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Ab.'intentarse..una-a€€ión,-y_un,,-vez_que_eLórgan,,-jurisdiccionaLrespectiv~ha
dictado-un-asuerdo.cadmitiéndol....y_emplazando_aLsujeto_pasivo.de_Ja..misma-a.contes-
tada.:.rpaEa--que-se-defienda;-se-ex,epeione-.o_se.-allane-a.-elI3.,-su.rge-automáticamcote
una...,.,.eJac-ió1l--jutidi,o.;pro.ceJ'aJ,_autónoma_e-indcp-endient_e_q~_I_a_s ituac~6 n jurJdlca sus-
tanti"a,~e"istente.-entre_actor-l'--demand.do_y_que_por-eLiill'g()_de.-diversas.-causas,
d~oEig~al:,...jui(;io. La relación jurídico-procesal, que es por esencia adjetiya, consta,
como dice Cbíooenda.v- de tres sujetos generalmente, cuyo número puede. aumentar-
se, según la índole especial del juicio de que se trate o de la intervención de terceros ~
que tengan derechos propios y distintos que ejercitar.
Los sujetos de la relación jurídico-procesal, de acuerdo con dicho procesalista
italiano son generalmente: CLºt;gf1!1_o~jU1:iJ'di&Giol1al y 1,ªs-p"ar.tttJ.J_esto_es,..ac:tor~y_deman'
4ado~P()I;,Jo:.c:omún .
Et.,collc;;epto-de-ótganO-.}urisdiccionaLva-íntimameJ:lie__ligildo_~I--=-de~Gompetencia,
c91l!Q,...p:r_esqp:yesN,.,procesa.l.-de~toda...aGción. Ahora bien, como en un capítulo posterior
nos referiremos a esta cuestión particularmente, en la presente ocasión vamos a tratar
sólo de la idea de "parte" en el juicio general, para después abordar su estudio en ¿
relación con el juicio de amparo.
Afirmamos anteriormente que las partes en un juicio por 10 general son dos, a ,..
saber, actor y demandado, pero que, como 'acontece en el juicio de amparo, según
después veremos, pueden intervenir como tales personas que no son ni actores ni
demandados propiamente dichos, sino sujetos que, dentro del proceso, ejercitan un dere-
cho sui géneris, distinto del que pretenden hacer prevalecer aquéllos.
Al tratar el tema relativo al estudio de las partes en un juicio, surge una cuestión
que lógicamente debe presidirlo, a saber, ¿qué.,s~e.entiende..por_I'art~? ¿Cuál_eb-e1 con-
oUt Instituciones de Derecho Procesal Civil, pág. 62.
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~pto,..de~parte? ¿&'n' partes en u';jui~io todas las personas que, con eicepei6i> de!
6rgano jurisdiccional" intervienen . en ~I mismo desplegando diferente actuaci6n?
, Desde luego, podemos decir que la conceptuación de "parte" 'en Un juicio es, por
lo general, de naturaleza puramente legal, esto es, ql>e.es"Ja.1ey~adjetiva-que~lo-rige-la
q!le...atdbuye..tal~ác;ter-a-la_per~l!e-interviene~en-un--procedimiento, Si bien
es verdad que doetrinalmente, Con independencia de toda consideración Iegal positiva, se
o
puede formular un concepto más menos exacto de lo que se entiende como parte
en un juicio, también es cierto que las bases o índices que para tal efecto se toman en
cuenta son suministradas por la legislación, la que, cuando no los .proporcíona, implí-
citamente excluye del juicio que rija, e! concepto mencionado, En efecto, se ha dicho
que parte~es.aquel4~ersona-que,_teniendo_inferencia.en~un_juicioi""ejercita.dentro-<!e
él~una~acci6n,~lUli.excepción..().<I"l1quier-tecurso_p=de¡¡.te•• y_q~_P-Jlt..~usi6n,_no '
será~arte.a<¡ueI-sujeto-que",:no.~¡-l~ente,_taIes_f~, Por. consiguiente,
siendo la ley la que. declara 'y crea la procedencia de éstas en favor de determinadas'
personas que Intervienen en un. juicio y siendo su existencia e! criterio, de fundamen-
tación y de distinción' del, conceptode "parte", luego en 61timo análisis es la ley la que
lo determina. Por. este motivo, indicamos anteriormente que, a nuestro parecer, el
concepto o la idea de "parte" es estrictamente legal, pues es el ordenamiento positivo
el que lo establece, Prueba de ello es que varias legislaciones reglamentarias de amparo
(refiriéndonos ya en especial a éste) no reputaban como partes en e! juicio de garan-
tías a personas que ya lo son bajo la actual Ley o que lo eran bajo algunas anteriores
a ésta;,· . \' . .
Es, 'pues, el otorgamiento o reconocimiento que la ley adjetiva hace respecto a
ciertas.iacultades,dl-Jas.pe'rsonas"'lue_intervienen~n.u~jyj¡:io, lo que constituye el Cri-
terio para reputar a éstas como. "partes", de acuerdo con el cual; 'serán tales 4.qll§1Jpj;
slliil'o~_qtte_pueddn-'eier<Ílar_áJiJaniénIe_una_af.r¡q,u.,_llna_d4n¡SIt..C1!-ginnfl!..{)_un
fff.NrJll_cuaJqJliera. Por exclusión, carecerén de carácter de partes aquellas personas
.que, interviniendo en un juicio con determinada, personalidad, no tengan la facultad
de desplegar dichos 'actos procesales, como sucede, por ejemplo, con el depositario
judicial, los peritos, testigos, etc. .
