Buenos Aires, Argentina

Miércoles 8 de septiembre de 2021

AÑO LXXXV Nº 173 TOMO LA LEY 2021-E ISSN: 0024-1636 - RNPI: 5074180

Doctrina

Responsabilidad del operador de una plataforma

de comercio electrónico on line
Ramón D. Pizarro
Abogado y doctor en Derecho y Ciencias Sociales (UNC). Profesor titular por concurso de Derecho Privado II (Obligaciones) y VII (Daños) en la Facultad de Derecho y Ciencias Socia-
les (UNC). Miembro de Número de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba.

SUMARIO: I. Los proveedores de servicios en internet.— II Los derechos constitucionales comprometidos. el carácter jurídicamente multidimensional de la temática que nos ocu-
pa.— III. El principio de neutralidad de la red y su inescindible relación con el derecho a la información.— IV. La responsabilidad civil resarcitoria del titular de una plataforma de
comercio electrónico on line. Actualidad e importancia del tema.— V. Derecho comparado.— VI. El ambiente jurídico dentro del cual se desarrollan la problemática de la respon-
sabilidad del operador de un mercado de ventas on line en Argentina.— VII. El debate en torno a la responsabilidad del operador de un mercado electrónico de ventas on line en el
derecho argentino vigente.— VIII. La cuestión en el derecho proyectado.

I. Los proveedores de servicios en internet
La cuestión que abordamos forma parte
de una temática más amplia, cual es la
de la responsabilidad de los proveedores
de servicios en internet. Se entiende por
tales a quienes proveen una plataforma
tecnológica para que otros usuarios inter-
cambien información. Ellos ponen a dis-
posición de terceros servicios, aplicaciones
o recursos tecnológicos que permiten el
aprovechamiento en las redes que compo-
nen Internet y de los contenidos, servicios y
aplicaciones allí disponibles.
Entre otros, se consideran proveedores de
servicios de Internet (1):
a) Los proveedores de acceso, interco-
nexión, transmisión y/o direccionamiento
de contenidos, que son aquellos que operan
una red propia o ajena o que proveen ser-
vicios de acceso o interconexión a su red o
a otras redes, así como la transmisión y/o
direccionamiento de contenidos genera-
dos o provistos por terceros y la operación
y resolución de direcciones IP y nombres de
dominio. Así, por ejemplo, Fibertel, Arnet,
Speedy, Telecentro, etcétera.
b) Los proveedores de servicios de almace-
namiento automático o memoria temporal
(caché) de contenidos, que son aquellos que
almacenan en sus sistemas los contenidos
provistos o solicitados por terceros de forma
automática, provisional y temporal, con la
única finalidad de hacer más eficaz la trans-
misión ulterior de dichos contenidos a otros
destinatarios del servicio. Comprende a las
empresas que almacenan datos en la nube
(cloud storage) para terceros. Se trata de un
sistema que almacena datos en espacios vir-
tuales. Las compañías que almacenan dichos
datos operan enormes centros de procesa-
miento de estos últimos. Quienes requieren
sus servicios contratan bajo distintas moda-
lidades (compra, alquiler) la capacidad de
almacenamiento que necesitan. Los clientes
administran el almacenamiento contratado
y el funcionamiento de los archivos, datos
o aplicaciones. Así, por ejemplo, Dropbox,
Google Drive, iCloud, Onedrive y Dataprius.
c) Los proveedores de servicios de publi-
cación y alojamiento de contenidos, que son
quienes, por sí o por intermedio de terceros,
almacenan contenidos a requerimiento de
terceros, o ponen a disposición plataformas
tecnológicas que permiten la publicación
y/o el almacenamiento de contenidos de
terceros para su posterior acceso o transmi-
sión a través de las redes. Así, por ejemplo,
Facebook, Instagram, WhatsApp, Twitter,
You Tube, Google +, y QZone.
d) Los proveedores de servicios de co-
mercio electrónico, que son aquellos que,
mediante la utilización de diversos recursos
tecnológicos ponen a disposición, interme-
dian u operan un ámbito o plataforma que
permite la realización de operaciones y acti-
vidades comerciales entre terceros. Así, por
ejemplo, Amazon, eBay, Alibaba, Mercado
Libre y OLX.
e) Los proveedores de las denominadas
plataformas digitales de economía colabora-
tiva o de consumo colaborativo (Uber, Airb-
nb, Wallapop, BlaBlaCar), que comparten o
intercambian una serie de productos o servi-
cios a través del uso de algunas plataformas
electrónicas.
f) Proveedores de servicios de enlace y bús-
queda de contenidos. Son quienes brindan
servicios de indexación, direccionamiento,
enlace y búsqueda de contenidos generados
por terceros, disponibles en la red, mediante
la utilización de diversos recursos tecnológi-
cos. Así, por ejemplo, los motores de búsque-
da, como Yahoo y Google.
La actividad de estos intermediarios —re-
levante e indispensable en los tiempos que
corren— puede, en ciertos casos, dar lugar a
situaciones de dañosidad, derivadas de la le-
sión de derechos e intereses de terceros que
hacen a la dignidad de la persona humana
(intimidad, honor, imagen, identidad perso-
nal), o a la garantía de propiedad (propiedad
intelectual y derechos afines), o a los dere-
chos individuales y colectivos de los consu-
midores y usuarios.
¿Cuál es la responsabilidad que puede
pesar sobre ellos?
El tema, polémico, complejo y opinable,
requiere de algunas consideraciones previas
para su adecuada ponderación.
II Los derechos constitucionales compro-
metidos. el carácter jurídicamente multidi-
mensional de la temática que nos ocupa
Para calibrar adecuadamente la proble-
mática que nos ocupa, no se debe perder de
vista la importancia y entidad de todos los
derechos e intereses comprometidos, la ma-
yoría de los cuales tienen, incluso, emplaza-
miento constitucional (2).
Por un lado, el derecho a la información,
no solo de los intermediarios en internet,
sino de toda la comunidad, que comprende
tanto la emisión como la recepción de conte-
nidos por dicha vía (3). Un derecho que tiene
dos caras, al decir de Fernández Areal (4): el
derecho a informar y el derecho a estar infor-
mado. Ambas facetas permiten comprobar
que se ha operado un fenómeno expansivo
de la clásica libertad de expresión, cuyos
presupuestos, estructuras y consecuencias
resultan desbordados.

Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) Sobre el tema: GARZINO, María Constanza, “Con-
tratos electrónicos y responsabilidad jurídica de los inter-
mediarios en el sistema jurídico argentino”, tesis inédita,
presentada en la Maestría en Derecho Privado de la Uni-
versidad Nacional de Rosario. Hemos utilizado copia que
gentilmente nos suministrara la autora. Ver, asimismo:
MOLINA QUIROGA, Eduardo, “Contenidos publicados
en internet”, LA LEY, 2011-A, 1058.
(2) ÁLVAREZ, M.J., “Protección de la indemnidad ante
agravios materializados vía internet”, SJA 22/01/2020,
p.3.
(3) En este sentido se ha dicho que: “Las peticiones
relativas a la actividad desarrollada en las plataformas
que brindan las redes sociales deben ser analizadas a la
luz de la protección que confiere la libertad de expresión
como garantía constitucional y la especial valoración que
debe conferírsele a esta en sociedades democráticas,
dado que el art. 1 de la Ley de Servicio de Internet dispo-
ne que la búsqueda, recepción y difusión de información
e ideas de toda índole, a través del servicio de internet,
se considera comprendido dentro de la garantía consti-
tucional que ampara la libertad de expresión” (CNFed.
Civ. y Com., sala II, “V. M.V. c. Twitter Inc.”, 22/12/2017,
LA LEY, 1018-A, 199).
(4) FERNÁNDEZ AREAL, Manuel, “Introducción al de-
recho a la información”, A.T.E., Barcelona, 1977, ps. 10-11.
Ver, asimismo: DUMAS, Roland, “Le droit de l’informa-
tion”, Presses Universitaires de France, Paris, 1981, p. 25
y ss. y ps. 36-38; DESANTES GUANTER, José María, “La
información como derecho”, Editora Nacional, Madrid,
1974, p. 25 y ss.; ZAFFORE, Jorge, “La comunicación ma-
siva”, Depalma, Buenos Aires, 1990, p. 14 y ss.

Nota a fallo
Obligación de pagar expensas
Unidad destinada a garaje. Deuda de expensas. Interpre-
tación del Reglamento de Copropiedad. Ausencia de con-
testación de demanda. Efectos.
JNCiv. Nro. 57, 13/03/2020. - Cano, Marcelo Héctor y otros
c. Consorcio Aráoz 984 s/ Acción Declarativa – Cumplimien- modificar unilateralmente la forma de liquidar expensas.
to de reglamento de copropiedad. 8 CNCiv., sala I, 08/04/2021. - Cano, Marcelo Héctor y otros c.
Consorcio Aráoz 984 s/ Acción declarativa. 8
Obligación de pagar expensas
Unidad destinada a garaje. Inexigibilidad del pago de expen- Alcance de la obligación de pago de expensas comunes
sas comunes. Exclusión realizada en el Reglamento de Co- en propiedad horizontal
propiedad. Ausencia de facultades de la administración para Cecilia A. Villanustre - Eugenia C. Rodríguez Villanustre 8

CORREO
FRANQUEO A PAGAR
ARGENTINO

CENTRAL B CUENTA N° 10269F1

2 | Miércoles 8 de septiembre de 2021
Se potencian los derechos del emisor de
la información, que son reconocidos con
amplitud en tratados internacionales (5),
constituciones y legislaciones del derecho
comparado (6), pero —al mismo tiempo—
se incrementan sus deberes, que asumen un
contenido no solo ético, sino también jurí-
dico. Simultáneamente, se contempla la si-
tuación del destinatario del mensaje —con-
sumidor— cuyos intereses difusos merecen
también razonable protección (7).
Por otro, los derechos personalísimos
esenciales para proteger la dignidad de la
persona humana (intimidad, honor, imagen,
identidad personal, igualdad, etcétera) de
quienes resulten protagonistas de informa-
ciones lesivas para su dignidad por aquellos
contenidos (arts. 51, 52 y concs. Cód. Civ. y
Com.); los derechos de los consumidores y
usuarios que adquieren bienes y servicios
a través de esas plataformas; los de los titu-
lares de derechos de propiedad intelectual,
marcas, patentes, y derechos afines que pue-
den resultar conculcados a través de difusio-
nes indebidas, etcétera.
Dentro de este contexto debe operar un
profundo cambio en el papel del Estado, que
ya no puede ser considerado meramente pa-
sivo: debe ahora garantizar el derecho a la
información en forma plena y posibilitar un
adecuado equilibrio de los distintos intereses
comprometidos.
La búsqueda de soluciones para la pro-
blemática de la prevención y de la re-
paración del daño, en tales supuestos,
requiere de equilibrio y de mucha pru-
dencia, que permitan armonizar delica-
damente todos los relevantes intereses
comprometidos y no solamente alguno
de ellos de manera fragmentada. Por
importante que estos sean. Es necesario
brindar una tutela jurídica preventiva y
resarcitoria adecuada y sensata, que res-
pete la plena vigencia y operatividad de
los derechos que hacen a la dignidad de
la persona humana, los derechos de los
consumidores y los de propiedad intelec-
tual, pero que al mismo tiempo proteja
el derecho a la información de toda la
comunidad, hoy estrechamente ligado a
la operatoria de los de servicios informá-
ticos en Internet.
Conviene recordar que tratándose de un
posible conflicto entre derechos constitu-
cionales la tarea de juez debe orientarse a
(5) La primera formulación del moderno derecho a la
información fue efectuada por el art. 19 de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948. Con poste-
rioridad, han insistido en ideas similares el art. 10 de la
Convención Europea para la Protección de los Derechos
Humanos y de las Libertades Fundamentales; el art. 19
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
aprobado por la Asamblea General de las Naciones Uni-
das en 1966 y el art. 13 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica),
ratificado por nuestro país por ley 23.054.
(6) Las constituciones más modernas también reco-
nocen en forma expresa el derecho a la información. Así,
por ejemplo, las de España de 1978 (art. 20), Italia de
1947(art. 21), Portugal de 1976 (art. 37), Alemania -Ley Fun-
damental del año 1949- (art.5). La constitución de Francia
del año 1958 remite, en su preámbulo, a la declaración de
los derechos del hombre y del ciudadano del año 1789, cuyo
artículo 11 reconoce ampliamente la libertad de expresión.
(7) BONESCHI, Luca, “L’informazione come essenza
della democrazia moderna: la strada della disciplina giu-
ridica per difendere i valori della persona e per attaccare
il potere dei mezzi di comunicazione”, en L’informazione
e i diritti della persona, bajo la dirección de Guido Alpa,
Luca Boneschi, Mario Bessone y Gian Doménico Caiazza,
Jovene Editore, Napoli, 1983, p. 5.
(8) CS, “Portillo, Alfredo”, 18/04/1989, JA, 1989-II-657.
Nos ocupamos del tema en PIZARRO, Ramón Daniel - VA-
LLESPINOS, Carlos Gustavo, “Tratado de responsabilidad
civil”, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2018, p. 224 y ss.
(9) CS, “Granada, Jorge H. c. Diarios y Noticias Argen-
dilucidarlo tratando de sacrificar lo menos
posible de aquel que resulte relegado en el
caso concreto. La Corte Suprema ha dicho
reiteradamente que la Constitución es una
estructura coherente, por lo que su inter-
pretación “no debe efectuarse de tal modo
que queden frente a frente los derechos y
deberes por ella enumerados, para que se
destruyan recíprocamente” (8).
Las particularidades del supuesto que se
analice y la índole de los intereses compro-
metidos determinaría, según los casos, la
prevalencia de uno u otro derecho en con-
flicto. Es una regla que también debe ser
ponderada por el legislador. La jurispruden-
cia de la Corte Suprema de Justicia de la Na-
ción es pacífica en tal sentido (9).
Esta cosmovisión cierra las puertas a
algunas construcciones extremas, que
pierden de vista esta realidad, e impone
una cuidadosa modulación de las distin-
tas tipologías de dañosidad que pueden
generarse, atendiendo a la naturaleza e
importancia de los intereses comprome-
tidos, todo dentro del diálogo de fuentes
que impone el título preliminar del Código
Civil y Comercial en consonancia con los
estándares de constitucionalización del
derecho privado que rigen entre nosotros.
Se impone, de tal modo, una interpreta-
ción coherente de la normativa vigente
atendiendo a sus palabras, finalidades, las
leyes análogas, “las disposiciones que sur-
gen de los tratados de derechos humanos,
los principios y los valores jurídicos, de
modo coherente con todo el ordenamien-
to” (art. 2 Cód. Civ. y Com.).
Nos apresuramos a señalar que no nos
interesa aquí la responsabilidad de quien
publica a través de internet contenidos inde-
bidos, que afectan a terceros. El tema es otro:
determinar si se puede extender esa respon-
sabilidad en forma concurrente a quienes
operan como intermediarios, en calidad
de proveedores de servicios de Internet, en
cualquiera de sus posibles modalidades, y
en particular, en lo que ahora nos interesa, al
titular de una plataforma de comercio elec-
trónico on line. Una responsabilidad que, sin
duda alguna, puede asumir entidad y conte-
nidos muy disímiles según el tipo de provee-
dor de servicios en internet que se trate y la
operatoria que realice.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación
ha clarificado en buena medida el panora-
ma en dos relevantes precedentes, dictados
tinas S.A.”, 23/10/1993, LA LEY, 1994-A, 239; CS, “Vago,
Jorge A. c. Ediciones de La Urraca S.A.”, 19/11/1991, JA,
1992-I- 559.
(10) CS, “Rodríguez María Belén c. Google Inc.”,
28/10/2014, Fallos, 337:1174
(11) CS, “Gimbutas, Carolina del V. c. Google Inc.”,
12/9/2017, LA LEY, 2017-E, 266.
(12) CS, “M., V. R. c. Yahoo! SRL Argentina y otros/ daños
y perjuicios”, 24/06/2021, TR LALEY AR/JUR/90772/2021.
(13) La responsabilidad de las empresas propietarias
de los motores de búsqueda constituye el paradigma en
derredor del cual se edifica la solución jurídica de esta
problemática.
(14) Se destaca, muy especialmente, el reglamen-
to 2015/2120 del Parlamento Europeo y del Consejo de
25/11/2015 que establecieron medidas relacionadas con
acceso a internet abierta. A través de dicho marco norma-
tivo supranacional y de sus disposiciones conexas y com-
plementarias se persigue proteger a los usuarios finales de
internet y garantizar, al mismo tiempo, el funcionamiento
continuado y generalizado de internet como instrumento
relevante para la innovación y el desarrollo del derecho a
la información. El principio de neutralidad de la red está
también consagrado en el art. 9 del Marco Civil de Internet
de Brasil. En cambio, en los Estados Unidos de Norte Amé-
rica, ha operado una regresión en desmedro del derecho a
la información por cuanto la normativa que garantizaba la
igualdad de condiciones para acceder a internet y lo am-
paraban como un servicio público quedaron eliminadas en
2015 por decisión de la Comisión Federal de Comunicacio-
nes de EE. UU. (FCC). Primaron los intereses económicos
en las causas “Rodríguez María Belén” (10)
(2014), “Carolina Gimbutas” (2017) (11) y “V.
M.” (2021) (12), donde fijó estándares jurídi-
cos para la responsabilidad de los motores
de búsqueda (Google, Yahoo!) (13), algunos
de los cuales resultan aplicables, con lógicas
matizaciones y ajustes, a los demás provee-
dores de servicios de Internet. También al
titular de una plataforma de comercio elec-
trónico on line.
III. El principio de neutralidad de la red y su
inescindible relación con el derecho a la in-
formación
En este orden de ideas, tiene especial
importancia el llamado principio de
neutralidad de la red, genuina manifes-
tación actual del derecho a la informa-
ción, que rige tanto en el derecho com-
parado (14) como en nuestro país (15),
conforme al cual, como regla que reco-
noce muy pocas excepciones, las redes
deben estar abiertas a la libre circula-
ción de información entre los usuarios,
sin restricciones sobre los contenidos
que se comparten. Corolario de aquel
es que los proveedores de servicios de
internet tienen el derecho y el deber de
garantizar a los usuarios, de manera
igualitaria, el acceso y la interconexión
al tráfico dentro de la red.
El art. 56 de la ley 27.978 (Ley de Argentina
Digital) define a la neutralidad de las redes
como la garantía “a cada usuario del derecho
a de acceder, utilizar, enviar, recibir u ofrecer
cualquier contenido, aplicación, servicio o
protocolo a través de internet, sin ningún tipo
de restricción, discriminación, distinción,
bloqueo, interferencia, entorpecimiento o de-
gradación”. Libre acceso y uso en igualdad de
condiciones sin restricciones de los conteni-
dos, por un lado, e interconexión para promo-
ver la competencia, por otro, son, de tal modo,
presupuestos básicos para la operatividad ple-
na de este principio fundamental (16).
La plena vigencia de este principio debe
tener, en nuestra opinión, algunas proyec-
ciones concretas en materia de responsabi-
lidad de todos los proveedores de servicios
informáticos y del titular de una plataforma
de comercio electrónico on line. Particular-
mente, veremos luego, en aquellos casos en
los cuáles respetándolo en toda su plenitud,
permita el acceso a su red y el alojamiento
de contenidos en ella, desempeñando un rol
meramente neutral o pasivo.
de los proveedores de servicios de internet, a quienes aho-
ra se les permite bloquear, acelerar o ralentizar el acceso
a determinadas plataformas web. Ello significa que, en
función de sus intereses económicos, pueden privilegiar o
vetar a una u otra página en distintos aspectos como la ve-
locidad de carga y acceso a sus contenidos.
(15) El plexo normativo que consagra el principio
de neutralidad de la red en nuestro país se integra, en-
tre otras disposiciones, por los decretos 554/1997 (que
declara de interés nacional y propicia el desarrollo de
tarifas adecuadas y estándares de calidad), el decreto
1279/1997 (que enmarca al servicio de internet dentro
de la garantía constitucional que ampara la libertad de
expresión, con todo lo que ello implica), la ley 26.032 de
2005 (que dispone que la búsqueda, recepción y difusión
de ideas e informaciones de toda índole, a través de in-
ternet, está alcanzada por la garantía constitucional que
ampara la libertad de expresión y el derecho a la informa-
ción), la ley 27.978 de 2014, denominada “Ley de Argen-
tina Digital”, que estableció la neutralidad de la red en
sus artículos 1 y 56. El DNU 690 del año 2020 se inserta
también dentro de esta orientación.
(16) Ver NAVARRO, Damián, “La neutralidad de la red
según el Tribunal de Justicia de la Unión Europea y su re-
levancia en la Argentina”, LA LEY 3/11/2020, 7.
(17) Sobre el tema, remitimos a la obra que dirigimos
con VALLESPINOS, Carlos Gustavo, “Efectos jurídicos de la
Pandemia COVID-19”, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2020,
ts. 1,2 y 3, en donde se aborda, por distintos autores, las dis-
tintas implicancias jurídicas de este flagelo que nos azota.
(18) Alibaba Group es un consorcio privado chino que
IV. La responsabilidad civil resarcitoria del
titular de una plataforma de comercio elec-
trónico on line. Actualidad e importancia
del tema
El comercio por internet, particular-
mente aquel que se canaliza a través de
operadores de un mercado electrónico
de ventas on line, tiene una importancia
superlativa, que crece día a día. El fenó-
meno se refleja con singular intensidad
en todo el mundo, también en Argentina,
de la mano de múltiples factores que lo
potencian, cuya consideración excede los
ámbitos de este trabajo. Es una realidad
que ha llegado para quedarse y que, más
aún, se ha acelerado a partir de la pande-
mia COVID-19 (17). Han cambiado (y la
mutación se acentúa día a día) los hábi-
tos de los consumidores, quienes se están
acostumbrando a comprar algo, sin tocar-
lo o probarlo antes.
Dentro de ese contexto los llamados
“shopping on line”, en sus distintas moda-
lidades, desempeñan un rol protagónico,
pues la mayor parte del comercio elec-
trónico minorista (y una buena parte del
mayorista) de nuestro tiempo se realiza
a través de ellos. En ese mega-mercado,
amplio y heterogéneo, convergen provee-
dores profesionales de todo tipo (grandes,
pequeñas y medianas empresas, produc-
tores, fabricantes, importadores, conce-
sionarios, etc.) y quienes no revisten tal
calidad (simples particulares que venden
un producto nuevo o usado o un servicio
de manera no profesional), por un lado, y
consumidores en sentido estricto y otros
que no lo son, por otro.
Se trata de plataformas digitales de in-
termediación en comercio electrónico que
proporciona un proveedor intermediario di-
gital a proveedores oferentes y a usuarios de
aquellas. En ellas se gestan y desarrollan, día
a día, millones de relaciones de jurídicas, la
mayoría de ellas de consumo, que producen
diferentes derivaciones de índole jurídica,
particularmente a la hora de dilucidar cuál
es el rol y la responsabilidad que pesa sobre
el titular de la plataforma ante los posibles
incumplimientos y de dañosidad que pue-
den presentarse.
Las plataformas más importantes del
mundo que operan mercados electróni-
cos de ventas on line son, entre otras, Ali-
baba (China) (18), Amazon (USA) (19),
eBay (USA) (20), Tencent (China) (21), Mei-
tiene 18 subsidiarias, dedicado acomercio electrónico en
internet. Incluyen portales de ventas business-to-busi-
ness, de venta al por menor, y de venta entre consumido-
res; también ofrece servicios de pago en línea, un motor
de búsqueda de comparación de precios y servicios de
almacenamiento de datos en la nube. En septiembre de
2014 salió a bolsa en Wall Street por medio de una en-
tidad de interés variable (VIE) con sede en las Islas Cai-
mán, convirtiéndose en la mayor OPV de la historia y re-
caudando unos 25 000 millones de dólares.
(19) Amazon Inc. es una compañía estadounidense
de comercio electrónico y servicios de computación en la
nube a todos los niveles con sede en la ciudad estadouni-
dense de Seattle, Estado de Washington. En septiembre
de 2018, Amazon se convirtió en la segunda compañía
(tras Apple) en ser valorada por parte de Wall Street en
mil millones de dólares estadounidenses. En 2021 alcan-
zó un valor bursátil total de 1500 millones de dólares.
(20) eBay es un sitio destinado a subasta y comercio
electrónico de productos a través de Internet. Fue funda-
do en 1995 y fue propietario de PayPal entre 2002 y 2015.
Tiene fuerte especialización en subastas. En cualquier
transacción en eBay es un trato en el que no interviene la
empresa, por lo que el éxito de la compraventa depende
de la buena fe de la otra parte. eBay realmente es un sis-
tema de intermediación automático, en el que los usua-
rios pueden calificar al otro usuario mediante un sistema
de puntos positivos o negativos, dependiendo del éxito
de la operación. Cotiza en Nasdaq desde 1999.
(21) Tencent Holdings Limited es una empresa multi-
nacional tecnológica china, cuyas subsidiarias proveen

