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Capítulo I Del ejecutivo en general

1. Definición
Como principio general, puede decirse que el procedimiento ejecutivo es el
instrumento establecido por el legislador que permite, a través de una
sustanciación ágil, obtener la solución del crédito plasmado en un título que
reúne características especiales.

Su fundamento es la existencia de una obligación indubitada, que consta en


un título ejecutivo. El legislador parte de la base de que existe una
presunción de verdad acerca de la existencia de una obligación, por el hecho
de constar esta precisamente en un título ejecutivo. En el caso de que se
trate de un derecho dudoso o disputado, no demostrado de modo
fehaciente, será necesario que previamente se le establezca y determine,
normalmente a través de un juicio de lato conocimiento.

Nuestra jurisprudencia ha sostenido que el procedimiento ejecutivo, en


general, tiene por objeto perseguir el cumplimiento de ciertas obligaciones
de carácter indubitable, que han sido convenidas por las partes en forma
fehaciente o declaradas por la justicia en los casos y con las solemnidades
que la ley señala.

A su turno, en doctrina se enseña que "por juicio ejecutivo debemos


entender aquel procedimiento que persigue, por vía compulsiva, el
cumplimiento de una obligación cierta e indudable, que consta de un
antecedente auténtico al cual la ley le reconoce la aptitud para provocar el
apremio y que genéricamente se conocen como títulos ejecutivos".

2. Características
a. Es un juicio especial, atendido que su tramitación se somete a normas
especiales de procedimiento distintas a las del juicio ordinario de mayor
cuantía.

b. Su finalidad es perseguir el cumplimiento de obligaciones de carácter


indubitable, ya sea porque ha sido convenido fehacientemente por las partes
o su existencia ha sido declarada a través de una sentencia judicial.

c. Es un procedimiento compulsivo o de apremio, es decir, a través de él se


puede exigir el cumplimiento forzado de una obligación no cumplida
oportunamente.
3. Fundamento
El fundamento de este tipo de proceso reside, por una parte, en el deseo de
obtener el oportuno disfrute de un derecho declarado en una sentencia o
reconocido en algún otro título ejecutivo y además en razones de necesidad,
referido especialmente a las relaciones comerciales, procurando una vía
idónea y rápida para el cobro de las obligaciones.

4. Clasificación del juicio ejecutivo


a) Según la naturaleza de la obligación
1.- Juicio ejecutivo por obligación de dar.
2.- Juicio ejecutivo por obligación de hacer.
3.- Juicio ejecutivo por obligación de no hacer.

Para el derecho civil, la obligación de dar es aquella en que la prestación


consiste en la transferencia del dominio o de otro derecho real. La obligación
de hacer es aquella en que la prestación consiste en la ejecución de un acto
que no sea la transferencia del derecho o de otro derecho real. La obligación
de no hacer es aquella en que la prestación consiste en la abstención por
parte del demandado de ejecutar un hecho, que de no mediar la obligación
le sería lícito realizar.

El Código de Procedimiento Civil les da un significado diferente a estas


expresiones, así para este Código, obligación de dar es toda aquella que
consiste en la entrega de una cosa, aun cuando no se transfiera el dominio u
otro derecho real. La obligación de hacer, es toda aquella que consiste en la
prestación de un hecho por parte del demandado; y obligación de no hacer,
aquella que consiste en una abstención. Estos conceptos se desprenden de
la historia de la ley, por cuanto en el proyecto del Código de Procedimiento
Civil Títulos I y III se utilizaba la expresión "del juicio ejecutivo en las
obligaciones de dar o entregar"; comprendiendo así a todas aquellas
obligaciones que consistían en la entrega de una cosa, sin importar si esta
entrega implicaba o no una transferencia del dominio o de otro derecho real.
Posteriormente, la comisión revisora suprimió la expresión de entregar por
estimarla redundante, ya que toda obligación de entregar llevaba
comprendida la de dar.

En consecuencia, las obligaciones de entregar se tramitan ejecutivamente,


conforme al juicio ejecutivo de las obligaciones de dar.
b) Según el campo de aplicación
1. Procedimiento ejecutivo de aplicación general: Es aquel que permite
deducir una demanda ejecutiva cualquiera sea la naturaleza u origen de la
obligación cuyo cumplimiento se persigue.
2. Procedimiento ejecutivo de aplicación especial: Son aquellos que se
utilizan atendida la naturaleza u origen de la obligación cuyo cumplimiento
se persigue, por ejemplo, la realización de prenda especial agraria o
industrial o de cobro de impuestos.

c) Según la cuantía
1. Juicio ejecutivo de mayor: Es aquel que se aplica cuando la cuantía del
asunto excede de cierta cantidad determinada por la ley.
2. Juicio ejecutivo de mínima: Es aquel que en que la cuantía del asunto no
excede de dicha cantidad.

5. Reglamentación
Tratándose de un procedimiento extraordinario, se regirá en primer lugar por
las disposiciones contenidas en los Títulos I y II del Libro III del Código de
Procedimiento Civil, amén de las disposiciones comunes a todo
procedimiento previstas en el Libro I del Código adjetivo. En segundo lugar,
como normas supletorias se aplican las disposiciones del Procedimiento
Ordinario de Mayor Cuantía, según lo ordena el artículo 3º del Código de
Procedimiento Civil.

6. Ejecución singular y concurso de acreedores


La Ley Nº 20.720 que estableció nuestro actual régimen concursal, limita las
posibilidades de ejecución singular y privilegia el principio de la universalidad
en la formación de la masa activa. Este principio es un instrumento que
excluye la existencia de derechos de ejecución, separada respecto a la
ejecución colectiva y universal que supone el concurso.

Esta regla que suspende las ejecuciones singulares al margen del concurso,
se encuentra consagrada en el artículo 135 de la Ley Nº 20.720, al disponer
"La dictación de la Resolución de Liquidación suspende el derecho de los
acreedores para ejecutar individualmente al deudor". Ergo, son dos los
efectos que produce la declaración de liquidación: por un lado, suspende las
ejecuciones ya iniciadas y por otro, impide el inicio de nuevas ejecuciones
separadas tras la declaración de liquidación del ejecutado.
Esta regla general de suspensión de ejecuciones singulares, encuentra su
excepción en el inciso segundo del artículo 135 de la Ley Nº 20.720, al
establecer el derecho de los acreedores hipotecarios y prendarios para iniciar
y continuar los procedimientos de ejecución singular ya iniciados que se
dirijan contra los bienes hipotecados y pignorados, con la limitación que para
percibir deberán garantizar el pago de los créditos de primera clase que
hayan sido verificados ordinariamente o antes de la fecha de liquidación de
los bienes afectos a sus respectivas garantías, por los montos que en
definitiva resulten reconocidos.En consecuencia, para determinar el régimen
jurídico de las ejecuciones singulares una vez declara la liquidación del
deudor, se debe estar a lo dispuestos en los artículos 135, 144, 145 y 146,
todos de la Ley de Insolvencia y Reemprendimiento. A este respecto, cabe
realizar la siguiente distinción:
1.- Suspensión del derecho de los acreedores para ejecutar individualmente
al deudor. Esto supone que no puede iniciarse ejecuciones singulares contra
el deudor, desde el momento que se dicta la resolución de liquidación. De
modo que los acreedores deberán concurrir a verificar su crédito en los
términos que estatuye la ley concursal.

2.- Suspensión y acumulación de las ejecuciones singulares iniciadas con


anterioridad a la declaración de la liquidación. A este respecto se refiere los
artículos 144, 145 y 146 de la Ley Nº 20.720, estableciendo las siguientes
reglas:

a) Tratándose de obligaciones de dar:


1.- Si no existieren excepciones opuestas a la ejecución, los juicios se
suspenderán en el estado en que se encuentren al momento de notificarse la
resolución de Liquidación.El tribunal que conoce la ejecución, debe
pronunciar una resolución que suspende la tramitación y ordenará remitir los
expedientes al tribunal que esté conociendo del Procedimiento Concursal de
Liquidación para que continúe su tramitación. En tal caso, los acreedores
ejecutantes verificarán sus créditos conforme a las reglas generales.

2.- Si existieren excepciones opuestas, el tribunal de la ejecución ordenará


remitir los expedientes al tribunal que esté conociendo del procedimiento
Concursal de Liquidación y, una vez recibidos, se seguirá adelante en su
tramitación particular hasta la resolución de término. En tal caso, el
Liquidador asumirá la representación judicial del Deudor y los acreedores
ejecutantes podrán verificar sus créditos en forma condicional.

b) Tratándose de obligaciones de hacer:


1.- Si los fondos para dar cumplimiento al objeto del litigio se encontraren
depositados antes de la notificación de la Resolución de Liquidación, el
tribunal de la ejecución ordenará remitir los expedientes al tribunal que esté
conociendo del Procedimiento Concursal de Liquidación, continuándose la
tramitación hasta la inversión total de los fondos o la conclusión de la obra
que con ellos deba pagarse.

2.- En caso contrario, los juicios se acumularán sin importar el estado en que
se encuentren y el acreedor solo podrá verificar el monto de los perjuicios
que el tribunal respectivo hubiere declarado o que se declaren con
posterioridad por el tribunal que conoce del Procedimiento Concursal de
Liquidación.

c) Si entre los ejecutados existieren personas distintas del Deudor, el


tribunal de la ejecución deberá: suspender la tramitación solo respecto del
Deudor; remitir al tribunal que esté conociendo del Procedimiento Concursal
de Liquidación copias autorizadas del expediente, para que continúe la
sustanciación respecto del Deudor, y Conservar para sí el expediente
original, a fin de continuar la ejecución de los restantes demandados.

7. Acumulación de juicios ejecutivos


Fuera de la acumulación estudiada en el acápite anterior, procederá la
acumulación de las ejecuciones cada vez que estén pendientes varios juicios
ejecutivos entre un mismo acreedor ejecutante y un mismo deudor
ejecutado, y cuando varios procesos de ejecución están pendientes frente al
mismo ejecutado. Tal sería el caso de la ejecución de una sentencia que
beneficia a varios demandantes cuando estos han iniciado por separado su
proceso de ejecución. Su efecto será agrupar en un único procedimiento,
distintos procesos de ejecución independientes, lo que trae consigo
economía y armonía procesal.

En esta línea, se ha resuelto que pueden acumularse juicios ejecutivos por


un mismo título seguidos en contra de un deudor y un tercer poseedor de la
finca hipotecada.

El procedimiento de acumulación será el previsto en los artículos 92 y


siguientes del Código de Procedimiento Civil.

Para que proceda la acumulación de ejecuciones, se requiere:


a) la existencia de dos o más procesos de ejecución;
b) debe existir conexión en la identidad del ejecutante y ejecutado en cada
una de las ejecuciones a acumular; y
c) instancia de parte.Está legitimado para solicitarlo el ejecutante y
ejecutado, pero si los procedimientos se encuentran en un mismo tribunal,
podrá el juez decretarlo de oficio.

La acumulación puede ser decretada desde el momento en que se despacha


el mandamiento de ejecución y embargo y hasta antes del pago de la
obligación, según lo dispone el artículo 98 del Código de Procedimiento Civil.

La solicitud de acumulación no suspende la tramitación de las ejecuciones


pendientes, a menos que lo soliciten de común acuerdo el ejecutante y el
ejecutado conforme al inciso segundo del artículo 64 del Código de
Procedimiento Civil. En este sentido, se ha resuelto que mientras no esté
ejecutoriada la resolución que ordene la acumulación de autos, cada juicio o
expediente debe seguir su tramitación normal.

Capítulo II El juicio ejecutivo en las obligaciones de


dar

Sección I La acción ejecutiva

1. Concepto
La acción ejecutiva es el derecho subjetivo público a obtener de los órganos
jurisdiccionales, que se haga efectiva en el patrimonio del ejecutado la
responsabilidad contenida en un título ejecutivo.

En general, se habla de acción ejecutiva para aludir a los derechos que el


Estado concede a los particulares para obtener la ejecución forzosa.Para que
exista el derecho a la ejecución, deben concurrir tanto el título como la
acción ejecutiva.

En nuestro sistema, el artículo 2465 del Código Civil, consagra la acción


ejecutiva como un derecho o facultad del acreedor del que puede disponer o
no como cualquier otro bien de su patrimonio.La ejecución forzosa es una
actividad estrictamente jurisdiccional. Es asumida en régimen de monopolio
por el Estado y ello como consecuencia de la coacción que está implícita en
lo que la propia ejecución supone.

El juez está obligado a satisfacer el interés del acreedor, actuando hasta sus
últimas consecuencias la condena que contiene el título ejecutivo y también
a proteger los derechos e intereses del ejecutado, evitando que se
produzcan excesos en la ejecución. En efecto, la ejecución solo puede
entenderse concluida cuando el acreedor ejecutante haya sido totalmente
resarcido, lo que incluye prestación originaria, intereses y costas. Pero en
este cometido el juez no puede decretar medidas ejecutivas que causen al
deudor un perjuicio desproporcionado, ni ignorar derechos de terceros
legítimamente adquiridos antes del embargo.

2. Tribunal de ejecución
La ejecución forzosa es una actividad que corresponde en exclusiva a los
órganos jurisdiccionales. Para determinar qué concreto órgano jurisdiccional
debe conocer un determinado proceso de ejecución, habrá de recurrirse a
las normas generales sobre jurisdicción y competencia.

Cabe en todo caso realizar las siguientes precisiones: la competencia en


materia de ejecución civil corresponde a los juzgados de letras, ya que así se
establece en el artículo 45 del Código Orgánico de Tribunales.

De otro lado, de conformidad a lo previsto en el artículo 178 del Código


Orgánico de Tribunales, el tribunal que conoció gestión preparatoria de vía
ejecutiva conserva competencia para conocer y fallar juicio posterior iniciado
con mérito de ella, sin necesidad de nuevo trámite.

En este caso, bastará con presentar la demanda ejecutiva ante el tribunal


que conoció la gestión preparatoria, lográndose de este modo el propósito
de dicha norma: un menor desgaste de la actividad jurisdiccional y la
concentración de los actos del proceso.

Ahora, si el título contempla una convención respecto a prorrogar la


competencia del tribunal que naturalmente está destinado a conocer la
contienda, se debe estar a lo dispuesto por las propias partes y respetar la
prórroga estipulada. Se ha resuelto que si las partes estipulan que el deudor
constituye domicilio para todos los efectos legales en la oficina del lugar de
pago o en cualquiera que el banco tenga oficina, a elección de este, no
resultaría licito a una de ellas desconocer lo previo y legalmente acordado a
través de la oposición de la excepción de incompetencia.
Sin embargo, el efecto relativo de prórroga de competencia no opera
respecto de otras personas como fiadores o codeudores, que no han
concurrido a otorgarla. No obstante, tratándose de una demanda ejecutiva
de desposeimiento, se ha sostenido que el hecho de que el ejecutado no
haya sido parte en el contrato, en virtud del cual se prorrogó la competencia
a determinando tribunal, no es oponible como excepción a la demanda, ya
que se debe proceder contra el garante en los mismos términos en que
podría hacerse contra el deudor personal.

Por otro lado, aunque en un contrato se haya pactado que la ejecución de lo


debido se sustanciará ante un juez árbitro, no podrá ser sometida a ese
tribunal especial, atendido que este carece del imperio que se requiere en
este tipo de procedimiento, donde, desde su inicio las actuaciones se
encuentran dirigidas a obtener la realización de bienes, para los efectos de
cumplir con la obligación contenida en el título ejecutivo.

3. Las partes
El juicio ejecutivo admite la existencia de dos partes que toman los nombres
de ejecutante y ejecutado.El ejecutante es el sujeto activo de la ejecución,
el individuo que consta como acreedora de la prestación que el ejecutado
está obligado a realizar. Debe cumplirse con la "legitimatio ad causam".

El ejecutado es el sujeto pasivo de la pretensión. Aquel que aparece como


deudor en el título ejecutivo y en contra de quien se despacha la ejecución.
La determinación de la parte ejecutada en ciertos casos suele ser más
compleja, particularmente cuando el ejecutado no es el personalmente
responsable, tal es el caso del fiador, aval, codeudor solidario o tercer
poseedor de la finca hipotecada.

4. Requisitos
De la lectura de los artículos 434, 437, 438 y 442 del Código de
Procedimiento Civil, aparecen tres condiciones que deben concurrir
copulativamente para que pueda exigirse ejecutivamente el cumplimiento de
una obligación, a saber:

a) La existencia de un título ejecutivo que contenga la obligación que se


trata de cumplir.
b) Que se trate de una obligación líquida y actualmente exigible.
c) Que la acción ejecutiva no esté prescrita.
Estos son los presupuestos legales que han exigido uniformemente nuestros
tribunales.20 En el mismo sentido se ha manifestado la doctrina nacional.21

Sección II Los títulos ejecutivos

1. Concepto
El título ejecutivo es un documento autosuficiente que contiene una
obligación exigible de dar, hacer o no hacer.En doctrina, se encuentra muy
arraigado el concepto dado por el profesor Dario Benavente, quien define al
título ejecutivo como "aquel documento que da cuenta de un derecho
indubitable, al cual la ley atribuye la suficiencia necesaria para exigir el
cumplimiento forzado de la obligación en él contenida".

Nuestra jurisprudencia en similares términos, ha señalado que el Título


ejecutivo "es aquel que da cuenta de un derecho indubitable al cual la ley
otorga la suficiencia necesaria para exigir el cumplimiento forzado de una
obligación de dar, hacer o no hacer en él contenida, obligación que debe
además, tener las características de ser líquida y actualmente exigible y de
no hallarse prescrita".

El título ejecutivo abre el camino a la ejecución forzosa; no puede haber


ejecución forzosa sin título ejecutivo. Este instrumento otorga al acreedor el
derecho para perseguir la satisfacción de su crédito en forma coactiva,
derecho que recibe la denominación de acción ejecutiva.

2. Características
a) Solo tienen mérito ejecutivo los títulos a los cuales la ley se los da
expresamente. Los particulares no pueden crear títulos ejecutivos que no
reúnan los requisitos que la ley establece. Esto es así, atendido que tales
requisitos, no solo miran el interés particular de los contratantes, sino
además, el interés público que existe en reservar el procedimiento ejecutivo
a aquellos casos en que se persiga el cumplimiento de obligaciones, cuya
existencia y exigibilidad, se hayan reconocido o declarado por algún medio
legal.
No obstante, la voluntad de las partes podrá tener incidencia en la
generación de ciertos títulos ejecutivos.
En nuestro sistema, el artículo 434 del Código de Procedimiento Civil
contempla seis títulos que traen aparejada la ejecución, y que por tanto
pueden dar lugar un juicio ejecutivo. Sin embargo, el numeral séptimo deja
abierta la posibilidad a otros títulos ejecutivos existentes o que pudiesen
crearse en leyes especiales.Algunos autores postulan que se trata de una
enumeración taxativa.
Pero en realidad lo taxativo es la fuente de origen, pues mediante leyes
especiales siempre podrán introducirse nuevos títulos ejecutivos.

b) El título ejecutivo para ser tal debe ser autónomo, vale decir, bastarse así
mismo. Esta autosuficiencia del título implica la posibilidad de ser
intelectualmente aislado de la relación fundamental que le diera origen.

c) El título ejecutivo debe contener todos los requisitos necesarios para que
tenga fuerza ejecutiva al momento de despacharse el mandamiento de
ejecución, sin que se pueda remediar los defectos que tuviere una vez
trabada la litis.
De modo que no es admisible la teoría del título configurado in itinere litis,
es decir, completado o perfeccionado durante la sustanciación del proceso
ejecutivo. Esto se explica porque frente a un título insuficiente o incompleto
y, agotado por el solo transcurso del tiempo la oportunidad del ejecutado
para oponer excepciones a la ejecución, si este es enmendado con
posterioridad, corrigiendo los errores de que adolecía originalmente el título,
carecería el demandado de una instancia para hacer valer nuevas defensas
que la incorporación de nuevos antecedentes complementarios podrían
eventualmente exteriorizar, afectando con ello la garantía constitucional del
debido proceso del ejecutado. El juez no puede investigar nada que no
conste en el título mismo.

d) El título ejecutivo, atendida su naturaleza análoga a la de una prueba


privilegiada, autoriza el anticipo de la garantía jurisdiccional mediante el
embargo, cuando así lo requiera el acreedor. El legislador parte de la base
de que existe una presunción de verdad acerca de la existencia de una
obligación por el hecho de constar esta, precisamente, en un título ejecutivo.
El título ejecutivo viene a ser una prueba perfecta de la existencia de una
obligación.
De ahí que la acción ejecutiva es un privilegio que la ley procesal otorga a
ciertos documentos, siempre y cuando se enmarquen en las disposiciones
por ella señalada. Solo así es posible que los derechos y las obligaciones que
les son correlativas sean una realidad, pues si no existieran medios
compulsivos para obtener el cumplimiento de una obligación, quedaría
entregado a la entera voluntad del deudor su cumplimiento.
e) El título ejecutivo tiene que ser constitutivo de una obligación
determinada y relativa a una persona también determinada.

f) En ciertos casos, para que el título tenga mérito ejecutivo, se debe haber
pagado el impuesto correspondiente, v. gr., el impuesto de timbres y
estampillas, previsto en Decreto Ley Nº 3.475. Si no se ha pagado, el título
carece de fuera ejecutiva y el juez no podrá despachar el mandamiento de
ejecución y embargo.

g) El título siempre será un documento en el sentido de instrumento, aun


cuando el antecedente previo lo constituya la confesión, por cuanto de esta
gestión preparatoria igualmente debe dejarse constancia en el proceso.

3. Elementos
Del concepto y características del título ejecutivo emergen tres elementos:

1.- Es un documento. La expresión documento está tomada en su sentido


restrictivo de instrumento, o sea, de documento que expresa un
pensamiento por medio de la escritura, el que podrá tener o no un soporte
electrónico.

2.- Es solemne. Esta exigencia se aviene con otros dos presupuestos:


constar por escrito y cumplir con todas las solemnidades, entre ellas por
ejemplo el pago de impuestos.

3.- El título debe contener el reconocimiento o declaración de un derecho y


su correlativa obligación, que puede ser de dar, hacer o no hacer.

4. Título ejecutivo compuesto


El título ejecutivo compuesto es aquel que consta materialmente de dos o
más instrumentos, siempre y cuando todos ellos tengan el carácter de título
ejecutivo individualmente considerado.

Fijemos un ejemplo, un banco dirige acción ejecutiva en contra del


ejecutado fundado en que este, mediante escritura pública, se constituyó en
fiador y codeudor solidario de su deudor personal por todas y cada una de
las obligaciones que en el pasado, presente o futuro contraiga el deudor
personal con el ejecutante; y siendo el ejecutante dueño de un cheque
girado por la deudora personal, al ser presentado a su cobro es protestado
por el banco librado contra el cual fue girado; notificado judicialmente su
girador no consignó, en la cuenta corriente del tribunal, suma alguna de
dinero ni tacho de falsa su firma en el plazo que la ley le confiere, quedando
preparada la vía ejecutiva.

Por lo que para este ejecutante, el título ejecutivo lo conforma el cheque que
se demanda suscrito por el deudor personal y el instrumento vinculante o
complementario del título, que determina la persona del deudor, es la
escritura pública por la que el ejecutado se constituyó personalmente en
fiador y codeudor solidario de la giradora del cheque, de manera que
sumados los dos instrumentos se reúnen las condiciones que la ley exige al
título ejecutivo.

De este modo, puede darse el caso en que un título individualmente


considerado es insuficiente, pero si se le agrega otro título que considerado
aisladamente es igualmente insuficiente, pero que sumados reúnen las
condiciones que la ley exige al título ejecutivo, se cumple con las exigencias
para dar curso a la ejecución.

La jurisprudencia de nuestros tribunales superiores se ha inclinado por la


idea de que no obsta a la autonomía del título ejecutivo, la existencia de
títulos compuestos, esto es, en que el título conste materialmente en dos o
más instrumentos. Se ha resuelto que el título ejecutivo no necesariamente
debe constar en un solo documento, sino que puede estar integrado por
varios, siempre que entre ellos existan conexiones jurídicas concurrentes e
incluso posteriores a la formación del título documental, sin que con ello se
desvirtúe la exigencia de que el título ejecutivo debe bastarse así mismo.

Esta idea se sustenta en que la complementación o integración de los títulos


ejecutivos no la prohíbe la ley, pues no exige que todos los requisitos que
deben dar mérito ejecutivo a un título deben constar en él; exigencia que de
existir haría perder finalidad y eficacia jurídica en este ámbito a instituciones
reconocidas en nuestra legislación, tales como las hipotecas constituidas
para garantizar obligaciones de terceros o las otorgadas antes de los
contratos a que acceden y que permite el artículo 2413 del Código Civil o el
de aquellas hipotecas que contienen la cláusula de "garantía general
hipotecaria" ya aceptada en la doctrina y jurisprudencia de nuestros
tribunales de justicia.

En consonancia con lo expresado, se encuentran las opiniones de los


profesores René Vergara Vergara y Juan Colombo Campbell.
Por el contrario, el profesor Ramón Domínguez Águila, sostiene que el título
es ejecutivo porque en un solo documento se contienen los elementos de la
obligación y en especial que esta sea líquida y no prescrita y tanto así, que
el artículo 439 del Código de Procedimiento Civil determina que si del título
aparece una obligación en parte líquida e ilíquida, en la otra podrá
procederse ejecutivamente por la primera, reservándose al acreedor su
derecho para reclamar el resto en vía ordinaria. Agrega que la idea del título
en la ley procesal está referida a un instrumento y no a una sumatoria de
instrumentos en los que cada uno contenga exigencias separadas del deber
de prestación.

Esta opinión sigue la doctrina de una sentencia de la Corte Suprema, por lo


que se estimó improcedente iniciar una acción ejecutiva con la superposición
de dos títulos, ninguno de los cuales, aisladamente considerados, contiene
una obligación actualmente exigible, líquida o liquidable y no prescrita.

5. Naturaleza jurídica
El título ejecutivo es un documento. De manera tal que no existe título
ejecutivo sin documento que acredite la existencia de un crédito líquido y
exigible. De ahí entonces que se afirme que la ley no ha dado mérito
ejecutivo a los negocios jurídicos, sino a documentos a los cuales se atribuye
ese mérito.

Este documento puede tener un soporte material o electrónico.Sin embargo,


no debe dejarse de lado la substancialidad del título, esto es, el derecho
material que representa, toda vez que el éxito de la ejecución no queda
determinado únicamente por la concurrencia de los requisitos formales del
título, sino que además se requiere que este represente un real derecho del
acreedor a dicha prestación. Aspectos que influyen en la defensa del
ejecutado. Así, frente a un título que no cumple los requisitos formales, el
ejecutado podrá oponer excepciones como la incompetencia o falta de
representación; en cambio, ante omisiones de carácter substancial alguna
excepción perentoria.

Nuestra doctrina mayoritaria, siguiendo las ideas del profesor Carnelutti, se


inclina por la interpretación de que el título ejecutivo es un documento al
cual la ley atribuye efecto de prueba integral.

6. Clasificación
El título ejecutivo admite diversas clasificaciones, a saber:
a) En atención a su exigibilidad jurisdiccional, los títulos ejecutivos se
pueden clasificar en títulos perfectos e imperfectos.

Los primeros son aquellos que permiten por sí solos deducir demanda
ejecutiva, sin que se requiera ninguna gestión previa. Tienen plena eficacia
desde su otorgamiento, por ejemplo la sentencia firme, ya sea definitiva o
interlocutoria; la sentencia que causa ejecutoria, la copia autorizada de la
escritura pública, el acta de avenimiento pasada ante tribunal competente y
autorizada por un ministro de fe o dos testigos de actuación, la letra de
cambio o pagaré protestado personalmente, siempre y cuando en el
momento del protesto no alegue el aceptante tacha de falsedad a su firma,
la letras, pagarés o cheques respecto de los obligados, cuya firma aparezca
autorizada por un Notario o por un Oficial del Registro Civil en las comunas
donde no tenga su asiento un Notario, la confesión judicial y los
instrumentos privados siempre que se hayan generado de acuerdo con el
mecanismo previsto en el artículo 435 del Código adjetivo.

En tanto que los títulos ejecutivos imperfectos, son aquellos que para lograr
eficacia como título requieren de una gestión preparatoria de la vía
ejecutiva, por ende, no se bastan así mismo. Tal es el caso de las letras de
cambio, pagarés o cheques, los cuales se requiere una gestión preparatoria
previa de notificación de protesto; y los títulos al portador o nominativos
emitidos que representen las obligaciones vencidas en los cupones, éstos
previamente deberán confrontarse con los títulos y estos con sus libros
talonario y aquellos que requieren avaluación.

b) En atención a su origen, se pueden clasificar en judiciales y


extrajudiciales.
Los primeros son aquellos que tienen su origen en un proceso o en alguno
de sus equivalentes legitimados, por ejemplo, la sentencia definitiva y el
avenimiento.

A su turno, los extra judiciales no emergen de la actividad jurisdiccional. Tal


es el caso de las escritura públicas otorgadas por un notario fuera del
proceso.

c) En atención al número de voluntades que concurren en su generación, en


unilaterales y bilaterales.En los unilaterales, como la letra de cambio, el
pagaré o el cheque, solo requieren para su existencia la concurrencia de la
voluntad de deudor. En tanto, que los bilaterales, nacen por acuerdo de
voluntades coincidentes. Tal es el caso, por ejemplo, del avenimiento.
Sección III Títulos ejecutivos perfectos

El artículo 434 contempla una enumeración no taxativa de títulos ejecutivos,


siendo estos los siguientes:

1. Sentencias definitivas e interlocutorias firmes


De acuerdo al artículo 434 del Código de Procedimiento Civil, es título
ejecutivo la sentencia firme, bien sea definitiva o interlocutoria. La acción
ejecutiva que posibilita obtener el cumplimiento de una sentencia judicial es
la llamada acción de cosa juzgada que consagran los artículos 174 y 176 del
Código de Procedimiento Civil.

a) Requisitos
Para obtener la ejecución de este título de naturaleza jurisdiccional, deben
concurrir los siguientes requisitos:

1.- Que se trate de una sentencia definitiva o interlocutoria.


Para que la sentencia constituya un título ejecutivo, debe revestir la forma
de sentencia que exige el artículo 158 del Código de Procedimiento Civil. De
acuerdo a este precepto "es sentencia definitiva la que pone fin a la
instancia, resolviendo la cuestión o asunto que ha sido objeto del juicio", y
sentencia interlocutoria aquella que "falla un incidente del juicio,
estableciendo derechos permanentes en favor de las partes, o resuelve
sobre algún trámite que debe servir de base en el pronunciamiento de una
sentencia definitiva o interlocutoria".

2.- Tengan un contenido condenatorio.


Solo son susceptibles de ejecución forzada las sentencias de condena, vale
decir, aquellas que imponen el cumplimiento de una prestación, ya sea en
sentido positivo —dar, hacer— o, en sentido negativo —no hacer,
abstenerse—. Esta es la sentencia que impone una obligación al vencido y,
por ende susceptible de incumplimiento.

Cuestión diversa acontece en las sentencias jurisdiccionales meramente


declarativas y constitutivas que, en razón de su particular naturaleza, no
requieren de una ejecución forzada, a menos que contengan una
condenación accesoria, como las costas.
En efecto, las sentencias que acogen pretensiones meramente declarativas,
es decir, que pretenden que se declare la existencia de un derecho o interés
previamente existente, o la inexistencia de un derecho o interés
previamente inexistente, la finalidad perseguida por las partes queda
satisfecha con la sola circunstancia de que la sentencia adquiera firmeza.

En tanto que, en las sentencias constitutivas, vale decir, aquellas mediante


las que se produce la creación, la modificación o la extinción de una relación
o situación jurídica, normalmente se cumplen con anotaciones en
determinados registros, no requiriendo la intervención de un órgano
jurisdiccional para su cumplimiento. Lo propio con las sentencias cautelares,
pues están destinadas a producir sus efectos y a ser cumplidas dentro del
proceso en el que se dictaron.

Cabe advertir que la sentencia dictada en juicio ejecutivo con ocasión de la


oposición de excepciones a la ejecución, no tiene el carácter de título
ejecutivo, pues no es declarativa. Se ha escrito "una sentencia en juicio
ejecutivo no puede servir para para iniciar otro juicio ejecutivo, ya que ella
no contiene la declaración de una obligación que deba cumplirse, sino
ordena seguir adelante con la ejecución (artículo 471 del Código de
Procedimiento Civil). Si así no fuese, se iniciaría una cadena indefinida de
juicios ejecutivos".

En consecuencia, las sentencias de condena son las únicas que constituyen


títulos ejecutivos y que, por tanto, dan origen a una acción ejecutiva.

Cabe señalar que si en la sentencia no aparece establecida


determinadamente la naturaleza de la obligación —dar, hacer o no hacer—
no podría iniciarse con su mérito un juicio ejecutivo pues le faltaría al título
uno de los requisitos establecidos por las leyes para que tenga fuerza
ejecutiva y, haría procedente la excepción del Nº 7 del artículo 464 del
Código de Procedimiento Civil.

3.- Que se trate de una sentencia firme o ejecutoriada.


Según lo prescribe el artículo 175 del Código de Procedimiento Civil, las
sentencias definitivas o interlocutorias firmes producen la acción de cosa
juzgada, de modo que puede perseguirse su cumplimiento mediante la vía
ejecutiva. De acuerdo al artículo 174 del Código citado, es sentencia firme la
que no admite la interposición o tramitación de recurso alguno. Esto puede
ocurrir por diversos motivos:
i.- Porque la sentencia no admite recurso alguno y está firme desde que se
notifica a las partes.
ii.- Proceden recursos en contra de ella, pero no se interpusieron. Está
ejecutoriada desde el momento en que venció el plazo para interponer esos
recursos, y si es definitiva de juicio ordinario de Mayor Cuantía, debe
certificar este hecho el Secretario.
iii.- Proceden recursos y se interpusieron. La sentencia está ejecutoriada
cuando han terminado los recursos y el expediente vuelve, para el
cúmplase, a primera instancia. Está ejecutoriada desde la notificación del
"cúmplase". Por lo demás, solo a partir de esta época empieza a correr el
plazo de prescripción de la acción ejecutiva.

No puede considerarse ejecutoriada una sentencia mientras existan


recursos, ordinarios o extraordinarios que puedan llegar a dejarla sin efecto.
Así, por ejemplo aunque el juez de primera instancia haya puesto el
"cúmplase", el fallo de la Corte de Apelaciones, después de desechado el
recurso de queja por la Corte Suprema, no está ejecutoriado si está
pendiente el recurso de reposición de la resolución que rechaza la queja.

La ejecutoriedad de un fallo es una cuestión de derecho que no es de


competencia del secretario del Tribunal llamado a certificar tal estado, ya
que lo único que este puede hacer es certificar la circunstancia de haber
transcurrido los plazos que la ley concede para la interposición de los
recursos, tratándose de sentencias definitivas, como lo dispone el artículo
174 del señalado Código de Procedimiento Civil.

En efecto, basta que del mérito del proceso conste que las partes litigantes
fueron notificadas de lo resuelto por el juez sin que aparezca que se haya
impugnado lo decidido para que esa sentencia se encuentre firme, pues la
certificación de ejecutoriedad es una formalidad que solo da cuenta del
hecho de encontrarse firme lo resuelto. De modo tal que la falta de
certificación de ejecutoriedad no impide desconocer esa condición de un
título.

Siempre en esta línea, se ha resuelto que la copia simple de la sentencia de


primera instancia, a la cual no se apareja ningún antecedente en orden a
demostrar que se encuentra efectivamente firme o ejecutoriada, determina
que el instrumento en que se sustenta la acción ejecutiva carece de los
requisitos o condiciones establecidos por las leyes para gozar de fuerza
ejecutiva, toda vez que de conformidad al artículo 434 Nº 1 del Código de
Enjuiciamiento Civil, al no dar cuenta de que se trataba de una sentencia
"firme", no constituye un título al que la ley otorgue mérito ejecutivo.
Por último, el ejecutado no puede oponerse a la ejecución aduciendo
alegaciones referentes a vicios de procedimiento que se habrían producido
en la tramitación del juicio en que recayó la sentencia ejecutoriada, cuyo
cumplimiento forzado se persigue; tales vicios no pueden ser considerados
en el juicio ejecutivo, que deriva de una situación legal ya producida con la
sentencia firme que le sirve de fundamento y de cuya validez o legalidad no
se reclamó en su oportunidad.

Sin embargo, según se ha resuelto, el hecho que el título consista en una


resolución judicial no lo exime, al igual que cualquier otro título, de la
posibilidad que pueda alegarse a su respecto la existencia de algún vicio de
nulidad, pues la ley no ha establecido excepción alguna a su respecto, eso
sí, al no tratarse de un negocio jurídico sino que de un acto emanado de un
órgano del Estado, la nulidad que puede afectarle es la de derecho público
consagrada en los artículos 6º y 7º de la Constitución.

Hay que hacer presente que el procedimiento ejecutivo no es el único medio


a través el que puede obtenerse el cumplimiento de una sentencia definitiva,
ya que también existe otros conductos para ello, como el procedimiento
establecido en los artículos 232 y siguientes del Código de Procedimiento
Civil y a través de los procedimientos especiales que la ley establece para el
cumplimiento de determinadas sentencias, como por ejemplo el lanzamiento
en los juicios de arrendamiento. Por otro lado, en caso de resultar
inaplicables los procedimientos anteriores, se puede acudir a las medidas
que autoriza el artículo 238 del Código de Procedimiento Civil.

b) Materialidad del título


Solamente tienen mérito ejecutivo las sentencias originales, o sea, las
extendidas en el mismo expediente, firmadas por el Juez y el Secretario y
las copias de esas mismas sentencias extendidas en conformidad a la ley. De
este modo, para que pueda utilizarse una sentencia definitiva ejecutoriada
como título ejecutivo, es necesario contar con una copia de la misma,
debidamente autorizada por el funcionario competente, que es el Secretario
del Tribunal, quien además deberá certificar que se encuentra ejecutoriada.
Estas copias de sentencias, para que tengan mérito ejecutivo, no necesitan
ser dadas con citación de la persona a quien afecta su cumplimiento.

En todo caso se debe tener presente que a partir de la entrada en vigencia


de la Ley Nº 20.886, las resoluciones suscritas por los jueces mediante firma
electrónica avanzada no requerirán de la firma ni de la autorización del
ministro de fe correspondiente y las copias autorizadas de las resoluciones y
actuaciones deberán ser obtenidas directamente del sistema informático de
tramitación con la firma electrónica correspondiente, la que contará con un
sello de autenticidad. De este modo, para la ejecución de sentencias
pronunciadas en causas iniciadas con anterioridad a la entrada en vigencia
de la Ley Nº 20.886, rige la regla del párrafo primero, en tanto que, para las
incoadas con posterioridad a ella, bastará la copia contenida en el soporte
electrónico que se incorporará a través de la Oficina Judicial Virtual.

c) Mérito ejecutivo relativo de las sentencias judiciales


La sentencia solo tiene fuerza obligatoria respecto de la persona contra la
cual se ha pronunciado o sus herederos, y sus efectos no alcanzan a quienes
no hayan figurado en el pleito como parte directa o coadyuvante ni como
tercero reclamando derechos.

En consonancia con esta regla, se ha resuelto que la sentencia recaída en el


juicio sobre rendición de cuentas seguido contra un curador no es título
ejecutivo contra su fiador, si este no ha sido parte ni ha intervenido en forma
alguna en aquel pleito; y la sentencia dictada en contra de una compañía
comercial colectiva no tiene mérito ejecutivo respecto del socio que no
intervino en el juicio en que fue pronunciada, aun cuando los socios de tal
compañía sean solidariamente responsables. Este fallo coloca al ejecutado
en situación de no poder hacer uso del derecho que le confiere el artículo
1520 del Código Civil para oponer a la demanda todas las excepciones que
resulten de la naturaleza de la obligación y las personales suyas.

d) Sentencia emanada de Tribunal extranjero


Si bien, el principio general que orienta esta materia es que la jurisdicción
de los tribunales chilenos solo abarca el territorio nacional, la continua
interrelación entre Estados y los habitantes de los mismos ha hecho que se
haga necesario que se reconozca valor a las resoluciones pronunciadas por
los tribunales extranjeros, siempre que se cumplan con los requisitos que
para estos efectos exige la ley chilena, que es la observancia al
procedimiento del exequátur, tratado en los artículos 242 y siguientes del
Código de Procedimiento Civil, para que este sea acogido.

De este modo, las resoluciones judiciales pronunciadas en un país


extranjero, siempre que estén ejecutoriadas y reúnan los demás requisitos
determinados en la ley chilena, pueden tener fuerza ejecutiva en Chile, y, en
tal caso, su cumplimiento debe efectuarse en conformidad a los
procedimientos establecidos en las leyes nacionales y por el tribunal a quien
habría correspondido conocer del negocio si el juicio se hubiera promovido
en Chile.
e) Sentencias dictadas por tribunales arbitrales
El artículo 434 Nº 1 del Código de Procedimiento Civil no distingue si se trata
de sentencias dictadas por tribunales ordinarios, especiales o arbitrales, por
lo tanto, todas ellas, entre las cuales se encuentra las pronunciadas por
jueces árbitros, tienen mérito ejecutivo, de lo contrario carecería de sentido
la existencia de jueces árbitros, ya que no se podría exigir el cumplimiento
compulsivo de sus resoluciones.Tratándose de la ejecución de una sentencia
dictada por un juez árbitro, este de conformidad al artículo 635 del Código
de Procedimiento Civil, tiene potestad para ejecutar lo resuelto.

Sin embargo, si el cumplimiento de lo resuelto exige procedimientos de


apremio o el empleo de otras medidas compulsivas, o bien haya de afectarse
a terceros que no sean parte en el compromiso, deberá ocurrirse a la justicia
ordinaria para la ejecución de lo resuelto. Para tal efecto deberá recurrir a
las reglas generales de distribución de causas, pese a que en su designación
hubiere intervenido un determinado tribunal ordinario, puesto que el proceso
de nombramiento de juez árbitro concluye con su designación.

f) Sentencias dictadas contra el Fisco


De acuerdo a lo establecido en el inciso final del artículo 752 del Código de
Procedimiento Civil, la ejecución de toda sentencia que condene al Fisco a
cualquier prestación, deberá cumplirse expidiendo el Presidente de la
República el respectivo Decreto a través del Ministerio correspondiente. Por
tanto, en el caso de sentencias dictadas contra el Fisco, no es procedente el
procedimiento ejecutivo establecido en los artículos 434 y siguientes del
Código de Procedimiento Civil, ya que dichas sentencias tienen un modo
especial de cumplimiento.

No está demás tener presente que la ejecución de una sentencia que


condena a la Municipalidad al pago de una suma de dinero, se efectúa
mediante la dictación de un Decreto alcaldicio de pago, según lo dispone el
artículo 32 de la Ley Nº 18.695. Por otro lado, las que condenan a un
Servicio de Salud, debe ejecutarse en conformidad al cumplimiento
incidental previsto en los artículos 231 y siguientes del Código de
Procedimiento Civil o bien de acuerdo al juicio ejecutivo establecido en los
artículos 434 y siguientes del Código de Procedimiento Civil.

g) Tribunal competente para conocer el cumplimiento de la sentencia firme

1.- Si se trata de una sentencia definitiva, podrá ejecutarse ante el tribunal


que la dictó, mediante el procedimiento incidental de ejecución establecido
en los artículos 231 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, o bien
iniciar el respectivo juicio ejecutivo, según lo estatuye los artículos 113 y
114 del Código Orgánico de Tribunales.

Por su importancia práctica, no está demás referirnos al cumplimiento de


sentencias dictadas por ciertos tribunales especiales. Tal es el caso de las
sentencias condenatorias de compensación económica pronunciadas por los
juzgados de Familia. Se ha resuelto que el procedimiento aplicable para el
cumplimiento de la compensación económica, cuando el pago de la misma
consiste en la obligación de dar una suma de dinero o en una obligación de
hacer, por aplicación de las reglas generales es el cumplimiento incidental
contenido en los artículos 231 y siguientes del Código de Procedimiento
Civil, siempre que la obligación tuviere menos de un año contado desde que
se hizo exigible. En caso que haya transcurrido ese plazo, serán aplicables
las normas del juicio ejecutivo en sus diversas modalidades, si se cumplen
los requisitos del artículo 442 del Código de Enjuiciamiento Civil, pudiendo
deducirse la correspondiente demanda ejecutiva ante el tribunal de familia.

Una posición distinta se observa en un fallo de la Corte de Apelaciones de


Santiago, quien consideró que el cobro ejecutivo de lo acordado por
concepto de compensación económica, que no haya de solucionarse en
cuotas como prevé la ley, esto es, mediante el pago de una suma de dinero
determinada por un período de tiempo también determinado, no puede
considerarse "alimentos" y que, a falta de regla expresa, esa acción de cobro
no puede ser planteada ante los Tribunales de Familia, pues la ley no le ha
entregado a este competencia para conocer de aquélla.

Por otro lado, tratándose de las sentencias condenatorias pronunciadas por


los Juzgados de Trabajo, su ejecución se realizará por los Juzgados de
Cobranza Laboral y Previsional, en los términos que dispone los artículos
465 y siguientes del Código de Trabajo.Para el caso de la ejecución de lo
fallado en un recurso de protección, se ha resuelto que, al revestir
naturaleza de sentencia, el vencedor puede optar entre el cumplimiento
incidental previsto en el artículo 231 del Código de Procedimiento Civil o
bien incoar derechamente la demanda ejecutiva. Para este caso, el tribunal
competente sería el que corresponda de acuerdo a las reglas generales.

Por último, la ejecución de la parte civil de la sentencia definitiva dictada


dentro del proceso penal no debe ser ejecutada ante los tribunales penales,
sino que ante el juzgado de letras civil que fuere competente conforme a las
reglas generales. A este respecto se refiere el artículo 472 de Código
Procesal Penal, disponiendo que "en el cumplimiento de la decisión civil de la
sentencia, regirán las disposiciones sobre ejecución de las resoluciones
judiciales que establece el Código de Procedimiento Civil". Por ende el único
procedimiento posible será el juicio ejecutivo, dado que no cabe aplicar el
procedimiento incidental que solo procede cuando la ejecución se solicita
ante el tribunal que dictó la resolución que se ejecuta.

2.- Para la ejecución de sentencias interlocutorias que gozan de mérito


ejecutivo, es competente un solo tribunal, aquel que dictó la resolución en
única o primera instancia conforme el artículo 113 del Código Orgánico de
Tribunales.

Si bien el artículo 434 Nº 1 del Código de Procedimiento Civil, se refiere en


forma amplia a sentencias firmes interlocutorias, no toda sentencia
interlocutoria constituye título ejecutivo, sino solo aquellas que resuelven un
incidente del juicio estableciendo derechos permanentes en favor de las
partes.

Las sentencias interlocutorias que resuelven sobre un trámite del juicio que
puede servir de base para el pronunciamiento de una sentencia
interlocutoria o definitiva, no constituye título ejecutivo; ello porque al
resolver solo sobre un trámite no establecen ningún derecho y por tanto
ninguna obligación cuyo cumplimiento se pueda exigir compulsivamente.

h) La sentencia que causa ejecutoria


Si bien de una interpretación literal del artículo 434 Nº 1 del Código de
Procedimiento Civil cabría concluir que solo pueden ser ejecutadas las
sentencias firmes, un sector de nuestra doctrina, a partir de lo dispuesto en
los artículos 192 y 773 del Código de Procedimiento Civil, sostienen que la
sentencia que causa ejecutoria, puede cumplirse ejecutivamente conforme al
procedimiento incidental contemplado en los artículos 231 y siguientes del
Código de Procedimiento Civil o por las normas del juicio ejecutivo que
ahora estudiamos.

Tal sería el caso de la sentencia apelada, cuyo recurso ha sido concedido en


el solo efecto devolutivo de acuerdo al artículo 192 del Código de
Procedimiento Civil o bien entablado recurso de casación en la forma o
fondo, su interposición no suspende el cumplimiento de la sentencia de
acuerdo al artículo 773 del Código de Procedimiento Civil. Esta conclusión se
encuentra avalada por la jurisprudencia de nuestros tribunales, pues se ha
fallado que: "Tiene mérito ejecutivo la sentencia arbitral que manda pagar
una suma de dinero y en contra de la cual se ha deducido recurso de
casación en la forma, como quiera que el recurso de casación no suspende
la ejecución de la sentencia, a menos que su cumplimiento haga imposible
llevar a efecto la que se dicte si se acoge el recurso, extremo este último
que no es el de la especie, en la cual basta que la sentencia haya sido
notificada a las partes para que sea posible exigir su cumplimiento".

Esto se explicaría porque ejecutabilidad y firmeza de la sentencia no son


conceptos equivalentes. La ejecutabilidad de la sentencia que causa
ejecutoria, tiende a evitar en lo posible, la interposición de recursos
temerarios que busquen únicamente dilatar el proceso y la preconstitución
de una situación de insolvencia que, llegado el momento de la firmeza de la
sentencia, impida el éxito de la ejecución forzosa singular.

Sin embargo, presenta el inconveniente de que la ejecución que se despacha


y se sustancia queda sujeta a la condición de que el tribunal superior
revoque la sentencia que se recurrió y que se ejecutó o se
ejecuta.Finalmente, para este sector, la sentencia que causa ejecutoria
estaría contenida en la regla residual del Nº 7 del artículo 434 del Código de
Procedimiento Civil, pues se trata de "otro de los títulos a los que las leyes
dan fuerza ejecutiva".

Para otros, en cambio, la tesis de la ejecutabilidad de las sentencias que


causan ejecutoria no se ajusta a derecho atendido que el artículo 434 Nº 1
del Código de Procedimiento Civil solo reconoce valor de título ejecutivo a la
sentencia firme, sin incluir los fallos que causan ejecutoria; sostienen que el
artículo 773 del Código de Procedimiento Civil regula de un modo
excepcional la posible ejecución de un fallo que cause ejecutoria, por lo que
no puede utilizarse como argumento de la ejecutabilidad de todas las
sentencias que causan ejecutoria. En esta línea, refiriéndose al artículo 434
del Código de Procedimiento Civil, se ha resuelto: "Por su parte, dicho
precepto también le concede fuerza ejecutiva a las sentencias en los
términos que prescribe en su número primero, más, en ningún caso
extiende tal eficacia a aquéllas que causan ejecutoria, cuya naturaleza posee
la que se ha esgrimido por el tercerista, exigiendo, en cambio, que se trate
de resoluciones que se encuentren firmes".

2. La copia autorizada de escritura pública


a) Generalidades y requisitos
La Escritura Pública es el instrumento público otorgado ante Notario e
incorporado en su protocolo o registro público. El artículo 1699 del Código
Civil señala: "Instrumento público o auténtico es el autorizado con las
solemnidades legales por el competente funcionario. Otorgado ante
escribano e incorporado en un protocolo o registro público, se llama
escritura pública". Esta definición debe ser complementada con lo que señala
el artículo 403 del Código Orgánico de Tribunales al definir a la escritura
pública como: "El instrumento público o auténtico otorgado con las
solemnidades que fija esta ley, por el competente notario, e incorporado a
su protocolo o registro público".

De este modo, para que nos encontremos frente a una escritura pública,
deben concurrir tres requisitos copulativos:
a) ser otorgada por competente notario;
b) ser otorgada con las solemnidades legales establecidas en los artículos
403 y siguientes del Código Orgánico de Tribunales; y,
c) ser incorporada al protocolo o registro público del notario que la extiende.

Conforme al artículo 405 del Código Orgánico de Tribunales, las escrituras


públicas deben otorgarse ante notario y pueden ser extendidas manuscritas,
mecanografiadas o en otra forma que las leyes autoricen, debiendo indicarse
además, el lugar y fecha de su otorgamiento, la individualización del notario
autorizante y el nombre de los comparecientes, con expresión de su
nacionalidad, estado civil, profesión, domicilio y cédula de identidad, salvo
en el caso de extranjeros, quienes podrán acreditar su identidad con el
pasaporte o con el documento de identificación con que se les permitió el
ingreso al país.

La omisión de alguno de estos requisitos determina la nulidad de la escritura


pública según lo previene el Nº 2 del artículo 412 del Código Orgánico, vicio
que el ejecutado puede alegar oponiendo la excepción de faltar al título
alguno de los requisitos establecidos por las leyes para que tenga fuerza
ejecutiva, establecida en el numeral 7 del artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil.

El Código Orgánico de Tribunales contempla la hipótesis de que un notario


público se halle inhabilitado o ausente; durante el tiempo que dure la
ausencia o inhabilidad del notario, el reemplazante designado puede
autorizar las escrituras públicas y dar término a aquellas actuaciones
iniciadas por el titular que hayan quedado pendientes y, a la inversa, del
mismo modo podrá proceder el titular respecto de las escrituras públicas y
actuaciones iniciadas por su reemplazante, dejándose, en ambas
situaciones, naturalmente la constancia en el respectivo instrumento, lo que
se justifica en la necesidad de garantizar la oportuna y debida intervención
de esos ministros de fe cuando sean requeridos.
Todo notario debe llevar un protocolo, el que se formará insertando las
escrituras en el orden numérico que les haya correspondido en el repertorio.
Estos son libros que se van empastando a medida que se juntan las
escrituras. Ello sirve de fuente para obtener las copias y testimonios que
pidan los interesados. Esas escrituras originales son las que constituyen la
matriz de la escritura pública, en la cual aparecen las firmas del notario y de
las partes.Las copias que tienen mérito ejecutivo son las transcripciones
autorizadas por el notario autorizante, el que lo subroga o suceda
legalmente o archivero judicial una vez que los protocolos le han sido
remitidos a él.

Las fotocopias de escrituras públicas autorizadas por un notario diferente


carecen de mérito ejecutivo. Estas copias pueden ser manuscritas,
dactilografiadas, impresas, fotocopiadas, litografiadas o fotograbadas según
los autoriza el artículo 405 de Código Orgánico de Tribunales. En ellas debe
expresarse que son testimonio fiel de su original y llevan la fecha, la firma y
sello del funcionario autorizante. El notario debe otorgar todas las copias
que le soliciten. Sin embargo, no pueden otorgar copia mientras no se haya
pagado los impuestos que correspondan.

El artículo 434 del Código de Procedimiento Civil ha concedido la calidad de


título ejecutivo a la copia autorizada de la escritura pública. La matriz u
original nunca tiene mérito ejecutivo. Esta queda en la respectiva notaria y
después en el Archivero Judicial.La escritura pública por la cual se constituye
una persona en codeudor solidario no requiere especificar la obligación para
tener mérito ejecutivo. Y la obligación que contiene la escritura pública no
puede ser condicional.

b) Escritura pública de mutuo endosable


Los préstamos hipotecarios que se otorgan para la adquisición, ampliación,
reparación o construcción de una vivienda; compra de sitios, oficinas o
locales comerciales; refinanciamiento de mutuos hipotecarios o préstamos
para fines generales, se constituyen a través de una escritura pública, con
cláusula a la orden, de la cual se otorga una sola copia autorizada
endosable. Es decir, estos contratos son endosables.

Cualquiera de las partes puede obtener del notario autorizante, copias


autorizadas no endosables según lo previsto en el artículo 1º de la Ley Nº
19.439, debiendo estamparse en ella en forma destacada la mención "copia
autorizada no cedible".
En caso de extravío, pérdida o deterioro parcial de la única copia autorizada
endosable, se aplican las normas del párrafo 9 del título 1 de la Ley Nº
18.092, de conformidad con lo previsto en el artículo primero de la Ley Nº
18.552, vale decir, se debe iniciar por el beneficiario una gestión judicial no
contenciosa de extravío de la copia endosable de la escritura de mutuo
hipotecario, a objeto que el Tribunal le autorice para ejercer los derechos
que le correspondan, dejando nulo y sin valor el ejemplar extraviado,
ordenándose al Notario autorizante o al Archivero Judicial, según sea el
caso, que otorgue una segunda copia de la escritura de mutuo hipotecario
que tenga el carácter de endosable.

3. Acta de avenimiento
a) Concepto
El avenimiento es un acuerdo que logran directamente las partes de un
proceso, mediante el cual ponen término a su conflicto pendiente de
resolución judicial, expresándoselo así al tribunal que está conociendo de la
causa. Se trata de un documento generado en un proceso judicial en el que
se deja constancia del acuerdo de las partes en orden a poner término total
o parcial a una controversia.

Esta institución que no se encuentra regulada sistemáticamente en nuestra


legislación procesal, pero es mencionado expresamente en el numeral 3 del
artículo 434 del Código de Procedimiento Civil, en cuanto prevé: "El juicio
ejecutivo tiene lugar en las obligaciones de dar cuando para reclamar su
cumplimiento se hace valer alguno de los siguientes títulos: 3º. Acta de
avenimiento pasada ante tribunal competente y autorizada por un ministro
de fe o por dos testigos de actuación".

La norma recién transcrita exige para que el avenimiento, sea tal y su acta
devengue en título ejecutivo, que el acuerdo de voluntades debe haberse
producido en el proceso correspondiente entre las partes.

El acta de avenimiento se materializa en un escrito que se presenta al


Tribunal, en el cual, además de consignarse los términos de ese
avenimiento, se solicita al Tribunal su aprobación y que se tenga como
sentencia definitiva para todos los efectos legales. El tribunal lo aprobará
siempre y cuando no se trata de derechos irrenunciables.

b) Requisitos
Para que el acta de avenimiento tenga mérito ejecutivo debe cumplir tres
requisitos:
1.- Que exista un acuerdo de voluntades de las partes destinado a poner
término al juicio en determinadas condiciones; acuerdo que naturalmente
deberá contener una voluntad de dar, hacer o no hacer.
2.- Que el acta que de avenimiento haya sido pasada ante tribunal
competente, vale decir, que el acuerdo haya sido presentado ante el tribunal
que está conociendo del juicio y que este lo haya aprobado.

En efecto, para que el acta de avenimiento sea un título ejecutivo tiene que
ser presentada al tribunal y aprobada por este, pues lo que se busca es que
el tribunal pueda controlar la disponibilidad de los derechos en un acta de
avenimiento, pudiendo oponerse a dar su visto bueno cuando el acuerdo
involucre derechos indisponibles o irrenunciables, pudiendo entonces el
tribunal no aceptarlo como equivalente jurisdiccional.

En consonancia con esta doctrina, se ha resuelto que para la aprobación del


avenimiento se requiere verificar la seriedad de la voluntad de la parte más
débil. No obstante, también se ha sostenido que la ley no exige que el
acuerdo de voluntades de las partes sea aprobado por el juez, basta que el
mismo sea admitido, aceptado por el tribunal, pues no otra cosa significa
"pasado ante". Tal aprobación es exigida por el legislador tratándose de una
transacción producida, por ejemplo, en un juicio de alimentos, precisamente
por ser la transacción siempre un acuerdo extrajudicial.

Si el avenimiento no cumple con tal requisito, el ejecutado podrá oponer la


excepción contemplada en el Nº 7 del artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil.89 Se ha resuelto que un avenimiento acordado en un
procedimiento de protección debidamente formalizado y aprobado por el
Tribunal produce procesalmente los efectos de una sentencia con autoridad
de cosa juzgada.

3.- Que el acta de avenimiento esté autorizada por un ministro de fe o por


dos testigos de actuación.Como el avenimiento se origina durante el
procedimiento, es un acto jurídico procesal e indudablemente que, como lo
señala la ley y en el lenguaje de la misma pasa ante el tribunal y repitiendo
la regla general del inciso tercero del artículo 61 del Código de
Procedimiento Civil, para su validez debe ser autorizada por un ministro de
fe.

En aquellos tribunales que dispongan de Secretario, a él como ministro de fe


le corresponderá autorizar el acta de avenimiento; tratándose de árbitros
arbitradores que no actúan acompañados de un ministro de fe, el acta de
avenimiento será autorizada por dos testigos de actuación.

c) Avenimiento, conciliación y transacción


El avenimiento difiere en ciertos aspectos a la conciliación y a la transacción.
La transacción es siempre extrajudicial, en tanto que el avenimiento se
produce siempre ante el Tribunal que conoce del juicio; y, la transacción
puede referirse a derechos litigiosos que son materia de un juicio y también
a derechos que no tiene ese carácter, lo que sucede cuando la transacción
tiene por objeto precaver un litigio eventual. En cambio, el avenimiento
siempre versará sobre derechos controvertidos ante la justicia.

Por su parte, la conciliación es una manera directa de poner fin al juicio por
medio del acuerdo directo de las partes, producido en razón de las
proposiciones de base de arreglo formuladas por el tribunal.

Se ha resuelto que el avenimiento o conciliación es por naturaleza jurídica,


una gestión o acto judicial que participa de los caracteres del contrato de
transacción, importando este el acuerdo de voluntades sobre una o más
materias determinadas, siendo de mayor extensión que la transacción
misma, ya que puede comprender situaciones ajenas al juicio o sobre las
cuales no es posible litigar, acuerdo que cabe en toda clase de
procedimiento, en cualquier actuación judicial, bastando únicamente que se
produzca ante el juez competente para conocer de la gestión que originó el
juicio.

Debido a que la ley le otorga al acta de conciliación la estimación de


sentencia ejecutoriada para todos los efectos legales, según lo dispone el
artículo 267 del Código de Procedimiento Civil, constituirá un título ejecutivo
en los términos del Nº 3 del artículo 434 del Código de Procedimiento Civil.
Lo propio respecto de la transacción, la que incluso puede ser extrajudicial,
debiendo en este caso eso sí, constar por escritura pública.94 En este
sentido, se ha resuelto, que no es posible el cumplimiento incidental
respecto del contrato de transacción que puso término al juicio ejecutivo.

Sin embargo, el profesor Colombo sitúa a la conciliación como título


ejecutivo, indistintamente, en el Nº 1 o Nº 7 del artículo 434 del Código de
Procedimiento Civil, fundado en que ambas alternativas están recogidas por
las reglas relativas a la conciliación.

d) Materialidad del título


El título debe ser una copia autorizada del acta de avenimiento mismo, con
la respectiva resolución que presta su aprobación. Esta copia debe ser
autorizada por el Secretario del tribunal o por el archivero judicial, en caso
que el expediente este bajo su custodia; debiendo considerarse eso sí, las
innovaciones introducidas por el artículo 4º de la Ley Nº 20.886, ya referida.

e) Cumplimiento incidental del avenimiento


Usualmente las partes que han arribado a un avenimiento, intentan obtener
su ejecución mediante el procedimiento incidental previsto en el artículo 231
y siguientes del Código de Procedimiento Civil. Sin embargo, al constituir
este equivalente jurisdiccional un título ejecutivo perfecto, el modo en que
debe obtenerse su cumplimiento es mediante el juicio ejecutivo
correspondiente.

En efecto, el avenimiento corresponde al acuerdo producido entre los


litigantes cuyo preciso objeto o finalidad es el de poner término a un juicio
pendiente, en la forma o condiciones que ellos mismos señalan. En
consecuencia, cuando las partes acuerdan poner término a un litigio
pendiente a través de un avenimiento (aun cuando lo hayan denominado
también transacción), no es procedente su ejecución en la forma que reglan
los artículos 231 a 241 del Código de Procedimiento Civil, toda vez que tales
normas resultan exclusivamente aplicables al cumplimiento forzado de
sentencias, situación que no corresponde cuando se trata de un
avenimiento.

Por lo demás, el acta de avenimiento pasada ante tribunal competente y


autorizada por un ministro de fe, constituye el título ejecutivo descrito en el
artículo 434 Nº 3 del Código de Procedimiento Civil, cuyo cumplimiento ha
de ceñirse al procedimiento previsto en los artículos 434 y siguientes del
mismo texto legal. No obstante, un reciente fallo de la Corte de Apelaciones
de Concepción, estimó lo contrario.

Ahora en lo que toca a la transacción, resulta aplicable lo ya dicho respecto


al avenimiento, vale decir, no es procedente el cumplimiento de lo allí
pactado de acuerdo con las reglas contempladas en los artículos 231 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil, ya que estas normas son
aplicables cuando se trata de cumplir resoluciones judiciales, calidad que no
tiene la transacción. Por lo demás, si la transacción cumple los requisitos del
articulo 434 Nº 2 del Código de Procedimiento Civil, debe ejecutarse del
modo previsto en el artículo 434 y siguientes del Código de enjuiciamiento
civil.
4. Instrumento privado: letra de cambio, pagaré y cheque
a) Generalidades y requisitos
Los instrumentos privados son aquellos que dejan constancia de un hecho,
pero en cuyo otorgamiento no se ha observado solemnidad o formalidad
alguna. Ergo es todo aquel que no constituye instrumento público.La norma
es que este tipo de instrumentos, dada su naturaleza, carecen de mérito
ejecutivo.

Excepcionalmente el instrumento privado adquiere mérito ejecutivo en dos


casos: cuando ha sido reconocido por su otorgante, o cuando ha sido
mandado tener por reconocido.Para obtener estos reconocimientos, se hace
necesario cumplir con ciertas gestiones destinadas a preparar la vía
ejecutiva, llamadas gestiones preparatorias.

En la especie, reconocimiento de firma o confesión de la deuda.Sin embargo,


existen ciertos instrumentos privados a los que por su especial naturaleza el
legislador les confiere mérito ejecutivo. Nos referimos a la letra de cambio,
al cheque y al pagaré. Estos instrumentos en dos casos pueden llegar a
constituir títulos perfectos.

a) Cuando se trata de letra de cambio o pagaré protestado personalmente y


no se ha opuesto tacha de falsedad a su firma en el acto del protesto. La
letra de cambio puede ser protestada por tres motivos: por falta de
aceptación, por falta de fecha de aceptación y por falta de pago cuando no
ha sido cancelada a su vencimiento.

El pagaré solo puede ser protestado por falta de pago cuando no ha sido
cancelado a su vencimiento.En ambos casos, el protesto puede ser hecho
personalmente al aceptante o suscriptor.

Si una letra de cambio o pagaré es protestado por falta de pago y este


protesto ha sido hecho personalmente al aceptante o suscriptor, esta letra
de cambio o pagaré adquiere mérito ejecutivo con una condición: que el
aceptante o suscriptor no tache de falsa su firma en el acto mismo del
protesto.

En este caso el título ejecutivo es complejo, es decir, no está constituido por


un solo documento, sino que por dos: por la letra de cambio o pagaré y por
la respectiva acta de protesto.Ahora este título ejecutivo solo tiene el
carácter de tal respecto del aceptante de la letra de cambio o suscriptor del
pagaré, pero no respecto de los demás obligados a su pago.
En consecuencia, para que se configure este título deben concurrir los
siguientes tres requisitos copulativos:
i.- Debe tratarse de una letra de cambio o pagaré. No se incluye el cheque,
porque este se protesta por el Banco.
ii.- El protesto debe ser personal al deudor, aceptante de la letra o suscriptor
del pagaré. No se refiere a otros obligados como endosantes o avales.
iii.- El deudor no debe tachar de falsa su firma cuando se le protesta el
documento.Solo el protesto por falta de pago permite ejercer la acción
ejecutiva inmediatamente.

Ello se explica porque solo el protesto por falta de pago reúne los requisitos
para que proceda la ejecución. Cualquiera omisión de los requisitos del
mismo, lo privará de la fuerza ejecutiva.La ley restringe el título ejecutivo
perfecto al protesto personal, y lo es cuando el aceptante del documento o
alguno de los demás obligados al pago concurre ante el ministro de fe a ser
requerido de pago el día que haya sido citado por él. La letra de cambio y el
pagaré solo tiene mérito ejecutivo en contra del aceptante y el suscriptor.
Para darle fuerza ejecutiva respecto de otro obligado, será necesaria la
gestión preparatoria de la vía ejecutiva de notificación judicial del protesto.

Excepcionalmente, la Ley Nº 18.092 autorizó a los bancos y sociedades


financieras para protestar letras de cambio y pagarés que se encuentren en
su poder como beneficiarios o endosatarios, salvo instrucciones en contrario
del portador del documento. Sin embargo, el protesto bancario es
doblemente limitado, pues solo pueden protestarse letras por falta de pago y
no tiene el carácter de protesto personal.

b) Cuando se trata de letra de cambio, pagaré o cheque en que la firma del


obligado, aparece autorizada por un Notario o por el oficial del registro Civil
en las comunas donde no tenga su asiento un notario. En tales condiciones,
la letra de cambio, el pagaré y el cheque, tienen mérito ejecutivo respecto
de aquel obligado cuya firma se encuentra autorizada, sin necesidad de
realizar ninguna gestión previa, vale decir, sin reconocimiento de firma ni
notificación judicial de protesto.La expresión "obligado" comprende al
aceptante, el suscriptor, el endosante, el aval, etc. Es el único caso en que el
cheque protestado es título ejecutivo.

La intervención del notario establece una presunción de verdad acerca del


contenido del documento, que hace las veces de título ejecutivo.La condición
de título ejecutivo para uno de los obligados al pago no se trasmite a los
demás obligados si su firma no ha sido autorizada por Notario. Así, por
ejemplo, el avalista cuya firma no fue autorizada ante Notario y es
demandado en juicio ejecutivo, podrá oponer a la ejecución la excepción
prevista en el Nº 7 del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil.

La autorización notarial debe entenderse en su sentido procesal, como


palabra técnica, conforme al artículo 21 del Código Civil y desde este punto
de vista, la expresión denota la legalización que pone el escribano, en
alguna escritura o instrumento, de forma que haga fe pública, esto es,
atestando la verdad de las firmas puestas en él.

Así, se ha entendido que el vocablo "autorizar" no supone necesariamente la


presencia de aquel cuya rúbrica autentifica y, por consiguiente, la correcta
interpretación del artículo 434 Nº 4 inciso segundo del citado ordenamiento,
no lleva a exigir la comparecencia ante el notario del obligado que firma un
instrumento mercantil, sea pagaré, cheque o letra de cambio, bastando al
efecto la sola actuación del ministro de fe autorizante y la circunstancia de
que le conste la autenticidad de la firma que autoriza. Interpretación que,
por lo demás, resulta coherente con lo prescrito en el Nº 10 del artículo 401
del Código Orgánico de Tribunales, de acuerdo con el cual son funciones de
los notarios, autorizar las firmas que se estampen en documentos privados,
sean en su presencia o cuya autenticidad le conste.

En consecuencia, la autenticidad de la firma en el documento que


comprueba y certifica el notario bajo fórmula no sacramental, que suscribe
con su propia rúbrica y título, constituye la autorización notarial que hace fe
pública y que es de responsabilidad exclusiva del notario. El funcionario
responde de ello y si alguien quiere disputar la fe o la verdad de la
aseveración que hay tras la autorización, deberá probarlo.

b) Procedimiento de protesto personal de la letra de cambio y pagaré


El protesto personal es un trámite que se encuentra regulado entre los
artículos 59 y 78 de la Ley Nº 18.092. Debe efectuarse en el lugar donde
debe efectuarse el pago.Se trata de un acto solemne que generalmente se
efectúa por un Notario, pudiendo actuar un Oficial de Registro Civil en
aquellas comunas en que no exista un oficio notarial. Con autorización de la
Corte de Apelaciones respectiva, los notarios, bajo su responsabilidad,
pueden delegar la función de entregar el aviso a que se refiere el artículo 61
de la Ley Nº 18.092, en un empleado de su dependencia.

El funcionario deberá entregar en los lugares y oportunidades que se


señalen en los artículos 68 y 69, un aviso dirigido al librado o aceptante en
que lo citará para el día siguiente hábil que no fuere sábado a su oficio, a fin
de realizar el requerimiento que corresponda.El aviso será entregado a
alguna persona adulta que se encuentre en dichos lugares y cuando ello no
fuere posible, será dejado de la manera que el funcionario estime más
adecuada. Si el librado o aceptante no compareciere a la citación, se
efectuará el protesto, sin necesidad de requerimiento.

El acta de protesto se estampa en una hoja que se anexa al dorso del


respectivo documento. En ella se deja constancia de haberse enviado el
aviso, la relación de lo actuado, los impuestos que afectan al protesto, los
derechos notariales que se cobran, fecha, hora y lugar del protesto y la
firma del notario.El notario debe enviar al Boletín de Informaciones
Comerciales una nómina con las diligencias de protesto efectuadas.

En los protestos por falta de pago el aviso debe entregarse en el lugar del
pago en el primero o segundo día hábil siguiente que no fuere sábado, al
vencimiento de la letra. Por lo anterior, no cabe efectuar protestos fuera de
plazo.

c) Particularidades del pagaré


c.1) Condiciones en que debe extenderse el Pagaré
El pagaré es un acto jurídico por el que una persona, voluntariamente y sin
someterse a condición, se reconoce deudora de otra prometiendo pagar un
monto determinado o determinable de dinero, surgiendo tal obligación desde
el momento en que se formula una declaración documental en tal sentido,
sin que sea necesario, para su validez, la aceptación del beneficiario, sin que
se exprese la razón o motivo que indujo a suscribir tal título de obligación.
Este título ejecutivo se perfecciona desde el momento en que se cumplen
todos los requisitos exigidos por la ley, especialmente enunciados en el
artículo 102 de la Ley Nº 18.092, a saber:

a) la indicación de ser pagaré, escrita en el mismo idioma empleado en el


título;

b) la promesa no sujeta a condición, de pagar una determinada o


determinable cantidad de dinero;

c) el lugar y época del pago. No obstante, si el pagaré no indicare el lugar


del pago, se entenderá que este debe efectuarse en el lugar de su
expedición; y si no contuviere la fecha de vencimiento, se considerará
pagadero a la vista;
d) el nombre y apellido del beneficiario o la persona a cuya orden se ha de
efectuar el pago o la indicación de que es pagadero al portador; e) el lugar y
fecha de expedición, y

f) la firma del suscriptor.No es requisito establecido por la ley que el notario


deba dejar constancia de la cédula de identidad del obligado. Esto es una
exigencia legal solo en el caso de las escrituras públicas, de acuerdo a lo que
dispone el artículo 405 en relación con el 412 Nº 2, ambos del Código
Orgánico de Tribunales, en que se sanciona con nulidad la escritura pública
en que no esté establecida la identidad de los firmantes por los medios que
la ley establece, entre ellos la cédula de identidad.

El artículo 103 de la citada Ley Nº 18.092, dispone que el documento que no


cumpla con las exigencias del artículo 102, no valdrá como pagaré. Es decir,
la propia legislación que gobierna la materia, señala la sanción para el caso
de incumplimiento de los requisitos con que debe extenderse este título de
crédito. Quedará sin valor, es decir, queda privado de toda eficacia, ya no
tiene el carácter obligatorio de un pagaré o de una letra, ya no es eficaz
como tal. Lo anterior, dado que el pagaré como título de crédito, tiene como
característica la formalidad y, por lo tanto, "el documento que lo expresa y
no cumpla con las exigencias del artículo 102 de la ley, no vale como
pagaré".