Por nuestro lado, además del criterio estrictamente legal a que hemos aludido, y
con el fin de restar imprecisión al concepto de "parte" que mediante aquél elabora-
mos, nos parece pertinente apuntar otro, a saber: s~á_part~-en_un-iuicio_aqueJla
penona ro l'1lYD-favor.() (Onlr4~'1I¡imJ.IksL!!.l!erar la acluaÚón (onN'ela de la ley_
. (empleando la terminología de Chiovenda),
, En otras palabras, "parte" es todo sujeto que interviene en un procedimiento y a
favor ele quien' o .contra c:¡úieii se pronuncia la dicción del derecho en un conflicto
jurídico, bien sea éste de carácter fundamental o, principal, o bien de índole acce-
soria o incidental. Por exclusión, carecerá de dicho carácter toda persona que, a pesar
de intervenir en un procedimiento determinado, no es sujeto de la controversia que
mediante él se dirima.
Así.' por ejemplo, las partes en un juicio son primordialmente el actor y el demandado,
porque a favor o en contra de alguno de ellos se va a decir el derecho en el procedimiento
respectivo; pero puede acontecer que, verbigracia, el depositario designado judicialmente, que
no es parte en el pleito principal, asuma esa calidad en el incidente de remoción que contra
él se promueve, ya que la resolución jurisdiccional ioterlocutoria que a dicho procedimiento
"
~~:~.,
~ .. '
-,
" .
incidental recaiga, lo considerará corno sUjeto de la dicci6n jurídica que establezca, pudiendo
promover defensas, interponer recursos Y. en general, go:zu de. todos los derechos procesales
que legalmente se imputen a una "parte". . .
Por tanto, sin pretender ser exactos y sin hacer alarde de precisión en la formula-
ción del concepto de "parte" en un juicio, nos aventuramos a exponer la siguiente
proposición: toda person« a quien la ley da ftfl:flltad para dedudr una occíón, oponer
una defetua en general o interponer cualquier reCUfJO, o a cuyo ¡dUO' o contra quien
va a operarse la actllaci6n concreta de ley, le reputa "par/tr', sea en un juicio prín-
cipal o bien en un incidente.
De acuerdo con los criterios que hemos expuesto, respecto de los cuales no deja.
mos de reconocer su imperfección, es posible determinar, en cada juicio particular
. de que se trate, qué sujeto es parte y distinguirlo de aquellas personas que, teniendo.
intervención judicial, carecen de tal carácter, . '
Por fortuna, tratándose del juicio de amparo, no tropezamos con dificultad alguna
en la antedicha determinación, pues la Ley de Amparo, en su articulo '.,' claramente
especifica qué sujetos son partes de él, reputando al efecto como tales, al qflejoJo,
a la autoridad responsable, al tercero perjfldicado y al MiniJterio Público Federal. En
consecuencia, habiendo ya barruntado la idea de parte en general, enfocarnos nuestro
estudio hacia la consideración especial de cada una de las partes en el juicio de amparo,
siguiendo el orden establecido por el mencionado precepto.
a) Idea de quejoso ,
"El concepto de quejoso, titular de la acción de amparo, es complejo y variado,
según se tome en cuenta cualquiera de las hipótesis establecidas en el articulo 103
constitucional. Consiguientemente, pues, no podemos tener un. concepto único, invaria-
ble acerca del quejoso, por más que nOS sea dable apuntar su característica externa o
extrínseca: ser el sujeto de la titularidad de la acción constitucional de amparo. Por
tal motivo, en nuestra pretensión de formular una idea Iégico-juridica de quejoso en'el
juicio de amparo, debemos referir nuestras consideraciones, necesariamente, a cada una
de las fracciones del articulo 103 constitucional que consiguan sendas hipótesis de
procedencia del juicio de garantías.
Desde luego, para la fijación del concepto de quejoso en cada una de dichas hipó-
tesis, disponemos de algunos .elementos que son comunes a éstas, coino son, el de
persona y el de agravio personal y directo; .pero, por otra parte, tenemos factores
que varían como son los de objeto de contravención y de autoridad.
En efecto, de acuerdo con la frtfl:ci6n primera del articulo 103 constitucional, que
dice: "Los Tribunales de la Federación resolverán toda controversia que se suscite
por leyes o actos de cualquier autoridad que violen las garantlas individuales", el
titular de la acción de amparo se revela como aquel gobernado (elemento personal)
contra quien' cflalquier afltoridad ntalal (elemento autoridad) realiza fin acto (lato
sensu) oiolmorio de cflalqflier garantla individual qfle la Comtitflci6n olorga a aqflll
(elemento objetivo legal de la contravención), oCaJionándole fin agravio perJona/, y
330 EL JUIOO DE AMPARO
En efecto, dicho alto tribunal se ha expresado de la siguiente manera: "No es exacto que
en un caso de invasión de la esfera federal por las autoridades locales, sea la Federación la
capacitada para pedir amparo, por conducto de sus órganos representativos. Por el contrario,
dentro de nuestro sistema del juicio de amparo, cuando una invasión de esa naturaleza se pro-
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duce y causa perjuicios' a det~i~dos individuos, lesionando sus derechos, son' éstos .quieneS·
pueden solicitar la protección de la Justicia Federal, ya que el amparo.. por su naturaleea mis..
ma, y la finalidad con que fue establecido en n'uestra legislación colUatuciOnal y.secundaria,
tiende a salvaguardar las garantías individuales ,frente a las arbitrariedades del Poder Público.