tuan (22) y Rakuten (Japón) (23). En América
Latina, Mercado Libre (Argentina) (24).
No todas las plataformas de comercio
electrónico on line y los modelos de eCom-
merce que se utilizan son similares. Por el
contrario, suelen presentar algunas diferen-
cias de importancia que hacen a la esencia y
funcionamiento del sistema, al mercado en
el cual actúan y al tipo de operatoria que allí
se realiza, que inciden también en el diag-
nóstico jurídico.
La mayoría canaliza su actividad princi-
palmente al comercio minorista. No obstan-
te, hay quienes también actúan en el plano
mayorista y, en algunos casos, de modo ex-
clusivo.
Algunas, como Amazon, ofrecen un mo-
delo de negocio de doble cara. En la mayor
parte de su operatoria son proveedores di-
rectos de bienes. Los clientes visitan el sitio
web, observan allí los productos que la em-
presa mantiene como inventario en su enor-
me red de almacenes y los adquieren direc-
tamente de ella. Pero también complemen-
tan esa operatoria, en otras áreas, ofreciendo
productos y servicios una plataforma para
que otras empresas se contacten y vendan a
consumidores. En ese contexto se aprovecha
esa sinergia para introducir también los pro-
ductos que ella vende directamente.
Otras, como Mercado Libre o eBay, son
solo plataformas de intermediación o subas-
ta entre compradores y vendedores, y se li-
mitan a facilitar, con distintas modalidades,
la concreción de negocios. Los compradores
visitan el sitio en búsqueda de los produc-
tos que desean, para lo cual eligen de entre
una amplia variedad de vendedores indivi-
duales. Varias de ellas tienen sus “brazos fi-
nancieros” (Mercado Pago, Mercado Crédito,
PayPal, por ejemplo), a través de los cuales
se incentiva a vendedores y compradores a
canalizar las operaciones de compra y de fi-
nanciación a través de ellos, generalmente a
cambio de brindar una garantía respecto de
la adquisición efectuada. Innecesario parece
remarcar que el corazón del negocio es finan-
ciero, por el enorme flujo e inmovilización
temporaria de fondos que esa operatoria lle-
va aparejada.
Para que asumamos dimensión de lo que
hablamos:
a) En 2021, las empresas tecnológicas en
general, y las dedicadas a comercio electró-
nico minorista en particular (25), ocuparon
lugares de privilegio en el ranking de mayor
valor económico, conforme a su capitaliza-
productos y servicios de internet, desarrollan inteligen-
cia artificial y ofrecen servicios de publicidad en China. Es
también una de las empresas de video juegos más gran-
de del mundo. Ofrece portales de sitio web para comercio
electrónico y una de las marcas más caras de China, con
un valor estimado de 66 mil millones de dólares.
(22) Meituan es la tercera empresa de tecnología más
grande de China por capitalización de mercado, detrás
de Tencent y Alibaba. Sus ingresos fueron de 15.000
millones de dólares en 2019. Domina la economía de
servicios de China, donde ofrece a los consumidores de
todo, desde entrega de comida, reseñas de restaurantes,
reserva de viajes, uso compartido de bicicletas, venta de
entradas para películas e innumerables otros servicios
de entretenimiento. Está dentro de las cien empresas de
mayor valor bursátil del mundo.
(23) Rakuten Inc. es la tienda on line más grade de Ja-
pón, con más de 50 millones de usuarios registrados. Se
fundó en 1997 y sus ingresos en 2005 superaron los 1.100
millones de dólares. La compañía cotiza en la bolsa tec-
nológica de Japón (JASDAQ:4755), con una capitaliza-
ción de mercado cercana a los 5.000 millones de dólares,
tiene una dotación de más de 3.700 empleados y se en-
cuentra entre las diez compañías de internet más grande
del mundo.
(24) Fue fundada en 1999 por Marcos Galperín y Her-
nán Kazah. Adoptó inicialmente un modelo de negocios
similar al de eBay, que ha experimentado transformacio-
ción bursátil en bolsa, es decir lo que costa-
ría actualmente comprar la empresa en di-
cho ámbito (26).
b) En nuestro país, a finales de la segunda
década del tercer milenio, la empresa argen-
tina de mayor valor económico es, por lejos,
Mercado Libre, cuya valuación bursátil en
Wall Street alcanzó en enero de 2021 los cien
mil millones de dólares (27).
Detengámonos en esta empresa, por ser el
paradigma de mercado electrónico de ven-
tas on line en Argentina, y el operador con
fuerte ámbito de actuación en el ámbito mi-
norista de mayor presencia en nuestro mer-
cado (28).
Ofrece cuatro categorías para publicar:
productos, vehículos, inmuebles y servicios.
Dentro de cada una de esas opciones, exis-
ten diferentes precios asociados.
Para publicar productos existen tres op-
ciones:
Una básica, de carácter gratuito, que de-
pende del tipo de publicación, donde el
usuario puede publicar gratuitamente hasta
alcanzar las veinte ventas en el último año.
Quien vende productos nuevos, puede pu-
blicar hasta alcanzar cinco ventas en el últi-
mo año.
Una publicación clásica, con costo, que
permite destacar productos. Mercado Libre
cobra una comisión del 13% por venta de
productos a partir de un cierto monto, más
envío gratis a cargo del vendedor, quien paga
un porcentaje del monto dependiendo de su
reputación.
Finalmente, una publicación premium,
también con costo, donde se cobra una co-
misión de 28%. Más envío gratis a cargo
del vendedor quien paga un porcentaje del
monto también en función de su reputación.
Los compradores deben registrarse en el
sitio, buscar los productos y servicios que
necesitan, y si los encuentran y requieren,
hacer clic en el botón “comprar”. Vendedor
y comprador reciben entonces los datos de
su contraparte por vía de correo electrónico
para que se contacten y en su caso perfeccio-
nen la transacción.
Luego de concertada esta última, ambos
pueden libremente calificarse, a través de
Mercado Libre, para contarle al resto de la
comunidad de usuarios cuál fue su expe-
riencia en cuanto a la contraparte, al pro-
ducto y a la transacción realizada.
nes hasta el presente. Hoy tiene presencia en 18 países
de la región e ingresó en el negocio financiero a través de
Mercado Pago y Mercado Crédito y es la empresa líder en
comercio electrónico en nuestro país. Hoy se ha converti-
do en un shopping on line, donde se instalan las principa-
les marcas tiendas comerciales de diversa envergadura.
Su market place cuenta con 1700 tiendas oficiales, des-
de supermercados a marcas de indumentaria deportiva
y de modo. Mercado Libre opera en Brasil, México, Chi-
le, Uruguay, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay,
Costa Rica, Panamá y República Dominicana entre otros
países. Sus oficinas centrales se encuentran en Buenos
Aires, Argentina.
(25) Entre ellas: Amazon, Alibaba, Tencent, Meituan,
Pinduoduo Inc. y Prosus NV.
(26) En marzo de 2021 Apple recuperó su primer lugar
como la empresa más grande del mundo por capitaliza-
ción de mercado y se colocó encima de los 2.4 billones de
dólares estadounidenses, cifra superior al PBI de Italia en
2020 (1.651.595 Millones de euros) y aproximadamente
seis veces mayor al de nuestro país. Microsoft y Amazon
alcanzaron un valor de 1.7 y 1.5 billones de dólares res-
pectivamente para esa misma fecha. Ver: https://www.
cronista.com/apertura-negocio/empresas/cuales-son-
las-empresas-mas-valiosas-del-mundo/
(27) Ese valor económico asume especial dimensión
por comparación. YPF, la petrolera argentina, que duran-
te decenios fue la empresa argentina más valiosa, valía,
Por esa vía se obtiene un sistema de re-
putación de los usuarios vendedores, que
se actualiza periódicamente y permite a los
compradores potenciales conocer la trayec-
toria de aquellos dentro del sitio. El método
se basa en datos relacionados con la activi-
dad de aquellos y se realiza de manera au-
tomática, sin manipulación o intervención
de la empresa en el proceso de formación
de la reputación. En otras palabras, este se
consolida a través de información objetiva
relativa a las operaciones del usuario en el
sitio.
Conforme al procedimiento implementa-
do, la reputación del usuario se determina
sobre la base de la experiencia que les brin-
da a sus compradores.
Los vendedores se clasifican en tres gru-
pos, distinguidos por colores: verde, amari-
llo y naranja (29).
Mercado Libre tiene también implementa-
do un sistema de compra protegida, cuando
el pago se realice a través de su brazo finan-
ciero, corazón del sistema, que es Mercado
Pago. En tal caso, bajo ciertas condiciones,
la empresa garantiza la entrega del producto
en debida forma y, en su caso, la devolución
del importe correspondiente cuando lo reci-
bido sea diferente, incompleto, defectuoso o
el comprador ejerza el derecho de arrepen-
timiento.
Se controvierte cuál es el emplazamiento
jurídico que cabe asignar al titular de las
plataformas de intermediación en comer-
cio electrónico y cuál es la responsabilidad
civil resarcitoria que pesa sobre este en
caso de daños sufridos por personas que
se vinculan negocialmente a través suyo,
particularmente en aquellos casos en que
operen incumplimientos contractuales
absolutos o relativos.
El tema, polémico y complejo, ha dado
lugar, conforme lo veremos, a enfoques
doctrinarios y jurisprudenciales disímiles,
tanto en el derecho comparado como en
nuestro país.
V. Derecho comparado
V.1. Importancia de su estudio
El estudio del derecho comparado puede
resultar de suma utilidad para comprender
de qué manera una problemática jurídica es
abordada en distintos sistemas, tanto en el
plano supranacional como nacional, y para
en 2005, 27.307 millones de dólares. En 2020 apenas al-
canzó un valor de 2300 millones de dólares, fruto de su
desastroso manejo. Y en enero de 2021, se redujo a poco
más de 1.500 millones de dólares. O sea, menos del seis
por ciento de aquel máximo histórico. En otras palabras:
YPF tenía en enero de 2021 un valor bursátil equivalente
al 1.5% del de Mercado Libre....
(28) En diciembre de 2020, Mercado Libre tenía un va-
lor equivalente a más del doble de las reservas brutas in-
formadas por el BCRA (38.750 millones de dólares) y a
poco más del 20% del PBI proyectado de Argentina para
ese año (374 mil millones de dólares). Ver: LAFUENTE,
Esteban, “Mercado Libre: su valor ya equivale a más del
doble de las reservas y al 20% del PBI de la Argentina”,
La Nación, 14/12/2020.
(29) El vendedor verde es aquel cuyas ventas con re-
clamos no superen el dos por ciento total de ventas
y el tiempo de despacho con demora no exceda el 15%
del total de las ventas realizadas. El vendedor amari-
llo es aquel cuyas ventas con reclamo no superan el 4%
del total realizado y el tiempo de despacho con demora
no excede el 20% del total de las ventas. Finalmente,
el vendedor naranja es aquel cuyas ventas con recla-
mo no superan el 7% del total de ventas y el de tiempo
de despacho con demora no excede el 30% del total de
ventas. Ver: https://www.mercadolibre.com.mx/ayuda/
Qu%C3%A9-es-y-c%C3%B3mo-funciona-reputaci%-
C3%B3n_2928
Miércoles 8 de septiembre de 2021 | 3
evaluar si esas soluciones normativas son
proyectables a nosotros (30).
La cuestión asume especial importancia
en Argentina, donde todavía no tenemos un
marco normativo que de manera orgánica y
sistemática regule esta cuestión.
Dado el carácter claramente transnacional
que tiene el comercio electrónico, sin perjui-
cio de su impacto en el comercio interior, es
necesario tener un panorama de cómo ope-
ra la regulación normativa del tema que nos
ocupa en el derecho comparado, de modo
especial en Europa, Estados Unidos de Nor-
te América y en nuestro continente. Estamos
convencidos de que existen ciertos linea-
mientos admitidos hoy, aquí y ahora en casi
todo el mundo occidental en el tema que nos
ocupa que pueden (y deberían) ser proyec-
tados y aplicados en el derecho argentino,
pues se adecuan sin inconvenientes al mar-
co normativo.
V.2. La directiva 2000/31/ce del Parlamen-
to Europeo y del consejo de 08/06/2000, rela-
tiva a “determinados aspectos jurídicos de los
servicios de la sociedad de información, en
particular el comercio electrónico en el mer-
cado interior”
Esta Directiva, que ha sido incorporada
por los países de la Unión Europea a sus
respectivos derechos internos (31), tiene
como objetivo “contribuir al correcto fun-
cionamiento del mercado interior garanti-
zando la libre circulación de los servicios
de la sociedad de información entre los
Estados miembros” (art. 1.1.) (32). No crea
una uniformización del derecho, sino que
establece un marco general relativamente
flexible. En ese orden de ideas, se susten-
ta en los principios de subsidiariedad y de
proporcionalidad con el fin de permitir un
buen funcionamiento del mercado inte-
rior. Dado que no procura establecer reglas
adicionales en el derecho privado de cada
país, los Estados miembros gozan de una
importante libertad de transposición de
aquella.
La Directiva resuelve varios problemas,
entre ellos, el domicilio del prestador de
servicios en una sociedad de información,
sus deberes de información, las comuni-
caciones comerciales, los contratos ce-
lebrados por vía electrónica y la respon-
sabilidad de los prestadores de servicios
intermediarios.
Con relación a esto último, consagra dos
principios fundamentales:
(30) DAVID, René, “Tratado de derecho civil compa-
rado”, Revista de Derecho Privado, Madrid, 1955, p. 257
y ss.; SOLÁ CAÑIZARES, Felipe, “Iniciación al derecho
comparado”, Consejo Superior de Investigaciones Cien-
tíficas, Barcelona, 1954, p. 233 y ss.
(31) La directiva fue receptada en Alemania (2007),
Inglaterra (2002), Francia (2004), Italia (2003), Espa-
ña (2002), Austria (2001), Bélgica (2003), Dinamarca
(2002), Finlandia (2002), Grecia (2003), Islandia (2002),
Noruega (2003), Portugal (2004), Suecia (2002) y Ho-
landa (2005).
(32) La directiva no establece normas adicionales de
Derecho internacional privado, ni afecta a la jurisdicción
de los tribunales de justicia (art. 1.4). Están excluidas de
su aplicación, las actividades de los notarios o profesio-
nales equivalentes, en la medida en que impliquen una
conexión directa y específica con el ejercicio de la auto-
ridad pública, la representación de un cliente y la defen-
sa de sus intereses ante los tribunales y las actividades
de juego de azar que impliquen apuestas de valor mo-
netario, incluidas loterías y apuestas. Tampoco se apli-
ca en materia de fiscalidad (esto fue ulteriormente mo-
dificado en lo atinente al IVA por directivas ulteriores),
a cuestiones relacionadas con servicios de la sociedad
de la información incluidas en las directivas 95/46CE y
97/66/CE, y a cuestiones relacionadas con acuerdos o
prácticas que se fijan por la legislación sobre carteles
(art.1.5)
4 | Miércoles 8 de septiembre de 2021
a) La irresponsabilidad amplia del presta-
dor de servicios intermediarios por la activi-
dad de mera transmisión de datos
La directiva establece una muy amplia
exención de responsabilidad del prestador
de servicios intermediarios para la actividad
de transmisión de datos (art.12), siempre
que se cumplan estos tres requisitos:
1) Que no los haya originado él mismo.
2) Que no seleccione al destinatario de la
transmisión.
3) Que no seleccione ni modifique los da-
tos transmitidos (art.12 1).
La actividad de transmisión y concesión
de acceso al servicio engloba y comprende
el almacenamiento automático, provisional y
transitorio de los datos transmitidos, siempre
que este sirva exclusivamente para ejecutar
la transmisión en la red de comunicaciones
y su duración no supere el tiempo razona-
blemente necesario para que aquella se rea-
lice (art.12, 2).
De tal modo, el prestador de servicios que
acopia datos a requerimiento de un destina-
tario del servicio, como regla, no puede ser
considerado responsable de dichos datos al-
macenados, siempre que:
1) No los modifique.
2) Cumpla con las condiciones de acceso
a la información y con las normas relativas
a su actualización, especificadas de manera
ampliamente reconocida y utilizada por el
sector.
3) No interfiera en la utilización lícita de
tecnología ampliamente reconocida y utili-
zada por el sector con el fin de obtener datos
sobre la utilización de información.
4) Actúe con prontitud para retirar la
información que haya almacenado o ha-
cer que el acceso a ella sea imposible, en
cuanto tenga conocimiento efectivo del
hecho de que la información ha sido retira-
da del lugar de la red en que se encontraba
inicialmente, de que se ha imposibilitado
el acceso a dicha información o de que un
tribunal o una autoridad administrativa ha
ordenado retirarla o impedir que se acceda
a ella (art.13).
Tratándose de datos facilitados por el des-
tinatario del servicio —tema que se vincula
con el que aquí analizamos— el prestador de
servicio no es considerado responsable por
ellos, a condición de que:
1) No tenga conocimiento efectivo de
que la actividad a la información es ilícita
y, en lo que se refiere a una acción por da-
ños y perjuicios, no tenga conocimiento de
hechos o circunstancias por los que la ac-
tividad o la información revele su carácter
ilícito
2) Teniendo conocimiento de ellos, actúe
con prontitud para retirar los datos o hacer
que el acceso a ellos sea imposible (art.14).
La Directiva contiene también normas
que fomentan la elaboración de mecanis-
mos rápidos y eficaces para eliminar infor-
maciones ilícitas.
b) Inexistencia de un deber u obligación
general de supervisión de datos que trans-
mitan o almacenen y de realizar búsquedas
activas de hechos o circunstancias que indi-
quen actividades ilícitas
(33) CS, “Rodríguez María Belén c. Google Inc.”,
28/10/2014, Fallos, 337:1174; ídem, “Gimbutas, Caroli-
na del V. c. Google Inc.”, 12/9/2017, LA LEY, 2017-E, 266;
ídem, “M., V. R. c. Yahoo! SRL Argentina y otros/ ídem,
El otro principio fundamental que con-
sagra la Directiva es la inexistencia de un
deber u obligación general de supervisión
de los datos que transmitan o almacenen,
y de realizar búsquedas activas de hechos
o circunstancias que indiquen actividades
ilícitas (art.15 inc.1).
Es un criterio muy similar al que la Corte
Suprema de Justicia ha establecido para la
responsabilidad de los motores de búsqueda
(Google, Yahoo) en Belén Rodríguez, Gimbu-
tas y más recientemente en V. M. (33).
Ambos principios han sido consolidados
por el Tribunal de Justicia de la Comuni-
dad Europea a los prestadores de servicios
en Internet que facilitan el contacto entre
vendedores y compradores de productos
(“12/7/2011, caso “L’Oreal S.A.”). Allí dijo
que existe una zona libre de responsabilidad
(civil, penal y administrativa) —denomina-
da “puerto seguro” (safe harbor)— a favor de
los proveedores de servicios de intermedia-
ción en la sociedad de información que los
coloca al amparo de la inseguridad jurídica
que deriva de la aplicación de otros regíme-
nes de responsabilidad civil.
Esto rige en tanto y en cuanto se trate de
un prestador de servicios que sea un “inter-
mediario” entre oferta y demanda.
La defensa de puerto seguro, en cambio,
no es procedente cuando el prestador del
servicio, en lugar de limitarse a una presta-
ción neutra o neutral de dicho servicio me-
diante un tratamiento meramente técnico y
automático de los datos facilitados por sus
clientes, desempaña un papel activo que le
permite adquirir conocimiento o control de
tales datos. Tal lo que sucede cuando opti-
miza la presentación de las ofertas de ven-
ta en cuestión, o las promueve. En tal caso
desempeña un rol dinámico que le permite
adquirir conocimiento o control de los datos
relativos a esas ofertas y no puede acogerse a
lo previsto en el art. 14 de la directiva.
V.3. La directiva EU 2019/790 de
17/04/2019 sobre derechos de autor y dere-
chos afines en el mercado único digital
El 17/04/2019, el Parlamento Europeo y el
Consejo de Europa adoptaron la Directiva
(UE) 2019/790 sobre los derechos de autor y
derechos afines en el mercado único digital.
Entre otros temas, la directiva trata en el
capítulo 2, la responsabilidad de los pres-
tadores de servicios de internet o “interme-
diarios” por infracciones al derecho de autor
y las disposiciones relativas al uso de conte-
nidos informativos por parte de ellos. Ella
complementa la directiva 2000/31/CE del
Parlamento Europeo, de 8 de junio de 2000
sobre Comercio Electrónico y constituye un
cambio trascendental en los parámetros le-
gales que hasta el momento regían las temá-
ticas que abordaremos a continuación.
Básicamente, en lo que aquí nos intere-
sa, centra su enfoque en el problema de
la piratería en Internet y su impacto en el
ámbito legal e intenta equilibrar la puja
entre dos sectores muy poderosos de la
economía: el tecnológico, ligado a Internet
y la industria del entretenimiento.
La idea subyacente de la Directiva de Co-
mercio Electrónico en materia de responsa-
bilidad de los intermediarios en internet era
aceptar una desviación al principio general
del deber de no dañar, admitiendo una ex-
cepción de “puerto seguro”, que establece
daños y perjuicios”, TR LALEY AR/JUR/90772/2021.
(34) En el art. 17.8 se establece que los usuarios
puedan ampararse en cualquiera de estas excepcio-
nes o limitaciones vigentes al cargar y poner a dis-
que aquellos están exentos de responsabili-
dad si no tiene conocimiento efectivo de la
infracción.
Sin embargo, con el tiempo se fue verifi-
cando que algunas empresas comenzaron
a generar mucho dinero utilizando conteni-
dos ajenos sin autorización y sin pagar una
remuneración equitativa a los propietarios
de los contenidos.
Los operadores de Internet se amparaban
en la excepción de puerto seguro. Básica-
mente planteaban que ellos podían alojar en
sus plataformas cualquier tipo de contenido
y que, si el titular de este no estaba de acuer-
do, debía notificar a la plataforma y tras la
notificación la plataforma daría de baja el
contenido. Mientras tanto, las plataformas
ganaban (y siguen ganando) mucho dinero
aprovechándose de la situación. Eso es en
parte lo que se quiere modificar en Europa a
través de esta directiva.
Si bien se mantiene la inexistencia de obli-
gación general de supervisión (art.17.8), se
introducen relevantes cambios (art. 17.1 a
17.7):
a) Se modifica la excepción de puerto se-
guro que beneficia a los “prestadores de ser-
vicios para compartir contenidos en línea”,
esto es, las plataformas (Google, Facebook,
Instagram, Twitter, etc.) y se les coloca la car-
ga legal de gestionar la autorización o licen-
cia de uso del contenido que está disponible
en la plataforma (art. 17.1).
b) Las plataformas más importantes en las
que se comparte gran volumen de conteni-
dos deben adoptar herramientas para elimi-
nar contenidos en infracción.
c) En caso de que no se conceda una au-
torización, los prestadores de servicios para
compartir contenidos en línea son responsa-
bles de los actos no autorizados de comuni-
cación al público, incluida la puesta a dispo-
sición de este, de obras y otras prestaciones
protegidas por derechos de autor, a menos
que demuestren (art.17.4) (34):
1) Que han hecho los mayores esfuerzos
para obtener una autorización.
2) Que han realizado, de acuerdo con nor-
mas sectoriales estrictas de diligencia profe-
sional, los mayores esfuerzos por garantizar
la indisponibilidad de obras y otras presta-
ciones específicas respecto de las cuales los
titulares de derechos les hayan facilitado la
información pertinente y necesaria.
3) Que han actuado de modo expeditivo
al recibir una notificación suficientemente
motivada d ellos titulares de derechos para
inhabilitar el acceso a las obras u otras pres-
taciones notificadas o para retirarlas de sus
sitios web y han hecho los mayores esfuerzos
por evitar que se carguen en el futuro.
La adopción de estas medidas debe ser
calibrada a la luz del principio de propor-
cionalidad, teniendo en cuenta, entre otros
elementos, el tipo, la audiencia y la magni-
tud del servicio, el tipo de obras u otras pres-
taciones cargadas por los usuarios el servicio
y la disponibilidad de medios adecuados y
eficaces y su coste para los prestadores del
servicio (art.17.5).
d) Se reconoce a los editores de prensa el
derecho de autorizar o prohibir la reproduc-
ción y puesta a disposición de sus conteni-
dos informativos en línea (on-line), de modo
tal que los intermediarios en internet deben
gestionar una autorización o licencia con di-
posición contenidos generados por usuarios en los
servicios para compartir en línea: a) citas, críticas y
reseñas; b) usos a efectos de caricatura, parodia o
pastiche.
chos editores si quieren utilizar noticias en
sus plataformas.
e) Los autores que contribuyen en la crea-
ción de los contenidos informativos mencio-
nados en el párrafo anterior tienen derecho
a percibir una parte equitativa, adecuada y
proporcionada de los ingresos que generen
los editores de prensa a través del licencia-
miento de estos contenidos a favor de los in-
termediarios (art.18.1 y 2).
V.4. Estados Unidos de Norte América
En el derecho estadounidense prevalece
largamente el principio de inmunidad de las
plataformas. La sección 230 de la Ley de De-
cencia en las Comunicaciones expresamen-
te dispone que “Ningún proveedor o usuario
de un servicio de ordenadores interactivo
deberá ser tratado como el publicador o
emisor de ninguna información de otro pro-
veedor de contenido informativo”.
De tal modo, empresas como Facebook,
Google y Twitter son consideradas como pla-
taformas y no editores de contenidos, y por
ende de las exime de responsabilidad sobre
las publicaciones de sus usuarios. Por otro
lado, también permite a estas empresas vigi-
lar y moderar el contenido cuando viola sus
normas, sin temor a demandas judiciales.
Esta normativa puede tener proyección en
la operatoria de las plataformas de comercio
electrónico on line, particularmente cuando
el titular desempeñe un rol netamente pa-
sivo o neutro, conforme habremos de verlo
más adelante.
V.5. Brasil
La legislación brasileña sigue una orien-
tación similar en el Marco Civil de Internet,
ley 12.965 de 23 de abril de 2014 que estable-
ce los principios, garantías, derechos y debe-
res para el uso de Internet en Brasil.
En la Sección III (“De la responsabilidad
por daños que sugieran del contenido ge-
nerado por terceros”), art. 18 establece el
principio conforme al cual “el proveedor de
conexión a Internet no será responsabiliza-
do civilmente por daños surgidos por conte-
nido generado por terceros”. En el art. 19 se
dispone que “Con el objetivo de asegurar la
libertad de expresión e impedir la censura,
el proveedor de aplicaciones de internet so-
lamente podrá ser responsabilizado por da-
ños que surjan del contenido generado por
terceros si, después de una orden judicial
específica, no toma las previsiones para, en
el ámbito de los límites técnicos de su ser-
vicio y dentro del plazo asignado, tornar in-
disponible el contenido especificando como
infractor, exceptuando las disposiciones le-
gales que se opongan” (35).
VI. El ambiente jurídico dentro del cual se
desarrollan la problemática de la respon-
sabilidad del operador de un mercado de
ventas on line en Argentina
A la hora de formular el diagnóstico jurídi-
co de esta problemática en el derecho argen-
tino, es preciso tener en cuenta los siguien-
tes parámetros normativos y fácticos:
a) No tenemos en nuestro país un régimen
normativo específico que regule esta tipología
de responsabilidad. Es, sin duda, una asigna-
tura pendiente de nuestro Poder Legislativo.
b) La problemática está alcanzada por las
normas y principios constitucionales e infra
constitucionales de protección de los consu-
midores y usuarios, y también, claro está, por
(35) El Código de Defensa de los Consumidores de
Brasil de 1990 (ley 8078) no contiene una regulación es-
pecífica de la responsabilidad del titular de una platafor-
ma de comercio electrónico on line.

