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¿Qué es el hombre?
Pregunta como todas las demás, en apariencia nada especial, con respuesta aparentemente
determinada, pero que en su interior guarda celosamente la respuesta; aquella pregunta que
el hombre se hace de sí mismo, trascendiendo la inmediatez de lo sensible, muestra, como
la historia misma lo muestra, que bien no puede tener respuesta absoluta alguna, que el
hombre está limitado a no conocerse ni siquiera a sí mismo, ya que es para sí un misterio,
es él cuestionador y la cuestión misma, cuestión que no dejara de aquejarlo, pues en tanto
exista el hombre existirá esa introspección.
Es Sócrates quien hace una reflexión directa hacia el hombre superando la posición
de los sofistas, aunque orientándose a los valores y normas morales. El hombre está ligado
a la verdad eterna e inmutable.
El hombre para Aristóteles se encuentra por encima de todas las cosas debido a su
razón. De acuerdo con su doctrina de materia y forma que son principios esenciales de las
cosas intenta superar el dualismo platónico, concibiendo así al alma como forma del
cuerpo, como su constituyente. El hombre se encuentra en el centro del sistema ontológico,
ya que une todos los grados del ser. Con todo Aristóteles no logra superar el dualismo
platónico, ni tampoco logra concebir al hombre –como tampoco lo logra todo el
pensamiento griego- fuera del elemento cognoscitivo.
Ahora el hombre ya no es entendido sólo por su razón, sino por su voluntad, amor y
libertad; es superado el dualismo platónico, la materia ya no es diferente a Dios, porque es
producto de él. Se encuentra en el centro del mundo material y del mundo espiritual. Es el
centro del cosmos, reúne todos los grados del ser, yace en un orden objetivo y universal,
cuyo fundamento es Dios, ser absoluto.
Con tal ruptura entre cuerpo y alma, entre espíritu y materia, se da paso a
innumerables debates y a dos grandes corrientes del pensamiento. Por un lado se encuentra
el racionalismo, subordinado a lo espiritual, toda la realidad es realidad espiritual, el
hombre se entiende como razón autónoma. Por otra parte está el empirismo ingles,
subordinado a la realidad empírico-material.
El giro Antropológico
Materialismo y evolucionismo
En esta corriente el hombre es una realidad material como todas las otras cosas, constituido
por los mismos elementos y sujeto a leyes del universo. No existe más que el ser y el
acontecer materiales. Por otro lado encontramos al positivismo, el cuál se considera el
precursor del materialismo sin ser el mismo. Se llega así, a una concepción mecánica del
hombre, el cual reduce su conocimiento a los contenidos de la pura experiencia, es simple
objeto de un estudio científico natural, empírico, psicológico y sociológico. Por otra parte el
materialismo hace la siguiente afirmación: “todo es materia, solo existe la realidad
material” que termina por ser una tesis metafísica.
Es en el siglo XIX donde aparece el materialismo científico, que afirma que todos
los fenómenos y procesos de la vida, incluso de la espiritual, hay que explicarlos en
consecuencia a través de fuerzas y leyes físico-químicas que operan solo en el mundo
mecánico. Posteriormente aparece la teoría evolucionista defendida por Darwin, que
intenta explicarla mediante la Teoría de la selección natural que se cumple con la lucha por
la existencia. Por otra parte pero apoyándose en la teoría de la evolución Nietzsche afirma
que la evolución no puede realizarse en la vida humana por la selección natural, sino
mediante la voluntad de poder, que es producto de la libertad humana. Así mismo Marx y
Engels, se ven influenciados científicamente por la doctrina de Darwin, y filosóficamente
por Hegel, aplicando la realidad a la historia, donde el autentico factor es el fundamente
material de la vida: la situación económica, la relación de producción y consumo,
producción y fuerza laboral que condiciona toda la realidad del hombre. Con todo Marx
solo logra explicar el ser del hombre en su sociedad.
Existencialismo y personalismo