De otra manera. se negaría validez y eficacia a todo el sistema que informa el artículo 107
de la Constitución Federal." 412
Por lo que concierne a las personas' morales oficiales o personas morales de derecho
público, la procedencia .de la acción constitucional en Su favor y, por ende, el carácter
.de''luej,?,os que pu~en tener en. un (uicio de amparo, s~ previene expresamente en el
:, ;artI~o; ~~ IN;q' ·.de·lit' Materia que comentaremos eh el apartado ·siguiente. .:•
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:. . ~. . '.', - -;" . .. . ' ," . ' .'. . '
"El Estado, cuerpo político de la Nación, puede manifestarse, en sus relaciones con los
particulares. bajo dos fases distintas: como entidad soberana, encargada de velar por el bien
común, por medio de dictados imperativos, CUya observancia es obligatoria, y como entidad
jurídica. porque, poseedora de bienes propios, que le son indispensables para e;ercer sus fun-
ciones, le es necesario también entrar en relaciones de naJuraJeza civil con los poseedores de
otros bienes o con personas encargadas de la administración de aquéllos." 415
La doble personalidad del Estado, es decir, considerado Como sujeto de derecho pri-
vado y como entidad de imperio, h~ sido preconizada por la Suprema Corte, la cual
especifica cuándo aquél obra como persona moral susceptible de entablar relaciones
civiles con los particulares, y cuándo actúa como persona moral de derecho público.ov
En el primer caso, afirma la Corte, el Estado entra en relaciones con los particulares sin
imponer su voluntad, sino buscando el concurso de las voluntades de éstos [iure gestio-
nis], de cuya circunstancia nacen diferentes actos jurídicos que son de naturaleza civil
y que, según sostiene dicho Tribunal, prevé la propia Constitución en diversos preceptos,
tales como el artículo 27 en que se establece la posibilidad de que la Nación transmita
el dominio por enajenación a los particulares respecto de las tierras yaguas, enajena-
ción que es un acto esencialmente de derecho civil. Por el contrario, cuando el Esta-
do, dice la Suprema Corte, no busca el concurso de las voluntades de los particulares o
gobernados para entablar una relación con éstos, sino que impone sus decisiones unila-
teralmente aun contra el consentimiento o la aquiescencia de los sujetos privados,
dicha entidad actúa como autoridad/en el ejercicio de la potestad pública, no restán-
dole al afectado por dichas decisiones más defensa que acudir a los propios órganos
-nn Semanario Judicial de la Federación. Apéndice al Tomo CXVIII, Tesis 450. (T~I;.I 87
de Id Compi/ad6n 1917-1965 y 384 del Apéndice 197', Segunda Sala.)
"'1.1 Informe correspondiente al año de "1945, págs. 65-67. Segunda Sala e Informe del año
de 1948, pág. 66. Segunda Sala.
EL JUICIO DE AMPARO
estatales o a sus superiores jerárquicos, o incluso al mismo Poder Judicial, para con-
trarrestar las consecuencias de la actuación imperativa y unilateral.
' ...
Apegándose a la doctrina de la doble p.ersop.alidM sle! Estado, la Suprema Corte,
reiterando la. jurispruaei\I;Í4, ya transcrit¡l,. et¡ ""!'l'. tel¡is"~ sostiene la proce<lenciade1
juicio de amparo en favor, de dicha entidadcuando 'aetúá en su carácter de sujeto' de
derecho privado.
Dice al respecto la mencionada tesis: "La Constitución, para proteger a los individuos
contra la acción del Estado, lesiva de las garantías individuales. creó el juicio de amparo.
Siendo en esencia las garantías individuales restricciones al Poder Público que salvaguardan
los derechos fundamentales del individuo, queda al margen de toda discusión que el Estado no
goza de garantías individuales y, por lo mismo, no puede promover el juicio de garantías.
A esta regla general le ha opuesto una acepción el articulo 99 de la Ley de Amparo que
dispone: 'Las personas morales oficiales podrán ocurrir en demanda de amparo por conducto
de los funcionarios o representantes que designen las leyes, cuando el acto o la ley que se
reclama afecte los intereses patrimoniales de aquéllas: El por qué de esta excepción radica
en que el Estado puede obrar con un doble carácter: como entidad pública y como persona
moral del derecho privado. En el primer caso, su acción proviene del ejercicio de las. facultades
de que se halla investido como Poder Público. En la. segunda situación obra en las mismas
condiciones que los particulares, esto es, contrae obligaciones y adquiere derechos de la mis-
ma naturaleza .y en la misma forma que los individuos. Esta equiparación en el obrar indujo al
legislador a dotar al Estado de los mismos derechos tutelares que al individuo, cuando aquél
obra C()ffJO persona moral de derecho privado, derechos tutelares entre los que principalmente
se encuentran las garantías individuales que están protegidas por el juicio constitucional."
"De acuerdo Con la fracción JI del articulo 25 del Código Civil para el Distrito y Territo-
rios Federales, el Departamento del Distrito Federal, es persona moral oficial, y COmo tal, el
articulo 9'" de la Ley Reglamentaria del Juicio de Garantías le otorga derecho de ocurrir
en demanda de amparo, cuando el acto o la ley que se reclama, afecte sus intereses patrimo-
niales; pero no cuando' se trate de actos de autoridad en su Función de imperio, ya que visto
el problema jurídico bajo este aspecto, es claro que, según dicho articulo 9", el Estado no
puede ir al juicio de garantías en defensa de un acto de soberanía:'
Pero no solamente el Estado por conducto de las personas morales oficiales que
integran su organización administrativa puede ser quejoso en un juicio de amparo en
los casos que hemos expuesto, sino también cuando asume la condición de patrón en las
relaciones laborales que entabla con sus servidores, pues en este caso no funge como
entidad "soberana" o de imperio. Por ende, contra cualquier acto de autoridad proveo
niente de algún órgano estatal que afecte su situación patronal, es decir, los derechos
que como tal tiene en la expresada relación, puede ejercitar la acción constitucional.
"No existe ya razón. afirma la jurisprudencia de la Suprema Corte, para negar en forma
absoluta el derecho de ocurrir a la via de amparo a. los órganos del poder público cuando
ellos, en realidad, por aetos del propio poder, que autolimitando su soberanía y creando
derechos públicos subjetivos en beneficio de los particulares con quienes tienen relaciones de
carácter jurídico, se han colocado en el mismo plano que los propios particulares. para. dirimir
sus conflictos de intereses, litigando ante un organismo que en rigor es jurisdiccional, aunque
con jurisdicción especial, como sucede tratándose del Tribunal de Arbitraje, de acuerdo con las
disposiciones del Estatuto ]uridico para los Trabajadores al Servicio del Estado (sustituido
por la Ley Federal respectiva, reglamentaria del apartado 'B' del articulo 123 constitucional).