Con la modificación introducida por la Ley Nº 18.552 de 20 de septiembre de


1986, el plazo ya no se considera como un elemento esencial del pagaré y,
en consecuencia, puede prescindirse de él para la emisión del mismo. En
otras palabras, la obligación se hace exigible y el vencimiento del
instrumento se producen en un mismo instante, esto es, cuando el título se
perfecciona, es decir, cuando reúne todos los requisitos para ser considerado
como tal y que están reseñadas en el artículo 102 aludido. Por tanto,
tratándose de un pagaré emitido a la vista, debe entenderse que la
exigibilidad del mismo se produce al momento en que éste se perfecciona.

c.2) Prórrogas o renovaciones en el pagaré


La resuscripción del pagaré, mediante las denominadas "hoja de
prolongación", tienen por finalidad mantener la vigencia, validez y eficacia
de cada uno de ellos, de manera que con tal acto no se crea una situación
jurídica nueva sino que se reanuda la existente, prorrogando el plazo de
vigencia primitivo. Por lo tanto, las renovaciones no originan un nuevo
pagaré. Por ello, resulta innecesario reiterar las exigencias legales ya
satisfechas por los documentos mercantiles primitivos, puesto que las
renovaciones forman parte integrante del pagaré al que acceden. Así mismo,
es innecesario para poder acordar una renovación de un pagaré que ella se
pacte antes de la llegada del día fijado para el cobro, máxime si después de
esa data él continúa subsistiendo mientras no se cancele o haya transcurrido
el plazo de prescripción.

En otras palabras, todo pagaré puede ser renovado desde la fecha de


suscripción y mientras se encuentre pendiente el transcurso del plazo de un
año de prescripción de la acción cambiaria (artículo 98 de la Ley Nº 18.092),
dentro del cual las obligaciones y acciones que emanan de tales
documentos, se encuentran plenamente vigentes.

Al no originar un nuevo pagaré la renovación, los obligados al mismo en


calidad de aval, fiador o codeudor solidario, mantienen a la vez su
obligación.Finalmente, constituye un efecto de las sucesivas renovaciones
del pagaré la interrupción de la prescripción tanto de la deuda como de la
acción que de dichos documentos emanan.

c.3) Pagaré suscrito en blanco


El pagaré firmado en blanco es una práctica muy usual en el ámbito
mercantil y financiero. Ello es legalmente posible e importa instrucción tácita
para llenarlo, significando un acto de confianza que se equipara al
otorgamiento de un mandato. Se ha resuelto que la sola circunstancia de
haber sido firmado en blanco el título no lleva necesariamente a concluir que
el lleno hecho con posterioridad no corresponden a la realidad de lo
acordado por las partes, puesto que si el deudor se limitó a suscribir el
pagaré, debe entenderse que tácitamente autorizó al acreedor para llenar
los blancos. "El reconocimiento hecho por el ejecutado en orden a que firmó
en blanco el documento que cuestiona, acredita que fue él —realmente— el
otorgante del pagaré en que se basa la ejecución".

Abona dicha conclusión lo que dispone el artículo 11 de la Ley Nº 18.092,


sobre Letras de Cambio y Pagarés, cuando establece que sin perjuicio de lo
dispuesto en su artículo 2, cualquier tenedor legítimo puede incorporar las
menciones de que trata el artículo 1, antes del cobro del documento.

Sin embargo, el tenedor al incorporar las menciones del pagaré debe


sujetarse a las instrucciones que haya recibido de los obligados al pago. Si el
documento se llena en contravención a esas instrucciones, el respectivo
obligado podrá eximirse de su pago probando tal circunstancia. Se ha
resuelto que si las instrucciones no existen, no puede ni debe llenarse un
pagaré.
c.4) Solidaridad del avalista en el Pagaré
La solidaridad contenida en los pagarés respecto del avalista no se puede
extender a las obligaciones emanadas del mutuo de dinero otorgado al
deudor principal.

c.5) Efecto del carácter causado, independiente y abstracto del Pagaré


El pagaré es un documento abstracto e independiente solo respecto a los
terceros o personas ajenas a la relación fundamental o negocio que le dio
origen, con lo cual se garantiza su expedita circulación y la seguridad de su
tráfico jurídico, sin consideración de la parte que lo suscribe,
estableciéndose, además, el denominado principio cambiario de
inoponibilidad, desde que el demandado de una obligación de esta
naturaleza, no puede oponer al demandante, excepciones fundadas en
relaciones personales suyas con anteriores portadores del respectivo
instrumento.

Al contrario, entre las partes que celebraron el negocio jurídico que generó
el acto cambiario, este no reviste el carácter de abstracto o independiente,
por cuanto entre ellos dicho acto resulta directamente relacionado o
vinculado al negocio causal, al extremo que, en esta situación, el
demandado por acciones cambiarias, puede oponer las excepciones reales
que consten del instrumento y las personales suyas que pueda hacer valer
en contra del acreedor.

5. Cualquiera otro título a que las leyes den fuerza


ejecutiva
Se trata de títulos que tienen fuerza ejecutiva en virtud de leyes especiales.
Algunos de estos títulos establecidos en la ley y que no se encuentran
contemplados expresamente en el 434 son:

a.- Listado de Deudores de Contribuciones, según el artículo 169 del Código


Tributario.

b.- Las pensiones alimenticias. Respecto de esto último, se ha resuelto que


solo es procedente en este tipo de procesos la excepción de pago
fundándose en un antecedente escrito, no contemplándose las excepciones
opuestas, por lo que dar curso a dicha incidencia no resulta procedente.

c.- Certificado de deuda emitido por del Secretario Municipal para efectos del
cobro judicial de patentes, derechos y tasas en conformidad al inciso
primero del artículo 47 del Decreto Ley Nº 3.063 de Rentas Municipales.
d.- Los contratos de prenda agraria celebrados en las condiciones señaladas
en la Ley Nº 4.097.

e.- Los contratos de prenda industrial otorgados en las condiciones


señaladas en la Ley Nº 5.687.

f.- Los contratos de compraventa y prenda accesoria celebrados en


conformidad a las leyes de compraventa de cosas mueves a plazo Ley Nº
4.702.

g.- Las expensas comunes de los condominios regulados por la Ley Nº


19.537 de 16 de diciembre de 1997.

h.- La copia del acta de la junta de accionistas o del acuerdo del directorio
en que se haya acordado el pago de dividendos en conformidad a lo
dispuesto en el artículo 83 de la Ley Nº 18.046.

Sección IV Títulos imperfectos

Título ejecutivo imperfecto es aquel que, para lograr eficacia como título
ejecutivo, requiere de una gestión preparatoria de la vía ejecutiva. Esto
implica que no se bastan por sí solos para iniciar la ejecución.

La gestión preparatoria de la vía ejecutiva es una gestión judicial


contenciosa tendiente a crear un título ejecutivo, ya sea en forma directa
construyendo el título mismo, o complementando determinados
antecedentes, o bien, supliendo las imperfecciones de un título con
existencia incompleta.Las gestiones preparatorias que dan origen o que
complementan, según los casos, a un título para que adquiera fuerza
ejecutiva son:

1.- El reconocimiento de firma puesto en instrumento privado.


2.- La notificación de protesto de letras de cambio, pagarés o cheques.
3.- La confesión de deuda.
4.- La confrontación de títulos y de cupones.
5.- La avaluación.
6.- La notificación del título ejecutivo a los herederos.
7.- Gestión preparatoria para el cobro por vía ejecutiva de una factura.
1. El reconocimiento de firma puesto en instrumento privado
a) Generalidades
Fuera del instrumento privado autorizado ante notario, los instrumentos
privados pueden tener mérito ejecutivo en otros dos casos: cuando han sido
reconocidos judicialmente o se han mandado a tener por reconocidos. Este
reconocimiento para otorgar mérito ejecutivo a un instrumento privado no
tiene relación alguna con el reconocimiento de instrumento privado
reglamentado en el artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, ya que
este tiene solo por objeto dar valor probatorio a esta clase de instrumento.

El mérito ejecutivo de un instrumento privado se logra a través del


reconocimiento establecido en el artículo 435 del Código de Procedimiento
Civil.Por regla general, todo deudor puede ser citado a reconocer su firma
estampada en un instrumento privado. Sin embargo, existen ciertas
situaciones especiales:

1.- El heredero del causante que suscribió el instrumento privado.La ley


nada dice al respecto, pero al ser el reconocimiento de firma una actuación
personal del que suscribió el instrumento privado, no podría citarse a
reconocer firma al heredero y en general no puede citarse a persona distinta
de aquella que suscribió el documento. En todo caso, si puede citarse al
heredero a confesar deuda, que es otra gestión preparatoria de la vía
ejecutiva.

2.- El curador de la herencia yacente.Por las razones expuestas, no puede


citarse al curador a reconocer firma, pero sí a confesar deuda.

3.- El mandatario del deudor. Este mandatario tampoco puede ser citado a
reconocer firma, porque no es él quien firmó el documento, salvo que se
encuentre expresamente facultado para ello. Puede eso sí, sin necesidad de
facultad expresa, ser citado a confesar deuda.

4.- Documento firmado a ruego.Tampoco puede citarse al deudor a


reconocer firma pues no es él quien suscribió el documento, por tanto, debe
llamarse en este caso al que firmó el documento a petición del deudor. El
deudor puede si ser citado a confesar deuda.

5.- Situación del incapaz. A su respecto se debe distinguir dos situaciones:


a) Que el documento haya sido firmado por el incapaz autorizado por su
representante.En este caso, debe citarse a reconocer firma al propio
incapaz, debiendo citarse además al representante para que autorice el
reconocimiento del incapaz.
b) Que el documento haya sido firmado por el representante del
incapaz.Debe citarse al reconocimiento al representante del incapaz, pues él
ha sido quien suscribió el documento.

6.- El caso de persona jurídica.Para que el reconocimiento tenga validez,


debe concurrir en la persona del citado dos condiciones:
a) Que haya sido quien firmó el documento. Esto se requiere porque el
reconocimiento de firma es un acto personal de la persona que ha suscrito el
documento.
b) Que dicha persona tenga facultades para obligar a la persona jurídica. De
lo contrario el reconocimiento de quien no tiene facultad de representación
no puede producir ningún efecto en contra de este. Cabe agregar que la
solicitud que tiene por objeto citar al deudor a reconocer firma para preparar
la vía ejecutiva es prejudicial por naturaleza, por ende son improcedentes
las medidas precautorias en las gestiones para preparar la vía ejecutiva. Y,
según se ha resuelto, es improcedente el abandono de la instancia, por
cuanto las gestiones preparatorias no constituyen juicio.

b) Requisitos
Para que proceda la gestión de reconocimiento de firma, se requiere que se
trate de un instrumento privado que se encuentre firmado. En caso de no
existir firma, la vía ejecutiva deberá prepararse a través de la confesión de
deuda.La gestión de reconocimiento de firma es un acto personal, por ende
no procede que un heredero comparezca a reconocer la firma de su
causante, o que lo haga un mandatario sin facultad expresa.

c) Tramitación
El acreedor debe presentar un escrito al Tribunal solicitando que se cite al
deudor a reconocer la firma puesta en el instrumento privado, bajo los
apercibimientos legales contemplados en los artículos 434 Nº 4 y 435 del
Código de Procedimiento Civil, vale decir, si el citado no comparece o solo da
respuestas evasivas, se dará por reconocida la firma.

Sin el apercibimiento legal no es posible tenerse por reconocida la firma en


caso de rebeldía o de respuestas evasivas. El escrito se provee por el
tribunal citando al deudor a una audiencia, por lo general a la del quinto día
hábil después de su notificación, a fin que el citado concurra a reconocer la
firma bajo el apercibimiento legal.
Esta resolución se notifica al acreedor por el estado diario y al deudor de
acuerdo a las reglas generales. Este plazo no se amplía con el aumento que
establece el artículo 259 del Código de Procedimiento Civil, pese a que el
citado no se encuentre en el lugar del juicio. En efecto, siendo el juicio
ejecutivo un procedimiento especial, el aumento de término de
emplazamiento el legislador lo contempló únicamente para el caso previsto
en el artículo 460 del Código citado.

No obstante, jurisprudencia más reciente ha resuelto su procedencia. Lo


normal será que el deudor comparezca a la presencia judicial el día y hora
fijado por el juez. Sin embargo, por la gravedad que importa para el citado
no comparecer, la jurisprudencia ha atenuado los aspectos procedimentales
permitiendo que el deudor comparezca antes de la audiencia fijada;
comparezca por escrito evacuando la diligencia; o bien comparezca durante
todo el día señalado, siendo la hora un mero punto referencia. En este
sentido se ha resuelto "La determinación de día y hora para la
comparecencia al tribunal a prestar la confesión de una deuda, es un
beneficio de la persona citada, quien, bajo el peso de una orden judicial, no
puede quedar sujeta indefinidamente a acatarla, desatendiendo sus
ocupaciones o negocios, por lo que resulta válida la confesión que presta
antes del día señalado".

De este modo, el deudor puede presentarse legítimamente en una


oportunidad distinta, a saber:

1.- Comparecer antes del tiempo señalado por el juez. Esto es posible
porque el plazo que se le ha otorgado para comparecer está establecido en
su exclusivo beneficio y por lo tanto, puede renunciar a él según lo autoriza
el artículo 12 del Código Civil, y porque la presencia del acreedor en la
audiencia respectiva no es una formalidad exigida por la ley.

2.- Comparecer después de la oportunidad señalada por el tribunal y


mientras no se dé por reconocida la firma en su rebeldía, esto es factible
porque el plazo que se le otorga al deudor es un plazo no fatal y por lo tanto
no se extingue por su solo transcurso. En efecto, el artículo 435 del Código
de Procedimiento Civil, tiene por exclusiva finalidad y objeto una declaración
en orden a reconocer una firma o confesar o negar la deuda, sin que
establezca dicha disposición legal un procedimiento formal para ello,
teniendo este acto un carácter especial, concreto y determinado, que no
admite controversias y asistiendo al demandado la facultad u opción de
comparecer a la presencia judicial, el día fijado por el tribunal, pero también
antes o después de ello.
3.- También puede solicitar el deudor postergar la audiencia
correspondiente, desde que se está frente a un plazo judicial, pero será
necesario que concurran las exigencias previstas en el artículo 67 del Código
de Procedimiento Civil, vale decir, que lo pida antes del día fijado para la
audiencia de estilo y que se alegue justa causa. Cabe señalar que al no
realizarse la audiencia en la fecha originariamente fijada por el tribunal,
quien prepara la vía ejecutiva tiene pleno derecho para solicitar se fije una
nueva audiencia, sin que ello importe una nueva citación a confesar deuda ni
tampoco la prórroga de términos a que se alude en el artículo 67 del Código
de Enjuiciamiento Civil, de modo que de asistir el citado a la nueva audiencia
fijada, cabe dar plena aplicación al citado artículo 435 del Código de
Procedimiento Civil.

d) Forma en que se realiza el reconocimiento


La diligencia de reconocimiento de firma debe ser realizada ante el juez.
Este no puede delegar la práctica de las diligencia en otro funcionario porque
no está autorizado para ello. A esta audiencia puede comparecer el acreedor,
pero no puede hacer observaciones ni interrogaciones durante la audiencia.

Como esta audiencia tiene como único fin premunir al acreedor de un título
ejecutivo, el citado no puede oponer excepciones perentorias; sin embargo,
previo a la audiencia, puede oponer incidentes dilatorios, tales como nulidad
de la notificación, incompetencia del tribunal, privilegio de no
comparecencia, entre otros. El citado debe limitarse a reconocer o
desconocer la firma. En este sentido, referido a la citación a confesar deuda,
pero aplicable también al reconocimiento de firma, se ha resuelto "Cualquier
circunstancia que pretenda desnaturalizar la acción ejecutiva, es una
materia que debe ser propuesta a través de la excepción pertinente y en el
juicio ejecutivo propiamente tal, pues esta gestión se agota simplemente, ya
cuando el demandado niega la deuda, ya porque la confiesa pura y
simplemente; ya porque se le tiene por confeso en forma ficta, cuya última
situación es la que ha ocurrido en el presente caso".

e) Actitudes que puede asumir el citado


Frente a la solicitud, legalmente notificada, el citado puede asumir diversas
actitudes:

e.1) Comparecer y reconocer la firma


Si el deudor comparece y reconoce la firma, queda preparada la vía
ejecutiva, porque al reconocer la firma está dotando al acreedor de un título
ejecutivo. De lo obrado se levanta un acta, la que unida al documento
privado constituirá el título ejecutivo.El deudor debe comparecer
personalmente, ello es así porque el artículo 435 exige la presencia física del
deudor ante el juez, quedando descartada la posibilidad de que lo haga por
escrito.

El título ejecutivo queda perfecto en el mismo momento en que el deudor


reconoce su firma, sin que sea necesario resolución alguna del juez y el
acreedor podrá presentar su demanda ejecutiva de inmediato.Podría darse la
hipótesis que el citado reconozca la firma que aparece en el instrumento
privado, pero alegue al mismo tiempo que pagó esa deuda. En tal caso, esta
afirmación de pago no obsta a que se tenga preparada la vía ejecutiva, solo
que en este caso deberá el citado defenderse en el juicio ejecutivo mismo
oponiendo la excepción de pago.

e.2) Comparecer y dar respuestas evasivas


Si el citado no contesta categóricamente, sino que lo hace con vaguedad,
eludiendo responder en forma terminante las preguntas que se le dirigen, v.
gr. "no estoy seguro, puede ser, a lo mejor", el ejecutante deberá presentar
una solicitud al tribunal, pidiéndole que haga efectivo el apercibimiento del
435 del Código de Procedimiento Civil y dé por reconocida la firma del
deudor. El tribunal deberá dictar una resolución dando por reconocida la
firma. En este caso, el título ejecutivo será un instrumento privado mandado
tener por reconocido.

En esta hipótesis la vía ejecutiva se encontrará preparada cuando la


resolución del tribunal que accede a la solicitud de dar por reconocida la
firma del citado, se encuentre ejecutoriada. Se trata de una sentencia
interlocutoria de segundo grado, ya que ha de servir de base para la
dictación posterior de una sentencia interlocutoria como es el mandamiento
de ejecución y embargo.

En contra de esta resolución procede el recurso de apelación, el que ha de


concederse en el solo efecto devolutivo. Una vez firme la resolución queda
por reconocida la firma, ella produce cosa juzgada y, por lo tanto, no puede
discutirse en el juicio ejecutivo posterior la autenticidad de la firma. Por esta
razón, la jurisprudencia ha sostenido que el deudor no puede luego de la
diligencia en el curso del juicio, oponer excepción que tenga por objeto
desconocer la autenticidad de la firma o la existencia de la deuda.

e.3) Comparecer y desconocer la firma


En este caso, la gestión preparatoria termina de inmediato y el acreedor
carecerá de un título ejecutivo para iniciar la ejecución. Al gestor de la
medida preparatoria no le queda otro camino que demandar en un
procedimiento declarativo que se proclame auténtico el documento y que la
obligación que en él consta, existe. Se ha resuelto que las gestiones
preparatorias de confesión de deuda y reconocimiento de firma no
interrumpen la prescripción si resultan negativas.La persona que desconoce
la firma, siendo verdadera, no comete delito alguno, pues no existe delito de
perjurio en causa propia.

e.4) No comparecer
Si no comparece, el ministro de fe deberá dejar en el expediente o carpeta
electrónica un certificado de tal hecho. En este caso, al igual que cuando el
deudor comparece y da respuestas evasivas, el tribunal a petición del actor,
deberá dictar una resolución que tenga por reconocida la firma y por
preparada la ejecución. Mientras no se dicte esta resolución, no habrá título
ejecutivo. Tal como ya se dijo, esta resolución tiene naturaleza de sentencia
interlocutoria de segundo grado, por ende procede en su contra el recurso
de apelación conforme a las reglas generales.

En caso de que la no comparecencia se deba a fuerza mayor o caso fortuito,


el citado está facultado para alegar la nulidad de todo lo obrado dentro del
plazo de tres días contados desde que hubiera cesado el impedimento.

2. La notificación de protesto de letras de cambio, pagarés o


cheques
a) Generalidades
La letra de cambio, el pagaré y el cheque son títulos ejecutivos perfectos
cuando ha sido autorizada ante notario o bien, tratándose de la letra de
cambio y el pagaré han sido protestado personalmente y no se ha opuesto
tacha de falsedad a la firma en el acto del protesto por falta de pago.

Fuera de estos casos, para conferirle mérito ejecutivo a estos instrumentos


es necesario que el protesto se ponga en conocimiento del deudor en una
gestión preparatoria de la vía ejecutiva.De este modo, será necesario iniciar
la gestión preparatoria de notificación de protesto en los siguientes casos:

a.- Cuando se quiere cobrar al aceptante de una letra de cambio o suscriptor


de un pagaré cuyo protesto no se efectuó personalmente y su firma no se
haya autorizado ante notario.

b.- Cuando se quiere cobrar un cheque donde la firma del girador no aparece
autorizada ante notario, sea al girador o a los otros obligados al pago.
c.- Cuando se quiera cobrar a cualquiera de los obligados al pago de un
documento sin que sea al aceptante de una letra de cambio o suscriptor del
pagaré. En efecto, esta gestión puede iniciarse en contra de cualquiera de
los obligados al pago del documento, ya sea el aceptante o suscriptor, o el
endosante, avalista o librador del documento, atendido que estos últimos
son solidariamente responsables de la obligación.

b) Procedimiento de notificación judicial de protesto.


La letra de cambio, el pagaré o el cheque cuyo protesto no son personales ni
tampoco su firma aparece autorizada por un notario u Oficial de Registro
Civil en el caso que proceda, carecen por si solos de mérito ejecutivo y para
que lo adquieran es necesario preparar la vía ejecutiva y, en este caso ella
se prepara poniendo en conocimiento del deudor el protesto a través de una
notificación judicial.

El ejecutante deberá presentar un escrito al tribunal correspondiente,


solicitando que se notifique judicialmente el protesto a los obligados, bajo
apercibimiento de tenerse por preparada la vía ejecutiva en caso que no
opongan tacha de falsedad a su firma dentro del plazo de tercero día.En el
escrito en que solicita la notificación del protesto se debe copiar el acta del
protesto o se debe acompañar fotocopia de la misma, la que se entenderá
formar parte integrante del escrito para la notificación. Si ello no se realiza,
la notificación del protesto, será nula.

Ordenada la notificación, ella deberá practicarse conforme a las reglas


generales, es decir, personalmente o conforme al artículo 44 del Código de
Procedimiento Civil, salvo el protesto del cheque, en el cual basta que se
notifique por cédula en el domicilio registrado en el Banco.

c) Actitudes que puede asumir el deudor.Practicada esta notificación judicial,


el deudor puede adoptar dos actitudes:

c.1) Mantener silencio


En cuyo caso, el documento adquiere mérito ejecutivo una vez transcurridos
tres días desde la notificación judicial del protesto. En efecto, transcurrido el
plazo de tres días, se debe presentar un segundo escrito al tribunal
solicitando que se certifique por el Secretario la efectividad de que el deudor
no ha opuesto tacha de falsedad. Con el solo mérito de dicho certificado y
sin necesidad de resolución alguna, se tendrá por preparada la vía ejecutiva,
sin que pueda el ejecutado durante el curso de la ejecución, oponer la
excepción de falsedad del título prevista el artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil.

c.2) Tachar de falsa su firma


El legislador ha previsto dos oportunidades en que el deudor puede tachar
su firma: la primera, en el acto de su notificación, debiendo dejar constancia
de ello el receptor en el mismo expediente; la segunda, en el plazo de tres
días fatales desde que se practicó la notificación.La tacha de falsedad se
puede oponer en dos casos según el inciso primero del Nº 4 del artículo 434
del Código de Procedimiento Civil:

a) Al notificarse la letra de cambio o pagaré protestado personalmente por


falta de pago:

b) Al notificar la letra de cambio, pagaré o cheque, cuyos protestos hayan


sido notificados judicialmente al obligado.El artículo 111 de la Ley Nº 18.902
dispone que, si se tacha de falsa la firma en algunos de los casos referidos,
la tacha se tramita como incidente y corresponde al demandante acreditar la
autenticidad de la firma. Esto es así dado que el actor no parte con una
prueba privilegiada, debiendo probar por tanto que la firma es auténtica.
Para este objeto será determinante la realización de un peritaje
caligráfico.Las apelaciones que se deduzcan en este incidente se conceden
en el solo efecto devolutivo. En caso que el tribunal resuelva que la firma es
falsa, fracasa la gestión preparatoria, quedando al acreedor la vía ordinaria
para perseguir el pago de su crédito.Si se acredita la autenticidad de la
firma, el tribunal lo declara así y el documento constituirá título ejecutivo.

Esta resolución genera cosa juzgada formal, pudiendo el demandado, tanto


en el juicio civil como en el juicio penal, oponer como defensa la excepción
de falsedad de título o falsedad de su firma, recayendo eso si en él la carga
de la prueba.Por último, si la firma tachada resulta ser auténtica, será
sancionado con las penas indicadas en el artículo 467 del Código Penal,
salvo que se acredite justa causa de error o que el título en el cual se
estampó la firma es falso.

d) Particularidades respecto al cheque

d.1) Clases de cheque y efectos del endoso


El cheque es una orden escrita y girada contra un banco para que este
pague, a su presentación, el todo o parte de los fondos que el librador pueda
disponer en cuenta corriente. De acuerdo a lo dispuesto en el inciso tercero
del artículo 11 Decreto con Fuerza de Ley Nº 707, el cheque dado en pago
se sujeta a las reglas generales de la letra de cambio, salvo las excepciones
que el propio citado cuerpo normativo contempla, norma que permite
desprender inequívocamente que el cheque es un título de crédito.

En doctrina se ha definido al endoso, como el negocio a través del que en


virtud de una declaración recogida en la letra y de la entrega de esta, el
endosante trasmite al endosatario el título y los derechos a él incorporados,
o constituye a su favor una garantía real sobre uno y otros, o le legítima
para el ejercicio de los derechos cambiarios en calidad de mandatario. El
cheque puede ser extendido a la orden, al portador o nominativo.

I. A la orden
En este cheque se expresa el nombre de la persona a quien debe efectuarse
el pago y se borra la expresión "o al portador".Este documento tiene la
característica de que es endosable, esto es, el beneficiario, puede tener dos
posibilidades de uso del documento:

a) o bien lo cobra directamente en el Banco, o


b) lo puede endosar, esto es, transferir su dominio a un tercero, mediante el
procedimiento de estampar su firma en el dorso o reverso del cheque. La
persona que recibe el cheque en endoso se denomina "endosatario", y pasa
a ser, dueño del documento, pudiendo, cobrarlo en el Banco.El endoso
traslaticio de dominio tiene por objeto transferir el dominio del documento y,
como consecuencia de ello, el de los valores que representa. Si una persona
detenta la posesión de un cheque girado "a la orden", por una serie
ininterrumpida de endosos, debe entenderse que es dueña o legítima
portadora del documento, excepto si lo ha adquirido con dolo o culpa. Se
entiende por "serie ininterrumpida de endosos", la cadena no interrumpida
de endosos, que aparente o formalmente está correcta. De suerte que si en
la cadena hay un endoso falso, el portador no puede ser privado del
documento si existe una aparente titularidad en él y no puede probarse su
mala fe o culpa, la que debe estar referida al conocimiento del portador que
la transferencia o endoso no se hizo conforme a derecho.

II. Al portador
En este cheque no se ha borrado la expresión "o al portador" y puede o no
indicar el nombre del beneficiario. Basta simplemente que no se borre la
expresión "o al portador". En este tipo de cheque es que puede ser cobrado
por cualquiera persona. La persona que lo recibe puede también, al igual
que en el cheque a la orden, optar por dos soluciones:

a) presentarlo al Banco para su pago, o


b) transferir su dominio a un tercero. En este último caso, para transferir el
dominio, esto es, para hacer dueño del cheque a un tercero, le basta la
simple entrega.El cheque al portador, no obstante, su calidad de tal, puede
ser endosado.

III. Nominativo
Es aquel cheque al que no solo se le ha borrado la expresión "o al portador",
sino que igualmente la expresión "la orden de", indicándose en el mismo
expresamente el nombre del beneficiario.

La intención del girador es que se pague exclusivamente al beneficiario


indicado y a nadie más. No obstante, el cheque nominativo puede ser
endosado en comisión de cobranza. Este tipo de endoso otorga solo un
mandato para cobrar, que se demuestra al agregar al endoso la expresión
"Valor en cobro" u otra equivalente. Si bien el artículo 14 del D.F.L. Nº 707
de 7 de octubre de 1982 que fijó el texto refundido de la Ley sobre Cuentas
Corrientes Bancarias y Cheques, dispone que los cheques girados
nominativamente, solo pueden ser endosados a un banco en comisión de
cobranza, la entidad bancaria puede cobrar y percibir, incluso judicialmente
un cheque nominativo endosado en comisión de cobranza, y tiene todas las
atribuciones propias del mandatario judicial, comprendidas también aquellas
que conforme a la ley requieren mención expresa. Con todo el mandatario
solo puede comparecer ante los tribunales en la forma que exige la ley.

Así mismo, la jurisprudencia reiterada ha resuelto acerca de la procedencia


del endoso en comisión de cobranza a un abogado, para efectos del cobro
judicial de un cheque nominativo. En efecto se ha resuelto que, si bien el
legislador ha establecido que el cheque nominativo solo puede ser endosado
a un Banco en comisión de cobranza, ello no impide que al fracasar dicho
cobro por protesto del documento, pueda ser endosado posteriormente en
cobranza judicial a un abogado, toda vez que dicho endoso se encuentra
perfectamente contemplado en el artículo 659 del Código de Comercio, en
relación con el artículo 13 de la Ley de Cheques, sin que sea posible
distinguir entre cheques a la orden o nominativos, para autorizar solo
respecto de los primeros la procedencia del endoso.

En consecuencia, el cheque nominativo puede endosarse en comisión de


cobranza a un abogado, comisionado al efecto a través de una colilla de
endoso. Este endoso importa la constitución de un mandato de carácter
amplio a su favor, de conformidad con lo que prevé el artículo 21 de la Ley
Nº 18.092.
d.2) El protesto del cheque
El cheque constituye un título abstracto, que descansa en la pura literalidad
y obliga en los términos en que aparece extendido, vale decir, se basta a sí
mismo, llevando consigo la prueba de su condición y validez, por cuanto su
girador se encuentra en la obligación de pagarlo si cumple con los
presupuestos legales.

Cuando el cheque no es pagado, ya sea porque su girador carece de fondos


o créditos suficientes en su cuenta corriente, bien sea porque la cuenta
corriente se encuentra cerrada o ha dado orden de no pago, el librado no
paga el documento y lo protesta. El protesto de un cheque es el acto
solemne por el cual se materializa la voluntad del librado de negarse a pagar
un cheque, por la causal específica que en el acta se consigna y que debe
cumplir los requisitos señalados en el artículo 33 de la Ley del Ramo.

En efecto, el protesto debe estamparse al dorso del documento, debiendo


realizarse al tiempo de la negativa del pago, en cuya acta cabe expresar la
causa, es decir, el motivo que tiene el librado para negarse a cumplir la
orden de pago que constituye el cheque. De acuerdo a lo prescrito en el
artículo 23 dela Ley sobre Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques, el
cheque debe protestarse dentro de los 60 días siguientes a su fecha, si el
librado (banco) se encuentra en la misma plaza de su emisión y, dentro de
los 90 días si estuviera en otra. El banco librado puede rectificar un acta de
protesto.

El protesto a que se refiere el artículo 434 Nº 4 del Código de Procedimiento


Civil es aquel efectuado de conformidad con lo preceptuado en la Ley sobre
Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques y no en contravención a esta, de
ello se sigue que si se efectúa el protesto de un cheque contraviniendo dicha
ley, la notificación judicial de tal protesto no podrá tener eficacia jurídica
necesaria para que aquel título pueda tener fuerza ejecutiva en contra del
girador demandado, pudiendo configurarse a su respecto la excepción del Nº
7 del artículo 464 del mismo Código de Procedimiento Civil.

Asimismo, el cheque protestado, no tienen mérito ejecutivo en tanto no se


cumpla con la gestión preparatoria que lo perfecciona y que consiste en la
notificación judicial del protesto, más el transcurso del plazo de tres días sin
que se oponga tacha de falsedad. Si el cheque está caducado, el Banco no
está obligado a pagarlo, debe solo rechazar su pago, sin recurrir al protesto,
para el cual no está legalmente facultado.
El protesto por cualquiera otra causal extra o supra legal, distinta del no
pago del documento, constituye solo una simple constancia de la causa del
no pago del documento, pero no es propiamente un protesto bancario con
los efectos y consecuencias que le da la Ley.

La caducidad del cheque lo transforma en un simple documento privado, ya


que no se está en presencia de un cheque, sino de un simple instrumento
privado que da cuenta de una obligación entre el girador y el beneficiario. El
cheque se puede protestar por las siguientes causas:

a.- Girar un cheque sin tener de antemano fondos o créditos


suficientes.Girar el cheque es suscribirlo, ordenando al banco el pago de
determinada cantidad al portador, o a determinada persona, o a la orden de
esta. Esta obligación se satisface manteniendo fondos o créditos en el
momento en que el cheque es presentado en cobro al banco librado, por lo
que no es relevante la existencia de fondos al momento del giro del cheque.

b.- Girar sobre cuenta corriente cerrada.Desde que el contrato de cuenta


corriente termina, pasa a ser cuenta cerrada.

c.- Por haberse dado orden de no pago.En la práctica bancaria es frecuente


el protesto por caducidad, por falta de portador legítimo, por firma
disconforme, mal girado, falta de endosos, caducados, entre otras. Estas
causas de protestos no habilitan al titular legítimo para iniciar una gestión
preparatoria de la vía ejecutiva ni para comenzar un juicio ejecutivo o un
procedimiento por el delito de giro doloso de cheques.

En efecto, cualquier otro protesto que no sea por las causales del artículo 22
de la Ley sobre Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques, constituye una
simple constancia de causas de no pago del cheque, que no produce el
efecto que la ley le da al protesto válido bancario propiamente tal.

d.3) Protestos que permiten llevar adelante la ejecución


De acuerdo al artículo 22 de la Ley sobre Cuentas Corrientes Bancarias y
Cheque, los únicos protestos que habilitan al tenedor del documento para
preparar la vía ejecutiva, de acuerdo al artículo 434 Nº 4 del Código de
Enjuiciamiento Civil son falta de pago, en razón de falta de fondos, cuenta
cerrada u orden de no pago dada por el librador. Cualquier otro protesto,
que no sea por las causales del artículo 22, serán simples constancias de
causas de no pago del cheque, tal es el caso de "protestos" por
disconformidad de firma, por mal girado, por falta de endoso, por caducado,
etc., ninguno de los cuales produce el efecto que le da la ley al protesto
válido bancario propiamente tal.

En este sentido se ha resuelto que de conformidad al artículo 441 del Código


de Procedimiento Civil, el tribunal de primera instancia ni siquiera debe
despachar la ejecución cuando el cheque es protestado por una causal
distinta a aquella establecida en el artículo 22 de la Ley sobre Cuentas
Corrientes Bancarias y Cheques.

Si pese a dicha limitación se sigue una gestión preparatoria, el ejecutado


podrá oponer a la ejecución la excepción del numeral 7 del artículo 464 del
Código de Procedimiento Civil, fundado en que los cheques protestados por
causas diferentes a las indicadas en el referido artículo 22, no cuentan, ab
initio, con la aptitud necesaria que exige el legislador para llegar a
constituirse, mediante y previa notificación judicial del protesto, en títulos
ejecutivos que sirvan de base o fundamento para la ejecución de una
obligación civil, para lo cual será menester se recurra por el acreedor a
alguna otra de las vías que franquea el propio artículo 434 antes citado.

Refuerza lo anterior, lo dispuesto en el inciso segundo del Nº 4 del mismo


artículo 434, en cuanto otorga mérito ejecutivo a toda letra, pagaré o
cheque, respecto del obligado al pago cuya firma se encuentre autorizada
ante notario u oficial del Registro Civil, fuerza ejecutiva que se la otorga con
independencia de si ha sido o no protestado y, en este último caso, de la
causa o motivo del protesto. Ergo, y a contrario sensu, resta o disminuye
dicha fuerza ejecutiva general para los demás casos que trata el mismo
numeral.

d.4) Efectos del protesto del cheque


Una vez que el banco protesta el cheque, el tenedor o portador del
documento tiene dos tipos de acciones en contra del girador: una civil y otra
penal. Por medio de la acción civil perseguirá el cobro del cheque como título
ejecutivo en un juicio de ese carácter, dirigiéndose en contra de los bienes
del girador a fin de obtener su pago mediante el remate de esos bienes. A
través de la acción penal, se dirige en contra de la persona del girador, a
objeto de que este pierda su libertad por su responsabilidad como autor del
delito de giro doloso de cheque.

Para configurar el delito de giro doloso de cheque, es necesario que se


notifique al librador. Si luego de tres días desde la notificación, este no
deposita en la cuenta corriente del tribunal los fondos suficientes para pagar
el cheque, sus costas e intereses, el tenedor del documento tiene derecho a
entablar la acción criminal correspondiente. Tal circunstancia deberá ser
certificada por el ministro de fe del tribunal.

Desde el punto de vista procesal la certificación es necesaria para dar por


acreditado el delito de giro doloso de cheque, debido a que la ley exige
"constancia" de no haberse consignado los fondos en el plazo indicado
—conforme al artículo 22 de la Ley de Cheques—, cuyo término debe ser
entendido como certificación, pues es la acción o efecto de hacer constar
una cosa de manera fehaciente.El delito de giro doloso de cheque se
encuentra tipificado en la Ley de Cuenta Corrientes Bancarias y Cheque, y su
penalidad es la misma de la estafa. Hoy en día el giro doloso de cheques es
un delito de acción penal privada.

d.5) Notificación protesto de cheque


Como ya se indicó, la notificación judicial del protesto del cheque se hará al
girador por cédula en el domicilio registrado por este en el banco. Se ha
resuelto que no se perfecciona el cheque como título ejecutivo si la
notificación del protesto se realiza en un domicilio distinto al registrado en el
banco.

Ahora, tratándose de un cheque girado en representación de una sociedad,


la notificación deberá efectuarse a quien figuraba como su representante
legal, resultando indiferente que la persona notificada ya no detente la
calidad de representante legal de la sociedad que giró el cheque, si esta no
ha proporcionado ese antecedente al banco, por lo que bastará que la
notificación del protesto y la gestión preparatoria sea efectuada en el mismo
domicilio que aparecía registrado en el banco librado.

No obstante, también se ha resuelto que la circunstancia de haber predicado


el legislador que el domicilio que el librador tenga registrado en el Banco
será lugar hábil para notificarlo del protesto, no es óbice a que ese
noticiamiento se lleve a efecto en otro lugar. Al efecto se argumentó que la
notificación por cédula en el domicilio registrado por el girador en el banco,
no es esa sino una norma ordenadora tendiente a agilizar el cobro de
cheques impagos, en una época en que la regla general del entonces artículo
41 del Código de Procedimiento Civil era que la notificación solo podía
efectuarse en el oficio del secretario, en la casa que servía de despacho al
tribunal, en la habitación del notificado, en el lugar donde este ejercía
ordinariamente su industria, profesión o empleo o, excepcionalmente, en
otro sitio si la persona carecía de habitación conocida. Para evitar que el
girador aprovechase para sí, en desmedro de la referida agilidad, esa
preceptiva de general aplicación, validó el domicilio por él registrado en el
banco, fuese o no su actual habitación o el lugar de ejercicio de su industria,
profesión o empleo.

d.6) Tribunal competente para efectos de notificación acta de protesto de


cheque
El tribunal que conocerá de la notificación del protesto es el juez del
domicilio que el librador tiene registrado en el Banco.Se ha resuelto que la
circunstancia de que en los artículos 59 y siguientes del Código Civil se
reconozca la pluralidad de domicilios de una persona, en nada hace obsta lo
dicho, desde que el exigido para efectos de determinar la competencia del
tribunal corresponde únicamente a aquel que se encuentra registrado en el
banco y no otro.

d.7) Interrupción del término de prescripción con la notificación del acta de


protesto
El plazo de prescripción que prevé el artículo 34 de la Ley de Cuentas
Corrientes y Cheques y que debe computarse a partir de la fecha del
protesto del documento mercantil invocado, se interrumpe con la notificación
efectuada del mismo al girador, es decir, con la notificación de la gestión
preparatoria de la ejecución.

Ello se explica porque la gestión preparatoria de notificación de protesto de


cheque y el juicio posterior, en este caso ejecutivo, constituyen una unidad
procesal.El efecto propio de la interrupción civil es la pérdida de todo el
tiempo de prescripción que hubiere alcanzado a correr, en este caso, desde
el protesto del cheque.

d.8) El cheque dado en garantía


De acuerdo al artículo 10 del Decreto con Fuerza de Ley Nº 707 sobre
Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques, el cheque es una orden escrita y
girada contra un Banco para que este pague, a su presentación, el todo o
parte de los fondos que el librador pueda disponer en cuenta corriente. Por
su parte, al estatuir en el artículo 11 del mismo conjunto normativo que "El
cheque puede ser girado en pago de obligaciones o en comisión de
cobranza", el legislador admite solo dos maneras en que puede ser
extendido dicho documento.

En atención a las normas citadas, reiteradamente se ha resuelto que el


cheque dado en garantía no tiene mérito ejecutivo, desde que no puede ser
considerado como un medio de pago ni como un título ejecutivo de aquellos
que pueden ser cobrados de manera compulsiva, en los términos del artículo
434 Nº 4 del Código de Procedimiento Civil.
3. La confesión de deuda
a) Generalidades
Si el acreedor no cuenta con un título ejecutivo para demandar
ejecutivamente el pago de la deuda, puede pedir al tribunal que cite al
presunto deudor a una audiencia determinada a fin que confiese adeudar o
no la suma que se indique en la presentación.

La confesión judicial como título ejecutivo se obtiene a través de la gestión


preparatoria de la vía ejecutiva, llamada "de confesión de deuda" y que trata
el artículo 435 del Código de Procedimiento Civil.Para que la confesión sirva
como título ejecutivo debe verificarse en la gestión preparatoria, por lo que
cualquier confesión de deuda prestada en otro procedimiento no tendrá el
efecto de constituir un título ejecutivo.

A esta gestión preparatoria se le aplican las mismas reglas que en la gestión


de reconocimiento de firma, con la sola diferencia de que este caso no existe
documento y que cualquier deudor puede ser citado a confesar deuda por sí
o por representante. Conferido mandato para confesar en términos amplios,
alcanza a la confesión o negación de una deuda.

En efecto, el citado a confesar deuda puede conferir mandato para que un


tercero comparezca en su representación a prestar declaración en la
audiencia de preparación de la vía ejecutiva. Este representante no requiere
poder especial para concurrir a la diligencia destinada a preparar la vía
ejecutiva, bastará que el mandato contenga la facultad para absolver
posiciones del inciso 2º del artículo 7º del Código de Procedimiento Civil;
facultad que se extiende al delegatario si el mandatario delega el poder en
otro profesional en los mismos términos en que a él le fue otorgado.

En sentido contrario se ha resuelto que el mandatario debe contar con


facultades expresas para confesar una deuda, pues ella no se comprendería
en la que contempla el inciso segundo del artículo 7º del Código de
Procedimiento Civil.

En cuanto a la divisibilidad de esta confesión, se aplican las reglas generales


del artículo 401 del Código de Procedimiento Civil. De modo que si el deudor
confiesa deber solo una parte precisa de la deuda, indicando cantidad
determinada, el título queda preparado y ejecutivo solo por esa suma.La vía
ejecutiva quedará preparada mediante esta gestión preparatoria si el deudor
citado confiesa pura y simplemente la deuda; o si el deudor reconoce los
hechos invocados por el acreedor, pero les agrega otros hechos diversos,
enteramente desligados de los primeros, como por ejemplo que el acreedor
igual le debe a él una suma de dinero.

En cambio, la gestión fracasará si el deudor acepta el hecho del cual hace el


acreedor derivar la obligación, pero lo califica en forma diferente, por
ejemplo si declara haber recibido una suma de dinero como donación y no
como mutuo; o bien acepta los hechos invocados por el acreedor, pero les
agrega hechos nuevos que los modifican directamente, como por ejemplo si
declara que pagó el dinero recibido en préstamo.

La sentencia interlocutoria que da por confeso de la deuda al demandado,


una vez firme, goza de la autoridad de cosa juzgada. En este caso el deudor
no podrá ya más discutir la existencia de la deuda, pero, sin desconocer esa
existencia, podrá oponerse a la ejecución fundado en que la obligación es
nula o en que ella se extinguió por otro medio de extinción de las
obligaciones. Debe tenerse presente que, de acuerdo a los artículos 434 Nº
5 y 435 del Código de Procedimiento Civil, lo que tiene mérito ejecutivo es la
confesión judicial, esto es, la declaración real o ficta de una persona de
tener una deuda con respecto a otra y no la resolución judicial que así lo
declare, que solo constituye una mera constatación de un hecho del proceso.

No obstante, se ha resuelto que "constituye una manifiesta irregularidad


proveer la solicitud para que se tenga por reconocida una deuda con un
simple "como se pide", por cuanto su naturaleza hace imperioso motivar la
decisión"; y "la resolución que dispone tener por confesada una deuda en
rebeldía del deudor, debe serle notificada a éste y quedar ejecutoriada".

La circunstancia de tener fictamente confesa la deuda o reconocida la firma


como sanción a la incomparecencia del citado, no obsta a la interposición de
las correspondientes excepciones que permitan al tribunal, en la etapa
procesal correspondiente, con un estudio más acabado del título invocado,
analizar la procedencia, legalidad, forma y oportunidad de impetrar la
obligación que se demanda.

Por otro lado, la confesión ficta no permite configurar título ejecutivo si es


dirigida en contra de un tercero. Finalmente, si el tribunal no admite a
tramitación la gestión preparatoria de citación a confesar deuda, al tratarse
de una resolución que tiene naturaleza de interlocutoria, será impugnable
mediante el recurso de apelación, el que deberá deducirse derechamente.

b) Petición conjunta de reconocimiento de firma y citación a confesar deuda


Es frecuente en la práctica que se haga conjuntamente las gestiones de
reconocimiento de firma y de confesión de deuda, es decir, que en caso de
que la obligación conste en un instrumento privado se llame al deudor tanto
a reconocer la firma estampada en él como a confesar la deuda de que ese
documento da cuenta. No obstante, se trata de dos vías independientes y
autónomas.

En el reconocimiento de firma existe un germen de título ejecutivo que será


complementado por la gestión preparatoria, en tanto que, en la confesión de
deuda, no existe nada previo, naciendo íntegramente cuando se confiese la
deuda expresa o tácitamente. Frente a la petición conjunta de
reconocimiento de firma y citación a confesar deuda, pueden darse las
siguientes alternativas:

1.- Que el deudor reconozca la firma y confiese la deuda.En cuyo caso será
procedente iniciar el procedimiento ejecutivo.

2.- Que se niegue ambas cosas.En este caso la gestión habrá fracasado y el
acreedor tendrá que recurrir al procedimiento declarativo correspondiente.

3.- Que el deudor reconozca la firma, pero niegue la deuda.En este caso, por
expresa disposición del artículo 436 del Código de Procedimiento Civil, queda
preparada la vía ejecutiva. Sin embargo, habiendo negado la deuda, nada
impide que el ejecutado oponga las excepciones que estime asistirle, en
relación al documento cuya firma reconoció, puesto que el reconocimiento
de firma, en sí mismo solo autoriza a tener por preparada ejecución, pero no
importa reconocimiento de deuda.

4.- Que se desconozca la firma y se confiese la deuda.En este caso quedará


preparada la ejecución pues existe confesión judicial.Finalmente, sobre este
punto se debe precisar que, no obstante, aceptarse desde siempre por la
práctica de los tribunales que el acreedor solicite en forma conjunta ambas
diligencias, esto es, tanto la citación a reconocer firma como a confesar
deuda, lo cierto es que la parte final del inciso primero del artículo 435 del
Código de Procedimiento Civil, señala textualmente que el acreedor puede
pedir que se cite al deudor a la presencia judicial, a fin de que practique la
que corresponda de estas diligencias.

Como se destaca de la transcripción de la norma, la naturaleza de la gestión


que debe realizarse no queda entregada al arbitrio del acreedor ni del
tribunal, sino que está determinada, según la ley, por el hecho de contar o
no el primero con un antecedente escrito que dé cuenta de la obligación. Si
lo tiene, la que corresponde es la diligencia de reconocimiento de firma; si
no lo tiene, en cambio, la que corresponde es la de confesión de deuda. Solo
en este entendido se confiere sentido a la expresión de que se vale el
legislador —antes recalcada— y quedan a salvo las eventuales
contradicciones que puedan suscitarse en materia de prescripción.

Se afirma que estas gestiones preparatorias tienen por finalidad constituir


títulos —si se carece de ellos— o perfeccionar títulos imperfectos y, en este
entendido, se sostiene también que la confesión de deuda es la gestión que
permite constituir un título y el reconocimiento de firma es la que permite
perfeccionar el imperfecto.

Ahora bien, es indudable que no puede constituirse o forjarse aquello que ya


se tiene, aunque sea imperfectamente, y que solo puede perfeccionarse
aquello ya previamente constituido o forjado. De este modo, si el acreedor
cuenta con un documento privado cuya firma no ha sido reconocida
judicialmente o mandada tener por reconocida —en términos tales que
carece de mérito ejecutivo y es solo un título imperfecto— lo legalmente
procedente, correcto y adecuado es que se decrete la diligencia tendiente a
perfeccionar ese título —la citación a reconocer firma— y no la que tiene por
objeto constituirlo o forjarlo.

c) Citación a confesar deuda sin especificar actos jurídicos que le dieron


origen o acompañar documentos en que consta
El acreedor puede citar a confesar deuda a su deudor sin necesidad de
suministrar al tribunal antecedentes que acrediten la deuda que se citar a
confesar. En efecto, el artículo 435 del Código de Procedimiento Civil faculta
a todo acreedor que carece de un título ejecutivo, a ejercer el derecho de
preparar la vía ejecutiva por el reconocimiento de firma o confesión
cualquiera que fuese el origen de la obligación y, sin supeditar a restricción
su facultad, aunque tenga otras acciones sea ordinarias o especiales que
ejercer para hacer valer su crédito.

Será entonces el deudor, luego de citado, quien podrá negar la existencia de


la deuda que se le imputa o, en su caso, reconocerla. Su actuación será la
que permitirá en definitiva que el demandante pueda perfeccionar o no un
título en su contra. Además, no debe perderse de vista que la referida
gestión importa el reconocimiento de una obligación que, como tal, está
sujeta a una causa, la cual es diferente al acto mismo de reconocimiento o
confesión y, en consecuencia, no puede bastarse a sí misma como causa de
la obligación.
En efecto, dicha gestión no tiene la significación jurídica de crear una
obligación, sino de patentizar en forma tal que ella puede hacerse valer
ejecutivamente. "Es un título ejecutivo, pero no es el acto o contrato
generador de la obligación del deudor, de modo que su carácter procesal no
sustituye la fuente de la cual ha nacido aquélla";de modo que el ejecutado
podrá de todos modos oponer en la oportunidad procesal la correspondiente
excepción a la ejecución.

Si bien, conforme a esta doctrina no puede exigirse acompañar documentos


que den cuenta de la deuda, puesto que con ella se pretende precisamente
constituir o crear el título, se ha resuelto que si el peticionario solicita se cite
a una persona a confesar una deuda de la que daría cuenta un documento
que acompaña, sí debe constar esa deuda u obligación en tal instrumento.

Se ha resuelto que la resolución que ordena adjuntar antecedentes de la


deuda e indicar a que título se entregaron los dineros, es susceptible de
impugnación a través de la apelación ya que se trata de un decreto que
altera la normal substanciación del juicio.

No obstante y con muy buenos argumentos se ha sostenido que se deben


especificar los actos jurídicos a que le dieron origen a la deuda y acompañar
los documentos en que ella podría constar, toda vez que el derecho a
disponer de la acción no puede extenderse al uso de cualquier medio
procesal para el logro de los objetivos de la pretensión, menos cuando nos
encontramos en procedimientos de ejecución que deben ser controlados
jurisdiccionalmente por el impacto patrimonial que generan, más aún cuanto
en esta especial gestión preparatoria, el título ejecutivo se genera incluso
con la incomparecencia del futuro demandado a la audiencia de confesión
fijada por el tribunal.

La resolución que niega lugar a tramitar gestión preparatoria de confesión


de deuda tiene naturaleza de sentencia interlocutoria de conformidad a lo
prevenido en el artículo 187 el Código de Procedimiento Civil, procediendo
en su contra el recurso de apelación conforme a las reglas generales.

d) La citación a confesar deuda frente a un incumplimiento contractual


Si el actor invoca como fuente de la obligación pretendida un contrato
bilateral, v. gr. acreencia se origina en una prestación de servicios jurídicos
profesionales o construcción de una vivienda, ello es naturalmente materia
de un juicio declarativo, en cuanto es menester no sólo constatar su
existencia sino, además, si ambas partes le dieron cabal, específico y
oportuno cumplimiento las obligaciones que les impone, con miras a
establecer la actual exigibilidad de la deuda alegada, de este modo resultaría
improcedente la gestión preparatoria de citación a confesar deuda, debiendo
decláralo así el tribunal al proveer dicha solicitud.

En efecto, esta gestión preparatoria, por su naturaleza, debe relacionarse


con una deuda pura y no con cuestiones que deriven del cumplimiento o
incumplimiento de obligaciones provenientes de un contrato, atendido lo
dispuesto en el artículo 1709 del Código Civil.

En este sentido se ha resuelto que no se puede por el expediente de la


preparación de la vía ejecutiva, evitar el conocimiento por los tribunales del
negocio causal. No obstante, se ha resuelto, el hecho que la obligación
derive de un contrato bilateral, no es argumento para rechazar la gestión
preparatoria de confesión de deuda.

Para esta doctrina, en la preparación de la vía ejecutiva los jueces tienen


competencia solo para resolver los aspectos a que ella se refiere; en otras
etapas del procedimiento ejecutivo les está permitido a los jueces, incluso
de oficio, examinar el título y denegar la tramitación de la demanda, por los
motivos que dispone el legislador, que no corresponde a la gestión
preparatoria de citación a confesar deuda.

En esta línea don Raúl Espinosa, expresa "Los términos absolutos de dicha
disposición, que no hace excepción alguna, están manifestando que el
propósito de la ley no es dejar subordinada a discusión o controversia de
ningún género la formación del título que ha de servir de base a la
ejecución".

4. La confrontación de títulos y de cupones


El numeral 6 del artículo 434 del Código de Procedimiento Civil contempla
dos títulos ejecutivos:
a) El título al portador o nominativo legítimamente emitido.
b) Los cupones de estos títulos.La gestión de Confrontación de títulos es
utilizada para cobrar los títulos al portador o nominativos, emitidos por
instituciones legalmente autorizadas para ello, como, por ejemplo, los bonos
hipotecarios. Si estos títulos emitidos en conformidad a una ley no son
pagados a su vencimiento, el respectivo tenedor puede exigir
ejecutivamente el cumplimiento de la obligación en ellos contenida.

Para que los títulos nominativos o al portador tengan mérito ejecutivo deben
concurrir las siguientes condiciones:
a) haber sido legalmente emitidos, circunstancia que se acredita con la ley
que autorizó su emisión;
b) representar obligaciones vencidas, vale decir, que sea actualmente
exigible; y
c) haber sido confrontados con sus libros talonarios y haber resultado
conforme esta confrontación. Exigencia que se cumple con la gestión en
estudio.Esta gestión consiste en confrontar el título con el libro talonario de
donde se saca.
Se lleva a cabo ante el juez a iniciativa del acreedor, quien en su solicitud
pedirá la designación de un ministro de fe que efectúe la confrontación. La
confrontación la hace el juez o un ministro de fe. Si la confrontación resulta
conforme, el acta del ministro de fe complementará el título y quedará
preparada la ejecución.

Tratándose del cobro de cupones, es menester que estén vencidos y que


además éste se confronte con el título mismo y este último, a su vez, con el
libro talonario respectivo. Los libros son los que lleva el instituto emisor del
título. En consecuencia, para que los cupones tengan mérito ejecutivo deben
reunir dos condiciones:
a) Las señaladas para el título.
b) Los cupones deben haber sido confrontados con el título.No es obstáculo
a que se despache la ejecución, la protesta de falsedad del título que en el
acto haga el director o la persona que represente al deudor, quien puede
alegar la falsedad como excepción en el juicio.

Esta gestión no tiene mayor aplicación hoy en día, debido a que los bonos
son el principal documento que se emite por las sociedades privadas para el
endeudamiento. De acuerdo a la Ley de Mercado de Valores los bonos
constituyen títulos ejecutivos perfectos, no siendo necesario realizar la
citada gestión preparatoria.Un ejemplo de esta figura podemos encontrar en
la emisión de bonos.

Los bonos son instrumentos de deuda emitidos por sociedades anónimas, y


otro tipo de entidades como por ejemplo una institución pública, un Estado,
un gobierno, municipio, etc., con el objetivo de obtener recursos
directamente de los mercados de valores. Cuando alguien invierte en Bonos,
le está prestando dinero a una empresa (Bonos Corporativos), al Banco
Central (Bonos del Banco Central) o a otra entidad, a cambio de la
devolución de su dinero más un interés.

Si los títulos llevaran cupones para el pago de intereses y amortizaciones


deberá estar indicado, en caso que la tasa de interés esté establecida y sea
fija, el valor de éstos deberá ser señalado en una tabla de desarrollo, la cual
se protocolizará en un anexo a la escritura de emisión.Por lo tanto, el bono
representa para el emisor, dos obligaciones:

1.- La de pagar sus intereses, los cuales se pagan por medios de cupones; y
2.- La de pagar el valor del bono (el título) si este sale amortizado.

Si la institución emisora del bono no cumple con estas obligaciones, podrá


seguirse en su contra un juicio ejecutivo de acuerdo al numeral 5 del artículo
434 del Código de Procedimiento Civil.El demandante deberá solicitar al
tribunal que se proceda a confrontar los cupones con los bonos (título) y los
bonos con los libros talonarios. La diligencia debe hacerla el juez o el
ministro de fe que el tribunal designe. Este o el juez, se trasladará ante el
emisor y hará la confrontación y, si resulta que está conforme, pondrá un
certificado en el expediente, dejando constancia de este hecho.

Practicada esta diligencia podrá pedirse que se despache mandamiento de


ejecución y embargo en contra de la institución emisora.Esta diligencia debe
pedirse como gestión preparatoria de la vía ejecutiva y no como medida
prejudicial de reconocimiento de un hecho para deducir juicio ordinario, caso
en el cual no podría luego presentarse una demanda ejecutiva.

5. La avaluación
Se trata de una gestión que busca corregir las imperfecciones de un título.
Procede en los casos a que se refieren los numerales 2 y 3 del artículo 438
del Código de Procedimiento Civil, es decir:

a) Cuando la ejecución recae sobre la especie debida que no exista en poder


del deudor.
b) Cuando lo debido es una cantidad de un género determinado. V. g.: 1
tonelada de trigo, 100 botellas de vino "Viña Carrizal de Nacimiento", etc.En
estos casos se presenta un escrito al tribunal acompañando el título
ejecutivo, solicitándole al tribunal el nombramiento de un perito que proceda
a hacer dicha avaluación.

Esta gestión de avaluación no procede cuando el avalúo ha sido hecho de


común acuerdo entre las partes, en el mismo contrato; en tal caso, procede
entablar sin más la demanda ejecutiva. Para iniciar la gestión, el
demandante no requiere probar que la especie no se encuentra en poder del
deudor por tratarse de un hecho negativo. El tribunal nombra al perito para
sí mismo, es decir, sin intervención de las partes y este perito procede a
hacer la avaluación con los datos que el título ejecutivo suministra. El perito
determina el valor de la especie debida, o el valor de la cantidad de un
género determinado que se debe, por consiguiente, la ejecución recae en
estos valores y ya no en la especie o en el género adeudado.

Esta avaluación hecha por el perito no tiene un carácter definitivo, ya que en


virtud del artículo 440 Código de Procedimiento Civil las partes tiene derecho
a reclamar de la avaluación hecha por el perito, solicitando que se aumente
o disminuya, debiendo en tal caso el tribunal determinar la avaluación de la
especie o cuerpo cierto. El ejecutante puede reclamar de la avaluación
impugnando, en cuyo caso, corresponde al tribunal determinar la avaluación.

Si esta impugnación es desestimada, el ejecutante podrá apelar de la


respectiva resolución.Por su parte el ejecutado tiene dos oportunidades para
reclamar de la avaluación hecha por el perito:

a) Si el ejecutado toma conocimiento de las gestiones realizadas, podrá


impugnar en los mismos términos que el ejecutante.
b) Oponiendo la excepción de exceso de avalúo en los términos que lo
autoriza el Nº 8 del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil, debiendo
demostrar con sus medios probatorios este exceso en el avaluó.

Si se procede ejecutivamente sin efectuar previamente la gestión de


avaluación en los casos que es necesario hacerlo, el ejecutado podrá oponer
la excepción de falta de alguno de los requisitos o condiciones exigidos por
la ley para que el título tenga fuerza ejecutiva prevista en el numeral 7 del
artículo 464 del Código de Procedimiento Civil.Una vez que se encuentra
ejecutoriada la resolución del tribunal que aprueba la avaluación pericial, el
ejecutante puede interponer la demanda ejecutiva y solicitar que se
despache mandamiento de ejecución y embargo.

Finalmente, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 25 de la Ley Nº


18.010 sobre Operaciones de Crédito de Dinero, se establece expresamente
que en los juicios ejecutivos en que se cobren cantidades sujetas a
reajustes, no será necesaria avaluación previa de las cantidades
demandadas.

6. La notificación del título ejecutivo a los herederos


Se trata de una gestión establecida en resguardo de los intereses de los
herederos del causante, quienes ignorando la existencia de un crédito en
contra de este, pudieran verse sorprendidos por un juicio ejecutivo que tal
vez ignoraban. Es el antecedente necesario e ineludible del juicio ejecutivo
que ha de iniciarse en seguida con la demanda correspondiente y, en buenas
cuentas, forma parte de aquel como trámite previo e imprescindible.

Fallecido el deudor, es necesario poner en conocimiento de los sucesores la


acción ejecutiva que el acreedor ejercía en autos a fin de que estos en el
plazo que la ley les acuerda, presenten sus defensas, conforme a lo que se
estatuye en el artículo 1377 del Código Civil, norma que debe relacionarse
con el artículo 5º del Código de Procedimiento Civil que dispone que al
fallecimiento de alguna de las partes que obra por sí misma en la causa, el
procedimiento queda en suspenso pero, debiendo ponerse su estado en
conocimiento de los herederos para que comparezcan a hacer uso de sus
derechos en un plazo igual al de emplazamiento para contestar demandas
que conceden los artículos 258 y 259 del mismo Código.

Así se observa que ambas normas legales ordenan que si el ejecutado


fallece durante el juicio, este debe paralizarse, para dar a conocer a los
herederos el estado de la causa, pero difieren en cuanto al plazo en que
deben comparecer al juicio.

De la conjunción de los artículos 1377 del Código Civil y del artículo 5º del
Código de Procedimiento Civil, se puede arribar a las siguientes
conclusiones:

a) Si el deudor fallece antes de iniciarse la ejecución. Como no existe juicio


aún, se aplica el artículo 1377 del código sustantivo, es decir, los acreedores
no podrán iniciar la ejecución sino pasados ocho días desde la notificación
judicial de sus títulos.

b) Si el deudor fallece durante el curso del procedimiento, se debe


distinguir:

I. Si el deudor obraba personalmente.En este caso se aplica el artículo 5º


del Código de Procedimiento Civil, por tanto, los acreedores no podrán
continuar con el juicio ejecutivo sino transcurrido un plazo igual al de
emplazamiento para contestar la demanda concedido en los artículos 258 y
259 del Código de Procedimiento Civil, contado desde que se supo el estado
del procedimiento en noticia de los herederos.

II. Si el deudor obraba por medio de un mandatario.Esta situación no la


contempla el artículo 5º del Código de Procedimiento Civil, por lo tanto, se
aplica el artículo 1377 del Código Civil, por lo que los acreedores no podrán
continuar la ejecución sino pasados ocho días de la notificación judicial de
sus títulos.El procedimiento a que se refiere el artículo 1377 del Código Civil,
consiste en notificar el título ejecutivo al heredero con el fin de seguir la
ejecución en su contra; no es un juicio propiamente tal sino una gestión
previa o preparatoria que se agota en la notificación misma, pudiendo los
herederos tan solo formular alegaciones sobre su validez, mas no promover
excepciones o defensas, pues al tribunal resultaría incompetente.

Esta gestión no exige que se entregue copia del título a los herederos o que
aquel se copie íntegra y textualmente. El juez debe interrumpir el proceso,
cuando es advertido sobre el fallecimiento del deudor en los procesos
ejecutivos, dada la necesidad de notificar la existencia de la obligación a los
herederos, para que estos preparen su intervención en el juicio antes de ser
involucrados al mismo, y cuando esto no acontece tiene que proceder a
invalidar lo actuado, para salvaguardar los intereses de las personas no
vinculadas al litigio.

Ahora, si el título no fue ejecutivo contra el difunto, no puede aplicarse el


artículo 1377 del Código Civil, cuyo presupuesto de hecho es, precisamente,
esta circunstancia.Cabe señalar que si fallece el girador de un cheque o el
suscriptor de un pagaré o el aceptante de una letra de cambio, no puede el
acreedor constituir un título ejecutivo notificando el protesto a sus herederos
o citándoles a reconocer firma, atendido que estos no han firmado y por lo
mismo no podrán comparecer a reconocer algo que no es suyo.

No obstante, se ha resuelto que si el deudor fallece antes de perfeccionarse


el título, como fuera el caso de un protesto de cheque en que el deudor
fallece el mismo día del protesto, por lo que de conformidad al Nº 4 del
artículo 434 del Código de Procedimiento Civil no tuvo mérito ejecutivo
respecto de este, el acreedor deberá propender a la notificación del protesto
a los sucesores del girador y transcurridos tres días desde este hecho, sin
que estos opongan tacha de falsedad, tendrá preparada la vía ejecutiva,
obviando según se explicó el trámite previsto en el artículo 1377 del código
sustantivo.

La notificación que se practica es personal, incluyendo la posibilidad de


emplear las notificaciones sustitutivas de la personal, es decir, la del 44 del
Código adjetivo y la notificación por avisos. Siempre se debe notificar a los
herederos, aun cuando exista albacea con tenencia de bienes. Esta
notificación requiere del paso previo de la obtención del decreto judicial o de
la resolución administrativa de posesión efectiva, que es la que determina
quienes son los herederos del causante. Ahora, si estos no inician los
trámites de la posesión efectiva, obligan al ejecutante, en su calidad de
acreedor del deudor, a solicitar la declaración de la herencia yacente al juez
del último domicilio del causante.

En conformidad al artículo 1240 del Código Civil, declarada yacente la


herencia, se publica esta declaración en un diario de la comuna, de la capital
de la provincia o de la capital de la región y practicada esta publicación se
procede a nombrar un curador de la herencia yacente por el tribunal. Una de
las finalidades de la curaduría de la herencia yacente es que los acreedores
hereditarios tengan contra quién dirigir sus acciones.

Al tratarse de un plazo contemplado en la norma sustantiva del artículo


1377, será de días corridos. Si se interpone la demanda ejecutiva antes de
que transcurra el plazo de ocho días, el título no se encontraría perfecto.Si el
heredero fallece luego del plazo para oponer las excepciones en el juicio
ejecutivo, los herederos no pueden oponer nuevas excepciones.Esta gestión
preparatoria tiene la virtud, por sí misma y con independencia de la
posterior demanda ejecutiva propiamente dicha, de interrumpir civilmente la
prescripción extintiva de 3 años, que para la acción ejecutiva consagran los
artículos 2515 de este último cuerpo de leyes y 442 del Código de
Procedimiento Civil.

7. Gestión preparatoria para el cobro por vía ejecutiva de una


factura
a) Generalidades
Con la dictación de la Ley Nº 19.983 publicada en el Diario Oficial de 15 de
diciembre de 2004, se reglamentó la transferencia de la factura y se señaló
los casos en los cuales una factura podía llegar a tener mérito ejecutivo.

Si bien la Ley Nº 19.983 no definió lo que debía entenderse por factura, la


doctrina se ha encargado de ello, señalando que "se trata de un documento
que detalla los bienes y servicios vendidos o prestados por una parte a otra,
con indicación de cantidades y precios, y las obligaciones cuyo pago se
encuentra pendiente".

La factura es un título valor causado, que no se abstrae de la relación


jurídica fundamental que origina su emisión. De este modo, el mérito de la
factura atiende a su contenido; su efectividad va a depender de que se dé
cumplimiento a la relación jurídica fundamental que le dio origen. El artículo
1º de la Ley Nº 19.983 dispone que "en toda operación de compraventa, de
prestación de servicios, o en aquellas que la ley asimile a tales operaciones,
en que el vendedor o prestador del servicio esté sujeto a la obligación de
emitir factura, deberá emitir una copia, sin valor tributario, de la factura
original, para los efectos de su transferencia a terceros o cobro ejecutivo,
según lo dispuesto en esta ley.

El vendedor o prestador del servicio deberá dejar constancia en el original


de la factura y en la copia indicada en el inciso anterior, del estado de pago
del precio o remuneración y, en su caso, de las modalidades de solución del
saldo insoluto". De este modo, no cualquier negocio dará lugar a la emisión
de un factura; para ello es condición que exista un contrato de compraventa,
de prestación de cosas o servicios, en que el comprador o beneficiario del
servicio adquiera, almacene, utilice o consuma el objeto de la prestación,
directa o indirectamente, en procesos de producción, transformación
comercialización o servicios a favor de terceros.

b) Mérito ejecutivo de la factura


Lo que permite configurar en la factura o su equivalente funcional en soporte
electrónico un título indubitado del derecho contenido en ello, es la unión de
dos circunstancias, una sustantiva, cuando la factura queda
irrevocablemente aceptada conforme al artículo 3º de la Ley;197 y otra
procesal, dada por el cumplimiento los requisitos contenidos en el artículo 5º
de la Ley.

En relación con el mérito ejecutivo de la copia de la factura, el artículo 5º de


la Ley Nº 19.983, dispone que la factura tendrá dicha virtud reuniendo los
siguientes presupuestos:

1.- Que la factura haya aceptada.


2.- Que su pago sea actualmente exigible y la acción para su cobro no esté
prescrita.
3.- Que en la factura conste el recibo de las mercaderías entregadas o del
servicio prestado.
4.- Que haya sido reconocida en la gestión preparatoria respectiva.

b.1) Aceptación de la factura


Si se quiere que la factura pueda transferirse a terceros y tener mérito
ejecutivo, previamente se requiere en forma imprescindible que ella se
encuentre irrevocablemente aceptada. La aceptación irrevocable de la
factura fija su contenido literal. De ahí que se ha afirmado que la declaración
contenida en la factura no tiene el carácter de unilateral, sino que resulta ser
bilateral, revocable y, especialmente no vinculante, hasta que la aceptación
se haya producido. La aceptación irrevocable de la factura se encuentra
regulada en el artículo 3º de la Ley Nº 19.983. Esta norma establece dos
hipótesis frente a las cuales podrá estimarse que una factura se encuentra
irrevocablemente aceptada, a saber:

I. De acuerdo al inciso primero del artículo 3º de la ley en estudio, la factura


se tendrá por irrevocablemente aceptada si no se reclama en contra de su
contenido o de la falta total o parcial de la entrega de las mercaderías o de
la prestación del servicio; reclamo que se puede hacer efectivo:

1. Devolviendo la factura y la guía o guías de despacho, en su caso, al


momento de la entrega, o

2. Reclamando en contra de su contenido o de la falta total o parcial de la


entrega de las mercaderías o de la prestación del servicio, dentro de los
ocho días corridos siguientes a su recepción. En este caso, el reclamo deberá
ser puesto en conocimiento del emisor de la factura por carta certificada, o
por cualquier otro modo fehaciente, conjuntamente con la devolución de la
factura y la guía o guías de despacho, o bien junto con la solicitud de
emisión de la nota de crédito correspondiente.El reclamo se entenderá
practicado en la fecha de envío de la comunicación.

II. La factura también se tendrá por irrevocablemente aceptada cuando el


deudor, dentro del plazo de ocho días señalado anteriormente, declare
expresamente aceptarla, no pudiendo con posterioridad reclamar en contra
de su contenido o de la falta total o parcial de entrega de las mercaderías o
de la prestación del servicio. La declaración expresa de aceptación aludida
en el párrafo que antecede debe constar materialmente en el documento.

Si se trata de una factura electrónica, la forma de aceptarla expresamente


es mediante el acuse de recibo electrónico y que se debe otorgar dentro del
plazo de ocho días de recepcionada la factura electrónica, no siendo
suficiente en opinión del profesor Maximiliano Escobar, el solo envío de un
correo electrónico en que se exprese haberla recibido conforme. La
circunstancia de tener por irrevocablemente aceptada la factura en los
términos referidos en los párrafos que anteceden, no implica en caso alguno
que esta tenga mérito ejecutivo, toda vez que tal mérito depende del
cumplimiento de los restantes requisitos exigidos por el artículo 5º de la ley
en comento.

b.2) Pago actualmente exigible y acción para su cobro no prescrita


El pago será actualmente exigible conforme a sus plazos de vencimiento
estipulados, que puede ser a la recepción de la factura, a un plazo desde la
recepción de la mercadería o prestación del servicio, pudiendo establecerse
vencimientos parciales y sucesivos, y a un día fijo y determinado; o bien, si
nada han dicho las partes, conforme a su plazo de vencimiento presunto,
vale decir, dentro de los treinta días siguientes a la fecha de recepción de la
factura, conforme lo establece el artículo 2º de la Ley Nº 19.983.

De otro lado, conforme el inciso final del artículo 10 de la Ley en estudio, el


plazo de prescripción de la acción ejecutiva, para el cobro del crédito
consignado en la copia de la factura establecida en esta ley, en contra del
deudor de la misma, es de un año, contado desde su vencimiento. Si la
obligación de pago tuviese vencimientos parciales, el plazo de prescripción
correrá respecto de cada vencimiento.

