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LAS LENGUAS INDOEUROPEAS

Mainero, Jorge. Clasificación de las lenguas indoeuropeas, en: Serie Fichas de


Cátedra, Facultad de Filosofía y Letras, UBA, 2007.

Es sabido que, desde la publicación en 1916 del Cours de linguistique


générale de Ferdinand de Saussure, se admiten dos enfoques, sincrónico y
diacrónico, en el estudio de las lenguas. De acuerdo con el primero, la
lingüística descriptiva (A) considera solamente, para cualquier investigación,
los datos sobre elementos coexistentes, uniformados en un eje convencional de
simultaneidad; de acuerdo con el segundo aspecto, la lingüística histórica (B)
considera el tiempo como factor a la vez erosionante y regenerador de las len-
guas. La convención sincrónica de A —tanto en una descripción estructuralista
taxonómica como en una generativista— se deriva de la observación de los
hablantes de una lengua dada, para quienes es básicamente su medio de
comunicación. "Pero que una lengua cambia de hecho en el curso del tiempo se
hace pronto patente, cuando se someten a examen documentos escritos en la
misma lengua, pero en distintos períodos de tiempo. (...) Quiere esto decir que
es posible abstraer la estructura gramatical de la lengua de cada período a partir
de los documentos y, de esta forma, pueden establecerse y compararse una
serie de gramáticas sincrónicas". [1] Está claro, no obstante, que este
procedimiento —que delata la interdependencia entre A y B— no alcanza a
apresar el proceso histórico real y continuo de la evolución del lenguaje.

En el campo de B, por otra parte, cabe distinguir la lingüística de otras


disciplinas diacrónicas, que acto seguido se presentan en orden decreciente de
abstracción. Se halla en primer término la lingüística histórica comparada, cuyo
núcleo es el método comparativo, que ha llevado a la agrupación en familias y a
la reconstrucción de protolenguas; en virtud del principio de arbitrariedad del
signo lingüístico, las concordancias fonológicas, gramaticales y semánticas en-
tre dos o más lenguas sólo se explican si una desciende de otra, o ambas de un
antepasado común. [2] Luego está, siempre dentro del campo lingüístico, la
historia de la lengua, que da cuenta únicamente de las transformaciones
históricas experimentadas en el sistema de una lengua particular. Por fin, ya en
un orden más concreto, trabaja la filología, no en el antiguo sentido platónico de
"amor al lógos en todas sus manifestaciones", [3] sino en tanto ciencia del texto,
como quería Marouzeau y, mucho antes, Augusto Wolf. "La filología es el estudio
de cuanto es necesario para conocer la recta interpretación de un texto literario",
[4] y llegar, mediante la confrontación de manuscritos, a preparar su edición
crítica. La epigrafía o la papirología reconocen igualmente, aunque sobre
distintos soportes, un anclaje textual.

Ahora bien, la lingüística histórica ha precedido secularmente a la


descriptiva, puesto que, aparte la intuición del sanscritista inglés Sir William
Jones (1746-1794), que aventuró la hipótesis de un ancestro común para el
griego, el latín y el sánscrito, sus cimientos fueron establecidos por el alemán
Franz Bopp al publicar, en 1816, en Frankfurt am Main, su Über das
Konjugationssystem der Sanskritsprache in Vergleichung mit jenem der
griechischen, lateinischen, persischen und germanischen Sprache. De Bopp a
Brugmann, el trabajo de los comparatistas durante una centuria permitió la
reconstrucción de raíces del protoindoeuropeo o indoeuropeo (IE) común:
la lengua originaria que se supone hablaron los pueblos indoeuropeos en la
Europa oriental hace casi cinco milenios, antes de su dispersión. Las lenguas
derivadas forman la gran familia indoeuropea (o, para los alema-
es, indogermánica), ampliamente dominante en el mundo occidental. Con
posterioridad, han sido reconocidas otras familias, como la altaica (turco y
mongol), la de lenguas amerindias (chinook, algonquino-sioux, etc.), la bantú (zu-
lú), la camitosemítica (árabe y hebreo), la chinotibetana, la dravídica (lenguas
del centro y sur de la India), la japonesa, la malayopolinesia, la papúa (lenguas
de Nueva Guinea), la ugrofinesa (finés, letón y magiar).