las disposiciones del Código Civil y Comer-
cial. Pero también está aprehendida por todo
el marco normativo de similar naturaleza
que regula el derecho a la información, con
todo lo que ello significa. Va de suyo que toda
solución que se propicie deberá ser realizada
ponderando equilibradamente el diálogo de
fuentes que impone el art. 2 del Código Civil
y Comercial.
En otras palabras: el tema que nos ocu-
pa es mucho más que una cuestión de
derecho del consumidor, que deba ser
resuelta exclusivamente a la luz de sus
normas, reglas y principios. Y requiere de
necesarias y a veces muy prudentes ma-
tizaciones, que permitan armonizar esa
relevante (y muy necesaria) tutela jurídica
con otros derechos constitucionales que
deben ser ponderados y protegidos, en
particular el derecho a la información,
que lleva ínsito en su seno el de acceder a
internet de manera igualitaria, sin discri-
minaciones, y de efectuar y recibir difusio-
nes a través de la web.
c) Existen fuertes asimetrías económicas y
jurídicas entre el operador de la plataforma
electrónica de ventas on line y los consumi-
dores, que se potencia en el marco de la con-
tratación.
d) El titular de un mercado electrónico de
ventas y subastas on line es proveedor profe-
sional de determinados servicios en los tér-
minos del art. 2 de la ley 24.240.
En consecuencia, pesan sobre él todos los
deberes y obligaciones que impone dicha
normativa, el Código Civil y Comercial y la
legislación complementaria (Ley de Defensa
de la Competencia, Ley de Lealtad Comer-
cial, entre otras).
Entre ellos se destacan:
1) Deber de información. Debe suministrar
información al consumidor en forma cierta,
clara, detallada, gratuita y comprensible de
todo lo relacionado con las características
esenciales de la relación de consumo, de las
prestaciones que pretende obtener y de las
que debe cumplir, y acerca de las condicio-
nes de comercialización (art. 42 CN, art. 4,
ley 24.240 y arts. 1100 y 1101, Cód. Civ. y
Com.).
2) Deber de protección al consumidor. Los
servicios que ofrecen deben ser prestados en
forma tal que, utilizados en condiciones pre-
visibles o normales de uso, no presenten pe-
ligro para la salud o la integridad psicofísica
y espiritual de los consumidores y usuarios
(art. 42 CN y arts. 5 y 6, ley 24.240).
Estos deberes de protección se acentúan
tratándose de colectivos sociales hiper
vulnerables o que se encuentren en situa-
ción de vulnerabilidad agravada, derivada
de circunstancias especiales, en particu-
lar, aquellas personas que “debido a su
edad, género, estado físico o mental, o
por circunstancias sociales, económicas,
étnicas o culturales encuentre especia-
les dificultades para el efectivo ejercicio y
reconocimiento de los derechos de los que
es titular” (36).
(36) Tal la fórmula que propone el art. 51 del Anteproyec-
to de Reforma al Código Civil de 2018, elaborado por la co-
misión integrada por Julio C. Rivera, Diego Botana y Ramón
Daniel Pizarro. En sentido coincidente los arts. 3 y 5 inc. 6
del Anteproyecto de Defensa del Consumidor de 2018.
(37) En teoría podría agregarse una tercera postura,
claramente desechable por orfandad argumental: aque-
lla que proclama la irresponsabilidad absoluta del inter-
mediario, aduciendo que ellos no son los generadores de
la causa del daño, sino meros prestadores de un servicio
de intermediación entre las partes. Es una posición ex-
trema, que no calibra los múltiples matices que puede
3) Deber de brindar al consumidor un
trato digno, equitativo y no discriminatorio.
Ello lleva implícito abstenerse de desplegar
conductas que coloquen a los consumidores
en situaciones vergonzantes, vejatorias o in-
timidatorias o discriminatorias (art. 42 CN,
art. 8 bis, ley 24.240 y art.1097 y 1098, Cód.
Civ. y Com.).
4) Deber de respetar los términos, plazos,
condiciones, modalidades, reservas y demás
circunstancias conforme a las cuales los ser-
vicios se hayan ofrecido, publicitados o con-
venidos (art. 19, ley 24.240).
e) Quien adquiere productos o servicios en
un mercado electrónico de ventas y subastas
on line es, en la inmensa mayoría de los ca-
sos, un consumidor de conformidad con lo
establecido por el art. 1 de la ley 24.240.
f ) Rige en toda su plenitud la regla in du-
bio pro-consumidor, razón por la cual, en
caso de duda sobre la interpretación de los
principios que establece la normativa vigen-
te, prevalecerá el más favorable al consumi-
dor (art. 4, ley 24.240 y art. 1095, Cód. Civ. y
Com.).
Dichos principios emergen del marco
normativo vigente integralmente conside-
rado.
Destacamos, entre ellos, por su importan-
cia en función del tema que nos ocupa:
1. El principio de orden público de pro-
tección que rige en materia consumeril, que
conduce, entre otros efectos, a tener por no
escritas las cláusulas de renuncia anticipada
de los derechos del consumidor, cualquiera
sea su modalidad.
2. El principio de confianza en la apa-
riencia desplegada (argum. art. 40 y concs.,
ley 24.240)
3. El principio de prevención (arts. 1710 a
1713 y concs. Cód. Civ. y Com.).
4. El principio de la buena fe que debe rei-
nar en todas las etapas de una relación de
consumo, inclusive en la previa a su gesta-
ción y posterior a su conclusión (arts.9, 729,
961 y concs., Cód. Civ. y Com).
VII. El debate en torno a la responsabilidad
del operador de un mercado electrónico de
ventas on line en el derecho argentino vi-
gente
Se ha controvertido, tanto doctrinaria
como jurisprudencialmente, cómo se confi-
gura y modula la responsabilidad civil resar-
citoria del titular de un mercado electrónico
de ventas on line, particularmente frente a
daños experimentados por consumidores
que contratan a través de ellos y resultan
afectados por incumplimientos absolutos o
relativos del vendedor. Está fuera de discu-
sión la responsabilidad que puede gravitar
sobre este último cuando se configuren sus
extremos, ámbito en el cual rigen los princi-
pios generales del Código Civil y Comercial
y, en su caso, de la ley 24.240. Es, en cambio,
materia controvertible si en tales supues-
tos también puede verse comprometida la
responsabilidad del titular de la plataforma
electrónica de ventas on line, a través de la
presentar la actuación de tales intermediarios, ni las di-
ferencias fundamentales que cabe realizar según tenga
un rol activo o pasivo.
(38) CNCiv., sala K, “Claps, Enrique c. Mercado Libre
SA”, 05/10/2012, RCyS 2013-VI-62; CCiv. y Com., Jujuy,
Sala III, “Ferreiro, P.A. c. mercado Libre SRL”, 15/9/2016,
RCyS, 2016-XII-117. FALIERO, Johanna C. - BAROCELLI,
Sergio Sebastián, “La protección del consumidor en el
comercio electrónico. Un caso de responsabilidad de los
intermediarios en Internet”, LA LEY, 2017-B, 275, II y III;
TAMBUSSI, Carlos, “Relación de consumo y responsabi-
lidad objetiva entre los usuarios y de plataformas de ven-
cual se concretó la operación y, en caso afir-
mativo, cuándo, cómo y con arreglo a qué
criterios responde.
Encontramos dos grandes orientaciones
en torno a este tema, que presentan matices
y variantes (37).
VII.1. El titular de un mercado de ventas
on line responde por los daños derivados de
dichos incumplimientos. La doctrina “claps”
Conforme una orientación, sustentada
por una calificada doctrina y jurispruden-
cia (38), el titular de la referida plataforma
es siempre un proveedor en los términos
del art. 2 de la ley 24.240 y está obligado a
responder, de manera solidaria o concurren-
te, por los daños que derivan del incumpli-
miento de las transacciones que por su in-
termedio se concreten.
El precedente más emblemático es el caso
“Claps” (39), cuya doctrina con matices y va-
riantes, ha sido seguida por otros tribunales
argentinos, incluido el Tribunal Superior de
Justicia de la Provincia de Córdoba (40).
En “Claps”, los hechos fueron los siguien-
tes: dos jóvenes compraron entradas para
un recital de Gustavo Ceratti, utilizando
los servicios de Mercado Libre. Luego, no
pudieron ingresar al concierto y —más
aún— resultaron detenidos junto a otras
quince personas, porque las entradas, su-
puestamente vendidas por Ticketek, habían
sido sustraídas por un dependiente infiel
de esta empresa. Los actores pasaron va-
rios días detenidos y debieron afrontar un
proceso penal que duró más de dos años,
en el que resultaron sobreseídos por falta
de mérito. En ese contexto demandaron
por daños y perjuicios a Ticketek y a Mer-
cado Libre. El fallo de primera instancia
solo acogió la demanda contra el primero.
El decisorio de Cámara, a nuestro modo de
ver equivocadamente, extendió la condena
a Mercado Libre, sin perjuicio de las accio-
nes de regreso que entre ambos codeman-
dados pudieren corresponder.
En apoyo de estas ideas, se proclaman los
siguientes argumentos:
1. El titular del mercado de ventas on line
es proveedor profesional en los términos del
art. 2 de la ley 24.240 y está obligado frente
a quienes contratan a través de su platafor-
ma a garantizar el efectivo cumplimiento
de la prestación contratada. Ello implica
que debe responder en caso de que la pres-
tación no llegue a cumplirse, sin perjuicio
de las acciones de regreso que puedan co-
rresponder.
2. La noción de relación de consumo que
emerge del art. 42 CN y art. 3 de la ley 24.240
excede el ámbito contractual y abarca “to-
das las circunstancias que rodean, se refie-
ren o constituyen un antecedente o con una
consecuencia de la actividad encaminada a
satisfacer la demanda de bienes y servicios
para destino final de consumidores y usua-
rios” (41).
3. La inclusión del titular de la plata-
forma dentro del concepto de relación de
consumo se infiere del hecho de que sin
su intervención la operación no se habría
ta y el proveedor del servicio”, LA LEY, 2018-C, 101 y RCyS
2018-VII, 59, III y IV.
(39) CNCiv., sala K, “Claps, Enrique c. Mercado Libre
SA”, 05/10/2012, RCyS 2013-VI-62.
(40) TS Córdoba, Sala Civil y Comercial, “Mercado Li-
bre SRL c. Dirección de Defensa del Consumidor y lealtad
Comercial”, LLC 2020 (agosto), 12.
(41) CNCiv., sala K, “Claps, Enrique c. Mercado Libre
SA”, 05/10/2012, RCyS 2013-VI-62.
(42) Es un argumento liviano, tributario de la teoría de
la equivalencia de las condiciones, que no resiste un aná-
lisis serio.
Miércoles 8 de septiembre de 2021 | 5
concretado, lo cual también convertiría a
aquel en proveedor del bien o servicio en
cuestión (42).
4. El titular de la plataforma percibe
una contraprestación por la publicación,
o por la venta, variable según las moda-
lidades y características de la operación,
lo cual demuestra que la empresa no solo
lucra con el espacio que proporciona a los
usuarios, sino también con las operacio-
nes que ellos realizan. Esto último sería
suficiente para convertirlo en legitima-
do pasivo solidario en caso de incumpli-
miento de la obligación comprometida
por el vendedor.
5. Se trata de un negocio complejo “que se
integra por la cesión de un espacio publicita-
rio clasificado y por la percepción de comi-
siones de venta”, por lo que la renta del titular
de la plataforma “no solamente depende del
espacio publicitario que se ofrece, sino de
que la venta se concrete” (43).
6. En este contexto se señala la existencia
de tres contratos conexos (arts. 1073 a 1075
Cód. Civ. y Com.), dos de ellos iniciales: por
un lado, el celebrado por el titular de la pla-
taforma con los oferentes de los productos
o servicios y por otro, el concertado entre
aquel con los compradores, en virtud del
cual estos quedan habilitaos a usar el sis-
tema en los términos y condiciones fijados
por la empresa. El tercer contrato es el que
se perfecciona entre los usuarios a través del
cual adquieren los bienes o servicios oferta-
dos (44).
7. Dicha técnica negocial, canalizada a
través de la plataforma de comercio elec-
trónico, importa la configuración de un su-
puesto de conexidad contractual. Si bien se
trata de tres contratos distintos, ellos pre-
sentan “un elemento o aspecto común que
los vincula, consistente en que convergen
hacia un mismo fin económico: los contra-
tos que habilitan el uso de la plataforma
se realizan en miras a la adquisición de un
bien o servicio que luego se concreta con
el negocio posterior. En otras palabras, el
acuerdo inicial o de ingreso al sistema no
tiene un fin en sí mismo, sino que se realiza
en pos de concretar el contrato subsiguien-
te de adquisición de un bien o un servicio”.
Es por ello que, a través de la conexidad
contractual, se “tiende a superar la mirada
clásica del contrato como compartimen-
to estanco, determinado por el sinalagma
entre prestaciones a cargo de dos polos
definidos. Precisamente, la figura tiende a
flexibilizar el funcionamiento de tal postu-
lado, posibilitando que los efectos del con-
trato se extiendan más allá de sus límites, y
que se proyecten y sean oponibles a terce-
ros” (45).
8. Si bien el servicio principal que prestan
las plataformas digitales de comercio elec-
trónico consiste en la intermediación tecno-
lógica que posibilita a los usuarios del siste-
ma intercambiar viene y servicios, se suelen
incorporar —tal como sucede con Mercado
Libre— herramientas y prestaciones adicio-
nales, como los sistemas de reputación o ca-
lificación de usuarios, plataformas de pago,
sistemas propios de envío, mecanismos de
reclamos, etcétera, que tienen como finali-
dad generar confianza a los usuarios del sis-
(43) CNCiv., sala K, “Claps, Enrique c. Mercado Libre
SA”, 05/10/2012, RCyS 2013-VI-62.
(44) TS Córdoba, Sala Civil y Comercial, “Mercado Li-
bre SRL c. Dirección de Defensa del Consumidor y lealtad
Comercial”, LLC 2020 (agosto), 12 y RCyS 2020-VIII, 100.
(45) TS Córdoba, Sala Civil y Comercial, “Mercado Li-
bre SRL c. Dirección de Defensa del Consumidor y Leal-
tad Comercial”, 19/05/2020, LLC 2020 (agosto), 12 y
RCyS 2020-VIII-100. En este decisorio se remarcó que
Mercado Libre no había asumido un rol neutro en la ope-
ratoria, sino que la había garantizado debido a que se ca-
nalizó el pago a través de Mercado Pago.
6 | Miércoles 8 de septiembre de 2021
tema y por esa vía a traer a un número mayor
de estos (46).
9. Esos parámetros, sumados al beneficio
económico que obtienen y a la confianza
que generan, son determinantes para que les
sean aplicables las normas del derecho del
consumidor y para que la plataforma deba
responder en caso de incumplimientos.
10. Al intervenir en la operación entre las
partes, cualquiera sea el grado de dicha ac-
tividad (pasiva o activa), el titular de la pla-
taforma crea una apariencia generadora de
confianza en sus clientes. Esa confianza es la
fuente primaria de sus obligaciones, del mis-
mo modo en que lo es de sus ganancias. Ello
conduce a proclamar que no está excluido
de la categoría de proveedor del producto o
del servicio a través del portal hasta el mo-
mento en que se haga efectiva la prestación
que le es debida. Y que, consecuentemente,
deba responder en caso de que aquella no se
cumpla sin perjuicio de las acciones de re-
greso contra todas las personas que partici-
paron en el acto jurídico.
11. La intermediación comercial en inter-
net “es una actividad riesgosa y lucrativa, por
lo que todo aquel que se dedique a ella debe
responder por los riesgos inherentes a la
misma ante el consumidor, sin perjuicio de
repetición que pueda ejercer contra aquel
que considere responsable en su faz interna
relacional (fabricante, proveedor, distribui-
dor, marca, transportista, etc.)” (47).
12. Eximir de responsabilidad al titular del
portal en el supuesto que nos ocupa resulta-
ría contrario a los principios de responsabi-
lidad objetiva que la normativa consumeril
impone a todos los sujetos mencionados en
el art. 2, como así también en los últimos pá-
rrafos de los arts. 10 bis y 17 según los cuales
el consumidor puede reclamar por daños y
perjuicios sin tener que probar que el ven-
dedor conocía o debía conocer los vicios o
defectos de la cosa vendida (48).
Con análogos fundamentos se han apli-
cado multas al titular de la plataforma
electrónica de ventas on line por denuncias
formuladas por consumidores a raíz de
incumplimientos producidos en el marco
de operaciones concertadas a través de
aquella (49).
VII.2. El operador de un mercado electró-
nico de ventas on line solo responde cuando
cumpla un rol activo en la concertación de los
contratos incumplidos. La doctrina “kosten”
Conforme otra orientación, el titular del
mercado electrónico de ventas o subasta,
como regla, solo responde (arts. 1721, 1724,
1725 Cód. Civ. y Com.) cuando desempeñe
un rol activo en la concertación de la rela-
ción de consumo, que le permita tener cono-
cimiento y control de los datos y de la infor-
mación almacenados, y no cuando asuma
(46) TS Córdoba, Sala Civil y Comercial, “Mercado Li-
bre SRL c. Dirección de Defensa del Consumidor y lealtad
Comercial”, 19/05/2020, LLC 2020 (agosto), 12 y RCyS,
2020-VIII-100
(47) FALIERO, Johanna C. - BAROCELLI, Sergio Se-
bastián, ob. cit.; TAMBUSSI, Carlos, ob. cit. Los autores,
sin embargo, no explican por qué esa actividad es riesgo-
sa o peligrosa, aspecto cualitativo que por ser eje central
de su razonamiento merecería una consideración más
profunda y depurada, máxime teniendo en cuenta las
fuertes controversias que existen en torno a dicho con-
cepto normativo que hoy receptan los arts. 1757 y 1758
Cód. Civ. y Com. Nos hemos ocupado del tema en PIZA-
RRO - VALLESPINOS, “Tratado de la responsabilidad ci-
vil”, t. II, n. 377, p. 308 y ss., adonde remitimos.
(48) FALIERO, Johanna C. - BAROCELLI, Sergio Se-
bastián, ob. cit.
(49) TS Córdoba, Sala Civil y Comercial, 19/5/2020,
LLC 2020 (agosto), 12 y RCyS 2020-VIII, 100; C4ª Civ. y
Com., Córdoba, “Mercado Libre SRL c. Dirección de De-
una posición neutral, meramente técnica,
automática y pasiva (50).
Esta posición ha sido desarrollada por Pa-
blo Heredia en un importante voto dictado
en el precedente “Kosten, Esteban c/ Merca-
do Libre” (51).
Los hechos eran los siguientes: el actor
demandó a Mercado Libre por daños y per-
juicios derivados de la falta de entrega de un
automotor que había adquirido en el sitio
web de ventas y subastas de dicha empre-
sa, mediante giros internacionales, pese a
lo cual nunca recibió el rodado. En ese con-
texto, reclamó la devolución de los importes
erogados, daño moral y daños punitivos.
La demandada opuso defensa de falta de
legitimación pasiva, afirmando que su plata-
forma de ventas y subastas on line se divide en
dos secciones: una destinada a compraventa
de bienes no registrables, en la que los datos
del vendedor son dados a conocer al adqui-
rente solo después que este decide concretar
la operación, haciendo el correspondiente
“clic” en el botón comprar (sección Mar-
ketplace) y otra para bienes registrables, en
donde los datos de los vendedores están pu-
blicados en la misma oferta, operando en tal
caso la plataforma como una simple sección
de avisos clasificados, sin que sea menester
manifestar una previa voluntad de compra,
ni registrarse en el sistema. Alegó que la ope-
ración que motivó el juicio se canalizó en el
marco de la segunda sección y que, por ende,
comprador y vendedor actuaron de manera
independiente y por afuera de la plataforma
comercial, cuyo titular asumió una posición
neutral respecto de las operaciones concreta-
das. Y que dicha posición neutral es adverti-
da a los usuarios en los términos y condicio-
nes que necesariamente deben ser leídos y
aceptados al momento de registrarse. En ese
orden de ideas la demandada sostuvo que
el servicio “Mercado Pago” que administra
juntamente con la plataforma electrónica no
se aplica en la sección clasificados, sino so-
lamente en lo referente a bienes no registra-
bles (sección Marketplace) y que ni siquiera
el relato del actor vinculado a cómo abonó el
precio se condecía con el funcionamiento de
dicho canal de pagos. Alegó y probó, también,
que no hubo cobro de ninguna comisión de
venta por parte del sitio web, que no podía
ser considerada responsable solidaria en los
términos del art. 40 de la ley 24.240 y que el
vendedor que defraudó al actor era un tercero
extraño, por quien no debía responder.
La sentencia de primera instancia admitió
la excepción de falta de legitimación pasiva
y rechazó la demanda. El decisorio fue recu-
rrido por el actor.
La Cámara Nacional Comercial, sala D,
confirmó la sentencia sosteniendo lo si-
guiente (52):
1) Cabe distinguir cuando el operador del
mercado electrónico de ventas o subastas on
fensa del Consumidor y Lealtad Comercial”, 29/12/2016,
LA LEY, 1017-A, 588. En ambos casos se aplicaron multas
a Mercado Libre, siguiendo la doctrina “Claps”, por infrac-
ción a los arts. 4, 9,13 y 34 de la ley 24.240 en el marco de
unas denuncias formuladas por usuarios que compraron
zapatillas cuya descripción no coincidía con las que fue-
ron entregadas a los compradores y habían sido opera-
ciones garantizadas por la demandada pues se concerta-
ron a través de Mercado Pago.
(50) BARRY, Luis Diego - BAUER, Eugenio, “El rol ac-
tivo como dirimente en materia de responsabilidad en
el comercio electrónico”, LA LEY, 2018-B, 526 y RCyS
2018-VI, 73, II.
(51) CNCom., sala D, “Kosten, Esteban c. Mercado Li-
bre SRL - Ordinario”, 22/3/2018, LA LEY, 1018-B, 526.
(52) En el voto del Dr. Heredia se realiza un excelen-
te análisis de la problemática que nos ocupa en el de-
recho comparado, de lectura muy recomendable, mu-
chas de cuyas soluciones se proyectan al caso resuelto.
No hay en el decisorio lo que este califica de un “desvío
line desempeña un rol pasivo o activo en la ope-
ración concretada a través de la plataforma.
2) El papel es pasivo o neutro cuando no
ha desempeñado un rol “que le permita ad-
quirir conocimiento o control de los datos
almacenados, es decir, cuando ha sido un
“mero canal” limitándose a proporcionar
un foro para una transacción entre un com-
prador y un vendedor”. Tal general exención,
se dice en el voto de Pablo Heredia, “se fun-
da en la circunstancia de que no es posible
responsabilizar al operador cuando actúa
efectivamente como un mero intermediario,
es decir, adoptando entre los destinatarios
del servicio (comprador y vendedor) una
posición neutral, meramente técnica, au-
tomática y pasiva, lo que impide que tenga
conocimiento y control de la información
almacenada” (53). El mero hecho de perci-
bir por dichos servicios una remuneración
no convierte al rol del operador en activo, ni
implica responsabilidad por los productos o
servicios vendidos (54).
3) Ello es “el correlato lógico de que no
puede imponerse a los prestadores de ser-
vicios de mero almacenamiento (hosting)
una obligación general de supervisar los
datos que transmitan o almacenen, ni una
obligación general de realizar búsquedas
activas de hechos o circunstancias que in-
diquen actividades ilícitas. Esto es así pues
se está en presencia de un intermediario que
se presenta como un alojador que no tiene
obligaciones “proactivas” (55).
4) A la inexistencia de una obligación ge-
neral de vigilar debe seguirle, como regla, la
ausencia de responsabilidad, tal como lo de-
claró nuestra Corte Suprema de Justicia de
la Nación al analizar el régimen de respon-
sabilidad de los “motores de búsqueda” en
Internet (56).
5) El acceso al mercado electrónico “está
estructurado como servicio cuyo contenido
prestacional se realiza mediante el desem-
peño diligente del programa prestacional
mismo, sin que el operador del mercado
asegure el resultado de los negocios que se
pueden celebrar por medio del mismo” (57).
6) Excepcionalmente, aun en caso de que
el operador del mercado electrónico se hu-
biere desempeñado en posición neutral, este
podría ver comprometida su responsabili-
dad si tuviera o hubiese podido tener cono-
cimiento efectivo del carácter ilícito de los
datos o si, tras haber adquirido dicho conoci-
miento no actuare con la diligencia requeri-
da para retirar esos datos o hacer que el acce-
so a ellos devenga imposible (58). El estándar
de diligencia debida debe ser modulado en
torno a los parámetros establecidos por los
artículos 1724 y 1725 Cód. Civ. y Com (59).
En tal caso, su responsabilidad sería subjeti-
va, con basamento en la culpabilidad.
7) La adquisición del efectivo conocimien-
to del ilícito puede tener lugar “a partir de
extranjerizante”, sino “la convicción de que el derecho
comparado puede servir para fundar decisiones justas,
basadas en criterios que han recibido aceptación en
países con un desarrollo similar al nuestro” (conside-
rando 3º).
(53) Ello lleva a distinguir entre la promoción que pue-
da realizar el operador como market place y la de los pro-
ductos en particular. En “Kosten”, con razón, se remarca
que deja de ser un prestador neutro quien realiza publi-
cidad y promoción de productos en particular, pero so-
lamente con relación a esos productos. Va de suyo que la
publicidad de otros productos o del market place no con-
vierte en activo al rol del titular plataforma ni en provee-
dor profesional de tales productos, ni modifica el carácter
neutro de su intervención.
(54) BARRY, Luis Diego - BAUER, Eugenio, ob. cit.
(55) Conf. LORENZETTI, Ricardo L., “Comercio Elec-
trónico”, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2001, ps. 278
y 293. En el voto del Dr. Heredia se señala que “el pres-
tador que organiza o gestiona el mercado electrónico,
hechos o circunstancias aptos para posibi-
litar, aunque mediante o por inferencias ló-
gicas al alcance de cualquiera, una efectiva
aprehensión de la realidad que se trate”. Si el
operador tiene motivos para sospechar razo-
nablemente que los usuarios de sus servicios
están cometiendo ilícitos, debe actuar y no
le está permitido ““apartar la vista” a fin de
sustraerse de la responsabilidad. Dicho de
otro modo, la “ignorancia premeditada” o la
“ignorancia culpable” equivale a un conoci-
miento efectivo” (60).
Se advierte una clara armonía, en este
punto, con la doctrina de la Corte Suprema
de Justicia en materia de responsabilidad
de los buscadores (61). En todos los casos,
se tratará de una responsabilidad no por el
contenido ilícito de los datos alojados en el
servidor, o por las conductas de los usua-
rios del servicio, sino por causada en una
omisión o inadecuada o injustificadamente
tardía retirada de los contenidos, o de la
omisión de adoptar las medidas de pre-
vención para bloquearlos. En otras pala-
bras, una responsabilidad emergente del
deber de prevenir el daño en los términos
del art. 1710 inc. a y b) Cód. Civ. y Com.
8) La solución es radicalmente diferente
cuando el operador del mercado electrónico
desempeña un papel activo, que le permite
adquirir conocimiento o control de los datos
almacenados, o en aquellos casos en que ha
recibido una orden judicial que razonable-
mente lo colocaba en situación de ejercer
una vigilancia activa sobre los contenidos, o
cuando presta una asistencia que se plasma
en optimizar la presentación de ofertas de
venta en cuestión, o en promoverlas o más
aún en financiarlas. Con mayor razón cuan-
do el autor del contenido ilícito actúa bajo la
dirección o control del operador del merca-
do electrónico.
9) En todos estos casos, se lee en el voto
del Dr. Heredia antes referenciado, “la prue-
ba de la participación activa del operador
del mercado electrónico (presupuesto indis-
pensable) podría generar su responsabilidad
en los términos del art. 40 de la ley 24.240
por el riesgo que deriva de tan especial con-
figuración del servicio. Pero si está ausente
ese específico escenario fáctico, lo dispuesto
en el art. 40 no sería de recibo con base en
consideraciones generales o abstractas que
prescindan de una adecuada indagación
acerca de si el operador del mercado prestó
efectivamente un papel activo en los térmi-
nos antes indicados”.
VII.3. Nuestra opinión
Reconociendo que el tema es opinable, y
su complejidad agravada por la ausencia
de un marco normativo adecuado, sus-
tentamos una posición que resumimos en
estos términos: algo más allá de “Kosten”,
bastante más acá de “Claps”.
como regla, no realiza una función de corredor, es decir,
no se obliga ante una parte a mediar en la negociación y
conclusión de uno o varios negocios, ya que no recibe nin-
gún encargo a ese fin, sino que el núcleo de su prestación
consiste en un servicio electrónico que permite acceder a
un conjunto de información enderezada a la consecución
de una finalidad, como la de que unos adquieran produc-
tos o servicios que otros enajenan, obteniendo el opera-
dor una retribución por ese servicio”.
(56) CS, “R., M. B. c. Google Inc. s/ daños y perjuicios”,
28/10/2014, consid. 16, TR LALEY AR/JUR/50173/2014.
(57) Del voto del Dr. Heredia en “Kosten”.
(58) BARRY, Luis Diego - BAUER, Eugenio, El rol acti-
vo como dirimente en materia de responsabilidad en el co-
mercio electrónico, LL 2018-B, 526 y RCyS 2018-VI, 73, II.
(59) BARRY, Luis Diego - BAUER, Eugenio, ob. cit.
(60) Del voto del Dr. Heredia en “Kosten”.
(61) CS, “R., M. B. c. Google Inc. s/ daños y perjuicios”,
28/10/2014, consid. 17, TR LALEY AR/JUR/50173/2014;
CS, “Gimbutas, Carolina V. c. Google Inc. s/ daños y

