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El documento discute los acreedores preferentes en los remates judiciales. Explica que (1) se debe obtener un certificado de gravámenes del registro público y citar a los acreedores antes de proceder con el remate; (2) los acreedores preferentes deben ser pagados antes que otros acreedores con embargos posteriores; y (3) admitir una postura del ejecutante usando solo su crédito sentenciado va en contra de la ley, la cual requiere primero pagar a los acreedores preferentes.
El documento discute los acreedores preferentes en los remates judiciales. Explica que (1) se debe obtener un certificado de gravámenes del registro público y citar a los acreedores antes de proceder con el remate; (2) los acreedores preferentes deben ser pagados antes que otros acreedores con embargos posteriores; y (3) admitir una postura del ejecutante usando solo su crédito sentenciado va en contra de la ley, la cual requiere primero pagar a los acreedores preferentes.
El documento discute los acreedores preferentes en los remates judiciales. Explica que (1) se debe obtener un certificado de gravámenes del registro público y citar a los acreedores antes de proceder con el remate; (2) los acreedores preferentes deben ser pagados antes que otros acreedores con embargos posteriores; y (3) admitir una postura del ejecutante usando solo su crédito sentenciado va en contra de la ley, la cual requiere primero pagar a los acreedores preferentes.
El artículo 472 del Código Federal de Procedimientos
Civiles, de aplicación supletoria al de Comercio, dispone: “No podrá procederse al remate de bienes raíces, sin que previamente se haya pedido al Registro Público correspondiente, un certificado total de los gravámenes que pesen sobre ellos, hasta la fecha en que se ordenó la venta, ni sin que se haya citado a los acreedores que aparezcan en dicho certificado. Si en autos obrare ya otro certificado, solo se pedirá al Registro el relativo al periodo o periodos que aquel no abarque.”
Por su parte, el numeral 500 del Ordenamiento Jurídico en
cita, establece: “Cuando los bienes estuvieren sujetos a diversos embargos, cualquier embargante puede llevarlos a remate; pero solo se le pagará el importe de su crédito después de haber sido pagados los acreedores preferentes, cuando ya hubiese sentencia firme que defina sus créditos, o reservada la cantidad necesaria para cubrir principal, intereses y costas de dichos créditos preferentes, en caso de que aún no haya sentencia. El sobrante líquido se entregará al ejecutado, o se pondrá a disposición del tribunal que corresponda, si hubiere embargos posteriores.”
Una vez apuntado ello, cabe mencionar que en el trámite
de los Juicios Ejecutivos Mercantiles es común que se advierta, del certificado de gravámenes relativo a bienes inmuebles embargados, la existencias de diversos gravámenes preferentes al del ejecutante, como lo son la existencia de embargos inscritos en el Registro Público de la Propiedad y del Comercio con anterioridad al embargo trabado a solicitud del ejecutante o, bien, porque tales gravámenes en sí mismos sean preferentes, como lo son en los casos de hipoteca.
En la práctica es común que, en los casos en que existen
acreedores preferentes, el ejecutante formule postura, expresando que ésta se cubre con el crédito que tiene reconocido ejecutoriamente en el asunto. Siendo, algunas veces, que tal postura es calificada de legal por el Juez, quien declara fincado el remate a favor del ejecutante.
A lo anterior manifiesto que me parece una decisión no
apegada a Derecho, toda vez que el Juzgador, al permitir que se pague la postura con el importe del crédito ejecutoriamente determinado, únicamente le está haciendo el pago de su crédito al ejecutante, sin tomar primero en consideración el pago de los créditos preferentes que existen en el asunto, contraviniendo con ello lo dispuesto por el artículo 500 del Código Federal de Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria al de Comercio, párrafos arriba trascrito, al tenor del cual no puede hacerse el pago al ejecutante sino hasta después de que se haga el pago correspondiente a los acreedores preferentes o, bien, se reserve la cantidad necesaria para cubrirlos, en el caso de que todavía no exista sentencia firme. Luego entonces, en tales supuestos, con base en el artículo antes indicado, no debe calificarse de buena la postura que haga el ejecutante, cubriéndola con el crédito que tiene reconocido ejecutoriamente en el asunto.
Cabe mencionar que si bien es cierto que el numeral 485
de la Ley Adjetiva en cita dispone: “Cuando el ejecutante quiera hacer postura, la garantía o la exhibición de contado, en su caso, se limitará al exceso de la postura, sobre el importe de lo sentenciado”. Empero no menos cierto es que lo anterior solamente procede cuando no haya créditos preferentes, en tal virtud, si éstos existen dentro de un juicio deviene inaplicable el artículo de mérito.
Por otra parte, resulta importante precisar que cuando hay
acreedores preferentes en un juicio y, pese a ello, se admiten posturas del ejecutante pagaderas con el importe de su crédito sentenciado, rematándose el bien inmueble embargado, el cual se adjudica el ejecutante, en ninguna manera deben cancelarse los gravámenes que pesan sobre tal bien raíz, aún y cuando el artículo 2325 del Código Civil Federal establezca que en las ventas judiciales, cuando la cosa fuere inmueble, ésta pasará al comprador libre de todo gravamen; toda vez que ello es la regla general aplicable únicamente en el supuesto que con el producto del remate, verificado sobre un bien inmueble sujeto a diversos embargos, hayan sido pagados primeramente los acreedores preferentes que cuenten con sentencia firme que defina sus créditos o bien, que haya sido reservada la cantidad necesaria para cubrir dichos créditos preferentes, en caso de que aún no hubiere sentencia; más en ninguna manera procede en el caso que no se hayan satisfecho los créditos preferentes, dado que, en este caso, el adjudicatario se encuentra obligado a responder a los acreedores preferentes hasta donde alcance el valor del bien raíz que se adjudicó, en virtud de que ello, como ya se dijo, debió aplicarse primero al pago de los créditos preferentes y con posterioridad, solamente en caso de existir remanente, al crédito del ejecutante.