En otros términos, cuando el Estado no hace uso libre de su soberanía', sino que, limitándola.
sujeta la validez de sus actos a las decisiones de un organismo capacitado para juzgar de
ellos, resulta equitativo. lógico y justo, que tenga expeditas las mismas vías que sus colitigantes.
ante la jurisdicción creada. en defensa de sus intereses, y as! hay que concluir que puede usar
de los recursos, tanto ordinarios como extraordinarios, equivalentes para ambas partes." 420
Ahora bien, en anteriores ediciones del presente libro expresamos nuestro desacuerdo
en que el Estado bajo cualquier aspecto de su actividad deba ser titular de las llamadas
garantías individuales y por ende de la acción de amparo. Fundamos nuestra opinión
en que ni aun en los casos en que no impone unilateral y coercitivamente su voluntad
a los particulares, el Estado deja de ser tal, sin que, en consecuencia, se coloque en el
mismo plano que éstos, inclusive tratándose de las relaciones de coordinación.w-
Sin embargo, tras de maduras reflexiones sobre tan interesante cuestión, con toda
franqueza proclamamos nuestra rectificación a las ideas que con anterioridad expusimos,
basándonos en la implicación juridica de dichas garantías, que ya no corresponde al
adjetivo con que se siguen designando indebidamente.wt
Las personas morales oficiales que integran la organización administrativa estatal
pueden situarse en ciertos casos en la posición de gobernadas frente a actos provenientes
de otros órganos del Estado, es decir, ruando sus derechos, derivados de relaciones
que no son de supra a subordinación o de gobierno, se afectan por Wl acto de auto-
ridad, lo que generalmente acontece cuando dichas entidades están legalmente sujetas
a un poder jurisdiccional cuyas decisiones deben acatar obligatoriamente. Ello sucede
cuando una persona moral oficial es sometida a juicio y defiende en él actos, acuerdos
o resoluciones q"e no son de dlJloriddd por no haber obedecido al ejercicio del ¡"J
imperií, o cuando acude a la jurisdicción haciendo valer derechos que por liledio de
éste no puede hacer respetar sin alterar la relación juridica de la que tales derechos
emanan. En estos casos, la persona moral oficial deja de ser órgano de autoridad del
Estado que imponga unilateral y coercitivamente sus decisiones al particular, pues
tanto éste como aquélla quedan subordinados a la potestad jurisdiccional que vaya a
dirimir la controversia que entre ambos se haya suscitado. Por tanto, el órgano estatal
que conforme a la ley correspondiente ejerza esa potestad, impone sus" resoluciones .
tanto a la persona moral oficial como a su contrincante particular, colocando a ambas
partes en la situación de gobernados, ya que una y otro tienen la obligación jurldica
de obedecerlas.
En estas condiciones y en función del principio de igualdad procesal, a la persona
moral oficial que sea parte en un juicio como actora o demandada y que tenga como
a) Ideas generales
En un capítulo anterior hemos dejado expuesto el concepto de autoridad en el
juicio de amparo, del modo siguiente: autoridad es aquel órgano estatal, de [acto o de
jure, investido con facultades o poderes de dedsión o ejecución, CIIYO ejercicio crea,
modifica' o extingue situaciones gene"ales o concretas, de hecho o jurídicas, con trascen-
dencis particular y determinada, de tina manera imperativa.
Ahora bien, el concepto de alltoridad responsable resulta de la consideración que
se haga sobre la especial actividad que un órgano estatal realiza, consistente en pro-
ducir una violación o una invasión en los términos del artículo 103 constitucional.
Por consiguiente, conteniendo este precepto distintas hipótesis de procedencia del
juicio de amparo y diversas ideas de "autoridad", ya que la fracción primera se refie-
re a ésta en general, y la segunda y tercera la delimitan con la calificación de "local o
federal, es evidente que el concepto de "autoridad responsable" no es único, sino
triple, en razón de que se establece según las diversas hipótesis del artículo 103 cons-
titucional mencionado.
~
La autoridad responsable, en términos generales,. es aquel órgano del Estado, con
los caraqeres y notas que hemos expresado anteriormente, al cual se imputa una con-
travención. Ahora bien, en el juicio de amparo, la índole de esta contravención,
cuya pretisión varía según el caso de procedencia constitucional que se tome en cuenta,
es lo que determina el concepto de "autoridad responsable".
Así, si en la fracción primera del artículo .103 citado (correspondiente al primero
de la.Ley de Amparo, fracción primera), la contravención se manifiesta en una vio-
lación a .las garantías individuales, la autoridad responsable será, aplicando el concepto
de autoridad en general al juicio de amparo, aquel órgano estatal, de facto o de jure,
investido con facultades de decisión o de ejecución, cuyo ejercicio crea, modifica, o
extingue situaciones en general, de hecho o jurídicas, con trascendencia particular y
determinada, de una manera imperativa, todo el/o mediante la infracción a las garantía.r
individuales. Esta constituye, pues, la forma como cualquier autoridad, mediante una
decisión o una ejecución, realizadas conjunta o separadamente, produce la creación,
extinción o alteración en una situación en general, que tenga repercusión particular.
El concepto de "autoridad responsable" en las fracciones segunda y tercera del
artículo 103 constitucional (fracciones segunda y tercera del artículo primero de la
Ley de Amparo), si bien participa de los caracteres generales de la idea de autoridad
en el juicio de amparo, se delimita en razón de la naturaleza de la contravención
LAS PARTES EN EL JUIQO DE AMPARO , 339
.123 Capítulo V.
