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pastor?
Mc 6, 30-34.
«En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo
lo que habían hecho y enseñado. Entonces él les dijo: “Vengan conmigo a un lugar
solitario, para que descansen un poco”, porque eran tantos los que iban y venían,
que no les dejaban tiempo ni para comer.
Una oveja sin pastor no se alimenta bien. Las ovejas no tienen la capacidad de
encontrar pastos jugosos y abundantes por sí mismas. A menos que sean
dirigidas al lugar correcto, su tendencia natural será comer en el mismo lugar, o en
pequeños círculos, de manera que no quedarán bien alimentadas y sufrirán
desnutrición.
Una oveja sin pastor no se puede proteger de las enfermedades. Hay plagas que
dañan a las ovejas, y que pueden controlarse fácilmente, si hay un pastor cerca.
Por ejemplo, poner aceite en las heridas producidas por los cardos, o en las
fisuras en donde larvas pretenden anidar, evitará una complicación mayor en la
salud de la oveja.
Una oveja sin pastor no se puede proteger de los depredadores. Los lobos y otros
animales amenazan con robar y matar a la oveja que está desprotegida; por el
contrario, la sola presencia del pastor llega a ser suficiente para disuadir los
ataques de los enemigos de su rebaño.
Una oveja sin pastor puede perderse camino a casa. La oveja no tiene la
capacidad de orientarse en los valles y fácilmente se pierde si no es guiada por el
pastor, ya que su tendencia natural es seguir a alguien.
Las lecturas de este domingo hacen referencia a una de las imágenes con las que
la Sagrada Escritura se refiere al pueblo de Dios: el rebaño. Si bien no es la única
-están también las imágenes de la viña o de la esposa, por ejemplo-, es una de las
que más elocuentemente retratan a Dios. Estas representaciones nos dan uno de
los atributos más característicos del amor divino: quiere salvar a toda la
humanidad; Dios no nos salva individualmente sino en grupo, como viña o
rebaño.
El Evangelio parece ser tajante con esta situación: Jesús reserva sus enseñanzas
sobre el Reino de Dios para aquellos que lo buscan “como ovejas sin pastor”. No
hace falta ser adivino ni sabio para darse cuenta de que son los pobres los que
siempre pierden con esta brecha: no tienen instituciones ni autoridades a quién
recurrir para hacer justicia. Jesús se ocupa de ellos en este episodio del Evangelio
de Marcos, pero nos lanza una interpelación con cierta urgencia: ¿dónde estamos
situados nosotros en estos tiempos de división y polarización? ¿Dónde queremos
estar? Más aún: ¿cómo estamos buscando a Jesús? Tal vez lo buscamos como
algo maravilloso, digno de admiración y que remite a MI propia salvación… o tal
vez, nosotros también, lo buscamos junto con otras personas como ovejas sin
pastor.