Es habitual dar cuenta de estas agrupaciones en términos metafóricos,


tomados del vocabulario del parentesco (familias, subfamilias, etc.) o de la
botánica. Así, el gran árbol de las lenguas indoeuropeas incluye grandes ramas
que se desprenden del tronco (IE) común, y ramas más finas, que subdividen las
anteriores; muchas veces hay subgrupos o ramas intermedias entre las troncales
y las terminales (lenguas y dialectos de cada grupo).
Una consecuencia de los estudios histórico-comparativos ha sido
entonces, en conformidad con lo dicho, la clasificación en grandes grupos de las
lenguas emparentadas. Hoy se produce cierta variación en la integración de los
grupos, según los criterios aplicados para su definición. En este sentido, son
factores relevantes: 1) la inteligibilidad entre dialectos vecinos, por la cual estos
pertenecen a una misma lengua; 2) la distribución geográfica o área de exten-
sión de la lengua o dialecto; 3) la pertenencia de los hablantes a un grupo étnico
o a una nación; 4) la existencia de monumentos literarios. De tal forma, por
ejemplo, es posible decir, sobre bases lingüísticas, que en el grupo romance de
la rama troncal itálica sobreviven el francés, el italiano, el español, el portugués,
el rumano, el catalán, el rético, romanche o retorromance, el ladino de los judíos
sefardíes. Aplicando el criterio de la tradición literaria separada, la lista se
extendería con la inclusión del provenzal y del sardo. [5] En cambio, el empleo
del criterio de la lengua nacional eliminaría por lo menos al provenzal, al sardo y
al ladino.

Se incluye a continuación, con fines ante todo ilustrativos, un cuadro


clasificatorio abarcativo de las lenguas indoeuropeas más importantes,
enumeradas por su distribución geográfica de este a oeste. Los asteriscos que
aparecen en algunos casos indican la condición de lengua muerta. [6]
FAMILIA DE LENGUAS INDOEUROPEAS
LENGUAS Y DIALECTOS
SUBFAMILIA GRUPO SUBGRUPO
PRINCIPALES
Cachemiro,
Indio
Romaní (idioma de los gitanos)
Pali*, Prácrito*, Sánscrito*,
Védico*
Indio
Hindi, Indostánico, Urdu
Central
Indio del
Assamese, Bengalí, Bihari
Este
Indio del
Punjabi, Sindhi
Indio o Noroeste
1.Indo- Indo-Ario Pahari Central,
Iranio Pahari Pahari Oriental(Nepalés),
Pahari Occidental
Indio del
Marathi, Cingalés o Ceilanés
Sur
Indio del
Bhili, Gujarati, Rajasthani
Oeste
Avéstico*, Persa Antiguo*
Iranio
Baluchi, Oseta, Afgano, Persa
del Este
Iranio
Kurdo, Pahlavi (Persa Medio)*,
Iranio
Parto*, Farsi,
del Oeste
Tajiki
Tocario A *
2.Tocario
Tocario B *
Hitita Jeroglífico*, Hitita*,
3.Anatolio Luvita*, Palaíta*,
Licio*,Lidio*
4.Tracio- Armenio Clásico*, Frigio*,
Frigio Armenio
Letón, Lituano, Prusiano
Báltico
Antiguo*
Eslavo Bielo-ruso (ruso blanco),
del Este Ruso, Ucraniano
5.Balto- Eslavo Eclesiástico Antiguo*,
Eslavo
Eslavo Búlgaro, Macedónico,
del Sur
Serbocroata, Esloveno
Checo, Eslovaco, Polaco,
Eslavo
Lusatiano (Sorbiano
del Oeste
o Wendish)
Ático*, Eólico*, Arcadio*,
Dórico*,Jónico*, KOINH*,
6.Helénico
Griego Bizantino*, Chipriota*,
Griego Moderno
Albanés, Ilirio*,
7.Ilirio

Falisco*, Latín, Osco*, Umbro*


Italiano, Retorromance,
8.Itálico Romance Oriental
Rumano, Sardo
(<Latín)
Occiden- Catalán, Francés, Ladino,
tal Portugués, Provenzal, Español
Britónico Bretón, Córnico*, Galés

Continen-
9.Céltico Galo*
tal

Gaélico Irlandés, Manx*, Escocés


Germánico
Burgundio*, Gótico*, Vándalo*
del Este
Germánico Escandinavo Antiguo*, Danés,
10. del Norte Islandés, Noruego, Sueco
Germánico Alto
Alemán, Yiddish
Germánico Alemán
del Oeste Bajo Afrikaans, Holandés, Inglés,
Alemán Flamenco, Frisón
Sólo los grandes grupos 1, 3, 6 y 8, en el cuadro arriba expuesto, han
dejado un número considerable de textos datados con anterioridad a la era
cristiana. Si agrupáramos estas lenguas por la antigüedad relativa de su tradición
escrita, religiosa y literaria, el orden resultante colocaría en primer lugar al
anatolio (las tablillas hititas, reconocidas como indoeuropeas hacia 1915, datan
en algunos casos del S. XVIII a.C.); luego al indoiranio (el Rig Veda, la más
antigua de las escrituras sagradas de la India, es anterior al milenio a.C.);
enseguida al griego, representado en el siglo VIII por los grandes monumentos
homéricos (aun cuando es muy anterior bajo la protoforma de la Lineal B: entre
el 1400 y el 1200 a.C.); el itálico tiene documentadas las primeras inscriptiones
Latinae entre los siglos VI y V a.C.; las lenguas germánicas aparecen
relativamente tarde (exceptuando una inscripción aislada en un yelmo, un siglo
anterior a nuestra era). Los primeros testimonios supérstites de las lenguas
célticas (S. VIII) y eslavas (S. IX) son muy posteriores.