340 EL ]1I100 DE AMPARO
\
En síntesis, de acuerdo con el artículo 11 de la Ley de Amparo, en el caso de que
se trate de una decisión (orden o dictado) de cualquier autoridad, para que aquélla
pueda adoptar el carácter de acto reclamado, y, por ende, para que ésta se convierta
en responsable, se requiere que dicha decisión sea coetánea o anterior al ejercicio de la
acdán de amparo. En cambio, cuando el acto reclamado se traduce en una ejecución,
o, mejor dicho, si es de naturaleza ejecutiva, éste puede ser presente, pasado o futuro
inminente, conceptos que dejamos ya explicados al tratar el tema relativo.4.U
La jurisprudencia de la Suprema Corte ha corroborado las ideas que vertimos con
antelación respecto de la diferencia que en su aspecto cronológico presenta el acto
reclamado cuando consiste en una orden o dictado y cuando estriba en una ejecución,
al establecer que "Autoridades responsables lo son, no solamente la autoridad superior
que ordena el acto (no dice 'trata de ordenar'), sino también las subalternas que 10
ejecutan (presente) o tratan de ejecutarlo (futuro), y contra cualquiera de ellas pro·
cede el amparo... ·'"
Ahora bien, los actos reclamados de naturaleza ejecutiva pueden presentar, en
cuanto a su realización, dos aspectos: o bien ejecutan o pretenden ejecutar una orden
o una decisión previa o bien se llevan a cabo aisladamente, sin emanar de ninguno de
tales hechos. Esta distinción reviste importancia por lo que se refiere a su impugna- .
ción por medio de la acción de amparo, que es distinta y de diversas consecuencias en
ambos casos. AsI, cuando el acto de ejecución, presente, pasado o futuro, obedezca
a una orden o decisión anteriores, el amparo debe dirigirse contra los dos hechos (o
sea, el ejecutivo y el decisorio), pues, siendo el primero una mera realización del se-
gundo, si sólo se entabla la acción de amparo contra él, se corre el peligro de que el
juicio de garantías se sobresea por haber consentimiento de parte del quejoso, revelado
en su aceptación tocita del acto decisorio y de sus consecuencias, al no haberlo ímpug-
nado. Consiguientemente, un debido y correcto ejercido de la acción de amparo en
este caso, señalarla como autoridades responsables tanto a la que ordena o decide el
acto reclamado como a la que 10 ejecuta o trata de ejecutarlo.
Asi 10 ha sostenido la Suprema Corte en dos ejecutorias pronunciadas bajo la vigencia de
la Ley de 1919, pero que pueden aplicarse en la actualidad a la cuestión que nos ocupa, y cuya
parte conducente dice: "Es improcedente el amparo que se endereza contra .actos que no san
sino la consecuencia de otros que la ley reputa consentidos, y como tal debe entenderse la exac-
ción de contribuciones por las autoridades ejecutoras cuando no se reclama oportunamente
COntra la autoridad que ordenó el cobro; 00 es obstáculo para lo anterior, el que la Ley de
Amparo establezca que este juicio procede contra la autoridad que haya ejecutado. ejecute
o trate de ejecutar el acto que se reclama. contra quien lo ordene, o contra ambas, porque
tal mandamiento no faculta al quejoso para demandar a la autoridad que ordena el acto. si
pide amparo contra los actos de ejecudén, o a la autoridad que lo ejecuta, si 10 pide contra
la orden misma; pues a tanto equivaldría como a imponer a las autoridades la obligación de
responder de actos ajenos." "Al disponer la Ley de Amparo que este juicio procede contra
la autoridad que ejecuta el acto, contra la que 10 ordena, o contra ambas, quiso decir que
cuando se reclame contra actos de ejecución, la.. demanda se interponga contra la autoridad
ejecutora, y cuando se reclame contra la orden o resolución misma, el amparo se enderece
contra la autoridad que 10 dictó. y si se pide COntra la orden y su ejecución, se demande
tanto a la autoridad que ordena como a la que ejecuta." 426
..... Por el contrario, cuando el acto reclamado consiste en una mera ejecución presente,
pasada o futura inminente, el amparo impugna a éste en si mismo) señalándose, en
este caso, como autoridad responsable nada más al órgano estatal correspondiente.
En síntesis, la autoridad responsable, como decisoria o ejecutora, puede revelarse
en las siguientes hipótesis:
1. Como el órgano del Estado que emita una decisión en que aplique incorrecta-
mente una norma jurídica en un caso concreto (falta de motivación legal);
2. Como el órgano del Estado que al dictar una decisión viola una norma juri-
dica aplicable al caso concreto en que opere aquélla;
3. Como el órgano del Estado que a! dictar una decisión (orden o dictado) no
se ciñe a ningun« norma jurídica, esto es, cuando actúa· arbitrariamente (falta de fun-
damento legal);
4. Como el órgano del Estado que 01 ejecutar una orden o decisión, no se ajusta
a los términos de la misma;
5. Como el órgano del Estado que, sin orden previa, ejecuta un acto lesivo de la
esfera jurídica particular.
El maestro Alfonso Noriega rechaza terminantemente la idea de que la autoridad respon-
sable sea la contraparte del quejoso en el juicio de amparo. Argumenta que el litigio consti-
tucional en nuestro proceso de garantías "se desenvuelve necesariamente entre el particular que
se considera perjudicado por una ley o acto de autoridad, es decir, el quejoso y la autoridad
de la cual emana el acto que se reclama como inconstitucional". Agrega dicho autor que "El
quejoso no exige ninguna prestación de la autoridad ni demanda el cwnplimiento de ninguna
obligación, sino que plantea la controversia constitucional a que se refiere el artículo 103 de fa
Constitución, para que 195 tribunales de la Federación en ejercicio de su jurisdicción propia,
resuelvan si conceden o no el amparo que se solicita; en otras palabras, declaren si existe o no
la violación constitucional y, por tanto, si es de otorgarse la protección demandada y, en su caso,
reparar la violación, reponiendo al quejoso en el goce de la garantía violada". Concluye Ncriega
afirmando que en el juicio de amparo "no existe pretensión y contrapretensión y, por tanto.
tampoco se configuran la parte y su contraparte", añadiendo que "Existe entre el quejoso
y la autoridad responsable, sin duda alguna una discrepancia, no porque discutan la preva-
lencia de sus respectivas posiciones o derechos, sino en tanto discrepan respecto de los hechos
o el derecho aplicable. El quejoso no exige de la autoridad, como he dicho más arriba, una
prestación o el cumplimiento de una obligación; lo que intentan, tanto el quejoso como
la autoridad, es hacer prevalecer su punto de vista respecto de la constitucionalidad del acto
reclamadcv.eee bt s ..