Nuestra opinión es la siguiente:
a) El titular de una plataforma electrónica
de comercio electrónico on line, en cual-
quiera de sus modalidades, no responde por
los daños que derivan de incumplimientos
de obligacionales o contractuales derivados
de operaciones concertadas a través de ella
cuando su rol es meramente pasivo o neutro
en la operación concretada.
b) Su papel es pasivo o neutro cuando se
limita a proporcionar a compradores y ven-
dedores un mero foro o canal para la posible
concreción de transacciones, informando
ello de forma clara, destacada y fácilmente
comprensible. Ello supone asumir una po-
sición meramente técnica y automática que
le impida tener conocimiento de la informa-
ción almacenada.
c) Cuando el rol es pasivo, no existe sobre
el titular de la plataforma un deber u obliga-
ción general de monitorear los contenidos
que se incorporan, ni hay responsabilidad,
en principio, por el mero almacenamiento y
transmisión meramente técnica y automáti-
ca de dichos datos alojados en su platafor-
ma.
d) Nos parece que, en tal caso, tampoco
puede seriamente hablarse de conexidad
contractual por defecto de todos los presu-
puestos del art. 1073, Cód. Civ. y Com. No
hay una finalidad económica común, pre-
viamente establecida, que lleve a proclamar
que uno de ellos ha sido determinante para
el logro del resultado perseguido.
e) La situación es radicalmente distinta
cuando la intervención del titular de la pla-
taforma de comercio electrónica “on line” es
activa.
Tal lo que sucede:
1) Cuando el operador desempaña un
papel que, razonablemente, en función de
las circunstancias particulares del caso, le
permite adquirir conocimiento o control de
los datos almacenados y, con mayor razón,
cuando efectivamente los tiene.
2) Cuando presta una asistencia que se
plasma en optimizar la presentación de ofer-
tas de venta de ciertos productos y servicios,
o en promoverlas.
3) Cuando financia las operaciones de
venta que a través de ella se concretan o ca-
naliza el pago de manera directa o indirecta
a través de empresas que integran su grupo
económico o a las que está ligada por cone-
xidad contractual (Mercado Pago, Mercado
Crédito, PayPal, etc.).
4) Cuando garantiza de cualquier modo
las operaciones que a través de la plataforma
se concreten.
5) Cuando genere una apariencia sufi-
ciente, basada en parámetros objetivos ra-
zonables, que lleven al consumidor a una
persuasión, basada en la buena fe, de que
su operación está alcanzada por la garantía
del titular de la plataforma. Tal lo que suce-
de cuando este publicita que se trata de una
compra protegida, o con entrega asegurada o
con oferta de restitución del importe en caso
de incumplimiento o de arrepentimiento.
Dicha noción de apariencia no puede ser
edificada, ni inferida, del mero hecho del al-
macenamiento y transmisión automática de
datos, ni de la circunstancia contingente de
que se pague un precio por esto último.
perjuicios”, 12/09/2017, consid. 3º, TR LALEY AR/
JUR/60631/2017.
(62) BARRY, Luis Diego - BAUER, Eugenio, ob. cit.
(63) Remitimos a lo expuesto en PIZARRO - VA-
LLESPINOS, ob. cit., p. 477 y ss.
6) Cuando el autor del contenido ilícito ac-
túa bajo asesoramiento, dirección o control
del operador del mercado electrónico.
7) Con mayor razón, cuando sea el propio
titular de la plataforma quien vende de ma-
nera directa el producto o el servicio.
8) Cuando habiendo desempeñado ini-
cialmente un rol pasivo (y, por ende, exento
de responsabilidad), adquiere conocimien-
to efectivo sobreviniente de la ilicitud de los
datos que se han publicado y no adopta las
medidas pertinentes para retirarlos o blo-
quearlos (argum. art. 1710 y concs., Cód.
Civ. y Com.) (62). En tal caso, su rol deja de
ser pasivo y se convierte en activo, quedan-
do a partir de ese momento emplazado en
calidad de proveedor profesional del pro-
ducto o del servicio en cuestión, con todo
lo que ello implica en el marco de la ley de
defensa del consumidor y normativa com-
plementaria.
f ) Nada impide que, en este último supues-
to, su responsabilidad pueda también puede
ser emplazada en torno a factores subjetivos
de atribución, que no son incompatibles en
modo alguno con la responsabilidad obje-
tiva antes señalada y que pueden inclusive
complementarla en el plano de la extensión
del resarcimiento y a la eventual atenuación
de la responsabilidad, particularmente en
los casos de dolo (argum. arts. 1728, 1742 y
concs. Cód. Civ. y Com.).
g) Cuando el titular de la plataforma es
emplazado en condición de proveedor
profesional del producto o del servicio co-
mercializado a través de esta, lo será a to-
dos los efectos. Va de suyo que deberá res-
ponder de manera concurrente o solidaria,
según los casos, con quien efectivamente
vendió el producto o el servicio e incum-
plió con sus obligaciones, sin perjuicio de
las acciones de regreso que puedan corres-
ponder.
h) En tal caso responsabilidad compren-
derá los daños que derivan de la lesión al
interés de prestación del adquirente (con-
sumidor), derivados del incumplimiento
absoluto o relativo de la obligación asu-
mida.
i) También responderá objetivamente por
los daños que resultan de la lesión a intere-
ses distintos del de prestación experimen-
tados por el consumidor y por terceros, por
productos y servicios riesgosos o peligrosos
en los términos del art. 40 de la ley 24.240
y de los arts. 1757 y 1758, Cód. Civ. y Com.,
cuando se configuren sus extremos de aplica-
ción (63). En todos los casos, sin perjuicio de
las acciones de regreso que puedan corres-
ponder.
VIII. La cuestión en el derecho proyectado
El tema que nos ocupa ha merecido trata-
miento en los tres proyectos de Código de
Defensa del Consumidor que actualmente
tienen tratamiento legislativo.
En general todas las regulaciones que se
han propiciado son perfectibles. Quizás, la
mayor falencia que pueda apuntarse sea
esta: haber perdido de vista que la respon-
sabilidad del titular de una plataforma de
comercio electrónico on line forma parte
de una problemática más amplia —la de la
responsabilidad de los proveedores de ser-
vicios en internet— que debería ser objeto
de una regulación orgánica más integral y
que contemple, por cierto, las particulari-
(64) Sus autores son: STIGLITZ, Gabriel Alejandro;
BLANCO MUIÑO, Fernando; D’ARCHIVIO, María Euge-
nia; HERNÁNDEZ, Carlos Alfredo; JAPAZE, María Belén;
LEPÍSCOPO, Leonardo; OSSOLA, Federico Alejandro;
PICASSO, Sebastián; SOZZO, Cósimo Gonzalo; TAM-
dades de cada tipología. Reiteramos que
no solo se plantean aquí problemas vin-
culados con la protección del consumi-
dor, sino otros de no menor importancia,
como son los relativos al impacto que este
tipo de operatorias pueden producir so-
bre derechos fundamentales de la persona
humana (intimidad, honor, imagen, iden-
tidad personal, etc.), sobre el derecho a la
información, la defensa de la competencia,
los derechos vinculados con la propiedad
intelectual, entre otros.
Se impone, en nuestra opinión, una re-
gulación orgánica más amplia y abarcativa,
dentro de la cual deberían regularse los as-
pectos específicos relativos a la tutela de los
derechos de los consumidores, pero tam-
bién otros de enorme importancia como los
relacionados con la protección del derecho
a la información, propiedad intelectual y de-
rechos afines.
VIII.1. El Proyecto de Código de Defensa
del Consumidor del Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos - Ministerio de Produc-
ción y Trabajo (2018)
Este excelente proyecto, por muy lejos el
mejor de los tres que tienen estado parla-
mentario, regula la problemática que nos
ocupa en su artículo 73 (64):
“Art. 73. Portales de venta o subasta on
line. De conformidad con las reglas de la
conexidad, la exención de responsabilidad
del operador electrónico solo será posible
cuando:
a) No ha desempeñado un rol activo en la
operación jurídico-económica, limitándose
a proporcionar únicamente un foro de tran-
sacciones, informando sobre ello de forma
clara, destacada y fácilmente comprensible;
b) No ha generado una particular confian-
za en el consumidor”.
La regla es que el operador responde por
las operaciones de ventas y de subastas on
line que se realicen en su plataforma (“...la
exención de responsabilidad del operador
electrónica solo será posible cuando....”).
La excepción se configura cuando aquel
se haya limitado a proporcionar un foro de
transacciones (hosting), informando de ello
de manera clara, destacada y comprensible.
O sea, cuando desempeña un rol puramen-
te neutral. Como se advierte, una suerte de
posición intermedia entre “Claps” y “Kos-
ten”, bastante más cercana a la primera que
a la segunda. Lógicamente, esta excepción
procede en tanto y en cuanto no se haya
generado una “particular confianza” en el
consumidor. La exigencia de “particular
confianza”, ciertamente criteriosa, pone en
evidencia que ella no puede ser inferida del
solo hecho de que se almacenen o transmi-
tan datos, ni de que la operatoria se realice
a través de un portal de internet. Es preciso
que existan elementos fácticos o jurídicos
que tengan objetivamente una aptitud razo-
nable para generar esa confianza, pondera-
ble atendiendo a las circunstancias de per-
sona, tiempo y lugar.
VIII.2. El proyecto de Código de Defensa del
Consumidor de los diputados Cornejo, Mes-
tre, Lema, Cacace, Contard, Fernández Lan-
gan y Torres)
También trata la cuestión que nos ocupa
en su art. 73:
“Portales de venta, subasta on line y otros.
Los operadores electrónicos o digitales
BUSSI, Carlos Eduardo; VÁZQUEZ FERREYRA, Roberto;
WAJNTRAUB, Javier Hernán. Ver: Anteproyecto de Ley de
Defensa del Consumidor, Sup. Especial Comentarios al
Anteproyecto de LDC, 27/03/2019, 901; TR LALEY AR/
DOC/677/2019
Miércoles 8 de septiembre de 2021 | 7
responderán de manera objetiva, con fun-
damento en las reglas de la confianza y la
conexidad contractual. Para las eximentes,
resultan aplicables los artículos 1729 y 1733
del Código Civil y Comercial”.
Se consagra claramente la doctrina
“Claps”, convirtiéndose al titular de la
plataforma en un proveedor profesional
más, que termina garantizando de ma-
nera absoluta (y respondiendo solidaria-
mente) por cualquier operación que se
realice a través de su plataforma.
Es una solución desequilibrada, ca-
rente de todo antecedente sustentable
en el derecho comparado, que no dis-
tingue según su rol haya sido activo o
pasivo.
Al no diferenciar entre rol activo y pasivo,
termina imponiendo una garantía que solo
puede tener basamento en un inexistente
deber general de supervisión y monitoreo
de absolutamente todos los contenidos que
se suban a la plataforma, que está a contra-
pelo de todos los criterios que hoy se acep-
tan pacíficamente en el derecho compara-
do y con los propios estándares de mínima
que la Corte Suprema de Justicia ha fijado
para los proveedores de servicios en inter-
net por el solo almacenamiento y trans-
misión neutra de datos (65). De allí que la
constitucionalidad del sistema proyectado,
en cuanto puede afectar en su sustancia el
derecho a la información, sea muy dudosa.
VIII.3. El proyecto del diputado José Luis
Ramón
En sus artículos 229, 239, 317, 320 y concor-
dantes consagra una solución similar al an-
terior y es pasible, también por sus evidentes
desequilibrios (característica distintiva de esta
iniciativa legislativa), de las mismas observa-
ciones anteriormente formuladas.
En el art. 329 se expresa sin ambigüeda-
des: “...El proveedor intermediario digital y el
proveedor oferente, cualquiera sea la partici-
pación que tengan o la actividad que desarro-
llen en la relación de consumo, quedan soli-
dariamente obligados por el cumplimiento
del presente Código ante las y los consumido-
res, sin perjuicio de las acciones de repetición
que pudieren corresponder entre ellos”.
Podría pensarse que propuestas norma-
tivas como las que propician —segura-
mente de manera bien intencionada—
los dos últimos Proyectos precedente-
mente analizados tienen por finalidad
brindar a los consumidores una protec-
ción más estricta, convirtiendo, sin nin-
gún tipo de matizaciones, al denomina-
do “proveedor intermediario digital” en
coobligado solidario y garante de toda
operación que se realice en su platafor-
ma, sin discriminación alguna de su rol
activo o pasivo (neutro).
Nos parece que con este razonamiento
se terminarán produciendo algunos efectos
nocivos que podrían ser minimizados a tra-
vés de una regulación más sensata y equili-
brada.
Por lo pronto, una solución normativa
que convierta al titular de la plataforma
en una suerte de garante y corresponsable
solidario de todo lo que se comercializa en
ella, conducirá a que desaparezcan produc-
tos como los meros avisos clasificados, con
(65) CS, “Rodríguez María Belén c. Google Inc.”,
28/10/2014, Fallos, 337:1174; ídem, “Gimbutas, Caroli-
na del V. c. Google Inc.”, 12/9/2017, LA LEY, 2017-E, 266;
ídem, “M., V. R. c. Yahoo! SRL Argentina y otros/ ídem,
daños y perjuicios”, TR LALEY AR/JUR/90772/2021 .
8 | Miércoles 8 de septiembre de 2021