Se ha resuelto que el plazo de prescripción de un año para el cobro de


factura se interrumpe con la notificación de gestión preparatoria,
argumentándose que, acorde con lo preceptuado en los artículos 178 del
Código Orgánico de Tribunales y 5º letra d) de la Ley Nº 19.983, la gestión
preparatoria de notificación del cobro de factura y el juicio posterior, en este
caso ejecutivo, constituyen una unidad procesal, aun cuando materialmente
puedan existir dos expedientes diversos y que la notificación de la gestión
preparatoria interrumpe la prescripción de la acción intentada, de lo que
resulta indefectiblemente que el plazo de prescripción aplicable en la especie
que contempla el artículo 10 de la Ley Nº 19.983 y que debe computarse a
partir del vencimiento del documento, se interrumpe con la notificación
efectuada del mismo al obligado, es decir, con la notificación de la gestión
preparatoria de la ejecución.

b.3) Recibo de las mercaderías entregadas o del servicio prestado


En la factura debe constar el recibo de las mercaderías entregadas o del
servicio prestado, con indicación del recinto y fecha de la entrega de las
mercaderías o de la prestación del servicio e identificación de la persona que
recibe las mercaderías o el servicio, más la firma de esta última, o que haya
transcurrido el plazo de ocho días establecido en el inciso cuarto del artículo
4º de la Ley Nº 19.983 sin haber sido las facturas reclamadas conforme al
artículo 3º.

En todo caso, si en la copia de la factura no consta el recibo mencionado,


ella podrá tener mérito ejecutivo cuando se la acompañe de una copia de la
guía o guías de despacho emitida o emitidas de conformidad a la ley, en las
que conste el recibo correspondiente. Tratándose de las facturas
electrónicas, según lo dispone el artículo 2º del D.S. Nº 93, el recibo de la
recepción de las mercaderías o servicios podrá constar en un acuse de
recibo electrónico emitido por un receptor electrónico autorizado por el
Servicios de Impuestos Internos de acuerdo con el formato definido por
este, o por escrito en una o más guías de despacho no electrónicas o
representaciones impresas de guías de despacho electrónicas o de facturas
electrónicas.

Será obligación del comprador o beneficiario del servicio otorgar el recibo a


que se refieren los párrafos precedentes y la letra

b) del artículo 4º de la Ley Nº 19.983, en el momento de la entrega real o


simbólica de las mercaderías o, tratándose de servicios, al momento de
recibir la factura.

b.4) Gestión preparatoria de reconocimiento

I. Recapitulación
No habiendo reclamado el demandado dentro del plazo del artículo 3º de la
Ley Nº 19.983, la factura se tendrá por irrevocablemente aceptada, no
obstante para tener mérito ejecutivo requiere que se cumplan los
presupuestos del artículo 5º de la misma ley, entre los cuales se cuenta el
de su letra d), es decir que no haya sido reclamada mediante la alegación de
falsificación material de ella.

II. La falsedad material


La falsedad material del documento se refiere a su autenticidad, esto es, que
no se otorgó en la forma que en él se señala o por las personas que él
aparecen; a diferencia de la ideológica, que se centra en su contenido.Se ha
resuelto que hay falsedad material cuando el escrito aparenta un origen
diferente del real, o cuando se altera su contenido informativo, de manera
que deje de ser el que era, el original o primitivo. La falsedad material se
refiere esencialmente a la autenticidad del documento, a la condición de
emanado de su autor, o si se quiere, de quien aparece como tal. La pura
alteración de la verdad no es apta para configurar una falsedad material.

De este modo no habrá falsedad material si lo alegado por el demandado no


es que el documento provenga de un autor diverso a quien lo emite, ni
tampoco que haya sido enmendado o alterado; a diferencia de la falsedad
ideológica, que se remite a la existencia de una discrepancia entre aquellos
contenidos que se expresan en el documento y aquellos debidos.

Cualquier otra alegación referente al mérito ejecutivo de la factura, deberá


hacerse en el juicio ejecutivo correspondiente oponiendo las excepciones a
que se refiere el artículo 464 del Código de Procedimiento Civil. De este
modo, la objeción por falta de entrega de las facturas no es alegación
permitida en etapa de gestión preparatoria, atendido que no se corresponde
con la falsificación material de tales instrumentos. Lo propio si la demandada
objeta la factura por no señalarse en ella la fecha de la prestación del
servicio y la identificación de la persona que recibe el servicio y su firma.

III. Procedimiento de notificación e impugnación


Como se indicó, para que la factura tenga mérito ejecutivo, se requiere de
una gestión preparatoria de notificación judicial al obligado a su pago. Se ha
resuelto que la gestión de notificación judicial de factura, es un juicio, aun
cuando se impongan ciertas limitaciones a las defensas del demandado,
pues genera una controversia, que hace necesario que el tribunal pondere y
valore la prueba rendida en el entorno de la discusión posible, y que por
ende, genera una sentencia definitiva; además que la circunstancia que el
legislador procesal civil haya reservado una tramitación incidental a este tipo
de juicios no tiene el efecto de transmutar la naturaleza jurídica del mismo.

La Ley Nº 19.983 no contempla un control específico de admisibilidad de la


solicitud respectiva, la que si se contempla en el juicio ejecutivo conforme al
artículo 441 del Código de Procedimiento Civil. Al ser la primera actuación
que se realiza en el juicio, deberá notificársele al deudor conforme las reglas
generales. Si el futuro demandado es una persona jurídica, la gestión
preparatoria debe notificarse en el domicilio del representante legal.

Una vez notificado el obligado al pago de la factura, tiene tres días para
alegar la falsificación material de la factura o guía o guías de despacho
respectivas, o del recibo de las mercaderías entregadas o del servicio
prestado a que se refiere la letra c) del artículo 5º de la Ley en estudio. Se
trata de un plazo de días corridos. Dicha impugnación se tramita como
incidente, por ende resulta aplicable lo establecido en el artículo 90 del
Código de Procedimiento Civil.

La alegación de falsedad material, al reunir las características de


sustancialidad y pertinencia que exige el legislador, debe recibirse a prueba.
Si la impugnación es acogida, se entenderá fracasada la preparación de la
vía ejecutiva.Si la impugnación es rechazada, se entiende preparada la vía
ejecutiva, y podrá deducirse la demanda ejecutiva no obstante el recurso de
apelación, porque solo está otorgado en el solo efecto devolutivo, a menos
que el tribunal de alzada conceda orden de no innovar.
Transcurrido este plazo sin que el notificado alegue alguna de estas
circunstancias o, que habiéndolo hecho, esta hubiere sido denegada por
resolución judicial, el título ejecutivo queda completo y se tiene por
preparada la vía ejecutiva, pudiendo seguir adelante un juicio ejecutivo
conforme lo ordena el artículo 436 del Código de Procedimiento Civil.

La ley estableció una sanción adicional al que dolosamente impugna de


falsedad cualquiera de los documentos y sea vencido en el incidente,
estableciendo que será condenado al pago del saldo insoluto y, a título de
indemnización de perjuicios, al de una suma igual al referido saldo, más el
interés máximo convencional calculado sobre dicha suma, por el tiempo que
corra entre la fecha de la notificación y la del pago.

Tras haber operado el mecanismo de reconocimiento o verificación de


condiciones mínimas habilitantes para actuar ejecutivamente, puede el
ejecutante proceder compulsivamente respecto de lo reconocido, lo que no
obsta a que el ejecutado, pueda, dentro del contradictorio del juicio
ejecutivo, oponer el repertorio de las excepciones a que se refiere el artículo
464 del Código de Procedimiento Civil. De este modo, pese a tenerse por
irrevocablemente aceptada una factura, el deudor podrá impugnarla.

Dicha conclusión se ve reforzada por el hecho que la finalidad de la gestión


preparatoria difiere del juicio ejecutivo, ya que las excepciones que aquella
contempla tienen por fin impugnar la copia de la factura para que esta no
tenga la suficiencia necesaria que permita el pago perentorio de la
obligación que contiene, en cambio las excepciones del juicio ejecutivo
tendrán un objeto distinto, pudiendo oponer el abanico de aquellas a que se
refiere el artículo 464 del citado estatuto jurídico.

c) Cesión del crédito contenido en la factura


De acuerdo a lo dispuesto en los artículos 4º, 7º y 8º de la Ley Nº 19.983, la
copia de la factura señalada en el artículo 1º de la Ley Nº 19.983, bien sea
en formato tradicional o electrónico pueden cederse en propiedad o en
comisión de cobranza.Para tal objeto, deberá cumplirse con los requisitos
establecidos en el mencionado artículo 4º.La cesión de la factura en
comisión de cobranza se verifica conforme al procedimiento establecido en el
artículo 8º de la Ley Nº 19.983. Conforme a este precepto, bastará la firma
del cedente en el anverso de la copia cedible de la factura, seguida de la
expresión "en cobranza" o "valor en cobro" y la entrega respectiva.

En tal caso, produce los efectos de un mandato para su cobro, en virtud del
cual su portador está facultado para cobrar y percibir su valor insoluto,
incluso judicialmente, y tiene todas las atribuciones propias del mandatario
judicial, comprendidas también aquellas que conforme a la ley requieren
mención expresa.

Para transferir la factura en propiedad, se deberá estar a lo establecido en el


artículo 7º de la Ley Nº 19.983, para lo cual el cedente deberá estampar su
firma en el anverso de la copia cedible a que se refiere la presente ley,
agregar el nombre completo, rol único tributario y domicilio del cesionario y
proceder a su entrega.

Esta cesión deberá ser puesta en conocimiento del obligado al pago de la


factura, por un notario público o por el oficial de Registro Civil en las
comunas donde no tenga su asiento un notario, sea personalmente, con
exhibición de copia del respectivo título, o mediante el envío de carta
certificada, por cuenta del cesionario de la factura, adjuntando copias del
mismo certificadas por el ministro de fe. En este último caso, la cesión
producirá efectos respecto del deudor, a contar del sexto día siguiente a la
fecha del envío de la carta certificada dirigida al domicilio del deudor
registrado en la factura. Esta cesión no constituye operación de crédito de
dinero para ningún efecto legal.Por último, para ceder la factura electrónica
en propiedad o en comisión de cobranza, se debe estar a ciertas
particularidades que se derivan del cambio de soporte, a lo que se refiere el
inciso segundo del artículo 9º de la Ley Nº 19.983.

Sección V Obligación líquida o liquidable y determinada

1. Generalidades
La ejecución solo puede despacharse por cantidad líquida. Se entiende
líquida la obligación cuando su objeto se encuentra perfectamente
determinado en su especie o bien en su género y cantidad. Esta
especificidad debe encontrarse en el título. Nuestra jurisprudencia ha
señalado que una obligación líquida es aquella en que la declaración
contenida en el título es completa, en el sentido de que se baste a sí misma;
es decir, debe tratarse de obligaciones en las cuales no sea dudoso lo que se
debe y su determinación cualitativa.

La exigencia de liquidez de la deuda, como los demás requisitos del título,


deben reunirse al trabarse la litis con las excepciones opuestas, no siendo
posible, procesalmente adicionar, completar o subsanar el título con
posterioridad puesto que el ejecutado quedaría en la imposibilidad de
deducir nuevas excepciones que, en este procedimiento tiene sus etapas
fijadas de modo preciso por la ley.

De acuerdo al artículo 438 del Código de Procedimiento Civil, para que el


cumplimiento de la obligación de dar pueda exigirse ejecutivamente es
menester que su objeto se encuentre perfectamente determinado en su
especie, o en su género y cantidad, es decir, que sea líquido y, en tal sentido
la norma citada establece los principios que permiten establecer cuándo la
obligación cumple con dicho requisito. Aplicando las reglas contenidas en el
artículo 438 del Código de Procedimiento Civil, podemos señalar que el
objeto de la obligación se entiende líquido:

a) Cuando es una especie o cuerpo cierto que se encuentra en poder del


deudor. Por ejemplo, se compra un automóvil y consta la obligación de una
escritura pública; si no se entrega el automóvil puede exigirse
ejecutivamente su entrega, pero para ello se requiere que la cosa debida, se
encuentre en poder del deudor.

b) Cuando se trata de una suma determinada de dinero. Tal lo que sucede


cuando una persona debe $1.000.000.-, entonces se puede pedir en el juicio
ejecutivo que se despache mandamiento de ejecución y embargo por esa
suma, es decir, se trata de una suma determinada de dinero y,
consecuencialmente, líquida, en los términos de la norma referida.

c) Cuando consiste en el valor del cuerpo cierto debido, que no existe en


poder del deudor. En este caso, será indispensable avaluar dicho cuerpo
cierto por un perito nombrado por el tribunal.

d) Cuando consiste en especies determinadas de cierto género, cuya


avaluación debe hacerse por un perito. Por ejemplo, cuando lo debido son
100 sacos de trigo.Para los efectos del artículo 438 del Código de
Procedimiento Civil, también se considera líquida la cantidad que puede
determinarse por una simple operación matemática, con solo los datos que
el título suministre y sin que resulte necesario recurrir a otros documentos,
libros o papeles ni efectuar imputaciones o interpretaciones.

Tal es el caso, cuando el capital reclamado devenga intereses y la forma en


que estos deben liquidarse surge del propio título, por ejemplo, el título dice
que se debe $1.000 más el 10% de interés anual. Se entiende por simples
operaciones aritméticas aquellas que puede realizar un lego, un no
especialista en el arte de las matemáticas, o sea, son operaciones que puede
realizar cualquier persona, como un abogado, y que no requieren del
examen de un perito, o especialista, porque su simpleza no permite
discusión.

Por el contrario, será deuda ilíquida aquella de la que no se conoce su


montante exacto, ni es posible deducirlo mediante operaciones accesibles a
cualquier persona que nos sea un técnico contable.En este sentido, se ha
resuelto, "No es líquida una obligación cuyo monto no ha podido obtenerse
sino a través de un peritaje confeccionado con antecedentes que el título no
menciona y que se han acompañado al proceso por el actor, con
posterioridad a la traba de la Litis".

El artículo 6º del D.L. Nº 1.553 ha interpretado al Nº 3 del artículo 438 del


Código de Procedimiento Civil, señalando que "se entenderán líquida las
obligaciones de dinero en que se haya pactado reajustes o intereses, cuando
el título o la ley señalaren la forma en que se debe proceder para determinar
el reajuste, la tasa de interés o ambas cosas a la vez"; por ejemplo, se
deben $1.000 más intereses corrientes y reajustables según el IPC; los
últimos son valores que se conocerán.

En consecuencia, si se demanda el pago de una suma determinada de


dinero, la obligación será líquida, pero si además se demanda el pago de
intereses y reajustes, ella será liquidable.Si la obligación es en parte líquida
y en parte ilíquida, en virtud de lo dispuesto en el artículo 439 del Código de
Procedimiento Civil, el acreedor puede proceder ejecutivamente por la parte
líquida, reservándose el derecho para reclamar el resto por la vía ordinaria.
Disposición que se encuentra en armonía con el artículo 1592 del Código
Civil.

El acreedor debe expresar en la demanda ejecutiva la especie o cantidad


líquida por la cual solicita la ejecución. La liquidez de la deuda, como los
demás requisitos del título, deben reunirse al trabarse la litis con las
excepciones opuestas, no siendo posible, procesal mente adicionar,
completar o subsanar el título con posterioridad.

En todo caso, los antecedentes para proceder a la liquidación deberán


aparecer en forma determinante del título mismo. De lo que se sigue que
además de señalar numéricamente el monto de la obligación, corresponde
precisar sus conceptos, para permitir precisar la forma en que se calculó.
Exigencia que tiene su explicación desde el momento que el título da origen
a medidas de apremio real inmediato, requiriendo de plazos reducidos para
ejercer el derecho de defensa, por lo que la claridad y precisión no deben
estar ausentes del título.

Nuestra jurisprudencia ha resuelto que es líquida la obligación perseguida


por la Municipalidad, pues por el solo ministerio de la ley el deudor solidario
que pagó una deuda se subrogó en la acción del acreedor con todos sus
privilegios y seguridades, respecto a la parte o cuota que tenga el codeudor
en ella, que en la especie por tratarse únicamente de dos codeudores
correspondía a la mitad de la deuda;que la obligación es liquidable si el título
proporciona un dato asaz claro en la jerga comercial y bancaria: la tasa
Libor, o fórmula significativa de determinada modalidad en la rentabilidad del
dinero, sujeta a guías objetivas al alcance de las partes y cuya mecánica la
demandada no parece desconocer.

El cobro de un pagaré en línea de crédito automática en cuenta corriente


puede exigirse ejecutivamente, desde que su objeto se encuentra
perfectamente determinado. Tratándose de juicios ejecutivos de obligaciones
de hacer y no hacer, la obligación debe ser determinada o susceptible de
determinarse.

2. Las obligaciones en moneda extranjera


Por último, si se pretende cobrar una obligación pactada en moneda
extranjera, de acuerdo al final del artículo 438 del Código de Procedimiento
Civil, no será necesaria la avaluación, sin perjuicio de aplicar las normas
generales, es decir, debe acompañarse el certificado de cotización en plaza
de esa moneda extranjera al iniciarse el proceso.De acuerdo a los artículos
20, 21 y 22 de la Ley Nº 18.010, el acreedor deberá expresar en la
demanda ejecutiva la equivalencia en moneda corriente de la cantidad de
moneda extranjera por la que pide la ejecución y, además, acompañar un
certificado extendido por un banco de la plaza referido al día de la
presentación de la demanda o a cualquiera de los diez días precedentes, en
que conste el tipo de cambio vendedor de dicha moneda extranjera.

El mandamiento de ejecución y embargo se despachará sobre la cantidad de


moneda nacional indicada en la demanda y que debe coincidir con el factor
de cambio indicado en el certificado emitido por el banco,
independientemente que a la época del despáchese, de realizarse un nuevo
cálculo aquel haya variado.

El pago de esta obligación pactada en moneda extranjera se hará en


moneda nacional, según el tipo de cambio vendedor del día del pago. En el
caso de obligaciones vencidas se aplicará el tipo de cambio del día del
vencimiento si fuere superior al del día del pago. Para estos efectos se
estará al tipo de cambio vendedor que certifique un Banco de la plaza. En
este sentido, se ha resuelto "aun cuando el contrato de compraventa en que
se funda la demanda de autos se pactó en dólares, la sentencia censurada
resuelve erradamente hacer la conversión que correspondería, a la moneda
de curso legal, considerando el valor del dólar observado a la fecha de la
emisión de la factura, en circunstancia que tal transformación procede se
lleve a efecto recién al momento en que la demandada realice el pago de
acuerdo al valor que tenga la divisa indicada en dicha fecha, según prevé
claramente la norma en comento. Lo anterior desde que aquella disposición
estatuye que sólo en caso de que el tipo de cambio fuere superior el día del
vencimiento en relación con la fecha del pago, procede su aplicación en la
primera data, de suerte que, en caso contrario, corresponde sea
determinado según el valor correspondiente al día de la solución de la
obligación".

Las dificultades que puedan surgir para determinar el valor numérico del
cambio corriente al día del pago entre la moneda extranjera y la nacional,
son materia de una incidencia del juicio ejecutivo en que se exija el pago de
la obligación. De acuerdo con lo dispuesto en el Nº 4 del artículo 22 de la
Ley Nº 18.010 las cuestiones relativas a la equivalencia de la moneda
extranjera no podrán servir de fundamento para la oposición a la demanda y
se ventilarán por la vía incidental, al momento en que se ejercitan los
derechos que conceden los artículos 499 Nº 1 y 500 Nº 1 del Código de
Procedimiento Civil o al momento que corresponda hacer el pago.

Sección VI Obligación actualmente exigible

1. Generalidades
De acuerdo al artículo 437 del Código de Procedimiento Civil, para que la
ejecución sea procedente es necesario además que la obligación sea
actualmente exigible.La exigibilidad de la obligación debe ser "actual", esto
es, existir a la época de entablarse la demanda ejecutiva y no en un
momento posterior.

No debe olvidarse que el tribunal antes de despachar el mandamiento de


ejecución y embargo debe examinar el título, lo que involucra
necesariamente el estudio de sus cualidades. Se ha entendido que una
obligación es exigible, cuando no está sujeta a ninguna modalidad que
suspenda su nacimiento o ejercicio, es decir, cuando no está sujeta a
condición, plazo o modo, o bien en el caso de estar sujeta a condición
suspensiva que ella esté cumplida, o en el caso de plazo que esté vencido al
momento de interponerse la demanda.

En suma, al solicitarse la ejecución, el título debe llevar aparejado todos los


requisitos necesarios para que tenga fuerza ejecutiva y, si no es así, y pese
a ello el tribunal despacha la ejecución, el ejecutado puede oponer, en el
plazo pertinente, la excepción del artículo 464 Nº 7 del Código de
Procedimiento Civil.

Consecuente con lo dicho, se ha resuelto que la escritura pública que


contiene el contrato de promesa de compraventa carece de fuerza ejecutiva,
pues la naturaleza condicional o a plazo de la obligación de otorgar el
contrato definitivo, trae como consecuencia que el título no se baste a sí
mismo.De tal suerte que, si se persigue el cumplimiento de una obligación
condicional, será necesario adjuntar a la demanda, también, los
antecedentes que acrediten que dicha condición a que se subordina la
obligación, se cumplió.

2. Contratos bilaterales
Tratándose de obligaciones derivadas de contrato bilaterales, por aplicación
de la regla contenida en el artículo 1552 del Código Civil, en el título debe
constar que quien pretende exigir el cumplimiento de una obligación haya
cumplido a su vez la suya. En efecto, si ninguna de las partes cumple o está
llano a cumplir, conforme lo que dispone el artículo 1552, no hay mora
debitoris para ninguna de las partes, y de este modo no procede la ejecución
por no haberse acreditado la exigibilidad actual de la obligación, cuyo
cumplimiento forzado se pretende. Así, por ejemplo, para demandar
ejecutivamente la entrega de un inmueble adquirido mediante Escritura
Pública de compraventa, deberá consta de algún modo en ella, que el
comprador pagó el precio.

3. Cláusula de aceleración
La cláusula de aceleración es el pacto en que las partes convienen anticipar
el cumplimiento de una obligación que se ha diferido en el tiempo, cuando el
deudor incurre en alguna de las situaciones prácticas previamente
acordadas, generando la caducidad del plazo que el deudor tenía para
satisfacer la deuda, lo que implica que la obligación en ese momento se hace
exigible y el acreedor queda facultado para ejercer las acciones que el
ordenamiento jurídico le confiere para obtener el pago de su acreencia.

Está establecida en beneficio del acreedor, quien puede o no ejercer, según


su propio arbitrio. De consiguiente, frente a la mora o simple retardo del
suscriptor de una obligación con vencimientos sucesivos y en la que se ha
incorporado la cláusula de aceleración, el acreedor puede optar conforme al
artículo 12 del Código Civil, entre renunciar a su derecho, no ejercerlo, o por
el contrario ejercitarlo e invocar la aceleración.

Su objetivo son las obligaciones con plazos aún vigentes, plazos que se
aceleran al dárseles también por vencidos al cumplirse la condición fijada
para hacer procedente la aceleración. Así, por ejemplo, suscrito un pagaré
por la suma de un millón doscientos mil pesos, pagaderos en doce cuotas de
cien mil pesos cada una, si el deudor dejó de pagar la quinta cuota, se me
hará exigible el total de la obligación que me resta, desde luego,
descontando las sumas efectivamente ya pagadas.

Esta cláusula puede extenderse valiéndose de formas verbales imperativas o


facultativas, de manera tal que, en el primer caso, verificado el hecho del
retardo o la mora, la obligación se hará íntegramente exigible
independientemente que el acreedor manifieste su voluntad en orden a
ejercer el derecho que le confiere la estipulación y, en el segundo, esa total
exigibilidad dependerá del hecho que el titular de la acreencia exprese su
intención de acelerar el crédito.

No obstante, también se sostiene que cualesquiera sean las palabras


utilizadas por el ejecutante al deducir la demanda o empleadas por el
suscriptor al extender la cláusula de aceleración, de todos modos debe
afirmarse la actual exigibilidad de la obligación cobrada al momento de
deducirse la demanda ejecutiva, pues ella se produjo al incurrir el deudor en
mora en el pago de una de las cuotas en que se dividió el crédito,
independiente de las manifestaciones de voluntad del acreedor en tal
sentido. De modo que, verificado por el tribunal, al examen del título, que
en él se contiene una cláusula de aceleración concebida en términos
facultativos y manifestada por el acreedor claramente la intención en ejercer
el derecho que le confiere esa cláusula, mediante el ejercicio de la acción al
presentar la demanda, debe concluirse que desde ese mismo instante la
obligación se hizo actualmente exigible.

Ergo, la caducidad del plazo se produce con la presentación de la demanda y


no con su notificación por cuanto se trata de un acto jurídico unilateral. En
efecto, para que opere la cláusula de aceleración no es necesario que exista
una demanda legalmente notificada, bastando solo que el acreedor haya
manifestado claramente su voluntad de hacer efectivo ese derecho. Si el
deudor soluciona la deuda antes de interposición de demanda, la parte
acreedora pierde facultad de acelerar el crédito.

Una vez que el acreedor ejercita su derecho a acelerar el pago de la deuda


queda sometido a todas las consecuencias jurídicas que de su determinación
derivan, entre ellas, las relacionadas con la prescripción de sus acciones, por
lo que para los efectos del plazo de prescripción debe contarse aquel, desde
esa fecha.

La cláusula de aceleración no permite revivir las cuotas vencidas y prescritas


so pretexto de sostener que la obligación es de pagar la totalidad del saldo
de precio adeudado. El acreedor puede renunciar a la cláusula de aceleración
ejercida si acepta el pago de las cuotas en que está dividida la deuda con
posterioridad a la interposición de la demanda y, en el mismo orden de
ideas, el pago de cuotas o dividendos constituye interrupción natural de la
prescripción.

La voluntad del acreedor, tendiente a ejercer la cláusula de aceleración, no


es menester que se manifieste en términos formales y sacramentales para
que produzca el efecto propio que su ejercicio acarrea; esto es, la caducidad
del plazo que concedió a su deudor para satisfacer la deuda, sino que es
suficiente que exteriorice su intención de cobrarla en forma íntegra.

4. Exigibilidad de una deuda cuyo valor se ha ordenado retener por


decreto judicial
Si el decreto judicial que ordena la retención de la deuda es posterior a la
iniciación del juicio ejecutivo, dicha retención no entorpece la ejecución, ya
que, al momento de la iniciación de la ejecución, esta era exigible.

Por el contrario, si el decreto judicial de retención fue decretado con


anterioridad a la demanda ejecutiva, la obligación no será actualmente
exigible y no podrá cobrarse ejecutivamente. Esto es así porque la propia ley
prohíbe el pago de tal obligación y lo declara nulo en caso de hacerse. En
este sentido se ha resuelto "no es actualmente exigible y no puede cobrarse
ejecutivamente, el precio insoluto de una venta, si se ha ordenado
judicialmente retener en poder del comprador, como medida prejudicial
precautoria en un juicio iniciado por ese mismo comprador". Sin embargo,
nuestra jurisprudencia ha sido vacilante al respecto, pudiendo distinguirse
fallos en sentido diverso.

Sección VII Acción ejecutiva no prescrita

1. Generalidades
Las acciones se clasifican en acciones ordinarias y acciones ejecutivas. Las
ordinarias prescriben por regla general en un plazo de cinco años; las
ejecutivas, por lo general en el plazo de tres años contados desde que se
hizo exigible la obligación según lo estatuye los artículos 2514 y 2525 del
Código Civil.

De acuerdo al artículo 442 del Código de Procedimiento Civil, el juez


denegará la ejecución cuando el título tenga más de tres años, por lo tanto,
una vez presentada la demanda ejecutiva, el juez examinará el título, si este
tiene menos de tres años dará lugar a la ejecución, en caso contrario,
declarará de oficio la prescripción de la acción ejecutiva. Esta es la única
oportunidad que tiene el tribunal para declarar de oficio la prescripción. Ello
constituye una excepción a las reglas del Código Civil, según la cual la
prescripción debe ser alegada sin que el juez tenga iniciativa para declararla
de oficio. Esta declaración de prescripción el juez solo podrá hacerla, antes
de ordenar que se despache mandamiento de ejecución y embargo; después
de esta resolución, la prescripción solo podrá ser declarada a instancia del
ejecutado a través de la excepción de prescripción prevista en el Nº 17 del
artículo 464 del Código de Procedimiento Civil.

El artículo 442 del Código de Procedimiento Civil presenta una dificultad,


frente a acciones ejecutivas que de acuerdo a disposiciones especiales,
prescriben en menos de tres años, tal es el caso de las acciones emanadas
del cheque, letra de cambio y pagaré, que prescriben en un año.

El problema consiste en determinar si el juez puede no dar lugar a la


ejecución cuando la acción ejecutiva se encuentra prescrita, pero aún no ha
transcurrido el plazo de tres años, por ejemplo, en la letra de cambio y han
transcurrido dos años.

Se ha sostenido que el artículo 442 del Código de Procedimiento Civil es una


norma excepcional y por lo tanto de interpretación restrictiva, por lo que
solo podrá denegar la ejecución cuando el título tenga más de tres años, sin
importar si la acción ejecutiva ha prescrito en un plazo menor.

Prescrita la acción ejecutiva, subsiste la ordinaria, la que debe hacerse


efectiva a través del juicio sumario, conforme lo preceptúa el artículo 680 Nº
7 del Código de Procedimiento Civil. Sin embargo cabe anotar que la regla
del artículo 680 Nº 7 antes enunciado, solo es aplicable cuando se está en
presencia de acciones ejecutivas comunes, cuyo plazo de prescripción es de
tres años, cuestión que tratándose de las acciones cambiarias y cheque no
es adaptable, ya que estas tiene un plazo especial de prescripción.

No debe olvidarse que el artículo 2515 del Código Civil al referirse al tiempo,
que se exige en la prescripción como medio de extinguir las acciones
judiciales, durante el cual no se hayan ejercido dichas acciones, establece
que "este tiempo es en general de tres años para las acciones ejecutivas y
de cinco para las ordinarias". Y agrega en el inciso segundo que "la acción
ejecutiva se convierte en ordinaria por el lapso de 3 años, y convertida en
ordinaria durará solamente otros dos". Es evidente que esta disposición solo
se aplica a las prescripciones de largo tiempo, cuyo curso puede ser dividido
en uno ejecutivo y otro ordinario, pues en este evento, vencido el primero
queda pendiente el segundo, lo que no puede ocurrir tratándose de una
prescripción de corto tiempo como es la acción ejecutiva que nace del
cheque, al tenor de lo dispuesto en el artículo 34 del D.F.L. Nº 707 y de la
letra de cambio y pagaré según los artículos 98, 99 y 107 de la Ley Nº
18.092.

2. Suspensión de la acción ejecutiva


La acción ejecutiva no se suspende por cuanto la suspensión de la
prescripción es una norma excepcional y por lo tanto de interpretación
restrictiva, por lo que solo puede aplicarse en casos que la ley señala; entre
los que no se considera la acción ejecutiva. De ahí que se sostenga que más
que un plazo de prescripción, es un plazo de caducidad.

3. Interrupción de la prescripción de la acción ejecutiva


La interrupción es un fenómeno en virtud del cual se pierde el tiempo hábil
que había corrido para extinguirse una obligación. Puede ser natural o
civil.La interrupción natural se produce por el reconocimiento expreso o
tácito que de la obligación hace el deudor. Expreso, tal lo que sucede, v.gr.,
con el reconocimiento de la firma puesta al pie del documento por el deudor
ante un juez competente o el reconocimiento hecha expresamente en un
interrogatorio. A su turno es reconocimiento tácito que produce interrupción,
el pago de intereses atrasados, la solicitud de un plazo, abonos parciales a la
deuda, etc.

En este sentido, se ha resuelto que los correos electrónicos en lo que el


deudor reconoce la deuda y ofrece dación en pago, interrumpe naturalmente
la prescripción. La interrupción civil de la prescripción se produce por la
demanda judicial del acreedor. Esta demanda puede referirse directamente
al reclamo de la deuda, o algún otro recurso judicial, para que el deudor
renueve las cauciones dadas o peste fianza, etc.

Nuestra jurisprudencia ha resuelto que los términos recurso judicial y


demanda judicial, que emplea el Código Civil no pueden considerarse en el
sentido restringido con que el Código de Procedimiento Civil denomina al
escrito que, redactado con las formalidades que se encarga de precisar, sirve
al actor para obtener en juicio el reconocimiento de un derecho que alguien
le desconoce, por el contrario, para los fines de manifestar el propósito de
que no se abandona un derecho "demanda judicial", "recurso judicial",
deben entenderse en un sentido más amplio, como es, toda acción hecha
valer ante la justicia y encaminada a obtener o resguardar un derecho
amenazado. Así, las diligencias preparatorias y las actuaciones judiciales
tenientes a obtener medidas cautelares interrumpen el curso de la
prescripción. Tal es el caso, de la gestión preparatoria establecida en el
artículo 1377 del Código Civil, esta tiene la virtud, por sí misma y con
independencia de la posterior demanda ejecutiva propiamente dicha, de
interrumpir civilmente la prescripción extintiva que para la acción ejecutiva
consagran los artículos 2515 de este último cuerpo de leyes, artículo 442 del
Código de Procedimiento Civil y demás disposiciones especiales.

La indicada gestión preparatoria es el antecedente necesario e ineludible del


juicio ejecutivo que ha de iniciarse en seguida con la demanda
correspondiente y, en buenas cuentas, forma parte de aquél como trámite
previo e imprescindible. El acto interruptivo provoca la pérdida del tiempo de
prescripción ya transcurrido, sin perjuicio de que el plazo pueda comenzar a
correr nuevamente y, tratándose de una interrupción civil por demanda
judicial o por cualquier otro recurso de tal carácter, el efecto interruptivo
deberá entenderse prolongado con cada acto procesal que renueve el
ejercicio de la actividad jurisdiccional.

Para que una prescripción se interrumpa, es necesario que esté corrido el


plazo legal necesario para producirla. Después de vencido el plazo de
prescripción, no cabe interrupción.Para que la demanda interrumpa la
prescripción se requiere la notificación legal de ella. El numerando 1 del
artículo 2503 del Código Civil, a que se refiere el artículo 2518 del Código
Civil, establece que no se produce la interrupción civil de la prescripción
cuando la demanda no ha sido notificada en forma legal. Esta deberá
hacerse conforme a las reglas del Código de Procedimiento Civil.

En efecto, la notificación judicial de la demanda es el hito que marca el


momento de interrupción civil de la prescripción, siempre y cuando en la
práctica de la diligencia se haya cumplido con todas las formalidades que
prevé la ley, pues solo en ese evento podrá afirmarse que se trata de una
notificación, como indica el precepto, hecha en forma legal. Si
posteriormente se anula la notificación efectuada no se ha interrumpido la
prescripción.

En efecto, el requerimiento de pago es el mecanismo judicial idóneo para


emplazar al sujeto pasivo de una acción ejecutiva, de manera que la
anulación de lo obrado con posterioridad a dicho acto, trae como
consecuencia la ausencia de una notificación eficaz del ejecutado en ese
procedimiento compulsivo, debiendo concluirse que no ha operado la
interrupción del plazo de prescripción de las acciones.

Tratándose de la interrupción de la prescripción de la acción ejecutiva para


exigir el pago de una letra de cambio o pagaré, la interrupción se produce
además, por la notificación de toda gestión judicial necesaria o conducente a
la presentación de dicha demanda o para preparar la ejecución y por la
notificación de la solicitud de que se declare el extravío de la letra de cambio
o pagaré, conforme los artículos 100 y 107 de la Ley Nº 18.092.

Existe abundante jurisprudencia en torno a la figura de la prescripción


extintiva. Así se ha sostenido: el efecto propio de la interrupción civil es la
pérdida de todo el tiempo de prescripción que hubiere alcanzado a correr; la
mera presentación de la demanda en la Corte de Apelaciones para efectos
de su distribución, no permite inferir que exista la decisión inequívoca del
acreedor de perseguir el pago de lo adeudado, de modo oportuno; el
cómputo de la prescripción no puede entenderse interrumpido con la
notificación del libelo al codemandado, si la obligación que se cobra no fue
contraída solidariamente; interrumpida la prescripción en contra de uno de
los codeudores solidarios queda interrumpida respecto de todos;la gestión
dirigida a declaración de extravío tiene mérito de interrumpir prescripción
respecto del obligado pero no de revivir obligación ya fenecida por
prescripción; declaración de nulidad por falta de emplazamiento produce que
no opere interrupción de prescripción; la gestión preparatoria de la vía
ejecutiva es idónea para interrumpir la prescripción.

En efecto, la gestión preparatoria del juicio ejecutivo y el juicio ejecutivo


posterior, constituyen una unidad procesal, aun cuando materialmente
puedan existir dos cuadernos diversos, sin que ello obste a la unidad del
proceso.

Empero, luego de producida tal interrupción, el término comienza a correr


nuevamente; no procede la excepción de prescripción fundada en que la
demanda ejecutiva se interpuso transcurrido un año desde la fecha del
protesto del cheque, ya que la notificación judicial oportuna de este es una
forma de iniciar el juicio y de interrumpir la prescripción; si el título
ejecutivo que ha servido de base a la ejecución es la sentencia que tuvo por
confeso al demandado y no el cheque acompañado, no resulta aplicable el
plazo de prescripción a que se refiere el artículo 34 de la Ley sobre Cuentas
Corrientes Bancarias y Cheques; la hipoteca no puede extinguirse por
prescripción independientemente de la obligación que garantiza, pues, según
afirman los artículos 2434 inciso primero y 2516 del Código Civil, la acción
hipotecaria prescribe conjuntamente con la obligación principal a que
accede;268 la hipoteca considerada como contrato tiene el carácter de
accesorio, es decir, destinado a garantir una obligación principal, por tanto al
acogerse la excepción de prescripción derivada de la acción que emana del
pagaré, se debe rechazar la demanda de desposeimiento de la finca
hipotecada; las interrupciones civiles producidas en el ejercicio de la acción
hipotecaria dirigida en contra de los terceros poseedores afectan también a
las acciones personales que el acreedor tenga en contra del deudor; la
prescripción de la acción de desposeimiento comienza a correr desde que se
certifica que el ejecutado —deudor personal— no opuso excepciones,
debiendo computarse desde ese hecho el plazo de 1 año que establece el
artículo 98 de la Ley Nº 18.092;271 el plazo de prescripción que prevé el
artículo 34 de la Ley de Cuentas Corrientes y Cheques, y que debe
computarse a partir de la fecha del protesto del documento mercantil
invocado, se interrumpe con la notificación de la gestión preparatoria de la
ejecución; la acción que intenta el acreedor hipotecario contra el tercer
poseedor, en los términos del artículo 758 del Código de Procedimiento Civil,
es apta para interrumpir la prescripción siempre que se notifique antes de
que se cumpla el plazo de prescripción; la acción de desposeimiento no
puede entenderse autónoma en relación con las acciones impetradas en
contra del deudor principal y consecuencialmente la interposición de estas
interrumpe la prescripción de aquella; la interrupción de la obligación
principal necesariamente afecta interrupción de la acción hipotecaria, al ser
esta de carácter accesoria.
La acción hipotecaria contra el deudor principal es inseparable de la que se
ejerce contra el tercero poseedor de la finca hipotecada, por lo que no
habiendo prescrito la primera, puede efectivamente ejercerse la segunda; la
excepción de prescripción de la acción ejecutiva opuesta por el aval y
codeudor solidario, no puede beneficiar al deudor principal si este no la
opuso en su favor, debiendo entenderse que renuncia a ella; la circunstancia
de que el deudor, al ser citado a la presencia judicial en la diligencia
preparatoria de la vía ejecutiva, haya reconocido su firma puesta en la
aceptación de la letra de cambio cuyas acciones se encontraban prescritas
de conformidad al artículo 761 del Código de Comercio, no impide la
excepción de prescripción de la deuda y su aceptación. Mediante tal
reconocimiento solo ha sido posible hacer revivir la acción ejecutiva u
obtener el título con el cual ha de iniciarse la ejecución, sin que pueda el
juez, en este caso, negarse a la ejecución cuando dicho título tuviere menos
de cinco años, sin perjuicio de la excepción de prescripción de la deuda que
en su oportunidad pueda oponer el ejecutado; y el juez no puede declarar
de oficio la prescripción de la acción ordinaria emanada del contrato de
mutuo celebrado por las partes, que prescribe en el plazo cinco años
contados desde que la obligación se hizo exigible; no resulta aplicable, en la
especie, las normas de los artículos 438 y 442 del Código de Procedimiento
Civil concernidas al juicio ejecutivo.278

4. La renovación de los títulos ejecutivos prescritos a través de las


gestiones preparatorias de la vía ejecutiva
En este punto debe dilucidarse si la gestión preparatoria de la vía ejecutiva
tiene o no virtud de darle mérito ejecutivo a una obligación prescrita. Una
posición niega esta posibilidad. Se sostiene que el ejecutante no puede
hacer uso del derecho que el artículo 435 del Código de Procedimiento Civil
confiere al acreedor que carece de un título ejecutivo, porque no se puede
preparar la vía ejecutiva respecto de aquel contra el cual por la misma
obligación ya existe un título ejecutivo. En este sentido, se ha resuelto que
la prescripción en general, tanto la adquisitiva como la extintiva, se justifica
entre otras razones, en el interés social de que las situaciones jurídicas no
permanezcan por largo tiempo en la incertidumbre, lo contrario importaría
un estado de inseguridad jurídica permanente, por cuanto de aceptarse la
situación procesal de que un acreedor que posea un título ejecutivo, pero
prescrito, pudiese utilizar el procedimiento contenido en el artículo 435 del
Código de Procedimiento Civil con miras a hacerse de un nuevo título
ejecutivo, se produciría en la práctica el efecto de generar un nuevo plazo de
prescripción que el legislador no ha contemplado, llevando, de hecho, a
hacer revivir una acción ejecutiva ya prescrita, consecuencia que no puede
ser amparada por la naturaleza de orden público que se reconoce a la
institución de la prescripción.

Otra opinión en cambio, admite la posibilidad de renovar la acción ejecutiva,


pero reconocen efectos diversos según se trate de un reconocimiento de
firma o confesión de deuda y, en este caso, si fue expresa o bien tácita.

Se sostiene que extinguida por la prescripción la acción ejecutiva, se trata


entonces, en el caso del ejecutante, de un acreedor que carece de título
ejecutivo; y el artículo 435 del Código de Procedimiento Civil faculta a todo
acreedor que carece de título ejecutivo, sin distinguir la razón en virtud de la
cual carezca de él, para preparar la ejecución llamando a su deudor a
reconocer la firma puesta en un instrumento privado o a reconocer la deuda.
Corrobora esta posibilidad lo dispuesto en el artículo 442 del Código de
Procedimiento Civil, que permite la subsistencia de una acción ejecutiva
respecto de la cual ha transcurrido el lapso de prescripción, por alguno de
los medios que sirven para deducir esta acción en conformidad al artículo
434 de la misma codificación.

Ahora, partiendo de la idea de que sí se puede hacer subsistir la acción


ejecutiva, habrá que distinguir entre las distintas variantes que puede
ofrecer el artículo 435 del Código de Procedimiento Civil, en razón de la
conducta que asuma el deudor. En efecto, el obligado al pago puede adoptar
cualquiera de las siguientes actitudes, conducta que tendrá injerencia en la
subsistencia de la acción.

a) Concurrir al tribunal y negar firma y deuda.En esta hipótesis no habrá


título ejecutivo y al acreedor no le queda otra alternativa que seguir
adelante un juicio declarativo en contra del deudor, pudiendo este oponer la
excepción de prescripción de acuerdo a las reglas generales.

b) Concurrir, reconocer firma, pero negar la deuda.En este caso, el


reconocimiento de la firma como gestión preparatoria de la vía ejecutiva, no
implica generar un nuevo título, puesto que este sigue siendo el documento
en el cual consta aquella firma. De modo que la prescripción de la deuda,
que ya ha corrido en todo su lapso antes de este reconocimiento, puede
oponerse en el juicio ejecutivo posterior. El reconocimiento de una firma no
hace revivir una obligación ya prescrita, sino que solo autoriza tener por
preparada la acción ejecutiva; porque así se ha perfeccionado para efectos
procesales un título ya existente. Bajo esta línea incluso se ha estimado que
resulta improcedente dar curso a la gestión preparatoria de la vía ejecutiva,
porque al tratarse de una obligación prescrita, igualmente el tribunal debería
con posterioridad negar lugar a la ejecución por aplicación del artículo 442
del Código de Procedimiento Civil.

c) Comparecer, reconocer firma y confesar la deuda.En esta hipótesis, ante


la confesión de la deuda se produce la renuncia de la prescripción. En efecto,
en el evento que la deuda estuviere prescrita, no existen otras maneras para
evitar que ella se concrete que la renuncia que efectúe el deudor o la
determinación de no alegarla. De modo que, confesada una deuda prescrita,
dará derecho al acreedor a obtener su pago en el procedimiento ejecutivo
consecuente, sin que pueda luego el ejecutado alegar la prescripción.

d) No comparecer.Caso en el cual el juez dará por reconocida la firma y por


confesada la deuda. Como en tal caso, el deudor no ha hecho manifestación
alguna de voluntad que suponga reconocer la deuda, pues se trata de una
sanción establecida por la ley para una abstención, alejado del acto positivo
voluntario que implica la voluntad de renuncia, en su oportunidad, el deudor
podrá alegar la excepción de prescripción.

5. Conversión de prescripción en el pagaré


El artículo 98 de la Ley Nº 18.092 dispone: "El plazo de prescripción de las
acciones cambiarias del portador contra los obligados al pago es de un año,
contado desde el día del vencimiento del documento". Esta norma no
distingue entre acciones ejecutivas y ordinarias, por lo que debe entenderse
que el plazo de un año que establece es un plazo único de prescripción para
la acción cambiaria emanada del pagaré, por lo que no importa si se trata de
la acción ejecutiva o de la ordinaria, desde que no hay distinción en la ley.
Por lo mismo, no cabe aquí la interversión de la prescripción, según la regla
del artículo 2523 del Código Civil. De este modo, no es posible, dar a los
pagarés dos acciones ejecutivas una especial regida por la ley pertinente y
otra la común regida por la legislación procesal civil.

En efecto, las acciones que nacen de un título como el de Pagaré, son solo
acciones cambiarias, cuyo plazo de prescripción es de un año, desde que la
obligación que se contiene en tal instrumento se ha hecho exigible.
Conforme a lo anterior, lo dispuesto en el inciso segundo del artículo 2515
del Código Civil, solo es aplicable para la prescripción de la acción ejecutiva
de tres años que la misma norma trata en el inciso primero. Por ende, no
puede sostenerse que transcurrido el plazo de prescripción de un año que
contempla el artículo 98 de la Ley Nº 18.092, el portador de un Pagaré
mantenga acción ordinaria para ejercitarla por dos años más.

Sección VIII Tramitación del cuaderno ejecutivo

1. Estructura del juicio


En el juicio ejecutivo es posible distinguir dos cuadernos o ramos
fundamentales: Cuaderno ejecutivo y cuaderno de apremio. Junto con estos
dos cuadernos, eventualmente pueden existir los cuadernos de tercerías.

El cuaderno ejecutivo constituye el juicio mismo y contiene las siguientes


actuaciones: La gestión preparatoria de la vía ejecutiva, cuestión discutible,
por cierto; la demanda ejecutiva; la oposición a la demanda ejecutiva, que
recibe el nombre de oposición a la ejecución; la respuesta del ejecutante a
la oposición del ejecutado; la prueba; periodo de observaciones a la prueba;
la citación para oír sentencia y la sentencia definitiva.

El cuaderno de apremio, se tramita paralelamente al cuaderno ejecutivo y


contiene las siguientes actuaciones: mandamiento de ejecución y embargo;
requerimiento de pago; el embargo de bienes del ejecutado; la
administración de los bienes embargados; y el remate de dichos bienes.

El cuaderno de tercerías, que tendrá lugar cuando concurra al juicio


ejecutivo un tercero alegando algún derecho sobre los bienes embargados,
podrá ser de dominio, de posesión, de prelación o de pago.

El cuaderno ejecutivo puede iniciarse de dos maneras:

a.- Mediante una gestión preparatoria de la vía ejecutiva. De acuerdo al


artículo 178 del Código Orgánico de Tribunales, si el procedimiento se inicia
mediante una gestión preparatoria de la vía ejecutiva, es competente para
conocer del juicio ejecutivo, el mismo tribunal que conoció de la gestión
preparatoria de la vía ejecutiva. Este tribunal conserva competencia para
conocer y fallar el juicio posterior iniciado con el mérito de ella, sin
necesidad de nuevo trámite, más que la presentación de la demanda
correspondiente.
b.- Por medio de la demanda ejecutiva.Una vez concluida las gestiones
preparatorias de la vía ejecutiva, si el título era imperfecto o sin ellas, si el
título es perfecto, se debe presentar la demanda ejecutiva.

2. La demanda ejecutiva
La demanda ejecutiva es el acto jurídico procesal del actor, por el cual este
somete a consideración del tribunal, la pretensión de que se cumpla
forzosamente una obligación de la que se dice acreedor.

a) Requisitos
Esta demanda debe cumplir con ciertos requisitos, obligatorios algunos,
facultativos otros.

a.1) Requisitos obligatorios


a) La demanda debe cumplir con las exigencias del artículo 254 Código de
Procedimiento Civil, y ello por aplicación del artículo 3º del citado cuerpo
normativo.Además, por expresa disposición del inciso tercero del artículo
438 del Código de Procedimiento Civil, debe expresar la especie o cantidad
líquida por la que se pide que se despache mandamiento de ejecución y
embargo.Cabe precisar que la cita equivocada que realice el actor de
disposiciones legales, no altera lo sustancial de la acción deducida.

En este sentido, se ha resuelto "la calificación jurídica es la tarea propia de


los tribunales de justicia; y la circunstancia de que el actor ejecutante, haya
identificado las letras de cambio dentro de un numeral del artículo 434 del
Código de Procedimiento Civil, debiendo citar otro, no priva de mérito
ejecutivo a aquellos títulos que lo sean".288La petición concreta en una
demanda ejecutiva, se traduce en solicitar directamente al tribunal, que en
mérito de lo expuesto y del título que se acompaña, se despache
mandamiento de ejecución y embargo en contra del ejecutado por la
obligación aludida y, que en definitiva, acoja la demanda ordenando que se
siga adelante la ejecución hasta el entero pago de lo adeudado en capital,
intereses y costas.

b) La demanda debe presentarse acompañada del título ejecutivo.Para que


sea posible el examen que refieren los artículos 441 y 442 del Código de
Procedimiento Civil, el título fundante de la acción debe ir aparejado a la
demanda ejecutiva. De este modo, quien sostiene un juicio ejecutivo, debe
allegar junto a la demanda el título que la justifica como tal, esto es, el
antecedente documental que, de manera indubitada, da cuenta de la
existencia de una obligación de dar, hacer o no hacer y que por expresa
autorización de la ley autoriza su cumplimiento compulsivo. Dicha exigencia
no se satisface solicitando traer a la vista el título que se encuentra allegado
en otro proceso, máxime si se trata de uno seguido ante un tribunal diverso,
pues solo así el juez puede examinar el título, se evita la duplicidad de
juicios y se asegura el derecho a la defensa del ejecutado, quien podrá
revisar el título ejecutivo previo a la oposición de excepciones.

Por lo demás, el artículo 6º de la Ley Nº 20.886 estableció que los títulos


ejecutivos cuyo formato original no sea electrónico debía presentarse
materialmente en el tribunal y quedaría bajo la custodia del funcionario o
Ministro de Fe que corresponda, bajo apercibimiento de tener por no iniciado
la ejecución. Sin embargo, esta regla propia del juicio ejecutivo ordinario, no
es aplicable si el actor dedujo demanda de desposeimiento, pues en tal caso
el ejecutante no tiene título ejecutivo en contra del demandado, sino que su
título lo es contra un tercero ajeno al pleito, esto es, el deudor personal.

c) Debe ser patrocinada por un abogado y contener la designación de un


mandatario judicial en su caso.En cuanto al poder, se puede otorgar
mandato judicial respecto de las letras de cambio y pagarés, mediante el
simple endoso con la cláusula "valor en cobro" o "en cobranza".

En efecto, de conformidad a lo establecido en el artículo 29 de la Ley Nº


18.092, el endoso que contenga la cláusula "valor en cobro", "en cobranza",
o cualquiera otra mención que indique un simple mandato, faculta al
portador para ejercitar todos los derechos derivados de la letra de cambio,
salvo los de endosar en dominio o garantía, norma que agrega que el
endosatario en cobranza puede cobrar y percibir incluso judicialmente, y
tiene todas las atribuciones propias del mandatario judicial, comprendidas
también aquellas que conforme a la ley requieren mención expresa. Con
todo, el mandatario solo puede comparecer ante los tribunales en la forma
que exige la ley.

Tratándose de un cheque nominativo, por disposición de la Ley de cheques


son aplicables las reglas generales de la letra de cambio contenida en el
artículo 29 de la Ley Nº 18.092, lo que permite endosarlo con la cláusula
valor en cobro, en cobranza o cualquiera mención que indique un simple
mandato.Por último, el endoso en comisión de cobranza implica que el
tenedor del documento lo entrega a un tercero, endosatario, para que lo
cobre, lo cual puede hacerse con el fin de que sea el banco quien procure la
obtención de los fondos requeridos o bien para gestionar el cobro judicial,
situación esta última en la cual el endoso al abogado importa la constitución
de un mandato de carácter amplio a su favor, de conformidad con lo que
prevé el artículo 21 de la Ley Nº 18.092.

Se ha resuelto que cualquiera sea la finalidad, el endoso debe cumplir con


dos exigencias formales básicas: debe contener la firma del endosante,
estampada al dorso del documento o no existiendo espacio en la letra
misma, el acto escrito se estampa en una hoja de prolongación adherida al
documento; y, la tradición o entrega del título que habilita a quien esté en
posesión material de título para exigir el cumplimiento de lo en él indicado,
conforme a su ley de circulación.Si la firma puesta en el endoso es falsa, el
endoso es nulo, y, en razón de ello, carece el demandante de legitimación
activa para exigir el cobro del crédito del que dice ser acreedor,
configurándose así la excepción prevista en el numeral 2 del artículo 464 del
Código de Procedimiento Civil.

Por aplicación a lo dispuesto en inciso primero del artículo 7º del Código de


Procedimiento Civil, el mandato otorgado en la gestión preparatoria es
suficiente para proseguir la tramitación de la demanda ejecutiva. En efecto,
la gestión preparatoria de la vía ejecutiva, forma una unidad con la demanda
ejecutiva, siendo esta una de las vías a través de las cuales se inicia un
juicio ejecutivo. Conclusión que por lo demás se encuentra en armonía con
dispuesto en el artículo 1º inciso tercero de la Ley Nº 18.120, al expresar "El
abogado conservará este patrocinio y su responsabilidad, mientras en el
proceso no haya testimonio de la cesación de dicho patrocinio. Podrá,
además, tomar la representación de su patrocinado en cualquiera de las
actuaciones, gestiones o trámites de las diversas instancias del juicio o
asunto".

a.2) Requisitos prescindibles


a) La designación de los bienes sobre los que ha de trabarse el embargo.
Esta designación debe contenerla el mandamiento en dos casos:i.- Cuando
el acreedor hubiere indicado en su demanda los bienes sobre los que el
embargo debe trabarse.ii.- Cuando la ejecución recaiga sobre la especie o
cuerpo cierto que exista en poder del deudor, según lo establece el inciso
penúltimo del artículo 443 del Código de Procedimiento Civil.

b) Podrá designar un depositario provisional de los bienes embargados,


según fluye del Nº 3 del artículo 443 del Código de Procedimiento Civil.

c) La orden de proceder a la traba del embargo con auxilio de la fuerza


pública, siempre que en concepto del tribunal haya fundado temor de que el
mandamiento sea desobedecido y que el ejecutante lo solicite
expresamente.

3. Ampliación de la demanda
El ejecutante puede ampliar la demanda ejecutiva en los términos del
artículo 261 del Código de Procedimiento Civil; si el juez accede a la
solicitud, deberá dictarse un nuevo mandamiento de ejecución y embargo,
anulando el anterior.

4. Retiro de la demanda
Antes que se notifique válidamente la demanda ejecutiva al ejecutado, el
ejecutante puede retirar la demanda ejecutiva, después solo podrá
desistirse. Se ha resuelto que el retiro de la demanda antes de su
notificación, no produce efectos respecto de la cláusula de aceleración, vale
decir, si no se notifica la demanda ejecutiva al ejecutado, el libelo no tiene el
efecto de acelerar la deuda. Esto es así, atendido que la omisión en la
notificación de la demanda ejecutiva hace que no nazca a la vida del derecho
y se evita que produzca efectos en el mundo jurídico.

5. Examen de la demanda ejecutiva por el tribunal


El tribunal deberá examinar la demanda y el titulo ejecutivo en que se
sustenta la ejecución.Si el libelo no cumple con los requisitos establecidos en
los numerales 1, 2 y 3 del artículo 254 del Código de Procedimiento Civil, el
tribunal de oficio puede no dar curso a la demanda; si no satisface las reglas
de comparecencia establecida en la Ley Nº 18.120, previo apercibimiento, el
juez deberá tener por no presentada la demanda; y, si el ejecutante no
allega a la demanda el título ejecutivo, cuyo formato original sea o no
electrónico, de conformidad al artículo 6º de la Ley Nº 20.886, previo
apercibimiento legal, se tendrá por no iniciada la ejecución.

En la actualidad el Sistema de Tramitación Electrónico de Causas Civiles


(Sitci), permite por defecto hacer estos últimos dos apercibimientos.El
artículo 441 del Código de Procedimiento Civil impone al juez examinar el
título ejecutivo, para saber:
a) si el título es ejecutivo;
b) si la obligación es líquida y actualmente exigible;
c) si el título ejecutivo no tiene más de tres años.Si el título reúne estas
condiciones, el tribunal ordenará despachar mandamiento de ejecución y
embargo y si falta alguno de ellos, denegará la ejecución.
Esta primera resolución se dicta sin notificación ni audiencia del demandado,
aun cuando este se haya apersonado en el juicio. Lo que el legislador
pretende con esto, es impedir que el ejecutado estorbe o embarace la
ejecución, como expresamente lo indica el inciso segundo del artículo 441
del Código de Procedimiento Civil.

Sin embargo, los datos ilustrativos que este pueda suministrar deben ser
estimados por el tribunal para apreciar la procedencia o improcedencia de la
acción deducida.Este examen cuidadoso del título que manda el artículo 441
del Código de Procedimiento Civil, supone el primer acercamiento del juez al
título. Fuera de esta oportunidad, el juzgador no puede volver a apreciar la
habilidad del título, a menos que el ejecutado oponga excepciones a la
ejecución. De ahí la obligación del ejecutante de allegar, conjuntamente con
el inicio del pleito y antes de trabarse la relación procesal, el título sobre el
cual encaminará su acción.

Los requisitos o condiciones que el legislador exige en el artículo 441 del


Código de Procedimiento Civil, deben concurrir en el momento en que se
ejercita la acción ejecutiva, de lo contrario el ejecutado podría quedar en un
estado de indefensión al no poder formular alegaciones respecto del título
ejecutivo subsanado, infringiéndose de esa manera las normas del debido
proceso.

Se sostiene que cuando se le presenta al tribunal una demanda ejecutiva


fundada en el título ejecutivo, se debe verificar tanto la existencia de la
materialidad del título como el acto jurídico que contiene, vale decir, primero
examina si hay título y si éste está contemplado como título ejecutivo; y, si
el acto jurídico que contiene cumple las exigencias de abrazar una deuda
líquida, actualmente exigible, no prescrita y, que sea una obligación de dar,
hacer o no hacer.

Sin embargo, este examen formal del artículo 441 del Código de
Procedimiento Civil, no alcanza a los aspectos de fondo, entregados a la
etapa de oposición conforme lo prevé el artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil.305 Se ha resuelto: "si el ámbito de actuación que
confiere el artículo 441 del Código de Procedimiento Civil no resultaba
suficiente para dilucidar desde luego si las resoluciones administrativas
invocadas como títulos por la actora no reúnen los requisitos del artículo 434
del Código de Procedimiento Civil, debieron diferir el asunto para la etapa
procesal correspondiente y dar curso a la demanda, pues bien puede la
ejecutada hacer valer como defensa la alegación de carecer el título de
fuerza ejecutiva en la oportunidad que prescribe el artículo 464 del código
antes citado y sólo en este último caso corresponderá que el tribunal analice
los argumentos jurídicos que las partes expongan, interprete el conjunto de
normas que regulan la materia y determine en definitiva la tesis legal a la
que adscribe".

El examen que realiza el juez para despachar mandamiento de ejecución y


embargo no impide que, a posteriori, si se estima del caso en atención al
mérito del proceso, se pueda acoger alguna de las excepciones que
establece el artículo 464 del Código de Procedimiento Civil.

En efecto, la resolución que ordena despachar el mandamiento de embargo


no produce cosa juzgada ni importa el fallo de la litis, que solo empieza con
el requerimiento de pago y que debe terminar con una sentencia en que se
resuelva si debe o no llevarse adelante la ejecución, sin que el silencio del
ejecutado dé al ejecutante más derechos de los que por ley correspondan. Si
el tribunal incurre en un error al examinar el título y despacha el
mandamiento, sin que se trate de una obligación líquida, actualmente
exigible y de acción no prescrita que sea exigible a la demandada, no puede
suspender el procedimiento ejecutivo vía nulidad procesal, pues no se trata
de un aparente vicio procesal de índole esencial, sino que implica volver a
examinar el título invocado por la ejecutante y, consecuencialmente,
modificar una resolución anterior que, más tarde, estimó equivocada. No
resulta pertinente que el tribunal actuando de manera oficiosa, deje sin
efecto esa decisión para disponer, en su lugar, que no procede dar lugar a la
ejecución.

En este sentido, se ha fallado "Si por error se estimó admitir a tramitación la


demanda no obstante encontrarse prescrita la acción ejecutiva, sólo cabía
que el ejecutado se alzara en contra de esta resolución o dedujera la
excepción respectiva, pero nunca que el tribunal, por decisión propia,
enmiende lo actuado, fundado en una norma legal que no se lo permite y
desconociendo el claro mandato del artículo 182 del Código de
Procedimiento Civil"; y el Tribunal se despoja del deber de examinar el título
para despachar o denegar la ejecución tan pronto como en ejercicio de él
abre la puerta de la litis, por cuanto si lo conservara después y le fuera, por
tanto, forzoso o simplemente facultativo, atender, en cualquier estado del
pleito, la mera insinuación que se le hiciere en orden a corregir el
equivocado concepto en que hubiere incidido al acceder al mandamiento
solicitado, no se vislumbraría el móvil que el legislador tuvo en vista al
incluir las excepciones antes aludidas entre las que es necesario ejercitar
con sujeción estricta a la formalidades requeridas por la ley".
Distinto es el caso si el tribunal admitió a tramitación la demanda ejecutiva
sin que se hubiere acompañado el título ejecutivo. En tal hipótesis, podrá
corregir de oficio disponiendo la nulidad de todo lo obrado en razón de la
falta de título en que se funda la acción ejecutiva.

6. Posibilidad de extender el examen de admisibilidad de la demanda


ejecutiva al monto de la ejecución
Se trata de un tema controvertido. Por una parte, se ha sostenido que el
tribunal tiene facultad para despachar el mandamiento de ejecución y
embargo por un monto distinto al pretendido por el ejecutante, fundado en
que el artículo 30 de la Ley Nº 18.101 establece para las operaciones en
dinero que tengan vencimiento en dos o más cuotas y contengan cláusulas
de aceleración deberán liquidarse al momento del pago voluntario o forzado.
Entonces a partir de esta disposición legal, se ha estimado que no puede
aceptarse liquidaciones anticipadas del crédito que incluyan intereses,
incluso no devengados, que practique el ejecutante, por cuanto, por una
parte, la ley se lo impide y por otra, las liquidaciones deben ser practicadas
por el secretario del tribunal en su oportunidad legal, esto es, realizado el
pago.

Se argumenta también que cuando el Tribunal determina la suma por la cual


se despachará el mandamiento de ejecución y embargo, lo hace solo en
términos de capital adeudado, por ello utiliza la fórmula consistente en
capital prestado, dividido por cuotas pactadas, multiplicado por cuotas
impagas (vencidas y futuras) y por ello el mandamiento agrega a
continuación que a dicha cantidad le deben ser agregados intereses,
pactados los que obviamente incluirán los penales y costas. De esta manera,
en la liquidación final de la deuda, no debería haber discordancia entre lo
que pretende el ejecutante y lo que finalmente determina el tribunal y, si la
hubiera, el ejecutante tendría su derecho a objetar la liquidación del crédito
de acuerdo a las reglas generales.

Por último, se ha argumentado que acceder a la suma lineal del valor de


todas las cuotas vencidas y pendientes se estaría requiriendo de pago al
deudor por una suma que contiene un interés incorporado a cada cuota,
para luego tener que aplicar el interés máximo convencional al total de la
misma, suma de intereses que, finalmente, permitiría una aplicación de
intereses más allá del máximo permitido por la ley estipular, situación que
debe ser resguardada por el tribunal por tratarse de normas de orden
público económico.
En contra de esta posición, se ha sostenido que si el Juez no despacha el
mandamiento de ejecución y embargo por la suma pedida por el ejecutante,
excede sus facultades legales, como quiera que de los artículos 441 y 442
del Código de Procedimiento Civil únicamente se desprende que el
juridiscente debe revisar si la obligación consta en un título ejecutivo y si se
trata de una que sea líquida, actualmente exigible y no prescrita, empero
carece de atribuciones para auscultar otros aspectos relacionados con el
monto de la acción interpuesta.

Posición que no experimenta alteración alguna, en virtud de lo que prevé el


artículo 30 de la Ley Nº 18.010, desde que esta norma regula una situación
distinta a la abordada, pues se refiere al estadio donde se produzca el pago
de lo adeudado. Agregan además, que la ley ha establecido con claridad y
precisión el momento y motivos legales en que el deudor puede oponerse a
la ejecución, por lo que no resulta atingente aquí aceptar una verdadera
labor subsidiadora del juez de la causa que rompa el esquema de
contradicción y bilateralidad de la audiencia propias e inherentes a la
garantía constitucional del debido proceso.

7. Resolución que recae sobre la demanda ejecutiva


Si del examen que se realiza al título resulta que reúnen las condiciones que
la ley exige para que tenga fuerza ejecutiva, es decir, si se trata de un título
ejecutivo, si la obligación es líquida y actualmente exigible y si no está
prescrita, el juez ordenará despachar mandamiento de ejecución y embargo;
de lo contrario, denegará la ejecución, caso en el cual deberá indicar las
consideraciones por las que no da lugar a la ejecución.

Como se indicó, esta primera resolución se dicta sin notificación ni audiencia


del demandado, aun cuando este se haya apersonado en el juicio. La
resolución que provee la demanda ejecutiva tiene naturaleza de sentencia
interlocutoria. Será una interlocutoria de segunda clase si despacha
mandamiento de ejecución y embargo, porque recae sobre un trámite que
debe servir de base para el pronunciamiento de una sentencia definitiva.

Ahora, si se rechaza la ejecución, igualmente la resolución tendrá naturaleza


de sentencia interlocutoria, porque pone término al juicio o hace imposible
su continuación.

Cabe señalar que el titulo ejecutivo se debe tener por acompañado sin
apercibimiento legal, dado que en el juicio ejecutivo, el ejecutado no tiene
otro medio para obtener el rechazo de la ejecución, que el ejercicio de
alguna de las excepciones que taxativamente le concede la ley, de manera
que no podría el ejecutado impugnar el título ejecutivo por algunas razón
distinta a las contemplada en el artículo 464 del Código de Procedimiento
Civil.

8. El mandamiento de ejecución y embargo


Esta resolución, como tendrá oportunidad de estudiarse, encabezará el
cuaderno de apremio.Si concurren todas las condiciones que hacen
procedente la ejecución, es decir, si el título es ejecutivo, si la obligación es
líquida y actualmente exigible y si el título no tiene más de tres años, el juez
debe despachar el mandamiento de ejecución y embargo.

9. Recursos que proceden contra de la resolución que provee la


demanda ejecutiva
Atendida la naturaleza de sentencia interlocutoria que tiene la resolución que
provee la demanda ejecutiva, procede en su contra el recurso de apelación y
de casación.

a) Recurso de apelación
Tratándose del recurso de apelación se debe distinguir dos situaciones:
1.- Si el recurso de apelación lo interpone el ejecutante. La posibilidad de
que el ejecutante pueda apelar de la resolución que deniega la ejecución no
admite duda puesto que está expresamente reconocido en el inciso final del
artículo 441 del Código de Procedimiento Civil. De este modo, si el tribunal
deniega el mandamiento de ejecución y embargo, procede en su contra el
recurso de apelación, el que deberá interponerse derechamente y no en
subsidio del de reposición, conforme lo prescriben los artículos 181 y 188 del
Código de Procedimiento Civil. Se ha resuelto que la redacción del artículo
441 del Código de Procedimiento Civil restringe el recurso de apelación solo
al caso de que se deniegue el mandamiento de ejecución y embargo, por lo
que, a contrario sensu, en caso de que se acoja la solicitud de despachar tal
mandamiento, dicha providencia no es susceptible de apelación.

2.- Si el recurso de apelación lo interpone el ejecutado.Tratándose de la


posibilidad de que quien apele sea el ejecutado, la cuestión es discutible y se
han sostenido al respecto dos tesis:Algunos estiman que el ejecutado no
puede apelar de la resolución que despacha mandamiento de ejecución y
embargo y ello porque si se le permitiera hacerlo se le estaría posibilitando
entorpecer el procedimiento, cosa que prohíbe expresamente el inciso
segundo del artículo 441 del Código de Procedimiento Civil; arguye también
una razón de texto, sostienen que el Código de Procedimiento Civil autoriza
expresamente el recurso de apelación para el caso que deniega el
mandamiento de ejecución y, en cambio, nada dice respecto del caso en que
se acoge.

Quienes participan de esta tesis, estiman que admitir la apelación del


ejecutado importaría una desnaturalización del juicio ejecutivo porque el
Código dispone que se debe despachar mandamiento de ejecución sin oír al
ejecutado, de manera que no puede concederse un recurso de apelación a
una persona que en realidad, no ha sido parte en primera instancia; además
el mismo Código establece que el ejecutado puede oponer las excepciones
que sean del caso, dentro de un plazo indicado en el Código, de manera que
si se concediera el recurso de apelación, se destruiría el mecanismo que se
ha adoptado para entablar las excepciones; y más aún, podría incluso
dejarse al ejecutante en una situación de indefensión, a menos que
apersonándose en segunda instancia concurra a defender su derecho.

En este sentido, se ha pronunciado parte de nuestra jurisprudencia. Si el


tribunal despacha el mandamiento de ejecución y embargo por una suma
distinta a la demandada por el ejecutante, procederá el recurso de
apelación, el que igualmente se concederá en el solo efecto devolutivo.Para
otros en cambio, no hay inconveniente alguno para que el ejecutado apele
de esta resolución y ello por las siguientes razones:

a) Porque es una sentencia interlocutoria y el artículo 187 del Código de


Procedimiento Civil admite el recurso de apelación en contra de este tipo de
resoluciones, a menos que la ley lo haya prohibido expresamente, lo que en
esta situación no sucede. En este sentido, se ha resuelto que la sentencia
interlocutoria que ordena despachar el mandamiento de ejecución y
embargo es apelable, ya que resuelve sobre un trámite que debe servir de
base en el pronunciamiento de una sentencia definitiva o interlocutoria en
los términos que señala el artículo 158 inciso tercero del Código de
Procedimiento Civil.322 Afirman que conforme a lo dispuesto en el artículo
187 del Código de Procedimiento Civil tal resolución es apelable, amén de no
existir precepto legal que deniegue expresamente ese recurso de apelación.

b) No es verdad que al admitirse la apelación del ejecutado se permita a


este entorpecer la ejecución, porque de acuerdo con el Nº 1 del artículo 194
del Código de Procedimiento Civil, este recurso se concede en el solo efecto
devolutivo.
b) Recurso de casación
Si la resolución despacha mandamiento de ejecución y embargo, no es
admisible en su contra este recurso, puesto que no se trata de ninguna de
aquellas sentencias que admiten este recurso. En cambio, si la resolución
deniega la ejecución, es decir, no da lugar a despachar mandamiento de
ejecución y embargo, se sostiene que procede el recurso de casación tanto
en la forma como en el fondo si la Corte de Apelaciones confirma la
sentencia de Primera instancia, porque se trata de una sentencia
interlocutoria que pone término al juicio o hace imposible su continuación.

Cabe advertirse, según se ha resuelto, solo la resolución recaída en la


demanda presentada por el ejecutante, esto es, aquella que ordena
despachar el mandamiento, puede tener el carácter de sentencia firme,
susceptible de ser impugnada, pero no el mandamiento de ejecución y
embargo mismo porque este, no es más que una mera consecuencia de la
resolución que necesariamente le antecede.

10. Notificación de la demanda ejecutiva y requerimiento de


pago
En el juicio ejecutivo, el emplazamiento del ejecutado se conforma por dos
actos procesales diferentes: La notificación de la demanda ejecutiva y el
requerimiento de pago que ordena el artículo 443 Nº 1 del Código de
Procedimiento Civil. La notificación de la demanda ejecutiva tiene por objeto
poner al deudor en conocimiento de la ejecución iniciada en su contra, a fin
que pueda formular una adecuada defensa, de ahí que forme parte del
emplazamiento y, ha de practicarse según las reglas generales, vale decir,
atendido lo dispuesto en los artículos 40 al 48 y, aún conforme con lo
establecido en el artículo 54, en su caso, todos del Código de Procedimiento
Civil.

En tanto que el requerimiento de pago tiene por finalidad intimar al deudor


para que pague o entregue el cuerpo cierto debido y ha de hacerse
personalmente según lo dispuesto en el artículo 40 o en la forma señalada
en el artículo 44, también del Código de Enjuiciamiento Civil.

Por regla general, al practicarse el requerimiento de pago, previa o


simultáneamente el ministro de fe, notifica al requerido la demanda
ejecutiva, acto procesal que debe cumplir con todas las formalidades de este
acto de comunicación, pero nada obsta a que estos actos procesales se
lleven a efecto en momentos y lugares diversos. Eso sí, solo a partir del
requerimiento empieza a correr el término que tiene el ejecutado para
oponer excepciones a la ejecución. De ahí que resulte imperioso notificar la
demanda ejecutiva conjuntamente con el requerimiento o aquella en forma
anticipada a este.Constituye una práctica usual que el Ministro de Fe deje
constancia de la notificación de la demanda ejecutiva en el cuaderno
principal y del requerimiento de pago, en el cuaderno de apremio.

