deseos y la realidad.
Un niño de entre 3 y 4 años puede decirnos que su muñeco le ha dicho que quería chocolate
para cenar o que un monstruo verde y malo ha tirado todos sus juguetes porque estaba
cansado de jugar con ellos. No estará mintiendo, sino fantaseando.

Es a partir de los 8 años en la que podemos empezar a hablar de mentiras con intención
clara conseguir objetivos como llamar la atención, quedar bien, parecer gracioso… o para
salir de situaciones comprometidas, es decir, evitar una reprimenda o responsabilidades que
no quiere asumir.

Este es el punto de partida, la edad es la clave para saber diferenciar una fantasía infantil de
una mentira. Las estructuras mentales que permiten al niño distinguir entre sus
pensamientos, deseos, fabulaciones y la realidad no se empiezan a formar hasta los 5 años.

2. La madurez. Sabemos que cada niño es diferente y que cada uno madura de un modo
distinto en función de múltiples factores (genéticos, sociales, familiares o culturales). La
edad es un factor determinante pero en ocasiones la edad cronológica no coincide con la
edad mental del niño.

3. La personalidad. La personalidad del niño también nos proporciona información sobre


hasta qué punto lo que el niño cuenta es mentira o fruto de su fantasía desbordante, ya que
niños muy imaginativos podrían continuar fantaseando más allá de los 6-7 años.

4. La intencionalidad. Cuando un niño miente está deformando un hecho real, afirmando o


negando algo con intención de engañar, de evitar consecuencias desagradables o buscando
la aprobación de los demás.

Dentro de este punto debemos recordar que las primeras mentiras son parte de un juego,
buscan la reacción del adulto ante algo que solo ellos saben que no es cierto. La intención,
pues, es meramente exploratoria, de diversión y no de engaño con la finalidad de librarse se
reprimendas.

Vistos estos 4 puntos podremos entender que cuando un niño de 4 años dice estar hablando
con un amigo invisible, no nos está engañando sino que forma parte de la expresión de su
mundo interior donde se mezclan realidad e imaginación, una característica propia del
pensamiento infantil.

El juego simbólico tiene mucha relación con este carácter de


la reali-dad del niño y el tránsito entre juego y realidad
es, también, mucho más sutil y tenue que para los adultos.
Sabemos que el juego tiene una enorme importancia en el niño,
que le permite resolver conflictos y que le permite actuar
simbólicamente sobre la realidad cuando no puede hacerlo de
forma auténtica. Pero precisamente ese poder que tiene el
juego para el niño proviene de que su carácter ficticio no es
tan claro como para los adultos. El niño sabe perfectamente
que está jugando, pero ese juego es, también,
parecido a la realidad. Esto guarda también una cierta
relación con la fabulación que encontra-mos, a veces, en las
respuestas de los niños. Cuando nosotros interrogamos a los
niños, les estamos preguntando por algún problema o por sus
ideas sobre alguna cuestión, ya sean conceptos científicos,
naturales, sociales, etc. encontramos en los niños pequeños,
a veces, respuestas fabuladas que no tienen nada que ver con
la realidad sobre la que le estamos preguntan-do. (El sol
come cordero) Una de las diferencias entre los niños pequeños
y los mayores es que éstos también son capaces de fabular y
de imaginar pero saben distinguir claramente las situaciones.
Cuando un adulto está preguntando en una sala de la escuela
próxima a su clase sobre algunas cuestiones, los niños
mayores saben que tienen que tienen que contestar en términos
de realidad y no de fabulación, pero los pequeños no lo saben
todavía y pueden sentirse inclinados a contar una historia
que se les ocurre sobre el momento. (Habría que desarrollar
la parte relativa al juego de ficción) Algunas personas
piensan que los niños son especialmente imaginativos y que la
imaginación desempeña un papel muy importante dentro de su
vida. Sin embargo, como han señalado los autores soviéticos,
la imaginación del niño no es más rica que la de los adultos,
sino mas bien más pobre y depende de los instrumentos
intelectuales de los niños. Lo que sucede es que se produce
en momentos y en formas en que no se produciría la de los
adultos y esto es lo que nos llama la atención. Los aspectos
afectivos y cognitivos se mezclan profundamente y, la niña,
como señala Werner, actúa ante su muñeca como si fuera un ser
humano, su hermana, su amiga, o la propia niña. Pero en
realidad, la niña sabe perfectamente que la muñeca es,
simplemente, un objeto; lo que pasa es que está depositando
en él todas sus
necesidades y está estableciendo una relación simbólica de la
que el objeto constituye tan sólo el motivo o la ocasión. A
medida que el niño va creciendo, va siendo capaz de
diferenciar cada vez de una manera más clara, el mundo de los
deseos, el de las imágenes, el de los sueños, el de las
intenciones, el de los juegos, el de los cuentos, de la
realidad objetiva.
los niños también forman continuamente explicaciones, y
muchas veces quizá más que los adultos de las cosas que
suceden a su alrededor y, se preguntan por ellas. Como sus
instrumentos intelectuales no han alcanzado su pleno
desarrollo, su capacidad de razonamiento lógico no está
plenamente desarrollada, su memoria tampoco, su capacidad
para manipular información es todavía reducida, muchas veces
llegan a ideas peregrinas y dan explica-ciones que nos pueden
parecer verdaderamente sorprendentes.