. En nuestra opinión, no asiste razón al maestro Noriega, ya que la all~oTidad res-
ponsabte sí ostenta en el amparo la calidad de verdadera contraparte del que¡os~., En la
controversia constitucional éste como pretensión que la Justicia Federal le otorgue
su protección mediante la declaración de que los actos reclamados' [lato sensu] violan
la Constitución en su detrimento. Esta declaración y la impartición del amparo implican
esencialmente la restauración de las cosas al estado en que se encontraban antes de la
violaci6n, restituyendo al agraviado en el pleno goce de la garantía que tales actos
hubiesen contravenido. La restauración y restitución aludidas importan, a su vez, la in-
validación de todos lo! actos, hechos, situaciones, efectos o consecuencias que hubiesen
generado los actos de autoridad. anillados, imponiendo la sentencia de amparo, por ende,
la obligaci6n a las autoridades responsables consistente en restaurar las cosas al es-
t"do en q1le se hallaban con anterioridad aLa emisián de dichos actos.
'iI:W-bla_ Lecciones de Amparo. Edición 1965. Págs. 318 y 319.
342 EL JUICIO DE AMPARO
426 e aro "Curso de A(tuaJizaúón de Amparo". Edición 1976. Publicación patrocinada por el
Seminario de Derecho Constitucional y Amparo y la División de Estudios Superiores de la Facultad
de Derecho de la U.N.A.M. Pdg. 227.
344 EL JUIOO DE AMPARO
como terceros perjudicados los tres sujetos procesales descritos en los incisos a), b) y ~)J
puesto que tal adverbio no aparece en el texto de la ley. No por esto admitimos que la deno-
minad6n subgenérica de 'tercero perjudicado' sea correcta." 426 d
La fracción III del invocado artículo 5 señala los sujetos que pueden figurar en el
juicio de amparo como terceros perjudicados en materia civil (lato sensu] y del "abajo,
en materia penal y en materia administrativa, Por ende, analizaremos cada una de estas
tres hipótesis legales.
<121 Apéndice al Tomo CXVIII. Tesis 1074. TeJiJ 369 de la Compilación 1917-196), y 390
del Apéndue 1975, Tercera :ia/a. Esta tesis se estableció bajo la vigencia de la Ley de Amparo
de 1919, cuyo artículo 11 consideraba como parte al sujeto que hubiese sido la contraparte del
quejoso cuando el amparo se hubiese promovido contra resoluciones judiciales del orden civil.
346 EL JUICIO DE AMPARO
de Amparo sustentó inicialmente la tesis de que legalmente debe entenderse que el derecho
a la reparacién del daño o a exigir la responsabilidad civil. solamente se afectan cuando el aeto
reclamado en el amparo consiste en alguna resolución dietada a propósito de la reparación o
responsabilidad civil mencionada, pero no cuando se trata del auto de fonnal prisión que no
toca para nada tales materias, también lo el que esta misma SaJa. ron apoyo en /Il al/a autori-
dad de Vallarta, ha modijitado esa ;urisprudenria sosteniendo que el auto de formal prilitJn
no sólo g./eCla la libertad personal del agraviaJu, sino daña los intereses patrimoniales del
ofendido, por lo que tiene derecho a ser considerado como tercero perjudicado en el ¡uirio
de garantía¡ respeaioo. Esta conclwi6n se inspira en el propósito de DO hacer ilusorio el de.
recho del ofendido al resarcimiento del daño, como ocurriría si se le vedara todo acceso al
juicio de amparo... , haciendo imposible para la víctima la obtención de su derecho a la repa-
ración del daño, con indudable violación, en su perjuicio, de la garantía consignada en el
articulo 14 de la Constitución Federal." (T. ev, pág. 975; T. XCV, pág. 987; T. CIII,
págs. 3~2 Y 223.)
En el mismo sentido existe otra tesis de la Suprema Cene, considerando al ofendido o a
las personas que tengan derecho a la responsabilidad civil O a la reparación del daño, como
partes en un juicio de amparo promovido por el acusado, cuando el acto reclamado estribe en
la sentencia definitiva penal. (Informe correspondiente al año de 1948, Primera Sala, pégi-
nas 73 y 74.)
Sin embargo, pese al criterio contenido en las ejecutorias anteriormente citadas, la tesis
definitiva de la Primera Sala de la Suprema Corte se ha establecido en el sentido de que el
ofendido por un delito no debe ser considerado tomo tercero per;udiGado en el ¡uicio de amo
paro que se promueva contra el auto 4e formal prisión, según se advierte de la ejecutoria
que aparece publicada en el Informe de 1969, páginas 35 a 46, Primera Sala.
e) En materia administrativa
El inciso tren alude a quiénes son los terceros perjudicados en los amparos que
versen sobre materia administrativa, estableciendo que se reputan tales "la persona
o personas que hayan gestionado en su favor el acto contra el que se pide amparo,
cuando se trate de providencias dictadas por autoridades distintas de la judicial o
del trabajo".
Esta disposición legal está' corroborada por la jurisprudencia de la Suprema Corte que dice
en su parte relativa: "En los amparos contra las resoluciones dictadas por autoridades dis-
tintas de la judicial, la ley sólo reconoce como partes, a las personas que hayan gestionado
el acto contra el cual Se reclama." 428
Como se ve, para que una persona sea considerada como tercero perjudicado en
un amparo administrativo, se requiere que haya hecho una gestión expresa ante las auto--
ridades responsables para obtener la realización a su favor del acto o de los actos re-
clamados. Por ende, cuando un. persona no haya gestionado éstos, sino sólo resulte
directa o indirectamente beneficiada conellos, no puede estimarse como tercero perju-
dicado en el amparo entablado contra una resolución administrativa.