intervención neutra en la operatoria por
parte de aquel, que suelen ser de muy bajo
costo e, inclusive, muchas veces, gratuitos.
Difícilmente el titular de la plataforma
estará dispuesto a mantener este tipo de
operatoria en la cual gana poco y puede
perder mucho. Por tal motivo, declámese
lo que se declame, los grandes perjudica-
dos terminarán siendo quienes pretendan
comercializar sus productos a través de esa
modalidad, sencilla y económica, de avisos
clasificados on line, a través de esas plata-
formas, y quienes estén interesados en ad-
quirir productos y servicios por esa vía que
se verán privados de un importante canal
de información.
Con ello se afectará no solo una modali-
dad de operatoria comercial (que no involu-
cra exclusivamente a proveedores profesio-
nales y consumidores, mas también a quie-
nes no lo son), sino además el derecho a la
información que ella trasunta y que se verá
degradado en su esencia con en el marco de
una regulación desequilibrada como la que
se propone. Y por esa vía, se terminará bene-
ficiando económicamente a los titulares de
las plataformas, quienes cerrarán las puer-
tas a este tipo de operatorias no rentables y
solo terminarán admitiendo aquellas en las
que intervienen activamente, garantizando
la operación a través de sus brazos financie-
ros o crediticios. O sea, en las que más co-
bran y las que les resultan más redituables
financieramente.
Es dable esperar que a la hora de tratar
esto temas, el Congreso de la Nación se haga
cargo de la necesidad de una regulación in-
tegral, profunda y equilibrada de la respon-
sabilidad de todos y cada uno de los provee-
dores de servicios en internet, procurando
un adecuado y razonable equilibrio de los
derechos constitucionales comprometidos,
incluidos el derecho a la información y los
derechos de los consumidores y usuarios.
Cita on line: TR LALEY AR/DOC/2538/2021
Más información
Silvestre, Norma O. - Wierzba, Sandra M.,
“Economía colaborativa. Concepto, regulación
y responsabilidad civil”, LA LEY 05/10/2020,
1, TR LALEY AR/DOC/2887/2020
Libro recomendado
Aspectos Jurídicos de las Aplicaciones
de Plataformas
Autor: Veltani, Juan
Edición: 2020
Editorial: La Ley, Buenos Aires

Nota a fallo
Obligación de pagar
expensas
Unidad destinada a garaje. Deuda de ex-
pensas. Interpretación del Reglamento de
Copropiedad. Ausencia de contestación de
demanda. Efectos.
1. - Si resulta claramente del texto del Regla-
mento de Copropiedad —que solo pue-
de ser así interpretado—, así como de la
documental adjunta, que la parte actora
no debe abonar las expensas comunes
que le imputa la aquí demandada, toda
vez que dichos rubros no deben estar a
su cargo y, como se dijo, están errónea-
mente liquidados; corresponde entonces
que se emita el certificado de libre deuda
a los accionantes, respecto de la deuda
discutida, y que se los excluya de las fu-
turas liquidaciones de expensas, en los
términos expresamente ordenados en el
Reglamento de Copropiedad y Adminis-
tración.
2. - Si de la lectura del Reglamento de Co-
propiedad surge que, efectivamente,
resulta prístino en su redacción lo refe-
rido a los rubros de los que se encuen-
tran excluidos de abonar los titulares
de la unidad funcional destinada a ga-
raje, y se les ha exigido erróneamen-
te el pago de expensas, corresponde
hacer lugar a la demanda. Los admi-
nistradores no podían realizar por su
JNCiv. Nro. 57, 13/03/2020. - Cano, Marcelo
Héctor y otros c. Consorcio Aráoz 984 s/ Ac-
cuenta una virtual modificación del Re-
glamento, ya que para ello es necesa-
ción Declarativa – Cumplimiento de regla-
mento de copropiedad.
ria la unanimidad de los consorcistas,
incluidos los actores.
[Cita on line: TR LALEY AR/JUR/81948/2020]
3. - Si la parte demandada no se presentó
en tiempo a contestar la demanda, a
pesar de haber sido legalmente no- Costas
tificada, puede hacerse efectivo a su
respecto el apercibimiento contenido La demandada
en el art. 356, inc. 1° del Código de
rito, lo cual importa el reconocimien-
to tácito y ficto de los hechos argüi- [El fallo in extenso puede consultarse en
dos y documentación adjunta con la Atención al Cliente, http://informaciónle-
demanda. gal.com.ar o en Proview]

Obligación de pagar inexigible a los accionantes con base en

lo que surge del art. 4 del Reglamen-
en tanto que lo contrario implicaría una
violación a los derechos de los recla-
CNCiv., sala I, 08/04/2021. - Cano, Marcelo
Héctor y otros c. Consorcio Aráoz 984 s/ Ac-
expensas to de Copropiedad, en virtud de que la
unidad funcional está destinada a ga-
mantes. ción declarativa.