11. El requerimiento de pago


a) Definición
El requerimiento de pago puede definirse como una actuación procesal por el
cual un ministro de fe exige el pago de la obligación por la que se despachó
el mandamiento. Tiene dos finalidades fundamentales: la primera,
constreñirlo para que pague la obligación cuyo cumplimiento compulsivo se
pretende; y luego, una consecuencial, para el caso de desobediencia, la de
embargarle bienes suficientes para cubrir capital, intereses y costas
adeudadas.

Si bien es una actuación de la que debe dejarse constancia en el cuaderno


de apremio, para efectos prácticos conviene desarrollar su estudio en esta
oportunidad, atendido que el plazo que tiene el ejecutado para oponer
excepciones a la ejecución se computa a partir del requerimiento de pago.

b) Sujeto que efectúa el requerimiento de pago


El requerimiento de pago debe hacerlo un Ministro de Fe —Receptor
Judicial— al deudor demandado. Eventualmente podrá hacerlo el Secretario
del tribunal que conoce del asunto, en aquellos casos en que ha mediado
notificación de la demanda ejecutiva por avisos. En tal caso, el deudor
deberá ser citado ante el ministro de fe respectivo a fin que este realice el
requerimiento, no pudiendo en la notificación por avisos señalar que en ese
acto se practica el requerimiento de pago, ello no se condice con lo
establecido en el artículo 443 Nº 1 del Código adjetivo, pues el
requerimiento de pago debe practicarse en forma personal y si ello no ha
sido posible en la forma que el mismo artículo señala.

c) Formas de realización del requerimiento


La forma en que debe realizarse el requerimiento de pago está indicada en
el Nº 1 del artículo 443 del Código de Procedimiento Civil. De acuerdo a esta
norma, el requerimiento puede hacerse de tres maneras distintas:

c.1) Personalmente
De acuerdo al numeral primero del artículo 443 del Código de Procedimiento
Civil, el requerimiento de pago debe hacérsele personalmente al deudor, a
menos que este haya sido notificado personalmente o con arreglo al artículo
44 del Código adjetivo para otra gestión anterior, caso en el cual se
procederá en conformidad a lo establecido en los artículos 48 a 53 del
Código de Procedimiento Civil. Esto es así, atendido que pesa sobre el
ejecutado la obligación de designar domicilio en los términos que establece
el artículo 49 del Código de Procedimiento Civil, dentro de los dos días
subsiguientes a la notificación o en su primera gestión, si alguna hace antes
de que venza este plazo de dos días.

Si se trata de la primera notificación que se hace al ejecutado en el juicio, el


requerimiento debe hacerse personalmente, debiendo entregársele al deudor
copia de la demanda ejecutiva, de la resolución recaída en ella y del
mandamiento de ejecución y embargo. Usualmente, coincide en el mismo
acto la notificación personal de la demanda ejecutiva y el requerimiento
personal de pago al ejecutado.

Si la notificación de la demanda ejecutiva se realiza en lugares y recintos de


libre acceso público, todos los días son hábiles para practicarla y se podrá
efectuar a cualquier hora, procurando causar, eso sí, la menor molestia al
notificado. Sin embargo, el requerimiento de pago no podrá efectuarse en
público y, para tal efecto, deberá seguirse las reglas contenidas en la
segunda parte del Nº 1 del artículo 443 del Código de Procediendo Civil, vale
decir, el Receptor Judicial deberá entregar una citación al deudor que
contendrá la designación de un día, hora y lugar para practicar el
requerimiento. En todo caso, el requerimiento de pago puede practicase en
un lugar o recinto de libre acceso al público, pero lo que no puede hacerse
es requerir en público al deudor, vale decir, no puede requerirse al a la vista
o en presencia de terceros extraños a la diligencia, pues si así se obra, se
transgrede el derecho fundamental a la privacidad y la honra de la persona
deudora.

Si el deudor no concurre a la citación hecha por el Ministro de Fe, se le


tendrá por requerido en su rebeldía. Si bien el numeral primero en la parte
que se analiza utiliza la expresión "embargo", concordamos con el profesor
Cortez que solo se trata de una impropiedad en la que se incurrió el
legislador y debe por tanto entenderse referida al requerimiento de pago
ficto.

Ergo en caso de insistencia del ejecutado, el Ministro de Fe deberá


trasladarse al domicilio del demandado a objeto de realizar la traba del
embargo.Ahora, si se practica el requerimiento en la morada o lugar donde
pernocta el ejecutado o en el lugar donde este ordinariamente ejerce su
industria, profesión o empleo, o en cualquier recinto privado en que este se
encuentre y al cual se permita el acceso del ministro de fe, igualmente todos
los días son hábiles, pero debe hacerse entre las seis y las veintidós horas.

En los casos en que la notificación o el requerimiento personal se verifique


en el oficio del Secretario del Tribunal o la oficina o despacho del Ministro de
Fe que lo practique, al no haber señalado el artículo 41 del Código de
Procedimiento Civil una regla particular, deberá aplicarse la norma general
contemplada para las actuaciones judiciales en el artículo 59 del Código de
Procedimiento Civil, de acuerdo con la cual son horas hábiles las que median
entre las ocho y las veinte horas.

No debe olvidarse que, si la notificación se realiza en un día inhábil, los


plazos comenzarán a correr desde las cero horas del día hábil
inmediatamente siguiente.Se ha resuelto que el requerimiento de pago
puede hacerse al mandatario del ejecutado, sin que la palabra
"personalmente", empleada en el Nº 1 del artículo 443 del Código de
Procedimiento Civil, signifique la necesidad de que el deudor mismo sea
requerido.

Sin embargo, si en el título se ha establecido la limitación de no poder


contestar nuevas demandas sin que sea previamente notificado el
mandante, el requerimiento de pago no puede hacerse al mandatario.Si se
requiere de pago a quien carece de poder para representar al deudor, podrá
demandarse la nulidad del requerimiento, mas no utilizar dicha circunstancia
como fundamento de alguna de las excepciones a la ejecución que prevé el
artículo 464 del Código de Procedimiento Civil.

c.2) De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 44 del Código de


Procedimiento CivilDe acuerdo al artículo 441 Nº 1 del Código de
Procedimiento Civil, si el deudor no es habido en el lugar de su habitación o
en el lugar en que habitualmente ejerce su industria, profesión u oficio,
después de haber sido buscado en dos días distintos, podrá ser requerido en
conformidad a la regla prevista en el artículo 44 del Código de Procedimiento
Civil, pero con una obligación adicional, el Ministro de Fe en la copia a que
se refiere esta norma, a más del mandamiento, deberá designar un día, hora
y lugar para practicar el requerimiento, es lo que se denomina cédula de
espera, porque se espera el plazo que haya fijado el receptor para hacer el
requerimiento.
De ahí que el requerimiento de pago constituye un acto complejo que se
inicia con la entrega de la cédula respectiva y termina con el requerimiento
propiamente dicho en el lugar, hora y día determinado por el Ministro de Fe.
En consecuencia, el requerimiento de pago no puede practicarse
simplemente por cédula, por cuanto dicha notificación no ha sido
contemplada por el legislador.

Usualmente, el Ministro de Fe fijará como lugar del requerimiento su oficina


o despacho.Llegado el día y hora fijado ara requerir de pago al ejecutado, el
Ministro de Fe efectúa el llamado al deudor y si este comparece, le requerirá
personalmente de pago. Por el contrario, si no concurre a la citación, por
una ficción legal, se da por practicado el requerimiento y de conformidad con
lo dispuesto en el artículo 462 del Código de Procedimiento Civil, se inicia el
plazo para oponer excepciones.

Por último, cabe precisar que, si el ejecutado comparece y se niega a


designar bienes para el embargo, se le tendrá por opuesto y procederá
conceder el auxilio de la fuerza pública para tal diligencia. Por el contrario, si
el deudor no acude al llamado del ministro de fe, este deberá trasladarse al
domicilio del ejecutado para intentar allí la traba del embargo.

Cabe señalar que el embargo no puede en caso alguno practicarse en el


domicilio laboral del ejecutado. Solo puede efectuarse en el domicilio del
ejecutado; en el domicilio convenido para el cumplimiento de la obligación
siempre que de ello haya constancia en el título, no obstante tratándose del
título ejecutivo cheque, la circunstancia de que para efecto de la notificación
del protesto haya de considerarse el domicilio que el cuentacorrentista
mantenga en la entidad bancaria, no obsta al hecho de que la intimación de
pago se practique en el domicilio real del ejecutado; y por último en el
domicilio constituido en el expediente.

Si el domicilio del deudor se encuentra fuera del territorio jurisdiccional del


tribunal que conoce del asunto, debe encargarse mediante exhorto al juez
que ejerza competencia en dicho lugar.

Por último, no debe olvidarse la exigencia de georreferenciación introducida


por la Ley Nº 20.886, norma que en el inciso tercero del artículo 9º estatuye
"En las notificaciones, requerimientos o embargos, el testimonio o acta de la
diligencia incluirá un registro georreferenciado, que dé cuenta del lugar,
fecha y horario de su ocurrencia...", debiendo extenderse el alcance de esta
exigencia no solo al acto de notificación, sino a todas las diligencias que
guarden relación con ella y con el embargo, tal es el caso de las búsquedas
previas que autorizan la notificación personal subsidiaria, la notificación de
la demanda ejecutiva, personal o por cédula, el requerimiento de pago
personal o mediante cédula de espera, la oposición al embargo y el embargo
mismo.

c.3) De acuerdo a lo dispuesto en los artículos 48 a 53 del Código de


Procedimiento Civil
Esta tercera posibilidad procederá cuando el ejecutado hubiere sido
notificado personalmente o de conformidad con el artículo 44 del Código de
Procedimiento Civil para otra gestión anterior al requerimiento. De modo que
esta forma de requerir no procederá si el deudor fue notificado previamente
para otra gestión de una forma distinta a la notificación personal o personal
subsidiaria; tal como sería el caso de la notificación por avisos.

Cuando se habla de "gestión anterior al requerimiento", el Código de


Procedimiento Civil se está refiriendo a aquellos casos en que el
procedimiento es iniciado por una gestión preparatoria de la vía ejecutiva; lo
que pretende el Código es que se haya hecho saber al ejecutado que hay un
juicio ejecutivo en preparación en su contra; de manera que si el deudor fue
notificado personalmente o según el artículo 44 del Código de Procedimiento
Civil para esa gestión preparatoria, el requerimiento se le puede formular
después por cédula, si es que cumplió con la obligación de designar domicilio
prevista en el artículo 49 del Código de Procedimiento Civil, o bien por el
estado diario de Secretaría si no ha efectuado la designación de domicilio
antes del requerimiento.

Esta designación de domicilio deberá hacerse dentro de los dos días


subsiguientes a la notificación, o en su primera gestión si alguna hace ante
antes de vencido este plazo, según mandata la parte final del Nº 1 del
artículo 443 del Código de Procedimiento Civil y se considerará subsistente
esta designación mientras no haga otra la parte interesada, aun cuando de
hecho cambie su morada. Se ha resuelto "no habiendo el deudor fijado
domicilio, como lo ordenan los artículos 49 y 443 Nº 1 inciso segundo del
Código de Procedimiento Civil, no ha podido requerírsele de pago por cédula.
Tal forma, de acuerdo a la correlación de los artículos 48 y 49, de ese cuerpo
legal, únicamente es procedente realizarla en el domicilio o morada que la
persona requerida, en el caso, haya designado en el proceso.

Consecuentemente la oposición que dedujera el ejecutado, al no haber sido


legalmente requerido de pago, no ha sido hecha fuera del término legal, por
lo que el juez como lo ordena la ley debe dar traslado al ejecutante".
Para efectos del requerimiento de pago por el estado diario, la fórmula que
deberá utilizarse, será la misma empleada para notificar la sentencia
definitiva a la parte que no cumplió con la obligación prevista en el artículo
49 del Código de Procedimiento Civil.Ahora, cuando el juicio ejecutivo sea
una consecuencia de un juicio ordinario, en este caso el requerimiento habrá
de practicarse personalmente.

Se ha resuelto que "la gestión preparatoria de notificación de protesto de


cheque y juicio ejecutivo posterior constituyen una unidad procesal por lo
que la resolución que provee la demanda ordenando el despáchese puede
notificarse por cédula";339 y corresponderá notificar el requerimiento de
pago por el estado diario si no fijó el domicilio exigido en el artículo 49 en
relación al 443 Nº 1, ambos del Código de Procedimiento Civil.

d) Requerimiento de pago y notificación por avisos


La notificación de la demanda ejecutiva puede realizarse en los términos que
autoriza el artículo 54 del Código de Procedimiento Civil, vale decir,
mediante avisos. En tal caso, deberá expresarse en los avisos que se
publiquen, además del mandamiento, la designación del día, hora y lugar
que se fije para practicar el requerimiento y, el apercibimiento que, de no
concurrir el deudor a esa citación, se hará de inmediato y sin más trámite el
embargo de bienes suficientes. Estas menciones además de satisfacer una
exigencia legal, permiten que el demandado tenga una instancia para
satisfacer su acreencia, o, en el caso de no concurrir a la referida citación,
proceder por medio de la fuerza a obtener el cumplimiento de la obligación
que en su oportunidad asumió.

e) Requerimiento de pago y notificación ficta


El requerimiento de pago no puede realizarse por medio de la notificación
ficta contemplada en el artículo 55 del Código de Procedimiento Civil, toda
vez que el requerimiento, en conformidad al artículo 443 del Código del
ramo, debe realizarse personalmente o en los términos previstos en el Nº 1
de la norma señalada.

Se ha resuelto que esta excepcional forma de notificación es inaplicable al


requerimiento de pago, por cuanto tal actuación es de naturaleza diversa a
la de notificación de la demanda ejecutiva; mientras la primera constituye
un acto complejo que se inicia con la intimación al ejecutado a pagar y la
respuesta de este, que de ser negativa habilita a proceder al embargo de
bienes suficientes; la segunda actuación está constituida solo por el acto de
poner en conocimiento del deudor una demanda deducida en su contra; por
ello el requerimiento de pago necesita de una notificación expresa.
En consecuencia, cada vez que se anule un juicio ejecutivo por falta de
emplazamiento, el requerimiento propiamente tal deberá practicarse de
alguna de las formas que contempla el artículo 443 citado.

No obstante, en algunas oportunidades se ha resuelto que frente a la


nulidad de todo lo obrado, el requerimiento de pago se verifica mediante la
notificación de la sentencia interlocutoria que así lo declaró, y si ha mediado
apelación, se debe entender verificado una vez producido el cúmplase de la
tal sentencia; e incluso que el requerimiento de pago sea efectuado por el
secretario del tribunal cuando ha precedido la nulidad de todo lo obrado por
falta de emplazamiento, debiendo para tal efecto citarse al ejecutado para
un día y hora determinado a fin de requerirle de pago, y si llamado por el
Secretario del tribunal el deudor no comparece, le tendrá requerido de pago
en su rebeldía, no obstante no contemplarlo así el legislador.

f) Requerimiento espontáneo
El ejecutado que no ha sido emplazado en el juicio ejecutivo, puede
"autonotificarse" de la demanda ejecutiva y darse por personalmente
requerido de pago. Esto es posible, atendido que ningún impedimento para
ello se advierte, amén que el emplazamiento beneficia al propio ejecutado,
permitiéndole tomar conocimiento de la demanda ejecutiva deducida en su
contra y determina el término que tiene para defenderse mediante la
oposición de excepciones a la ejecución, de modo que ningún perjuicio causa
a las partes, el requerimiento espontáneo. Por lo demás, según se ha
resuelto, el numeral 1 del artículo 443 del Código de Procedimiento Civil, en
relación a los artículos 48 a 53 del mismo cuerpo normativo, demuestra que
el requerimiento no solamente puede hacerse personalmente por Receptor,
sino que además por cédula, estado diario e incuso por avisos en los diarios.
Se encuentran habilitados para darse por personalmente requerido de pago,
el interesado por sí o por medio de personeros o representantes legales, por
aplicación del principio general que prescribe que, salvo estipulación legal
expresa e contrario, todo acto que puede hacerse personalmente puede
hacerse por mandatario o representante.

Por otro lado, debe entenderse al ejecutado por tácitamente notificado si


opone excepciones a la ejecución aun cuando no conste el estampado
receptorial de notificación.

g) Cumplimiento defectuoso del requerimiento de pago


Si el requerimiento de pago no se realiza en los términos que ordena el
artículo 443 del Código de Procedimiento Civil, y de ello se sigue un perjuicio
al ejecutado, podrá el ejecutado promover el incidente de nulidad de la
ejecución. Así entonces, si el requerimiento de pago no es realizado en
forma legal, el término que tiene el ejecutado para oponerse a la ejecución
no puede empezar a correr. Sin embargo, las deficiencias que pueda
contener el requerimiento de pago no anulan la ejecución si no ha impedido
al ejecutado oponer excepciones.

No obstante, se ha resuelto que procede la nulidad de todo lo obrado por


falta de emplazamiento, si se ha omitido el requerimiento de pago, a pesar
de entenderse efectuada la notificación en forma tácita.

h) La relación procesal múltiple


En caso de existir pluralidad de ejecutados, el término para la defensa de
cada uno de ellos es individual, computándose desde el día que se le
requiera de pago, sin que obste a dicha consideración la circunstancia de
emanar la acción deducida de un mismo antecedente para perseguir
compulsivamente a más de un ejecutado. Ergo, en este tipo de
procedimiento se entiende trabada y perfecta la litis con el emplazamiento
de uno cualquiera de los demandados, pudiendo continuarse a su respecto la
ejecución.

Frente a lo que se viene diciendo, se ha expresado: "Si en la demanda


ejecutiva se demandó conjuntamente a J. y a su madre C. en calidad de
codeudores solidarios y se notificó y requirió solamente a C., contra quien se
ha seguido la ejecución, la relación procesal del pleito se ha producido
únicamente entre la parte demandante y C., no teniendo interés alguno en
él, mientras no sea emplazado J., quien por ende no ha podido solicitar la
nulidad de lo obrado, sin perjuicio que si fuere requerido, en su oportunidad
oponga las excepciones que crea convenientes".

En consecuencia, presentada que sea la demanda ejecutiva, no es


obligatorio para el ejecutante notificar a todos los codemandados; por lo que
podrá darse el caso de más de un pronunciamiento de admisibilidad de
excepciones, interlocutoria de prueba y fallo respecto de las excepciones
planteadas por los ejecutados; es posible la suspensión del procedimiento
respecto de uno de los demandados, continuando con los otros por la
circunstancia de existir pluralidad de relaciones procesales independientes
entre sí; además, las excepciones o defensas formuladas por uno de los
ejecutados no benefician ni perjudican a los demás.

No obstante, frente al supuesto de litisconsorcio pasivo, suele exigirse el


requerimiento de pago a todos los ejecutados o bien que el actor se desista
de la acción dirigida en contra de los no anoticiados del mismo, a fin de
evitar el pronunciamiento de sentencias parciales, pretendiendo con ello que
la sentencia contemple la situación completa de los ejecutados; decisión que
no compartimos pues pugna con la normativa aplicable al juicio ejecutivo,
según se explicó.

I. Efectos del requerimiento de pago


1.- El requerimiento de pago importa una citación al ejecutado para oponer
excepciones a la ejecución, fijando el comienzo del plazo que se concede al
ejecutado para oponerlas.
2.- El ejecutado deberá designar un domicilio en el plazo de dos días bajo el
apercibimiento contemplado en el artículo 49 del Código de Procedimiento
Civil.
3.- Si el deudor paga en el acto del requerimiento, el juicio termina,
debiendo pagar las costas el ejecutado. Ahora si el deudor no entrega la
cosa debida o no paga la cantidad líquida establecida, se procede a efectuar
el embargo de sus bienes, en cantidad suficiente para cubrir la deuda,
intereses y costas.

j) Actitudes que puede asumir el ejecutado frente al requerimiento de pago


j.1) Pagar la deuda
Si en el acto del requerimiento el ejecutado paga la deuda al ministro de fe
encargado de la diligencia, el juicio concluye y no procede efectuar la traba
del embargo. Tratándose de una deuda dineraria, lo que debe pagar el
deudor en el acto del requerimiento, es el capital. Los intereses y reajustes
habrán de ser pagados una vez realizada la respectiva liquidación del
crédito.

En efecto, el numeral primero del artículo 443 del Código de Procedimiento


Civil, dispone que el mandamiento deberá contener la orden de requerir de
pago al deudor, y desde luego, de lo único que habrá certeza al momento de
despachar el mandamiento de ejecución y embargo es el monto adeudado
en capital, no así lo intereses, reajustes y costas.

Por lo demás, cuando la citada norma en su numeral segundo habla de


deuda, intereses y costas, es en razón del embargo, el que deberá trabarse
sobre los bienes del deudor si este no paga la deuda en el acto de la
intimación de pago; es aquí donde la apreciación que hace el ministro de fe
en cuanto a los bienes que han embargarse, debe serlo considerando una
cantidad suficiente para cubrir la deuda con sus intereses y las costas. Se ha
resuelto que el valor de las costas que se adeudan no autoriza para seguir
adelante la ejecución, sino una vez que ellas hayan sido tasadas con arreglo
a la ley.

Si el ejecutado paga la deuda en el acto del requerimiento, el ministro de fe


pondrá la suma de dinero correspondiente a disposición del ejecutante. Si el
pago lo efectúa ante el tribunal con anterioridad al requerimiento, dicha
suma habrá de ser girada al ejecutante.Cabe señalar que el deudor puede
pagar la deuda en cualquier estado del juicio, en tanto este no haya
concluido. Sin embargo, tal como se verá, los efectos del pago serán
diferentes atendida la oportunidad procesal en que se realicen. En efecto, los
pagos realizados por el ejecutado con posterioridad al requerimiento, solo
pueden considerarse como pagos parciales a la deuda; en tanto que el pago
hecho después de opuestas las excepciones no puede considerársele para
acoger aquellas, sino como intención de extinguir la obligación para los
efectos de liberar los bienes embargados antes del remate, según lo prevé el
artículo 490 del Código de Procedimiento Civil.

j.2) No pagar la deuda


En esta hipótesis se distinguen dos posibles actitudes del ejecutado:

I. Permanecer inactivo
Es decir, no defenderse. Si el ejecutado no opone excepciones a la ejecución
dentro del período contemplado en el artículo 462 del Código de
Procedimiento Civil queda rebelde ipso iure.

En este caso, se omite la sentencia y basta el mandamiento de ejecución


para que el acreedor pueda perseguir la realización de los bienes
embargados y el pago. A este respecto el artículo 472 del Código del ramo
estatuye "Si no se oponen excepciones, se omitirá la sentencia y bastará el
mandamiento de ejecución para que el acreedor pueda perseguir la
realización de los bienes embargados y el pago, de conformidad a las
disposiciones del procedimiento de apremio". Se ha resuelto que esta norma
permite atribuir al mandamiento de ejecución y embargo el carácter de
sentencia, pero solo para los efectos de la realización de los bienes
embargados y el plazo de la deuda respectiva.

Incluso se ha sostenido que si no se oponen excepciones en el juicio


ejecutivo y, por consiguiente, se omite dictar sentencia, el mandamiento de
ejecución pasa a tener el mérito de una sentencia de término, toda vez que
la falta de oposición extingue en forma irrevocable los derechos que pudiera
ejercer el ejecutado.
II. Defenderse de la ejecución
El ejecutado puede defenderse de la ejecución oponiendo algunas de las
excepciones que contempla el artículo 464 del Código de Procedimiento Civil.
Estas deben oponerse en el término que establece la ley y que en todo caso
se computa desde que el ejecutado es requerido de pago. La falta de
requerimiento, sin embargo, no obsta a que el ejecutado pueda concurrir a
su defensa oponiendo excepciones que estime asistirle.

En efecto el ejecutado puede oponer excepciones a la ejecución antes de ser


requerido de pago, en tal caso, quedará tácitamente requerido. Será
conveniente que así lo declare el juez previo a proveer el escrito de
oposición. Asimismo, si ha transcurrido un plazo considerable desde que se
despachó el mandamiento de ejecución y embargo, aunque no exceda de
seis meses, será apropiado disponer que la resolución que tuvo por
interpuesta las excepciones sea notificada al ejecutante por cédula en los
términos que autoriza el inciso final del artículo 48 del Código de
Procedimiento Civil, de lo contrario podría dejarse en indefensión al
ejecutante, quien podría verse sorprendido con la actitud asumida por el
ejecutado, más aun si aquel pudo haber decidido no continuar con la
ejecución. Lo propio si el ejecutado realiza una presentación requiriéndose
personalmente de pago, dado que esta diligencia, además de emplazar al
ejecutado, tiene por finalidad darle la oportunidad de pagar la deuda antes
de la traba del embargo, de modo que, si el ejecutado se da por requerido,
renuncia a un derecho, y de ello no se sigue perjuicio, ni para él ni para el
ejecutante.

Por otro lado, si el ejecutado alega nulidad de lo obrado por falta de


emplazamiento, pero en el mismo acto opone excepciones a la ejecución,
bien sea en conjunto o bien en subsidio de la pretendida nulidad, esta no
debiera prosperar, puesto que ello hace suponer que se cumplió el objetivo
del requerimiento —poner en su conocimiento del ejecutado la demanda
ejecutiva iniciada en su contra para que haga su correspondiente defensa—
de modo que ningún perjuicio se sigue para el ejecutado.

Sección IX La defensa del ejecutado

1. Generalidades
De acuerdo con el inciso segundo del artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil, si el requerimiento se verifica dentro del territorio de la
República, el ministro de fe debe hacer saber al deudor, en el acto del
requerimiento, el plazo de que dispone para oponerse a la ejecución,
debiendo dejar testimonio de este aviso en la diligencia. La omisión de este
aviso no invalida el requerimiento, pero hace responsable al ministro de fe
de los perjuicios que pudieran resultar para el ejecutado.

2. Plazo para oponer excepciones


En conformidad al artículo 462 del Código de Procedimiento Civil, el término
para deducir la oposición comienza a correr desde el día del requerimiento
de pago. Para determinar la extensión de este plazo, se debe atender al
lugar en que el demandado ha sido requerido de pago.

a) Requerimiento de pago dentro del territorio de la República: A este


respecto se refieren los artículos 459, 460 y 462 del Código de
Procedimiento Civil, normas que a su vez contemplan distintas hipótesis, a
saber:

1.- Si el deudor que es requerido en la comuna que sirve de asiento del


tribunal, tendrá el término de cuatro días hábiles para oponerse a la
ejecución. Tal es el caso, si el juicio ejecutivo es seguido ante el Primer
Juzgado Civil de Concepción, y el deudor es requerido de pago en su
domicilio ubicado también en la comuna de Concepción.Este plazo no se ve
perjudicado, aun cuando el requerimiento se efectúe en el propio recinto del
tribunal.

2.- Si el deudor es requerido de pago dentro del territorio jurisdiccional del


tribunal, pero fuera de la comuna que sirve de asiento del tribunal, el
termino de cuatro días se amplía con otros cuatros días. Tal es el caso, si el
juicio ejecutivo es seguido ante el Primer Juzgado Civil de Concepción, y el
deudor es requerido de pago en su domicilio ubicado en la comuna de San
Pedro de la Paz.

3.- Si el requerimiento de pago se realiza fuera del territorio jurisdiccional en


que funciona el tribunal que conoce del juicio ejecutivo, hipótesis que se da
cuando la demanda ejecutiva se interpone ante un tribunal que tiene su
asiento en una comuna distinta aquella donde el ejecutado registra su
domicilio; tal es el caso, si el juicio ejecutivo es seguido ante el Primer
Juzgado Civil de Concepción, y el deudor es requerido de pago en su
domicilio ubicado en la comuna de Rancagua. En este caso, tendrá dos
opciones:

I. Oponer las excepciones ante el tribunal exhortado, caso en cual tendrá


cuatro u ocho días, según sea que se haya verificado el requerimiento
dentro o fuera de la comuna que sirve de asiento al tribunal exhortado.En
uno u otro caso, el tribunal exhortado se limitará a recepcionar el escrito de
oposición a la ejecución y remitirlo al tribunal de origen.

II. Oponer las excepciones ante el tribunal exhortante, en cuyo caso tendrá
un plazo de ocho días, más el aumento del termino de emplazamiento
previsto en el artículo 259 del Código de Procedimiento Civil.Cabe señalar
que con la entrada en vigencia de la Ley Nº 20.886 y la puesta en marcha
de la Oficina Judicial Virtual (OJV), pierde relevancia esta norma, dado que
el ejecutado tendrá la facilidad de oponer directamente sus excepciones ante
el tribunal exhortante a través de la OJV.

Fuera de estas tres hipótesis, se puede presentar una cuarta posibilidad,


cuando en uso de la facultad prevista en el inciso segundo del artículo 391
del Código Orgánico de Tribunales, el tribunal autoriza a los receptores
judiciales a realizar alguna actuación —que bien puede ser el requerimiento
de pago— en otra comuna comprendida dentro del territorio jurisdiccional de
la misma Corte de Apelaciones. En este caso, como no se le han delegado
facultades al tribunal del domicilio de ejecutado, este no podrá oponer las
excepciones ante dicho tribunal, sino que deberá interponer las excepciones
a la ejecución ante el tribunal que conoce del asunto en el término de ocho
días.

4.- Requerimiento de pago mediante cédula de espera.Como se indicó,


acorde lo dispone el artículo 459 del Código de Procedimiento Civil, el plazo
para oponer excepciones a la ejecución, cuando el ejecutado es requerido de
pago dentro del territorio jurisdiccional del tribunal que conoce de la causa,
varía según sea el punto en que este acto se practique. Así, si lo fue en el
lugar del asiento del tribunal tiene el término de cuatro días y si se le
practicó dicho requerimiento fuera de la comuna de asiento del tribunal,
estos cuatro días se amplían con cuatro días más.

Por su parte, el artículo 443 Nº 1 del mismo Código expresa que dicho
requerimiento debe hacerse personalmente al ejecutado, y en caso de no
ser habido, procediendo en conformidad al artículo 44 del mismo cuerpo
legal, dejándosele cédula de espera con la designación del día, hora y lugar
que fije el ministro de fe para practicar el requerimiento de pago. Tal sería el
caso cuando el ejecutado tiene su domicilio en la comuna de San Pedro de la
Paz, y allí se le deja una cédula de espera, citándolo al oficio del Receptor
judicial en la comuna de Concepción, lugar donde tiene su asiento el tribunal
que conoce el asunto.

La inteligencia lógica de ambos preceptos indica que para determinar cuál es


el plazo a aplicar en un caso concreto, debe atenderse siempre al lugar en
que se practicó el requerimiento, sea este aquel en que fue habido el
ejecutado, o bien, el fijado en la cédula de espera por el ministro de fe para
requerirlo, sin que en esta última opción influya en modo alguno el lugar en
que se entregó dicha cédula, máxime la clara regla que consagra el artículo
462 inciso 1º del citado Código.

En el ejemplo dado, el plazo aplicable para oponer excepciones a la


ejecución, al haber sido requerido en el lugar de asiento del tribunal, será de
cuatro días, sin que este término sufra ampliación alguna por el hecho de
haberse entregado la cédula de espera en la comuna de San Pedro de la Paz
que se sitúa fuera del lugar de asiento del tribunal.

Sin embargo, la jurisprudencia mayoritaria se inclina por la idea de que, en


el ejemplo propuesto, el ejecutado tiene los ocho días para oponer
excepciones, tal como si hubiese sido requerido de pago en su domicilio en
la comuna de San Pedro de la Paz. Opinión que compartimos. Esto es así,
porque el plazo que tiene el ejecutado para oponer excepciones, está dado
por su domicilio y no del que tenga el receptor que interviene en el
requerimiento de pago y de esa forma se satisface de mejor forma la
intención del artículo 459 del Código de Procedimiento Civil, que al ampliar
el plazo para oponer excepciones busca que el deudor pueda procurarse una
mejor defensa, "entendiendo que al estar más lejos del tribunal requiere de
mayor tiempo para hacerlo".

En efecto, si el deudor que es notificado y requerido de pago fuera de la


comuna asiento del tribunal, de la manera más perfecta como la que se
practica en forma personal cuenta con 8 días hábiles para oponerse a la
ejecución, no hay razón para sostener que cuando ese mismo requerimiento
se efectúa en la forma dispuesta por el artículo 443 Nº 1 del Código de
Procedimiento Civil, el deudor cuente con un plazo menor.

Una conclusión diversa importaría restringir el término para defenderse de


parte de los ejecutados, circunstancia no deseada por el legislador, el cual
siempre pretende favorecer el ejercicio del derecho a defensa y vencer sus
restricciones. En esta línea se ha resuelto "Iniciado el requerimiento de pago
con la notificación de la demanda en una comuna distinta a la que sirve de
asiento al tribunal, pero dentro del territorio jurisdiccional de éste y
concluido en el lugar de asiento del juzgado, ha de adoptarse una línea de
interpretación que se avenga, por una parte, con las particularidades de ese
trámite complejo que no se observa posible dividir y, por otra con las
exigencias de un procedimiento racional y justo, lo que lleva a privilegiar el
hecho que cualquiera de las actuaciones informan el trámite en mención,
éste debe entenderse realizado fuera de la comuna asiento del tribunal".

b) Requerimiento de pago fuera del territorio de la República: Si el deudor


es requerido de pago fuera del territorio dela República, el artículo 461 del
Código de Procedimiento Civil dispone que el término para deducir oposición
será el que corresponda según la tabla a que se refiere el artículo 259 del
citado cuerpo normativo, como aumento extraordinario del plazo para
contestar una demanda, vale decir, el plazo será de ocho días más el
aumento de la tabla de emplazamiento. No obstante, bien podría sostenerse,
atendido el tenor literal de la norma, que el término que tiene el ejecutado
para oponer excepciones a la ejecución es únicamente el establecido en la
tabla de emplazamiento.

3. Características del plazo para deducir excepciones


a.- El término para deducir la oposición en el juicio ejecutivo empieza a
correr desde el día del requerimiento de pago.

b.- Es un plazo individual, pues en el supuesto de varios demandados, corre


en forma autónoma para cada uno de ellos, sin que obste a ello la
circunstancia de emanar la acción directa e inmediatamente de un mismo
hecho y de haber opuesto todos ellos idénticas excepciones o defensas.

De ahí que, en el juicio ejecutivo, aun cuando haya pluralidad de sujetos


pasivos, la falta de emplazamiento de cualquiera de estos, no impide la
sustanciación del procedimiento.

Así, por ejemplo si se demanda ejecutivamente al deudor principal y al


codeudor solidario, y se notifica y requiere únicamente a este último, la
relación procesal del pleito se produce únicamente entre el demandante y el
ejecutado requerido; la litis se encuentra trabada a su respecto, pudiendo en
consecuencia oponer excepciones a la ejecución y seguirse sustanciado el
proceso de ejecución. En tanto que el deudor no emplazado, si
posteriormente fuere requerido podrá igualmente oponer las excepciones
que crea conveniente.Puede concluirse entonces que en este tipo de
procedimiento, se entiende trabada y perfecta la litis con el emplazamiento
de uno cualquiera de los demandados y es perfectamente posible la
dictación de más de una sentencia según sean los ejecutados.

c.- El plazo para oponer excepciones es fatal. Así lo estatuye expresamente


el artículo 463 del Código de Procedimiento Civil. El ejecutado no podrá
presentar su oposición vencido el término correspondiente, aunque la parte
contraria consienta en ello. En este sentido, se ha resuelto que en el juicio
ejecutivo todas las excepciones deben oponerse en primera instancia, no
recibiendo aplicación el artículo 310 del Código de Procedimiento Civil, que
permite oponer en cualquier estado de la causa las excepciones de
prescripción, cosa juzgada, transacción y pago efectivo, cuando esta se
funde en un antecedente escrito.

De modo que todas deben oponerse dentro de los términos fijados, según
los casos, en los artículos 459, 460 y 461 del Código de Procedimiento
Civil.De otro lado, si el ejecutado no opone excepciones en la estación
oportuna, no le es permitido al tribunal de alzada pronunciarse sobre
defensas o alegaciones formuladas extemporáneamente y encaminadas a
enervar la ejecución.

4. Formulación de la oposición
De acuerdo a lo dispuesto en los artículos 464 y 465 del Código de
Procedimiento Civil, el ejecutado al oponer las excepciones a la ejecución
deberá sujetarse a las siguientes reglas:

1.- Solo podrá oponer las excepciones que señala taxativamente el artículo
464 del Código del Código de Procedimiento Civil.Las excepciones
enumeradas en el artículo 464 del Código de Procedimiento Civil, son el
único medio de defensa que puede hacer valer el ejecutado. Ello se infiere
de la expresión utilizada por esta norma: "la oposición del ejecutado sólo
será admisible cuando se funde en alguna de las excepciones siguientes...".
Con el empleo del adverbio "sólo", se dispone claramente que el ejecutado
no tiene otro medio de defensa. Así entonces, no podría oponerse por
ejemplo la excepción dilatoria contemplada en el Nº 6 del artículo 303 del
Código de Procedimiento Civil.Sin embargo, se ha resuelto que la
enumeración taxativa de las distintas excepciones que pueden oponerse en
un juicio ejecutivo, consignada en el artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil, es meramente genérica o fundamental y no singulariza
ni determina los casos especiales que pueden hallarse comprendidos en cada
uno de los diversos números que la componen.
Vale decir, las hipótesis normativas que cada una de dichas excepciones
prevé admiten verse conformadas por diversas situaciones. Tal es el caso,
por ejemplo, de la excepción de insuficiencia del título, contemplada en el Nº
7 del artículo 464 del Código adjetivo civil, que puede fundarse en que la
deuda no es líquida, en que no es actualmente exigible, en que no se
notificó el título a los herederos del deudor; donde cada uno de estos hechos
debe ser considerado como una excepción distinta. Lo propio acontece con el
beneficio de competencia.

De ahí que para suplir esta indeterminación de la ley, el artículo 465 del
mismo Código exige al ejecutado que, al formalizar las excepciones, exprese
con claridad y precisión tanto los hechos o circunstancias que le sirven de
fundamento como los medios de prueba de que intente valerse para
acreditarlos.

Si el ejecutado opone alguna excepción no contemplada en el artículo


Código de Procedimiento Civil, previo traslado al ejecutante, el tribunal
deberá declararla inadmisible. El tribunal no puede declararlas inadmisibles
sin antes escuchar al ejecutante, quien tiene el plazo fatal de cuatro días
para exponer lo que estime oportuno.

La mención equivocada del nombre de la excepción deducida no impide su


aceptación si las razones alegadas por el ejecutado constan del expediente y
de los antecedentes conocidos y discutidos por las partes y, si las razones
aducidas por el ejecutado como fundamento de una excepción que ha
opuesto, no sirven a ese objeto sino para establecer otra excepción que no
ha deducido, no cabe pronunciarse en el juicio sobre esta excepción ni sus
fundamentos.

Sin embargo, según se ha resuelto, la errada mención al artículo 464 del


Código de Procedimiento Civil no es motivo suficiente para rechazar la
excepción opuesta, si no se ha errado en la cita del respectivo numeral.

2.- Deben oponerse en el término fatal que indican los artículos 458, 459,
460 y 461 del Código de Procedimiento Civil. Así lo estatuye el artículo 463
de compendio normativo citado. De no interponerse las excepciones en la
oportunidad procesal prevista por la ley, se priva a la parte ejecutante de
exponer lo que juzgue pertinente sobre ellas, derecho que le concede el
artículo 466 del Código de Procedimiento Civil para garantizar la bilateralidad
de la audiencia y, en definitiva, el debido proceso consagrado a nivel
constitucional en el artículo 19 Nº 3, inciso 6º, de nuestra Carta
Fundamental.

Además, en caso de existir controversia sobre los presupuestos materiales


de la excepción, ella debe ser objeto de prueba y, desde luego, de un
pronunciamiento del Tribunal de primer grado que, en caso de ser
estimatorio de la excepción permitiera promover su revisión en una segunda
instancia al ejecutante, de todo lo cual se le privaría a este de aceptarse una
interposición de las excepciones fuera del plazo que imponen las normas
citadas.

En el juicio ejecutivo no encontramos una norma como la establecida para el


juicio ordinario en el artículo 310 del Código de Procedimiento Civil. En
consecuencia, la única oportunidad que tiene el ejecutado para oponer las
excepciones de prescripción, cosa juzgada, transacción y pago efectivo de la
deuda es la contemplada en los artículos 459, 460 y 461 del Código de
Procedimiento Civil, puesto que el artículo 465 del Código del ramo
constituye una norma especial en el procedimiento ejecutivo, en tanto que la
primera es una norma del juicio ordinario, procedimiento que por mandato
del artículo 3º del mismo ordenamiento, es aplicable a todas las gestiones,
trámites y actuaciones que no estén sometidos a una regla especial diversa.

3.- El ejecutado debe oponer todas las excepciones de las que piensa valerse
en un solo escrito. Aun cuando el ejecutado se encuentre dentro de plazo no
podrá presentar dos o más escritos de excepciones. Con el primero se
consuma su derecho. De igual modo, declaradas inadmisibles las
excepciones, no puede luego el ejecutado presentar otro escrito con iguales
o distintas excepciones o intentar corregir defectos de su primera
presentación, como sería, por ejemplo, indicar los medios probatorios de
que se valdrá.

Si el demandado opone excepciones en un escrito posterior a aquel en que


dedujo su oposición, no serán tenidas en consideración por el juez.En el
fondo, todas las excepciones de que piense valerse el ejecutado deben
oponerse de una sola vez. Desde luego, si hay pluralidad de sujetos pasivos,
cada uno de estos puede oponer sus propias excepciones.

Atendido el carácter personal de las excepciones, la oposición formulada por


un ejecutado no aprovecha a los demás si han comparecido separadamente
y esgrimiendo distintas defensas.
Por último, el ejecutado debe tener claridad a la hora de oponer
excepciones: estas deben interponerse en forma conjunta o bien una en
subsidio de otras. El defecto formal en la interposición de las excepciones
puede conllevar a su rechazo, sin que sea preciso entrar al análisis de sus
basamentos fácticos. Así, por ejemplo, no pueden oponerse conjuntamente
la excepción de pago y la insuficiencia el título. Ambas serían incompatibles,
toda vez que si el título ha sido pagado —aun parcialmente— es porque el
deudor consideró que constaba la existencia de una obligación líquida y
exigible, por lo que mal puede decirse que es inhábil. Lo propio con la
excepción de pago y la falsedad del título. Así mismo, la excepción del Nº 2
del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil no puede oponerse en
forma conjunta con la de los numerales 9 y 17, aquella, debe ser deducida
en primer lugar, para luego oponer en forma subsidiaria las dos restantes.

Por otro lado, si la excepción de ineptitud del libelo es opuesta en forma


subsidiaria a la de pago, malamente puede decirse inepto un libelo que
primitivamente fue entendido y respecto del cual se dedujo una excepción
no de carácter formal, sino que de fondo. Si el ejecutado pudo primero
entender la demanda propuesta y defenderse en el fondo, no es admisible
que posteriormente aduzca lo contrario y le formule reparos de forma.

4.- En el escrito de oposición deberá expresarse con claridad y precisión los


hechos en que se funda la oposición. Es en el escrito de oposición donde el
ejecutado debe señalar los fundamentos de las excepciones, sean ellos
acertados o no; sin que sea procedente suministrarlos en un escrito
posterior. Los basamentos fácticos de las excepciones deben ser idóneos,
pudiendo ser rechazadas las excepciones si las argumentaciones en que se
les sustenta no guardan relación con la naturaleza y características de las
excepciones propuestas.

En efecto, no es labor del tribunal desentrañar esta situación, pues ello


implicaría vulnerar la situación de igualdad en que deben ser considerados
los litigantes. Se ha resuelto que incurre en ultrapetita la sentencia que
concede las excepciones opuestas por el ejecutado por motivos diferentes a
los planteados por él en su escrito de defensa.

Si el ejecutado no funda debidamente la excepción opuesta, el tribunal debe


desestimarla. No basta que el ejecutado se oponga a la ejecución alegando
en términos genéricos alguna circunstancia de las que la ley permite aducir
para desvirtuar la acción ejecutiva; el artículo 465 del Código de
Procedimiento Civil impone al ejecutado la necesidad de concretar dicha
circunstancia, expresando los hechos, antecedentes o motivos que
manifiesten la fisonomía jurídica de la excepción, ya que los fundamentos en
que se las apoya determinan o caracterizan la excepción, dependiendo de
ellos su clase o especie.

En otras palabras, es imprescindible que dentro del respectivo motivo legal


de oposición el ejecutado concrete la excepción cuya aceptación solicita,
precisando la causa de pedir. Si el escrito que contiene las excepciones no se
ajusta a la exigencia establecida en el artículo 465 inciso primero del Código
de Procedimiento Civil, en orden a expresar con claridad y precisión los
hechos en que se fincan, y por el contrario solo se alude vagamente a ellas,
sin señalar fundamento alguno, pueden conllevar indudablemente a no
considerar dichas alegaciones, puesto que no es labor del órgano
jurisdiccional en materia civil entrar a deducir los fundamentos fácticos de
una excepción o defensa, ya que ello corresponde a la parte que la deduce.

Lo dicho es relevante, atendido que el ejecutado se encuentra impedido de


probar hechos que no invocó oportunamente a su favor de la manera exigida
en el artículo 465 del Código de Procedimiento Civil.

5.- Debe expresarse con claridad y precisión los medios de prueba de que
intentará valerse para acreditar las excepciones. El ejecutado en un otrosí
del escrito de su oposición, debe anunciar y especificar los medios
probatorios de los cuales intentará valerse para acreditar las excepciones
opuestas. Se trata de un requisito no esencial, cuya omisión no acarrea la
inadmisibilidad de las excepciones opuestas. Sin embargo, si no cumple con
esta exigencia, el ejecutado no podrá rendir prueba para acreditar las
excepciones opuestas, lo que pudiera redundar en el rechazo de las
excepciones.

En efecto, los medios probatorios no explicitados no podrán ser considerados


para la decisión del asunto controvertido. Sin embargo, en algunas
oportunidades se ha señalado por la jurisprudencia, que en el caso de que
no se hayan anunciado ni especificado en el escrito de excepciones los
medios probatorios destinados a acreditarlas, no es posible prescindir de la
prueba rendida para este objeto; y ello porque el artículo 465 del Código de
Procedimiento Civil no señala como fatal el término para ofrecer probanzas,
y las periciales y documentales pueden producirse en cualquier estado de la
causa.

Se ha entendido que se satisface esta exigencia con expresar que el


ejecutado se valdrá de todos los medios de prueba que la ley franquea, es
decir, no necesitará precisar uno a uno tales medios de prueba. No obstante,
en algunas oportunidades se ha resuelto que la simple declaración genérica
del ejecutado de que se valdrá de todos los medios probatorios que franquea
la ley no cumple este objetivo; contraría la letra y el espíritu del artículo 465
del Código de Procedimiento Civil. Finalmente debe indicarse que debe
existir una vinculación indisoluble entre la excepción de que se vale el
ejecutado y la prueba eficaz en la demostración del fundamento que él
mismo tendrá que rendir.

5. Excepciones a la ejecución
Las excepciones que puede hacer valer el ejecutado son las enumeradas en
el artículo 464 del Código de Procedimiento Civil. Estas pueden referirse a
toda la deuda o solo a una parte de ella.

Estas excepciones suelen clasificarse en dilatorias y perentorias. Las


primeras cuatro son dilatorias, en tanto que las restantes son perentorias. Si
bien todas ellas, sin distinción, deben oponerse en un mismo escrito, difieren
en el efecto que produce su acogimiento. En el caso de las dilatorias, la
ejecución será posible en la medida que se subsane el defecto, en cambio,
las excepciones perentorias ponen fin a la acción.

a) Excepciones dilatorias
a.1) La incompetencia del tribunal ante quien se haya presentado la
demanda

I. Definiciones y ámbito de aplicación


Esta excepción se contempla en el numeral 1 del artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil. La competencia constituye un presupuesto procesal y la
falta de ella es un impedimento para la constitución regular del proceso. De
ahí que si el juez es incompetente, el ejecutado puede plantear esta
excepción para que no siga actuando en el juicio.

Esta excepción es la misma que contempla el Nº 1 del artículo 303 del


Código de Procedimiento Civil, de modo que la incompetencia que puede
alegarse vía esta excepción es tanto la absoluta como la relativa y para
determinar si un tribunal es o no competente se deben aplicar las pautas
que establece el título VII del Código Orgánico de Tribunales.

La incompetencia relativa se genera por la infracción a las normas que


regulan el factor territorial, que determina el lugar específico en que
funciona el tribunal llamado a conocer del asunto. Puede ser alegada por el
demandado, aun cuando haya intervenido en la gestión preparatoria de la
vía ejecutiva sin alegarla, es decir, el hecho de haber intervenido en
demandado en la gestión preparatoria sin alegar la incompetencia del
tribunal, no constituye prórroga de la competencia. Así lo establece la
segunda parte del inciso primero del artículo 465 del Código de
Procedimiento Civil.

La incompetencia absoluta se genera por la infracción a las normas que


regulan la cuantía, materia y fuero y, a diferencia de lo que sucede en el
juicio ordinario de mayor cuantía, en el ejecutivo, debe oponerse
únicamente en la oportunidad y en los términos previstos en los artículos
462 y 465 del Código de Procedimiento Civil.

Se ha resuelto que la incompetencia del tribunal no puede oponerse en la


gestión preparatoria de la ejecución, debido a que esta gestión solo tiene
por objeto llevar a cabo la diligencia previa solicitada. Limitación que en caso
alguno implica una prórroga tácita de la competencia, según se dijo.

Esta excepción a diferencia de las demás establecidas en el artículo 464 del


Código de Procedimiento Civil, tiene la particularidad que puede ser resuelta
de inmediato o bien dejarse para definitiva. Por economía procesal debiera
resolverse de inmediato. Puede promoverse por vía de declinatoria o
inhibitoria en conformidad a los artículos 101 y 102 del Código de
Procedimiento Civil y estarse a las normas del Código Orgánico de
Tribunales.

Teniendo el ejecutado domicilio en más de un lugar además del indicado en


el título ejecutivo, puede el ejecutante entablar su acción ante el juez de
cualquiera de ellos. Además las partes pueden alterar la competencia del
tribunal llamado a conocer el asunto mediante la inserción de cláusulas de
prórroga de competencia según lo autoriza el artículo 138 del Código
Orgánico de Tribunales.

En efecto, de acuerdo al artículo 186 del Código Orgánico de Tribunales se


prorroga la competencia expresamente cuando en el contrato mismo o en un
acto posterior han convenido en ello las partes, designado con toda precisión
el juez a quien se someten. De la prórroga tácita se refiere el artículo 187
del citado estatuto.La prórroga de competencia solo surte efectos entre las
personas que han concurrido a otorgarla, pero no respecto de otras
personas como fiadores o codeudores, es lo que se conoce como efecto
relativo de la prórroga de la competencia prevista en el artículo 185 del
Código Orgánico de Tribunales.
Si la excepción de incompetencia es acogida por el tribunal, este debe
abstenerse de pronunciarse sobre las demás excepciones por expresa
disposición del artículo 306 del Código de Procedimiento Civil, aplicable al
efecto. Ello tiene sentido, pues acogida esta primera excepción, el tribunal
ya no tendría competencia para entrar al conocimiento de las restantes. Por
lo demás, las excepciones siempre deberán ser abordadas de acuerdo a la
concatenación lógica de las mismas, no obstante, el orden propuesto por el
ejecutado.

Acogida que sea la excepción de incompetencia, solo cabe al ejecutante la


posibilidad de iniciar una nueva ejecución ante el juez competente, no
pudiendo el juez que declaró su incompetencia remitir los autos al tribunal
estimado competente; si se había trabado embargo sobre bienes del
ejecutado, se produce la caducidad automática de la medida cautelar. Se ha
resuelto que la sentencia que declara la incompetencia del tribunal,
interrumpe la prescripción de la acción ejecutiva.

Finalmente, se debe prevenir que la excepción de incompetencia debe


proponerse en primer lugar, para luego oponer en forma subsidiaria las que
se estimasen procedentes; resultando inconducente —por mera lógica— si
se interpone en forma conjunta a las demás excepciones.

II. Incompetencia atractiva


Si el deudor es declarado en liquidación de acuerdo a la Ley Nº 20.720 o en
quiebra conforme el régimen concursal anterior contemplado en la Ley Nº
18.175, el juicio ejecutivo deberá ser tramitado ante el juzgado que conoce
la liquidación o quiebra, operando la denominada incompetencia atractiva,
según la cual todos los juicios pendientes contra el deudor o fallido, deben
acumularse al juicio de liquidación o quiebra.

a.2) La falta de capacidad del demandante o de personería o representación


legal del que comparezca en su nombre.

I. Definiciones y ámbito de aplicación


Esta excepción se contempla en el numeral 2 del artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil.Esta excepción atañe exclusivamente al demandante y
comprende dos situaciones: la incapacidad personal del demandante para
parecer en juicio o a la carencia de personería que se atribuyan los que
comparezcan en su nombre. La falta de capacidad del demandante está
referida a la falta de capacidad para comparecer en juicio, es decir, a la
capacidad de ejercicio en el orden procesal.
La regla general es que toda persona sea capaz para comparecer en juicio,
constituyendo la excepción a dicha máxima la situación de los incapaces a
quienes la ley confiere expresamente dicha condición. Así, por ejemplo,
podrá deducirse esta excepción si quien deduce la demanda ejecutiva es una
persona menor de 18 años de edad. Esta excepción no se refiere a la
titularidad de la acción.La falta de personería se refiere a la capacidad
procesal para estar en juicio, es decir, a la carencia de mandato o
insuficiencia de la documentación exhibida por el apoderado del ejecutante.
Mediante ella se intenta objetar la simple aptitud de dichas personas para
actuar válidamente en juicio, en cuanto a la forma o solemnidades exigidas
por el derecho procesal con tal propósito, o sea, según las reglas de la
comparecencia ante la justicia.

La falta de personería contiene a su vez dos aspectos: el del representante


legal y el del procurador o mandatario judicial.La personería es la facultad
para representar a otra persona y la falta de ella se verificará en razón de la
carencia del vínculo jurídico que habilita para actuar en juicio a nombre y en
representación de otro. Así, por ejemplo, si alguien comparece en la
demanda en representación de otro sin poder o con un poder insuficiente,
podrá oponerse esta excepción.

La representación, a su turno, consiste en la relación jurídica de origen legal,


judicial o voluntario, en virtud de la cual una persona, denominada
representante, actuando dentro de los límites de su poder, realiza actos a
nombre de otra, llamada representado, haciendo recaer sobre esta los
efectos jurídicos emergentes de su gestión. La falta de representación legal
dice relación con quien dice comparecer como representante legal de otra
persona sin serlo. Como por ejemplo si alguien comparece atribuyéndose la
calidad de curador de un demente sin serlo.

Cabe recordar que puede otorgarse un mandato judicial a personas que no


sean abogados, porque una cosa es la representación judicial que puede ser
otorgada a quién tenga capacidad para comparecer en juicio y otra es la
representación procesal que solo puede otorgarse a quienes tengan
capacidad de pedir en juicio.

Para los efectos de determinar la personería se debe recurrir a las normas


que prevé la legislación sustantiva civil.Como ya se indicó, esta excepción
refiere únicamente al ejecutante. Así, se ha resuelto que "la circunstancia de
no tener mandato o poder del ejecutado la persona a quién se requirió de
pago, no es una excepción contemplada en la ley...".
En consecuencia, si el ejecutado es el incapaz o se notifica a un
representante que no es tal, no podrá recurrirse a este numeral; y a falta de
una norma similar a la prevista en el Nº 6 del artículo 303 del Código de
Procedimiento Civil, en doctrina se ha sostenido que el ejecutado podría
excepcionarse invocando el Nº 7 del artículo 464 del Código citado; cuestión
dudosa, pues esta es una excepción perentoria que guarda relación con el
título mismo, que nada tiene que ver con la capacidad para comparecer en
juicio.

Atendido los términos en que ha sido concebido este numeral, no sería la


idónea para cuestionar la legitimación procesal del ejecutante, pues en tal
supuesto corresponde oponer la excepción de insuficiencia del título
contemplada en el Nº 7 del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil.

En este caso, al igual que todas las excepciones dilatorias, si la excepción es


acogida, el ejecutante podrá iniciar un nuevo juicio ejecutivo corrigiendo el
vicio que adolecía su anterior demanda. Para tal efecto deberá presentar una
nueva demanda ejecutiva a través de la Oficina Judicial Virtual.

En cuanto a la extensión del poder, nuestra jurisprudencia ha resuelto que el


poder otorgado en la gestión preparatoria de la vía ejecutiva es suficiente
para el juicio ejecutivo; el poder conferido para segunda instancia se
extiende a todo el juicio. En esta situación queda tácitamente revocado el
poder conferido anteriormente en primera instancia por la misma parte a
otra persona; el poder para litigar conferido en el juicio ordinario aunque se
haya dado con la facultad de percibir, no es bastante para comparecer en el
juicio ejecutivo en que se pide el cumplimiento de la sentencia recaída en
aquel.

En sentido contrario se ha fallado que el mandatario está facultado para


hacer cumplir la sentencia que se dicte en un juicio declarativo, sin que sea
necesario otorgarle un nuevo poder, aun cuando para ello sea necesario
iniciar un juicio ejecutivo. Finalmente se debe indicar que no procede
acceder a la excepción de falta de personería, si ella se funda en un error
material contenido en la constitución del poder, como si el apellido del
apoderado difiere en una letra del real, si no se probó que no sea el
apoderado designado por el ejecutante para su representación en juicio. Lo
propio si se omite el segundo nombre del apoderado del ejecutante o bien si
un mismo ente societario modifica solamente su denominación.

Se ha resuelto que el cambio de razón social del ejecutante no basta para


entender revocado mandato; no se ven afectados los mandatos conferidos
por una persona jurídica por el hecho de dejar el cargo de representación
quien a la sazón ostentaba la calidad de representante legal. Esto es así
porque el mandato es conferido por la persona jurídica y no por la persona
natural que ocupe dicho cargo; y procede la excepción de falta de personería
contra el agente oficioso que no obtiene la ratificación del acreedor dentro
del plazo fijado al efecto por el juzgado, aunque inicia la ejecución con la
fianza de rato.

II. Oportunidad en que se debe constar la personería


El ejecutante debe acompañar a su libelo pretensor o, en su caso, mediante
alguna otra presentación, con antelación a la fecha de notificación de la
demanda, todos los documentos que justifiquen la capacidad del
demandante y la personería o representación legal del que comparezca en
su nombre. Esto se explica, porque de acuerdo al artículo 465 del Código de
Procedimiento Civil todas las excepciones deberán oponerse en un mismo
escrito, expresándose con claridad y precisión los hechos y los medios de
prueba de que el deudor intente valerse para acreditarlas en el plazo fatal
que corresponda, según estatuyen los artículos 459 y siguientes del aludido
cuerpo normativo.

Solo así podría el ejecutado examinar el título y los demás documentos que
le permitan revisar, entre otras circunstancias, la capacidad del demandante
y la personería o representación legal del que comparece a su nombre, con
la finalidad de oponerse a la ejecución en los términos perentorio que
estatuyes los artículos 465 y 459 y siguientes del Código de Procedimiento
Civil.

En este sentido, se ha resuelto "Deducida la excepción de falta de


personería respecto de quien ha demandado ejecutivamente en nombre de
otro, sin tener representación legal ni mandato y sin ofrecer fianza de rato,
procede acoger aquella excepción, aunque la persona en cuyo nombre se
inició la ejecución ratifique lo obrado, por cuanto, una vez trabada la litis, no
es posible sanear posteriormente los vicios del procedimiento en perjuicio
del ejecutado. Tampoco pueden enmendarse con posterioridad los vicios del
procedimiento en perjuicio del ejecutado.

No obstante, se ha sostenido también que la representación que se invoca


es posible ratificar durante la tramitación del juicio, porque la representación
de las personas que comparecen por el ejecutante para deducir la demanda
ejecutiva, no es un aspecto que se encuentre relacionado con el título
mismo. En este sentido, se ha resuelto que "acreditado en segunda
instancia, la personería del abogado de la ejecutante, se debe rechazar la
excepción de falta de capacidad del actor, en juicio ejecutivo".

III. El endoso en comisión de cobranza


El endoso en comisión de cobranza implica que el tenedor del documento lo
entrega a un tercero, endosatario, para que lo cobre, lo cual puede hacerse
con el fin de que sea el banco quien procure la obtención de los fondos
requeridos o bien para gestionar el cobro judicial, situación esta última en la
cual el endoso al abogado importa la constitución de un mandato de carácter
amplio a su favor, de conformidad con lo que prevé el artículo 21 de la Ley
Nº 18.092.

En efecto, el artículo 14 de la Ley sobre Cuentas Corrientes Bancarias y


Cheques indudablemente se refiere al cobro bancario de los cheques
nominativos o no endosables, pero no reglamenta el cobro judicial de los
mismos, materia, esta última, donde rige el artículo 29 de la Ley Nº 18.092,
aplicable en la especie por disposición del artículo 11 inciso 3º del primer
cuerpo legal mencionado, que permite el endoso en cobro a un abogado
habilitado de un efecto nominativo. El endoso practicado por el endosatario
en cobro solo produce los efectos propios del endoso en cobranza. El
endosatario en cobranza puede cobrar y percibir, incluso judicialmente, y
tiene todas las atribuciones propias del mandatario judicial, comprendidas
también aquellas que conforme a la ley requieren mención expresa. Con
todo el mandatario solo puede comparecer ante los tribunales en la forma
que exige la ley.

En este sentido, se ha resuelto "es improcedente la excepción contra la


ejecución deducida por abogado habilitado, en su calidad de endosatario con
cláusula "valor en cobro", pues, dicho endoso, conforme lo dispone el
artículo 659 del Código de Comercio, cuando se ha hecho a un abogado
habilitado para el ejercicio de la profesión, es una forma de mandato judicial
que incluso lo autoriza para percibir".

El artículo 17 inciso segundo de la Ley Nº 18.092, exige como solemnidad el


hecho que el endoso debe estamparse al dorso de la letra misma o de una
hoja de prolongación adherida a ella, de modo que su incumplimiento puede
acarrear la nulidad del endoso y, por ende, que el compareciente carezca de
personería para parecer en juicio.

Finalmente se debe indicar que el artículo 24 de la Ley Nº 18.092, no


distingue entre el endoso traslaticio de dominio y el endoso en cobro, razón
por la cual el endoso que solo es firmado por el endosante y que no contiene
el nombre del endosatario puede ser en cobro o en cobranza por el hecho de
contener únicamente estas menciones específicas. Tanto es así que el inciso
primero del artículo 22 de la ley en comentario, establece como una
mención facultativa, entre otras, el nombre del endosatario, sin distinguir
este precepto tampoco entre endoso traslaticio o endoso en cobro.

IV. Carga probatoria


Corresponderá al ejecutado demostrar los fundamentos de la falta la
capacidad o personería del actor. En efecto, siguiendo la norma básica en
materia de atribución de la carga de la prueba contenida en el artículo 1698
del Código Civil, la prueba de los presupuestos de una excepción recae sobre
quien la deduce.

El peso de probar adquiere un rol especial tratándose del juicio ejecutivo,


donde el rol del acreedor, amparado en el título que le sirve de antecedente
y que, en principio, es prueba de la obligación que busca ejecutar, adquiere
particular preponderancia al conducirse en un procedimiento compulsivo,
rápido y concentrado en su tramitación, en la que la defensa del sujeto
pasivo se encuentra acotada a las excepciones taxativamente contempladas
por el legislador procesal. Lo afirmado no importa una carga de acreditar un
hecho negativo, sino que justamente el o los hechos positivos que hagan
patente la ausencia de esa figura convencional o legal. En todo caso, el actor
siempre podrá rendir prueba para reafirmar los hechos que corroboran los
presupuestos formales y sustanciales de su acción.

En todo caso se ha sostenido también que corresponde al ejecutante


acreditar la calidad impugnada por el ejecutado; exigencia que se impone al
actor al momento que el ejecutado la cuestiona. Sin embargo, para tal
efecto no puede ser obligado a exhibir el título mismo, y el título de aquellos
que le confirieron el mandato, y el título de aquellos que dicen representar a
una sociedad.

Finalmente se debe señalar que el tribunal puede comprobar la efectividad


de la representación que el ejecutante invoca a través de la escritura que en
forma previa haya sido guardada en la Secretaría del tribunal. En efecto, de
acuerdo con el artículo 6º del Código de Procedimiento Civil, únicamente se
exige que se exhiba el título que acredite la representación, y exhibir,
obviamente, no significa que debe acompañarse al juicio.

En este sentido, se ha resuelto, que la exigencia establecida en el artículo 6º


del Código de Procedimiento Civil, en orden a la "exhibición" del título que
acredite la representación de quien comparece por otro, puede ser
satisfecha por el acompañamiento que de este se haga (en forma previa) en
la Secretaría del Tribunal.

a.3) La litispendencia
I. Definiciones y ámbito de aplicación
El artículo 464 del Código de Procedimiento Civil, en su numeral 3 contempla
la litispendencia ante tribunal competente, siempre que el juicio que le da
origen haya sido promovido por el acreedor, sea por vía de demanda o de
reconvención.

Existe litispendencia cuando existe otro proceso pendiente seguido entre las
mismas partes, con el mismo objeto pedido y la misma causa de pedir. Su
fundamento radica en la necesidad de evitar la duplicidad de la actividad
jurisdiccional e impedir la dictación de fallos contradictorios.

Con esta excepción se evita que el ejecutante subsane posibles errores


cometidos en un proceso anterior mediante la deducción de una nueva
demanda. Si esta defensa es acogida, el procedimiento se paraliza hasta la
conclusión del primer proceso. Ahora dictada sentencia en este proceso, en
el segundo, el ejecutado podrá oponer excepción de cosa juzgada. En este
sentido, se ha resuelto "Si la sentencia que deba pronunciarse en uno de los
juicios es susceptible de producir la excepción de cosa juzgada en el otro,
debe acogerse la excepción de litispendencia. El fallo que declara lo contrario
infringe los artículos 177 y 464 Nº 3 del Código de Procedimiento Civil".

Sobre el ejecutado pesa la carga procesal de justificar los fundamentos


fácticos de la excepción en comento.Para la procedencia de la referida
excepción, es menester que, además de la triple identidad a que se refiere el
artículo 177 del Código de Procedimiento Civil, o sea, que la nueva acción
sea entablada por y contra las mismas personas que litigan en ese juicio
anterior, y que sea idéntica en la cosa pedida y en la causa de pedir a la otra
que se encuentra pendiente en su tramitación, se cumpla con el requisito
esencial que el litigio anterior esté pendiente. Se ha dicho que es el reflejo
de la cosa juzgada, la previene, se anticipa a ella en el propósito de evitar la
dualidad de fallos sobre un mismo negocio judicial.

II. Requisitos
(ii.1) Proceso pendiente
Es preciso que se haya deducido una demanda en el mismo o en otro
tribunal, que se haya notificado y que dicho juicio no haya concluido. De
modo que si la causa colacionada esta fallada, la litispendencia no concurre.
No obsta a la calidad de proceso concluido, la tramitación posterior que se
prosiga para los efectos de la ejecución de lo resuelto en el pleito.

Así, por ejemplo, si a un juicio ejecutivo se opone una acción especial


hipotecaria, la cual por resolución judicial que decretó el remate en ella pasó
jurídicamente a tener el carácter de sentencia de término, esta no se
encontraría en actual tramitación, sino que terminada, todo ello sin perjuicio
de la tramitación posterior que se prosiguió para los efectos de la subasta
del inmueble hipotecado. De igual modo, no se cumple la exigencia en
estudio si en la causa colacionada se declaró el abandono del procedimiento
por resolución que quedó afirme antes de la época del requerimiento de
pago del presente proceso.

En este caso existe una diferencia con la norma del artículo 303 del Código
de Procedimiento Civil, porque para que exista aquí litis pendencia, es
necesario que el proceso anterior sobre la misma materia haya sido
promovido por el acreedor, sea por vía de demanda o reconvención; de
manera que si el juicio anterior ha sido promovido por el demandado no
habrá litis pendencia. Con ello se busca evitar que un deudor de mala fe
pueda evitar la ejecución iniciando un juicio ordinario en contra de su
acreedor437-438Admitir lo contrario equivaldría a dejar en manos del
ejecutado la frustración de la pretensión ejecutiva.

(ii.2) Identidad legal de personas


Se trata de una identidad jurídica. No basta la mera identidad física de las
partes, toda vez que una persona puede actuar en un proceso por sí y en
otro en representación de un tercero. De este modo, si la acción se intenta
en contra de una sociedad y su representante y, posteriormente, se intenta
solo contra la sociedad no hay identidad de partes.Así, por ejemplo, si de
ambos libelos aparece en calidad de ejecutante don Raúl Pereira Ramírez y
de ejecutada, la Sociedad Sokol Exportaciones Compañía Limitada, habrá
identidad legal de personas.

Nuestra doctrina enseña "Esta identidad jurídica se cumple cuando se


constata la misma calidad jurídica entre los sujetos del proceso anterior y
del proceso ulterior, aunque en el nuevo juicio cambien de rol. No señala
nuestra legislación quien tiene la calidad de parte ni como se adquiere esta.
Frente a tal omisión, para esclarecer tales cuestiones se debe aplicar la
precisión teórica, comúnmente admitida, según la cual la calidad de parte se
adquiere por el solo hecho de la proposición de una demanda ante el juez, o
por el solo hecho de figurar como demandante o demandado en el proceso".
(ii.3) Identidad de cosa pedida
La cosa pedida es el beneficio jurídico inmediato que se reclama y al cual se
pretende tener derecho; la identidad debe buscarse en el beneficio jurídico y
no en la materialidad de las prestaciones, sin que pueda pretenderse, por
ende, que sean iguales en sustancia y accidentes.

Para determinar si nos encontramos ante este elemento —identidad de cosa


pedida— la primera operación lógica que se debe realizar consiste en
determinar cuál ha sido el objeto pedido, es decir, la pretensión cuya
satisfacción se ha solicitado en los dos pleitos, el que deberá buscarse en la
parte petitoria de cada demanda, la antigua y la nuevamente cursada. Si
son iguales las pretensiones hechas valer, habrá identidad de cosa pedida.

Ahora, si la excepción de litis pendencia dice relación con otro juicio


ejecutivo, se requiere que el título sea el mismo, vale decir, la oposición
debe fundarse en la existencia de otro juicio seguido entre las mismas
partes con relación al documento, cuya ejecución pretender el actor. Así, no
habrá identidad de cosa pedida si en el primer libelo pretensor el ejecutante
persigue el pago compulsivo de la factura Nº 800, de 27 de enero de 2011,
emitida por la suma de $2.111.456, y en el segundo juicio procura el pago
de la factura signada con el Nº 801, de 11 de julio de 2011, extendida por la
cantidad de $1.143.000. Lo propio entre una gestión preparatoria de
notificación de protesto de cheque y un juicio ejecutivo, puesto que por la
primera busca preparar la vía ejecutiva o servir de fundamento a la acción
penal de giro doloso de cheque, en tanto que por la segunda se cobra
ejecutivamente una deuda.Por otra parte, si en la segunda demanda se
solicita una cuantía menor a lo pedido en el primer libelo, no por ello
desaparece este elemento si resulta indiscutible que la obligación reclamada
en ambos procedimientos es la misma, ello podría deberse, por ejemplo, a
los abonos practicados por el deudor antes de que se entable una nueva
demanda.

(ii.4) Identidad legal de causa de pedir


Se entiende por causa de pedir el hecho constitutivo de la acción, esto es, el
hecho jurídico que configura el fundamento del derecho que se hace valer en
juicio o las razones por las cuales pretende la declaración garantizada por la
ley. El ejecutado debe acreditar la supuesta vinculación entre ambas
obligaciones.

En este contexto, por ejemplo, si el fundamento inmediato del derecho


deducido en juicio, se asentó en el derecho del actor de obtener el pago
forzado de la mercadería entregada al ejecutante, según se consignó en la
factura Nº 800, de 27 de enero de 2011; no concurrirá este elemento si la
causa de pedir en el otro libelo, se sustenta en el derecho del ejecutante de
ser satisfecho mediante un procedimiento compulsivo del valor de las
especies que vendió a la ejecutada y de cuya entrega de dejó constancia en
la factura Nº 801, de 11 de julio de 2011. Lo propio si una acción
corresponde a un juicio ejecutivo de mayor cuantía y la presente causa dice
relación con la realización de prenda por compraventa de cosa mueble a
plazo; si se ejercitó la acción hipotecaria contemplada en la Ley General de
Bancos y en la presente causa se dedujo una acción ejecutiva de cobro de
pagaré, a menos que se logre acreditar una vinculación entre la obligación
que se cobra ejecutivamente. Así mismo, no podría el ejecutado aludir a una
causa criminal, dado que, por su propia naturaleza, se hace imposible que
concurra copulativamente la triple identidad de persona, causa de pedir y
cosa pedida.

Se ha resuelto que si el acreedor hipotecario entabla primeramente


ejecución contra el deudor directo, persiguiendo la obligación personal y,
enseguida, deduce ejecutivamente la acción real contra el tercer poseedor
de la finca hipotecada, no procede la oposición de éste que se funda en la
excepción de litispendencia.

En conclusión, la excepción de litis pendencia solo tendrá cabida cuando se


la funda en otro juicio ejecutivo que se encuentra en trámite, seguido entre
las mismas partes y en virtud del mismo título, y siempre que ya se haya
requerido de pago al deudor.

(iii) Litis pendencia y pago por consignación


Cuando la excepción de litis pendencia se basa en un proceso de
consignación deducido por el ejecutado, habrá de analizarse si dicho proceso
presenta visos de seriedad o solo configura una excusa para frustrar la
ejecución.

A este respecto, debe anotarse que el pago por consignación es una


modalidad del pago prevista y regulada entre los artículos 1598 a 1607 del
Código Civil, que supone darle eficacia al pago, ya sea por negativa del
acreedor a recibirlo en la situación de mora del acreedor o por ignorarse su
paradero.

En términos generales, consta de dos etapas: la oferta y la consignación.


Mediante la oferta el deudor manifiesta al acreedor su intención de cumplir
su obligación, manifestación que debe reunir los requisitos de validez que
exige el artículo 1600 del Código Civil. A contrario sensu, si la oferta no
cumple los requisitos de validez exigidos en la disposición precitada carece
de toda eficacia. Lo mismo ocurre si ella es incompleta o no reúne los
elementos necesarios para poder determinar la suficiencia del pago. A su
turno, la consignación, comprende dos operaciones, el depósito de lo debido
y la calificación de la consignación, a fin de determinar la eficacia del pago
efectuado de ese modo.

Esta figura es de aquellos procedimientos no contenciosos o gestiones


voluntarias, de manera que su aprobación por resolución judicial solo
produce los efectos de pago y de cosa juzgada relativa. De manera que, si el
monto pagado por consignación es inferior al total adeudado, la resolución
dictada no extingue la totalidad de la acreencia.

