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COMO OVEJAS SIN PASTOR

MARCOS 6. 7-13 Y 30-34


I.- INTRODUCCIÓN
Este Evangelio nos presenta una escena muy interesante. Después de la experiencia
misionera, los discípulos necesitan hablar y compartir lo que han vivido. El Maestro les
propone retirarse a descansar juntos en un lugar apartado. Pero al intentarlo, se ven
sorprendidos por mucha gente que les sigue y se lo impide. En este caso, vemos a Jesús
tomando una decisión entre dos posibilidades legítimas: O despiden a la gente para
descansar o se olvidan de sus merecidas vacaciones, para dedicarse a atender a las personas.
¿Hacia dónde se inclina Jesús? ¿Por qué toma esa decisión? ¿Qué se nos enseña con ello? Al
percibir a la gente como oveja sin pastor, Jesús empieza a ser pastor.
II.- DESARROLLO
1.- LA MOTIVACIÓN CORRECTA
La agenda del Señor Jesucristo durante su ministerio estaba saturada de la proclamación de
la Palabra. La actividad externa o visible del Señor era compartir el evangelio, sanar
enfermos, dar alimento a los pobres y liberar a los endemoniados. De hecho se señala por
algunos comentaristas bíblicos que Jesús recorrió alrededor de 5.000 kilómetros predicando
el evangelio del reino.
La pregunta que surge de esto es ¿QUÉ MOTIVÓ A JESÚS A HACER TODO ESTO?
LA RESPUESTA LAS ENCONTRAMOS EN EL PASAJE LEÍDO: LA COMPASIÓN POR LAS
PERSONAS.
En varias ocasiones el Señor manifiesta a sus discípulos: “Tengo compasión de la gente”, o
“tengo compasión de las multitudes”, y concluía diciendo: “porque tienen hambre, porque
están enfermos y porque son como ovejas que no tienen pastor” (Mr. 8:2; Mt. 9:36).
Jesús sabía que muchas de las personas que le seguían no le amaban, sino que estaban con
Él solo por comida y sanidad (Jn. 6:26). Pero Él tuvo compasión de ellos. Incluso obró
milagrosamente ante aquellos que no le pidieron un milagro (cp. Lc. 7:11-17). El Señor
manifestó su amor compasivo a personas a las que nadie quería mostrar compasión.
Si bien es cierto que el Señor obró para ayudar a personas en sus necesidades terrenales,
podemos ver un clamor especial cuando se trata de las “ovejas sin pastor”, aquellas personas
que están desamparadas y perdidas espiritualmente.
2.- LA ACTITUD DE SU IGLESIA
Jesús esperaba que los discípulos manifestaran la misma compasión que él les mostraba.
Esto es debido a que aquellas personas que no le conocen son mirados por Dios como
“OVEJAS SIN PASTOR”.
Ahora bien, hay algunos elementos que nos pueden ayudar a profundizar esta enseñanza.
Una oveja sin pastor no se alimenta bien. Las ovejas no tienen la capacidad de encontrar
pastos jugosos y abundantes por sí mismas. A menos que sean dirigidas al lugar correcto, su
tendencia natural será comer en el mismo lugar, o en pequeños círculos, de manera que no
quedarán bien alimentadas y sufrirán desnutrición.
Una oveja sin pastor no se puede proteger de las enfermedades. Hay plagas que dañan a las
ovejas, y que pueden controlarse fácilmente, si hay un pastor cerca. Por ejemplo, poner
aceite en las heridas producidas por los cardos, o en las fisuras en donde larvas pretenden
anidar, evitará una complicación mayor en la salud de la oveja.
Una oveja sin pastor no se puede proteger de los depredadores. Los lobos y otros animales
amenazan con robar y matar a la oveja que está desprotegida; por el contrario, la sola