Maltrato infantil

¿Qué es el maltrato infantil?

El maltrato infantil ocurre cuando una persona que debería cuidar de un niño, le causa
daños emocionales o físicos (corporales). Puede afectar tanto a los niños como a las niñas
de cualquier familia. Generalmente, los daños emocionales (o traumas psicológicos) duran
mucho más de lo que tardan en curarse las lesiones físicas o corporales.

Conocer los peligros del maltrato infantil y saber cómo actuar cuando sospecha que existe
maltrato es clave para mantener a los niños seguros.

Tipos de malos tratos

El maltrato físico ocurre cuando se daña el cuerpo del niño. Pegar fuerte con la mano o
con un objeto, como un cinturón, puede dejar moretones o cortes y causar dolor. Sacudir,
empujar, ahogar o estrangular, dar puñetazos, agarrar haciendo daño y dar patadas también
son formas de maltrato físico.

El abuso sexual consiste en mantener contacto sexual (como practicar actos sexuales) o
actividades de carácter sexual que no implican contacto (como tomar o compartir fotos de
contenido sexual o hablar sobre el sexo) entre:

 un adulto y alguien menor de 18 años


 un niño mayor o adolescente y un niño mucho más joven
 una persona que tiene poder sobre otra, independientemente de las edades que
tengan

La mayoría de los casos de abuso sexual suelen implicar a un adulto o pariente cercano de
confianza. A menudo, al niño se lo presiona o se lo convence a participar en la actividad
sexual, se le ofrecen regalos o se le pide que lo mantenga en secreto, en vez de forzarlo
físicamente a mantener actividades sexuales.

La negligencia consiste en que un adulto no hace lo que es necesario para cuidar de un


niño. Esto significa no proporcionarle:

 comida, domicilio o ropa


 cuidados médicos
 supervisión
 atención (lo que se conoce como negligencia emocional, cuando se ignora al niño)
 educación, enseñanza

El maltrato emocional (o maltrato psicológico) ocurre cuando los adultos que cuidan de
un niño lo critican, amenazan, denigran o rechazan, sin mostrarle amor, y hacen que se
sienta despreciable o mal consigo mismo.

El abuso de sustancias ocurre cuando los adultos usan drogas o beben demasiado alcohol.
Esto puede poner en peligro a los niños que los adultos tienen a cargo. Puede hacer que los
adultos descuiden, lastimen física, sexual o emocionalmente a un niño. Cuando los adultos
usan drogas o beben demasiado alcohol, en muchos estados, esto se considera maltrato
infantil, incluso en ausencia de negligencia o de maltrato físico.

En algunos estados, se considera maltrato infantil:

 que los adultos permitan que un niño beba alcohol o consuma drogas ilegales
 que los adultos fabriquen, tomen o venden drogas ilegales delante de un niño
 que una mujer consuma drogas ilegales durante el embarazo

El maltrato médico ocurre cuando un adulto que se hace cargo de un niño le causa daños
debido a un exceso de cuidados médicos, como uso de medicación, visitas médicas,
operaciones o pruebas que no son necesarias.

¿Quién causa el maltrato infantil?

No hay un solo tipo de personas que sea el causante del maltrato infantil. La mayoría de las
veces el niño conoce bien a la persona que lo maltrata o que abusa sexualmente de él. A
veces, las personas que maltratan a los niños recibieron malos tratos y abusos sexuales
cuando eran niñas.

A veces, las personas que maltratan a sus hijos muestran algunos signos. Por ejemplo, los
padres pueden:

 Hablar siempre mal sobre sus hijos o decirles que son despreciables o unos
inútiles.
 Tratar de mantener a sus hijos alejados de los demás.
 Pasarlo muy mal o sentirse muy incómodos al hablar sobre las lesiones o
problemas de comportamiento de sus hijos.
 Preocuparse muy poco por sus hijos o no mostrarles afecto.

¿Cuáles son los signos del maltrato infantil?

Tanto a los niños como a los adolescentes, les cuesta mucho explicar que son objeto de
malos tratos. Por eso, conocer los signos del maltrato infantil puede ayudar.

Los niños que reciben malos tratos:


 tienen moretones a menudo, sobre todo, en lugares donde no se los suelen hacer
al jugar
 explican relatos para explicar sus lesiones que no tienen sentido o que van
cambiando
 no quieren volver a sus casas
 evitan pasar tiempo con la persona que los maltrata
 evitan estar con los demás
 muestran signos de trauma emocional, como miedo, enfado, o problemas para
relacionarse con los demás y para confiar en ellos
 están tristes o deprimidos
 acosan (o hacen bullying) a otros niños
 se autolesionan, como cortarse a sí mismos
 tienen pesadillas o dificultades para dormir
 se portan mal en la clase, les cuesta prestar atención o son hiperactivos
 se drogan

Los niños que son testigos de malos tratos (pero que no son maltratados) o que ven
violencia entre los adultos que los cuidan pueden mostrar signos similares.

De todos modos, la presencia de estos signos no siempre apunta hacia los malos tratos. Los
niños que están atravesando momentos estresantes, como la separación de sus padres o el
divorcio, un traslado o la muerte de un ser querido, también pueden estar tristes, enfadados
o retraídos. Pero, si se detectan signos físicos en el cuerpo del menor (como moretones)
junto con problemas emocionales y de comportamiento, tenemos un indicador más claro de
malos tratos.

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