La coexistencia del juicio ejecutivo y del pago por consignación presenta


modalidades especiales en virtud de lo cual, en determinadas circunstancias,
la excepción de litispendencia puede prosperar basada en la existencia de
una consignación. Para que ello sea posible requiere que la consignación
posea la necesaria seriedad y no constituya un recurso para retardar la
ejecución; que la gestión por consignación se haya notificado con
anterioridad al requerimiento de pago y que la suma depositada cubra el
crédito reclamado por el ejecutante.

Ahora, tratándose de los créditos sujetos a una cláusula de aceleración, el


ejecutado puede ponerse al día en el pago de la deuda en forma previa al
requerimiento de pago, puesto que con la presentación de la demanda el
acreedor manifiesta únicamente su voluntad de acelerar el crédito,
determinando el momento en que esa aceleración se producirá, pero no
puede ser obstáculo para que el ejecutado pueda ponerse al día en el pago
de la deuda y evitar de este modo el cobro del total del crédito. En este
sentido, se ha resuelto "Este tipo de cláusulas si bien buscan dar seguridad
para el cobro del crédito, deben ser usadas razonablemente; no hay razón
para permitir el vencimiento del total del cobro de un crédito, por aplicación
de una cláusula de este tipo, cuando el deudor está al día en el pago de sus
cuotas". Por lo demás, ello se condice con el principio de buena fe que rige
las relaciones contractuales. Sin embargo, no se trata de un tema pacífico.

IV. Efectos
Si se hace lugar a la excepción de litispendencia, deberá ordenarse el
archivo del juicio iniciado con posterioridad.Si se ha fundado en un juicio de
consignación notificado con anterioridad al requerimiento de pago, no
corresponde ordenar la acumulación de ambos procesos, sino que habrá de
suspenderse el pronunciamiento de la sentencia en el juicio ejecutivo hasta
que se resuelva la consignación.

a.4) La ineptitud del libelo

I. Definiciones y ámbito de aplicación


El artículo 464 numeral 4 contempla la ineptitud del libelo por falta de algún
requisito legal en el modo de formular la demanda, en conformidad a lo
dispuesto en el artículo 254 del Código de Procedimiento Civil.

Inepto significa que sea mal formulada, ininteligible o vaga respecto de las
personas o de la causa de pedir o de la cosa pedida. Esta excepción está
referida exclusivamente a la ausencia de los requisitos señalados en el
artículo 254 del Código de Procedimiento Civil, y no a la falta de
formalidades contempladas en otros textos legales, como es el caso del
patrocinio que se exige en la Ley Nº 18.120. De este modo, la demanda será
inepta cuando le falte cualquiera de los requisitos que señala el artículo 254
del Código de Procedimiento Civil, vale decir:

a) La designación del tribunal ante quien se entabla;


b) El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandante y de las
personas que lo representen, y la naturaleza de la representación;
c) El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandado;
d) La exposición clara de los hechos y fundamentos de derecho en que se
apoya, y
e) La enunciación precisa y clara, consignada en la conclusión, de las
peticiones que se sometan al fallo del tribunal.

De modo que si lo que le falta son requisitos exigidos en otras disposiciones


legales, la demanda no será inepta.Tratándose de los tres primeros
requisitos contemplados en la norma aludida, el juez de oficio puede no dar
curso a la demanda, en tanto el demandante no corrija los defectos de que
adolece el libelo. Ahora, si el juez no advierte dicha omisión, o si se ha
infringido las exigencias contempladas en los números cuarto o quinto del
referido artículo 254, será el ejecutado quien deberá oponer la excepción en
estudio.Si bien el Nº 3 del artículo 254 del Código de Procedimiento Civil,
hace solo mención al nombre, domicilio y profesión u oficio del demandado,
sin señalar, como lo hace el numeral inmediatamente anterior (Nº 2), la
individualización del o los representantes, no es menos cierto que dicha
exigencia es también aplicable al caso en examen, como quiera que en
ambas situaciones existe la misma razón para requerir la concurrencia del
supuesto en comento.
Así se ha entendido el profesor Mario Casarino Viterbo, quién expresa:
"Nada dice la ley en cuanto a la individualización del representante del
demandado, a diferencia del número anterior; pero estimamos que, en caso
de que el demandado sea incapaz o tenga un representante convencional, la
individualización del respectivo representante, se hace también
indispensable".

La exigencia de expresar profesión u oficio no resulta aplicable a las


personas jurídicas, sino que solo a sus representantes, puesto que se trata
de una formalidad que por su naturaleza es de derecho estricto.Se cumple la
exigencia del Nº 3 del 254 del Código de Procedimiento Civil con el hecho de
expresar que ignora la profesión de la ejecutada.Cualquier error en la
demanda ejecutiva debe ser subsanado por el ejecutante con anterioridad a
que se efectúe el requerimiento de pago.

En este sentido se ha resuelto: "el error incurrido en la demanda, en cuanto


en ella se pide que se despache mandamiento de ejecución por una suma
distinta de la que realmente se debe, según señala el pagaré, habiéndose ya
opuesto la excepción del Nº 4 del artículo 464 del Código de Procedimiento
Civil por la ejecutada, impide al actor hacer corrección alguna y, por ende,
solo le asiste el derecho de renovar su acción de acuerdo con lo que norma
el artículo 477 del Código de Procedimiento Civil".

La excepción sub examine será procedente en la medida que se justifique en


hechos graves o importantes; de modo que no podrá fundarse en
circunstancias irrelevantes o de escasa significación. No cualquier defecto
formal en el modo de promover la demanda es suficiente para que prospere
la ineptitud del libelo, sino que este debe ser trascendente. Esta
trascendencia debe analizarse desde la perspectiva del ejercicio de las
garantías esenciales de defensa en el juicio.

Se ha estimado que son hechos graves que amerita acoger la excepción de


ineptitud del libelo los siguientes: si no se indica cuáles son los dividendos
impagos, ni se precisa desde cuándo se ha dejado de pagar el crédito
otorgado a los deudores, aún en el evento que la demanda se entienda
complementada con el libelo que motivó la gestión preparatoria de la
ejecución; si se dirigió la demanda conjuntamente en contra la curadora de
la herencia yacente quedada al fallecimiento del deudor y además contra la
heredera, con lo que se produce una confusión respecto de la persona del
demandado, circunstancia que afecta a las personas desde que podría
afectar el derecho de defensa del demandado al no permitir oponer
excepciones adecuadamente.

Asimismo, se ha considerado inepta la demanda, si se yerra por el actor en


el número de la cuota impaga, impidiendo con ello discernir la oportunidad
en la cual el actor imputa la morosidad del ejecutado; y si en la demanda no
se señala la oportunidad en que el deudor se constituyó en mora.

Por el contrario, se ha resuelto que carece de relevancia, omitir en la


demanda ejecutiva el monto del crédito adeudado, si esto se puede
desprender tanto de los montos expresados en la demandada como de los
documentos que se acompañan; lo propio si en la parte expositiva de la
demanda se consigna una cifra diferente a la señalada en la parte petitoria si
se tiene en consideración que la cifra se encuentra claramente establecida
en el pagaré suscrito por el ejecutado y acompañado en la demanda; y si en
el petitorio de la demanda se incurre en error al señalar el saldo insoluto si
se considera que las cuotas pactadas para el pago de la deuda, suman
precisamente la cantidad que corresponde al capital adeudado.

De igual modo se ha resuelto que es improcedente esta excepción, si en la


demanda ejecutiva se omitió pedir que se siga adelante la ejecución,
máxime si el ejecutado pudo comprender su contenido y el procedimiento al
cuál se encuentra sometido; y si se incurrió en un error formal en el
contenido de suma de escrito.

En esta línea no debe perderse de vista que el fin último que tiene la
excepción de ineptitud del libelo es el resguardo del derecho de defensa, de
modo que si el ejecutado opone alguna excepción a la ejecución, su derecho
a quedado salvaguardado aun cuando la demanda pudiere considerarse de
algún modo inepta.

Si en la preparación de vía ejecutiva se cumple con todos los requisitos del


artículo 254 del Código de Procedimiento Civil, no es rigor que vuelva a
expresarlos en la demanda ejecutiva. Se ha resuelto que el escrito destinado
a preparar la vía ejecutiva debe considerarse como parte integrante de la
demanda, e indicándose en él el domicilio, profesión y nombre de las partes,
es inaceptable la excepción de ineptitud del libelo fundada en que el escrito
en que se pide el mandamiento de embargo no contiene esas designaciones.

No obstante, la jurisprudencia no es uniforme en tal sentido, de modo que


para evitar toda dificultad, es conveniente individualizar a las partes no solo
en el escrito en que se prepara la vía ejecutiva, sino también en la demanda
que le siga.La excepción de ineptitud de libelo suele no ser recibida a
prueba, por cuanto se estima que se trata de un vicio que, de existir, es
constatable únicamente con la lectura del libelo pretensor.

Resulta conveniente advertir ciertos resguardos que debieran adoptarse al


momento de oponer esta excepción a la ejecución. Así, no resulta adecuado
oponer la excepción del numeral 4 conjuntamente con otras excepciones,
pues de tal contexto fluiría que el libelo fue claramente comprendido por el
ejecutado, o sea, no le fue ni difuso ni incomprensible, desde que llegó a
oponer en contra de la ejecución otras excepciones en forma conjunta. Lo
propio si la opone en subsidio de otra, desde que malamente puede decirse
de inepto a un libelo que primitivamente fue entendido y respecto del cual
se dedujo una excepción, máxime si es una perentoria. Lo adecuado sería
oponer las perentorias en subsidio de la dilatoria de ineptitud del libelo. En
tanto que las excepciones formales interpuestas conjuntamente no generan
mayor incompatibilidad.

Finalmente se debe indicar que si el tribunal acepta la excepción dilatoria de


ineptitud del libelo, el sentenciador no podrá emitir pronunciamiento sobre
las excepciones que refieren al fondo de la cuestión debida, puesto que para
que exista juicio es necesaria una demanda válida, y no lo será si la
demanda que es la base del litigio se declara inepta. De ahí la advertencia
hecha en el párrafo que antecede.

b) Excepciones perentorias

b.1) El beneficio de excusión o la caducidad de la fianza


I. Definiciones y ámbito de aplicación
Esta excepción se contempla en el numeral 5 del artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil. Se trata de 2 excepciones diferentes.

(i.1) El beneficio de excusión


El beneficio de excusión es el derecho que le asiste al fiador, para exigir que
antes de proceder en su contra, se persiga la deuda en los bienes del deudor
principal, y en las hipotecas o prendas prestadas por este para seguridad de
la misma deuda. La excusión solo tiene por objeto acreditar que el deudor
no puede cumplir ni cumplirá la obligación. En otros términos, es un
beneficio y no un derecho que impida el ejercicio de la acción del acreedor.Si
el fiador en definitiva tiene que satisfacer la obligación del deudor, solo se le
concede el beneficio de excusión, como una gracia especial, difiriendo el
cumplimiento de ella, en virtud de que el principal obligado es solvente.Para
que el fiador pueda aprovecharse del beneficio de excusión, debe oponerlo al
acreedor luego de que éste le requiera de pago, debiendo señalar bienes del
deudor principal realizables dentro del territorio nacional y suficiente, para
cubrir el importe de la deuda.

En opinión del profesor Quezada Meléndez, no se trataría de una excepción


dilatoria, porque no afecta a la corrección del procedimiento, ni tampoco
perentoria, porque no persigue enervar la pretensión. El profesor Maturana
Miquel, en cambio estima que el beneficio de excusión es una excepción
dilatoria que retarda el inicio el juicio respecto del sujeto pasivo, en caso de
que tal beneficio sea procedente.

El beneficio de excusión es propio de la fianza simple. No se da respecto del


aval y codeudor solidario, quienes responden en iguales términos que el
deudor principal de su obligación de pagar la deuda. En efecto, el avalista
debe responder del pago de la deuda en los mismos términos que el deudor
principal, ello en conformidad con lo dispuesto en el artículo 1514 del Código
Civil. Tampoco alcanza al tercer poseedor de la finca hipotecada.

Para gozar del beneficio de excusión, según lo dispone el artículo 2358 del
Código Civil, son necesarias las siguientes condiciones:
a.- Que no se haya renunciado expresamente.
b.- Que el fiador no se haya obligado como codeudor solidario.
c.- Que la obligación principal produzca acción.
d.- Que la fianza no haya sido ordenada por el juez.
e.- Que se oponga el beneficio luego que sea requerido el fiador; salvo que
el deudor al tiempo del requerimiento no tenga bienes y después los
adquiera.
f.- Que se señalen al acreedor los bienes del deudor principal (artículo 2358
del Código Civil).

Si el beneficio de excusión prospera, deberá decretarse el alzamiento del


embargo recaído en los bienes del fiador, pudiendo pedir el acreedor que la
ejecución se extienda al deudor principal.

Si el ejecutado se obligó como avalista, vale decir, garantizando en todo o en


parte el pago de la deuda, debe responder del pago de la deuda en los
mismos términos que el deudor principal, ello en conformidad con lo
dispuesto en el artículo 1514 del Código Civil, razón por la cual no podría
otorgarse a su respecto el beneficio de excusión. Por lo demás el beneficio
de excusión opera solo a favor del fiador, más no del avalista.
(i.2) Caducidad de la fianza
A su turno, la caducidad de la fianza se refiere a cualquiera de los modos de
extinción establecidos en los artículos 2381 y 2382 del Código Civil y solo
puede ser opuesta por el fiador, no por el afianzado. Si el fiador se
constituye en calidad de fiador y codeudor solidario de todas las obligaciones
contraídas por el deudor afianzado, el beneficio de excusión y la caducidad
de fianza no surte efecto, pudiendo el acreedor dirigirse directamente en
contra del fiador.

b.2) La falsedad del título


I. Definiciones y ámbito de aplicación
Esta excepción se contempla en el numeral 6 del artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil.Un título es falso cuando no es auténtico, vale decir,
cuando no ha sido realmente otorgado y autorizado por las personas y de la
manera que en el título se expresa, razón por la cual para que pueda
calificarse de falso un título, se hace necesario que haya habido suplantación
de personas o que se hayan hecho adulteraciones que hagan cambiar su
naturaleza, es decir, que concurran falsedades materiales.

La falsedad ideológica no puede ser argüida en el juicio ejecutivo, sin


perjuicio de la acción que le queda reservada al ejecutado por la vía del
juicio ordinario.476 Se trata en el fondo de la concurrencia de las situaciones
a que aluden los artículos 17 inciso segundo y 704 Nº 1 del Código Civil.

Esta excepción en el juicio ejecutivo alude a la falsificación o adulteración de


algunos de los requisitos extrínsecos del título; se refiere a la adulteración
que presenta el documento en los requisitos formales que debe ostentar
para que proceda la acción ejecutiva. De este modo, el título será falso en
dos situaciones:

a) cuando haya habido suplantación de personas y,


b) cuando haya habido alteraciones o adulteraciones en el título.

Esta falsificación o adulteración puede cometerse en todo, o en parte, del


documento presentado como título ejecutivo. La adulteración material del
documento puede ser absoluta, cuando la firma no pertenece a quien se le
atribuye y relativa cuando existen agregados, supresiones, modificaciones,
enmendaduras, raspados, lavados, sobrelineados o agregados que
provoquen la mutación de fechas, guarismos, etc. La determinación de la
falsedad del título es una cuestión de hecho radicada a los jueces del fondo,
sin que pueda ser revisada por el tribunal de casación.
Ahora, si la propia ley o incluso las partes han permitido completar el título
ejecutivo, no puede importar adulteración material el llenado de los espacios
vacíos, pues desde que el título fue firmado por el deudor se le ha conferido
al acreedor una especie de mandato tácito para proceder a su llenado.
Cuestión distinta será si el llenado lo es fuera del marco convenido.En el
proceso ejecutivo no puede discutirse la validez de la relación sustancial; a
través de ella no puede discutirse aspectos causales de la obligación, por
ello la falsedad no puede comprender las irregularidades que hayan afectado
el proceso de formación del título. En efecto, esta excepción mira a la
autenticidad del instrumento que sirve de base a la ejecución y no a su
ineficacia por razones de orden jurídico, la cual es materia de otras
excepciones.

De este modo, es inadmisible la excepción de falsedad que se funde en


hechos que no se refieren a la veracidad o autenticidad del título, sino a la
legalidad de la obligación. Esto es así porque el juicio ejecutivo no tiene por
objeto la declaración de derechos, sino la ejecución de un derecho declarado
o reconocido en el título que se ejecuta.

El ejecutado tiene que pronunciarse categóricamente sobre la adulteración o


falsificación del documento, sin que sea suficiente la mera invocación de la
misma; estando a su cargo la prueba manifiesta de la falsificación
denunciada. Para que pueda decirse que hay verdaderamente adulteraciones
en un documento, a los efectos de la procedencia de la excepción de
falsedad de título, es necesario que las modificaciones que se manifiestan
introducidas en el texto auténtico del mismo tengan trascendencia jurídica
en perjuicio de la parte a quien se opone. Nuestra jurisprudencia habla de
"hechos materiales de magnitud suficiente para cambiar la naturaleza del
título".

Así, por ejemplo, la excepción de falsedad de título debiera desestimarse en


tanto las adulteraciones se refieran a atestaciones insertas en el margen
superior derecho del instrumento, fuera del cuerpo documental, apareciendo
como una simple constancia indicativa, desprovista de eficacia cambiaria. Lo
propio si su fundamento radica en la falta de concordancia entre las sumas
escritas en letras y números, como las faltas ortográficas en la cantidad
escrita en letras; o la simple alegación de que la cuenta corriente no se
encontraba cerrada a la fecha de suscripción del pagaré.

Sobre el excepcionante pesa la carga de probar la falsedad alegada atendida


la presunción favorable al ejecutante que surge del título ejecutivo. Cuando
el título ejecutivo es un instrumento público, tal como la escritura pública,
hace plena prueba y como documento público se reputa auténtico mientras
no se pruebe lo contrario. De manera que quien presenta un instrumento
público o auténtico en apoyo de su demanda, no está obligado a justificar la
verdad del mismo instrumento, sino que la parte que pretende que es falso
debe acreditarlo.

Se debe agregar que el reconocimiento de la firma de un documento,


formulado en la etapa preparatoria del juicio ejecutivo, no impide oponer la
excepción de falsedad, desde que se encuentra expresamente contemplada
en el Nº 6 del artículo 464 del Código de Enjuiciamiento Civil; más aún si lo
que se impugna es el contenido del documento. Lo que es aplicable al
supuesto de reconocimiento ficto de la firma, operado en virtud de la
incomparecencia del demandado o de sus respuestas evasiva o dubitativa.

Sin embargo, en contrario se ha resuelto que es improcedente la excepción


de falsedad del título opuesta en un juicio ejecutivo iniciado con una letra de
cambio, cuyo protesto fue puesto en conocimiento del deudor en la
preparación de la vía ejecutiva, sin que el obligado dedujera oportunamente
tacha de falsedad. Lo propio, si en la gestión de preparación de la vía
ejecutiva el deudor citado no comparece y se da por reconocida su firma en
rebeldía.

La excepción de falsedad del título es incompatible con la de pago, puesto


que esta última importa un reconocimiento implícito de la obligación a la que
se tilda de falsa. La limitación cognoscitiva antes enunciada, torna
objetivamente incongruente atribuir falsedad al título e invocar
—simultáneamente— que ha sido pagado. Por otro lado, la falsedad
ideológica (abuso de firma en blanco) no es debatible a través de esta
excepción, pues la falsedad del título, como se dijo, está vinculada
exclusivamente con los vicios extrínsecos del título, es decir, su contenido
visible, quedando fuera de su ámbito cognoscitivo la existencia, ilegitimidad
o falsedad de la causa obligacional.

b.3) La insuficiencia del título


I. Definiciones y ámbito de aplicación
El numeral 7 del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil, contempla la
excepción de la falta de alguno de los requisitos o condiciones establecidos
por las leyes para que dicho título tenga fuerza ejecutiva, sea
absolutamente, sea con relación al demandado. Esta excepción es una
defensa en la que se encuadran todas las impugnaciones que importan un
cuestionamiento concreto respecto de algunos de los presupuesto esenciales
del proceso ejecutivo, sin cuya concurrencia no existiría título hábil o este no
sería tal.

Procede cuando se cuestiona la idoneidad jurídica del título que sirve de


base a la ejecución, sea porque no está contemplado entre los enumerados
por la ley, porque carece de los requisitos a que esta supedita su fuerza
ejecutiva —existencia de suma líquida, determinada y exigible— o porque el
demandado no goza de legitimación procesal, vale decir, no figura en el
título como deudor.

De este modo, la ineficacia del título puede ser absoluta o relativa. Es


absoluta cuando se refiere al título mismo, como si el título consistiera en
una copia no autorizada de escritura pública; o se persigue el cobro de una
obligación sujeta a condición.

Es relativa, cuando el título cumple sus condiciones legales, pero no afecta al


ejecutado, como si se le ejecutara como heredero y no ha aceptado la
herencia. Su planteo debe limitarse a las formas extrínsecas del título, sin
que se pueda discutir la legitimidad de la causa, ya que la solución contraria
implicaría desvirtuar la naturaleza sumaria del juicio ejecutivo y supeditar la
pretensión que constituye objeto de este a contingencias probatorios que
debe ser materia de un procedimiento declarativo.

Así, entonces, no deben tratarse bajo esta excepción las cuestiones que
exceden el análisis de la aptitud ejecutiva del título, tal como la nulidad,
lesión enorme, imprevisión, abuso del derecho o la buena o mala fe del
ejecutante. De este modo, resultan impertinentes las alegaciones que
pretendan basar tal defensa en circunstancias que sean ajenas al
instrumento en que el ejecutante respalda su acción y conforme al cual se
instruyó el procedimiento ejecutivo propiamente tal.

Así mismo, se ha declarado improcedente la excepción en estudio cuando el


pagaré es título ejecutivo y acreedor cuenta con mandato para llenar
espacios en blanco y autorizar firma de suscriptor; cuando no se acompañe
a la demanda ejecutiva de mutuo hipotecario la tabla de desarrollo de la
deuda.

Por el contrario, será atingente a la excepción de insuficiencia del título, la


alegación de ausencia de mora; cuando el título que sirve de base a la
ejecución no se basta a sí mismo para deducir la acción ejecutiva, por no
contener ni fecha ni un monto determinado; si el promitente comprador no
ha pagado la totalidad del precio pactado; si el cheque presentado a cobro
fue entregado en garantía de un contrato de compraventa, sin fecha y
existiendo controversia respecto al incumplidor del contrato en cuestión; si
el ejecutante incumple su obligación, no puede tenerse por constituido el
título; si el cheque que ha servido de fundamento a la ejecución no ha sido
firmado por los dos administradores de la sociedad titular de la cuenta
corriente bancaria, según lo exige su estatuto social; y para el caso del
pagare cuando no se acredite la personería de quien lo firma.

Por último, se debe indicar que es incompatible la excepción de insuficiencia


del título con la de pago, toda vez que si el título ha sido pagado —aun
parcialmente— es porque el deudor consideró que constaba la existencia de
una obligación líquida y exigible, por lo que mal puede decirse que es
inhábil. Lo propio con la excepción de compensación.

II. Cobro del impuesto de timbres y estampillas


Usualmente se opone a la ejecución la excepción de insuficiencia del título
fundado en que no se ha acreditado que se haya pagado el impuesto de la
Ley de Timbres y Estampillas, a que se encuentran obligadas las operaciones
de que dan cuenta los pagarés.

Sin embargo, los documentos que se emitan válidamente, cumpliendo las


exigencias legales de los artículos 15, 17 y 18 del Decreto Ley Nº 3.475 de
1980 y las instrucciones del Servicio de Impuestos Internos, Circular Nº 72,
de 8 de octubre de 1980, en cuanto a consignar una leyenda relativa al pago
del impuesto en Tesorería, quedan incluidos en la situación de beneficio del
inciso segundo del artículo 26 del Decreto Ley Nº 3.475, esto es, con mérito
ejecutivo suficiente y plenitud de eficacia que las leyes conceden. De este
modo, los litigantes que hagan valer títulos de crédito cuyo impuesto se
cancela por ingresos de dinero en Tesorería y que cumplan con las
exigencias señaladas en la ley y por el Servicio de Impuestos Internos,
quedan relevados de comprobar este pago, recayendo la carga en la
contraparte que niegue este hecho.

Cabe señalar que las reprogramaciones de deuda no constituyen títulos de


crédito y, por tanto, no se encuentran afectas al pago del impuesto de
timbres y estampillas si se dejó constancia de que dicho impuesto fue
pagado al contraer la obligación original.

III. La insuficiencia del título y la prescripción de la acción


El ejecutado no puede fundamentar la insuficiencia del título en la
prescripción de la acción o de la deuda, desde que la excepción del numeral
7 del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil solo mira el título
mismo, tanto en su esencia como en sus formalidades externas. Si en
concepto del ejecutado la acción esta prescrita, debe alegar la prescripción
invocando el Nº 17 del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil,
excepción independiente y distinta a la de inhabilidad del título.

b.4) El exceso de avalúo


I. Definiciones y ámbito de aplicación
Esta excepción contemplada en el numeral 8 del artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil, podrá oponerla el ejecutado cuando haya sido necesario
avaluar la cosa debida para iniciar la ejecución. Ello técnicamente es
conducente solo en las situaciones de los números 2 y 3 del artículo 438 del
Código de Procedimiento Civil, a saber:

a) Cuando se ha realizado la gestión previa de avaluación pericial en los


casos que la ejecución recaiga sobre el valor de la especie debida que no
existe en poder del deudor. Si la cosa debida perece por culpa del deudor,
este es obligado al pago de su valor, para ello es necesario avaluar,
previamente el objeto debido.

b) Cuando recae sobre una cantidad de un género determinado que no sea


dinero. V.gr., 1 tonelada de tomates, 1.000 m3 de madera de roble, 100
botellas de vino "Viña Carrizal de Nacimiento", etc. No interesa que se trate
de cosas fungibles o infungibles las que integran ese género.

Ergo, si la ejecución recae sobre una suma líquida de dinero, no procederá


esta excepción. Así, no podría el ejecutado fundamentar esta excepción en
un error de cálculo aritmético en que se habría incurrido al determinar la
suma demandada, teniendo presente la aceleración pactada respecto al total
del crédito; que la suma adeudada sería inferior; o que se ha aplicado una
tasa de interés que no corresponde a la pactada.

En todos estos ejemplos no cabe duda que la ejecución recae sobre una
suma líquida de dinero.En las dos hipótesis señaladas del Nº 2 y Nº 3 del
artículo 438 del Código adjetivo, es necesario atribuir a esas cosas, sea el
cuerpo cierto debido o los individuos del género, un determinado valor, pues
por ese monto se despachará el mandamiento de ejecución y embargo, y
para ello la ley señala que debe recurrirse al dictamen de un perito
nombrado por el juez de la causa.

Si el ejecutado estima que el avaluó efectuado por el perito es excesivo,


puede oponer esta excepción.Esta excepción solo puede oponerse cuando
las gestiones de avalúo ha sido hecho sin intervención del ejecutado, pues si
este ha intervenido ha debido reclamar en su oportunidad del exceso de
avalúo, de lo contrario se entenderá que aceptó el avalúo.

De igual modo, no procede en caso de que el avalúo haya sido hecho por las
partes en el contrato ni tampoco si ha sido hecho por otra autoridad que no
sea la autoridad judicial. Por otro lado, debe acogerse la excepción de
exceso de avalúo si el ejecutante confiesa haber pedido, por un error, que se
despachara mandamiento de embargo por una cantidad superior a la
adeudada.

Finalmente, constituye una carga del ejecutado acreditar la falta de


correspondencia entre lo adeudado y lo reclamado.

b.5) El pago de la deuda


I. Definiciones y ámbito de aplicación
Esta excepción se contempla en el numeral 9 del artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil.De acuerdo al artículo 1568 del Código Civil, el pago
efectivo es "la prestación de lo que se debe". "En su acepción jurídica, el
pago efectivo es el cumplimiento de la prestación convenida, en la forma en
que ella fue estipulada por las partes, y como la prestación puede consistir
en un dar, hacer o no hacer, se deberá dar la cosa debida, ejecutar el hecho
prometido o abstenerse del hecho prohibido".

El pago es, por excelencia, el hecho extintivo que cancela la deuda y, con
ella, la acción ejecutiva. Se rige por los principios del derecho común
contenido en el Título XIV del Libro IV del Código Civil.

El pago al que se refiere el artículo 1568 del Código Civil, único que permite
la terminación de la ejecución, es de la totalidad de lo que se adeude. La
prestación de una parte de lo debido no soluciona la obligación, pues el pago
parcial de ella no puede significar ni producir los efectos jurídicos que el
cumplimiento total de la misma.

Se ha resuelto que la consignación hecha por el deudor para que en ella se


trabe el embargo no importa el pago de la deuda ni autoriza para oponer
esta excepción; si el acreedor acepta el pago de lo adeudado a través de
otra forma indirecta, como por ejemplo la transacción, debe desestimarse el
juicio ejecutivo de la obligación de dar; procede la excepción de pago
fundada en la solución que ha hecho el deudor a un tercero, acreedor de su
acreedor, aunque no haya sido autorizado para ello por éste; lo propio si el
ejecutado acredita que el pago fue realizado anteriormente, en otro
procedimiento de similar naturaleza orientado a liquidar idéntica deuda,
pues la liquidez del título justificativo de la ejecución resulta insuficiente; la
alegación del pago no equivale a confesar que el título reúne los requisitos
para tener fuerza ejecutiva; y, no puede el ejecutado señalar que pagó
parcialmente la deuda contraída y luego oponer la excepción de pago total,
ello atenta con la teoría de los actos propios.

II. Prueba del pago


La prueba del pago corresponde al deudor, de acuerdo a la regla general
contenida en el artículo 1698 del Código Civil. Para ello puede valerse de
cualquier medio, con las limitaciones propias de la prueba testimonial. No
podría, en consecuencia, acreditar por testigos el pago de una obligación
superior a dos unidades tributarias, salvo los casos de excepción de
imposibilidad de obtener una prueba por escrito, el principio de prueba por
escrito y las normas legales especiales, según los estatuyen los artículos
1711 y 2175 del Código Civil.

La forma más usual de probar el cumplimiento será mediante el


correspondiente recibo o carta de pago a que se refiere los artículos 119 del
Código de Comercio y 54 de la Ley Nº 18.092, y si bien el Código Civil
omitió conceder al deudor el derecho a exigirlo y al acreedor la correlativa
obligación de otorgarlo, ello no impide que el principio sea en el Código Civil
el mismo que en el Código de Comercio. Ergo el recibo de pago, salvo
indicación en contrario, importa el pago total de la deuda o cuota a que se
refiere. No huelga insistir, las normas en comento solo consagran el derecho
del deudor que paga a exigir un recibo del pago, sin que restrinjan la prueba
del pago o solución de la deuda a dicha constancia.

Por último, la ley establece algunas presunciones de pago:


a) De acuerdo al inciso segundo del artículo 1595 del Código Civil, el recibo
que acredite el pago del capital hace presumir el pago de los intereses. Lo
propio tratándose de operaciones de crédito de dinero, si el acreedor otorga
recibo del capital se presumen pagados los intereses, y el reajuste en su
caso, conforme el artículo 17 de la Ley Nº 18.010, sobre operaciones de
crédito de dinero.

b) Tratándose de las obligaciones que se traducen en pagos periódicos, de


acuerdo al artículo 1570 del Código Civil, la carta de pago de tres períodos
determinados y consecutivos hará presumir los pagos de los anteriores
períodos, siempre que hayan debido efectuarse entre el mismo acreedor y
deudor. Una norma similar, se contempla en el artículo 18 de la Ley Nº
18.010, sobre operaciones de crédito de dinero. Con ello se evita al deudor
tener que guardar eternamente los recibos hasta que se cumplan los plazos
de prescripción, y por otra parte no es lógico concluir que el acreedor reciba
sin reclamos los pagos posteriores, si se le adeudan algunos anteriores.

c) Finiquito de una cuenta. De acuerdo al artículo 120 del Código de


Comercio, el finiquito de una cuenta hará presumir el de las anteriores
cuando el comerciante que lo ha dado arregla sus cuentas en períodos
fijos.Se trata de presunciones de carácter simplemente legal.

III. El pago parcial


El pago parcial no impide la ejecución, sino que solo reduce el monto de la
obligación, lo que se debe alegar en el momento de la liquidación,
eliminando las costas proporcionalmente.Si solo se acepta la excepción de
pago parcial, la ejecución queda extinguida con respecto a la cantidad
cubierta con ese pago parcial, pero subsiste en todo lo demás hasta que el
acreedor obtenga la cancelación total de la obligación que demanda, por lo
cual la sentencia no puede negar que se siga adelante la ejecución hasta
obtener el saldo insoluto

IV. Efectos del pago atendido su oportunidad


(iv.1) Pago efectuado antes del requerimiento de pago
Si el ejecutado paga las cuotas pendientes antes de la notificación de la
demanda, procede la excepción de pago. En efecto, si el deudor se pone al
día en la etapa de mero retardo —después de que la obligación se hiciera
exigible y antes del requerimiento o interpelación del acreedor—, resulta
pertinente la interposición de la excepción de pago, por haberse verificado la
prestación de lo debido. Inclusive la eficacia de la cláusula de aceleración
queda condicionada a que el deudor no haya solucionado las cuotas vencidas
a la fecha de notificación de la demanda, pues si lo ha hecho, no se
configura la mora que autorizaría exigir anticipadamente el pago de las
cuotas futuras.

En este sentido se ha resuelto "le regla que esta Corte ha sostenido, por la
cual entiende que la aceleración se produce al momento en que se presente
la demanda, sólo tiene por finalidad determinar el momento en que esa
aceleración se producirá, pero no puede ser un obstáculo, para impedir a la
ejecutada ponerse el día y con ello evitar el cobro del total del crédito. Este
tipo de cláusulas si bien buscan dar seguridad para el cobro del crédito,
deben ser usadas razonablemente; no hay razón para permitir el
vencimiento del total del cobro de un crédito, por aplicación de una cláusula
de este tipo, cuando el deudor está al día en el pago de sus cuotas".
Se trata de un tema no pacífico, en sentido contrario se ha resuelto que si se
trata de un título ejecutivo que contiene cláusula de aceleración y la
obligación es acelerada por la presentación de demanda, aun cuando el
deudor pague las cuotas morosas antes de la notificación y requerimiento de
pago, se hace exigible toda la obligación, puesto que al operar la aceleración
el deudor caerá en mora en el pago de toda su deuda; de modo que los
pagos realizados una vez acelerada la deuda, solo pueden considerarse
como abonos o pagos parciales a la misma.

Si las cuotas insolutas son pagadas después de presentada la demanda


ejecutiva, pero antes de la notificación y requerimiento de pago, el pago
debe comprender las costas establecidas en el mandamiento del cuaderno
de apremio para que sea procedente la excepción de pago total de la deuda.

(iv.2) Pago efectuado después del requerimiento de pago


El pago de la deuda, realizado con posterioridad al requerimiento de pago,
no debe ser considerado como motivo de oposición a la ejecución, al ser
exponente de una conducta solutoria que reconoce así la deuda reclamada.
No obstante, habrá de ser considerara para efectos de la liquidación del
crédito. Lo dicho no obsta al derecho que tiene el deudor para liberar los
bienes embargados, pagando la deuda y las costas, según lo permite el
artículo 490 del Código de procedimiento Civil.

V. Pago efectuado por un tercero


Si el pago total de la deuda se realiza por un tercero, igualmente debe
admitirse la excepción de pago opuesta por el ejecutado.

(vi) Proporción en que deben asumir los codeudores solidarios si uno de


ellos pagó la totalidad de la deuda
Con arreglo a lo establecido en el artículo 1522 del Código Civil, se debe
distinguir:

1.- Si el negocio para el cual se contrajo la obligación solidaria interesaba a


todos los deudores. En esta hipótesis todos ellos deben concurrir a soportar
el pago definitivo de la obligación, y en consecuencia la obligación se
prorrateará entre todos ellos en la proporción que corresponda; y el deudor
que haya pagado tiene acción contra cada uno de ellos. En esta situación la
obligación se divide entre todos los deudores en la forma señalada en el
contrato; o, si no hay convención, la deuda se divide entre todos ellos por
partes iguales, porque se presume que cuando hay varias personas
obligadas todas ellas reportan el mismo interés.
2.- Si el negocio para el cual se contrajo la obligación solidaria solo
interesaba a uno o alguno de los deudores. En este caso serán estos
responsables entre sí, según las partes o cuotas que les correspondan en la
deuda, y los otros codeudores serán considerados como fiadores.

b.6) La remisión de la deuda


I. Definiciones y ámbito de aplicación
Esta excepción se contempla en el numeral 10 del artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil.La remisión de la deuda, denominado también
condonación, es un modo de extinguir las obligaciones mediante el cual el
acreedor renuncia a su derecho o condona la deuda, con consentimiento del
deudor. Es un modo no satisfactivo, puesto que nada recibe el acreedor por
su derecho renunciado.

Hecha y aceptada la renuncia, la obligación queda extinguida.Se encuentra


reglamentado en los artículos 1567 Nº 4 y 1652, 1653 y 1654 del Código
Civil. Está en todo sujeta a las reglas de la donación entre vivos (artículo
1653 del Código Civil), de modo que la remisión constituye una donación,
siendo alterada la regla general para la formación del consentimiento, o sea,
para que esta sea eficaz requiere de la notificación de la aceptación de la
oferta al donante. Por ello si no medió la notificación de la aceptación, el
deudor no puede oponer como excepción la remisión a la demanda del
acreedor cobrando el crédito remitido.La remisión es un concepto más
circunscrito que la renuncia. Esta se refiere a toda clase de derechos, en
cambio la remisión se vincula exclusivamente a los derechos creditorios.

Su efecto propio es poner término a la existencia del crédito y sus


accesorios, salvo, naturalmente, que el acreedor limite en cualquier sentido
la condonación.La remisión también produce efectos en la solidaridad,
puesto que sí el acreedor remite a todos los deudores solidarios, se extingue
íntegramente la obligación. Si condona a algunos de ellos, puede siempre
cobrar la deuda a cualquiera de los restantes, con rebaja de la parte
correspondiente al deudor a quien remitió la deuda, según lo establece el
artículo 1518 del Código Civil.

La manifestación expresa es una exigencia para liberar a los codeudores


solidarios y no solo al deudor respecto de quien se ha realizado la
condonación.
Al ejecutado procesalmente corresponde acreditar los fundamentos fácticos
de esta excepción. Para tal efecto debe acompañar el documento del cual
resulte en forma inequívoca, que el acreedor ha remitido la deuda, total o
parcialmente. No resulta procedente la remisión tácita, dado que con la
demanda el actor debió acompañar el título manifestando su intención de
cobro.

b.7) La concesión de esperas o la prórroga en el plazo


I. Definiciones y ámbito de aplicación
Esta excepción se contempla en el numeral 11 del artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil. Debe fundarse en la existencia de un nuevo plazo
otorgado al deudor, ya sea unilateralmente por el acreedor o por un
convenio celebrado entre ambos.

La concesión de espera implica la existencia de un nuevo plazo concedido al


deudor, unilateralmente por el acreedor, para el cumplimiento de sus
obligaciones. En tanto que la prórroga del plazo, supone un acuerdo de
voluntades entre deudor y acreedor encaminado al mismo fin y, del cual se
desprende que se han establecido nuevas condiciones y/o plazos para el
pago de los créditos, por lo cual la deuda existe pero ha sido prorrogada en
el tiempo.

El acreedor puede convenir una cláusula en que la prórroga pueda llevarse a


cabo con su sola voluntad.La razón de esta excepción radica, en que de ser
efectivos los hechos que la harían procedente, la obligación se encontraría
en tal evento sometida a plazo y por lo mismo no sería actualmente exigible,
presupuesto de procedencia de la ejecución, de conformidad al artículo 437
del Código de Procedimiento Civil; si la obligación está sujeta a plazo, ella no
es actualmente exigible y no procede su cumplimiento forzado.

Tanto la espera como la prórroga tienen que haberse concretado de forma


tal por el acreedor, que permita al deudor invocarlas en su favor de forma
clara e indubitada. La concesión de esperas o prórroga del plazo requiere
una voluntad expresa del acreedor en tal sentido. No basta la simple
promesa o que las partes hayan sostenido conversaciones tendientes a ello,
sino que es necesaria la concreción del acuerdo. La conversación preliminar
con el objeto de estudiar y analizar eventual alternativa de pago de deuda
no constituye oferta. Lo propio con las simples invitaciones a renegociar la
deuda.

En efecto, los diálogos encaminados a buscar una solución a la deuda no


trasuntan una voluntad concreta del acreedor en cuanto a conceder prórroga
del plazo para su pago; de otro lado, si del contenido de un texto que el
acreedor remite a su deudor, expresando de forma clara su voluntad de
repactar la deuda, constituirá precisamente una concesión de esperas.
Se ha declarado improcedente esta excepción si se funda en el hecho que el
pagaré admita meses sin vencimiento; o si el acreedor acepta abonos
parciales a las cuotas del crédito. Los codeudores solidarios demandados no
pueden oponer al acreedor ejecutante el beneficio de esperas y prórrogas
conferido al deudor principal. El acreedor mantiene simplemente su crédito
en contra de aquellos, con las características y exigibilidad original.

Esta excepción es incompatible con la de prescripción prevista en el Nº 17


del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil, puesto que la alegación
de la concesión de esperas o prórrogas importa un reconocimiento de la
deuda que se cobra y, por ende, implica una renuncia tácita de la
prescripción. En efecto, el ejecutado no puede alegar que por ahora la
obligación no es exigible y por otro lado que está prescrita.

Por el contrario, no existe incompatibilidad alguna con la excepción de pago


parcial. El éxito de la excepción requiere que la convención surja de un
documento emanado del acreedor, y que la concesión del plazo encuentre
estipulado de modo preciso y claro. Por lo que, la mera presentación del
deudor para obtener el otorgamiento de una espera resulta insuficiente a los
efectos de tornar procedente la citada defensa.

Por último, conforme al artículo 1698 del Código Civil corresponde al


ejecutado acreditar la efectividad de las prórrogas o esperas concedidas. En
este sentido, se ha resuelto "No puede entonces colegirse su existencia sólo
por lo aseverado por dos testigos, sin que a lo menos exista otro medio de
prueba idóneo que refrende lo expuesto, máxime cuando la excepción
alegada no se condice con lo obrado por el actor durante la secuela del
juicio, por cuanto desde su génesis instó por perseguir la totalidad del monto
adeudado e incluso haciendo efectiva la cláusula de aceleración contenida en
el pagaré que sirve de sustento a la ejecución, perdiendo sustento los
argumentos vertidos por el recurrente".

En este punto, especial cuidado debe tenerse con la calificación jurídica del
negocio y las limitaciones probatorias, de suerte que, si la obligación
adquirida por la ejecutada corresponde calificarla de acto de comercio,
conforme al artículo 3º del Código de Comercio, la prueba de testigos sería
admisible al tenor del artículo 128 del mismo cuerpo legal.

b.8) La novación
I. Definiciones y ámbito de aplicación
Esta excepción se contempla en el numeral 12 del artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil.
La novación es un modo de extinción de las obligaciones que se encuentra
reglamentado en el Código Civil y consiste en la sustitución de una por otra
de ellas, en virtud de la cual la primitiva queda extinguida. No hay novación
si no hay sustitución de una obligación a otra anterior. La segunda obligación
nacida de la novación, debe ser diferente de la primitiva. Si no fuera así, la
pretendida novación sería un acto que tan solo confirma la obligación
anterior. Así, por ejemplo, no podría fundarse esta excepción en el hecho
que los cheques que se cobran ejecutivamente fueron cambiados por otros,
pues con ello reconoce en forma tácita que dichos documentos no fueron
pagados, por lo que cobraría aplicación lo dispuesto en el artículo 37 de la
Ley sobre Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques, que indica que el cheque
girado en pago de obligaciones, no produce la novación de estas cuando no
es pagado.

Lo propio si el nuevo título trata de una misma obligación que se prolonga


en el tiempo en cuanto a su vigencia.Para la concurrencia de esta excepción
se requiere la verificación de cuatro presupuestos fundamentales:

a) sustitución de una obligación válida que se extingue por una nueva que
nace, también válida;
b) que entre la obligación extinguida y la nacida, existan diferencias
fundamentales o sustanciales;
c) capacidad de las partes para novar, y
d) intención de novar (animus novandi).Para determinar si el acuerdo entre
las partes constituye o no una novación de la deuda debe estarse a lo que
las partes pactaron y no al nombre que le dieron al acuerdo.

Por disposición del artículo 1634 del Código Civil, para que exista novación
es requisito sine qua non que las partes lo estipulen expresamente, o
aparezca indudablemente que su intención ha sido novar, en cuanto la nueva
obligación envuelva o signifique la extinción de la antigua.

Así mismo, para que haya novación la variación debe ser esencial, sin que
esta pueda concebirse si la obligación que se extingue y la que nace no son
marcadamente diferentes, de modo sustantivo. De ahí que la sustitución de
los elementos accidentales de una obligación, como las modalidades, en
ningún caso significa novación porque no varía un elemento esencial de
aquella. Lo propio si no varía la cantidad entregada en mutuo, sino que solo
las modalidades de esta; la mera ampliación de plazo de una deuda; el
Anexo de Reconocimiento de deuda; y la suscripción de una letra de cambio
o de un pagaré que facilita o garantiza la obligación.
De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 1649 del Código Civil, la prórroga
del plazo no constituye novación y tampoco nace una nueva obligación sino
que esta subsiste con las consecuencias que el aludido precepto señala. Se
ha resuelto que la mera ampliación del plazo de una deuda no constituye
novación, pero pone fin a la responsabilidad de los fiadores y extingue las
prendas e hipotecas constituidas sobre otros bienes que los del deudor;
salvo que los fiadores o los dueños de las cosas empeñadas o hipotecadas
accedan expresamente a la ampliación. La razón de ser de este precepto
radica en que la ampliación del plazo estipulado para el cumplimiento de la
obligación no afecta la esencia de esta, esto es, no importa una substitución
o transformación de la obligación misma, sino una simple facilidad otorgada
al deudor para su ejecución, lo contrario importaría un agravación de la
responsabilidad de los fiadores y una prolongación de la garantía que las
prendas e hipotecas suministran.

En efecto, no resulta justo prolongar el tiempo en que el inmueble


permanecerá sujeto al gravamen, sino en cuanto el que otorgó la garantía
consienta en esa prolongación. Es por eso que la ley exige que para que la
hipoteca no se extinga, el deudor hipotecario debe acceder expresamente a
la ampliación a menos que se trate de hipotecas constituidas con cláusula de
garantía general, en cuyo caso esta se extiende no solo a esa obligación
cuyo plazo ha sido extendido, sino también a otras posteriores o futuras.

Tratándose de la novación, la extinción de la obligación primitiva lleva


ineludiblemente a la extinción de sus accesorios, incluso la solidaridad y se
necesita una manifestación expresa para mantener las obligaciones
accesorias o solidarias.

Existen diferencias sustanciales entre la novación y remisión, especialmente


en sus efectos, puesto que, mientras en el caso de la novación, la extinción
de la obligación primitiva lleva ineludiblemente a la extinción de sus
accesorios, incluso la solidaridad, se necesitará una manifestación expresa
para mantener las obligaciones accesorias o solidarias; al contrario, en el
caso de la remisión, la manifestación expresa es una exigencia para liberar a
los codeudores solidarios y no solo al deudor respecto de quien se ha
realizado la condonación.

b.9) La compensación
I. Definiciones y ámbito de aplicación
Esta excepción se contempla en el numeral 13 del artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil.La excepción de compensación es otro modo de extinguir
las obligaciones, se encuentra contemplada en el Título XVII del Libro Cuarto
del Código Civil, señalando al efecto el artículo 1655 del aludido texto legal:
"Cuando dos personas son deudoras una de otra, se opera entre ellas una
compensación que extingue ambas deudas, del modo y en los casos que van
a expresarse". Por ella se extingue las deudas recíprocas entre el acreedor y
deudor hasta el monto de la de menor valor, y en consecuencia el acreedor
de la obligación mayor recibe solo el saldo hasta enterar su crédito.

Si bien de acuerdo al artículo 1656 del Código Civil, la compensación legal


opera por el solo ministerio de la ley y aun sin conocimiento de los
deudores, es necesario que se alegue y la forma de alegarse es a través de
la correspondiente excepción de manera que, si no se alega pudiendo ser
alegada y teniendo en cuenta que la compensación legal ha sido establecida
por la ley en interés de las partes, en tal caso debiera estimarse renunciada
tácitamente.

Las partes deben ser personal y recíprocamente deudoras y acreedoras. De


suerte que si las deudas no son propias de las personas cuyas obligaciones
se extinguen, aunque haya entre ellas relaciones de acreedor y deudor, no
puede tener lugar la compensación. De este modo, el codeudor solidario y
fiador no puede oponer en compensación del acreedor el crédito que contra
él tiene su afianzado.

Para que opere la compensación se requiere el concurso de ciertas


condiciones:
1.- Que sean ambas de dinero o de cosas fungibles o indeterminadas de
igual género y calidad.

2.- Que ambas deudas sean líquidas.Para que la solución sea posible, es
indispensable saber lo que se va a pagar, esto es, en qué consiste la
obligación y a cuanto ella asciende.Conforme a lo prevenido en el inciso
segundo del Nº 3 del artículo 438 del Código de Procedimiento Civil, la
deuda es líquida no solo cuando ya está liquidada, sino también cuando
puede liquidarse mediante simples operaciones aritméticas con los datos que
el mismo título suministre.Se ha resuelto que carece de liquidez una deuda
invocada por el ejecutado, si aún no se ha establecido su existencia
mediante la sentencia declarativa respectiva; y la circunstancia de que
durante la secuela del juicio las partes reconozcan los créditos que
respectivamente se cobran, no basta para darles los requisitos que la ley
exige para que sean compensables. Adquiere estos requisitos solo en virtud
de la sentencia de término y después de practicada la liquidación en ella
ordenada.
3.- Que ambas sean actualmente exigibles.La exigibilidad de la obligación
determina considerar que las dos obligaciones deben estar vencidas y que
puede exigirse su cumplimiento.

Si se trata de una obligación pura y simple, la obligación se hará exigible en


el momento en que se contrae; si la deuda es a plazo, dependerá del
vencimiento o llegada del referido término y si la obligación es condicional,
la exigibilidad se hará efectiva cuando la condición quede cumplida.

Las esperas concedidas al deudor impiden la compensación; pero esta


disposición no se aplica al plazo de gracia concedido por un acreedor a su
deudor. Si uno de los dos créditos es objeto de controversia, no es aplicable
la compensación. La obligación debe ser actualmente exigible al momento
de entablarse la demanda ejecutiva; si obligación se determina en el juicio
no es posible que opere la compensación.

Si las deudas opuestas en compensación no son actualmente exigibles, no


enervarán el procedimiento ejecuto respecto de un crédito exigible y con
calidades para ser ejecutivo. Desde luego, no procede la compensación
cuando las obligaciones están prescritas.

Para la procedencia de la compensación es necesario que al impetrarse


acreedor y deudor deben serlo de manera recíproca. Resulta indispensable
que tales calidades lo sean personalmente, por ellas mismas. Incluso en la
cesión de derechos se ha expresado que el artículo 1659 del Código Civil se
refiere exclusivamente a los créditos existentes al tiempo de la notificación o
aceptación de la cesión, momento en que ella pasa a ser oponible al deudor.
En consecuencia, los créditos que adquiera con posterioridad este contra el
cedente no pueden en caso alguno oponerse al cesionario.

No se requiere que el crédito que se quiere compensar conste en un título


ejecutivo. De ahí que el distinto origen que puedan presentar las
obligaciones que se pretende compensar —como ser un reconocimiento de
deuda y un saldo insoluto de honorarios profesionales— no es obstáculo para
que opere este modo de obtener su extinción.

Se ha resuelto que una deuda confesada por la ejecutante, junto con


adquirir fuerza ejecutiva, ya con la declaración expresa de quien confiesa o
con la resolución judicial que lo tiene por deudor en virtud de una confesión
ficta, presenta las exigencias que hacen posible concebir la procedencia de
la compensación de las deudas que las partes tienen entre sí. Ahora si dicho
procedimiento es declarado abandonado, no puede el ejecutado oponer en el
juicio ejecutivo excepción de compensación en virtud del reconocimiento
efectuado en un juicio anterior; extinguida por la prescripción las acciones
derivadas de un pagaré a la orden no puede operar la compensación, que
supone la existencia de deudas recíprocas que reúnan las calidades
determinadas por la ley; la confesión ficta de deudor no da lugar a
obligación susceptible de ser compensada.

Naturalmente no todas las obligaciones recíprocas son susceptibles de


extinguirse por compensación. Así, la excepción sub examine es inviable
cuando se le funda en la existencia de un fallo judicial pendiente de recurso,
ahora si el fallo invocado queda firme antes de que el juez resuelva la
excepción, no habría obstáculo en acogerla; y, por otro lado, para que
puedan compensarse los reajustes e intereses que se han devengado y que
se devenguen durante la secuela de otro juicio por concepto de costas, se
requiere previamente una declaración judicial, mediante la cual se fije la
suma que por dicho concepto se adeuda.

Dicha exigencia obedece a que por la compensación se extinguen dos o más


obligaciones hasta la concurrencia de sus respectivos montos, y en tal caso,
resulta evidente que para ello se precisa conocer la cuantía de las
obligaciones compensables.

b.10) La nulidad de la obligación


I. Definiciones y ámbito de aplicación
Esta excepción se contempla en el numeral 14 del artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil.La nulidad es también un modo de extinguir las
obligaciones regida por las normas del derecho común.

Ha sido definida como la sanción de ineficacia jurídica establecida por la ley


para la omisión de los requisitos y formalidades que en ella se prescriben
para el valor de un acto, según su especie y la calidad o estado de las
partes. Dicha causal de oposición dice relación con la existencia o validez del
acto o contrato que da origen a la obligación cuyo cumplimiento o pago se
pretende en el juicio ejecutivo.

Está excepción está referida al acto jurídico mismo, a la obligación objeto del
cobro; pero no al documento que la contiene, a los pactos o convenciones
accesorios, como la hipoteca, ni al procedimiento del juicio ejecutivo.

En efecto, lo impugnado a través de ella no atañe al carácter ejecutivo del


título ni a la falta de condiciones establecidas por la ley para que se le
considere como tal o con la liquidez o exigibilidad de la deuda, sino a
cuestiones relativas a los elementos y exigencias que determinan el
nacimiento o legitimidad de la obligación y no con su naturaleza ejecutiva,
para cuyos efectos el legislador ha previsto especialmente la excepción del
numeral 7 del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil.

No debe confundirse la excepción del numeral 7 con la del 14. La primera,


de no ser el título invocado ejecutivo con respecto de la ejecutada, mira a la
forma del título mismo: "la falta de alguno de los requisitos o condiciones
establecidos por las leyes para que dicho título tenga fuerza ejecutiva". La
segunda, en cambio, se refiere a la validez del crédito que se contiene en el
título y, en consecuencia, no es procedente alegar esta última excepción
sobre la base de falta de los requisitos que la ley indica con relación al título.

El numeral 14 del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil no distingue


respecto de qué clase de nulidad puede oponerse como excepción a la
ejecución. Así entonces en el ámbito del derecho privado podrá ser la
nulidad absoluta o relativa, rigiéndose para tales efectos por lo dispuesto en
los artículos 1681 y siguientes del Código Civil.

Ahora si el título ejecutivo presentado corresponde a un acto administrativo,


por ejemplo un Certificado emitido por el Secretario Municipal, al que el
legislador ha dotado de fuerza ejecutiva, la nulidad de la obligación debe
buscarse al alero de las normas de derecho público que son aquellas que
rigen la materia. Así, por ejemplo, es nula la obligación si por sentencia
firme se ha declarado que es falsificada la escritura de mutuo de donde el
actor pretende hacer emanar la obligación; si el reconocimiento de deuda
que sirve de título a la ejecución fue suscrito por el ejecutado mediante
fuerza ejercitada para obtener el consentimiento del deudor; si no existe
una contraprestación de parte de la ejecutante, la supuesta obligación que
pretende ejecutar, carece de causa; si el título en que se basa la ejecución
no circuló y el negocio subyacente que justificó su emisión —futura
celebración de un contrato de compraventa sobre un bien raíz— no llegó
nunca a ejecutarse, la obligación carece de causa; si la obligación que ha
servido de fundamento inmediato de los títulos objeto del juicio ejecutivo
carecen de causa lícita y objeto ilícito, es nula y lo son también, por vía de
consecuencia, los efectos de comercio girados para extinguirla.

El tribunal, de oficio, puede declarar la nulidad si se cumplen los requisitos


del artículo 1683 del Código Civil. No puede alegarse en forma incidental la
excepción de nulidad absoluta con posterioridad al escrito en que el
ejecutado se opone a la ejecución. Ni es obstáculo legal para pronunciarse
en el juicio ejecutivo sobre la excepción de nulidad opuesta oportunamente,
por el hecho de existir un juicio ordinario seguido por el ejecutante en contra
del ejecutado, o por éste en contra de aquel, sobre nulidad del mismo
contrato en que se apoya la ejecución. La carga probatoria corresponde al
ejecutado.

Esta excepción debe referirse a los vicios de carácter sustantivo que pueden
afectar la obligación patentizada en el título, empero no a supuestos vicios
de orden procesal que también pudieren afectarle. De este modo, no podría
el ejecutado funda esta excepción en el hecho de haber existido en el
procedimiento de citación a confesar deuda eventualmente algún vicio
procedimental, esto debiera ventilarse dentro de esa gestión o, en su
defecto, atacándose oportunamente por la vía procesal pertinente la referida
sentencia interlocutoria que tuvo por confeso al demandado, empero no
puede pretenderse revivir esta cuestión por la vía de la excepción que se
analiza, porque el derecho del ejecutado se encuentra precluído para tales
efectos.

II. Nulidad e inoponibilidad


La inoponibilidad no puede invocada a través de la excepción de nulidad
contemplada en el numeral en estudio, aquella es un instituto distinto, no
asimilable al de la nulidad pues regula situaciones jurídicas diferentes,
siendo también diversos sus efectos.

En efecto, según se ha resuelto reiteradamente, la nulidad es la sanción de


ineficacia jurídica establecida por la ley para la omisión de los requisitos y
formalidades que en ella se prescriben para el valor de un acto, según su
especie y la calidad o estado de las partes. Por su parte, la inoponibilidad es
definida como la sanción legal que consiste en el impedimento de hacer
valer, frente a ciertos terceros, un derecho nacido de un acto jurídico válido
o los de uno nulo, revocado o resuelto.

b.11) La pérdida de la cosa debida, en conformidad a lo dispuesto en el


Título XIX, Libro IV del Código Civil
I. Definiciones y ámbito de aplicación
Esta excepción se contempla en el numeral 15 del artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil. La pérdida de la cosa debida también es un modo de
extinguir las obligaciones que se produce cuando la especie o cuerpo cierto
debido perece, se destruye, deja de estar en el comercio humano o
desaparece o se ignora si existe.
La pérdida debe ser fortuita, porque si se debe a culpa del deudor, entonces
la obligación subsiste y la ejecución debe recaer sobre el valor de la especie
o cuerpo cierto, debiendo hacerse su avaluación por perito. La pérdida de la
cosa que se debe solo extingue la obligación cuando el objeto de esta recae
sobre una especie o cuerpo cierto, pues respecto de las obligaciones de
género, que son aquellas en que se debe indeterminadamente un individuo
de una clase o género determinado, la perdida de algunas de las cosas no
extingue la obligación, conforme disponen los artículos 1508 y 1510 del
Código Civil.

De este modo, el artículo 1670 es inaplicable al caso en que no se cobra un


cuerpo cierto, sino una simple cantidad de dinero de un tipo determinado.

Este modo de extinguir se aplica a las obligaciones de dar, hacer o de no


hacer; y conforme al artículo 534 del Código de Procedimiento Civil, en el
juicio ejecutivo de las obligaciones de hacer, además del catálogo del artículo
464 del Código de enjuiciamiento Civil, podrá oponerse la excepción de
imposibilidad absoluta para la ejecución actual de la obra debida.

b.12) La transacción
I. Definiciones y ámbito de aplicación
Esta excepción se contempla en el numeral 16 del artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil. Es un acto jurídico bilateral por el cual las partes,
haciendo concesiones recíprocas, terminan extrajudicialmente un litigio
pendiente, o precaven un litigio eventual.

En efecto, la transacción importa un contrato, pues ambas partes crean


vinculaciones jurídicas por las que se obligan recíprocamente a dar, hacer o
no hacer alguna cosa, como también un modo de extinguir obligaciones y en
ella entonces van envueltas las concesiones recíprocas, en cuanto a la
renuncia total o parcial que hacen las partes de sus pretensiones, para poner
término a un litigio pendiente o evitar un litigio eventual, sin que en cuanto
a ellas se exija la equivalencia.

La excepción de transacción supone la existencia de un acuerdo posterior


que modifique lo convenido en el documento que sirva de base al juicio
ejecutivo. En este sentido, se ha resuelto que no es posible aceptar que se
invoque como fundamento de la excepción de transacción, el mismo acuerdo
que da cuenta de la obligación incumplida y cuyo cobro ejecutivo se
demanda. Como todo contrato, debe reunir por un lado los requisitos
comunes a este; y, por el otro, debe cumplir con elementos o requisitos que
le son propios: la existencia de un derecho discutido y que las partes se
hagan concesiones recíprocas. Este último elemento es esencial ya que
involucra la necesidad de que ambas partes realicen un sacrificio a la época
de la celebración del contrato. Si bien no se exige una proporcionalidad
perfecta, si alguna de las concesiones es irrisoria se tiene por insatisfecha la
condición.

Pueden ser objeto de este contrato todos los bienes susceptibles de


disponerse, vale decir, aquellos bienes comerciables, quedan excluidos,
desde luego, la acción penal, los alimentos futuros de las personas a quienes
se deben por ley, el estado civil de las personas y los derechos ajenos e
inexistentes.

La transacción es nula si el acto del que nace el derecho objeto de la


transacción adolece de nulidad y, si no existiere jurídicamente el acto
celebrado por falta de objeto y causa, ello conlleva la inexistencia del
contrato de transacción que sirve de fundamento a la excepción. La
transacción no afecta ni obligan sino a los que las otorgan y no a las
personas que solo figuran en las causas transigidas. Se trata de un contrato
in tuito personae de acuerdo al artículo 2456 del Código Civil. Tratándose de
deudas solidarias, la transacción limita el efecto al solo deudor que celebra
la transacción.

b.13) La prescripción de la deuda o solo de la acción ejecutiva


I. Definiciones y ámbito de aplicación
Esta excepción se contempla en el numeral 17 del artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil. Comprende dos excepciones distintas: La prescripción
de la deuda y la prescripción de la acción. Sin embargo, debe
considerárseles como una misma y única defensa esta excepción,
independientemente que se la pretenda distinguir con el nombre de
prescripción de la deuda o con la designación de prescripción de la acción
ejecutiva.

La prescripción de la deuda apunta a la relación material. Opera cuando se


ha extinguido toda acción a través de la que puede obtenerse el pago de la
deuda, tanto ordinaria como ejecutiva. En tanto que la prescripción de la
acción mira al título ejecutivo mismo. Aquí se ha extinguido la acción
ejecutiva, pero subsiste la acción ordinaria.La prescripción de la acción no es
una mera cuestión procesal, sino una institución jurídica de carácter
sustantivo. Es distinta a la de falta de fuerza ejecutiva del título.

En el juicio ejecutivo, la prescripción solo puede oponerse dentro del plazo a


que refieren los artículos 459, 460 y 461 del Código de Procedimiento Civil.
Está vedada la posibilidad de recurrir a la vía ordinaria para obtener un
pronunciamiento de prescripción que la ley solo prevé cuando ha precedido
un juicio ejecutivo con anterioridad.

Si la excepción de prescripción de la acción ejecutiva es acogida, deberá


demandarse en juicio declarativo por el lapso que resta para la prescripción
de la acción declarativa. Al oponer la excepción de prescripción, el ejecutado
debe exponer las razones de hecho y de derecho en que se funda. No basta
manifestar que la acción se halla totalmente prescrita. Cumplido el requisito
de fundamentación, el juez, en virtud del principio iura novit curia, se halla
autorizado para fijar el plazo pertinente, reparando inclusive el error en que
pueda haber incurrido el ejecutado.

Bajo este prisma, el tribunal está facultado para declarar de oficio


prescripción parcial de acción ejecutiva, pues si el juez puede decidir sobre
una eventual excepción de prescripción total, tiene también competencia
para declarar una prescripción parcial.

b.14) La cosa juzgada


I. Definiciones y ámbito de aplicación
Esta excepción se contempla en el numeral 18 del artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil. La excepción de cosa juzgada tiene por objeto impedir
la inútil tramitación del proceso ejecutivo cuando media sentencia dictada en
un proceso anterior sustanciado entre las mismas partes y en virtud del
mismo título. Opera frente al acogimiento de excepciones perentorias, pero
no frente a dilatorias, pues en este caso, subsanado que sea el defecto,
podrá intentarse un nuevo juicio ejecutivo.

Habrá cosa juzgada cuando confrontando la acción deducida en ambos


pleitos, su objeto y fundamento, resulta que es la misma situación jurídica
que se pretende someter nuevamente a la decisión judicial, sin que
desaparezca esta igualdad de situación por no ser unas mismas las
expresiones con que el demandante sustenta su derecho, si sustancialmente
tienen el mismo alcance.

Cabe recordar, que, para la procedencia de la excepción de cosa juzgada, es


menester que concurra la triple identidad a que se refiere el artículo 177 del
Código de Procedimiento Civil, o sea, que la nueva acción sea entablada por
y contra las mismas personas que litigaron en juicio anterior, y que sea
idéntica en la cosa pedida y en la causa de pedir a aquella causa cuya
sentencia definitiva o interlocutoria se encuentra firme. Así, por ejemplo,
habrá identidad de cosa pedida si lo que se busca es el pago de una
obligación que asciende a la misma cantidad de dinero, más intereses y
reajustes; e identidad de causa de pedir, si el fundamento inmediato es el
mismo, por ejemplo, si ambas acciones se fundan en el no pago de una
factura.

Se ha desestimado la excepción de cosa juzgada, si no se ha trabado la litis,


puesto que no ha existido juicio. De igual modo, se ha resuelto que no
puede invocarse como fundamento de la excepción de cosa juzgada, la
resolución que desechó otra ejecución anterior por no haberse acompañado
el título. Por el contrario, se ha admitido la excepción de cosa juzgada, si ha
quedado establecido que con anterioridad el ejecutante se había desistido de
la tercería de pago deducida contra el ejecutado a fin de obtener el pago de
las mismas letras de cambio que cobra en el juicio ejecutivo.

Sección X Tramitación de las excepciones

1. Respuesta a las excepciones


De acuerdo al artículo 466 del Código de Procedimiento Civil, presentado el
escrito de oposición a la ejecución el juez debe conferir traslado al
ejecutante a fin que formule las alegaciones que estime pertinentes. Esta no
es la oportunidad para que el tribunal las declare improcedentes. Sin
embargo, si se trata de la excepción de incompetencia del tribunal, el juez
está facultado por el artículo 465 del Código de Procedimiento Civil para
fallarla desde luego o bien reservarla para definitiva. Esta es la única
excepción que el tribunal puede resolver de inmediato.

Ahora habiéndose opuesto la excepción de incompetencia conjuntamente


con otras excepciones y evacuado por el ejecutante el traslado de ellas, si el
tribunal no se pronuncia desde luego sobre la primera, debe decidir acerca
de la admisibilidad o inadmisibilidad de todas ellas y recibir a prueba las que
estime admisibles, sin perjuicio de que, aceptada en definitiva la de
incompetencia, se abstenga de fallar las demás.

De este modo, aunque las excepciones opuestas no fueran de las


enumeradas en el artículo 464 del Código de Procedimiento Civil, el juez
deberá conferir traslado al ejecutante. Lo propio si las excepciones
deducidas por el deudor están comprendidas entre las que determina el
artículo 464 del Código de Procedimiento Civil, aun cuando aparezca de
manifiesto su falta de fundamento. El tribunal no puede declararlas
inadmisibles sin antes escuchar al ejecutante.La resolución que confiere el
traslado se notifica por el estado diario.

2. Actitudes que puede asumir el ejecutante


Conferido el traslado, el ejecutante puede asumir alguna de las siguientes
actitudes:

a.- Contestar el escrito que contiene la oposición, dando razones de hecho o


derecho por lo cual deben desestimarse y seguirse adelante con la
ejecución.El ejecutante tiene el plazo fatal de cuatro días para responder las
excepciones.

b.- Dejar trascurrir los cuatro días sin responder el escrito de oposición.La
falta de oposición de excepciones determina, sin otra sustanciación, el
dictado de sentencia de remate. A este respecto, el artículo 472 del Código
de Procedimiento Civil dispone que, si no se oponen excepciones, se omitirá
la sentencia y bastará el mandamiento de ejecución para que el acreedor
pueda perseguir la realización de los bienes embargados y el pago.

c.- Desistirse dentro de este plazo de cuatro días de la demanda, reservando


su derecho para entablar acción ordinaria sobre los mismos puntos que han
sido materia de aquella. Esta actitud será revisada más adelante bajo el
epígrafe reserva de acciones y excepciones.

3. Examen de admisibilidad de las excepciones y recepción de la


causa a prueba
De acuerdo al inciso segundo del artículo 466 del Código de Procedimiento
Civil, una vez vencido el plazo fatal de cuatro días y, siempre que el
ejecutante no se haya desistido, el tribunal debe pronunciarse sobre la
admisibilidad de las excepciones opuestas. Para tal efecto, el juez deberá
estudiar el expediente y efectuar un doble control: si las excepciones
opuestas se encuentran contempladas en el artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil y si han sido opuestas en tiempo.Este estudio puede
llevar al tribunal a dos conclusiones:

a) Las excepciones sean admisibles


Si las excepciones opuestas por el ejecutado son de las enumeradas
taxativamente por el artículo 464 del Código de Procedimiento Civil y han
sido alegadas dentro del término legal, el tribunal las declarará admisibles y
deberá ver si hay o no hechos sustanciales controvertidos para recibir o no a
prueba la causa.El pronunciamiento de admisibilidad de las excepciones no
vincula jurídicamente al juez, quien al dictar sentencia examina nuevamente
las excepciones, desde que el examen de admisibilidad solo involucra los dos
puntos referidos en el párrafo que antecede.

Por otro lado, si el juez incurrió en un error al declarar admisibles


excepciones que fueron opuestas en formas extemporáneas, hecho que se
logra constatar con un estudio más acabado al momento de dictar sentencia,
puede en la sentencia misma rechazar las excepciones por haber sido
opuestas fuera de plazo, y por lo mismo no emitir pronunciamiento sobre el
fondo de las excepciones opuestas. En este sentido, se ha resuelto "atendido
a lo dispuesto en los artículos 64 y 84 inciso final del Código de
Procedimiento Civil, que expresan, respectivamente, que los plazos de dicho
Código son fatales para las partes, extinguiéndose la posibilidad de ejercer
un derecho, al vencimiento de los mismos, y que el juzgador carece de
facultades para subsanar actuaciones viciadas en razón de haberse realizado
éstas fuera del plazo fatal indicado por la ley, no cabe sino desestimar las
excepciones deducidas en razón de haberse interpuesto en forma
extemporánea...".

Sin embargo, según se ha resuelto, estaría vedado al juez que dictó la


sentencia interlocutoria firme que declaró admisibles las excepciones, luego,
en la sentencia definitiva declararlas extemporáneas, desde que estaría
afecto a la causal de inhabilidad prevista en el numeral 8 del artículo 195 del
Código Orgánico de Tribunales. La declaración de admisibilidad es previa a la
recepción de la causa a prueba. Si el tribunal omite un pronunciamiento en
cuanto a la admisibilidad o inadmisibilidad de las excepciones opuestas por
el ejecutado, el procedimiento adolece de un vicio de nulidad. En efecto, la
resolución que se pronuncia sobre la admisibilidad o inadmisibilidad de las
excepciones constituye un trámite esencial establecido por la ley, y tal
pronunciamiento debe ser realizado en forma separada y previa a la
sentencia definitiva.

Esta resolución tiene naturaleza de sentencia interlocutoria, pues recae


sobre un trámite que sirve de base para el pronunciamiento de una
sentencia definitiva, por lo mismo, una vez firme, ella produce el efecto de
cosa juzgada.

Si hubieren hechos controvertidos, sustanciales y pertinentes, el tribunal


luego de declarar la admisibilidad de las excepciones y en la misma
resolución recibirá las excepciones a prueba. La resolución que niegue recibir
a prueba las excepciones a la ejecución es apelable. La respuesta que dé el
ejecutante al escrito de oposición de excepciones debe ser tomada en
cuenta para señalar los puntos de prueba del juicio ejecutivo.

Los hechos sustanciales, pertinentes y controvertidos en el juicio ejecutivo


se van a vincular única y exclusivamente con las excepciones opuestas. De
conformidad a lo dispuesto en el artículo 469 del Código de Procedimiento
Civil, la resolución que recibe la causa a prueba fijará puntos y no hechos,
los que deben vincularse únicamente con las excepciones opuestas.Una vez
declaradas admisibles las excepciones y recibida la causa a prueba, a cuyo
término se dicta sentencia definitiva, la que acogerá o rechazará las
excepciones hechas valer.

Si el juez estima que no es necesario recibir la causa a prueba por no existir


puntos controvertidos, sustanciales y pertinentes, dictará desde luego
sentencia definitiva. En este caso el tribunal no declarará la admisibilidad de
las excepciones en forma previa, sino que procederá a dictar sentencia
definitiva. En consecuencia, la resolución que declare admisibles las
excepciones será la propia sentencia definitiva.

En esta hipótesis no hay trámite de citación a las partes para oír sentencia.
Habiendo puntos controvertidos sin que se reciba la causa a prueba, la
sentencia es nula por faltar a un trámite esencial en los términos que prevé
el artículo 768 del Código de Procedimiento Civil.

b) Las excepciones sean inadmisibles


Si las excepciones han sido interpuestas fuera de plazo o no son de aquellas
contempladas en el artículo 464 del Código de Procedimiento Civil, el
tribunal deberá declararlas inadmisibles.En esta situación, tampoco se
declara la inadmisibilidad de las excepciones en forma previa, sino que el
tribunal procede a dictar sentencia definitiva y en ella se declara la
inadmisibilidad de las excepciones.Esta sentencia debe cumplir con los
requisitos que establece el artículo 170 Código de Procedimiento Civil.