Unidad destinada a garaje. Inexigibilidad del
pago de expensas comunes. Exclusión realizada
en el Reglamento de Copropiedad. Ausencia de
facultades de la administración para modificar
unilateralmente la forma de liquidar expensas.
1. - La sentencia que resolvió que la deu-
da impuesta por la demandada resulta
raje y no participa del pago de expen-
sas comunes, debe confirmarse, pues,
para liquidar las expensas del modo en
que se hizo, resultaba necesario modi-
ficar previamente tal reglamento que,
de acuerdo con lo previsto por el art. 9
de la ley 13.512, debe ser decidido con
audiencia de todos los copropietarios,
2. - Más allá de que para utilizar las co-
[Cita on line: TR LALEY AR/JUR/6669/2021]
cheras sea necesario acceder a ser-
vicios o sectores que generen eroga-
ciones —o no—, no se observa que la [El fallo in extenso puede consultarse en
administración pueda modificar la for- Atención al Cliente, http://informaciónle-
ma de liquidar las expensas unilate- gal.com.ar o en Proview]
ralmente, ante la vigencia del Código
Civil y Comercial.

Alcance de la obligación de pago de expensas comunes

en propiedad horizontal
Cecilia A. Villanustre Eugenia C. Rodríguez Villanustre
Abogada. Mediadora. Profesora Adjunta Ordinaria en la Cátedra de Derechos Abogada. Doctoranda en la Facultad de Derecho (UNMdP). Ayudante en Cátedra
Reales de la Facultad de Derecho (UNMdP). de Parte General del Derecho Civil en Facultad de Derecho (UNMdP).

SUMARIO: I. Expensas comunes: ¿Qué son?.— II. La proporción de contribución al sustento de la cosa común, ¿es en proporción al porcentual de propiedad o a un porcentual to-
mado sobre el valor de la cosa?.— III. Expensas de mantenimiento y expensas que atienden a la función o prestación de la cosa común.— IV. El caso en análisis.— V. La modificación
del reglamento de propiedad horizontal en el cargo de las expensas comunes.

El fallo que nos convoca en su contenido
aborda dos temas centrales. Por una parte, se
trata cuál es la causa fuente generadora de la
obligación de pago de expensas en propie-
dad horizontal y la posibilidad de que existan
copropietarios del edificio titulares de unida-
des funcionales que se encuentren exentas
del pago de expensas. El otro tema es el al-
cance de las disposiciones reglamentarias y
la necesidad de su respeto por la comunidad
consorcial.
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) “Expense” del inglés “gasto” “desembolso”
(WordReference.com). Expensas en el Diccionario de la
Ahora bien, antes del desarrollo de es-
tos puntos analizaremos conceptos básicos
como los siguientes:
I. Expensas comunes: ¿Qué son?
Para comenzar el tratamiento de cualquier
instituto legal, me parece necesario que par-
tamos de contenidos básicos o esenciales.
En este caso, trataremos muy brevemente el
concepto de expensas comunes”
RAE, “Gastos, costas” y que ejemplifica con el vocablo
“litis expensas”.
Ya conocemos todos que se trata de obli-
gaciones que nacen con la propiedad hori-
zontal misma, en vista de la necesidad de
mantener las partes comunes del edificio.
Todo edificio de propiedad horizontal tie-
ne sectores que son comunes, es decir que
en mayor o menor medida prestan una uti-
lidad a todos los consorcistas, como el hall
de entrada, las puertas, pasillos, ascenso-
res etc.
En todo Reglamento de Propiedad Hori-
zontal encontraremos entre los primeros ar-
tículos la enumeración de las partes comu-
nes del edificio.
Ahora bien, por qué hablamos de “expen-
sas comunes”.
La denominación proviene del latín ex-
pensa: [dinero] gastado (1). La expensa
es, pues, un gasto.
La denominación de “comunes” provie-
ne de la causa de dicho gasto. Es “común”,
porque sostiene o atiende a los gastos de
las partes “comunes” del edificio. Es decir,
aquellas partes del edificio de propiedad
horizontal que se encuentran bajo el con-
dominio con indivisión forzosa perdura-
ble.

Como norma básica del condominio, son
los condóminos quienes deben solventar
los gastos de la cosa común. En particular
dice el art. 1991 del Código Civil y Comer-
cial: Gastos. Cada condómino debe pagar
los gastos de conservación y reparación de la
cosa y las mejoras necesarias y reembolsar a
los otros lo que hayan pagado en exceso con
relación a sus partes indivisas. No puede li-
berarse de estas obligaciones por la renuncia
a su derecho.
Es decir que el hecho de ser propietario
“en común” genera la obligación de pago;
el derecho que se genera a nuestro favor por
tener una propiedad en condominio, nos
genera a la vez la obligación de mantener o
sostener esa cosa contribuyendo con los gas-
tos de conservación y reparación de la cosa
común.
Es lógico entonces que si nuestra obliga-
ción de pago proviene de nuestro carácter de
propietarios, debamos contribuir al pago de
los gastos que genera la cosa, en la medida
de nuestra propiedad sobre la cosa común.
Así, si somos dueños de un 25% de la propie-
dad, deberemos de solventar el 25% de los
gastos que la cosa provoca. Ello sin perjuicio
de lo que se pueda pactar o normar con re-
lación a la forma de solventarse los gastos:
si en forma simplemente mancomunada o
solidaria (2).
Es por nuestro carácter de condóminos
que debemos pagar. En la propiedad hori-
zontal debemos pagar para mantener todas
aquellas cosas de las cuales somos condó-
minos, es decir, todas las partes comunes del
edificio.
Como ya hemos dicho, las partes comunes
de un edificio dependerán de lo que consig-
ne al respecto el Reglamento de Propiedad
Horizontal. Esas partes son las que debemos
mantener como copropietarios que somos
de ellas.
Tal como se regula desde la normativa del
Condominio, los copropietarios no pueden
sustraerse de la obligación de pago que
trae aparejado el carácter de propietario.
Es decir, mientras seamos condóminos te-
nemos la obligación de pagar los gastos de
conservación, reparación y mantenimiento
de nuestra cosa común y las mejoras nece-
sarias.
También dentro de la normativa del
condominio simple, advertimos que no
habla de gastos generados por el funcio-
namiento sino de conservación y repara-
ción (art 1991 Cód. Civ. y Com.). Hace-
mos notar, también, que refiere obliga-
ción de pago de las “mejoras necesarias”.
Véase que, dentro de las mejoras, señala
como obligación de pago solo las mejo-
ras “necesarias” (3) . El concepto de mejo-
ra necesaria se encuentra en el art. 1934
inc. d) diciendo que es: “la reparación
cuya realización es indispensable para la
conservación de la cosa”. Hasta allí nues-
tra obligación legal de pago como condó-
minos.
Ahora, un poco más en claro sobre qué
es una expensa y cuál es la causa legal que
determina su pago, podremos evaluar qué
sucede en la Propiedad Horizontal al res-
pecto.
La hoy derogada ley 13.512 regulaba esta
obligación en su art. 8 y decía:
(2) La forma de abonar los gastos es independiente
de la obligación que genera el deber de contribuir. Así el
deber de contribuir estará generado por mi participación
en la propiedad, en líneas generales cada condómino
responderá por su parte viril, pero entre los condóminos
pueden pactar o provenir de fuente legal, la existencia de
obligación de pago solidaria. Ya sea entre sí, o frente a
terceros.
“Los propietarios tienen a su cargo en
proporción al valor de sus pisos o departa-
mentos, salvo convención en contrario, las
expensas de administración y reparación de
las partes y bienes comunes del edificio, in-
dispensables para mantener en buen estado
sus condiciones de seguridad comodidad y
decoro. Están obligados en la misma forma,
a contribuir al pago de las primas de seguro
del edificio común y a las expensas debidas
a innovaciones dispuestas en dichas par-
tes y bienes comunes por resolución de los
propietarios, en mira de obtener su mejo-
ramiento o de uso y goce más cómodo o de
mayor renta”.
La normativa era muy clara en su con-
cepto. El objeto de estas expensas era
mantener las partes y bienes comunes del
edificio. O sea, las partes comunes del edi-
ficio.
El alcance era más amplio que en el
condominio, porque no solo debían pa-
gar los gastos generados por la repara-
ción y mantenimiento en buen estado de
seguridad, comodidad y decoro de esas
partes comunes, sino también las expen-
sas generadas por las innovaciones y me-
joras dispuestas en resoluciones asam-
blearias.
Lo que sí podemos señalar es que esta ley
hablaba de que el “cargo” de estos gastos,
o sea la proporción en que se obligaban al
pago, estaba dada por una proporción del
valor de los departamentos.
En el Código Civil de Vélez, cuando se
hablaba de las obligaciones de los condó-
minos el art. 2685 se hablaba de la obli-
gación de contribuir con los gastos de la
cosa en proporción a sus partes. No obs-
tante ello, en el art. 2704 cuando se habla-
ba de la administración de la cosa común,
se mencionaba que, para la decisión en
materia de administración, no se compu-
taría el voto en forma numérica (por ca-
beza) sino en proporción a los “valores”
de la parte de los condóminos en la cosa
común.
II. La proporción de contribución al sustento
de la cosa común, ¿es en proporción al por-
centual de propiedad o a un porcentual to-
mado sobre el valor de la cosa?
Comenzamos por la conclusión a la que
arribamos:
Concluimos que el Código Civil y luego la
ley 13.512 tomaban como sinónimo de “par-
te proporcional” —o porcentual en el con-
dominio— lo que denominaban “parte de
valor” o “valor de la parte”.
La conclusión es de lógica pura: Si te-
nemos un objeto común que vale 100 pe-
sos, cada parte de la cosa tiene el mismo
valor. Es decir, el 20% vale 20 pesos, el
36% vale 36 pesos. Ello por cuanto el valor
de la cosa es de todos por igual, al igual
que la propiedad de la cosa es de todos
por igual, y su ejercicio será cuantificado
acorde su “parte” o su “parte de valor”; y
en este sentido su proporción en la pro-
piedad coindice con la proporción del
valor, de allí que se deba interpretar que
Vélez Sarsfield las tomara y utilizara como
sinónimos.
Este detalle es importante, por cuanto
encontraremos muchos reglamentos que
(3) Véase la clasificación de mejoras en el art. 751 del
Cód. Civ. y Com.
(4) Nos ha tocado escuchar alegaciones sobre la pro-
cedencia de considerar el valor de las unidades funciona-
les de un edificio como determinantes de la proporción
en la que se encuentra obligado a contribuir el integrante
de la propiedad horizontal. En esta posición se pretende
que, la pauta proporcional se encuentre fijada por los va-
hablan de “parte de valor” haciendo apli-
cación textual del art. 8 de la ley 13.512. Lo
que propiciamos es que sean interpretados
como “parte en la proporción del condomi-
nio”. No hay por qué tener otro tipo de apre-
ciación (4).
No deseamos explayarnos demasiado en
este concepto, pero sería imposible tener
otra conclusión al respecto, porque puede
pensarse que el término proporción de va-
lor tiene que ver con lo que cuesta en dinero
una unidad, cualquiera sea. Por ejemplo, los
locales comerciales de planta baja en gene-
ral tienen más valor que las unidades fun-
cionales de los pisos. Los departamentos del
último piso por encontrarse más expuestos
a sufrir daños por filtraciones de terraza tie-
nen un valor inferior que las de los otros pi-
sos. Los departamentos del primer piso hoy
tienen menos valor que los de los pisos su-
periores por la mayor incidencia de los rui-
dos, mientras que 10 o 15 años atrás tenían
más valor que las unidades de los pisos altos,
por la facilidad de acceso, al tener que subir
solo un piso.
Ello es así por una mala apreciación del
concepto base generador de la obligación de
pagar expensas.
En efecto, es común escuchar no solo en
propietarios sino también en profesionales
del derecho, e incluso académicos, que “la
unidad “tal” —pongamos una cualquiera
4º A— paga una cantidad determinada de
expensas. Otra unidad, pongamos 3º H paga
otra cantidad y terminan identificando “la
unidad” con la obligación de pago. Es así,
que luego sostienen que al tener un mayor
valor el departamento 4º A que el 3º H, por-
que el primero tiene vista al campo de golf
y el segundo no la tiene, la primera unidad
debe pagar más expensas.
Se termina confundiendo el valor de la
unidad con la obligación de pago de expen-
sas; y ello no es correcto.
Básicamente se olvidan de cuál es la cau-
sa-fuente generadora de la obligación de
pago de expensas, que no es el “departa-
mento en sí”, sino la proporción que posee
el titular de ese departamento de las cosas
comunes, que forman el condominio con
indivisión forzosa perdurable que existe
necesariamente en toda propiedad hori-
zontal.
Esta proporción de propiedad, en gene-
ral, se obtiene por la incidencia en metraje
que tienen las unidades funcionales so-
bre el 100% del edificio. De tal modo que
la suma de todos los porcentuales de las
unidades funcionales genera el 100% de
propiedad sobre las partes comunes (5) es
una relación generada por los metros cua-
drados de cada unidad funcional sobre el
total.
Es así, que, si resulto titular del 12,5% de
las partes comunes, es porque el porcentual
de mi unidad en el conjunto de unidades es
12,5%. Esta es la relación que se establece
entre el metraje de la unidad funcional y la
incidencia en la propiedad de las partes co-
munes.
De allí se sigue que si tengo, por ejemplo,
el 12,5% de la copropiedad de las partes co-
munes del edificio, deba sufragar los gastos
que genera mi copropiedad, o sea el 12,5%
de los gastos.
lores de las unidades en el contexto total. No considera-
mos acertada esa posición. Es más, es claramente una
fuente de conflictos y una injusta distribución de los gas-
tos como exponemos.
(5) Si la unidad funcional tiene una incidencia en el
edificio de 12,5% su propiedad de las partes comunes
será 12,5% y así con cada una de las unidades. Juntas lle-
gan el 100% de la propiedad.
Miércoles 8 de septiembre de 2021 | 9
No solo es de lógica llegar a esta conclu-
sión, sino que ello es por aplicación de las
pautas generales del condominio a este
caso, dado que justamente estamos ha-
blando de las partes del edificio en condo-
minio.
Además existe una razón de justicia bási-
ca:
No puede tenerse por parámetro justo el
valor “económico” de una unidad funcional
en mercado, dado que ello varía no solo con
las modas inmobiliarias, sino también con
la inversión en mantenimiento o mejoras
que puedan hacerles sus propietarios. De
hecho un departamento reciclado tiene un
valor diferente de uno que no lo está, ambos
siendo parte del mismo edificio y teniendo
el mismo metraje. No puede pretenderse
que para la carga de los gastos comunes se
tome en cuenta “el valor de mercado” de
una unidad funcional, dado que ello afecta-
ría la seguridad jurídica, Nunca sabríamos
a ciencia cierta cuánto deberíamos pagar
de expensas, puesto que ello dependería
del valor de las unidades, de cómo las con-
serven sus dueños, y no es esa la finalidad
de la ley.
Pero para cerrar este punto de opinión,
cabe validar la respuesta a esta pregun-
ta, el valor de los cimientos, muros divi-
sorios, ascensores, pasillos, escaleras, y
demás partes comunes del edificio que
son las que se sufragan en sus gastos con
las expensas, ¿tienen más valor para un
copropietario que para otro, o se trata de
una parte del edificio que vale para todos
igual?, otras preguntas que nos ayudan a
comprender lo que expongo serían las si-
guientes: ¿el pasillo del primer piso vale
más que el del segundo piso y menos que
el del último piso? (6), las estructuras del
edificio ¿tienen un valor diferente para el
departamento del 5to piso que para el lo-
cal de planta baja? Ciertamente que no.
Entonces, si con las expensas se abonan
los gastos de mantenimiento de las partes
comunes de un edificio, de las cuales son
dueños todos los condóminos, ¿por qué
causa una unidad pagaría más que otra, a
igual proporción de titularidad condomi-