De todas y cada una de las reglas contenidas en los incisos a que acabamos de
hacer referencia, se desprenden dos factores, cuya concurrencia indispensable hace
, reputar a una persona COmo tercero perjudicado en un juicio de amparo: primero, que
tenga la diversa personalidad a que aluden las diferentes hipótesis contenidas en la frac-
ción III del artículo 5' de la L. de A., y, .segundo, que tenga interés legítimo y directo
, en la subsistencia del acto reclamado y de sus consecuencias, tal como lo ha establecido
¡
428 Semanario Judicial de la Federación. Apéndice al Tomo CXVIII, Tesis 1073.. Tesis 2;0
de la Compi"u:i6n 1917-1965, Segunda SaJa.
LAS pARTES EN EL JUICIO DE AMPARO 347
La tesis jurisprudencial a que nos referimos asienta. "En el juicio de garantías en materia
administrativa es tercero perjudicado, de conformidad con el artículo 5, fracción ]IJ, inciso e),
de la Ley de Amparo, quien haya gestionado en su favor el acto que se reclama. Tiene asimismo
esta calidad la persona que, si bien no gestionó en su propio beneficio .el aeto combatido,
intervino como contraparte del agraviado en el procedimiento que antecedió al acto que se
impugnó, siempre que dicho procedimiento se haya desenvuelto, en forma de juicio ante
la autoridad responsable, con arreglo al precepto que se cita en su inciso a). Por otra parte,
admitiendo que, dado los términos del artículo 14 constitucional, los anteriores supuestos
no agotan todos los casos en que debe reconocérsele a una persona la calidad de tercero per-
judicado. cabe establecer que para tal reconocimiento se requeriría indispensablemente que la
misma persona fuera titular de un derecho protegido por la ley, del cual resultara privada
. o que se viera afectado o menoscabado, por virtud de la insubsistencia del acto reclamado que
traiga consigo la concesión del amparo, sin que baste, por tanto, que quien se dice tercero
sufra, con ocasión del otorgamiento de la protección federal, perjuicios en sus intereses eco-
nómicos".480
429 Apéndice al Tomo cx.VIJ], tesis 1074, correspondiente a la tesis 369 de la Compilación
1917-196', y 390 del ApbJdiee 197', Tercera Sala.
sao Apéndice 197'. Tesis '36. Segunda Saja. •
431 Apéndice al Tomo CXV1II. tesis 985 y 986, que corresponden a las tesis 23' y 236 de
la Compilación 1917-196', y 187 del Apéndice 1975, Segunda Sala.
348 EL JUICIO DE AMPARO
481 bill Cfr. "El Tercero Perjudicado en el luido de Amparo" por Vicente Aguinaco Alemán.
Curso de Actualización de Amparo. Publicación patrocinada por el Seminario de Derecho Consti-
tucional y Amparo y la División de Estudios Superiores de la Facultad de Derecho de la U.N.A.M.
1976.
LAS PARTES EN EL JUICIO DE AMPARO 349
sentó ;lIrisprlldencia en la que Se consigna que "Si bien es cierto, que conforme a la
Ley de Amparo, el Ministerio Público Federal es parte en el juicio de garantías, también
lo es que no tiene carácter de contendiente, ni de agraviado, sino el de parte reguladora del
procedimiento, y como el amparo s610 puede seguirse por la parte a quien perjudique la
ley o el acto que 10 motiv6, y es evidente que el Ministerio Público ningún interés directo
tiene en dicho acto, que s610 afecta intereses de las partes litigantes en el juicio constitu-
cional de amparo, no es de tomarse en cuenta el recurso de revisión que haga valer, tanto
más, si los agravios en que la funda, afectan s610 a la autoridad responsable, y ésta ha con-
sentido la resolución del Juez de Distrito," 432
saa Semanario Judicial de la Federación. At>. al Tomo LXXVI. Tesis 626, págs. 986-987.
"83 Posiblemente lo que haya inducido a la Suprema Corte para considerar que el Ministerio
Público Federal tiene facultades restringidas como parte dentro del juicio de amparo, es la cir-
cunstancia de que en la práctica aquél está relegado a un plano ínfimo e intrascendente en nuestro
procedimiento constitucional. En efecto, dicha parte s610 se concreta a emitir su opinión en las
audiencias incidental y de fondo sobre si se debe o no conceder la suspensión del acto reclamado,
o si se debe o no otorgar la protección federal al quejoso, o sobreseerse en el juicio, mediante la invo-
caci6n, muchas veces errónea, de causas de improcedencia de la acci6n de amparo o motivos de esti-
350 EL JUICIO DE AMPARO
Sin embargo, no en todas las leyes orgánicas de amparo se concibió al Ministerio Público
Federal bajo el concepto que acabamos de indicar. Todos los ordenamientos anteriores al C6-
digo Federal de Procedimientos Civiles consideraban al "Promotor Fiscal". que era COl;DO se
designaba al Ministerio Público, como una mera contraparte del quejoso, que en el JtPcio
de amparo se sustituta a la autoridad responsable defendiendo la validez y subsistencia del
acto reclamado. Se presumía. por ende, bajo el imperio de las leyes de amparo de 1861, 69.
82 Y 97. que el promotor fiscal no velaba por la observancia del orden constitucional, puesto
que su papel dentro del juicio de amparo se contraía a refutar las pretensiones del quejoso,
en defensa del acto reclamado, que podía ser notoriamente violatorio de garantías individuales
y del régimen federativo.