En consecuencia, la resolución que declare inadmisible las excepciones será


la propia sentencia definitiva. Tampoco hay trámite de citación para oír
sentencia.La declaración de admisibilidad no atiende al fondo de las
excepciones, sino únicamente de que concurran en su interposición, las dos
circunstancias anotadas.
De ahí que se trate de un estudio puramente formal y para pronunciarse
acerca de la admisibilidad o inadmisibilidad de las excepciones propuestas,
no es menester recibirlas a prueba.El estudio y declaración de admisibilidad
de las excepciones el juez debe hacerla de oficio. En efecto, desde que se
confiere traslado al ejecutante del escrito de excepciones del ejecutado, el
impulso procesal es del tribunal.

La resolución que declara admisibles las excepciones y recibe a prueba las


excepciones se notifica por cédula a las partes que hubieren cumplido con la
obligación prevista en el artículo 49 del Código de Procedimiento Civil, de lo
contrario, por el estado diario, en los términos que autoriza el artículo 53 del
citado cuerpo normativo. En su contra proceden los recursos de reposición
especial y el de apelación subsidiaria en los términos generales, vale decir,
deben interponerse estos recursos en el término de tres días desde que se le
notifique dicha resolución.

4. El término probatorio
El término probatorio puede ser ordinario, extraordinario o especial.

a) El término probatorio ordinario


De acuerdo con lo dispuesto en los artículos 3, 320 e inciso primero del
artículo 468, todos del Código de Procedimiento Civil, el término probatorio
en el juicio ejecutivo es de diez días hábiles, el que comienza a correr desde
que se notifica a la última de las partes la resolución que declara admisible
las excepciones y recibe la causa a prueba, siempre que no haya sido objeto
de recursos, o bien, en caso contrario, desde la notificación por el estado de
la resolución que se pronuncie sobre la última solicitud de reposición.

Es fatal para rendir la prueba de testigos según la regla general del artículo
340 del Código de Procedimiento Civil. Este término de diez días puede
prorrogarse hasta diez días más a solicitud del acreedor. Esta prórroga
deberá solicitarse antes del vencimiento del término legal y corre sin
interrupción después de este, según lo estatuye el inciso segundo de la
citada norma. La solicitud del acreedor no requiere expresión de causa.

b) El término probatorio extraordinario


En el juicio ejecutivo no se contempla un término extraordinario para rendir
prueba fuera del territorio de la república. El único aumento extraordinario
es el referido en el inciso final del artículo 468 del Código de Procedimiento
Civil, según el cual, por acuerdo de ambas partes, podrán concederse los
términos extraordinarios que ellas designen.En consecuencia, se requiere la
concurrencia de dos requisitos:

1.- Que exista un acuerdo de las partes.


2.- Que determinen la duración del término extraordinario.La falta de
término probatorio extraordinario para rendir prueba en un territorio
jurisdiccional diverso al tribunal que conoce del juicio o fuera del territorio
de la República, se suple con la facultad que la ley confiere al acreedor para
pedir la ampliación del término ordinario hasta por diez días más, y también
con el acuerdo de ambas partes para señalar los términos extraordinarios
que crean prudentes.

c) El término probatorio especial


Si bien nada dice a su respecto el Título I del Libro III del Código de
Procedimiento Civil, referido al juicio ejecutivo de las obligaciones de dar,
por aplicación del artículo 3º del mismo cuerpo normativo, debe aplicarse las
normas del procedimiento ordinario, en consecuencia, podrán concederse
términos especiales en similares condiciones al juicio ordinario de mayor
cuantía. Nuestra doctrina así lo ha entendido.

5. Manera de rendirse la prueba


De acuerdo al artículo 469 del Código de Procedimiento Civil, en el juicio
ejecutivo la prueba se rinde del mismo modo que en el juicio ordinario. De
este modo y a falta de norma especial, la nómina de los testigos de que
piensen valerse las partes deberá presentarse dentro del plazo de cinco días
contados desde que se inicie el término probatorio.

No obstante, se debe advertir la existencia de la doctrina, hoy minoritaria,


que postula que el ejecutado debe acompañar la lista de testigos en el
escrito en que opone las excepciones, para de esa manera dar cumplimiento
a la exigencia contenida en el artículo 465 del Código de Procedimiento Civil,
de expresar con claridad y precisión los medios de prueba, aprovechándose
de esa manera de forma íntegra los diez días señalados por la ley para el
probatorio.

6. Carga probatoria
Corresponde al ejecutado la carga de la prueba de los hechos en que funde
las excepciones, atendido a la presunción favorable al ejecutante que surge
del título ejecutivo.
En este sentido, la circunstancia que el juicio ejecutivo se funde en la
existencia de un título con fuerza de ejecución se traduce en que el actor
ejerce su acción provisto de un antecedente documental que dota de plena
eficacia inicial a su pretensión de cumplimiento, vale decir, sin la necesidad
de comprobar la existencia de la obligación que lo motiva, pues ella consta
de modo fehaciente. Es por ello que el artículo 465 del Código de
Procedimiento Civil exige al ejecutado que se defiende mediante la
formulación de excepciones, señalar en el mismo escrito que las oponga, los
medios de prueba de que pretende valerse para su configuración.

Las pruebas necesarias para enervar la pretensión ejecutiva del actor deben
ser contundentes, a tal grado que permitan neutralizar la certidumbre de la
cual goza por ley el título ejecutivo esgrimido en su contra.649

7. Trámites posteriores a la prueba


Concluido el término probatorio, las partes tienen seis días para hacer por
escrito las observaciones que el examen de la prueba sugiera. Vencido este
plazo, háyanse o no presentado escritos, y sin nuevo trámite, el tribunal
citará a las partes para oír sentencia. El juez puede decretar algunas de la
medida para mejor resolver que contempla el artículo 159 del Código de
Procedimiento Civil

Sección XI De la sentencia

1. La sentencia
La sentencia definitiva resuelve las excepciones opuestas; la demanda
ejecutiva quedó resuelta al dictarse el mandamiento de ejecución y
embargo. De acuerdo al artículo 470 del Código de Procedimiento Civil, debe
dictarse en el plazo de diez días, contados desde que el pleito quede
concluso; plazo que no se suspende ni renueva por el hecho de haberse
decretado alguna medida para mejor resolver; y debe cumplir con todos los
requisitos que establece el artículo 170 del Código de Procedimiento Civil.

La sentencia definitiva puede ser de dos clases: absolutoria o condenatoria.


Para determinar cuál de estas sentencias es la que procede, se debe atender
a los bienes embargados; esta clasificación importa para determinar los
efectos que produce la apelación en el cumplimiento del fallo.

a) Sentencia absolutoria
Es aquella sentencia que acoge alguna de las excepciones opuestas por el
ejecutado y, en consecuencia, rechaza la demanda y ordena alzar el
embargo. Esta sentencia debe condenar en costas al ejecutante según lo
ordena el 471 del Código de Procedimiento Civil.

b) Sentencia condenatoria
Es aquella que rechaza todas las excepciones opuestas por el ejecutado y,
en consecuencia, acoge la demanda y ordena seguir adelante la ejecución.
En este caso, las costas se deben imponer al ejecutado conforme al referido
artículo 471.La sentencia condenatoria puede a su vez ser de dos clases: de
pago o de remate.

b.1) Sentencia de pago


Es aquella en que el embargo se ha trabado sobre dineros o sobre la cosa o
cuerpo cierto que se debe.

b.2) Sentencia de remate


Será de remate cuando el embargo ha recaído sobre cosas que no son
dinero ni la especie o cuerpo cierto que se debe.

2. Contenido de la sentencia
Cuando el ejecutado haya opuesto excepciones a la ejecución, la sentencia
debe contener, además de la indicación de la fecha y lugar de expedición y
firma del juez, la decisión de las cuestiones planteadas, debiendo
consignarse así mismo los fundamentos, es decir, la invocación de las
normas o principios jurídicos que sirven de sustento conforme lo estatuye el
artículo 170 del Código de Procedimiento Civil y el pronunciamiento sobre
costas en los términos del artículo 471 del citado cuerpo normativo.

Ahora bien, de conformidad al Auto Acordado sobre la forma de las


sentencias, de fecha 30 de septiembre de 1920, la sentencia en su parte
resolutoria deberá comprender todas las excepciones que se hayan hecho
valer en el juicio; expresando de un modo determinado y preciso
excepciones que se acepten o rechacen. Sin embargo, podrá omitirse la
resolución de aquellas excepciones que fueren incompatibles con las
aceptadas; debiendo en este caso el tribunal exponer los motivos que
hubiere tenido para considerarlas incompatibles. Tal sería el caso si el juez
acepta la excepción dilatoria de incompetencia, falta de capacidad, litis
pendencia y de ineptitud del libelo. Lo propio si acoge la insuficiencia del
título.
En este sentido, se ha resuelto que si se acoge la excepción prevista en el
número 7 del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil, resulta
innecesario emitir pronunciamiento sobre las excepciones de los numerales
6 y 14 del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil, por resultar
incompatible con la acogida. Idéntica situación se puede presentar si el
ejecutado opone primeramente la excepción del Nº 2 del artículo 464 del
Código de Procedimiento Civil, cuando técnicamente es necesario
pronunciarse en forma previa respecto de la del numeral cuarto de la misma
disposición, pues aquella requiere la existencia de un juicio, y legalmente no
puede estimarse que hay juicio que habilite al tribunal para resolver, si la
demanda, que es la base del litigio, se declara inepta, esto es, que no ha
podido ser legalmente tramitada.

No obstante doctrina muy autorizada estima que la sentencia debe resolver


todas las excepciones opuestas, aun cuando ello pueda resultar o aparecer
incompatible. Las excepciones compatibles entre sí y opuestas
conjuntamente por el ejecutado, independientemente el orden en que el
ejecutado las oponga, deben ser abordadas por el sentenciador conforme a
una concatenación lógica.Por último, se debe indicar que es aplicable al
juicio ejecutivo el artículo 208 del Código de Procedimiento Civil.

En este sentido, se ha resuelto "Si el juez de la causa acepta la excepción


dilatoria de ineptitud del libelo, no debe pronunciarse sobre las demás
excepciones de fondo opuestas por el ejecutado por ser incompatibles, pero
el tribunal de alzada, si rechaza esta excepción dilatoria, debe pronunciarse
sobre las demás en única instancia". Cuestión que corrobora el máximo
tribunal al resolver que el tribunal de alzada no puede fallar en única
instancia las excepciones de un juicio ejecutivo, propuestas y discutidas en
la primera instancia, que no fueron resueltas por el juez a quo, salvo el caso
del artículo 208 del Código de Procedimiento Civil, que se refiere únicamente
a las excepciones no falladas por ser incompatibles con lo resuelto en la
sentencia apelada. Ergo, si la excepción no es incompatible, el tribunal
superior no puede fallar en única instancia.

3. Curso de las costas


El artículo 471 del Código de Procedimiento Civil dispone la condena en
costas incondicionada a alguno de los litigantes —de la parte que resulte
vencida—. Ergo en este juicio la condenación en costas escapa a toda
valoración sobre la conducta de las partes o la naturaleza de las cuestiones
debatidas. A este respecto, se debe hacer la siguiente distinción:
a) Sentencia que desecha todas las excepciones opuestas.En este caso se
debe imponer las costas al ejecutado.

b) Sentencia acoge alguna de las excepciones opuestas.Si la sentencia


absuelve al ejecutado, aunque sea por la aceptación de una sola de las
excepciones opuestas, el ejecutante debe ser condenado en costas.

c) Sentencia acoge solo en parte una o más excepciones. Si la sentencia


acoge en parte una o más excepciones opuestas por el ejecutado, las costas
se deben distribuir proporcionalmente, pero pueden imponerse todas al
ejecutado cuando en concepto del tribunal haya motivo fundado para ello.
Por ejemplo, cobran $10.000.000, opone excepción de pago, logra probar
que pagó $5.000.000, se acogerá la excepción por $5.000.000 y se
rechazará por el resto; la sentencia será condenatoria porque sigue adelante
la ejecución. No se trata aquí de que se acojan algunas excepciones y se
rechacen otras, porque si así fuese las costas deben imponerse al
ejecutante; de lo que se trata, es que una misma excepción sea acogida en
parte y rechazada en el resto ejemplo: excepción de pago, novación,
remisión, compensación, es decir, todas aquellas que puedan parcializarse.

Por lo tanto, el ejercicio de esa atribución es improcedente cuando se acoge


una excepción y se desechan las demás. Finalmente, cabe consignar que el
abono hecho por el ejecutado con posterioridad a la demanda, y que es
reconocido por el ejecutante, no es motivo suficiente para exonerar a aquel
de la solución de las costas causadas. Así mismo, aunque el deudor pagare
en el acto del requerimiento de pago, son de su cargo las costas del juicio.

4. Recursos contra la sentencia definitiva


a) Recurso de aclaración, rectificación y enmienda
Es plenamente procedente en contra de la sentencia según los términos
generales previsto en los artículos 182, 183, 184, 185 y 189 del Código de
Procedimiento Civil.

b) Recurso de apelación
El recurso de apelación procede únicamente en contra de la sentencia de
primera instancia.Para determinar los efectos en que se concede el recurso
de apelación se debe distinguir:

1.- Si el recurso lo interpuso el ejecutante:Se concede en ambos efectos de


acuerdo a las reglas generales, de modo que no se puede cumplir la
sentencia absolutoria mientras ella no se encuentre firme, por tanto, hay
que esperar la firmeza del fallo para proceder al alzamiento del embargo.

2.- Si el recurso de apelación lo interpone el ejecutado deben


subdistinguirse:

I. Si la sentencia es de pago, el recurso se concede en el sólo efecto


devolutivo; pero no se puede proceder a hacer pago al ejecutante con el
dinero o especie embargado, a menos que el ejecutante consigne las
resultas de recurso de apelación pendiente, conforme los artículos 194 Nº 1
y 475 del Código de Procedimiento Civil. En tal caso será el propio
ejecutante quien deberá solicitar al juez que conoce del asunto la
determinación del monto de la fianza.

II. Si la sentencia es de remate, la apelación también se concede en el solo


efecto devolutivo, lo que permite seguir adelante con los trámites necesarios
para realización de los bienes embargados; pero vendido los bienes el
producto del remate se consigna en orden del tribunal y no se puede hacer
pago al ejecutante a menos que este caucione las resultas del recurso, en
similares términos a los aludidos con ocasión de la sentencia de pago.

c) Recurso de casación
Respecto de este recurso se deben distinguir dos situaciones:

1.- Si el recurso lo deduce el ejecutante.No se suspende el cumplimiento del


fallo, pero este ejecutante puede solicitar que no se lleve a efecto la
sentencia mientras el ejecutado no rinda fianzas de resultas en los términos
estatuidos por el artículo 773 del Código de Procedimiento Civil.

2.- Si el recurso lo deduce el ejecutado, tampoco se suspende el


cumplimiento del fallo, pero este ejecutado no puede solicitar que no se
lleve a efecto la sentencia mientras no se rinda fianza de resultas, según lo
ordena el artículo 773 del Código de Procedimiento Civil.

5. La cosa juzgada en el juicio ejecutivo


a) Principio general
La sentencia definitiva que falla las excepciones produce cosa juzgada tanto
en el juicio ejecutivo como en cualquier otro juicio declarativo, concurriendo
la triple identidad de partes, objeto pedido y causa de pedir. Con esto se
quiere decir que las acciones y excepciones alegadas en un juicio no podrán
ser alegadas nuevamente por las mismas partes en otro juicio entre ellas
sobre la misma materia, ni tampoco en el mismo juicio.

Esta prohibición no sólo se refiere al juicio ejecutivo que se vuelve a iniciar,


sino que también al juicio ordinario que sobre esta misma cuestión inicien
las partes.En efecto, de acuerdo al artículo 175 de Código de Procedimiento
Civil "las sentencias definitivas e interlocutorias firmes producen la acción y
excepción de cosa juzgada". Precepto aplicable también al juicio ejecutivo
conforme al artículo 3º del Código de Procedimiento Civil; cuestión que
corrobora el inciso 1º del artículo 478 del Código de Procedimiento Civil al
establecer que la sentencia recaída en el juicio ejecutivo produce cosa
juzgada en el juicio ordinario tanto respecto del ejecutante como del
ejecutado.Toda sentencia de juicio ejecutivo produce cosa juzgada para el
ordinario, incluso aquella en que el ejecutado no opuso excepciones.

En efecto, el artículo 478 del Código de Procedimiento Civil solo habla de "La
sentencia recaída en el juicio ejecutivo", sin distinguir entre juicios en que se
opuso o no excepciones. Ahora si el ejecutado que hace reserva de
excepciones para el juicio ordinario, se desiste de ellas, el juicio ejecutivo
queda sin excepciones y sin reserva de derechos, por lo que en tal caso igual
habrá efecto de cosa juzgada.

Cabe prevenir eso sí que no produce cosa juzgada la acción ejecutiva


respecto de la acción concursal, por no existir identidad en cuanto a la cosa
u objeto y la causa de pedir. Lo propio en cuanto a la excepción de litis
pendencia. Además, no existe ningún precepto legal que prohíba la
instauración de ambos juicios, sea simultáneamente o sucesivamente,
mientras la respectiva obligación no sea satisfecha. De esta manera, la cosa
juzgada en el juicio ejecutivo presenta dos aspectos:

a) Opera en relación con otro juicio ejecutivo, es decir, resuelto un juicio


ejecutivo no podrá plantearse la misma cuestión ente las mismas partes en
otro juicio ejecutivo

b) Opera en relación con un juicio ordinario, es decir, fallado un juicio


ejecutivo, no puede pretenderse discutir ahora en un procedimiento
ordinario la misma cuestión entre las mismas partes.

b) Excepciones
Este principio tiene dos excepciones: la renovación de la acción ejecutiva y
la reserva de derechos.
b.1) Renovación de la acción ejecutiva
Ella es una excepción al principio de que la sentencia recaída en el juicio
ejecutivo produce cosa juzgada en relación con otro juicio ejecutivo y
consiste en la posibilidad que tiene el ejecutante de entablar un nuevo juicio
ejecutivo, cuando en el juicio ejecutivo anterior se rechazó la demanda
ejecutiva por algunos de los motivos que expresamente señala el artículo
477 del Código de Procedimiento Civil, vale decir, por incompetencia del
tribunal, incapacidad, ineptitud del libelo o falta de oportunidad en la
ejecución.

Se trata de excepciones que tienen naturaleza dilatoria, y por ende no


inciden en el fondo de la cuestión debatida, de ahí que una vez subsanado el
vicio en que se funda la excepción el actor pueda iniciar otro juicio ejecutivo.
En efecto, el artículo 477 del Código de Procedimiento Civil envuelve
supuestos en que se ha dictado sentencia en el juicio ejecutivo y se han
acogido las excepciones allí descritas, pero que no ha existido
pronunciamiento sobre el fondo. Por ello, corresponde que pueda renovarse
la acción cuando en la sentencia se deseche la ejecución porque no se dan
los presupuestos para estimarla oportunamente deducida, pero no se
declare que la obligación no existe.

En consecuencia, la sentencia que en un juicio ejecutivo, rechaza la


demanda por alguna de las situaciones previstas en el artículo 477 en
mención, constituye una hipótesis de cosa juzgada formal y sustancial
provisional, toda vez que será posible iniciar un proceso posterior que reúna
la triple identidad, a objeto de obtener un pronunciamiento que zanje el
asunto planteado.

La incapacidad a que se refiere el artículo 477 del Código de Procedimiento


Civil, debe extenderse también a la falta de personería y de representación
contemplada en el Nº 2 del artículo 464 del Código citado. En efecto, aun
cuando la norma en comento no menciona expresamente la excepción de
falta de personería al ser esta de aquellas defensas que no se pronuncian
sobre el fondo del asunto, debe entenderse comprendida entre las que, una
vez acogidas, permiten al ejecutante renovar su acción, además al utilizar la
norma en estudio la expresión "incapacidad" deben entenderse
comprendidas todas las incapacidades que establece el ordenamiento
jurídico, cuales son, la falta de capacidad de goce, de ejercicio y de
representación, pues de lo contrario se limitaría la renovación solo a aquellos
casos en que la acción ejecutiva haya sido ejercida por algún demente,
impúber, sordo o sordomudo, menor adulto o disipador declarado interdicto,
situaciones poco frecuentes, y se excluirían la casi totalidad de los casos en
que no se acompañaron los documentos para acreditar las facultades para
representar a otro.

En cuanto a la forma de entender la excepción de falta de oportunidad en la


ejecución, atendido que el artículo 464 del Código de Procedimiento Civil no
la señala en ninguna parte como una excepción que el ejecutado pueda
oponer a la demanda ejecutiva, se han planteado dos posiciones:

a) Algunos sostienen que la falta de oportunidad en la ejecución está


únicamente referida al factor tiempo y que por lo tanto la ejecución no será
oportuna solo cuando la obligación no sea actualmente exigible por existir
un plazo o condición pendiente.

b) Para otros, la falta de oportunidad en la ejecución no solo está referida al


factor tiempo, sino que también será cuando la acción ejecutiva se ha
rechazado por defectos externos del título que pueden ser subsanados por
los medios que la ley señala; ello es así porque el fin de la cosa juzgada es
que no se vuelva a discutir y si se rechaza por defectos externos, en realidad
no se ha pronunciado el tribunal sobre el fondo del asunto.

Se ha resuelto que en contra de la sentencia que resuelve la reserva no


procede el recurso de casación, por cuanto, en caso de acogerse una
excepción dilatoria, puede el ejecutante renovar su acción y, luego no se
produce a su respecto un perjuicio reparable solo con la invalidación del
fallo. En caso de rechazarse, se trata de una sentencia interlocutoria que no
pone término al juicio.

La mayor parte de la doctrina y jurisprudencia adhieren a esta teoría. Se ha


resuelto que la palabra oportunidad, de acuerdo a su sentido natural y
obvio, significa conveniencia de razón, tiempo y lugar. De modo que la falta
de oportunidad en la ejecución se configura cuando la prestación declarada
en la sentencia no está afecta a modalidad alguna, sea condición, plazo o
modo, o, de estarlo, la condición ha fallado, el plazo se ha extinguido, o el
modo ha desaparecido. Tal es el caso, de la concesión de esperas o
prórrogas en el plazo, la litis pendencia y el beneficio de excusión.

Tratándose de la excepción de la insuficiencia del título, esta puede quedar


comprendida en la falta de oportunidad de la ejecución, y por ende
renovarse, cuando se funda en un defecto o vicio externo de forma,
susceptible de ser subsanado sin modificación del título, por ejemplo, la
circunstancia de no haberse preparado debidamente la ejecución con la
necesaria gestión de notificación judicial de las facturas; si la excepción se
funda en un plazo o condición pendiente; si el título no se notificó a los
herederos; la sentencia que se invocó como título no contaba con el
certificado de ejecutoria; si la excepción de la insuficiencia del título se basó
en la falta de pago del impuesto respecto del título; o bien en razón de que
la escritura pública en la que se pactó la pena que se cobra, no constituye
título ejecutivo si esta no era exigible a la época de iniciarse el juicio.

En consecuencia, no habrá cosa juzgada entre la actual demanda y la


anterior sentencia si por una razón procesal esta fue desestimada, y ello en
razón de que la pretensión no ha sido juzgada ni en cuanto a lo pedido ni en
su fundamento jurídico inmediato. Ahora, si la anterior ejecución se ha
rechazado por un defecto procesal, como la falta de emplazamiento válido, y
no por defectos que afecten la existencia de la obligación cobrada, ni la
validez del título, subsanados los vicios formales, puede renovarse
nuevamente la acción, y no hay, necesidad de entrar a revisar si concurren o
no los requisitos exigidos por la ley para la cosa juzgada substancial, ni sería
necesario por parte del actor reserva alguna ni tampoco una declaración
judicial del tribunal que conoce de la ejecución.

Si la excepción rechazada se funda en aspecto de fondo, como si el


ejecutante no cumplió sus obligaciones del contrato, por afectar la existencia
misma de la obligación, la acción no podrá renovarse.

La renovación de la acción opera por el solo ministerio de la ley; y el actor


puede corregir el defecto conduciendo la nueva demanda al tribunal
competente, vale decir, la corrección no se realiza en el mismo proceso
como ocurre en el juicio ordinario, sino que debe iniciarse un nuevo juicio
ante tribunal competente. Si el ejecutante no repara el defecto formal, el
ejecutado podrá oponer la excepción de cosa juzgada.

Si bien el artículo 477 del Código de Procedimiento Civil otorga el derecho a


la renovación por medio del juicio ejecutivo, nada impide hacer uso de algún
otro procedimiento que se adecúe a la naturaleza de la acción deducida, lo
que sería necesario, por ejemplo, cuando la acción ejecutiva se encuentre
prescrita, situación que impide el ejercicio de la acción ejecutiva según lo
previene el artículo 442 del citado código, evento que en justicia no puede
impedir renovar el procedimiento.

b.2) La reserva de acciones y excepciones


Este instituto procesal constituye una excepción al efecto de cosa juzgada de
la sentencia del juicio ejecutivo, consistente en que se permite tanto al
ejecutante como al ejecutado hacer reserva de sus acciones y excepciones
en los casos y oportunidades regulados en el mismo procedimiento
ejecutivo, llevando la discusión sobre ciertas acciones y excepciones a un
juicio ordinario.Tiene su razón de ser en la norma del inciso primero del
artículo 478 del Código de Procedimiento Civil, de acuerdo al cual la
sentencia recaída en el juicio ejecutivo produce cosa juzgada en el juicio
ordinario, tanto respecto del ejecutante como del ejecutado. En virtud de la
reserva precisamente se evita que la parte que obtuvo en el juicio ejecutivo
pueda invocar la excepción de cosa juzgada en el procedimiento ordinario.

La reserva de acciones y excepciones supone la oposición en tiempo y en


forma de excepciones a la ejecución. Si el ejecutado no opone las
excepciones dentro del plazo establecido en la ley, renuncia a ella y no podrá
oponerlas en caso alguno con posterioridad a ese plazo, vale decir, las
defensas que pudieran oponerse en el juicio ejecutivo y no se impetraron, no
pueden ser luego objeto del juicio ordinario posterior.

El juez debe enumerar cuáles son las acciones o excepciones que se reserva.
Cuando las partes las hagan valer en el juicio ordinario, deben hacerlo con
los mismos fundamentos vertidos en el juicio ejecutivo.La reserva de
derechos puede ser de dos clases:

I. Reserva del ejecutante


El ejecutado dispone de dos oportunidades para solicitar la reserva de
acciones.
1.- Desde que se inicia la demanda ejecutiva y hasta antes de que se dicte
sentencia definitiva de única o primera instancia, tiene la posibilidad de pedir
reserva según lo faculta el artículo 478 del Código de Procedimiento Civil.
Esta reserva de derechos no puede ser solicitada ante el tribunal de segunda
instancia, pues si así fuera, éste estaría pronunciándose sobre la solicitud de
reserva en única instancia.Para saber cómo debe actuar el tribunal frente a
esta solicitud, hay que distinguir dos posibilidades:

a) Si la reserva dice relación con acciones que no se refieren a la existencia


misma de la obligación que es objeto de la ejecución, el juez deberá acceder
a la reserva.

b) Si la reserva dice relación con acciones que se refieren con la existencia


misma de la obligación, en tal caso el tribunal solo accederá si existen
motivos calificados para ello. Constituye motivo calificado la dificultad o
imposibilidad de rendir prueba. Este es el único caso en que el tribunal tiene
libertad para conceder o no la reserva; en los demás casos, está obligado a
otorgarla. El juez debe dictar sentencia y pronunciarse sobre la reserva. Si el
ejecutado hace reserva de acciones al presentar su demanda, esta petición
debiera formularse en subsidio de su acción para el evento de que esta no
sea acogida. Si la sentencia acoge la demanda ejecutiva, el juez no tendrá
necesidad de pronunciarse sobre la petición subsidiaria de reserva de
derecho hecha por el ejecutante, por ser incompatible con lo resuelto;
empero, si apelada la sentencia ella es revocada por el tribunal superior,
este deberá pronunciarse sobre la reserva que el juez de primera instancia
no falló por ser incompatible con lo resuelto por el fallo apelado, sin requerir
nuevo pronunciamiento del tribunal inferior de conformidad con lo que prevé
el artículo 208 del Código de Procedimiento Civil.

En este sentido, se ha resuelto "si el tribunal de alzada revoca el fallo de


primera instancia y acoge una de las excepciones opuestas, está en el deber
de pronunciarse sobre la reserva de acciones planteada por el ejecutante y
si no lo hace incurre en el vicio de casación formal del Nº 5 del artículo 768
del Código de Procedimiento Civil, en relación con el Nº 6 del artículo 170
del mismo Código". Mediante esta reserva, el acreedor conserva su acción y
a diferencia de la contemplada en el artículo 467 del Código de
Procedimiento Civil, su ejercicio no impone el desistimiento de la acción
ejecutiva, pudiendo el ejecutante obtener sentencia favorable, caso en el
cual no surte efecto la reserva de acciones. Se ha resuelto que no se
produce reserva de acciones si el ejecutante se allana a la excepción de
prescripción.El ejecutante debe iniciar el juicio ordinario posterior dentro de
plazo de 15 días contados desde que se le notifique la sentencia de única o
primera instancia o el cúmplase de la de segunda instancia, si se han
interpuesto recursos en su contra.

Si la demanda ordinaria no se presenta dentro del plazo establecido en el


artículo 474 del Código de Procedimiento Civil, no podrá admitírsele con
posterioridad, según lo sanciona el artículo 478 del mismo cuerpo
normativo.

2.- Dentro del plazo de cuatro días de que dispone para responder las
excepciones a la ejecución opuestas por el ejecutado, según lo autoriza el
artículo 467 del Código de Procedimiento Civil. Para tal efecto, el ejecutante
en su escrito de respuesta a las excepciones opuestas por el ejecutado
deberá desistirse de su demanda ejecutiva con reserva de derechos para
entablar acción ordinaria, en cuyo caso el juicio termina por desistimiento de
la demanda. Esta actitud podrá ser asumida cuando el ejecutante advierta
que las excepciones opuestas tienen plausibilidad de ser acogidas y siendo
alguna de ellas perentorias produce cosa juzgada. Puede convenirle perder
la acción ejecutiva pero mantener la acción ordinaria.

Se trata de un desistimiento especial, distinto al general contemplado en el


artículo 148 del Código de Procedimiento Civil, del que también puede hacer
uso el ejecutante, pero ciertamente con caracteres diversos. En efecto, si el
ejecutante decide desistirse de la demanda ejecutiva en uso de la facultad
prevista en el citado artículo 148, podrá hacerlo en cualquier estado del
juicio, se tramita como incidente, pudiendo el tribunal acogerlo o rechazarlo;
de acogerlo extingue las acciones a que él se refiere con relación a las
partes litigantes y a todas las personas a quienes habrá afectado la
sentencia del juicio a que se pone fin.Por lo que respecta a esta petición de
reserva, el tribunal debe dictar sentencia aceptando el desistimiento y
declarando la reserva, sin más trámite, vale decir, sin oír al ejecutado, pues
éste no puede oponerse al ejercicio de este derecho, debiendo el tribunal
acceder de inmediato tanto al desistimiento como a la reserva solicitada.

En efecto, el artículo 467 del Código de Procedimiento Civil, por su


especialidad, prevalece frente a la general del artículo 148 del citado Código,
no siéndole aplicable el procedimiento incidental, como sucede tratándose de
este último artículo. Este desistimiento produce los siguientes efectos:

a) El ejecutante no puede demandar ejecutivamente basado en el mismo


título ejecutivo.
b) Quedan sin efecto, ipso facto, el embargo y demás resoluciones dictadas.
c) El ejecutante debe responder de los perjuicios causados por la ejecución,
salvo lo que se resuelva en el juicio ordinario posterior.

La simple expresión del desistimiento y de la reserva de acciones por parte


del ejecutante resulta suficiente para generar el efecto procesal de
habilitarlo en orden a proseguir el procedimiento de cobro posterior, sin
necesidad de obtener un pronunciamiento jurisdiccional explícito en torno a
esa pretensión.

Tal conclusión emana de la simple confrontación entre los institutos del


desistimiento común sujeto a los trámites establecidos para los incidentes,
como lo prescribe el artículo 148 del Código Procesal Civil y el especial del
juicio ejecutivo, que opera de pleno derecho, por la sola circunstancia de su
ejercicio por el ejecutante, como lo ratifica el tenor del inciso 2º del artículo
467.
La demanda ordinaria puede entablarse en cualquier tiempo, porque el
Código de Procedimiento Civil no le ha señalado al acreedor un plazo para
ello, en todo caso siempre estará limitada por la prescripción.

Sin embargo, el ejecutado que no quiera estar sometido a esta espera


podría recurrir a la figura de la jactancia.Finalmente, en cuanto al curso de
las costas, estas son de cargo del ejecutante, toda vez que el artículo 467
del Código de Procedimiento Civil establece un principio general de
indemnidad patrimonial del ejecutado como consecuencia de la ejecución,
aserto que resulta compatible con la circunstancia de que sea el ejecutante y
no el ejecutado quien sea obligado a responder del pago de las costas
causadas en su defensa.

Por lo demás, no parece justo que sea el ejecutado quien deba soportarlas si
fue aquel quien inició un proceso de ejecución al que luego renunció. No
obstante, en diversos fallos se ha liberado de las costas al ejecutante,
fundado en que a la hipótesis que contempla el artículo 467 del Código de
Procedimiento Civil no le son aplicables las normas de los artículos 144 y
148 del Código adjetivo.

II. Reserva del ejecutado


El ejecutado también dispone de dos oportunidades para solicitar esta
reserva.

1.- Antes de dictarse sentencia definitiva de única o primera instancia, según


lo dispone el inciso segundo del artículo 478 del Código de Procedimiento
Civil, aplicándose las mismas reglas ya estudiadas con ocasión de la reserva
del ejecutante.

2.- En la oportunidad señalada en el artículo 473 del Código de


Procedimiento Civil. En este caso el ejecutado en el momento de oponer las
excepciones, debe alegar que no dispone de los medios probatorios para
justificarlas en el término de prueba y que, por consiguiente, se le haga
reserva de sus acciones y excepciones para discutir el asunto en un juicio
ordinario; de modo que aquí el fundamento de la reserva es uno solo: que
carece de los medios de prueba necesarios para acreditar las excepciones en
el término probatorio.

En este caso demandado no tiene obligación de manifestar los hechos y los


medios de prueba de que intenta valerse para acreditar sus alegaciones,
toda vez que carece, precisamente, de los medios probatorios que le
permiten justificar su excepción ni intenta, tampoco, formalizar juicio, desde
luego, al respecto, sino que lo que pretende es que todo se deje para un
proceso posterior.

En el evento de hacer el ejecutado en la oposición legal reserva de derechos,


la consecuencia jurídica no es otra que en el juicio ejecutivo se debe decidir
a favor del acreedor ejecutante, pues, la sentencia que en éste recaiga —la
que debe el juez dictar de inmediato— solo hace cosa juzgada formal y es
permitida su revisión en el juicio ordinario posterior.

En esta situación el tribunal debe proceder de inmediato y sin más trámite a


dictar sentencia condenatoria de pago o de remate. Esta hipótesis, al igual
que la contemplada en el artículo 478 del Código de Procedimiento Civil,
supone el pronunciamiento del fallo definitivo. De este modo, no resulta
procedente dar traslado de la oposición, recibir a prueba las excepciones o
pronunciarse sobre las mismas.

En este sentido, se ha resuelto "La sentencia que se pronuncie en el caso de


la reserva del artículo 473 del Código de Procedimiento Civil no puede
resolver sobre el fondo de las excepciones cuya reserva se solicita para el
juicio ordinario, y si así lo hiciere, incurrirá en vicio de nulidad por ultra
petita". Como el tribunal procede a dictar sentencia condenatoria, el
ejecutado además de la reserva debe pedir que no se haga pago al
ejecutante mientras este no caucione las resultas del juicio ordinario
posterior. El juez está obligado a acceder a la reserva y caución pedidas.
Esta reserva produce dos efectos:

a) El ejecutado puede iniciar un juicio ordinario ejercitando como acción las


mismas excepciones que haya opuesto en el juicio ejecutivo.

b) No se procederá a ejecutar la sentencia de pago o de remate dictada en


el juicio si el ejecutante no rinde caución de resultas.De acuerdo al artículo
474 del Código de Procedimiento Civil, si el ejecutado no deduce la demanda
ordinaria en el plazo de quince días contados desde que se le notifique la
sentencia de primera instancia o el cúmplase de la de segunda instancia si
se han interpuesto recursos, la fianza rendida por el ejecutante caduca ipso
facto, y la sentencia se cumplirá sin necesidad de ninguna garantía por parte
del ejecutante.

Entablada que sea la demanda, la fianza perdura hasta que se falle el juicio
ordinario y responderá a las resultas en caso de que se falle en contra del
ejecutante. Cabe agregar que las excepciones que se reservan son aquellas
que el ejecutado opuso a la ejecución y no todas aquellas a que tenía
derecho y que dejó extinguirse por no oponerlas. Ergo no procede la reserva
de excepciones que el ejecutado no interpuso o que fueron declaradas
inadmisibles.

Así mismo, cabe la posibilidad que el ejecutado efectúe una reserva parcial
de excepciones. No existiendo norma alguna que prohíba al ejecutado hacer
uso de la reserva de derechos prevista en el artículo 473 del Código de
Procedimiento Civil en forma parcial. Tal lo que sucede, v. gr., cuando el
ejecutado opone las excepciones indicadas en el numerales 7, 9 y 11 del
artículo 464 del Código de Procedimiento Civil y, en virtud de lo dispuesto en
el artículo 473 del mismo cuerpo legal, procede a realizar reserva de su
derecho para discutir en juicio ordinario la existencia de pago parcial que se
ha opuesto como fundamento de la segunda excepción, por no contar con
los medios de prueba para acreditarlo en el probatorio, en el evento que se
rechacen las restantes excepciones deducidas. En el ejemplo propuesto,
siendo la excepción de pago una excepción divisible, la reserva recaerá
únicamente sobre una parte del crédito; y si el demandado reclama haber
solucionado parcialmente la obligación y dice que no puede acreditar tal
pago, la reserva impetrada se circunscribirá a tal fragmento de la deuda.

Finalmente, si no se oponen excepciones a la ejecución, igualmente se


produce cosa juzgada, pues para que no se produzca justamente se debe
hacer reserva de acciones y, por otro lado, la excepción de cosa juzgada
prevista en el Libro Primero del Código de Procedimiento Civil alcanza
igualmente al rebelde.

Sección XII Tramitación del cuaderno de apremio

1. Generalidades
En el cuaderno de apremio se contendrán todas las diligencias que
permitirán al ejecutante obtener el cumplimiento compulsivo de la obligación
en el patrimonio de su deudor. Lo encabeza el mandamiento de ejecución y
embargo.

Como ya se tuvo oportunidad de explicar, presentada la demanda ejecutiva,


el juez debe examinarla, y si concurren los presupuestos legales la admitirá
a tramitación y despachará el mandamiento de ejecución y embargo. La
resolución que provee la demanda ejecutiva se consigna en el cuaderno
principal o ejecutivo.

En tanto que el mandamiento se estampa en el cuaderno de apremio, y


desde entonces el juicio ejecutivo se tramita en dos cuadernos, el principal o
ejecutivo y el de apremio. A su turno, de la notificación de la demanda
ejecutiva se deja constancia en el cuaderno de ejecutivo, en tanto que, del
requerimiento de pago, en el de apremio.De este modo, el cuaderno de
apremio se inicia con el mandamiento de ejecución y embargo, en seguida
se practica el requerimiento de pago y se traba el embargo en caso de que
el ejecutado no pague.

2. El mandamiento de ejecución y embargo


a) Concepto
El mandamiento de ejecución y embargo es la orden escrita impartida por el
juez, para que se requiera al deudor el pago de lo adeudado y,
subsidiariamente, si no paga en el momento del requerimiento, se trabe
embargo sobre bienes suficientes para cubrir esa deuda.

De acuerdo al 441 del Código de Procedimiento Civil, el mandamiento de


ejecución y embargo tiene lugar únicamente cuando el juez accede a dar
curso a la ejecución y que, por ende, ese mandamiento se despacha en
virtud de una sentencia previa que así lo ha ordenado. El mandamiento, no
es más que una mera consecuencia de la resolución que necesariamente le
antecede.

En efecto, examinado el título ejecutivo y verificado el cumplimiento de los


requisitos formales de la demanda ejecutiva, al tribunal proveerá el libelo,
ordenando despachar el mandamiento de ejecución y embargo. El
"despáchese" es una auto orden que se da el tribunal para la dictación del
"mandamiento de ejecución y embargo", resolución que encabeza el
cuaderno de apremio y será con la cual se efectuará el requerimiento de
pago al deudor.

b) Naturaleza jurídica
Como se indicó, el mandamiento de ejecución y embargo, que tiene su
origen en la providencia "Despáchese" que recae en la demanda ejecutiva,
es la orden escrita de requerir de pago al deudor y de embargarle bienes
suficientes si no paga en el momento del requerimiento; se trata, en
consecuencia, de la resolución que despacha la ejecución y que, en cuanto a
su naturaleza, constituye una interlocutoria puesto que resuelve sobre un
trámite que ha de servir de base en el pronunciamiento de una sentencia
definitiva, y como tal, es apelable de acuerdo a las reglas generales. Tanto
es así que de no existir oposición, de conformidad con el artículo 472 del
Código de Procedimiento Civil, ha de tenerse como sentencia definitiva.

c) Mandamiento de ejecución y embargo como sentencia de término


De acuerdo al artículo 472 del Código de Procedimiento Civil, si no se
oponen excepciones a la ejecución, se omitirá la sentencia y bastará el
mandamiento de ejecución para que el acreedor pueda perseguir la
realización de los bienes embargados y el pago, de conformidad a las
disposiciones del procedimiento de apremio.

Esta norma permite atribuir al mandamiento de ejecución y embargo el


carácter de sentencia, pero solo para los efectos de la realización de los
bienes embargados. De este modo, no es que el mandamiento adquiera el
carácter de sentencia si el demandado no opone excepciones en el juicio
ejecutivo, produciéndose una suerte de conversión procesal, sino que
simplemente se omite la sentencia y basta el mandamiento de ejecución
para que el acreedor pueda perseguir la realización de los bienes
embargados.

En este sentido, se ha resuelto "el artículo 472 del Código de Procedimiento


Civil permite atribuir al mandamiento de ejecución y embargo el carácter de
sentencia, pero sólo para los efectos de la realización de los bienes
embargados y el pago de la deuda respectiva, sin que resulte procedente
extender aquel efecto a situaciones como lo es, que existió incumplimiento
de una de las partes, pues en tal caso se requiere de la existencia de una
sentencia propiamente tal".

No obstante, se ha sostenido también que cuando no se oponen excepciones


en el cuaderno ejecutivo, se omite la sentencia definitiva y el mandamiento
de ejecución y embargo se convierte procesalmente, en la sentencia final del
juicio; si no se oponen excepciones en el juicio ejecutivo y, por consiguiente,
se omite dictar sentencia, el mandamiento de ejecución pasa a tener el
mérito de una sentencia de término, toda vez que la falta de oposición
extingue en forma irrevocable los derechos que pudiera ejercer el ejecutado;
en el caso de no oponerse excepciones a la ejecución, el mandamiento tiene
la autoridad de cosa juzgada; la decisión inicial de despachar mandamiento
de ejecución constituye una verdadera sentencia definitiva, condicionada a
su no impugnación en un término perentorio.
Doctrina nacional, comentando la misma norma, sostiene que la voluntad
soberana del legislador ha determinado, en este caso, que el mero hecho de
transcurrir el plazo para formular oposición sin hacerlo, haga las veces de
sentencia firme, de pago o de remate, para los efectos de seguirse adelante
la ejecución con arreglo a las normas del apremio, habida consideración a
razones prácticas, dada la inutilidad de dictar una verdadera sentencia.

d) Contenido del mandamiento


El mandamiento de ejecución y embargo debe contener ciertas y
determinadas menciones, algunas esenciales y otra de la naturaleza.

d.1) Menciones de la esencia


Las menciones de carácter esencial se encuentran contenidas en el artículo
443 del Código de Procedimiento Civil y son las siguientes:

a) La orden de requerir de pago al deudor por el capital, intereses y costas


b) La orden de embargar bienes del deudor en cantidad suficiente para
cubrir el pago de la deuda en capital intereses y costas, si este no paga en el
acto de requerimiento.
c) La designación de un depositario provisional que se haga cargo de la
administración de los bienes embargados.

En este punto se pueden plantear dos posibilidades:


1.- Que el ejecutante en la demanda ejecutiva haya propuesto a una
persona como depositario provisional. En tal caso, la designación de
depositario provisional deberá recaer en la persona que, bajo su
responsabilidad, designe el acreedor.

En efecto, de conformidad con lo dispuesto en el Nº 3 del artículo 443 del


Código de Procedimiento Civil, el primer llamado a designar un depositario
de las especies sobre las que se decreta embargo es el acreedor ejecutante.
Se ha resuelto que cualquier negativa a aceptar la propuesta efectuada por
el ejecutante no encuentra asidero legal. Así, podrá ser designado
depositario provisional, entre otros, un Martillero Público; o bien el banco
respecto de los dineros contenidos en una cuenta corriente. Al indicar el
numeral tercero del artículo 443 del Código de Procedimiento Civil que la
designación de depositario provisional que realiza el ejecutante, lo hace bajo
su responsabilidad, determina que la mala administración del depositario
puede dar origen a un juicio de indemnización de perjuicios en contra del
acreedor.
El ejecutante podrá incluso designar al deudor o pedir que no se designe
depositario. En tales condiciones, la exigencia del artículo 450 del Código de
Procedimiento Civil, en cuanto a que el depositario debe firmar la diligencia
de embargo, podrá ser imperativa para el caso de haberse designado
especialmente una persona en ese cargo, sea a proposición del acreedor o
por el tribunal, en subsidio, si aquel no le ha indicado; pero no es posible
hacerle aplicable al caso de que el acreedor haya optado por designar en ese
cargo al mismo deudor, ya que, en dicho caso, solo estará obligado a firmar
dicha diligencia si concurre a la diligencia de embargo.

Cabe señalar que la expresión que utiliza el Nº 3 del artículo 443 del Código
de Procedimiento Civil, en cuanto a que el acreedor puede incluso pedir que
no se designe depositario, debe entenderse únicamente referida al
depositario provisional, de lo contrario no tendría aplicación la norma en
cuando dispone que el embargo se entiende hecho por la entrega real o
simbólica al depositario.

2.- Si el ejecutante no ha propuesto depositario provisional, la designación la


hace el juez. En este caso la designación deberá recaer en persona de
reconocida honorabilidad y solvencia y con la limitación de que no podrá
designar a empleados o dependientes a cualquier título del tribunal ni en
persona que desempeñe el cargo de depositario en tres o más juicios
seguidos ante el mismo juzgado. Si bien resulta inexplicable la expresión
"tres o más" que emplea el artículo 443 del Código de Procedimiento Civil,
pues aparentemente no significa ningún límite, habrá de darse el alcance de
que puede designar, seguidamente, hasta tres veces a un mismo
depositario.

Atendido que el depositario provisional puede designarse con posterioridad


al despáchese, se ha resuelto que la designación de un depositario
provisional no constituye mención esencial del mandamiento de ejecución y
embargo, toda vez que, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 443
Nº 3 del Código de Procedimiento Civil el acreedor podrá, si lo desea,
designar como depositario al mismo deudor o pedir incluso que no se
designe depositario.

d.2) Menciones de la naturaleza


A su turno, las menciones de la naturaleza, que son aquellas que puede
contener o no el mandamiento, son las siguientes:

a) Designación de los bienes sobre los que ha de trabarse el embargo. Esta


designación debe contenerla el mandamiento en dos casos:
1.- Cuando el acreedor hubiere indicado en su demanda los bienes sobre los
que el embargo debe trabarse.
2.- Cuando la ejecución recaiga sobre una especie o cuerpo cierto que exista
en poder del deudor según lo señala el inciso penúltimo del artículo 443 del
Código de Procedimiento Civil.Si no se individualizan los bienes a embargar
en el mandamiento de ejecución, se aplican las reglas contenidas en los
artículos 444, 447, 448 y 449 del Código de Procedimiento Civil. De ahí que
la designación de bienes no es mención de la esencia del mandamiento.

b) La orden de proceder en la traba del embargo con auxilio de la fuerza


pública, siempre que en concepto del tribunal haya fundado temor de que el
mandamiento sea desobedecido y que el ejecutante lo solicite
expresamente. Así lo contempla el inciso final del artículo 443 del Código de
procedimiento Civil. Finalmente, el mandamiento debe llevar la firma del
juez en las condiciones que imponen los artículos 61 y 169 del Código de
procedimiento Civil y 380 Nº 2 del Código Orgánico de Tribunales.

3. El embargo
a) Generalidades
Practicado el requerimiento de pago en los términos ya estudiados, sin que
se verifique el pago por el deudor, corresponde que se trabe embargo sobre
los bienes del deudor.

De acuerdo al artículo 2465 del Código Civil "Toda obligación personal da al


acreedor el derecho de perseguir su ejecución sobre todos los bienes raíces
o muebles del deudor, sean presentes o futuros, exceptuándose solamente
los no embargables, designados en el artículo 1618". De ahí entonces, que si
el deudor no realiza la prestación que sea objeto de la obligación, el
acreedor puede obtener la satisfacción de su derecho mediante la realización
de cualquier bien del patrimonio del deudor, salvo los inembargables.

El embargo es una actuación propia del órgano jurisdiccional, de este modo


ni la autoridad administrativa ni un particular, ni las partes de común
acuerdo pueden disponerlo, ello por estar comprendido en la limitación del
dominio el orden público. A través del embargo se determina qué bienes de
entre los que forman el patrimonio del deudor van a responder de una
ejecución concreta. El acreedor insatisfecho no puede apoderase por su
cuenta de los bienes del deudor para venderlos y lograr con el precio
obtenido, la satisfacción de su derecho o reparación de los perjuicios que
haya sufrido como consecuencia del incumplimiento del deudor; garantiza
que solo serán sometidos a la ejecución los bienes que puedan ser objeto de
los modos de realización forzosa; constituye un presupuesto esencial para la
validez de los posteriores actos de la ejecución; cualquier venta en pública
subasta o adjudicación de bienes sin que previamente estén embargados
adolece de un vicio de nulidad; tutela los derechos e intereses del ejecutado,
evitando que la ejecución afecte más bienes que los necesarios para
conseguir el pago de lo debido; y protege los intereses de terceros, puesto
que conocidos que sean los bienes embargados, los terceros interesados
podrán impugnar la afección antes que el bien sea adjudicado, mediante las
correspondientes tercerías.Por otro lado, según se ha resuelto, la sola
circunstancia de ser absuelto el ejecutado no impone al ejecutante la
obligación de indemnizarle los perjuicios que haya sufrido con el embargo
trabado, sino la de pagarle las costas de la ejecución. La indemnización de
aquellos perjuicios se regla por las normas generales contenidas en el
Código Civil.

b) Concepto
El embargo es una actuación judicial cuya finalidad primordial es afectar
bienes concretos del patrimonio del ejecutado, para asegurar con ellos el
pago de la deuda, ya sea con las especies mismas o con el producto de la
realización de los bienes embargados.

Su objeto es la individualización y la indisponibilidad del bien afectado


mediante los cuales se asegura que el importe que se obtenga por la
realización judicial del mismo será aplicado a satisfacer el interés del
acreedor. Esta diligencia se concreta con la entrega real o simbólica de
bienes pertenecientes al deudor que realiza el ministro de fe al depositario
designado.

c) Requisitos del embargo


c.1) Requisitos objetivos

a) El embargo debe recaer sobre bienes o derechos determinados del


ejecutado.En la diligencia del embargo deben identificarse con cierta
exactitud los bienes o derechos sobre los cuales se ha trabado el embargo,
independientemente de la fórmula utilizada al despachar el mandamiento de
ejecución y embargo y quien haya sido el que designó los bienes que han de
quedar afectados. Inclusive el embargo que recae sobre una cuenta
corriente bancaria debe ceñirse aquella cantidad que se considere suficiente
para cubrir la suma por la cual se despachó el mandamiento de ejecución,
pudiendo el deudor disponer libremente del saldo restante.
b) El embargo debe materializarse sobre bienes o derechos susceptibles de
ser embargados.De conformidad al artículo 2465 del Código Civil, el
acreedor puede perseguir su crédito sobre todos los bienes raíces o muebles
del deudor, presente o futuros, salvo aquello que la ley ha declarado
inembargables.Para que un bien sea susceptible de embargo no es menester
que esté libre de toda otra traba jurídica. Así, por ejemplo, podrá
embargarse un bien ya embargado —reembargo— o sobre algún bien
gravado con hipoteca o cualquier otra carga; eso sí, el valor del bien
embargado disminuirá según sean el valor de las cargas que pesan sobre él.

c) El embargo debe recaer sobre bienes o derechos suficientes para


responder de la deuda, intereses y costas, por las que se ha despachado la
ejecución.El embargo debe limitarse a cubrir únicamente la cantidad por la
cual se despachó la ejecución. De este modo no deben embargarse bienes
cuyo previsible valor exceda de la cantidad por la que se ha despachado
ejecución, a menos que en el patrimonio del ejecutado solo exista bienes de
un valor superior a lo demandado, pues en tal caso, la afección de esos
bienes será necesario para los fines de la ejecución.

Por otro lado, si los bienes embargados resultan ser insuficientes para cubrir
el monto adeudado, podrá ampliarse el embargo a otros bienes del deudor.
Cabe tener presente que el embargo en bienes del deudor no atiende al
monto de la deuda, de lo contrario, habría que concluir que si un deudor
solamente posee bienes de gran valor no podrían embargárseles por una
deuda pequeña, conclusión que naturalmente no se condice con nuestra
legislación en la cual conforme a lo dispuesto en el artículo 2465 del Código
Civil, el acreedor tiene el derecho de perseguir su ejecución sobre todos los
bienes raíces o muebles del deudor, sean presentes o futuros,
exceptuándose solamente los no embargables, designados en el artículo
1618 del Código Civil.

La apreciación de la suficiencia de los bienes embargado corresponde al


ministro de fe encargado de la diligencia, sin perjuicio de lo que pueda
resolver el tribunal a solicitud de la parte interesada. Para este efecto
existen la figura de la ampliación y reducción del embargo.

c.2) Requisito subjetivo


El embargo solo puede realizarse sobre bienes que pertenezcan al
ejecutado. Así lo dispone el número 2 del artículo 443 del Código de
Procedimiento Civil, al expresar que el mandamiento de ejecución contiene
la orden de embargar bienes del deudor. Exigencia que se ve corroborada
por lo estatuido en el inciso segundo del artículo 450 del Código del ramo al
prescribir que el Ministro de Fe que practique la diligencia del embargo debe
dejar constancia de toda alegación que haga un tercero invocando la calidad
de dueño o poseedor del bien embargado.Para satisfacer este presupuesto
se requiere una probabilidad suficiente, donde el ministro de fe a cargo de la
diligencia debe atender a cualquier circunstancia que revele que la
titularidad del bien corresponde al ejecutado: presunciones o signos
externos. Así, por ejemplo, si se trata de bienes muebles que están en
posesión del deudor al momento de la traba del embargo (artículo 700 del
Código Civil); o tratándose de bienes cuya titularidad pueda ser objeto de
inscripción, en cuyo caso la ley ha establecido una presunción de dominio.

El Ministro de Fe encargado de la diligencia del embargo debe abstenerse de


ejecutarla, sobre bienes que ostensiblemente aparezcan no pertenecerles al
ejecutado o bien cuando se deduzca oposición por un tercero alegando
dominio o posesión sobre ellos. De esta última alegación, el Receptor debe
dejar constancia en el proceso. El embargo sobre bienes que no pertenecen
al deudor no es nulo, pero autoriza a su propietario a entablar la
correspondiente tercería de dominio o de posesión en los términos
contemplados en los artículos 518 y siguientes del Código de Procedimiento
Civil.

Es común que los tribunales no concedan el auxilio de la fuerza pública para


la traba del embargo en lugares distintos al domicilio particular. Tal es el
caso del domicilio laboral. No obstante, se ha resuelto que el hecho de
tratarse del domicilio laboral del ejecutado no impide la diligencia del
embargo en dicho lugar, puesto que los terceros que se sientan agraviados
podrán deducir las correspondientes tercerías.

También se ha resuelto que no impide la subasta de un inmueble embargado


el hecho de encontrase inscrito a nombre de un tercero a la época del
remate, si la obligación por la cual se ejecuta al demandado y el embargo
mismo, son anteriores a la inscripción que favorece al tercero.

d) Bienes embargables
El derecho de prenda general habilita al acreedor para perseguir su
acreencia sobre todos los bienes del deudor, sin importar su naturaleza;
exceptuándose aquellos que son inembargables. De este modo, son
embargables, los derechos hereditarios; la devolución anual de impuestos;
la patente de alcoholes otorgada por alguna Municipalidad al ejecutado; o
bien una marca registrada, entre otros derechos del deudor.

e) Bienes inembargables
Por lo general son inembargables aquellos bienes que son indispensables
para la subsistencia del deudor o para el funcionamiento de los servicios
necesarios para la población; de ahí que la inembargabilidad se defina como
un privilegio establecido en favor de los demandados para evitar que sean
privados de los medios indispensables de subsistencia.

e.1) Características de la inembargabilidad


I. Es renunciable
De acuerdo al artículo 12 del Código Civil, son renunciables los derechos que
solo miran el interés particular de su titular y cuya renuncia no está
prohibida por la ley. De modo que, si concurren estas dos condiciones, que
será lo normal, nada impide que se renuncie al privilegio de la
inembargabilidad y esta posibilidad de renuncia la confirma el inciso final del
artículo 445 del Código de Procedimiento Civil al prohibirla en ciertos casos.
Bajo esta premisa, el deudor no puede renunciar al derecho de
inembargabilidad a que se refiere los bienes indicados en los números 8 y 13
del artículo 445 del Código de Procedimiento Civil, ya que no mira
únicamente su interés, sino además el de su familia; los bienes indicados en
el número 7 por encontrase establecidos en beneficio de la comunidad; y los
bienes del número 1, por prohibirlo la ley, al establecerse en el inciso final
del artículo 445 del Código de Procedimiento Civil que "Son nulos y de
ningún valor los contratos que tengan por objeto la cesión, donación o
transferencia en cualquier forma, ya sea a título gratuito u oneroso, de las
rentas expresadas en el número 1 de este artículo o de alguna parte de
ellas".

Esta renuncia puede ser expresa o tácita. Será expresa cuando se haga en
términos formales y explícitos; como si en el contrato que consta la
obligación se excluye de la inembargabilidad determinados bienes. Será
tácita, cuando no se reclame del embargo, mediante el incidente de
exclusión del embargo, antes que los bienes se rematen.

II. Irretroactividad de la ley De acuerdo al artículo 9º del Código Civil, la ley


solo puede disponerse para lo futuro y no tendrá jamás efecto retroactivo.
Aplicado este precepto al embargo de bienes, resultan dos conclusiones:

1.- El embargo ya trabado sobre bienes que la ley permite embargar,


constituye un derecho adquirido que no puede ser afectado por una ley
posterior.
2.- Mientras el embargo no sea trabado, la posibilidad de embargarse ciertos
bienes del deudor, constituye una mera expectativa que desaparece al
dictarse una ley que prohíba el embargo de esos bienes.
e.2) Los bienes inembargables señalados en el artículo 445 del Código de
Procedimiento Civil
El artículo 445 del Código de Procedimiento Civil amplió el artículo 1618 del
Código Civil, haciendo extensivo a otros bienes el carácter de
inembargables. De conformidad a la norma recién citada son bienes
inembargables los siguientes:

1.- Los sueldos, las gratificaciones y las pensiones de gracia, jubilación,


retiro y montepío que pagan el Estado y las Municipalidades.Sin embargo,
tratándose de deudas que provengan de pensiones alimenticias decretadas
judicialmente, podrá embargarse hasta el 50% de las prestaciones que
reciba el alimentante por concepto de sueldos, gratificaciones o pensiones
de gracia, jubilación, retiro y montepío que pagan el Estado y las
Municipalidades.Este número trata de las remuneraciones y otros haberes
que el Estado y las Municipalidades pagan a los empleados públicos o
municipales.La inembargabilidad de los sueldos de los empleados públicos
ha sido establecida por el Código de Procedimiento Civil en favor de ellos,
consultado un interés público.Esta inembargabilidad alcanza también a la
remuneración que perciben ciertos funcionarios de parte del público, tal es el
caso de Notarios, Archiveros, Conservadores, Receptores, Defensor Público y
demás funcionarios a los cuales la ley fija su arancel.

Cabe mencionar que las rentas vitalicias quedan comprendidas en este


numeral, atendido que el Decreto Ley Nº 3.500 que regula el Sistema de
Pensiones consagra como modalidad para recibir una pensión la renta
vitalicia, por lo que de conformidad con el artículo 61 del referido cuerpo
legal queda establecido que la misma constituye una forma de jubilación y
por ende se encuentra protegida por lo dispuesto en el citado el artículo 445
Nº 1 del Código de Procedimiento Civil, no obstante la referencia que dicho
artículo hace al Estado y las municipalidades, atenido el contexto histórico
del sistema previsional vigente a la época.Además, el propio Decreto Ley
antes indicado determina, en sus artículos 62, 62 bis y 63 que regulan las
diversas formas de acceder a una renta vitalicia, que los contratos
celebrados entre la respectiva Compañía Aseguradora y el asegurado
conllevan asociados un seguro de vida, por lo que el pago de sus primas y
retiros que constituyen la renta están al mismo tiempo amparadas por el
artículo 445 Nº 6 del Código de Procedimiento Civil.

2.- Las remuneraciones de los empleados y obreros en la forma que


determinan los artículos 40 y 153 del Código del Trabajo.Este numeral se
refiere a los trabajadores del sector privado y la remisión normativa debe
entenderse referida al actual artículo 57 del Código del Trabajo, atendido
que los artículos 40 y 153 fueron derogados por el artículo 166 del D.L. Nº
2.200 de 1976.De acuerdo al artículo 57 del Código de Trabajo, las
remuneraciones de los trabajadores y las cotizaciones de seguridad social
serán inembargables. No obstante, podrán ser embargadas las
remuneraciones en la parte que excedan de cincuenta y seis unidades de
fomento.

Con todo, tratándose de pensiones alimenticias debidas por ley y decretadas


judicialmente, de defraudación, hurto o robo cometidos por el trabajador en
contra del empleador en ejercicio de su cargo, o de remuneraciones
adeudadas por el trabajador a las personas que hayan estado a su servicio
en calidad de trabajador, podrá embargarse hasta el cincuenta por ciento de
las remuneraciones.

Finalmente cabe mencionar que el 170 del Código Tributario, relativo al


cobro ejecutivo de obligaciones tributarias, dispone que el embargo podrá
recaer en la parte de las remuneraciones que perciba el ejecutado que
excedan a cinco unidades tributarias mensuales. Sin embargo, las normas
de inembargabilidad consagradas en el Código del Trabajo, hoy actual
artículo 57, debe aplicarse preferentemente por sobre el artículo 170 del
Código Tributario por el principio de la especialidad, consagrada en el
artículo 13 del Código Civil, no pudiendo perderse de vista el hecho de que
la remuneración cumple una función de orden humanitario fundamental,
cual es permitir la subsistencia del trabajador y su familia, por ello no puede
embargarse sino en lo que exceda de 56 Unidades de Fomento.

Además, se ha sostenido que esta norma del año 1975 debe entenderse
derogada tácitamente por el actual artículo 57 del Código del Trabajo del año
1981.

3.- Las pensiones alimenticias forzosas.

4.- Las rentas periódicas que el deudor cobre de una fundación o que deba a
la liberalidad de un tercero, en la parte que estas rentas sean absolutamente
necesarias para sustentar la vida del deudor, de su cónyuge y de los hijos
que viven con él y a sus expensas.

5.- Los fondos que gocen de este beneficio, en conformidad a la Ley


Orgánica del Banco del Estado de Chile y en las condiciones que ella
determine.
6.- Las pólizas de seguro sobre la vida y las sumas que, en cumplimiento de
lo convenido en ellas, pague el asegurador. Pero, en este último caso, será
embargable el valor de las primas pagadas por el que tomó la póliza

7.- Las sumas que se paguen a los empresarios de obras públicas durante la
ejecución de los trabajos. Esta disposición no tendrá efecto respecto de lo
que se adeude a los artífices u obreros por sus salarios insolutos y de los
créditos de los proveedores en razón de los materiales u otros artículos
suministrados para la construcción de dichas obras.

Se ha resuelto que es embargable la remuneración del demandado cuando


el contrato de donde proviene tiene su origen en el Servicio de Conservación
de los Arboles Ornamentales. Este servicio no tiene naturaleza de obra
pública, atendida la definición contenida en el artículo 4º Nº 12 del Decreto
Nº 1.340 de 1965, que aprueba el Reglamento Para Contrato De Obra
Pública, disposición que define la Obra Pública como inmueble, construido
por el Estado directamente o en virtud de un contrato cuya finalidad es
propender al bien público.

8.- El bien raíz que el deudor ocupa con su familia, siempre que no tenga un
avalúo fiscal superior a cincuenta unidades tributarias mensuales o se trate
de una vivienda de emergencia, y sus ampliaciones, a que se refiere el
artículo 5º del Decreto Ley Nº 2.552, de 1979; los muebles de dormitorio,
de comedor y de cocina de uso familiar y la ropa necesaria para el abrigo del
deudor, su cónyuge y los hijos que viven a sus expensas.La
inembargabilidad establecida en este numeral no rige para los bienes raíces
respecto de los juicios en que sean parte el Fisco, Las Cajas de Previsión y
demás organismos regidos por la ley del Ministerio de la Vivienda y
Urbanismo.

9.- Los libros relativos a la profesión del deudor hasta el valor de cincuenta
unidades tributarias mensuales y a elección del mismo deudor.

10.- Las máquinas e instrumentos de que se sirve el deudor para la


enseñanza de alguna ciencia o arte, hasta dicho valor y sujetos a la misma
elección.

11.- Los uniformes y equipos de los militares, según su arma y grado.

12.- Los objetos indispensables al ejercicio personal del arte u oficio de los
artistas, artesanos y obreros de fábrica; y los aperos, animales de labor y
material de cultivo necesarios al labrador o trabajador de campo para la
explotación agrícola, hasta la suma de cincuenta unidades tributarias
mensuales y a elección del mismo deudor.Se ha resuelto que conforman este
grupo de bienes las máquinas de coser embargadas por ser del oficio de la
tercerista.

13.- Los utensilios caseros y de cocina, y los artículos de alimento y


combustible que existan en poder del deudor, hasta concurrencia de lo
necesario para el consumo de la familia durante un mes.Se ha resuelto que
este numeral hace extensible el carácter de inembargable a todos los
artículos caseros que sirvan para la alimentación y calefacción de un grupo
familiar, como por ejemplo una estufa a gas; horno microondas; o lavadora
eléctrica. Lo propio un refrigerador, atendida su función y la utilidad que
presta.

14.- La propiedad de los objetos que el deudor posee fiduciariamente.

15.- Los derechos cuyo ejercicio es enteramente personal, como los de uso y
habitación.

16.- Los bienes raíces donados o legados con la expresión de no


embargables, siempre que se haya hecho constar su valor al tiempo de la
entrega por tasación aprobada judicialmente; pero podrán embargarse por
el valor adicional que después adquieran.

17.- Los bienes destinados a un servicio que no pueda paralizarse sin


perjuicio del tránsito o de la higiene pública, como los ferrocarriles,
empresas de agua potable o desagüe de las ciudades, etc.; pero podrá
embargarse la renta líquida que produzcan, observándose en este caso lo
dispuesto en el artículo anterior.Se ha resuelto la inembargabilidad de los
inmuebles afectos a la concesión de servicios públicos sanitarios.

18.- Los demás bienes que leyes especiales prohíban embargar.

e.3) Otros bienes inembargables señalados en normativas general y


especiales
I. Código Civil
De acuerdo al artículo 2466 del Código Civil es inembargable el usufructo de
marido sobre los bienes de la mujer y el usufructo del padre o madre de
familia sobre los bienes del hijo. Sin embargo, son embargables los frutos
provenientes del usufructo del marido sobre los bienes de la mujer.
El fideicomiso es inembargable respecto del fideicomisario, púes este no
tiene sobre aquel, ningún derecho, sino la mera expectativa de adquirirlo.No
obstante, son embargables los frutos de los objetos que el deudor posee
fiduciariamente. Esto es así, dado que la propiedad fiduciaria no comprende
los frutos que produzcan los objetos que se poseen fiduciariamente, porque
percibidos son independientes del dominio del bien que los produce y su
enajenación en nada afecta ese dominio, frutos que incrementan el
patrimonio del deudor, sin ninguna limitación, y quedan en consecuencia
afectos al pago de sus obligaciones.

II. Código de Minería


De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 226, no son embargables:

a) la concesión del deudor;


b) las cosas que se reputan inmuebles accesorios conforme al artículo 3º, y
c) las provisiones introducidas dentro de los límites de la concesión. Dentro
de la expresión "provisiones", se entiende comprendido aquellos bienes
muebles necesarios para la exploración o explotación de la concesión, como
utensilios, herramientas, explosivos, etc.

No obstante la propia norma establece una excepción, al establecer que


tienen derecho a embargar la concesión y, consecuentemente, a enajenarla
para hacerse pago de sus acreencias, las siguientes personas:

a) los acreedores hipotecarios;


b) los acreedores del deudor minero que tenga la calidad de sociedad
anónima, y
c) los acreedores del deudor minero que consienta en el embargo y
enajenación, siempre que el consentimiento se dé en el mismo juicio.

III. Los derechos sociales en las sociedades de personas


Los derechos sociales en las sociedades de personas son bienes
inembargables. En efecto, las sociedades comerciales de responsabilidad
limitada, al igual que la sociedad colectiva comercial, son sociedades de
personas porque se forman "intuito personae", por las responsabilidades que
la ley establece; y el artículo 404 del Código de Comercio, en su número 3,
prohíbe a los socios ceder a cualquier título su interés en la sociedad y
hacerse sustituir en el desempeño de las funciones que le correspondan en
la administración, agregando que la "cesión o sustitución sin previa
autorización de todos los socios es nula, lo que es indiciario que los actos
relacionados con la administración son actos personalísimos, naturaleza que
no cambia por el hecho de tratarse de una enajenación forzosa. Por otra
parte, los artículos 1618 del Código Civil y 445 del Código de Procedimiento
Civil, disponen la inembargabilidad de los derechos cuyo ejercicio es
enteramente personal.

No obstante y con buenos argumentos, se ha sustentado la embargabilidad


de los derechos sociales en las sociedades de personas, fundado en que su
inembargabilidad no se encuentra establecida en el artículo 1618 del Código
Civil ni el artículo 445 del Código de procedimiento Civil y tampoco es
consecuencia de las prohibiciones señaladas en los artículo 380 del Código
de Comercio y 2096 del Código Civil, como quiera que estos se refieren a
bienes sociales corporales; asimismo se arguye que lo que prohíbe el
artículo 380 del Código de Comercio es el embargo del aporte que un socio
hubiere introducido en la sociedad, cosa distinta a que se embarguen los
derechos que el socio tiene en la sociedad, derechos que los tiene
incorporados a su patrimonio.

Siguiendo esta línea, se ha resuelto que lo establecido en el artículo 445 del


Código de Procedimiento Civil en cuanto a que no son embargables, de
conformidad con el Nº 18, los demás bienes que leyes especiales prohíban
embargar, debe entenderse que en lo referente a los derechos del deudor en
una sociedad de personas pueden serlo, pero con las limitaciones que la
misma ley estatuye.

En consecuencia, pueden embargarse los derechos de un socio en una


sociedad de personas y subastarse, pero en el bien entendido de que el
deudor, esto es, el ejecutado, no pierde la calidad de socio ni la
administración de la sociedad si la tuviere, y que el subastador solo adquiere
el derecho a percibir las asignaciones que se hagan al ejecutado a cuenta de
los beneficios o sus aportes o acciones al momento de producirse la
disolución de la compañía y división o liquidación del haber social según se
trate de sociedades civiles o comerciales.

IV. Ley de Bancos


De acuerdo al Nº 13 del artículo 69 del D.F.L. Nº 3 que fija la Ley General de
Bancos, la boletas o depósitos de garantía que emitan los bancos en el
marco de sus operaciones que permite efectuar la norma citada, son
inembargables por terceros extraños al contrato o a la obligación que
caucionen. En este contexto, se ha resuelto que la boleta de garantía para
una obra pública es inembargable por terceros extraños al contrato o a la
obligación que cauciona.

V. Bienes municipales
De acuerdo al artículo 32 del D.F.L. Nº 1 que fija el Texto Refundido,
Coordinado y Sistematizado de la Ley Nº 18.695, Orgánica Constitucional de
Municipalidades, los bienes municipales destinados al funcionamiento de sus
servicios y los dineros depositados a plazo o en cuenta corriente, serán
inembargables.Cabe precisar que la ejecución de toda sentencia que
condene a una municipalidad se efectúa mediante la dictación de un decreto
alcaldicio. Con todo, tratándose de resoluciones recaídas en juicios que
ordenen el pago de deudas por parte de una municipalidad o corporación
municipal, y correspondiere aplicar la medida de arresto prevista en el
artículo 238 del Código de Procedimiento Civil, esta solo procederá respecto
del alcalde en cuyo ejercicio se hubiere contraído la deuda que dio origen al
juicio.

VI. Organismos Públicos de Salud


De acuerdo al artículo 43 del D.F.L. Nº 1 que fija Texto Refundido,
Coordinado y Sistematizado del Decreto Ley Nº 2.763, de 1979 y de las
Leyes Nº 18.933 y Nº 18.469, gozan de inembargabilidad los bienes raíces y
muebles de propiedad del Servicio de Salud que se encuentren destinados al
funcionamiento de los servicios sanitarios, administrativos u otros objetivos
del Establecimiento. Esta limitación no es absoluta, ya que solo está
relacionada con los bienes destinados al funcionamiento de los servicios
administrativos y médicos, de manera que a la luz de esa restricción es que
debe considerarse la petición de embargo.

VII. Fondos de pensiones


El artículo 14 letra a) de la Ley Nº 19.641 consagra la inembargabilidad de
los fondos de pensiones.

VIII. Fondos de cesantía


De acuerdo al artículo 40 de la Ley Nº 19.728, los bienes y derechos que
compongan el patrimonio de los Fondos de Cesantía serán inembargables.