nial? No cabe otra conclusión más cohe-
rente que la de determinar la proporción
del pago, para el mantenimiento de las
cosas comunes, tomando el porcentaje
de dominio que se tiene de esa cosa co-
mún (7).
La proporción que deba pagar en con-
cepto de expensa una unidad funcional
tiene que poder ser apreciado con seguri-
dad y siempre de la misma forma, y sobre
todo analizando la esencia y naturaleza
del gasto y la causa fuente de la obliga-
ción del pago de mantenimiento de la
cosa común que se realiza a través de la
expensa.
Clarificado este concepto, debemos anali-
zar qué obligaciones tiene hoy el condómino
de la propiedad horizontal por su participa-
ción en la propiedad de las partes comunes
del edificio.
El Código Civil y Comercial trata este tema
en la parte destinada a regular las obligacio-
nes de los copropietarios en Propiedad Hori-
zontal, en el artículo 2046 en el inciso c) dice
que es el propietario debe: “Pagar expensas
comunes ordinarias y extraordinarias en la
proporción de su parte indivisa”
(6) Por ende ¿el que transita el pasillo del primer piso
debe pagar más?
(7) Aunque luego de razonar lo expuesto, parezca
imposible tener otra conclusión, existen posiciones que
sostienen que el costo de las expensas en propiedad
horizontal, deben vincularse al valor de la unidad (Car-
ta Adrian Curso de Post Grado en Derecho Inmobiliario
UBA).
10 | Miércoles 8 de septiembre de 2021
Aquí nos está fijando un criterio de alcan-
ce de la obligación de pago de expensas. Es-
tablece en proporción a la “parte indivisa”
lo que es lo más razonable y jurídicamente
sustentable.
Sin embargo ello no impedirá que el Regla-
mento de Propiedad Horizontal establezca
otro tipo de parámetro para el pago de las ex-
pensas comunes (8).
También encontramos este tema al abordar
el art. 2048 del Cód. Civ. y Com.:
Nos dice: “Asimismo, debe pagar las expen-
sas comunes ordinarias de administración y
reparación o sustitución de las cosas y partes
comunes o bienes del consorcio, necesarias
para mantener en buen estado las condicio-
nes de seguridad, comodidad y decoro del
inmueble y las resultantes de las obligaciones
impuestas al administrador por la ley, por el
reglamento o por la asamblea.
Igualmente son expensas comunes ordina-
rias las requeridas por las instalaciones nece-
sarias para el acceso o circulación de personas
con discapacidad, fijas o móviles, y para las
vías de evacuación alternativas para casos de
siniestros.
Debe también pagar las expensas comunes
extraordinarias dispuestas por resolución de
la asamblea”.
Como primera acotación debemos señalar
la mala redacción del artículo al hablar en
materia de expensas de “bienes del consor-
cio”. El Consorcio si bien es persona jurídica
en este nuevo sistema legal, no fue dotado
de patrimonio. Pero más allá de eso, hay
algo que sí es muy claro: las expensas están
destinadas a sufragar los gastos de la “co-
propiedad común”; o sea de aquellas partes
del edificio que los titulares de las unidades
funcionales tienen el “copropiedad indivisi-
ble”. El Consorcio no tiene propiedad en las
partes comunes (9). La ley 13.512 tenía una
redacción más precisa, dado que hablaba de
las partes comunes del “edificio”.
El concepto de obligación de pago de ex-
pensas es similar al de la ley 13.512, pero con
matices, en parte —solamente— repite al
art. 8 de la derogada ley.
La obligación que traía la ley 13.512 se limi-
taba al pago de las erogaciones “indispensa-
bles” y este nuevo artículo habla de las expen-
sas “necesarias”.
En verdad el vocablo “indispensable” po-
nía un criterio inconfundible a la obligación
de pago y era un límite claro para el Admi-
nistrador del consorcio, que solo quedaba
autorizado a realizar gastos “Indispensables”
o sea aquellos que sin duda alguna eran me-
nester realizar. En cambio, el nuevo vocablo
“necesarias” abre un panorama más amplio.
El concepto de “necesidad” es menos estricto,
deja un margen de acción mucho más amplio
dado que el criterio de “necesario o no” mu-
chas veces depende de la opinión personal de
(8) Ver ALTERINI Jorge, “Código Civil y Comercial
Comentado Tratado Exegético”, t. IX comentario al
art. 2046.
(9) Con esto quiero dejar en claro que no es posible
confundir la copropiedad indivisa de los integrantes del
Consorcio, con los “bienes” de la persona jurídica Con-
sorcio. Por lo menos el Código Civil y Comercial no nos
habla de tales “bienes” ni los identifica tampoco. En la
redacción de la norma supra transcripta la utilización de
la conjunción “o” daría lugar a pensar que está llamando
de manera indistinta a los bienes en condominio indiviso,
y ello no puede ser admitido. Es un error suponer siquiera
que los bienes en condominio pro indiviso que son de los
condóminos son del Consorcio. En la redacción si se hu-
biera querido referir a otros bienes debió de utilizarse la
conjunción copulativa “y”.
(10) Esta posición del Código nos recuerda el viejo ar-
tículo del profesor Laquis, quien hablaba de la clasifica-
alguien. Con lo cual el concepto de obligación
de pago en cuanto a expensas comunes se ha
flexibilizado generando un marco de mayor
giro o libertad para los administradores, que
ya dejan atrás el concepto de “indispensable”.
Luego agrega que las expensas que está
obligado a sufragar el copropietario pueden
ser establecidas por la ley (como por ejemplo
el pago de los gastos de seguros de incen-
dio o de administración), por el reglamento
(instrumento en el cual reside fundamental-
mente el marco obligacional en el pago de las
expensas, dado que es el instrumento por ex-
celencia donde se regulan), y la Asamblea (la
que como órgano de poder máximo en la pro-
piedad horizontal, puede generar decisiones
de erogaciones comunes). La parte final del
artículo que habla de expensas extraordina-
rias dispuestas por asamblea es redundante,
dado que ya estaba comprendida en lo nor-
mado en el párrafo que comentamos.
Llegamos así a determinar la fuente obliga-
cional del pago de expensas y tenemos como
resultado, tres posibles fuentes: La ley, el Re-
glamento de Propiedad Horizontal y las deci-
siones de las Asambleas.
Tenemos entonces tres claras fuentes lega-
les que causan la obligación de pago de las
expensas comunes.
Por lo tanto, cuando buscamos conocer si
estamos obligados al pago de determinado
gasto que se nos quiere imponer por alguna
circunstancia, tenemos tres posibles búsque-
das a realizar, que son: qué nos dice el Código
Civil y Comercial, qué nos impone el Regla-
mento de Propiedad Horizontal, y finalmente
las Actas de las Asambleas del Consorcio, ya
sean Asambleas Ordinarias o Extraordinarias.
Con ello habremos relevado todas las po-
sibilidades de llegar a agotar el conocimiento
del tema para el consorcio en particular.
III. Expensas de mantenimiento y expensas
que atienden a la función o prestación de la
cosa común
En la actualidad el concepto de expensas
comunes se ha complejizado.
Ello está dado por una parte por la apari-
ción en las disposiciones legales de “partes
comunes no indispensables”.
Es decir, existe una clasificación entre las
partes comunes. En aquellas que son “indis-
pensables” y las otras que no lo son.
Las partes comunes no indispensables es-
tán normadas en el art. 2042 del Cód. Civ. y
Com. y nos dice que son: Art. 2042.- Cosas y
partes comunes no indispensables. Son cosas y
partes comunes no indispensables: a) la pisci-
na; b) el solárium; c) el gimnasio; d) el lavade-
ro; e) el salón de usos múltiples. Esta enumera-
ción tiene carácter enunciativo (10).
Es decir que estas partes del edificio pue-
den o no estar como partes comunes. O bien
ción de las cosas comunes en la propiedad horizontal. Ver
LAQUIS, Manuel A., “Una interpretación sobre el carác-
ter y clasificación de las cosas comunes en la ley 13.512”,
JA, 1966-VI-54.
(11) Aquí debemos tener presente que no estamos ha-
blando de que las partes enumeradas en el artículo co-
rrespondan a un propietario en particular, porque, si tal
fuera el caso, no serían partes comunes sino partes priva-
tivas de un copropietario y por ello una unidad funcional
más; o parte de una unidad funcional exclusiva.
(12) En estos casos era imposible el goce por parte de
todos los propietarios. Por otra parte, no se podía dejar
sin acceso al patio solar dado que era menester su man-
tenimiento y limpieza, evitar que los desagües se tapen,
por ejemplo, generaba la necesidad de acceso a dicho
sector.
(13) En este punto vale aclarar que no nos estamos
refiriendo al caso en el cual el balcón o el patio solar se
pueden ser sectores del edificio que solo es-
tén en comunidad de determinadas unidades
funcionales o no de otras (11).
Por último puede darse que caso de que,
aun siendo partes comunes del consorcio, di-
chos sectores solo sean de acceso para ciertas
unidades funcionales que pueden disfrutar-
las y otras no. Esto venía sucediendo de hecho
en los patios solares (12) de los edificios que
siendo comunes eran solo de disfrute directo
para aquel propietario de la planta baja que
salía directamente de su unidad al patio y dis-
frutaba de ese espacio. En otro aspecto podría
verse también en los balcones que en muchos
reglamentos son de propiedad común, pero
de uso exclusivo del copropietario que tiene
la unidad funcional donde se encuentra di-
cho balcón (13). En una perspectiva más ac-
tual de la propiedad horizontal donde existen
edificios con amenities variados, esto podría
pasar con canchas de tenis, sectores de pileta
en jardines, por ejemplo, que, encontrándose
dentro del lote de terreno común, no sean de
acceso para todas las unidades funcionales
sino solamente para algunas de ellas.
Para vincular esta regulación, debemos
atender al concepto de “Cosas y Partes Co-
munes” que nos trae ahora el art. 2040 del
Cód. Civ. y Com. donde nos dice:
“Son comunes a todas o a algunas de las
unidades funcionales las cosas y partes de uso
común de ellas o indispensables para mante-
ner su seguridad y las que se determinan en el
reglamento de propiedad horizontal. Las co-
sas y partes cuyo uso no está determinado, se
consideran comunes. Sobre estas cosas y partes
ningún propietario puede alegar derecho ex-
clusivo, sin perjuicio de su afectación exclusiva
a una o varias unidades funcionales”.
Vemos que habla de propiedad común,
pero que ella puede darse solo en parte de
las unidades funcionales: Dice: Son comu-
nes a “todas o a algunas de las unidades fun-
cionales”.
De este modo podemos tener una copro-
piedad de partes indivisas que no sea igual
para todas las unidades.
Es un nuevo concepto en propiedad hori-
zontal.
En la ley 13.512 solo se hablaba de partes
comunes y partes privativas. Las partes priva-
tivas, tenían una proporción determinada de
propiedad sobre las partes comunes. Pero las
partes comunes eran por igual comunes para
todos los integrantes del Consorcio.
Ahora este concepto ha cambiado y con
ello debe cambiar la visión de las expensas
comunes que buscan justamente, atender a
la mantención de estas partes comunes.
El artículo 2040 del Cód. Civ. y Com. habla
de la afectación exclusiva de ciertas partes co-
munes a una o varias unidades funcionales.
Aparecen entonces las partes comunes de
afectación exclusiva que se mencionan recién
encuentran conformando superficie semicubierta de la
unidad funcional, dado que en tal caso son parte de la
unidad funcional a la que acceden.
(14) Aclaramos que en estos casos de los balcones o
balcones terrazas, podía haber variantes. Las unidades
funcionales podían tener un sector cubierto y un sector
semicubierto que era la terraza balcón. En estos casos
dicho espacio de terraza balcón era privativo del propie-
tario. Pero existen otros edificios donde el balcón o terra-
za balcón no forma parte del metraje propio de la unidad
funcional. El balcón es entonces parte común como vola-
dizo o parte de la estructura y el propietario tiene solo un
derecho exclusivo de unos.
(15) Los dueños de dichas unidades seguramente han
pagado un adicional para tener derecho a ese sector co-
mún denominado espacio guardacoches, en definitiva
han adquirido sobre dicho sector una copropiedad, que
no detentan quienes no hayan pagado un adicional para
en este Código, aunque tuvieron existencia
bajo la ley 13.512.
Es así que pueden existir sectores del edi-
ficio al que solo tengan acceso determinados
copropietarios, por cuanto el sector es para
uso exclusivo de algunos de los propietarios
de determinadas unidades funcionales. En la
actualidad se ve bastante en los edificios que
tienen un sector común destinado a guar-
dacoches sin existir allí una “cochera” como
unidad funcional ni complementaria, sino
solamente un derecho a uso del espacio co-
mún “guardacoches”. Lo mismo ocurría con
unidades que tenían balcones de uso exclu-
sivo, por ejemplo (14).
En este punto aparece una variante que nos
hace realizar la siguiente reflexión:
Si se trata de sectores del edificio “no nece-
sariamente comunes”, por ejemplo, aquellos
que solamente corresponden en copropiedad
a los titulares de algunas unidades funciona-
les, la situación en materia de mantenimiento
de dichas partes comunes será pura y exclu-
sivamente por cuenta de quienes resulten ser
sus titulares.
La afirmación es simple y básica conse-
cuencia de la existencia de una copropiedad
sobre estos sectores que obliga a quienes son
sus dueños a sufragar sus gastos en propor-
ción a la copropiedad (por ejemplo, el caso
del sector guardacoches, donde solo algunas
unidades tienen derecho de acceso con un
vehículo o con más de uno) (15).
Ahora bien, si se trata de sectores comu-
nes, pero cuyo uso se encuentra limitado a
algunas unidades funcionales, aparece un
nuevo concepto a analizar en materia de ex-
pensas, que es el concepto de funcionalidad
del sector y de mantenimiento de esta fun-
cionalidad.
Pongamos por caso la cancha de tenis para
determinados edificios, donde solo una can-
tidad limitada de unidades tiene acceso; tam-
bién sucede frecuentemente con el salón de
usos múltiples en los edificios de oficinas,
donde solo algunas oficinas pueden acceder
al uso del espacio para reuniones de trabajos,
de directorios, salas de conferencias, etc.
En este caso, la copropiedad es común (to-
dos los copropietarios son dueños del sec-
tor), pero el acceso es limitado solo a algunas
unidades (16). Aquí, el mantenimiento de la
unidad funcional, concibiendo tal a todos los
gastos de que insume tener en correcto esta-
do de conservación y utilidad la unidad y las
cosas que la integran (pizarras, sillas, escrito-
rios, proyectores, cortinados, luces, aparatos
de sonido, pintura, sanitarios, etc.) deben ser
soportados por las unidades funcionales que
tienen acceso a ellas.
La proporción en la que soporten el gas-
to debería ser vinculada a la utilidad que se
tenga asignada del lugar. Esto es, si diez de las
unidades funcionales del edificio —suponga-
mos— tienen acceso al salón de usos múlti-
tener derecho a cochera. Se da frecuentemente en los ca-
sos en los cuales por circunstancias a veces de disposicio-
nes municipales no puede dividirse el espacio en unida-
des funcionales o complementarias. En otras ocasiones
es simplemente una cuestión de diseño, y en otras una
cuestión circunstancial que aquello que iba a ser subdivi-
dido en cocheras luego no lo es.
(16) En cierta forma esto recuerda el tema de los patios
solares que eran propiedad común, pero de uso exclu-
sivo del propietario de planta baja: en este caso era una
cuestión de hecho que suscitaba el caso de estar en plan-
ta baja y tener acceso directo desde la unidad, siendo la
única posibilidad de acceso a través de esa unidad fun-
cional. Ahora la situación ha avanzado un paso más, se
trata de sectores que “ab initio” han sido aplicados para
el uso de determinadas unidades, como una medida más
de confort o utilidad adecuada al destino de ciertas uni-
dades.