Pero subsiste el problema prehistórico. Los datos aportados por los


arqueólogos difieren notablemente en cuanto al centro originario de donde el IE
habría comenzado su expansión. Entre otras hipótesis, la lituana Gimbutas
"sugiere que la llamada Cultura del Kurgan debería ser equiparada con los indo-
europeos originales, lo que implicaría que la lengua madre se habló en un área
situada al norte del Mar Negro, en una época en torno al 3000 a.C.". [7] Desde
Cambridge, por su parte, Colin Renfrew pone en cuestión el cuándo y el dónde.
Propone, en lugar de aceptar la visión convencional sobre los orígenes, una
teoría del desarrollo según la cual "podemos discernir un episodio crucialmente
importante en la prehistoria de Europa y el Oriente próximo, que transformó el
modo de vida de las poblaciones de entonces: el comienzo de la agricultura. La
evidencia arqueológica respecto al desarrollo de los cultivos es suficiente para
que se proporcione un claro bosquejo, y la dispersión de las mieses básicas,
trigo y cebada, desde Anatolia a Grecia, y a través de Europa hasta Bretaña e
Irlanda, puede ahora ser documentada. (…) Parece entonces probable que los
primeros lenguajes indoeuropeos vinieran a Europa desde Anatolia alrededor del
6000 a.C., junto con los primeros animales domesticados y los cultivos, y
también que de hecho fueran hablados por los primeros colonos de Europa". [8]
Sin compartir el optimismo de Renfrew en torno a su teoría, diríamos más bien
que ella documenta un potencial conflicto interdisciplinario entre arqueología y
lingüística; así discrepan, por ej., las tradiciones francesa e inglesa sobre este
tópico.
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Notas

[1] Bynon Th., Lingüística histórica, Madrid, Gredos, 1981. El original inglés
(Historical Linguistics) fue publicado en 1977 por Cambridge University
Press.
[2] Cf. Meillet A. y Vendryes J., Traité de grammaire comparée des langues
classiques, París, Champion, 1948; "Introduction", pp. 1-23. Hay en
nuestra presentación un deliberado anacronismo. En rigor, la arbitrariedad
o ausencia de motivación natural del vínculo entre significado y
significante es un principio saussureano enunciado a posteriori de los
resultados del comparatismo. El joven Saussure había comenzado como
indoeuropeísta: v. Le système primitif des voyelles dans les langues
indoeuropéennes, 1878. Émile Benveniste, a su turno, ha puntualizado
que en verdad no es arbitrario el vínculo entre significado y significante del
signo, sino el que existe entre signo lingüístico y realidad objetiva. En sus
propias palabras: "Lo que es arbitrario es que tal signo, y no tal otro, sea
aplicado a tal elemento de la realidad, y no a tal otro". (...) "Pero el signo,
elemento primordial del sistema lingüístico, encierra un significante y un
significado cuyo nexo debe ser reconocido como necesario, por ser estos
dos componentes consustanciales uno de otro". En: Problemas de lin-
güística general, México, Siglo XXI, 1999; pp. 52 y 55.
[3] Herrero V. J., Introducción al estudio de la filología latina, Madrid, Gredos,
1976; p.15. V. también pp. 16-25.
[4] Ibid., p. 17.
[5] Cf. Encyclopedia Britannica, ed. electrónica en CD-Rom, 1997.
[6] Cf. Bynon, op. cit., pp. 102-103; Herrero, op. cit., pp. 77-79; Benveniste,
op. cit., pp. 408-409; Lockwood, Filología indoeuropea, Bs.As., Eudeba,
1978, pp. 29-43; Renfrew C., Archaeology and Language. The Puzzle of
Indo-European Origins, Londres, Penguin, 1989, pp. 42-74; y
Encyclopaedia Britannica, ed. cit., "Languages of the World".
[7] Bynon, op. cit., p. 381. El trabajo aludido de M. Gimbutas es "Proto-Indo-
European culture: the Kurgan culture during the fifth, fourth and third
millennia B.C.", en: Cardona et al., Indo-European and Indo-Europeans,
Filadelfia, Univ. of Pennsylvania Press, 1970; pp. 155-197.
[8] Renfrew C., op. cit., p. 288.
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J.M.

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