IX. Asignación familiar


En conformidad al artículo 15 del D.F.L. Nº 150, la asignación familiar y
demás prestaciones del sistema serán inembargables.

X. La propiedad indígena
De acuerdo al artículo 13 de la Ley Nº 19.253, las tierras calificadas de
indígenas conforme al artículo 12 del citado cuerpo normativo, por exigirlo el
interés nacional, no podrán ser enajenadas, embargadas, gravadas, ni
adquiridas por prescripción, salvo entre comunidades o personas indígenas
de una misma etnia. No obstante, se permitirá gravarlas, previa autorización
de la Corporación. Este gravamen no podrá comprender la casa-habitación
de la familia indígena y el terreno necesario para su subsistencia. Esa
decisión se funda en la supremacía del interés nacional, evidentemente por
sobre el particular, tal como lo indica el artículo 13 de la Ley Nº 19.253.759

XI. Concesión marítima


La concesión marítima queda comprendida dentro de los bienes
inembargables que se consigna en el artículo 445 Nº 15 del Código de
Procedimiento Civil, habida consideración que se trata de un derecho cuyo
ejercicio es exclusivamente personal y lo mismo sucede con el
arrendamiento de ella, de manera que en el evento de que se quisiera ceder
el arrendamiento aún en pública subasta, cae dentro de la inembargabilidad,
toda vez que el titular no puede ser privado de aquella.

XII. Las subvenciones escolares


Las subvenciones escolares se estimaban inembargables, fundado en que la
aplicación de los artículos 2º y 5º del D.F.L. Nº 2 de 1997 permite sostener,
por una parte, que el sostenedor de un establecimiento educacional no
incorpora en su patrimonio la subvención, debido a que dicho beneficio tiene
el carácter de fondo fiscal, afectada a un fin determinado por la ley, cual es,
en términos generales, mantener el funcionamiento de los establecimientos
educacionales y, por otro lado, la inembargabilidad de la subvención fiscal
educacional, toda vez que el sostenedor recibe la subvención como mero
administrador fiduciario, los que pasan a ser inembargables en los términos
del artículo 445 Nº 14 del Código de Procedimiento Civil, que establece: "No
son embargables: la propiedad de los objetos que el deudor posee
fiduciariamente". Sin embargo, el criterio que se ha ido imponiendo es el de
la embargabilidad de la subvención. Así, se ha fallado que no existe norma
alguna que declare la inembargabilidad de la subvención, habría que estarse
al principio contrario, es decir, la subvención que el Fisco paga a los
sostenedores, entre ellos a la demandada de este litigio, sería perfectamente
embargable, conclusión que se ve confirmada por las disposiciones del D.F.L.
Nº 2 de Educación, las que deben interpretarse armónicamente. Además,
existe una norma expresa, la del inciso segundo del artículo 15 del ya citado
D.F.L. Nº 2, que prescribe que la subvención debe ser pagada directamente
a los sostenedores o a sus representantes legales, salvo en el caso de
medidas judiciales, dentro de las cuales se encuentra, el embargo decretado
en este proceso.

XIII. Ley Nº 19.123El artículo 17 de la Ley Nº 19.123 establece una pensión


mensual de reparación e beneficio de los familiares de las víctimas de
violaciones a los derechos humanos o de violencia política, que se
individualizan en el Volumen Segundo del Informe de la Comisión Nacional
de Verdad y Reconciliación y de las que se reconozcan en tal calidad por la
Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación, conforme a lo
dispuesto en los artículos 2º Nº 4 y 8º Nº 2.Esta ley en su artículo 26
dispone que las pensiones mensuales de reparación establecidas en los
artículos 17 y 19 y la bonificación compensatoria del artículo 23 son
inembargables.

XIV. Ley Nº 16.807El artículo 53 de la Ley Nº 16.807, establece una


inembargabilidad general por deudas de cualquier origen o naturaleza,
respecto de las propiedades hipotecadas en garantía de préstamos
otorgados en conformidad a esta ley, y la única exigencia para gozar de este
beneficio consiste en que el deudor ocupe el inmueble como habitación
principal, hecho que incluso se presume legalmente. Sin embargo, tal
privilegio no existe si la acreencia proviene de contribuciones, pavimentación
u otros gravámenes de esta naturaleza y tampoco del acreedor hipotecario.

e.4) Situación de los bienes familiares


La declaración de bien familiar no transforma en inembargable el bien en
que recae, sino que tan solo limita la facultad de disposición de su
propietario, quién para enajenar, gravar o prometer hacerlo voluntariamente
necesita la autorización de su cónyuge.

f) Designación de bienes para la traba del embargo


El Código de Procedimiento Civil establece un orden de precedencia en
relación a las personas que pueden designar los bienes a embargar:

f.1) El acreedor
El acreedor dispone de dos oportunidades para hacer la designación de los
bienes.

a) Puede designarlos en su demanda, lo que hará en un otrosí; y si así lo


hace, el mandamiento de ejecución deberá designar estos bienes. Lo propio
si el embargo recae sobre el cuerpo cierto, debido según lo estatuye el inciso
penúltimo del artículo 443 del Código de Procedimiento Civil.

b) Concurriendo al embargo y designando los bienes verbalmente, con tal


que no exceda de lo necesario para responder a la deuda, apreciación que
debe hacer el ministro de fe, sin perjuicio de lo que pueda resolver el
tribunal a solicitud de la parte interesada una vez que se plantee el incidente
de reducción o ampliación del embargo en los términos que estatuyen los
artículos 447 y 456 del Código de Procedimiento Civil.
El ejecutante podrá hacer la designación en el acto del embargo, siempre
que no los haya designado en su demanda.Si bien, el orden de prelación a
que se refiere el artículo 449 del Código de Procedimiento Civil solo resulta
aplicable para el caso que el acreedor o el ejecutado no haga uso del
derecho a designar bienes para la traba del embargo;en su designación, de
todos modos, deberá cuidar no exceder de lo necesario para satisfacer su
crédito. Necesariamente, habrá de intentarse trabar embargo sobre otras
especies de valor medianamente equivalente a la deuda. En este sentido, se
ha resuelto rechazar la realización del inmueble embargado si su tasación
supera en más de 10 veces el valor nominal de lo adeudado, pues con ello
se excede de lo necesario para responder de ella, disponiéndose que se
proceda conforme al orden que establece el artículo 449 del Código de
Procedimiento Civil.

Sin embargo, si el deudor carece de otros bienes el acreedor podrá obtener


la realización del bien embargado independientemente de su tasación.
Frente a la designación de bienes hecha por el actor, el ejecutado carece de
legitimación para solicitar su exclusión argumentando que los mismos no le
pertenecen. Tal circunstancia debe ser alegada, acreditada y resuelta en el
procedimiento que la ley prevé para que terceros ajenos al juicio
comparezcan haciendo valer sus derechos en los bienes que han sido objeto
de embargo.

Por otro lado, en este estadio procesal, el juez no puede pronunciarse


acerca del dominio de los bienes designados por el acreedor para el
embargo, toda vez que la ley no prevé un escenario probatorio al efecto,
debiendo el juez limitarse a tener presente los bienes designados, sin
perjuicio de los derechos que se puedan ejercer por terceros afectados por
el embargo.

f.2) El deudor
Solo si el acreedor no ha hecho la designación de los bienes, puede hacerla
el demandado en el momento mismo del embargo, en este caso será el
Ministro de Fe quien aprecie la suficiencia de los bienes designados por el
demandado, según lo estatuye el artículo 448 Código de Procedimiento Civil.

f.3) La ley
Si ni el acreedor ni el demandado han designado los bienes, esta será hecha
por el Ministro de Fe, quien deberá sujetarse al orden de prelación que
establece el artículo 449 del Código de Procedimiento Civil, vale decir,
1º Dinero.
2º Otros bienes muebles
3º Bienes raíces.
4º Salarios y pensiones.

Si bien el artículo 449 del citado texto tiene como destinatario al Ministro de
Fe que practica el embargo, cobra sentido solo en la medida que aparezca
en el proceso que el deudor tiene varias clases de bienes susceptibles de
embargo. Al igual que en las hipótesis anteriores, la cantidad de bienes que
deben embargarse depende de la apreciación que haga el Ministro de Fe.
Esta apreciación de suficiencia queda sujeta a la revisión que puede hacer el
tribunal si alguna de las partes reclama de ello, según lo prevén los artículos
447 y 448 del Código de Procedimiento Civil.

Finalmente cabe reiterar que, si la ejecución recae sobre un cuerpo cierto, el


embargo deberá trabarse sobre él.g) Requisitos que se deben cumplirse en
el acto de embargo

1.- Debe trabarse previo requerimiento de pago al deudor.

2.- Debe realizarse en día y horas hábiles.Al tratarse de actuaciones


judiciales, recibe aplicación lo prescrito en el artículo 59 del Código de
Procedimiento Civil. En consecuencia, son días hábiles los no feriados y
horas hábiles las que median entre las ocho y veinte horas; pudiendo
solicitarse la habilitación de días y horas inhábiles para la realización del
embargo en los términos que autoriza el artículo 60 del Código de
Procedimiento Civil.

3.- Tratándose del embargo de bienes muebles debe realizarse


materialmente en el lugar en que se encuentran ubicadas. Por el contrario,
para la eficacia del embargo sobre inmuebles no es necesario que el Ministro
de Fe que lo practica se encuentre físicamente en el lugar donde se halla la
especie raíz y, por lo mismo, es posible concluir que resulta factible que el
receptor que lo trabe levante el acta que da cuenta de la actuación, con los
señalamientos a que se refiere la norma citada, en un territorio jurisdiccional
diverso de aquel en que se sitúa el bien, en tanto lo haga dentro de aquel en
que se encuentra el tribunal en cuyo territorio ejerce sus funciones. Dicho de
otro modo, el embargo sobre una especie raíz queda trabado y produce
efectos respecto del deudor dueño del mismo, desde que el Ministro de Fe
practica la diligencia y levanta el acta respectiva, individualizando el bien
mediante la indicación de los datos de su inscripción conservatoria, y ello
puede tener lugar aún sin que el deudor concurra al acto —como se
desprende del inciso cuarto del aludido artículo 450 del Código de
procedimiento Civil— y en un territorio jurisdiccional diverso de aquel en la
especie se halla, siempre que sea aquel en que se siga el juicio y el Ministro
de Fe ejerza sus funciones en él.

Por otro lado, las especies embargadas pueden encontrarse en un domicilio


distinto del indicado en la demanda y de aquel en el cual la ejecutada fue
requerida de pago personalmente.

4.- Tratándose del embargo de dineros que se encuentra en poder de


terceros, como sería el caso de los dineros depositados en la cuenta
corriente del ejecutado o la devolución anual de impuestos a que este tenga
derecho el deudor, deberá el Receptor Judicial concurrir al establecimiento
donde se encuentra los tenedores de dichos valores y proceder a trabar
embargo sobre esos dineros, dejando al tercero como depositario
provisional, quien posteriormente a requerimiento del tribunal mediante
oficio, deberán depositarlos en la cuenta corriente del Tribunal. La diligencia
resultará fallida si no existen fondos. En este sentido, se ha resuelto que en
el caso que se embarguen dineros de la cuenta corriente del deudor, el
banco será designado depositario provisional, por economía procesal, puesto
que de lo contrario, debería girarse tales dineros, para volverlos a depositar
en un banco de la plaza a nombre del tribunal, lo que igualmente se logra
con notificar del embargo al banco poseedor de los dineros en cuenta
corriente del ejecutado.

h) Manera de practicar el embargo


La regla fundamental en este aspecto está contenida en el inciso primero del
artículo 450 del Código de Procedimiento Civil, según el cual "El embargo se
entenderá hecho por la entrega real o simbólica de los bienes al depositario
que se designe, aunque éste deje la especie en poder del mismo
deudor...".De esta manera, lo que constituye esencialmente el embargo es la
entrega de los bienes al depositario, sea real o simbólica. La entrega
simbólica se efectúa por alguna de las formas que contempla los numerales
2 al 4 del artículo 684 del Código Civil, vale decir, mostrando la cosa;
entregando las llaves del granero, almacén, cofre o lugar cualquiera en que
esté guardada la cosa o encargándose el uno de poner la cosa a disposición
del otro, en el lugar convenido o, por último, en alguna forma equivalente.
Al depositario definitivo la entrega siempre debe ser real.

Si el demandado no concurre al embargo o se niega a permitir la entrega, el


Ministro de Fe puede proceder con auxilio de la fuerza pública. Para tal
efecto, el Receptor Judicial deberá dejar constancia georreferenciada de tal
circunstancia en la carpeta electrónica. Solo así el juez podrá acceder al
auxilio de la fuerza pública, regularmente Carabineros de Chile, a quien
dirigirá oficio solicitando que facilite la fuerza necesaria al Receptor Judicial.

Luego, si los bienes embargados resultaron insuficientes para satisfacer el


monto adeudado, la ampliación del embargo que pueda decretarse no lleva
implícita la fuerza pública, deberá por tanto procederse si fuerza pública y
solo ante la oposición requerir nuevamente al juez el auxilio de ella.

La resolución que se pronuncia sobre la petición de fuerza pública, bien sea


accediendo o bien denegándola, tiene naturaleza de auto que altera la
substanciación regular del juicio, por lo que procede en su contra el recurso
de apelación. Esta apelación solo podrá interponerse con el carácter de
subsidiaria de la solicitud de reposición y para el caso que esta no sea
acogida. No obstante que el embargo consiste en la entrega de los bienes al
depositario provisional, y que por regla general es una entrega real e
inmediata, hay casos en que ello no es posible, a saber:

1.- Cuando el embargo recae sobre dineros, el depósito debe hacerse en la


cuenta corriente del tribunal en el banco Estado. Si se trata de alhajas,
especies preciosas o efectos públicos, en algún banco en general,
usualmente el banco Estado. Deberá agregarse el certificado del depósito a
la carpeta electrónica según lo prescribe el inciso final del artículo 451 del
Código de Procedimiento Civil.

2.- Cuando la ejecución recae sobre el simple menaje de la casa habitación


del demandado, el embargo se entiende hecho permaneciendo los bienes en
poder del mismo demandado en calidad de depositario, previa facción de un
inventario detallado y tasación aproximada de los bienes embargados que
debe practicar el ministro de fe en los términos que estatuye el inciso final
del artículo 444 del Código de procedimiento Civil, testimonio que se conoce
como acta de embargo y se agrega en el cuaderno de apremio de la carpeta
electrónica.

Esta diligencia debe extenderse por escrito y ser firmada por el Ministro de
Fe, el acreedor si concurre y el deudor, quien en caso de sustracción incurre
en el delito de depositario alzado.Ahora, si el embargo recae sobre el
inmueble que sirve de habitación al ejecutado, no podrá expulsársele de ella
y entregársela al depositario. En efecto, si no puede privársele al ejecutado
de menaje de su casa habitación, menos podrá privársele de ella o
cobrársele una renta de arrendamiento, en tanto no se remate el inmueble.
3.- Cuando la ejecución recae sobre una empresa o establecimiento
mercantil o industrial o sobre cosas o conjuntos de cosas que sean
complementos indispensables para su explotación, de acuerdo con los
incisos 1º y 2º del artículo 444 del Código de Procedimiento Civil, el
embargo puede hacerse sobre los bienes designados por el acreedor, en
otros bienes del deudor, en la totalidad de la industria misma, o en la
totalidad o parte de las utilidades que ésta produzca.

En caso que el embargo se trabe sobre la industria o las utilidades, el


depositario tendrá solo las facultades de un interventor judicial, de manera
que en este caso no hay entrega al depositario, sino que este debe limitarse
a llevar una cuenta de las entradas y gastos y a vigilar la administración.

4.- Cuando las cosas embargadas se hallaren en poder de un tercero que se


oponga a la entrega, alegando el derecho a gozarla a otro título que el de
dueño, como por ejemplo el arrendatario. En este caso, de acuerdo con el
artículo 454 del Código de Procedimiento Civil no se hará alteraciones en el
goce del tercero hasta el momento de la enajenación, ejerciendo mientras
tanto el depositario sobre la cosa, los mismos derechos que ejercía el
demandado, esto sin perjuicio del derecho del tercero para continuar
gozando de la cosa después de su enajenación.

5.- Cuando se haya designado como depositario al propio deudor, puesto que
en tal caso las cosas permanecen en poder de este, de manera que mal
puede hablarse de entrega. Si el depositario ha sido designado de la manera
prevista en el Nº 3 del artículo 443 del Código de Procedimiento Civil, debe
él concurrir al acto de traba de embargo para recibir real o simbólicamente
los bienes embargados, cuya entrega le haga el deudor o el Ministro de Fe
actuante, firmar el acta de la diligencia y decidir si deja los bienes en poder
del deudor. La no concurrencia del depositario a la diligencia de la traba de
embargo, no importa la omisión de un requisito esencial que acarre la
nulidad del acto, como tampoco para la marcha o ritualidad del juicio, pues
no existe texto legal que así lo establezca; no se trata de alguno de los
presupuestos procesales, indispensables para que pueda existir una relación
jurídica válida entre las partes, ni importa, tampoco la omisión de algún
requisito que pueda acarrear la indefensión de alguna de ellas.

i) Trámites posteriores al embargo


Hecha la entrega real o simbólica de los bienes al depositario, deberán
cumplirse los siguientes trámites:
1.- El ministro de fe debe dejar constancia escrita y georreferenciada, según
sea el caso, de la diligencia en el proceso. Esta constancia debe contener las
siguientes menciones:

a) Día y hora en que ésta se practicó.

b) Expresión individual y detallada de los bienes embargados.

c) Indicar si fue o no necesario el auxilio de la fuerza pública para practicarlo


y, en su caso, la identificación de los funcionarios que intervinieron.

d) Tratándose de los bienes muebles, el acta deberá indicar su especie,


calidad y estado de conservación, así como cualquier otro antecedente
necesario para su singularización. En el caso de los inmuebles, estos se
individualizan por ubicación y los datos de la inscripción de dominio.

e) La firma del Ministro de Fe, del depositario y del acreedor y deudor si


hubieren concurrido a la diligencia del embargo.

f) Deberá dejarse constancia de toda alegación que haga un tercero


invocando la calidad de dueño o poseedor del bien embargado.

2.- Debe dejarse testimonio del embargo e incluso de sus ampliaciones en el


cuaderno ejecutivo de la carpeta electrónica, según el inciso 2º del artículo
458 del Código de Procedimiento Civil.

3.- Si el embargo recae sobre bienes raíces o sobre derechos reales


constituidos en ellos, debe inscribirse en el Registro de Interdicciones y
Prohibiciones del Conservador de Bienes Raíces del lugar en que estén
ubicados tales bienes y ello porque desde la fecha de la inscripción, el
embargo produce efectos respecto de terceros, según el inciso primero del
artículo 453 del Código de Procedimiento Civil. Esta diligencia debe hacerla
el Ministro de Fe que practicó el embargo. Si los bienes raíces se encuentran
ubicados en una comuna distinta a aquella en que se sigue el juicio, deberá
exhortarse al juez competente para que disponga la inscripción habilitarse al
Receptor Judicial en los términos que autoriza el inciso segundo del artículo
391 del Código Orgánico de Tribunales.Si el embargo recae sobre vehículos
motorizados, de acuerdo al artículo 35 de la Ley Nº 18.290 y artículo 9º del
Decreto Nº 1.111 que Aprueba el reglamento del Registro de Vehículos
Motorizados, deberá anotarse en el Registro de Vehículos Motorizados del
Servicio de Registro Civil, debiendo para tal efecto el Ministro de Fe notificar
al Oficial del Registro Civil respectivo. Dispone la norma citada que no será
oponibles a terceros ni se podrán hacer valer en juicio los gravámenes,
prohibiciones, embargos, medidas precautorias, arrendamientos con opción
de compra u otros títulos que otorguen la tenencia material del vehículo,
mientras no se efectúe la correspondiente anotación en el Registro.

Si el embargo recae sobre naves pesqueras, para que surtan efecto respecto
de terceros, deberán inscribirse en el Registro de Hipotecas, Gravámenes y
Prohibiciones que está a cargo de la Dirección General del Territorio Marítimo
y de Marina Mercante, en los términos que estatuye los artículos 15 y 20 del
Decreto Ley Nº 2.222 de 31 de mayo de 1978.

4.- El Ministro de Fe debe enviar carta certificada al ejecutado


comunicándole el hecho del embargo dentro de los dos días siguientes. De
acuerdo al inciso final del artículo 450 del Código de Procedimiento Civil, su
omisión no inválida la diligencia, pero hace responsable al receptor de los
perjuicios de que ello se derive. En efecto, cualquier infracción a lo estatuido
en el artículo 450 del Código de Procedimiento Civil, hace responsable al
Ministro de Fe de los daños y perjuicios que se originen y el tribunal, previa
audiencia del afectado, debe imponerle alguna de las medidas que se
señalan en los números 2, 3 y 4 del artículo 532 del Código Orgánico de
Tribunales.

5.- Verificado el embargo, el Ministro de Fe debe entregar inmediatamente


los antecedentes en el tribunal. De ello queda constancia en la Carpeta
Electrónica. Esto es así atendido el escaso plazo que tiene el ejecutado para
oponer excepciones a la ejecución.Dependiendo de la naturaleza de los
bienes embargados y de su ubicación, puede designarse a más de un
depositario.En el acta de bienes embargados debe expresarse la entrega real
o simbólica al depositario. Ello importa puesto que el embargo se entiende
verificado con la entrega real o simbólica del bien al depositario y constituye
además un presupuesto esencial para la configuración del delito de
depositario alzado.

j) Efectos del embargo


Realizado el embargo se producen los siguientes efectos jurídicos:

j.1) Efectos sobre el bien embargado


El embargo constituye un presupuesto de validez de los posteriores actos de
ejecución del bien, pudiendo el tribunal realizar forzosamente determinados
bienes del ejecutado para con el producto hacer pago a su acreedor.No es
concebible la venta forzada sin un embargo que la anteceda, a menos que
los bienes destinados a la subasta se hallen afectos a medidas cautelares,
caso en el cual no se requiere embargo sobre ellos.

j.2) Efectos respecto del ejecutado


La cosa embargada continúa siendo de propiedad del ejecutado mientras no
se proceda a su enajenación. No obstante, trabado que sea el embargo, se
producen dos efectos respecto del deudor:

I. Respecto la administración de los bienes embargados


Practicado el embargo el ejecutado cesa en la administración de los bienes
que se embargan y desde ese momento la administración le corresponde al
depositario según el artículo 479 del Código de Procedimiento Civil.

II. Respecto a la disposición de estos bienes


Verificado el embargo, el deudor pierde la posibilidad de disponer de los
bienes embargados, porque de acuerdo con el artículo 1464 Nº 3 del Código
Civil hay objeto ilícito en la enajenación de los bienes embargados por
decreto judicial a menos que el juez lo autorice o el acreedor consienta en
ello. Cuando se trata de inmuebles, el embargo no produce efecto respecto
de terceros, sino mediante su inscripción en el Conservador de Bienes
Raíces.

Desde la perspectiva de esta norma, para que haya objeto ilícito en la


enajenación de las especies embargadas, el embargo o prohibición debe
existir al momento de la enajenación. Sin embargo, esta norma permite
excepcionalmente la enajenación en este tipo de bienes, cuando hay
autorización judicial o el acreedor consiente en ello. Lo primero tiene lugar
cuando el juez que dispuso el embargo o la prohibición autoriza su
enajenación. Lo segundo, cuando el acreedor en cuyo beneficio se dispuso la
medida consiente en el acto de enajenación.El acreedor puede consentir o
autorizar la enajenación en cuestión, en forma expresa o tácita, ya que la
ley no ha precisado cómo debe darse esta autorización, ni ha establecido
solemnidades especiales.

Lo determinante es que el consentimiento debe darse de manera inequívoca,


debe manifestarse claramente, con actos tales que, examinadas todas las
circunstancias, no dejen ningún motivo racional para dudar de ella, o por
hechos de los cuales se deduzca necesariamente.

Si las cosas embargadas se venden, sin cumplir con las formalidades que
señalan los números 3 y 4 del artículo 1464 del Código Civil, la venta es nula
de nulidad absoluta, conforme a los artículos 10 y 1682 del Código Civil. La
ilicitud del objeto en la compraventa de estas cosas no proviene del artículo
1464 sino del artículo 1810 del Código Civil, al hablar de cosas cuya
enajenación esté prohibida por la ley, incorporó a él, entre otros, las
disposiciones del citado artículo 1464 del Código Civil.

j.3) Efectos respecto del ejecutante


El embargo no confiere preferencia de pago al acreedor que lo obtuvo. Para
efectuar el pago con lo producido en el remate deberá estarse a las reglas
de la prelación de crédito, sin que importe la fecha del embargo. No
obstante, estará en mejor pie el acreedor que logró embargar bienes del
deudor, puesto que este podrá ver satisfecho su crédito, no pudiendo
aplicarse las sumas realizadas a ningún otro crédito que no haya sido
declarado preferente. Además, en conformidad al inciso segundo del artículo
513 del Código de Procedimiento Civil, las costas procedentes de la
ejecución gozan de preferencia aun sobre el crédito mismo, norma especial
que prevalece sobre las normas generales de la prelación de créditos,
atendido lo dispuesto en los artículos 4º y 13 del Código Civil.

j.4) Efectos respecto de terceros


El embargo produce efectos en terceros ajenos a la ejecución. Tal sería el
caso, por ejemplo, del que adquiere un bien ya embargado. En este caso,
pese a las acciones que le correspondan frente al transmitente, el bien
continuará sujeto a la ejecución.

Por otro lado, está la situación del tercero que afirma ser titular del bien
desde antes de la traba de embargo y el tercero titular de un derecho de
crédito respecto del ejecutado. En el primer caso el tercero para obtener el
levantamiento del embargo trabado sobre bien ajeno al deudor deberá
intentar la tercería de dominio o posesión, según sea el caso. En tanto que,
en el segundo caso, el tercero deberá instar por las tercerías de mejor
derecho: de pago o prelación.

k) Administración de los bienes embargados


El depositario asume la administración de los bienes embargados solo a
virtud de la aceptación del cargo. Puesto los bienes a disposición del
depositario provisional, este ejerce su cargo hasta que se nombre al
definitivo. Como nada dice el Código, el depositario provisional puede tener
una duración ilimitada, al punto que en la práctica el depositario provisional
dura todo el tiempo que dura el juicio, sin que se proceda a nombrar a un
depositario definitivo.De acuerdo al inciso primero del artículo 451 del
Código de Procedimiento Civil, el depositario definitivo es designado por las
partes en audiencia verbal especialmente convocada para tal efecto a
petición de las partes, y a falta de acuerdo, lo nombra el tribunal. Si los
bienes embargados se encuentran en territorios jurisdiccionales distintos o
consisten en especies de distinta naturaleza, puede nombrarse a más de un
depositario.Normalmente se debe designar un solo depositario, pero de
acuerdo con el inciso segundo del artículo 451 del Código de Procedimiento
Civil, se puede nombrar más de un depositario en dos casos:

1.- Cuando los bienes embargados se encuentran en distintos territorios


jurisdiccionales
2.- Cuando los bienes embargaos consista en especies de distinta
naturaleza.El depositario designado tienes facultades y obligaciones. Entre
las primeras se cuentan:
a) Realizar todas las acciones de administración que fueren necesarias, vale
decir, actos tendientes a la conservación, explotación y reparación de los
bienes que se han puesto a su cuidado; v. gr. cobrar frutos naturales y
civiles de la cosa; perseguir créditos, etc.En todo caso, el depositario no
puede realizar acciones de disposición ni tiene la facultad de usar la cosa
embargada.

b) Trasladar los bienes muebles embargados al lugar que crea más


conveniente, a menos que el deudor caucione la conservación de los bienes
en el lugar en que se encuentran, según lo faculta el inciso segundo del
artículo 479 del Código de Procedimiento Civil.

c) Vender en la forma más conveniente, sin previa tasación, pero con


autorización del juez los bienes embargados sujetos a corrupción o
susceptibles de próximo deterioro o cuya conservación sea difícil o muy
dispendiosa según lo dispone el artículo 483 del Código de Procedimiento
Civil. Tal sería el caso del embargo sobre una carga de frutas.

Entre las obligaciones se debe mencionar:

a) Consignar a la orden del tribunal los fondos líquidos que perciba, tan
pronto como lleguen a su persona; y si así no lo hace debe pagar intereses
corrientes de acuerdo al artículo 515 del Código de Procedimiento Civil.

b) Rendir cuenta de la administración al expirar el cargo o cuando el juez lo


dispusiere a solicitud de parte, según el artículo 514 del Código de
Procedimiento Civil.

El depositario responde por los actos ejecutados en el ejercicio de sus


funciones hasta la culpa leve y si se trata de un depositario provisional
designado por el ejecutante, este ejecutante responde de toda actuación
dolosa o descuidada del depositario. Esta responsabilidad del ejecutante no
es solidaria con el depositario, porque el Código de Procedimiento Civil no lo
señala así.El depositario tiene derecho a que se le pague una remuneración,
la que se determinará tomando en consideración la responsabilidad y trabajo
que el encargo le hubiese impuesto y esta remuneración debe ser fijada por
el juez al pronunciarse sobre la aprobación de la cuenta de conformidad al
inciso primero del artículo 516 del Código de Procedimiento Civil.

La remuneración del depositario goza de preferencia para pagarse con el


producto de la realización de los bienes embargados, aun por sobre el
crédito del ejecutante.

Esta remuneración la deben pagar la parte que sea condenada al pago de las
costas, pero si ella se hace exigible durante el juicio, debe pagarla el
ejecutante, sin perjuicio de su derecho para reembolsarse oportunamente.
Sin embargo, de acuerdo al artículo 517 del Código de Procedimiento Civil,
el depositario no tiene derecho a remuneración en los siguientes casos:

a) Cuando el depositario encargado de pagar un salario o pensión


embargada, retiene a disposición del tribunal la parte embargable de dichos
salarios o pensiones. Tal sería el caso en que, en un juicio de alimentos, el
patrón del alimentario debe entregar al tribunal el sueldo de este.

b) Cuando el depositario se hubiere hecho responsable de dolo o culpa


grave.Toda cuestión relativa a la administración de los bienes embargados o
a la venta en el caso recién señalado, que se suscite entre el ejecutante o el
ejecutado y el depositario, se substanciará en audiencias verbales que
tendrán lugar con solo el que asista.Finalmente, el deudor depositario no
tiene derecho a remuneración.

l) Depositario alzado
El delito de depositario alzado se encuentra contemplado en el artículo 444
del Código de Procedimiento Civil y está referido cuando el embargo en
juicio ejecutivo recae sobre el menaje de casa habitación del deudor, caso en
que las especies permanecerán en poder del mismo deudor, en carácter de
depositario, previa facción del inventario y tasación. En caso de sustracción,
el deudor incurre en la sanción prevista en el Nº 1 del artículo 471 del
Código Penal, esto es, el dueño de una cosa mueble que la sustrajere de
quien la tenga legítimamente en su poder, con perjuicio de éste o de un
tercero.Se ha resuelto que para configurar los elementos del delito de
depositario alzado previsto en el artículo 444 del Código de Procedimiento
Civil, en relación con el artículo 471 Nº 1 del Código Penal, debe hacerse al
depositario advertencia de las responsabilidades civiles o penales en que
podría incurrir, quedando de ello constancia en el proceso; y que en el acta
correspondiente se debe dejar constancia que la demandada aceptó el cargo
de depositario y juró legalmente, para que pesen sobre ella las
responsabilidades que afectan a un depositario.

m) El reembargo
Es reembargo es el embargo sobre un bien ya embargado.793 Ello es
posible dado que el embargo no saca del comercio humano el bien sobre el
que recae.794 Se trata de una medida muy útil, cuando los acreedores
ejecutantes no hayan podido conseguir la traba en otros bienes del deudor,
en cantidad suficiente para cubrir sus respectivos créditos.

En efecto, decretado un embargo en una ejecución y trabado este sobre un


bien del deudor, otros acreedores pueden trabar un nuevo embargo sobre el
mismo bien y la realización de él es legalmente posible en cualquiera de las
ejecuciones que llegue primero a la etapa de la venta, sin perjuicio que los
demás acreedores hagan uso de los derechos que les confieren los artículos
527, 528 y 529 del Código de Procedimiento Civil.

El reembargante posee la misma condición jurídica que el primer


embargante, pero para poder rematar los bienes objeto del reembargo, debe
requerirse la autorización de él o los otros jueces que conocen de los juicios
donde ya se había trabado el embargo en los términos que prevé el Nº 3 del
artículo 1464 del Código Civil; por lo demás, un juez no puede pasar por
sobre lo resuelto por otro. Para este efecto, el juez de la causa en que se
pretender rematar el bien reembargado, deberá dirigir un oficio a su par,
solicitando autorización. Este accederá con citación de la ejecutante
respectiva, vencido este término, enviará el oficio correspondiente
comunicando dicha autorización.

No obstante, resulta más conveniente que los nuevos acreedores


interpongan tercerías de prelación y de pago ante el juez que conoce del
primer embargo. Así mismo, si el segundo acreedor tramita su juicio ante
diverso Tribunal, a virtud de lo establecido en el inciso primero del mismo
artículo 528 del Código de Procedimiento Civil, puede "...pedir se dirija oficio
al que este conociendo de la primera ejecución para que retenga de los
bienes realizados la cuota que proporcionalmente corresponda a dicho
acreedor".Si bien hubo una época en que se discutía la validez del
reembargo lo que motivó una jurisprudencia contradictoria, desde que entró
en vigencia la Ley Nº 7.760 de 5 de febrero de l944, que dio al artículo 528
del Código de Procedimiento Civil su redacción actual, tal discusión perdió
actualidad pues reconoce implícitamente la posibilidad de que en una
segunda ejecución se pueda embargar el mismo bien ya embargado en una
ejecución anterior; amén de ello, no existe una ley que lo prohíba; y prohibir
el reembargo significaría limitar el derecho de prenda general que el
acreedor tiene sobre los bienes del deudor, estableciendo un privilegio en
favor de uno de los acreedores que la ley no concede. Nuestra jurisprudencia
mayoritaria acepta el reembargo.

Para evitar dificultad con los depositarios, se da preferencia al depositario de


la primera ejecución y los otros no pueden hacer retirar las especies
embargadas. En este sentido, se ha resuelto "Todos quienes hayan
embargado quedan sujetos a un mismo depositario, y si en una segunda
ejecución se nombra a uno distinto del nombrado en la primera, aquel
segundo nombramiento no vale. Asimismo, confirmando esta igualdad de
condiciones entre los ejecutantes, también esta norma legal establece que si
un ejecutante que sabe de la existencia de un depositario sobre el bien
objeto del embargo "...o no pudiendo menos de saberlo, hace retirar las
especies embargadas en la segunda ejecución por el nuevo depositario, será
sancionado con las penas asignadas al delito de estafa".

n) Ampliación del embargo


Existiendo un embargo válido entre los litigantes, el ejecutante para
proceder al embargo de otros bienes raíces, debe solicitar la ampliación del
mismo, acreditando que existe justo motivo para temer que el bien
embargado no bastará para cubrir la deuda y las costas.

De este modo, ampliar el embargo significa extenderlo a otros bienes que no


fueron objeto de la diligencia primitiva.El artículo 456 del Código de
Procedimiento Civil se refiere a esta materia. Según esta norma el acreedor
puede hacer uso de este derecho en cualquier estado del juicio, cuando hay
justo motivo para temer que los bienes embargados no bastan para cubrir la
deuda y las costas. En este caso el tribunal debe realizar un juicio de
oportunidad calificando la procedencia o improcedencia de la ampliación. La
ley no exige que el acreedor rinda prueba de la insuficiencia de los bienes
embargados, solo bastará que el juez estime que pueda dudarse de su
suficiencia. En el evento que el acreedor invoque justo motivo, el juez puede
acceder discrecionalmente a la solicitud de ampliación de embargo, pero en
los casos previstos en el inciso 2º del artículo 456 del Código de
Procedimiento Civil, forzosamente debe estimar que los bienes embargados
son insuficientes. Se trata de dos presunciones de justo motivo, pudiendo
existir otras.Dice el Código que hay siempre justo motivo para pedir la
ampliación:

a) Cuando el embargo ha recaído sobre bienes de difícil realización, por


ejemplo, un elefante de un circo.Se ha resuelto que la sola circunstancia de
no haber podido proceder aún al retiro del vehículo embargado, no lo
transforma en una especie de difícil realización, bastando que el Ministro de
Fe a cargo proceda de acuerdo a sus facultades incluso con el auxilio de la
fuerza pública.

b) Cuando se ha introducido cualquier tercería en relación con los bienes


embargados.Igualmente habrá mérito para la ampliación del embargo,
cuando los bienes embargados estén sujetos a otros embargos o
gravámenes. Se ha resuelto que procede la ampliación del embargo cuando
el inmueble embargado, conforme al certificado de avalúo fiscal es
insuficiente, a lo menos para cubrir el capital y las costas de la presente
causa. Cuando el retiro de las especies embargadas no se puede cumplir, al
constatar que los bienes no se encontraban en el domicilio al momento de la
diligencia; y si se ha hecho imposible la realización del único bien
embargado. Por otro lado, la circunstancia de haberse ejecutado la prenda
que garantizaba el crédito, no es óbice para que el acreedor persiga en este
mismo procedimiento el total de su crédito, en los términos que autoriza el
artículo 2465 del Código Civil.

La ampliación de acuerdo al artículo 456 del Código de Procedimiento Civil


se tramita como incidente, por tratarse de una cuestión accesoria del mismo
que requiere pronunciamiento especial con audiencia de las partes, por lo
tanto, el juez de la causa debe darle la tramitación incidental. Si la
ampliación se pide después de haberse dictado sentencia definitiva, no es
necesaria la dictación de una nueva sentencia que comprenda la realización
de los bienes agregados al embargo, lo que significa que la sentencia que
resuelve las excepciones opuestas o manda seguir adelante la ejecución está
señalando que deben rematarse los bienes ya embargados y aquellos que
posteriormente sea necesario embargar por alguno de los motivos indicados.

Cabe señalar que la circunstancia de haberse opuestos excepciones a la


ejecución y, entre tanto está pendiente su decisión, no se suspende el juicio
ejecutivo, solo impide procederse a la realización de determinados tramites
en la misma, de modo que el acreedor puede solicitar la ampliación del
embargo.Se ha resuelto que la resolución que resuelve la petición incidental
de ampliación de embargo tiene naturaleza de auto que no altera la
sustanciación regular del juicio o se pronuncien sobre trámites que no están
expresamente ordenados por la ley, por lo que en su contra no procede el
recurso de apelación.

ñ) La reducción del embargo


Este es un derecho del ejecutado para solicitar al tribunal la desafectación
de determinados bienes embargados cuando de los antecedentes aparece
que el valor de estos excede con creces al monto del crédito cuyo cobro se
persigue.Su fundamento se encuentra en la necesidad de que exista un justo
equilibrio entre el valor de los bienes embargados y el monto de la deuda.
Por lo demás el acreedor siempre conserva el derecho de solicitar la
ampliación del embargo si los bienes trabados no le fueren suficientes para
el pago de la deuda, de modo que no es posible que se adelante y trabe
embargo sobre una cantidad superior a la suficiente para cubrir la deuda,
intereses y costas.

La posibilidad de reducir el embargo se desprende del artículo 447 del


Código de Procedimiento Civil que señala que si el acreedor concurre al
embargo puede señalar los bienes sobre lo que ha de trabarse, siempre que
no excedan de lo necesario para responder a la demanda, haciéndose esta
apreciación por el Ministro de Fe encargado de la diligencia, sin perjuicio de
lo que resuelva el tribunal a solicitud de parte interesada. Sin embargo,
atendido el carácter general del artículo 447 del Código de Procedimiento
Civil, la reducción del embargo no solo es procedente cuando el receptor
judicial haya hecho la apreciación de la suficiencia de los bienes al momento
de la traba del embargo, sino que es procedente en todos aquellos casos en
que se embarguen bienes más que suficientes.

Solo la parte interesada puede solicitar la reducción del embargo en el


evento que los bienes objeto de cautela excedan de lo necesario para
responder de la demanda ejecutiva. De modo que el juez no puede de oficio
dejar sin efecto un embargo por exceder el monto de lo adeudado. En este
sentido, se ha resuelto que no hay norma alguna que autorice al juez para
actuar de oficio en lo concerniente a la práctica del embargo de bienes, su
administración y su realización, y ello especialmente en lo tocante a la
reducción, ampliación y sustitución del mismo, tal como los dejan en claro
las reglas contenidas en los artículos 447, 456 y 457 del Código de
Procedimiento Civil.

La petición de reducción del embargo, al igual que la ampliación del mismo,


se tramita incidentalmente. Habiendo hechos controvertidos el incidente
deberá recibirse a prueba. Se ha resuelto que es un factor que debe
considerarse para la reducción del embargo, el valor de la tasación de los
bienes embargados y la circunstancia de estar o no sujetos a otros
embargos o gravámenes.

Así, por ejemplo, si se ha alzado otro gravamen que afectaba a algunos de


los inmuebles embargados, podría ser plausible la desafectación de alguno
de ellos, desde que un inmueble sin más gravámenes, da mayor garantía
para la satisfacción del crédito adeudado.

o) La sustitución del embargo


Es el derecho que tiene el ejecutado para solicitar el reemplazo de un bien
embargado por una suma de dinero; se refiere a ello el artículo 457 de
Código de Procedimiento Civil que señala "Puede el deudor en cualquier
estado del juicio substituir el embargo, consignando una cantidad suficiente
para el pago de la deuda y las costas, siempre que éste no recaiga en la
especie o cuerpo cierto a que se refiere la ejecución". Al deudor le asiste la
facultad de solicitar la sustitución del embargo de acuerdo con lo dispuesto
en la norma transcrita, sin que el tribunal pueda, de oficio, hacer lo que la
ley ha establecido como un derecho de la parte.

Aun cuando la substitución del embargo está contemplada como un derecho


para el deudor, en el artículo 457 del Código de Procedimiento Civil, nada
impide que un tercero lo ejerza. Al operar dicho cambio, desaparece el
embargo sobre el bien y, como consecuencia de ello, toda cuestión
relacionada con su realización, ya que se termina dicho acto jurídico
procesal.

En consecuencia, el ejercicio de este derecho tiene una doble limitación:

a) Opera solo en cuanto se consigne una cantidad de dinero suficiente para


el pago de la deuda, lo que incluye capital, intereses y costas. Para tal
efecto, será necesario que previo el incidente se cuente con una liquidación
del crédito y se fijen la costa de la causa.De este modo, el ejecutado no
podría sustituir el embargo trabado sobre dos automóviles por un inmueble
inscrito a su nombre, a menos que el ejecutante consienta en ello; ni el
tribunal acceder a ello si la consignación realizada solo se satisface los
intereses y parcialmente el capital, puesto que la deuda está aún impaga.

b) Ese derecho no podrá ejercerlo si el embargo recae sobre la especie o


cuerpo cierto materia de la deuda y ejecución.La consignación que hace el
ejecutado no equivale al pago; se trata únicamente de un reemplazo de
garantías, de modo que no podrá pagársele al ejecutante en tanto no se
encuentre ejecutoriada la sentencia que desestima las excepciones a la
ejecución. El ejecutado debe expresar que la consignación hecha tiene por
objeto la sustitución del embargo, de lo contrario se tomará como cesación
y, en consecuencia, también como un desistimiento de las excepciones
opuestas.Debe dársele una tramitación incidental.

p) La cesación del embargo


A ella se refiere el artículo 490 del Código de Procedimiento Civil, que
dispone "Antes de verificarse el remate, puede el deudor libertar sus bienes
pagando la deuda y las costas". Consiste en poner término al embargo en
forma incondicional, ya que es diferente a la sustitución del embargo. Para
tal efecto el ejecutado debe depositar dinero en la cuenta corriente del
tribunal para pagar la obligación que se demanda, terminando con ello el
juicio ejecutivo, ya que su finalidad ha sido obtenida.

La cesación del embargo difiere de la sustitución del mismo. En efecto, en


esta el ejecutado pone dinero a disposición del tribunal sin renunciar a las
excepciones ejercitadas ni con la intención de pagar la obligación
demandada, sino que con la única finalidad de cambiar el objeto
embargado; el juicio ejecutivo continúa adelante. En tanto que en la
cesación del embargo, el ejecutado deposita dinero en la cuenta corriente
del tribunal para pagar la obligación que se demanda, con el objeto de que
se deje sin efecto el embargo que hubiese recaído sobre los bienes
constitutivos de su patrimonio poniéndose término al juicio ejecutivo. Al
igual que las anteriores instituciones, la cesación del embargo se tramita
como incidente, en el cuaderno de apremio y no paralizan el curso de la
ejecución.

q) Exclusión del embargo


De acuerdo al inciso segundo del artículo 519 del Código de Procedimiento
Civil, si el embargo ha recaído sobre un bien inembargable, el ejecutado
debe reclamar y solicitar el alzamiento del embargo en forma incidental
antes que el bien sea rematado o enajenado. Si no se reclama dentro del
término señalado, se produce la renuncia tácita al privilegio de la
inembargabilidad.

Si bien el ejecutado no es un tercero, su reclamo se ventila en la forma


establecida en las tercerías; por lo tanto, la oportunidad para demandar la
exclusión se extiende desde la traba del embargo hasta a lo menos el
remate del bien embargado.La resolución que resuelve la petición de
exclusión de embargo tiene naturaleza jurídica de sentencia interlocutoria.
No obstante, en alguna oportunidad se ha considerado que reviste la
naturaleza de auto. Atendida su naturaleza jurídica, no es recurrible de
casación en el fondo. Tampoco es susceptible del recurso de queja. Se ha
resuelto que habiéndose establecido para este efecto un procedimiento
especial de exclusión de embargo, resulta improcedente intentarlo a través
de la acción constitucional de protección.

4. Medida prejudiciales en el procedimiento ejecutivo


Las medidas cautelares contempladas en los Títulos IV y V del Libro II del
Código de Procedimiento Civil, pueden solicitarse por el actor en el juicio
ejecutivo. En efecto, de acuerdo al artículo 3º del Código citado, se aplicará
el procedimiento ordinario en todas las gestiones, trámites o actuaciones
que no estén sometidos a una regla especial diversa, cualquiera que sea su
naturaleza, y a falta de regla diversa en el juicio ejecutivo, debe aplicarse en
ellos aquella parte del procedimiento ordinario que legisla sobre las medidas
precautorias.

Así también aparece de la historia de la ley. Por lo demás, el procedimiento


ejecutivo igualmente se requiere de medidas que eviten la frustración de la
ejecución durante el tiempo necesario hasta que la ejecución alcance su acto
final. Lo dicho resulta aplicable a las gestiones preparatorias de la vía
ejecutiva, las que forman un solo todo con las acciones posteriores,
independientemente que se tramiten en diferentes cuadernos.

Concedida una medida prejudicial precautoria, no es preciso pedir que se


mantenga esta medida si posteriormente se deduce demanda ejecutiva, ya
que puede ser sustituida por el embargo. No obstante jurisprudencia
reiterada ha resuelto que las medidas precautorias no son procedentes en el
juicio ejecutivo desde que el Título V del Libro II que las establece, se
encuentra en las normas del juicio ordinario y su aplicación supletoria no es
pertinente en esta materia; y porque iniciado el juicio ejecutivo ya no existe
una acción cuyo resultado deba asegurarse, sino que sencillamente se trata
de afectar bienes para su posterior realización y para el pago del crédito
perseguido.

Sección XIII Cumplimiento de la ejecución

1. Generalidades
De acuerdo al artículo 472 del Código de Procedimiento Civil, si el ejecutado
no opone excepciones a la ejecución, se omite la sentencia y bastará el
mandamiento de ejecución para que el acreedor pueda perseguir la
realización de los bienes embargados y el pago de conformidad a las
disposiciones del procedimiento de apremio.

En cambio, si el ejecutado opone excepciones a la ejecución, mientras no


medie una sentencia que las resuelva, no podrá procederse a la realización
de determinados trámites de la ejecución. No se trata de una suspensión de
la causa ejecutiva, ello no es procedente, desde que la razón de existir
cuadernos separados conforme el artículo 458 del Código de Procedimiento
Civil, es precisamente permitir la tramitación de uno independientemente de
lo que acontezca en el otro, y además ni siquiera la apelación formulada por
el ejecutado procede, por regla general, en ambos efectos, al ordenar el
artículo 194 del Código de Procedimiento Civil que se concederá en el solo
efecto devolutivo la apelación deducida en contra de las resoluciones
dictadas contra el demandado en el juicio ejecutivo. De lo que se trata es
que no podrán ser llevados delante la realización de determinados trámites
de acuerdo a la correlación de diversas normas legales.

En efecto, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 471 del Código de


Procedimiento Civil, la sentencia que resuelva la oposición puede ser
absolutoria o condenatoria. Esta última mandará seguir adelante la
ejecución. La sentencia de condena puede ser de remate o de pago. Solo
notificada la primera, de acuerdo al artículo 481 del mismo Código, se
procede a la venta de los bienes embargados, lo que implica que el remate
no se puede efectuar antes de tal circunstancia. Asimismo, tratándose de la
sentencia de pago, esto es, la que se dicta cuando el embargo se ha trabado
sobre la especie misma que se demanda y según lo ordena el artículo 512
del Código ya citado, su entrega se efectúa una vez ejecutoriada la
sentencia.

Esto último como se dijo, no significa una especie de suspensión absoluta


del juicio ejecutivo como queda en claro de diversas normas que permiten la
realización de ciertos trámites, tales como aquellos relativos a la
administración de los bienes embargados, a que se refiere el artículo 481, de
la ampliación de embargo tratada en el artículo 456 o la sustitución de los
bienes embargados por el ejecutado contemplada en el artículo 457 e
incluso la posibilidad de su liberación, en conformidad al artículo 490, todas
disposiciones del Código de Procedimiento Civil. De este modo, una vez
dictada sentencia, el cuaderno de apremio se pone nuevamente en
movimiento con la realización de las diligencias necesarias para cumplir la
sentencia definitiva.

2. Realización forzosa de los bienes


El procedimiento de apremio o realización forzosa es aquella fase posterior
al embargo, en la cual se trata de convertir alguno de los bienes
embargados en una cantidad de dinero a fin de satisfacer el crédito del
ejecutante. De su regulación establecida en los artículos 482, 483, 484, 485,
508 y 510 del Código de Procedimiento Civil, se pueden derivar diversas
modalidades de realización, tales como entrega directa al ejecutante,
subasta o bien administración para pago (prenda pretoria).Para saber cómo
se cumple la sentencia ejecutiva, se debe distinguir entre sentencia de pago
y sentencia de remate.

a) Sentencia de pago
Por regla general, la sentencia de pago solo puede cumplirse una vez que
está firme o ejecutoriada, así se desprende del artículo 510 del Código de
Procedimiento Civil. Así, una vez firme la sentencia se liquida la deuda y las
costas y una vez ejecutoriada esta resolución se hace pago al acreedor con
el dinero embargado.Si el embargo ha recaído sobre la especie debida, firme
la sentencia ella es entregada al acreedor, sin perjuicio de la liquidación y
cobro de las costas.
Pero hay dos casos de excepción en que la sentencia de pago puede
cumplirse antes que se encuentre firme la sentencia:

a) Cuando el ejecutante cauciona las resultas del recurso de apelación


pendiente, de acuerdo al artículo 475 del Código de Procedimiento Civil;

b) Cuando el ejecutado ha deducido recurso de casación en contra de la


sentencia; porque o puede exigir del acreedor el otorgamiento de fianza de
resultas, de acuerdo al artículo 774 del Código de Procedimiento Civil.

Practicada la liquidación en los términos que ordena el artículo 510 del


Código de Procedimiento Civil, se ordenará hacer pago al acreedor con el
dinero embargado o con lo que resulte de la realización de los bienes de otra
clase comprendidos en la ejecución. Para aprobar la liquidación del crédito la
ley no ha establecido un procedimiento especial, por lo que se recurre al de
las costas, vale decir se tendrá por aprobado si no fuese objetado en el
término de tercero día. Si se objeta la liquidación, se genera un incidente.
Si la ejecución fuere en moneda extranjera, el tribunal debe poner a
disposición del depositario los fondos embargados en moneda diferente a la
adeudada sobre los cuales hubiere recaído el embargo y los provenientes de
la realización de bienes del ejecutado en cantidad suficiente, a fin de que,
por intermedio de un Banco de la plaza, se conviertan en la moneda
extranjera que corresponda. Esta diligencia puede también ser realizada por
secretario del tribunal según el inciso segundo del artículo 511 del Código de
Procedimiento Civil.En el pago que se hace al ejecutante se imputan
preferentemente las costas según lo dispone el artículo 513 del Código de
Procedimiento Civil.

b) Sentencia de remate
Cuando el embargo ha recaído sobre especies que no son dineros ni aquella
que se debe, es necesario rematar los bienes embargados para pagar al
acreedor con su producto.Para determinar la forma de cumplimiento, el
Código de Procedimiento Civil distingue cuatro clases de bienes: Los bienes
sujetos a corrupción o de costosa conservación; los efectos de comercio
realizables en el acto; los bienes muebles que se pueden vender al martillo;
y los demás bienes, especialmente los bienes raíces. Los tres primeros no
requieren de tasación previa.

Sección XIV Realización bienes sujetos a corrupción o de costosa


conservación y efectos de comercio realizables en el acto

1. Realización bienes sujetos a corrupción o de costosa conservación


La regla general es que la realización de los bienes embargados en el juico
ejecutivo en las obligaciones de dar se lleve a efecto mediante la subasta
pública. Hace excepción a esta regla los bienes muebles sujetos a
corrupción, o susceptible de próximo deterioro, o cuya conservación sea
difícil o muy dispendiosa.Se refiere a estos bienes el artículo 483 del Código
de Procedimiento Civil, según el cual, el depositario venderá en la forma
más conveniente, sin previa tasación, pero con autorización del juez, los
bienes muebles sujetos a corrupción o susceptibles de próximo deterioro o
cuya conservación sea difícil o muy dispendiosa.

Las cosas corruptibles son aquellas que deben consumirse en un tiempo


brevísimo, porque de lo contrario, y en razón de su misma naturaleza, se
corrompen, tornándose ineptas para el consumo (frutas, pasteles), o bien,
pierden las propiedades que justifican su consumo (como ciertos
medicamentos). El depositario puede vender estos bienes en cualquier
estado del juicio, aun antes de que se dicte sentencia de remate y ello por la
emergencia que hay en vender, por ejemplo, un cargamento de frutos u
hortalizas.Si bien el Código no trata el procedimiento que debe seguir el
depositario para obtener la autorización, habrá de entenderse que lo es
través de audiencias verbales según lo estatuye el artículo 480 del Código de
Procedimiento Civil. Sin embargo, en la práctica estas audiencias se
sustituyen por peticiones escritas del depositario, a las cuales el tribunal
accede con citación del ejecutante y ejecutado.El depositario deberá
consignar el producto de la venta a la orden del tribunal.

2. Realización efectos de comercio realizables en el acto


Se trata de aquellos valores que se transan en la bolsa de comercio, como
por ejemplo las acciones de sociedades anónimas abiertas, bonos, etc. Se
refiere a este tipo de bienes el artículo 484 del Código de procedimiento
Civil; se venden sin previa tasación por un corredor nombrado en la forma
establecida para la designación de peritos prevista en el artículo 414 del
Código de Procedimiento Civil.

En estos casos corresponde efectuar el remate a la Bolsa de Comercio.La


venta de estos efectos solo puede realizarse una vez notificada la sentencia
de remate, según lo estatuye el artículo 481 del Código de Procedimiento
Civil.El corredor deberá consignar el precio de la venta a la orden del
tribunal.

Sección XV Realización bienes muebles que pueden venderse al


martillo

1. Generalidades
Se trata de los bienes muebles no comprendidos en la categoría de muebles
sujetos a corrupción, susceptibles de próximo deterioro o de difícil o
dispendiosa conservación ni de efectos de comercio.

De acuerdo al artículo 482 del Código de Procedimiento Civil, se venden sin


previa tasación, pero por un Martillero designado por el tribunal que
corresponda.Puede procederse a la realización de los bienes embargados
aun cuando la sentencia de remate no se encuentre ejecutoriada. Sin
embargo, no puede hacerse pago al ejecutante con el producto del remate
mientras la sentencia no se encuentre firme, según lo establece el artículo
510 del Código de Procedimiento Civil, a menos que el ejecutante garantice
su devolución en los términos visto para la sentencia de pago.

2. Designación de martilleo y retiro de especies embargadas


Para la realización de los bienes el ejecutante deberá solicitar al tribunal la
designación de un Martillero Público, a fin de que este proceda a la venta de
las especies embargadas en pública subasta al mejor postor, sin previa
tasación. Si corresponde, el tribunal designará Martillero y ordenará la
entrega de las especies embargadas a éste para su remate.

Los Martilleros son personas naturales o jurídicas inscritas en un registro en


conformidad a Ley Nº 18.118, para vender públicamente al mejor postor
toda clase de bienes corporales muebles. El ejercicio de esta actividad se
encuentra regulado en la Ley Nº 18.118 y en su reglamento.La nominación
deberá recaer en algunos de los martilleros que figuren en el Registro
Especial de Martilleros elaborado por la respectiva Corte de Apelaciones en
vigencia y, los nombramientos deberán hacerse siguiendo el orden
correlativo en que se encuentran incorporados.El juez debe velar que los
remates se distribuyan equitativamente entre la nómina de martilleros.

El Martillero, una vez designado, deberá ser notificado de su encargo, no


pudiendo eximirse de practicar el remate judicial sin causa
justificada.Conjuntamente con la petición de designación de Martillero, el
ejecutante debe solicitar el retiro de especie que se encuentran en poder del
depositario, que por regla general es el propio deudor. Usualmente en lo
principal, solicita designación de martillero y en un otrosí el retiro de las
especies embargadas. De acuerdo al inciso final del artículo 455 del Código
de Procedimiento Civil, el retiro de las especies no podrá decretarse sino
hasta que haya transcurrido diez días desde la fecha de la traba del
embargo, a menos que el juez, por resolución fundada ordene otra cosa.

Si en el acto del retiro de especies el receptor encuentra oposición de parte


del ejecutado o un tercero, deberá dejar constancia en el cuaderno de
apremio. Frente a ello, el ejecutante podrá requerir al tribunal el auxilio de
la fuerza pública para su retiro, el que accederá para ese solo efecto y en la
medida que sea necesario.

3. Entrega de bienes embargados al martillero


El retiro de las especies embargadas deberá realizarse por un Receptor
Judicial. Estos de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 9º de la Ley Nº
20.886, deben incluir en la diligencia del retiro de especies un registro
fotográfico o de video con fecha y hora de los bienes muebles al momento
del retiro para entregárselo al Martillero. Este registro tiene por finalidad
proteger al deudor frente a los deterioros que puedan sufrir sus bienes
muebles una vez que se haya procedido a su retiro. En efecto, estos bienes
podrían sufrir una desvalorización por la falta de cuidado, de lo que debe
responder el martillero público si este detrimento ocurrió mientras se
encontraban bajo su custodia, incluso si de ello se siguió un perjuicio al
ejecutado, podrían intentarse una acción indemnizatoria en su contra. Si el
deudor o el depositario se oponen a la toma de registro del estado de los
bienes embargados, constituye una verdadera renuncia a dicha garantía. El
Receptor Judicial deberá hacer entrega de los bienes al martillero en su
oficio.

El Martillero, al momento de recibir las especies para remate, deberá


levantar acta de ello, la que deberá contener todas las especificaciones que
se establecen en el artículo 450 del Código de Procedimiento Civil para el
acta de embargo, en lo que fuere pertinente. Esta acta deberá ser suscrita
por el Martillero y el Ministro de Fe que le haga entrega de las especies
embargadas. El Martillero no tiene la obligación de tomar otro registro
fotográfico o de video al recibir las especies embargadas. Si las imágenes no
se condicen con el real estado de los bienes, el Martillero deberá dejar una
reserva o anotación de tal situación.

4. Trámites previo al remate


El Martillero debe comunicar el lugar, día y hora en que verificará el remate.
Este anuncio se hace por medio de avisos publicados en uno de los dos
periódicos de mayor circulación de la región en que este se realice. El último
aviso deberá ser publicado el día anterior al de la subasta. Si los bienes
estuvieren en otra región, el remate se anunciará también en ella por el
mismo tiempo y en la misma forma.

La ley nada dice entorno al número de publicaciones, pero al utilizar la


expresión "avisos", se debe entender que se requieren a lo menos dos.

En este aviso debe dejarse constancia además del nombre del Martillero,
número de su inscripción en el Registro Nacional de Martillero, lugar en que
se encuentren las especies a subastar, días y horas en que pueden
inspeccionarse y el valor de la comisión que deberá pagar el comprador si
así correspondiere, según lo establece los artículos 5º y 6º del Reglamento
de la Ley Nº 18.118.Si la especie mueble embargada corresponde a un
vehículo, será necesario que el ejecutante acompañe a la causa el respectivo
certificado de inscripciones de vehículos motorizados, donde deberá constar
el embargo. No se debe olvidar que el embargo de bienes muebles solo tiene
eficacia frente a terceros desde que tengan conocimiento del embargo y ello
ocurre cuando él se inscribe en el Registro Nacional de Vehículos
Motorizados, tratándose de vehículos, pues solo así los actos de disposición
del ejecutado sobre los bienes muebles embargados, son eficaces, pues de
lo contrario serían nulos y habría objeto ilícito, conforme lo dispone el
artículo 1464 del Código Civil.

Por otro lado, si la especie a rematar registra algún otro gravamen o


prohibición, v. gr. prenda o embargo, deberá notificarse al acreedor la
circunstancia de verificarse el remate de la especie a objeto que ejerza el
derecho que estime corresponderle. Ahora, tratándose de embargo
decretado por otro tribunal, es necesario solicitar, al Juez de la causa, que
dirija oficios a los otros tribunales que han decretados esos embargos, para
que autoricen el remate, y luego de ello, puede procederse a la subasta
respectiva, porque en caso contrario, la enajenación, adolecería de objeto
ilícito. Dicho requerimiento deberá realizarse aun cuando se trate de un
mismo acreedor, puesto que un juez no puede pasar por sobre la autoridad
de otro.

5. Realización del remate


Las especies embargadas cuya subasta haya sido suspendida por resolución
judicial y que permanezcan en poder del Martillero por más de tres meses,
contados desde la fecha de la suspensión, podrán ser rematadas por este sin
más requisitos que la publicación de los avisos que procedan legalmente.
Previamente deberá informar de ello al Tribunal con no menos de 10 días de
anticipación a la fecha fijada para el remate. A menos que el juez disponga
expresamente lo contrario, el remate se llevará a efecto en la fecha
señalada.

La parte que solicite la suspensión del remate, será obligada a pagar los
gastos de avisos en que el Martillero hubiere incurrido para anunciar el
remate suspendido.Si el ejecutante tiene interés en adjudicarse las especies
que serán rematadas con cargo a su crédito, deberá presentar un escrito al
tribunal solicitando autorización para participar en el remate con cargo a su
crédito, oficiándose al efecto al Martillero. En este caso, el acreedor será
responsable, del pago de la comisión, de los gastos por avisos y del
Impuesto al Valor Agregado, si lo hubiere. Si la adjudicación, fuere parcial,
el acreedor será obligado en forma proporcional al valor de la adjudicación,
según lo señalan los artículos 19 a 22 de la Ley Nº 18.118.

Si transcurridos dos días hábiles de verificado el remate, el adjudicatario no


pagare el total del precio de la especie o la cuota de contado, si esta se
hubiere convenido, la adjudicación quedará sin efecto por este solo hecho y
se abrirá de nuevo la licitación. La disminución del precio y todos los gastos
que se causaren en el nuevo remate serán de cargo del anterior
adjudicatario. El vendedor tendrá derecho para impedir la repetición del
remate y para recuperar la especie por no haberla llevado el comprador. En
tal caso, quedará solo este obligado a pagar íntegramente la comisión,
según lo señala el artículo 15 de la Ley Nº 18.118.

6. Rendición de cuenta del martillero


Efectuado el remate, los Martilleros deben rendir cuenta de la subasta ante
el Tribunal, dentro de los cinco días siguientes a la fecha del remate. La
cuenta deberá especificar, en detalle, la especie rematada, el estado en que
se encontraba al momento de la subasta y el precio obtenido por ella.
Además, se debe acompañar una copia del acta de recepción de las especies
subastadas, fotocopia de los avisos publicados para anunciar el remate, con
indicación del diario, página, tipo y tamaño del aviso, fotocopia de las
boletas o facturas entregadas al subastador y comprobante de depósito en la
cuenta corriente del tribunal por el valor obtenido en la subasta.El Martillero
solo podrá deducir del producto de la subasta el impuesto al valor agregado,
si lo hubiere, y el costo de los avisos de remate o, de haberse incluido en
estos a otros remates, la parte proporcional que corresponda.

Sección XVI Realización de los demás bienes, especialmente los


raíces

1. Generalidades
A estos se refiere el artículo 485 del Código de Procedimiento Civil. Se
deberán tasar y vender en remate público ante el tribunal que conoce de la
ejecución o ante el tribunal dentro de cuya jurisdicción se encuentran
situados, cuando así se resuelva a solicitud de parte y por motivos
fundados.Para realizar estos bienes deben observarse una serie de trámites
o formalidades:

2. Diligencias previas
a) Tasación de los bienes
De acuerdo al inciso primero del artículo 486 del Código de Procedimiento
Civil, ella será la que figure en el rol de avalúo vigente para los efectos de
las contribuciones de haberes, es decir, el avalúo vigente para los efectos del
impuesto territorial. Esta tasación se acredita al proceso acompañando un
certificado de avalúo expedido por el Servicio de Impuestos Internos, este
certificado es un instrumento público, así que debe ser acompañado con
citación; solo el ejecutado tiene derecho a pedir que se haga una nueva
tasación sin necesidad de impugnarla o dar razones para ello, por cuanto la
ley no lo exige. El demandado solo puede hacer uso de este derecho dentro
del plazo de la citación con que fue acompañado el certificado de avalúo. Si
no lo hace, precluye su derecho. No obstante, se ha resuelto la parte
ejecutada puede solicitar una nueva tasación sin necesidad de impugnar el
avalúo fiscal, ya que el artículo 486 no ha señalado plazo para ello, solicitud
que podrá hacer mientras no sean aprobadas las bases para el remante.

Si el ejecutado pide que se haga nueva tasación esta debe ser hecha por
peritos nombrados en la forma ordinaria prevista en el artículo 414 del
Código de procedimiento Civil. Este informe de peritos, al tenor de las
normas citadas, tiene por finalidad fijar el valor comercial de los inmuebles a
rematar a efectos de fijar en las bases de remate el precio mínimo para la
subasta.Para tal efecto, las partes serán citadas a la audiencia del segundo
día hábil después de notificada por cédula la resolución que les cita a
comparendo de designación de perito.

A falta de acuerdo sobre la persona del perito, este será designado por el
juez, conforme a las reglas generales. En todo caso de acuerdo al inciso
tercero del artículo 486 del Código de procedimiento Civil, la designación
hecha por el juez, no podrá recaer en empleados o dependientes a cualquier
título del mismo tribunal.

Practicada la tasación por el perito, ella debe ser puesta en conocimiento de


las partes, quienes disponen de un término de tres días para impugnarla. Si
transcurren los tres días sin que se deduzca objeción, la tasación se tendrá
por aprobada.Si las partes, o al menos una de ellas, formula objeción, se
conferirá traslado de la misma por tres días a la contraria, a fin que ésta
exprese lo conveniente a sus derechos y, transcurridos los tres días del caso,
con o sin respuesta de las partes, el juez deberá resolver la incidencia,
pudiendo adoptar algunas de estas tres decisiones:

a) Aprobando la tasación.
b) Acoger la objeción, ordenando que se rectifique por el mismo u otro
perito, en cuyo caso debe determinar los puntos sobre los que debe recaer
la rectificación.
c) Admitir la objeción, fijando el mismo tribunal el justiprecio de los bienes,
conforme lo indica el artículo 487 del Código de Procedimiento Civil.

El juez está obligado a emitir pronunciamiento sobre las objeciones al


informe de tasación, debiendo resolver acerca de la tasación de los
inmuebles, siendo este requisito elemento esencial para los trámites
posteriores del procedimiento de ejecución como son, precisamente, fijar la
bases de remate y la fecha del mismo.

Estas resoluciones del juez son inapelables según lo estatuye el artículo 487
del Código de Procedimiento Civil. La nueva tasación practicada por perito o
por el propio tribunal no admite nuevos reclamos.Se debe indicar que la
tasación del inmueble corresponderá al avalúo que esté "vigente" a la fecha
del remate, toda vez que la voluntad del legislador reside en que el inmueble
embargado sobre que versará la subasta, sea vendido por un precio justo
para su dueño. De este modo, si el avalúo del inmueble embargado cambia
antes de la fecha de remate, corresponde que el ejecutante proceda a
actualizar el avalúo de dicho bien raíz, para lo cual debe presentar al tribunal
un escrito de actualización del avalúo del inmueble a rematar, acompañando
el respectivo certificado del Servicio de Impuestos Internos con el nuevo
avalúo fiscal vigente.

Sin embargo, ello no da derecho al ejecutado a solicitar una nueva tasación


mediante peritos en los términos del artículo 486 del Código de
Procedimiento Civil, ya que ello es solo una adecuación de la tasación del
inmueble, en tanto que el derecho a pedir tasación por peritos debe hacerlo
cuando el juez tuvo por aprobada la tasación, con citación. Pedirlo en razón
de las actualizaciones de tasación deviene en extemporáneo.

En sentido contrario, se ha sostenido que la norma en comento no ha


señalado un plazo dentro del cual debe ejercerse tal derecho, por lo que el
término de la citación no es de aquellos plazos que produzcan la extinción o
preclusión del derecho no ejercido; y que, el derecho del ejecutado a
solicitar una nueva tasación subsiste mientras no sean aprobadas las bases
para el remate.

Con todo, si ha trascurrido un considerable espacio de tiempo desde que el


bien a subastar fue tasado por peritos sin que se haya efectuado el remate,
cualquiera de las partes podrá solicitar una nueva tasación, pues solo así la
tasación del inmueble será representativa de valor vigente. Se ha resuelto
que el juez no puede ordenar un nuevo remate de un bien raíz, cuyo mínimo
para comenzar la subasta se determinó de acuerdo a una tasación
practicada dos años antes de esa nueva fecha.

Por último, cuando se trata de otros bienes que no sean inmuebles, como los
incorporales, la tasación necesariamente debe efectuarse por peritos, toda
vez que carecen de un avalúo como el que se analizó.

b) Determinación de las bases de remate


Una vez establecida la tasación de los bienes, deben fijarse las bases del
remate, es decir, las condiciones conforme a las que se efectuará la subasta:
el precio, mínimo de las posturas, forma de pago, monto de la garantía,
entrega del inmueble, pago de los gastos de escritura e impuestos,
singularización del inmueble, etc.

De acuerdo al artículo 491 del Código de Procedimiento Civil, el precio de los


que se rematen deben pagarse de contado, salvo excepciones que las partes
acuerden o que el tribunal, por motivos fundados, resuelva otra cosa. Las
demás condiciones deben proponerse por el ejecutante, con citación del
ejecutado, quien podrá formular oposición a la misma.

La objeción a las bases de remate —con independencia de sus


fundamentos— se trata de un incidente debe ser resuelta de plano por el
tribunal. Ergo, será el juez quien en último término fijará las bases del
remate, debiendo consultar la mayor facilidad y mejor resultado de la
enajenación, pero con las siguientes limitantes:

a) Debe disponer que el precio de la subasta se pague de contado, salvo que


existan motivos fundados que lo hagan resolver de otro modo.

b) No puede fijar un mínimo para las posturas inferior a los 2/3 de la


tasación del bien, según el artículo 493 del Código de Procedimiento Civil.

c) La caución que deben rendir los postores para intervenir en la subasta


será el equivalente al 10% de la tasación del bien. La suficiencia de la
caución la califica el tribunal sin ulterior recurso, y subsiste hasta el
otorgamiento de la escritura pública de compraventa o hasta que se
deposite a la orden del tribunal la parte del precio que debe pagarse al
contado según lo dispone el artículo 494 del Código de Procedimiento Civil.
La resolución que se pronuncia sobre la objeción de las bases de remate
tiene naturaleza de sentencia interlocutoria y en su contra procede el
recurso de apelación, el que se concede en el solo efecto devolutivo. No
procede el recurso de casación desde que no se trata de una interlocutoria
que pone término al juicio ni hace imposible su continuación.Las bases de
remate deben contemplar las siguientes clausulas:

b.1) Individualización del bien que se va a subastar


El inciso tercero del artículo 450 del Código de Procedimiento Civil dispone
que en el embargo de bienes inmuebles, estos se individualizarán por su
ubicación y los datos de la respectiva inscripción. De este modo basta con
señalar la calle y el número, y si fuere rural, camino y sector, además de los
datos de la inscripción de dominio.

Como los deslindes constan en la inscripción de dominio, no resulta


necesario expresarlos en las bases del remate. Sin embargo, en la escritura
pública de adjudicación los deslindes que se expresarán serán únicamente
los que constaban en la inscripción de dominio a la época de la aprobación
de las bases de remate. En ello debe existir congruencia. De ahí que la
exigencia de señalar los deslindes en las bases de remate, pese a no ser
según ley, resulta clarificadora, particularmente para los postores. De la
imperfección de los deslindes o cabida pueden surgir acciones que pueden
perturbar la adquisición en pública subasta.

Por otro lado, en ciertos casos resulta conveniente especificar con claridad lo
que comprende el inmueble a subastar, más aún si en la inscripción de
dominio no especifica detalladamente los derechos que da cuenta el título.
Así, por ejemplo, si lo que se va a subastar es un departamento dentro de
un edificio, deberá indicarse si comprende la bodega y estacionamiento o el
derecho a usar exclusivamente algún espacio como estacionamiento, dado
que en algunos casos constituyen unidades distintas del inmueble principal,
de modo que al suscribir la escritura pública de compraventa no haya duda
de los derechos que adquirió el adjudicatario. Dificultad que no se presenta
cuando existen en la propiedad subastada diversas dependencias, tales
como casa habitación, galpón y oficina, pues en tal caso, se tendrá en
consideración la individualización que se remató un inmueble en relación a
una determinada inscripción de dominio.

b.2) Mínimo para la subasta


En las bases de remate deberá expresarse el mínimo para la subasta del
inmueble embargado. Desde luego el mínimo de la subasta no prohíbe al
tribunal adjudicar el bien en una suma superior, toda vez que al hacerlo
incluso se beneficia al ejecutado.

El mínimo de las posturas será aquel que quede determinado en la etapa de


tasación del inmueble embargado, vale decir, conforme el certificado de
avalúo fiscal o el monto fijado por un perito en los términos ya estudiados.