ples por igual, el gasto funcional debería de
ser solventado por igual entre ellas.
Ahora bien, con esta situación, se nos pre-
senta una nueva fuente de generación de gas-
tos comunes que es el “uso exclusivo” de de-
terminado sector y la necesidad de mantener
funcionalmente a dicho sector.
Esta es una nueva forma de concebir y dis-
tribuir el cargo de los gastos comunes; o sea,
de las expensas.
Pero adviértase que se habla del uso exclu-
sivo y no de la propiedad exclusiva, por cuan-
to estos sectores en realidad forman parte de
la copropiedad común del edificio.
Recordamos que, como ya dijimos supra,
es posible que existan sectores que pertenez-
can en propiedad exclusiva solo de algunos
de los titulares de ciertas unidades funciona-
les, en cuyo caso, no solo los gastos funciona-
les son aportados por los propietarios, sino la
totalidad de los gastos del sector (17).
Si bien ya sabíamos que, por ejemplo, las te-
rrazas balcón privativas de algunas unidades
o los voladizos ya eran de propiedad común
y con un uso exclusivo del propietario titular
de la unidad que goza de ellos bajo la vigencia
de la ley 13.512, la ubicación de estas partes
comunes de uso exclusivo hacía más simple
acceder al concepto que, de dichas partes, el
mantenimiento de la estructura común (por
ejemplo: impermeabilización de la losa capa
hidrófuga, pintura del frente, frente de hierro
o madera de balcones, barandas) eran por
cuenta de la totalidad de los propietarios,
mientras que mantención de las baldosas, o
revestimiento del sector, eran por cuenta del
propietario que gozaba de dicho espacio.
Con la aparición de estas partes “no nece-
sariamente comunes” se ingresa a otra esfera
de la Propiedad Horizontal. Es una nueva si-
tuación de concebir la comunidad.
La evolución en materia constructiva y las
variables económicas hicieron que, en nues-
tro país, se generaran diferentes valores de
unidades en un mismo edificio, por la posibi-
lidad de acceder a determinadas prestaciones
que se dan dentro del edificio. La exclusividad
de uso genera un mayor confort y mejor ofer-
ta de goce, y por ello esas unidades tienen un
valor más elevado que aquellas que no tienen
acceso a dichos sectores (18).
Aquí es donde comienza el tema a comple-
jizarse.
La realidad de las construcciones nos pre-
senta hoy que puedan darse estas partes “ex-
clusivas” edificadas en sectores que puedan
ser privativos de determinadas unidades,
como que puedan ser edificados sobre el lote
común. Entonces tendremos partes “no nece-
sariamente comunes” que pertenezcan solo
a determinadas unidades y, por otro lado,
podemos tener también partes comunes de
propiedad de la totalidad de los condóminos
que sean solo de uso de algunos titulares de
unidades funcionales.
Si el sector se encuentra emplazado sobre
un bien común como es el lote de terreno, la
propiedad será común pero el uso exclusivo.
En estos casos es de toda justicia que no solo
los gastos funcionales, sino también los produ-
(17) Recordamos que pueden existir sectores de pro-
piedad exclusiva solo de algunas unidades, como el sa-
lón de usos múltiples, el gimnasio o el quincho, pero tam-
bién pueden existir otros sectores como la pileta en jardín
o el espacio guardacoches, cancha de tenis, etc. que for-
ma parte del lote de terreno y en tal caso hay copropie-
dad común del espacio; y de allí la necesidad de realizar
la diferenciación. Los sectores que se encuentran empla-
zados en la superficie del lote de terreno como ejemplifi-
camos con la pileta o el guardacoches, son copropiedad
común, dado que el lote lo es y todo lo adherido a su es-
cidos por el desgaste del uso, sean sufragados
por quienes gocen de estos espacios (19). Pon-
gamos por caso una pileta de natación o un na-
tatorio techado climatizado. Es justo que quie-
nes gocen del sector paguen no solo la man-
tención que demanda la pileta: electricidad,
limpieza, funcionamiento de grifos, bombas
de agua, y todos los que demande el adecuado
funcionamiento, sino también los posibles da-
ños de la pileta como ser generación de grietas,
desprendimientos de revestimiento, pintura
impermeabilizante, reposición de vidrios, etc.
En este punto queremos dejar sentado que
la aparición de las partes “no necesariamente
comunes” y la convivencia con sectores “de
uso exclusivo” que ya conocíamos harán ne-
cesario contemplar cuidadosamente la car-
ga de los gastos comunes en la redacción de
los reglamentos de propiedad horizontal. Si
así no se hiciere, seguramente se generarán
reclamos y procesos judiciales requiriendo
el cambio de la carga de gastos de manteni-
miento de los sectores (20).
Luego del análisis de estos conceptos, esta-
mos en condiciones de avanzar sobre el pro-
blema que contempla el fallo en comentario.
IV. El caso en análisis
Un copropietario demanda al Consorcio por
la actitud de su representante legal, el Adminis-
trador, quien carga expensas de partes comu-
nes de todo el edificio a una unidad “garaje”
que por disposición reglamentaria solo debía
solventar los gastos comunes de dicho sector,
o sea, que se encontraba eximida del pago de
expensas que no fuere el sector garaje. En este
caso, la unidad funcional del edificio denomi-
nada garaje, por disposición reglamentaria, no
participaba de los gastos comunes del resto del
edificio, sino solamente de aquellos gastos co-
munes que correspondían al sector garaje.
Esta era una previsión reglamentaria que
distribuía el cargo de expensas de esta forma.
Por ello, las expensas que hacían al manteni-
miento del resto del edificio corrían por cuen-
ta del resto de los copropietarios y no de los
titulares del sector garaje.
La Administración del edificio se basa en la
previsión legal del art. 2049 del Código Civil y
Comercial que dice:
Los propietarios no pueden liberarse del
pago de ninguna expensa o contribución a su
cargo aun con respecto a las devengadas antes
de su adquisición, por renuncia al uso y goce
de los bienes o servicios comunes, por enajena-
ción voluntaria o forzosa, ni por abandono de
su unidad funcional.
Tampoco pueden rehusar el pago de expen-
sas o contribuciones ni oponer defensas por
cualquier causa, fundadas en derechos que
ellos invoquen contra el consorcio, excepto
compensación, sin perjuicio de su articulación
por la vía correspondiente.
El reglamento de propiedad horizontal pue-
de eximir parcialmente de las contribuciones
por expensas a las unidades funcionales que
no tienen acceso a determinados servicios o
sectores del edificio que generan dichas eroga-
ciones.
Interesa la última parte de la norma que
prevé que puede obrar en el Reglamento de
pacio forma parte de la copropiedad, salvo existencia de
propiedad superficiaria, que no se ve en estos momentos
en las propiedades horizontales.
(18) El no tener acceso a determinadas prestaciones
del edificio hace más económicas otras unidades y se
abre la posibilidad de acceder a ellas, para personas que,
de otro modo, no podrían comprar unidades en estos edi-
ficios o en la zona que eligen para residir.
(19) En el mismo sentido ALTERINI Jorge, “Código Civil
y Comercial Comentado”, t. IX nota al art. 2040 punto 2).
HIGTHON, Elena, “Propiedad Horizontal y Prehorizonta-
Copropiedad una eximición de pago de ex-
pensas para las unidades funcionales que no
tienen acceso a determinados sectores o ser-
vicios del edificio que generan las erogacio-
nes de las que son eximidas.
Luego de lo analizado, es claro que esta
norma es la que concuerda con el art. 2040
del Cod. Civil y Comercial, al prever sectores
que no son comunes para todas las unidades
o la posibilidad, y sobre todo en el párrafo se-
gundo de la norma, al contemplar la afecta-
ción exclusiva de determinadas partes comu-
nes al uso de algunas unidades funcionales.
La disposición legal es totalmente adecua-
da y razonable, como hemos dicho. Es más,
existen autores que sostienen la necesidad
que no solamente los gastos funcionales sean
a cargo del propietario con uso exclusivo, sino
todos los que genere el sector (21).
Sin embargo, en el caso en comentario, la
norma es tomada a la inversa por la Admi-
nistración del Consorcio al sostener que el
Reglamento solo podría eximir del pago de
expensas a aquellas unidades “que no tienen
acceso a determinados sectores o servicios
del edificio que generan dichas erogaciones”.
El razonamiento que realizó el Administra-
dor del Consorcio es que, teniendo acceso
las cocheras a otros sectores del edificio, la
eximición que hace el reglamento no es legí-
tima (22) y, por ende, no atienden a ella, pro-
cediendo a incluir en el prorrateo de todos los
gastos del edificio, a las cocheras.
El fallo de Primera Instancia no hace men-
ción de la fecha en la cual ha sido redactado
el reglamento, esto es, si bajo la vigencia de la
ley 13512 o bajo la vigencia del Código Civil y
Comercial.
Entiendo que, siendo la invocación de una
norma propia de la nueva legislación traída
por el Código Civil y Comercial, era impor-
tante analizar si el reglamento había sido
redactado antes o después de la vigencia de
esta norma (23). No obstante, este tema ha
sido omitido.
El fallo se asienta en la naturaleza contrac-
tual del Reglamento de Propiedad Horizontal
y el significado de esta naturaleza jurídica.
En efecto, el Reglamento de Propiedad
Horizontal es un contrato al cual le son apli-
cables todas las normativas generales de los
contratos. Entre ellos el “pacta sunt servan-
da”: “los pactos deben cumplirse”.
Como tal, genera entre las partes dere-
chos y obligaciones. Sus previsiones deben
encontrarse siempre respetando el marco
estructural del derecho real de Propiedad
Horizontal; y en este punto es importante
señalar que existe un margen grande para
los pactos en materia de costeo de las ex-
pensas.
En el caso en tratamiento no existía una
cláusula de dudosa interpretación. La cláu-
sula era clara. Eximía a las Cocheras del pago
de expensas que generaran otros sectores del
edificio.
Sin embargo, la administración del Con-
sorcio consideró que la previsión no era le-
gal, por la existencia de uso de otros sectores
del edificio por parte de los propietarios del
lidad”, Hammurabi, Buenos Aires, 2000, p. 129.
(20) Aquí, se trata de aplicar con gastos con equidad.
La existencia de los diversos sectores es hoy una realidad,
pero no lo es que los reglamentos contemplen adecua-
damente la situación. Por ello, quedará para los jueces
la carga de analizar con justicia las diversas situaciones
que se presenten; y este artículo tiende a abrir el debate y
pensar este tema con todos sus alcances y aristas.
(21) GURFINKEL de WENDY, “La Propiedad Horizontal
Análisis Dogmático de la ley 13.512”, LexisNexis, Buenos
Aires, 2005.
Miércoles 8 de septiembre de 2021 | 11
sector garaje. Por ende, concluía que, al no
reflejarse en el reglamento con exactitud la
previsión legal, le correspondía el pago de ex-
pensas comunes del resto del edificio.
Para ello utilizaba como argumento que
existía un ingreso desde las cocheras al sector
edificio, y, por ende, los propietarios del gara-
je gozaban de los beneficios que ello signifi-
caba y, con el acceso, usaban de las partes co-
munes del edificio, como era el acceso al hall
de entrada, y utilización del acceso y puertas
del edificio.
El claro error en que incurre la administra-
ción es señalado tanto por el juez de Prime-
ra Instancia como por el juez de Cámara. La
norma reglamentaria es contractual y como
tal las partes deben respetarla. Las partes la
suscribieron y con ello aceptaron su condu-
cencia y aplicación.
Si en el decurso del tiempo consideraran
que dicha cláusula, por alguna situación, es
lesiva, es injusta o es contraria a una previ-
sión legal, entonces debieran propender una
reforma del reglamento, pero no ignorar su
contenido o violentarlo; que es aún peor.
Las partes deben respetar sus contratos, re-
cuerdan en el fallo en comentario, que cons-
tituyen una ley particular a la cual las partes
acordaron someterse al regular sus intereses.
Luego no pueden simplemente ignorar lo fir-
mado.
A ello debemos tener aún más detalle para
analizar la situación.
El Administrador del Consorcio no es parte
de ese pacto.
El Reglamento de Propiedad Horizontal es
un contrato que involucra como partes sola-
mente a los copropietarios. Por ende, ellos y
solamente ellos son los llamados a cuestionar-
lo; y en su caso, solamente ellos son lo legiti-
mados para interponer una acción tendiente
a obtener su reforma.
El administrador del consorcio tiene la obli-
gación de respetar el reglamento (art. 2067 del
Cód. Civ. y Com.). Es quien justamente tiene
que actuar, conforme lo disponga el Regla-
mento y hacer cumplir sus normas.
En este caso no solo cuestionó “sin” legiti-
mación al efecto el contenido del reglamento,
sino que además por su cuenta y riesgo deci-
dió cambiar su contenido y adecuarlo, con-
forme “su creencia”, a la normativa del Código
Civil y Comercial.
Como vimos, la “idea” o “creencia” del ad-
ministrador, en este caso, no tiene base jurí-
dica.
Si bien la norma legal dice que el Regla-
mento puede eximir total o parcialmente del
pago de expensas a unidades que no tengan
acceso a determinado sector del edificio, el
hecho de que el reglamento tenga una norma
que “a criterio” del Administrador no con-
cuerde con la manda legal no lo autoriza a
cambiar dicha normativa.
Por el contrario, tanto por una cuestión de
orden, como de respeto a la disposición con-
tractual, el administrador debió ser el prime-
ro en respetarla.
(22) No sería una eximición conforme el art. 2049 del
Cód. Civ. y Com. para el administrador que decide dejar
de lado la manda reglamentaria.
(23) Se abre aquí el juego de determinar las facul-
tades de los consorcistas al momento de la redacción
del reglamento. El carácter de la previsión legal, si es
estructural o no (art. 1884 Cód. Civ. y Com.) y de allí ge-
nerar un criterio en este nuevo tópico de las eximicio-
nes en el pago de expensas por las causales que trae la
norma. Sin embargo ello no ha sido siquiera sugerido
en el fallo.
12 | Miércoles 8 de septiembre de 2021
En cierto modo, el Administrador es el eje
de actividad en el Consorcio y él más que
nadie debe propender al respeto y cumpli-
miento del Reglamento de Propiedad Hori-
zontal. Es más, su gestión debe ser acorde a
su contenido.
En este caso, no solamente había violen-
tado motu proprio el reglamento, sino que
además no tenía siquiera facultad para iniciar
una acción legal pretendiendo la reforma del
reglamento.
Es claro que el Administrador es un terce-
ro ajeno a la comunidad de copropietarios,
y como tal debe comportarse. Quienes sola-
mente pueden propiciar la modificación del
reglamento son las partes del Contrato o sea
los copropietarios.
El fallo solo señala la imposibilidad del
Administrador de realizar una reforma del
reglamento, por considerar necesaria la
participación de la totalidad de los copro-
pietarios; pero no advierte la falta de legiti-
mación sustancial del Administrador en la
materia.
Frente a tan desatinada actitud del ad-
ministrador del Consorcio, el consorcista
afectado reclamó el cumplimiento de la
norma reglamentaria; y los jueces, tanto
de Primera como de Segunda Instancia,
hicieron lugar al reclamo legítimo del pro-
pietario.
Además debemos tener presente que las
cocheras tienen independencia funcional y
no requieren de los otros espacios comunes
del edificio para cumplir su función.
En efecto, las cocheras tienen ingreso y,
por ende, egreso propio separado del cen-
tral del edificio. No requieren del acceso al
edificio para ser funcionales en sí mismas
conforme su destino. El hecho de que exista
una conexión con el edificio mediante un
acceso al hall central del mismo o directa-
mente a los pisos, es por brindar una como-
didad más a los propietarios de los depar-
tamentos que, en general, son los propie-
tarios de las cocheras. Pero no olvidemos
que estos copropietarios por el hecho de
tener una unidad de departamento, ya co-
laboran con el sostén de las partes comunes
del edificio. Por ello el razonamiento de la
Administración del Consorcio, en el caso
en estudio, se advierte aún más huérfana de
sustento.
Es posible que existan propietarios de co-
chera y no de unidades funcionales. En tal
caso, no habría causa para que los propieta-
rios de la cochera con independencia funcio-
nal tuvieran que solventar gastos del edificio
de departamentos.
Aquí lo que importa señalar es que el Ad-
ministrador no puede interferir en el conteni-
do del Reglamento de Propiedad Horizontal.
Solo tienen autoridad al efecto los verdade-
ros involucrados e interesados legítimamente
en el tema, que son los copropietarios de la
Propiedad Horizontal.
(24) En este punto hemos visto en la práctica profe-
sional muchos reglamentos que son copia de otros, sin
tener en cuenta las características del edificio ni el des-
tino de las unidades. Es más, en determinados casos
son hasta contradictorios, dado que la parte general del
reglamento, la que regula, por ejemplo, partes privati-
vas y comunes, se establece sobre la base de un modelo
tipo y luego cuando se regula el ejercicio de los dere-
PROPIEDAD DE LA LEY S.A.E. e I.
Administración, Comercialización y Redacción:
Tucumán 1471 (C. P. 1050 AAC) Bs. As. República Argentina
Impreso en La Ley, Rivadavia 130, Avellaneda, Provincia de Buenos Aires.
V. La modificación del reglamento de pro-
piedad horizontal en el cargo de las expen-
sas comunes
Este es un tema que no quería dejar de re-
ferir brevemente.
El Reglamento de Propiedad Horizontal
es un contrato que puede ser cambiado,
como todos los contratos. Es característico
también de estos contratos que están desti-
nados a tener vigencia por muchos años; y
por ello su redacción debe ser sumamente
pensada y cuidada, y, por cierto, adecuada
a las características de cada edificio en par-
ticular (24).
La modificación del reglamento puede ser
solamente de un aspecto funcional como ser
modificar el quantum de interés se percibi-
rá por la mora en expensas, o la disposición
de multas por determinadas conductas que
afectan a la comunidad consorcial y son re-
prochadas por ella, el período de convocato-
ria a Asambleas o la forma de convocatoria,
etc., en cuyo caso, no es menester recurrir a
mayorías agravadas, sino solamente aquellas
que resulten necesarias para la reforma del
Reglamento de conformidad con lo previsto
por la ley (25).
Pero cuando la reforma afecta el aspecto
patrimonial de alguno de los miembros de la
comunidad Consorcial, las mayorías se tor-
nan más gravosas.
En este caso se debe contar con el 100% de
los votos de los miembros del consorcio.
En efecto, el cambio de régimen de pago de
expensas o la modificación de algún benefi-
cio o algún espacio común de goce exclusivo
de determinadas unidades, genera una lesión
patrimonial a los afectados, y, por ende, res-
petando el precepto constitucional de intan-
gibilidad del patrimonio, todos los consorcis-
tas deben estar de acuerdo.
En el caso de la eximición de pago de ex-
pensas, el excluir a una o varias unidades de
contribuir a un gasto común genera la carga
para el resto de los copropietarios de aquellas
sumas que se eximen a una parte. Dicho con
toda claridad: lo que no pagan unos lo debe-
rán soportar los otros; y por ello se incremen-
tarán sus expensas (26).
De allí que, representando un cargo adicio-
nal a aquel que originariamente se impuso
en el Reglamento de Propiedad Horizontal y
cada copropietario asumió al adherir al mis-
mo, ello representará una carga extra, desde
que se modifica el reglamento y hacia el fu-
turo.
Por ello, entonces, todos los afectados de-
ben acordar en ello.
Podríamos encontrar una eximente en el
tema, que sería de aquellas unidades que
resultarían beneficiadas por la eximición
de pago. Sin embargo, en general, estas exi-
miciones de pago no son gratuitas, sino que
se dan en cambio de alguna resignación de
derechos, y, por ende, se requerirá que to-
chos de los propietarios o el alcance de facultades de
los propietarios sobre determinados sectores, termina
por contradecir lo que se había enunciado previamente.
Sobre todo ahora que existen partes comunes a todas
las unidades y partes comunes solo a algunas unidades;
y partes comunes necesarias y partes comunes no indis-
pensables.
(25) En este tipo de reformas reglamentarias se debe-
Thomsonreuterslaley
TRLaLey
dos los afectados renuncien, al derecho en
cuestión.
Puede darse el caso también en el cual no
signifique ninguna privación, por cuanto el
sector a eximir en el pago no goza de los be-
neficios de determinada parte del edificio. En
este particular caso bastará con el voto posi-
tivo de los propietarios de aquellas unidades
que recibirán el cargo de las eximidas.
En estos casos, es muy difícil, si no impo-
sible, obtener la conformidad de los consor-
cistas que deben ver recargadas sus expensas,
dado que nadie quiere pagar más de lo que
paga y le impone el Reglamento de Propiedad
Horizontal.
Recordemos que solo basta un copropieta-
rio que se oponga y sus porcentuales no po-
drán ser tocados.
En estos casos donde solo uno o dos pro-
pietarios se oponen a la modificación o no
son hallados, lo recomendable es no tocar
esos porcentuales y realizar la reforma con el
cargo extra de expensas generado por la exi-
mición de determinadas unidades solamente
a los propietarios de aquellas unidades que
aceptan expresamente el cambio de distribu-
ción del cargo de expensas.
Esta dificultad de que los consorcistas
acepten agravar su contribución al pago de
expensas es lo que prácticamente imposibili-
ta la reforma del reglamento en este sentido.
Ello ha generado demandas de los copro-
pietarios afectados por un cargo de expensas
que sostienen no deben abonar, a fin de obte-
ner judicialmente la eximición del pago.
Bajo la vigencia de la ley 13.512 se han rea-
lizado demandas de locales de edificios re-
clamando eximición de cargos de expensas,
como ser energía eléctrica del edificio (que
abastece ascensores, luz de pasillos, bombas
de agua), por cuanto no disfrutan de ningu-
no de esos servicios, del mantenimiento de
ascensores, dado que tampoco los utilizan;
entre las demandas más comunes que se ha
observado.
Las demandas han corrido diversas suer-
tes, pero fundamentalmente en estos casos lo
que debe plantearse es la injusticia del cargo
del gasto.
El fundamento de quien pretende eximirse
de un cargo impuesto por el Reglamento de
Propiedad Horizontal es la existencia de un
abuso de derecho por parte de quienes inten-
tan que un consorcista cargue con gastos que
no le corresponden, por no tener ninguna re-
lación con ellos, ni recibir por tal concepto be-
neficio alguno.
Ahora bien, en este punto cabe determinar
cuáles serían los gastos que no le correspon-
den pagar al consorcista que pretende eximi-
ción de gastos.
Como principio general debemos decir
que los gastos de conservación de las partes
comunes no serán posibles de eximición.
rá contar con la mayoría de 2/3 de la totalidad de los pro-
pietarios (art. 2057 del Cód. Civ. y Com.).
(26) Pensamos en un consorcio de 50 unidades: Si
debemos solventar entre todos el gasto mensual de
un consorcio que consiste en el pago de 100 pesos, y
eximimos a 10 unidades de contribuir a abonar el 20%
de dichos 100 pesos, nos vamos a encontrar con que el
gasto del consorcio sigue siendo 100 pesos mensuales
linkedin.com/showcase/thomson-reu-
ters-argentina-legal/
thomsonreuters.com.ar/es/soluciones-legales/
blog-legal.html
Como sabemos, las expensas tienen como
causa la “copropiedad”; y en este sentido el
copropietario de una propiedad horizontal
es propietario de todas las cosas comunes
del edificio y por lo tanto no puede negarse a
mantenerlas en correcto estado.
Ahora bien, algo distinto sucede con el fun-
cionamiento o la funcionalidad de determi-
nados sectores del edificio.
Así un local en planta baja que no tiene
acceso al edificio (27) no tendría que abonar
gastos de funcionamiento del edificio. No
debería abonar energía eléctrica, manteni-
miento de ascensores, ni limpieza interior
del edificio. Pero, por el contrario, no podría
liberarse de la pintura exterior del edificio en
su conjunto ni del mantenimiento estructural
o de las reparaciones de las cañerías de servi-
cios centrales.
En general la liberación de la carga de ex-
pensas por no gozar de determinados secto-
res del edificio se resume a lo funcional y no a
lo estructural; y encuentra su fundamento en
la injusticia que importa cargar con un gasto
que no le genera goce o beneficio alguno.
En el caso del fallo en tratamiento el caso
fue justamente a la inversa:
-Es el administrador quien decide cargar
gastos a una unidad eximida.
-La conducta del administrador, como se
dijo, carece de todo sustento legal.
-El administrador es intérprete del Regla-
mento de Propiedad Horizontal, para propi-
ciar su aplicación en el mayor respeto de sus
disposiciones y no a la inversa.
-En este caso, los jueces intervinientes han
sido categóricos en el tema, como no podía
ser de otra manera, y sostuvieron la preemi-
nencia de las disposiciones reglamentarias en
el caso.
Luego del análisis efectuado, se advierten
las diversas variantes posibles en el cargo de
las expensas comunes, en el marco del Có-
digo Civil y Comercial, con la aparición de
sectores comunes y sectores parcialmente
comunes, a lo que hay que sumar el concepto
de “funcionalidad” del sector de uso exclusi-
vo. Todas estas situaciones darán seguramen-
te lugar a nuevos planteos en la medida en
la cual se vayan generando Reglamentos de
Propiedad Horizontal, adaptados a las nue-
vas modalidades de propiedad común dentro
de la propiedad horizontal.
Esperamos haber hecho un relevo básico
de la situación legal imperante que, por cier-
to, nos presenta complejidad en esta materia
dentro del nuevo marco legal de la propie-
dad común en Propiedad Horizontal y por
extensión en los Conjuntos Inmobiliarios
que conformarán una “Propiedad Horizon-
tal Especial” (art. 2975 2do párr. del Cód. Civ.
y Com.).
Cita on line: TR LALEY AR/DOC/2539/2021
y por ende las restantes 40 unidades deberán solventar
el 20% que eximimos a esas 10 unidades, por lo cual
se incrementarán las expensas de las restantes 40 uni-
dades.
(27) A punto tal se da esta falta de acceso al edifi-
cio que, en muchas ocasiones, los propietarios de los
locales de planta baja no tienen llave de acceso al edi-
ficio-torre.
Centro de atención
al cliente:
0810-266-4444