No fue sino hasta el Código Federal de Procedimientos Civiles, que se reemplazó la de-
signaci6n de "promotor fiscal" por la de "ministerio público", cuando, al reputar ya a la
autoridad responsable como parte en el juicio de amparo, según dijimos, estimó a dicha instl-
tución como parte distinta de ésta y, por ende, dotada de finalidades y objetivos también
propios. Ya el papel del Ministerio Público no consistió en defender el acto reclamado, puesto
que esto era de la incumbencia de la autoridad responsable, sino en velar por la observancia
de la Constitución y de la ley en los juicios de amparo, tal como sucedía durante la vigen-
cia de la Ley de Amparo de 1919, ir
como acontece bajo el imperio de la legislación actual.
"El Ministerio Público Federal. a través del Procurador General de la República o del
Agente que éste designe, siempre ha sido parle m todos /01 juitiOl de tZmPI1r.0' 10 cual- le- ha
dado posibilidad de presentar sus consideraciones fundamentales como regulador de ese
juicio. Sin, embargo, debe modificarse esta regla en el sentido de que tanto el Procurador
General de la República como el Agente que designe pueden abstenerse de intervenir en
dichos juicios, cuando el caso de que le trate car..ezra,a lU juicio. de interés público. La discu-
sión en amparo sobre muchos actos civiles en que se versan intereses patrimoniales de los
particulares, que generalmente se caracterizan por pretendidas violaciones a leyes secundarias,
pero no directamente a la Constitución, no tienen ningún interés para el Ministerio Público.
que debe dedicar su atención fundamental a problemas esencialmente constitucionales."
"En relación con la reforma del articulo 107 de la Constitución, dice dicha exposición
de motivos, se modifica el artículo 59, fracción IV, de la actual Ley de Amparo, a fin de
que el Ministerio Público Federal pueda abstenerse de intervenir en el juicio constitucional,
cuando el caso de que se trate carezca de interés público. Esta reforma es operante, pues
existen muchos actos de la vida civil reclamados en amparo, con relación a los cuales el
Ministerio Público no tiene actividad que desarrollar. En cambio, hay otros, en punto al dere-
cho familiar, pensiones alimenticias, tutelas, minorías de edad, etc., en que el Ministerio
Público debe manifestar su parecer y actuar como parte reguladora del juicio de garantías,
"
porque si bien se está ante actos civiles entre particulares, las normas que los rigen son de
orden público. por lo que debe vigilar su más recta y justa aplicación.
"Se ha dejado a su juicio la determinación de los casos en que debe intervenir, porque
la respetabilidad de la institución del Ministerio Público Federal así 10 exige, como por.
que siendo sus funciones esencialmente constitucionales, está perfectamente capacitado paca
dilucidar qué actos reclamados exigen su intervención y presencia en el juicio constitucional,
para cuidar del cumplimiento de la Carta Magna de la Nación."
Ahora bien, si se pretende que el Ministerio Público Federal vele con toda eficacia
por los intereses de la sociedad en un juicio de amparo de interés público, es indispen-
sabll! que su actuación procesal corno parte no se contraiga a la sola formulación de su
pedimento o dictamen en relación con las cuestiones de fondo y suspensional, como
sucede en la realidad, sino que deben otorgársele todos los derechos que la Ley y la
jurisprudencia consagran en favor de las demás partes en el juicio de garantías, sobre
todo el de interponer los recursos que procedan (revisión, queja o reclamación), a
efecto de que las resoluciones contrarias o desfavorables a sus pretensiones o que de algu-
na manera afecten los intereses de la sociedad, sean debidamente ponderadas en la
alzada y. en su caso, se revoquen. Por ello, consideramos que la jurisprudencia de la Su.
prema Corte que reputa al Ministerio Público Federal como simple "parle reguladora"
del procedimiento de amparo y que le veda trascendentales derechos procesales, como
el de interponer recursos, verbigracia, debe enmendarse en el sentido ya indicado para
adaptarse a la tendencia que ha motivado las reformas constitucionales y legales en lo
que atañe a la intervención de dicha institución social en el juicio de garantías.
A mayor abundamiento, en términos estrictamente legales, el Ministerio Público
Federal está procesalmente legitimado para interponer los recursos de revisión y queja
contra las resoluciones que se dicten en el juicio de amparo en sus respectivos casos.
Esa legitimación la prevén con toda claridad los articulos 86 y 96 de la Ley al prescribir
que los citados medios de impugnación pueden ser interpuestos "Por cualquiera de la!
parte.l', teniendo indiscutiblemente esta calidad la referida institución social según el
artículo 59, fracción IV, del ordenamiento reglamentario del juicio constitucional. Por
consiguiente, la tesis jurisprudencial que veda al Ministerio Público Federal el derecho
de entablar recursos dentro del amparo pugna contra las disposiciones legales invocadas,
existiendo, sin embargo, algunas ejecutorias de la Suprema Corte en las que se reconoce
que tal institución puede promover la revisión en determinados casos.4-34
Siguiendo este orden de ideas, mediante reforma practicada a la fracción V del ar-
tículo 5' de la Ley de Amparo según Decreto Congresional de 23 de mayo de 1976, pu·
blicado en el Diario Oficial el 29 de iunio siguienle, ya se legilim6 al Minislerio
Público Federal para interponer los recursos establecidos en dicho ordenamiento, en los
casos en que la referida institución decida intervenir por versarse en ellos intereses
públicos o sociales. Es evidente que a consecuencia de dicha reforma legal la jurispru-
dencia que minimizó al Ministerio Público Federal como parte en el juicio de amparo,
ba quedado insubsistente.
La legitimación del Ministerio Público Federal para interponer recursos en el juicio
de amparo ha quedado corroborada mediante la reforma que se introdujo a la disposición
legal que comentarnos por Decreto Congresional de 29 de diciembre de 1979, publicado
". (S. 1- de la F., Quinta Epoca. Tomos OV, págs. U29 y siguientes; XLVIII, pág. 266l
Y XLVI, págs. 2100 a 2103.)
LAS PARTES EN EL jurero DE AMPAilO 353