Si en las bases de remate, se establece que el mínimo de las posturas será


el avalúo fiscal vigente para el semestre en que se realice la subasta, no
podría luego el ejecutado al actualizarse el avalúo fiscal correspondiente al
semestre del remate, solicitar designación de perito con la finalidad de
determinar una nueva tasación. Por otro lado, si la tasación del inmueble a
subastar realizada por peritos, desde la primera vez que se acompañaron las
bases, tiene un alza más que significativa, producto del tiempo o el cambio
de las condiciones que se tuvieron en vista al practicarse la valorización,
será procedente una nueva tasación.

b.3) Forma de pago del precio


De acuerdo al inciso primero del artículo 491 del Código de Procedimiento
Civil, el precio de los bienes que se rematen deberá pagarse de contado, a
menos que las partes acuerden o que el tribunal, por motivos fundados
resuelva otra cosa.

Igualmente, deberá fijarse el plazo que tiene el adjudicatario para consignar


el saldo del precio, usualmente dentro del quinto día de practicado el
remate.Podrá ser parte del precio la caución de seriedad que establece el
artículo 494 del Código de Procedimiento Civil.

Si es el acreedor quien se adjudica el bien embargado, no tendrá que


consignar el saldo del precio en cuanto este no exceda el monto de su
crédito, operará entonces la compensación de créditos, pudiendo incluso
imputar al precio del remate otros créditos que tenga el ejecutante en
contra del ejecutado. En todo caso, habiendo una sentencia favorable para
un tercerista de prelación, el ejecutante cuyo crédito no sea preferente,
deberá consignar el precio de la subasta si es que se adjudica el inmueble
en el acto del remate.

b.4) Garantías que se pueden otorgar para caucionar el pago a plazo del
saldo de precio
El artículo 494 del Código de Procedimiento Civil, dispone que toda persona
que desee participar en la subasta deberá rendir previamente caución que
no podrá ser inferior al 10% del valor de la tasación, la que subsistirá hasta
que se otorgue la escritura definitiva de compraventa o se deposite a la
orden del tribunal el precio a la parte de él debe pagarse de contado.

El ejecutante está eximido de rendir caución. Su crédito avala la seriedad de


su postura. Esta caución tiene por objeto asegurar la seriedad de las
posturas y que se llevará a efecto la compra de los bienes rematados;
evitando que concurran personas que solo busquen dilatar la ejecución.La
caución se suele concretar mediante un depósito a la vista tomado a nombre
del tribunal por el equivalente al 10% del mínimo de la subasta.

Si esta comprende varios lotes y cada cual con su propio mínimo, el postor
deberá acompañar una boleta por cada lote que pretenda adjudicarse. Este
depósito podrá hacerse en cualquier banco de la plaza, de modo que no
puede imponérsele a los postores comparecer con vale vista de un banco en
particular, aun cuando el tribunal registra su cuenta corriente en el Banco
Estado.

b.5) Suscripción de escritura pública de compraventa


En las bases de remate debe indicarse el plazo que tiene el adjudicatario
para suscribir la escritura pública de adjudicación. De acuerdo al artículo 495
del Código de procedimiento Civil, la escritura de adjudicación debe
suscribirse en el plazo de tres días contados desde el remate. Se trata de un
plazo no fatal. Usualmente en las bases se estipula que la escritura de
adjudicación deberá suscribirse en el término de 30 días contados desde que
se encuentre ejecutoriada la resolución que ordena extender la
correspondiente escritura de adjudicación.

El término para suscribir del acta de remate y la escritura definitiva de


compraventa, debe ser el mismo para el ejecutante y los demás postores.

b.6) La fecha en que se efectuará la entrega del inmueble


Deberá indicarse en las bases la oportunidad en que se deberá hacer
entrega del inmueble subastado al adjudicatario.

b.7) La facultad del ejecutante de participar en el remate con cargo a su


crédito
El ejecutante puede participar como postor en la subasta. Sin embargo,
frente a otros acreedores con derecho preferente, no podrá adjudicarse el
inmueble con cargo a su crédito. Lo propio si existe tercería de prelación y
de pago acogida.

b.8) Situación de los insumos atrasados


Si nada se dice son de cargo del adjudicatario.Cabe agregar que en
conformidad artículo 510 del Código de Procedimiento Civil, la carga
procesal de pagar las costas pesa exclusivamente sobre las partes del juicio
según se expone en los artículos 138 y siguientes del mismo cuerpo legal,
de modo que estas no pueden imponerse en las bases del remate a un
tercero ajeno al juicio.

c) Eventual citación personal de los acreedores hipotecarios

c.1) Generalidades
Si los bienes que han de subastarse están gravados con hipoteca, se debe
citar al o los acreedores hipotecarios para advertirles que la finca va a ser
rematada, para que, si lo estiman necesario, comparezcan al juicio en
resguardo de sus derechos.

A ello se refiere los artículos 492 del Código de Procedimiento Civil y 2428
del Código Civil. Ambas normas han establecido de algún modo la obligación
de citar a los acreedores hipotecarios cuando se quiera rematar una finca
hipotecada. En efecto, de conformidad a la norma sustantiva citada, cesa el
derecho de persecución del acreedor hipotecario, contra el tercero que haya
adquirido el inmueble en pública subasta si concurren tres condiciones:

a) la venta debe efectuarse en pública subasta;


b) debe citarse personalmente a los acreedores hipotecarios, mediante
receptor judicial; y
c) la subasta no puede efectuarse antes de trascurrido el término de
emplazamiento, contado desde la notificación a los acreedores hipotecarios.

El artículo 492 del Código de Procedimiento Civil vino a complementar el


artículo 2428 del Código Civil, consagrando a los acreedores hipotecarios de
grado preferente a aquel que persigue el remate de la finca, el derecho a
optar:

a) por pagarse sus créditos con el producto del remate; o


b) conservar sus hipotecas, siempre que sus créditos no estén devengados.

Vale decir, si el deudor esta en mora, no puede optarse por conservar la


hipoteca, sino que necesariamente debe optarse por pagarse con el producto
del remate.

Si bien el artículo 492 del Código de procedimiento Civil refiere a la


ejecución iniciada por un acreedor hipotecario de grado posterior, nada
impide que el acreedor valista también puede recurrir y aplicar el
procedimiento de citación y emplazamiento del acreedor hipotecario previsto
en las normas precedentemente citadas; de lo contrario dejaría al acreedor
hipotecario de grado preferente en peores condiciones cuando la ejecución
es promovida por un acreedor valista que cuando es promovida por un
acreedor hipotecario de grado posterior.

Por lo demás, así aparece de la historia del establecimiento de la ley. De


este derecho a ser citados gozan todos los acreedores hipotecarios y no
únicamente los preferentes.

c.2) Procedimiento de citación


Como se dijo, si el remate es solicitado por un acreedor valista o hipotecario
de grado posterior, deberá citarse a todos los acreedores de grado
preferente y proceder a la subasta reconociendo los gravámenes de grado
preferente. Los acreedores sucesivos en un inmueble prefieren según el
orden de celebración del contrato hipotecario, o de su inscripción.

Para tal efecto, es necesario que el ejecutante acompañe al juicio el


correspondiente certificado de hipoteca y gravámenes del inmueble
extendido por el respectivo Conservador de Bienes Raíces. Esta citación para
que sea válida debe hacerse en la forma que prescribe el artículo 2428 del
Código Civil, esto es, debe reunir los siguientes requisitos:

a) La citación debe ser personal.De acuerdo a los artículos 40 y 46 del


Código de Procedimiento Civil, la notificación persona deberá efectuarse
entregándose copia íntegra de la resolución y de la solicitud en que hubiere
recaído, cuando fuere escrita; y en caso de que la persona a quien se
pretende notificar no fuere habida, debe procederse en la forma que
establece el artículo 44 del Código de Procedimiento Civil.

No resulta aplicación para este efecto lo dispuesto en el artículo 56 del


Código de Procedimiento Civil, que dispone "las notificaciones que se hagan
a terceros que no sean parte en el juicio, o a quienes no afecten sus
resultados, se harán personalmente o por cédula", desde que la primera
notificación a las partes o personas a quienes hayan de afectar sus
resultados, debe ser personal. La citación es una resolución que afecta en
sus resultados al acreedor hipotecario, ya que se hace con el fin de que
tenga conocimiento del remate para que tome las medidas conducentes en
resguardo de sus derechos. Además, un argumento de texto lo avala: por la
Ley Nº 1.725 de 31 de enero de 1905 sobre cobro de valor de remate de
tierras fiscales en Arauco, Malleco, Cautín, Valdivia y Llanquihue, se
estableció en el artículo 3, "que para los efectos expresados en el artículo
2428 del Código Civil no será necesaria la citación personal de los demás
acreedores que tengan constituidas hipotecas sobre la misma finca. Después
que se pague al Fisco de la cantidad que se le adeude, el juez de letras hará
consignar el saldo, para que con él sean cubiertos dichos acreedores en el
orden que corresponda", de dicho precepto se desprende que el legislador
ha reconocido que el artículo 56 del Código de Procedimiento Civil, no había
modificado el artículo 2428 del Código Civil, en lo que a la notificación
personal se refiere, por lo cual fue necesario establecer una disposición
expresa en esa ley que permitiera notificar a los acreedores hipotecarios en
otra forma que la personal.

b) Entre la notificación y el remate debe mediar el término de


emplazamiento.Sin perjuicio de lo que se dirá con ocasión del estudio de la
purga de la hipoteca cabe señalar que lo que ha querido decir el legislador
con esta disposición es que entre la notificación a los acreedores y la
subasta mediara el plazo de emplazamiento y no que es suficiente la
notificación hecha a los acreedores pocos días antes del remate por haberse
hecho en el término de emplazamiento o llamamiento y no fuera de él como
se ha resuelto en alguna oportunidad. Esto es así, atendido que la citación a
los acreedores se pretende, que estos puedan imponerse de las bases de
remate e impugnarlas si fueren perjudiciales a sus intereses, o bien ejercer
algún otro derecho que estimen asistirle, lo que no será posible si la
notificación se realiza no con la antelación debida, pudiendo hacer ilusorio el
ejercicio de sus derechos.

Ahora, el término de emplazamiento a que alude la norma no puede ser otro


que el término del juicio ordinario de mayor cuantía, atendido que al tiempo
que se dictó el Código Civil solo se daba el nombre de emplazamiento al del
juicio ordinario; y en el juicio ejecutivo no se conocía el término de
emplazamiento, porque al deudor se le daba a conocer el juicio por medio de
la "citación a remate", o apercibimiento que se hace al deudor de que, si en
el término legal no paga la deuda y las costas causadas ni se opone a la
ejecución con alguna excepción admisible de derecho, se procederá a la
subasta de los bienes embargados para hacer con su producto el debido
pago al acreedor.

Por lo demás no existiendo una regla especial en el Código de Procedimiento


Civil, por aplicación de lo dispuesto en el artículo 3º del cuerpo normativo
citado, el término de emplazamiento debe ser el del juicio ordinario.Hecha la
citación personal del acreedor hipotecario a la subasta de la cosa
hipotecada, resulta innecesario repetir la misma citación al señalarse
posteriormente otra fecha para la realización de ese acto, no efectuando la
primera vez por falta de postores.

Cabe señalar que si un crédito hipotecario está dado en prenda, la


notificación que prescribe el artículo 2428 del Código Civil debe hacerse al
acreedor prendario, que es el representante legal del deudor.

c.3) Derechos conferidos a los acreedores citados


En conformidad a lo dispuesto en el artículo 492 del Código de
Procedimiento Civil, si por un acreedor de grado posterior se persigue una
finca hipotecada contra el deudor personal que la poseyere, el acreedor o
acreedores de grado preferente, citados conforme el artículo 2428 del
Código Civil, podrán o exigir el pago de sus créditos sobre el precio del
remate según sus grados, o conservar sus hipotecas sobre la finca
subastada siempre que sus créditos no estuvieren devengados. Similar
derecho confiere el artículo 762 del Código de procedimiento Civil, a los
acreedores de grado preferente cuando se persiga la finca hipotecada contra
los terceros poseedores.Pese a que el artículo 492 del Código de
procedimiento Civil refiere a la ejecución iniciada por un acreedor de grado
posterior, nada obsta a que el acreedor preferente pueda ejercitar el derecho
conferido por la citada norma si quien persigue la finca sea un acreedor no
hipotecario, solo que en tal caso, todos los acreedores podrán o exigir el
pago de sus créditos sobre el precio del remate según sus grados, o
conservar sus hipotecas sobre la finca subastada siempre que sus créditos
no estuvieren devengados.

Para que los acreedores de grados preferentes puedan ejercer el derecho


que confiere el artículo 492 del Código de Procedimiento Civil, se requiere
que sus créditos no estén devengados, y que el remate haya producido lo
suficiente para solventar el crédito del acreedor que invoca este derecho, en
caso contrario la hipoteca se extingue definitivamente.

Citado que sea el acreedor hipotecario, si nada dice en el término de


emplazamiento, el inciso segundo del artículo 492 del Código de
Procedimiento Civil atribuye a dicho silencio una manifestación de voluntad
positiva, en orden a considerar que opta por ser pagado sobre el precio de la
subasta.

Por último, si se ha dictado resolución de reorganización que incluya los


bienes del poseedor de la finca perseguida, o ha sido sometido a un
procedimiento concursal de liquidación, conforme a la Ley Nº 20.720, se
estará a lo prescrito en el artículo 2477 del Código Civil, vale decir, por cada
finca hipotecada podrá abrirse a petición de los respectivos acreedores un
concurso especial hipotecario, para que se les pague inmediatamente con
ella, según el orden de las fechas de sus hipotecas o bien, si las hipotecas
son de una misma fecha, en el orden de su inscripción; si tienen idéntica
fecha e inscripción, según el número de repertorio del Conservador de
Bienes Raíces.

c.4) Derechos del acreedor hipotecario para modificar las bases de remate
Una vez citados los acreedores hipotecarios al remate, para cuyo efecto el
ejecutante debe acompañar al juicio los certificados de gravámenes
respectivos el acreedor citado debe comparecer con sus títulos justificantes
para considerársele como parte.

Al acreedor hipotecario citado le cabe el derecho a solicitar la modificación


de las bases de remate propuestas por el ejecutante, tendientes a quedar
autorizado para hacer posturas en el remate, adjudicarse el inmueble
embargado con cargo a su crédito, sin necesidad de caución, pagarse
preferentemente con el inmueble hipotecado de acuerdo con lo dispuesto en
el artículo 492 del Código de Procedimiento Civil y en el evento de que no se
presenten postores el día de la subasta le asista el derecho que confiere al
acreedor el artículo 499 del Código de Procedimiento Civil, entre otros
derechos. Se ha resuelto que este derecho se debe ejercer por vía de la
correspondiente tercería de prelación.

Cuestión discutible desde que los artículos 2428 del Código Civil y 492 del
Código de Procedimiento Civil no lo exigen. En todo caso, al tercerista de
prelación también le asiste el derecho a solicitar la modificación de las bases
de remate. En este sentido, se ha resuelto, "si bien no existe norma expresa
que regule la posibilidad de solicitar por algún tercerista la modificación de
las condiciones de la subasta, resulta procedente y justo que lo haga.

En efecto, no debe perderse de vista que la tercería es una acción que se


dirige contra ambas partes del juicio ejecutivo; respecto del ejecutado para
que se le reconozca su calidad de acreedor y en cuanto al ejecutante, para
que, en el caso de la de prelación, se establezca su preferencia en el pago.
Por ende, su acción no es una cuestión puramente accesoria, sino que, por
el contrario, muchas veces tendrá interés cierto en la resolución de
determinados asuntos, no resultando admisible, por ejemplo, que un
ejecutante sin preferencia alguna pueda adjudicarse una propiedad con
cargo a su crédito y un tercerista de prelación, con sentencia firme que así lo
reconozca, no pueda hacerlo por habérsele impedido en su oportunidad
modificar las bases ya referidas".
Este derecho deberá ejercerlo en el término de emplazamiento a que
refieren los artículos 2428 del Código Civil y 492 del Código de
Procedimiento Civil, que no es otro que el establecido para el juicio ordinario
de mayor cuantía, por aplicación del principio contenido en el artículo 3º del
Código de Procedimiento Civil. De dicha petición se conferirá traslado al
ejecutante que sacó a remate la finca y al ejecutado.La ejecutoriedad de la
resolución que tiene por aprobadas las bases del remate, no es oponible al
acreedor hipotecario si este solo es citado una vez que dicha resolución ya
ha adquirido esa calidad. En efecto, su petición no podría ser calificada de
extemporánea si se considera que las bases de remate propuestas en el
juicio, así como la resolución con que ellas fueron proveídas, son anteriores
a la citación del acreedor hipotecario y, por consiguiente, este no pudo
formular su petición, sino a partir de la notificación practicada con
posterioridad, dentro del término de emplazamiento.

Por el contrario, si es citado o bien comparece voluntariamente al juicio con


antelación a la aprobación de las bases de remate, estas deberán ser
impugnadas en la oportunidad procesal establecida en el artículo 491 del
Código de Procedimiento Civil.

c.5) Sanción que acarrea la falta de citación a remate


Si bien en alguna oportunidad se planteó la tesis que la sanción por falta de
citación de los acreedores hipotecarios o su defectuosa notificación era la
nulidad del remate, en la actualidad no se discute que la omisión de la
citación no acarrea la nulidad del remate, sino que el acreedor no citado
conserva su hipoteca, quienes podrán perseguir la finca, cualquiera que sea
la persona en cuyo poder se encuentre, hasta obtener un nuevo remate.

Ello se infiere del tenor literal del artículo 2428 del Código Civil, al consagrar
en su inciso primero el derecho de persecución que compete a todo acreedor
hipotecario, el que cesa en si el tercero adquiere de la finca hipotecada en
pública subasta, ordenada por el juez, a menos que el remate se haya hecho
sin la citación personal del acreedores hipotecarios, caso en el cual se
retorna a la regla general contenida en el inciso primero de la norma en
estudio, conservando el acreedor hipotecario su derecho de persecución.

Si por alguna circunstancia la hipoteca hubiere sido cancelada, pueden pedir


el restablecimiento de ellas. No obstante, el subastador podrá subrogarse en
los derechos del acreedor hipotecario que obtuvo el pago de su acreencia.De
este modo, para que el adjudicatario adquiera un inmueble libre de
gravamen después de la subasta, es menester practicar la citación antes
referida.

Por último, la citación de los acreedores hipotecarios como las autorizaciones


que deben solicitarse al juez o a otros acreedores, según sea el caso, no
obsta a la aprobación de las bases de remate. Estas deben ser aprobadas en
la oportunidad procesal correspondiente, sin perjuicio que luego de
verificadas las citaciones y obtenidas las autorizaciones a que se viene
haciendo referencia, los acreedores citados pidan modificar las bases de
remate a objeto de resguardar sus intereses.

d) Autorización judicial o de los acreedores embargantes en su caso


De acuerdo numeral 3 del artículo 1464 del Código Civil, hay objeto ilícito en
la enajenación de las cosas embargadas por decreto judicial, a menos que el
juez lo autorice o el acreedor consienta en ello. De este modo, si el inmueble
que se va a rematar se encuentra embargado por orden de otro tribunal
donde se sigue otro juicio, es indispensable obtener la autorización de aquel
juez que dispuso la medida para evitar el objeto ilícito que podría derivar de
la enajenación según el Nº 3 del artículo 1464 del Código Civil, a menos que
el propio acreedor consienta en ello.

Para este efecto, el tribunal que conoce de la ejecución, deberá dirigir un


oficio al tribunal donde se haya trabado embargo solicitándose la respectiva
autorización. Si el juez que debe emitir la autorización la deniega, el remate
adolecerá de vicio de nulidad absoluta por objeto ilícito.

La subasta se hará una vez firme la autorización dada por el tribunal que
dispuso la medida, de lo contrario el remate podría quedar sin efecto si la
resolución que autorizó la subasta es revocada vía apelación. No se
requerirá esta autorización si se trata de un mismo acreedor, ni el
alzamiento previo del embargo para rematar un bien raíz en la misma
ejecución.

Por el contrario, si se trata de un acreedor diverso, se ha entendido que


tácitamente el acreedor otorga su autorización al juez que sustancia otro
procedimiento de apremio para realizar la subasta, cuando solicita que se
retenga el monto de la cuota que proporcionalmente y según la naturaleza
de su crédito le corresponda; cuando concurra a interponer la tercería de
pago o prelación correspondiente; y en definitiva cuando inste por el
derecho de prenda general que la ley prevé en su beneficio, finalidad que se
cumple con su sola autorización. Se ha resuelto que la sola existencia de
una tercería de prelación no permite colegir el consentimiento del acreedor
en el sentido exigido por el artículo 1464 Nº 3 del Código Civil.

La autorización a la que se refiere la norma citada debe ser inequívoca, es


decir, no debe dejar lugar a dudas acerca de su existencia. En efecto, la
circunstancia de que un acreedor intervenga en un juicio ejecutivo
solicitando se le tenga como coejecutante no implica asentimiento, toda vez
que en ese caso el acreedor está solicitando que se le respete el embargo ya
constituido o se levanten las medidas decretadas.

La existencia de otros embargos sobre el inmueble constará en el certificado


de Interdicciones y Prohibiciones de Enajenar que extiende el Conservador
de Bienes Raíces. Este documento deberá allegarlo al proceso el ejecutante,
resultando conveniente que tenga una data no superior a 10 días previos al
remate.

Se ha resuelto que esta regla comprende no solo las enajenaciones


voluntarias, sino también las forzosas. Así, inscrita una medida precautoria
de prohibición de celebrar actos y contratos sobre un inmueble con
posterioridad a un embargo decretado en juicio ejecutivo, la enajenación de
ese bien en ese juicio sin autorización del juez que decretó la medida es nula
por adolecer de objeto ilícito.

No obstante, doctrina muy autorizada sostiene que el artículo 1464 Nº 3 del


Código Civil, solo resulta aplicable a las enajenaciones voluntarias, pues lo
contrario podría llevar a que un deudor obtenga que en un nuevo juicio se
decrete una precautoria o se le embargue el bien ya embargado para
perturbar el derecho de prenda general del acreedor que le persigue.

Por último, cabe señalar que el Servicio de Tesorerías es otro acreedor más
del ejecutado, por lo tanto, para los efectos del artículo 1464 Nº 3 del
Código Civil, no resulta necesario pedir autorización para rematar, sino solo
notificarlo de la eventualidad del remate del inmueble a cuyo respecto ha
decidido embargar.

e) Fijación del día y hora de la subasta


El día y hora para la subasta se fijará una vez aprobada la tasación y las
bases de remate. Si bien el artículo 488 del Código de Procedimiento Civil
señala "Aprobada la tasación, se señalará día y hora para la subasta", debe
entenderse, lógicamente que además de la tasación tendrán también que
estar establecidas las bases para la subasta. Aprobar las bases del remate y
fijar el día y hora de la subasta en una misma resolución, puede generar
inconvenientes en cuanto a la anticipación con que deben hacerse las
publicaciones del remate si es que se objetan las bases o se recurre en
contra de ellas

f) Publicación de avisos
La publicidad en un requisito previo a la venta en pública subasta y tiene por
finalidad hacer conocer al público en general el acto a realizarse y las
condiciones establecidas para el remate. Constituye una garantía de que los
bienes se adjudicarán por su valor real. Conforme al artículo 489 del Código
de Procedimiento Civil, el remate, con la indicación del día y hora en que
tenga lugar, se debe anunciar por medio de avisos publicados a lo menos por
cuatro veces en un diario de la comuna asiento del tribunal o de la capital de
la provincia o de la región, si en aquella no la hubiera.

Estos avisos deberán ser redactados por el Secretario del tribunal o


Administrador, en su caso, y deberán contener los datos necesarios para
identificar los bienes que van a rematarse.

Los avisos pueden publicarse aun en días inhábiles y el primero de ellos


necesariamente debe ser publicado a lo menos con quince días de
anticipación a aquel fijado para el remate. Así, por ejemplo, si se fijó como
fecha para la subasta el día 26 de febrero de 2018 a las 12:00 horas, el
primer aviso deberá publicarse a lo menos el día 10 de febrero de 2018.

Si los bienes estuvieren ubicados en una comuna diferente a aquel en que se


sigue el juicio, deberá anunciarse el remate de la misma manera en un
diario de esa comuna o de la capital de provincia o de región según el caso.

Efectuadas las publicaciones, el ejecutante deberá acompañar a la causa


copia de los diarios en que consta el aviso, debiendo el Secretario del
tribunal certificar en el proceso el tenor de los avisos, la fecha de publicación
y el diario en que se practicó, dejando copia de las publicaciones en la
carpeta electrónica.Las partes de común acuerdo pueden avisar el remate en
otros lugares y con un mayor número de avisos, que se sumen a los
exigidos por el legislador.

La omisión del trámite de la publicación acarrea la nulidad procesal del


remate. En tanto que la omisión de la certificación de la publicación no
produce nulidad del remate, pues la ley no exige que se deje tal constancia,
es conveniente para tener una prueba fehaciente de que se hicieron las
publicaciones.
3. El acto del remate
Remate y subasta son términos que se utilizan indistintamente para
designar el procedimiento por el cual se efectúa la venta de los bienes
embargados.Se le ha conceptualizado como el acto procesal mediante el
cual se enajena a instancia del juez el bien embargado, con el objeto de
satisfacer, con su producido, el importe del crédito que dio origen a la
ejecución.

a) Actos previos al remate


Llegado el día y hora fijado para la subasta, esta deberá ser anunciada en la
antesala del tribunal. Previo al anuncio, el juez debe constatar el
cumplimiento de todos los trámites que establece la ley para el remate, a fin
que este acto no adolezca de algún vicio procesal. Si el sentenciador en este
estudio constata la existencia de algún vicio de procedimiento que pueda
acarrear la invalidación de lo obrado, podrá hacer uso de la facultad
correctiva que autoriza el artículo 84 del Código de Procedimiento Civil.

Por otro lado, es fundamental que los interesados en pujar en el remate


realicen el estudio de los títulos del inmueble para que más tarde no se vean
sorprendidos de algún defecto de los mismos, dado que la venta judicial no
purga el título y lo transmite con los mismos defectos que tenía. Anunciado
que sea el remate, los interesados deberán presentar la garantía o caución
exigida en las bases de remate, que como se dijo equivale al 10% del valor
de la tasación. Estas serán calificadas por el tribunal sin ulterior recurso,
vigilando en este acto que se cumpla con el monto exigido y que hayan sido
tomadas a nombre del tribunal que conoce del proceso. El interesado cuya
caución que no cumpla con estas condiciones no podrá participar en el
remate.Cabe recordar que de conformidad al artículo 1798 del Código Civil,
al empleado público se prohíbe comprar los bienes públicos o particulares
que se vendan por su ministerio; y a los jueces, abogados, procuradores o
escribanos los bienes en cuyo litigio han intervenido, y que se vendan a
consecuencia del litigio; aunque la venta se haga en pública subasta; a los
martilleros les está prohibido adquirir del subastador especies que este se
hubiere adjudicado en subastas efectuadas por el mismo martillero,
conforme la letra b) del artículo 17 de la Ley Nº 18.118; y los notarios y
procuradores del número no podrán comprar los bienes en cuyo litigio han
intervenido y que se vendan a consecuencia del litigio, aunque la venta se
haga en pública subasta, de acuerdo al inciso segundo del artículo 481 del
Código Orgánico de Tribunales.
b) El desarrollo del remateCumplidos los trámites anteriores, el remate se
efectúa ante el Juez y el Secretario que conoce del proceso, a menos que en
uso de la facultad prevista en el artículo 485 del Código de Procedimiento
Civil, el remate se verifique ante el juez que corresponda al territorio donde
se encuentran ubicados los bienes.

El remate se suele iniciar con la lectura de las bases del remate o incluso
con aviso publicado y que tuvo como función hacer conocer al público en
general las condiciones de la subasta. Desde el momento que el asistente
formula una postura, presta su consentimiento a las condiciones
establecidas en las bases de remate.

Luego se sigue con la puja entre los interesados, comenzado con una
primera postura terminando cuando no hay posibilidad de mejorar la última
oferta. Cada postura es válida mientras no sea sobrepasada por una postura
superior. Formulada una nueva postura queda libre la que le antecede. De
esta regla se siguen dos consecuencias: si la postura más alta resulta nula
por algún motivo, esta nulidad o invalidez no tiene por efecto hacer revivir la
inmediatamente anterior; y la postura más alta no puede ser anulada por el
solo hecho de haber sido nula la precedente.

Agotadas las posturas sin que se haya superado la del precio más alto, el
juez finaliza la subasta adjudicando el bien ofrecido al que hizo el mayor y
último ofrecimiento. Una sola postura que supere el mínimo fijado basta
para adjudicar el inmueble en subasta. En caso alguno puede suspenderse el
remate por el hecho de no alcanzarse el precio que se considera adecuado.

El ejecutante puede tomar parte en el remate, porque la ley no se lo ha


prohibido, y si así ocurre, en principio no paga el precio de la subasta, sino
solo la diferencia entre su crédito y este precio, operando en lo demás una
compensación. Decimos en principio, porque si existen otros acreedores con
derecho a pagarse en forma preferente, el ejecutante deberá consignar el
precio de la subasta, tal sería el caso de un tercerista de pago o prelación.

El ejecutado no puede participar en la subasta porque su única posibilidad es


pagar la deuda y las costas, como lo señala el artículo 490 del Código de
Procedimiento Civil.Concluido el remate se devuelve la caución a los demás
interesados.

El adjudicatario, pese a no ser parte ni tercero, de modo que no puede


alterar la controversia de la ejecución, empero tiene cierta capacidad
procesal para actuar en lo pertinente a su interés. Así puede solicitar que se
extienda escritura pública de adjudicación del inmueble, dar cuenta del
pago, presentar minutas de escritura pública y solicitar la entrega del bien
adjudicado.

c) El acta de remate
Si la subasta verificada dice relación con bienes raíces, servidumbres, censos
y sucesión hereditaria, de conformidad al artículo 495 del Código de
Procedimiento Civil y 1801 del Código Civil, deberá levantarse un acta de
remate, la que debe ser confeccionada por el tribunal.

Esta acta se extiende en un libro especial que al efecto debe llevar el


Secretario del Tribunal y en ella debe constar los pormenores de la venta
efectuada y será suscrita por el juez, el rematante y el secretario. Se ha
resuelto que la validez del acta de remate, radica en que se haya levantado
tal Acta ante el secretario, y que se encuentre firmada por el secretario, juez
y el rematante, y no en el hecho de extenderse en el Libro de Remate que
dispone el artículo 495 del Código de Procedimiento Civil; de ahí que la
utilización de un registro electrónico no torna inválida el acta. Una copia de
esta acta se debe agregar a la carpeta electrónica.

El acta solo procede extenderla después de verificado el remate, para lo cual


la ley no señala plazo. Y es susceptible de modificación o anulación durante
la secuela del juicio por vicios inherentes a su celebración o a su
cumplimiento.

De acuerdo al artículo 496 del Código de Procedimiento Civil, en el acta de


remate, puede el rematante indicar la persona para quien adquiere y como
en tal caso se trata de una estipulación a favor de otro, subsiste la
responsabilidad del rematante, hasta que se presente la persona para quien
adquirió. Se ha estimado que al utilizar la norma citada la expresión "podrá",
el rematante puede con posterioridad a la extensión del acta de remate
indicar el nombre de la persona para quien ha rematado.

Por último, extendida el acta de remate, aun cuando el inmueble no se


encuentre inscrito a nombre del subastador, el inmueble rematado no puede
ser nuevamente embargado, pues este ya fue transferido.

d) Naturaleza jurídica del remate judicialLa naturaleza jurídica del remate,


es uno de los temas que más controversia genera en el ámbito del derecho
procesal civil, verificándose tesis de distinta índole. Hay quienes lo califican
como un verdadero contrato de compraventa que se rige en todo por el
Código Civil.897 También hay quienes lo asimilan a un acto jurídico público;
y otros que lo identifican como acto procesal.

La Corte Suprema desde tiempo atrás viene asignándole al remate la


característica de fenómeno híbrido en el cual se combinan elementos del
derecho civil y del derecho procesal, y como corolario la posibilidad de la
doble impugnación, es decir, sustancial y procesal. En este sentido, se ha
resuelto "La subasta judicial ejecutiva constituye un fenómeno híbrido de
derecho procesal y civil. Se ha considerado que en su aspecto procesal,
constituye una actuación o trámite del juicio ejecutivo; y en su aspecto
sustantivo, un contrato, una compraventa forzada que crea obligaciones
entre vendedor y comprador, independientemente de la ejecución misma".

Por consiguiente, el remate lo han considerado como acto de compraventa y


como diligencia judicial; aceptando la posibilidad de su anulación pero
marcando, en cuanto dice al tratamiento jurídico que debe darse en cada
caso, la diferencia que hay entre la nulidad del remate, como acto civil
sustantivo, y su anulación como acto integrante de un procedimiento". De
este modo, a la invalidación de una subasta puede llegarse por la ausencia
de los requisitos establecidos por la ley para ella, considerada como un acto
jurídico civil, o por falta de sus formalidades propias como acto procesal. En
el primer evento las causas determinantes generan nulidad sustancial,
absoluta o relativa, según la clase de requisitos pretermitidos; al paso que
en el segundo se alude a informalidades, determinantes de nulidad procesal.

Se ha resuelto que en esta compraventa el comprador es el subastador o


rematante y, el vendedor es el deudor, representado por el juez de la
ejecución. Se trataría de una representación legal excepcional instituido en
los términos que prevé los artículos 497 del Código de Procedimiento Civil y
43, 671 del Código Civil. De ahí que, si con ocasión de la adjudicación en
pública subasta se sigue una acción de nulidad sustantiva, el legitimado
pasivo será únicamente el deudor, no pudiendo entablarse la demanda en
contra del juez que concurrió a representar al deudor. No obstante, se ha
sostenido que no hay representación, sino sustitución, atendido que el juez
no actúa en lugar del deudor, como si fuera este, sino que actúa
sustituyendo la voluntad remisa del deudor.

La principal crítica que se le formula la teoría de la compraventa dice


relación la falta de consentimiento del vendedor, se postula que en la
enajenación forzosa no hay compraventa ni tradición, desde que en ella no
hay facultad ni intención de transferir dominio.
e) Ausencia de postores en el remate
Puede ocurrir que el día señalado para la subasta no se presenten postores,
en este caso según el artículo 499 del Código de Procedimiento Civil, el
acreedor tiene dos alternativas:

1.- Que se le adjudique los bienes embargados por los 2/3 del valor de
tasación de los mismos. En este caso el tribunal deberá acceder a ello, con
citación del ejecutado y demás interesados, si es que los hubiere. Este
derecho no podrá ejercitar el ejecutante si se ha entablado una tercería de
pago o prelación, porque de aceptarse quedarían burlados los derechos del
tercerista.En este caso, habrá una verdadera venta en pública subasta
donde el acreedor será el comprador, enterando el precio correspondiente
por compensación de su crédito, procediéndose en lo demás tal cual hubiere
habido remate. De acuerdo al inciso segundo del artículo 500 del Código de
Procedimiento Civil, si la ejecución fuere en moneda extranjera, el
ejecutante deberá hacer liquidar su crédito en moneda nacional, al tipo
medio de cambio libre que certifique un Banco de la plaza.

2.- Que se reduzca prudencialmente por el tribunal el avalúo aprobado, pero


la reducción no puede exceder de 1/3 de ese avalúo.Si se ejercita este
derecho, los bienes deben ponerse nuevamente en remate y el mínimo para
las posturas será los 2/3 del nuevo avalúo, debiendo cumplirse con todas las
formalidades antes vistas, pero los plazos fijados para los avisos se
reducirán a la mitad, a menos que hayan transcurrido más de tres meses
desde el día designado para el anterior remate hasta aquel en que se solicite
la nueva subasta según lo estatuye el artículo 502 del Código de
Procedimiento Civil.

Si en el segundo remate tampoco se presenten postores, el ejecutante


puede optar por tres derechos que le otorga el artículo 500 del Código de
Procedimiento Civil:

1.- Pedir que se le adjudique los bienes por los 2/3 del nuevo avalúo.Al igual
que el número 1 de la alternativa anterior, si la ejecución fuere en moneda
extranjera, el ejecutante deberá hacer liquidar su crédito en moneda
nacional, al tipo medio de cambio libre que certifique un Banco de la plaza.

2.- Solicitar que los bienes se pongan por tercera vez en remate por el
precio mínimo que el tribunal designe; en cuyo caso tiene aplicación lo dicho
para efectos del segundo remate.
3.- Pedir que los bienes se le entreguen en prenda pretoria. Si hace uso de
este derecho, es decir, que le sean entregados estos bienes con el objeto de
ir percibiendo las rentas líquidas que estos produzcan, las que irá abonando
al crédito.

De acuerdo al artículo 501 del Código de Procedimiento Civil, el ejecutado


tiene derecho a oponerse a esta alternativa y solicitar en cambio que se
saquen los bienes por última vez a remate sin mínimos para las posturas.En
el caso que se efectúe un tercer remate, bien sea por solicitarlo el acreedor
al hacer elección entre los tres derechos que le otorga el artículo 500 del
Código de Procedimiento Civil o bien cuando el remate se lleva a efecto a
petición del ejecutado como oposición a la prenda pretoria, deberá cumplirse
nuevamente con los trámites de fijar día y hora para el remate y
publicaciones, pero en este último caso el plazo para la fijación de los avisos
se reducirá a la mitad, salvo que haya transcurrido más de tres meses desde
el día designado para el remate anterior y aquel en el cual se pide nueva
subasta.

Finalmente, cabe señalar que el acreedor puede solicitar un cuarto remate y


otros, cuantos fueren necesarios para lograr el pago del crédito con el
producto de los bienes embargados y así hacer efectivo su derecho a prenda
general. En cuanto al mínimo que debe servir de base para los nuevos
remates, el juez puede reducirlo sin limitación alguna, de otro modo, no
tendría objeto seguir sacando a remate la propiedad. Incluso, de ser
necesario, puede establecerse nuevas bases de remate en caso de no existir
postores interesados con el precio mínimo ya establecido. No obstante, se
ha resuelto que la voluntad del legislador de modificar nada más la variable
precio entre uno y otro remate llega hasta el que contempla el artículo 500
del Código de Procedimiento Civil.

f) La prenda pretoria
Este es un contrato en cuya virtud, por el ministerio del tribunal se entregan
al ejecutante los bienes embargados, para que se haga pago con sus frutos,
es decir, es una anticresis judicial.A la prenda pretoria se refieren los
artículos 503 a 507 y en lo no reglamentado en ellos se aplican los artículos
2435 y siguientes del Código Civil.

Declarado por el tribunal el derecho del acreedor para que se le entreguen


en prenda pretoria los bienes embargados, esta debe hacerse bajo
inventario solemne. La prenda pretoria no confiere ningún derecho real al
acreedor.El acreedor a quien se entreguen los bienes muebles o inmuebles
en prenda pretoria, debe llevar cuenta exacta, y en cuanto sea exigible,
documentada, de los productos de dichos bienes.

Hecha la entrega, el acreedor tiene derecho a pagarse con los frutos o


utilidades a medida que estas se van produciendo. Para tal efecto, deben
deducirse de los frutos, todos los gastos necesarios para producir esos frutos
más el interés corriente de los capitales propios que el acreedor invierta y la
cantidad que el tribunal fije como remuneración de los servicios que preste
el acreedor como administrador. No tendrá, sin embargo, derecho a esta
remuneración el acreedor que no rinda cuenta fiel de su administración, o
que se haga responsable de dolo o culpa grave.Se ha resuelto que el
acreedor que ejerce la facultad de solicitar la entrega de un bien productivo
en prenda pretoria (desechando la posibilidad de adjudicarse el bien en
propiedad o sacarlo nuevamente a remate), y no pacta intereses, renuncia
tácitamente a que el capital originalmente adeudado los siga produciendo
hacia el futuro, renuncia que, atento lo dispuesto en el artículo 12 del Código
Civil, resulta plenamente admisible.

La prenda pretoria dura hasta que se pague totalmente el crédito del


ejecutante; pero el ejecutado puede en cualquier tiempo recuperar los
bienes pagando la deuda, las costas o incluso los gastos a que se refiere el
inciso final del artículo 504 del Código de Procedimiento Civil.De acuerdo al
inciso segundo del artículo 505 del Código de Procedimiento Civil, el
ejecutante, en cualquier tiempo, podrá poner fin a la prenda pretoria y
solicitar su enajenación o el embargo de otros bienes del deudor, de acuerdo
a las reglas generales.

g) Embargo del derecho de gozar de una cosa o percibir sus frutos


De acuerdo al artículo 508 del Código de Procedimiento Civil, si los bienes
embargados consisten en el derecho de gozar de una cosa o percibir sus
frutos, puede pedirse al acreedor que se dé en arrendamiento o que se
entregue en prenda pretoria, para que se pueda percibir los frutos. Si se
solicita arrendamiento, se debe hacer en remate público, fijándose
previamente las condiciones para las posturas por el tribunal, con audiencia
de las partes.Se anunciará al público el remate con anticipación de veinte
días, en la forma y en los lugares expresados por el artículo 489 del Código
de Procedimiento Civil.

h) Efectos del remate

h.1) Purga de hipoteca


La purga de la hipoteca es la extinción del derecho del acreedor hipotecario
de persecución, cuando la finca se vende en las condiciones que señala el
artículo 2428 del Código Civil. Este artículo establece los siguientes
requisitos para que pueda purgarse la hipoteca:

a) que la venta se haga en pública subasta, ordenada por el juez;

b) que se cite personalmente a los acreedores;

c) que haya transcurrido el término de emplazamiento entre la citación y la


subasta.

I. Pública subasta
La subasta exige la presencia de postores. No basta poner en remate la finca
hipotecada. Se ha resuelto que de lo contrario se desentendería el tenor
literal del artículo 2428 del Código Civil y el contexto del mismo que habla
de tercero que haya adquirido en pública subasta la cosa hipotecada, y para
adquirir es necesario que se haya efectuado primero la venta y no que se
haya anunciado simplemente, o sea, es preciso que exista una subasta
consumada y no una mera tentativa de ella. De ahí entonces que si la finca
se adquiere por adjudicación por falta de postores, no opera la caducidad de
la hipoteca

II. Citación personal de los acreedores hipotecarios


La citación a que se refiere el artículo 2428 del Código Civil es un
llamamiento a los acreedores hipotecarios a resguardar sus derechos y se
hace por medio de la notificación. La citación personal a que alude esta
norma debe entenderse referida a la notificación, porque en la legislación
procesal civil vigente a la época de la dictación del Código Civil, la palabra
citación equivalía a notificación.

Ahora, de acuerdo al artículo 40 del Código de Procedimiento Civil, la


primera notificación a las partes debe hacerse personalmente. Se ha
resuelto que habiéndose hecho parte en el juicio un acreedor hipotecario,
señalando su domicilio en él, procede notificarle por el estado la diligencia
para el remate; hecha la citación personal del acreedor hipotecario a la
subasta de la cosa hipotecada, resulta innecesario repetir la misma citación
al señalarse posteriormente otra fecha para la realización de ese acto, no
efectuando la primera vez por falta de postores; Sería inaceptable exigir la
notificación personal para cada diligencia; se atentaría contra la eficacia y
rapidez del juicio ejecutivo, cuya terminación se haría muy difícil cada vez
que hubiera que citar varios acreedores. No es necesaria la notificación
personal o por cédula, según los casos, si los acreedores hipotecarios se
presentan al juicio oponiéndose al remate, pues al hacerlo, tácitamente se
dan por notificados de él.

Lo propio si hace valer cualquier otro derecho que estime corresponderle.


Ahora, si la nueva fecha de la subasta es consecuencia del efecto de una
nulidad de lo obrado que alcanzó a la notificación hecha al acreedor
hipotecario, habrá de practicarse una nueva notificación, atendido que la
anulada ya no existirá.

III. Que haya transcurrido el término de emplazamiento entre la citación y el


remate
Se requiere que entre la última notificación hecha a los acreedores
hipotecarios y la subasta, haya trascurrido el término de emplazamiento,
que por aplicación del artículo 3º del Código de Procedimiento Civil,
corresponde al del juicio ordinario. Este plazo tiene por objeto dar tiempo
suficiente a los acreedores hipotecarios para que adopten las medidas de
resguardo a sus derechos.

De ahí que para resulte conveniente citar a los acreedores hipotecarios antes
de fijar el día y hora del remate.Se ha resuelto, aunque no haya transcurrido
todo el término de emplazamiento entre la citación y el remate no verificado
por falta de postores, se cumple con la ley si ese tiempo trascurre entre
aquella citación y la subasta efectuada en la nueva fecha.

Cabe añadir que el artículo 2428 del Código Civil está en parte modificado
por el artículo 492 del Código de Procedimiento Civil, al expresar que, si un
acreedor hipotecario de grado posterior persigue el inmueble hipotecado
contra el deudor personal que lo posee, él o los acreedores de grado
preferente, citados conforme el artículo 2428 del Código Civil, tienen un
derecho optativo:

a) Pueden pagarse de sus créditos con el precio de la subasta.

b) Pueden conservar sus hipotecas.Pero para que puedan hacer uso de este
derecho de opción, es necesario que sus créditos no estén devengados.918
Ahora, si nada dicen en el término de emplazamiento se entiende optan por
pagarse con el precio del remate en el orden correspondiente.

Finalmente, se debe indicar que el subastador de un inmueble hipotecado lo


adquiere sin las limitaciones de las acreencias no pagadas. En efecto, no es
requisito para la extinción de una hipoteca que los acreedores citados se
paguen del todo o en parte con el precio de la subasta que se ha
consignado; y la adjudicación del inmueble en pública subasta por parte del
acreedor hipotecario extingue hipoteca constituida a su nombre, no
pudiendo subsistir dicho gravamen para garantizarse sus propias
obligaciones.

h.2) La evicción en las ventas en pública subasta


De acuerdo al artículo 1851, en las ventas forzadas hechas por autoridad de
la justicia, el vendedor no es obligado, por causa de la evicción que sufriere
la cosa vendida, sino a restituir el precio que haya producido la venta. Se
trata de un efecto mucho más restringido que el establecido para el
vendedor de una compraventa en el artículo 1847 del Código Civil.

El precio debe restituirse íntegramente, aunque la cosa al tiempo de la


evicción valga menos debido a causas naturales, porque el artículo 1851 del
Código Civil declara que debe restituirse el precio que la venta haya
producido, es decir, todo el precio. Esta acción puede dirigirse únicamente
en contra del vendedor o deudor. No procede en contra del acreedor
ejecutante.

h.3) Procedencia de la acción por vicios redhibitorios


De acuerdo al artículo 1865 del Código Civil, la acción redhibitoria no tiene
lugar en las ventas forzadas hecha por la autoridad de la justicia, a menos
que el vendedor, no pudiendo o no debiendo ignorar los vicios de la cosa
vendida, no los hubiere declarado a petición del comprado, en tal caso habrá
lugar a la acción redhibitoria y a la indemnización de perjuicios.

En este sentido, se ha resuelto "Si en el remate, realizado dentro de un


juicio ejecutivo, una persona compra para sí y para su hermano, sabiendo el
vicio de que adolecería la cosa, este hermano no puede alegar su ignorancia
del vicio si aceptó tácitamente lo obrado a su nombre". Este régimen
restrictivo de la acción por vicios redhibitorios no se aplica en las ventas en
pública subasta que se realizan voluntariamente, pero con intervención de la
justicia.

h.4) Procedencia de la acción de rescisión por lesión enorme


De conformidad al artículo 1891 del Código Civil, no procede la acción
rescisoria por lesión enorme en las ventas de bienes muebles, ni en las que
se hubieren hecho por el Ministerio de la justicia. Por venta hecha por el
ministerio de la justicia debe entenderse no solo aquellas que ocurran en el
procedimiento ejecutivo, sino a todas las ventas, inclusos las voluntarias en
que intervenga la justicia.Para los efectos del artículo 1891 del Código Civil
son ventas hechas por el ministerio de la justicia aquellas en que el contrato
de compraventa se genera, no entre las partes, sino por obra de la justicia,
aquellas en que el juez representa la voluntad del vendedor y en las cuales
concurre un tercero al juicio, asumiendo en el contrato el rol jurídico de
comprador. Ergo, son ventas hechas por el ministerio de la justicia, la del
remate público en el juicio ejecutivo, la de un remate en pública subasta en
un juicio de liquidación y partición y las ventas en pública subasta en los
actos de jurisdicción no contenciosa que exigen tal trámite.

La razón de esta excepción radica en que por las características que asumen
las ventas en pública subasta, se está asegurando que el precio logrado en
la operación sea el más alto posible, puesto que la cosa se adjudica al mejor
postor, no existiendo el temor de que por algún motivo se venda la cosa a
un precio que esté muy por debajo de precio corriente.

Finalmente, el artículo 1891 del Código Civil no recibe aplicación si la justicia


se ha limitado a ordenar que se extienda la escritura pública de
compraventa ante la negativa del promitente vendedor a otorgarla. Ergo,
procede la acción rescisoria por lesión enorme en la venta suscrita por el
juez a causa de la negativa del promitente vendedor.

h.5) Subsistencia contrato de arrendamiento


De la relación conjunta de los artículos 1965 del Código Civil y artículo 454
del Código de Procedimiento Civil, se puede concluir que el arriendo sobre
un bien posteriormente embargado subsiste, y los derechos del
arrendador-deudor deben ser ejercidos por el depositario o bien por el
acreedor o acreedores del arrendador, pero no por un tercero.Si el bien
arrendado es rematado y adjudicado al acreedor o acreedores del
arrendador, de acuerdo al inciso segundo del artículo 1965 del Código Civil,
estos estarán obligado a respectar el arriendo, en la medida que el contrato
de arrendamiento haya sido otorgado por escritura pública, a menos que se
trate de un acreedor hipotecario, en cuyo caso no rige la obligación de
respetar el arriendo.

Por el contrario, si el bien arrendado es adjudicado a un tercero, la


adjudicación no afecta en nada este contrato de arrendamiento, sus
derechos y obligaciones, atendido que solo existe norma expresa respecto al
acreedor o acreedores del arrendador que se adjudican el inmueble en
subasta pública, según lo dispone el artículo 1965 inciso final, en
concordancia con el artículo 1962.
4. Actos posteriores al remate
a) Depósito del saldo del precio de adquisición del inmueble rematado
De acuerdo al artículo 491 del Código de Procedimiento Civil, el precio de los
bienes que se rematen deberá pagarse de contado y en la oportunidad fijada
en las bases del remate, salvo que las partes acuerden o que el tribunal, por
motivos fundados, resuelva otra cosa. Se trata de un plazo no fatal porque
mira solo el interés privado de los contratantes. De este modo, aunque el
subastador haya consignado el precio del remate fuera del plazo fijado, pero
antes que la contraparte acuse la rebeldía, dicha consignación no invalida el
remate.

Si el ejecutante adquiere el bien en remate no tendrá que consignar el


precio, en cuanto este no excediera el monto de su crédito, siempre que se
no existan acreedores preferentes. En caso contrario deberá depositar la
totalidad del precio ofertado. Del hecho del pago dejarse en el expediente
mediante una certificación que hará el Secretario del Tribunal. Si el inmueble
fue adjudicado por el ejecutante con cargo a su crédito, la certificación dirá
relación con la diferencia si es que fue adjudicado en un precio mayor al
monto de la ejecución.

Si el adjudicatario no entera el precio de la subasta en las condiciones


estipuladas en las bases o bien no se suscribe la escritura pública dentro del
plazo de tres días o en la mayor extensión concedida, el remate queda sin
efecto y se hace efectiva la caución en los términos que indica el inciso
segundo del artículo 494 del Código de Procedimiento Civil. Esta norma
dispone que el valor de la caución, deducidos los montos de los gastos del
remate, tales como publicaciones, se abonará en un 50% al crédito y el 50%
restante a la Junta de Servicios Judiciales, esto es, la Corporación
Administrativa del Poder Judicial.

Siendo esta la sanción que contempló el legislador para el caso que el


adjudicatario no satisfaga sus obligaciones, no podría el tribunal de oficio ni
a petición de parte aumentar el porcentaje de la caución equivalente al 10%
de la valoración de los bienes a rematar como medida disuasiva a postores
inescrupulosos. Si el subastador de los bienes embargados recurre de
apelación en contra de alguna resolución dictada por el tribunal, la apelación
se concederá solo en el efecto devolutivo.

b) Suscripción de la escritura pública de adjudicación y alzamiento de


hipotecas, gravámenes y prohibiciones
De acuerdo al inciso segundo del artículo 495 del Código de procedimiento
Civil, la escritura del remate o adjudicación debe otorgarse dentro de tercero
día de suscrito el acta de remate. Pasado este plazo sin que el subastador
suscriba la escritura pública, nace el derecho para exigir que el rematante
firme la escritura pública o para hacer efectiva la caución, si se negare a
ello.

El plazo de tres días que concede el artículo 495 del Código de


Procedimiento Civil para otorgar la escritura pública, es un plazo judicial y
por ende no fatal. En este sentido, se ha resuelto "el plazo establecido en el
artículo 495 del Código de Procedimiento Civil en modo alguno reviste el
carácter de fatal, comprendido en el artículo 64 del Código de Procedimiento
Civil, puesto que ese plazo está establecido para la suscripción de la
escritura pública de compraventa por parte del Juez y rematante,
constituyendo ello, en su esencia, una actuación propia del Tribunal". Si se
retarda la suscripción de la escritura pública por sobre el término de tres
días o el mayor plazo concedido por el tribunal, sin que ello sea imputable al
adjudicatario, no procede dejar sin efecto el remate, toda vez que esto
significaría hacerlo responsable de hechos que no le son imputables.

Tal sería el caso de que el juez demorara la revisión de la escritura.Para


otorgar la escritura pública, se requiere que previamente el adjudicatario
pague el precio en los términos que se estipuló en las bases de remate.
Cumplida esta obligación, el subastador deberá solicitar al tribunal que se
extienda la escritura pública de adjudicación, a lo que el tribunal accederá,
con citación. La resolución que ordena extender la escritura de remate tiene
la naturaleza jurídica de un decreto, providencia o proveído el que, sin fallar
sobre incidentes o sobre trámites que sirvan de base para el
pronunciamiento de una sentencia, tiene solo por objeto determinar o
arreglar la substanciación del proceso.

De ahí entonces que la resolución que da lugar a la ampliación del plazo


para extender la escritura de adjudicación no es apelable. Aun cuando la
subasta queda perfecta al extenderse el acta de remate, porque esta según
el inciso segundo del artículo 495 del Código de Procedimiento Civil tiene
valor de escritura pública, se debe extender una escritura pública
propiamente tal para poder inscribir el bien a nombre del adjudicatario, dado
que dicha acta no es un título suficiente para los efectos de practicar la
tradición del inmueble, cosa que se produce al inscribirse en el Registro de
Propiedad del Conservador de Bienes Raíces la escritura pública de
compraventa.

En este sentido, se ha resuelto "si bien el acta de remate hace las veces de
escritura pública para los efectos del inciso segundo del artículo 1801 del
Código Civil, vale decir, desde que es firmada por el juez, adjudicatario y
secretario del tribunal se reputa perfecta la venta; lo cierto es que la
verdadera escritura pública en el caso de subasta pública en juicio ejecutivo,
no es el acta de remate, a la cual la ley le concede sólo efecto provisorio,
sino la escritura pública de compraventa, que es la única que puede admitir
el Conservador para practicar la inscripción".

En consecuencia, el acta de remate vale como escritura pública siempre que


esta última se otorgue, pues si ello no ocurre, aquella carece de valor. En la
suscripción de la escritura pública comparecerá como vendedor el juez en
ejercicio del tribunal donde realizó el remate en representación del
ejecutado, y el subastador como comprador. De acuerdo al inciso segundo
del artículo 495 del Código de Procedimiento Civil, en ella se debe insertar
los antecedentes necesarios, y si bien el Código no indica cuáles serían
estos, debe entenderse todos aquellos que se requieren cuando se estudian
los títulos, demostrando que el remate ha sido válidamente realizado. De
modo que es conveniente consignar en lo posible el mayor número de piezas
del juicio ejecutivo, tales como, el requerimiento de pago, la sentencia que
ordena seguir adelante la ejecución, la constancia de que se hizo la tasación
del bien a rematar, la publicación de los avisos, la constancia de haberse
citado a los acreedores hipotecarios y obtenido las autorizaciones de otros
tribunales o acreedores, el acta de remate, la consignación del precio de la
subasta y la constancia de estar firme la resolución que autorizó la
suscripción de la escritura pública.

Suscrita la escritura pública de adjudicación, de lo que se dejará constancia


en el expediente, podrá el adjudicatario solicitar el alzamiento de embargos
y la cancelación de hipotecas que graven el bien, petición a las que el
tribunal accederá con citación, en la medida que se hubiere obtenido la
autorización judicial o de los acreedores embargantes y cumplido con la
citación personal de los acreedores hipotecarios, en su caso.

En todo caso, se ha resuelto que mientras el acreedor hipotecario no se


haya pagado de su acreencia con el producido del remate realizado en la
causa, el Tribunal a quo no podría acceder al alzamiento de los gravámenes
que afecten al bien embargado, mientras no se pague o ponga a disposición
de dicho acreedor el pago.

Finalmente, se debe señalar que la representación que la ley otorga al juez


en las enajenaciones forzadas que se realizan por medio de la justicia, está
limitada estrictamente a las actuaciones indispensables para la celebración
misma del remate, sin que sea posible pretender que dicha representación
legal sea amplia y de alcances ilimitados. Por lo mismo, si el ejecutado o un
tercero intentan una acción civil sustantiva para dejar sin efecto la
adjudicación, la acción debe deducirse en contra del ejecutado y no en
contra de juez, quien sólo compareció a objeto de suscribir la escritura
pública de adjudicación.La resolución que ordena inscribir la escritura de
adjudicación no es apelable, según se ha resuelto.

c) Liquidación del crédito y determinación de costas


De acuerdo con el artículo 509 del Código de Procedimiento Civil, los fondos
que resulten de la realización de los bienes embargados, se consignarán a la
orden del tribunal por el rematante, el martillero, por el corredor o por el
depositario, según corresponda.

Conforme el inciso 1º del artículo 510 del Código de Procedimiento Civil,


consignados los fondos se procede a liquidar el crédito y se determinarán las
costas procesales y personales que deben ser de cargo del deudor. No
prescribiendo esta norma un trámite distinto del que establece el artículo
141 del citado Código, debe entenderse que, siempre que se trate de
liquidación de un crédito y de tasación de costas a la vez, corresponde
observar en su aprobación lo que preceptúa éste, o sea, que se tengan por
aprobadas si nada se expusiere dentro de tercero día.

Cabe mencionar que mediante la denominada "retasación" de costas, no se


puede objetar, extemporáneamente, una tasación de costas procesales ya
firme. Por último, son costas procesales los valores pagados por las
publicaciones para llevar a efecto el remate. Para tal fin, el ejecutante debe
adjuntar al proceso las boletas por publicaciones de remate antes de su
tasación.

d) Pago al ejecutante
Una vez que se encuentre firme la resolución que tuvo por aprobada la
liquidación y tasadas las costas, se hace pago al acreedor. Éste en todo caso
puede obtener que se le pague antes de que se encuentre firme la
sentencia, caucionando las resultas del recurso de apelación conforme al
inciso segundo del artículo 509 del Código de Procedimiento Civil. Si lo
embargado ha sido la especie misma adeudada, se hará entrega de ella al
ejecutante según lo dispone el artículo 512 del Código de Procedimiento
Civil.

De acuerdo al inciso segundo del artículo 511 del Código de Procedimiento


Civil, si la ejecución ha sido en moneda extranjera, por haberse estipulado
así en el título ejecutivo, el tribunal pondrá a disposición del depositario los
fondos embargados en moneda diferente a la adeudada sobre los cuales
hubiere recaído el embargo y los provenientes de la realización de bienes del
ejecutado en cantidad suficiente, a fin de que, por intermedio de un Banco
de la plaza, se conviertan en la moneda extranjera que corresponda.

Esta diligencia podrá también ser cometida al secretario.Conforme al artículo


513, los dineros consignados en la cuenta corriente del tribunal deberán ser
destinados al pago de los siguientes rubros y en el orden que se indica:

a) Créditos declarados preferentes por sentencia ejecutoriada.


b) Costas y remuneraciones del depositario.
c) La deuda misma, pagándose en primero los intereses y luego el capital.

Sin perjuicio del orden establecido, en conformidad al inciso 2º del artículo


513 del Código de Procedimiento Civil, las costas procedentes de la
ejecución gozan de preferencia aun sobre el crédito mismo; así entonces el
acreedor preferente que obtiene sentencia favorable en una tercería de
prelación, no podría extender la preferencia de su crédito a las costas de la
ejecución. Se ha resuelto que "el inciso 2º del artículo 5l3 del Código de
Procedimiento Civil, contiene una regla de carácter especial, que determina
específicamente el orden de preferencia en que concurren las costas con
respecto a los créditos en el juicio ejecutivo, y que prevalece sobre las
normas generales de la prelación de créditos, atendido lo dispuesto en los
artículos 4º y l3 del Código Civil".

Por lo demás, sería contrario a la equidad que el ejecutante que tramitó el


juicio en su integridad no fuera resarcido, a lo menos, en los gastos
incurridos con ocasión de la ejecución.Este derecho que concede inciso 2º
del artículo 513 del Código de Procedimiento Civil, según se ha resuelto,
puede ser declarado por el tribunal aun sin requerimiento del ejecutante.

Si con el producto de la realización no se hubiese solucionado el total de lo


adeudado, podrá ampliarse el embargo. Con todo, si realizados los pagos
correspondientes queda aún un saldo, este deberá ser entregado al deudor
ejecutado.

e) Entrega del bien rematado


Una vez suscrita que sea la escritura de compraventa, el adjudicatario del
bien ejecutado, podrá reclamar su entrega y desocupación.

Si el deudor se niega a entregar materialmente el bien rematado, el juez en


su calidad de representante legal del vendedor, debe cumplir con la
obligación de hacer entrega del inmueble subastado al adjudicatario, sin que
sea necesario que el rematante deba iniciar un nuevo juicio para obtener el
lanzamiento del ejecutado. En este proceso no se podrán oponer más
excepciones que las que surjan de derechos que provengan de actos
jurídicos debidamente comprobados. En todo caso al ejecutado no se le
admitirá excepción alguna.

Si bien en las normas relativas al juicio ejecutivo, no existe una disposición


que expresamente contemple la entrega material de un inmueble
embargado a su adjudicatario, de distintas disposiciones legales fluye que
esa entrega es procedente cuando se refiere a los bienes raíces. En efecto,
el artículo 671 del Código Civil en su inciso tercero establece: "en las ventas
forzadas que se hacen por decreto judicial, a petición de un acreedor, en
pública subasta, la persona cuyo dominio se transfiere es el tradente, y el
juez su representante legal". De este modo el juez, en la calidad de
representante legal que la ley le otorga para actuar en una venta forzada, es
también el encargado de cumplir con la obligación esencial del contrato de
compraventa consistente en la entrega de la cosa vendida, como se
desprende de lo dispuesto en los artículos 1824 y 1826 del citado Código. De
manera entonces que el juez, en cumplimiento de las indicadas disposiciones
legales y de lo previsto en el artículo 497 del Código de Procedimiento Civil,
agota la representación que la ley le encomienda en una venta forzada
cuando coloca, además, al adjudicatario, en la posesión material de la
especie vendida. Esto está en armonía, además, con la situación jurídica
asumida por la ejecutada en el juicio, ya que ésta revestía el carácter de
depositario de la especie embargada, situación que la pone en la obligación
de entregarla una vez concluido el procedimiento con la adjudicación del
inmueble y su posterior tradición al adquirente.

En este sentido, se ha resuelto, si el juez hace lugar a la petición de


lanzamiento del ejecutado y entrega el inmueble subastado al acreedor que
se lo adjudicó se ajusta a derecho.

En su contra no procede el recurso de apelación. En efecto, la resolución


dictada en el juicio ejecutivo, una vez materializada la subasta de un bien
raíz embargado, que ordena la entrega del mismo al adjudicatario
disponiendo el lanzamiento del demandado y de las personas que dependan
de él, en nada altera la substanciación regular del juicio, puesto que es lo
que en principio corresponde hacer en consideración a la etapa de la
ejecución en que se encuentra el litigio.
De igual modo se ha resuelto que en contra de la resolución que dispone el
lanzamiento, no procede el recurso de protección. Se ha resuelto que
rematada dos veces una misma propiedad en una ejecución y adjudicada a
diversas personas, prima, no el primer adjudicatario, sino el que primero ha
entrado en posesión de la cosa inmueble mediante la inscripción del título,
aunque su compra haya sido posterior.

Finalmente, cabe agregar que de no ser posible la entrega del inmueble


adjudicado en pública subasta por parte del juez, podrá perseguirse la
entrega material mediante la acción de precario. Ahora, si el detentador
material del inmueble rematado es de aquellos a que el artículo 1962 del
Código Civil impone respetar el contrato de arrendamiento, deberá iniciarse
en su contra por el adjudicatario, el correspondiente juicio de terminación de
contrato de arrendamiento por extinción del derecho del arrendador.

5. Cuestiones que pueden suscitarse con posterioridad al


remate
a) Que el subastador se desista de efectuar la compra
Si el adjudicatario no consigna el precio del remate en la oportunidad fijada
en las bases o no suscribe la escritura definitiva de compraventa, el remate
queda sin efecto y se hará efectiva la caución, en los términos que sanciona
el inciso segundo del artículo 494 del Código de Procedimiento Civil.

Sin perjuicio de que la norma citada delimitó expresamente la sanción que


debe imponérsele al adjudicatario que no suscribe la escritura, lo cierto es
que tales medidas podrían resultar ineficaces frente a las actitudes dilatorias
de postores que buscan únicamente entorpecer la ejecución, adjudicándose
un inmueble para luego desistirse de suscribir la escritura. De ahí que con
muy buenas razones jurídicas, las que compartimos, se sostenga que el
adjudicatario tiene la obligación de comprar el inmueble, por cuanto la venta
se reputa perfecta y la obligación de extender la escritura pública obedece
únicamente a la exigencia legal de que el Conservador, para efectos de la
inscripción, solo admitirá la escritura definitiva de compraventa.

El profesor Alessandri sostiene que se puede despachar mandamiento de


ejecución con el acta de remate para obtener el pago de contado, y que
puede exigirse ejecutivamente que se suscriba la escritura de adjudicación.
Bajo esa línea, podría entonces demandarse el cumplimiento de una
obligación de hacer del adjudicatario e incluso demandarse los perjuicios que
pueda ocasionar al ejecutante la actitud asumida por el rematante.
No obstante, mayoritariamente se ha estimado que no puede exigirse
ejecutivamente el pago del precio que ha debido pagarse por la subasta ni
compelerse a suscribir la escritura pública de adjudicación, probablemente
para evitar contingencias de un nuevo juicio ejecutivo.

b) Nulidad del remate


La compraventa en pública subasta de los bienes embargados es un acto
jurídico de doble carácter, por una parte, constituye una acción o trámite
procesal y por la otra es un contrato de compraventa. Su validez está
supeditada al cumplimiento de requisitos sustanciales y normas
instrumentales. De este modo, la puede afectar dos tipos de vicios:

b.1) Vicios de procedimiento


La nulidad procesal de la subasta se producirá cuando el vicio que la origina
sea de carácter procedimental, vale decir, vicios adjetivos que afectan a los
actos procesales que sirvieron de antecedente a la venta en pública
subasta.957 Por ejemplo, si no se tasó el inmueble, no efectuaron las
publicaciones legales o su número, no se notificó la sentencia de remate,
etc. Por el contrario, una certificación ex post al remate, no anula la subasta.

Se trata de un verdadero incidente de nulidad procesal que debe reclamarse


dentro del propio juicio —in limine litis— y con arreglo a la ley procesal. En
efecto, esta nulidad podrá impetrarse hasta que quede firme la resolución
que ordena extender la escritura pública de adjudicación en remate; No
obstante, puede solicitar la nulidad procesal pese a existir sentencia el
litigante rebelde a que se refiere el artículo 80 del Código de Procedimiento
Civil, en caso de falta de emplazamiento. El subastador de un bien raíz
embargado en un juicio ejecutivo debe ser oído en el incidente de nulidad
del remate planteado por el ejecutado, notificándolo personalmente o por
cédula, como lo dispone el artículo 56 del Código de Procedimiento Civil. Se
ha resuelto que las notificaciones por el estado diario que para tal efecto se
hayan practicado, no afectan al subastador a quien previamente no se haya
notificado en la forma indicada en el citado artículo 56.961Si no se reclama
oportunamente la nulidad de los actos procesales como el embargo, el
remate en pública subasta, la resolución que ordena extender la escritura
pública de adjudicación, entre otros, por quien correspondía, ha de
entenderse que estos son actos procesales válidos y que rige por ello con
toda su fuerza los efectos contemplados en los artículos 495 y 497 del
Código de Procedimiento Civil. Ergo ya no podrá intentarse vía nulidad civil
actos de naturaleza procesal.

b.2) Vicios de carácter civil


El remate y la adjudicación pueden ser nulos, además, por vicios de carácter
sustantivo, es decir, por omisión de alguno de los requisitos que el Código
Civil señala para la validez de los contratos. Se trata de la nulidad sustantiva
propia del contrato de compraventa, por adolecer de cualquier vicio de orden
civil, ya sea falta de consentimiento, objeto ilícito, causa ilícita o ausencia de
solemnidades civiles.

Debe reclamarse esta nulidad sustantiva de acuerdo a las normas del


derecho civil, interponiendo la acción ordinaria de nulidad, con
independencia de la ejecución en que se efectúo la subasta y aún después
de encontrarse ejecutoriada la resolución que ordenó extender la escritura
pública.

c) Pago de la deuda con posterioridad al remate


La interrogante que surge aquí es determinar si el pago efectuado por el
deudor, una vez verificado el remate, puede tener la virtud de detener el
curso de la inscripción de la propiedad a nombre del subastador.

De acuerdo al artículo 490 del Código de Procedimiento Civil "Antes de


verificarse el remate, puede el deudor libertar sus bienes pagando la deuda
y las costas". Nuestra jurisprudencia ha venido ampliando el alcance de lo
que ha de entenderse por remate, convirtiéndolo en un acto complejo que
no se agota con la materialidad de la subasta, sino que concluye, para
algunos, con la suscripción de la escritura pública respectiva y para otros
incluso con la inscripción del inmueble en el registro conservatorio a nombre
del adjudicatario.

De ahí entonces que el deudor podría liberar su bien embargado, entre


tanto no medie a lo menos, la suscripción de la escritura a favor del
adjudicatario. En este sentido, se ha resuelto que puede pagarse el crédito
mientras no se haya realizado la suscripción de la escritura a favor del
adjudicatario. Incluso se ha permitido pagar al deudor, ya suscrita la
escritura de adjudicación, pero antes de ser inscrita en el Registro de
Propiedad del Conservatorio de Bienes Raíces, estimándose que hasta así no
ocurra, el remate no ha concluido. Bajo esta última línea se ha resuelto que
"el remate es un acto complejo que se inicia con las posturas en el acto de la
subasta, sigue con la adjudicación al mejor postor, la suscripción del acta de
remate, el otorgamiento de la escritura pública de adjudicación en el caso de
inmuebles y concluye con la inscripción de ésta en el registro pertinente, por
lo que el deudor que paga la deuda antes que ese proceso termine, hace uso
de la facultad que le confiere el artículo 490 del Código de Procedimiento
Civil, pudiendo así liberar el bien embargado y extinguir la deuda y con ella,
el juicio ejecutivo".

Doctrina ya sustentada por nuestro máximo tribunal, quien afirmó, "el


hecho de que la firma del rematante, tanto en el acta de remate como en la
escritura pública definitiva de compraventa, no constituye sino el
consentimiento que como requisito general para que una persona se obligue
a otra por un acto o declaración de voluntad exige el Nº 2 del artículo 1445
del Código Civil, de manera entonces que mientras no subscriba aquélla el
rematante, tampoco ha estado en condiciones de comparecer al
otorgamiento de ésta produciéndose entre el acta y la escritura mencionadas
un período en que el demandado ha podido instar procesalmente por el pago
de la deuda con el consiguiente alzamiento del embargo y liberación del bien
de su dominio, por haber satisfecho íntegramente el pago demandado por el
acreedor, finalidad precisa que tiene el juicio ejecutivo en las obligaciones de
dar a que se refiere el artículo 434 del Código de Procedimiento Civil".

Por lo demás, esta posibilidad se condice plenamente con los fines del
proceso ejecutivo respecto de obligaciones dinerarias, que no es el de
transferir bienes, ni el de posibilitar un rentable negocio para el ejecutante,
sino única y exclusivamente el de hacer cabal y cumplido pago de la
obligación devengada. Sin embargo, jurisprudencia más reciente, ha
resuelto que el pago posterior al remate por parte de la ejecutada no es
suficiente para impedir inscripción a nombre del comprador en venta
forzada. Se sostiene que este derecho debe ejercitarse antes de que el juez
declare adjudicada la propiedad al mejor postor, que es el acto de autoridad
que pone fin al remate. El pago posterior al remate por parte del ejecutado
no es suficiente para impedir la inscripción a nombre del comprador en
venta forzada, puesto que el remate tiene el efecto producir la extinción de
la obligación que se cobraba, y por lo mismo, solucionar respecto del deudor
ejecutado su deuda.

Por ello, cuando el ejecutado consigna el dinero del pago, ya no hay deuda
que extinguir, porque ella se solucionó con el pago hecho por el tercero que
remató la propiedad raíz. En este sentido, se ha resuelto también, una vez
que ya se ha llevado a cabo ello no será posible, toda vez que dominio de los
bienes objeto del mismo habrá pasado a terceros. En el caso del remate de
bienes raíces se entiende este finiquitado con la firma de la correspondiente
acta de remate; y la suscripción del acta del remate, pone término al
periodo durante el cual el ejecutado puede liberar sus bienes pagando lo
adeudado más las costas.
Por último, se debe indicar que si bien el artículo 490 citado dispone que
antes de verificarse el remate el deudor pueda libertar sus bienes pagando
la deuda y costas, la oportunidad de su ejercicio queda siempre subordinada
a que exista realmente remate o subasta. De modo que si el adjudicatario
no consigna el saldo del precio o no suscribe la escritura definitiva de
compraventa dentro de los plazos establecidos en las bases de remate, la
subasta queda caduca y podrá entonces el deudor libertar sus bienes
acogiéndose al derecho que le otorga el artículo 490 del Código de
Procedimiento Civil.

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