presencia del pastor llega a ser suficiente para disuadir los ataques de los enemigos de su
rebaño.
Una oveja sin pastor puede perderse camino a casa. La oveja no tiene la capacidad de
orientarse en los valles y fácilmente se pierde si no es guiada por el pastor, ya que su
tendencia natural es seguir a alguien.
Al igual que en este pasaje, Jesús nos llama como iglesia a tener compasión, aunque estemos
desanimados, cansados y las circunstancias superen nuestra capacidad de respuesta.
Cuando Jesús crece, lo hace viendo la necesidad de primera mano. En medio de una familia
que no poseía grandes riquezas, comienza a tener contacto con aquellos más desvalidos y
desamparados. Asimismo, Jesús ve con tristeza como la casta religiosa que se suponía debía
acercar a Dios a las personas, se mantiene distante de los necesitados y viviendo en
opulencia, olvidándose de cumplir con el segundo gran mandamiento: Amar al prójimo como
a uno mismo.
3.- LA NECESIDAD DE CONOCER DE DIOS
Vivimos en un mundo convulsionado. Las noticias día a día así lo confirman. Cada día vemos
con tristeza que muchos deciden por la muerte. (REFERENCIA AL SERMÓN PASADO).
Este fin de semana se han manifestado distintas personas para hacer saber el descontento
que tienen de un sistema que les conculca sus derechos y se ríe de sus necesidades.
Todo esto nos debe llevar a levantarnos y mostrar COMPASIÓN, así como Jesús lo hizo.
LA IGELSIA DE CRISTO NACIÓ EN UN CONTEXTO IGUAL O PEOR QUE EL NUESTRO. ERA UNA
IGLESIA PRRSEGUIDA POR LOS ROMANOS, QUE VIVÍA EN UN MUNDO PERDIDO Y LEJOS DE
DIOS, PERO AHÍ FUE DONDE TUVO SU MAYOR DESARROLLO.
NO TENEMOS EXCUSAS PARA DEJAR DE SENTIR COMPASIÓN POR OTROS QUE NO CONOCEN
DE CRISTO. DEBEMOS MIRAR TAL COMO LO HIZO JESÚS. EL VIO A LAS PERSONAS Y SUS
NECESIDAD ESPIRITUAL Y TUVO COMPASIÓN DE ELLA.
El termino compasión en este pasaje tiene la raíz de la palabra hebrea “MATRIZ” lo que
denota la compasión MATERNAL.
La Biblia nos enseña en qué consiste la compasión de Dios comparándola con los
sentimientos de una mujer para con su bebé. En Isaías 49:15 leemos: “¿Puede una madre
olvidar a su niño de pecho, para no compadecerse [ra·jám] del hijo de sus entrañas? Aunque
ella se olvide, yo nunca te olvidaré” (Nueva Reina-Valera). Esta conmovedora descripción
destaca la profundidad de la compasión de Jehová hacia su pueblo, razón por la cual se afirma
que este pasaje es una de las expresiones más intensas del amor de Dios de todo el A.T.
III.- CIERRE
Jesús tiene compasión por las almas de los hombres. En los evangelios, lo vemos ansioso por
alcanzar a los perdidos, clamando por ellos (Mar. 1:14-15; Jn. 4:34; Mat. 23:37).
Jesús es quien es más nos modela la pasión por evangelizar. Su ministerio fue básicamente
uno de evangelismo a multitudes, y también de evangelismo personal (cp. Mat. 4:17; Jn.
1:43; Luc. 5:27-32).
Quizás la ilustración más hermosa del evangelismo personal de todos los tiempos es el breve
pero conmovedor encuentro de Jesús con el ladrón en la cruz (Luc. 23:39-43). Allí, colgado
en el Calvario, Cristo rescató del infierno eterno al ladrón arrepentido.
Si nuestro Señor Jesucristo amó a los perdidos de tal manera, ¿cómo no pedir a Dios que
renueve nuestra pasión por evangelizar cuando sentimos que se ha ido?

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